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Diagnóstico
Si el médico sospecha que tienes un trastorno depresivo persistente, los exámenes y las pruebas
pueden incluir lo siguiente:
Examen físico. El médico puede hacerte un examen físico y preguntas profundas sobre tu salud
para determinar qué puede estar causando tu depresión. En algunos casos, puede estar
relacionada con un problema de salud física no diagnosticado.
Análisis de laboratorio. El médico puede ordenarte realizar pruebas de laboratorio para descartar
otros trastornos que puedan causar síntomas depresivos. Por ejemplo, el médico puede ordenar
un análisis de sangre para determinar si la tiroides está poco activa (hipotiroidismo).
Para un diagnóstico del trastorno depresivo persistente, la principal indicación para un adulto
difiere un poco de la de un niño:
Para un adulto, el estado de ánimo depresivo ocurre la mayor parte del día durante dos o más
años.
Para un niño, el estado de ánimo depresivo o la irritabilidad ocurre la mayor parte del día durante
al menos un año.
Los síntomas producto del trastorno depresivo persistente pueden variar de acuerdo con el
paciente. Cuando el trastorno depresivo persistente empieza antes de los 21 años, se denomina
comienzo temprano; si empieza a la edad de 21 años o más, se denomina comienzo tardío.
Tratamiento
Los dos tratamientos principales para el trastorno depresivo persistente son los medicamentos y la
terapia del habla (psicoterapia). El enfoque del tratamiento que te recomiende el médico
dependerá de factores como los siguientes:
La psicoterapia puede ser la primera recomendación para los niños y adolescentes que padecen
trastornos depresivos persistentes, pero eso depende de cada persona. A veces, también se
necesitan antidepresivos.
Medicamentos
Los tipos de antidepresivos utilizados con más frecuencia para tratar el trastorno depresivo
persistente son los siguientes:
Quizá debas probar varios medicamentos o alguna combinación antes de que puedas encontrar el
que funcione. Esto requiere paciencia, ya que algunos medicamentos necesitan varias semanas o
más para lograr el efecto completo y para que los efectos secundarios se alivien, a medida que el
organismo se adapta.
No dejes de tomar los antidepresivos sin hablar antes con el médico: el médico puede ayudarte a
reducir la dosis de a poco y en forma segura. Suspender el tratamiento de manera abrupta o saltar
varias dosis puede provocar síntomas similares a los de la abstinencia, y cortar repentinamente
puede causar un súbito empeoramiento de la depresión.
Cuando se padece trastorno depresivo persistente, es posible que haya que tomar antidepresivos
un largo tiempo para mantener los síntomas bajo control.
Antidepresivos y embarazo
Si estás embarazada o amamantando, algunos antidepresivos pueden ser un riesgo mayor para la
salud del niño no nacido o el lactante. Habla con el médico si quedas embarazada o si los estás
planeando.
Aunque la mayoría de los antidepresivos son seguros cuando se los toma según lo indicado, la FDA
requiere que todos los antidepresivos tengan una advertencia de recuadro negro, la alerta de
seguridad más estricta para las recetas. En algunos casos, niños, adolescentes y adultos menores
de 25 años pueden presentar un incremento de comportamientos y pensamientos suicidas si
consumen antidepresivos, especialmente durante las primeras semanas o cuando se modifica la
dosis.
Se debe vigilar atentamente a cualquier persona que tome un antidepresivo para detectar el
agravamiento de la depresión o un comportamiento inhabitual, especialmente al comenzar a
tomar un medicamento nuevo o al modificar la dosis. Si tu hijo adolescente tiene pensamientos
suicidas al tomar un antidepresivo, consulta inmediatamente con tu médico o solicita ayuda de
emergencia.
Recuerda que es más probable que los antidepresivos reduzcan los pensamientos suicidas a largo
plazo, ya que mejoran el estado de ánimo.
Psicoterapia
La psicoterapia es un término general para tratar la depresión que consiste en hablar con un
profesional de la salud mental sobre tu trastorno o problemas relacionados. La psicoterapia
también se conoce como terapia conversacional o asesoramiento psicológico.
Los diferentes tipos de psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual, pueden ser efectivas
para trastornos depresivos persistentes. Tú y tu terapeuta pueden hablar sobre qué tipo de
terapia es la adecuada para ti, tus objetivos para la terapia y otros problemas, como la duración
del tratamiento.
Identificar las creencias y conductas negativas y reemplazarlas por otras que sean positivas y
saludables
Por lo general, el trastorno depresivo constante no es una enfermedad que puedas tratar por
cuenta propia. De todos modos, además del tratamiento profesional, las siguientes medidas de
cuidado personal pueden ser de ayuda:
Sigue tu plan de tratamiento. No faltes a las sesiones de psicoterapia ni a las consultas e incluso si
te estás sintiendo bien, no dejes de tomar los medicamentos. Date el tiempo para mejorar de
manera gradual.
Investiga sobre el trastorno depresivo constante. La educación sobre tu enfermedad puede darte
fuerza y motivación para seguir el plan de tratamiento. Alienta a tus familiares a que aprendan
acerca de este trastorno para ayudarlos a que te comprendan y te apoyen.
Presta atención a los signos de advertencia. Trabaja con el médico o terapeuta para aprender a
identificar qué podría desencadenar tus síntomas. Haz un plan para saber qué hacer cuando los
síntomas empeoren o reaparezcan. Comunícate con el médico o el terapeuta si notas cambios en
los síntomas o en cómo te sientes. Considera hacer partícipes a familiares o amigos para que te
observen en busca de signos de advertencia.
Cuídate. Aliméntate de manera saludable, haz actividad física y duerme lo suficiente. Considera
caminar, trotar, nadar, hacer jardinería o realizar otra actividad que disfrutes. Dormir bien es
importante para tu bienestar físico y mental. Si tienes problemas para dormir, habla con el médico
sobre lo que puedes hacer.
Evita el consumo de alcohol y drogas recreativas. Puede parecer que el alcohol o las drogas
disminuyen los síntomas de la depresión, pero, a la larga, generalmente los empeoran y hacen que
la depresión sea más difícil de tratar. Habla con el médico o terapeuta si necesitas ayuda para
lidiar con el alcohol o el consumo de drogas.
Medicina alternativa
Asegúrate de conocer los riesgos y los posibles beneficios si buscas una terapia alternativa o
complementaria. Evita reemplazar el tratamiento médico convencional o la psicoterapia con
medicina alternativa. Cuando se trata de depresión, los tratamientos alternativos no reemplazan
la atención médica.
Por ejemplo, el suplemento a base de hierbas denominado Hierba de San Juan no está aprobado
por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) para tratar la depresión en los EE. UU., aunque
está disponible. Puede ayudar a mejorar la depresión leve o moderada, pero la evidencia general
no es concluyente.
La Hierba de San Juan puede interferir con varios medicamentos, incluidos medicamentos
anticoagulante, pastillas anticonceptivas, quimioterapia, medicamentos contra el VIH/SIDA y
medicamentos para prevenir el rechazo de órganos luego de un trasplante. Además, evita tomar la
Hierba de San Juan mientras tomes antidepresivos porque la combinación puede causar efectos
secundarios graves.
Los suplementos dietéticos no están aprobados y controlados por la FDA de la misma manera que
los medicamentos. No siempre sabrás con exactitud lo que tomas y si es seguro. Además, debido a
que algunos suplementos dietéticos a base de hierbas y otros pueden interferir con los
medicamentos recetados o causar interacciones peligrosas, habla con tu proveedor de atención
médica antes de tomar cualquier suplemento.
Simplifica tu vida. Reduce las obligaciones cuando sea posible. Estructura tu tiempo mediante la
planificación del día. Verás que te puede ser útil hacer una lista de tareas diarias, usar notas
autoadhesivas como recordatorios o usar una agenda para mantenerte organizado.
Escribe en un diario. Escribir en un diario como parte de tu tratamiento puede mejorar el estado
de ánimo porque te permite expresar el dolor, el enojo, los miedos y otras emociones.
Lee libros y sitios web de autoayuda de buena reputación. Pídele a tu médico o terapeuta que te
recomiende libros o sitios web para leer.
Aprende maneras de relajarte y controlar tu estrés. Por ejemplo meditación, relajación muscular
progresiva, yoga y tai chi.
No tomes decisiones importantes cuando estés triste. Evita tomar decisiones cuando te sientas
deprimido, porque es posible que no puedas pensar con claridad.
Puedes decidir programar una consulta con tu médico de atención primaria para hablar sobre tus
inquietudes o puedes decidir consultar con un especialista en salud mental, como un psiquiatra o
un psicólogo para realizar una evaluación.
Cualquier síntoma que presentes, incluidos aquellos que quizás no parezcan relacionados con el
motivo de la consulta.
Todos los medicamentos, vitaminas, suplementos a base de hierbas u otros suplementos que
tomas y las dosis.
Llevar a un familiar o amigo contigo que pueda ayudarte a recordar algo que no incluiste u
olvidaste.
¿Cuáles son algunos de los efectos secundarios de la medicación que me está recomendando?
¿Tienes parientes que hayan tenido algún tipo de depresión u otra enfermedad mental?