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CLASIFICACIONES DE LA LEY

b) Ley de derecho estricto y de derecho equitativo: También se denominan rígidas o flexibles. En


las primeras el precepto es taxativo y no deja margen para apreciar las circunstancias del caso
concreto ni graduar sus consecuencias; un ejemplo de estas leyes lo constituye la que establece la
mayoría de edad a los 21 años. En las segundas, resultan más o menos indeterminados los
requisitos o los efectos del caso regulado, dejando un cierto margen para apreciar las
circunstancias de hecho y dar al Derecho una configuración justa y humana. Esto sucede por
ejemplo cuando la ley se refiere a la existencia de "justos motivos" o a "causas graves", casos en
los que la elasticidad está en los supuestos de la norma, en su hipótesis. A veces la elasticidad se
encuentra también en las consecuencias previstas por la norma; por ejemplo cuando autoriza al
juez a morigerar una sanción (art. 1069), o adecuar un contrato (art. 1198), o a imponer una
indemnización de equidad (art. 907). En general corresponden al derecho equitativo todos los
preceptos que se remiten a conceptos de contenido variable —conceptos válvulas, standards— a
través de los cuales penetran en el Derecho las influencias mudables de la vida social, o lo que es
igual las concepciones sociales de cada pueblo y momento (tal lo que sucede con el art. 953).

c) Leyes imperativas y supletorias: Ley imperativa es la que excluye o suprime la voluntad privada,
de tal modo que la regulación que establece se impone a los interesados los cuales no pueden
modificarla ni sustraerse a sus consecuencias; tal sucede en el ámbito del Derecho de familia y de
los derechos reales. Las leyes supletorias en cambio respetan la iniciativa y la voluntad de los
particulares, limitándose a reconocer los efectos de la voluntad o establecer los efectos de un a
regulación complementaria para el caso de que esa voluntad no se haya exteriorizado. El ámbito
propio de las leyes supletorias es la materia contractual, donde el principio general es el de la
autonomía de la voluntad de las partes (art. 1197).

d) Ley preceptiva y prohibitiva: Esta es un a clasificación que corresponde a las leyes imperativas.
La preceptiva es la que ordena positivamente un a consecuencia jurídica forzosa, imponiendo
determinados actos y prestaciones; por ejemplo, la obligación alimentaria entre los parientes. La
ley prohibitiva es la que prohibe algo, sin pronunciar una norma jurídica positiva que haya de regir
en lugar de lo prohibido; por ejemplo la prohibición del matrimonio entre hermanos o la
prohibición del pacto de retroventa en la compraventa de cosas muebles.

e) Ley complementaria e interpretativa: Ésta es un a clasificación que corresponde a las leyes


supletorias. Las leyes complementarias suplen la falta o carencia de un a manifestación de
voluntad de las partes. Pueden referirse a un punto o tema de un a relación jurídica (quién carga
con los gastos de la locación de u n inmueble), o a la integridad de ella (la sucesión intestada).
Leyes interpretativas son las que tienden a determinar la voluntad de las partes cuando ella se h a
manifestado de maner a dudos a o incompleta, por ejemplo, el artículo 218 del Código de
Comercio

LEY DE ORDEN PÚBLICO

a) Noción: La caracterización del orden público es una materia extremadamente compleja, que ha
dado lugar a la formulación de infinidad de doctrinas. En general, puede decirse que hoy el orden
público se identifica con lo que interesa al orden social, o a las instituciones fundamentales del
Estado. Bibliografía especial: D E LA MORANDIERE, Julliot, La noción de orden público en derecho
privado, Bogotá, 1956; ARAUZ CASTEX, Manuel, La ley de orden público, Buenos Aires, 1945;
BORDA, Guillermo A., "Concepto de la ley de orden público", L.L. 58-997. FUENTES DEL DERECHO
CIVIL 121 La caracterización de ciertas leyes como de orden público tiene, según los distintos
ordenamientos, algunos efectos particulares, que nosotros expondremos con relación al Derecho
argentino. De todos modos debemos señalar que la importancia que se ha asignado a esta
materia, viene declinando, en particular en nuestro Derecho por la derogación del artículo 59 del
Código Civil, según se verá.

c) Ley de orden público y ley imperativa: Advertida la dificultad de la caracterización del orden
público, y por ende de la ley de orden público, alguna parte de nuestra doctrina tiende a
identificar la ley de orden público con la ley imperativa (Borda; en el mismo sentido Cas tan
Tobeñas). Lo cierto es que no toda norma imperativa es de orden público; verbigracia las que
determinan las formas solemnes para determinados actos o las que regulan la tutela de los
menores o la cúratela de los insanos. Pero sí es exacto que toda ley de orden público es
imperativa, es decir no puede ser dejada de lado por la voluntad de las partes (conf. Marty -
Raynaud), con lo cual se define la característica más importante de la ley de orden público.

d) Quién determina que una ley es de orden publico: Algunas leyes dicen expresamente que ellas
son de orden público, y que por lo tanto son inderogables por los particulares. Ello ha llevado a
algunos autores a sostener que el mismo legislador es el que debe calificar a la norma como tal;
pero lo cierto es que tal criterio ha sido superado y es unánimemente reconocido hoy que el juez
puede decir que una ley es inderogable para los particulares y como tal incluirla dentro de las
leyes imperativas, una de cuyas especies es indudablemente la ley de orden público. 122 JULIO
CESAR RIVERA

e) El orden público en el Derecho civil argentino: Distintas disposiciones del Código Civil hacen
referencia al orden público. En particular debe señalarse el artículo 21, conforme al cual las
convenciones de las particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia estén
interesados el orden público y las buenas costumbres. No cabe duda de que este precepto sirve de
clara apoyatura a la doctrina que, para superar las dificultades de la definición del orden público,
las identifica con las leyes imperativas. De otro lado el artículo 5B decía: "Ninguna persona puede
tener derechos irrevocablemente adquiridos contra una ley de orden público". Este era uno de los
preceptos que daba lugar a mayores controversias pues exigía virtualmente la definición de una
ley de orden público independiente o excluyente de la imperativa. Pero lo cierto es que el artículo
59 ha sido derogado por la ley 17.711 y tiene, por lo tanto, plena vigencia la idea de que las leyes
no tienen efecto retroactivo, sean o no de orden público, salvo disposición en contrario (art. 3Q )
con lo cual la caracterización de la ley como de orden público ha perdido gran parte de su
trascendencia. Finalmente, debe señalarse que el orden público interno impide la aplicación de
una ley extranjera. Ello no está dicho así, expresamente, en el artículo 14 que establece los
supuestos en los cuales la ley extranjera no puede ser ponderada por un juez nacional para
resolver un caso, pero lo cierto es que de la consideración de sus incisos, especialmente el l 9 y el
23 aparece claro que lo que impide o veda la aplicación de la ley extranjera, es que ella se oponga
a un precepto o una norma de orden público nacional.

OTRAS CLASIFICACIONES
a) Por la esfera territorial de aplicación: Existen normas de aplicación nacional, o sea que se
extienden en su eficacia en todo el territorio nacional, y otras que se aplican sólo en determinadas
provincias o municipios.

CLASIFICACIÓN. — Las leyes, en sentido material, pueden clasificarse desde diversos puntos de
vista:

a) según la índole de la sanción que contienen,

b) según el sentido de su disposición, ye ) según el alcance de su imperatividad. Nos referiremos


separadamente a esas clasificaciones

I) CLASIFICACIÓN SEGÚN LA SANCIÓN. — Una antigua clasificación romana tomaba en cuenta el


tipo de sanción que la ley imponía de acuerdo a un texto de Modestino, según el cual "legis virtus
est imperare, vetare, permitiere, puniré",61 para efectuar la siguiente discriminación:

a) Leyes "imperfectas" o carentes de sanción expresa, que no serían verdaderas normas de


derecAo positivo, por esa ausencia de sanción, sitio más bien exhortaciones legislativas tendientes
a encauzar en un cierto sentido la conducta de los hombres;

b) Leyes "perfectas" son aquellas cuya sanción estriba en la nulidad de lo obrado en infracción de
lo que ellas ordenan o prohíben

c ) Leyes "menos que perfectas" son aquellas cuya infracción no es sancionada con la nulidad de lo
obrado, sino con otra consecuencia. Tal la que sanciona el dolo incidental con el resarcimiento de
los daños y perjuicios sufridos por la víctima del engaño, sin afectar la validez del acto celebrado
(art. 934, Cód. Civ.);

d) Leyes "más que perfectas" son aquellas cuya violación no sólo determina la nulidad del acto
celebrado en contravención, sino que dan lugar a la aplicación de otras sanciones adicionales, v.
gn, el acto celebrado mediante intimidación es inválido —sanción de nulidad— y además
compromete la responsabilidad del autor de la violencia por los daños y perjuicios que sufra el
intimidado (arts. 910, 922, 941, 942, 1045, cláusula 4», 1066 y 1067, Cód. Civ.).

II) CLASIFICACIÓN SEGÚN EL SENTIDO DE LA DISPOSICIÓN LEGAL. — Desde este punto de vista se
distinguen las leyes "prohibitivas" de las "dispositivas".

a) Las leyes "prohibitivas" son las que prescriben un comportamiento negativo, o en otros
términos las que vedan la realización de algo que se podría efectuar si no mediase la
prohibición legal. Esta clase de leyes pueden o no haber previsto determinada sanción
para el caso de contravención. Si la ley hubiera contemplado cierta sanción la infracción
dará lugar a la aplicación de dicha sanción. Si en cambio nada se hubiese previsto,
entonces corresponderá hacer funcionar la sanción de nulidad, tle acuerdo a lo prescripto
por el art 18 del Código Civil, que dice así: "Los actos prohibidos por las leyes son de
ningún valor si la ley no designa otro efecto para el caso de contravenciórr". Se ha
observado que el precepto transcripto constituye "un fragmento de norma con el que se
completa toda disposición prohibitiva, formando asi una norma íntegra. Se ahorra asi la
tediosa repetición de la frase «bajo sanción de nulidad» que los textos de las leyes suelen
añadir a continuación de las prohibiciones que establecen
b) Las leyes "dispositivas" son las que prescriben un comporta- „ miento positivo, o sea que
imponen que se haga algo determinado. Tales leyes quedan al margen de lo dispuesto en
el recordado art 18 del Código Civil, y en principio la sanción de nulidad no sera apropiada
para el supuesto de contravención. Con» todo, si se trata de la omisión de requisitos
impuestos por la ley para la celebración de ciertos actos jurídicos, esa infracción podrá dar
lugar a la -nulidad del acto obrado contesa falla, si es que la sanción de invalidez está
prevista —v. g., la omisión de las firmas de las partes en las escrituras públicas (art. 1004,
Cód. Civ.); o si tal sanción puede ser inducida del ar4a*»amierrto jurídico.64 Ésto último,
según nos parece, es lo que ocurre cuando se han omitido requisitos de forma que es
dable estimar como esenciales para la validez del acto.86 53.
III) CLASIFICACIÓN SEGÚN EL ALCANCE DE LA IMPERATIVIDAD LEGAL. — Sin duda la ley
como expresión típica del derecho positivo, se caracteriza por la coactividad inherente a
éste. Pero esa coactividad puede ser más o menos rigurosa, pues la propia ley ha podido
prever que su régimen sea dejado de lado en ciertos casos por la determinación de los
particulares a quienes se autoriza para reglar de otra manera sus derechos. Obsérvese,
con todo, que cuando esto ocurre la ley no pierde coactividad, pues tal reglamentación de
derechos por obra de los particulares se apoya en la permisión de la ley que esto autoriza,
de manera que si esa ordenación resulta jurídica es porque la misma ley así lo ha
dispuesto. En otros términos, el imperio de la ley se presenta en esas situaciones bajo una
modalidad alternativa: si los particulares nada han dicho quedan sujetos al régimen
concretamente previsto por la ley; si, en cambio, han usado de su derecho para regir sus
propias relaciones de otra manera, quedan sujetos a esta ordenación, en cuanto ella es
querida también por la ley que la ha autorizado. Atendiendo a esta gradación en la
imperatividad de la ley, según que su régimen pueda o no ser dejado de lado por los
particulares, se clasifican las leyes en "imperativas" y "supletorias":
a) Las leyes imperativas son aquellas que prevalecen sobre cualquier acuerdo diverso de
los particulares sometidos a ellas. Su contenido se aprecia que es de "orden público" w
y consiguientemente el comportamiento previsto se impone incontrastablemente, no
obstante el deseo de alguien de quedar sujeto a una regulación diferente. Así no
decretará el divorcio sino por las causales admitidas por la ley, aun cuando los esposos
concordaran en separarse Iegalmente por otros motivos, v. gr., incompatibilidad de
caracteres, porque lo relativo al matrimonia es asunto que interesa al bien común de
la sociedad, no admitiéndose que el interés particular pueda alterar el régimen
matrimonial» que es siempre de carácter rigurosamente imperativo.
b) Las leyes supletorias, también llamadas interpretativas, sort las que las partes pueden
modificar sustituyendo su régimen por el convencional que hubiesen acordado.
Consiguientemente sólo rigen en caso de ausencia de voluntad de los particulares,
como ocurre respecto a los contratos, materia que en obsequio a la libertad de los
individuos ha sido dejada en primer término a su propia determinación. Pero puede
ocurrir que los particulares no usen de la facultad que tienen para regir sus derechos
conforme a la autonomía de su voluntad y para esa hipótesis el legislador ha previsto
un régimen supletorio que se inspira en lo que de acuerdo a la recta razón y a la
práctica de los negocios habrían verosímilmente acordado los contratantes en caso de
decidirse a usar las facultades de que disponían para ello. Por esto tales
leyessupletorias se llaman también interpretativas, en cuanto el legislador ha
pretendido con ellas realizar la interpretación de la voluntad inexpresada de las
partes. Las leyes imperativas reinan en el sector autoritario del derecho r capacidad de
las personas, familia, derechos reales, etc. Las leyes supletorias son numerosas en
materia de obligaciones y contratos, que ha sido primordialmente confiada al libre
juego de la iniciativa particular. El carácter imperativo o supletorio de la ley depende
de la determinación del propio legislador. Cuando éste nada ha declarado, el
intérprete debe decidir el punto atendiendo a la finalidad de la norma^ Si se ha
establecido para satisfacción del bien común o del interés público, la ley es imperativa,
pero si se ha instituido en mira de un interés particular se ha de concluir, en principio,
que la ley es meramente interpretativa y que puede ser dejada de lado por aquellos
cuyo interés ella resguarda

ORDEN JERÁRQUICO DE LEYES EN DERECHO ARGENTINO: EL PRINCIPIO DE SUPREMACÍA


DE LA CONSTITUCIÓN. LEYES NACIONALES Y PROVINCIALES.—En nuestro país, por razón
del sistema federal adoptado por la constitución política, conviven dos ordenamientos
jurídicos yuxtapuestos, el nacional originado en el Gobierno de la Nación' y el provincial
que proviene de la potestad legislativa de cada Provincia. Para evitar las fricciones y los
antagonismos de esos dos órdenes la Constitución Nacional ha deslindado las
competencias propias de uno y otro poder público, el nacional y el local. En la cima de la
jerarquía de las leyes están las Constituciones que emanan de los poderes constituyentes
de cada estado, el Estado Nacional y los Estados provinciales. La Constitución es la ley
fundamental del Estado que organiza la forma de gobierno y las atribuciones y deberes de
los gobernantes así como también las consiguientes garantías de los derechos de los
gobernados. Todas las otras leyes deben ajustarse a la Constitución, y las constituciones
provinciales a la nacional (art. 59 , C. Nac). Los decretos reglamentarios son las normas
que dictan el Presidente de la Nación, en la Capital Federal y los gobernadores, en el orden
provincial, para facilitar y precisar el cumplimiento de las leyes, por lo que quedan
condicionados por éstas, no debiendo "alterar su «spiritu con excepciones reglamentarias"
(art 86, inc. 29 , Const Nac). Las ordenanzas municipales y los edictos de policía son las
normas que dictan los municipios y jefes de policía para nacer efectivas las funciones que
les competen. Esta jerarquía de las leyes indica cuáles son los motivos que pueden
invalidarlas, a saber: la inconstitucionalidad o contradicción con la respectiva Constitución;
la ilegalidad de los decretos reglamentarios, ordenanzas municipales y edictos de policía;
en fin, la iniquidad cuando el sentido de la norma pueda representar no el afianzamiento
de la justicia, propósito fundamental que preside la organización institucional (Preámbulo
de la Constitución, 29 objetivo), sino el afianzamiento de la iniquidad.88

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