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MAESTRIA EN ADMINISTRACION

Acentuación en Sustentabilidad
y Recursos Renovables

Actividad (3)
Ensayo:
"Antecedentes de los Derechos Humanos"

Nombre:
Raúl Torres Hernández

Materia: Derechos Humanos


Tutor en línea: Dr. Alberto Daniel Salinas Montemayor

24 de diciembre del 2018


Introducción

El presente documento pretende a modo de ensayo, abordar los antecedentes sobre los Derechos Humanos,
contenidos en los capítulos del 13 al 16 de la obra del profesor Daniel O’Donnell, y denominada en México como
“Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Normativa, Jurisprudencia y Doctrina de los Sistemas Universal
e Interamericano”, (2012). A su vez también, complementando con diferentes documentos previamente elaborados
y responsablemente citados bajo la norma APA.

El presente ensayo profundiza sobre los derechos humanos de esa parte de la sociedad, los seres más
desprotegidos, reprimidos y abusados como son nuestros niños y adolescentes, las minorías y pueblos indígenas
que ante una sociedad muchas veces meramente espectadora, son víctimas al ser frecuentemente violentados
sus derechos humanos.
Es fundamental, entonces, abordar estas problemáticas desde la perspectiva de la cultura de los derechos
humanos, de tal forma que se logren comprender, transformar y garantizar las relaciones y la interacción de los
miembros de la familia tanto al interior de la misma como socialmente.

La Sociedad ante la protección y ejercicio de los derechos humanos de los grupos antes mencionados (niños,
minorías, indígenas), en sus diferentes entidades como Estado, familia y sociedad civil, deben converger
armoniosamente para el cumplimiento de los mismos.

Inclusive en nuestro país se encuentra establecido en nuestra Constitución política:

Artículo 4o. En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés
superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y las niñas tienen derecho a la
satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo
integral. Este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas
a la niñez.

Los padres o tutores y autoridades tienen la obligación de preservar y exigir el cumplimiento de estos derechos y
principios. El Estado otorgará facilidades a los particulares para que coadyuven al cumplimiento de los derechos
de la niñez.

Por otra parte la ausencia de definiciones consagradas sobre el concepto de minoría étnica, lingüística o religiosa
y sobre todo de ‘pueblo’ conduce a incertidumbres y confusiones en cuanto al contenido de estos conceptos, sus
similitudes y distinciones para la protección de los derechos de estos grupos, los hace muy vulnerables y es de
vital importancia que se estructuren mejor sus derechos en los distintos instrumentos normativos internacionales
para mayor seguridad.
Capítulo 13. Los derechos de la niñez y de la familia.

Como sujetos de derechos, el niño y la familia tienen características comunes. En total acuerdo con María de
Montserrat Pérez Contreras y lo expuesto en su trabajo “El entorno familiar y los derechos de las niñas, los niños
y los adolescentes: una aproximación” que menciona algo de gran relevancia, y es que los derechos de los niños
se ven construidos en dos direcciones:

La primera corresponde al conjunto de normas y de políticas públicas que consideran al niño, niña o adolescente
como un sujeto activo de derechos hasta que cumple la mayoría de edad. Define las responsabilidades de la
familia, la sociedad y el Estado con relación a sus derechos humanos protegidos prioritariamente en virtud de su
condición de inmadurez. Este principio garantiza su pleno acceso a los derechos que se les reconocen en la
Convención sobre los Derechos del Niño, en la Constitución, en la legislación que les aplique, así como a la
gratuidad y prioridad en la atención que requieran.

La segunda en la premisa fundamental del principio de la protección integral, lleva implícito su obligatorio
cumplimiento en la toma de todas las decisiones relativas a los niños, las niñas y los adolescentes, quienes tienen
prioridad, preferencia, consideración y atención absolutas en la protección y la garantía de sus derechos humanos,
en todas las políticas públicas, en la asignación de partidas del presupuesto público dirigidas a las acciones,
programas y políticas que se vinculen a sus necesidades, así como en el acceso y la atención en los servicios
públicos y en la protección en cualquier circunstancia.

La familia es el primer contacto a la sociedad para un niño, debería ser el primer filtro, y a su vez la familia como
unidad debe ser protegida por el Estado, velando por sus derechos para su desarrollo integral.

Los diferentes instrumentos normativos definen a la familia como “elemento natural y fundamental de la sociedad”,
El Estado tiene la obligación proteger a la familia y esta a su vez a los niños, como asociación natural de la sociedad
y como espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en la
igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, la comprensión y el respeto entre sus integrantes. El Estado
garantizará protección de los integrantes de la familia, a priori a niños, niñas y adolescentes.

Marco Normativo.

Ambos (familia y niños) son titulares de un derecho a ‘protección’ (arts. 16.3 y 25.2 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, 23.1 y 24.1 del PIDCP, VI y VII de la Declaración Americana y 17.1 y 19 de la Convención
Americana). De acuerdo con el PIDCP y con la Convención Americana, el deber de proteger la familia incumbe al
Estado y a la sociedad y el deber de proteger los derechos del niño, a su vez, le corresponde al Estado, la sociedad
y la familia. Como señala el preámbulo de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959: “El niño, para el pleno
y armonioso desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer
al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres (…)”. (O’Donnell, 212). Por lo tanto, los derechos del niño están
tan entrelazados con los de la familia que es menester analizarlos en forma conjunta.
En la Convención sobre los Derechos del Niño se establecen derechos específicos que se encuentran regulados
en la legislación secundaria en materia civil o familiar:

 El derecho a ser registrado; reconocimiento jurídico y social de una persona como sujeto.
 El derecho a la identidad; se encuentra sujeto al registro de nacimiento, a través de éste, ante el juez del
Registro Civil se elaborará el acta de nacimiento.
 El derecho a tener una familia; Los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho natural y jurídico a
tener una familia a lado de sus padres o en su caso de sus familiares.
 El derecho de convivencia; guarda y custodia y derecho de visita.
 Evitar la sustracción nacional o internacional; Sustracción es el simple traslado de un menor a un lugar
distinto de aquel en el que reside con quien ejerce su guarda y custodia de conformidad a la ley y la
resolución judicial correspondiente.
 El derecho del niño a ser escuchado; escuchar a los menores en los procedimientos que consideran o
afectan sus derechos es obligatorio, tanto por la ratificación de la Convención sobre los Derechos del
Niño como por lo dispuesto en los Código Civiles y familiares.
 Crianza; deberes y obligaciones de los integrantes de la familia.
 Violencia familiar y el derecho a corregir; protección.
 Otras formas del derecho a tener una familia; la adopción.

Por su parte los derechos de familia regulan fundamentalmente tres aspectos:

 El matrimonio, a su vez, comprende las normas jurídicas relativas tanto a su celebración, como a sus
efectos personales y económicos, incluidos los regímenes económicos matrimoniales, y las distintas
situaciones de crisis como son la nulidad, la separación y el matrimonio.
 La filiación incluye tanto la filiación matrimonial como la extramatrimonial y la adoptiva, y en último lugar la
patria potestad.
 La tutela comprende el conjunto de normas jurídicas referentes a la guarda y protección de menores o
incapacitados no sujetos a la patria potestad.

Para que la sociedad pueda ejercer sus derechos y el gobierno garantizar que puedan vivir y crecer en familia y
comunidad, se deben respetar las leyes, es importante también impulsar alternativas de cuidados y derechos para
las niñas y los niños que no tienen cuidados familiares o que están en riesgo de perderlos y que se respete también
su derecho a la familia y vida en comunidad.

Capítulo 14. La libre determinación, los derechos de las minorías y los derechos de
poblaciones indígenas.

Expresa el Pacto Internacional del Derechos Económicos, Sociales y culturales (PIDESC) en su Artículo primero;
“1.Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su
condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural. 2. Para el logro de sus fines,
todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las
obligaciones que derivan de la cooperación económica internacional basada en el principio del beneficio recíproco,
así como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de
subsistencia. 3. Los Estados Partes en el presente Pacto, incluso los que tienen la responsabilidad de administrar
territorios no autónomos y territorios en fideicomiso, promoverán el ejercicio del derecho de libre determinación, y
respetarán este derecho de conformidad con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas”.
Por otra parte, el Pacto de derechos civiles y políticos hace una referencia a la diferencia étnica y cultural dentro
de un país, indicando la igualdad de derechos para dichas comunidades: En los Estados en que existan minorías
étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a las personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho que
les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y
practicar su propia religión y a emplear su propio idioma (PIDCP, Art. 27).

Sin embargo los pactos mantenían generalidades sobre la autodeterminación, sin especificar su implementación,
hasta La Declaración de los derechos de los pueblos indígenas de 2007, esta declaración de los derechos de los
pueblos indígenas, aprobada por la Asamblea General de la ONU en 2007, fue producto de la presión de diversas
comunidades indígenas, que desde los años ochenta, comenzaron a pensar en la necesidad de aclarar el
panorama respecto a sus derechos, dado el vacío y la ambigüedad sobre los contenidos en los anteriores
antecedentes.

Ha sido un proceso largo, que lleva más de treinta años y que presenta, en sus distintas etapas, diversos obstáculos
para su aprobación, como la posición negativa de los Estados Unidos, Canadá o Australia. Aun cuando la
declaración no es vinculante en el plano internacional, pues es una resolución de la Asamblea General de la ONU,
significa un avance hacia la consolidación de una costumbre internacional en materia del derecho a la
autodeterminación de los pueblos indígenas. (Machuca Pérez, 2016).

En acuerdo al análisis que desarrolla Machuca Pérez (2016) en su documento, existe todavía un gran conflicto o
debate entre los Estados tradicionalistas que consideran vulnerada su integridad territorial, esto al permitir que el
“Derecho a la autodeterminación” hacia las comunidades indígenas sea aprobado. Cabe recordar que la
autodeterminación puede definirse de manera sintetizada, de la siguiente forma:

“(El derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas es el derecho a) cambiar sus formas de gobierno por
ellos mismos; el derecho a determinar la relación con el gobierno del Estado (con ciertos límites); el derecho a
hacer y garantizar las leyes que los gobiernan; el derecho a existir y actuar como una colectividad política dentro
del Estado y a participar en la comunidad internacional.” (Coulter, 2010).

En cuestión a las minorías étnicas y lingüísticas cabe mencionar que se conceptualizan como; a un grupo de
personas que comparten una cultura, una religión y/o un idioma. El Comité de Derechos Humanos considera que
la ‘existencia’ de tal grupo no implica necesariamente que forme parte permanente de la sociedad ni que se trate
necesariamente de nacionales. Los trabajadores extranjeros y los refugiados pueden conformar una minoría[s] a
efectos del artículo 27 en el país en donde se han instalado en búsqueda de trabajo o refugio. La existencia de un
grupo que comparte una cultura, una religión o un idioma es una cuestión fáctica que no depende de una ‘decisión
unilateral’ del Estado.

Su normalización se encuentra principalmente en la Asamblea General de la ONU que adoptó en 1994 la


Declaración sobre los Derechos de las Personas Pertenecientes a Minorías Nacionales o Étnicas, Religiosas y
Lingüísticas inspirada, según consta en su Preámbulo, en el artículo 27 del PIDCP. El contenido de esta
Declaración no es muy novedoso, aunque si presenta avances, y muchas de sus disposiciones se limitan a
reafirmar el derecho de las personas pertenecientes a dichas minorías a disfrutar y a ejercer sin discriminación los
derechos ampliamente reconocidos en la Carta Internacional de los Derechos Humanos.
Capítulo 15. La igualdad de las personas y la prohibición de discriminación.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en sus Artículos 1 y 2 reza que; La igualdad y la no
discriminación son principios básicos de las normas internacionales de derechos humanos. Toda persona, sin
distinción, tiene derecho a disfrutar de todos los derechos humanos, incluidos el derecho a la igualdad de trato
ante la ley y el derecho a ser protegido contra la discriminación por diversos motivos, entre ellos la orientación
sexual y la identidad de género.

Y es responsabilidad de los Estados la obligación jurídica de cerciorarse de que sus propias leyes y políticas no
discriminen contra las personas por su raza, color, idioma, religión, opinión política, su identidad de género y
orientación sexual, o de cualquier otra índole, también de que su marco jurídico ofrezca una protección adecuada
contra esa práctica discriminatoria por terceras personas.

El marco normativo sobre igualdad y no discriminación se encuentra bien fundamentado además de la Declaración
de los Derechos Humanos, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en su preámbulo
y articulo 2, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), artículos 2,3 y 26. En la Convención
Americana sobre Derechos Humanos sus artículos 1y 24, y de manera complementaria pero no menos importante
en:

 Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial. Art.1.
 Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Art. 1.
 Convención de los Derechos del Niño. Art. 2.
 Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas
con Discapacidad.
 Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Art. 1 y 3.

Como bien comenta el profesor O’Donnell (2012) en su obra; Los conceptos de igualdad y de no discriminación
están estrechamente vinculados, aunque no son idénticos. La forma en que los principios de igualdad y de no
discriminación han sido incorporados a los distintos instrumentos internacionales parece confirmar que son
complementarios.

Ahora bien, Es un hecho presente reconocer que el mundo en el que vivimos se caracteriza por ser frecuentemente
desigual y discriminatorio, estos elementos los podemos encontrar en todos los tiempos y todas partes, de esta
manera encontraremos en la historia muchos momentos en los cuales al menos un grupo haya sido puesto en
posición de desigualdad respecto a otro u otros por razones ilegales y violentando de sus derechos.
Ante esta situación, los Estados, la sociedad y en general todos nosotros como individuos, nos encontramos en la
obligación de hacer frente, de manera inmediata y con una visión integral, la problemática de la discriminación y la
desigualdad que nos rodea. Buscando siempre promover, proteger y asegurar el goce pleno de nuestros derechos
en igualdad.
La educación siempre será la clave en los hombres y mujeres para inculcar valores éticos tan primordiales como
los principios universales; como la libertad, la justicia, el respeto al otro, la tolerancia, la no violencia.
Capítulo 16. Los estados de excepción y su relación con Instituciones Internacionales
DH.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 4, a bien de definir un “estado de excepción”,
estipula:

En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la nación y cuya existencia haya sido proclamada
oficialmente, los Estados Partes en el presente Pacto podrán adoptar disposiciones que, en la medida
estrictamente limitada a las exigencias de la situación, suspendan las obligaciones contraídas en virtud de este
Pacto, siempre que tales disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el
Derecho Internacional y no entrañen discriminación alguna fundada únicamente en motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión u origen social.

Las posibles causas que originen la aplicación de un estado de excepción pueden ser de diversa naturaleza por
ejemplo de tipo económico, social o político. Los estados de excepción pueden definirse de diferentes clases:
1. Estado de alarma, está vinculado con todas las causas de tipo social o natural que se presenten en el país, por
ejemplo una inundación (natural), desordenes públicos, protestas (social). 2. Estado de emergencia económica, se
refiere a todas aquellas causas de tipo económico que perjudiquen el crecimiento y la estabilidad financiera del
país, un ejemplo seria, cualquier crisis económica que padezca una nación. 3. Estado de conmoción, está
vinculado con los enfrentamientos que se susciten dentro y fuera del país y que representen un peligro para
la seguridad de sus habitantes.

El estado de excepción se encuentra referenciado además de en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos, también en la Convención Americana, únicamente en estos dos instrumentos, no aparecen ni en la
Declaración Universal de Derechos Humanos ni en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre (Declaración Americana). La ausencia de referencias a este principio en estas dos grandes Declaraciones
de Derechos Humanos puede parecer lógica en la medida en que el principio está formulado como el
reconocimiento de la facultad del Estado de “suspender unilateralmente y temporalmente algunas de las
obligaciones” contraídas en virtud de la ratificación del tratado respectivo. Las Declaraciones no fueron redactadas
con el objeto de definir obligaciones vinculantes, fue con el correr del tiempo y su creciente aceptación por la
comunidad internacional que estas normas se fueron transformando de imperativo moral y objetivo político en
norma legal. La ausencia de una disposición relativa a la suspensión de estas obligaciones en esos dos
instrumentos internacionales, por tanto, no es sorprendente, porque básicamente hablan de suspender los
derechos fundamentales en alguna situación estricta de excepción. Llama la atención, sin embargo, el hecho de
que con la notable excepción del Convenio Europeo sobre los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales,
son muy pocos los tratados sobre derechos humanos que consagran este principio.

Es importante no dejar de lado la finalidad de Las autoridades y los órganos universales e interamericanos de
protección de los derechos humanos es que el estado de excepción como institución jurídica es la preservación
del Estado de Derecho y del principio de legalidad.

Debemos tener la certeza y seguridad que en materia de situaciones de emergencia, la existencia y plena
aplicación de un régimen convencional internacional, como el que resulta, para los países de América Latina, del
artículo 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y del artículo 27 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos constituye el marco jurídico ineludible que los Estados partes de los citados instrumentos
deben respetar a la hora de la puesta en vigor de un estado de excepción.
Conclusiones

Es un hecho que todo pensamiento o reflexión hacia los Derechos Humanos está determinada por las condiciones
económicas, sociales y culturales que pueden regir en el Estado donde esta se construya o constituya.

Si bien existen numerosas dificultades que frustran o llegan hacer inútil la protección internacional mediante
cualquier instrumento normativo aquí mencionado, el reconocimiento de tales deficiencias o carencias no deben
constituir obstáculo para resaltar los resultados de la supervisión internacional que ha contribuido en avances
sobre determinadas circunstancias o situaciones específicas sobre los Derechos de los niños y las familias o las
minorías étnicas o lingüísticas, además de los pueblos indígenas, que ha impedido en gran parte a un efecto
negativo de las violaciones de Derechos Humanos.

Pero al margen del reconocimiento de todos los avances que se han tenido y que quedan por realizar tanto en el
ámbito interno de los Estados como el internacional como Naciones unidas y protegidas en los diferentes
instrumentos normativos internacionales como la Convención Americana o el Pacto Internacional de los Derechos
Civiles y Políticos, o el Pacto Internacional de los Derechos Sociales y Económicos y demás organismos, podemos
dejar de lado la idea de que ni tan siquiera la máxima protección puede llegar a garantizar que un Estado ante un
peligro inminente se vuelva en estado en excepción.

Es por eso que comparto la opinión de Juana Goizueta Vertiz (1997), sin una superación gradual de las negativas
y adversas condiciones económicas, sociales y políticas que caracterizan la realidad de muchos de nuestros
países; sin un compromiso serio y decidido de los gobiernos en pro de la consolidación del Estado de Derecho, las
instituciones democráticas y el pleno respeto de los Derechos Humanos; sin una opinión pública sensibilizada ante
la problemática de los Derechos Humanos; sin la desaparición de la violencia política; sin todo ello, debemos seguir
hablando de los estados de excepción como una constante de la realidad de América Latina, a pesar de que se
lleguen a diseñar fórmulas jurídicas perfectas, que no pasarán de ser más que utópicas.
Bibliografía

Referencias:

Profesor Daniel O’Donnell (2012)

Derecho Internacional de Los Derechos Humanos: normativa, jurisprudencia y doctrina de los Sistemas Universal
e Interamericano.

Segunda edición

ISBN 978-607-95699-7-6

México: Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

Coulter, R. T. (2010). Law of Self-


Determination and the United Nations
Declaration on the Rights of Indigenous Peoples,
The. UCLA J. Int'l L. Foreign Aff., 15, 1.

Diana Ximena Machuca Pérez (2016)


El derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas: límites y alcances de la declaración de Naciones
Unidas 2007
Recuperado de: https://www.redalyc.org/html/110/11046399014/

María de Montserrat Pérez Contreras (2013)

El entorno familiar y los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes: una aproximación

Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0041-86332013000300010

Juana Goizueta Vertiz (1997)

Los estados de excepción en américa latina: los controles desde el derecho internacional

Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5617405.pdf

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