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Cuando un adulto estudia

Familia y Comunicación

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Cómo sortear y sostener los cambios que se suscitan cuando coincide el estudio
con el cuidado de la familia.

Por la Lic. Norma Tauro, Asesora Pedagógica, Instituto Universitario del Hospital
Italiano.

Aprender y crecer intelectual y profesionalmente es bello, plancentero y


beneficioso, no sólo para la persona que se lo propone sino también para
quienes transitan a su lado. No obstante, este es un camino que, en ocasiones,
puede producir culpa, algunas tensiones y desajustes, tanto dentro de la familia
como en el trabajo.

También, es posible que esta tarea le deje al interesado un poco menos de


tiempo para el hogar o transitoriamente reduzca sus ingresos. Estos factores
pueden limitar las aspiraciones del adulto que se propone seguir estudiando.
Conversar en familia sobre el deseo de concreción de proyectos personales
puede estimular la comprensión y afianzar el conocimiento del otro.

Manifestar la necesidad de colaboración, establecer un


contrato -mejor aún- firmándolo con la tinta del afecto,
pueden ser útiles a la hora de comenzar.

En el marco de un contrato de colaboración familiar, un buen consejo es


comunicar los días que le ocupará esta nueva etapa, tanto los que deberá
asistir a la institución en la cual cursa como las horas que dedicará al estudio
individual y grupal. De este modo, se favorecerá el respeto de la familia a ese
espacio para dedicarse a la formación que se ha elegido.

El lugar propio. “Este es el lugar de mamá para estudiar y lo hace durante


este tiempo.” Es aconsejable que, quien estudie, tenga o elija un lugar donde
desplegar sus materiales de estudio. Esta estrategia aporta orden (tanto para el
que estudia como para su entorno) favorece el desarrollo de la actividad
académica y los vínculos familiares.

No levantar el material de estudio. Este puede permanecer allí, siendo el


adulto quien se levanta y se mueve, quien inicia una nueva tarea, en otro
contexto y tiempo, asumiendo un rol diferente. Cuando retoma el estudio,
vuelve a ese lugar de pertenencia única que no se ocupa para otra tarea ni por
otra persona.

Respetar el horario. Intente no pactar, en lo posible, citas en su horario de


estudio. La observación, por parte de la familia, de que ese horario no es
respetado por quien estudia hace más endeble el respeto del grupo familiar.

Nota perteneciente al número 14 de Aprender Salud. Descargue la revista


completa enhttp://www.hospitalitaliano.org.ar/isalud/revistas/sep_2011.pdf

Autor/es: Por la Lic. Norma Tauro, Asesora Pedagógica, Instituto Universitario del Hospital Italiano.

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