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CARRERA DE CIENCIAS POLICIALES

Y
SEGURIDAD CIUDADANA
ETICA POLICIAL

UNIDAD 1
ANTECEDENTES, PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS

CONTENIDOS
ANTECEDENTES DE LA ÉTICA POLICIAL
CONCEPTOS Y DEFINICIONES
MISIÓN DE LA POLICIA NACIONAL
PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2017-2021
PLAN NACIONAL DE TRANSPARENCIA Y LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN
CODIGO DE ÉTICA PARA EL BUEN VIVIR DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA

CRNL. ABG. ARTURO CEVALLOS A.

2017- 2017

ANTECEDENTES, PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS


INTRODUCCIÓN. -

ÉTICA Y RESPONSABILIDAD POLICIAL, José Miguel Colás Perís

“Lo equitativo, si bien es justo, no lo es de acuerdo con la ley, sino un correctivo


de la justicia legal. La razón de esto reside en que la ley es siempre algo
general, y que hay casos para los cuales no es posible recurrir a un enunciado
general que se les aplique con certeza. (...) Se ve entonces claramente qué es
lo equitativo, que lo equitativo es justo y que es superior a cierta clase de lo
justo.”

Ética a Nicómaco, Aristóteles, libro quinto

Es prácticamente imposible el conciliar de una manera efectiva la función de la


policía con los ciudadanos, sin que en la mayoría de las ocasiones salten
chispas. La ingrata función que los agentes del orden tienen que llevar a cabo,
en la mayoría de los casos, no son comprendidas por los ciudadanos que solo
ven que son perjudicados por esta función.

Rápidamente olvidan cuándo la policía ayuda y facilita su vida, raro es


encontrar que alguien se encuentra satisfecho. Aunque el balance de su
relación con los funcionarios policiales se decante en un número mayor de
intervenciones satisfactorias para el administrado, siempre, una sola actuación
que reprima alguna infracción cometida por él inclina la balanza en contra.

Por todo ello, la actuación policial debe ser rigurosa y conforme a unos
comportamientos éticos en los que el funcionario debe estar bien adiestrado.

Comportamientos éticos que se pierden, dentro del gremio, en rimbombantes


definiciones y disquisiciones etimológicas, sin llegar al contenido esencial de la
palabra y, sobre todo, sin responder a lo que demanda la sociedad.

La ética policial que debe imperar no debe ser algo encorsetado que no
evolucione con la sociedad. Cuando en la sociedad encontramos un problema,
éste requiere soluciones desde un prisma humano. Un prisma humano que
desde una visión extremadamente rígida de la ley no se puede satisfacer.

Es preciso conseguir que los agentes estén formados en este campo, es


preciso que se muevan con soltura en éste, dado que lo que hay en juego no
es una pieza de un proceso de fabricación sino personas, que dependiendo de
una u otra forma de actuar pueden ver seriamente lesionados sus derechos y
libertades.

La garantía de los valores democráticos es una de las tareas en las que la


policía tiene mucho que decir. El velar por esos valores otorga a estos
funcionarios una importancia elevada en el engranaje democrático.
Competencia que dependerá de su realización, de su efectividad.
Atrás dejamos las concepciones arcaicas de la Policía de otros tiempos, así
como la instrumentalización de ésta por los poderes públicos dominantes en
cada momento.

Es innegable que los funcionarios policiales no pueden ser neutrales dado que
como personas tienen sus propias escalas de valores, otra cosa es que se les
exija esa imparcialidad en el ejercicio de su función. Esta exigencia comporta
una preparación y una vocación que el funcionario debe adiestrar y aplicar y no
siempre se consigue, es por esto que se requiere un código deontológico para
ajustar unos valores mínimos.

A todo esto, hay que añadir la competencia delegada del ejercicio de la


autoridad, competencia que al ejercerse genera aún más, si cabe, más
antipatías, no porque no sea necesaria sino por lo que comporta: restricciones,
órdenes y coacción jurídica, entre otras, que no siempre se aceptan de buen
grado.

También es importante que el funcionario sepa ejercer esa autoridad de un


modo razonable y de acuerdo con unos principios éticos. Esto ayudará a que
ese ejercicio se mueva en unos niveles de comprensión mejores y, lo que es
más importante, a que sea entendido por el ciudadano como justos.

La observancia de determinados deberes que el funcionario debe cumplir, en


ocasiones, se enfrentan a dilemas morales, que ponen a prueba el buen hacer
del funcionario. ¿Debemos limitarnos a aplicar la norma y que sean los jueces
o los órganos administrativos sancionadores los que resuelvan los
expedientes? ¿o también tenemos que pensar en el sentido y las
consecuencias de las normas que tenemos que aplicar?

Se debe pensar antes de actuar en cada caso concreto y no limitarse


cómodamente a pasarle al órgano decisorio la resolución del problema, es
decir, debemos incluir las matizaciones propias de cada caso para que la
resolución sea más justa.

El modo de actuar que proponemos requiere utilizar una ética aplicada que nos
oriente para desempeñar una función más justa y adaptada a las exigencias del
momento y de la sociedad.

Como menciono en la cita anterior a esta introducción los policías nos debemos
a la sociedad, estamos inmersos en ella, tenemos que ser capaces de
sintonizar con los ciudadanos y establecer una estrecha colaboración entre
todos, basada en el respeto mutuo, solo así lograremos que el concepto de
autoridad de la policía se acepte y se considere como un eslabón importante en
la cadena de elementos que permiten organizar y mejorar la sociedad que
formamos entre todos.

Todas estas reflexiones nacen de las inquietudes que surgen a la hora de


ejercer una función apasionante, y a la vez complicada, como es la función
policial. Función que, a través de los tiempos, evoluciona pareja a la sociedad.
Función que ya preocupaba a los estadistas de antaño, estadistas que cómo
Sir Robert Peel, Ministro del interior inglés en la época Victoriana.

En el siglo XIX (1820), Sir Robert Peel introdujo una serie de importantes
reformas en la legislación penal británica. La más destacada es la creación de
la London Metropolitan Police (Policía Metropolitana de Londres), posiblemente
el primer cuerpo de policía moderno y futuro Scotland Yard. También promovió
cambios en el Código penal reduciendo el número de delitos sancionados con
la pena capital. Pero lo más destacable dentro del ámbito de los temas
policiales, se puede decir que fueron sus 9 principios en los que apostaba por
unas fuerzas de seguridad al servicio de la sociedad, desde una perspectiva de
la legitimidad. En este sentido, solo si las prácticas y actuaciones policiales
respetaban esa serie de principios, podían obtener la aprobación de la
sociedad. Así pues, para dotar de seguridad a la comunidad, la policía debía
ser fiel a los principios mediante los cuales la sociedad le otorgaba su
confianza.

Las actuaciones policiales debían estar acotadas por unos compromisos, que
adquirían los funcionarios policiales, con pleno convencimiento, orientados a la
excelencia en la consecución de sus fines.

Sir Robert Peel consideraba al Policía como un ciudadano de uniforme. Es


significativa esta afirmación puesto que para el autor la seguridad, o la función
policial, partía del consenso y de la misma sociedad. El respeto a los valores
ciudadanos era el pilar básico de su cometido. La prevención era el objetivo,
más que la represión. Consideraba que la cooperación de los ciudadanos era
fundamental. Una cooperación basada en el respeto y la confianza obtenida
por un ejercicio policial responsable, social y ponderado.

B ibliografia 1. Liderazgo Etico


Capitu lo 1.pdf Martin Gastelu m.mp4

CONCEPTOS Y DEFINICIONES. -

a.- Deontología: Conjunto de deberes profesionales que han de inspirar la


conducta de un profesional, los cuales proceden de reglas éticas y de
principios morales básicos.

b.- Ética: Es la rama de la filosofía que estudia los fundamentos de lo que se


considera bueno, debido o moralmente correcto. También puede definirse
como el saber acerca de una adecuada gestión de la libertad, pues tiene la
diferencia entre el bien y el mal basado en los valores universales.

c.- Ética Profesional: Es la ciencia normativa que estudia los deberes y los
derechos de los profesionales.

d.- Ética Policial: Parte de la filosofía que trata de la moral y las obligaciones
de cada agente policial, la cual establece la conducta que de manera
rigurosa estos deben exhibir; orientada al logro del cumplimiento del deber
mediante la recta razón inspirada en la moralidad.

e.- Código de Ética: Documento que fija normas que regulan los
comportamientos de las personas dentro de una empresa u organización.
Aunque la ética no es coactiva (no impone castigos legales), el código de
ética supone una normativa interna de cumplimiento obligatorio, ya que
trata de regular una actividad profesional.

f.- Coacción policial: Es la fuerza o violencia que ejerce un miembro de la


Policía Nacional a una persona para que realice o deje de realizar una
acción en contra su voluntad.

g.- Corrupción Abierta: Acto o conducta evidente de un agente policial que


aprovecha el ejercicio de sus obligaciones públicas para satisfacer
intereses económicos personales, familiares, de allegados o que capitaliza
las influencias y relaciones ligadas a su cargo, en beneficio personal.

h.- Corrupción Encubierta: Acto o conducta solapada o justificada con


argumentos falsos, de un agente policial que aprovecha el ejercicio de sus
obligaciones públicas para satisfacer intereses económicos personales,
familiares, allegados o bien utiliza las influencias y relaciones ligadas a su
cargo, en beneficio personal.

i.- Corrupción Administrativa: Es la realización de aquellas malas prácticas


relacionadas con la administración interna que pueden surgir en la
Institución.

j.- Corrupción Operativa: Es la acción que se presenta en la interacción


irregular de los agentes policiales con los ciudadanos y delincuentes.

k.- Conflicto de Intereses: Acción de choque, antagonismo o situación de


difícil salida que se da, cuando quien ejerce una función policial tiene
intereses privados que pueden beneficiarse de su actuación o decisión.

l.- Cómplice: Persona que sin ser autora del delito, coopere en su planeación o
ejecución.

m.- Discreción: Es la moderación que utiliza el agente policial en el manejo de


informaciones relativas al servicio; esta garantiza la moral accesoria de la
personalidad del agente a quien se le confía secretos.

n.- Deber: En sentido abstracto, es la obligación o exigencia de la moralidad


para hacer una cosa u omitirla.

ñ.- Equidad: Cualidad que consiste en tratar a cada uno según sus méritos o
condición, evitando que el hecho de favorecer a alguien, perjudique los
derechos de otros.
o.- Extorsión: Delito consistente en obligar a una persona a través de la
utilización de violencia o intimidación, realizar pago a fin de pasar por alto
actividades delictivas, u omitir un acto ilícito con ánimo de lucro y con la
intención de producir un perjuicio de carácter patrimonial o bien de la
persona intervenida, bien de un tercero.

p.- Espíritu de Cuerpo: Conciencia, convicción y sentido de pertenencia al


cuerpo policial, que propician y promueven al solidaridad, cooperación,
fortaleza, unidad y cohesión de sus miembros hacia fines y objetivos
institucionales; así como la lealtad a la Institución, fidelidad a sus mandos y
consistencia en la observación de los principios, valores, visión y misión de
la Policía Nacional plasmados en su Doctrina.

q.- Honestidad: Es el atributo que refleja el recto proceder con decencia,


decoro, postura y urbanidad en el agente policial.

r.- Humanismo: El humanismo se concibe dentro de su sentido más amplio y


profundo como una actitud y un rol social, que el miembro de la Policía
Nacional como parte de la sociedad debe exhibir, tanto dentro como fuera
de su función policial, sobre la base de normas y valores de respeto por el
ser humano.

s.- Legalidad: Es el apego irrestricto al marco legal existente, la defensa y


promoción del estado de derecho, la promoción y defensa de los derechos
humanos y la actuación imparcial sin distinción de raza, sexo, credo,
posición política, económica o social.

t.- Moral: Es el conjunto de valores, normas y costumbres de un individuo o


grupo humano determinado.

u.- Moral Policial: Conjunto de reglas de comportamiento, normas de


convivencia y de conducta humana que determina las obligaciones de los
agentes policiales, y de sus relaciones entre sí y con la sociedad.

v.- Profesionalismo: Formación personal de los miembros de la Institución,


con una actitud constructiva, motivada por la vocación de servicio, en
correspondencia con las tendencias modernas de la ciencia y la tecnología,
para elevar la capacidad de respuesta a las demandas y necesidades de la
comunidad y del Estado en el campo policial.

w.- Soborno: Es la dádiva en dinero, especie o favores que se le da a alguien


o que alguien recibe, con el fin de que deje de hacer algo establecido en
las leyes, reglamento y disposiciones o bien para que lo haga en una forma
específica.

x.- Tráfico de Influencia: Es el aprovechamiento de las funciones de un cargo


y de las relaciones con personas influyentes para obtener ventaja o lucro
para sí mismos o para terceros.
y.- Valores. - Son conceptos abstractos que no se pueden captar a través de
los sentidos, sin embargo, se manifiestan a través de las cosas,
constituidos por aquello que se considera bueno, que beneficia a la
persona. La práctica de los valores morales fomenta el cultivo de las
virtudes y constituye la base del progreso espiritual y material de la
organización.

z.- Vulnerabilidad Social: Es la situación usualmente crónica, de personas y


grupos con alto grado de riesgo de recibir daños y perjurios debido a
ciertas condiciones sociales o personales.

MISIÓN DE LA POLICIA NACIONAL

La Policía Nacional es una Institución de Carácter Civil, Armada, Técnica,


Jerarquizada, Disciplinada, Profesional y Altamente Especializada, cuya misión
es atender la seguridad ciudadana y el orden público, proteger el libre ejercicio
de los derechos y la seguridad de las personas dentro del territorio nacional.

PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2017-2021

Eje 1: Derechos para Todos Durante Toda la Vida

Este eje posiciona al ser humano como sujeto de derechos a lo largo de


todo el ciclo de vida, y promueve la implementación del Régimen del Buen
Vivir, establecido en la Constitución de Montecristi (2008). Esto conlleva el
reconocimiento de la condición inalterable de cada persona como titular de
derechos, sin discriminación alguna. Además, las personas son valoradas
en sus condiciones propias, celebrando la diversidad. Así, nos guiamos por
el imperativo de eliminar el machismo, el racismo, la xenofobia y toda forma
de discriminación y violencia, para lo cual se necesita de políticas públicas
y servicios que aseguren disponibilidad, accesibilidad, calidad y
adaptabilidad. Los problemas de desarrollo son vistos como derechos
insatisfechos y el Estado debe estar en condiciones de asumir las tres
obligaciones básicas que tiene: respetar, proteger y realizar. Respetar
implica que el mismo Estado no vulnere los derechos. Proteger significa
que el Estado debe velar para que no se vulneren los derechos y, en caso
de ocurrir, obligar el cumplimiento de las reparaciones correspondientes.
Realizar conlleva que el Estado debe actuar proactivamente para
garantizar plenamente los derechos, especialmente en los grupos de
atención prioritaria.

Objetivo 1: Garantizar una vida digna con iguales oportunidades para


todas las personas

El garantizar una vida digna en igualdad de oportunidades para las


personas es una forma particular de asumir el papel del Estado para lograr
el desarrollo; este es el principal responsable de proporcionar a todas las
personas –individuales y colectivas–, las mismas condiciones y
oportunidades para alcanzar sus objetivos a lo largo del ciclo de vida,
prestando servicios de tal modo que las personas y organizaciones dejen
de ser simples beneficiarias para ser sujetos que se apropian, exigen y
ejercen sus derechos. Se ha decidido construir una sociedad que respeta,
protege y ejerce sus derechos en todas las dimensiones, para, en
consecuencia, erigir un sistema socialmente justo y asegurar una vida
digna de manera que las personas, independientemente del grupo o la
clase social a la que pertenezcan, logren satisfacer sus necesidades
básicas, tales como: la posibilidad de dormir bajo techo y alimentarse todos
los días, acceder al sistema educativo, de salud, seguridad, empleo, entre
otras cuestiones consideradas imprescindibles para que un ser humano
pueda subsistir y desarrollarse física y psicológicamente, en autonomía,
igualdad y libertad. La Constitución de 2008 dio un paso significativo al
definir al Ecuador como un Estado constitucional de derechos y justicia
(CE, 2008, art. 1). Es así que el art. 66 núm. 2 de la Constitución señala
que el Estado reconoce y garantiza a las personas el derecho a “una vida
digna, que asegure la salud, alimentación, nutrición, agua potable, vivienda,
saneamiento ambiental, educación, trabajo, empleo, descanso y ocio,
cultura física, vestido, seguridad social y otros servicios sociales
necesarios”.

Objetivo 2: Afirmar la interculturalidad y plurinacionalidad,


revalorizando las identidades diversas

Ecuador acarrea distinciones y exclusiones históricas que han marginado,


cuando no invisibilizado, a personas y grupos poblacionales diversos.
Dicha exclusión, conjugada con fuertes tramas de discriminación, terminó
por fracturar la sociedad ecuatoriana de forma aparentemente insalvable.
Esto lo evidencian las brechas sociales cuando solo ciertos colectivos
experimentan el goce y disfrute de derechos, no solo económicos, sociales
y culturales, sino también civiles y políticos. En los últimos años, si bien las
brechas se han reducido, quedan desafíos significativos para una
comprensión y realización más amplia del mandato constitucional del
carácter plurinacional e intercultural que tiene nuestro país (CE, 2008, art.
1).

Objetivo 3: Garantizar los derechos de la naturaleza para las actuales


y futuras generaciones

Uno de los avances más importantes de la Constitución de 2008 (arts. 10 y


71-74) es el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derecho, lo
que implica respetar integralmente su existencia, el mantenimiento y
regeneración de sus ciclos vitales y su restauración en caso de
degradación o contaminación. De ahí que, en consonancia con lo
establecido en la Carta Magna, se exhorta a asumir una responsabilidad
intergeneracional −a la luz de los riesgos más inminentes para nuestra
especie, como el cambio climático−, mediante el manejo sustentable del
patrimonio natural: su biodiversidad terrestre y marina. Existe una
responsabilidad ética con las actuales y futuras generaciones para que se
mantenga, precautele y se dé soporte a la vida en todas sus formas; así
como para que se reconozca el derecho de la población a vivir en un
ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Estos son los grandes
desafíos que deben prevalecer.

Eje 2: Economía al Servicio de la Sociedad

Este eje toma como punto de partida la premisa de que la economía debe
estar al servicio de la sociedad. Es así que nuestro sistema económico, por
definición constitucional, es una economía social y solidaria. Dentro de este
sistema económico interactúan los subsistemas de la economía pública,
privada, popular y solidaria. No se puede entender la economía sin abarcar
las relaciones entre los actores económicos de estos subsistemas, que son
de gran importancia y requieren incentivos, regulaciones y políticas que
promuevan la productividad y la competitividad. Se procura proteger la
sustentabilidad ambiental y el crecimiento económico inclusivo con
procesos redistributivos en los que se subraye la corresponsabilidad social.
Esa misma corresponsabilidad lleva a repensar las relaciones entre lo
urbano y lo rural, acentuando la importancia de esta última para la
sostenibilidad. En consecuencia, es necesario y justo trabajar con
dedicación especial en el desarrollo de capacidades productivas y del
entorno para conseguir el Buen Vivir Rural.

Objetivo 4: Consolidar la sostenibilidad del sistema económico social y


solidario, y afianzar la dolarización

Es importante mantener un sistema económico financiero en el que todas


las personas puedan acceder a recursos locales para convertirse en
actores esenciales en la generación de la riqueza nacional. El
fortalecimiento de la dolarización es un medio que permite la estabilidad
relativa de las variables macroeconómicas nacionales y el crecimiento
económico, basándose en el análisis de los efectos económicos producidos
sobre las condiciones internas del país, relacionadas con la generación de
empleo, renta nacional y exportaciones. En este marco, el modelo
económico social y solidario surge como principio alternativo y virtuoso
frente a la crisis del capitalismo mundial, debido a sus patrones de
consumo insostenibles en el tiempo.

Objetivo 5: Impulsar la productividad y competitividad para el crecimiento


económico sostenible de manera redistributiva y solidaria

Ecuador cuenta con una importante base de recursos naturales, renovables


y no renovables, que han determinado que su crecimiento económico se
sustente en la extracción, producción y comercialización de materias
primas (Larrea, 2006). Estos recursos impulsaron un modesto proceso de
desarrollo productivo, que generó una estructura productiva de escasa
especialización, con una industria de bajo contenido tecnológico y un sector
de servicios dependiente de importaciones. Esta situación se recrudeció
por la captura del poder por parte de las élites que gobernaron el país en
beneficio de grupos económicos aventajados, en detrimento de las grandes
mayorías.
Objetivo 6: Desarrollar las capacidades productivas y del entorno para
lograr la soberanía alimentaria y el Buen Vivir Rural

Desde los inicios de la Revolución Industrial, las relaciones entre el campo


y la ciudad han experimentado cambios históricos que se han acompañado
de una visión que contrapone la modernidad urbana con el rezago de la
campiña tradicional. Se trata de un mito modernizador. En nuestra región,
el desarrollo rural no ha sido asumido por el Estado como un eje central en
los esfuerzos por cambiar nuestra matriz productiva, debido a la manera a
la que se integró en el capitalismo mundial como proveedora de materias
primas. Al contrario, se lo ha limitado a un papel subsidiario del desarrollo
nacional, que, más que una solución para la erradicación de la pobreza, ha
sido visto como su foco de resistencia. Esta visión instrumental gira en
torno a la naturalización y romantización del campo y del campesino como
espacios y sujetos tradicionales y pasivos que mantienen el contacto con la
naturaleza mientras producen de ella para abastecer a las ciudades. De
esta manera, se piensa a las zonas rurales como fuente de provisión de
alimentos a muy bajo costo para las urbes, y a la industria y al comercio
como una ocupación de la producción para el progreso.

Eje 3: Más sociedad, mejor Estado

El tercer Eje del nuevo Plan Nacional de Desarrollo incentiva una


participación activa en nuestra sociedad, la cual demanda un Estado con
mejores capacidades de intervención. Entonces, es necesario reflexionar
acerca de la articulación entre el aparato público, el ámbito de lo público no
estatal, lo privado y lo comunitario. Se suele pensar al Estado y la sociedad
civil como objetos distintos, a menudo opuestos. Sin embargo, el Estado es
una representación social, y su existencia no se justifica de por sí, sino que
existe gracias a su labor para garantizar los derechos, individuales y
colectivos, de las personas.

Algo que se combatió con efectividad fue el hermetismo de un Estado


distante, del cual un ciudadano común y corriente no se sentía parte. Se
pudo recuperar el Estado para la ciudadanía, pero hay tareas de peso que
siguen pendientes. Buscamos un Estado cercano, descentralizado, que
resuelva los problemas de las personas, que sea un apoyo en sus vidas, y
que logre comprender las diversidades sociales. El Estado cercano debe
ser incluyente, debe entender a los ciudadanos, llegar a sus hogares con
servicios públicos óptimos y darles respuestas con calidad y calidez. Para
conseguirlo, no hay cabida para la corrupción, elemento nocivo en el
sistema público. Esta visión del Estado en la sociedad erige el
posicionamiento estratégico del Ecuador a nivel regional y mundial,
mientras procura en todo momento el bien común como una aspiración no
limitada al ámbito nacional, sino ligada inextricablemente con el mundo.

Objetivo 7: Incentivar una sociedad participativa, con un Estado


cercano al servicio de la ciudadanía
Una sociedad activa y participativa, de la mano de un Estado cercano,
garantiza la gestión pública democrática. Estos son los componentes
fundamentales de un proceso político orientado a la construcción de una
sociedad comprometida con el gobierno colectivo de los asuntos públicos.
Esto supone que el Estado y la sociedad no se oponen, sino que son
partes complementarias y relacionadas, que propician el desarrollo y que
actúan para el funcionamiento de la democracia bajo el eje orientador del
bien común. Además, el Estado no se compone como una entidad única ni
se asocia solamente al Gobierno Nacional.
El Estado reúne al conjunto de entidades que cumplen sus diferentes
funciones (Ejecutiva, Legislativa, Judicial, Electoral y Transparencia y
Control Social) y los distintos niveles de gobierno, así como sus
administraciones (que son modelos de gestión de lo público que integran a
todos los servidores y funcionarios, quienes relacionan las entidades
estatales con la ciudadanía para la definición de políticas públicas, la
prestación de servicios y demás actividades). De aquí que un servicio
público meritocrático, profesional, ético y transparente constituye uno de los
componentes claves para la administración pública democrática orientada
hacia la ciudadanía no como simples usuarios o clientes del Estado, sino
como sujetos de derechos y deberes, y agentes corresponsables de su
realización.

Objetivo 8: Promover la transparencia y la corresponsabilidad para


una nueva ética social

La corrupción es un problema de todos, derrotarla requiere de un gran


pacto nacional que cuente con el respaldo de una sociedad vigilante,
informada y participativa, que reconozca la corresponsabilidad de todos los
actores de la sociedad, tanto públicos como privados.
Debido a la complejidad de este fenómeno, es necesario tomar medidas
integrales que ataquen la corrupción desde todos los frentes. Bajo esta
premisa, se propone la construcción de una nueva ética social que se
fundamente en un pueblo consciente del significado de lo público, al
servicio del bien común y de los intereses colectivos, que exija vivir en una
sociedad transparente y libre de corrupción. Las exigencias de la sociedad
deben reflejarse en leyes, normas y diseños institucionales que promuevan
la transparencia, donde se dificulte el comportamiento corrupto y se anulen
los incentivos hacia la corrupción. Por último, las normas deben ser
respaldadas por instituciones sólidas, con procedimientos claros y
eficientes, para detectar, investigar y sancionar la corrupción.
Objetivo 9: Garantizar la soberanía y la paz, y posicionar
estratégicamente al país en la región y el mundo

La inserción estratégica internacional es la forma en la que el país participa


en los diferentes espacios regionales e internacionales, donde se influencia
las decisiones y direccionamientos del desarrollo de los países. Ecuador
busca la superación de relaciones internacionales asimétricas y la
consolidación de un entorno internacional favorable para el comercio, la
defensa de la soberanía, la protección de los derechos humanos y de la
naturaleza.
En el marco internacional de condiciones estructurales inequitativas, donde
los proyectos de integración se desarrollan, Ecuador respalda espacios
políticos regionales (Unasur, Celac, ALBA, CAN) que consolidan posiciones
comunes de los Estados parte. La participación en estos espacios permite
promover proyectos regionales y defender intereses comunes de los
pueblos, partiendo de sus enormes potencialidades y capacidades. En este
escenario, la soberanía es una condición esencial para la integración.
Esta visión de integración es necesaria para mantener y construir
relaciones de paz, solidaridad, convergencia política y complementariedad
en la región. Uno de los fines del Estado ecuatoriano es garantizar el
derecho a una cultura de paz y seguridad integral para sus habitantes, cuyo
enfoque abarque simultáneamente todos los ámbitos y las relaciones del
ser humano y del Estado.

PLAN NACIONAL DE TRANSPARENCIA Y LUCHA CONTRA LA


CORRUPCIÓN

Objetivos del Plan


Objetivo 1: “Contar con una administración pública ética, transparente
y eficiente”

El desarrollo de los países se basa en el eficiente funcionamiento de


instituciones públicas sólidas que generen confianza en la ciudadanía.
Contar con una administración pública ética, transparente y eficiente,
garantiza la oportuna atención desde el Estado, genera mecanismos que
fortalecen la institucionalidad y, sobre todo, proporciona herramientas que
fomentan la transparencia y evitan la corrupción.

La Constitución de la República, plantea un nuevo modelo de relación entre


sociedad y Estado que garantiza el cumplimiento de derechos para el Buen
Vivir; y, en aras de alcanzar un nuevo tipo de administración pública, el
Plan enfatiza los siguientes ámbitos:

- Acceso a la Información
- Rendición de Cuentas
- Servicios Públicos eficientes y de calidad
- Ética Pública
La aplicación de estrategias para abordar estos grandes temas son los que
se proponen en este objetivo, de manera que puedan consolidar las
políticas para lograr un Estado más transparente, que asume el
compromiso de combatir la corrupción.

La Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública


(LOTAIP), en vigencia desde mayo de 2004, además de ser un instrumento
indispensable para exigir el acceso a la información, es también una
herramienta fundamental para hacer efectivos otros derechos.

El derecho de acceso a la información se encuentra ligado estrechamente


a la noción de transparencia de las decisiones públicas. Si la transparencia
es una concepción naciente de la ciencia política, el acceso a la
información debe caracterizarse desde el punto de vista jurídico, desde el
enfoque de los derechos humanos y las libertades individuales y colectivas.
El ejercicio de la transparencia va de la mano con la construcción de una
democracia participativa, en la cual, la ciudadanía es dueña de la
información que se forma desde el Estado y cuyo principal propósito es
garantizar el derecho al acceso a la información.

Por otra parte, la Rendición de Cuentas es un componente de los principios


constitucionales de transparencia y responsabilidad. Este concepto implica
dar explicaciones, justificar, someter al escrutinio público, al examen, a la
revisión de la ciudadanía, las decisiones y las actuaciones de los
servidores públicos en el desarrollo de la gestión de lo público.

La falta de rendición de cuentas a los mandantes, conduce a la ineficacia, a


la corrupción, y como consecuencia de ello, a un elevado costo financiero y
social, con las pérdidas consiguientes. Un gobierno elegido
democráticamente, es responsable ante sus electores, y si el pueblo
observa la ineficiencia e ineficacia del trabajo de los funcionarios públicos,
será quien le demande cuentas e incluso, revoque su mandato.

En el Ecuador, desde la década de los años 70, se ha aplicado el principio


de que todos los servidores públicos están obligados a rendir cuentas.
Generalmente era el Congreso el gran fiscalizador del sector público,
teniendo a otras instituciones de soporte, como el Ministerio Público,
Procuraduría, Superintendentes de Bancos, Compañías,
Telecomunicaciones, Contraloría, Tribunal Constitucional y Defensoría del
Pueblo.

El marco legal para la rendición de cuentas se encuentra en la Constitución


al establecer en el artículo 100, que “En todos los niveles de gobierno se
conformarán instancias de participación integradas por autoridades electas,
representantes del régimen dependiente y representantes de la sociedad
del ámbito territorial de cada nivel de gobierno, que funcionarán regidas por
principios democráticos.” entre otras funciones, para “Fortalecer la
democracia con mecanismos permanentes de transparencia, rendición de
cuentas y control social”.
Por su parte, en el Artículo 204 se determina que la Función de
Transparencia: “promoverá e impulsará el control de las entidades y
organismos del Sector Público, y de las personas naturales o jurídicas del
Sector privado que presten servicios o desarrollen actividades de interés
público, para que los realicen con responsabilidad, transparencia y
equidad; fomentará e incentivará la participación ciudadana; protegerá el
ejercicio y cumplimiento de los derechos y prevendrá y combatirá la
corrupción”

En el Ecuador la rendición de cuentas se ha ido fortaleciendo hacia todos


los actores públicos y privados, como en el caso del Servicio de Rentas
Internas, SRI, que ha modernizado y depurando sus procesos para, en la
actualidad, ser considerada una de las entidades insignes de control y
rendición de cuentas.
En cuanto a este objetivo del Plan, se aportará al perfeccionamiento y
simplificación de los sistemas de auditoría, contabilidad, tesorería,
presupuesto, entre otros, para que con un correcto y unificado sistema
administrativo y financiero y con el apoyo de la tecnología, se logre la total
claridad de procedimientos.

Por otro lado, los servicios públicos constituyen uno de los temas de mayor
sensibilidad para la Administración Pública, ya que establecen la relación
directa entre el Estado y los ciudadanos. La provisión eficiente de los
mismos, genera mecanismos de transparencia de las instituciones que
desemboca en la confianza ciudadana y, por ende, en el fortalecimiento de
la gobernabilidad democrática.

Los servicios públicos son aquellos que el Estado provee a los ciudadanos
sin discriminación, para satisfacer las necesidades colectivas. A través de
su provisión se apunta a la titularidad de los bienes públicos por parte de
las sociedades. Estos bienes públicos, son bienes económicos que se
caracterizan por ser no rivales ni excluyentes en el consumo. Los servicios
públicos desempeñan un rol fundamental en el desarrollo de un país
(SENPLADES, 2009), los que deben cumplir con las características de
igualdad, regularidad, generalidad, obligatoriedad, continuidad, calidad y
eficiencia (Bielsa, 1994).

De acuerdo a las preguntas formuladas en el módulo de calidad de los


servicios públicos de junio de 2008, levantada por el INEC, se hacía
referencia a la percepción de algunos servicios públicos, en cuanto a la
problemática en realizar los trámites y su explicación, el funcionamiento de
las instituciones del Estado, la presencia institucional del Estado, entre las
más destacadas.

La percepción ciudadana, en cuanto a las oficinas públicas, identificaba la


existencia de problemas para la realización de trámites. De acuerdo a esta
encuesta, el 88% de las personas señala una respuesta afirmativa en la
existencia de problemas en los trámites; mientras que, un 8,8%, dice lo
contrario. De ese 88% de ciudadanos, el 63,7% atribuye estos problemas a
la corrupción que existe dentro de las instituciones.
Corrupción, lentitud al resolver los trámites, excesiva burocracia, funcionarios groseros, filas/colas
muy largas, funcionarios poco preparados, las instrucciones no son claras, problemas de acceso a
las oficinas, horarios inconvenientes, escasez de servicios por internet, instalaciones incómodas,
dificultad de comunicación.
Bienes no rivales: Bienes que, usados por alguien en particular, no perjudica su uso futuro por parte
de otras personas.
bienes no excluyentes: Bienes que, estando disponibles para una persona, lo están para la
sociedad en su conjunto, sin ningún tipo de exclusión.

En la escala de 0 al 10, siendo 0 (pésimo o desacuerdo) y 10 (excelente o


totalmente de acuerdo), a la pregunta de que, si considera que todas las
instituciones son corruptas, aproximadamente el 56,9% de los ciudadanos
enmarcan a esta afirmación en un nivel de 3 a 6; es decir, que la mayoría
percibe que existe corrupción en las instituciones públicas.
En tal sentido, para garantizar los procesos institucionales que lleven a
cumplir este objetivo del Plan Nacional de Transparencia, se ha previsto el
trabajo coordinado entre la SNTG y el Consejo de la Administración
Pública, la Secretaría Nacional de la Administración Pública y los
Ministerios Coordinadores, ampliando las acciones de articulación con las
demás Funciones del Estado, especialmente con la Judicial y de
Transparencia y Control Social.

Fortalecer el control del ejercicio de los recursos públicos.

La credibilidad de un Estado depende, entre otros temas, de la confianza


que los ciudadanos depositen en sus gobernantes. Dicha confianza puede
ser lograda a través del comportamiento correcto de todos los funcionarios
públicos y de la transparencia en los sistemas que ejecuta el Estado con
los recursos del pueblo.

Bajo este marco, dentro de los sistemas que funcionan para el sector
público, se encuentra el de contratación de obras, bienes, servicios, etc.,
que por la magnitud de inversión que requieren para ser ejecutados, es de
fundamental trascendencia. Debido a la importante cuantía de dinero que
se administra durante los procesos de contratación pública, éstos se han
vuelto muy susceptibles de generar corrupción a todo nivel.

En el Ecuador, la mayoría de las contrataciones en el sector público se


ejecutaban sin ninguna planificación; esto implicaba, además de una
ineficiente utilización de los recursos públicos, la discrecionalidad en las
autoridades frente a la contratación y, por tanto, un campo abierto a la
corrupción. Ante esta problemática, el gobierno de la Revolución
Ciudadana creó un sistema de contratación pública, a través del Instituto
Nacional de Contratación Pública, INCOP, que se encarga de articular las
contrataciones entre todas las instancias; es decir, entre los organismos e
instituciones del sector público y proveedores de bienes y servicios. En
cuanto a la necesidad de evitar la dispersión normativa, la discrecionalidad
y la falta de transparencia en las contrataciones, a este sistema se han
sumado los esfuerzos de la Secretaría Nacional de Planificación y
Desarrollo, SENPLADES, y los Ministerios Coordinadores, para mejorar los
niveles de planificación y seguimiento.

Dentro de este objetivo del Plan, se prevén reformas para optimizar el


sistema de contratación pública (como incluir los justificativos de los
componentes del agregado nacional e incorporar mecanismos de
certificación de proveedores únicos y regulación de giros de negocio), fruto
de la experiencia desarrollada hasta el momento, con el fin de depurarlo de
manera gradual, con miras a alcanzar un sistema que minimice el riesgo de
discrecionalidad en los procesos, incorporando o mejorando criterios e
instrumentos tecnológicos que permitan controlar y optimizar el sistema en
aquellas instituciones que contratan por régimen especial.
Este proceso de control se complementa con herramientas destinadas a
alertar sobre riesgos en determinados procesos sensibles, la clarificación
de criterios sobre normas en cuanto a los proveedores y giros de negocio y
la certificación del componente local agregado.

Mejorar el Sistema de Investigación de la corrupción

La corrupción en también un problema cultural. Quienes se han beneficiado


de ésta buscan convertirla en el marco formativo y conductual
predominante en las sociedades, evidenciándose como respuesta en la
ciudadanía un frágil compromiso con lo público y el ideal del bien común, lo
que se verifica desde los actos cotidianos, que coloquialmente se
denominan “micro corrupción”, hasta los actos que se entretejen en una red
complicada y bien armada de las esferas del poder.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos aislados que se han realizado para
frenar y disminuir este tipo de conductas en gobiernos anteriores, no ha
existido la voluntad política suficiente para concretarlos en una política
pública que prevenga y sancione la corrupción. Es a partir del triunfo de la
Revolución Ciudadana que se han dado pasos concretos para generar
transparencia al interior de las instituciones de la Función Ejecutiva y
combatir la corrupción que, como mal enquistado, ha buscado los
mecanismos para sobrevivir al embate.

Entre los esfuerzos desplegados se ha incorporada en la Constitución la


Función de Transparencia y Control Social, FTCS, y se ha creado el
Consejo de Participación Ciudadana y Control Social CPCCS, como entes
autónomos en la lucha contra la corrupción; por otro lado, se encuentra la
creación de la Secretaría Nacional Anticorrupción y la Secretaria Nacional
de Transparencia de Gestión, en diciembre de 2008, con el fin de prevenir,
combatir, investigar y denunciar los actos de corrupción en el sector
público.

Con esta base y con el fin de evitar la impunidad de los actos de corrupción
cometidos en el sector público, esta Secretaría ha identificado como
estrategia promocionar la transparencia en el sector público, tomando
como base las transformaciones Institucionales hacia la creación de las
“Instituciones del Buen Vivir”, para fortalecer la gestión transparente,
generar confianza de la ciudadanía en las entidades estatales, construir
nuevos prototipos de medición de la corrupción y, por último, desarrollar la
formación de la ciudadanía para que garantice la participación en estos
procesos de transformación.

En ese mismo sentido, el Plan busca profundizar las experiencias exitosas


que incluyen mejorar los niveles de coordinación y cooperación entre las
Funciones del Estado, para lograr que las investigaciones que contengan
indicios de responsabilidad administrativa, civil o penal, puedan ser
llevadas ante los administradores de justicia para que los responsables
puedan ser sancionados de acuerdo a las leyes.
Objetivo 5: Generar un sistema de medición de la corrupción

“Sin medición no puede haber mejora alguna y, por ende, los esfuerzos de
combate a la corrupción corren el peligro de quedar en letra muerta. Sin
embargo, medir fenómenos sociales como la corrupción o la opacidad
institucional, no es cosa sencilla. Se requiere no sólo de un conocimiento
metodológico completo sino también de fuertes dosis de imaginación y de
un conocimiento preciso del terreno en que se pisa” (Del Castillo, 2005)

La experiencia internacional muestra diversidad de formas de medición,


entre las cuales se cuentan encuestas de percepción, grupos focales y
aproximaciones al costo de la corrupción, a través de metodologías de
valoración comparativa.

En los últimos años se han publicado varios índices o indicadores de


medición de este fenómeno, entre los cuales se encuentran:

El International Country Risk Guide (ICRG), que se basa en encuestas


de opinión de expertos y periodistas.
El índice de Business International (BI), que se basa en una encuesta de
opinión mundial y en el que se incluyen varios factores de riesgo comercial
y político, incluyendo corrupción.
El Global Competitiveness Report Index (GCRI), que se basa en una
encuesta que involucra a mandos medios y directores de empresas en todo
el mundo. Este índice reporta estimaciones de soborno en negocios
internacionales.

A pesar de los esfuerzos de organismos que realizan este tipo de medición,


éstas no representan la realidad del país, ni son consideradas encuestas
oficiales en el Ecuador, lo cual evidencia aún más la necesidad de
establecer un sistema de medición que se adapte a la realidad nacional.

Un Sistema de Medición de la corrupción empieza por la conceptualización


del objeto, en este caso es indispensable establecer un significado de
corrupción. Por ser un concepto amplio y subjetivo, la SNTG, la define
como “(…) un conjunto de acciones u omisiones orientado a obtener
beneficios individuales o de grupo en deterioro del bienestar común”.

En función a este concepto, el sistema de medición de la corrupción se lo


especificará en tres dimensiones, considerando la propuesta desarrollada
entre el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, y la SNTG
- Corrupción a gran escala.
- Corrupción a pequeña escala.
- Corrupción a nivel de proveedores de servicio.

Corrupción a gran escala

Es la que involucra sumas grandes de dinero, afecta al país en su conjunto,


desacredita la legitimidad del gobierno. Se la conoce como corrupción
política (INEC, 2011).
Corrupción a pequeña escala

Es aquella que experimentan los ciudadanos en su vida cotidiana cuando


interactúan con funcionarios de rango medio o bajo. Se refiere a los casos
de corrupción que se encuentran en el día a día en instituciones públicas.
Se trata de pequeñas transacciones monetarias que afectan principalmente
a los individuos (INEC, 2011).

Corrupción a nivel de proveedores de servicio

El proveedor de servicio es un actor clave dentro del estudio de la


corrupción ya que éste es susceptible a los tipos de corrupción que han
sido definidos en la norma legal, lo que vuelve indispensable la medición
desde la perspectiva de este actor.

Componentes del Sistema de Medición de la Corrupción

Los componentes en el sistema de medición de la corrupción se integran


uno al otro de tal manera que, sobre la información recopilada (Entradas),
se aplica una metodología que permite estandarizar la misma, obteniendo
resultados valiosos para la toma de decisiones. En la metodología se
contemplará la repetición periódica de la medición, con lo cual se podrá
evaluar el impacto de las políticas públicas implantadas período a período.

El Plan Nacional se ha propuesto desarrollar, en conjunto con el INEC,


mediciones periódicas de la corrupción y la transparencia de la gestión
pública del país, para lo que ha considerado las siguientes características:

Exactitud: La información ha de ser precisa y libre de errores.


Confianza: Para dar crédito a la información obtenida, se ha de garantizar
tanto la calidad de los datos utilizados, como de las fuentes de información.
Relevancia: Los resultados obtenidos permitirán la definición de políticas y
acciones a seguir para incrementar la transparencia y apoyar la lucha
contra la corrupción.
Transparencia: La metodología utilizada debe ser clara, de fácil
comprensión y pública.

Metodología

Las entradas del sistema consisten en la información que lo alimentará; en


este caso, se debe diferenciar dos tipos de entrada:

i) Información nacional: Considerada cualitativa y de percepción, que se


obtiene periódicamente a nivel nacional.
ii) Información institucional: Se evidencia como cuantitativa, pretende
medir temas puntuales de corrupción, por lo general en instituciones,
sectores o regiones específicas.
La aplicación de la metodología dependerá del tipo de entrada, en el
caso de información nacional será estandarizada e institucionalizada
para su medición periódica, que permita la generación y evaluación de
políticas públicas; por otro lado, la información institucional es de libre
adaptabilidad a las necesidades institucionales, sectoriales o regionales,
y servirá de respaldo a la aplicación de política pública generada a partir
de la información nacional.

Información Nacional

El enfoque se orienta a la recolección y procesamiento de información,


para garantizar la exactitud y confiabilidad de los datos, ésta deberá
elaborarse por el INEC. Será desarrollada de manera que la información
a obtener tenga la relevancia suficiente para las autoridades encargadas
del diseño de políticas públicas en los temas relacionados a
transparencia y lucha contra la corrupción.

Una vez diseñada será socializada para garantizar la transparencia de la


misma.

El Sistema de Medición de la Corrupción considerará la implementación


de un Sistema Integrado de Encuestas, que se realizará a tres grupos
objetivos:

Empresarios (Gran Escala)


Hogares (Pequeña Escala)
Funcionarios públicos (Proveedores)

Encuesta a empresarios

Esta encuesta a empresarios pretende identificar y entender de mejor


manera los factores que impiden o limitan el desarrollo de las empresas
en el país y la percepción que tienen éstas respecto a la corrupción que
existe tanto en sus empresas como en la relación con las instituciones
públicas.

Encuesta a hogares

La encuesta de hogares recogerá información sobre el estado de los


servicios públicos que reciben los ciudadanos, su calidad y el tipo de
atención.

Encuesta a funcionarios públicos

La encuesta a funcionarios públicos permitirá obtener información sobre


las prácticas desarrolladas en las instituciones públicas relativas a la
gestión del personal, presupuesto, planificación y manejo de la
información institucional.
En base a cálculos estandarizados en la tabulación de esta encuesta se
generará los resultados de las mismas.

Resultados

“(…) Se puede hacer una distinción poco ortodoxa entre índice e


indicador. Los indicadores son parámetros de medición que reflejan el
comportamiento observado de un fenómeno. Representan medidas
sobre aspectos no directamente mensurables, como lo son muchas de
las actividades y propósitos gubernamentales: salud, educación,
bienestar social, etcétera (…) Los índices, por su parte, son el resultado
de la agregación de datos que se obtienen de los indicadores.” (Del
Castillo, 2005)

Los resultados del Sistema de Medición se encontrarán a tres niveles; el


primero, a nivel general, de un índice estandarizado que permita evaluar
el impacto de la política pública; el segundo, estará conformado por
indicadores que permitan direccionar y asesorar a las autoridades en el
diseño y ejecución de política de transparencia; y, por último, el nivel
cuantitativo, que permitirá ejecutar acciones puntuales.

El Plan Nacional también contempla instituir un conjunto de estudios de


tipo cualitativo que aporte a la comprensión del fenómeno de la
corrupción de manera mucho más específica, considerando una
institución, un sector de la administración pública o una región del país,
en donde el indicador cuantitativo arroje datos de mayor presencia de
este fenómeno.

Estos estudios estarán potenciados en la medida que se constituyan


Áreas de Estudio especializadas en las universidades públicas del país,
especialmente en el Instituto de Altos Estudios Nacionales, que permitan
diseñar programas de investigación que orienten en la comprensión
integral del fenómeno de la corrupción, sus reales orígenes y las
estrategias para su combate efectivo.

Para desarrollar las estrategias y acciones, se contará, entre otras


instituciones del Ejecutivo, con el apoyo del Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos, INEC, y del Ministerio de Coordinación de la
Producción.

Objetivo 6: Combatir el enriquecimiento ilícito

La esencia de este Plan es promover la creación de políticas,


estrategias, acciones y mecanismos para aumentar la eficacia y
eficiencia de la lucha contra la corrupción que realiza el Ecuador, en
alianza con los países miembros de la Comunidad Andina, mediante
acciones de cooperación, en el marco de las legislaciones nacionales y
de convenciones internacionales.
Es importante mencionar que, en los instrumentos internacionales de los
que Ecuador es signatario, no sólo los delitos de corrupción son
realizados por funcionarios públicos sino también por funcionarios de
entidades privadas; por lo tanto, los actos de corrupción no se
constituyen únicamente cuando existe perjuicio al patrimonio del Estado.

Durante el periodo 1997 y 2007 se adoptaron siete convenios de


carácter internacional de lucha contra la corrupción.

Estas normas y políticas internacionales abordan las medidas que los


gobiernos deben dictar; la naturaleza y competencia de las instituciones
relacionadas con la prevención y persecución de la corrupción;
regulaciones para resolver conflictos de interés que enfrentan los
funcionarios públicos; transparencia de los presupuestos y compras
estatales; y control del lavado de activos, entre otros aspectos.

En la décimo sexta reunión del Comité de Expertos del Mecanismo de


Seguimiento de la Convención Interamericana contra la Corrupción,
(MESICIC) que se llevó a cabo del 22 al 26 de marzo de 2010, la
República del Ecuador, con su representante ante esta Convención, la
Función de Transparencia y Control Social, cuyo presidente5 fue el
Defensor del Pueblo, recibió recomendaciones respecto al seguimiento y
control del delito de enriquecimiento ilícito.

La Convención Interamericana contra la Corrupción, fue suscrita por el


Ecuador en 1997 y ratificada en el 2001; esta Convención, a más de ser
la pionera en el tratamiento de la corrupción, es la única que tiene como
herramienta una estrategia de seguimiento, en este caso el MESICIC,
con la cual se mide el nivel de cumplimiento de cada Estado parte,
respecto al combate contra la corrupción.

Justificación para incorporar al enriquecimiento ilícito como delito

El delito de enriquecimiento ilícito, de acuerdo con el Código Penal


ecuatoriano, consiste en que la persona que ha desempeñado un cargo
o función pública, y no ha podido justificar un aumento patrimonial, que
no corresponde a los ingresos que legalmente percibió. Esto indica que
al establecerse el incremento patrimonial se presume que tiene su origen
en la comisión de delitos contra la administración pública. Esta figura
penal está estrechamente vinculada a procedimientos administrativos,
declaraciones de bienes e investigaciones por parte de organismos de
control y que serían los antecedentes del proceso penal.

La Constitución refiere a las responsabilidades de los servidores


públicos, por los actos realizados en el ejercicio de sus funciones, que
estarán sujetos a las sanciones establecidas por delitos de peculado,
cohecho, concusión y enriquecimiento ilícito; así como a la
imprescriptibilidad y al inicio de los juicios en ausencia de las personas
acusadas.
Constitución de la República del Ecuador, artículo 206 “Los titulares de las entidades de la
Función de Transparencia y Control Social conformarán una instancia de coordinación y elegirán
de entre ellos, cada año, a la Presidenta o Presidente de la Función…”

La legislación nacional respecto al enriquecimiento ilícito, difiere en los


conceptos tanto de la Convención Interamericana respecto a
“significativo exceso” como de la Convención de las Naciones Unidas, al
referir “incremento significativo”; el Código Penal ecuatoriano tipifica el
delito de enriquecimiento ilícito al “incremento injustificado”. Del
comparativo de los Estados Parte de la Convención Interamericana, se
observa que la mayoría refiere a un incremento significativo o
desproporcionado, respecto a los ingresos del funcionario.

Todo el marco jurídico nacional, incluyendo a la Constitución de la


República, el Código Penal, la Ley Orgánica del Servicio Público, la Ley
Orgánica de la Contraloría General del Estado, la Ley que Regula las
Declaraciones Patrimoniales Juramentadas, la Ley Orgánica del Consejo
de Participación Ciudadana y Control Social, la Ley de Transparencia y
Acceso a la Información Pública, la Ley del Sistema Nacional de
Registro de Datos Públicos, y la Función de Transparencia y Control
Social, tipifica claramente el delito de enriquecimiento ilícito en el ámbito
público, sin que se haga lo mismo en el caso privado.

El Plan Nacional, además de aportar con una propuesta de reforma legal


en esta materia, conciliada con la Constitución, con las demás leyes de
la República y en base a la voluntad popular expresada en el
Referéndum y Consulta Popular del 7 de mayo de 2011, que a nivel
nacional aprobó la tipificación del delito de enriquecimiento ilícito
privado, propone una serie de esfuerzos de coordinación al interior de la
Función Ejecutiva y entre ésta y las demás Funciones del Estado, para
prevenir y sancionar los casos de enriquecimiento ilícito y otros delitos
conexos.

De la misma forma, dentro de la tipificación del delito de enriquecimiento


ilícito, se propone incorporar mecanismos que permitan impulsar la
recuperación de los activos producto del enriquecimiento ilícito de
actores públicos y privados, como otro esfuerzo por combatir y erradicar
la impunidad, ya que se pretende no solamente sancionar el delito, sino
recuperar el producto del delito.
Para lograr este objetivo, se contará con el aporte de los Ministerios de
Relaciones Exteriores, de Justicia y de Coordinación de la Política y
Gobiernos Autónomos Descentralizados.

CODIGO DE ETICA PARA EL BUEN VIVIR DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA

OBJETIVO

Establecer y promover principios, valores, responsabilidades y


compromisos éticos en relación a comportamientos y prácticas de los
servidores/as y trabajadores/as públicos/as de las entidades del Ejecutivo
para alcanzar los objetivos institucionales y contribuir al buen uso de los
recursos públicos.

AMBITO DE APLICACIÓN

La aplicación de este Código de Ética es obligatoria para los/as servidores/


as y trabajadores/as públicos/as que presten servicios o ejerzan cargo,
función o dignidad dentro de la Función Ejecutiva, conforme se define en el
art. 141 de la Constitución de la República del Ecuador.

Todos/as los/as servidores/as y trabajadores/as, incluido las máximas


autoridades, los/as pertenecientes al jerárquico superior, aquellos/as con
nombramiento temporal o permanente, aquellos/as con contratos
ocasionales, honorarios profesionales, consultores y, en general, todas las
personas que inciden en la formulación o ejecución de la política pública en
una institución deberán cumplir y hacer cumplir el Código de Ética.
CARRERA DE CIENCIAS POLICIALES
Y
SEGURIDAD CIUDADANA
ETICA POLICIAL

UNIDAD 1
ANTECEDENTES, PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS

CONTENIDOS
VALORES ÉTICOS
VOCACIÓN DE SERVICIO ÚBLICO, PATRIOTISMOS, HONOR, INTEGRIDAD,
ESPIRITU DE JUSTICIA, SOLIDARIDAD, DISCIPLINA, RESPONSABILIDAD
ESPIRITU DE SACRIFICIO, LEALTAD, TRADICIÓN, HONRADEZ, VALENTIA
PRUDENCIA, AUSTERIDAD, CRIDIBILIDAD, CORTESIA Y BUEN EJEMPLO
PERSEVERANCIA, TOLERANCIA Y COHERENCIA

CRNL. ABG. ARTURO CEVALLOS A.

2017- 2017

VALORES ETICOS
Qué son los valores?

Los valores se relacionan con la ÉTICA, que se refiere al carácter, hábito o


modo de ser de una persona. La ética es una rama de la filosofía que estudia
qué es lo moral y cómo se aplica en los distintos campos de la vida personal y
social.

Así como la moral se apoya en los principios, la ética se fundamenta en los


valores, que son apreciaciones personales de la bondad de los actos y que
dependen de la conciencia libre de cada individuo.

Lo que distingue a ambos conceptos es el origen de su fundamento, en el caso


de la Ética sería el “yo”, la propia conciencia del individuo que le dice lo que
está bien o mal; mientras que en el caso de Moral es toda la sociedad que
configura principios con base a las costumbres, las que cambian según las
generaciones, pero están allí siempre.

VALORES DE LA POLICIA

Debido a la responsabilidad ética y social que implica nuestra misión


profesional, a más de los principios que guían a la institución, requerimos de un
conjunto de valores personales que conduzcan a dar lo mejor de nosotros
durante el desempeño profesional y en nuestra vida privada.

Debido a la responsabilidad ética y social que implica nuestra misión


profesional, a más de los principios que guían a la institución, requerimos de un
conjunto de valores personales que conduzcan a dar lo mejor de nosotros
durante el desempeño profesional y en nuestra vida privada.

Estos valores se aprenden en la familia y en la escuela, son reforzados durante


el proceso de enseñanza y formación que recibimos, no solo en las aulas sino
con la palabra y el buen ejemplo de nuestros superiores.

De ahí que es imprescindible conocer los valores que fundamentan nuestro


comportamiento y que surgen desde las más profundas convicciones
personales que nos transforman en policías.

Si elegimos la profesión de policía es porque en nosotros prevalece la vocación


de servicio público y estamos conscientes que la población puede recurrir a
nosotros ante la necesidad de protección, en caso de una emergencia, cuando
el orden público sea alterado o cuando requiere una guía, información o
soporte.

Por ello, debemos preguntarnos si en verdad somos la clase de persona


íntegra, honesta, transparente, valiente y sacrificada que la sociedad necesita y
espera.

1. Vocación de servicio público:


Escogemos esta profesión guiados en una elección personal, orientada al
servicio de la sociedad que formamos parte. Ser policía implica mantener
una actitud permanente de servicio para responder a las demandas de la
comunidad, en estrecha vinculación con ella a través del diálogo
permanente.

La vocación al servicio de la institución constituye un proyecto de vida


basado en un sistema coherente de valores que dan sentido y dirección al
objetivo trazado: ser “Siempre Policía”.

2. Patriotismo:
Cultivamos el respeto y amor por la Patria, sobre la base de un trabajo
comprometido con la población, esto significa sentir orgullo de ser
ecuatoriano y estar ligado a nuestra tierra natal por una cultura, historia,
tradiciones y proyección de futuro.

3. Honor:
Cumplimos nuestro deber con los más altos valores éticos y estamos
motivados por un deseo de actuar con rectitud y justicia. Nuestro
comportamiento dentro y fuera de la institución nos conmina a ser
ciudadanos considerados y con buena reputación ante los ojos de la
sociedad. Llevamos el uniforme, las insignias policiales, las armas, los
equipos oficiales y los documentos que nos acrediten como servidores
públicos de forma adecuada y cabal, para que la población reconozca
nuestra digna y responsable pertenencia a la institución policial. Las armas
de dotación policial son los medios entregados por la sociedad y el Estado
Ecuatoriano, con el fin de que las usemos únicamente cuando sea preciso,
de ahí la importancia de portarlas con altura y guardarlas con cuidado y
responsabilidad.

4. Integridad:
La honestidad, transparencia, compostura y moderación en la vida
personal, laboral y social, son las cualidades que nos hacen capaces de
proteger los derechos humanos, la seguridad ciudadana y el orden público,
en apego a la Constitución y las leyes de la República.

5. Espíritu de justicia:
Actuamos de manera imparcial y equitativa en aras de garantizar el bien
común y el Buen Vivir de todas las personas que habitan el territorio de la
República del Ecuador, según los preceptos constitucionales y los planes
nacionales de desarrollo. Las acciones que realizamos en cumplimiento de
nuestro deber se caracterizan por ser justas, libres de prejuicios y
discriminaciones por razones de nacionalidad, género, sexo, edad,
condición social, etnia, ideología, religión, filiación política o de cualquier
otro tipo.

6. Solidaridad:
Nos adherimos a la causa común de la sociedad ecuatoriana para alcanzar
el Buen Vivir. Aquí radica nuestra solidaridad, que se hace efectiva en el
servicio que la Policía Nacional brinda a la ciudadanía en su demanda de
seguridad y paz.

7. Disciplina:
Manifestamos nuestra disciplina en el cumplimiento ordenado, organizado y
perseverante de las obligaciones que como profesionales de la seguridad
nos fueron encomendadas por la sociedad. La disciplina permite que
nuestro trabajo sea coordinado y eficaz; evita actuaciones y omisiones que
se aparten de los mandatos constitucionales e institucionales. Así mismo,
ofrece fortaleza a nuestro carácter, con base en hábitos y reglas personales
como puntualidad, orden, autocontrol, austeridad y persistencia. La
disciplina es una actitud cotidiana que educa a los miembros de la Policía
Nacional en la ética de la responsabilidad, consciente de su servicio a la
comunidad, fundamentados en la observancia puntual a los reglamentos
institucionales, las leyes y normas de la Constitución.

8. Responsabilidad:
En virtud de la misión institucional de velar por la seguridad ciudadana y el
orden público, nuestros superiores son responsables por las órdenes que
imparten a los subalternos. Pero estamos conscientes de que la obediencia
a órdenes ilegítimas, que atenten contra la vida y dignidad de las personas
o estén por fuera de la Ley, no exime de responsabilidades. Por ello
debemos tomar las acciones pertinentes para evitar que se cometan
atropellos en contra de los derechos y garantías constitucionales. Además,
tenemos el compromiso de informar a nuestros superiores y a las
autoridades u organismos correspondientes cuando consideremos que se
ha producido o se va a producir un acto que lesione la dignidad y la vida
humana, dentro o fuera de la institución.

9. Espíritu de sacrificio:
Estamos dispuestos a realizar esfuerzos extraordinarios en el cumplimiento
de la misión, venciendo los intereses personales, nuestra comodidad e
incluso ofrendando la vida por la ciudadanía a la que protegemos, por
nuestras propias familias y por nuestro país.

10. Lealtad:
Asumimos un compromiso con nuestra institución, con nuestros superiores,
pares y subalternos, a quienes no podemos traicionar con un
comportamiento que manche el prestigio y la imagen de la Policía Nacional,
sin que esto implique el ser cómplice de un acto que atente contra la los
principios, derechos y leyes que establece nuestra Constitución.

11. Tradición:
Debemos respetar y mantener el legado de creencias, valores, principios y
costumbres que se han transmitido de generación en generación dentro de
la institución y que tienen un valor inestimado.

12. Honradez:
Debemos ser íntegros al obrar. Nos abstenemos de toda forma de
corrupción, denunciamos cualquier acto ilegal e ilegítimo del cual tengamos
conocimiento en la prestación del servicio policial o fuera de él.

13. Valentía:
Debemos estar preparados para dominar nuestros miedos y actuar con
coraje y fuerza de voluntad para superar desafíos y hacer frente a los más
grandes obstáculos, siempre perseverando y sin dudar. La valentía nos
hace asumir las consecuencias positivas o negativas de nuestros actos.
Estamos obligados a actuar para evitar omisiones dolosas o culposas.

14. Prudencia:
Debemos actuar con cautela y precaución en el cumplimiento de nuestro
trabajo y discernir con base a nuestro buen juicio y en apego a las leyes y
normas establecidas, a fin de respetar los vida, sentimientos, integridad y
libertades de las demás personas.

15. Austeridad:
Debemos vivir de forma sencilla, disfrutar de las cosas simples e
importantes de la vida como la familia, la descendencia, la libertad, la
naturaleza, el deporte y la amistad, sin preocuparnos por acumular grandes
fortunas que no son sinónimo de felicidad. En definitiva, mostrar un
desapego hacia los bienes materiales para disfrutar de otros bienes de
orden superior como la realización personal, el éxito profesional, la
espiritualidad, la tranquilidad de conciencia, la paz del espíritu, el honor, la
satisfacción del deber cumplido y el reconocimiento de la ciudadanía. No
llegamos a la institución policial para hacernos ricos, sino para construir
una sociedad mejor para todos.

16. Credibilidad:
Nos comprometemos a decir siempre la verdad, porque la credibilidad va
de la mano de la transparencia y la rectitud. Cuando una persona ha
realizado su trabajo de forma íntegra es creíble ante la sociedad.

17. Cortesía y buen ejemplo:


Debemos ser corteses en el trato con los demás, manifestar buena
educación, atención y respeto, conocer buenas maneras, la diplomacia y la
etiqueta para participar de forma adecuada en cualquier acto oficial, en
nuestro trabajo o en la vida diaria. Un lenguaje ofensivo, grotesco, vulgar,
peyorativo, sexista o machista debe ser erradicado de nuestro vocabulario.
El buen ejemplo en todos los espacios públicos y privados nos debe hacer
evitar que en horas de trabajo veamos televisión o realicemos actividades
no profesionales que desdicen de nuestra imagen.

18. Tolerancia:
Reconocemos la especificidad de la realidad histórica y social de nuestro
país, en relación con su diversidad poblacional, étnica, lingüística y cultural.
Por ello, nuestro servicio a la comunidad se basa en el respeto de las
diferencias, sin atentar contra el bien común y comprometidos con el Buen
Vivir de la sociedad ecuatoriana.
19. Perseverancia:
Tenemos la virtud de nunca desfallecer en el cumplimiento del deber, con
constancia y tenacidad, continuamos trabajando por nuestros objetivos
personales e institucionales, sin importar las adversidades.

20. Coherencia:
Si nuestra misión es garantizar el orden público, la paz ciudadana y la
seguridad interna, en el marco del respeto a los derechos y libertades
constitucionales, debemos ser consecuentes con este fin, siendo
respetuosos con el cumplimiento de la Ley, el orden, la honestidad y
vocación de servicio, sin abusar de nuestra posición ni buscar el beneficio
personal.
CARRERA DE CIENCIAS POLICIALES
Y
SEGURIDAD CIUDADANA
ETICA POLICIAL

UNIDAD 2
DE LOS DEBERES CON LA PATRIA, CON LA INSTITUCIÓN Y EL SERVICIO

CONTENIDOS
DEBERES CON LA PATRIA
DEBERES CON LA INSTITUCIÓN
DEBERES CON EL SERVICIO

CRNL. ABG. ARTURO CEVALLOS A.

2017- 2017

DE LOS DEBERES CON LA PATRIA, CON LA INSTITUCIÓN Y EL SERVICIO


“La Policía se debe enteramente a la sociedad y debe estar hecha a medida
exacta de su ciudadanía. Su desarrollo se basa en un proceso vivo y
permanente en el que todos estamos involucrados”

ÉTICA Y RESPONSABILIDAD POLICIAL, José Miguel Colás Perís

1. DEBERES CON LA PATRIA


1.1 FIDELIDAD Y RESPETO DE LOS SIMBOLOS PATRIOS
1.2 RECONOCIMIENTO Y RESPETO A LAS AUTORIDADES LEGITIMAMENTE CONSTITUÍDAS

CODIGO DE ETICA PROFESIONAL DE LA POLICIA NACIONAL

CAPITULO I

GENERALIDADES

FUNDAMENTOS DEL CODIGO DE ETICA

1. CONSIDERACIONES BASICAS. -

a) La actual sociedad ecuatoriana plantea nuevas exigencias a la función


de la Policía Nacional, no solo en cuanto a su organización,
entrenamiento, planificación de los servicios, sino fundamentalmente
en lo referente al fortalecimiento de los valores éticos que deben
prevalecer en cada uno de los miembros de la institución.

b) En las sociedades democráticas, caracterizadas por su complejidad la


introducción de nuevas tecnologías, la existencia de diversos sistemas
de valores de cualquier tipo de certeza moral, la elaboración de un
Código de Ética Profesional debe representar algo más que un mero
enunciado, sino que ha de reflejar la firme voluntad de las autoridades
políticas y policiales y ha de devolver a la Institución la transparencia y
la receptabilidad social que siempre hubiera debido tener.

c) Todos los integrantes de la Policía Nacional deberán encontrar en los


siguientes mandatos, el fundamento básico que les guíe y oriente en
sus diarias labores profesionales y en el ámbito de sus vidas privadas,
convencidos de que el respeto, acatamiento y practica de cada una de
las normas del presente Código, obtendrán el más amplio respaldo
institucional y aseguraran una carrera de elevado nivel profesional.

2. DEFINICIONES

a) Doctrina Institucional:

Es el conjunto de normas y principios aceptados que orientan e


inspiran el ejercicio de la Profesión del Policía Ecuatoriano, permitiendo
continuidad y uniformidad en sus procedimientos, para facilitar la
consecución de los objetivos institucionales.
b) La Policía Nacional

La Policía Nacional integra la Fuerza Pública cuya misión fundamental


es garantizar el orden interno, la paz, la seguridad individual y
colectiva. Se constituye en auxiliar de la justicia su actividad es de
naturaleza eminentemente social.

c) El Policía

El Policía es un profesional que en el marco de una estructura


jerarquizada, debe desarrollar su acción a través de un cuidadoso,
metódico y constante esfuerzo de su voluntad y de su intelecto en
beneficio de la colectividad.

3. REGLAS FUNDAMENTALES

Como Policía ecuatoriano, mi deber es respetar y hacer respetar la Ley,


servir a la comunidad; proteger a las personas de actos ilegales; respetar
y proteger la dignidad humana.

Defenderé los derechos humanos de todas las personas; solo utilizare la


fuerza estrictamente cuando fuere necesaria en cumplimiento de la
misión.

La prudencia, rectitud, energía y respeto deben caracterizar mis


actuaciones, cuidare que mi vida privada sea un ejemplo para todos;
mantendré la calma y el valor frente al peligro, al desprecio y a la envidia.

Seré honesto en pensamiento y obras, tanto en mi vida profesional como


privada.

Haré esfuerzos para actuar siempre oportunamente, sin permitir que mis
sentimientos personales, perjuicios, animadversaciones o amistades que
influyan en mis decisiones.

Perseguiré incansablemente al delincuente, haré cumplir la Ley con


cortesía, pero con firmeza, sin emplear la fuerza o violencia innecesarias,
o peor esperando gratificaciones. Respeto y haré respetar el uniforme
que visto, como símbolo de la confianza pública que identifica al Policía
como defensor de la sociedad ecuatoriana.

Luchare constantemente para lograr estos objetivos e ideales y me


dedicare por Dios y por la Patria a la profesión que he escogido, esto es
defender la Constitución y Las Leyes de la Republica hasta rendir mi vida
si fuere necesario, como un día lo jure ante el Emblema Patrio.

CAPITULO II

DE LOS DEBERES PARA CON LA PATRIA


Art. 1.- El Policía deberá fidelidad, respeto y veneración de los Símbolos
Patrios: Bandera, Escudo de Armas e Himno Nacional de la
República del Ecuador; a los símbolos Institucionales: Estandarte,
Emblema e Himno de la Policía Nacional, que representan la
Inspiración, Honor y Tradición de nuestra Institución.

Art. 2. Se mantendrá siempre alerta, física y espiritualmente a cualquier


acto que intente quebrantar los valores patrios y perturbar el orden
público constituido, la paz social y en general el estado de armonía
que debe existir en todos los sectores de la Nación.

Art. 3. Deberá velar y estar listo a prestar su contingente ante cualquier


acto que atente contra la Soberanía Nacional e Integridad Territorial.

Art. 4. Reconocerá y respetará las autoridades legítimamente constituidas.


Cultivara la amistad y el respeto mutuo con los demás integrantes de
las Instituciones de la Fuerza Pública.

Art. 5. Cumplirá su servicio con mística profesional y con irrestricta sujeción


al ordenamiento jurídico vigente, teniendo siempre presente que la
Policía existe para dar eficacia al derecho y garantizar la seguridad
pública interna.

Art. 6. El Policía deberá ser un servidor de la comunidad, protector de todas


las personas y un profesional responsable. Recordará siempre que
la profesión de Policía está al servicio de sus semejantes.

2. DEBERES CON LA INSTITUCIÓN


2.1 RESPETUO MUTUO CON INTEGRANTES DE LA FUERZA PÚBLICA
2.2 RECONOCIMIENTO Y RESPETO DE LOS SUPERIORES JERÁRQUICOS
2.3 RESPETO AL REGIMEN DISCIPLINARIO
2.4 ACTUACIÓN Y COMPORTAMIENTO DEL MIEMBRO POLICIAL

DE LOS DEBERES PARA CON LA INSTITUCION

Art. 7. El Policía reconocerá y respetará a sus superiores jerárquicos como


autoridades legales y reglamentarias para el ejercicio de sus
funciones profesionales. Por lo tanto, obedecerá todas las órdenes
legítimas.

Art. 8. Recordará siempre que sus subordinados son seres morales, dignos
de respeto y nunca ordenara realizar un acto inmoral. Que es
responsable de lo que ordena y de cómo se llevan a cabo sus
órdenes.

Art. 9. El Policía respetará y hará prevalecer los principios que conforman


el régimen disciplinario de la Institución. Actuando en todo momento
con lealtad, respeto y obediencia a la Institución y a sus superiores
Jerárquicos.
Art. 10. Deberá conocer y aplicar con mística los principios que conforman
la Doctrina Institucional en todas las actividades que deba
desarrollar en cumplimiento de su misión.

Art. 11. El Policía debe actuar a la luz de los dictados de la deontología


debe actuar como profesional en consonancia con el alto grado de
responsabilidad que significa representar a la institución, sin caer
en los excesos y las desviaciones. Recordará el sentido
ennoblecedor de su profesión y por lo tanto actuará con dignidad,
vocación y conciencia profesional.

Art. 12. Deberá actuar de manera decidida, pero con serenidad y


ponderación cuando se ofenda, de obra o palabra, la dignidad, el
honor o prestigio institucional de cualquiera de sus integrantes.
Fomentara y participara el compañerismo bien entendido, como
una virtud que anima el espíritu del hombre, y uno de los pilares
en que
se sustenta la existencia y preservación de la Institución, porque
nutre y mantiene vivo el espíritu de cuerpo.

Art. 13. Portara su uniforme con orgullo, dignidad y decoro, demostrando


con sus actitudes y espíritu profesional, que tras de aquel existe un
ciudadano encargado de hacer cumplir la Ley, un protector y
servidor de la comunidad.

Art. 14. Pondrá especial interés en mantener buenas relaciones humanas


en el servicio policial y en sus actividades privadas, con el
propósito de alcanzar a través de su comportamiento la confianza,
credibilidad y por ende el prestigio institucional.

Cooperara con entusiasmo con sus iniciativas orientadas al bien


social, sean estas de origen oficial o privado, porque significa una
efectiva proyección de la función policial y constituye una de las
formas de ser útil a la comunidad.

Art. 15. Todos los asuntos de naturaleza confidencial o lo que se confié al


conocimiento de un miembro de la Institución deberá guardarse
con la reserva del caso, a menos que el cumplimiento del deber o
las necesidades de la justicia exijan estrictamente lo contrario.

Art. 16. Los miembros de la Institución respetaran las Leyes y Reglamentos


Institucionales y el presente Código de Ética Profesional. Harán
todo cuanto esté a su alcance para impedir la violación de ellos y
se opondrán rigurosamente a tal violación.

Cuando tenga motivos para creer que se ha producido o va a


producirse una violación del presente Código, informaran a sus
superiores.
Art. 17. Todo Policía deberá conocer, fomentar y difundir las tradiciones de
la Policía Nacional del Ecuador, que nos recuerda y reflejan su
glorioso pasado. Divulgará su patrimonio histórico, su acervo
cultural y proyección social, enaltecerá la memoria y
reconocimiento a los héroes y a los grandes hombres que forjaron
y lucharon por la superación de nuestra institución.

3. DEBERES CON EL SERVICIO


3.1 PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES CIUDADANOS
3.2 ACTUACIÓN DEL POLICIA CON IMPARCIALIDAD EN SUS DIVERSOS PROCEDIMIENTOS
3.3 RESPONSABILIDAD DEL MIEMBRO POLICIAL DE MANTENER UN ALTO PRESTIGIO
INSTITUCIONAL
3.4 OBLIGACIÓN DE COLABORAR CON LAS AUTORIDADES O FUNCIONARIOS PÚBLICOS
3.5 DESEMPEÑAR CON DECORO LAS FUNCIONES ADMINISTRATIVAS ENCOMENDADAS POR
LA SUPERIORIDAD POLICIAL

DE LOS DEBERES PARA CON EL SERVICIO

Art. 23. Es misión fundamental del Policía proteger el ejercicio de los


derechos y libertades, garantizar el orden y la seguridad de los
ciudadanos de acuerdo con el mando Constitucional y demás
normas legales y reglamentarias.

Art. 24. Es deber del Policía como defensor de la Ley, conocer los límites
que esta determina para el ejercicio de sus funciones específicas.
Debe estar consciente de las limitaciones y prohibiciones que se le
ha impuesto por medio de las leyes a fin de no caer en el abuso de
autoridad.

Art. 25. El Policía actuará con absoluta imparcialidad en sus funciones


profesionales, jamás será el instrumento de un partido político o
grupo determinado, se abstendrá de participar en reuniones
proselitistas y mantendrá absoluta reserva y discreción en sus
opiniones sobre temas políticos, pues, el Policía representa y
defiende toda la comunidad y su voluntad legalmente expresada

Art. 26. El Policía aplicara racionalmente las atribuciones legales que le


confiere la Constitución y las Leyes, seleccionara los medios que
deba emplear para cumplir con los deberes de su profesión. Evitará
toda extralimitación en sus funciones o cualquier arbitrariedad en
sus actuaciones, tomando en cuenta que las utilizaciones de
medios ilegales ocasionan una falta de respeto a la Ley y
desconfianza a los agentes del orden encargados de aplicar.

Art. 27. Se esforzará permanente por alcanzar su formación integral como


Policía profesional, y como persona, a través del estudio y análisis
constante de materiales profesionales y culturales que le permitan
mayor eficiencia en el cumplimiento de su función.

Art. 28. El cumplimiento de sus funciones demostrara idoneidad profesional


a través de procedimientos correctos de un trato amable y cortes,
en sus relaciones con el público, especialmente si le solicita
información, auxilio y consejo.

Art. 29. Durante su diario servicio, el comportamiento con el público, debe


ser de tal manera que inspire confianza y seguridad. Procurara el
dominio y control de sí mismo, a fin de impedir que las pasiones,
prejuicios, antipatías o preferencias influyan en la equidad que
debe reflejar en sus decisiones.
No será altanero ni servil, puesto que ningún ciudadano tiene la
obligación de rendir pleitesía o reverenciarlo, ni el derecho a darle
órdenes. El Policía prestará servicio donde se le necesite y exigirá
respeto a las Leyes.

Art. 30. El Policía como Agente de la Autoridad que representa la Ley tiene
la gran responsabilidad de mantener en alto el prestigio de la
Institución. Por tanto, en sus actuaciones frente al público
demostrara absoluta imparcialidad y apego a los procedimientos
legales. Rechazara y renunciara todo propósito tendiente a
recompensar y otorgar dadivas destinadas a influir en las
decisiones que le corresponda adoptar en el desempeño de su
quehacer profesional.

Art. 31. Deberá tomar mucha atención y cuidado de los hechos y objetos
que constituyan pruebas y presentarlas en forma imparcial, sin
malicia pasando por alto las diferencias sociales, políticas o de otra
índole, que existan entre las personas involucradas, así podrá
fortalecer la confianza y la integridad de las actuaciones de un
Policía.

Art. 32. El Policía tiene la obligación de colaborar con las autoridades o


funcionarios públicos para el cumplimiento de acciones legalmente
autorizadas. Sin embargo, debe asegurarse plenamente de hacer
lo correcto, conforme a la ley, a fin de evitar que se le utilice, ya sea
consciente o inconscientemente, para cualquier acto incorrecto o
ilegal. En caso de duda debe informar inmediatamente a sus
superiores sobre el servicio que se le ha solicitado y esperar la
autorización.

Art. 33. Actuará con decisión y valentía frente al peligro, evitando la


imprudencia temeraria o las relaciones irreflexivas. Actuará sin
vacilaciones en auxilio o defensa de la integridad de sus
compañeros, familiares y de la ciudadanía en general.

Art. 34. Desempeñará con decoro los cargos las funciones administrativas
que le sean encomendadas por la superioridad policial, actuando
con probidad y ponderación en el manejo de los recursos
financieros que le fueron confiados. Evitará así mismo la excesiva
confianza a caer en la rutina en el desempeño de sus funciones
profesionales, procurando permanentemente aportar con
iniciativas, desarrollar la creatividad en el ejercicio de sus tareas a
fin de alcanzar los objetivos y políticas propuestas por el Alto
Mando.

Art. 35. El Policía mantendrá siempre la debida diferencia, respeto y


consideración hacia quienes cumplieron su etapa de servicio en la
Institución y se encuentran en situación de retiro, recordando que
todos seguiremos el mismo camino y merecen por lo tanto el
reconocimiento de su valioso aporte a la Policía Nacional del
Ecuador.

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