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El Imperio Napoleónico
La historiografía ha tratado la época napoleónica en todos sus aspectos, los estudios
sobre Napoleón y su obra constituyen uno de los más abundantes conjuntos
bibliográficos producidos durante los siglos XIX y XX. Entre todo el conjunto de
cuestiones y problemas historiográficos alrededor de la figura de Napoleón hay uno
principal: si Napoleón es o no heredero de la Revolución, si el período napoleónico
constituye un legado de la fase revolucionaria o se trata de un período
contrarrevolucionario y si entre uno y otro momento hay una continuidad histórica o
una ruptura.
Para Bertaud el carácter fundamental de la época imperial en que la Revolución se
mantiene viva y es transmitida al resto de Europa. Para Godechot el Consulado y el
Imperio aparecen como una regresión política y social respecto a la republica de la época
revolucionaria pero por otro lado las fases napoleónicas consolidan los resultados
obtenidos por la Revolución. Para Soboul tambien entre el periodo revolucionario y el
periodo napoleónico se afirma la continuidad histórica.
El consulado (1799-1804)
El periodo napoleónico se desarrolla en tres momentos, entre fines de 1799 y mayo de
1804 se desarrolla la fase del Consulado. Entre mayo de 1804 y abril de 1814 es la época
del Imperio, y entre marzo y junio de 1815 se produce el epílogo de los Cien Días.
El golpe de estado del 18 Brumario del año VIII (9 de noviembre de 1799) instala en
Francia un nuevo régimen representado por la dictadura personal de Napoleón
Bonaparte, nombrado primer cónsul, y que, aunque asume la herencia de la revolución,
gobierna en beneficio de los notables. Las características concretas de este período son:
el nuevo gobierno se establece sobre una determinada configuración social que es
resultado de la revolución; su futuro depende de la pacificación tanto interior como
exterior; en su transcurso pueden verse dos fases: entre noviembre de 1799 y agosto de
1802, con Napoleón como primer cónsul, y entre agosto de 1802 y mayo de 1804 con el
establecimiento del Consulado vitalicio.
El nuevo régimen está fundamentado en una nueva realidad social que emana de la
revolución: se ha producido la ruina de la aristocracia feudal; la burguesía se ha
transformado, consolidándose la alta burguesía del dinero, que se separa de la
burguesía media e inferior; y las clases populares se mantienen en difíciles condiciones
de vida. La estabilidad que consigue el Consulado se basa en la unión entre la vieja
aristocracia y la nueva burguesía, formada por el grupo social dominante de los
propietarios y los notables.
a) La consolidación política se consigue por el Consulado a partir de las ideas de fijar la
revolución, la unidad y la continuidad de Francia, la solidaridad y reconciliación
internacional y la mediación. La tarea de pacificación y estabilidad interna se inicia con
la elaboración de la Constitución del año VIII, que establece el poder ejecutivo en tres
cónsules, de los que el Primer Cónsul (cargo de Napoleón) concentra todos los poderes
y decisiones, lo que lo convierte prácticamente en un gobernante único. Los otros
poderes quedan distribuidos en 4 Asambleas: el Consejo de Estado, el Senado, el
Cuerpo Legislativo y el Tribunado; y se establece el sufragio universal con limitaciones
a través de un sistema de listas.
Se institucionaliza el gobierno nacional, la administración central y local, se organiza la
hacienda y finanzas con el Banco de Francia, se organiza la justicia, y en 1804 se da el
Código Civil; y se regulariza la enseñanza y la prensa. Se produce la vuelta e integración
de los emigrados, en lo religioso se llega al Concordato en 1801 con Pío VII y en el plano
político las dos fuerzas que presionaban al nuevo régimen (realistas y republicanos
jacobinos) son dominadas y liquidadas políticamente.
b) La pacificación exterior, en los primeros momentos, consolida el poder de Napoleón
que con la reanudación de la guerra da paso al Imperio y a la plenitud del poder
napoleónico. El proceso seguido por Napoleón es el siguiente: entre 1800 y 1802 obtiene
la victoria sobre la Segunda Coalición, derrotando a Austria y estableciendo el tratado
de Amiens con Inglaterra. En 1802 se ha establecido la paz en toda Europa y es el
momento oportuno para nombrar a Napoleón Cónsul Vitalicio, su poder personal queda
establecido en la Constitución del año X. En 1803 se rompe la paz de Amiens y comienza
un largo duelo que enfrenta a Francia con Inglaterra, reanudándose la guerra. Al mismo
tiempo se producen conspiraciones realistas en el occidente francés y el complot del
duque de Enghien.
Ante el doble peligro, en el exterior con la guerra y al interior con las conspiraciones, se
plantea la necesidad de un poder fortalecido en manos de Napoleón, lo que culmina con
el establecimiento del Imperio. El 18 de mayo de 1804 es promulgado el senado-
consulto que establece la dignidad imperial en Napoleón
El Imperio (1804-1812)
En su evolución pueden distinguirse unos primeros años de esplendor, con la
construcción del Gran Imperio, que se extienden entre 1804 y 1812, y una etapa final
en 1813 y 1814 con el Imperio a la defensiva y que lleva a su derrota final.
Las bases constitutivas del Imperio
Para Abellán el Imperio es la culminación del proceso iniciado en 1799, por lo cual ofrece
una continuidad en sus fundamentos sociopolíticos como ideológicos con los años
precedentes. Las ideas básicas del emperador eran organizar e intentar armonizar la
contradicción entre República e Imperio, lograr la unidad de Europa (lo que lo enfrenta
a Inglaterra), la continuidad histórica europea (que lo enfrenta a Austria) y la
organización continental entre los imperios de Occidente y Oriente (acuerdo con Rusia).
La constitución del año XII, promulgada como senado-consulto el 18/05/1804,
establece que el gobierno de la República queda en manos de un emperador. La
coronación se realiza en París, el 02/12/1804 con el Papa Pío VII, y simboliza la doble
herencia del Imperio: el poder popular manifestado en el plebiscito y el derecho divino
con la presencia del Papa. En torno al emperador se crea una nueva corte formada por
la familia de Napoleón y la nueva aristocracia imperial. El emperador nombraba los
ministros, entre los cuales se destacaron Talleyrand en Relaciones Exteriores, Fouché en
Policía y Gaudin en Finanzas; los órganos legislativos estaban también bajo la influencia
de Napoleón que legislaba por decretos y senado-consultos. La administración quedo
centralizada, cada departamento estaba bajo la autoridad de un prefecto, la enseñanza
se organiza a nivel secundario (liceos) y superior (escuelas y facultades) bajo la autoridad
de la Universidad que controla la enseñanza; la Iglesia católica queda conformada como
un servicio público desde el Concordato de 1801. El elemento fundamental del régimen
napoleónico fue el ejército imperial, factor poderoso de las continuas campañas bélicas.
Los fundamentos socio-económicos del imperio se encuentran en su amplia base
demográfica (la “gran nación” francesa, 29 millones de habitantes), en unas actividades
económicas enmarcadas por una coyuntura de alza que se extiende entre 1804 y 1815,
y en una situación general de desarrollo económico con un lento avance de la
agricultura, la ruina de las actividades portuarias y del gran comercio marítimo y el inicial
crecimiento de la industrialización con progresos en los sectores de la industria química
y la textil, pudiendo considerarse la época napoleónica como la “primera fase de la
revolución industrial en Francia”.