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EL MARXISMO
El pensamiento de Marx se va a gestar en dos contextos fundamentales. Por una parte la revolución industrial que tiene lugar
en Europa durante el siglo XIX. Y por otra parte, un contexto filosófico, donde encontramos fundamentalmente a Hegel, Feuerbach y
los socialistas utópicos como punto de partida del pensamiento de Marx.
Del siglo XVIII al XIX se van a producir importantes cambios en Europa, fundamentalmente a lo que atañe a la organización
política y al tipo de sistema económico. Se pasa de un mundo rural y agrario, donde la industria está representada fundamentalmente
por talleres de artesanos, a un mundo de ciudades y a una industria fabril y mecanizada. Primeramente será en Inglaterra en el siglo
XVIII y posteriormente el resto de Europa en el XIX. Podemos entresacar algunos aspectos y causas fundamentales que ayudan a
explicar
(no mediante la dialéctica de la lucha de clases) la revolución industrial y el nacimiento del sistema económico capitalista.
El aumento de la población en Europa significó mano de obra abundante y barata para la industria (la población pasa de ser
180 millones en 1800 a ser 400 millones en 1900). Este aumento será el responsable del “éxodo rural”. Dado que el mundo
agrario no podía dar salida a tanta gente mucha gente se vio obligada a emigrar a las ciudades donde conseguir trabajo.
Revolución en los transportes. (La máquina de vapor de Watt va a producir un importante cambio en los transportes que
facilitará el transporte de mercancías y de personas (más mercancías).
La mecanización de los procesos de producción. Esta mecanización se había comenzado a producir en Inglaterra en el
sector textil con la introducción de grandes máquinas hiladoras. Este sector también va a ser el primer sector en desarrollarse
en el resto de Europa. Al textil le seguirá la siderurgia que era capaz de producir grandes cantidades de acero a bajo coste y
alta calidad (altos hornos). Más avanzado el XIX se desarrollará la industria química, que será muy diversa (ácidos, abonos,
productos farmacéuticos, cemento...).
El sistema de producción capitalista va a ser muy diferente del anterior sistema agrario y de talleres merced a los cambios que
acabamos de exponer. Podemos también reunir, de manera esquemática los principales puntos de la economía capitalista:
La producción ya no la realiza un taller con unos pocos artesanos, sino una fábrica a través de procesos mecánicos
controlados por cientos e incluso, a veces, miles de trabajadores.
Los obreros ya no se pueden considerar artesanos, es decir, no son ellos los responsables de la manufactura, no crean la
pieza, sino que se hace a través de una cadena en que cada uno se ocupa de una parte de la manufactura.
De igual modo, el obrero ya no es dueño de lo que fabrica, como sucedía en los talleres, sino que toda la producción
pertenece al empresario. El obrero únicamente pone su fuerza del trabajo, en la producción . Para llevar a cabo este proceso
hace falta mucho dinero; hay que pagar locales, materia prima, máquinas, salarios... etc. Hace falta una inversión inicial muy
elevada, es decir, capital. Por eso el sistema se denomina “sistema capitalista”.
El poder de las burguesías europeas irá a lo largo del siglo XIX, instaurando regímenes liberales en toda Europa. Estos
sistemas políticos se basaban fundamentalmente en la instauración de las ideas de la Revolución Francesa; la libertad, la igualdad
entre los hombres, la abolición de los derechos políticos y sociales de la nobleza... etc. Sin embargo, esta igualdad va a ser una
igualdad ficticia. Lo que pretendían los regímenes liberales era, en suma, un sistema político que diera manos libres a los únicos que
en realidad podían ser libres: los ricos.
Las diferencias entre clases van a ser, si cabe, mucho más acuciantes a partir de la revolución industrial; la sociedad se
divide en dos clases antagónicas: ricos y pobres. Los ricos, que son los que poseen el capital: la nobleza y los grandes empresarios
(banqueros, metalúrgicos, etc.), y una gran masa de población con escasos recursos económicos, que vivían de salarios míseros. Los
salarios de los obreros eran muy bajos debido a la abundante mano de obra disponible a los empresarios, que siempre encontraban
En este contexto es donde van a gestarse los “movimientos obreros”. Va a ser en Inglaterra donde, a partir de 1820 nacerán
los primeros sindicatos (los Trade Unions) que eran asociaciones locales de obreros de un mismo oficio. Por la misma época va a
surgir en Francia el “Socialismo”, llamado así porque pretendía una reforma total de la sociedad. Y a mediados de siglo, algunos
socialistas se radicalizan naciendo el anarquismo, que pretendía la supresión del estado y concederle al individuo una ilimitada
libertad.
Pues bien, es en este contexto que, a grandes rasgos hemos trazado, donde hay que insertar el pensamiento de Marx, como
una filosofía fundamentalmente orientada a la práxis, es decir, a producir un cambio sustancial en la realidad, algo pretendido tanto por
socialistas como por anarquistas. Sin embargo el pensamiento marxista desde su comienzo va a tener una clara diferencia con los
demás tipos de pensamientos sociales. El marxismo no pretende ser un mero “panfleto” de incitación a la revolución, sino que
pretende ser un pensamiento verdaderamente científico. Marx trata de dibujar con precisión los rasgos estructurales de la sociedad
capitalista y mostrar de qué manera, la revolución es un presupuesto científico, algo inevitable, dado el estado de cosas existente. Su
pensamiento no puede considerarse como una mera crítica a la sociedad capitalista, crítica que haga tambalearse el propio sistema;
ocurre al contrario, porque el propio sistema se tambalea debido a sus propias contradicciones, Marx puede enarbolar la bandera de la
revolución.
LA FILOSOFÍA HEGELIANA
Hegel, a principios del siglo XIX, había sido uno de los mejores continuadores del talante ilustrado, expresión de una filosofía
madura capaz de lograr una síntesis de alcance similar a la de Kant. Con Hegel se consuma la madurez teórica e ideológica del
pensamiento idealista. La aportación hegeliana a la historia del pensamiento que Marx estima más decisiva es la noción de
“dialéctica”. Hegel denomina dialéctica al devenir propio del Ser, de la realidad entera. La realidad no es estática y como bien había
señalado Heráclito se mueve a partir de luchas y contradicciones internas, por oposición de contrarios. Hegel pone al día está vieja
teoría con un inusitado éxito al ser capaz de explicar aspectos de la realidad tan diversos como la lucha por la libertad, el progreso
histórico, la evolución del pensamiento filosófico, la política internacional, el avance de las ciencias, el curso del arte etc. El problema,
según Marx, es que en Hegel la dialéctica se aplica a un sujeto equivocado: la Idea o el Espíritu. Pero, como veremos, la realidad no
es racional sino material: es el trabajo lo que mueve el mundo y no la dialéctica de la ideas.
Si el método dialéctico es adecuado para explicar las diversas caras de la realidad es porque bajo la apariencia de
multiplicidad y caos se esconde una unidad y racionalidad que coincide con los principios de la razón humana. Es lo que Hegel señala
con su conocida afirmación de que: “Todo lo racional es real y todo lo real es racional”. Es la anterior una de las tesis filosóficas que ha
suscitado más controversias, puede significar tres cosas:
[1ª] La realidad es de naturaleza racional, es decir, que la esencia de la realidad es la razón, el pensamiento; y las diversas
manifestaciones de lo real no son más que manifestaciones del espíritu humano.
[2ª] Todo lo que existe en la realidad es racional, satisface las exigencias de la razón. Por tanto,
[3ª] toda la realidad social y política, tal y como está estructurada, es racional - se presta a justificar cualquier orden o estado
social y político-.
Podemos pensar la realidad porque es racional y que no hay más realidad que las ideas que son objeto de la razón (de ahí
el nombre de idealismo absoluto para designar el sistema hegeliano). Las consecuencias que extrae el propio Hegel de su tesis básica
son:
1) Respecto a la naturaleza humana, el hombre consiste fundamentalmente en razón: es una forma de espíritu o
autoconciencia.
2) Respecto a la historia, está dirigida por el espíritu, que es el sujeto de la historia, y consiste en el desarrollo progresivo de
la libertad. La historia de la humanidad es la historia de la lucha por la libertad que finalmente ha llegado a su fin con el
Estado liberal heredero de la Revolución Francesa.
3) Respecto a la filosofía del Derecho, significa que el orden social y político, la estructuración social y política que se da en el
Estado, es plenamente racional: el orden político de su tiempo coincide con los principios de justicia y racionalidad que la
razón impone. Hace posible, según Hegel, la realización del hombre.
Los jóvenes discípulos de Hegel estaban cautivados por la idea de que la realidad se despliega de forma dialéctica, pero no
aceptaban el conservadurismo del maestro al santificar el estado prusiano como la más perfecta encarnación de lo que Hegel
denominaba el “espíritu absoluto” y se constituyeron en una corriente de pensamiento, liderada por Bruno Bauer, que recibió el
nombre de “izquierda hegeliana” (por oposición a la “derecha hegeliana” que, apoyándose en las últimas obras del maestro, intentan
justificar el orden social establecido) .
Marx se va a formar como filósofo en las filas de los hegelianos de izquierdas. En Berlín, donde realizará sus estudios de
filosofía tras haber abandonado el destino que su padre había preparado para él como abogado, se hará un asiduo del llamado “Club
de graduados”, un grupo de intelectuales berlineses de izquierda que hacían filosofía desde el pensamiento de Hegel. Allí conoce a
Marx seguía siendo hegeliano, incluso después de haber estudiado el materialismo antiguo que explica y fundamenta la
realidad exclusivamente mediante principios materiales, ya sean átomos o fuerzas físicas. Quien lo despertó de su sueño dogmático
fue Feuerbach con ocasión de averiguar cuál es la esencia del cristianismo, en su obra del mismo título. La tesis clásica de Feuerbach
es que cuando el hombre primitivo es consciente de lo que es y profundiza en su interior, surge la religión ("La religión es la primera
conciencia de sí del hombre"). Cuando el ser humano se da cuenta de que, además de ser un individuo, normal y limitado, forma parte
de la especie humana, interminable e ilimitada, percibe esta realidad como algo distinto de él, como otro ser, al que llama Dios. Así se
despoja de sus cualidades, poniéndolas en una realidad ajena a sí mismo (alienación). De este modo la religión descubre al hombre
sus riquezas, aunque las sitúa en Dios, siendo el misterio del hombre en Dios. Por eso, para que nazca el hombre, tiene que morir
Dios, porque Dios es solamente el hombre que proyecta en la divinidad toda su riqueza; la religión es el yo del hombre enajenado o
alienado. Por tanto, el hombre crea a Dios siendo Dios lo universal humano: Homo homini Deus est, paráfrasis de la
expresión de Hobbes Homo homini lupus est.
Al final el espíritu laico de la antropología sustituye a la teología, y el hombre se posee a sí mismo. Reivindicar para el
hombre todo ese mundo de atributos divinos acabará con la alienación religiosa. Esto exige negar a Dios (por tanto, proclamar el
ateísmo) y restituir al hombre las cualidades que le pertenecen, es decir, afirmar el humanismo o transformar la teología en
antropología. La religión tiene una parte rechazable, la que se apropia de las cualidades humanas para ponerlas en Dios, dejando así
a los hombres vacíos e indigentes. Por eso Feuerbach no niega la religión, sino que tiene con ella una actitud crítica, distinguiendo lo
verdadero y lo falso
En una obra anterior, Ensayo de crítica sobre la filosofía de Hegel, Feuerbach planteaba que los procesos históricos tienen en
su base las condiciones materiales de la época, las cuales explican la forma de pensar y de actuar de los seres humanos y que la
miseria e infelicidad crean ilusiones compensatorias, una de las cuales es la religión. Ambos aspectos presentan una crítica a las tesis
de Hegel. Se comprende que Engels comentara La esencia del cristianismo con estas palabras: "El entusiasmo fue general. Todos
nos convertimos en feuerbachianos".
EL SOCIALISMO UTÓPICO
Es muy difícil definir qué es el socialismo utópico, porque en realidad el término designa varias cosas a la vez. El nombre
“socialismo utópico” es el que se popularizó a partir de 1878 cuando Federico Engels publica su clásico folleto Del socialismo utópico
al socialismo científico. Es decir que esta corriente se definiría en principio por la negativa, por aquello que “no es”, y agruparía a una
serie de pensadores a cuyas doctrinas les “falta algo” para ser tomadas en serio, o éstos llevarían adelante un proyecto no del todo
claro y acabado. Se trata, por tanto, de una consideración un tanto pobre y renga, sobre todo porque presupone que todo lo que vino
después es científico y todo lo que ocurrió antes no aspiraba a la rigurosidad del pensamiento.
Los socialistas “científicos” (los marxistas) reprochan a los pioneros, a los primeros socialistas, que surgieron a principios del
siglo XIX, el hacer propuestas irrealizables que prescindían de explicar o comprender el desarrollo histórico del capitalismo y proponer
soluciones voluntaristas (basadas en la buena voluntad de las personas) que no tenían en cuenta las relaciones de dominación
existentes.
La figura más notable de los pensadores ingleses que se preocupaban por mejorar las condiciones de los obreros fue Robert
Owen, quien trató de llevar a la practica sus ideas sobre la organización del trabajo y la distribución de la riqueza, estableciendo el
seguro social, bibliotecas, escuelas para niños y adultos, y otras prestaciones para los obreros, en una comunidad que llamó New
Harmony. De ella se derivan los modelos de las comunidades utópicas. Algunos dicen que las ideas socialistas de Owen fracasaron
porque pretendían, por medio del convencimiento obtener el respaldo de la sociedad -incluida la burguesía- solo al ver el ejemplo,
otros dicen que era por carecer de un plan viable a largo plazo, otros porque dicen que estos socialistas prefiguraban demasiado un
modelo único o cerrado de la sociedad futura planteando sociedades con proyectos o evoluciones acabados cuando la realidad está
en continuo movimiento.
Los pensadores franceses creyeron que era posible transformar la sociedad por medio del convencimiento, la buena voluntad
y los sentimientos religiosos. De aquí que se les aplique el calificativo de utopistas como a Robert Owen, ya que sus soluciones
estaban en el campo de la voluntad así como de proyectos de sociedad pre-establecidos (utopías). Los más notables fueron Henri de
Saint-Simon y Charles Fourier. Es necesario decir que de una parte de estas teorías se forman posteriormente las doctrinas
anarquistas, especialmente por el enfoque en la voluntariedad, entre otros aspectos.
BIOGRAFÍA
Departamento de Filosofíía Paí gina 3
Karl Heinrich Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad de la Prusia renana (a la que también pertenecían Bonn y
Colonia). Aunque su familia era de origen judío se habían convertido al protestantismo en 1824. Su padre, Heinrich Marx, era abogado
en Tréveris. En dicha ciudad cursó sus estudios de Bachillerato, iniciando luego sus estudios universitarios en Bonn, que proseguiría
en Berlín, donde se dedicó al estudio de la historia y la filosofía, en una época en la que la influencia del pensamiento hegeliano era
predominante. Marx terminaría sus estudios en 1841, con una tesis doctoral sobre la filosofía de Epicuro. En Berlín entró en contacto
con los llamados "Jóvenes hegelianos", haciéndose socio del Club de Doctores (Doktorklub). De esa época data su amistad con Bruno
Bauer, uno de los miembros destacados del club. En 1842 comenzó su colaboración con la revista "Rheinische Zeitung", (Gaceta
Renana), dedicada cuestiones de "política, comercio e industria", que destacó por su carácter crítico, y de la que posteriormente sería
redactor jefe, en Colonia, actividad que le puso en contacto directo con los problemas políticos y sociales de la época en Alemania.
Consecuencia de tal contacto, y del análisis de la realidad social y política, fue el giro dado por Marx en su pensamiento, que le llevó a
adoptar una actitud crítica ante la teoría del Estado de Hegel.
El 19 de junio de1843 se casará con Jenny von Westphalen, joven perteneciente a la nobleza prusiana (cuyo hermano sería
Ministro de Interior en uno de los períodos más reaccionarios, después de la revolución de 1848). A raíz del cierre de la revista, en
1843, censurada por las autoridades, Marx se traslada con Jenny a París, donde colaborará con Arnold Ruge en los "Anales franco-
alemanes, revista de la que se llegaría a publicar un sólo número, en la que publicará su "Crítica de la filosofía hegeliana del
Derecho". En París entrará en contacto con el movimiento socialista francés, a través de Proudhon y Louis Blanc, dos de sus
destacados líderes, conociendo también al anarquista ruso Bakunin. En esa época iniciará sus estudios de la economía política
inglesa, sumergiéndose en la obra de Adam Smith y Ricardo, lo que supondrá un nuevo giro en su pensamiento.
En 1844 entabló de nuevo contacto con F. Engels, a quien había conocido anteriormente, llegado a París procedente de
Inglaterra, iniciándose una colaboración duradera entre ambos, que dará su primer fruto en 1845, con la publicación de "La sagrada
familia", una obra crítica en contra de las posiciones idealistas defendidas por Bruno Bauer y sus seguidores. En 1845 Marx es
expulsado de Francia, trasladándose a Bruselas. Allí continuará su actividad política e intelectual, plasmada en las conocidas "Tesis
sobre Feuerbach" y en "La ideología alemana", escrita ésta en colaboración con Engels, y que no será publicada hasta 1932, pero que
contiene ya los elementos fundamentales de la concepción materialista de la historia. En 1847 se asocia a la Liga Comunista. De
nuevo en colaboración con Engels, redacta los principios y objetivos de la misma, recogidos en el conocido "Manifiesto comunista",
que sería publicado en Londres en 1848. Ese mismo año comienza una oleada de revoluciones en Europa. Marx será expulsado de
Bélgica, donde se temía el éxito de la revolución, sin contemplaciones, girigiéndose a Francia, invitado por el gobierno provisional.
Marx y Engels deciden regresar a Alemania, para participar en la que se producía allí, y que se saldará con un fracaso. Marx editará
en Colonia la "Neue Rheinische Zeitung", por cuyos artículos se le llevará ante los tribunales de justicia juzgado, pero será absuelto.
Tras las derrotas de las insurrecciones de mayo de 1849 se trasladará de nuevo a París, pero será nuevamente expulsado de Francia,
en 1849, por lo que se dirigirá a Londres, donde establecerá su residencia, aunque realizará algunos viajes, relacionados con la salud
y visitas familiares, a Francia y a Alemania
En Londres desarrollará una intensa actividad intelectual, (son conocidas sus intensas sesiones de trabajo en la biblioteca del
Museo Británico), que le llevará a la realización de su obra cumbre, "El capital", colaborando también en el "New-York Tribune". En
1859 publica, como fruto de sus trabajos sobre economía, la "Contribución a la crítica de la Economía política", donde expone su
teoría del valor, que se convertirá en la piedra angular de sus estudios sobre el capital. No obstante, Marx no deja completamente al
margen su actividad política en el movimiento comunista internacional, de la que será una muestra su participación en la creación, en
1864, de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), que sería conocida también como la Iª Internacional. Las divergencias en
el seno de la AIT con los anarquistas, así como con los socialistas franceses y alemanes, sobre todo respecto a la hegemonía del
Consejo General, se saldará con lo que se ha considerado un fracaso político para Marx, quien no consigue imponer sus tesis sino
formalmente, aunque gracias a la situación de poder de la que sigue gozando, consigue que la sede de la Internacional sea trasladada
a Nueva York. En 1867 se publicará la primera edición del primer tomo de "El capital". Los 2 restantes volúmenes serán publicados
póstumamente por Engels, en 1885 y 1894. En 1871, tras la revolución que lleva a la Comuna de París, Marx organiza
manifestaciones de apoyo y escribe "La guerra civil en Francia", que interpreta la Comuna como el primer intento para instituir la
dictadura del proletariado. Fallece el 14 de marzo de 1883, siendo enterrado en el cementerio londinense de Highgate.
Nace en Tréveris (Renania), región de Prusia, cercana a Francia. Nieto sobrino de rabinos judíos. Se tiene que bautizar en el
protestantismo para poder ejercer la carrera de abogado. Estudia en Bonn y en Berlín, donde toma contacto con la izquierda
hegeliana. Abandona el Derecho y se dedica a la filosofía. Realiza su tesis doctoral en la Universidad de Jena sobre: Diferencias en
la Filosofía de la Naturaleza en Demócrito y Epícuro. Opta a una plaza de profesor en la universidad pero es rechazado, por lo que
empieza a trabajar en el periodismo como medio para ganarse la vida.
Forma parte de la redacción de la Gaceta Renana, periódico diario de la oposición liberal de la zona más industrializada de
Alemania. En esta época toma contacto directo con la miseria y humillación de los trabajadores que se encuentran con: una jornada
laboral de catorce horas o más una mala situación de la mujeres y niños que trabajan esas horas; se trabaja los domingos y no hay
vacaciones; la enfermedad y los accidentes los dejan sin empleo; no hay jubilación; el despido es totalmente libre; se ende por
anticipado el trabajo de los hijos: si el padre pide dinero anticipado, llegado el tiempo del trabajo del hijo, éste no cobra; no existe
Al producirse la revolución del 48, Marx es expulsado de Bruselas. Va a París, Colonia y Viena, donde conoce la "Liga de los Justos"
que pasará después a impulsos de Marx y Engels a ser la Liga de los Comunistas", Se establece definitivamente en Londres, donde
vivirá hasta su muerte el 14 de marzo de 1883. Su situación familiar estuvo amenazada constantemente por la enfermedad y por la
penuria económica: puede salir adelante gracias a la ayuda de su amigo Federico Engels. En esta época estudia con detenimiento a
los economistas liberales porque está convencido de que sólo desde la base de un profundo conocimiento del sistema capitalista es
posible la revolución. Entre las obras más importantes de este periodo cabe destacar la Crítica de la Economía política y El Capital, su
obra principal.
1841 Diferencias entre la filosofía natural de Demócrito y la filosofía natural de Epicuro (Tesis doctoral)
Crítica de la filosofía del derecho de Hegel.
1867 El Capital
INTRODUCCIÓN EL MARXISMO
El término “marxista” es un concepto que podemos escuchar en distintos ámbitos para significar cosas diferentes. La mayor
parte de las veces el término se utiliza como un etiqueta para marcar una determinada ideología política, cuando paradójicamente
Marx es el primer desenmascarador de todas las ideologías; otras como un mero término peyorativo que no merece la pena
examinar con detenimiento. Sin embargo, en los años 60 y 70, con la misma superficialidad, el término “marxista” era utilizado como
marca de todo pensamiento profundo comprometido con la realidad. Ahora bien ¿qué es ser “marxista”?
Podemos distinguir tres sentidos clásicos del término “marxismo” que coinciden con otras tantas facetas de Karl Marx:
1. ECONÓMICO-SOCIOLÓGICO: En este sentido, el marxismo equivale a una teoría de la realidad social, una crítica a un modelo
de sociedad y a unos modos de producción económica: la sociedad burguesa capitalista. Marx lleva a cabo un profundo análisis del
mecanismo económico que subyace en la sociedad capitalista con el objetivo de elaborar una teoría científica que nos permita
comprender el núcleo mismo del sistema capitalista.
2. POLÍTICO: Es una práctica o acción política revolucionaria orientada a transformar las estructuras económicas, políticas y
sociales, porque considera intolerable el grado de alienación que vive el ser humano. “Los filósofos hasta ahora se han limitado a
interpretar, de muy diversas formas, el mundo; pero lo que importa ahora es transformarlo”.
3. FILOSÓFICO: Es una crítica de la filosofía, o de la función que ha venido desarrollando hasta ahora. Marx criticó, sobre todo, el
idealismo de Hegel y el materialismo mecanicista de Feuerbach. El marxismo, además de criticar la filosofía idealista, se constituye
como filosofía materialista no mecanicista que presenta su propia visión del mundo, del hombre y de la historia, e intenta dar un paso
más en la clarificación racional de la conciencia que inició la Ilustración.
Por otro lado también es usual distinguir entre “marxiano” y “marxista”. El primer término hace referencia al pensamiento y la
obra de Kart Marx. Pero Marx no es un pensador aislado, más bien es el iniciador de una corriente de pensamiento. Engels completó
y sistematizó las tesis de Marx, haciendo del marxismo una teoría no sólo sobre la sociedad y la historia, sino
también sobre la naturaleza. Y después vinieron las diferentes “lecturas” que pretendieron adaptar las tesis de Marx a las
circunstancias concretas de un país concreto: Lenin –escolástica soviética-; Althusser -científico-estructural-; Sartre -existencialista;
Escuela de Frankfurt –teoría crítica de la sociedad; Lukács, Bloch y Gramsci -últimos desarrollos críticos de la teoría,
recogiendo aportaciones de la sociología, la teoría política, la economía, etc. Toda esta tradición que parte de Marx pero que toma
caminos diferentes en cada caso es lo que se denomina “marxismo”.
El humanismo marxista
Las primeras obras de Marx son las que tienen una impronta más filosófica. En los Manuscritos de 1844 Marx formula toda una
antropología: el hombre es un ser fundamentalmente social y solamente en sociedad, es decir, en su relación con otros hombres
puede alcanzar su realización y su felicidad. ¿Cómo se establecen estas relaciones? Fundamentalmente a través del trabajo: el
hombre mediante su trabajo establece relaciones con otros hombres y es a través de estas relaciones como puede encontrar su
verdadera esencia. Ahora bien, puesto que el hombre es un ser social que se realiza a través de su trabajo tenemos que comprender
por qué esto es así: qué es el trabajo.
Podríamos decir que el alfarero, cuando trabaja dando forma al barro y lo transforma en un jarrón (por ejemplo) lo que hace es
introducir su esencia en ese objeto, introduce su esencia en la naturaleza. Esto, que no se ve muy claramente en el artesano o en el
campesino, es evidente en el artista: el artista coge pintura o piedra o barro y se expresa así mismo a través de la materia, deja su
sello propio en la naturaleza y de este modo es capaz de realizarse, de alcanzar su plenitud y su felicidad.
Que la esencia del hombre no es nada que resida en su interioridad; no es algo así relaciones con los demás hombres y sus
relaciones con la naturaleza.
Que el trabajo no es un castigo para el hombre, por tanto, sino que es, en sus dos dimensiones, la esencia el ser humano.
El hombre vive humanamente sólo en la medida en que se realiza, junto con los demás hombres, a través de su trabajo, mediante la
transformación de la naturaleza conforme a sus necesidades y proyectos.
Que el hombre no puede ser libre sino a través de su trabajo, puesto que es a través de éste como manifiesta su esencia, la
hace presente, expresa su creatividad. La libertad es, para Marx, la capacidad de darse cada uno a sí mismo su propia existencia
específica. Los animales no son libres por cuanto viven bajo el imperio de la necesidad, simplemente responden obligados por sus
exigencias naturales, pero no son capaces de darse sus propias condiciones materiales creando así, también, sus propias exigencias.
· Pero esta libertad no es infinita, sino que está limitada por las propias condiciones materiales existentes en las que el ser humano
tiene que realizar su acción con los otros hombres en la naturaleza. Podemos decir, que la actividad humana es, al mismo tiempo,
condicionada y condicionante, o lo que es lo mismo: la sociedad produce al hombre, pero el hombre produce a la sociedad.
¿Qué es lo que ocurre en la sociedad capitalista? En la sociedad burguesa y capitalista los medios de producción (las
fábricas, los talleres, los campos de cultivo...) son propiedad privada de unos cuantos hombres (los capitalistas) y el resto se ve
obligado a vender su trabajo a cambio de un salario que le permita subsistir. Y la idea fundamental es esta: el hombre que vive en la
sociedad capitalista no es hombre, es una cosa, una materia, una mercancía; no vive como hombre, vive exclusivamente como un
animal de carga.
¿En qué consiste la alienación del trabajo exactamente? Consiste en que el trabajo es externo al obrero, no pertenece a su
ser y por tanto éste no se fortalece en su trabajo sino que se niega, no se siente feliz y realizado en su trabajo, sino que se siente
infeliz y está deseando abandonarlo; no desarrolla su energía física y espiritual sino que extenúa su cuerpo y destruye su espíritu. Por
eso el obrero solo se encuentra a gusto fuera del trabajo y dentro de él está fuera de sí, alienado. Podemos resumirlo entres puntos:
El concepto de “alienación” Marx lo toma de la filosofía de Hegel; en las últimas páginas de la Fenomenología del espíritu,
es donde Hegel desarrolla este concepto. La alienación, para éste, es el procedimiento por el cual la conciencia se pone a sí misma
como objeto de conocimiento y de esta manera se objetiva haciéndose externa a sí misma; consiste, por tanto, en un “estar fuera de
sí”. Hegel lo trata en el nivel de la conciencia, como es de suyo, para Marx, la conciencia no es más que la expresión de las
condiciones de vida como vimos, luego la alienación debe provenir de algo verdaderamente tangible, real.
¿En qué consiste entonces? la alienación es la transformación del hombre en cosa; y esto es lo que ocurre en el modo de producción
capitalista: la actividad del hombre, su trabajo, es, en sí, lo que genera valor, es la fuente del valor en el proceso productivo, pero en
el modo de producción burgués, la fuente del valor se convierte en un elemento más del proceso productivo, se convierte en una
herramienta más, una mercancía, en definitiva, no un hombre, sino una cosa.
El trabajador trabaja por un sueldo miserable que únicamente le permite mantenerse biológicamente, satisfacer sus
necesidades más primarias. En esta sociedad el hombre se ve obligado a trabajar por su mera subsistencia, se ve obligado a
comportarse de la misma forma que los animales y no como los hombres. Esto constituye una alienación, es decir, un alejamiento o
extrañamiento de sí mismo... es un hombre pero vive como un animal. Por esta razón el hombre solo se siente libre en sus funciones
animales (comer, beber, procrear, cortejar…) y se siente un animal en sus funciones humanas (el trabajo).
En la sociedad capitalista, el trabajador es incapaz de realizarse como hombre mediante la transformación de la naturaleza a
través de su trabajo. El obrero acude cada día a la fábrica para participar en una cadena de producción o en una manufactura pero
sistemáticamente es desposeído del producto de su trabajo puesto que no disfruta de la transformación de la naturaleza, se mutila
su creatividad mediante la excesiva división del trabajo y acaba por comportarse como una máquina muy alejado y extrañado de su
esencia de hombre. El objeto que el obrero produce a través de su trabajo se convierte en un objeto extraño, ajeno a él ya que es
desposeído de su trabajo y pagado a cambio con lo mínimo.
Pues bien, la alienación del trabajo, la cual es la más importante de todas las alienaciones, es un fenómeno exclusivo de la
sociedad capitalista, que se define precisamente por ser la sociedad en la que el hombre no puede vivir humanamente. Esto no
ocurría en ningún otro, en el sistema de producción feudal, los trabajadores, los campesinos, aunque no tenían la propiedad sobre
los medios de producción (la tierra), que pertenecía al estamento de los nobles o el clero, disponían libremente de ellos, y podían
realizarse mediante su trabajo a cambio que cediesen una parte del producto de su trabajo (pero no todo). Sin embargo, en el
sistema económico burgués, el trabajador se encuentra totalmente despojado del producto de su trabajo. Lo único que él pone en el
proceso de producción (de transformación de la naturaleza) es la fuerza de su trabajo, la cual es pagada a precio de una mercancía
más.
Además la alienación del trabajador no acontece sólo en el mundo laboral. Los capitalistas refuerzan su privilegiada posición
profundizado en la opresión del trabajador por medio de la alienación jurídica y religiosa - La alienación jurídico-política. Al
mantenerse vigente el derecho a la propiedad se. Por eso no existe libertad más que para los ricos, que aumentan a la vez su riqueza
y su poder, mientras los pobres están cada vez más dominados a la par que se empobrecen. El Estado no es un juez imparcial entre
las clases antagónicas, sino que impone unas normas jurídicas y políticas que no hacen más que apoyar un sistema económico
concreto. De este modo el sistema jurídico y político aliena a los ciudadanos al darles la ilusión de una igualdad ante la ley que
resulta falsa: la mayoría está desposeída de su libertad.
La alienación filosófica y religiosa. La religión y la filosofía también son alienantes, como hizo notar Feuerbach, pero no son la causa
última y definitiva de la alienación sino un reflejo y una consecuencia de la alienación económica. En ambos casos se trata de
construcciones teóricas que tienen como función última salvaguardar los intereses de la clase dominante. Por eso denominará Marx
a la religión "el opio del pueblo" y sentenciará el fin de la filosofía teórica, que será sustituida por una nueva praxis revolucionaria.
Ambas son simples instrumentos de la clase opresora para mantener una situación injusta.
SOCIEDAD Y POLÍTICA
EL MATERIALISMO HISTÓRICO.
El materialismo histórico consiste en la tesis según la cual “no es la conciencia de los hombres la que determina su ser sino
que, al contrario, es su ser social el que determina su conciencia”. O lo que es lo mismo, los hombres no tienen una conciencia, unas
ideas políticas, una religión, una ideología y luego actúan y trabajan tratando de llevar a cabo estas ideas, sino que sus condiciones
materiales de vida (la forma en que se relacionan con los demás hombres y la forma en que se establece su trabajo) determina por
completo su manera de pensar. “La producción de las ideas, las representaciones, la conciencia, se halla en primer lugar directamente
vinculada a la actividad material y a las relaciones entre los hombres, al lenguaje de la vida real”. Todo lo que podemos llamar el nivel
mental, cultural, político, religioso y filosófico del hombre depende de las relaciones de producción2, es decir, de las condiciones
materiales de la vida.
Generalmente comprendemos que ocurre justamente al contrario, pensamos que es precisamente el nivel ideológico y
religioso de una sociedad el que marca después el nivel político jurídico y sobre todo económico de esta sociedad; nos puede parecer
que son las ideas y creencias que tenemos los hombres en un momento dado de la historia las que determinan nuestra forma de
organizarnos políticamente y económicamente. Por ejemplo, los medievales, debido a sus creencias religiosas y a sus ideas sobre el
mundo y el ser humano, se organizan en torno a feudos: unos señores propietarios de la tierra y de las armas dominan sobre una
inmensa mayoría de campesinos que trabajan para ellos a cambio de protección y cobijo; a su vez los nobles rinden pleitesía al rey.
“¿Por qué vivir así?” Sería la pregunta y la respuesta nos puede llevar al modo en como pensaban los medievales: creían en un
universo regido por la voluntad absoluta de un rey al que debían obediencia ciega... ¿por qué no pensar que en la tierra debía ser
igual? Había señores a los que debían obediencia y sumisión ciega.
Ahora bien... si afirmáramos esto, según Marx, NOS ESTARÍAMOS EQUIVOCANDO. Las ideas y las creencias de los hombres no
son las que les llevan instaurar ciertas relaciones...quién debe ser señor, y quien siervo, quién debe mandar y quién obedecer, quién
trabajar y quien recibir el fruto del trabajo. OCURRE AL CONTRARIO son las relaciones que se establecen entre los hombres en la
producción social de la vida3 las que le llevan a pensar y creer de ciertas formas. Si explicáramos esto de manera genealógica
tendríamos que decir que cuando los hombres se pusieron a cooperar, a trabajar juntos para garantizar sus condiciones de vida...
hubo ya unos pocos hombres que mediante el uso de la violencia se impusieron a los otros y los esclavizaron; Así establecieron un
régimen económico: “los esclavos trabajan y los señores se apropian del producto de su trabajo”. Pues bien, hasta aquí no hay ideas,
Esta es la idea general del materialismo histórico, por tanto, los modos de pensamiento, las formas de conciencia social o, en
definitiva las ideologías, en cada época de la historia no son sino la justificación ideológica usada por la clase dominante para justificar
su dominación. El modo de ser de la estructura económica determina el modo de ser de las demás esferas de la sociedad, o lo que es
lo mismo, el modelo económico de una sociedad determina todos los demás aspectos de ésta. Más aún, si se modifica la estructura
económica de una sociedad también se modificará la superestructura ideológica. . Esta es una tesis lanzada contra Hegel, para quien
la historia, es la historia del espíritu, donde todo lo demás (las condiciones materiales) no son sino momentos concretos en la historia
del espíritu. Para Hegel la historia se mueve merced a un principio ideal, mientras que para Marx los elementos ideales y espirituales,
como ya había señalado Feuerbach, no son sino el resultado de la actividad práctica humana.
Otra teoría diferente, aunque complementaria a la del materialismo histórico, es el llamado materialismo dialéctico (Diamat) que es
una creación exclusiva de F Engels y que hace referencia a una concepción dialéctica de la Naturaleza con independencia del hombre
y la historia.
LA LUCHA DE CLASES.
Como hemos señalado, cada sociedad se caracteriza por un modo de producción que se sustenta sobre una estructura
económica: el esclavismo, el feudalismo o el capitalismo, y que todo lo demás (religión, política, derecho, filosofía... etc.) no hace
sino justificar este estado de cosas haciendo que cada uno (sea oprimido u opresor) acepte su posición dentro del sistema; pero,
siendo esto así, ¿cómo es posible que se produzca el cambio histórico? ¿Cómo es posible que se pasara de una sociedad
esclavista a una feudal y de ésta, aún más, a una sociedad capitalista?
Marx entiende la historia como un proceso progresivo de maduración de las estructuras económicas de la sociedad. El
esclavismo desembocaría en el feudalismo y éste a su vez en el capitalismo y por último vendría el sistema económico más justo de
todos, el comunismo. Hasta la llegada del comunismo, ningún sistema económico es justo ya que en todos ellos una gran masa de
hombres está oprimida bajo una pequeña minoría de opresores. Por tanto, toda la historia hasta la llegada del comunismo, puede
comprenderse como una lucha feroz entre clases sociales: los opresores y los oprimidos: “la historia de todas las sociedades que
han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases” (Manifiesto comunista).
Opresores y oprimidos: esta es para Marx la esencia de la historia humana en su totalidad. En cada momento de la historia han
existido siempre dos clases antagónicas, dos clases luchando. En un principio está claro que la clase opresora tiene todas las de
ganar pues controla todo el poder del estado, no sólo el poder físico, a través de la policía y el ejercito, sino también el poder
ideológico a través de la Iglesia, la escuela, la moral etc. Pero el desarrollo de las fuerzas productivas hace que las antiguas
relaciones de producción queden obsoletas y se abre el camino a una época revolucionaria en la que se cambian por completo las
estructuras económicas de la sociedad y comienza un nuevo periodo. Ahora bien ¿cómo sucede esto? ¿Cuál es la dialéctica interna
de la historia?
En cada época de la historia, la clase de los opresores, para desarrollarse, crea y alimenta la clase que un día acabará con
ellos. Para entender esto podemos explicar cómo llegamos a la sociedad burguesa-capitalista:
La clase burguesa-capitalista surgió en el seno de la sociedad feudal, alimentada por los propios nobles feudales (que ingenuos, no
sabían que un día acabarían con ellos). Los burgueses aparecieron, en principio como una subclase dentro de los “siervos de la
gleba”; eran campesinos que agobiados por las difíciles condiciones de vida impuestas por la nobleza en el campo, viajaron a las
ciudades (de ahí el nombre de burgueses) y se organizaron en torno a pequeños talleres corporativos para ganarse la vida.
Más tarde debido al descubrimiento de América y el establecimiento de las colonias se incrementó de manera notable el comercio y
los pequeños talleres corporativos no fueron suficientes para cubrir la demanda. En este momento la clase media industrial suplantó
los talleres gremiales: en lugar de ser un grupo de artesanos cooperando para la mejora del trabajo, un propietario invertía su
capital, contrataba trabajadores y así ampliaba su taller todo lo que fuera necesario para incrementar su producción y poder cubrir la
demanda. Ya había nacido la clase de los patronos y la clase de los trabajadores asalariados (que nunca antes había
existido). Entonces fue cuando la burguesía, que tenía todo el poder económico, emprendió la revolución para acabar con los
privilegios de los nobles. Esta revolución fue la revolución francesa y su ideología las ideas ilustradas y el liberalismo, que buscaba
la igualación de todos los hombres pero con el único y verdadero propósito económico de crear una “libre competencia” que le diera
todo el poder a los capitalistas para hacer y deshacer. Así, la nobleza, clase de los opresores, pereció bajo una clase surgida de los
oprimidos: los burgueses.
En una vuelta de tuerca más, la aparición de la máquina de vapor hizo que los talleres pudieran remplazarse por grandes fábricas y
la clase media industrial (nacida de los antiguos maestros artesanos) se convirtió en grandes millonarios industriales (ya que sólo los
muy ricos tenían capital suficiente como para construir una fábrica). Las nuevas máquinas industriales redujeron a nada las
pequeñas propiedades de los trabajadores con las que se ganaban la vida: las ruecas los telares… etc. Estos trabajadores se vieron
obligados a abandonar su trabajo y su medio de sustento y trabajar a cambio de un salario. A su vez, se exigía una gran cantidad de
EL CONOCIMIENTO : LA IDEOLOGÍA
EL CONOCIMIENTO: LA IDEOLOGÍA
Las formas de conciencia social o la ideología de una sociedad son el conjunto de ideas, creencias y representaciones que
los hombres se hacen sobre esta sociedad. Althusser, uno de los principales marxistas del siglo XX, dice explícitamente que una
ideología es un sistema de representaciones (imágenes mitos ideas conceptos, creencias...) dotadas de una existencia y un papel
histórico en el seno de una sociedad. Ocurre, por tanto, que cada momento de la historia ha tenido una ideología y esta ideología
determinaba la forma de las conciencias de los hombres, es decir, los hombres tenían una percepción de la realidad mediante estas
representaciones, estos mitos, estas creencias. Por ejemplo, los medievales veían el mundo con los ojos del cristianismo; no es de
extrañar, por tanto, que un siervo, obligado a entregar cada año sus cosechas al señor feudal aceptase como un hecho absolutamente
normal y justo esta dominación, puesto que su percepción del mundo partía ya de una dominación, la de los hombres frente a Dios.
La superestructura ideológica es el primer elemento que aparece en cualquier estructura social, aunque no el elemento determinante.
Marx entiende por superestructura ideológica una deformación de la realidad que falsea, esconde y justifica las contradicciones
internas del sistema económico y por tanto es un arma utilizada por las clases dominantes. Pertenecen a la superestructura ideológica
los elementos de la política, el derecho y el estado, así como el arte, la literatura, la poesía, la filosofía o la religión que actúan
como elementos justificadores de la injusticia social.
Las formas ideológicas no pueden determinar ni cambiar la historia. Solamente la oposición dialéctica fuerzas productoras-
relaciones de producción son los agentes del cambio social. En palabras de Marx, "no es la conciencia la que cambia la vida sino la
vida la que transforma la conciencia". Las ideologías no son más que productos históricos transitorios que actúan en unos casos como
drogas que pretenden adormecer la conciencia (religión) y en otros casos como deformaciones justificadas de la realidad (filosofía).
La ideología o superestructura ideológica tiene un proceso de generación o de creación en cualquier sociedad que comprende los
siguientes momentos o etapas:
Marx pensaba que las condiciones de vida del proletariado no podían mejorar en el seno del sistema capitalista porque este
está basado en la necesidad de acumular cada vez mayores beneficios y esto sólo es posible disminuyendo el salario de los
trabajadores. Marx pensaba que esta era una tendencia inevitable del sistema capitalista que denominó con el nombre de “ley de
hierro de los salarios”
Las ideas se elaboran dentro de la misma clase dominante, por los que Marx llama ideólogos activos, cuya tarea es promover
dentro de la misma clase dominante la ilusión sobre ella misma. Este primer paso se produce de una forma oculta y va unido
a la generación de la misma clase dominante.
Una vez que la clase dominante toma conciencia de su situación pasa a identificar los intereses propios de su clase social
con los intereses propios de toda la humanidad, dotándolos de una falsa universalidad y racionalidad.
FALSA CONCIENCIA
Karl Marx denominó como falsa conciencia al pensamiento de los individuos que no es consecuente con sus condiciones
materiales de existencia. Como sabemos es el ser social el que determina la conciencia, no la conciencia la que determina el ser
social. Por lo tanto la forma de vida del proletario genera una conciencia proletaria y la forma de vida burguesa genera una conciencia
burguesa. No es de extrañar que el valor de la propiedad privada, por ejemplo, sea un ingrediente fundamental de la conciencia
burguesa y no lo sea de la conciencia proletaria. Ahora bien ¿qué es lo que ocurre cuando un individuo tiene ideas que no se
corresponden con las que cabría esperar atendiendo a su clase social? ¿Por qué algunos obreros defienden los intereses de sus
patronos y no los de su clase social? Estos trabajadores carecen de conciencia de clase, ya que adoptan una visión del mundo que no
concuerda con sus intereses individuales y de clase, sino con los intereses de clase de la burguesía.
Se entiende bien, después de lo dicho, de qué modo la historia es un proceso dialéctico: opera a través de contradicciones y
superaciones de estas contradicciones. La idea de dialéctica es otra de las ideas que tomará de Hegel, aunque, como con el resto,
invirtiendo su sentido. Mientras que para Hegel el proceso dialéctico de la historia es un proceso espiritual, un desarrollo de la idea,
donde lo material no es más que la exterioridad de este proceso, para Marx el elemento ideal no es más que el elemento material
traducido a la conciencia de los hombres. La dialéctica es tanto el modo cómo se desarrolla la realidad, cuanto un método para
comprender conceptualmente de qué manera se desarrolla. Mediante la dialéctica es posible comprender por qué determinada
configuración de cosas reales, determinada estructura social, lleva en sí su propia negación que la destruirá. Por ejemplo cómo la
sociedad capitalista en su mismo desarrollo está destinada a producir su propia aniquilación.
Igual que en la época anterior, el desarrollo de la clase de los opresores (en este caso la burguesía capitalista)
necesariamente desarrollará la clase de los que acabarán con ella: el proletariado. De esto no son conscientes los capitalistas: la
acumulación cada vez mayor del capital en unas pocas manos, hace que las fábricas cada vez sean mayores y se concentren en
zonas industriales. De esta forma, los obreros que trabajan en esas fábricas, no se encuentran aislados unos de otros, sino que se
encuentran todos concentrados en las zonas industriales y en los barrios obreros de las grandes ciudades; cuando los obreros se den
cuenta de su capacidad de organización y de su propia fuerza, formarán ejércitos de proletarios y harán la revolución derribando los
pedestales de los opresores capitalistas.
Los proletarios del mundo se levantarán en armas y acabarán con la propiedad privada de los medios de producción que, al
estar en manos de unos pocos capitalistas, les impide la realización y la felicidad al resto de los hombres. Marx además no describe
este paso como uno más dentro del proceso histórico dialéctico, sino que lo describe como el último paso. Con la revolución proletaria,
escribe, termina la época de la prehistoria humana. Esto es así porque, con el comunismo, se supera definitivamente toda clase de
antagonismo social: con el comunismo desaparecen las clases sociales y por tanto la fuente del conflicto que mueve la historia. Y no
hay clases sociales, ni, por tanto, dominación de una clase por parte de otra, porque el comunismo supone la abolición de la
propiedad privada, de la propiedad de los medios de producción por parte de una clase que, de este modo puede ejercer el dominio
sobre la clase de los desposeídos.
Pero Marx no es un ingenuo y no cree que el advenimiento del comunismo sea algo que puede ocurrir de manera
inmediata a través de una revolución (de un día). No, la instauración del comunismo es un proceso largo y difícil. De este modo,
distingue de una primera fase, la dictadura del proletariado, que no consiste en la abolición de la propiedad, sino en la atribución de
toda la propiedad a la comunidad (al estado), es decir, en la conversión de todos los hombres en proletarios. Posteriormente, en una
segunda fase, se abolirá por completo la propiedad privada, la división del trabajo y el contraste entre trabajo manual y trabajo
intelectual, convirtiéndose así el trabajo no sólo en un medio de vida, sino en la expresión de la vida de cada uno a través de la cual
cada individuo se realiza; es entonces, dice Marx, cuando la sociedad “podrá escribir en su propia bandera: cada uno según su
capacidad y cada uno según sus propias necesidades”
VOCABULARIO DE MARX
ALIENACIÓN O enajenación o extrañamiento. Circunstancia en la que vive toda persona que no es dueña de sí misma, ni es la
responsable última de sus acciones y pensamientos. Para Marx es la condición en la que vive la clase oprimida en toda sociedad de
explotación, en toda sociedad que admite la propiedad privada de los medios de producción.
ALIENACIÓN ECONÓMICA Es la principal forma de alienación puesto que de ella dependen todas las demás. Se da en el trabajo y se
refiere al hecho de que en esta actividad el sujeto productivo sufre una expoliación del producto de su trabajo, de su propia actividad y,
en último término, de sí mismo.