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"La Revolución Industrial" Enciclopedia Británica en la década de 1950

“Revolución Industrial”, es producto audiovisual de tipo película en la que se


puede aprecia que es de origen enciclopedia, realizada en los años 50, de género
documental. Está dirigido a un público que considera alumnos/as de primaria o
secundaria. Por lo tanto puede ser reproducido dentro del ámbito escolar.

Se puede decir que el producto es de un valor económico alto, ya que se puede


observar distintos efectos, dibujos, escenografías, actores. Esta relatado en voz en
off como la voz de la verdad, de lo indiscutible, relatando en pasado, dando a
entender que es algo que ya ocurrió. Genera una idea de convencimiento, al ser
un producto que pertenece a una enciclopedia, haciendo imposible dudar de los
datos que se cuentan. Es un artículo de Thompson razón por la cual da a pensar
que esa voz en off hace como si fuera él quien está relatando.

En cuanto a la visión de la tecnología, siempre vuelve o mantiene la idea de que


había una solución a los problemas planteados. Es así que se presentan
problemáticas sociales, pero que estas se quieren resolver a través de leyes,
reformas. Por lo tanto se puede observar que el Estado cumple una función activa.
De esta manera se genera un círculo donde se ve el optimismo de la modernidad,
es así que se puede decir que el producto es positivista. También se considera
determinista, ya que menciona tres inventos revolucionarios que cambiaron el
mundo.

En cuanto al consumo no se le da tanta relevancia. Si bien en la sociedad


industrial aparece el producto, estos no tienen una preocupación del consumo. En
la época en la que transcurre el video todo es novedoso. Y no se presenta la
existencia de la materia prima. Por lo que no toma a los materiales que utilizan
como parte de materia prima.
"La historia de las cosas"

El documental digital, “La historia de las cosas”, se produjo en el año 2007. La


audiencia a la que va dirigido es para todo público abierto, para ser reproducido en
internet. Es de una producción económica, pero con mucho pensamiento digital
plasmado con el aporte de un soporte digital de computadora.

Escrito y narrado por Annie Leonard, nos cuenta, en presente, todo sobre la
economía de materiales y presenta una perspectiva muy crítica del sistema
consumista, así como también enseña que muchos problemas sociales y del
medio ambiente están interrelacionados, y finalmente, insta a toda la humanidad a
crear un mundo sostenible y justo. Annie Leonard invita a la crítica y reflexión con
la idea de seducir al que escucha para un convencimiento abierto.

Las poblaciones en su mayoría tienen un elemento en común, por el que cada vez
más nos volvemos más dependientes, esto obsesiona a la población con el
consumismo, esto se asocia más con los productos tecnológicos y la
obsolescencia programada, que es la vida útil que le da una fábrica o empresa a
un producto, cuando pase este periodo de vida útil el producto se volverá obsoleto,
inútil. Su visión de la tecnología es constructivista, derivando la tecnología a la
sociedad consumista.

La narradora plantea que tal vez ignoramos que los productos que compramos y
luego desechamos generan daños en las comunidades y en la naturaleza, además
pasan por diferentes etapas: extracción, producción, distribución, consumo y
descarte. A todo este proceso se le denomina “economía de materiales”, sin
embargo, se encuentra en crisis debido a que consiste de un mecanismo bilateral
(corporación y gobierno) y también porque estamos insertos en una sociedad
limitada. Ya que es de vital importancia tener en cuenta que en cada fase de la
economía de materiales, predominan problemas fundamentales: En la extracción;
se talan árboles, se usa toda el agua, se erradican algunas especies de animales
y vegetales, en efecto, se consumen los recursos del planeta. En la producción; se
emplea energía para mezclar químicos con los recursos naturales para de esta
manera fabricar productos tóxicos. Para ilustrar está etapa Leonard hace un
seguimiento de algunos productos cotidianos. El derrotero de una remera de
algodón, de un libro, de una computadora o de una lata de gaseosa revelan
procesos sucios o cuestiones como la “huella hídrica” (la forma en que un país A
“se toma” el agua de un país B mediante los cultivos y las fábricas que instala en
él). En la distribución; acá se pretende comercializar todas los desperdicios tóxicos
y contaminantes lo más rápido posible. La forma de vender esta chatarra es que
los precios se mantengan muy bajos para que las personas compren y el
inventario siga en movimiento. La Distribución es más intrincada que nunca en
esta era de shoppings cercanos, el seguimiento sólo es posible mediante
poderosos sistemas informáticos. En el consumismo; consumir es el factor
imperativo en este sistema, ya que el 99% de las cosas que recogemos,
extraemos, fabricamos, transportamos, serán desechos luego de que transcurran
6 meses. Los ejemplos en esta etapa son que todo está diseñado para acelerar el
ciclo de compras y aumentar el volumen de nuestra basura. En el desecho; se
produce basura a diario, luego estos residuos son quemados, por lo que liberan
toxinas que contaminan el aire, el agua y la tierra. Lo ideal, sostiene Leonard,
sería desechar menos. Además muchas empresas disfrazan sus reciclajes como
una excusa para no encarar cambios más profundos.

En conclusión plantea que la tendencia actual es insostenible. Algunos recursos


naturales sí son renovables, pero desde hace casi treinta años que venimos
“sobregirando” la cuenta: cada año se consume más temprano todo lo que la
Tierra podría regenerar en ese mismo año. Hay que cambiar de paradigma, dice
Annie Leonard. Rediseñar productos teniendo en cuenta no sólo su consumo, sino
también las otras etapas, extracción, desecho. Usar menos recursos. Reutilizar.
Prestar y pedir prestado. Querer menos cosas. Propone que activemos menos
como consumidores y más como ciudadanos, defendiendo nuestros derechos a la
salud y al bienestar de nuestras comunidades. Además de acciones individuales,
propone con ejemplos la organización y el activismo colectivo: formas más
efectivas de influir en quienes toman las grandes decisiones, nacionales o
globales.
Superando el pesimismo que destila el análisis de la situación, Annie Leonard
afirma sus esperanzas en “la certeza de que existen sistemas alternativos” y de
que “si hay suficiente cantidad de gente que quiere cambiar y juntos podemos
trazar un camino distinto”.

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