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La influencia de la religiosidad en la cultura y sociedad

Si realizamos un análisis de la historia de la humanidad a lo largo de las épocas

y a través de diversas culturas nos encontraremos con sucesos y hechos

trascendentales como los avances tecnológicos, las guerras, las manifestaciones, la

independencias de varios países y la creación, destrucción y reestructuración de

infinidad de gobiernos, y aunque muchos de estos pudieran parecernos distantes en

cuanto a sus motivos y razones para ser, si dilucidamos y observamos de manera

detallada los motivos por los que iniciaron o se llevaron a cabo, podremos encontrar en

muchos de estos acontecimientos que la religión o la religiosidad son parte vital y

muchas veces motor principal del porque se llevan a cabo.

Esta influencia de la religión en aspectos de la vida diaria va más allá de la

simple practica religiosa de una persona, sino que llegan al grado de la imposición de

las creencias propias a otras personas ya se por voluntad propia o a la fuerza, como es

el caso de las cruzadas cristianas realizadas y aprobadas por el papa y que tenían el

objetivo principal de reestablecer el control apostólico romano sobre Tierra Santa,

comenzando desde 1096 hasta finales del siglo XV. Y Aunque los motivos de

realización de estas campañas militares era principalmente la de adquirir poder político

sobre otras tierras es bien sabido que el agregarle el trasfondo cultural de la unión bajo

una sola religión era motivo mas que suficiente para hacer que miles de soldados

dieran la vida a la causa, demostrando así el poder de una creencia teológica por

encima de la preservación de la propia vida.

Pero entonces ¿Cuál es el motivo para que alguien crea en algo que no puede

ver, tocar, ni tener a su alcance ningún tipo de evidencia palpable?, la respuesta a esta
pregunta se puede atribuir por algunos religiosos a la experiencia de la “fe” e incluso

sus mismos textos sagrados la refieren de esta manera, tal es el caso de la religión

judeocristiana en la que su mismo libro sagrado, la Biblia, explica en el libro de Hebreos

capítulo 11, versículo 1: “ [fe es] la expectativa segura de las cosas que se esperan, la

demostración evidente de realidades aunque no se contemplen”. Así pues, observamos

como sus mismas fuentes de conocimiento sagrado impulsan a los creyentes a creer

sin necesidad de pedir pruebas.

Caso contrario pasa con cualquier otra clase de conocimiento, que, al ser

enseñado a las personas, se exige muchas veces por parte de estas una prueba o

evidencia que avale lo que se le esta diciendo. Es por esto que surge entonces la

necesidad de entender como es que influyen las creencias religiosas en las personas y

en su manera de comportarse. Freud (como se cita en Camarena y Tunal, 2009) era

uno de los interesados en este tema y fue precisamente el quien propuso que todos los

comportamientos religiosos tienen sus orígenes dentro de la psicología individual de los

miembros propios de la sociedad, el mismo señala que es posible que los seres

humanos se vieran dominados por un tirano que retenía a todas las mujeres para si

mismo, al cual era necesario eliminar o someterse, y una vez destruido este tirano era

necesario encontrar otra fuerza superior a la cual oponerse o responsabilizar de las

“desgracias” que les sucedían.

De esta manera podemos ver como el ser humano retorna a la atribución de

vitalidad o pensamiento a objetos inanimados o representaciones del mismo (tótems,

figuras religiosas, pinturas, animales, etc.) y les atribuye la idea de dioses. Esta

necesidad de atribución de poder o movimiento principalmente a objetos inanimados


fue tema principal de estudio por parte del antropólogo Edward Burnett Tylor (1871)

quien hacia referencia a que las sociedades (principalmente las no occidentales)

usaban el animismo para explicar por qué sucedían las cosas, siendo de este modo, el

animismo como una de las formas mas antiguas de religión. De ahí que surgiera el

estudio de la Psicología de la religión, en donde Jung (1949) consideraba a la religión

como algo “numinoso”, es decir, perteneciente a los dioses, a lo mitológico y, por ende,

algo que se encuentra más allá de la comprensión humana y que por tanto era

imposible de explicarla, puesto, además, de que el no consideraba a la religión como

una practica opcional sino como un aspecto esencial del ser humano. La religión queda

vinculada al constructo junguiano de “inconsciente colectivo” y al “proceso de

individuación”: “en el cual el yo cede a la centralidad de la imagen de dios, el sí mismo”.

(Mary Ann Matton, 51-52).

Por otro lado es posible considerar a la religión como un producto de nuestra

propia cultura y no como un creador de la misma, en una visión totalmente contraria de

causalidad, Emile Durkheim (1912) menciona en su libro The Elementary Forms of the

Religious Life que la religión es un sistema unificado de creencias y practicas

relacionados a la concepción de lo sagrado, cosas o elementos que han sido

separados de nosotros y prohibidos, además de creencias y practicas que nos unen en

una simple comunidad moral, a la que llamamos iglesia y a la que todos los demás se

buscan unir.

Desde la visión de Durkheim podemos denotar como la religión es la expresión

de nuestra propia moralidad, estableciendo como sagrado y por tanto “obligatorio”

aquellas practicas o reglas de la comunidad a la cual debemos apegarnos, y sobre las


cuales se han establecido las reglas no legisladas políticamente a las cuales debemos

adherirnos para permanecer “correctos” dentro de la sociedad en la que vivimos; tal es

el caso que sirve para ejemplificar lo anterior, al observar el relato de los diez

mandamientos expuestos por el Dios judeocristiano a Moisés y que servirían como

reglas que debían acatarse entre los israelitas para “agradar” a Dios. Es sorprendente

pues, como estos diez mandamientos siguen siendo punto de referencia hasta hoy en

nuestros días para el buen comportamiento de una persona y para catalogarlo como

alguien recto y ético en su proceder.

Así pues y con lo mencionado anteriormente es interesante ver el grado de

influencia que ejerce la religión por sobre el comportamiento humano, incluso de

manera poco perceptible para el ojo inexperto, ya bien lo mencionaban Cline y

Richards en 1965 (como se cita en Garcés, 1985) la religión y las creencias personales

pueden influir en función del grupo social-religioso al que una persona pertenece, hará

que aumente o disminuya las probabilidades de que se vote o no a determinados

partidos u organizaciones políticas, si la familia será numerosa o no, si se esta en

contra o no de la integración racial, etc.

Es imposible a día de hoy negar la influencia que tiene la religión en el desarrollo

de nuestra cultura y personalidad, ya sea si se profesa alguna religión en especial

como si no se hace, puesto que todos pertenecemos y nos vemos influidos por la

religión y los cambios realizados de manera gradual en la consciencia colectiva de la

sociedad en la que vivimos.


REFERENCIAS

Bible Gateway passage: Hebreos 11:1 - Reina-Valera 1960. (2019). Retrieved from
https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hebreos+11%3A1&version=RVR
1960
Buschiazzo, A. (2013). Psicología y religión | Psyciencia. Retrieved from
https://www.psyciencia.com/psicologia-y-religion/
Camarena Adame, M., & Tunal Santiago, G. (2009). LA RELIGIÓN COMO UNA
DIMENSIÓN DE LA CULTURA. Nómadas. Critical Journal of Social and Juridical
Sciences, 22 (2), 1-15.
Durkheim, E., & Swain, J. (2013). The Elementary Forms of Religious Life. Stilwell:
Neeland Media LLC.
Encyclopædia Britannica. 2 (9th ed.). New York: Charles Scribner's Sons. pp. 55–57
Lonie, Alexander Charles Oughter (1878). "Animism”. In Baynes, T.S. (ed.).
Tylor, S. (1958). Primitive culture. New York: Harper.
Wulff, D. M. (2010). Psychology of Religion. In D. A. Leeming, K. Madden, & S. Marian
(Eds.), Encyclopedia of Psychology and Religion (pp. 732–735). New York; London:
Springer.

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