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Santiago Nonualco

Es un municipio de El Salvador, perteneciente al departamento de La Paz, ubicado


en la región paracentral del país, a 48 kilómetros de la ciudad de San Salvador,
cerca de las riberas del río Jiboa. El municipio posee una extensión territorial de
125.51 km² y una población de 39,887 habitantes según censo del 2007 ocupando
el puesto número 35 en población.

Fiestas Patronales:19 de marzo en honor a San José.

Fecha de Fundación: 15 de enero 1838

Población: 20710

Extensión Territorial: 121.51

Altitud: 150

El municipio posee una extensión territorial de 125.51 km² y una población de


39,887 habitantes según censo del 2007, ocupando el puesto número 35 en
población.

En su zona urbana cuenta con los Barrios El Angel (1 y 2), San Juan, El Centro, San
Agustín, La Palma y El Calvario; consta de 22 cantones y 96 caseríos; sus cantones
son: Santa Teresa, Santa Rita Almendro, Santa Cruz Chacastal, San Antonio Abajo,
San Antonio Arriba, Las Guarumas, Las Animas, La Cruz del Mojón, San Luis
Jalponguita, San José Arriba. Amulunco, San Sebastián Arriba, San Sebastián
Abajo, San José Obrajito, Santa Cruz La Loma, San Francisco El Porfiado,
Chancuyo, El Sauce, San Francisco Hacienda, Concepción Jalponga, San José
Abajo y San José La Loma.

Riegan el municipio los ríos Jalponga, Güiscoyolapa, Nuestro Amo, Apanta,


Gavilán, El Jute, Comapa, Jiboa, El Silencio, Jutío, Tiniapa y Agua Escondida.
Además las quebradas siguientes: Los Olotes, Las Cucarachas, Las Escaleras, San
José Arriba y San José Loma.

Actividades económicas

En este municipio se dedican principalmente a la ganadería, cultivo de caña, granos


básicos y su población urbana depende del empleo en las maquilas de la Zona
Franca el Pedregal. También se produce el dulce de panela, azúcar de pilón, puros
y cigarros. Encontramos en su área urbana un gran desarrollo comercial, tiendas,
comedores, farmacias, oficinas jurídicas y negocios de electrodomésticos, así como
ladrilleras y ferreterías.

Santiago Nonualco fue fundado en la época colonial como un pueblo de indios


nonualcos, por esto conserva muchas de las tradiciones indígenas como "La Danza
de Los Historiantes" y "La Danza del Tigre y el Venado", dos bailes típicos de la
región. En 1833, en la población estalló una rebelión indígena conducida por el tayte
Anastasio Aquino que fue sangrientamente sofocada por las tropas
gubernamentales. El municipio, recibió el título de ciudad el 15 de junio de 1920.
Otro distintivo de la ciudad, es su cercanía con el Aeropuerto Internacional de El
Salvador.
Durante los años de la guerra civil, mucha gente de otros municipios de las zonas
oriente y paracentral del país, buscó refugio en esta ciudad.

Algo encomiable también es el hecho de que en el área urbana existen varias


escuelas, incluido el Instituto Nacional "José Ingenieros".
Historia

En la ubérrima comarca comprendida entre los ríos Jiboa y Lempa, Volcán de San
Vicente o Chinchontepec (dos tetas) y el Océano Pacífico o Mar del Sur, se
estableció la belicosa tribu YAQUI o PIPIL de los NONUALCOS. Su fundación data
desde la época precolombina y fue uno de los núcleos más importantes de la
Civilización Nonualca.

El toponimio NONUALCO significa según algunos historiadores, NONUAL =


MUDOS y CO = sufijo locativo. Pese a que algunos historiadores definen este
vocablo, como “EL LUGAR DEL HABLA HERMOSO” todavía está en discusión
su verdadera acepción.

En 1,506 el padre franciscano, Fray Alonso Ponce, al relatar su viaje por América,
califica a Santiago Nonualco como UN GRAN PUEBLO, por el crecido número de
habitantes. En 1,706 el Agrimensor Real don Manuel Martínez Rubio, realizó la
mensura de las tierras ejidales.

En 1,770, la rica población de Santiago Nonualco, comprendía el pueblo de ese


nombre, como cabecera y los anexos de San Juan y San Pedro Nonualco, Santa
María Ostuma, recayendo en su comprensión parroquial, también las haciendas del
Volcán, Las Palmas, El Carrizal, Las Animas, San Pedro. Santa María, San Juan y
El Rosario.

Según apunta don Jorge Lardé y Larín en su obra “Historia de El Salvador, sus
Pueblos, Villas y Ciudades”, en 1,786, perteneció al partido de Zacatecoluca, en la
intendencia de San Salvador. En 1,807, el Corregidor Intendente, don Antonio
Gutiérrez Ulloa decía: “Auque Zacatecoluca es cabecera del Curato Principal, hay
otro en el partido de Zacatecoluca con el título de NONUALCO.
Cambios de Jurisdicción

Desde el 12 de junio de 1,824 hasta el 9 de marzo de 1,836, perteneció al


Departamento de San Vicente
De 1,836 a 1,838 al Distrito Federal
De 1,838 a 1,839 nuevamente al Departamento de San Vicente
De 1,839 a 1,842 al Departamento de La Paz
De 1,842 a 1,845 al Departamento de San Vicente
De 1,845 a 1,846, al Departamento de La Paz
De 1,847 a 1,852, al pueblo de Olocuilta; al Departamento de San Salvador y de
esa fecha hasta la actualidad ha sido Municipio del Departamento de La Paz.

Nominaciones

Por Acuerdo Legislativo del 6 de marzo de 1,854, el pueblo de Santiago Nonualco,


se segregó del Distrito de Olocuilta y se incorporó a Zacatecoluca al que
anteriormente había pertenecido.

Según don Guillermo Dawson, Santiago Nonualco “obtuvo el título de VILLA en


febrero de 1,870”.

Durante la Administración de Don Jorge Meléndez y por Decreto Legislativo (ver


anexos), del 15 de junio de 1,920, se otorgó a la villa de Santiago Nonualco, el título
de CIUDAD.

Otros Sucesos Históricos

A mediados de 1,832 se sublevaron los santiagueños, como una respuesta a los


reclutamientos que con violencia efectuaban las fuerzas del gobierno.
En 1,833 acaudillados por el indio ANASTASIO MARTIR AQUINO, los pueblos de
Santiago Nonualco y San Juan, alzaron una aterradora insurrección.
El 1 de febrero de 1,833, Aquino derrotó a las huestes del gobierno en las márgenes
del río Güiscoyolapa, quienes venían al mando del Lic. Don Juan José Guzmán.
Según don Abraham Pineda Alvarado, en 1,840 el indígena Petronilo Castro
encabezó una revolución; la que fue prontamente reprimida por el gobierno.
El 23 de noviembre de 1,846, Petronilo Castro acaudilló una nueva revuelta; la que
se verificó simultáneamente en San Juan y Santiago Nonualco. En ese entonces
teníase la noticia que los insurrectos tenían el apoyo del gobierno Guatemalteco,
juzgose oportuno enviar al entonces Coronel Gerardo Barrios, quién incendió el
pueblo y pasó por las armas a varios santiagueños.

En 1,848 ocurrió un nuevo levantamiento de los santiagueños y la población fue


quemada por segunda vez.

En 1,849 estando de presidente el Dr. Doroteo Vasconcelos, irrumpió


inesperadamente en el pueblo con un pelotón de cincuenta soldados, con órdenes
de convertir en cenizas a toda esta indefensa población. Inmediatamente la
soldadesca desenfrenada con toda clase de basuras y bagazos de caña,
comenzaron su obra destructora, incendiando casa por casa, ni siquiera respetaron
la Iglesia Parroquial. Este acontecimiento lo vivió el pueblo santiagueño sin obtener
piedad de sus agresores. Los propietarios de haciendas y salinas aprovechándose
de la desesperada situación de aquella desdichada gente, imponían injustas
condiciones; a cada quién les pagaban un colón por cada semana de trabajo.

A cuarenta y ocho años de ese suceso (1,897), los santiagueños se levantaron en


armas bajo el mando de jefes indios, llamados uno de ellos Albino García, otro
Eulalio Fernández. Estos se pusieron de acuerdo con el Dr. Francisco Gómez, con
unos Carranzas, Pineda y otros más, que dispuestos a morirse tomaron el cuartel
de Zacatecoluca. Se supone que éstos operaban de acuerdo con el General
Francisco Menéndez. Este y otros acontecimientos más llenaron de terror a la
población, que no tuvo otra opción que escapar para no ser masacrados y perder
sus pertenencias.
La población se mantuvo desierta por mucho tiempo. “Algunas que otras personas”
llegaban a vender lo que podían y muchísimas abandonaron del todo su tierra
nativa, bastando la seguridad y tranquilidad de sus vidas. Entre esas personas que
así lo hicieron figura el Dr. Hermógenes Alvarado p. y la familia Andino, habiendo
en ella un escritor notable. La familia Pineda Saldaña, progenitores de Tomás
Pineda Saldaña, quién llegó a ser Obispo de San Salvador. Salió otra familia
Saldaña, de la cual llegó a ser uno de ellos, Obispo de San Salvador. Salió otra
familia Saldaña que llegó a ser Sacerdote Notable, por sus dotes de Presbítero y
llegó a ser figura de relieve en la curia de Santa Tecla. La familia de Doña Dolores
de Velásquez con sus hijos Neftalí, José y Manuel, siendo uno de ellos médico muy
apreciado por su caballerosidad.

El Dr. Rodrigo y Nicolás Peña; este último se fue para Zacatecoluca y por su carácter
humanitario, se captó la simpatía y aprecio de la población de Zacatecoluca; quien
a su muerte, perpetuó su memoria dándole su nombre a uno de los parques de la
ciudad. Otros emigraron, tal coma la familia Orellana, siendo descendientes de ésta
el presbítero Roque Orellana, quien llegó a ser por su talento, Secretario de la Curia
de San Salvador. El Dr. José Alvarenga, notable abogado que se captó el aprecio y
estimación de cuantos lo conocieron, fue el que por disposición del entonces
Presidente Gerardo Barrios, le hiciese su testamento. Otro distinguido ciudadano
que tuvo que abandonar su ciudad natal, fue el Dr. Joaquín Jule Gálvez, quien se
radicó en Zacatecoluca y fue Director del Hospital “Santa Teresa”. Otro que
abandonó su querido pueblo, fue Don Gabino Mata, radicándose en Juayúa.

Pasaron esos amargos acontecimientos, dejando como consecuencia la división


entre la familia santiagueña. Constantemente se registraban hechos de sangre
entre indios y ladinos. El separatismo era tenebroso y este odio día a día
acrecentaba más y más. La vida era insegura y desesperante. La población estaba
dividida en dos bandos. El Barrio de arriba ocupado por los indios y el de abajo por
los ladinos. Cualquier ladino o indio que se a travesara y llegara por el barrio
contrario, se exponía a ser linchado y muerto. Ante tales sucesos que tomaban
carácter grave, tres personas se dispusieron a enfrentar la situación. Fueron los
hermanos Don Juan Contreras, Don Manuel Pineda y doña Ramona del mismo
apellido. Estos trazaron un plan de unir a la familia y fraternizar con los que estaban
en pugna. Se estableció una Escuela de indígenas, se repartían tierras alquiladas,
cobrándoles muy poco o nada de censos. En otra forma fue entrando en confianza
y comprensión y el odio contra los ladinos desapareció paulatinamente.

Enero de 2,001, a las 11:50 de la mañana, la tierra sucumbió ante un terremoto


devastador que puso a prueba a todo El Salvador; dañando no solamente la
condición humana de nuestro terruño, sino que también sus bienes y nuestro
patrimonio cultural. El único baluarte que había sobrevivido por más de 200 años,
se derrumbó.

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