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El trabajo colectivo que recoge este texto se inicia en el año 2010 a partir de
poner en común en un área de supervisión algunos interrogantes acerca de las
prácticas de construcción de legajos técnicos. A partir de allí se conforma
voluntariamente un grupo de trabajo que continúa revisando, preguntando y
proponiendo hasta la fecha.
El punto de partida fue la conferencia elaborada en el marco del concurso de
Inspector de Enseñanza Titular de la Modalidad Psicología Comunitaria y
Pedagogía Social, cuya reconstrucción presentamos aquí.
1.1. Introducción
1 Area 7 año 2010, Virrey del Pino, González Catán y 20 de Junio. Inspectora Marcela Nicolazzo. Los
participantes son nombrados al final del texto.
2 Marcela Nicolazzo, Conferencia diciembre 2009 (reconstrucción 2015)
3 Equipo de Orientación Escolar
En principio voy a diferenciar el legajo técnico de otros que se confeccionan en
las instituciones y que están a cargo de distintos actores, como en las escuelas
secundarias la documentación de los alumnos a cargo del preceptor, o en
inicial los informes de cada alumno a cargo del maestro. Hablo del legajo
técnico que construyen los Equipos de Orientación Escolar (EOE),
generalmente en relación a determinados alumnos que requieren
intervenciones específicas o algún tipo de decisión acerca de su permanencia
en la escuela. Esos legajos reúnen saberes expertos, entrevistas, certificados,
pruebas. Incluyen información y evaluaciones, por lo que constituyen un
instrumento privilegiado para la toma de decisiones.
¿Por qué considero que es necesaria una transformación? Porque más allá de
esta definición formal, en el legajo técnico subyacen supuestos, discursos y
prácticas históricas que lo constituyen en algo más.
En esta primera parte quiero hablarles del legajo técnico (LT) como un
dispositivo discursivo de visibilización e invisibilización de los alumnos.
El legajo es más que un texto: es una “textualización” del alumno. Ese texto ha
construido un sujeto. Y aunque algunos lectores de ese texto no hayamos
estado nunca cara a cara con el alumno o la situación, tomamos decisiones
sobre su futuro y así resignificamos su presente y su pasado. Eso podemos
hacer los inspectores al firmar un legajo.
No todos los alumnos tienen LT, como ya expresé, por lo tanto el LT genera una
de tantas clasificaciones entre alumnos: los que tienen y los que no tienen LT.
Si pudiéramos ir al fondo de nuestros supuestos, encontraríamos quizás esta
frase: “algo malo tendrán…”, estos alumnos o alguien de su árbol genealógico.
Si no fuera así, ¿por qué serían alumnos “de gabinete”?
Evidencia del problema que tiene el alumno, lo cual en algunos casos refuerza
la idea del “prontuario”, que suele circular en algunas escuelas.
Alguien podrá preguntarse quizás “¿y por qué es necesario o beneficioso que
haya tantas voces, para qué están entonces los profesionales…?” A esa
posible pregunta propongo esta respuesta: porque ningún saber otorga el
derecho de decidir el futuro de los otros, y porque nada es más violento que
sentirse excluido de las lecturas y de las decisiones sobre la propia vida.
Estos relatos no son instrumentos que sirven sólo para tomar decisiones sobre
la escolaridad “común” de los alumnos, son herramientas para las decisiones
pedagógicas que permanentemente se toman en las instituciones.
Quizás estos legajos de TE sean más fieles que los LT a la raíz “legar”, y
puedan constituirse en verdaderos legados, textos que en lugar de fijar
sentidos puedan ser recreados en clave educativa. 4
Prácticas con las familias: una de las propuestas que decidimos poner en
práctica es que el primer encuentro con las familias (en plural), y las primeras
entrevistas, no sean para “rendir cuentas” frente a la escuela, sino para entrar
en diálogo desde la escuela, convocarlos, escucharlos, como sujeto colectivo y
no tanto por sus “déficit” particulares.
Prácticas con los alumnos: se pretende dar un lugar prioritario a la voz de los
alumnos. Pensamos que los vínculos deben iniciarse desde las posibilidades,
los deseos, la vida concreta, y no desde la observación de comportamientos
cuya hipótesis de inicio suele ser la carencia, la falta. Se trata de poner en
juego realmente una concepción de educación basada en “hacer lugar al que
llega” dándole herramientas para que pueda ocupar ese lugar desde su filiación
histórica y, por ello, desde su singularidad. No fabricar, no preestablecer, no
etiquetar, no disciplinar, no condenar. Educar.
Esta cuestión es lo que tienen en común los legajos de trayectorias, más allá
de si acotan el análisis a la situación de un alumno o alumna por determinada
circunstancia o recogen el recorrido de todo un grupo. Lo que nunca se pierde
de vista es la historicidad (no como cronología sino como construcción de
identidades), el cruce, la trama, la situación, las voces (que sólo hablan en
relación).
Con las escuelas que están implementando este desafío, hemos consensuado
algunos registros posibles que consideramos importantes en un legajo de
trayectorias grupales:
Es fundamental:
que los registros no estén sesgados por situaciones “conflictivas” sino
que se den en el marco de prácticas pedagógicas que suponen espacios
de observación, registro, entrevista, evaluaciones compartidas,
realización de informes, como parte de la cotidianeidad escolar.
en el sentido anterior, las conversaciones que se desarrollen con
alumnos, padres, docentes, y que se incorporan a estos legajos, no se
refieren a cuestiones individuales, sino a aportes que realizan a la
propuesta educativa del grupo o la institución. Expresan con la voz
concreta de algunos actores algunos pensamientos, sentimientos,
apreciaciones, intereses, expectativas, propuestas, que deben tenerse
en cuenta para fortalecer la trama institucional. A diferencia de ciertas
prácticas de etiquetamiento o estigmatización que se reflejan en algunas
entrevistas, estos registros deben formar parte de prácticas acreditantes.
No intentamos “capturar” las trayectorias. Las trayectorias son la vida.
Sólo proponemos registros, relevar algo de las mismas de un modo que
nos permita analizar e intervenir mejor en el marco de un enfoque de
derechos. Como en todo dispositivo de registro, lo que allí se presenta
es producto de decisiones. No es todo lo que se ha hecho, sino que es
lo que se ha elegido, seleccionado, para ser mostrado como expresión
de prácticas. Por lo tanto, aunque no sea “el todo” sí nos dice mucho de
cómo trabajamos. Y esto no es un juicio de valor, sino una invitación a
revisar qué elegimos para mostrar-nos.
Para ir cerrando...
Registrar de otro modo supone también “hacer” de otro modo. A veces ciertas
ausencias de registros nos hablan de otras ausencias, del mismo modo que la
abundancia de registros también... No se trata de cantidades sino de calidades
y sentidos.
Si podemos contribuir a mirar, leer y fortalecer de otros modos las trayectorias
educativas del conjunto de nuestros alumnos y docentes, nuestras propias
trayectorias en nuestras propias tramas, quizás (y sólo quizás) podamos estar
haciendo algo más allá de lo escolar (siempre con lo escolar) y hagamos lazo,
tejido, filiación, en lo educativo, en lo cultural, en lo político, en el espacio de
historia colectiva que transitamos.
Aguilera, Paola
Almirón, Zulma
Cardenia, Romina
Contreras, Patricia
Funes, Nancy
Larrosa, Bibiana
Lator, Mariana
Rivero, Romina
Saucedo, Sonia
Terrones, Patricia
Valdez, Erika
Terigi , F. (2007) Los desafíos que plantean las trayectorias escolares. III Foro
Latinoamericano de Educación: Jóvenes y docentes. La escuela secundaria en el mundo
de hoy. 28, 29 y 30 de mayo de 2007
Toscano Ana Gracia (2005) “Voces y discursos sobre la educabilidad de los niños en la
construcción de los legajos escolares”, tesis de maestría dirigida por el Prof. Ricardo
Baquero.