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es conocer a Dios; Ahora bien: ¿Cómo conocemos a Dios? ¿Qué conocemos de Dios? Estas
preguntas todo hijo de Dios se las debería de plantear. Aquí nosotros las responderemos diciendo
que Conocer a Dios es: a. Conocer como Dios piensa, b. Cuál es el proceder de Dios, c. Es conocer
la pureza de nuestro Dios, d. Es conocer su deidad; En términos generales esto es lo que Dios es, y
esto únicamente lo conocemos a través de su palabra contenida en la Biblia. Recordemos algo que
es muy importante y es que Dios nos conoce a nosotros desde antes, dice Romanos 11:2: “No ha
desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció…” Pero tenemos que entender que, el
proceso de conocer a Dios, es un proceso que no termina nunca. Desde que oímos, leemos y sobre
todo escudriñamos y entendemos el evangelio, hasta que pasemos a mejor vida. Por consiguiente,
nunca vamos a terminar de seguir aprendiendo y conociendo mejor lo que Dios dice, y es;
Obviamente, esto se logra si estudiamos regularmente su palabra. Veamos lo que dice Filipenses
1:3-6: “Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis
oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el
primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionara hasta el día de Jesucristo” Ahora bien con tristeza hemos visto que la
mayoría de hijos de Dios, no conocen al Dios del Nuevo Pacto, debido a que no conocen el
evangelio, esto porque las congregaciones y especialmente sus líderes no se han interesado en
aprender ellos mismos del evangelio, ni mucho menos de enseñarlo pues lo desconocen,
recordemos lo dijo el profeta Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento….”
Esto lamentablemente en la actualidad es así, el pueblo de Dios está en franca decadencia, por
falta de conocimiento del evangelio en la Biblia. Actualmente los lideres solo se ocupan de
entretener a sus congregaciones, no se ocupan de edificarlos con un buen estudio del evangelio, a
muchos solo les interesan los ingresos económicos de sus congregaciones, sin importarles
alimentarlos bien con estudios de la palabra de Dios. Comprobamos además que con el
conocimiento del evangelio, es que Dios perfeccionara su obra en cada uno de nosotros. Además
es importante acotar, que la obra de Dios en nosotros nunca se terminara, día tras día Dios la va
perfeccionando, esto es semejante a la perfección del oro o del diamante que poco a poco se van
perfeccionando, entre más fuego se le ponga al oro o al diamante mejor se ponen, dicho de otra
manera así es como Dios también va perfeccionando a sus hijos esto es con fuego, de esa manera
mejor nos va poniendo. Leemos en 1 Corintios 3:13 “la obra de cada uno se hará manifiesta;
porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego
la probará. Entonces el conocimiento del Evangelio en la Biblia, es la manera como Dios nos va
formando, si leemos cual era el dolor de Pablo en Gálatas 4:19 lo entendemos mejor, dice: “Hijitos
míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros”,
entonces Dios nos va formando a través de circunstancias o hechos que él establece, pero
fundamentalmente a través del conocimiento de su palabra. ¡GLORIA A DIOS!
Creciendo en el Conocimiento de
Dios
By jdnunez November 1, 2016 Colosenses, El Poder de Dios, Fe, La
Biblia,Obediencia, Oración, Vida Cristiana 2 Comments
Lectura de Hoy:
Colosenses 1 (Da un clic en el pasaje para leerlo)
Versículo clave:
“…para que anden como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en
toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.” Colosenses 1:10
Conclusiones
Conocer a Dios es algo que requiere nuestro esfuerzo y su inteligencia. No es
posible conocer a Dios sin esforzarnos en ser disciplinados en la lectura de su
Palabra y en pasar tiempos de Oración con Él. Pero tampoco es posible conocerle si
basamos todo nuestros esfuerzos en cumplir con una rutina u obligación humana.
El conocimiento de Dios nace de un deseo en nuestro corazón por saber más de Él,
una vez que detectamos este deseo o necesidad debemos orar y pedirle que por su
gracias nos de la sabiduría e inteligencia espiritual para entender su Palabra y
encontrar su carácter y personalidad mientras la leemos, cuando hemos orado
entonces sí estamos listos para demostrar con nuestra vida que no somos hombres
o mujeres que nos quedamos en buenas intenciones, sino que nuestros deseos los
convertimos en acciones, pero más que acciones en un compromiso diario con Dios
y su Palabra. Entonces y sólo entonces logramos empezar a crecer en el
conocimiento de Él.
“El Dios que adoramos” escrito por Gerald Nyenhuis apareció por primera vez en el año
1999 luego en 2003 en una edición revisada, publicado por la editorial Unilit. Este libro
contiene un estudio programado por la Facultad Latinoamericana de estudios teológicos. Al
final del libro, también hay un apéndice con apuntes de varios autores.
El autor dice en la introducción “Actualmente hay muchos que con gran sinceridad adoran
a dios – en minúsculas – esto es, un dios creado a la imagen del hombre, y no conforme a
Su revelación en La Creación, Las Escrituras y en Jesucristo, Dios encarnado”. [1] Todos
tienen una idea de Dios aunque sea muy escasa, a través de La Creación (Romanos 1:20),
pero conocerlo de manera personal es posible solo cuando Él se nos revela a través de Las
Escrituras y su Hijo Jesucristo. Conocerlo como Creador es distinto de conocerlo como
Padre. La relación con Dios es posible ahora, porque tenemos un Mediador, El Señor
LA RELACIÓN CON DIOS ES POSIBLE
AHORA, PORQUE TENEMOS UN MEDIADOR,
EL SEÑOR
. Antes sólo el Sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo una vez al año, ellos lo
conocían más como un fuego que consume, nosotros sabemos que lo es, es un fuego
consumidor, pero lo conocemos como Padre misericordioso también.
¿Se han preguntado alguna vez cuando cantan en la iglesia, a quién le cantamos? ¿Y por
qué cantamos? Debemos hacerlo para la gloria de Dios, para adorarle, como todo en la
vida. El Dios que adoramos…¿pero qué ocurre si no conocemos a Dios?
A quien decimos adorar debemos conocer primero. Se trata de conocer a un Dios infinito,
“estamos así ante una paradoja: la de conocer al Incomprensible”.[2]
El autor aclara que “cuando hablamos de incomprensibilidad queremos aseverar con ello
que nuestro conocimiento de Dios se limita (1) a lo que Él revela y (2) a nuestra capacidad
de comprensión”.[3]
Para conocer a Dios, se deben conocer sus atributos. Un atributo es algo que se conoce de
Dios. Aquí el autor separa los atributos en dos: los comunicables y los incomunicables.
“Los atributos incomunicables hablan de la trascendencia de Dios (significa que Él no
forma parte del Universo creado, Dios creó el Universo pero NO es el Universo, ni
tampoco depende de Su creación). Los atributos comunicables hablan de su inmanencia (la
inmanencia se define como el hecho de que Dios puede relacionarse con el Universo que
ha creado)”.[4]
Cuando veo lo que es Dios y cuando veo lo que soy yo, digo como Job: “De oídas había
oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que he
dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza”. [5]
Leer este libro me recordó que debo tener cuidado hasta en la forma
en cómo pronuncio Su nombre, Él es Santo
LEER ESTE LIBRO ME RECORDÓ QUE DEBO TENER CUIDADO HASTA EN LA FORMA EN CÓMO
PRONUNCIO SU NOMBRE, ÉL ES SANTO
Yo puedo tener un conocimiento limitado de Él, pero Dios conoce hasta las sombras más
finas de mi corazón, y aun así no me desprecia, escucha los pensamientos más depravados
pero igual aquí estoy, salva.