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El Nacional
El director de Bioparques, Rodolfo Castillo, señaló que los incendios en los bosques
tropicales templados siempre son causados por la acción del hombre. En el caso de
Canaima es común que ocurra este tipo de siniestro porque la etnia pemón suele usar el
fuego como elemento de comunicación. Sin embargo, destacó que con base en el último
estudio de campo de Bioparques en 2004, se determinó que una de las amenazas para el
patrimonio natural eran precisamente los incendios.
No obstante, con la implementación del programa de la antigua Edelca, Control de
Incendios de Vegetación en la Cuenca Alta del Río Carona, se disminuyeron los daños
de este tipo. Castillo considera que los percances de estas magnitudes, que llegan a la
base del Auyantepuy, revelan que hay una falla en los programas ambientales y de
comunicación. Los daños a los suelos, subraya, son muy graves. Por ser suelos muy
pobres la recuperación es lenta, de hasta 50 años, y en algunos casos irreversible.
Para ello recordó el incendio de 1926 conocido como “La gran humareda”, pues acabó
con bosques enteros que dieron origen a la sabana. Esto es evidencia de que algo está
pasando, hay que revisar bien el uso de los programas y recursos materiales y
operativos, comentó. Uno podría pensar erróneamente que como se trata sólo de 1.300
hectáreas en un parque de 3 millones de hectáreas, el impacto no es mucho, y sí lo es,
porque va a tardar mucho en volver en recuperarse.
“Una de las mayores expectativas de este evento fue reconocer las comunidades que
viven en los diferentes territorios, tomando en cuenta sus culturas sobre el uso y manejo
del fuego, porque muchas veces los investigadores en sus universidades generan planes
sobre temas desconocidos. La idea es realizar una especie de intercambio para
generar un plan de seguimiento en torno al fuego y determinar las investigaciones
necesarias”, afirmó Jay Mistry, del Instituto Royal -Universidad de Londres-.
“La cultura occidental está fracasando, en efecto que los indicadores climáticos son
terribles y más bien hay que recurrir al conocimiento de nuestros indígenas para rescatar
el planeta del manejo vicioso del ambiente. La diversidad humana es importante y por
precipitarnos a decisiones emanadas del modelo occidental del conocimiento, ya está
más que comprobado que nos queda de 20 o 30 años y esta sería la última oportunidad
al planeta”, declaró Esteban Mosonyi, rector de la Universidad Nacional Experimental
Indígena del Tauca.