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TRABAJO APLICATIVO

POLITICA PÚBLICA COLOMBIANA

PRESENTADO POR:

ADRIANA MARCELA GUTIERREZ


KATHERINE GUTIERREZ BORJA
CÉSAR ANDRÉS VARGAS

ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACION PÚBLICA (ESAP)


CATEDRA: POLITICA PÚBLICA COLOMBIANA
ADMINISTRACION PÚBLICA TERRIRORIAL
MELGAR – TOLIMA
2019
TRABAJO APLICATIVO
POLITICA PÚBLICA COLOMBIANA

PRESENTADO POR:

ADRIANA MARCELA GUTIERREZ


KATHERINE GUTIERREZ BORJA
CÉSAR ANDRÉS VARGAS

CATEDRISTA:
RODRIGUEZ CARVAJAL JESUS HELI

UBICACIÓN SEMESTRAL:
7 SEMESTRE

ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACION PÚBLICA (ESAP)


CATEDRA: POLITICA PÚBLICA COLOMBIANA
ADMINISTRACION PÚBLICA TERRIRORIAL
MELGAR – TOLIMA
2019
OBJETIVOS

 Reconocer antecedentes territoriales mediante la relación del estado


 Identificar dinámicas del territorio mediante la relación sociedad
 Estructurar la similitud del poder estatal y poder publico
 Reconocer la historia y evolución de la sociedad
INTROCUCCION

Partimos de la estructura organizacional de un estado, la problemáticas y


relaciones de los poderes públicos y el poder del estado, donde encontramos
dinámicas sociales comportamentales que la democracia política se ven enfocada
en sus funciones en pro para salir avante en la administración,

La soberanía que la sociedad da hacia el estado es a partir de la democracia que


se enfoca en la participación de las personas, esto tiene relación con el poder
público cuando se despertó la sociedad desorganizada en su entonces y teniendo
principios de organización social que atribuye la titularidad de poder con base a la
legitimidad del estado.

Esto encadenado a la construcción histórica que fue configurando los criterios de


una sociedad llevada de la esclavitud a la libertad y el desarrollo de grupos o
movimientos solidos que permiten el dinamismo de la esfera pública con base en
la toma de decisiones de las personas en el sistema de participación ciudadana.
PARTICIPACION POLITICA EN COLOMBIA

FUNDAMENTOS SEMANA | 4/26/2011 12:00:00 AM

¿Qué pasó con la democracia participativa en Colombia?


Por GABRIEL BUSTAMANTE PEÑA*
La democracia participativa debe salirse de las leyes y poblar las calles, las aulas
escolares, las universidades, los barrios y comunas, incluso llegar hasta espacios
supranacionales…

Desde nuestra Constitución del 91, Colombia se convirtió formalmente en uno de


los países más democráticos del mundo. La Carta del 91 entronó la democracia
participativa para complementar y ampliar la democracia a través de la
representación de grupos, e inclusive, les dio rango constitucional a organismos
de participación ciudadana como el Consejo Nacional de Planeación.

Luego, se pretendió desarrollar la democracia participativa con una completa ley


de mecanismos de participación ciudadana (ley 134 de 1994) que dotó a los
colombianos de importantes herramientas jurídicas para intervenir en los asuntos
públicos y defender sus derechos fundamentales.

Apareció paulatinamente toda una serie de legislación especializada para


promover la participación en diferentes campos como: el juvenil (ley 375 de 1997),
el ámbito escolar (ley 115 de 1994), la agenda de paz (ley 434 de 1998), en la
cultura (ley 397 de 1997), en la justicia (ley 294 de 1996), entre otros. De este
proceso surgieron organismos novedosos como los consejos de cultura, juventud,
los personeros estudiantiles, los manuales de convivencia, consejos de paz, las
veedurías ciudadanas, los jueces de paz y los conciliadores en equidad, los
comités de vigilancia. Toda una serie de espacios, instituciones y marcos legales
dispuestos para facilitar y promover la inclusión ciudadana y la cohesión social en
la elaboración, ejecución y control de las políticas públicas.

Pero si bien es cierto en el campo legal hubo toda una revolución


democratizadora, en la realidad nuestro sistema político y social fueron muy pocos
los avances para superar el autoritarismo, la exclusión y los vicios políticos de
fondo. En la práctica poco ha cambiado, nuestra forma de asumir lo público siguió
marcada por la violencia, por una mayor apatía y un creciente individualismo.
Nuestra democracia no se ha fortalecido, como era la intención de la
Constituyente, por el contrario, luce más impotente ante los nuevos y mayores
retos que le imprimió la Carta del 91. Por todo esto la democracia colombiana se
terminó desenvolviendo durante todos estos años entre dos realidades tan
disímiles, tan desconocidas entre sí y tan incoherentes: la maravillosa realidad
constitucional, la enredada realidad legal y la trágica realidad social.

Tú participas, yo participo: ellos deciden

Colombia un país multipartidista, donde la democracia participativa no es más que


un simple requisito institucional para cumplir con los estándares de administración
pública con índices internacionales; ya que desde la globalización los países
debían de desarrollar diferentes medios de participación ciudadana donde se haga
evidente el ejercicio de la protección de los derechos de las personas.

Volviendo al pasado la represión de los pueblos a raíz que eran desconocidos


como ciudadanos y actores importantes dentro de una sociedad; era tan magnitud
de las ansias del poder que se violentaba los derechos de las personas, motivo
por el cual se venían consolidando el principio del despertar del pueblo y de la
revolución campesina la cual sirvió para levantarse en voz de protesta en contra
de la represión y del poder político que los tenía en subordinación extrema.

Aquí en esta época empezamos a ver un ciudadano más razonable y pensante de


la situación crítica en la que estaban viviendo, ellos comenzaron a organizarse y
levantarse con la metodología de protesta en contra de la esclavitud, represión y
subordinación extrema.

En grupos significativos se iban organizando la sociedad y se fortalece la


representación del pueblo mediante la real participación democrática, donde hoy
por hoy se mantiene esta metodología ya que cada día se tiende a desaparecer
los principios de liderazgo en una sociedad donde predomina el interés particular
sobre los intereses comunes.

La plaza política en relación con la democracia participativa se ve permeada por la


corrupción, clientelismo y demás artimañas con las cuales buscan permanecer en
el poder con base de la manipulación de líderes y del cumplimiento de favores
políticos con los que se busca distorsionar la participación ciudadana en la
democracia de Colombia participativa.
Es de destacar que la globalización trajo consigo mismo un sin números de leyes y
normas que configuran la administración pública en el contexto de participación
ciudadana, creándose junto con ellas la organización y consolidación de grupos
poblacionales con plataformas que buscan el principio de la generación de
participación ciudadana; pero no hay participación donde se manipula a la
ciudadanía con la compra de la conciencia con los que se sumerge la esperanza
de una sociedad libre y democrática.

INVISIVILIZACION DE LA PARTICIPACION CIUDADANA

EL TIEMPO; Por: Gabriel Bustamante Peña.

25 de abril 2014 , 07:51 p.m. La participación de las víctimas como proceso de reconciliación

Columna de opinión de Gabriel Bustamante Peña, subdirector de participación, Unidad de


Víctimas.

La participación de las víctimas del conflicto armado en las políticas de atención,


asistencia y reparación integral es un hecho reciente tanto en Colombia, como en
el mundo. Participación, que se concibe como el eje fundamental de aplicación y
desarrollo de la ley de víctimas, y que implica un profundo cambio histórico en las
relaciones del Estado con la población afectada por el conflicto armado.
Para empezar la ley de víctimas parte no solo de reconocer la existencia del
conflicto armado, y por ende de las víctimas de la guerra, sino de aceptar que el
propio Estado ha actuado como victimario por acción u omisión. Este
reconocimiento es trascendental y representa el primer gran paso hacia un
proceso de reconciliación nacional y de búsqueda de una paz verdadera y
sostenible, más cuando veníamos de años de invisibilización de las víctimas, de
negarlas junto al conflicto armado, y lo peor, de acciones criminales por parte de
agentes del Estado que generaron una prevención natural de las víctimas, una
distancia enorme, y un descontento generalizado.
Por esto, el primer logro de la Unidad de Víctimas fue haber generado un espacio
para empezar a construir una relación de entendimiento y confianza con las
víctimas. De la confrontación natural en la construcción del protocolo de
participación, surgió un espacio para oírlas, aceptar sus reclamos, y pasar de las
"quejas" generalizadas a la participación en escenarios de representación.
Proceso de reconciliación que debe partir de confrontar lo que sucedió, sin eludir
la verdad; de permitir que las víctimas cicatricen sus heridas, y se sientan
satisfechas de incidir en las medidas de justicia transicional; y fundamentalmente,
que puedan participar en la construcción de un país más equitativo y democrático.
Desde muchos años se venía invisibilizando las victimas que dejo el conflicto
armado, época que no tenía compasión de color, raza, género y demás
características internas de una sociedad; madres, hijos y demás familiares
afectados por los aberrantes hechos que terminaban con la vida y sueños de miles
de personas.

Colombia un país democrático y en caminos de procesos de paz no tenía una


plataforma que lograra la consolidación de restablecimientos de los derechos de
las familias afectadas por el conflicto armado; se pretendía por el contrario
invisibilizar los afectados y borrar a la fuerza y con desconocimiento los daños
emocionales que causo esta época histórica de sangre y terrorismo.

Hoy gracias a los reclamos de la población afectada ya se buscó la creación de la


plataforma que por fin da un gran paso en búsqueda de la reconciliación y
cicatrización de las grandes heridas que tenían miles de personas en nuestro país,
por fin se encontró el camino que da luz de esperanza donde se contara con un
sistema de protección de los derechos humanos.

Los derechos humanos que desde nuestra constitución buscaba prevalecerse en


búsqueda de un país democrático, social y participativo; hoy cuenta con la ley de
víctimas donde de ahora en adelante se podrán proteger y no dar más pasos
hacia la incivilización de las víctimas.

EL PAPEL DEL ADMINISTRADOR PUBLICO

En Colombia el administrador público tiene el poder de planear, dirigir y organizar


el ámbito administrativo del estado en donde se busca la visualización
organizacional en el territorio con la esfera política.

Mas que un esquema estructural busca la consolidación de un estado digno en


donde la sociedad civil en conjunto de las leyes La preparación del ser como
persona es muy importante al hablar del papel del administrador público en el
campo de la promoción institucional; ya que la integralidad profesional de una
persona da parte del ejercicio de sus acciones ya que podemos establecer esa
relación de estado y comunidades.

Proyecto institucional es el enfoque del administrador público ya que con él se


pueden establecer varios tipos de trabajo en el campo público, con acciones que
permitan consolidar toda la oferta institucional bajo estrategias aplicables de
campo y estructurados con la fuerza operativa de sus secretarias con las que se
debe trabajar mancomunadamente
Hoy en día vemos secretarias obsoletas, con personal que no tiene pasión de
servicio y con una estructura organizacional que no permite el libre desarrollo de
sus funciones ya que están cohibidos por superiores que están inmersos de
corrupción, estos actos son lo contrario del papel del administrador público en la
oferta y/o promoción institucional.

Haciendo un análisis de lo que vemos, visionamos algo distinto que nos permita
en realidad servir y no servirse ya que los papeles del administrador se han
distorsionado con las acciones que vemos y que en los últimos tiempos son
renombrados por sus acciones en contra de la administración pública.

Estamos convencidos de que necesitamos secretarias cercanas a nuestra


población, donde se vivencie las expectativas de la gente y se palpen las
necesidades del territorio, ejecutándose con ello acciones inmediatas que
permitan la identificación del caso, realizar una investigación adecuada que nos
permita establecer si hay información que nos sea útil, para así posteriormente
proyectar una solución del problema.

La sociedad es la demandante de los servicios que un estado debe propender


para cubrir en el territorio de acción, ya que el estado es el oferente de los
servicios con calidad y esto es el principio de servir ya que, si nosotros podemos
hacer el mayor de nuestros esfuerzos para cubrir la solicitud de servicios
institucionales y los ampliemos a todos los sectores, podemos llegar a tener la
eficiencia y eficacia en el ejercicio de las funciones.

OPINIÓN PÚBLICA Y DEMOCRACIA

Una teoría sobre la democracia implica necesariamente una hipótesis sobre la


opinión pública, dado que la democracia como gobierno basado en la decisión
soberana de los ciudadanos, presupone la expresión libre de los mismos, la cual
se manifiesta como opinión libre, colectiva, que sea escuchada además por los
otros.

Un pueblo soberano que no tiene propiamente nada que decir, sin ideas suyas, es
un soberano vacío, un rey de copas. Todo el edificio de la democracia se apoya,
en último término, sobre la opinión de los ciudadanos que se expresa
públicamente bien sea en elecciones libres o en movimientos sociales al margen
de las autoridades del Estado, pero que reivindican el nosotros colectivo y sus
intereses o reivindican un sector específico que demanda sus aspiraciones frente
al poder político.
La llamada opinión pública, como nos lo recuerda Habermas, se formó como
concepto a partir del nacimiento mismo de la modernidad, esto es, con la sociedad
laica, autofundada y que debe responder ella misma por su propia legitimidad

los ciudadanos que tienen que decir sobre la gestión de los asuntos públicos, y por
tanto, sobre los temas de la ciudad política. En síntesis, debe advertirse que la
noción de opinión pública involucra no sólo a los sujetos, es decir, a los
ciudadanos que tienen algo que decir sino también involucra al objeto, esto es,
que lo que tienen que decir se refiere a la «cosa pública», a la gestión de los
asuntos que competen a todos, que interesan a todos, a la gestión del propio
Estado que en la terminología de Castoriadis es la esfera de lo público o sea a la
esfera política que es el Estado y que en términos de Habermas sería una opinión
pública como consenso racional acerca del bien común

Los medios de comunicación son el vehículo más importante de influjo sobre los
contenidos de la opinión pública. Recordemos que la opinión pública al referirse a
lo público-público destaca como actores primordiales de esa opinión pública tanto
a los políticos como a los intelectuales como a los líderes sociales y a aquellos
llamados formadores de opinión, es decir, a quienes ocupan un lugar destacado
en la sociedad y quienes son los encargados de poner en el público significados y
conceptos sobre los bienes comunes.

Ahora bien, los medios de comunicación en ocasiones son sólo vehículos para la
transmisión de esos mensajes o significados, pero en la mayoría de las ocasiones
esos medios editan esos mensajes, los contextualizan, de tal forma que ellos se
convierten en emisores propios de significados.

Estos significados así contextualizados son los que llegan a los ciudadanos,
hombres y mujeres que reciben ese flujo de información y frente a los cuales se
forman su propia opinión. Este papel de los medios se vio profundamente alterado
cuando los medios cayeron o se convirtieron en empresas con fines de lucro. Por
ello, una condición para la existencia de una opinión pública autónoma es la
existencia de medios de comunicación independientes. Es allí donde gravitan
fuertemente los intereses de los Estados y los gobiernos por controlar los medios y
por controlar los significados que se divulgan a través de ellos.

Por fortuna y como lo demuestra la realidad, también los ciudadanos y sus


organizaciones en una sociedad democrática son productores de mensajes o de
significados. Muchos de los movimientos sociales modernos lo que han logrado es
hacer visibles problemas o intereses acallados o simplemente invisibilizados o
silenciados por los medios.

En sociedades fuertemente elitizadas como las nuestras los movimientos sociales


han logrado poner en la agenda de la opinión pú-blica problemas y actores
ignorados por la monopolización de los formadores de opinión. Así pues, las
organizaciones tanto sociales como políticas son también emisores de significados
y sus mensajes también concurren a la formación de la doxa, esto es, de la
opinión que tienen los ciudadanos medios de cierto tipo de temas o problemas.

Pasemos ahora a la cuestión del consenso y a su relación con la opinión pública.


Un gobierno democrático que nace de las opiniones libres de los electores (del
voto que expresa la opinión) y que gobierna en sintonía con situaciones
prevalecientes de opinión pública es, precisamente, un gobierno fundado sobre el
consenso.

Nos referimos a consenso en el estricto sentido que lo hace Sartori «consenso no


es un aprobar activo, explícito y específico. Consenso según su etimología, es un
«sentir conjunto» que es un sentir común, compartido y, en consecuencia, ligante
o cuanto menos colgante. Por lo tanto, consenso no es aprobar basta con que sea
aceptar.

Toda comunidad o todo grupo social tienen necesidad de tomar decisiones


vinculantes para todos los miembros del grupo, con el objeto, por ejemplo, de
proveer por la propia supervivencia y esas decisiones se toman en última instancia
por individuos. En consecuencia, a fin de que una decisión tomada por individuos
(uno, pocos, muchos, todos) pueda ser aceptada como una decisión colectiva se
hace necesario que sea hecha con base en reglas (no importa si son reglas
escritas o consuetudinarias) que establezcan quiénes las toman y bajo qué forma
o procedimiento.

Un ré- gimen democrático según la experiencia histórica le ha conferido esta


atribución no a todos sino a un grupo conformado en casi todos los países del
mundo por los hombres y mujeres mayores de 17, en Colombia es a partir de los
18 años. Esto es lo que llamamos sufragio universal y su conquista es más o
menos reciente.

Ahora bien, estas reglas o procedimientos lo que definen es la manera como una
sociedad determinada resuelve frente a intereses contradictorios o sobre los
conflictos existentes en la sociedad. En pocas palabras las reglas del juego lo que
definen es la forma de resolver los conflictos en una sociedad. Y esto tiene que ver
obviamente con quiénes toman parte en las decisiones y bajo qué procedimientos.

En la democracia los conflictos se resuelven pacíficamente y en su resolución


pueden tomar parte todos los ciudadanos sin exclusiones de raza, sexo, propiedad
o escolaridad; precisamente este es el fundamento de la sociedad democrática
moderna. Y se resuelven los grandes conflictos votando. Por ello el voto, visto
desde esta perspectiva es un instrumento técnico para resolver conflictos.

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