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ALICIA FERNANDA SOBERÓN ELIZONDO 1611633 GRUPO 126

LA POSICIÓN ESQUIZO-PARANOIDE
La expresión 'posición esquizoparanoide' se refiere a una constelación de ansiedades,
defensas y relaciones de objeto interno y externo que Klein considera característica de los
primeros meses de vida de un recién nacido y que en distinta medida persiste en la niñez y
la adultez. La concepción contemporánea de los estados mentales esquizoparanoides es que
éstos tienen importancia significativa a lo largo de toda la vida. La principal característica
de la posición esquizoparanoide es la escisión, tanto del yo como del objeto, en lo malo y lo
bueno, donde en el comienzo la integración entre ellos es escasa o nula.

Para Klein, los niños pequeños experimentan mucha ansiedad a causa de la pulsión de
muerte interior, del trauma experimentado durante el nacimiento, y de las experiencias de
hambre y frustración. Klein entiende que los niños muy pequeños poseen un ego
rudimentario no integrado, que intenta hacer frente a las experiencias – en particular la
ansiedad – mediante el uso de fantasías de escisión, proyección e introyección.

El niño divide su ego y su objeto, y proyecta hacia afuera y separadamente sus sentimientos
de amor y odio (pulsiones de vida y de muerte) a partes separadas de la madre (o pecho), lo
cual resulta en que el objeto materno se divide en un pecho 'malo' (madre sentida como
frustrante y persecutoria que es odiada) y un pecho 'bueno' (madre que es amada y sentida
como afectuosa y gratificante). Entonces el objeto 'bueno', y también el 'malo', son
introyectados, y tiene lugar a continuación un ciclo de re-proyección y re-introyección. La
omnipotencia y la idealización son aspectos importantes de esta actividad. Las experiencias
malas son negadas de manera omnipotente cada vez que existe posibilidad para ello, y las
experiencias buenas son idealizadas y exageradas a modo de protección contra el temor al
pecho persecutorio. Esta 'escisión binaria' resulta esencial para un desarrollo saludable ya
que permite al niño incorporar suficiente experiencia buena y aferrarse a ella para dar lugar
a un núcleo central alrededor del cual comenzar a integrar los aspectos contrastantes del yo.
Klein indica que el establecer un objeto interno bueno es un pre-requisito para
posteriormente elaborar la 'posición depresiva'.

Otra característica de la posición esquizoparanoide está constituida por otro tipo de


escisión, la 'fragmentación', donde el objeto y/o el yo se dividen en muchas partes más
pequeñas. El uso persistente o perdurable de la fragmentación y dispersión del yo debilita el
ego frágil no integrado y ocasiona trastornos severos.

Klein considera la existencia de factores constitutivos (internos) y contextuales (externos)


que afectan el transcurso de la posición esquizoparanoide. El factor constitutivo
fundamental es el equilibrio de las pulsiones de vida y de muerte en el niño pequeño. El
factor contextual principal es la maternalización que recibe el niño. Cuando el desarrollo se
da de manera natural, las defensas esquizoides y las ansiedades paranoides extremas se
pierden, en gran medida, durante la posición esquizoparanoide infantil temprana y durante
la elaboración de la posición depresiva. Klein sostiene que las formas esquizoides de
relacionamiento nunca se pierden por completo, y su obra da a entender que las posiciones
pueden ser conceptualizadas como estados mentales pasajeros. Se podría considerar a la
posición esquizoparanoide como la etapa del desarrollo que precede a la posición depresiva
a modo de defensa contra ésta y también como regresión desde la misma.
ALICIA FERNANDA SOBERÓN ELIZONDO 1611633 GRUPO 126

POSICIÓN DEPRESIVA

La 'posición depresiva' es una constelación mental que Klein define como esencial en el
desarrollo de un niño y que normalmente se experimenta por primera vez alrededor de la
mitad del primer año de vida.

En el curso de la niñez temprana e intermitentemente durante la adultez se retorna a la


posición depresiva. En estos sucesivos pasajes se producen nuevas y más refinadas
elaboraciones de la misma. Es fundamental darse cuenta de la existencia de fantasías y
sentimientos de odio en relación con el objeto amado, prototípicamente la madre.
Anteriormente se veían como dos objetos parciales separados; ideal y amado, y perseguidor
y odiado. En el periodo anterior (posición esquizoparanoide) la principal ansiedad refería a
la supervivencia del yo. En la posición depresiva la ansiedad también se siente por el
objeto.

Cuando se puede soportar la confluencia de las figuras amadas y odiadas, la ansiedad


comienza a focalizarse en el bienestar y la supervivencia del otro como objeto total, dando
lugar, con el tiempo, a la culpa con cargo de conciencia y a la tristeza conmovedora,
vinculadas a un acrecentamiento del amor. El anhelo de lo que se ha perdido o dañado con
el odio viene acompañado de un impulso por reparar las cosas. Y en la medida que
aumentan las capacidades del ego, el mundo se percibe de una manera más rica y realista.
Disminuye el control omnipotente sobre el objeto, que ahora se siente más real y separado.
La maduración, por tanto, está íntimamente ligada a la pérdida y el duelo. El
reconocimiento del otro como algo separado del yo implica la aceptación de otras
relaciones que tiene el objeto, aparte de la que mantiene con uno mismo. Por tanto, ser
consciente de la situación edípica acompaña inevitablemente la posición depresiva. El dolor
y la ansiedad depresiva emergentes son contrarrestados por defensas maníacas y obsesivas
y por una retirada a la escisión y paranoia de la posición esquizoparanoide. Las defensas
pueden ser pasajeras o volverse rígidamente estables, lo cual impide el enfrentar y elaborar
la posición depresiva.

La expresión 'posición depresiva' se usa de diferentes maneras que a su vez se relacionan


entre sí. Puede hacer referencia a la experiencia infantil de esta integración del desarrollo, y
en modo más general, a la experiencia en cualquier etapa de la vida de la culpa y la pena
profunda relacionada con ataques de odio y con el estado dañado de objetos externos e
internos. El nivel del sentimiento catastrófico varía en una escala que va desde el duelo
normal por la pérdida hasta la depresión severa. La expresión también se aplica de manera
genérica para hacer referencia al “funcionamiento de posición depresiva”, donde se
entiende que el individuo puede asumir responsabilidad personal y percibirse a sí mismo y
al otro separadamente.

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