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Historia y leyenda de los gatos: de compañeros de las

legiones a signo de brujería


Los perros nos ven como dioses y los caballos como a sus iguales, pero los gatos nos miran
como si fuéramos sus súbditos... así es como Wiston Churchill definía a nuestros protagonistas
de hoy. Son enigmáticos; pero también son cariñosos y una de nuestras mascotas más
queridas

CARMEN ANIORTEMADRIDActualizado:24/02/2016 09:24h0

Según datos recientes en España hay cerca de 21 millones de mascotas. Ya son más de 16
millones las viviendas que cuentan al menos con un animal de compañía, es decir, el 49,3 por
ciento del total de nuestros hogares. Aunque esta cifra, aún es menor que en el resto de los
países europeos más desarrollados. Actualmente en la Unión Europea, el número de mascotas
asciende a 62 millones, según Fediaf (la Asociación Europea de fabricantes de Alimento para
Animales), la patronal europea del sector. Tomando como base estas cifras, se calcula que en
España existen cerca de 21 millones de mascotas, de las que 3.370.706 son gatos.

La mayoría de las familias que gozan de la compañía de un animal, consideran que este es
fuente de bienestar. Diversos estudios firmados por especialistas de todo el mundo avalan los
beneficios de convivir con ellos. Según los médicos, las mascotas además de ofrecer compañía,
afecto y protección, ayudan a sus dueños a reducir el nivel de stress y la presión
arterial; potencian la autoestima y la habilidad social; así como contribuyen a mejorar la
comunicación y la afectividad dentro del hogar. Incluso están comprobados los beneficios de
vivir con mascotas en la curación más rápida de enfermedades y la reducción de la presión
arterial, además de propiciar la adopción de hábitos de vida más saludables. Hay quien asegura
que si hubiera que elegir un sonido universal para la paz ese bien podría ser el ronroneo de
nuestro protagonista de hoy: el gato.

Historia y leyenda

El gato doméstico -Felis catus es su nombre ciéntifico- es una subespecie de mamífero


carnívoro de la familia de Felidae. Se cree que está en convivencia con el ser humano desde
hace unos 9.500 años. A modo coloquial se les llama minino, micho o incluso mizo. A la hora
de hablar del origen de la especie se pueden seguir dos caminos: uno el de la leyenda y otro el
de la historia. Los dos son, les aseguro interesantes e incluso entretenidos.

Ya saben del dicho, «a la cama no te irás sin saber una cosa más» y esta información de hoy
bien puede servir para conocer un poco más sobre su gato... si ese que en este mismo
momento dormita junto a usted en su sillón, mientras pasa su áspera lengua por una de sus
patas. Para conocer su origen según la leyenda hay que remontarse al Diluvio
Universal. Cuentan que llevando Noé algunas semanas de navegación descubrió con horror
que su nave estaba infestada de ratones. La pareja original de estos pequeños roedores había
proliferado con tanta rapidez, que sus descendientes multiplicaban las incomodidades del
arca... además los ratones estaban acabando con las existencias de alimento para el resto del
pasaje. Noé se dirigió al león para pedirle su parecer.

Este que pertenece a los grandes felinos, meditó la suplica y concentrando todas sus fuerzas,
suspiró profundamente, arqueó la espalda y estornudó con un gran estruendo, expulsando por
la nariz una pareja de gatos. De inmediato, iniciaron sin que nadie les diera el aviso su obra
destructora, exterminando a todos los ratones que había en la nave, salvo una pareja que Noé
capturó y encerró para perpetuar la especie. Según dice esa leyenda que desde ese instante el
gato se mostró engreído, altivo y arrogante y como castigo Noé lo ató al puente del arca
cuando más arreciaba la tormenta. A consecuencia de este castigo, no es de extrañar el terror
que la mayoría de los gatos sienten por el agua.

Desde el punto de vista histórico parece ser que los mochicas en la América merdional fueron
los primeros que en sus vasijas y dibujos se pueden encontrar imágenes que se asemejan a
nuestro felino protagonista. Aunque con toda seguridad la verdadera historia del gato
comienza en Egipto. Durante la quinta dinastía (2.500 años a.C) el pueblo egipcio los habrían
introducido al pequeño felino. En la mitología egipcia este ha ocupado siempre un lugar
privilegiado.

Era el animal sagrado de la diosa Bastet, una de las más veneradas divinidades del antiguo
Egipto. Se promulgaban leyes prohibiendo la exportación de gatos. Producir la muerte de uno
de estos animales se consideraba un grave delito (aunque fuera accidental) y el culpable era
condenado a muerte. Se da la circunstancia de que cuando algún gato familiar moría, todos los
miembros del clan se ponían de luto e incluso se afeitaban las cejas como signo de dolor. Las
familias con posibles incluso momificaban al animal. Según libros consultados allá por 1890 se
descubrió en Egipto un antiguo cementerio de gatos en el que descansaban para la eternidad
más de 170.000 gatos. Otra curiosidad es que en caso de catástrofes el gato era lo primero de
toda la casa que se ponía a salvo.

Compañeros de las legiones y signo de brujería

En la época de los romanos gozaron también de justa fama ya que para ellos simbolizaban la
victoria y los llevaban con sus legiones. En el siglo V desembarcaron en los Países Bajos y de ahí
se extendieron por toda Europa y ayudaron a acabar con los ratones. Todo iba de maravilla;
pero en la Edad Media nuestros mininos vivieron tiempos complicados. ¿El motivo? Creían
que eran la reencarnación del demonio y pasaron de ser queridos a ser perseguidos.

La simple posesión de uno servía para acusar a una persona de bruja o de ejercer la brujería.
Esta «persecución» fue especialmente grave en Inglaterra, Alemania y Francia, lugares en los
que el día de Todos los Santos se comenzaban los festejos quemando en la plaza pública cestos
llenos de gatos vivos... esta costumbre fue abolida por tortura allá por 1648. Debido a esta
persecución los grandes «beneficiados» fueron los ratones y las ratas de cloaca.

Estos roedores -ante la ausencia de gatos- crecieron y se multiplicaron produciendo todo tipo
de enfermedades y epidemias. Fue Napoleón (que aunque no le gustaban los gatos) se vio
obligado a estimular la cría de estos felinos con el objetivo de acabar con la plaga de roedores.
Por último, en la época de Pasteur, la era de los grandes descubrimientos, entre los que
destacan los microbios. Estos se manifestaban en la suciedad y la porquería y los animales que
estaban próximos al hombre podrían contaminar al ser humano...

El gato que pasa el día lamiéndose, lipiándose y acicalándose, pasó de ser sospechoso a ser el
único animal limpio, el único que no podía transmitir microbios. Hoy en día y gracias a la
medicina veterinaria cualquier animal que cumple con sus vacunas y sus desparasitaciones
está fuera de todo riesgo de transmitir alguna enfermedad... todo como siempre decimos con
la prevención. Para el final les dejo una frase de Mark Twain «Si se pudiera cruzar al hombre
con el gato, sería una gran mejoría para el hombre».

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