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Secretaria de Educación Distrital y Fundación Telefónica

SISTEMATIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE EL PROGRAMA ATENCIÓN


INTEGRAL A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE TRABAJO
INFANTIL EN BOGOTÁ.

Por: Marcela Chaves Chamorro


Con la colaboracoón de: Liliana Gracia Hincapié, Margarita Chaves y Jean Paul
Attara

Bogotá, Febrero 9 de 2016


Capítulo 1

El marco normativo internacional y nacional, y la definición de acciones de

Des incentivación del trabajo infantil en Bogotá

1. Introducción

La adopción por parte del Programa Proniño de los principios conceptuales y de política
internacional sobre trabajo infantil formuladas por los organismos internacionales lo llevó a
considerar su accionar en torno a la erradicación del trabajo infantil como una cuestión de
derechos humanos y de desarrollo. En particular, al adoptar el principio promulgado por la
OIT de que el trabajo infantil tenía que examinarse en el contexto general de las políticas
socioeconómicas, en particular las políticas macroeconómicas y los programas de empleo,
y en marcos discursivos atentos a la igualdad de género y la necesidad de expansión del
derecho a la educación. Como lo veremos más adelante, además de las actividades
prioritarias de su trabajo en la escala nacional y la internacional, prestó atención a las
recomendaciones de estos organismos internacionales de llevar a cabo campañas de
sensibilización públicas, fomentar la solidaridad y la cooperación internacionales entre los
países en desarrollo, líneas que se retomaron para enfocar el programa. El marco de
políticas y normativas internacionales dio lugar a un enfoque general y coherente del
trabajo infantil que, una vez se articuló con las políticas de cada estado-nación, en el
contexto latinoamericano, combinó aspiraciones sobre reducir la pobreza, ofrecer una
educación de calidad y promover medidas de protección social, para responder a la realidad
multidimensional del trabajo infantil. En este capítulo, presentamos una síntesis de los
marcos de estas políticas en los planos internacional, nacional y local del Distrito Capital.

Los acuerdos y convenciones internacionales inscritos en el marco de la protección de los


derechos humanos definen el trabajo infantil como todo trabajo que priva a los niños, niñas
y adolescentes (en adelante NNA), de su niñez, su potencial y su dignidad, y por lo tanto
resulta perjudicial para su desarrollo físico y psicológico (OIT 1998). En este sentido,

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abordan el trabajo infantil como una problemática prioritaria y buscan que, bajo el principio
de corresponsabilidad entre el Estado, la sociedad y la familia, se brinde protección al
cumplimiento de los derechos de los NNA mediante el desarrollo de estrategias para
prevenirlo. Los marcos internacionales también definen las peores formas de trabajo
infantil e impulsan las políticas de erradicación del trabajo infantil enfatizando iniciar con
la eliminación de sus peores formas.

El Estado colombiano ha adoptado los principios de estos marcos internacionales contra el


trabajo infantil en su legislación. De manera coherente con la normatividad internacional, la
estrategia nacional contra el trabajo infantil se ha orientado en primer lugar a reglamentar el
trabajo infantil permitido para los niños mayores de 15 años. En segundo, a elevar los
derechos de los NNA a derechos constitucionales, y en tercero, a desarrollar una
normatividad que propende por proteger sus derechos a la educación, la salud, la recreación
y deporte, la participación, asociación y a tener una familia, a la alimentación, el desarrollo
integral, la intimidad, y la protección contra todo tipo de violencia, el acceso a bienes y
servicios, la seguridad, a disfrutar de un medio ambiente sano, a ejercer sus derechos
sexuales y reproductivos, a vivir su identidad de género y a ejercer una ciudadanía
plena. Es decir, la normatividad nacional concibe a los NNA como sujetos de derechos,
dotados de capacidades para participar y para interlocutar con la familia, la sociedad y el
Estado.

La normatividad del Distrito Capital desde el 2011 se articuló con la política nacional
principalmente en este último punto, y se ha encaminado a proteger y garantizar el
desarrollo integral de los NNA, y a resaltar su condición de sujetos de derechos y
ciudadanos. En este sentido, se ha articulado también a las perspectivas que propuestas por
la normatividad internacional inscritas en los derechos humanos y al principio de
corresponsabilidad propuesto en la misma. Se alinea con la Estrategia Nacional para
Prevenir y Erradicar las Peores Formas de Trabajo Infantil y Proteger al Joven Trabajador,
y crea un programa específico para su des-incentivación.

En este capítulo, presentamos los conceptos de trabajo infantil que manejan las
normatividades internacional, nacional y distrital, y exploramos los cambios que es posible
identificar en su ámbito de acción según el plano en que se desarrolla y la definición de la

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población objetivo.

2. El plano internacional

La normatividad internacional respecto del trabajo infantil ha proferido diversos acuerdos y


convenciones los cuales han sido ratificados por diversos países. Esta normatividad ofrece
los lineamientos sobre el tema que los estados toman como base para desarrollar sus
propias leyes.

La OIT

La Organización Internacional del Trabajo, OIT, (1998) define como trabajo infantil todo
trabajo que priva a los NNA de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial
para su desarrollo físico y psicológico. Así pues, se alude al trabajo que es peligroso y
prejudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño; que interfiere con su
escolarización puesto que les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a
abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo
pesado y que consume mucho tiempo.

Considera que el trabajo infantil está estrechamente ligado a la economía informal no


reglamentada, ya que es este tipo de economía la que mayormente busca emplear NNA. Así
también, los negocios o empresas familiares en las que los NNA miembros trabajan sin
remuneración e inclusive son apartados del colegio o la escuela para desarrollar otras
labores. La inequidad que conlleva a la pobreza a algunos sectores de la sociedad provoca
situaciones donde los NNA se ven obligados a trabajar para ayudar a sus padres o para
solventarse a ellos mismos cuando son abandonados.

De acuerdo con la OIT, el sector donde más se presenta el trabajo infantil es el


agropecuario, pero también se encuentra en los relacionados con la pesca, la fabricación y
comercio de manufacturas, el turismo, el servicio doméstico, la construcción, las industrias
extractivas y la economía industrial urbana. Su política enfatiza que se debe procurar la
Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil oponiéndose al trabajo infantil, y buscando
“eliminar de forma progresiva las actividades laborales realizadas por NNA, a través del

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refuerzo de las capacidades nacionales para enfrentarse a los problemas derivados de este
fenómeno y la creación de un movimiento mundial de lucha contra el trabajo infantil”1.
Contempla también el principio de corresponsabilidad consagrado desde 1969 en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su artículo 19 sobre los derechos
del niño dispone que “Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su
condición de menor requiere por parte de su familia, de la sociedad y del Estado”.

Por medio del Convenio 138 de 1973, la OIT también se pronunció sobre la edad mínima
en la que el trabajo infantil es aceptable. Entendiendo las particularidades de los NNA
definió que entre los 13 y 15 años los jóvenes pueden realizar trabajos ligeros bajo la
observación y permiso de sus padres. Definió que los 15 años era la edad mínima para que
los jóvenes pudieran entrar al mundo laboral, también con permiso de su familia y con
condiciones de seguridad social, y en ambientes que no afecten su desarrollo físico y
emocional. Y sobre los denominados “trabajos peligrosos” decretó la edad de los 18 años
como edad mínima para ejercerlos. Sin embargo, considera que estos trabajos deberían
estar en observación ya que afectan la salud física y mental de quien los ejerce y debe tener
un régimen laboral especial.

En el artículo 3 del Convenio 182 de 1999, la OIT planta también la necesidad inmediata
de erradicar las peores formas de trabajo infantil, entendiendo por ellas el trabajo que
pone en peligro el desarrollo, físico, mental o moral de los NNA, bien sea por su naturaleza
o por las condiciones en las que se efectúa, es decir el denominado “trabajo peligroso”. Las
peores formas de trabajo infantil son: el trabajo forzoso y obligatorio en conflictos
armados, el trabajo peligroso, la prostitución y la pornografía o explotación sexual
comercial de NNA, la venta y trata de NNA, la servidumbre por deudas, la esclavitud, el
trabajo forzoso u obligatorio, el uso o reclutamiento para delinquir y todo trabajo que por
sus condiciones, o sea por las circunstancias en que se lleva a cabo, tiene probabilidades de
dañar la salud, la seguridad o la moralidad de los NNA. Estas formas de trabajo infantil
perjudican, en la mayoría de los casos, irreversiblemente, las características más notables
de la infancia y pueden poner término, de forma dramática, a esta etapa de la vida.

                                                                                                                       
1
Tomado de la Declaración de la OIT relativa a los Principios Fundamentales y Derechos en el Trabajo
(1998).

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La Convención Internacional de los Derechos del Niño

Esta Convención de las Naciones Unidas, que data de 1989, se constituyó en un hito en el
contexto político internacional porque creó una legislación internacional específicamente
en favor de la infancia, la cual provocó un profundo cambio conceptual al dejar de
considerar a los niños y las niñas como objetos de protección y derecho, y comenzó a
tenerlos en cuenta como sujetos con necesidades específicas y, por lo tanto, con derechos
coherentes e inherentes a ellas (ONU 1989). Estableció también el derecho de los NNA al
esparcimiento, al juego y a participar libremente en actividades artísticas y culturales, y
obligó a los estados a comprometerse en proteger a los niños y niñas contra la explotación
económica y contra el desempeño de todo trabajo peligroso para la salud o el desarrollo
físico, mental, espiritual y social, o entorpecedor para la educación. Planteó, además, la
obligación de fijar edades mínimas de admisión al trabajo y reglamentar las condiciones del
mismo. Comprometió a los estados a proteger a los NNA contra toda forma de explotación
y abuso sexuales, incluyendo la prostitución y su utilización en prácticas pornográficas.
Planteó que los NNA no sólo deben estar protegidos del uso de estupefacientes y sustancias
psicotrópicas, sino que también se debe impedir que se les involucre en la producción o
distribución de tales sustancias.

Como normatividad internacional, la Convención involucra también los tratados de


derechos humanos y se enmarca en ellos, y por lo tanto entiende a los NNA como sujetos
especiales de derechos deben ser protegidos, y que el Estado, la sociedad y familia en
corresponsabilidad están obligados a garantizarles su calidad de vida y su integralidad.

3. El plano nacional

A pesar de tener una condición humana especial y un estado natural de indefensión, hasta
comienzos de los años1980, los NNA no eran sujetos de una protección especial que les
garantizara sus derechos e intereses. La normatividad nacional frente al trabajo infantil solo
apareció en el Estatuto del Menor Trabajador (1982), el cual impulsó acciones para
ejecutar programas y prestar servicios de atención y protección al menor trabajador. Hacia
finales de la década de 1980, sin embargo, las evidencias sobre las diversas formas de
explotación de los NNA por parte de personas adultas y sobre los problemas de abandono,

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drogadicción y falta de educación condujeron a la expedición del Código del Menor (1989).
Desde entonces este código regula la protección de la niñez y, en materia de trabajo
infantil, ampara a los menores contra todo tipo de explotación económica y contra el
desempeño de cualquier trabajo que ponga en riesgo su salud.

El gran logro de la Constitución Política de 1991, CP-91, en relación con la infancia y la


adolescencia fue el reconocimiento de su fragilidad. En su texto, la CP-91 manifiesta la
necesidad de darles a los NNA una protección especial para permitirles un desarrollo
integral. El derecho que les otorga para tener una protección especial se sustenta en el
reconocimiento de la falta de discernimiento suficiente que tienen los NNA para saber
cuándo se le está amenazando o vulnerando, así como la ausencia de la capacidad de
defenderse por sí mismos de alguien que ponga en peligro su integridad personal. Por este
motivo establece la corresponsabilidad entre la familia, la sociedad y el Estado en la
protección de dichos sujetos y de sus derechos, y propende por una legislación que eleva al
carácter constitucional los derechos de fundamentales de los NNA. Este fue un cambio
significativo, ya que antes los NNA no eran considerados sujetos de derechos como los
demás ciudadanos, si no sujetos de tutela, por lo cual su participación en la vida jurídica era
muy reducida o inexistente, a no ser como infractores de la ley. Este cambio en la
concepción de los NNA como ciudadanos abrió un espacio importante para el estudio de
los rasgos y las características específicas del desarrollo del menor y para la incentivación
de su participación activa en la definición de políticas y el diálogo con la familia, la
sociedad y el Estado.

Por otra parte, el marco multicultural que introdujo la CP-91 también integró a los NNA.
En este sentido, además de las condiciones particulares de su pertenencia a un grupo etario,
se propició el tener en cuenta otras especificidades relacionadas con la diferencia racial,
étnica, de género, discapacidad, religión y cualquier otra variable cultural relevante en el
contexto de su ejercicio político. Esto implicó que la noción de desarrollo humano integral
que se aplica a los NNA se extendiera mediante la ampliación del fuero de desarrollo de la
personalidad y el fortalecimiento de las capacidades y libertades que este supone.

En los aspectos relacionados con el trabajo, y como parte su voluntad de velar por su
desarrollo integral, la CP-91 busca proteger a los NNA contra el desempeño de labores

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riesgosas, explotación laboral y abuso, entre otras, coincidiendo con las políticas de las
convenciones internacionales suscritas por el Estado colombiano hasta ese momento.
Define también tipos de protección especial para los jóvenes de 16 años que ingresan al
mundo laboral, como el pago de la seguridad social, las jornadas especiales de trabajo, el
salario justo y las condiciones apropiadas para su salud física y mental. En consecuencia, en
el Código Sustantivo de Trabajo (1993) se dispone que los menores de 16 años pueden
laborar con permiso de los padres, pero no ejercer actividades que representarán perjuicios
para su salud.

Por su lado, la Corte Constitucional ha generado jurisprudencia específica en relación con


la protección a los menores. En la sentencia 215 de 2007 reconoció la condición de
indefensión propia de la naturaleza de los NNA, y por lo tanto insistió en la defensa de su
protección especial, la cual considera que se debe hacer extensiva al campo laboral. Así:

Las razones básicas de esta protección a los niños y a los adolescentes son, por una
parte, su naturaleza frágil o vulnerable, por causa del desarrollo de sus facultades y
atributos personales, en grado inverso a su evolución, en la necesaria relación con el
entorno tanto natural como social, y, por otra parte, el imperativo de asegurar un
futuro promisorio para la comunidad, mediante la garantía de la integridad, salud,
educación y bienestar de los mismos (Ley 704 de 2001).

Al defender el derecho a la salud que garantiza el derecho a la vida, la CP-91 también


promovió el acceso a Sistema de Seguridad Social. Al mismo tiempo, considera
fundamental el derecho a la educación, en la medida en que el acceso a esta les llevará a
aspirar a mejores trabajos. Define así que no se le debe restringir su acceso a la educación
al NNA que sea vea obligado a trabajar.

Otros derechos fundamentales que considera la CP-91 son el derecho a una familia, a la
alimentación, a la participación, a la recreación, al desarrollo integral, a la intimidad, a la
información, a la asociación, a la vacunación, a la protección contra todo tipo de violencia,
al acceso a bienes y servicios, a la seguridad, a un medio ambiente sano, a ejercer sus
derechos sexuales y reproductivos, a vivir su identidad de género y a ejercer una ciudadanía
plena. Todos estos vistos con una perspectiva de género. La CP-91 se pronunció también a
favor de que el menor no sea explotado económicamente, lo cual implicó el reconocimiento

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constitucional de los valores de los NNA a su autoestima, libertad de expresión y a sus
aptitudes y posibilidades.

En síntesis, el marco de derechos constitucionales de los NNA es lo suficientemente amplio


para soportar el desarrollo de políticas que garanticen la prevención y posible erradicación
del trabajo infantil. Sin ir más lejos, el estado colombiano a través de la Ley 704 de 2001
aprobó el Convenio 182 de 1999, sobre la prohibición de las peores formas de trabajo
infantil y la acción inmediata para su eliminación. Estas acciones orientan los documentos
de política como el III Plan Nacional para la Erradicación de Trabajo Infantil y la
protección del Trabajo Juvenil, 2003-2006, el cual define cómo se concibe el trabajo
infantil en el contexto colombiano:

...toda actividad física o mental, remunerada o no, dedicada a la producción,


comercialización, transformación, venta o distribución de bienes o servicios,
realizada en forma independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica, que
es realizada por personas menores de 18 años de edad2.

Este Plan Nacional identifica como consecuencias del trabajo infantil los trastornos en el
desarrollo físico, en el desarrollo psíquico y emocional, y en el desarrollo social. Entiende
que:

…durante la infancia, el mundo que rodea al niño o niña debe ofrecer múltiples
oportunidades para aprender y para obtener un sano e integral desarrollo (...). En
esta etapa de los seres humanos se gestan las habilidades que les permitan participar
plenamente en la vida familiar, comunitaria y económica. No obstante, los
trabajadores infantiles se ven privados de este periodo valioso, lo cual tiene
repercusiones nefastas en diversos ámbitos de su proceso de desarrollo humano (...),
y consecuencias deprimentes a largo plazo, en su vida de adultos3.

En ese sentido, comprende las particularidades de los ciclos vitales en sus aspectos
biológicos, sociales y emocionales. Así también, contempla que el trabajo infantil perpetúa
las condiciones de pobreza de los NNA.

                                                                                                                       
2
 Tomado del III Plan Nacional para la Erradicación de Trabajo Infantil y la protección del Trabajo Juvenil,
2003-2006.  
3
 Ibíd.  

9
Sin embargo, frente a las peores formas de trabajo infantil, el Estado colombiano se ha
quedado corto para proteger a los NNA. La guerra interna que vive el país desde hace más
de 5 décadas ha involucrado NNA, a través de situaciones como el reclutamiento forzado
por parte de grupos al margen de la ley, el desplazamiento forzado, las masacres, las minas
antipersonas, entre otras. Estas han afectado profundamente la vida de los NNA
colombianos vulnerando todos sus derechos fundamentales, dejándolos en estado de
indefensión y haciéndolos víctimas que requieren una atención especial, para la cual no se
ha desarrollado una política clara.

El plano del Distrito Capital

Además de los marcos internacionales y nacionales, el gobierno de la ciudad de Bogotá


inscribe la normatividad distrital en la Ley 1098 de 2006 que expidió el Código de Infancia
y Adolescencia con especificaciones para el Distrito Capital. Adicionalmente, difinió la
Política de Infancia y Adolescencia 2011-2021, la cual se adoptó por medio del Decreto
520 de 2011. Esta política aborda los aspectos fundamentales que busca el distrito para
garantizar la calidad de vida de los NNA que se representa en el acceso a derechos
integrales que permitan el desarrollo de potencialidades y capacidades. Este desarrollo se
garantiza a través de la corresponsabilidad del Distrito, el Estado, la familia y la sociedad,
quienes trabajan en conjunto para posibilitar las oportunidades y el derecho al ejercicio de
la ciudadanía de los NNA.

Reconoce y enfatiza la diferencia y la diversidad dentro los NNA, por lo cual busca
desarrollar políticas para cada etapa del ciclo vital, la diferencia étnica, de género, la
condición de discapacidad, la situación biológica, política y social, la creencia religiosa,
entre otras. Por lo tanto, es interesante anotar que protege los NNA desde su etapa de
gestación, para lo cual la política cobija a las madres gestantes para que puedan acceder a
los cuidados de salud física y psicológica.

La política distrital también hace referencia específica a los NNA víctimas del conflicto
armado interno como causa o consecuencia del desplazamiento forzado, por ser hijos de
excombatientes, o por ser desmovilizado o reinsertado. Es muy importante tomar en cuenta
esta situación de los NNA, más todavía cuando el país se aproxima a un escenario de

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posconflicto donde también deberán ser considerados.

Así también, se refiere al derecho de la participación de esta población para que pueda
reconocerse como sujetos de derechos y como aportante a la construcción de la ciudad. En
ese sentido, entiende a los NNA en todas sus dimensiones personal, social, corporal,
comunicativa, artística, cognitiva, entre otras; como sujetos activos de su propio desarrollo
en condiciones de autonomía, libertad, igualdad, responsabilidad y dignidad, y les confiere
la capacidad de interlocución con el Estado, la familia y la sociedad civil, a través de la
participación real e incidente en condiciones de equidad e inclusión.

Para lograrlo, el Distrito Capital se ha propuesto como objetivos específicos: 1. Realizar


acciones intencionadas y diferenciales en condiciones de equidad que aseguren el ejercicio
y disfrute de los derechos de los niños y las niñas desde la primera infancia hasta la
adolescencia en Bogotá. 2. Reconocer a los niños y las niñas desde la primera infancia
hasta la adolescencia como ciudadanos, ciudadanas y sujetos activos titulares de derechos.
3. Lograr que el Estado, la sociedad y las familias actúen de manera conjunta y coordinada
en la protección integral de los derechos de los niños y las niñas desde la primera infancia
hasta la adolescencia.

Frente al trabajo infantil, esta política lo considera como una de las situaciones que
inobservan, amenazan o vulneran la realización de los derechos de NNA. El trabajo infantil
es una situación que vulnera varios derechos. Uno de los de mayor impacto en el desarrollo
de los NNA es privarlos del derecho a la educación, toda vez que el 38.66% -para 2009- de
la población identificada en situación de trabajo infantil, se encontraba desescolarizada4.
Otros de los derechos vulnerados son a la salud y la integridad física, la seguridad, la
recreación, el juego y el deporte y la participación. Asociado al trabajo infantil se
encuentran varios tipos de violencia como el maltrato infantil intrafamiliar y el abuso
sexual. Así también, esta situación se presenta por las condiciones de segregación
económica, social, cultural y espacial.

Los sectores de la economía donde más se presenta trabajo infantil en Bogotá son: el
comercio (51.13%), el de servicios (20.62%) y la industria (10.82%). Según el
Departamento Nacional de Estadística, DANE, se encuentran 55.750 NNA realizando
                                                                                                                       
4
 Política de infancia y adolescencia en Bogotá, D.C., 2011-2021, página 52.  

11
oficios del hogar por más de 15 horas a la semana y asumiendo roles relacionados con el
cuidado del hogar que les corresponde a sus padres y madres, teniendo que el 78.81% son
niñas5. Es decir, que hay NNA en trabajo doméstico.

Para enfrentar esta situación y restablecer los derechos de los NNA en la ciudad, el Distrito
propone desarrollar escenarios de articulación interinstitucional para construir indicadores
que les permitan conocer la situación real del trabajo infantil y crear políticas para poder
enfrentarlo.

La Política Distrital de Infancia y Adolescencia, ha establecido el trabajo infantil como uno


de los intolerables sociales a transformar mediante la acción conjunta del Gobierno
Distrital, las entidades, organizaciones gubernamentales nacionales y no gubernamentales y
las demás organizaciones de la sociedad civil.

Identifica como principales causas del trabajo infantil6:

• Factores sociales y económicos como la pobreza, desempleo adulto, violencia


intrafamiliar, conflicto armado, desplazamiento.

• Factores culturales como: transferencia de tradiciones generacionales, la creencia


del trabajo como formador y la baja valoración de la educación respecto al trabajo. O la
idea de que se recurre a la mano de obra infantil porque los niños son menos
conflictivos que los adultos, porque se considera que dadas sus características físicas se
adaptan más adecuadamente que los adultos a ciertos trabajos y porque se les paga
menos.

Los principales factores que permiten el trabajo infantil en Bogotá son:

• Falta de reconocimiento público.

• Los empleadores temen a las implicaciones legales.

• Las familias avalan el trabajo de sus hijas e hijos por considerarlo una actividad
formadora.

                                                                                                                       
5
 Política de infancia y adolescencia en Bogotá, D.C., 2011-2021, página 53.  
6
 Tomado de Lombana, Páramo y Pavas. Tiempo para ser Felices. Propuesta política y líneas de acción del
Departamento de la niñez y la juventud de la central unitaria de trabajadores de Colombia. ISBN 92-2313125-
1. Programa IPEC-OIT y CUT. Bogotá 2002.  

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• Niñas y niños temen perder el trabajo si hablan de él o simplemente les da
vergüenza.

• Los términos y condiciones laborales: influye el lugar donde se desempeña el


trabajo, las relaciones con empleadores y compañeros, la remuneración, la jornada, el
tiempo, el grado de complejidad y responsabilidad de las actividades desarrolladas por
niñas y niños.

Las acciones encaminadas a erradicar el trabajo infantil en Bogotá se orientan a:

• Coordinar actividades que contribuyan a la erradicación progresiva del trabajo


infantil.

• Generar espacios de información y reflexión sobre las causas y efectos del trabajo
infantil, así como de la necesidad de eliminarlo para eliminar las prácticas que lo
legitiman.

• Involucrar acciones a los componentes de difusión, sensibilización, organización y


movilización social en torno a la problemática del trabajo infantil dirigidos a la
población trabajadora del Distrito Capital.

• Realizar acciones de exigibilidad a la capital de la república para que asuma de


manera efectiva la protección de la infancia, especialmente, a niñas y niños
trabajadores.

• En las áreas que inciden en este flagelo, darle agilidad a la creación y construcción de
un plan de trabajo organizado en el cual existan metas a corto, mediano y largo plazo
para la erradicación de este problema.

Al respecto, la Secretaría de Educación Distrital, SED, se encuentra alineada con la


Estrategia Nacional para Prevenir y Erradicar las Peores Formas de Trabajo Infantil y
Proteger al Joven Trabajador 2008-2015.

Teniendo en cuenta las particularidades de Bogotá, ciudad receptora de diferentes


poblaciones con características culturales y sociales particulares y en la que la inequidad
social está marcada en el cotidiano de los ciudadanos, la SED, en línea con el Plan de
Desarrollo 2012-2016 de la Bogotá Humana, reconoció al niño, a la niña y al joven
trabajador como centro del desarrollo y del proceso educativo y encaminó sus esfuerzos a

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promover condiciones de equidad e igualdad para su atención en la escuela. En este sentido,
el Programa de Des-incentivación del Trabajo Infantil, de la Dirección de Inclusión e
Integración de Poblaciones, DIIP, planteó la importancia de reconocer las costumbres
culturales, sociales y religiosas que confluyen en las dinámicas del trabajo infantil e hizo
una apuesta por la consolidación de prácticas pedagógicas pertinentes que, a partir de un
enfoque diferencial, contribuyan al reconocimiento, ejercicio, restablecimiento y reparación
de los derechos de los niños, niñas y jóvenes trabajadores.

Desde este marco la SED, por medio de la DIIP, ha determinado como prioridad la des-
incentivación del trabajo infantil, tomando como eje de trabajo las siguientes dinámicas de
la problemática desde un enfoque diferencial7:

Trabajo Infantil: se refiere a los NNA en edades de 9 a 14 años identificados en alguno de


los tipos de trabajo reglamentados por la ley colombiana.

Trabajo Protegido: toda actividad económica remunerada, desarrollada por los jóvenes
entre 15 y 18 años con la debida autorización expedida por el inspector de trabajo o por el
ente territorial local y que goza de las protecciones laborales consagradas en el régimen
laboral colombiano, las normas que lo complementan, los tratados y convenios ratificados
por Colombia. Los jóvenes deben, adicionalmente, desarrollar actividades de formación y
especialización para el ejercicio de una ocupación, arte, oficio o profesión. Se considera la
posibilidad del desarrollo de actividades laborales por los y las jóvenes a partir de los 15
años de edad en la medida en que hayan finalizado el ciclo de formación básica, y
solamente podrán desarrollar las actividades laborales definidas como permitidas por la
legislación nacional.

Erradicación de las Peores Formas de Trabajo Infantil: son modalidades de trabajo infantil
aquellas que lesionan más severamente las potencialidades y las opciones de desarrollo
integral de los NNA.

Prevención del Trabajo Infantil: enmarcada en la garantía de derechos de la Ley 1098 de


2006 de infancia y adolescencia donde se hace referencia a la obligación de garantizar los
derechos de los niños, niñas y jóvenes. Teniendo en cuenta el Artículo 44, según el cual la
familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño o niña para
                                                                                                                       
7
 Tomado del Marco Normativo sobre trabajo infantil de la SED.  

14
garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos.

Así, el Distrito a través de su política pública de infancia y adolescencia se alinea con la


normatividad internacional en cuanto a la protección integral de los derechos de los NNA y
de considerarlos como un sujeto de derechos especiales. Así también se inscribe en la tarea
de erradicar el trabajo infantil en concordancia con disposiciones internacionales y
nacionales. A través de su Dirección de Inclusión e Integración de Poblaciones procura la
des-incentivación del trabajo infantil.

Es importante señalar que los enfoques de esta política obedecen a las orientaciones de los
últimos tres gobiernos distritales que se reconocen como de izquierda, con sentidos
democráticos e inclusivos.

El Plan Distrital de Desarrollo, Bogotá Humana 2012-2015, reconoció el trabajo infantil


como una de las principales problemáticas de los NNA de la ciudad y buscó enfrentarla a
través de “la generación de incentivos y adecuaciones que mejoren la asequibilidad de esta
población a la educación a través de subsidios condicionados a la asistencia escolar y los
apoyos adicionales para NNA”8. Así mismo ubicó las acciones centrales para la prevención
y erradicación del trabajo infantil y protección de las y los adolescentes trabajadores en su
eje 1, lucha contra la segregación. De la misma forma, se propuso como meta disminuir la
tasa de trabajo infantil en Bogotá al 1.5% (línea base de 2,8% DANE, 2009) y atender
intersectorialmente a 23.804 NNA en situación o riesgo de trabajo infantil para restablecer
sus derechos y promover su desvinculación9.

Para lograr estas metas, entre otras acciones, el Distrito generó una alianza entre la SED y
la Fundación Telefónica Colombia, FTC, que buscó crear estrategias para enfrentar esta
problemática.

Los resultados hasta el momento en materia de trabajo infantil en el Distrito son: 20 mesas
locales para la prevención y erradicación del trabajo infantil con participación de
instituciones del nivel distrital pero en el nivel local: Subdirección local de integración
social quien tiene a cargo la secretaria técnica; los Hospitales de la Red Pública; las
Direcciones Locales de Educación; la Alcaldía Local; los centros zonales del ICBF; la
                                                                                                                       
8
Tomado del Plan de Distrital de Desarrollo, Bogotá Humana, 2012-2016, página 85.
9
 Tomado del Plan de Distrital de Desarrollo, Bogotá Humana, 2012-2016.  

15
Policía de Infancia; el Programa Proniño de la Fundación Telefónica; y la Asociación
Cristiana de Jóvenes.

Así también, la Mesa Distrital y el Comité Operativo Distrital de Infancia y Adolescencia


(CODIA) y el Consejo Distrital de Política Social. Estas instancias son interdependientes y
tienen las siguientes líneas de trabajo:

• El análisis sistemático de la situación de trabajo infantil en Bogotá;


• El análisis de la oferta institucional y recomendaciones de ajuste a la misma;
• La formulación de rutas de atención de los niños, niñas y adolescentes en situación
de trabajo infantil;
• El acompañamiento y direccionamiento técnico a las mesas locales de prevención y
erradicación del trabajo infantil;
• Y el análisis y seguimiento a la política de infancia y adolescencia en el componente
que reúne las acciones de prevención y erradicación del trabajo infantil10.

La Secretaría Distrital de Integración Social desarrolló dos procesos de atención para los
NNA en situación de trabajo infantil o riesgo de estarlo. En primer lugar, consolidó 11
Centros Amar, en los cuales se brinda en espacios institucionalizados, en contra-jornada
escolar, una atención integral para esta población. En segundo lugar, desde noviembre de
2013 puso en marcha la Estrategia Móvil para la Protección Integral de NNA en Situación
o Riesgo de Trabajo Infantil11.

La Secretaria Distrital de Salud, en el marco del Programa Territorios Saludables del


gobierno de la Bogotá Humana, desarrolló tres intervenciones para la prevención y
erradicación del Trabajo Infantil, de las cuales responden a 3 metas distritales en Plan de
Desarrollo, como son:.

• Asesorías para la prevención y erradicación del trabajo infantil: dirigidas a niños y


niñas menores de 15 años.
• Asesorías para el trabajo adolescente protegido: dirigidas a adolescentes de 15 a 17
años.

                                                                                                                       
10
Tomado del documento del Proceso de rendición pública de cuentas de niñas, niños, adolescentes y jóvenes
2012-2015 en Bogotá, página 7.
11
 Ibíd., página 8.  

16
• Sesión grupal de sensibilización para la prevención y erradicación del trabajo
infantil12.

La Secretaria de Educación Distrital a través de la Dirección de Inclusión e Integración de


Poblaciones impulsó el programa de “Des-incentivación del Trabajo Infantil”, en el marco
de su competencia y objetivos misionales, dando movilidad a las estrategias planteadas
desde la Política de Infancia y Adolescencia y promoviendo la atención de manera integral
a los NNA en situación de trabajo infantil en contra-jornada escolar, para el
restablecimientos de sus derechos. La estrategia permite empoderar a los colegios en el
tema y dar herramientas a las instituciones educativas distritales para la identificación,
caracterización del trabajo infantil, permitiendo su atención diferencial, seguimiento y
continuidad en el sistema educativo13.

La Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, adscrita a la Secretaria de


Hábitat incluyó acciones de prevención del trabajo infantil en el marco de Basura Cero,
cuyo objetivo era atender a los hijos y las hijas de recicladores de oficio de la ciudad de
Bogotá y vincularlos a programas de erradicación del trabajo infantil con la participación
de sus núcleos familiares, las organizaciones de recicladores, las entidades distritales
relacionadas con esta población, entidades de apoyo nacional e internacional y empresa
privada14.

Finalmente, la normatividad distrital fortaleció un tema importante que aparece enunciado


en la normatividad nacional y es el derecho al ejercicio de la ciudadanía plena de los NNA,
entendida esta como sus posibilidades de desempeño social y de participar en las decisiones
que afectan su propia vida y su vida en comunidad y la de la comunidad política a la que
pertenece15. Se orienta hacia la garantía y protección del derecho a la participación de los
NNA en la toma de decisiones y a su capacidad de interlocución con el Distrito, el Estado,
la sociedad y la familia, potenciando su capacidad de agencia. En este sentido, en Bogotá se
crearon los consejos locales de infancia, donde participan NNA de las localidades
aportando sus ideas y propuestas para su desarrollo integral en la ciudad.
                                                                                                                       
12
Ibíd., páginas 9-10.
13
 Ibíd., página 10.  
14
 Ibíd.  
15
  Bula y Camacho. (2006) Ciudadanía y trabajo infantil. La lógica económica y la dimensión ética del
problema del niño trabajador, Bogotá, Universidad Externado de Colombia.  

17
Incluir la ciudadanía dentro de las políticas de infancia y adolescencia aporta un
componente importante ya que deja de verse al NNA como un menor sin capacidades de
reflexión sobre sí mismo o un incapacitado para aportar a la sociedad, sino que
reconociendo su situación de vulnerabilidad e indefensión, comprende ampliamente sus
particularidades biológicas, etarias, sociales y psicológicas y legitima su capacidad de
agencia e interlocución, entendiendo que como sujeto de derechos no solo necesita
protección sino reconocimiento como ciudadano, es decir, de sus posibilidades de participar
en las decisiones que afectan su vida y la de la comunidad a la que pertenece.

Otro componente fundamental de la política pública distrital es que reconoció que dentro de
la problemática del trabajo infantil en la ciudad, una parte importante de este es el trabajo
doméstico, cuando menciona que un número de NNA, principalmente niñas, están
realizando oficios del hogar por más de 15 horas a la semana y asumiendo roles
relacionados con el cuidado del hogar que les corresponden a sus padres y madres. Este tipo
de trabajo no es tomado en cuenta ni en la normativa internacional ni en la nacional. Si bien
es cierto que realizar oficios del hogar es considerado culturalmente como formativo,
cuando el tiempo que el NNA le dedica a esos oficios excede unas pocas horas a la semana
y se suma con asumir roles de cuidado, que son exclusivos de los padres, esto implica un
tipo de trabajo infantil: el doméstico. Este tipo de trabajo en la mayoría de las veces no
impide que el NNA acuda a un centro educativo, pero le quita el tiempo para realizar otras
actividades propias de su ciclo vital como el deporte y la recreación, el juego, la creación de
lazos con otros de su misma edad, el libre esparcimiento, y lo obliga a asumir roles de la
vida adulta, interfiriendo con su desarrollo integral como niño o niña.

En este sentido, las normatividades internacional y nacional no exploran el trabajo


doméstico como uno de los trabajos infantiles. Así también no se refieren a las
especificidades de los contextos sociales y culturales de los NNA. No se exploran las
condiciones de los trabajos infantiles en contextos rurales –campesinos, étnicos- y como
estas particularidades culturales entienden el trabajo infantil y la forma como esta
problemática aparece en ellos.

Estas normatividades se concentran en la erradicación de las peores formas de trabajo


infantil y no de todos los tipos de trabajo infantil. La principal estrategia enunciada para

18
enfrentar la problemática es fortalecer el acceso y permanencia en los centros educativos.
Sin embargo, esta estrategia es insuficiente pues desconoce otros componentes del
desarrollo integral de los NNA. Se debe garantizar tanto su libertad de bienestar como su
libertad de agencia.

Es interesante que la política distrital subraya las diferencias de género respecto de las
problemáticas de los NNA en la ciudad, reconociendo que la forma como afectan a niños y
a niñas por separado están enraizadas en construcciones culturales sobre ser mujer o ser
hombre en el país.

De otro lado, una debilidad de la política pública distrital es que a pesar de que menciona
las particularidades sociales y culturales de los NNA como por ejemplo, la pertenencia
étnica, la diversidad sexual y la condición de víctimas del conflicto armado, no explicita, en
el caso del trabajo infantil, cómo estas condiciones lo complejizan y la forma como debe
ser abordado, medido y afrontado. Deja claro que el distrito no cuenta con información
discriminada sobre estas categorías, lo que implica el desconocimiento de las mismas, pero
tampoco enuncia cuáles serían las estrategias dirigidas a construir indicadores y metas que
aborden estas especificidades y que conduzcan la garantía y el restablecimiento de derechos
de los NNA.

Si bien la SED tiene como prioridad la des-incentivación del trabajo infantil, programa de
la DIIP, este no aparece dentro de la Política Pública Distrital de Infancia y Adolescencia.
Por lo tanto, no surgen indicadores y metas vinculadas a esta política que permitan medir el
impacto de este programa. En este sentido, también es importante mencionar que, si bien
esta política pública enuncia sus bases conceptuales, sus principios fundamentales y las
características principales de la población infantil en Bogotá, así como sus problemáticas
esenciales, no formula estrategias para responder a estas problemáticas y contextos, lo que
no permite ver cuál será el camino que el distrito tomará para cumplir con sus principios de
protección integral y garantía de derechos de los NNA de la ciudad.

Finalmente, es importante reflexionar sobre el hecho de que una de las principales


consecuencias del trabajo infantil es que obliga a los NNA a asumir roles que están fuera de
sus características y condiciones físicas, biológicas, mentales, emocionales, y psicológicas,
truncando su desarrollo integral. Al imponerles estos roles de adulto, sin embargo, no

19
acceden a los beneficios de los mismos, como la participación en sus decisiones, el
reconocimiento de su ciudadanía, el acceso al dinero de su trabajo y con este a bienes y
servicios. Entonces el NNA se enfrenta a la paradójica situación de transitar en el mundo
del trabajo pero de mantener su condición reducida de ciudadanía.

Reflexiones finales

Este capítulo ha querido presentar de los lineamientos políticos de los organizamos


internacionales, del Estado colombiano y del gobierno de la ciudad de Bogotá frente al
fenómeno del trabajo infantil

A pesar de que las políticas sobre erradicación del trabajo infantil y la protección del
trabajo juvenil buscan situarse en la perspectiva de los derechos de los NNA, continúan, no
sin razón, centrándose en la eliminación de las peores formas de trabajo infantil. Esto es
aún más cierto para las políticas que rigen el plano internacional.

Los marcos de políticas en el plano nacional y en el del Distrito Capital focalizan su


intervención en la manera negativa como insisten el trabajo infantil afecta de a los NNA en
su calidad de sujetos de derechos. De manera específica evidencian como afecta sus
posibilidades de desempeño social y de participación en las decisiones que afectan su
propia vida y la de su comunidad, es decir, sus condiciones como sujeto ciudadano. Es
decir, el trabajo infantil afecta no solo lo que tiene que ver su bienestar, sino especialmente
con lo que tiene que ver con su agencia para buscar acumular el capital humano y social
que le permitirá alcanzar mejorar su bienestar.

A partir del marco de la política distrital se puede afirmar que los últimos gobiernos de la
ciudad han buscado dar un paso hacia delante y considerar que no solo la erradicación de
este tipo de trabajos es importante, sino de cualquiera que afecte su libertad de agencia. Sin
embargo, aún hay que avanzar en el deslindamiento del trabajo infantil de lo que algunos
llaman aprendizaje cultural, trabajo que muestra avances analíticos para el caso de los
medios rurales e indígenas, pero que aún requiere de mayores esfuerzos en el caso de las
ciudades y sus áreas metropolitanas.

20
Capítulo 2

Conceptos y perspectivas sobre el trabajo infantil en el Programa Proniño

1. Apreciación sobre determinantes y marcos para la acción contra el trabajo infantil

El creciente interés de organismos estatales, instituciones académicas y ONG en el tema del


trabajo infantil generó diversas aproximaciones y conceptos sobre las diversas facetas de
este. No obstante, la voz de los organismos internacionales, principalmente de la OIT, se
impuso para orientar las intervenciones públicas y privadas al respecto. Para la OIT, como
quedó reseñado en el capítulo inicial de este informe, no todas las labores infantiles deben
denominarse “trabajo infantil”. En su intento de definición de esta categoría, la OIT
estableció que en términos generales un niño trabajador es aquel individuo que cumple con
alguna de estas características:

• Es menor de 17 años y se encuentra involucrado en actividades peligrosas (de


acuerdo a la definición del artículo 3 del convenio 182 de la OIT).
• Es menor de 13 años y económicamente activo por más de una hora a la semana.
• Está entre los 13 y 15 años y trabaja más de 14 horas por semana, o trabaja 1 una
hora semanal en actividades peligrosas por naturaleza o por las circunstancias en
que se realiza.
• Está entre los 15 y 17 años y se emplea en actividades incondicionalmente
peligrosas o dañinas para su times (Bernal y Cárdenas, 2007 citado por SIM, sin
fecha)

Si bien la definición de la OIT fue un punto de partida para el diseño de acciones y


estrategias del programa Proniño, en 2010 la Fundación Telefónica Colombia -FTC- generó
su propia agenda de investigación con el fin de lograr una mejor comprensión sobre el
fenómeno del trabajo infantil y sus determinantes. Para ello, identificó los trabajos
existentes sobre el tema y los investigadores que podían brindarle asesoría, y contrató dos
estudios: uno adelantado la Fundación de Estudios Econométricos y Sistémicos de
Medellín -ECSIM- y el siguiente por un equipo de la Universidad del Rosario. Teniendo
en cuenta los criterios de clasificación propuestos por la OIT en relación con la manera

21
como interferían en la educación de los NNA trabajadores, el estudio de ECSIM propuso
dos formas representativas del trabajo infantil: niños que se dedican exclusivamente al
trabajo y niños que estudian y trabajan. Esta clasificación le permitió a la Fundación
Telefónica tomar la decisión de intervenir exclusivamente con la segunda de estas
categorías de trabajo infantil, y definir así una intervención coherente con las líneas de
trabajo de la empresa. La interferencia del trabajo en el derecho a la educación de todo
NNA le permitía tener en cuenta consideraciones sociales, culturales, económicas y
políticas sobre las familias de los afectados, tener una mayor claridad sobre las
manifestaciones del trabajo infantil, e incluso identificar formas del trabajo infantil que no
habían sido objeto de estudio ni de legislación hasta el momento.

En este capítulo reseñamos los principales hallazgos de la investigación realizada por


Fundación de Estudios Econométricos y Sistémicos de Medellín -ECSIM- (Gómez Diego
Fernando, Giraldo, Ramírez, s.f.)., la cual brindó los elementos más importantes para
orientar la acción de Proniño en Colombia y las perspectivas cualitativas y cuantitativas
más sobresalientes de dicha investigación

Entre los diferentes enfoques sobre los determinantes del trabajo infantil, el de mayor
trascendencia es el que plantea que, pese a la existencia de una legislación multilateral y a
los avances en la erradicación de las peores formas de trabajo infantil, existe aún un número
importante de niños vinculados a actividades laborales que no se visualizan ni conciben
como trabajo infantil por estar permeadas de aspectos relacionados con las condiciones
económicas, históricas y culturales del medio social al que pertenecen. Este es el caso de
los trabajos asociados principalmente con la realización de labores domésticas y actividades
en el marco de la economía informal (Bernal y Cárdenas 2007, citado por ECSIM s.f.).
Aunque es evidente que tales actividades imponen restricciones a la asistencia regular y al
buen desempeño escolar, no se cuenta con una sólida base de estudios que demuestren
cómo los factores asociados con las características socioculturales del medio al que
pertenece el niño trabajador inciden en su desarrollo integral. Lo que predomina en estos
casos es que, a pesar de que se dispone de evidencias de que el trabajo infantil condiciona
el acceso de los niños a oportunidades básicas de desarrollo integral, a la formación y a la
educación, no hay suficiente conocimiento sobre los efectos de aspectos socioculturales
sobre los que todavía no se tiene plena claridad. Esto se debe en gran medida a que tales

22
actividades se han naturalizado como no problemáticas, o incluso se legitiman como
positivas y no existe por lo tanto una estrategia simple para intervenir a favor de la
población afectada.

Aunque simplificado en extremo, este marco general sobre el trabajo infantil lo acogen los
diferentes grupos de trabajo y corrientes conceptuales que se inscriben para combatirlo,
enfatizando uno u otro aspecto del problema.

Un primer grupo es el que propone que los efectos negativos del trabajo infantil se aprecian
principalmente en el desarrollo psicosocial de los menores y que el problema debería
tratarse desde una perspectiva amplia, que relacione el tema del desarrollo de la niñez con
su vínculo con la sociedad. En este caso, el trabajo de quienes abogan por esta perspectiva
se enfoca en generar y ofrecer información calificada para cuestionar a la sociedad que
legitiman el trabajo infantil al considerarlo un evento positivo para el desarrollo futuro de
los NNA, y que solo se condenan la explotación en que se pueda incurrir en estos casos.
Más específicamente, este enfoque se concentra en cuestionar a los grupos que defienden el
trabajo infantil sobre la base de considerar que éste les proporciona experiencias formativas
y de socialización,

Existe también sectores, especialmente inscritos en los marcos de intervención estatal o


gubernamental, que enfatizan la concepción de que el trabajo infantil es una violación a los
derechos elementales de la infancia y que por lo tanto los sistemas de protección social
tienen la responsabilidad de erradicarlo para impedir que se atente contra el desarrollo
normal de los niños y su acceso a la escuela, y en caso de existir se les restituyan sus
derechos.

Por último, hay quienes se inscriben en una perspectiva más integral que considera que el
trabajo infantil debe ser erradicado mediante un proceso que involucre a todos los actores
sociales, niños, niñas, y sus familias, organizaciones sociales, académicas y sindicales,
empresariales y gobiernos. Este sector parte de que ya se ha demostrado la complejidad del
problema y que atacar causas como la pobreza, el escaso apoyo financiero para la
educación, la falta de empleos para los adultos, las desigualdades regionales y la exclusión
social de grupos marginados es solo una parte de lo que habría que integrar en un esquema
de intervención para la erradicación del menor trabajador. Insisten, sin embargo, en que

23
para hacer una apuesta de mayor impacto es necesario incluir aspectos como los culturales
para profundizar en acciones integrales contra los determinantes del trabajo infantil. Esto
requiere no solo una definición precisa y comprensiva del trabajo infantil, sino de un
conocimiento exhaustivo de las características que hacen a un niño o niña más propenso a
participar en espacios laborales a temprana edad y conocer los efectos de esta situación
sobre la escolaridad, el estado de salud y la potencial existencia de trampas
intergeneracionales de trabajo infantil.

En este sentido, el trabajo de ECSIM (s.f.) plantea que las causas asociadas al fenómeno del
trabajo infantil son diversas y no es correcto atribuirlo únicamente a la pobreza. Si bien es
cierto que las restricciones de ingresos para el hogar son críticas en la explicación del
trabajo infantil, cuando se analiza la decisión de vincular un niño a actividades laborales
(remuneradas o no) se observa que el resultado depende también de la evaluación de los
costos y beneficios asociados con la educación, factores idiosincráticos o características
particulares de los mercados de trabajo o las dinámicas de política social de cada región.

La discusión que el informe dedica al análisis de los factores que aumentan la propensión
de cierto tipo de individuos a trabajar a temprana edad es extensa y para ello citan fuentes
diversas como: Admassie 2002, Ahmed 1999, Basu et al. 2007, Rogers y Swinnerton 2003,
por mencionar algunas. Sin embargo, se puede identificar dos grandes cuerpos de trabajo
que han abordado el efecto de las condiciones del hogar, el ingreso familiar y la relación
del trabajo infantil con la asistencia escolar. El primero es el que analiza las variables del
hogar y el entorno y el segundo el que analiza el ingreso de la familia y la economía
familiar

2. Determinantes del trabajo infantil

Variables del hogar y el entorno educativo

Basados en el estudio de Pedraza y Rivero (2006) para el caso colombiano, ECSIM


propuso que el análisis sobre la disyuntiva entre trabajo infantil y asistencia escolar sugería
que mientras más educada fuera la madre, mayor la edad del jefe de hogar y mayores los
ingresos y el patrimonio de la familia, mayores las probabilidades de que el niño se
dedicara solo a estudiar.

24
Por su parte, Bernal y Cárdenas (2007), al analizar los determinantes de la decisión de
estudiar y trabajar al mismo tiempo encontraron que estas decisiones no era independientes
la una de la otra, y que factores como la mayor educación y edad del jefe de hogar hacían
que disminuyera la probabilidad de que el niño trabajara. Por el contrario, encontraron que
si la tasa de ocupación de los adultos del hogar aumentaba en la relación horas/día, la
probabilidad de que los niños se involucraran en el mercado laboral era más alta.
Igualmente, los autores evidenciaron criterios de clasificación de los trabajadores infantiles
en dos grupos: aquel que realiza actividades asociadas con negocios familiares, en este caso
predominantemente niños menos desaventajados que complementaban el trabajo adulto,
usualmente acompañados de niveles normales de asistencia escolar; y otro en el que el
trabajo infantil sustituía el trabajo adulto, el cual se realizaba generalmente con personas
no-familiares y se asociaba a niños más pobres con indicadores de asistencia escolar
precarios.

El primero de los estudios citados cuantificó la simultaneidad existente entre las decisiones
de estudiar y trabajar, y evidenció que el trabajo y la asistencia escolar eran excluyentes
tanto en los grupos de 7-11 años, como de 12-17 y para ambos géneros. Al analizar la
influencia del trabajo infantil en la extraedad escolar y en el estado de salud de los menores,
encontró que la vinculación temprana al mercado laboral en el grupo de 12 a 17 años
aumentaba la extraedad escolar y deterioraba el estado de salud de estos menores. Esta
relación en cambio no fue tan evidente para los niños en el rango de edad de 7 a 11 años
debido a la alta cobertura de la básica primaria, el bajo número de trabajadores y las
características de las labores realizadas por este grupo etario.

Extrapolando un estudio sobre Belice, Camboya, Filipinas, Namibia, Panamá, Portugal y


Sri Lanka (Lancaster y Ray, 2005) sobre la correlación entre trabajo infantil y educación,
Bernal y Cárdenas encontraron que el trabajo infantil entorpecía la formación de capital
humano y afectaba el bienestar social pues aunque el trabajo durara pocas horas iba en
detrimento tanto de las horas de estudio como de la tasa de matrícula escolar. Otro
indicador de esta relación es el que plantean siguiendo a Khanam (2007), quien en un
estudio entre niños de 5 a 17 años que habitan en áreas rurales de Bangladesh y que viven
con ambos padres estimó que los determinantes de que los NNA sólo estudiaran o
trabajaran, que combinaran ambas actividades o permanecieran inactivos dependía de los

25
niveles educativos de los padres. El mayor nivel educativo de los padres incrementaba
significativamente la probabilidad de que los niños y niñas se dedicaran tiempo completo la
educación. Pero a la vez, esta investigación sugirió que si el NNA pertenecía a un hogar en
el que la líder era una mujer cabeza de familia que tenía hijos entre 0 y 4 años se
incrementaba la probabilidad de que los niños en edad escolar combinaran estudio y
trabajo.

Variables de ingreso y economía familiar

Para analizar estas variables no hay estudios específicos referidos al caso colombiano, solo
se cuenta con evidencias fácticas levantadas en encuestas que reseñaremos en la siguiente
sección del documento. Ahora bien, el documento “Factores condicionantes del trabajo
infantil en la ciudades de Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena e Ibagué”, desarrollado por la
Fundación ECSIM, integró resultados de una serie de estudios sobre estas variables en
otros países en vías de desarrollo, especialmente de Asia y África. La extrapolación de los
resultados más relevantes de estos estudios al caso colombiano le permitió a ECSIM
elaborar algunos puntos relacionados con las variables del ingreso familiar que fueron
claves en la elaboración del marco conceptual de Proniño.

En primer lugar, el estudio del programa Food-For-Education adelantado en zonas rurales


de Bangladesh con niños de 5 a 16 años encontró que las becas escolares y los subsidios,
así como los incentivos en especie dados por la beca obtuvieron resultados positivos en la
asistencia escolar. Asimismo, este estudio concluyó que aun cuando el monto del subsidio
entregado por la beca es menor que el salario promedio que percibe un niño, el mismo
permite que la escolarización pueda asegurarse para la casi totalidad de los participantes.
Los autores también fueron enfáticos en afirmar que el trabajo infantil contribuía a crear
una “trampa” de pobreza, en la medida en que los hogares sustituyen la educación por el
trabajo infantil con el fin de aumentar los ingresos corrientes del hogar (Ravallion y
Wodon, 2000, citado por ECSIM s.f.).

En el estudio de Boozer y Suri realizado en Ghana (2001, citado por ECSIM s.f.), el trade
off entre el trabajo fuera del hogar y las horas de escolaridad evidenció que una hora de

26
trabajo infantil reduce entre 0.21 y 0.38 horas la asistencia escolar, y que el ingreso o la
pobreza no eran tan importantes en la determinación del trabajo infantil

El estudio sobre Tanzania estimó las posibilidades de la relación recíproca entre la


asistencia escolar, las horas de trabajo y las horas de estudio, y encontró que las
condiciones del hogar y de la comunidad afectaban la decisión de trabajar o estudiar en
diferentes niveles. En general, las horas de trabajo tendían a ser afectadas por variables
como suministro de electricidad y distancia del agua, mientras que la afectación de estos
factores sobre las horas de estudio era menor. Finalmente concluían que existía una relación
negativa entre las horas de trabajo de un niño y las habilidades matemáticas y de lectura
debido a las reducciones en la formación de capital humano (Akabayashi y Psacharopoulos,
1999, citado por citado por ECSIM s.f.).

De nuevo, el documento reforzaba el argumento ya reseñado sobre el incremento del


potencial de que hijos con padres que trabajaron en su niñez repitan el patrón, esta vez
citando a Emerson y Souza (2003), quienes sugieren que es menor la propensión al trabajo
infantil entre más educados sean sus padres. Los autores también encuentran que los
ingresos de un adulto que ingresó a temprana edad al mercado laboral, dejando todo lo
demás constante, son menores.

Finalmente, profundizan en los determinantes del trabajo infantil “oculto”, aquel que se
realiza como trabajo doméstico o en empresas familiares y que es recurrente entre niños de
8 a 13 años en 16 países en desarrollo. En este caso destacan tres aspectos relevantes: el
acceso a electricidad y agua del grifo disminuye las labores de trabajo infantil; los niños y
niñas dedican menos horas en ambas labores de trabajo infantil “oculto” cuando la madre
tiene por lo menos educación primaria; el número de horas trabajadas por el niño aumenta
con el número de hermanos y hermanas (Webbink, Smits y Jong 2010, citado por ECSIM
s.f.).

Ahora bien, como lo señalamos más arriba, los anteriores estudios, indicadores y
correlaciones estaban referidos a países en vías de desarrollo pero con indicadores menos
satisfactorios que los que presenta Colombia, y se referían además a áreas
predominantemente ruarles. Por lo tanto, los criterios que se enuncian debieron contrastarse
con uno de los pocos estudios que existían en el momento para el caso colombiano. Nos

27
referimos al estudio de Pinzón, Hofferth y Briceño (2008 citado por ECSIM s.f.) quienes
realizaron una caracterización de niños trabajadores en las calles de siete grandes ciudades
colombianas, y quienes propusieron la existencia de tres tipos de trabajadores: niños
trabajadores, niños desplazados y niños sin hogar. Además de la distinción en las tres
categorías, plantearon la necesidad de diseñar estrategias específicas que tuvieran en cuenta
los problemas asociados a cada población.

Finalmente, basándose en un estudio que se realizó en 16 países en desarrollo de Asia y


África, ECSIM hizo una referencia al análisis de las causas más importantes del trabajo
infantil que involucraban tres niveles anidados jerárquicamente. Está y que examinó:

• Recursos   del   contexto   local   que   comprende   nivel   de   desarrollo   y   urbanización   y   las  
características   del   hogar   o   los   padres   (dotación   del   hogar,   ocupación   del   padre,   estado  
laboral  de  la  madre,  educación  del  padre  y  la  madre).  
• Recursos   estructurales   que   abarcan   la   infraestructura   educativa   de   la   región   donde   se  
ubica   el   niño,   el   mercado   laboral   local   y   la   composición   del   hogar   (tamaño,   ausencia   de  
padre  y/o  madre,  presencia  de  otros  parientes).  
• Y   aspectos   culturales   que   engloban   la   intervención   del   género   del   jefe   de   hogar  
(patriarcado  o  matriarcado),  la  posición  que  ocupan  las  mujeres  en  el  hogar,  la  posición  de  
la  madre  y  los  valores  tradicionales.  
 
Esta   investigación   concluyó   que   es   la   situación   del   hogar   la   que   explica   en   mayor   medida   cómo   se  
involucran   los   niños   en   el   mercado   laboral.   Este   factor   da   cuenta   por   lo   tanto   de  
aproximadamente   el   95%   de   las   variaciones   en   el   empleo   remunerado   de   los   niños   de   8   a   14   años  
incluidos  en  el  estudio  (Webbink,  Smits  y  de  Jong,  2011,  citado  por  ECSIM  s.f.).  

3. El problema en cifras: evidencias fácticas sobre el trabajo infantil en Colombia

En el estudio de ECSIM (s.f.) sobre el caso colombiano, la disponibilidad de datos


desagregados y representativos para el segmento de población sujeto de estudio impuso
restricciones al alcance y número de variables que se podían tener en cuenta para
caracterizar la ocupación a temprana edad.

28
Cifras de acuerdo con la Gran Encuesta Integrada de Hogares.

El análisis se llevó a cabo con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) que
reporta el estado del trabajo infantil en el mercado laboral de la población mayor a 10 años,
y que es representativo de las áreas metropolitanas. Este análisis tuvo dos limitantes
principales: se restringió a la población en edad de trabajar (PET); no permitió extraer
conclusiones para el grupo de 5 a 9 años; y la cifra de trabajo infantil en el grupo de 10 a 11
años pudo subestimarse, especialmente en el referencia a lo que sucede en el ámbito rural.
El crecimiento del trabajo infantil se explica por lo tanto en mayor medida por los datos
referidos a la zona urbana pues a esta se refiere la GEIH como el grupo más visible y de
mayor incidencia con respecto al tamaño de su población.

En 2011, la GEIH reportó que existían 869.512 niños entre 10 y 17 años vinculados a la
fuerza laboral, lo que constituía una tasa del 12.2%. Esto representaba un crecimiento con
respecto al dato de 2010. Del total de NNA ocupados en este rango, 70% eran de sexo
masculino, el 54% se ubicaba en el área urbana y las ganancias medias llegaban a los
$208.000 pesos mensuales. La asistencia escolar de los niños que trabajaban entre los 10 y
17 años, de acuerdo a GEIH era de 63%, el cual representaba una mejora con respecto a la
cifra de GEIH de 2010. Las cifras mostraban que seguía existiendo, a pesar de esto, una
disyuntiva importante entre la educación y el trabajo, ya que la mayoría de niños
combinaba estas actividades.

Analizando los rangos de edad de 12 a 17 y de 15 a 17 años de edad en las seis ciudades


principales, el estudio ECSIM muestra que existía una relación inversa entre la
participación en el mercado laboral y la asistencia escolar principalmente en las ciudades de
Cali y Bucaramanga.

La correlación entre la tasa de participación laboral y la tasa de asistencia escolar se basó en


los datos de las grandes ciudades colombianas: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla,
Cartagena e Ibagué. Lo esperable era que los aumentos en la tasa de participación laboral
por parte de los menores de edad se asociaran a las disminuciones en las tasas de asistencia
escolar. Sin embargo, en Bogotá, como un caso particular, la asociación entre las variables
analizadas en el grupo de 15 a 17 años fue negativa pero muy cercana a cero. Lo anterior se

29
leyó como un indicativo de que las labores que los niños de este grupo realizaban no
interfería con su formación educativa. No obstante, esta indicador también podía haberse
relacionado con los grados de inclusión educativa alcanzados por la Secretaria de
Educación en la capital del país.

En cuanto a la distribución de los NNA trabajadores por posición ocupacional para 2011,
los trabajadores familiares sin remuneración concentraron la mayor parte de la ocupación
infantil tanto a nivel nacional, como por dominio geográfico. En la zona urbana la
distribución era homogénea, con 29.7% de empleados particulares, 27.5% de trabajadores
cuenta propia y 33.12% de trabajadores familiares sin remuneración.

Hechos simplificados sobre el trabajo infantil en Bogotá

El análisis de los datos de la GEIH para Bogotá arrojó las siguientes cifras:

Tabla 1. Población 12 – 17 años por tipo de actividad. Bogotá

Estudian No Estudian ni trabajan,


Año Estudian Trabajan
trabajan buscan empleo
2012 74.9% 12.5% 5.4% 7.2%
2013 77.6% 10.2% 5.4% 6.8%
Fuente: Cálculos de los autores con GEIH.

Cabe resaltar que las cifras para ambos años para Bogotá coinciden con las de otras
ciudades. Los niños entre estas edades se dedican, en su mayoría, exclusivamente a
actividades académicas. Sin embargo, llama la atención el alto porcentaje de población que
no asiste al colegio, ni trabaja, lo cual no permite leer el primer dato en términos absolutos
y positivos. Otro aspecto importante en la caracterización del mercado laboral es la
distribución por posición ocupacional.

Tabla 2. Distribución por posición ocupacional de la población entre 12 y 17 años en


Bogotá.

30
Posición ocupacional 12-17 años % de la ocupación total
Obrero o empleado de empresa particular 47.1
Empleado doméstico 3.6
Trabajador por cuenta propia 22.5
Trabajador familiar sin remuneración 22.0
Trabajador sin remuneración en empresas 4.2
Jornalero o peón 0.0
Otro 0.7
Fuente: Cálculos según ECSIM con base en GEIH 2013

Tabla 3. NNA ocupados de 12- 17 años, por rama de actividad. 2013 Bogotá.

Rama de Actividad %
Agricultura, pesca, ganadería 0.4
Explotación de minas 0.0
Ind. Manufactureras 15.4
Construcción 6.7
Comercio al por mayor, por menor, reparación 35.9
Hoteles y restaurantes 16.0
Transporte, Almac y Comunic. 7.4
Educación 1.5
Otras act. servicios comunitarios 6.7
Hogar privado servicio domestico 3.8
Otra 6.4

Fuente: Cálculos de los autores con GEIH 2013. Nota: agregación en ramas de actividad con base a
CIIU revisión 3

De acuerdo con estas cifras, la rama de actividad que mayor porcentaje de niños
trabajadores tenía en Bogotá es el comercio. La industria manufacturera era la de mayor
crecimiento, tanto para la zona urbana como la rural. De nuevo, llama la atención que estas
cifras no presentan una variación importante con respecto al resto del país (Ver ECSIM
pág. 16).

Tabla 4. Indicadores en Bogotá de la población entre 12 y 17 años. 2012-2013.

31
2010 2011 2012 2013
Tasa de Trabajo Infantil 8.3 11.2 8.4 6.5
Tasa de Desempleo 10.68 9.3 9.54 9.03
Pobreza 22.31 20.71
Informalidad 46.35 44.89
Fuente: Cálculos de los autores con GEIH 2012 y 2013. El cuadro tiene originalmente dos
notas: (1) Pobreza por ingresos, hogares con menos de 4 dólares diarios. (2) Informalidad de
acuerdo a la definición DANE, más criterios de vinculación a seguridad social.

Entre las seis ciudades analizadas, Bogotá era para el año 2011 la segunda con mayor tasa
de trabajo infantil. Aunque este tipo de trabajo (el infantil) respondía en cierta medida a la
tasa de desempleo, hay que tener en cuenta que en el corto plazo hay determinantes que lo
afectan de manera más importantes que el desempleo.

La tasa de pobreza no permite observar un patrón claro que permita afirmar que las
ciudades más pobres tenían más trabajo infantil y viceversa. Más aún, a pesar de que la
pobreza se redujo entre los dos años de estudio (2011-2012), el trabajo infantil aumentó
notablemente en este período.

La interpretación más prudente es que existen grupos con factores particulares de carácter
cultural o que obedecen a la estructura productiva de una determinada región, o a una
combinación de elementos, para los cuales son necesarios análisis particulares, distintos a
los tradicionales.

Tabla 5. Tasa de Trabajo Infantil por decil de ingreso, 2011.

Decil 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Nacional 7.41 18.85 15.08 15.35 12.96 10.93 8.59 6.08 3.37 1.37
Nacional
6.68 17.29 15.15 16.61 11.79 11.55 9.71 6.03 3.46 1.75
Urbano
Nacional
4.99 13.6 14.7 11.65 12.59 10.69 12.61 8.16 7.34 3.68
Rural
Bogotá 13.54 17.53 16.01 13.51 13.09 12.62 6.42 3.45 3.26 0.58
Fuente: Cálculos de los autores con GEIH 2011

Al dividir y ordenar los hogares según su nivel de ingreso en diez grupos iguales, se pudo
comparar la tasa de trabajo infantil. Esta muestra patrones muy claros, igual a los

32
observados a nivel nacional, en el dominio urbano y en la ciudad de Bogotá, donde los
deciles más bajos acumulan el mayor porcentaje de trabajo infantil. A menor nivel de
ingreso, mayor tasa de trabajo infantil. Según la tabla se observan tasas mayores al 10% en
deciles medios.

Investigaciones como las de ECSIM (2011), Basu et al (2007), López (2009) y Rogers y
Swinnerton (2003) relievaron la discusión en torno a los matices del vínculo entre la
decisión de ocupar a los miembros más jóvenes de un hogar y el nivel de ingreso de la
familia. Si bien no hay una conclusión definitiva, los estudios mostraron que no hay un
determinante único de este fenómeno tan complejo y diverso. Los retornos a la educación,
por ejemplo, son un aspecto importante que complementa la explicación.

Tabla 6. Diferencias salariales por nivel educativo nacional y Bogotá. 2011

Primaria vs Secundaria vs Media vs Superior vs


NE* Primaria Secundaria Media
Nacional 137,974 57,866 125,293 869,543
Nacional
154,997 50,002 119,454 867,365
Urbano
Bogotá 188,829 29,338 138,516 1,095,324
Fuente: Cálculos de los autores con base a GEIH 2011. Nota: * No Educación

Tabla 7. Diferencias salariales por nivel educativo nacional y Bogotá. 2013


Primaria vs Secundaria vs Media vs Superior vs
NE* Primaria Secundaria Media
Nacional 129,059 69,737 138,489 852,463
Nacional 179,196 50,895 136,286 850,660
Urbano
Nacional 65,380 23,193 58,190 437,335
Rural
Bogotá 191,822 35,023 170,883 1,075,902
Fuente: Cálculos de los autores con base a GEIH 2013. Nota: * No Educación

Si los hogares tuvieran una percepción de la diferencia entre el retorno monetario que
proporciona el mercado de trabajo según el nivel educativo alcanzado, los NNA
trabajadores y sus padres tendrían un incentivo para fomentar la continuación del proceso
de formación. Para ello se requiere que ellos conozcan los resultados de la comparación de

33
lo que sucede en los casos de trabajo, retorno monetario y nivel educativo, y lo que
representa la anterior evaluación del costo de desertar de la educación.

4. Análisis con base en un modelo cuantitativo

Las estadísticas descriptivas de las ciudades incluidas en el estudio de ECSIM revelaron


fuertes diferencias tanto económicas como sociales entre ellas. Por lo tanto, posteriormente
a su levantamiento ECSIM se propuso indagar i) que tan consistente era el modelo
desarrollado por ellos para interpretar la incidencia del trabajo infantil entre los años 2011 y
2012 por ciudad; y ii) cual era el impacto marginal causado por las variables explicativas
incluidas en el modelo de trabajo infantil.

Para las siete ciudades seleccionadas, ECSIM encontró que en hogares en situación de
pobreza (multidimensional) en los que el jefe del hogar era una mujer que trabajaba en el
sector informal, y en los que el mayor número de miembros de la familia era de menores de
cinco años, el hogar tenía una relación positiva con la presencia de niñas trabajadoras. Por
otra parte, encontró que en hogares donde hay presencia de personas mayores de 70 años,
padres de familia adolescentes con un nivel educativo medio la incidencia del trabajo
infantil era negativa. No obstante, variables relacionadas con el tipo de trabajo del jefe del
hogar, como por ejemplo el trabajo independiente, y con hecho de que haya una diferencia
de edad sustancial (mayor a 18 años) entre la madre y el primogénito presentaron resultados
ambiguos: en ciudades como Ibagué y Bucaramanga tuvieron una relación positiva,
mientras que en el resto de ciudades fue negativa.

En Bogotá encontraron que la probabilidad de que un niño realice trabajo infantil es un


0.036% mayor frente a una niña. De modo similar, encontraron que cuando el jefe del
hogar es un hombre implica hay un 0.013% mayor probabilidad de trabajo infantil que
cuando el jefe del hogar es una mujer. También, encontraron que existía una relación entre
la edad del jefe de hogar y la probabilidad de trabajo infantil la cual disminuye en 0.011%
si la edad del jefe de hogar se incrementara en un año, de manera muy similar a lo que
sucede con la escolaridad del jefe del hogar, caso en el cual si se incrementara en un año la
probabilidad de trabajo infantil disminuiría en 0.009%.

34
Si el jefe del hogar es un trabajador por cuenta propia en el sector informal, la probabilidad
de trabajo infantil disminuyó en 0.018%. De igual modo, si el jefe del hogar es un
empleado informal, aumenta la probabilidad de este. Por el lado de la madre, se encontró
que cuando el embarazo adolescente presenta una diferencia de 15 años con relación al
primogénito, en hogares en los que además se encuentra una proporción alta de personas
mayores a 70 años el trabajo infantil disminuye en un 0.264%. En los casos en los que no
hay personas mayores que puedan hacerse cargo de los menores, el trabajo adolescente de
las madres aumenta. Finalmente, la pobreza implica un aumento de la probabilidad de
trabajo infantil en 0.048%.

El tamaño de cada probabilidad no implica necesariamente mayor importancia de cada


variable, debido a la forma en que se interpreta la misma:

Tabla 8. Interpretación de los resultados, por variable, del modelo cuantitativo.

Incremento/Decremento en la
Interpretación Variable probabilidad de que un menor de
edad realice trabajo infantil
Cada punto adicional en el Índice
0.048%
Multidimensional de Pobreza (IMP)16.
Incremento en un punto en la proporción de
-0.264%
personas mayores de 70 años en hogar.
Cada año adicional de educación del Jefe del
-0.009%
Hogar.
Cada año adicional de edad por parte del jefe
0.011%
del hogar.
Madre tuvo su primogénito en la adolescencia
(diferencia entre la madre y el primogénito de -0.047%
15 años o menos).

                                                                                                                       
16
 El Índice Multidimensional de Pobreza se denomina así porque incluye en su cálculo una mezcla de los siguientes
conceptos: Clima educativo: logro educativo de los padres y alfabetismo de éstos; Condiciones niñez y juventud: tasa de
asistencia escolar en el hogar, rezago escolar en número de años respecto a la edad normativa; Ocupación: desempleo de
larga duración; Salud: aseguramiento; Acceso a servicios públicos y condiciones de la vivienda: existencia de agua apta
para el consumo en el hogar, electricidad, alcantarillado, basuras, material piso, material paredes exteriores y
hacinamiento crítico  

35
Incremento/Decremento en la
Interpretación Variable probabilidad de que un menor de
edad realice trabajo infantil
Hecho de que el jefe del hogar trabaje por
cuenta propia en el sector informal o que
-0.018%
trabaje como empleado en el sector informal
(frente a trabajar en el sector formal).
Mujer cabeza de familia. -0.013%
Menor niño frente a niña. 0.036%

4. Análisis con base en un modelo cualitativo

Aplicación piloto para Bogotá

El estudio de ECSIM se realizó en cuatro grupos focales con los padres, dos de origen
urbano y dos de origen rural, y la participación de 26 personas mayores de edad, que el
estudio clasifica por género, origen rural y urbano, y edad de los participantes. En esta parte
del informe resumimos los aspectos más importantes que se derivaron del trabajo con los
grupos focales, como una manera de mostrar cómo se fueron sacando conclusiones que
permitían la orientación del programa.

En sus narrativas, algunos padres señalaron cómo en su propia historia el aprendizaje


temprano de alguna habilidad representó para ellos un mecanismo de supervivencia. En
ocasiones, porque la situación de la familia era tan precaria que se requería la fuerza de
todos para lograr el sustento familiar. En otras, porque tener alguna habilidad laboral les
permitió escapar de situaciones de maltrato y de amenazas presentes en sus familias o en su
entorno cercano (ej. explotación laboral, abuso físico o sexual). Consecuentemente, los
padres expresaron la importancia del aprendizaje rápido de destrezas que les permitiera a
sus hijos valerse por sí mismos y sobrevivir, como ellos cuando fueron niños. Aquí el
trabajo era visto como garantía de supervivencia y su defensa denotaba la preocupación de
los padres por no poder proteger a los niños en la eventualidad de que ellos faltaran por
motivos diversos.

36
En la dinámica de transmisión de habilidades de padres a hijos, aparecían en primer lugar,
las tareas relacionadas con el auto-cuidado y el cuidado de la casa (lavado de ropa,
preparación de alimentos, limpieza, etc.), cuyo aprendizaje era percibido como algo
natural.

La premura de los padres para lograr que los niños fueran autosuficientes era congruente
con la percepción de riesgos, a nivel individual, pero también familiar. De hecho, en
algunos casos, esta idea emergió acompañada de angustia, consideraciones de abandono, e
incluso narraciones de episodios anteriores de ideación suicida relacionadas con la
impotencia para satisfacer las necesidades básicas de la familia. Esto sugiere, que además
de los riesgos externos percibidos por los padres, la incapacidad física y psicológica para
atender las necesidades de sus hijos y de su familia, es en sí misma un riesgo interno

Trabajo infantil: reemplazando las funciones parentales.

Las extenuantes jornadas de trabajo de algunos padres, a veces entre 12 y 16 horas,


requerían que alguno de los hijos (principalmente las niñas mayores) asumieran el cuidado
de sus hermanitos y las responsabilidades de limpieza y mantenimiento del hogar. Es decir,
en estos casos los padres no están disponibles para supervisar las actividades de los niños
más pequeños en momentos clave del día (alimentación, llevarlos al colegio, tareas, etc.) y,
cuando se encontraban en la casa estaban físicamente extenuados. Como resultado, algunos
padres se apoyaban en sus hijos mayores, quienes asumían y se turnan con ellos la
responsabilidad del cuidado de los hermanos. En algunos casos, se organizaban las jornadas
escolares de tal manera que el hijo(a) designado fuera al colegio mientras la madre o el
padre descansaba; y al regreso a casa, este se encargaba del cuidado de los menores
mientras los padres salían a trabajar.

En otras familias, esta sustitución de funciones ocurría de manera más radical, cuando la
presión económica era tan fuerte que los padres (en realidad casi siempre las madres) se
veían obligadas a migrar en busca de oportunidades económicas.

Los niños complementaban y alternaban sus propios deberes con la carga de sus padres,
cuando no sustituían totalmente alguna de sus funciones. Es relevante aclarar que la mayor
parte de familias participantes en los grupos focales, eran familias uniparentales, en las

37
cuales las madres ocupaban el lugar de cabeza de familia. En la mayoría de los casos, los
padres eran figuras temporales y cambiantes en la vida de los niños, lo cual, en sí mismo,
constituía un factor de vulnerabilidad interna de la familia.

Por otra parte, la organización de estas familias alrededor del trabajo configuraba una
situación donde los roles de padres e hijos se confundían en el ámbito de las funciones
parentales del cuidado y supervisión de los hijos. Si bien es cierto que la adopción y la
imitación de los roles de los padres, es un aspecto normal y esperado del desarrollo de
cualquier niño y que lo prepara para la vida adulta, no lo es que este comparta la
responsabilidad del hogar como si fuera un adulto.

Trabajo para incrementar la productividad de los padres.

El trabajo en otros oficios (diferentes a los de limpieza y mantenimiento) en el contexto del


hogar o bien afuera de este pero bajo la protección/supervisión de los padres, además del
entrenamiento en un destreza básica con la cual sobrevivir, cumplía la función de aumentar
el ingreso familiar.

Algunos de estos padres se encontraban vinculados a empresas, pero trabajaban en sus


casas lo cual hacía que la actividad laboral de los niños fuera intramuros y por lo tanto
invisible para cualquier agente externo. Desde la perspectiva de los padres, lo que los niños
hacían en estos casos era ayudar, no trabajar.

En algunos casos la situación era más crítica, y la satisfacción de necesidades básicas de


supervivencia física de la familia dependía del aporte del niño con su trabajo. En la mayoría
de estos casos los niños no eran directamente remunerados, sino que los padres les daban
un pago apenas simbólico (p.e. $200 pesos), y decían que con lo producido por el niño ellos
cubrirán otras necesidades, incluyendo su propia educación, recreación, vestido e incluso
alimento. La ayuda de los niños no era remunerada y para ella se esgrimían varias razones
como la de que los niños estaban demasiado pequeños para andar por ahí comprando cosas,
o que el manejo del dinero les daba un tipo de independencia que no era formativa (“les
empieza a gustar demasiado la plata”, “les da acceso a actividades dañinas”), ni favorecía la
dinámica familiar pues los padres perdían el control y la autoridad sobre los niños. Con
todo, este tipo de organización se caracterizaba por la indiferenciación de los aportes de los

38
miembros (padres o hijos) a la canasta familiar, pues tampoco existía una organización del
presupuesto familiar alrededor de un proyecto común o individual.

Trabajo como medio para cubrir parte del ingreso familiar.

Las narraciones revelaron que las niñas suplían sus necesidades trabajando fatigantes
jornadas, incluso para un adulto. Es decir, se evidenció que si bien la ayuda con las tareas
del hogar era positiva en un sentido de responsabilidad y de habilidades, las jornadas tan
extensas limitaban la capacidad de las niñas de participar en actividades propias de su edad
y moverse con fluidez en su mundo relacional. Además, era evidente que algunos niños
tenían doble jornada, pues llegaban de trabajar o de estudiar, a “ayudar” en la casa.

Las narraciones de los niños del grupo muestran una situación dramática, pues ante la
pregunta: ¿qué pasa si no trabajas?, algunos responden “no como”. Estos niños suelen
percibir el trabajo como una carga y expresan en su mayoría que no tienen muchas
posibilidades de participar en actividades lúdicas, como tampoco hacer amigos en el
colegio porque no cuentan con el tiempo para socializar, y preferirían estar dedicados
exclusivamente al estudio.

Trabajo infantil: la trampa de la pobreza vs. el logro de la autonomía.

Normalmente, los padres cuentan con algunos recursos de guía y control entre los cuales se
encuentran: el castigo físico, las amenazas, la afirmación de poder, y la eliminación de los
privilegios. El castigo físico y las amenazas se debilitan progresivamente con el
crecimiento de los hijos. La afirmación de poder y la eliminación de privilegios son
difícilmente un recurso, cuando históricamente estos adolescentes han compartido de igual
a igual las funciones parentales con sus progenitores, y la responsabilidad en la generación
de ingresos. Hasta ahora estos padres han ejercido el control manteniendo a sus hijos cerca,
y reteniendo sus ingresos, pero el acceso al trabajo remunerado de los hijos representa para
los padres una amenaza en varios sentidos. Primero, porque la ganancia económica les
otorga cierta independencia y libertad para decidir sobre sus actividades. Segundo, porque
pierden la fracción del ingreso correspondiente al trabajo de los hijos. La integridad de la

39
familia se ve amenazada cuando pierden la autoridad y el respeto de sus hijos, y no pueden
evitar la exposición de los jóvenes a riesgos del mundo exterior. Estos jóvenes que ya
tenían responsabilidades de adulto, ahora tienen la capacidad de acceder a recursos
económicos con lo cual se rompen los lazos de dependencia hacia sus padres.

El problema, es que el estudio –aquello que les “garantizaría” la continuidad en su proceso


de formación y el acceso a mejores ingresos-, en la práctica, ha estado relegado a un
segundo lugar pues la familia dependía del aporte económico de sus hijos. Su proceso
escolar ha sido discontinuo, y sus habilidades cognitivas y relacionales han estado
históricamente afectadas por su situación de privación psicosocial. La escuela no ha
actuado para estos niños como un elemento protector. En otras palabras, aunque el estudio
ha sido una prioridad manifiesta, el contenido latente sugiere que en realidad es secundario
a la captación de ingresos económicos.

En este contexto, es posible explicar las diversas funciones que cumple el trabajo infantil
no solo para aportar a la supervivencia económica de la familia, sino para mantener la
familia integrada, y alejar a los jóvenes de las trampas de la pobreza. Cuando esto último no
se logra, los jóvenes quedan expuestos a los mismos riesgos que todos los adolescentes,
pero sin el control parental y con la autonomía que les ofrece la capacidad de generar
dinero a la par con sus padres.

Trabajo Infantil: delegando la responsabilidad parental.

Estos niños expresan cierta ambivalencia frente al trabajo. Por una parte saben que están
haciendo un aporte importante a su hogar, y entienden las razones por las cuales su ayuda
es indispensable, lo cual puede ir acompañado de expresiones de orgullo o felicidad por
poder “ayudar” como en el siguiente ejemplo. Por otra, son conscientes de las limitaciones
que su condición de trabajador les impone (ej. no asistir al colegio, no tener tiempo para
socializar con personas de su edad). Algunos niños expresan una sensación de cansancio y
su percepción de injusticia con la situación.

Uno de los argumentos que encubre la explotación laboral consiste en defender una ética
del trabajo en la que el gusto por el dinero es algo indeseable y poco virtuoso, consistente
con el modelo de inducción a la vida laboral propio de las relaciones entre tutores y

40
aprendices propia de las sociedades preindustriales, y que aplica para el dominio restringido
del trabajo de los niños. Con todo, se espera que los niños tengan la motivación intrínseca
para ayudar sin pretender retribución económica. Así justifican los padres la ausencia de un
reconocimiento monetario que ocurre mientras se mantiene este tipo de relación. Es decir,
mientras los niños trabajan intramuros, o bajo la supervisión directa de los padres. Un
aspecto que facilita este tipo de relación consiste en que esta premisa se alía con la
búsqueda de una valoración positiva a través del cumplimiento de tareas -de manera
aceptada por quienes les rodean- propia de esta etapa de la vida de los niños (Carver &
Scheier, 1997)

Una consideración relevante es que estas familias, orientadas hacia la supervivencia


inmediata, difícilmente pueden canalizar sus esfuerzos e inversiones hacia la construcción
de un mejor futuro (ej. estudio) o de un mejor presente (ej. recreación). Es así como los
niños caen en situaciones de abandono intelectual, en las que se consiente la ausencia de los
niños a las clases, no se revisa el trabajo escolar, o no se proporcionan experiencias
intelectualmente estimulantes.

En síntesis, los padres pueden percibir las deficiencias de los niños en lo académico, así
como algunos de sus condicionantes. En contraste, no vinculan explícitamente el trabajo en
la determinación de estos condicionantes: no parecen tener claridad en cuanto a los efectos
del trabajo sobre el desarrollo integral de sus niños, en tanto restringe el desarrollo
cognitivo, impide la superación de las etapas de desarrollo psicosocial de manera adecuada
y dificulta la expansión de redes relacionales apropiadas para su momento vital.

Algunas familias enfrentan a, o se encuentran de hecho en, un proceso de urbanización que


puede estar relacionado con procesos migratorios como resultado de eventos políticos
(desplazamiento por el conflicto armado), económicos (búsqueda de oportunidades
económicas cuando la situación en el lugar de origen es demasiado precaria) o sociales
(huida de situaciones familiares o sociales amenazantes para la integridad personal) o por la
transformación de las condiciones de vida en las zonas rurales. Todos estos procesos
exponen a individuos y familias a situaciones cercanas a la miseria que les obligan a
aumentar oportunidades para la captación de ingresos (aumentando el número de miembros

41
de la familia que trabajan), repartir la carga del sostenimiento de la familia entre sus hijos y
diversificar explorando nuevas posibilidades de producción de ingresos.

En las narraciones de los padres y madres, más específicamente en los grupos focales
urbanos, surge la sensación de pérdida al comparar su situación actual con su pasado en el
campo.

Estos padres y madres añoran que en el campo, sin importar cuán pobres fueran, no había
hambre. En la ciudad, por el contrario, aparece la angustia por obtener alimento. Por
ejemplo, narraciones de situaciones en las que los niños salen de la casa sin haber tomado
alimento con la esperanza de que en el colegio reciban un refrigerio. En otros casos, los
niños dicen que “trabajan esculcando basura” para conseguir su alimento. En términos
generales, las narraciones de los padres y madres de familias residentes en zonas urbanas
parecen ser más angustiosas que las de los padres de zonas rurales. En buena parte de los
casos sin embargo, el trabajo infantil aparece como un instrumento que hace posible la
supervivencia física (consecución de alimento, supervisión de los hijos) y psicológica de la
familia (no sucumbir a la tentación de abandonar a los hijos).

Esto puede resultar interesante porque tradicionalmente los estudios sobre trabajo infantil
hacen comparaciones entre los sectores rural y urbano para observar la evolución de este
fenómeno en cada caso. En estos casos sin embargo, la mayor parte de los participantes
proviene del campo (sin importar su clasificación), creció allí, y por decisión propia o
forzada, se ha desplazado a la ciudad. Así la categoría estadística "de familia urbana" puede
resultar insuficiente para describir la situación de estas familias, que si bien habitan en la
ciudad, han fusionado sus esquemas anteriores, su organización como familias rurales, con
los de la ciudad.

“Si en el campo la familia es por lo común una unidad de producción, en la ciudad cada
uno de sus miembros pasa a convertirse en fuerza de trabajo individual. Esto produce
ausencia total o parcial de los padres y hermanos adultos, y el grupo familiar estable queda
reducido a los hermanos” (Muñoz & Pachón, 1980, Pág. 9)

Ante la pérdida del cupo escolar por inasistencia al colegio, por bajo rendimiento, o por
desplazamiento de un lugar a otro (ej. de la costa al interior), los padres consideran que es
mejor ponerlos a trabajar que dejarlos sin supervisión y con demasiado tiempo libre en sus

42
manos. Las experiencias narradas por los padres sugieren que en efecto, el tiempo libre no
supervisado representa un riesgo importante para los adolescentes, pues se involucran en
actividades que los ponen en riesgo de entrar en contacto con drogas, juego, actividades
ilícitas (ej. la venta de licor adulterado), aumenta el riesgo de embarazos tempranos, etc.
Así entonces, al salir a trabajar, una de sus preocupaciones consiste en garantizar la
seguridad de sus hijos durante su ausencia y ante la imposibilidad de dejar a sus hijos al
cuidado de alguien más, o de alguna institución, se ven obligados a llevarlos consigo para
mantenerlos bajo su vigilancia Cuando son mayores, prefieren emplearlos en alguna
actividad productiva, a dejarlos expuestos a situaciones que están fuera de su control. De
esta forma, la pérdida del cupo escolar puede generar una dinámica de dependencia del
ingreso de los hijos que en ocasiones puede ser difícil de abandonar.

De esta forma, los padres prefieren emplearlos ellos mismos cuando son más pequeños. A
medida que crecen sin embargo, buscan algún amigo o conocido de confianza para "poner a
los jóvenes a trabajar" en tareas como atender el negocio de un tercero, la construcción en
el caso urbano, o la recolección de desechos orgánicos en el caso del campo. Todo con la
esperanza de que el hijo traiga el ingreso a casa, y conscientes de que esta situación es
temporal mientras los jóvenes se percatan de la independencia que les ofrece el control del
dinero.

El acceso al trabajo en los niños mayores, se ve limitado en tanto la obtención del permiso
para trabajar requiere el cumplimiento de condiciones que no son percibidas por los padres
como realistas. Por ejemplo, el trabajo debe ser un trabajo de oficina mientras la mayor
parte de la oferta de trabajo laboral está en actividades comerciales (ej. almacenes), de
construcción, etc. Alternativamente padres e hijos pueden desistir de su intento de obtener
el permiso para trabajar e involucrar a los niños en situaciones de trabajo de manera
encubierta, acudiendo a empleadores externos a la familia, y asumiendo los riesgos que
plantea la clandestinidad de su situación. Adicionalmente, los jóvenes quedan expuestos
inevitablemente a nuevas experiencias fuera del hogar, algunas de las cuales pueden
resultar amenazantes para el desarrollo de su proyecto de vida en el largo plazo (embarazos
tempranos, consumo de SPA, explotación laboral, etc.).

43
Así entonces, la propuesta es que si bien es importante reconocer el aporte de estos estudios
a la comprensión de las posturas subjetivas de padres y niños frente al trabajo infantil,
también es necesario tener en cuenta que estas posturas no son estáticas. Las familias
suelen estar conformadas por varios hijos, en diferentes momentos del ciclo vital, y de
maneras que no se ajustan a los patrones tradicionales en cuanto a las funciones parentales.
En su esfuerzo por responder a las demandas del entorno, se adaptan echando mano de
todos sus recursos, y cada niño aporta en diferente medida dependiendo de sus capacidades
para llenar los vacíos existentes (ej. Ausencia del padre) en la provisión de las necesidades
familiares. En este sentido, una aproximación cualitativa al problema del trabajo infantil
permite una mejor comprensión del concepto de “diversificación de las formas de ingreso”
señalado por Hilson (2012). En efecto, las familias diversifican no solo en cuanto a fuentes
de ingreso sino también en cuanto a modelos de relación (aprendizaje, explotación,
corresponsabilidad) para garantizar que en su conjunto, logren acceder a lo mínimo
necesario para su supervivencia.

Es necesario entonces entender el esfuerzo adaptativo permanente en el que incurren estas


familias para no caer en visiones demasiado parciales, y normativas que en su intento por
solucionar un problema (el del niño trabajador) pongan en riesgo a su red de apoyo (la
familia).

44
Capítulo 3

El programa Proniño: la intervención de una empresa socialmente responsable

1. Orígenes del Programa

De Proniño-BellSouth a Proniño-Telefónica

Proniño nació en 1998 como una iniciativa social de la compañía BellSouth. En sus inicios,
el programa apoyó la escolarización de NNA trabajadores en el cumplimiento de su
derecho a la educación. Lo que le interesaba era superar las acciones convencionales de
filantropía e instalar una acción social transformadora de esta situación en diez (10) países
de Latinoamérica. Para ello, abordó el problema de la deserción escolar en estos NNA,
entre los 5 y 17 años, mediante acciones orientadas a confrontar las causas de su fracaso
escolar.

Para la intervención se creó un Programa de Becas BellSouth Proniño que brindó los
medios materiales necesarios para que estos NNA permanecieran y/o retornaran a la
escuela. Los recursos que se otorgaban a través de la beca cubrían los costos de la
matrícula, los libros, útiles escolares y uniformes. Además, de acuerdo con las posibilidades
de financiamiento del programa en cada país, se incluyó la atención en salud, el transporte
escolar, un refuerzo nutricional y actividades recreativas y educativas extraescolares con
asistencia psicopedagógica, formación en valores, derechos humanos y talleres para
mejorar la autoestima.

En 2004, Telefónica Móviles compró los activos de BellSouth en diez países de


Latinoamérica. Como parte de sus acciones de RSE tomó la decisión dar continuidad al
programa Proniño-BellSouth. Esto implicó varios retos, entre ellos la adquisición de
conocimientos técnicos que posibilitaran la construcción de un marco conceptual para hacer
crecer el programa y sus impactos más allá de la transferencia de recursos.

La Fundación Telefónica España -FTE- que estaba en la estructuración de un foco social en


el campo educativo reorientó entonces a Proniño hacia un programa corporativo que
acompañara la expansión de la compañía en Latinoamérica. Para ello amplió la cobertura

45
del programa y focalizó sus objetivos en la erradicación del trabajo infantil. Partió de la
consideración de que el crecimiento en la cobertura del programa le permitiría ampliar su
contribución a las metas de erradicación que la OIT se había fijado para 2016.

La reorientación se focalizó en los NNA trabajadores que estudiaban y trabajaban


paralelamente, razón por la cual privilegió acciones hacia la permanencia en el sistema
educativo antes que en la escolarización. Para ello era necesario trabajar en el campo de la
calidad educativa pues estaba claro que la poca pertinencia de los currículos incentivaba la
deserción temprana de la escuela, en especial entre los adolescentes. El trabajar en el campo
de la calidad de la educación le implicó a la FTC alinearse con el marco de las políticas
públicas nacionales y locales, y consolidar alianzas con el sector público enfatizando que la
erradicación del trabajo infantil solo era posible mediante la retención de los NNA en el
sistema educativo. El principio de que la educación es la herramienta de transformación
social más importante para posibilitar que los entornos familiares y comunitarios
desincentiven el trabajo infantil se constituyó a partir de allí en la directriz del programa.

Telefónica Proniño se propuso entonces emprender acciones en los ámbitos familiares,


escolares y comunitarios y no solo con los NNA escolares-trabajadores. Pasó de una
propuesta cuyo foco estaba en mejorar la calidad de vida de niños y niñas trabajadores a
través de la escolarización (BellSouth), a una que plateaba contribuir a la erradicación del
trabajo infantil ampliando su incidencia en la educación en 13 países de América Latina.

Proniño en Colombia

Inicialmente, en Colombia Bell South-Proniño identificó las zonas con más alta incidencia
del TI en medios urbanos y a partir de esta identificación construyó el puente institucional
con los colegios a los que estos niños y niñas asistían. Como dato interesante, los becados
se seleccionaban en los lugares de trabajo (mercados, calles con alto movimiento comercial,
talleres, etc.) y desde allí se llegaba a las familias para pactar con los padres el compromiso
de escolarización y reducción de horas dedicadas al trabajo infantil.

A fin de ofrecer alternativas educativas que redujeran las horas de trabajo de los NNA, se
apoyó en once (11) organizaciones no gubernamentales para la operación del programa, y
las hizo responsables de la ejecución y el desarrollo de los fundamentos del mismo.

46
Enfatizó la necesidad de adquirir una mayor comprensión del contexto sociocultural de
cada una de las regiones donde se desarrollaba el programa y la articulación de sus acciones
con las del sector público. Estas once (11) organizaciones alcanzaron un buen desempeño
institucional gracias al proceso de aprendizaje que desarrollaron de la mano de la
Fundación Telefónica logrando implementar propuestas pertinentes para NNA trabajadores
y sus familias, en cuarenta (40) municipios del país. El siguiente cuadro representa las
cifras de niños atendidos por el programa periodo 2012-2015

Niños  atendidos  en  Colombia  2012-­‐2015  


120.000  

100.000  

80.000  

60.000  

40.000  

20.000  

2012   2013   2014   2015   Total  

Fuente: Sistema Internacional de Información. Proniño. Bogotá

En Colombia, Proniño fue pionero en abordar el problema del trabajo infantil. Solo unos
años después de que el programa Proniño inició acciones fue que el tema legal tomó cuerpo
y el problema ocupó un lugar en la agenda pública. Ahora bien, en un principio la
Fundación Telefónica tuvo como aliadas a entidades muy fuertes como Pies Descalzos, la
Fundación Carvajal, la Fundación Julio Mario Santo Domingo, pero al poco tiempo decidió
dar paso al trabajo con ONG pequeñas, como una medida para fortalecer el campo
institucional de la sociedad civil que atendía el problema. Fue entonces cuando el programa
se abrió con límites organizacionales y económicos que permitieron la participación de
entidades pequeñas. (Entrevista a Albiryan Moreno Torres, Jefe de Programas Sociales de
la Fundación Telefónica. Noviembre 5/2015).

47
2. Modelo de intervención social y relaciones institucionales

La Fundación Telefónica Colombia estructuró el programa Proniño sobre la base del


modelo y las directrices que le proporcionó la Fundación Telefónica España. En líneas
generales estas proponían tres ejes: 1) Atención integral para la ejecución de proyectos
presentados por organizaciones de la sociedad civil que tienen como objetivo contribuir a la
erradicación del trabajo infantil; 2) Calidad educativa para apoyar centros educativos a los
que asisten beneficiarios del programa; y 3) Fortalecimiento institucional para la
movilización de actores locales que trabajen con compromiso en torno a esta problemática.
A continuación se describe el trabajo en estos ejes en detalle.

1. Atención Integral. Este eje buscó crear las condiciones que hicieran posible la
restitución integral de derechos vulnerados por el TI a los NNA trabajadores. Partió
de la premisa de que los derechos de la infancia y el trabajo infantil son excluyentes.
En líneas generales, la atención integral comprendían las siguientes acciones
definidas en los siguientes términos:

Escolarización: gestión social que se adelanta con la familia para corresponsabilizarla en el


sostenimiento de las trayectorias educativas de sus hijos, organizando la actividad de los
NNA de manera que se respete el tiempo de estudio en la casa y se evite la subordinación
de la educación al trabajo. Comprende también la gestión institucional que se realiza en los
colegios para un acompañamiento significativo a las trayectorias escolares de NNA
trabajadores, estableciendo un marco de relaciones institucionales entre los coordinadores
del programa Proniño, la ONG ejecutora y los directivos y maestros del colegio para
realizar el seguimiento al desempeño escolar de los NNA trabajadores.

Educación Complementaria: creación de espacios en los que se articulan los procesos de


aprendizaje y desarrollo integral de los estudiantes a través de su participación en
actividades artísticas, culturales o deportivas con el fin de incentivar comportamientos
orientados al respeto y la sana convivencia para el desarrollo de competencias sociales en la
articulación de otros contextos de aprendizaje diferentes al aula de clase y al colegio. Estas
actividades están orientadas a incidir en la vida cotidiana de los NNA cuando no están en la
escuela, rompiendo la tendencia a que en este tiempo vuelvan al trabajo.

48
Necesidades básicas: coordinación interinstitucional a través de la cual se ofrece
información a las familias y a los NNA para acceder a la oferta estatal, gubernamental o
privada local de servicios sociales que requieren las familias por las condiciones de
pobreza que producen el TI y el impacto que estas carencias tienen en la vida de NNA
trabajadores. Implica un trabajo de coordinación en red con los servicios que ofrece el
Estado como garante de derechos fundamentales a los ciudadanos.

Apoyo psicosocial: atención directa o grupal a NNA trabajadores que promueve su


desarrollo psicológico en medio de las tensiones y preocupaciones derivadas de su situación
como trabajadores. Se busca que en el proceso, los NNA se vayan formando una visión
positiva del mundo, de la sociedad y de sí mismos, al tiempo que adquieren herramientas
intelectuales y prácticas para desarrollar las bases del amor propio y de la confianza en sí
mismo. De manera paralela se trabaja con la familia para crear un clima afectivo favorable
para el desarrollo psicosocial de los NNA.

Transformación de patrones culturales: se refiere a los cambios que se busca generar en los
contextos familiar, comunitario e institucional.

Familiar: se trata de romper con la aceptación y normalización del TI en el seno de la


familia, al tiempo que se construye la visión del NNA trabajador como sujeto de derechos.
Esto se hace trabajando la corresponsabilidad de la familia para generar un entorno afectivo
y de protección para los niños. Para ello se realizan actividades para la prevención de
trabajo infantil por medio de la socialización de contenidos de prevención del trabajo
infantil en los espacios de encuentro con las familias. Estos encuentros tienen el objetivo de
incidir en la transformación de patrones culturales. A su vez, se aprovechan para recolectar
información sobre los procesos de organización del trabajo al interior de la familia, el lugar
que tiene el trabajo infantil en la generación de ingresos monetarios y no monetarios, los
significados asociados a esta práctica y cómo repercute en las relaciones familiares el hecho
de que sean los NNA quienes también cooperen en la reproducción del hogar.

Institucional: sensibilización de docentes en materia de detección de situaciones de TI y del


impacto del mismo en la vida y la trayectoria escolar de los NNA. En estos espacios
también se busca incidir en la transformación de patrones culturales asociados a la escuela
relacionados en gran medida con el tratamiento de situaciones tales como el fracaso escolar.

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Comunitario: se busca empoderar y fortalecer la capacidad de acción colectiva para
desincentivar el trabajo infantil a partir de una participación activa de la comunidad y de la
movilización de los actores locales que exijan la erradicación del trabajo infantil y la
creación de redes que contribuyan a modificar las percepciones y a generar una “opinión
pública” favorable a la eliminación del trabajo infantil.

2. Calidad Educativa. Este eje buscó la preparación de espacios educativos específicos


para NNA trabajadores, con características de mayor flexibilidad organizativa y
curricular que posibilitara la conformación de un enfoque pedagógico centrado en el
desarrollo de capacidades de los NNA para resolver situaciones de vida, en la
producción personal y grupal. Para esto se adelantó un acompañamiento y apoyo a
la gestión de los colegios donde el programa Proniño estuvo presente, en dos (2)
líneas: Refuerzo Escolar (que incluye el seguimiento al desempeño y apoyo a la
escolarización) e Inclusión de TIC a las prácticas pedagógicas.

Si bien, esta línea de intervención cuenta con una definición por parte de la Fundación
Telefónica, requirió en la puesta en práctica de una negociación con el marco curricular y el
PEI de las instituciones educativas en los siguientes términos:

Refuerzo Escolar: ampliación de las oportunidades de aprendizaje para los estudiantes


trabajadores garantizando ambientes de aprendizaje para el conocimiento y aplicación de la
tecnología para el desarrollo de tareas enseñando metodologías de estudio y aprendizaje e
inculcando en ellos la responsabilidad de asumir su cumplimiento, con progresiva
autonomía. Así mismo, se establecen acuerdos sobre las tareas académicas a realizarse en el
hogar, generando compromisos múltiples; los docentes formulando tareas relevantes que
reconozcan la diversidad cultural y lo trabajado en clase; las familias respaldando el tiempo
de dedicación a esas tareas.

El refuerzo incluyó el seguimiento al desempeño escolar entendido como el cuidado del


itinerario escolar de los estudiantes que trabajan para evitar caídas y reparar daños,
previniendo y evitando las situaciones de fracaso escolar a las que se ven expuestos por su
situación de estudiar y trabajar a la vez. En particular, la acumulación de rezago que se
deriva del fracaso escolar en los primeros grados y la mayor probabilidad de abandono al

50
avanzar en la educación primaria o básica secundaria. Adicionalmente, permite hacer
seguimiento al itinerario escolar en la referente al rendimiento académico, la asistencia a
clase y la identificación de problemas en el comportamiento que interfieran con el logro de
las metas escolares. Este seguimiento se realiza dos veces al semestre.

También incluyó el apoyo a la escolarización mediante la entrega de útiles y textos


escolares necesarios para la escolarización y que de no ser entregados demandarían un
aporte directo de las familias para estos bienes pudiendo llegar a ser la causa que vulnera el
compromiso de acceder a la educación obligatoria y gratuita.

Inclusión de TIC: incorporación de la pedagogía digital a partir de la entrega de


herramientas informacionales, para que se apliquen de forma transversal a todos los
procesos de la acción de Proniño, a través de la entrega de infraestructura tecnológica a los
colegios, así como a través de procesos de formación y acompañamiento continuo a los
docentes a fin de generar nuevas formas en los procesos de enseñanza y aprendizaje y de
facilitar a NNA el acceso a la información y a los nuevos procesos de creación de
conocimiento en la red. Innovación tecnológica con transformación social.

3. Fortalecimiento institucional y movilización de actores locales. Este eje adelantó


una gestión y apalancamiento de alianzas y redes en los espacios institucionales
locales, sobre todo del ámbito público, para instalar capacidad y entregar
herramientas para enfrentar el problema del trabajo infantil. La acción en el marco
institucional y social posibilitó la movilización social en pro de la erradicación
sostenible del trabajo infantil. Esta estrategia se implementó por medio de la
activación y articulación de redes locales y la habilitación de canales de información
entendidas como:

Activación y articulación de redes locales. Los recursos y oportunidades que se encuentran


en el nivel local requieren ser articulados de una manera mucho más estratégica, porque
frente a la magnitud de la tarea se requiere de manera colaborativa la construcción de
ambientes protectores, inclusivos y pertinentes y el mejoramiento de la calidad de vida de
NNA que trabajan. Las redes sociales deben generar un cohesión colectiva vinculando las
organizaciones de base, las fundaciones, las autoridades educativas y los numerosos

51
programas intersectoriales que hoy en día se desarrollan a nivel local para trabar de manera
conjunta en procura de objetivos compartidos para la erradicación del trabajo infantil.

Habilitación de canales de comunicación. Hoy el tema del trabajo infantil está presente en
la agenda institucional de entidades públicas y privadas. Actualmente son muchas las
instituciones que se ocupan de su prevención y erradicación. Hoy el trabajo infantil es tema
de preocupación y debate afectar la percepción y la toma de conciencia de la sociedad
latinoamericana frente al trabajo infantil. Es necesario que la percepción de las personas y
de los actores sociales, que todavía hoy implica barreras o niveles de rechazo para
deslegitimarla, sea efectivamente modificada de manera que se llegue a considerar este
flagelo como un atentado a la dignidad y al desarrollo de la infancia latinoamericana por
estar contribuyendo a perpetuar situaciones inadmisibles de violación de derechos, pobreza,
inequidad y exclusión social.

En la estructuración del Programa hay que destacar la definición de los ejes descritos, por
cuanto ellos resumen el tipo de acciones y de orientación que se logró integrar para
incrementar el impacto del programa en la erradicación del TI.

3. Una intervención procesual: el programa Proniño en Bogotá

Ante el reto que planteaba la ampliación de la cobertura del programa, la Fundación


Telefónica Colombia generó un proceso de coordinación estrecha con el sector público a
fin de establecer alianzas para hacer de la educación un espacio eficaz de lucha contra el
trabajo infantil. La alianza más significativa en este proceso fue la establecida con la
Secretaría de Educación del Distrito de Bogotá-SED, a la cual le aportó su experiencia para
cumplir las metas de des-incentivación del trabajo infantil. Esta alianza demandó al
programa actuaciones en el ámbito de la escuela pública que implicaron dar menor peso a
la intervención directa para situarse en un ámbito que le posibilitó incidir en las políticas
públicas poniendo al servicio de este sector su experiencia acumulada y experticia en el
tema del trabajo infantil. Consiguió además constituirse en promotor y articulador de redes
sociales más amplias en algunas localidades del Distrito Capital de Bogotá.

Para generar procesos de cambio en la comunidad, la escuela y la familia con miras a


desincentivar por medio de la educación, generó una dinámica procesual de engranaje de

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acciones y niveles de intervención muy significativa para la erradicación del trabajo infantil
en el largo plazo.

Proceso de focalización de NNA trabajadores

El programa Proniño inició la selección de los beneficiarios identificando las instituciones


educativas ubicadas en las localidades o zonas con altas tasas de trabajo infantil. Una vez
seleccionadas las instituciones, el equipo de profesionales de la Fundación Telefónica, los
directivos y docentes de las instituciones educativas en coordinación con los padres de
familia establecían acuerdo sobre los estudiantes que serían atendidos por el Programa.
Para ello se evaluaba la situación socioeconómica de las familias de los estudiantes que
presentaban inasistencia reiterada a la institución educativa, sobre los cuales se tenía
indicios de que trabajan. También se identificaron las familias en situación socioeconómica
crítica con altas posibilidades de que los NNA se vieran obligados a trabajar. Este tipo de
situaciones se verificaba mediante las visitas domiciliarias que realizaban trabajadoras
sociales vinculadas a ONG operadora del programa, en las que a su vez se evaluaban otras
condiciones sociales y económicas como: características del hogar, composición del
mismo, ingresos y egresos, y condiciones de habitabilidad, entre otras. Con esta
información se entraba a determinar si los NNA estaban trabajando o se encontraban en
riesgo de hacerlo. Los equipos directivos de los colegios, a partir de los listados levantados
por la ONG, verificaban la información, valoraban la necesidad de cada familia y
confirmaban el listado de los posibles beneficiarios a la Secretaría de Educación. Como nos
lo comunicó el coordinador pedagógico de la Institución Educativa (IE) Guillermo Cano
Isaza:

Para nosotros fue muy importante el proceso de identificación de los niños y los jóvenes
que estudiaban en la institución y también trabajaban, la verdad unos maestros no veían
nocivo que algunos de sus estudiantes trabajaran, por el contrario, consideraban que el
trabajo los hacia ser más responsables y alejarlos del consumo de sustancias psicoactivas.
El poder identificar a estos estudiantes trabajadores propició al interior de la institución que
tanto directivos como maestros reflexionáramos sobre el problema del trabajo infantil y
pensáramos en estrechar los vínculos colegio- padres de familia, no para entrega de

53
boletines, sino para conocer la situación de estudiantes en riesgo de deserción y evitarlo. El
saber cuáles niños y jóvenes del colegio eran trabajadores nos permitió conocer más de
cerca su situación y ponernos a pensar en los estudiantes que estarían en riesgo. Nosotros
acogimos como regla el que al iniciar el año escolar debíamos planear estrategias que nos
posibilitaran indagar sobre los usos del tiempo cuando los estudiantes están fuera del
colegio. (Entrevista Jorge Mejía. Coordinador pedagógico, IE Guillermo Cano Isaza,
octubre 29/2015)

Los maestros fueron una pieza clave en el proceso de identificación de beneficiarios del
programa, por lo cual de manera previa al proceso de selección se les dictaban talleres de
sensibilización con dos objetivos fundamentales: conocer qué ideas y representaciones
tenían los docentes y directivos escolares acerca del trabajo infantil, es decir, en qué medida
lo reconocían y valoraban y realizar una reflexión sobre las características observables del
perfil de un NNA trabajador: bajo rendimiento escolar, presencia de problemas
disciplinarios, alto nivel de ausentismo, cansancio que en algunas ocasiones se traducía en
falta de atención e incumplimiento de los deberes escolares. En algunos casos los
profesores tenían identificados a los estudiantes que trabajaban, información que obtenían a
partir de las narraciones de sus estudiantes o a través de la caracterización estos que hacían
de sus alumnos a comienzo del año escolar. El rector colegio José Martí nos lo confirmó:

En el 2014 participé en un taller en el que me quedó claro que no todos los estudiantes
están en las mismas condiciones de aprender y que por tanto los docentes y directivos
tenemos la gran responsabilidad de trabajar para diversificar las estrategias pedagógicas. Si
en nuestras aulas hay niños trabajadores debemos lograr que ellos valoren el estudio y a
través de esta valoración puedan ver lo que el estudio les representa para su vida futura. Al
principio pensé….más trabajo, pero en el transcurso del taller me di cuenta que lo que se
buscaba era que debíamos trabajar para que los maestros ampliaran el compás de
comprensión para apoyar la escolaridad de estos estudiantes que trabajan y que por esta
condición tienen una alta probabilidad de tener problemas en su desempeño académico.
(Entrevista, René Gerardo Andrade, rector colegio José Martí. Noviembre 20/2015)

Luego de esta primera fase de focalización y sensibilización con los maestros, profesionales
vinculados a la ONG operadora se reunían individualmente con cada NNA seleccionado y a

54
través de una metodología basada en la indagación sobre el quehacer en la vida cotidiana se
verificaba si realizaba labores que se encontraran en la categoría de trabajo real.

Una vez identificados los NNA que trabajaban se formalizaba su vinculación al programa
con la firma de un acta de compromiso con los padres de familia en la que se establecían de
manera concertada los acuerdos para disminuir las horas de trabajo o su desvinculación
definitiva. Los padres de familia se comprometían a: a) propender acciones para que los
NNA dejaran de trabajar; b) garantizar la asistencia de los NNA al colegio y a las
actividades que para ellos ofrecía el programa; c) reportar las notas del NNA en cada corte
académico; d) asistir a los talleres de padres de familia; e) respetar el tiempo que NNA
dedicaba al cumplimiento de los deberes escolares en el hogar; f) notificar cambios en la
dirección de lugar de residencia y número telefónico de contacto. Los deberes que adquiría
el NNA eran: a) participar en las actividades desarrolladas por Proniño; b) tener buen
rendimiento académico y disciplinario; c) en el mediano plazo, dejar de trabajar.

Los testimonios de madres de familia de niños trabajadores dan cuenta de ello:

Sí, yo me acuerdo que no pude firmar la carta pues yo no sé escribir, por eso es que yo sí
quiero que Miguel estudie para que sea alguien en la vida. A él le empezó a ir mejor en el
colegio desde que entró a Proniño, este año la profe Estela me dijo que le fue muy bien
porque no perdió nada. Acá dicen que se va a acabar… ¡qué pesar! (Mariadelina Corcione,
Madre de familia, noviembre 20/2015)

Cuando vine al colegio el profesor Ramiro me dijo que tenía que reunirme con una señora
de Proniño, que al otro día me esperaba a las 7:30 am. Yo llegué bien puntual porque ya
doña Elvira, mi vecina me había dicho que eso servía mucho. Y efectivamente así fue, yo
firme y empezamos a ser parte del programa, al principio fue difícil pues a Miguel y José
les tocaba dejar de trabajar a ratos, lo bueno fue que con ayuda de Proniño entré a recibir el
subsidio de Familias en Acción y pude cumplir con todo y al José le fue tan bien en los
estudios que la profesora Aida le dio un diploma. (Catiluz Villero Manjarrez, madre de
familia, noviembre 13 de 2015)

Procesos con las familias

55
En este caso, el programa busco generar procesos en torno a un conjunto de prácticas que
tenían en su centro la relación del niño y su familia por cuanto este constituye el entorno
inmediato de contención afectiva y de protección. Se trataba de un acompañamiento
familiar cuyo propósito final era incidir en la transformación de los patrones culturales
familiares sobre el trabajo infantil. Se basaba en estudios que indicaban que muchos de los
determinantes sociales del trabajo infantil se sustentan mediante creencias, actitudes y
comportamientos del mundo adulto que hace parte de sus familias y comunidades. Las
prácticas para generar procesos en las familias se constituyeron en una estrategia muy
importante en el Programa y las ONG aliadas de Proniño, especializadas en intervenciones
que privilegiaban la proximidad, continuidad y el seguimiento de las familias en el mediano
plazo, ejecutaron la estrategia. Las acciones que se adelantaban eran: visitas domiciliarias,
talleres, y la atención psicosocial. Estas se orientaban de la siguiente manera

Visitas domiciliarias: comprendían el acompañamiento a familias que se traducía en una


serie de visitas domiciliarias, mínimo una cada seis meses, realizadas por profesionales
vinculados a la ONG. Además de ofrecer orientaciones, estas visitas constituían un
acercamiento a la familia para poner en práctica estrategias educativas que generaran
transformaciones en la perspectiva de vida y los patrones culturales de la familia con
respecto al trabajo infantil. El foco de la visita domiciliaria estaba en la gestión de procesos
para alcanzar indicadores de bienestar de toda la familia. Durante las visitas se formulaban
planes de trabajo en los que se establecían acuerdos y compromisos con padres e hijos que
pudieran llevar al retiro de NNA que trabajaban, reducir las horas que dedicaban al trabajo,
o cambiar la actividad cuando la que realizaban era de alto riesgo o impedía el ejercicio de
sus derechos. Así mismo, se brindaba asesoría para que la familia pudiera acceder a
servicios sociales de entidades públicas locales para mejorar su situación socioeconómica.

Las visitas domiciliarias tenían una estructura flexible en la que la participación de las
familias era voluntaria. El criterio que determinaba cuántas visitas eran necesarias era,
además de los acuerdos realizados y el plan de seguimiento, la propia percepción del
profesional que realizaba las visitas. A fin de evitar que los procesos emprendidos con las
familias generaran dependencia de éstas hacia el programa se trabajaba de manera
articulada con las entidades locales y comunidades en la planeación y desarrollo de las
acciones para lograr que fueran copartícipes y se contara con la legitimidad y sostenibilidad

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requeridas para la erradicación del trabajo infantil. Por tanto, era importante establecer
desde el inicio un trabajo en red que implicara una corresponsabilidad de la ONG ejecutora,
las entidades e instituciones locales, los beneficiarios y la comunidad en general.

Talleres para padres de familia. Estos talleres tenían como propósito estimular e
incrementar habilidades y destrezas en los padres para la crianza de los hijos con el fin de
mejorar su función protectora. Igualmente, se buscaba fortalecer factores como la
vinculación afectiva, comunicación asertiva, construcción de límites claros y las funciones
acordes a cada rol para que evitaran la vinculación al trabajo infantil, la violencia
intrafamiliar y la vulneración de derechos de NNA. Se realizaban mínimo seis (6) talleres
durante el año de intervención.

La manera como se generaban procesos a partir de este tipo de actividades se nos reveló de
manera muy elocuente en el caso de Yulieth Preciado, madre de tres beneficiarios del
programa. Su historia de desplazamiento, arribo a Bogotá y conexión con el Programa
describe la situación de varias madres cabeza de familia en cuyos hogares el trabajo infantil
era un recurso que requerido para completar las necesidades básicas sin alternativa a la
mano más que impulsar a los niños a que trabajen para ayudar a sus madres. Al mismo
tiempo, evidencia la necesidad de este tipo de programas en las que sin la “mano tendida”
es casi imposible para las madres cabeza de familia dejar de entender que el trabajo infantil
como “beneficio” oculta la negativa de desarrollo integral de los hijos pensando en un
mayor bienestar en el futuro.

Una mano tendida a mi familia: el caso de Yulieth

Durante una visita que realizamos a Ciudad Bolívar conocimos a. Su agencia de madre
resuena en las decisiones de permitir el trabajo, pero especialmente en las de decidir
acabarlo cuando consigue apoyo de instituciones amigas. Su historia es un reflejo de miles
de casos que se encuentra en Ciudad Bolívar, la localidad de mayor extensión y número de
población en Bogotá, la cual puede equipararse con cualquier ciudad intermedia de
Colombia. Yulieth alquila un apartamento de dos habitaciones ubicado en el barrio Juan
Pablo II. Para llegar allí hay que atravesar Ciudad Bolívar en dirección a la cima del cerro.
Se pasa por el sector de San Francisco, donde el movimiento, el tráfico y la oferta de

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servicios de todo tipo –entidades bancarias, ferreterías, supermercados, y comercio en
general- producen una aglomeración de gente similar a la que se visualiza en San Victorino
un sábado decembrino en la mañana. El ascenso continúa por una zona de crecimiento
anárquico hasta tomar la vía que conduce a El Lucero. Las calles empinadas y edificaciones
en pañete que se divisan en sus alrededores evocan las continuas olas de desplazamiento
forzado, por la violencia política o por la violencia que significa la falta de empleo, que
nutre el crecimiento urbano de la localidad más joven de Bogotá. Al final del ascenso se
localiza Juan Pablo II. Una plazoleta en la que sobresale una edificación marca la diferencia
con el resto barrio. Se trata de una biblioteca comunitaria. Allí nos encontramos con
Yulieth y caminamos algunas cuadras hasta llegar a su casa. Me ofreció un tinto y
empezamos a conversar. A nuestra pregunta sobre cómo había sido su experiencia con la
labor realizada por el programa Proniño, Yulieth respondió:

Nosotros llegamos de un pueblito que se llama Nariño y está a orillas de mi río que queda
como a cuatro horas de Barbacoas. Allí vivíamos en una casa que entre todos construimos.
Yo tenía como unos 13 años cuando hicimos la casa y cargué hartos palos para pararla. Allí
conocí al papá de mis hijos y me enamoré. A Royeir lo tuve cuando tenía 16 años y a los
dos años vino Xiomara y al año Samara. Todo iba bien hasta que acusaron a Roy, el papá
de mis hijos, de ser informante de la guerrilla. Nos tocó salir pues decían que nos iban a
matar. Llegamos a Bogotá a la casa de la tía Rosaura, que desde que tenía como dieciséis
(16) años se había venido a trabajar. Ella nos dio posada un mes y de ahí Roy consiguió
trabajo en la rusa que llaman y sacamos una pieza, él empezó a salir con una y con otra,
entonces yo me busqué trabajo en una casa de familia y me alquilé una pieza y me vine con
mis hijos, y desde entonces vivo sola. Él no me da ni un centavo, ahora dice que anda
trabajando por Medellín. Creo que eso fue en el 2002. Desde ese tiempo me la guerreo sola
con la ayuda de mis hijos.

En 2012 me llamaron del colegio, yo fui y me dijeron que si yo quería que Royeir y
Xiomara entraran al Programa Proniño, yo sin entender de qué se trataba dije que sí,
aunque me asusté un poco, me pareció todo muy bueno lo que decían: que les iban ayudar
con las tareas y que a la salida de la escuela algunos días Royeir podía aprender a jugar
futbol, algo con lo que él soñaba, y Xiomara y Samara podían hacer tareas con la ayuda de
una profesora; la verdad no sabía qué era eso pero me sonó la idea y dije que sí. Para ese

58
entonces yo no le veía nada de malo que Royeir trabajara en la tienda del Señor Bermúdez,
haciendo mandados y ayudando a acomodar el mercado y a hacer el aseo de la Supertienda.
Royier se ganaba sus pesitos y trabajaba en la jornada contraria a cuando iba al colegio.

Luego me visitó la doctora y estuvimos hablando, yo le conté la misma historia que le conté
a usted. Ella me preguntó si estaba inscrita como desplazada y yo me reí porque eso a mí
me parecía muy feo, ser uno desplazado….que palabra tan fea. Con ella hicimos cuentas de
cuanto me ganaba y ese día supe que me quedaba cuarenta y tres mil pesos ($43.000) para
lo que los niños necesitaran. Entre el transporte que es ¡muy caro!, el arriendo, los
servicios, y los cien mil pesos que le mando a mi mamá, me quedaban los cuarenta y tres
mil que no alcanzaban para casi nada, por eso fue que cuando el Sr. Bermúdez me propuso
que Royeir trabajara con él y le pagaba veinte mil pesos al mes ($20.000). Me pareció muy
bueno y como lo necesitaba por las mañanas para que le ayudara a descargar el líchigo que
llaman, yo los pase a todos tres a la jornada de la tarde, entonces Xiomara se hacía cargo de
Samara y de calentar el almuerzo que yo les dejaba listo. En ese entonces ella me ayudaba a
lavar la ropa y a barrer las piezas. Esa platica nos permitía darnos nuestros gustos de vez en
cuando.

Cuando le conté a Royeir lo de Proniño se puso contento pues tres de sus amigos ya estaban
en el programa. Entonces nos fuimos a hablar con el Sr Bermúdez para que me le diera
permiso dos días a la semana y a cambio Royeir vendría a barrer la Supertienda a la salida
del colegio. Así empezó todo… y asistí a los talleres cada tres meses y escuchaba con
atención cuando las doctoras me visitaban y aprendí que lo mejor es que Royier, Xiomara y
Samara se ocuparan de estudiar y no de trabajar.

Una de las cosas que más me gustó fueron los talleres, allí aprendí mucho, con decirle que
no me perdí ninguno. Cada tres meses íbamos al taller allí nos reuníamos, la mayoría
mujeres como yo, nos encantaba ir pues hablaban de como debíamos cambiar para tratar
mejor a los hijos y así enseñarles a ser educados, sin grosería, ni patanería a mi si me
sirvieron pues yo cambié mucho. Me empecé a preocupar por el orden en la pieza y por
llevarlos el domingo al parque de Sierra Morena o de Arborizadora y no quedarnos
encerrados viendo televisión. Sin la mano tendida del Proniño y del colegio mis hijos

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probablemente ya hubieran abandonado el colegio. (Entrevista a Yulieth Preciado, madre
de familia, diciembre 12/2015).

Como lo pudimos constatar, a finales de 2015 Royier ya no trabajaba en la tienda de señor


Bermúdez, Samara contaba con su registro civil y entre toda la familia realizaban las
labores de la casa. Y lo más importante, Yulieth valora hoy más el tiempo que sus hijos
deben dedicar al estudio.

Procesos con la comunidad. Actividades de movilización y sensibilización.

Proniño también buscó sensibilizar a la comunidad para que se informará, aceptará y


tomara parte activa en las acciones de promoción y prevención del trabajo infantil. En este
punto Proniño consideraba relevante la constitución de una red de apoyo que propiciara una
movilización social alrededor del tema del trabajo infantil y colocara el problema como una
de las prioridades en sus agendas de trabajo. Para esta acción buscó en el nivel local e
institucional adelantar un proceso destinado a mejorar el conocimiento de la población
sobre el trabajo infantil, los factores de riesgo, los factores protectores, el acceso a los
servicios sociales, así como a desarrollar habilidades para intervenir esos factores y
modificar condiciones que favorecían el trabajo infantil.

Las acciones que se adelantaron fueron:

Producción de investigaciones. Desde 2011 la Fundación Telefónica financió


investigaciones sobre el tema del trabajo infantil colaborando en la construcción de
conocimiento con aportes del campo académico. Esto permitió que los actores involucrados
en el programa, tanto en el ámbito nacional y local, acrecentaran el saber y mejoraran su
capacidad de respuesta durante la operación del programa. En este plano se destaca la
investigación que durante tres años realizó la Fundación Telefónica en compañía de la
Fundación ECSIM sobre determinantes del trabajo infantil, sus efectos en el bienestar y en
las percepciones y actitudes del niño y sus padres frente a este problema, ampliamente
reseñada en el capítulo 2 de este informe.

Así mismo, la Fundación Telefónica financió y promovió la realización de seminarios de


carácter nacional e internacional fomentando espacios de debate, reflexión, intercambio de

60
experiencias y articulación de iniciativas de carácter público y privado, por parte de
organizaciones no gubernamentales que trabajaban en el tema. Al respecto, la funcionaria
de la SED encargada de enlazar las actividades de la Secretaria con las de la FTC comentó:

Los seminarios organizados por la Fundación Telefónica nos permitieron aprender y


ampliar nuestros conocimientos sobre el tema del trabajo infantil. En estos se presentaban
las nuevas ideas que al respecto habían surgido en años recientes, y los debates entre
conferencistas y asistentes nos brindaron la oportunidad de intercambiar información y
vislumbrar posibilidades de acción. Para los maestros también fue un espacio valioso. Sin
lugar a dudas, estos son tiempos muy difíciles, y los docentes manifiestan dificultades para
acompañar los cambios desde la escuela. Algunas veces los escuchamos decir: “Estamos
preparados para enseñar, pero no para resolver los problemas sociales”, “la escuela no
puede con todo”. Todas estas expresiones son manifestaciones de una mirada de los
maestros sobre el mundo en el que les toca actuar, influir y transformar. Además, muestran
una carencia de herramientas teóricas y metodológicas para enfrentar los cambios dentro de
una nueva configuración escolar y social. Muchas veces este proceso lo han realizado sin
acompañamiento, en soledad y sin los espacios necesarios para reflexionar sobre los
problemas. Son escasas las oportunidades que la escuela ofrece para que los maestros
socialicen con actores externos a la escuela para compartir sus experiencias y su
preocupación por superar las dificultades; de ahí que los seminarios y los resultados de las
investigaciones fueron valorados de manera significativa por ellos. (Entrevista a Sandra
Carvajal, Profesional SED, enero 8/2015).

En este caso, se puede apreciar que el impacto de la generación y transmisión de nuevos


conocimiento sigue siendo vital para consolidar procesos como el que se buscaba en tono a
la erradicación del trabajo infantil.

Movilización de la comunidad a través de eventos. Por medio de esta acción se buscó que
los integrantes de las instituciones, las redes comunitarias, las agrupaciones cívicas y
religiosas, entre otros, colaboraran de manera coordinada para entablar diálogos con
sectores específicos de la población a los que se deseaba dirigir mensajes para visibilizar a
los niños y a las niñas que trabajan como ciudadanos activos, para proteger sus derechos y
para promover la corresponsabilidad. Desde el Programa Proniño, se lideraron estrategias

61
como: Únete al parche, cuya acción se orientó a la realización de salidas pedagógicas a
espacios culturales que ofrece la ciudad; Jornadas al barrio, buscó la promoción de
actividades artísticas y culturales en el barrio tales como, cine al parque y campeonatos
deportivos en los principales parques de la localidad. Una de las orientaciones pedagógicas
de estas jornadas, nos ilustró sobre este tipo de acciones:

La diversidad de perfiles que presenta el grupo de niños trabajadores en el colegio se


constituye en un reto para que nosotros, los maestros, generemos procesos pedagógicos
significativos para modificar actitudes y comportamientos de los niños frente al aprendizaje
y al conocimiento. Le pongo por ejemplo el sentimiento de desarraigo que aparece como
una constante en algunos de estos niños, y que incide mucho en el comportamiento y
socialización de los chicos. Para luchar contra el mismo se programaban las actividades.
Por ejemplo, aprovechando una salida a cine propuesta por Proniño, pude identificar un
punto de partida para atravesar las puertas de la escuela y hacer con estos muchachos una
experiencia de exploración y contacto directo con el séptimo arte. Este era un mundo
desconocido para muchos de ellos pues casi ninguno había ido jamás a cine, mucho menos
habían estado en una sala de cine disfrutando una película y comiendo maíz pira. Yo quería
que las puertas del colegio se abrieran para que los niños salieran a conocer, a aprender, y a
reflexionar desde la propia experiencia. Ir a cine fue una excelente oportunidad brindada
por Proniño para encaminar el desarrollo de mis propósitos con ellos y que cada niño
hablara sobre sus expectativas de vida. Y a partir de allí surgían conversaciones y diálogos
sobre el lugar de la educación y el trabajo en sus proyectos hacia futuro, algo que ellos no
suelen contemplar. Es increíble lo significativo que resultó para ellos. (Entrevista a Liliana
Martínez, Orientadora pedagógica colegio La Belleza. Noviembre 16/2015).

La percepción de los beneficios de las actividades que involucraban a sectores diferentes de


la comunidad barrial también era percibida en términos positivos por el personal de la Junta
de Acción Comunal. Así nos lo expreso uno de ellos:

El programa Proniño nos aportó mucho, nosotros como Junta de Acción Comunal tuvimos
una nueva forma de convocar a la comunidad, conocerla, y reflexionar sobre problemas que
nos atañen a todos: el futuro de nuestro hijos. Fue a través de los eventos deportivos. Con
los de la Junta hicimos un campeonato de fútbol en el que participaron nueve grupos

62
juveniles. Las madres de algunos de ellos nos felicitaron pues a los muchachos les gustó
mucho y las charlas sobre lo importante que era estudiar para sus vidas y sobre los derechos
que ellos tenían, pero también en sus deberes fueron muy asistidas. Para este año queremos
conseguir fondos para traer árbitros de verdad, que le den más altura al campeonato y
pensando que también lo podemos hacer interbarrial. Desde ya tenemos la idea de hablar
con el alcalde de aquí de Usme para que nos apoye y sigamos con Cine al barrio y Únete al
parche que nos parecieron muy buenos para que los muchachos de por estos lados salgan y
vean otras cosas, que les sirve para su vida. Ah! Y también vamos a hacer en el PAS (Punto
de atención social) del Virrey (localidad de Usme) la feria en contra del trabajo infantil, de
eso ya hablamos con la doctora de Bienestar Social. Es muy importante que la gente sepa
que los niños trabajando no es algo correcto, esto lo tenemos que divulgar para que cada
vez haya menos niños trabajando y muchos más estudiando. (Entrevista a Uriel Suárez.
Tesorero JAC Barrio Chico Sur, Usme. Noviembre 24/2015)

Actividades de formación. Formación a agentes educativos, familias, líderes, funcionarios


públicos para brindar herramientas que permitieran la prevención, la identificación y el
abordaje de situaciones de vulneración de derechos de NNA trabajadores; y la articulación
para el restablecimiento de sus derechos. Los espacios generados a partir de estas
actividades fueron capitales para las madres de estos muchachos. Las voces de tres de ellas
nos aproximan a su aprovechamiento de ellas:

Los talleres para nosotras fueron algo muy bueno, allí nos desahogamos y hablamos de
nuestros hijos y escuchamos a otras mujeres con los mismos problema o aún peores, lo
mejor, lo mejor… es que aprendimos a valorar a nuestros hijos. ¿Qué en qué sentido? Pues
uno quiere a los hijos, ni más faltaba, pero uno a veces pensaba que eran flojos, de cabeza
dura, irresponsables….y no es así lo que pasa es que uno carga mucha responsabilidad y en
los momentos de cansancio y aburrimiento uno se descarga con los chinos que no tiene la
culpa. Cómo le va ir bien en el colegio si no tiene tiempo de hacer las tareas, es que
también les estábamos pidiendo que se comportaran como adultos desconociendo muchas
cosas. (Adriana Zarate, madre de familia. Noviembre 12/2015)

Yo me sentí muy importante el día que nos llamaron del colegio y entre todas hicimos las
cartulinas para el día contra el trabajo infantil, nos quedaron muy bonitas y las pegaron en

63
las carteleras del colegio, cómo será que yo tengo una foto, venga y se la muestro. (Nubia
Páez, madre de familia. Octubre 27/2015)

Uno aprende muchas cosas pues uno no se da cuenta que al poner a los hijos con las ventas
ambulantes ellos están trabajando con uno y ni se imagina las consecuencias que puede
tener eso en su vida… como uno lo hace día a día, uno no le ve lo malo, hasta que se lo
hacen ver. (Yenis Padilla, madre de familia, octubre 29/2015)

Alianzas. Proniño concibió la lucha contra el trabajo infantil como un espacio de alianzas
que debía involucrar organizaciones públicas y privadas para avanzar hacia en la solución.
En consecuencia, Proniño dio mucha importancia a la gestión local para integrar
capacidades sociales, sectoriales y comunitarias que fortalecieran a los diferentes actores
locales que trabajaban mancomunadamente en la erradicación del trabajo infantil. Algunos
de las instancias en las que participó en Bogotá fueron:

La Mesa Distrital de Prevención y Erradicación de Trabajo Infantil, instancia cuyo


objetivo es aunar esfuerzos interinstitucionales que contrarresten el fenómeno de la
explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes. Cuanta con un Plan de Acción
que apunta a que se hagan efectivas las normativas disponibles para combatir el problema,
el cual ha fortalecido la coordinación interinstitucional en la promoción de la participación
de NNA trabajadores en las actividades del Plan. También el cumplimiento de la
corresponsabilidad que tiene el Estado, la familia y la sociedad (según los lineamientos de
la Ley 1098 de 2006 Código de la Infancia y Adolescencia) de apoyar las acciones del
mismo. La mesa está conformada por las siguientes instituciones: Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar- Regional Bogotá, Personería de Bogotá, Secretarías Distritales de Salud
e Integración Social, Secretaría de Educación del Distrito, Instituto Distrital de Turismo,
Instituto para la Protección de la Niñez y la Juventud IDIPRON-, Policía Nacional y
Fiscalía General de la Nación. La Fundación Telefónica asistió desde 2010 como invitada
por la Secretaria de Educación.

http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1

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Comité Operativo Distrital de Infancia y Adolescencia -CODIA - Instancia encargada de
coordinar y ajustar el proceso de implementación de la Política Pública de Infancia y
Adolescencia de Bogotá. Busca prevenir situaciones que amenacen el ejercicio de los
derechos de los niños, niñas y adolescentes, y realizar acciones que restablezcan el ejercicio
de los mismos en el Distrito Capital. El CODIA es el ente responsable de hacer seguimiento
al Plan de Acción de la Mesa, y de evaluación de la política de infancia y adolescencia
mediante la verificación de ejecución financiera y cumplimiento de los objetivos de la
política. La Fundación Telefónica participó en este Comité invitada por la SED.

http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1

Comité Operativo Local de Infancia, Adolescencia y Familia -COLIA- Instancia de carácter


mixto con representación de organismos o entidades estatales y participación de
representantes de la academia, el sector privado y las organizaciones sociales y
comunitarias responsables del mejoramiento de la calidad de vida de NNA y del ejercicio
pleno de sus derechos. Analiza y realiza seguimiento cualitativo a la implementación de
políticas locales en pro de la infancia, la adolescencia y la familia.

http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1

La Fundación Telefónica visibilizó el tema del trabajo infantil en estos espacios


interinstitucionales donde se congrega la mayor cantidad de entidades públicas y privadas
interesadas o comprometidas con el tema de los derechos de la infancia y adolescencia.
Para ello insistió en que se reconociera la importancia del trabajo en equipos ampliados y el
desarrollo de alianzas entre todas las entidades en pro de la erradicación del trabajo infantil.
Reflejo de esta orientación vale destacar, por ejemplo, la alianza entre una amplia red de
entidades lideradas por la Secretaría de Bienestar social del Distrito y la Secretaría de
Educación para institucionalizar una fecha en el calendario anual (los 12 de junio) como día
del “no al trabajo infantil”, jornada que ha dinamizado activamente a la ciudadanía y a las
instituciones.

65
El resultado de los procesos emprendidos con la comunidad ha permitido que las
instituciones educativas y de bienestar social identifiquen los proyectos asociados con
Proniño como acciones educativas, lúdicas y de capacitaciones capaces de abrir espacios
para la generación en el cumplimiento de metas preventivas y de sensibilización en los
entornos familiares, educativos y sociales.

Procesos en la Escuela

Todos los anteriores procesos se sintetizaron en el ámbito escolar. Con la convicción de que
la educación de calidad es el camino para erradicar el trabajo infantil, Proniño desarrolló
procesos tendientes a la incentivación de prácticas escolares que contribuyeran a que los
NNA trabajadores desarrollaran las competencias y valores necesarios para participar en la
vida social y productiva de los colegios en igualdad de condiciones con los demás
estudiantes. Para ello apoyó la labor de los docentes de las instituciones educativas a donde
asisten los NNA trabajadores con el propósito de generar cambios en la actitud de la
comunidad escolar hacia ellos y compromiso por parte de los maestros para mejorar su
experiencia escolar.

Los datos del DANE mostraban de manera contundente que las tasas de inasistencia entre
NNA que trabajan eran mayores, y que las trayectorias escolares de estos niños acumulan
en promedio casi tres años más de atraso escolar en comparación con el grupo que no
trabajan (Cf. DANE 2014: 11). Estas cifras motivaron a Proniño a abordar la complejidad
de la relación trabajo infantil-escuela en dos frentes específicos en el ámbito escolar: 1) la
escuela cómo espacio de potenciamiento de la protección de los derechos de NNA
trabajadores y de compromiso con los casos de inasistencia escolar; y 2) el uso adecuado
del tiempo fuera del ámbito escolar que se debe ofrecer a NNA para su buen uso en pro de
garantizar su permanencia y logro académico. Nos detendremos ahora en estos dos
procesos.

1) La escuela cómo ámbito para potenciar los factores protectores de los derechos de NNA
trabajadores. El trabajo en la escuela supuso para Proniño impulsar un método de
enseñanza que aprovechara la experiencia laboral que poseían los niños trabajadores, su

66
capacidad para asumir responsabilidades y, sobre la base de ello, que los maestros les
proveyeran un proceso de autoformación en el que los contenidos, metodologías,
organización y distribución del tiempo en el aula debían tener presente la situación
cotidiana del niño trabajador y motivarlo para que de manera paulatina se alejara del trabajo
infantil. Este principio de la intervención en la escuela se realizó en diversos planos.

En primera instancia, se tuvo claro que dado que los NNA que asisten al colegio y trabajan
simultáneamente valoran la educación escolar, se requería que los docentes apoyaran su
decisión de mantenerse activos en el colegio. Para ello se realizaron talleres con los
docentes para brindarles herramientas metodológicas que contribuyeran a fortalecer el
desempeño académico de NNA trabajadores, a desarrollar en el estudiante una
autopercepción positiva de sí mismos y de su motivación para el aprendizaje, y un disfrute
pleno de su permanencia en la escuela. (Alarcón 2008; Pica y Salazar 2008). Al respecto, es
elocuente la percepción del coordinador pedagógico del colegio Oswaldo Guayasamín de la
sobre sus alumnos trabajadores:

Los niños y niñas que han trabajado saben muchas cosas. En general, son excelentes
matemáticos. Los que migran son de amplios horizontes porque han convivido con
personas muy diversas y visto contextos muy distintos. Estas son fortalezas que deben ser
aprovechadas para desarrollar lo que todavía se percibe como debilidades en el aprendizaje
de estos niños. (Entrevista, Arturo López Rojas, febrero 2/2016)

En una segunda instancia, y como lo señalamos más arriba, uno de los factores de mayor
alto riesgo en el que se suele encontrar un estudiante que trabaja es la posibilidad de
desertar de la escuela. En este caso, Proniño tenía claro los factores que intervienen en la
decisión de un NNA de dejar de demandar una educación regular. Los cinco factores
interrelacionados son: bajos niveles de aprendizaje, repetición, falta de flexibilidad
curricular, problemas económicos de los alumnos y, frecuentemente, deserción temporal.
Estos elementos generan un círculo vicioso que comienza cuando los padres se dan cuenta
de que sus hijos no logran aprendizajes valiosos en la escuela, por lo que consideran más
importante que abandonen temporalmente sus estudios para hacer trabajos esporádicos y
aportar ingresos a la familia. De acuerdo con los maestros entrevistados, por lo general, el
proceso que sigue un estudiante en las anteriores condiciones es el siguiente: como los

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métodos de enseñanza no suelen atender las necesidades individuales de los alumnos, al
reintegrarse a clases les cuesta “ponerse al día” con la materia que aprendieron sus
compañeros de curso mientras ellos dejaron de asistir y, al no poder hacerlo, repiten el
grado. Transcribimos el testimonio de uno de ellos, con una gran capacidad de análisis y
autocrítica:

Sabemos que los logros académicos de cada estudiante son un activo que potencia su
capacidad para desempeñarse con éxito en la sociedad. Es por eso que no podemos dejar de
recalcar que si nos interesa superar las brechas de inequidad, la educación es una estrategia
poderosa, más aún en el caso de la inequidad educativa que viven los niños que trabajan.
De ahí que para nosotros hayan sido tan importante las enseñanzas que nos deja Proniño.
Para ello tenemos que revisar la “cadena educativa” con el objetivo de identificar los
eslabones débiles para proveer de oportunidades de aprendizaje a los estudiantes y destacar
las áreas que requieren intervención en las aulas, en la institución educativa, y en la
comunidad. Yo tengo muy presente que cuando se enfatiza el impacto que tiene los
maestros en las experiencias escolares de sus estudiantes que trabajan, se comprende la
importancia de proporcionar desde la dirección el apoyo necesario para asegurar el buen
cumplimiento de sus tareas. Este apoyo se traduce no solo en hacer visible que el problema
del niño trabajador está presente en las aulas sino en realizar un trabajo colectivo que
posibilite abrir un compás de comprensión con estudiantes que viven esta situación y
bridarles todo el apoyo para que no deserten de su derecho a estudiar. El reto es grande,
pues al hacer en nuestras jornadas de planeación el análisis y la evaluación de la equidad de
la educación, sabemos que debemos incluir no solo las oportunidades y los medios para
alcanzarla, sino la seguridad de que cada niño trabajador pueda lograr los resultados que
considera valiosos, en un marco en el cual hay un conjunto de normas aplicables para todos
los estudiantes como tener en cuenta las características y los contextos específicos de cada
estudiante y como cada uno requiere tratamientos diferenciados para transformar recursos
en capacidades, y esto no siempre se hace. Esta transformación resulta más difícil para los
estudiantes que trabajan, por lo cual se justifica un tratamiento especial para ellos y para
otros grupos tradicionalmente excluidos. (Entrevista a Pedro Lanceros, rector colegio
General Santander, febrero 3 de 2016)

68
Por otra parte, si bien en los talleres se reconocía que la problemática del trabajo infantil no
podía ser resuelta exclusivamente desde la escuela, evidenciar que la situación estaba
presente en las aulas de muchas escuelas demandó respuestas concretas para enfrentar la
deserción parcial o total, y la repitencia y el bajo rendimiento. El análisis por lo tanto
orientó a los maestros a tener en cuenta que la repetición significaba permanecer mayor
tiempo en la escuela, con los consecuentes gastos adicionales relacionados con la
participación en la escuela, y que podía ser aceptada solamente si no había otro modo
razonable para cumplir con los requisitos de aprendizaje necesarios para pasar de grado (es
el caso de los estudiantes trabajadores de bajo rendimiento que necesitan mayor cantidad de
tiempo). Por lo tanto, era una mejor opción buscar un incremento en la calidad de la
educación para permitir al repitente alcanzar mejores logros educativos en ese tiempo
escolar adicional o acortar el tiempo necesario para obtener un nivel dado de educación.
Por ejemplo, cuando los estudiantes utilizan textos de autoaprendizaje (educación
personalizada) los maestros pueden dedicar más tiempo al trabajo con los estudiantes de
bajo rendimiento. Así lo reconocieron los maestros de las IE visitadas:

El reto para la escuela también es doble: lograr una educación compatible con la cultura y
el lenguaje que los niños traen de su familia y lograr que todos alcancen las bases
universales de conocimiento y aprendizaje independientemente de su condición social. Así
no parezca, porque no le estoy hablando de contenidos académicos, esto mejora la calidad
de la educación o su impacto, que no es lo mismo pero es igual. (Entrevista a Pedro
Lanceros, rector colegio General Santander, febrero 3/2016)

Para prevenir el trabajo de los niños o retirarlos del mercado laboral, los de Proniño
desarrollaron la estrategia en la inserción o reinserción del niño en la escuela. Las becas de
estudios, el cubrimiento de los costos iniciales que debe cubrir la familia cuando inicia el
año escolar para enviar a sus hijos a la escuela, la atención personalizada en la contra
jornada escolar para el cumplimiento de las tareas y prevenir el rezago académico, las
jornadas deportivas y artísticas, todas estas actividades forman parte de la estrategia que
Proniño brindó a los niños trabajadores. Estas acciones fueron necesarias, y sin lugar a

69
dudas ayudaron a combatir el flagelo del trabajo infantil. (Entrevista a Liliana Martínez
orientadora pedagógica, Colegio La Belleza, febrero 4/2016)

2) Uso adecuado del tiempo libre para garantizar la permanencia y logro académico de
NNA trabajadores.

Al promover el buen uso del tiempo libre en la contra jornada escolar Proniño buscaba
tener a la vez impactos sobre la calidad y el logro educativo de NNA trabajadores y el
desaliento del trabajo infantil. La estrategia Jornada complementaria, propició el
aprendizaje desde experiencias significativas con el objetivo de desarrollar no solo las
habilidades de pensamiento, sino también habilidades de convivencia.

Adicionalmente, Proniño realizaba acciones para ocupar el tiempo libre de los niños y niñas
de acuerdo con sus competencias, habilidades e intereses, en diversas actividades como
escuelas de formación deportiva y artística, formación en desarrollo humano y proyecto de
vida. Trabaja además en acciones de sensibilización a padres, niños y docentes. El siguiente
testimonio es diciente al respecto:

Con Proniño entendí que el simple hecho de ir a la escuela no aseguraba el derecho a la


educación, pues en la realidad esto no sucede en muchos casos por las condiciones en que
muchos niños y niñas transitan su escolaridad, por ejemplo: los niños trabajadores!! Por eso
hoy tengo claro que queda bastante por hacer y poner atención y empeño para mejorar el
proceso de aprendizaje de los estudiantes que estudian y trabajan, pues su situación los
coloca en desventaja frente a los que no trabajan y de ahí que sea tan importante su
atención en la contra jornada escolar, porque allí ellos son atendidos en el colegio con el
propósito de en reforzar sus capacidades para que logren un buen desempeño académico.
Ahora que sabemos que Proniño no continuará en el colegio pienso asegurarme de que los
estudiantes que trabajan sean los primeros beneficiarios de programas como 40 x 40,
auxilio de transporte y refuerzo nutricional, de lo contrario todo lo ganado está perdido. Ir a
la escuela o estar escolarizado no es suficiente para un niño trabajador. (Entrevista a Alba
Rosa Ruiz, orientadora pedagógica colegio Gerardo Paredes, octubre 23/2015)

De acuerdo con las voces de los entrevistados, los procesos en la escuela impulsados por
Proniño han sido relevantes en la solución del problema del trabajo infantil y han dejado

70
instalada una visión sobre el problema entre los docentes que permite pensar que muchos
de ellos adquirieron un compromiso con la erradicación del trabajo infantil por la vía de
mejorar la experiencia educativa de los NNA trabajadores.

4. Medición de impacto y monitoreo de la acción social de Pro niño

Una herramienta de gran utilidad para chequear y reorientar a tiempo las decisiones
relacionadas con la ejecución del programa fie la herramienta de monitoreo de los niños
inscritos en Proniño. Se trata de un Sistema Internacional de Monitoreo –SIM– que, en el
plano internacional de ejecución, le permitió el programa Proniño hacer seguimiento a su
intervención social en diferentes países, específicamente en lo relacionado con los ejes de
actuación asociados al trabajo infantil y la calidad educativa.

Este monitoreo se realiza mediante un panel de indicadores que semestralmente suministran


información sobre el itinerario educativo y social de los NNA beneficiarios y su situación
respecto al trabajo infantil.

Este sistema de información se alimenta de dos maneras. Por un lado, por medio de lo que
en el medio se conoce como “datos Proniño”, recolectados a partir de una serie de
formularios que se diligencian en el momento de ingreso del niño(a) en los que se registra
las actividades en las que se inscriben y medidas de trabajo infantil que se diligencian con
las familias. Se trata de 12 formularios diseñados para tal fin. Cada ONG se encarga de
actualizar esta información y de subirla al sistema. Los funcionarios de la Fundación
Telefónica disponen de un código por niño inscrito en el programa que les permite saber
todo lo relacionado con él dentro del programa. Ahora bien, el acceso a esta información es
de uso restringido debido a las normativas de protección de información todo lo
relacionado con cada niño. Infortunadamente, la confidencialidad de la información no les
permite ofrecer identidades reales a personas ajenas a la Fundación Telefónica (Entrevista a
Albiryan Moreno Torres, Jefe de Programas Sociales de la Fundación Telefónica.
Noviembre 5/2015)

Esta herramienta que posibilita la sistematización de información sobre el desarrollo del


programa le permitió a Proniño adelantar una permanente retroalimentación sobre su acción
para introducir cambios tácticos en su diseño. Por ejemplo, los resultados del SIM en el año

71
2011 alertaron a los líderes del programa sobre los problemas que representaba una extensa
temporalidad de permanencia de NNA en el programa sujeta al ingreso en la menor edad
posible hasta su graduación como bachilleres.

El programa delimitaba las edades de los niños atendidos desde los siete (7) años hasta
cuando se graduaban de bachillerato. El SIM me permitió identificar que cada mes se
retiraban entre nueve o diez niños y empezamos a revisar pero ¿por qué sucede esto? En ese
momento, pudimos evidenciar que a los seis meses después del ingreso se presentaba el
mayor número de bajas y se repetía año tras año. Concluimos qué la intervención era poco
eficiente y la alta rotación incrementaba los costoso de implementación del programa.
(Entrevista a Albiryan Moreno Torres, Jefe de Programas Sociales de la Fundación
Telefónica. Noviembre 5/2015)

El SIM nos permitió realizar ajustes significativos al proceso de intervención; el programa


atendía a los niños desde que entraban hasta que se graduaban de bachilleres. Por ejemplo:
Se establecía una línea de base de 500 niños que ingresaban al programa a x edad y que
permanecían como beneficiarios hasta que se graduaban de bachilleres. Sin embargo, esta
corte inicial año tras año presentaba un alto índice de rotación porque los niños salían del
programa por diferentes razones: la familia se trasladaba a otro lugar de residencia en
búsqueda de mejores oportunidades de trabajo, o en búsqueda de mejores condiciones de
vida, o por reunificación familiar, así como por razones humanitarias. Al analizar los altos
índices de rotación se estableció un indicador de medición para que diera cuenta de las
bajas en el programa. Al analizar su comportamiento sé toma la decisión que la
permanencia de los niños en el programa sería únicamente por tres años y los niños a ser
atendidos por este deberían tener entre 10 y 14 años de edad. Con los niños que no estaban
en este grupo etario se inicia un proceso paulatino de egreso y se deriva su atención a otras
redes locales y distritales. Esto sucedió entre 2012 y 2013 y nos permitió tener una
intervención más eficiente. (Entrevista Alba Zapata Directora General Corporación Juntos
Construyendo Futuro, ONG operadora del programa Proniño, noviembre 12/2015).

Unos de los indicadores más relevantes del SIM es el referido a la tasa de retiro del TI y
tasa de disminución de horas trabajadas. Estos indicadores son más difíciles de calcular que
los vinculados a la escolarización, en donde existe una fuente concreta e identificable de

72
datos a través de las instituciones educativas. La situación de participación de los NNA en
el mercado laboral es más compleja y difusa, y requiere de técnicas de recopilación y
consolidación de datos. Por ello, lo que se hizo fue entregar a las organizaciones no
gubernamentales herramientas metodológicas para adelantar proceso de observación y
sistematización de información.

En Colombia existe el Sistema de Información Integrado para la Identificación, Registro y


Caracterización del Trabajo Infantil y sus Peores Formas, SIRITI, creado por el Ministerio
de Trabajo. Sin embargo en ese sistema no es posible acceder a la información en tiempo
real, es decir, usted no puede saber dónde está su cada niño, no sabe si un niño dejó de
trabajar, por qué, cómo, y cuántas horas, esa información no es posible registrarla en el
SIRITI. Por el contrario, en el SIM esta información sí se registra, es posible saber cuántas
horas de trabajo dejó de trabajar un niño, si se retira, por cuánto tiempo, si reincide, en qué
tipo de trabajo lo hace; puedo conocer el tipo de trabajo infantil en cuál más se demora el
niño en retirarse. Tengo datos del tiempo real. (Entrevista a Albiryan Moreno Torres, Jefe
de Programas Sociales de la Fundación Telefónica, noviembre 5/2015)

La diferencia con el SIRITI radica en que el SIM es un sistema que procura tener en cuenta
numerosas variables para la toma de decisiones. En el medio empresarial se conoce como
Business Intelligence y se utiliza especialmente entre agentes de negocios. Ahora bien, es
importante tener en cuenta que el acceso a la información que maneja el SIM está limitado
a las ONG que hacen parte del programa, es decir, su información no es de acceso público.
El SIM es una plataforma de carga de datos, estos datos arrojan una información y esa
información nos permite derivar un análisis de los resultados de la implementación del
programa. A las ONG operadoras nos asignan un usuario para ingresar datos, tales como:
información sobre los centros de atención, sobre las escuelas, sobre los niños, sobre las
actividades que se realizan mes a mes. Así mismo, sobre la situación educativa de los niños
respecto a la promoción escolar al final del año escolar, información de las alianzas que
establecemos en pro de los resultados del programa, temas de movilización y
sensibilización como programas radiales y el seguimiento control y monitoreo a las
actividades información de situación de trabajo infantil. Por ejemplo: Si un niño es retirado
de TI, podemos identificar que un año atrás trabajaba y ya no lo hace; cuántos niños están o
no trabajando o si hubo retiro o reincidencia. Esta información se constituye en el insumo

73
para elaborar el informe cualitativo que entregamos a la Fundación Telefónica
trimestralmente.

En el sistema se asigna a cada niño un código alfa numérico por cuestión de protección de
datos que nos permite validar la calidad de la información por ejemplo: si el número de
documento de identificación está bien, situación de trabajo y situación escolar. Así mismo
podemos evidenciar el estado de vulnerabilidad del niño trabajador y dependiendo del
formulario en el que yo ingrese puedo encontrar las variables que están afectando esta
situación para realizar acciones en el terreno. Es un sistema de seguimiento muy potente.
(Entrevista a Donny Mauricio Merchán. Gerente Gestión de proyectos. Corporación Juntos
Construyendo Futuro. Noviembre 17/2015 y enero 6/2015)

El SIM se complementa con un sistema de información estadística al que se accede por


medio de la base de datos Pentaho, que integra datos y arroja reportes, a la cual solo tienen
acceso los funcionarios de las ONG operadoras y Telefónica. Pentaho alimenta una base de
datos y filtra la información que se necesite. Por medio de ésta base de datos, los
funcionarios de las organizaciones pertenecientes a la red de países que articula el
programa Proniño pueden acceder a información sobre los demás países de Latinoamérica.

La complementariedad del SIM y Pentaho nos permite comparar lo que sucede en


Colombia con lo que sucede en otros países, o comparar lo que sucede en dos municipios
de Colombia, e incluso recabar información sobre lo que sucede con el Programa por
institución educativa. (Entrevista a Donny Mauricio Merchán. Gerente Gestión de
proyectos. Corporación Juntos construyendo Futuro, enero 6/2015)

Esta herramienta, se desarrolló bajo la coordinación técnica de la Fundación Accenture y


fue validado con las ONG aliadas. Se constituyó en una fuente de información fundamental
para la toma de decisiones y para la rendición de cuentas respecto a las intervenciones de
Proniño. Con ella Fundación Telefónica dispone de una herramienta transferible a otras
organizaciones cuyo máximo valor radica en la gestión del conocimiento.

74
Capítulo 4

La alianza público-privada para la atención de la niñez trabajadora.

El caso de la Secretaría de Educación de Bogotá y su asociación con la Fundación


Telefónica Colombia

Cómo se concibió la alianza

La situación que congregó a la Secretaria de Educación de Bogotá y a la Fundación


Telefónica Colombia para buscar una alianza para la puesta en práctica de una estrategia
que posibilitara el fortalecimiento de la atención educativa como medida que desincentivara
el trabajo entre los NNA trabajadores que asisten a los colegios distritales en Bogotá fue el
resultado de la articulación de escenarios y políticas que se encontraban en proceso hacia
mediados y finales de la década pasada en Colombia (2004-2008).

El punto de partida de tales procesos tiene un punto de referencia importante en los análisis
e investigaciones que por entonces se había adelantado sobre del cumplimiento de los
derechos de NNA y sobre cómo el trabajo infantil representaba un obstáculo para su
cumplimiento (Moreno, C. & Duarte, D. (2005); Liebel, Manfred (2006); Urueña, S, Tovar, L. &
Castillo, M. (2009); Pinzón, A, Briceño, L, Botero, J, Cabrera, P. & Rodríguez, M. (2006).).

Estos trabajos estudios mostraban que el tema de los NNA trabajadores se hallaba
estrechamente relacionado con el tema del cumplimiento del marco de derechos de este
segmento de la población, el cual en Colombia se amplió radicalmente en la CP- 91. A la
vez, evidenciaban una baja capacidad por parte del Estado para cumplir sus funciones de
garante, y de la familia y la comunidad de fungir como corresponsables para promover y
restituir los derechos de los ciudadanos más jóvenes de nuestro país (Casteras, D. 2009).
Las causas del problema articulaban factores políticos, sociales, económicos y culturales
como la pobreza, la exclusión y el impacto del conflicto armado y la ausencia de un marco
orientador y regulador de las intervenciones dirigidas a la niñez trabajadora colombiana en
general. En el caso específico del Distrito Capital, a lo anterior se sumaba la ausencia de
articulación y coordinación entre los planes y programas de las instituciones que atendían el

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problema, agudizada por la visión sectorizada de las intervenciones, la baja calidad de los
programas, los precarios sistemas de información y la ineficiencia de la gestión en el
ámbito local (Cf. Entrevistas 1 y 3, Urueña, S, Tovar, L. & Castillo, M. 2009). La situación
requería por lo tanto de la construcción de herramientas y líneas de acción capaces de
incidir en la gran complejidad que revestía el problema.

El gobierno de Bogotá poco a poco definió líneas y campos de intervención para que sus
diferentes instituciones le hicieran frente al problema. Para el año 2006, la SED decidió que
dada la especificidad de su campo de intervención, su línea de acción frente al trabajo
infantil se distanciaría del objetivo de la erradicación per se −que el contexto del gobierno
de la capital este objetivo lo abordaba la Secretaría de Integración Social del Distrito− y se
enfocaría en la des-incentivación del trabajo infantil a partir de una oferta educativa de
calidad.

El principio rector de sus decisiones al respecto propuso que por la vía del cumplimiento
del derecho a la educación de todos los NNA se podía generar entre ellos transformaciones
personales significativas, y que a partir de la construcción del sentido que nace de la
asistencia al colegio y de la participación en los procesos de formación y socialización que
allí se les ofrecía se lograría que ellos mismos fueran agentes de su desvinculación del
trabajo.

De allí surgió la idea de crear una estrategia para la Des-incentivación del trabajo infantil
en Bogotá. Esta tenía el propósito de establecer, en un marco institucional y en un sistema
de gestión local, el reconocimiento de los derechos de los NNA trabajadores, así como la
ampliación de las coberturas de atención y la cualificación de las intervenciones públicas y
privadas en el sector educativo con el fin de empoderar a las familias y a la comunidad
local para desincentivar el trabajo que realizan NNA en Bogotá. En el camino, se vio la
necesidad de generar una alianza con el sector privado para empujar y llevar a efecto la
estrategia.

El desarrollo de la alianza SED-FT

Como toda política pública, la de des-incentivar el trabajo infantil en Bogotá requería de


elementos básicos como información sobre el problema, instrumentos legales y medios de

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implementación de acciones, incluidos los recursos financieros y las capacidades
organizacionales para llevarla a efecto. Como se vio en el capítulo anterior, en el caso de
las políticas nacionales para la erradicación de todas las formas de trabajo infantil, el marco
internacional había empujado hasta cierto punto la toma de decisiones en el plano nacional
(Ministerio de la protección Social, OIT), y los estudios e investigaciones (Lety Margarita
Bohórquez 2010) arrojaban cifras y conceptos para abordar el problema. Para poner en
marcha una política distrital se requería ahora de los medios financieros y de la definición
de acciones institucionales coordinadas. En este contexto, se dio la alianza entre la SED y
la FTC para la atención al problema de la niñez trabajadora.

Los antecedentes de la alianza se pueden resumir de la siguiente manera. En 2004, una vez
el estado colombiano suscribió la Convención de los Derechos del Niño, la administración
distrital priorizó la formulación de una Política de Infancia y Adolescencia para el Distrito
Capital, que procurara la protección y la garantía de todos los NNA en la ciudad. El
carácter urgente con el que el gobierno de la ciudad decidió hacerle frente a este problema
se vio reflejado en la formulación del documento “Política por la Calidad de Vida de Niños,
Niñas y Adolescentes de Bogotá 2004-2008”, el cual amplió su alcance en el documento de
política “Infancia y Adolescencia en Bogotá D.C. 2011-2021”. Este último propuso una
comprensión más integral del problema al inscribir el tema en los NNA como sujetos de
derecho.

Como señalamos en el capítulo anterior, si bien la política de Infancia y Adolescencia


enunciaba las bases conceptuales, los principios fundamentales y las características y
problemas de la población de NNA en Bogotá había dejado de lado: 1) la formulación de
estrategias para responder a estos problemas, y 2) la definición de un camino para que el
gobierno del DC pudiera cumplir con los principios de protección integral de los NNA y su
garantía de derechos.

En 2008, la administración distrital le ordenó a la Secretaria de Educación una contribución


sustancial a la búsqueda de respuestas para llenar este vacío e “identificar y dar respuesta a
las necesidades de esta población superando todo tipo de exclusión desde una perspectiva
del derecho humano con acceso, participación y aprendizaje exitoso a través de una
educación de calidad para todos”. Con este mandato, la subdirección de Inclusión e

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Integración de Poblaciones de Bogotá inició un debate interno que combinó los aportes de
la investigación académica y la perspectiva administrativa para enfrentar el problema del
trabajo infantil. El proceso fue fructífero e iluminador, como lo recuerda una de las
funcionarias entrevistadas en la SED

En el año 2008 se abre en la Subdirección de Integración un espacio académico en


el que se discute y reflexiona sobre el problema de la niñez trabajadora. Desde este
espacio de debate, en el que participan profesionales de la SED, se propuso trabajar
en la línea del acceso y la permanencia en sistema educativo, puesto que esta línea
de trabajo se enmarcaba en nuestros principios misionales y se diferenciaba de la
atención integral, por fuera del sistema educativo, que le correspondía atender a la
Secretaria de Integración Social. Debíamos trabajar como aliados pero cada una
desde su foco de atención.

Igualmente, la política de gratuidad, cuyo propósito era el acceso universal de todos


los NNA de Bogotá, fue otra razón importante que nos impulsaba a trabajar en esta
línea17. Es decir, una política que anteriormente estaba focalizada pasó a
constituirse en una política universal y, por tanto, en la SED estábamos en la
obligación de definir una estrategia que garantizara el acceso a la educación a los
todos los NNA trabajadores18 (Entrevista a Sandra Carvajal, profesional Secretaría
de Educación Distrito Capital, noviembre 18/2015).

El ejercicio de debate interno en la SED posibilitó que el equipo técnico de la Dirección de


Inclusión e Integración de Poblaciones de la misma modificara la orientación y concentrara
su acción en pro de la niñez trabajadora. Se requirió entonces identificar un proyecto o
programa que tuviera foco en la escolarización de NNA trabajadores y que a la vez
trabajara con las familias de estos niños para provocar cambios en sus actitudes ante la
                                                                                                                       
17
 En  2010  se  logró  garantizar  el  acceso  a  la  educación  pública  totalmente  gratuita  a  todos  los  niños,  niñas  y  jóvenes  
registrados  en  el  sistema  educativo  oficial  del  Distrito  Capital.  
 
18
  A partir de 2010, con la aplicación de la Resolución 2580 del 27 de octubre de 2009, el 100% de los estudiantes de los
colegios oficiales de Bogotá pudieron acceder al sistema educativo sin cancelar valor alguno por los derechos académicos
y servicios complementarios. En este sentido, el Distrito Capital se consolidó como la primera ciudad del país en alcanzar
gratuidad total al 100% de la población escolar registrada en su sistema educativo oficial, logrando materializar el derecho
a la educación y eliminando los costos educativos a las familias que acceden a la educación oficial. La gratuidad
contempló el otorgamiento de subsidios por asistencia. Estos subsidios consisten en una transferencia monetaria que se
paga a la familia bimestralmente con la condición de que NNA asistan al colegio todos los días de clase. En caso de
inasistencias al colegio, se les descuenta el equivalente al valor del subsidio diario.
 

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educación y el trabajo infantil. Este segundo componente se había tornado esencial, pues el
argumento de que si no se modificaban los hábitos y las prácticas que legitimaban el trabajo
infantil en el ámbito familiar, los efectos de las intervenciones públicas no podían ser
sostenibles en el largo plazo. De este modo, se modificaron las circunstancias históricas del
análisis del problema, y la Dirección de Poblaciones tuvo que definir no solo una visión
que priorizara el objetivo, sino vías de solución dispuestas a establecer alianzas con otros
sectores, organismos y entidades públicas y privadas para atender el problema.

En un primer momento, la SED se asoció con la Caja de Compensación Colsubsidio para la


implementación de proyectos lúdicos que contaron con la participación de NNA
trabajadores y se desarrollaban en la contra-jornada escolar. Sin embargo, una vez se re-
direccionó el enfoque del problema hacia la escolarización y la participación de las familias
en la des-incentivación del trabajo infantil, la alianza con Colsubsidio mostró sus
limitaciones. Las actividades desarrolladas por esta entidad no eran coherentes con la nueva
interpretación del problema.

La situación demandó de la Dirección de Inclusión e Integración de Poblaciones de la SED


la búsqueda de un socio estratégico que estuviera interesado en aunar esfuerzos y recursos
técnicos, administrativos y financieros para el desarrollo de acciones y estrategias que
redundaran en el fortalecimiento de la atención integral buscada. Para entonces la
Fundación Telefónica ya se encontraba desarrollando el programa Proniño, el cual se
ubicaba precisamente en esta línea de trabajo.

El programa Proniño de la FTC contaba para entonces con una legitimidad técnica derivada
del conocimiento que sus funcionarios detentaban sobre el tema, una amplia experiencia e
información a su disposición (estudios relevantes, estadísticas pertinentes) y participación
en diferentes espacios nacionales e internacionales que le otorgaban un papel protagónico
en su recorrido. Para 2008, el Programa se presentaba como pionero en el manejo del
problema de la infancia trabajadora en Colombia y Latinoamérica. En sus líneas misionales
la Fundación Telefónica reconocía además la importancia de buscar una activa
participación en la construcción de espacios públicos y, por lo tanto, en la toma de
decisiones que pudieran incidir en las políticas públicas En este sentido, el programa
Proniño se encontraba interesado en generar soluciones que posibilitaran el escalonamiento

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de las actividades que les habían dado buenos resultados en la lucha contra el trabajo
infantil en Colombia y Latinoamérica.

Para la FTC la creación de alianzas con instituciones del sector público era un elemento
esencial para incidir en diferentes escenarios y niveles (local, nacional, regional o global),
encontrar afinidad con otras organizaciones y trabajar en redes que complementaran sus
fortalezas, minimizaran sus debilidades y le dieran mayor fuerza y legitimidad a sus
argumentos. A la Fundación la movía el interés de convertirse en un referente para dar una
respuesta efectiva al problema del trabajo infantil. La misma funcionaria citada más arriba
comentaba como se apreciaba esta alianza desde la SED:

En la Secretaría veíamos el trabajo en alianza con la FTC como una oportunidad


para cofinanciar y multiplicar los recursos destinados para impulsar estas políticas.
La FTC tenía una amplia experiencia con Proniño, que era un programa de
Fundación Telefónica que ya llevaba algunos años trabajando por la erradicación
del trabajo infantil en América Latina. Trabajar de manera conjunta nos iba a
permitir ampliar la escala y el impacto de nuestras intervenciones. Esta alianza nos
permitía ensayar nuevas maneras de resolver problemas, y más específicamente
ampliar la perspectiva en temas relacionados con las familias de NNA trabajadores,
puesto que una de las preocupaciones permanentes para la FTC era entender mejor
las dinámicas que se instalaban en el interior de la familia y cómo era que estas
familias llegaban a utilizar estrategias de sobrevivencia que incluían situaciones de
trabajo infantil. También nos permitiría conocer y comparar diferentes iniciativas
pues Proniño como iniciativa social generada desde el sector privado, tenía un radio
de acción muy amplio a nivel de Latinoamérica. (Entrevista a Sandra Carvajal,
Profesional SED. enero 8/2015).

El resultado obvio fue el establecimiento de la alianza SED-FTC, la cual se inició sobre las
estructuras que para entonces ya había definido el programa Proniño.

La homologación de objetivos

En marzo de 2008 la SED adoptó el programa y suscribió con la Fundación Telefónica un


convenio de asociación para enfrentar el problema del trabajo de NNA en Bogotá. Ahora

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bien, ninguna de las dos entidades se encontraba en el mismo plano cuando decidieron
trabajar en alianza. La SED contaba con una línea definida en las posibilidades de su aporte
a la des-incentivación, mientras que la FT trabajaba en concordancia con las macro
políticas internacionales y se inscribía en la línea de la erradicación. La pregunta que
hicimos a las funcionarias de la alianza entrevistadas fue cómo lograron homologar sus
orientaciones para desarrollar un trabajo conjunto. Esto fue lo que ellas respondieron:

Lo primero que hicimos fue lograr claridad sobre el marco conceptual que orientaría
la acción. Para esto tuvimos que homologar conceptos y establecer el objetivo que
se esperaba obtener a partir de la implementación del programa Proniño. En este
sentido, desde la SED el énfasis estuvo en la importancia de reconocer que cada
persona posee una dignidad inalienable, que debe ser respetada por las leyes y las
instituciones, y en que lo que importa son las oportunidades o “capacidades” que
cada persona tiene, en áreas clave que van desde la vida, la salud, la educación y la
integridad física hasta la libertad política, la participación política y la educación.
Como entidad pública,  como mínimo, debíamos reconocer que todos sus ciudadanos
tienen derechos en estas y otras áreas, y debíamos elaborar estrategias para poner a
la gente por encima del nivel umbral de oportunidades en cada una. Otro aporte de
la SED fue incorporar en el programa el tema de enfoque diferencial, incluido el
enfoque de género. En el trabajo infantil el género es una de las variables que tienen
mucho peso, culturalmente las niñas son las que están concentradas en labores del
hogar y este es una trabajo cotidiano que nunca para, y los niños son los que salen a
hacer con sus padres a hacer trabajos que requieren esfuerzo físico, cargar, cotear.
Eso por una parte, y por otra, nosotros aportamos la línea metodológica de cómo
llegar a trabajar con las directivas de las instituciones escolares, los rectores
principalmente, y sobre cómo trabajar con los docentes para lograr una verdadera
articulación de objetivos (Entrevista a Sandra Carvajal, Profesional SED. enero
8/2015).

En la FTC se generó una agenda de investigación con el fin de lograr una mejor
comprensión sobre el fenómeno del trabajo infantil y sus determinantes. Esto nos
permitió llegar a la alianza con claridades conceptuales que sirvieron de base para la
construcción del marco conceptual que nos orientaría. Se identificó que trabajos se

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había realizado sobre el tema y quienes eran los investigadores que podían brindar
asesoría. El resultado fueron dos documentos adelantados por un equipo de la
Universidad del Rosario y de la SIM, la Fundación de Estudios Econométricos y
Sistémicos de Medellín. Estos estudios no solo brindaron un marco conceptual
sobre trabajo infantil, sino que identificaron dos tipos de trabajo infantil: niños que
se dedican exclusivamente al trabajo y niños que estudiaban y trabajaban. Pensando
en una línea de intervención coherente con las líneas de trabajo de la empresa se
tomó la decisión de trabajar exclusivamente con la segunda de estas categorías de
trabajo infantil. (Entrevista a Albiryan Moreno Torres, Jefe de Programas Sociales
de la Fundación Telefónica. Noviembre 5/2015)

Así, se unieron experiencias y esfuerzos de manera mancomunada. Ahora Proniño


ampliaba sus objetivos al cruzarse con los de las políticas públicas del Distrito Capital

La institucionalización del programa

Toda política pública involucra momentos que van desde la definición del problema, la
fijación de la agenda y la toma de decisiones para la implementación de acciones, hasta la
evaluación de sus efectos o resultados. Tanto los procesos de formulación como los de
ejecución son procesos fluidos en los que sucede la intervención de diversos actores. En el
apartado anterior expusimos la coyuntura que favoreció la conformación de la alianza
estratégica público-privada entre la SED y la FTC para desincentivar el trabajo infantil. La
alianza se pactó sobre la base de que ambos socios contaban con fortalezas para generar
aportes y recursos financieros que, de manera complementaria, asegurarían el logro de los
objetivos trazados. Además, compartían una valoración positiva sobre la contribución de la
educación básica y media a la construcción de ciudadanía, y sobre la fuerza de la
escolarización para frenar el trabajo infantil. Ambas entidades se identificaban en que la
superación del trabajo infantil pasaba por la garantía de uno de los principios básicos de la
Política de Infancia y Adolescencia de Bogotá:

“…[d]el acceso y la permanencia de los niños, las niñas y los adolescentes en el


sistema educativo, el fortalecimiento de sus familias, el disfrute de la oferta cultural,
deportiva y recreativa, y el acceso a los servicios de salud necesarios para su

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desarrollo y protección integral de sus derechos” (Documento de Política de
Infancia y Adolescencia de Bogotá 2010-2012).

Una vez se reconoció que existían intereses, beneficios y metas compartidos, se definieron
los aportes de cada socio y, como se expuso en el punto anterior, se homologaron sus
visiones del problema. Se produjo entonces un esquema colaborativo en la alianza, en el
cual a pesar de la diferente naturaleza de cada actor se decidió aunar esfuerzos y construir
objetivos comunes en escenarios de confianza, legitimidad para trabajar por el desarrollo de
una visión conjunta del problema y para enfrentar el trabajo infantil en Bogotá,.

Con el fin de brindarle perdurabilidad a la alianza se construyó su institucionalidad en los


marcos de una interacción con compromisos y funciones definidas por escrito. Esta
formalidad fue importante para que los objetivos y la alianza tomaran cuerpo.

El Plan Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil ordena que la formulación del
tema de la erradicación del trabajo infantil en las agendas públicas de gobernadores
y alcaldes, y el direccionamiento de los recursos para el cumplimiento de este
mandato. En la búsqueda de aliados para implementar estrategias tendientes a la
prevención y erradicación de las peores formas de trabajo infantil la Fundación
Telefónica se constituía en un buen aliado pues nos necesitamos mutuamente. Fue
así como nos encontramos con la SED y decidimos, venga yo le ayudo a usted a
ejecutar su política, yo pongo una parte y usted ponga otra. Desde el inicio los temas
siempre fueron planteados con total transparencia y se logró un nivel de diálogo que
permitió superar los desacuerdos. Hay que destacar que un punto a favor de la
alianza fue que en este caso las instituciones mantuvieron sus representantes desde
el inicio, y esto permitió generar lenguajes comunes, además de conductas abiertas
y participativas superando los propios intereses institucionales. (Entrevista a
Albiryan Moreno Torres, Jefe de Programas Sociales de la Fundación Telefónica.
Noviembre 5/2015).

Desde la SED se tenía claro que siempre los proyectos estaban condicionados por
muchas causas, la mayoría de las veces por escasez de recursos y de identificación
de elementos que actuaran de manera positiva en el diseño y gestión de los
proyectos de las asociaciones público-privadas, que permitieran ahorrar esfuerzo y

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disminuir riesgos de fracaso. El concepto de Responsabilidad Social Empresarial
que maneja la FTC es interesante, pues la lleva asumirse como corresponsable en la
configuración de la vida de la población objeto de su intervención. En este marco,
aunque muchas empresas dedican una parte de sus utilidades a la financiación de
programas sociales en poblaciones vulnerables, los que experimentamos trabajando
con la FTC era que la empresa misma (Telefónica) se había convertido en una aliada
importante para gestionar proyectos puntuales. Sin lugar a dudas nos habíamos
asociado con la fundación empresarial que en Colombia cuenta con la mayor
experiencia en el tema de trabajo infantil. (Entrevista a Sandra Carvajal, Profesional
SED. enero 8/2015).

La alianza creó los mecanismos y adoptó varias directrices para facilitar la cooperación. El
mecanismo de negociación implementado para la coordinación de trabajo en el marco de la
alianza fue el establecimiento de un Comité Técnico, instancia que permitió optimizar,
racionalizar y establecer canales de comunicación eficaces entre la SED y la FTC. La
participación activa de ambos socios en este comité generó un proceso estructurado para
dar solución a cualquier problema que afectara la implementación del programa.

Aunque para este caso el tema y/o motivos de establecer una alianza surgieron por
las tendencias que dictaba la agenda pública educativa distrital, se destaca la
disposición de la SED para escuchar y valorar la producción de conocimiento, las
investigaciones y materiales generados por la Fundación Telefónica y para adaptar
estas experiencias al proyecto que conjuntamente realizamos. Los Comités
Técnicos, por ejemplo, fueron la instancia en la que se definieron los cronogramas y
los planes de trabajo, donde se establecieron formalmente sus integrantes, se
definieron sus roles, responsabilidades y funciones específicas dentro del mismo y
todo quedó consignado en el reglamento operativo. La cabeza de la Secretaría
Técnica fue ejercida por la SED por medio de un profesional de planta con los
conocimientos y experiencia que se requerían para tal fin. Fue en los espacios que
nos ofreció el Comité Técnico donde homologamos lenguajes, compartimos

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intereses, e iniciamos una ruta conjunta para llegar al concepto de
corresponsabilidad (Entrevista a Sandra Carvajal, Profesional SED. enero 8/2015).

Los aportes financieros

Estrategía de Des-incentivación del Trabajo Infantil en Bogotá


Inversión 2013-2015
Secretaría de Educación Total Inversión.
% aporte Fundación Telefónica -FT- % aporte
Entidad/ año de Bogotá -SED- Millones de
SED Millones de pesos FT
Millones de pesos pesos
2013 1.461 53% 1.291 47% 2.752
2014 1.093 61% 704 39% 1.797
2015 1.073 63% 617 37% 1.690
3.627 58% 2.612 42% 6.239

Fuente: Dirección de inclusión y poblaciones Secretaria de Educación del Distrito Capital

Los intereses y objetivos que convocaban a la SED y a la FTC generaron diferentes formas
de cooperación, entre las cuales el financiamiento fue central. Para ello se planificó el
incremento de aportes desde el sector público hacia el programa anualmente, de tal modo
que hacia el final del programa los recursos públicos equivalían a casi un 60% de aporte
total realizado al programa. Para ello se requirió de un esquema de operación para el nuevo
desarrollo del programa ya en manos de la alianza.

El primer acuerdo que se estableció fue el relacionado con el aporte y manejo de los
recursos financieros y técnicos. Para el caso de los recursos financieros en un inició la FTC
financió el 47% de la inversión. A diciembre de 2015 esta entidad aportó el 42% de los
recursos. La política del Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana incrementó los recursos
para este programa, como lo señalaba Sandra Carvajal, profesional responsable de
coordinar la estrategia de des-incentivación:

El incremento significativo de recursos asignados en el cuatrienio de la Bogotá


Humana fue lo que nos permitió pasar de atender ochocientos (800) niños en tres
localidades a 5.289 NNA trabajadores en 8 localidades.

Esto posibilitó alcanzar resultados significativos: 1) transformar el activismo inicial por


prácticas pedagógicas que apoyaron el desarrollo de las capacidades de los NNA

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trabajadores, y 2) formar a los docentes para compartir con la comunidad de padres de
NNA trabajadores su comprensión y conocimiento sobre la educación de sus hijos. Según
la misma funcionaria:

En el 2016 tendremos el reto de hacerlo sin contar con los recursos de la FTC. Sin
embargo con las lecciones aprendidas tenemos claro que debemos trabajar
mancomunadamente con otras entidades del sector público del nivel nacional y
distrital, para sostener la intervención en la realidad del día a día. Esto lo
alcanzaremos en la medida en que podamos fortalecer el trabajo que se desarrolla en
la Mesa Distrital de Prevención y Erradicación de Trabajo infantil. (Entrevista a
Sandra Carvajal, Profesional SED. enero 8/2015).

Esta alianza nos permitió aunar voluntades alrededor de esfuerzos comunes y de


largo plazo. La FTC contaba con disponibilidad de recursos y conocimientos
internos, que al aliarnos con la SED nos permitieron responder al reto de seguir
ampliando la cobertura del programa, duplicando, el número de niños y niñas
participantes. En la manera en que la SED y la Fundación Telefónica han construido
la ruta de cooperación, se evidencia una innovación social, porque bajo el concepto
de responsabilidad compartida en la atención a los retos de niñez trabajadora se
logró que en un mismo escenario se tengan recursos públicos y privados, y
experiencias de una entidad de carácter privado, generando respuesta a los niños
trabajadores en Bogotá. (Entrevista a Camilo Duque, Profesional Secretaría de
Educación del Distrito Capital. Noviembre 27/2015)

Resultados y pendientes

El proceso que se llevó a cabo durante ocho años, desde mediados de 2008 a la fecha,
articuló diversas etapas que dejan una experiencia valiosa de habilidades instaladas entre
sus funcionarios de la SED para atender problemas relacionados con la niñez trabajadora: la
preparación conceptual y teórica de un programa dentro de una alianza publico/privada, su
diseño metodológico, el diseño de instrumentos de registro de información, la orientación
de talleres, reuniones de análisis y retroalimentación de cada una las experiencias, y el
diseño y aplicación de los proyectos de aulas por parte de los docentes.

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Una de las claves de éxito que tuvimos con la SED para sacar adelante durante los
últimos tres años esta alianza, fue que nos exigimos mucho por construir juntos y
luego por viabilizar los resultados. (Entrevista a Sandra Carvajal, Profesional SED.
enero 8/2015).

Nuestro aporte a la SED en lo concerniente a los objetivos de la intervención


fueron: lograr el retiro sostenible de las niñas y niños incorporados al programa,
pero también, y de manera especial, contribuir a la construcción de entornos
familiares, comunitarios, escolares e institucionales adecuados para que tengan la
oportunidad real de construir Proyectos de Vida dignos como personas, trabajadores
y ciudadanos. (Entrevista a Alba Zapata, Directora general. Fundación Juntos
Construyendo Futuro. Noviembre 5/2015)

Puede afirmarse que este proceso se ha caracterizado por tener valores que
demuestran que las capacidades institucionales pueden convertirse en activos
comunes; fue evidente que el proceso desarrollado implicó un importante esfuerzo
en materia de reconocimiento de las relaciones existentes, ampliando el espectro y
generando un clima de confianza y mutuo beneficio (Entrevista a Camilo Duque,
Profesional Secretaría de Educación del Distrito Capital. Noviembre 27/2015)

Los resultados de esta alianza se presentarán de manera detallada con gráficas e indicadores
de cobertura e indicadores trabajo infantil: retiro de trabajo infantil y disminución de horas
y de indicadores de calidad educativa: retención, promoción escolar, niveles de ausentismo
y rendimiento escolar.

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Conclusiones

La recuperación de la memoria conceptual, metodológica y política del Programa Proniño y


de la alianza estratégica entre la Secretaría de Educación del Distrito Capital y la Fundación
telefónica de Colombia, queda en el horizonte de trabajo por la erradicación del trabajo
infantil un sin número de experiencias y la convicción de que aún se requiere de muchos
esfuerzo. Si como lo plantea el premio Nobel Amartya Sen, la pobreza no sólo se puede
definir en función de la escasez de ingresos, sino también como una privación de las
capacidades básicas, las nefastas consecuencias del trabajo infantil es que truncan como
ningún otro el desarrollo de las capacidades con las que cuentan las generaciones tempranas
de los sectores de más necesitados de la población del país para abrir perspectivas de
futuro. Como esperamos que haya quedado bien claro, un niño, niña o adolescente
trabajador tiene amenazados sus derechos fundamentales a la salud, la educación, el
crecimiento y el desarrollo, a la protección de la familia y no puede disfrutar del
esparcimiento y el juego. Lo más probable es que una vez vulnerados estos derechos,
quienes sobrevivan a estas lamentables situaciones en el futuro sean hombres y mujeres con
pocas posibilidades de mejorar su propia vida o participar de lleno y de forma provechosa
en la sociedad. También son altas las probabilidades de que, a su vez, sus hijos se vean
sujetos a condiciones de privación de los derechos fundamentales como las que vivieron
sus padres.

La magnitud del problema exige una dimensión integral como respuesta. Por lo tanto es
necesario que la erradicación del trabajo infantil pueda contar con un respaldo político
decisivo y ocupar un lugar destacado en los programas de los ministerios de Protección
Social y Hacienda, y en los programas de las entidades públicas que desarrollan políticas
sociales dedicadas al bienestar del niño a fin de que las medidas de política se cumplan.
Aunque se puede afirmar que, en general, todas las políticas públicas deben desempeñar su
rol en la prevención y erradicación del trabajo infantil, enmarcándose en las vías
institucionales para no quedar en el plano de las voluntades individuales o en el plano

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exclusivo de las organizaciones no gubernamentales o de carácter comunitario, las
alternativas institucionales tanto a nivel nacional como a nivel local, en los diferentes
sectores del ámbito público podrían enfocarse en brindar apoyo a las instituciones
educativas e irradiar allí una atención en salud, desarrollo, trabajo y justicia, entre otras,
articulando la participación de las familias de los NNA trabajadores.

Intervenir en el problema del trabajo infantil desde una perspectiva que enfatice su relación
con la educación no busca un atajo para enfrentar la complejidad del problema, sino
posicionar la educación como una vía privilegiada hacia la restitución de los derechos de
los NNA trabajadores que por su situación de trabajo les han sido vulnerados. El acceso y
la permanencia en un servicio educativo de calidad posibilitarán que los NNA cuenten con
una oportunidad de desarrollo individual y social. Esto, obviamente, le exige al sistema
educativo en general y a la escuela en particular cambios institucionales, articulación de
políticas públicas en distintos niveles, trabajo sistemático con las familias y apoyos
específicos a estos NNA. Abordar el problema desde sus distintos ángulos,
comprometiéndose en acciones multidisciplinarias que aprehendan la totalidad compleja de
la situación estuvo fue el objetivo principal de la alianza de la Secretaría de Educación
Pública y la Fundación Telefónica de Colombia para el desarrollo del programa Proniño
que hemos reseñado en este informe.

En adelante, la Secretaria de Educación de Distrito Capital deberá iniciar un camino


articulado de acciones; por un lado, en la escuela como institución donde las políticas
educativas deben visibilizar y actuar sobre el problema del trabajo infantil; por otro, en el
concierto de las políticas públicas y de las instituciones de nivel local que deben brindar
apoyos a la escuela para que ésta no pierda su especificidad pedagógica y a su vez pueda
dar curso a los problemas que involucran a la población que atiende, en este caso ante el
problema del trabajo infantil. Los canales institucionales públicos y privados deben
converger sobre el problema del trabajo infantil en forma articulada. Se requiere de
acciones más integrales. Los círculos de protección institucionales de infancia en torno a la
centralidad de la escuela deben ponerse en práctica y la retórica de la articulación de las
políticas públicas debe pasar a ser una realidad desde la definición presupuestaria de los
programas.

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Ahora bien, una mirada integral del problema exige renovados y mayores esfuerzos de
articulación del marco normativo y de los diferentes sectores de las políticas públicas para
sostener de manera simultáneamente acciones de protección especial que erradiquen en lo
inmediato las peores formas de trabajo infantil pero también políticas universales de
prevención y erradicación que alcancen a la infancia trabajadora y a sus familias para
efectivizar los derechos hoy vulnerados.

El Programa Proniño del Grupo Telefónica mostró lo que pueden hacer grandes empresas
del sector privado para apoyar la lucha contra el trabajo infantil. Además de contribuir a
erradicar el trabajo infantil mediante una escolarización se puede obtener logros educativos
en las trayectorias escolares que mejoren la calidad y aseguren la retención brindando las
herramientas necesarias para la construcción de un proyecto de vida a los NNA
trabajadores en nuestro país.

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