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CONTRATO DE TRANSPORTE

Introducción

El código de comercio regulaba el transporte terrestre en el capitulo V de los acarreadores,


porteadores o empresarios de transportes (titulo correspondiente a los agentes de comercio)
salvo el art. 206 que contemplaba el transporte mediante pequeñas embarcaciones.

Además todas las formas de transporte por tierra que trataban estaban relacionadas con el
transportista de cosas, con excepción de lo dispuesto por el art. 8, inc 5, el art. 173 que regia el
del equipaje de los pasajeros y el art. 184 que contemplaba el transporte de personas por
ferrocarril pero que se aplicaba por extensión y analogía a todos los transportes terrestres.

En el aspecto contractual, el régimen legal se contemplaba con las disposiciones del código
civil, en tanto que las normas destinadas a regular específicamente los otros tipos de
transportes fueron dictadas a posteriori.

Hay que tener en cuenta que en el SXIX era impensable que los caminos pudieran ser
competidores del ferrocarril. No obstante la industria automotriz empezó a competir
fuertemente en los años 20, luego en los años 60 se hizo predominante en el transporte de
personas, debido a la extensión de las redes viales y la fabricación de vehículo cada vez más
cómodos y potentes.

En la segunda mitad de la década del 90, la globalización contribuyo a acrecentar la


importancia de la industria del transporte, a su vez con la reforma del estado que se inicio en
1989 modernizar algunos aspectos del régimen de transporte automotor de pasajeros y de
carga.

El régimen jurídico aplicable del servicio público (como lo es transporte) se integra con las
reglamentaciones y marcos regulatorios y las normas de defensa a la competencia , lealtad
comercial y defensa al consumidor, fue receptado en el art. 42CN, reforma en 1994.

Esta disposición constitucionalizo el servicio público y dejo de lado la posibilidad del que sea
una actividad reservada exclusivamente al propio estado, por lo que debe ser prestado en
competencia de acuerdo a las reglamentaciones, siguiendo las reglas del mercado evitando
distorsiones, para proteger la calidad de vida desde el ambiente como también para hacer
efectivo los derechos de los consumidores. Desde entonces la responsabilidad del
transportista no se basa exclusivamente en criterios economistas de costos, sino que debe
prevalecer la protección de la persona humana en toda su proyección.

Es por ello que los transportistas están obligados a brindar un trato digno a los pasajeros
transportados, adoptando las medidas necesarias para asegurar su integridad física, no solo
durante el trayecto, sino también al tiempo de ascenso y descenso a los vehículos.

El código en cuestión además, no contenía una definición de transporte, ya que sólo contaba
con una disposición que hacía referencia a una serie de elementos caracterizantes del contrato
de transporte, tales como la mención de uno de los sujetos del contrato el transportista, el
pago por el servicio prestado y la entrega de la cosa transportada en el lugar y en el plazo
convenido.
Transporte de personas

El transporte de personas se inicia una vez que el pasajero llega al lugar de embarcos o
partidas y finaliza cuando haya terminado el desembarco. No es requisito indispensable el
pago del boleto porque la relación contractual nace con el consentimiento de las partes, por
ejemplo, al tomarse del pasamano para subir al colectivo o al ingresar a la terminal con el
propósito de realizar un traslado.

Obligaciones del transportista

Son obligaciones del transportista respecto del pasajero:

a) proveerle el lugar para viajar que se ha convenido o el disponible reglamentariamente


habilitado;

b) trasladarlo al lugar convenido;

c) garantizar su seguridad;

d) llevar su equipaje.

El inc. A establece que el transportista debe garantizarle al pasajero las comodidades de viaje
que hayan pactado o brindarle el lugar que se encuentre libre para usar, siempre que aquel se
encuentre habilitado reglamentariamente con espacio para trasladar a las personas.

El inc. B determina que es obligación del transportista llevar al pasajero al destino


especificado, ya sea el establecido por ruta previa o el indicado al momento de contratar.

El inc. C dispone específicamente que el transportista tiene la obligación de llevar sano y salvo
al pasajero durante el transporte, desde el principio hasta el fin. La obligación de seguridad es
la garantía fundamental del contrato de transporte y en caso de incumplimiento el
transportista será responsable en forma integral y objetiva.

El inc. D establece que debe trasladar el equipaje y entregarlo en el lugar de destino en las
condiciones en que fue dejado por el pasajero al momento de iniciar el viaje.

Obligaciones del pasajero

A continuación se establecen expresamente las obligaciones básicas del pasajero, sin perjuicio
de señalar que las partes pueden pactar otras obligaciones mientras no se encuentre
comprometido el orden público. La falta de cumplimiento de las obligaciones y las cargas
dispuestas pueden ocasionar la pérdida de derechos o beneficios al pasajero.

El pasajero está obligado a:

a) Pagar el precio pactado;

b) Presentarse en el lugar y momentos convenidos para iniciar el viaje;

c) Cumplir las disposiciones administrativas, observar los reglamentos establecidos por el


transportista para el mejor orden durante el viaje y obedecer las órdenes del porteador o de
sus representantes impartidas con la misma finalidad;

d) Acondicionar su equipaje, el que debe ajustarse a las medidas y peso reglamentarios.


El inc. A determina que la obligación principal que tiene el pasajero es pagar el precio pactado
o el que se encuentre fijado por la autoridad pública.

El inc. B establece que si el pasajero no se presenta a la hora y en el lugar pactado puede


perder el derecho al traslado convenido.

El inc. C dispone que el pasajero debe cumplir las reglas establecidas a los fines de que el
transportista pueda brindarle seguridad y comodidad a todos los usuarios.

El inc. D determina que debe adecuar el equipaje a las medidas y pesos establecidos en la
reglamentación correspondiente, en caso de no cumplir con la carga, el transportista puede
cobrar un precio por el exceso de equipaje.

La responsabilidad del transportista

Se dispone que la responsabilidad está sujeta a lo dispuesto por los art. 1757 y siguientes del
CC y C que contempla la responsabilidad derivada de la intervención de cosas y de ciertas
actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por
las circunstancias de su realización, como lo es el transporte. La garantía de seguridad que se
consagra en el art. 1289 como una de las obligaciones del transportista el cual debe conducir o
trasladar sanas y salvas a las personas transportadas hasta el lugar convenido, es una
obligación que dimana de la naturaleza del contrato como un elemento natural calificado
como de resultado por estar presente en el entramado de las obligaciones contractuales y en
los deberes de protección que se relacionan con la obligación subyacente de velar por la
integridad del pasajero frente a los daños eventuales que puede sufrir durante la ejecución de
la prestación , la responsabilidad del transportista sera de naturaleza objetiva, es decir que la
conducta subjetivamente reprochable del agente es irrelevante a los fines de imputarle
responsabilidad. El factor de atribución aplicable

es el riesgo. Por ende, para eximirse de responsabilidad deberá acreditar la causa ajena, es
decir, el hecho de la víctima, de un tercero por el cual no debe responder o el caso fortuito o
fuerza mayor. En definitiva, el transportista estará obligado al pleno resarcimiento de los
daños y perjuicios, salvo que pruebe que el accidente provino de fuerza mayor o que hubo
culpa de la víctima o de un tercero por quien la empresa no sea civilmente responsable.

Además el art. 1757 CC y C dispone expresamente que la autorización administrativa para el


uso de la cosa o la realización de la actividad reputada riesgosa no funciona como una
eximente del deber de responder. Este principio es fundamental ya que en general la
utilización de cosas riesgosas por su naturaleza es admitida por el ordenamiento jurídico por
ende, la sola utilización de la cosa no es en sí mismo un hecho ilícito, pero se volverá tal
cuando el accionar de esta última ocasione un daño a un tercero. Lo mismo sucede en el caso
de las actividades peligrosas, que muchas veces están autorizadas por la normativa aplicable.

Tampoco podrá oponerse a la acción incoada por la víctima la adopción de las medidas de
prevención necesarias para evitar la producción del daño.
o Clausula limitativa de responsabilidad- se tendrán por no escritas aquellas clausulas
que limiten la responsabilidad del transportista de personas por muerte o daños corporales,
solución que encuentra justificación en la naturaleza del interés jurídico protegido que
consiste precisamente en la integridad del pasajero. Se impone desechar la posibilidad que una
de las partes, el transportista, quien generalmente es la parte preponderante, pueda convenir
a su favor una clausula que lo libere de todo tipo de responsabilidad ante el incumplimiento y
daño sufrido por el pasajero. Es por ello que la existencia de cláusulas que resulten abusivas,
como las que limitan la responsabilidad del transportista por muerte o daños corporales y se
tengan por no escritas, no serán consideradas en la relación que une a las partes; son inválidas.

o Extensión de la responsabilidad- La norma establece que el transportista responde


frente al pasajero por el incumplimiento de las obligaciones pactadas en el contrato que
alcanza a los siniestros que afecten al pasajero y la avería o pérdida de sus cosas mientras se
encuentren bajo su esfera de custodia y seguridad.

o Responsabilidad por el equipaje- El transportista es responsable por la pérdida o el


deterioro del equipaje que lleva el pasajero por lo que deberá responder por el daño
ocasionado, salvo que se trate de un valor extraordinario y el pasajero no lo haya declarado
con anterioridad. Cabe destacar que la norma no define qué es un valor extraordinario,
circunstancia que deberá ser interpretada en cada caso particular. El transportista tampoco
será responsable por el equipaje que se encuentre bajo la vigilancia del pasajero, con la
excepción de que se pruebe la culpa del transportista en la pérdida o el daño ocasionado. Aquí
se advierte la diferencia del tratamiento de la responsabilidad según se trate del equipaje
facturado o registrado (que viaja en la bodega) o del equipaje de mano que queda bajo la
custodia del pasajero. En el primer caso la responsabilidad es objetiva, en tanto que en el otro
es subjetiva.

o La responsabilidad en el transporte sucesivo o continuado El transporte sucesivo es


aquel en que varios transportistas asumen en un mismo contrato el traslado, mientras que el
transporte combinado es aquel en que se utiliza más de un modo de transporte,
independientes entre sí, y el traslado se instrumenta bajo una diversidad de contratación.

Se establece con precisión el criterio para deslindar la responsabilidad de cada transportista


que como regla general que establece la norma es que en el transporte sucesivo o combinado
cada transportista responde por los daños ocasionados durante su propio recorrido, salvo que
exista un único contrato o bien no se pueda determinar donde ocurrió el daño, en cuyo caso la
responsabilidad será solidaria.

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