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2.4
PAISAJES TRANSPARENTES
LA PERCEPCIÓN DEL PAISAJE URBANO
Norberg-Schulz, el mundo cualitativo ha caído víctima de Tetsuró Watsuji, este vocablo abarca un área semántica
E....
la cuantificación «que nos distancia de significados pro- muy amplia, «[...] desde características climáticas,' geoló-
fundos de nuestras experiencias cotidianas» 5. gicas o topográficas, hasta la fertilidad del suelo y la confi-
El entorno urbano y natural, entendido como esa re- guración del paisaje»8. Este término fíiclosei no solamente
lación entre lo objetivo y lo subjetivo, bajo un punto de define el estudio de la naturaleza, sino, de acuerdo con la
vista fenomenológico, también lo encontramos en el tra- antropología del paisaje, representa la unión íntima entre
bajo del geógrafo cultural y orientalista Augustin Berque. el lima y la cultura. En esta relación entre el medio am-
Para Berque, el entorno no es un objeto físico, sino una biente y la vida humana existe un vínculo vivencial que
relación existencial; la relación que establece una sociedad denota el estar dentro del clima y sentirlo. En este sentido
todo aquello que adquiere forma a través de la cultura no
con éste. En su trabajo Les raisons du paisage [Las razones
es simplemente un mero entorno físico sino la expresión
del paisaje] (1995), remarca la ambivalencia del término existencial del sujeto humano influido por el clima y su en-
ecouméne6 , que él introduce y define como la relación de
los seres humanos con la tierra que habitan. Berque des- torno9. Tetsuro Watsuji reflexiona sobre el concepto de es-
taca la ambivalencia del ecouméne porque tiene, a la vez pacialidad y lo compara con el concepto de temporalidad,
definido por Martin Heidegger en Ser y tiempo (1927).
1 a natulareEiliWartrnditrá como entorno y una natu
..... Para Tetsuró Watsuji, ambos conceptos definen la estruc-
raleza .,fejum
- 2e.u.al, entendida como paisaje. Su significad
3- tura existencial del sujeto. Puesto que Heidegger confiere
depende de lo físico y fenomenal, lTeeCnico
c y simbólico
7o f actual y sensible. El entorno es entonces, simultánea-
mente, significación, percepción, sensación, orientación y
al Dasein una estructura dual en la vida humana, a la vez
individual y social, es precisamente esta existencia huma-
na en su dualidad la que para Tetsuró Watsuji revela una
sentido afectivo, como «relación» 7 .
El filósofo japonés Tetsuró Watsuji, en su libro Antro- tenjirrulidad inseparable de la espacialidad y, consecuen-
pología del paisaje: climas, culturas y religiones (1935), temente, la histoljcidad se muestra claramente inseparable
crea el neologismo ..ffi/io£ci..4 El vocablo japonés fiado está de la ambio• & d1°. En este sentido el fúdosei expresa la
2!cJa
compuesto por los ideogramas «viento» y «tierra». Para fenomenología del paisaje, en su doble aspecto, individual
y social, donde geografía e historia, paisaje y cultura están
conectados, y en el que la temporalidad y espacialidad son
inseparables. adosei representa la dimensión espacial de
5 Christian Norberg-Schulz,
Architecture: Presence, Language, Place, la conexión de una sociedad con su entorno determinada
Milán, Skira, 2000, pág. 20. por a ambie m m ien r-dimensión tempo-
6 Ecouméne deriva de la expression griega
oikoumené gé, aquella
que Strabon designa como la parte de la tierra habitada. Es la huella y,
el molde del ser humano en la tierra, la relación ontológica-geográfica.,
Augustin Berque, Les Raisons du Paisage, de la Chine antique aux en- Tetsuro Watsuji, Antropología del paisaje: climas, culturas y reli-
vironnements de synthése, París, Hazan, 1995. Véase más en Augustin giones (1935), Salamanca, Sígueme, 2006, pág. 23.
París,
Berque, Ecouméne. Introduction á l'étude des milieux humains, 9 Cfr. ibíd, pág. 17.
Belin, 2000. Cfr. ibíd., pág. 18.
7 Augustin Berque, Les raisons du paisage,
pág. 36.
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ral definida por la hiltoricidad. Los estilos de vida y cons- relación visual que existe entre los seres humanos y su en-
trucción propios de un territorio reflejan una integración y torno. Para que exista un proto-paisaje, se requiere de la
comprensión del ser humano en su estructura dual, dentro consciencia de la existencia de dicho entorno y la voluntad
del clima y el paisaje. Y no sólo los estilos de vida, sino de establecer una conexión con él, tomando distancia y
también «[...] la literatura, el arte, la religión, las costum- observándolo. El proto-paisaje solicita del estado Ausser-
bres, en una palabra, en todas las expresiones de la vida sich-sein ( «estar-fuera-de-sí-mismo»), definido por Heide-
humana» gger en Ser y tiempo (1927)14. De esta manera, como bien
Augustin Berque en Les raisons du paisage [Las razo- clarifica Berque, los seres humanos predican el entorno en
nes del paisaje] (1995), traduce el término fúdosei, creado un mundo humano, el cual es a la vez su propio cuerpo
por Tetsuro Watsuji, en médiance, el cual tiene un carácter social, tanto técnico como simbólicois. Estas sociedades
«trayectivo», porque se desarrolla en un tiempo histórico proto-paisajistas están conectadas con su entorno natural
y en un espacio geográfico particular y, a la vez, no tra- por la «mirada» y otras formas de relación no estética. En
Ira sólo de lo objetivo del entorno, o sólo de lo subjetivo, cambio, en las sociedades paisajistas se observa un interés
sino de su relación. En condiciones geográficas, históricas por la percepción, reconocimiento y apreciación del entorno,
y culturales específicas, una sociedad se puede relacionar que produce representaciones que dependen de los modos de
con su entorno transformándolo en paisaje. Por lo tanto, expresión de dicha cultura específica. Berque evalúa el he-
el paisaje está impregnado de médiance e historicidad, de- cho de que todas las sociedades paisajistas presentan los
pendiendo de su específica localización geográfica, en un mismos cinco puntos en el reconocimiento de su entorno:
cierto período histórico y en una cultura particularIz. Para primero, tratados sobre paisaje; segundo, formas lingüís-
conocer dicho paisaje, no es suficiente saber cómo los ele- ticas que definen el término paisaje; tercero, descripciones
mentos del entorno están ordenados morfológicamente, ni literarias sobre los valores estéticos del entorno; cuarto,
centrarse solamente en cómo la fisiología de la percepción representaciones pictóricas con el entorno como sujeto, y
funciona. Esencialmente, su comprensión proviene de la quinto, la existencia de jardines, que traducen la aprecia-
relación de ambos, y de conocer las condiciones culturales, ción estética y filosófica por el entorno y la naturaleza".
sociales e históricas que modelan esa relación13. Berque
también introduce el término proto-paisaje para definir la
" Tetsuro Watsuji, Antropología del paisaje: climas, culturas y reli- '4 Cfr. Augustin Berque, Les raisons du paysage, págs. 39-42.
giones (1935), Salamanca, Sígueme, 2006, pág. 31. Augustin Berque, «The ontological structure of médiance as a
Para adentrarse en el concepto de médiance, véase Augustin Ber- ground of meaning in architecture», conferencia Structure and Meaning
París, Galli- in Human Settlements, Universidad de Pensilvania, octubre de 2000.
que, Le sauvage et l'artifice. Les japoneis devant la nature,
Médiance, de milieux en paysages, París, " Berque comenzó usando los criterios 2 y 5 en 1990, pero más tarde
mard, 1986; Augustin Berque,
Diffusion Documentation Frangaise, 1990; Roger Brunet, Les mots de la añadió el criterio 1. Véase Berque, Cinq propositions pour une theorie du
Montpellier/París, 1992. paisage (1994) y Berque, La mouvance. Du Jardin au territoire, cinquan-
geographie. Dictionaire critique,
Les raisons du paysage, pág. 22. te mots pour le paysage (1999).
'3 Cfr. Augustin Berque,
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el sujeto puede mostrar indiferencia. En tal caso, dicha in- fascinación y seducir. Lefebvre observa que el progeso de
diferencia inhibe cualquier deseo de observar o buscar en descubrimiento de una nueva realidad espacial está siempre
la memoria colectiva modelos de referencia visuales que ligado a la «ilusión de transparencia». Desgraciadamente,
ayuden a valorar cualitativa y emocionalmente dicho espa- aquella realidad espacial guiada y dominada por el imagina-
cio. Por esta razón, decimos que el observador está ausente rio del arte, la cultura, el dinero, el mercado, el intercambio
en el acto de percepción. Sin embargo, un espacio urbano y el poder lleva al espacio inevitablemente a la opacidad24.
transparente puede activar la curiosidad de algunos indi- IP •
es acios • ue no existen ara aquellos individuos • ue
viduos que lo observan a través de una mirada inocente, los habitan. El sujeto es pasivo. Esto es debido a que el
como si vieran dicha realidad por primera vez, libre de espacio no es legible porque los códigos visuales de refe-
preconcepciones, estereotipos culturales y memoria visual rencia que se poseen son obsoletos. Sin embargo, estos es-
colectiva. pacios pueden descubrirse sin necesitar evocar referencias
Para Henri Lefebvre, en su trabajo The Production of y modelos visuales. Estos espacios transparentes tienen el
Space [La producción del espacio] (1974), el espacio es un potencial de crear nuevas asociaciones mentales, articu-
producto alimentado por una doble ilusión: la «ilusión de
transparencia» y la «ilusión de opacidad» /3. En este senti- landao representación del entorno es silenciosa cuando las
do, para Lefebvre, un espacio transparente es un espacio imágenes que registran o representan dicho espacio trans-
de relaciones mentales, de pensamientos, de perfecta legi- parente no contienen ningún tipo de juicio subjetivo, tanto
bilidad, donde la realidad que estaba oculta se hace visible crítico, moral o estético. Por lo tanto, en ellas no existe la
gracias a la actividad mental. En cambio, un espacio opaco legibilidad a través de códigos y consensos de valoración
existe por sí mismo, sin la intervención de pensamientos, establecidos. Silencio, en la representación del espacio ur-
ni deseos. Para Lefebvre ambas ilusiones no son opuestas, bano, también puede ser entendido cuando el autor re-
porque ambas se sustentan en el significado contenido en nuncia a la autoría de su trabajo artístico. Esta aparente
ellas mismas, por medio de la ausencia de significado, en el ausencia del individuo de la recepción y producción del
caso de la transparencia, o la sobrecarga de significado, en paisaje urbano es evidente en el mapeado del territorio
F
el caso de la opacidad. Lefebvre entiende que no se pue-
de aplicar al espacio los requerimientos de inteligibilidad,
posindustrial realizado en los años noventa por arquitec-
tos, teóricos y eruditos urbanos. Se observa cómo todos
legibilidad y visibilidad a través de la representación, por- ellos necesitan contar con el acopio de innumerables imá-
que las imágenes lo separan de la experiencia vivida, abs- genes fotográficas y el registro de infinitos metros de cinta
trayéndolo y fragmentándolo. Sin embargo, el espacio no de vídeo para poder representar la naturaleza del nuevo
necesita ser legible a través de las imágenes para provocar territorio urbano. La mayoría de las veces, la observación
deseos, porque su propia transparencia puede despertar se realiza en un medio en movimiento, como el automóvil
Henri Lefebvre, The Production of Space (1974), Oxford, Black- 14 Cfr. Henri Lefebvre, The Production of Space (1974), Oxford,
well Publishing, 2005, págs. 27-28. Blackwell Publishing, 2005, pág. 389.
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el sujeto puede mostrar indiferencia. En tal caso, dicha in- fascinación y seducir. Lefebvre observa que el pr9ceso de
diferencia inhibe cualquier deseo de observar o buscar en descubrimiento de una nueva realidad espacial está siempre
la memoria colectiva modelos de referencia visuales que ligado a la «ilusión de transparencia». Desgraciadamente,
ayuden a valorar cualitativa y emocionalmente dicho espa- aquella realidad espacial guiada y dominada por el imagina-
cio. Por esta razón, decimos que el observador está ausente rio del arte la cultura el dinero, el mercado, el intercambio
en el acto de percepción. Sin embargo, un espacio urbano y el poder lleva al espacio inevitablemente a la opacidad14.
transparente puede activar la curiosidad de algunos indi- Hav espacios que no existen para aquellos individuos que
viduos que lo observan a través de una mirada inocente, los habitan. El sujeto es pasivo. Esto es debido a que el
como si vieran dicha realidad por primera vez, libre de espacio no es legible porque los códigos visuales de refe-
preconcepciones, estereotipos culturales y memoria visual rencia que se poseen son obsoletos. Sin embargo, estos es-
colectiva. pacios pueden descubrirse sin necesitar evocar referencias
Para Henri Lefebvre, en su trabajo The Production of y modelos visuales. Estos espacios transparentes tienen el
Space [La producción del espacio] (1974), el espacio es un potencial de crear nuevas asociaciones mentales, articu-
producto alimentado por una doble ilusión: la «ilusión de lando la conciencia.
transparencia» y la «ilusión de opacidad»z3. En este senti- La representación del entorno es silenciosa cuando las
do, para Lefebvre, un espacio transparente es un espacio- imágenes que registran o representan dicho espacio trans-
de relaciones mentales, de pensamientos, de perfecta legi- parente no contienen ningún tipo de juicio subjetivo, tanto
bilidad, donde la realidad que estaba oculta se hace visible crítico, moral o estético. Por lo tanto, en ellas no existe la
gracias a la actividad mental. En cambio, un espacio opaco legibilidad a través de códigos y consensos de valoración
existe por sí mismo, sin la intervención de pensamientos, establecidos. Silencio, en la representación del espacio ur-
ni deseos. Para Lefebvre ambas ilusiones no son opuestas, bano, también puede ser entendido cuando el autor re-
porque ambas se sustentan en el significado contenido en nuncia a la autoría de su trabajo artístico. Esta aparente
ellas mismas, por medio de la ausencia de significado, en el ausencia del individuo de la recepción y producción del
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caso de la transparencia, o la sobrecarga de significado, en paisaje urbano es evidente en el mapeado del territorio
el caso de la opacidad. Lefebvre entiende que no se pue- posindustrial realizado en los años noventa por arquitec-
de aplicar al espacio los requerimientos de inteligibilidad, tos, teóricos y eruditos urbanos. Se observa cómo todos
legibilidad y visibilidad a través de la representación, por- ellos necesitan contar con el acopio de innumerables imá-
que las imágenes lo separan de la experiencia vivida, abs- genes fotográficas y el registro de infinitos metros de cinta
trayéndolo y fragmentándolo. Sin embargo, el espacio no de vídeo para poder representar la naturaleza del nuevo
necesita ser legible a través de las imágenes para provocar territorio urbano. La mayoría de las veces, la observación
deseos, porque su propia transparencia puede despertar se realiza en un medio en movimiento, como el automóvil
'3 Henri Lefebvre, The Production of Space (1974), Oxford, Black- "4 Cfr. Henri Lefebvre, The Production of Space (1974), Oxford,
well Publishing, 2005, págs. 27-28. Blackwell Publishing, 2005, pág. 389.
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tica de la desaparición», en un imaginario que representa la «pérdida de lugar». Ese estado mental de indife encia al
y reproduce la realidad antes de que ésta desaparezca bajo entorno cotidiano puedé—atar provoca o por los mismos
su instantaneidad, y su naturaleza efímera y cambiante. En me los visuales. La evolución de nuevas tecnologías digita-
opinión de Baudrillard, la fotografía transforma la realidad les y de información, y en particular aquéllas de la imagen,
en un objeto aislado del transcurrir del tiempo y de su con- pueden haber provocado, en opinión de Augustin Berque,
texto espacial. Por lo tanto, la fotografía permite que la rea- la disrupción del campo de las mediaciones que racional-
lidad desaparezca en «imágenes-objeto»zs. Cualquier reali- mente han guiado el écuméne. Estas nuevas tecnologías de
dad es un ready-made en el momento que desaparece bajo la visión, junto con la facilidad para viajar, contribuyen a
su reproducción exacta. Ésta se convierte en una imagen anestesiar el sentido del lugar, esencial en la creación del
objetiva y silenciosa, al no transmitir el deseo y la voluntad
del observador-creador. Las imágenes virtuales también son
silenciosas. Baudrillard afirma que las simulaciones reali-
zadas por modelos de ordenador crean una representación 4. ESPACIOS DE PERCEPCIÓN DENTRO DE LA IMAGEN
hiperreal, en la cual las referencias no existen; las imágenes
no imitan, duplican o reflejan la realidad; por el contrario, Lo opuesto de una imagen silenciosa es una imagen poé-
sustituyen lo realz9. tica. Ésta despliega torrentes de asociación y conmueve, ac-
¿Cómo puede el entorno urbano transformarse en pai- tivando el poder de la imaginación y expresando la esencia
saje si existe una aparente enajenación y pasividad del indi- de la experiencia vivida. Los medios visuales juegan un pa-
viduo con respecto a ese entorno? Un crecimiento urbano pel importante en la transformación del entorno urbano en
extremo, su dispersión, heterogeneidad y el distanciamiento una entidad transparente porque las imágenes silenciosas,
de la arquitectura del Lebenswelt ha causado, en opinión de que inundan esos medios, reproducen el entorno urbano
Norberg-Schulz, la pérdida de identidad de «demarcación y como un ready-made. De forma opuesta, las imágenes poé-
carácter» del entorno urbano3°. Quizá, la «desalentadora ticas transmiten los valores sensoriales de un espacio sig-
y desestabilizadora» 31 atmósfera urbana de las metrópolis nificativo, conectan la ciudad como «evento mental» con
de finales del siglo 30C no haya sido la única razón para lle- la ciudad como entidad física, y determinan un sentido de
gar a la pérdida del sentido de pertenencia a un lugar, a saber, reconocimiento y apreciación, el cual expresa una motiva-
ción paisajística.
Todas las imágenes contienen un espacio de percepción.
" Jean Baudrillard, «For Illusion isn't the Opposite of Reality» Éste es un espacio fenomenológico que une la representa-
(1999) en Peter Weibel (ed.), Photographies 1985-1998, Jean Baudrillard, ción con el objeto representado. A lo largo de los tiempos,
Hatje Cantz Publishers, Neue Galerie Graz, 1999, pág. 132. las tecnologías de la visión —cámara oscura, fotografía,
'9 Jean Baudrillard, Simulacro and simulation
(1981), Ann Arbor, cine, tecnologías digitales y cibernéticas— han influido en
Michigan, The University of Michigan Press, 1994, pág. 2.
3° Christian Norberg-Schulz, Architecture: Presence, Language, Place,
pág. 28.
3 ' Ibíd., pág. 33.
3' Augustin Berque, Les raisons du paysage, pág. 173.
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los diferentes modos de representación y han expandido cultura, estudiando las reacciones y adaptaciones,ecológi-
tanto la mirada como la manera de experimentar la reali- cas y humanas, donde es importante la reunión inductiva
dad. El espacio de percepción dentro de la imagen no sólo de hechos sobre el impacto humano a lo largo del tiempo.
depende de la tecnología visual utilizada, sino que está tam- El estudio del paisaje cultural fue conducido en América
bién conectado con la percepción individual del entorno y por el trabajo del geógrafo Carl Ortwin Sauer, durante los
el. acto subjetivo de creación de la imagen. Este espacio de años 1923 a 1957. En su artículo «The morphology of
percepción revela una específica psicología de la percep- landscape» [«La morfología del paisaje»] (1925) define el
ción localizada en unas determinadas coordenadas espacio- paisaje cultural como esa área geográfica creada por un
temporales. El espacio de percepción contiene información grupo socia a partir de un paisaje natural, donde la cul-
acerca de la temporalidad individual (Dasein) y su compro- tura es la fuerza moldeante —el agente—, y el área na-
miso con el mundo (in-der-Welt-sein). ¿Cuál es la relación iiiraT es eTmedio que proporciona los materiales a partir
entre el entorno urbano y su espacio físico y el espacio de de los cuales está formado el paisaje cultural. Este paisaje
percepción dentro de la imagen? ¿Cómo los espacios de per- expresa la adaptación a un área natural, pero también se
cepción dentro de la imagen enriquecen cualitativamente la impone en él una expresión cultural. El paisaje cultural
percepción y experiencia del espacio urbano? se basa en el análisis de su morfología geográfica a través
de la búsqueda y registro de las relaciones y vínculos que
existen entre el medio externo y sus ocupantes. Por esta
5. LA RELEVANCIA DEL PAISAJE «TRAYECTIVO» razón, y a pesar de considerar los aspectos fenomenoló-
gicos de dicho entorno, Carl Sauer insiste en la necesidad
Una tendencia afirmada en la escuela alemana, en com- de un método morfológico con una organización sistémi-
paración con otras escuelas de Geografía, es considerar ca del contenido donde se seleccione qué cualidades visua-
el entorno como una entidad geográfica, bajo parámetros les van a ser objeto de estudios cuantitativos (entre ellos la
solamente descriptivos y objetivos. El concepto de paisaje representación en forma de mapas), para así poder ver
ecológico (Landschaftókologie), acuñado por Karl Troll la diferenciación de hábitats, o su individualidad en relación
en 1939, implicaba los aspectos visibles, objetivos y cuan- con otros paisajes. Este sistema objetivo, libre de valores,
tificables de un ecosistema y, en este sentido, podía ser abs- es puramente evidencial, en búsqueda de la organización
traído de cualquier subjetividad33. También el paisaje cul- estructural34. El paisaje cultural nos muestra un aspecto de
tural, dentro del campo de la geografía cultural, se centra nuestro entorno (formas de población, tipos de estructu-
en el estudio del entorno modelado por el hombre, tanto ras construidas, tipos de uso de suelo) de forma objetiva y
natural, como urbano, configurado por la agencia de la
33 Cfr. Augustin Berque, «Landscape and the overcoming of moder- Carl O. Sauer y John B. Leighly, Land and Life: A Selection from the
nity», conferencia The Cultural Approach in Geography, Corea, agosto writings of Carl Ortwin Sauer (1963), Berkeley, University of California
de 2000. Press, 1974, págs. 315-350.
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LA PERCEPCIÓN DEL PAISAJE URBANO PAISAJES TRANSPARENTES
Landscape Urbanism Reader, Nueva York, Princeton Architectural Press, raleza y artificio, el ideal pintoresco en la arquitectura y el paisajismo
2006, págs. 23-24 [ed. esp.: «Terra fluxus» en Iñaki Abalos (ed.), Natu- contemporáneos, Gustavo Gili, Barcelona, 2009, págs. 133-147].
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LA PERCEPCIÓN DEL PAISAJE URBANO
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