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Resolución

alternativa
de disputas

Mediación,
Arbitraje y
Negociación

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La resolución alternativa de
disputas (RAD). La cultura del
litigio y los sistemas
alternativos. Ventajas y
críticas. Gama de opciones de
la RAD
Al hablar de resoluciones alternativas, se debe tener en cuenta que en
verdad la forma de solucionar los problemas de nuestros antepasados, y
previo a la existencia del Estado de derecho, era a través de estos
mecanismos, con otras características y otras herramientas, pero mucho
después se implementó el sistema jurídico como vía para la resolución de
conflictos, por lo que perfectamente se podría afirmar que el sistema
alternativo para la resolución de conflictos fue el derecho y no a la inversa.

Pero ocurre que nuestra cultura, y particularmente nuestra formación como


abogados, nos ha llevado a lo que se conoce como la cultura del litigio,
donde los problemas se resuelven en tribunales por medio de un juicio o no
se resuelven. Esto sucede ya sea porque no son trascendentes para el
sistema, aunque para las partes afectadas sean muy importantes, o porque
no se tiene los recursos necesarios para acceder al servicio de justicia, y esta
es una de las desigualdades más terrible que existe, porque no poder ejercer
un derecho por falta de recursos económicos es una de las más grandes
injusticias.

Aun aquellos que pueden acceder al sistema jurídico, se encuentran con que
el objetivo de este es abstracto, es buscar la verdad, hacer justicia, que no
necesariamente se traduce en solución del problema. El juez utiliza un
sistema de adjudicación, de allí que se hable de adjudicar el derecho. Las
partes presentarán sus pretensiones, acompañarán las pruebas por las que
consideran que les asisten el derecho que reclaman, y será el tercero el que
decida cómo se resuelve la controversia, pero no según su leal saber y
entender, sino ajustándose a lo que determina la norma.

También se observa que el sistema judicial se encuentra absolutamente


desbordado y saturado por la gran cantidad de causas que llegan a los
estrados, donde la estadística demuestra, además, que son más las causas
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que entran que las que se resuelven. El tiempo de duración de los procesos
judiciales hace que una causa ordinaria lleve años para su resolución, y como
se ha dicho siempre, justicia tardía, no es justicia. Toda esta situación
demuestra que el sistema judicial no es eficaz, pero además de ello y más
grave aún es que el sistema no es creíble ni confiable para los ciudadanos,
para el ciudadano común, y eso afecta mucho más la institucionalidad de la
justicia.

Por ello, es indispensable aplicar otros métodos de resolución de conflictos,


más económicos, eficaces, breves y justos, que procuren efectivamente
resolver el problema planteado entre las partes, que persigan como objetivo
central la paz y la disolución del conflicto, para que muchas de las causas que
hoy terminan en los tribunales puedan ser tramitadas por estos medios,
garantizando a todos aquellos ciudadanos que de otra manera no tienen
acceso a la justicia, ya sea por falta de recursos económicos o porque sus
conflictos no encuadran en las conductas prohibidas (tal como se desarrolló
en la primera unidad) y, en consecuencia, el sistema judicial no les brinda
respuesta a los actores involucrados.

Fue a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, y, sobre todo,


en el contexto internacional, que se empezó a plantear la necesidad de
pensar en formas alternativas de resolver conflictos. La humanidad no se
podía permitir que la violencia y la guerra fueran la única forma de
solucionar sus problemas y que eso significara millones de muertos. Por ello,
se empieza a trabajar en los métodos de resolución alternativa de conflictos
o disputas (RAC o RAD), y, entre otros, se comienzan a desarrollar la
negociación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, etcétera.

Surge de esa manera a nivel mundial un fuerte movimiento de resolución


alternativa de conflictos. Así, estos métodos se empiezan a aplicar a todo
nivel, tanto para resolver problemas a nivel internacional como entre dos
empresas o dentro un mismo grupo, incluso entre personas individuales,
que eligen resolver sus conflictos de una forma distinta y pacífica, en lugar
de recurrir a un tercero, el juez, que dirima quién tiene razón y quién no.
También, el procedimiento de negociación particularmente se implementa
para aquellas ocasiones en las que se debe tomar una decisión para evitar
llegar a un conflicto posterior.

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Figura 1: Objetivos métodos R.A.D.

Fuente: elaboración propia.

Debe tenerse presente que este método no tiene como objetivo el


reemplazo del sistema judicial. Muy por el contrario, debe complementarse
con él, logrando constituir un sistema de resolución de conflictos eficiente,
que se inicie con las instancias a su más bajo nivel y, si es posible, en forma
descentralizada, y luego, a medida que sea necesario, ir avanzando a
métodos de mayor nivel, reservando como última instancia el proceso
judicial. Esto se conoce como principio de subsidiariedad.

Por otro lado, no debe obviarse que existe gran cantidad de conflictos que
no pueden ser resueltos por otra vía que no sea la judicial, ya sea porque son
de orden público o por cuestiones que no son disponibles por los
particulares, como se verá en las próximas lecturas. Ejemplo de estas
situaciones puede ser la discusión de un régimen de visita o una cuota
alimentaria, donde las partes en conflicto podrían discutir y acordar en una
instancia de mediación, con la colaboración de un tercero neutral llamado
mediador, como ya se desarrollará. Pero esas mismas partes no pueden por
intermedio de una instancia de mediación declarar un divorcio, ya que eso
le corresponde a una autoridad en representación del Estado, que fue la
misma autoridad que en nombre del Estado declaró y reconoció
oportunamente ese matrimonio. Lo mismo ocurre con aquellas causas
penales de orden público, y que no son materia disponible de las partes,
aunque estas puedan acordar en mediación los respectivos a
indemnizaciones u otras acciones civiles derivadas de la acción penal.

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Ventajas de la resolución alternativa de disputas (RAD)

Los métodos RAD presentan determinadas ventajas que hacen aconsejable


su uso, a saber:

Figura 2: Ventajas de los métodos RAD

Justas

Confidenciales Económicas

Ventajas
Resolución
Rápidas
Alternativa Flexibles
de Conflictos

Exitosas Informales

Fuente: elaboración propia.

Rápidas: el problema puede ser resuelto en pocas semanas y no tardar años


como un litigio judicial.

Confidenciales: todo lo que se habla en una mesa de negociación,


mediación, etcétera, queda cubierto por la confidencialidad, que es una
garantía para las partes y para el tercero neutral involucrado, como por caso
es la mediación.

Informales: no poseen una estructura rígida como es el proceso judicial.

Flexibles: las partes tienen la libertad de acordar lo que consideran que es


más conveniente para ambas, sin estar atadas a ningún precepto legal.

Económicas: los costos siempre son inferiores a los que ocasiona el litigio en
los tribunales.

Justas: como se dijo anteriormente, la solución es lo que las partes


consideran más conveniente y justo para ellas.

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Exitosas: desde las estadísticas, está demostrado que los resultados son más
exitosos que los de los juicios, pero, además, el cumplimiento de los
acuerdos alcanzados es más eficiente, ya que la parte que fue protagonista
para llegar a ese acuerdo siente un compromiso más fuerte con este.

Críticas a la resolución alternativa de disputas (RAD)

Por supuesto que estos métodos no son perfectos ni mucho menos, y


consecuentemente poseen críticas importantes que es necesario conocer:

Figura 3: Críticas a la Resolución Alternativa de Disputas

Fuente: elaboración propia.

El desequilibrio de poder entre las partes: nunca la situación de poder entre


los actores es igual, ya que tienen posiciones económicas, sociales,
culturales, etcétera, distintas y, por ello, una parte puede no estar en
condiciones libres de acordar o no conocerá sus derechos o posibilidades.

Ausencia de representación suficiente para dar consentimiento: esta crítica


está dirigida a aquellos actores que toman decisiones y celebran acuerdos
en representación de personas jurídicas, y en los cuales no siempre se
reconoce el real interés de sus socios o clientes.

Falta de fundamento para la posterior actuación judicial: la crítica se plantea


especialmente en aquellos que sostienen que el acuerdo reemplaza a la
sentencia. Y esto se considera un error, ya que la sentencia puede ser
modificada por otras instancias posteriores, mientras que una vez alcanzado
un acuerdo, el juez queda decididamente atado a lo que las partes
dispusieron.

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La justicia debe prevalecer antes que la paz: y, por último, nos encontramos
con la diferencia más sustancial entre los métodos alternativos y los juicios,
que es la búsqueda de la paz o la justicia.

En definitiva, como se ha dicho anteriormente, más allá de las ventajas y las


críticas, no deben tomarse estos métodos como una forma de reemplazo o
de privatización de la justicia, ya que la RAD será eficiente si el ciudadano
tiene como reaseguro el sistema judicial detrás. No debemos olvidar que el
hecho de recurrir al uso de la fuerza para ejecutar el cumplimiento de un
acuerdo o de un laudo seguirá estando siempre en manos del Estado y no
de los particulares.

Además, funcionando en un sistema coordinado y de cooperación, los


beneficios que estos métodos, conjuntamente con la instancia judicial,
pueden traer a la implementación del servicio de justicia, como así también
a la búsqueda de paz social, son muy importantes.

Gama de opciones de la RAD


Existen numerosas opciones de resolución alternativa de disputas que se
pueden poner en práctica a los fines de buscar otra forma de resolver
conflictos que no sea el sistema judicial.

Muchas de ellas no son conocidas ni divulgadas, y probablemente ese sea su


mayor déficit, que hace que las resoluciones no sean aplicadas, salvo casos
excepcionales.

A continuación, haremos mención de algunos métodos RAD que se


encuentran descriptos en el libro Mediación para resolver conflictos, de las
autoras Elena Highton y Galdys Álvarez (1995).

En primer lugar, se describen los cuatro métodos más comunes y usados


para luego desarrollar herramientas más desconocidas pero igual de útiles.

La negociación es un procedimiento que “…se hace directamente por las


partes, sin ayuda ni facilitación de terceros. Es un proceso voluntario,
predominantemente informal, no estructurado, que las partes utilizan para
llegar a un acuerdo mutuamente aceptable” (Highton y Álvarez, 1995,
p.119).

La Conciliación “…consiste en un intento de llegar


voluntariamente a un acuerdo mutuo, en que puede ayudar
un tercero quien interviene entre los contendientes en forma
oficiosa y desestructurada, para dirigir la discusión sin un rol
activo”. En América Latina este vocablo se lo utilizar para

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nombrar la facilitación de un acuerdo presidido por un juez.
En este sentido, en la mayoría de los Código Procesales se
regula la conciliación para permitir que el juez convoque a las
partes en litigio a fin de intentar que lleguen a un acuerdo.
(Highton y Álvarez, 1995, p.119-120).

La Mediación es un procedimiento informal, no estructurado,


no adversarial, en el cual un tercero neutral ayuda a las partes
a negociar para llegar a un resultado mutuamente aceptable.
El mediador no actúa como juez, pues no puede imponer una
decisión, sino que ayuda, colabora, con las partes a identificar
los puntos en controversia, a explorar las posibles bases de
un pacto y las vías de solución. (Highton y Álvarez, 1995,
p.120).

El arbitraje es un procedimiento por el cual se somete una


controversia, por acuerdo de las partes o por imperio de la
ley, a un árbitro o a un tribunal de varios árbitros que dicta
una decisión (LAUDO) sobre dicha controversia que es
obligatoria para las partes. Al escoger el arbitraje, las partes
optan por un procedimiento privado de solución de
controversias en lugar de acudir ante los tribunales. (Highton
y Álvarez, 1995, p.121).

Otros métodos

Mediación/Arbitraje (med/arb): es una combinación de


ambas figuras, por la cual las partes se comprometen a
intentar resolver su contienda a través de un procedimiento
escalonada, en virtud del principio de subsidiariedad,
empezando por un nivel más bajo, esto es la mediación, y
luego, si no se logra un acuerdo, pasar a un nivel más alto de
resolución como es el arbitraje. Este procedimiento
combinado asegura la resolución del conflicto, porque si no
hay acuerdo en la mediación, pasará a decisión de un tercero
neutral en calidad de árbitro, pero el problema al final tendrá
una resolución. Para su aplicación las características de cada
uno de estos dos métodos son las comunes a cada uno de
ellos. (Highton y Álvarez, 1995, p.123).

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Arbitraje/Mediación (arb/med):es la combinación de los dos
procedimientos anteriores, pero en orden invertidos.
Primero se desarrolla el juicio arbitral, en el cual el árbitro
dicta un laudo (decisión final) pero no lo hace público, por el
contrario, lo reserva en un sobre cerrado, lo pone a
disposición de las partes y se retira del lugar. Las partes tienen
la posibilidad de abrir el sobre, conocer la decisión y ha
concluido el procedimiento, o bien, recuperar el proceso de
negociación para ellas, no abrir el sobre y buscar una solución
acordada por ellas. Si al entrar nuevamente el árbitro a la
sala, las partes han decidido no abrir el sobre y tratar de
lograr un acuerdo, pues el tercero neutral se convierte en
mediador. Si se llega a un acuerdo, el sobre se destruye y
nadie sabrá cuál era la decisión del tercero, por el contrario,
si no se logra un acuerdo se abre el sobre y se hace público el
laudo, que será obligatorio para las partes en conflicto.
(Highton y Álvarez, 1995, p.124).

Medaloa: esta herramienta la puede sugerir el mediador


cuando ve que el proceso llega a su fin y las partes no ha
podido lograr un acuerdo. Entonces se ofrece actuar como
árbitro por el sistema de arbitraje de la última oferta. Es decir
que optará como árbitro entre las dos últimas ofertas
sugeridas en la mesa de mediación, pero sin poder partir las
diferencia, es decir, será una opción o la otra. Al decir de las
autoras mencionadas, esto motiva a las partes a hacer nuevas
concesiones, y si no lo logran reducir el conflicto, se aplica el
arbitraje mencionado. (Highton y Álvarez, 1995, p.125).

Alto-Bajo (high-low): Las partes van acordar un máximo y un


mínimo, que será lo que perciba el acreedor. Pero la calidad
de acreedor aún no está definida, y eso será sometido a
arbitraje. Si el árbitro decide que si es acreedor percibirá el
máximo, por el contrario, si decide que no, percibirá el
mínimo. El objetivo de este método es incitar a utilizar el
arbitraje para decidir la calidad de acreedor de una parte
cuando esto está discutido. Generalmente quién aduce ser
acreedor no acepta el arbitraje, pero sabiendo que aun no
siendo reconocido como acreedor igual gana, es una forma
de estimularlo a participar. Y por el lado del deudo, tiene la
posibilidad de acordar un máximo más bajo del que debería
afrontar si fuera en sede judicial. (Highton y Álvarez, 1995,
p.125).

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Pericia arbitral: Este mecanismo, previsto en el Código de
Comercio, como expeditivo modo para la solución de
diferendos que en la ejecución de ciertos contratos se
suscitase sobre cuestiones de hecho, y lo decidido por el
árbitro tiene valor de cosa juzgada con relación a tales
hechos. (Highton y Álvarez, 1995, p.125).

Experto neutral: cuando los conflictos versan sobre


cuestiones técnicas para partes pueden contratar a un
experto neutral, quién emitirá una opinión técnica neutral
sobre los hechos o pautas puestas a su consideración. Las
partes pueden pactar sobre el alcance del dictamen y la
obligatoriedad o no de éste. (Highton y Álvarez, 1995, p.126).

Oyente neutral: las partes recurren a un tercero con


destacados antecedentes y de confianza de ambas. Ellas le
presentarán al oyente, la mejor propuesta posible que está
en condiciones de efectuar a la contra parte. Éste las evalúa,
las compara y luego informa si las propuestas se acercan lo
suficiente como para justificar la celebración de reuniones
con el fin de pulir y ajustar las diferencias. EL oyente neutral
no necesita explicar qué criterio uso para analizar las
propuestas y debe mantener absoluta y estricta reserva de
cada propuesta, al menos hasta que las partes lo eximan de
esa obligación. (Highton y Álvarez, 1995, p.128).

Ombudsman: también conocido en los países iberoamericanos como


defensor del pueblo, cumple un rol de mediador entre la administración
pública y los ciudadanos, y se convierte así en una instancia alternativa de
resolución de conflictos.

Mini juicio: este procedimiento no es un juicio chiquito, sino


una presentación oral efectuada por los abogados ante los
directivos de las empresas que se encuentran en conflicto,
quienes luego intentan arribar a un acuerdo. La ventaja es
que se produce in intercambio de información entre partes,
ya que los abogados presentan los elementos de mayor
envergadura y prueba en forma privada a sus representados
y a los contrincantes. Ello conlleva que ambas partes
conozcan la situación del otro, y puedan buscar una solución
imaginativa y conjunta, sobre todo en casos de gran
complejidad, y por otro lado permite que aquellos directivos

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que no habían tomado contacto con el caso, se interioricen y
participen en forma activa para su resolución. (Highton y
Álvarez, 1995, p.133).

Alquiler de un juez: las partes recurren a este mecanismo


como una forma de evitar tribunales y la instancia judicial por
su demora. Es un procedimiento privado donde las partes
contratan a quién deberá actuar en la toma de la decisión
final, y que generalmente se busca a un juez retirado. A
diferencia del arbitraje, en este caso el “juez” deberá fallar
según el derecho positivo y los antecedentes, como lo haría
si aún estuviera en ejercicio de la magistratura, y las partes
aceptan previamente que la decisión será obligatoria para
ellas. (Highton y Álvarez, 1995, p.135).

Breve noción de métodos de resolución de conflictos:


adversariales y no adversariales. Rasgos distintivos y
análisis comparativo

En primer lugar, los métodos de resolución de conflictos pueden ser


clasificados en métodos adversariales o métodos no adversariales, a saber:

Figura 4: Comparación de ambos métodos

•Las partes están enfrentadas entre sí y son contendientes.


Métodos •Un tercero suple la voluntas de las partes y toma la decisión.
•Si una parte gana la otra necesariamente pierde, soluciones
adversariales "todo o nada".
•La decisión pone fin al litigio.

•Las partes actúan juntas y cooperativamente.


Métodos no •Las partes mantienen el control del procedimiento y
acuerdan la propia decisión.
adversariales •Todas las partes se benefician con la solución que juntas han
creado.

Fuente: elaboración propia.

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Por otro lado, según quién toma la decisión final para resolver el conflicto,
se los puede clasificar en métodos de autocomposición o métodos de
heterocomposición:

Figura 5: Tipos de métodos

• Son las propias partes quienes


Métodos de arriban a una solución. Ningún
autocomposición tercero toma ni impone una
decisión.

• Siempre la decisión que pone


Métodos de
hererocomposición
fin al conflicto es tomada por
un tercero distinto a las partes.

Fuente: elaboración propia.

A partir de estas dos clasificaciones, se puede afirmar que la negociación es


un proceso de resolución alternativa de conflictos de característica no
adversarial, ya que las partes actúan en forma cooperativa para resolver el
problema y no como adversarios. Asimismo, es un método de
autocomposición porque el resultado final va a surgir de las propias partes y
no de un tercero ajeno al conflicto.

En el siguiente cuadro, se puede visualizar claramente cuál es el poder que


poseen las partes o los terceros en diversos métodos de resolución de
conflictos. Se observa que en la negociación el poder es absolutamente de
las partes, y esta es una de las características principales de este proceso.

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Figura 6: El poder en la solución de conflictos

Fuente: elaboración propia.

Diferencias entre negociación, mediación, arbitraje y


conciliación

En el cuadro siguiente, se pueden observar claramente las diferencias y


semejanzas entre estos distintos procesos de resolución de conflictos:

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Tabla 1: Cuadro comparativo entre los métodos

Conciliación Negociación Mediación Arbitraje


Método no Método no Método no Método adversarial
1 adversarial y de adversarial y de adversarial y de y
autocomposición autocomposición autocomposición heterocompositivo
2 Informal y no Informal y no Informal y una Informal y
estructurado estructurado mínima estructura estructurado
3 Consensual o Consensual Consensual o Consensual o
imposición imposición imposición
4 Confidencial Confidencial Confidencial Confidencial
5 Interviene tercero No interviene un Interviene un Interviene un
neutral en calidad tercero tercero en forma tercero neutral
pasiva activa (el para tomar la
mediador) decisión final
6 Solución adoptada Solución adoptada Solución adoptada Solución adoptada
por las partes por las partes por las partes por un tercero
(árbitro)
7 Acuerdo Acuerdo Acuerdo Laudo (obligatorio
(obligatorio para (obligatorio para (obligatorio para para las partes y
las partes) las partes) las partes y ejecutable)
ejecutable)

Fuente: elaboración propia.

1) Se hace referencia a los métodos en los que se incluye a cada proceso, y


que fueron desarrollados anteriormente.

2) Según las características del procedimiento, debe aclararse que, en el


caso del arbitraje, si bien reviste algún grado de formalidad, esta es flexible
y rígida como en el juicio.

3) Se hace referencia a la instrumentación del procedimiento, ya que puede


ser por consenso o, en algunos casos, por imposición de la ley o forzoso,
como lo veremos más adelante.

4) El secreto o no en las actuaciones y discusiones que se llevaron adelante.

5) Se precisa si en el proceso tiene intervención algún tercero, y en los casos


en que efectivamente lo hacen, en qué calidad o rol dentro del proceso.

6) Quién adopta la decisión final.

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7) Instrumento por el cual se formaliza la decisión final y sus efectos para las
partes.

Observando este cuadro se percibe que, en principio, no existirían


diferencias entre la conciliación, la negociación y la mediación. Y en verdad,
la mediación es un proceso de negociación entre partes, asistidas o
apoyadas por uno o dos mediadores profesionales, neutrales, quienes
tienen un rol activo en el proceso, pero no son los que van a adoptar la
resolución final, no son jueces, sino que su función es, a través de diversas
técnicas y herramientas, colaborar y trabajar con las partes para que ellas
puedan arribar a un acuerdo satisfactorio para ambas. Por otro lado, el
proceso de negociación es directo entre partes y no existe la colaboración ni
la participación de ningún tercero en él. En la conciliación la gran diferencia
con la mediación radica en el rol que cumple ese tercero, ya que en este
procedimiento tiene un rol muy pasivo.

Con el resto de los mecanismos las diferencias son más importantes y están
claramente desarrolladas en el cuadro y en los conceptos descriptos
anteriormente.

Se podría afirmar que un proceso lógico, a los fines de resolver un conflicto,


debería ser que en primera instancia las partes, entre ellas, negociando,
intenten lograr una solución acordada y que dé por terminado ese problema.

Pero cuando los actores en el proceso afrontan problemas de comunicación,


por su alta emotividad u otro impedimento, lo que pone en riesgo la
posibilidad de una solución negociada, se puede intentar una conciliación
con la presencia del tercero, por ejemplo, un juez de paz.

Si la comunicación y el diálogo no se puede entablar de manera correcta y


no se puede avanzar, se puede recurrir a la mediación. La mediación es,
como se dijo anteriormente, una variante del proceso de negociación. Si
bien se aplican a esta las mismas reglas generales, se distingue de la
negociación porque se incorpora un tercero neutral al que llamamos
mediador. Siguiendo al autor Pinkas Flint (1988), podemos decir que:

El rol del mediador, a diferencia del que participa en la


conciliación, es uno activo, el de facilitador, quien recoge
inquietudes, traduce estados de ánimo y ayuda a las partes a
confrontar sus pedidos con la realidad. En su rol, el mediador
calma los ánimos exaltados, rebaja los pedidos exagerados,
explica posiciones y recibe confidencias. El mediador debe
ganarse la confianza de ambas partes y siempre seguirán
siendo ellas las que arriben o no a la solución. (Pinkas Flint,
1988).

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Tanto para la conciliación como para la negociación y la mediación, el
proceso es clásico, flexible y elaborado a la medida de las partes.

Si después de haber intentado estos mecanismos el conflicto aún no ha


podido ser resuelto y las partes no han podido lograr un acuerdo entre ellas,
entonces se ven obligados a buscar otra forma de resolverlo y la opción
siguiente es recurrir a un tercero para que en su carácter de árbitro dé una
solución al problema. Solución que las partes por sí mismas y con
colaboración de terceros no pudieron encontrar. En este caso estamos en
un nivel más formal, rígido y elaborado.

Y en el último escalón y al nivel más alto, está situada la herramienta que


debería ser aplicada cuando todos los procesos y métodos anteriores
fracasaron o solo para aquellos conflictos que no pueden ser resueltos por
vías alternativas, pero que, lamentablemente, es la primera a la que se
recurre para dar solución a estos, y es el proceso judicial, litigio o
adjudicación judicial.

Este proceso es aún más formal y definitivamente más impersonal. En esta


modalidad las partes recurren a los tribunales para encontrar una solución,
dejando el resultado a lo que se pueda probar, así como a las normas de los
códigos de procedimientos y leyes o reglamentos. Lo que importa no es la
verdad real, sino la verdad legal. En este método de resolución de conflictos,
se aplican criterios de un mundo normativo formal, legal, los que recaen
sobre hechos que deben probarse en los expedientes (Pinkas, 1988).

Y siempre uno gana y otro pierde, uno tiene el derecho y el otro no lo tiene.
La relación social en estos casos queda definitivamente dañada, y una de las
partes buscará, en algún momento, tomar revancha de ese fallo en el que
salió perdedora.

Además, teniendo en cuenta lo visto hasta aquí, debemos saber que este
último proceso será posible de concretarse cuando el conflicto sea de la
categoría de una conducta prohibida contra una conducta permitida, ya que,
si nos encontramos en uno del tipo de permitido versus permitido, será
imposible resolverlo por la vía judicial, con lo que el conflicto quedará
irresuelto y con las consecuencias que esa situación genera para cualquier
tipo de relación social.

Para cerrar este aspecto, podemos reiterar que el proceso integral para
lograr la resolución de un conflicto debe ir de menor a mayor en relación con
los métodos o mecanismos que se decide utilizar. Debe empezarse siempre
por la menor conflictividad, menor costo, tanto económico como en el
tiempo, y sin la intervención de nadie más que la partes; luego, si esto no
funcionó, buscar la ayuda de un tercero; si también fracasa, pues se le
solicitará a una persona elegida y acordada entre ambas partes que tome
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esa decisión; y si ya es imposible llegar a una solución, pues bien, se deberá
recurrir a un juez y se aceptará indefectiblemente la decisión final.

Todo este desarrollo, como se ha dicho, no se lleva a la práctica en la


realidad, ya que cuando existe un conflicto determinado, y que por razones
económicas o sociales se justifique, directamente se lo somete a los
tribunales de justicia. Y si el aspecto económico es muy reducido,
directamente se lo deja sin resolución, ya que no justifica iniciar todo un
proceso que llevará años de duración y con un alto costo económico.

Esto ha generado dos consecuencias muy graves, tal como dijimos


anteriormente. Una de ellas es que producto de que todo tipo de conflicto
se judicializa, la estructura del poder judicial no soporta y se encuentra
absolutamente colapsada, lo que conlleva a una mayor demora en los
trámites, pérdidas de expedientes y demás consecuencias.

Por otro lado, la segunda consecuencia gravísima que se observa es que por
los costos que conlleva presentar una demanda judicial y la demora en
resolverse, el servicio público de justicia no se encuentra al alcance de todos
los ciudadanos, es decir que por razones socioeconómicas sectores
importantes de la población no tienen un adecuado acceso a la justicia.

Pues bien, todos los procesos de resolución alternativa de conflictos que


estamos viendo pueden llegar a ser un importante aporte para resolver
estos problemas. Cuidado, no se encuentra en ellos solos la solución, pero sí
pueden colaborar en descomprimir las barandillas de los tribunales y
además pueden estar a disposición de todos los ciudadanos.
Definitivamente, se reitera que existen conflictos que por su envergadura y
consecuencia social deben ser siempre resueltos por el poder judicial, pero
los problemas de todos los días pueden ser arreglados en estas instancias
alternativas.

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Referencias
Highton, E. y Álvarez, G. (1995). Mediación para resolver conflictos.
Buenos Aires, AR: Ad Hoc.

Pinkas, F. (1988). Principios y técnicas de la negociación internacional.


Lima, PE: ALACCI.

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