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La guerra hispano-estadounidense

Y LA SUBSECUENTE GUERRA FILIPINO-ESTADOUNIDENSE

Simón Palacio Cardona


Antecedentes
Las guerras que se llevaron a cabo durante los últimos años del siglo XIX
son resultados de una serie de condiciones y eventos tales que
concluyeron con dos independencias, el fin del imperio español y el
comienzo del imperialismo estadounidense.
❖Guerra de independencia cubana (1895-1898).
❖Destino manifiesto.
❖Doctrina Monroe.
Estados Unidos y su relación con Cuba
Desde los tiempos del presidente Jefferson, Cuba había mantenido una gran
atención del gobierno estadounidense por tratarse de un punto estratégico, y
porque se ubicaba en la “esfera” norte del continente americano.
El presidente Quincy Adams añade: “Al examinar el curso probable de los
acontecimientos, difícilmente puede resistirse la convicción de que la anexión
de Cuba a nuestra república federal se hace indispensable para la
continuidad y la integridad de la unión misma”.
Con la segunda llegada a la presidencia de Grover Cleveland (1893 – 1897),
Estados Unidos comenzó a considerar tomar acción en la dicha isla, aunque
no de forma tan activa como hizo el siguiente presidente.
Cleveland decidió mantenerse neutral, argumentando que
no consideraba que los rebeldes cubanos representasen
una fuerza beligerante. Aun así, estuvo muy atento en
mantener los intereses estadounidenses en la isla.
El problema radicaba en que, para comienzos de 1890,
las inversiones en la industria azucarera cubana habían
sobrepasado los 100 millones de dólares. La rebelión
provocó la destrucción de muchas plantaciones y la
muerte de muchos trabajadores, cosa que afectó
seriamente las inversiones.
Esto llevó a que los estadounidenses empresarios,
propietarios o residentes de tierras en Cuba, mandasen
constantemente manifiestos al gobierno de Cleveland
para que interviniese y protegiese sus negocios y
haciendas.
A este le siguió el presidente William McKinley, que sí
estuvo activamente involucrado en la guerra, aunque
llegó a ella ‘un poco por las malas’. Grover Cleveland (1837 – 1908)
La administración McKinley y la preguerra (1897 – 1901)
Una vez fue elegido, toda la presión
popular y del Congreso cayó sobre él,
dado que todos esperaban que él sería
el presidente que por fin tomaría las
medidas necesarias.
McKinley, que curiosamente también
fue veterano de la Guerra de
Secesión, era bien conocido por ser
muy bonachón y pacífico. “Es todo lo
contrario a la guerra”. Y se mantuvo
firme con su política de neutralidad al
menos por su primer año de
presidencia.
1843 – 1901
Sin embargo, el 15 de febrero de 1898, ocurrió la tragedia del USS Maine,
un crucero acorazado.
Se hundió en el puerto de La Habana a causa de una mina, que dejó un
saldo de 260 muertos. El Congreso, sin siquiera un voto en contra,
preparó inmediatamente $50.000.000 como presupuesto para la “defensa
de la nación”. McKinley, entonces, envió una serie de misivas a Madrid,
con la esperanza de mediar pacíficamente el asunto. Sin embargo, la
creciente presión popular comenzó a pesarle.
Tampoco ayudó que los periódicos presentasen de manera amarillista la
tragedia, colocándola como un ataque directo e indiscriminado por parte
de los españoles.
“Remember the Maine! To hell with Spain!”
Es aquí cuando McKinley comienza a
ponderar varios escenarios sobre la
situación.
Roosevelt, que en ese momento no solo
era Sargento Coronel, sino Secretario de
la Armada, añadió lo siguiente como
reflexión: “La sangre de las víctimas del
Maine exige una indemnización
adecuada al volumen del caso, que solo
puede consistir en echar a los españoles
del Nuevo Mundo”.
Con miedo a perder el apoyo del
Congreso, de sus colegas y de su partido,
el presidente McKinley oficialmente
avaló la declaración de guerra el 20 de
abril de 1898.

Sargento Coronel Theodore “Teddy”


Roosevelt Jr. (1858 – 1919)
Estados Unidos se prepara para la guerra
Para el momento de la declaración de guerra,
contaban con unos 327.000 soldados: 28.000
regulares entrenados, pero distribuidos por toda la
costa atlántica, desde Yukón hasta Florida; 200.000
voluntarios; y el resto, en fuerzas rebeldes cubanas.
Rifle Springfield modelo 1892
Una gran parte no contaba con el equipo adecuado.
Muchos regimientos que llegaron a Luisiana y
Florida ni siquiera tenían fusiles ni munición.
Incluso, por las malas vías de comunicación en los
estados del sur, muchos destacamentos con
equipamiento nunca llegaron a los campamentos Revolver Colt modelo 1880
designados.
El ejército contó con 15.000 soldados en capacidad y condición para la primera
campaña, entre ellos los famosos Rough Riders bajo el mando de Roosevelt. Contra
esto, el capitán general de Cuba, don Adolfo Jiménez Castellanos, contaba con unos
200.000 hombres en toda la Isla, 13.000 concentrados en Santiago. Con estos se
dispuso para afrontar algunas de las más importantes batallas:
Batalla de las Guásimas (2.100 cubanos y americanos vs. 1.500 españoles). Retirada
de ambos.
Bombardeo de San Juan de Puerto Rico (8 buques de guerra vs. 2 castillos y 48
cañones). Victoria de España.
Asedio de Santiago de Cuba (18.000 americanos vs. 13.000 españoles). Victoria de
Estados Unidos.
Batalla de las Colinas de San Juan (8.412 americanos vs. 800 españoles). Victoria de
Estados Unidos.
Batalla de El Caney (6.653 americanos vs 520 españoles). Victoria de España.
La guerra en Cuba no se caracterizó por
grandes campañas, sino que fue un
conflicto esencialmente naval. Y por este
medio es que se ganó la guerra. Estados
Unidos lo previó y actuó acorde:
❖Dos meses antes de la declaración de
guerra, el Secretario Roosevelt le ordenó
al comodoro George Dewey, quien se
encontraba en Yokohama, que se dirigiera
a Hong Kong, y que desde ahí, en caso
tal que se dé una guerra contra España,
tenía el deber de no permitir que ellos
abandonasen la bahía de Manila.
❖De igual modo, a últimos días de abril, el
almirante Cervera partió de las islas Cabo
Verde con rumbo a la isla. Desembarcó
unos días en Santiago de Cuba, pero fue
emboscado y embotellado por la flota de
Samson y Schley. Logró escapar vivo.
El fin de la primera guerra
El comodoro Dewey llegó a Manila 10 días después de que se declara la
guerra. Al no divisar la flota española, se dirigió a Cavite, a unos 6 kilómetros
de Manila. Ahí los encontró agrupados y listos, y comenzó la batalla naval de
Cavite.
Buques americanos: Olympia, Baltimore, Raleigh, Boston, Concord y Petrel.
Buques españoles: Reina Cristina, Castilla, Isla de Cuba, Isla de Luzón, Don
Antonio de Ulloa y Don Juan de Austria.
Los americanos contaban con varias veces la munición de los españoles, por
lo que lograron alcanzar a 5 de los 6 acorazados españoles, forzando su
retirada. Los españoles a duras penas lograron dañar al Baltimore.
Dewey logró entrar a la bahía de Manila, y desmontó la expedición para
tomarse la isla de Luzón, ayudados por el ejército Katipunan del general
Emilio Aguinaldo, que fueron poco a poco expulsando a los españoles de la
isla.
Las consecuencias de la primera guerra fueron devastadoras:
España perdió todos sus territorios de ultramar y pidió la paz. El 30 de junio
de 1898, el presidente McKinley exigió sus condiciones con respecto al
tratado, que eran: Evacuación total de Cuba, cesión de Puerto Rico y la
compra de Filipinas por $20.000.000. El 12 de agosto del mismo año, España
firmó la paz.
A partir de este momento, Estados Unidos se convirtió en imperio.
Interés en Filipinas
Estados Unidos le había asegurado a los rebeldes
de Emilio Aguinaldo que la guerra librada era para
hacer pagar a los Españoles. McKinley afirmó
públicamente que “Cuba para los cubanos.
Filipinas para los filipinos”.
Emilio Aguinaldo fundó la República Visaya, que
buscaba reconocimiento de las naciones, cosa que
no gustó mucho a los americanos.
McKinley consideraba que esta nueva república no
era más que una facción y que no eran capaces de
gobernarse por sí mismos, aparte, que era necesario
“llevarles el cristianismo”, por las buenas o por las
malas. Emilio Aguinaldo (1869 – 1964)
Pero aquello era simplemente el pretexto. Incluso, el plan original consistía en
la siguiente serie de pasos:
I. Garantizar y proteger la independencia de Filipinas, como hicieron con
Cuba.
II. Contentarse con Luzón y dejarle las otras tres islas principales a los
filipinos.
III. Anexar, luego, pacíficamente todas las Filipinas.
McKinley, que consideraba inmoral someter la isla a la fuerza, ponderó esto
detalladamente. Sin embargo, a último minuto cedió al Manifest Destiny:
“Una noche me hice estas reflexiones: primera, que no
podemos traspasarlas a Francia o Alemania, nuestras
rivales comerciales en Oriente; lo cual constituiría un
descrédito y un mal negocio; segunda, que no podíamos
devolverlas a España, pues esto sería cobarde y
deshonroso; tercera, que no podíamos abandonarlas a sí
mismas, ya que no estaban preparadas para gobernarse y
pronto caerían en la anarquía y el desorden, en peores
condiciones que bajo la dominación española; y cuarta,
que no había más remedio que tomarlas todas y educar a
los filipinos y cristianizarlos”.
“Las Indias estadounidenses”
Durante todo el siglo XIX, Estados Unidos intentó entrar al continente
asiático por medio de tratados comerciales y alianzas. Algunas de ellas:
❖Tentativa de compra de las Indias Holandesas por $50.000.000 (década de
1840).
❖Tratado comercial con el emperador Daoguang 旻寧 de China (1844).
❖El Secretario Marcy negoció un tratado comercial con el monarca
Kamehameha III de Hawaii (1847).
❖Tratado comercial con Osahito, Kōmei Tennō 孝明天皇 de Japón (1852).
❖Compra de Alaska a Rusia (1869).
Las Filipinas, a excepción del catolicismo y del
idioma, se hallaba muy desapegada de la cultura
española, dado que a partir de los primeros 30
años del siglo XIX, España había perdido la gran
mayoría de colonias americanas, con
excepcional importancia, México, que sirvió por
300 años como puente entre la península y las
Filipinas. Es por esto que los eventos ocurridos
durante la década de 1830 coinciden con la
creación de los primeros partidos separatistas en
Manila y Cebú.
La rebelión filipina estalló en 1896 con la
ejecución del doctor José Rizal por el crimen
homónimo. Es en este momento cuando el
Katipunan comienza la guerra de guerrillas al
mando de su fundador Andrés Bonifacio.
Con esto en mente, Filipinas representaba el
mejor punto de acceso a Asia para Estados
Unidos.
Imperio de Japón
❖Guerra Boshin (1868).
❖Restauración Meiji (1869).
❖Rebelión de Satsuma (1877).
❖Primera guerra sino-japonesa (1892-1895).
❖Ejército moderno, entrenado por franceses y
estadounidenses durante la Restauración.
Nacionalismo fanático nacido durante la
Rebelión. Ideales de supremacía racial después
de la guerra sino-japonesa. Mutsuhito, Meiji Tennō 明治天皇
(1852 – 1912)
Las tensiones
Si bien, el 12 de agosto de 1898, Estados Unidos había
comprado oficialmente las Filipinas, ya los nativos habían
redactado su independencia un mes antes, cosa que puso en
conflicto ambos tratados, pues ellos no querían ser
“regenerados y cristianizados” por los americanos.
Emilio Aguinaldo fue declarado primer presidente de
Filipinas y la isla se dividió en territorio filipino y territorio
estadounidense. Las tensiones entre las fuerzas militares
comenzaron a crecer, debido a que muchos consideraron la
presidencia de Aguinaldo como una insurrección, por tratarlo
de caudillo.
El 4 de febrero de 1899, cuatro soldados de Aguinaldo
presuntamente desobedecieron la orden de alto de un
centinela norteamericano y, ante la situación, el ejército
estadounidense se creyó obligado a “civilizarlos a tiros”.
❖Por este hecho, muchos pensadores, escritores y la prensa hablaron mucho
al respecto.
❖A McKinley lo comenzaron a acusar de corrupto, de que estaba haciendo lo
mismo que había condenado a los españoles en Cuba. Incluso se hablaba de
situaciones más severas, como campos de concentración.
❖Mark Twain, profundamente dolido por la conquista de Filipinas, en su
carta A la persona que se oculta en la oscuridad, acusaba al presidente de
“jugar el juego europeo”, y sugería que la bandera tuviera ahora las rayas
blancos pintadas de negro y calaveras, en vez de estrellas.
❖En el Congreso se discutía y alegaba que la Constitución no permitía la
adquisición de posesiones extraterritoriales y el gobierno de otros pueblos
sin su consentimiento.
Batalla de Manila
El asesinato de los cuatro soldados provocó
inmediatamente esta batalla, que es también la
más grande y sangrienta de la guerra.
El regimiento filipino, que se encontraba en las
afueras de Manila, se mantuvo en sus trincheras
intercambiando fuego. Durante el proceso, un
batallón filipino logró tomar dos baterías
estadounidenses por el resto de la noche.
Sin embargo, los filipinos se hallaban sin líder y
sin orden, dado que sus generales se habían ido
a sus hogares a visitar a sus familias. Los
americanos por su lado, estaban mejor
entrenados y listos para la escaramuza.
Antonio Luna (1866 – 1899) Arthur MacArthur Jr. (1845 – 1912)
Como ocurrió en Cuba, la fuerza militar estadounidense era indiscutiblemente
superior a la filipina. Aparte, dado que los filipinos estaban acostumbrados a la
táctica de los españoles de retirarse a un fuerte después de un ataque, las estrategias
estadounidenses resultaron ser ligeramente más efectivas.
Aun así, los filipinos demostraron ser muy fieros, y los americanos quedaron
sorprendidos por eso. Tanto fue así que le fue inmediatamente enviado un telegrama
al general Henry Lawton, que se hallaba en Colombo, Ceilán.
El mensaje decía, en resumen: “Situation critical in Manila. Your early arrival very
important”.
El saldo final de esta batalla fue:
De 19.000 soldados americanos: 55 muertos y 204 heridos.
De los 15.000 filipinos: 238 muertos y 306 capturados.
Victoria fundamental para Estados Unidos.
Segunda conquista de las Filipinas
Unos cuatro meses después de la batalla de Manila,
y bien asegurada la ciudad, comienzan las primeras
expediciones para ir ‘bajando’ por la isla.
Dado que la guerra era fundamentalmente de
guerrillas, comenzó un plan de separación de las
poblaciones, para que no tuviesen contacto con los
insurgentes.
Estos planes fueron manejados por el general y
gobernador militar de las Filipinas, Elwell Stephen
Otis, que no buscaba más que la simple rendición
de los filipinos. Aun así, con la actitud pacífica de
este personaje, la isla siguió en guerra de guerrillas
hasta 1901. Elwell Stephen Otis (1838 – 1909)
Luego de que el gobernador militar MacArthur estableciera ley marcial en
1900, comenzó la operación que daría fin a la guerra: la captura de Emilio
Aguinaldo, quien se había estado desplazando de cuartel a cuartel a causa de
las seguidas derrotas de su ejército.
El 23 de marzo de 1901, Aguinaldo fue capturado en Palanan, provincia de
Isabela, al norte de Filipinas, a 306 kilómetros de Manila, mediante un ataque
sorpresa combinado del ejército estadounidense al mando del general
Frederick Funston; quien había ganado acceso al campamento fortificado
después de pretender su rendición, y del general Macario Sakay, quien fue
compañero de armas de Aguinaldo durante la república de Tagalog (1897).
Fin de la segunda guerra
El 19 de abril de 1901, Aguinaldo juró lealtad al
gobierno estadounidense, terminando formalmente
la revolución filipina y reconociendo a Estados
Unidos como soberano de Filipinas. Igualmente,
muchos de los caudillos y generales continuaron
con la revuelta, pero rápidamente se fueron
dispersando.
El 1º de julio, se firmó el Philippine Organic Act,
que autorizaba la creación de una Asamblea
Filipina, además de aplicar en la isla el Bill of
Rights.
Finalmente, el 4 de julio de 1902, el presidente
Roosevelt declaró el fin oficial de la guerra, y
amnistía para todos aquellos que participaron. Henry Allen Cooper (1850 – 1931)
Bibliografía
I. Eliot Morison, Samuel y Henry Steele Commager. 1951. Historia de los
Estados Unidos de Norteamérica Vol. II. México: Fondo de Cultura
Económica.
II. Foner, Philip S. 1975. La guerra hispano-cubano-americana y el
nacimiento del imperialismo norteamericano. 1895-1902. España: Akal
editor.
III. Gómez Núñez, Severo. 1901. La guerra hispano-estadounidense.
España: Imprenta del cuerpo de artillería.
IV. Fundación BBV. 1999. Imágenes del 98. España: Edita Fundación BBV.

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