Teorías de la conservación y vanguardias arquitectónicas

A finales del siglo XX se comienza a examinar el valor con el que gira en

torno a la ciudad antigua y a los monumentos arquitectónicos antiguos, su
destrucción hace que nazca una preocupación por estos, sin embargo, el
progreso de las ciudades aparece como idea alejada de la conservación de la
historia y de estos monumentos. Se llega a un acuerdo de que ya no se
reproducirían modelos de edificios antiguos solo se conservarían.

Aparece el vanguardismo en la arquitectura, apoyados por seguidores

del eclecticismo. Se crean dos grupos personas las que deseaban conservar los
monumentos y la traza de la vieja ciudad, y otros que deseaban acabar con
ello. Separación entre la modernidad y las épocas precedente. “lo nuevo y lo
antiguo.” generan la controversia entre los dos bandos los historicista y
vanguardistas.

Dialéctica entre la ruptura: los conservadores y tabula rasa

Gustavo Giovannoni un ingeniero partidario de la arquitectura

nacionalista creó la tendencia restauro científico, tras los preceptos del padre
del restauro moderno Camilo Boito, enfocándose más a profundidad en los
aspectos científicos. Giovannoni introdujo la idea de preservar las arquitecturas
llamadas menores y fortaleció las visiones de la conservación del contexto
ambiental del momento.

Entre la conservación y la restauración nace la idea de la diferenciación

entre el edificio antiguo y la acción moderna. Durante la restauración se debían
guardar la relación con el monumento. Que el falso histórico no se opusiera a
las soluciones que la arquitectura moderna presentaba.

La oposición entre la conservación y la vanguardia arquitectónica se

materializará en la Carta de Atenas de 1931 y la de 1933 propuesta por el CIAM.

En la carta de Atenas de 1931 se establece salvaguardar el patrimonio

artístico y arqueológico como obligación de los estados modernos. En esta se
incluye la documentación histórica de los monumentos propuesta
antiguamente por Boito y a su vez se ignora la idea de su escrito de 1883 donde
hablaba de la diferenciación entre la obra antigua y los nuevos añadidos y
eliminación de molduras y decoraciones de partes nuevas. En esta carta
también se da la inclusión del respeto por la fisonomía de la ciudad y la
conservación del contexto ambiental.

El movimiento vanguardista de las tres primeras décadas del siglo XX se

opuso a la supervivencia de la ciudad histórica por su insalubridad y poca
funcionalidad, querían ciudades modernas con edificios gigantescos.

En la carta de 1933 el tema central fue la ciudad moderna, definición,

función y estructura, promovía la eventual desaparición de la ciudad histórica.
Los cambios de la industrialización, la migración, densificación urbana impulso
a los arquitectos modernos a trazar un nuevo concepto de ciudad. Se
consideran el patrimonio histórico para el urbanismo del siglo XX
considerándoles noble herencia. Parte del patrimonio se preservo y algunos de
estos documentos conservados con documentación y otros demolidos, en otros
casos se aísla la parte que tiene valor real y el resto será útilmente modificado.

Se desarrollará la ciudad moderna donde aparecen nuevos valores

como la zonificación y creación de áreas verdes. Se destruyen los tugurios que
rodeaban al monumento histórico para crear espacios verdes.

El Congreso Internacional de Arquitectura Moderna manifiesta su postura

contra la proyección arquitectónica que tenía que ver con el pasado y por otra
parte Giovannoni no acepta la inserción de obras modernas en la trama de la
ciudad antigua.

Crisis del pensamiento la segunda guerra mundial

La segunda guerra mundial arrastro consigo acciones que afectaron a

las ciudades, como el desempleo, inestabilidad económica y daños en
edificaciones, llevando a las autoridades europeas a que la reconstrucción sea
una prioridad, los centros históricos, el rescate de la memoria urbana con una
nueva imagen simbólica.

Fue una época confusa donde se reconstruir los monumentos donde estaban y
como estaban, copiando lo más exactas posible a los originales. Entre 1946 y
1948 las ciudades pos guerra fueron un laboratorio de la arquitectura moderna,
provocaron levantamientos de gente que defendía los principios de Boito y
Giovannoni, la Carta de Atenas, levantando de nuevo la controversia.

Es de esta manera que surge el restauro crítico, postura defendida por

Roberto Pane y Cesare Brandi Y Renato Bonelli. Restauro critico opuesto a la
reconstrucción posbélica. Enfocados mas en resolver los problemas
conceptuales y técnicos que presentaba la restauración, no era lo mismo la
restauración arqutectonica que de obras de arte, comenzar a valora por igual
la estética del momento y su instancia histórica.

El mayor contraste entre el restauro científico y el restauro critico es como

abordan los problemas de la conservación. El restauro científico es
estrictamente metodológico, con la teoría cubre todos los casos. Mientras que
el restauro critico considera los valores individuales de cada monumento para
plantear un método especifico de restauración. Sin embargo, ambos
movimientos los une la reconstrucción o reproducción de monumentos, están
en contra de que la restauración es una copia.

En la década de 1940 y 1950 se presenta una serie de declaraciones y

documentos internacionales por ejemplo Convención para la protección de los
bienes culturales en caso de conflicto armado emitido por la UNESCO en Haya
en 1954, donde establece que el patrimonio de una nación será un patrimonio
mundial.
 Por otro lado, el movimiento moderno después de la guerra fue
perdiendo, el poder político y económico lo impidió, el urbanismo logro
sobrevivir, pero solo como instrumento de organización territorial.

El Congreso Internacional de Arquitectura Moderna reconoció el

impacto de las estructuras históricas y su influencia en la región donde se
encontraban.

1953 una nueva generación de arquitectos cuestiono los cuatro principios

básicos de la ciudad funcional establecido en la Carta de Atenas de 1933
reiteró la importancia de necesidades más abstractas e inefables. Trataba de
volver sobre los valores espaciales y de identidad que se producían en el
antiguo modelo de ciudad. Así, llegarían a surgir proyectos que aún con una
estética internacional, promovían alternativas espaciales a escala urbana
basados en la irregularidad del trazado viario dentro de los barrios históricos y
generaban propuestas un tanto laberínticas, que, no obstante, no lograban lo
prometido.

Aunque existe la arquitectura moderna se puede decir que la ciudad moderna

no existe.

La modernidad revisada y su influencia histórica.

A finales de la década de 1970 surgen dos libros que serían la base para
el futuro del pensamiento arquitectónico contemporáneo; en primer lugar, se
tiene: “Complejidad y contradicción en la arquitectura” de Robert Venturi dicha
obra contiene una filosofía inclusiva que abarca la aceptación las complejas
realidades del mundo contemporáneo, esto sumado a diferentes orientaciones
estéticas en los edificios y finalmente el respeto por los entornos urbanos
preexistentes.

El segundo libro es “La arquitectura de la ciudad” de Aldo Rossi;

fundamentalmente en dicha obra Rossi hace hincapié en que los monumentos,
trazas son signos físicos del pasado, que dejan un rastro verificable en la ciudad
a lo largo del tiempo. Para Rossi estas presencias del pasado no deben ser
aisladas de la ciudad moderna como hasta ese tiempo se hacía, sino que
deben articular y generar crecimiento y desarrollo nuevo en el sistema urbano

Rossi no está de acuerdo con la “inmovilidad” con la que se trataba a

estas edificaciones antiguas, con el rechazo que la arquitectura moderna
trataba a estos núcleos antiguos aislándolos del núcleo de la urbe moderno; Él
planteaba una modalidad en la cual el centro histórico y el conjunto de edificios
representativos sigan formando parte de la vida urbana, que la actividad
comercial, cultural, religiosa siga desarrollándose en dichas edificaciones para
no aislarlas y tratarlas como un agente externo o extraño.

En 1987 y bajo el influjo del pensamiento rossiano se da la Internationale

Bauaustellung (IBA) en Berlín, esta exposición internacional fue un laboratorio
para la ejecución de proyectos basados en la validez de la memoria
materializada en los monumentos del pasado, esto bajo la influencia del espíritu
de “la reconstrucción crítica” que es un modelo de intervención urbana que se
caracteriza por el rescate de áreas históricamente relevantes, la recuperación
de la traza vial y espacial de la ciudad original esto para que este núcleo
antiguo sea el germen de la ciudad moderna, la articule y genere crecimiento
y desarrollo, esta perspectiva de modelo urbano prevalece hasta nuestros días.

Las últimas décadas del siglo veinte.

Promulgadas las iniciativas de Aldo Rossi de vincular el centro histórico a

la urbe moderna, surgen premisas tanto en América como en Europa que
llevaran este modelo hasta convertirlo en un motor de desarrollo local y
nacional. Para que se desarrolle dicha premisa surgen una serie de
declaraciones regionales, continentales o mundiales en pos de la supervivencia
del patrimonio, ya no está en disputa si el modelo a seguir debe o no ser la
inclusión de estos núcleos históricos en la ciudad moderna, sino que se empiezan
a generar declaraciones para velar por la supervivencia de dichas
edificaciones.

Para precautelar la vida de dichas edificaciones desde los ochentas las

acciones son más prácticas ya que los esfuerzos se encausaron en mantener
viva la formación del artesano dedicado a la antigua técnica constructiva.
Finalmente se realizaron ligeros pero significativos cambios a la teoría del
restauro crítico en 1991 por la comisión italiana ICOMOS en la cual se pone en
entredicho la excesiva primacía del componente estético, visual y artístico que
la teoría del restauro crítico hace prevalecer en los bienes, hace hincapié en
que también se debe preservar el funcionamiento estático de la fábrica ya que
constituye una importante documentación histórica-técnica.

Siglo veintiuno: el patrimonio y la eterna pugna de ideas.

En la actualidad la garantía de que el patrimonio antiguo se integre con

la ciudad a más de preservar su supervivencia son premisas ya solventadas en
la mayor parte de países; el punto de inflexión entra cuando todavía se tienen
teóricos y corrientes en la actualidad en la que se defiende la preservación de
bienes patrimoniales frente a otros cuya doctrina base es el modernismo.

La teoría de la conservación no se debe presentar como un conjunto de

normas que no se pueden modificar y que son científicas, en absoluto es lo
mencionado, se acercan más a un reflejo del pensamiento de la época en
donde fueron germinadas, siendo que cada nueva perspectiva dilucidada con
el paso del tiempo viene a mejorar a la anterior teoría, completándola y
refinándola; no rechazarla por completo.

El problema entre lo histórico y lo moderno es puramente ideológico, en

épocas pasadas no se ponía reparos al estilo con el cual se construiría en el
interior de la ciudad, esto empezó a partir del nacimiento del movimiento
moderno ya que en su génesis este es virgen de significados, anula la historia
pasada, trata de empezar de cero la arquitectura, es por esta ideología de
movimiento arquitectónico por lo que radican los problemas con estilo histórico.

Para superar dicho nudo teóricos como Anton Capitel proponen la

práctica de la analogía formal que es el encuentro entre lo histórico y lo
moderno, lo viejo-nuevo; creando a partir de la disputa un equilibrio de estilos
temporales. Pero finalmente la solución no radica en un equilibrio formal entre
estilos sino en construir edificios que simbolicen la identificación del habitante
con la comunidad, con la cultura de su pueblo, esto teniendo en cuenta que el
valor patrimonial no reside en el pasado sino continuamente estamos
construyendo el patrimonio del futuro.
 FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO
HISTORIA VI
DOCENTE: ARQ. SOLEDAD MOSCOSO

TEMA: RESUMEN “TEORÍAS DE LA CONSERVACIÓN Y VANGUARDIAS

ARQUITECTÓNICAS

NOMBRES: EMILIO PÉREZ - LORENA PINOS - CHRISTIAN SALAZAR -

ELISA VIVAR

FECHA: 15/5/2019
CURSO: 7 “1”
CUENCA - ECUADOR