Getsemaní para arrestarlo. Luego de nuevo a Pedro.

Ante el Sanedrín no se En la cruz, escribió Santo Tomás de Aquino, se nos dan “ejemplos de todas que busca abrazar a todos, ninguno excluido. Un amor que se extiende a
defiende, sino que da testimonio. Y así también ante Pilato. Ante Herodes, las virtudes: amor, paciencia, humildad, obediencia, desapego de las cosas
en cambio, "no respondió" (Lc 23, 9). Durante la imposición de la condena, materiales”. La cruz es la clave del evangelio, la llave de la puerta santa del
como en toda su pasión y muerte las palabras de Isaías se hacen realidad. cielo. La cruz es aceptación, inmolación, entrega, ofrenda. Es paz. Es
El siervo Jesucristo es un hombre de dolores, que sabe y quiere, por tanto, respuesta de amor. Es sabiduría: “Porque para entrar en estas riquezas de
acompañar nuestros sufrimientos. la sabiduría de Dios- escribe fray Juan de la Cruz-, la puerta es la cruz, que
es angosta. Y desear pasar por ella es cosa de pocos”.
Mirar la cruz y leer el
evangelio desde una Como cristianos estamos invitados a aceptar libremente la voluntad de Dios
perspectiva reflexiva conlleva sobre Él como un camino de redención y salvación. Es necesario que en
volver a leer nuestra propia este día miremos a Cristo y ver su hoja de ruta, su ejecutoria, para darse
historia y la historia de la cuenta que la voluntad de Dios no es fácil de comprender, ni de vivir con
sociedad para descubrir que la fidelidad; sin embargo, no cabe duda que es una voluntad salvífica. “Dios
pasión ocurre aquí y hoy. “Leer quiere que todos los hombres se salven”. Cuando nos resistimos a aceptar
la pasión con fe permite sentir la voluntad de Dios, sobre todo cuando ésta supone sacrificio, dolor y
cómo trata Dios al hombre y muerte, nos resistimos también a aceptar su amor. Cristo nos enseña que
cómo maltrata el hombre a Dios en los hermanos. En Semana Santa todo en la humilde, pero gozosa y fiel sumisión a la voluntad del Padre, se
recurso vertical a Dios está excluido, porque la cruz es el grano de trigo que encuentra el camino del amor. Cristo mismo experimentó la sensación de
muere para dar la vida y ser fecundo, de lo contrario la vida se pierde por abandono por parte del Padre en la cruz, Dios mío, Dios mío , ¿Por qué me
infecunda y egoísta. A Jesús crucificado le interesa más la antropología que has abandonado?.
la teología, la calle que el templo, el hospital que el club, el desprotegido
que el sobreprotegido”. (P. Emilio Betancur) Jesús nos invita en este día a entrar en su pasión, en su misterio de amor,
en su entrega dada por nosotros y ahondar en la pregunta interior en “el
SÁBADO SANTO, LA VIGILIA PASCUAL: grito de Jesús en la cruz, que no delata la angustia de un desesperado, sino
la oración del Hijo que ofrece su vida al Padre en el amor para la salvación
“El Sábado Santo es el día del silencio de Dios. Debe ser un día de silencio, de todos” (San Juan Pablo II).
y nosotros debemos hacer de todo para que sea una jornada de silencio, Mientras se identifica con nuestro pecado, “abandonado” por el Padre, él se
como había sido en aquel tiempo: el día del silencio de Dios. Jesús puesto “abandona” en las manos del Padre. Fija sus ojos en el Padre.
en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es Precisamente por el conocimiento y la experiencia que sólo él tiene de Dios,
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misterios de su encarnación, de su nacimiento, de su vida oculta,
todo tiempo y a cada lugar: un fuente inagotable de salvación a la cual cada
uno de nosotros, pecadores, puede acercarse. Si Dios nos ha demostrado
su amor supremo en la muerte de Jesús, entonces también nosotros,
regenerados por el Espíritu Santo, podemos y debemos amarnos los unos a
los otros”
Papa Francisco
El viernes santo la iglesia conmemora el misterio pascual en su aspecto de
sacrificio: “Selámiym” es la expresión hebrea sacrificio (derivado de slm:
raíz hebrea de paz).
Los momentos fundamentales de la alianza del pueblo de Israel fueron
sellados con sacrificios, el sacrificio de Abraham a Dios para celebrar su
Alianza: Génesis 15. Alianza del pueblo con Dios a través de Moisés, Éxodo
24,1-11. Todos ellos se convirtieron en simple imagen del único y verdadero
sacrificio, el verdadero sacrificio Pascual: Jesucristo crucificado, así lo
entiende la comunidad cristiana y por eso el evangelio de San Juan nos
presentará a Jesucristo crucificado a la misma hora en que inmolaban el
cordero Pascual en el templo, al que no se le quebrarán ningún hueso y al
que traspasaron, pues la vida, que solo pertenece a Dios estaba
representada en la sangre y en la médula de los huesos, Él es la ofrenda
perfecta, el sacrificio único y agradable a Dios .La celebración de la Pasión
del Señor del Viernes Santo gira toda ella en torno al Misterio de la Cruz.
Ese misterio que marcó la historia de la humanidad y que culmina el
ministerio histórico de Jesús, inaugurando, desde entonces por su
resurrección la nueva creación. Se tiene muy en cuenta en la celebración de
este día que el sacrificio de Cristo es “único, da plenitud y sobrepasa a
todos los demás sacrificios”.
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formándose en nosotros y volviendo a nacer en nuestras almas por los
santos sacramentos del bautismo y de la sagrada eucaristía, y haciendo que
llevemos una vida espiritual e interior, oculta con él en Dios. Quiere
completar en nosotros el misterio de su pasión, muerte y resurrección,
haciendo que suframos, muramos y resucitemos con él y en él”.
SÁBADO SANTO
“Esta noche es noche de vigilia. El Señor no duerme, vela el guardián de su
pueblo (cf. Sal 121,4), para sacarlo de la esclavitud y para abrirle el camino
de la libertad.
El Señor vela y, con la fuerza de su amor, hace pasar al pueblo a través del
Mar Rojo; y hace pasar a Jesús a través del abismo de la muerte y de los
infiernos.
Esta fue una noche de vela para los discípulos y las discípulas de Jesús.
Noche de dolor y de temor. Los hombres permanecieron cerrados en el
Cenáculo. Las mujeres, sin embargo, al alba del día siguiente, fueron al
sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús. Sus corazones estaban llenos de
emoción y se preguntaban: «¿Cómo haremos para entrar?, ¿quién nos
removerá la piedra de la tumba?…». Pero he aquí el primer signo del
Acontecimiento: la gran piedra ya había sido removida, y la tumba estaba
abierta.
«Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido
de blanco» (Mc 16,5). Las mujeres fueron las primeras que vieron este gran
signo: el sepulcro vacío; y fueron las primeras en entrar.
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La resurrección de Cristo nos llama a la vida. Por el bautismo, la iglesia nos
llama a nuestra vida en Cristo. “Si hemos sido sepultados con él”, dice Pablo
a los Romanos, “también hemos resucitado con él”.
La resurrección de Cristo nos invita a una renovación personal. Hoy damos
gracias a Dios por su amor y por su triunfo sobre el pecado y le pedimos
que siga transformando nuestras vidas en la presencia de su Hijo
Resucitado entre nosotros.
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UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA
JUEVES SANTO
En el Cenáculo, la tarde antes de su pasión, el Señor oró por sus discípulos
reunidos en torno a Él, pero con la vista puesta al mismo tiempo en la
comunidad de los discípulos de todos los siglos, «los que crean en mí por la
palabra de ellos» (Jn 17,20). En la plegaria por los discípulos de todos los
tiempos, Él nos ha visto también a nosotros y ha rezado por nosotros.
Escuchemos lo que pide para los Doce y para los que estamos aquí
reunidos: «Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me
enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me
consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad» (17,17ss).
El Señor pide nuestra santificación, nuestra consagración en la verdad. Y
nos envía para continuar su misma misión. Pero hay en esta súplica una
palabra que nos llama la atención, que nos parece poco comprensible. Dice
Jesús: «Por ellos me consagro yo». ¿Qué quiere decir? ¿Acaso Jesús no es
de por sí «el Santo de Dios», como confesó Pedro en la hora decisiva en
Cafarnaún (cf. Jn 6,69)? ¿Cómo puede ahora consagrarse, es decir,
santificarse a sí mismo?. (Papa Benedicto XVI, Homilía Jueves Santo 2019).
Es el día del amor fraterno. Jesús amó a los suyos “hasta el extremo”, nos
dice el evangelista Juan. Este amor lo demuestra lavando los pies a los
apóstoles. Es el único evangelista que no relata la institución de la
Eucaristía. No hacía falta, el gesto del lavatorio lo dice todo. Demuestra que
ha venido a servir y no a ser servido, está dispuesto a dar la vida por todos.
La Eucaristía es memorial (reactualización) de la muerte y Resurrección de
Cristo, sacrificio de la Nueva Alianza y sacramento de amor y de unidad.
Cada vez que la celebramos proclamamos la muerte y la Resurrección de
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En la liturgia de la luz, la bendición del fuego, vemos el “simbolismo de
cristo-luz por su resurrección” el cirio encendido simboliza a Cristo, luz del
mundo, que por su resurrección disipa las tinieblas del corazón y del
espíritu.
Los gestos que acompañan la bendición del cirio son verdaderamente
hermosos y de gran riqueza en significado.
La cruz, simboliza la humanidad de Cristo; el alfa y el omega, el Señorío de
Jesús en la historia, desde el principio hasta el fin. Los números del año en
curso, el tiempo transcurrido desde el primer suceso pascual. Los cinco
granos de incienso, las llagas gloriosas del Resucitado.”
La procesión que se realiza, también tiene un gran significado teológico,
pues, es el recuerdo, de cómo los israelitas fueron guiados en el desierto
por una columna de fuego, ahora nosotros somos guiados por Cristo, que
es la luz que ilumina nuestro caminar, hacia la patria celeste.
La liturgia de la palabra de esta celebración es verdaderamente especial y
recuerda la historia de la salvación. La Palabra de Dios se prepara, para
revivir sacramentalmente la muerte y resurrección de Cristo, se recuerda, de
manera especial, los principales acontecimientos de la historia de la
salvación. Los temas que se tratan son: la creación, que se vuelve tipo de
la nueva creación realizada por la muerte y resurrección de nuestro Señor.
El sacrificio de Abraham, que es tipo del sacrificio de Cristo, que sella la
nueva y definitiva alianza y el paso por el mar rojo, que es tipo del bautismo
cristiano, además de la nueva Jerusalén, que es la salvación gratuita y
universal, que nos es merecida por Cristo . Finalmente la cumbre de la
liturgia de la palabra es la proclamación del evangelio.
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dejará solos. Por eso ese día se celebra la cena, la Pascua, porque Dios
pasa, se acerca, está con nosotros y se queda para siempre.
Y al pasar, Dios deja su rastro, y nos da ejemplo con su modo de actuar. Y
es entonces cuando viene la segunda pregunta: ¿Comprendemos lo que el
Señor ha hecho con Nosotros? Y esta pregunta nos lleva al Evangelio, para
descubrir a Dios en ese Jesús que lava los pies, que se pone a los pies de
sus discípulos para enseñarles, como Maestro, a actuar con todas las
personas, especialmente con los más pobres. Y el rastro que Dios deja está
cargado de amor, un amor que se hace servicio, un amor que se hace
entrega, un amor que se hace Eucaristía, sacramento, signo vivo de una
comunidad de hermanos que se aman y que están dispuestos a servir y a
lavar los pies de los más necesitados. “Os he dado ejemplo para que lo que
yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”.
Esta noche Jesús nos invita a “entrar” en una noche de preguntas, y
hacérselas nosotros desde el hoy que vivimos y desde lo que cada uno
somos. ¿Por qué esta cena? ¿Por qué estás aquí? ¿Qué te mueve?
¿Comprendes el significado profundo de esta Eucaristía? ¿Entendemos que
no hay cristianismo sin amor ni servicio “a los pies” de los necesitados?
Esta noche la respuesta es el Amor, la respuesta es Caritas. Hoy y siempre
todos somos, y debemos ser, Caritas, el rostro del amor de Dios por sus
hijos más pobres. Ese día, desde Caritas, desde el Amor, pedimos que no
se nos acostumbre el corazón, ni la mirada, a tantas situaciones de crisis
que estamos viendo a nuestro alrededor, situaciones de hambre, de
injusticia, de discriminación, de soledad, de desamor, de tristeza, de dolor,
de falta de ganas de vivir, de tantas cosas. La respuesta sigue siendo el
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