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EUTANASIA

De vez en cuando alguna ¨muerte por piedad¨ replantea este tema ante la
consideración de la opinión publica. Se podría un caso de una niña que murió a manos
de sus padres porque padecía una enfermedad incurable; o la del padre que tiró a su
hijito deforme al río: o el de el hermano que mató a su hermano para no verle sufrir.
La solución la da la gente, muy a menudo, con un si o un no netos, mientras habría que
distinguir varios aspectos: el jurídico y el moral, el subjetivo y el objetivo, los motivos
para rechazar la eutanasia y los presupuestos en que se basan.

1. Problema católico:
El catolicismo, da su punto de vista: Se debe respetar la vida humana y evitar el
homicidio: la guerra justa, la pena de muerte y la legítima defensa. El moralista Perico
trató de explicar el enigma: La vida es el primer valor entre todas las cosas. Sus
capacidades, su origen y su destino, que supera el tiempo, lo colocan el la cima de toda
la realidad. No hay un valor más alto en nombre del cual pueda pedirse la supresión de
la vida. Incluso los casos en que parecía existir una excepción, Ej. la muerte como
medio extremo de legitima defensa, no son en definitiva, más que expresiones del
mismo principio en cuanto acción protectora del propio valor de la vida.
La expresión del jesuita es hábil, pero no elimina todas las perplejidades. En efecto, no
es difícil encontrar en el mensaje cristiano elementos que parecen inducir a una actitud
benigna respecto de quien mata por piedad. No se trata solo de recordar la benignidad
de Cristo con los pecadores, por fragilidad y debilidad, ni se trata solo de apelar a su
constante ¨humanidad¨: se trata de tomar conciencia de que la vida del cuerpo no lo es
todo para el cristiano. El cuerpo no es un mero instrumento del alma y no siquiera un
simple medio expresivo de la voluntad de la persona, sino un elemento constitutivo
esencial del hombre, que para nosotros es justamente un solo ser, compuesto de alta y
cuerpo.
El único valor absoluto es Dios, y el único precepto es el de la caridad, que tiene por
objeto al prójimo además a nosotros mismos. No rechacemos ni el ascetismo cristiano,
ni el heroísmo de los mártires, que concuerdan en considerar la existencia de valores
superiores a los de la salud y de la vida física.

2. Problema jurídico y problema moral:


El derecho mira la acción exterior y juzga según determinados criterios de presunción.
La responsabilidad jurídica de quien mata por piedad, obrando personalmente y tal vez
tomando sobre si toda la iniciativa, se da ciertamente; por eso se le puede exigir que
responda de sus actos. Pero eso significa sin más que sea culpable también
moralmente; no solo porque en aquel momento podría haber estado incapacitado para
entender y querer, sino porque ha podido obrar en perfecta buena fe, según Cánones
morales que no son los supuestos por la Ley, pero que no por eso eso son para él
morales.
Sólo jurídicamente y no moralmente podemos juzgar a nuestro hipotético malhechor.
Pero, aun quedándonos en el campo del derecho, es justo preguntarse si el caso no
revela algo que no funciona. Pues al no prever nuestro castigo nada acerca del caso de
eutanasia, quien mata por piedad ha de ser incriminado por homicidio voluntario,
agravado por la premeditación e incluso tal vez por la relación de parentesco con la
víctima: crimen por el que las penas son muy graves.

3. Pecado objetivo y pecado subjetivo:


Con respecto a esto, pretendemos advertir que, aun desde el punto de vista moral, la
dimensión sigue siendo doble, según se considere el pecado justamente o
separadamente de la convicción del sujeto en efecto, un pecado podría ser un mal en
sí, pero no para mí, si mi conciencia a pesar de toda la buena voluntad no logra
percibirlo como un mal. Frente a un juicio de la Iglesia tan claro y perentorio, no sirve
de nada decir que la muerte se causa por piedad, es decir, por el empuje el amor, para
evitar una existencia infeliz. La vida es siempre un don de Dios.
Desde el punto de vista objetiva, la eutanasia es siempre un mal, pues entraña la
malicia del homicidio. En cambio, en la valoración subjetiva el juicio seria diverso, si se
llegase a probar que quien mata por piedad creía hacer un bien y obrar por amor.
Habrá que dar la alerta sobre la posibilidad de confundir la infelicidad ajena con la
propia, o sobre el equivoco de llamar con el noble nombre de amor lo que solo es
vulgar egoísmo; pero hecho esto, no se podrá negar que haya personas sinceramente
convencionales de que es mejor suprimir una existencia infeliz que no conservarla.

4. La eutanasia y la secularización:
Los juristas son contrarios a tales propuestas viendo en la eutanasia la posibilidad de
eliminar a enemigos implacables, competidores peligrosos, testigos incomodos o
familiares molestos. También los médicos están por lo general en contra de la
eutanasia, pues no desean ciertamente la desconfianza de los clientes ni toleran el de
verse rebajados.
De modo que por fe llegamos a la certidumbre de que la vida humana nunca carece de
valor, ni siquiera cuando nos encontramos clavados en una cama o nos vemos
obligados a llevar una existencia de dolor y llanto.
La única perspectiva dentro de la cual se combate contra la eutanasia es la perspectiva
de la fe, es decir, el derecho positivo divino o el derecho natural proveniente de un
legislador divino que se reserva celosamente el sector de la vida.

Eutanasia Análisis
Cada persona tiene un punto de vista que difiere y varía de lo que otras personas
piensan, y este tema creo que podemos decir, es algo complicado, mientras muchos
tienen creencias y principios basados en la religión, otros podrían no tenerlos y aun así
estar en contra de la eutanasia.
Sin embargo, el tomar una decisión como esta depende de las circunstancias de cada
paciente, circunstancias en las cuales se debe evaluar los puntos; Jurídicos y legales
como prioridad a favor de la familia del individuo, seguidos por la subjetividad y el grado
del pecado que se estaría cometiendo. Y muchas personas ven este tipi de situaciones
y se acomplejan manifestando la inmoralidad de la gente que ha procedido a tomar una
decisión a favor de este, que aún es visto como un delito que transgrede la ley escrita y
católica.
No obstante, la moral no se basa nada más en temor hacia una entidad mayor a la
nuestra que impone castigos a su incumplimiento, La moral se centra en un criterio, la
razón y un análisis a la magnitud de la situación, donde se podría tomar en cuenta;
 la voluntad del enfermo (consiente) en cuanto a la decisión de acabar con
su sufrimiento, y los posibles gastos familiares de tratamiento considerados
inútiles al no poder brindar una ayuda absoluta, sino parcial, que lo único que
hace es aplazar y generar costos que no valdrán la pena.

 La evaluación sobre un paciente que se encuentra en un estado


inconsciente de su condición, cuya decisión será tomada de manera involuntaria
y ajena a el mismo interpretando su voluntad ante su situación.
Los derechos fundamentales del hombre derivan de su condición de persona. los
derechos fundamentales del hombre, y en primer lugar el derecho a la vida, que
además es irrenunciable, se encuentra fuera del alcance de toda discusión humana, se
toman en cuenta en las discusiones morales que evalúan al individuo como un ser
metafísico e integral y plantean las sustancias individuales de cada persona y su
naturaleza racional.
“Muerte digna”, es también otra forma de llamar a la Eutanasia. Algunas personas
argumentan que la vida con salud al borde y un deterioro paulatino, llega a ser algo
indignante o penoso, que no merece la pena cuidar o proteger justificadamente. Y es
ante este comentario donde se crea polémica y una difusión comparativa hacia la
población que vive en condiciones deplorables y muere de hambre en localidades
tercermundistas
personas que, en situaciones peores que las que a veces. reclaman la muerte, viven su
deteriorada vida con sentido positivo, porque se ven rodeados de cariñosa ayuda.
De hecho, en los países en que está legalizada la eutanasia voluntaria son frecuentes
los casos en los que se ha causado la muerte sin el consentimiento del enfermo e
incluso en contra de su voluntad, lo que crea un estado de angustia entre la gente de
avanzada edad, por el temor de que, en cualquier momento.
TRASPLANTE DE ÓRGANOS. LA RESPUESTA LEGISLATIVA DE AMÉRICA
LATINA; ANALISIS

ES muy importante que estemos informados y enterados de los cambios o movimientos


que se están generando en el mundo de la medicina últimamente, tal vez,
personalmente no estemos muy relacionados con éste, más, siempre es bueno estar al
tanto de las regulaciones y leyes que rodean situaciones que ocurren esporádicamente.
La necesidad de y el brindar ayuda al prójimo tiene un límite, este puede ser la misma
gente y su reacción hacia la creciente demanda en donación de órganos, por qué a
pesar de los avances tecnológicos para hacer de esta operación algo más seguro,
muchas personas siguen temiendo al proceso, o, simplemente difieren de la necesidad
común, a lo que deciden no realizar ningún tipo de donación póstuma personal o de
algún relativo, existen razones legales y personales que limitan a muchos médicos de
proceder a actuar, donde se debe tomar la ética profesional y los derechos del donante.
Este trabajo muestra que la práctica del trasplante sería imposible sin la aceptación, sin
discusión, de esos supuestos que nuestra cultura considera valiosos. Además, elabora
éticamente estos supuestos y sus consecuencias.

Y algunos se preguntan ¿Es esto cuestión de empatía?, Por qué no todos somos
empáticos y por ende, capaces de comprender el dolor, depresión, impotencia y
ansiedad que tienen que pasar los enfermos, pero si podemos brindar una esperanza
de vida para aquellos que la necesitan, y como ya se ha dicho anteriormente, donar o
recibir un órgano, parece estar lejos de nuestro entorno, sin embargo, este podría llegar
a ser nuestro caso en un futuro, la vida está llena de incertidumbre y desconocemos
completamente el futuro. Esto se percibe en abstracto como un acto que ocurre cuando
una persona fallece; la donación y el trasplante de órganos son percibidos como
experiencias ajenas a la realidad de la mayoría de la sociedad, que denota su
desconocimiento hacia este tipo de procesos. Nos parece que es algo que sucede en la
vida de los otros, y no creemos que todos y cada uno de nosotros o de nuestros seres
queridos, estamos y están expuestos tanto a requerir un trasplante como en un
momento dado, a ser candidatos a ser donantes. La necesidad de un órgano o el ser
donantes se percibe más como un problema individual o de una familia en especial,
que como un problema social.
Lo más recomendable seria que la donación fuese totalmente moral y empática, aun
haciendo saber a los civiles este tipo de mensaje, y este es el problema de miles y
miles de pacientes es tan evidente, que la única conclusión a la que llegamos es que
necesitamos una solución rápida para estos miles de pacientes, una solución que nos
involucre a todos como sociedad.
Por ende, no podemos sentarnos a esperar a que la población o comunidad tome
conciencia ante estas situaciones, por qué, la donación de órganos debería ser un
compromiso ético.
Aun así, este rechazo ha llegado a ser de parte de posibles donadores, así como
también lo ha sido por parte de los necesitados, el cual es un tema igual de
complicado, debido a los tabús y rechazos a cargar con un elemento ajeno al cuerpo
del paciente en si, se encuentra el rechazo psicológico. El cuerpo puede decir si y la
cabeza decir no, porque la mente humana también juega un papel determinante en el
éxito o fracaso del trasplante, al igual que El rechazo físico se debe a la diferencia entre
el código genético del donante y del receptor del órgano. El objetivo de los
inmunosupresores es evitar el rechazo sin favorecer con ello el riesgo de infección.

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