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I N T R O D UC C I Ó N
Es parte fundamental de la pastoral de la Iglesia. Esta pastoral tiene sus referentes principales en el
sentido evangélico y la situación vital a que se refieren. Nuestro objetivo en esta obra es doble:
¿Q U É E S L A P A ST OR A L S A C R A M E N TA L ? D I R E CT R I C E S E N L A I G LE S I A
A C T U AL P A R A U N A P A S T OR A L D E L O S S A C R AM E N T O S
Líneas maestras o directrices desde el Vaticano II > RS, CIC, CEC, EN, CT, FC. Analizar cómo esta
pastoral se ha plasmado y aplicado.
Los sacramentos responden a situaciones vitales diversas (nacer, crecer, asumir, enfermar, morir),
se viven desde actitudes diferentes, se manifiestan en formas socio-culturales diversas. Los
sacramentos viven el impacto de una situación cambiante y plural del hombre.
Los Rituales no aluden a estas “situaciones” sino levemente. El Catecismo > correspondencia de los
sacramentos con las etapas o momentos más importantes de la vida. Exhortaciones de los Papas >
son las que más estudian los cambios y rasgos de estas situaciones.
El gran sacramento en cuyo interior deben entenderse los demás sacramentos, es la Iglesia.
Manifiestan y expresan una imagen de Iglesia.
Esta implicación de la Iglesia arranca del hecho de que los sacramentos y la liturgia pertenecen a la
esencia o naturaleza de la Iglesia (SC 2) y a la dimensión eclesial constitutiva de los mismos.
Catecismo > “los sacramentos son de la Iglesia en el doble sentido de que existen por ella y para
ella… ‘Por la Iglesia’ porque ella es el sacramento de la acción de Cristo… ‘para la Iglesia’ porque
ellos son sacramentos que constituyen la Iglesia”.
Vaticano II > tres ejes ministeriales que constituyen la misión y pastoral de la Iglesia:
1
BOROBIO, Dionisio. Pastoral de los Sacramentos, Secretariado Trinitario.
b. La Comunión > actúa dirigiendo, coordinando y animando para la unidad.
c. La Caridad > realiza y verifica en compromisos y obras los diversos aspectos que
implican el ser y la misión de la Iglesia.
Catecismo > insiste en esta re-situación de la Liturgia: “la sagrada liturgia no agota toda la acción de
la Iglesia: debe ser precedida por la evangelización, la fe y la conversión”. Relación de los
sacramentos con:
La Palabra
La Catequesis
Dinamismo pastoral común a todos y cada uno de los sacramentos. Tres momentos constitutivos
de la misma:
“Para que los hombres puedan llegar a la liturgia, es necesario que antes sean llamados a la fe y a la
conversión… y prepararlos además para los sacramentos” (SC 9). Y así con cada documento arriba
citado. Después del Vaticano II se ha puesto el acento en este aspecto de preparación para la
renovación de la fe y de la comunidad.
Sacrosantum Concilium > la liturgia es “la fuente de donde mana toda la fuerza” de la Iglesia (n. 10)
y también la “fuente primaria y necesaria en la que han de beber los fieles el espíritu
verdaderamente cristiano” (n. 14). Cuando se da una participación sincera, la liturgia alcanza su
“plena eficacia pastoral”.
Catecismo > si por una parte la catequesis sacramental debe ser mistagógica “procediendo de lo
visible a lo invisible”. Por otra parte, los mismos signos “tienen un fin instructivo” y al mismo
tiempo que significan “ a la vez la iniciativa gratutia de Dios y la respuesta de fe del pueblo” realizan
el encuentro maravilloso de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu.
Sin una digna celebración pierden su fuerza y valor el “antes” y el “después” sacramental.
La Constitución de liturgia afirma que los sacramentos confieren ciertamente la gracia, pero
también su celebración prepara perfectamente a los fieles a recibir el fruto de la misma gracia,
rendir culto a Dios en la vida y practicar la caridad. (n. 59)
Toda celebración sacramental implica una vida sacramental > este aspecto está todavía muy lejos
de ser integrado plenamente en el comportamiento sacramental de muchos cristianos (separación
de sacramento y vida). Se requiere una pastoral de la continuidad.
1) Acogida pastoral
2) Demora necesaria entre la petición a la celebración de manera que pueda realizarse la
preparación requerida.
3) Tiempo de preparación diversificado, según las circunstancias de la fe, actitudes de
vida y posibilidades reales.
4) Distinción de etapas “remota”, “próxima” e “inmediata”
Es inevitable preguntarse por la fe antes de celebrar el sacramento, evitando las dos posturas
extremas: dar los sacramentos indiscriminadamente o negar radicalmente los sacramentos.
Principal > lograr una preparación subjetiva y comunitaria, para celebrar de forma digna,
participada y fructuosa el sacramento, de modo que renueve la vida personal y comunitaria.
b. Dispositivos
Adecuados dispositivos o medios tanto personales (agentes de pastoral con calidad de testimonio),
cuanto materiales (lugar y tiempo del encuentro, de comunicación y transmisión) y formales
(articulan y armonizan la acción pastoral, ordenación lógica y dinámica).
c. Correctivos
Toda pastoral tiende a degenerarse permanentemente, debido al mal uso o abuso, a la adaptación
subjetivista, a la interpretación parcial, a la descoordinación.
E S P E C I F IC I D AD M I ST A G Ó G I C A D E L A P A S T O R AL S AC R AM EN T A L
1. Qué es mistagogia
Semánticamente viene de “mysta-gogein”= enseñar conjuntamente o también
conducción iniciática.
Tradicionalemente, “mistagogia” el método catequético de los Padres sobre todo para
explicar la iniciación cristiana. Sentido diverso:
o “Mystagogeo” > iniciar a los misterios
o “Mystagogia” > iniciación de los catecúmenos
o “Mystagogos” > el iniciador en los misterios divinos (Dios, Cristo, Apóstoles).
Teológicamente aquella explicación de los sacramentos. Integra todos los aspectos:
doctrina, ritos y símbolos, conducta moral y vida nueva.
Magisterialmente sentido y carácter mistagogo de la liturgia.
SC 10 > “culmen y fuente” de toda la vida eclesial hacia la que tiende toda la actividad de la Iglesia y
por tanto la evangelización; y de la que parte el impulso evangelizador.
nn. 33-36 > también cuando la Iglesia ora, canta o actúa, la fe de los asistentes se alimenta y sus
almas se elevan a Dios. Lex orandi, lex credendi.
a. El bautismo
En el bautismo no sólo debe culminar la evangelización, sino que en su mismo acto celebrativo es
catequizador-evangelizador por antonomasia. “El sentido y la gracia del sacramento del bautismo
aparece claramente en los ritos de la celebración”.
b. Confirmación
c. La eucaristía
La eucaristía es mistagógica en todo momento, pero sobre todo en su contexto dominical, donde
destacan: fiesta, reunión, comensalidad, descanso…
d. La penitencia
f. El matrimonio
g. El orden
P A S T OR A L S AC R AME N T A L , E X P E R I E N C IA H U M A N A Y E X P R ES I Ó N
LITÚRGICA
¿Qué es lo que en concreto debe expresar el hombre creyente en la liturgia?
¿Qué aspectos de esta experiencia, qué centros experienciales tienden a encontrar una expresión
en el símbolo litúrgico? Los siguientes:
1. La experiencia de la limitación
Entre las aspiraciones del hombre y su capacidad se levantan mil obstáculos. El hombre siente la
necesidad de “arreglar sus cuentas”, de superar su limitación, de justificarse… Todo esto reclama
una expresión a nivel distinto. Esta expresión sólo la encuentra el hombre al nivel del símbolo
religioso: ritos purificatorios, confesión, etc.
Sólo el hombre es capaz de autoconciencia, autoposesión. El que nació sin una intervención de su
voluntad, ha de morir contra su voluntad. Todo esto crea en él una conciencia de soledad, de
aislamiento, de “separatividad”. Y esta conciencia provoca la angustia. Es lo que les ocurrió a Adán
y a Eva en el Génesis… a partir de aquí nace una necesidad de superar la “separatividad”. Para eso
busca formas de relación (adoración de animales, estados orgiásticos, el amor a Dios y el amor al
hombre) La única forma, sin embargo, que hace posible superar la “separatividad”, encontrar la
comunión, es el amor. Pues bien, ¿no se explican también los símbolos religiosos, la celebración
litúrgica desde esta exigencia?
Íntimamente unida a las anteriores. Toca de lleno el misterio del hombre, problema de su
identidad. Insatisfacción, inseguridad, confusión. Desde esta experiencia el hombre busca un lugar
donde posarse, una identidad salvadora. Y esto lo descubre en muchos casos en la religión.
Momentos de tránsito biológico o vital > el hombre hace “experiencia de tránsito” original (nacer,
crecer, casarse enfermar, morir). En todos estos momentos el hombre siente una necesidad
cuasivital de utilizar ritos y símbolos. Así nacen los que se han venido a llamar los “ritos de tránsito”
a los cuales responderán de algún sentido los sacramentos de la Iglesia.
6. Experiencia de la libertad
El hombre tiene experiencia de ser libre. Pero esa libertad es limitada. En ella experiementa el
hombre su poder y su miseria. Por eso busca una liberación plena. Es precisamente en los símbolos
religiosos, la celebración y el culto donde tiende a expresar esa aspiración y esa búsqueda. Los
símbolos religiosos son signos de una libertad en nueva clave.
El hombre aspira a la felicidad y al gozo en la vida. Pero la vida no siempre es esto. La experiencia
del gozo es intransferible pero no incomunicable. Necesita expresarse, decirse. La liturgia responde
también a esta experiencia. “El culto se sitúa en la esfera del gozo”.
8. La experiencia de la fe
Ésta es la experiencia capital que hace que la expresión de los símbolos religiosos de las otras
experiencias tenga pleno sentido. La fe es sobre todo acogida y aceptación de una persona: Cristo.
Los símbolos litúrgico-sacramentales no sólo suponen la fe, sino que la alimentan y la recrean: son
eficaces para la fe, y por eso el acto de fe de la expresión simbólica es parte integrante del
sacramento.
EL H O MB R E Y S U A C T I T U D D E F E E N LA A C C I Ó N S A CR A MEN T A L
Uno de los puntos en la problemática sacramental actual: el puesto del hombre en los
sacramentos. La interrelación del binomio fe-sacramentos.
Consideración del hombre desde su condición creatural. El hombre está capacitado para la
comunión con Dios desde la creación. El hombre es creaturalmente sacramental.
Por eso, la realidad sacramental no es algo que se le impone al hombre desde fuera, es algo que
lleva dentro.
El símbolo nunca coincide plenamente con lo simbolizado: al mismo tiempo que invoca una
presencia, constata una ausencia.
El hombre por el hecho de ser “homo creatus” y “homo salvatus” es un hombre “agraciado”. Antes
de recibir la gracia por un acto explícito de fe, el hombre puede vivir de esta gracia, puede “hacer
experiencia de la gracia”.
Los sacramentos son más el reconocimiento de una gracia actuante, que la recepción de una gracia
ausente. No por eso los sacramentos son menos necesarios.
“Situaciones fundamentales” > el hombre es parte co-esencial del sacramento. El hombre no tiene
por qué inventar una vida distinta para el sacramento, es su vida misma en estos momentos
privilegiados y con su densidad propia la que se hace sacramento en el sacramento de Cristo y de la
Iglesia.
a. De la fe bautismal a la fe sacramental
Todos los sacramentos son “sacramenta fidei”, pero el Bautismo lo es de manera muy especial. El
Bautismo “sella” la primera fe, la conversión primera, la opción radical por la que se decide a
aceptar a Cristo y su salvación. Toda otra fe se desprende de aquella fe. ¿Qué sucede si no existe?
Sencillamente no se conduce una existencia cristiana.
La Iglesia nunca podrá asegurar que aquellos que están bautizados, porque han recibido un rito,
lleguen a ser bautizados porque han asumido su bautismo en la conciencia de una opción de fe y en
la libertad de una pertenencia a la comunidad de creyentes. Muchas veces el acento se ha puesto
en la materialidad y el rito del sacramento, no en el acontecimiento, ni en la fe. ¿y el ex opere
operato?
b. De la fe vivida a la fe celebrada
Desde un punto de vista objetivo la fe que es parte fundamental del sacramento es principalmente
la fe eclesial. El sacramento es una profesión de la fe eclesial, en él, por medio de la palabra y el
gesto, la Iglesia manifiesta su fe. La concomitancia entre la palabra y el gesto indica que aquello
que se dice, se realiza.
La palabra de la Iglesia aparece salvando, purificando, divinizando “no porque es dicha, sino porque
es creída”. Esta fe presente, objetiva, eficaz, tiene dos consecuencias inmediatas:
Celebrar un sacramento es hacer fiesta con los hermanos en la fe. La presencia de la asamblea es
un elemento fundamental. La asamblea debe ser una asamblea de fe.
d. El objeto de la fe sacramental
Para que el sacramento pueda celebrarse dignamente se requiere en el sujeto una respuesta o
actitud de fe que incluya:
o Aceptación de Dios
o Aceptación de que esta intervención de Dios se manifiesta “hoy y aquí” en la
Iglesia y por la Iglesia
o Aceptación del sentido propio del sacramento
o La convicción de que esto no es algo extraño a nuestra vida sino algo que
afecta al núcleo existencial y comprometo todo nuestro ser y nuestro actuar.
3. El compromiso de la libertad y su puesto en el sacramento
El sacramento sólo pude realizarse cuando hay libre acuerdo entre estas dos personas, es decir,
cuando al ofrecimiento gratuito de Dios responde la libre acogida del hombre. Dios es al mismo
tiempo el don y el donante, es siempre el Otro absolutamente libre en su iniciativa y sus dones. El
riesgo de Dios es la libertad del hombre. El ejercicio de la libertad del sujeto es parte fundamental
del sacramento.
Por parte de Dios, todo está realizado en el sacramento, pero por parte del hombre todo debe aún
ser realizado para Dios a partir del sacramento. Por eso el sacramento es, a la vez, punto de llegada
y punto de partida.
Dios y hombre son parte constitutiva y fundamental del sacramento, pero no del mismo modo, ni
al mismo nivel. Dios está en el sacramento como el origen fontal. Dios es el Otro que sale al
encuentro del hombre porque quiere, no para cubrir una necesidad del hombre, ni para completar
lo que el hombre no puede conseguir, sino para ofrecer, sin ganancia de su parte, su salvación y su
vida.
“Opus operantis” > indica el nivel propio del hombre, en cuanto que acepta participar en el
sacramento.
K. Rahner > de algún modo la eficacia del sacramento es el punto de concurrencia de ambos. El
acto libre del hombre se actualiza como un acontecimiento de la gracia, en cuanto que se expresa,
y esta expresión es causa del acto sobrenatural de la gracia.
La fe es un regalo de Dios y un acto del hombre. La respuesta de la fe es una respuesta libre pero
“agraciada”. Nuestra fe no es causa de la acción de Dios, pero sí condición que posibilita o impide su
eficacia en nosotros.
b. Cuestiones complementarias
¿Qué sucede con los sacramentos que se reciben, sin que sea posible una respuesta actual y
personal de fe? > Bautismo de niños > falta un elemento: la acogida libre, consciente y responsable
del ofrecimiento de la salvación… > si bien es suficiente para que el Bautismo sea efectivamente
dado y recibido, no es suficiente para que el bautismo sea plenamente realizado. > La importancia
de la familia para que el niño vaya asumiendo personalmente su bautismo.
¿Qué sucede cuando los sacramentos se reciben sin fe? > no hay sacramento en sentido pleno.
Sólo Dios conoce lo que sucede en el corazón del hombre. Un sacramento recibido sin las debidas
disposiciones es infructuoso > la eficacia del sacramento no está ligada al acto puntual (cuasi-
mágico) de la celebración. El sacramento puede “culminar” en un momento posterior: la respuesta
de fe que “posibilita” su realización plena puede llegar después que ha sido celebrado.
¿Qué sucede cuando existe fe “sacramental” sin sacramento celebrado? > Respuesta actual
personal de fe en vistas al sacramento, con una actuación de la gracia de Dios incluso con una
cierta anticipación actuante de la misma gracia sacramental (a través del deseo, el “votum”). Pero
falta la celebración del sacramento > no es completo porque falta la plena manifestación. “No hay
sacramento sin fe, ni puede haber fe sin sacramento”.
RELIGIOSIDAD P O PU L A R Y P A S TO R AL DE LOS S AC R AM E N TO S
Los “cuatro sacramentos ” de la religiosidad popular > no piden sólo cuatro sacramentos, sino por
lo general piden sacramentos sólo en cuatro momentos de la vida. Los “cuatro sacramentos” de la
religiosidad popular: bautismo de niños, primera comunión, matrimonio y las exequias (con misa).
I. ACERCAMIENTO A LA REALIDAD
Algo queda claro una vez más: el hombre no puede vivir sin magia, sin mitos y sin ritos, sin religión.
Aquí o allá nacen nuevos movimientos o renacen nuevas formas religiosas > el pueblo no es
consciente de esta involución religiosa. ¿Qué actitud debe tomar la Iglesia en relación con la
religiosidad sacramental?
La gran masa de cristianos siguen pidiendo los sacramentos de la vida y de la muerte ¿Por qué?
El pueblo expresa su inevitable necesidad de ritos y ritos sagrados. Algo falta cuando al
nacer, al casarse o al morir no “se hacen los ritos”. El rito es como un número
necesario de la fiesta.
El pueblo quiere expresar su creencia religiosa y su esperanza. Sugiere más que dice. A
través de los ritos quiere expresar “su fe”, diciendo más de lo que puede o sabe decir.
Su presencia es su mayor elocuencia. Actitud de apertura a lo divino. Además el
hombre espera algo del rito. Es el deseo de poner en el ámbito de Dios nuestras
realidades (a Dios se lo necesita para no morir).
El pueblo busca significar su identidad cristiana y su pertenencia a un sistema socio-
religioso.
Hombre > ser simbólico. Los símbolos sacramentales son algo que responde a una necesidad que
lleva dentro.
Los sacramentos de la religiosidad popular > necesidad cuasi-vital de sacralizar los momentos
decisivos del ciclo de la vida.
Religiosidad sacramental > la Iglesia no puede ni rechazarla ni aceptarla sin más. Tiene que liberarla
de sus residuos mágico-míticos alienantes y, por tanto, antihumanos y antiteológicos.
Los cristianos de la religiosidad sacramental son más cristianos “religiosos” que católicos
“creyentes”. La religiosidad sacramental es una realidad con la que hay que contar, pero no un
ideal en el que hay que permanecer.
Realista
Dialéctica: equilibrio de aspectos
De evangelización
De acogida, preparación, de discernimiento: un rito no informado por la fe es un rito
deformado en el culto
Urge entonces, modificar las disposiciones sacramentales: espaciación entre la acogida y la
celebración, etc; la generalización del catecumenado para la confirmación en la adolescencia. Una
pastoral que se hace desde el pueblo y con el pueblo.
C O N C I E N C I A M OR AL , P A S TO R AL S A CRA M E N T AL Y C EL E B RA C I Ó N D E
L O S S A C R A M E NT O S
I. LOS GRANDES CAMBIOS EN LA CONCIENCIA MORAL
1. Secularismo: valor positivo: autonomía de los cosas creadas; valor negativo: ateísmo
práctico
2. Subjetivismo: valoración de la persona y la conciencia individual; exaltación de las
decisiones individuales.
3. Relativismo: se valora más la dimensión histórica y cultural de la persona y sus valores;
se viene a una duda sobre lo válido permanente…
4. Materialismo: valoración de lo material, pragmático y utilitario; lleva una fijación
deformante en una de las dimensiones del hombre…
5. Inmediatismo: como valor el disfrute inmediato de la realidad; sin atender al pasado ni
al futuro, arrastrados por la dinámica de lo fugaz, huye de compromisos permanentes
y futuros.
Estos grandes cambios en la conciencia moral del pueblo favorecen poco una comprensión y
participación en las celebraciones de la Iglesia.
SACRAMENTOS
Bautismo
Los cambios morales señalados han favorecido, en los cristianos creyentes a una mayor apreciación
del bautismo como opción de fe, y no tanto como rito de costumbre. En cambio, en otros cristianos
esta situación ha conducido, bien a un aferrarse al simple rito, bien a su marginación del
sacramento.
Confirmación
La confirmación parte de unas actitudes morales en los iniciandos, que no armoniza con la
exigencias de esta iniciación; se encuentra con grandes obstáculos; es incapaz de hacer aceptables
las normas de la moralidad; y no llega a consolidar en los confirmados una conducta moral. Todo
ello demuestra en qué medida se da un desfase entre conciencia moral dominante y conciencia
moral exigida, entre evangelio aceptado y moral asumida, entre sacramento deseado y conducta
practicada, entre compromisos proclamados y vida “comprometida a la carta”.
Eucaristía
Como sacramento de iniciación o primera eucaristía > teniendo una gran acogida social, el
secularismo lleva a algunos a prescindir del rito sagrado buscando otros sustitutivos. El
personalismo y subjetivismo conducen a una insistencia en la preparación catequética. Es difícil
medir la hondura religiosa desde la manifestación externa (materialismo y consumismo)….
Como sacramento central de la comunidad cristiana > Aspectos positivos: mayor aprecio de la
participación eucarística, superación de actitudes rigoristas, valoración del carácter reconciliador
de la eucaristía. Aspectos negativos: cierta ligereza al acercarse a la comunión sin examinar la
conciencia, desafección respecto del sacramento de la penitencia…
Penitencia
Es el que más se ve afectado. En él repercute de forma especial el secularismo que rechaza una
concepción religiosa del pecado; el subjetivismo reduce el pecado a una apreciación puramente
personal; materialismo eficacista no acepta la debilidad. Otros elementos en crisis: no comprensión
de la dimensión eclesial y comunitaria del sacramento.
Secularismo: negación de la vida como don de Dios; individualismo: negación de cuanto supone un
freno o limitación para la libertad; materialismo: marginación de lo improductivo; inmediatismo: se
demoniza la enfermedad. Hay una nueva mentalidad del sentido curativo terapéutico del
sacramento, que conduce a no relegarlo al último momento.
Matrimonio
Ministerios
También se ha visto el sacramento del orden afectado, sobre todo en el ministerio presbiteral.
Secularismo: desacralización general, abandonar la imagen del sacerdote como “figura sagrada”;
subjetivismo: sobrevaloración de la libertad conduce a hacer más complicado el compromiso
definitivo; materialismo: ministerio con carencia e indigencia material. El problema es de vocación,
de identidad y posibilidades de desempeño del mismo.
CONCLUSIÓN
Así como la liturgia debe ser “escuela simbólica de moralidad”, de la misma manera la moral debe
ser “realización existencial de la sacramentalidad” > el compromiso moral debe apoyarse y
conducir al sacramento como a su “culmen y fuente”.
Es necesario que los sacramentos se dejen interpelar por la conciencia moral, y que la conciencia
moral se deje aleccionar por los sacramentos.
Las “negatividades” van unidas a las “positividades” que promueve respecto a una petición,
celebración y participación más consciente, libre y responsable. Lo “crítico” de la realidad puede y
debe convertirse en lo estimulante de renovación.
L A I N I C I A C I Ó N C R IS T I A N A : E N L A M I S IÓ N A C T U AL D E L A I G L E S I A 2
Concepto conciso de IC y preguntas motivadoras
El concepto de IC es muy antiguo en la Iglesia. ¿Cómo se puede definir en general? > “No es otra
cosa que la primera participación sacramental en la muerte y resurrección de Cristo” (RICA).
Algunas notas de la IC:
CEC > para llegar a ser cristiano se sigue un camino. Este camino comprende siempre
algunos elementos esenciales: el anuncio de la Palabra, la acogida del Evangelio, la
profesión de fe, el Bautismo, la efusión del ES, el acceso a la comunión eucarística. (cf.
1229)
DA > La iniciación cristiana se refiere a la primera iniciación en los misterios de la fe.
AG 14 > “Los que han recibido de Dios, por medio de la Iglesia, la fe en Cristo, sean
admitidos con ceremonias litúrgicas al catecumenado, el cual no es mera exposición
de dogmas y preceptos, sino formación, noviciado convenientemente prolongado de
toda la vida cristiana, con el que los discípulos se unen a Cristo, su Maestro. Iníciense,
pues, los catecúmenos convenientemente en el misterio de la salvación, en la práctica
de las costumbres evangélicas y en los ritos sagrados que han de celebrarse en
tiempos sucesivos, y sean introducidos en la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad
del Pueblo de Dios”.
2
S.E.R Mons. JOSÉ MARÍA ARANCIBIA, Febrero de 2010
La renovación del Concilio impulsó a un redescubrimiento del BAUTISMO como fuente primera y
principal de la espiritualidad cristiana y del compromiso de vida según el Evangelio. “Cristiano: sé lo
que eres; reconoce tu dignidad” (San León Magno). El Vaticano II restauró el Rito de iniciación
cristiana de adultos, como un catecumenado completo.
Agradezcamos que la catequesis es aceptada casi por todos, y además sigue atrayendo a muchos
fieles cristianos que sienten de corazón el llamado a colaborar con esta tarea en la Iglesia. Mientras
tanto, las amplias exigencias de la acción catequística como ahora se desarrolla, llevan a incorporar
a personas de escasa participación. ¿Es realmente adecuada nuestra forma de iniciar a la vida
cristiana?
La ic ha de entenderse, ante todo, como obra de la santísima Trinidad en el seno de la Iglesia, que
por la catequesis y la liturgia conduce al creyente, tocado por la gracia de Dios, hacia una primera
madurez de vida cristiana. Los principales elementos de la ic:
Kerygma
Acogida de la Palabra de Dios
Encuentro personal con JXto
Conversión de mente y corazón
Catequesis como reflexión sobre la fe cristiana
Incorporación cordial y efectiva a la comunidad
Mistagogia
Inicio de la vida de oración personal y comunitaria
Servicio de caridad y compromiso solidario
Despertar al espíritu misionero
La CATEQUESIS propiamente dicha, se menciona aquí como “servicio a la ic” pero no se identifica
del todo con ella.
Y el Catecumenado ¿se identifica con la ic? No es lo mismo, pero se lo puede considerar como el
medio más importante para realizar la ic.
Aspectos positivos:
Desafíos importantes
P A S T OR A L Y C EL E BR A C I Ó N D EL B A U T IS M O
El bautismo es el primer paso de la iniciación, la cuestión decisiva no es cómo se renueva la
pastoral del bautismo, sino cómo se renueva la iniciación cristiana global.
¿Es capaz el hombre de hoy entender la fe y la celebración del bautismo lo mismo que ayer?
Bautismo por amor: señala más una motivación generalizada de confianza en el amor de Dios, de
esperanza en la salvación del inocente, de acogida respetuosa por parte de la comunidad creyente.
Diversos aspectos doctrinales del bautismo en que se manifiesta esto:
Sin duda estos cambios de sensibilidad religiosa son la raíz de comportamientos bautismales
diversos.
2. Del escándalo por el rechazo de los fieles a la insatisfacción por parte de los pastores
Cambio importante en la actitud de los sacerdotes. Años 1950-1970 se extendió una crítica contra
el bautismo de niños, que condujo a cierto rechazo del mismo por parte de sectores cristianos,
provocando no poco escándalo en la jerarquía y pastores.
Esta situación ha cambiado. El clero ya no se escandaliza porque haya quienes retrasan o incluso
rechazan el bautismo de niños. Sin embargo, observa que la vida cristiana no mejora. Por ello, no
pocos viven cierta desazón pastoral. ¡Es una batalla inútil! Verse obligado a celebrar con quienes
no se vive, ni se comparte, ni se verifica la fe cristiana, o conduce a una situación espiritual y
pastoralmente esquizofrénica, o, lo que es quizá más peligroso para el ministerio ordenado, lleva a
la insensibilidad del funcionario religioso.
¿Cómo salvar la unidad bautismal en esta pluralidad de bautismos? ¿En qué medida supone esto
una recuperación del catecumenado como elemento integrante y constitutivo de la iniciación
cristiana?
Nadie puede negar la importancia y el valor de la praxis multisecular. Pero nadie puede exaltarla
como la única praxis de referencia. El bautismo de niños, siendo lícito, válido y deseable, es preciso
“relativizarlo” en orden a los otros elementos que lo conduzcan a su plenitud. El problema es:
“bautismo de niños en solitario – o bautismo de niños dentro del proceso integral de iniciación
cristiana”
Con todo, la pastoral del bautismo de niños debe prepararse con el máximo esmero y atención
pastoral. Para ello deben tenerse en cuenta los siguientes aspectos:
Bautismo o iniciación destinada a los “adultos”. Esta iniciación creemos es realmente el “paradigma
de toda iniciación cristiana”. Aquí las etapas catecumenales precedentes al bautismo son etapas del
mismo bautismo. Pregunta: cómo hacer para que sea eficaz en algunas comunidades:
En primer lugar, deberá aplicarse al caso de los adultos que se convierten y piden ser
iniciados en la fe cristiana.
Otra aplicación: “preparación para la confirmación y la eucaristía de los adultos
bautizados en la primera infancia, y que no han recibido catequesis”.
A esto habría que añadir la situación de aquellos que reciben el bautismo y la primera
eucaristía, pero todavía no han recibido la confirmación.
Otra situación en la que debe aplicarse el proceso catecumenal es aquella de adultos
ya bautizados, confirmados y eucaristizados que, en un momento de su vida, desean
renovar su fe y su bautismo.
Por tanto, podemos decir que la pastoral del bautismo de adultos es una pastoral extensiva a otras
situaciones, que suponen la aceptación de un talante o estilo catecumenal en la Iglesia, como el
medio más eficaz para una iniciación o reiniciación cristiana.
“La falta de garantías” para un desarrollo de la fe bautismal. Aquí se trata de una situación no
deseable (a diferencia de los otros bautismos). En realidad, no se niega el bautismo, sino que se
propone para otro momento.
Esta situación de adolescencia es un caso muy real. La propuesta podría ser la de un “bautismo
aplazado” y seguir estos pasos:
Celebración del nacimiento, por un “rito de tránsito” (acogida del niño y del deseo de
los padres, clarificación de las disposiciones de fe).
Evangelización progresiva
Entrada en el catecumenado
Celebración del bautismo, confirmación y eucaristía
El RICA propone un “proceso relativamente largo de unos dos o tres años, que conducirá a los
niños a la plenitud de la fe, por la aceptación del bautismo, la confirmación y la eucaristía”.
La diferencia de este tipo de bautismo con las demás: la situación es propia, la edad diferente, la
capacidad subjetiva singular. Se trata de “en edad escolar, de enseñanza primaria”, capaces ya de
pensar, creer y crecer en la fe consciente, libre y responsablemente.
Ritual del Bautismo para niños (RB). Ejes en los que se apoya esta pastoral: el bautismo es el
“sacramento de la fe por antonomasia (n.3); la preparación al bautismo es necesaria (n.15); la
máxima responsabilidad se coloca en los padres del niño (nn.9, 15b, 44d); la celebración del
bautismo es el comienzo de un proceso hacia la plenitud del ser cristiano.
Orientaciones prácticas:
Estas orientaciones prácticas indican hitos más importantes de la estructura de la pastoral del
bautismo:
Acogida pastoral
Encuentros personales
Encuentros comunitarios
Discernimiento
Preparación inmediata
Celebración participada
Continuidad
Una vía media > ni celebración indiscriminada del sacramento, ni negación radical del mismo, sino
evangelización, catequesis, preparación necesaria. Esta pastoral supone una opción claramente
evangelizadora. La pastoral del bautismo supone una comprensión más dinámica del bautismo,
entendido como punto de partida de un proceso, que se extiende a otras acciones y celebraciones
sacramentales y extra sacramentales.
P A S T OR A L B A UT I SM A L 3
PARA EL BAUTISMO DE NIÑOS
a. Pasos Remotos
La familia participa de la misma misión de la Iglesia: evangelizar, enseñar, bautizar. Conviene que la
preparación inmediata al Matrimonio, explique la vocación y la dicha profunda de los padres de
transmitir la fe a sus hijos, y la obligación de bautizarlos lo antes posible.
Pastoral con ardor misionero > acercarse a las familias en los primeros meses de embarazo. Una
buena catequesis dirigida a toda la comunidad permitirá detectar y visitar a las familias que se
encuentran en esta situación.
b. Pasos próximos
El secretario es ante todo un agente pastoral. El diálogo entre secretario/a y la familia debe tener
sentido evangelizador y catequístico. Para ello será conveniente algunas disposiciones previas.
La catequesis bautismal
3
ARQUIDIÓCESIS DE MENDOZA. Pastoral Bautismal: Orientaciones y Normas, 1999
El encuentro catequístico y sus pasos
“Implementar una metodología catequística que integre la enseñanza doctrinal con la experiencia
de vida”. Tener como modelo de este proceso los discípulos de Emaús. Los mismo debe ocurrir en
el encuentro catequístico.
Un proceso catequístico en varias etapas > Todo proceso requiere tiempo y organización.
Es esencial que esté inserta en el IC que la conecte con los otros momentos del itinerario, ya sean
anteriores o posteriores.
Por el Bautismo el creyente participa en la muerte de Cristo, es sepultado y resucitado con Él. El
Bautismo es el sacramento pascual de la fe iniciada. Relación entre fe y Bautismo. Para el Bautismo
no se requiere una fe perfecta o madura, sino un comienzo.
Consecuencias principales del Bautismo para la vida de los creyentes son: purificación de los
pecados y el nuevo nacimiento en el Espíritu Santo, la incorporación a la comunidad eclesial. El
Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana.
La catequesis bautismal tendrá como eje central el anuncio de Jesucristo, será profundamente
cristocéntrica. Será conveniente jerarquizar los contenidos en función de los encuentros que se
puedan realizar.
PDP > la fe bautismal como principal camino evangelizador de la religiosidad popular. La conciencia
que tienen los mendocinos sobre el Bautismo:
El equipo se reunirá periódicamente, al menos una vez al mes para: repartir tareas, evaluar,
resolver problemas, formarse (doctrina, espiritualidad, liturgia, pastoral, pedagogía).
Puede ser el mismo hogar familiar. Hay que salir al barrio. Es importante también programar un
encuentro comunitario entre todos los que van a participar del Bautismo.
c. La celebración
Constituye un momento evangelizador integral. También hay que revitalizar creativamente las
formas y el estilo de su celebración para que aparezca como la fiesta cristina de la vida. La
celebración del bautismo debe estar en consonancia y ser culmen de todo el proceso pastoral.
d. Pasos posteriores
La comunidad no sólo las acoge (las familias) también sale al encuentro de ellas con espíritu
misionero. La Pastoral Bautismal no termina con la celebración del Bautismo, sino que se encamina
hacia otros momentos del Itinerario Catequístico Permanente:
Estos pasos deben orientarse y desembocar en otros momentos del Itinerario Catequístico
Permanente: catequesis de infantes, catequesis familiar, catequesis de confirmación, catequesis de
jóvenes y de novios.
Las madres solteras, los padres en situación irregular, las uniones de hecho, serán destinatarios
privilegiados del amor pastoral, de la explicación paciente de lo que la Iglesia quiere y les pide.
Estas situaciones no son en sí mismas impedimentos, no se les debe negar el Bautismo ni imponer
cargas ajenas al sentir y a la legislación de la Iglesia.
Toda persona que ofrezca esperanza fundada de educar en la fe cristiana a sus hijos, merece ser
considerada, ya que el Bautismo se otorga no sólo por la fe de los padres sino, principalmente, por
la fe de la Iglesia.
Distinción de edades
Orientaciones pastorales
Niños y pre-adelescentes > niños que se pueden incorporar a la catequesis de primera comunión.
Adolescentes > atendiendo a la edad y condición será necesario formar un grupo específico para
ellos.
Jóvenes > a los mayores de 16 años se los admite a los grupos de “catequesis de adultos” y al
catecumenado de adultos.
Cada vez es mayor el número de adultos que se acerca a la comunidad eclesial para pedir los
sacramentos de la iniciación cristiana.
La catequesis de adultos
Adulto es aquel que ha superado con éxito las varias etapas de su evolución; intenta
reunir en una visión unitaria todas las experiencias de su vida personal, social y
espiritual; capaz de producir relaciones recíprocas de comunión con los demás
Que la “catequesis de adultos es la forma principal de la catequesis… ”
“Repensar su contenido y elaborar una metodología propia para ello en función de las
características de la vida adulta”
Asumimos como orientaciones pastorales del documento Juntos para una Evangelización
Permanente: (nombro algunos)
La Iglesia nos ofrece como camino el catecumenado, con toda la riqueza que esta institución tiene,
con la experiencia de siglos, con sus etapas y celebraciones.
P A S T OR A L DE LA C O N F I R M AC I Ó N
I. LA CONFIRMACIÓN EN EL VATICANO II: UNIDAD CONDICIONADA
La confirmación comenzó a configurarse como sacramento “separado” del bautismo a partir del
siglo V. El Vaticano II ha acentuado algunos aspectos doctrinales y ha propuesto algunos
planteamientos pastorales en torno a este sacramento.
“Analogía sacramental” > todo sacramento tiene una esencialidad sacramental, un denominador
común de gracia. Todos son en verdad “sacramentos”, pero no de la misma forma sino según un
“más” o un “menos” analógicamente.
Las funciones atribuibles a la confirmación, así como el puesto que ocupe en la estructura de
iniciación cristiana, no pueden ni deben ser idénticos en un caso y en otro: si en el bautismo de
adultos la confirmación es perfeccionamiento de los “ritos bautismales”; en el de niños tiene que
ser además “perfeccionamiento de la vida cristiana”.
Gran parte del problema confirmatorio es la forma de entender y explicar lo que significa e implica
la ic.
Si por ic se entiende la inmersión y participación en el misterio pascual, por los símbolos y ritos
sacramentales, en la mediación de la comunidad eclesial, y con la respuesta de fe personal,
entonces hay que decir que lo más lógico es espaciar y ordenar de tal modo la iniciación, que
permita cumplir integralmente con todas sus dimensiones constitutivas.
La Iglesia actual puede y debe replantearse sus necesidades y su misión en el mundo, la forma
mejor de expresar dicha unidad iniciatoria.
b. Necesidad de un verdadero proyecto de iniciación
El problema más radical que la Iglesia buscó desde el principio fue el de la forma más adecuada
para engendrar o hacer un cristiano, introduciéndolo y haciéndole participar del misterio de Cristo
y de la vida de la Iglesia en su totalidad. La confirmación sólo puede plantearse correctamente
cuando se la devuelva al interior de la iniciación, y cuando se replantee esta iniciación en su
totalidad.
El verdadero sentido del retraso de la confirmación sólo se descubre cuando, al mismo tiempo, se
recupera y sitúa el catecumenado en el momento precedente, y cuando se distingue y expresa
claramente la diferencia entre “primera eucaristía” y “eucaristía en la comunidad adulta”. La
experiencia nos dice que esta reordenación es posible.
Fe, Conversión, Don de Gracia, Comunión, Compromiso > estos objetivos se especifican en el
catecumenado preconfirmatorio, requieren medios adecuados para su cumplimiento.
Entre estos medios es de suma importancia comprender, asumir y salvaguardar las notas
características que identifican todo verdadero catecumenado:
Encuentro personal > primera entrevista que debe ser de acogida, de diálogo, de respeto y libertad.
Ritos de esta etapa > 1º rito: “petición formal del catecumenado; 2º rito: “ingreso al
catecumenado” expresado ante la comunidad en un contexto de celebración de la Plabra.
Ritos de tránsito a la tercer etapa > podría servir la “elección” del primitivo catecumenado. En este
rito los catecúmenos son aceptados por la comunidad para la confirmación, y ellos mismos
expresan su decisión de continuar. En cuanto al rito: podría tener dos momentos: 1. Una revisión
ante el grupo; 2. Una celebración de la Palabra con participación de algunos miembros de la
comunidad.
Contenido de la catequesis y dinámica del grupo > catequesis mistagógica desde los ritos de la
confirmación. Durante este tiempo sería oportuno: 1. “Elección” de los padrinos; 2. Participación
de jóvenes ya confirmados y su testimonio.
Rito preparatorio y celebración del sacramento > en las fechas inmediatas es oportuno: 1.
convivencia o retiro; 2. La misma celebración.
1.1. Los bautizados prosiguen el camino de la iniciación cristiana mediante el sacra mento
de la Confirmación, por el cual reciben el don del Espíritu Santo, que el Señor derramó
sobre los Apóstoles el día de Pentecostés. Por este Don del Espíritu Santo, los fieles se
configuran más íntimamente con Cristo, se vinculan más perfectamente a la Iglesia y
son fortalecidos, a fin de dar testimonio del Evangelio, de palabra y obra, para la
edificación del Cuerpo del Señor, en la propagación de la fe y en la práctica de la
caridad. Imprime en ellos un "carácter" o "sello del Señor", de manera que el
sacramento de la Confirmación no puede ser reiterado (LG 11; CDC 879, 889; PRC 1-2;
CIC 1285).
1.2. Todos los cristianos bautizados tienen el deber y el derecho de perfeccionar su iniciación
cristiana con este sacramento
1.3. La Confirmación, por ser uno de los sacramentos de iniciación, debe administrarse
haciendo notar su relación con el Bautismo y la Eucaristía, con los cuales forma un todo
unitario.
1.4. Por esta misma razón, es de desear que ningún cristiano parta de este mundo sin haber
recibido los tres sacramentos de iniciación cristiana. Le corresponde a los pastores
procurar que todos los bautizados reciban la Iniciación Cristiana y, por lo tanto, sean bien
preparados para la Confirmación (CDC 885; PRC 3).
2. Los que van a ser confirmados
2.1. Si bien a cualquier edad se tiene el derecho de pedir el sacramento, por razones pasto-
rales es oportuno prepararlo y celebrarlo durante la adolescencia (CDC 891; PRC 11).
2.2. Los adultos mayores de 20 años, que piden ser confirmados, recibirán una catequesis
adecuada que se llamará Catecumenado para adultos. Se prepararán juntos, siguiendo
los pasos y criterios establecidos en el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos. Se debe
evitar la preparación apresurada con ocasión del Matrimonio y procurar que se respete
el proceso catecumenal. Al final de esta preparación podrán recibir, en una sola
celebración (PRC 3, 11, 12).
2.3. Para los adultos que participen en una comunidad estable, bastará solamente una
preparación inmediata al sacramento, de alrededor de cinco encuentros, más un retiro y
la confesión sacramental.
2.4. Para las parejas que se preparan al Matrimonio, y no hayan recibido el sacramento de la
Confirmación, aprovéchese esta ocasión para insistir en la necesidad de recibirlo.
2.5. A los ancianos, dénseles facilidades para prepararse brevemente a estos sacramentos y
para que los puedan recibir.
2.6. Los niños en peligro de muerte, aún antes de tener uso de razón, según la tradición de la
Iglesia deben ser confirmados en tal caso, el párroco, e incluso cualquier pres bítero,
puede administrarlo (canon 883). (CDC 891, 883; PRC 11).
2.7. Los fieles que tienen uso de razón y se encuentran en peligro de muerte, deben recibir la
Confirmación con la preparación espiritual adaptada a cada caso en particular. No debe
esperarse demasiado para administrar el sacramento en estos casos (CDC 891; PRC 12).
2.8. Aprovéchense las instancias como clubes de ancianos, grupos de edad ascendente y
otros semejantes, para ir preparando a las personas de la tercera edad a este sacra -
mento. Ojalá reciban el sacramento todos los mayores de 65 años que pertenezcan o
participen de algún modo en la comunidad eclesial. Cada año podría determinarse una
fecha para la Confirmación de los ancianos que no hayan recibido el sacramento.
2.9. Los jóvenes o adultos que tienen dificultades de aprendizaje también deben recibir el
sacramento de la Confirmación. Previamente se les dará una "catequesis especial". Si la
preparación es imposible, igual se encomienda que sean confirmados.
2.10. Los jóvenes y adultos que han nacido y recibido el Bautismo fuera de la plena comunión
con la Iglesia Católica, y que no hayan recibido el Sacramento de la Confirmación, al
incorporarse a la comunión plena, una vez establecida la validez del bautismo ya
recibido, deben ser confirmados por el mismo ministro que los admite a la plena
comunión con la Iglesia Católica inmediatamente a continuación de la profesión de fe,
según lo prescrito en el capítulo V del Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos.
Lo anterior se extiende también a los casos de readmisión en la Iglesia de quien hubiera
apostatado de la fe católica y aún no estuviera confirmado (AAS, 67, 1975, 348).
3. Preparación
3.1. Idealmente este sacramento debería administrarse antes de la Primera Comu nión. Sin
embargo, razones pastorales de peso aconsejan que este sacramento se administre
después de haber recibido los sacramentos de la Penitencia y Eucaristía.
3.2. La preparación para los adolescentes que se van a confirmar tendrá una duración, en lo
posible, de uno a dos años, y se confirmarán al final de este período.
3.3. La preparación para los adultos podrá durar un año.
3.4. La formación para el sacramento de la Confirmación debe procurar que se logren los
siguientes aspectos de la vida cristiana:
- Una actitud de conversión que transforme sus vidas según el Evangelio (cf. Mc 1, 14).
- Participación activa en la Eucaristía dominical.
- Haber adquirido el hábito de la oración personal, ya sea en conversación frecuente
con el Señor, en la meditación de la Sagrada Escritura, en la adoración eucarística, en
el rezo del rosario, u otros actos de piedad.
- Tener vida comunitaria eclesial, en el grupo propio y/o en la parroquia.
- Conocer los contenidos fundamentales de nuestra fe y leer habitualmente la
Sagrada Escritura (especialmente el Nuevo Testamento).
- Dar un testimonio de vida adecuado y un compromiso laical en su ambiente. Esto
incluye un compromiso solidario y la inquietud por la justicia y la procla mación del
Reinado de Dios.
3.5. Al final del proceso, los confirmandos deberán estar capacitados para tomar una
decisión personal en cuanto a la celebración del sacramento y deberán ser evaluados
por los catequistas que los han preparado y por el párroco del lugar.
Si los catequistas encuentran que, en lo fundamental, no se han cumplido los obje tivos de
la preparación, deberán conversar con el párroco, quien es el último responsable de la
preparación catequética y de la admisión al sacramento y, por lo tanto, quien debe
discernir la admisión al sacramento, o invitar, con especial tino, a diferir su recepción a
los que no estén preparados.
3.6. El Ministro que confiera el sacramento procurará tener una entrevista previa con el grupo
de confirmandos, invitándolos a expresar sus motivaciones e inquietudes, como también
sus compromisos actuales y futuros, a través de una carta personal dirigid a al Obispo. El
Ministro deberá comprobar personalmente su preparación doctrinal y espiritual, decirles
qué espera la Iglesia de ellos y animarlos a perseverar en el seguimiento del Señor.
El Ministro podrá decidir, en determinados casos, sobre el momento oportuno para
recibir el sacramento.
4. Responsables de la preparación
4.1. Los y las adolescentes deberán prepararse para la Confirmación en sus parroquias, ya sea
a través de su Pastoral Juvenil o de un grupo de catequistas especialmente preparados
para esta catequesis presacramental. El párroco, que es el principal responsable de todo
el proceso a la Confirmación, deberá nombrar una persona adulta, debidamente
preparada, que lo represente y que sea el catequista encargado de la pastoral
sacramental quien, a su vez, anima y orienta a los monitores (guías) de la Confirmación
(CDC 890).
4.2. Los colegios particulares (aunque se confiesen católicos) salvo mejor juicio del Obispo,
sólo podrán preparar a la Confirmación cuando cuenten con la autorización expresa del
párroco, tanto para iniciar la preparación como para la celebración del sacramento. En
este caso es también el párroco el responsable de esta preparación.
4.3. Los movimientos apostólicos, enriquecidos por diferentes carismas dados por el Espíritu
Santo y aprobados por la Iglesia Diocesana, pueden preparar para la Confirmación a los
jóvenes que militan activamente en su movimiento sólo si cuentan con la expresa
autorización de su Obispo.
4.4. Todos los que trabajan en el ámbito de la pastoral escolar o de movimientos juveniles
procurarán insertar e integrar a los jóvenes en la comunidad eclesial más amplia , esto
es, la parroquia y las instituciones diocesanas, evitando caer en los particularismos de
grupo o en el sectarismo.
4.5. Los textos a usar en la preparación del sacramento deberán ser los aprobados por el
ordinario del lugar.
4.6. Los catequistas que preparan a los confirmandos son los representantes del Obispo.
Por esta razón deben ser personas formadas y de vida cristiana estable. En razón del
servicio eclesial que prestan, deben tener facilidad de diálogo, suficiente conocimiento
del proceso de formación en la fe, cierta iniciación pedagógica, y dar una imagen
atractiva del ser cristiano. No deben ser personas aisladas sino formar un equipo estable
de catequistas animadores de Confirmación.
Además, hay que procurar no sólo la formación de los confirmandos, sino también el
crecimiento en la fe de los catequistas y la formación de los padres y p adrinos. Debe
evitarse, a toda costa, que los que preparan a los jóvenes para el sacramento, sólo sean
personas de buena voluntad que no están debidamente preparadas y, menos aún,
personas que tengan dudas sobre la fe y la vida cristiana.
4.7. En las parroquias los que preparan a los jóvenes deben ser jóvenes o adultos mayores de
18 años ya confirmados, con experiencia de comunidad y que hayan tenido un proceso de
formación adecuado para los catequistas de Confirmación. Es deseable que estén en
formación permanente, que den un testimonio de vida adecuado y sean aprobadas por el
párroco.
4.8. Los párrocos y responsables del proceso de preparación deben procurar que la ca-
tequesis sea realmente buena, tanto en el contenido como en la forma, dada la
importancia del compromiso que asumirán los confirmandos. Para esta tarea deben
hacerse ayudar por algún catequista adulto con experiencia y formación adecuada.
5. Ministro de la Confirmación
5.1. El Ministro originario del Sacramento de la Confirmación es el Obispo. En caso de que él
no lo pueda hacer personalmente, procurará que lo presida otro Obispo. Si la necesidad lo
requiere, pueden también administrarlo los Vicarios Generales u otros colaboradores
cercanos al Pastor. Si esto no fuere posible, el Obispo puede conceder esta facultad a
cualquier presbítero dotado de las características necesarias para presidir el sacramento,
quien siempre hará referencia explícita a que actúa en representación del Ordinario del
lugar. Se debe procurar, sin embargo, que quien administre el Sacramento no sea el
párroco del lugar (CDC 882-884; PRC 7).
5.2. Todo presbítero que está facultado tanto para bautizar a un adulto o a un joven mayor de
15 años, como para admitir a la plena comunión en la Iglesia Católica, o a la readmisión
en ella, tiene la facultad para confirmar al candidato en la misma celebración del
Bautismo o en el acto de profesión de fe católica, a fin de destacar la unidad de los tres
Sacramentos de la Iniciación (CDC 863, 866; PRBI 12).
5.3. En caso de peligro de muerte, el párroco y todo presbítero puede confirmar conforme al
derecho canónico (CDC 883).
6. Celebración
6.1. Se aconseja vivamente una reunión con los padres y padrinos de los confirmandos antes
de celebrar el Sacramento, a fin de instruirlos en su papel de guías en la nueva etapa de la
vida cristiana que inician estos jóvenes o adultos que se van a confirmar.
6.2. Procúrese que haya una catequesis sobre los Signos de la Confirmación así como un
ensayo de la celebración en los días previos a la celebración del Sacramento. En este
ensayo deben resaltarse los signos propios del Sacramento y darse todas las indicaciones
prácticas necesarias para que la celebración se desarrolle en forma digna, religiosa,
sencilla y expedita. Prevéase que los fotógrafos tengan un lugar discreto en la
celebración; que los confirmandos ensayen cuándo y cómo acercarse al Ministro para la
signación; que todos hayan entregado su certificado de bautismo y que hayan llenado los
certificados de Confirmación.
6.3. Antes de la Confirmación se recomienda tener un retiro espiritual con quienes se van a
confirmar. Igualmente, será muy útil ofrecer un retiro a los padres y padrinos. Y, por
supuesto, se invitará a todos a confesarse antes de recibir el sacramento, o acompañar a
sus hijos o ahijados.
6.4. El Sacramento de la Confirmación debe celebrarse ordinariamente durante la Eucaristía.
En ella se debe recalcar el sentido de la renovación de las promesas bautismales,
mostrando así la relación entre los tres sacramentos de iniciación (CDC 881; PRC 4, 13).
6.5. Procúrese que las celebraciones, en lo posible, no sean demasiado masivas, con un
número excesivo de confirmandos y de familiares, porque esto va en desmedro de la
atención debida de las personas.
6.6. Procúrese que la comunidad parroquial participe de alguna manera en la celebración, ya
sea con la oración o con su participación en el día del sacramento. Es oportuno que se
presenten los jóvenes o adultos recién confirmados al domingo siguiente en la parroquia
o en alguna actividad de toda la comunidad, para que así quede claro el nexo entre el
sacramento y la comunidad eclesial (PRC 4).
6.7. La fecha determinada para la celebración debe ser comunicada con mucha anterioridad al
Obispo o al Ministro delegado.
6.8. Se recomienda que algunas de las celebraciones de la Confirmación se realicen en torno a
la fiesta de Pentecostés.
6.9. Cuando parezca oportuno se puede celebrar la Confirmación a nivel intercomunidad o
interparroquial, para que ayude a subrayar el carácter eclesial y misionero de este
sacramento, que vincula al Obispo más que a la comunidad parroquial. Ade más, es
significativo que, junto al Obispo, concelebren los presbíteros del sector, lo que aporta
otra dimensión de comunidad eclesial.
Otra posibilidad es celebrar en la parroquia, pero invitando a todos los sacerdotes del
decanato (archiprestasgo). Dentro de lo posible, los sacerdotes pónganse de acuerdo para
participar en las confirmaciones vecinas.
6.14. Hay que evitar la proliferación de signos alternativos como son la entrega de cruces,
cirios o formulación de compromisos que oscurezcan o distraigan los signos rituales. La
entrega de estos elementos puede hacerse como pasos previos a la Confirmación, como
se indica en el anexo "Proyecto de Formación para la Pastoral de Confirmación" de este
directorio, o bien, al final de la celebración eucarística.
8. Padrinos
8.1. Los padrinos son también un signo de la extensión de la Iglesia doméstic a (la familia) y
una manifestación concreta de la participación de toda la Iglesia en la Confirmación.
Por eso, hay que procurar que el padrino y la madrina cumplan, en lo posible, con las
condiciones dadas por el canon 892. Deben ser personas de fe y capaces de ejercer una
influencia cristiana en la vida del ahijado, a fin de que se comprometan como verdaderos
miembros del Cuerpo de Cristo a cumplir fielmente los objetivos inherentes al sacramento
(CDC 892; PRC 5).
8.2. Estos deben ser elegidos por su testimonio de fe y no sólo por su vínculo familiar,
posición social o simple disponibilidad.
Lo normal es que el mismo confirmando sea quien elija a su padrino o madrina, cuyas
características deben ser que:
9. Inscripción y recuerdo
9.1. El párroco inscribirá en el libro correspondiente el nombre de los confirmados, del
Ministro, de los padres y de los padrinos, el día y lugar de la Confirmación, además de la
anotación que se hace en el libro de los bautismos, según las normas del derecho.
Si el párroco de algún confirmado no hubiera estado presente, el Ministro, por sí mismo o
por otro, debe comunicarle cuanto antes la administración de la Confirmación (CDC 876;
894-896; PRC 14-15).
P A S T OR A L E N T ORN O A L A E U CA R I S T ÍA
La Eucaristía es el centro sacramental de la historia de la salvación. En la Eucaristía es donde llega a
su máxima expresión nuestro ser y actuar como “adoradores en espíritu y en verdad”, ofreciendo
Dios “un culto agradable”, asociados al mismo sacerdocio de Cristo.
La Eucaristía será de verdad el centro de la vida, cuando seamos capaces de vivir su misterio. Es
preciso articular la fe y la vida de manera que la eucaristía sea el verdadero “culmen y fuente” de la
existencia cristiana (SC 10).
“Inculturación litúrgica”. Respecto al lenguaje para una gran mayoría resulta inelocuente,
abstracto, incomprensible. Requiere al respecto una revisión. Cómo puede ser mejorado: leyendo o
proclamando bien; haciendo moniciones adecuadas; cuidando el lenguaje de la homilía.
En cuanto a los gestos a menudo son pocos comunicativos y sencillos. Estos “gestos” implican
movimiento del cuerpo, acción viva. Pueden mejorarse haciéndolos con sencillez y espontaneidad,
que sean perceptibles y significantes. El lenguaje y los símbolos deben ser mejorados siempre de
modo que comuniquen, expresen y remitan al misterio que celebramos.
Vaticano II > “participación plena, consciente y activa”. Una buena participación es la mejor forma
de celebrar, a la vez una lección social, y un auténtico acto de evangelización.
La eucaristía tiene un antes evangelizador. Por otro lado, la misma celebración tiene también una
fuerza pedagógica y didascálica importante, siempre que se celebre de forma adecuada, y permita
a la asamblea profundizar en la “inteligencia” de las palabras y los signos con que celebra. Por eso
mismo la educación eucarística del pueblo debe ser una preocupación y una tarea constante.
La eucaristía es una parte fundamental de la liturgia. Hay que dar a la liturgia un puesto equilibrado
y proporcional respecto a las otras dimensiones. Otras formas de celebraciones pueden ser:
celebración de la Palabra, liturgia de las Horas, Vigilias, etc.
Además el sacerdote que preside debe conocer y respetar la forma propia, mistagógica. Valorar de
modo adecuado los gestos, los signos y símbolos. También que el presidente asuma su función
propia: presidir en nombre de Cristo; en nombre de la Iglesia; con actitud de servicio.
Por lo mismo el presidente debe esforzarse para que cada uno haga en la asamblea “todo y sólo lo
que le pertenece”, respetando y promoviendo los servicios y ministerios de los demás.
Conviene que aquellos que intervienen estén verdaderamente evangelizados. Todo el que
desempeña un servicio debe estar convencido de servir a la evangelización.
Elección, ordenación y preparación del lugar donde se va a celebrar. Que la colocación, ordenación
y dignidad de los elementos externos sea adecuado no es algo secundario, sino principal.
Preparación “técnica” y seria de la celebración. Lee y estudia los textos y los elementos de la
celebración del día; estudia y prepara la homilía; vigila y cuida para que esté todo dispuesto y
ordenado; ofrece a la comunidad los medios necesarios para que ella misma prepare la
celebración.
Ministerio del “animador litúrgico”, concedido y asumido por un laico adulto, con formación
teológica y preparación litúrgica. Funciones: animación y coordinación de los diversos ministeriosy
servicios.
4. Preparación de la asamblea
Hoja parroquial
Preparación durante la semana
La eucaristía tiene una estructura. Esta estructura quiere ser una realidad viva y dinámica, al
servicio de una plena participación. Para una correcta interpretación del sentido de la estructura de
la misa hay que conocer y valorar bien cada una de sus partes, su función y valor. Recordemos
estas partes: “La Misa consta en cierto sentido de dos partes: la liturgia de la Palabra y la liturgia
eucarística… que constituyen un solo acto de culto… otros ritos pertenecen a la apertura y
conclusión de la celebración”. (OGMR n. 8).
a. Ritos de apertura
Ritos iniciales y rito penitencial: solemne y digna realización de la procesión de entrada con todos
los elementos propios; la preparación y animación de la asamblea con el canto: creación de un
ambiente festivo y gozoso.
b. Liturgia de la Palabra
Concienciar al pueblo de la importancia de llegar, escuchar, entender y vivir la Palabra. Preparar y
elegir verdaderos lectores; solemnizar la proclamación del evangelio. Todos estos elementos,
siempre que se realizan adecuadamente, implican una carga de evangelización y educación en la fe.
c. Liturgia eucarística
Respetar y guardar un tiempo proporcionado para la acción de gracias; incluir algunos avisos que
afecten el interés común; invitar a participar de las acciones que se realizan entre semana.
Participación diferenciada:
“Hacer todo y sólo lo que le pertenece”. Entre “lo que le pertenece”: oraciones presidenciales,
evangelio, homilía, plegaria eucarística, saludo inicial, bendición final.
En relación con la participación de los fieles. Evitar el falso “comunitarismo”; utilizar las diversas
posibilidades para que aparezca la riqueza; elegir lo mejor; no exagerar lo secundario ni hacer
ordinario lo excepcional; crear un equilibrio entre palabras, signo, silencio…
El lector
El salmista
El monitor
Su función es introducir, ambientar, animar. Debe evitar sumir la función del diácono. Se requiere
de él capacidad de intervención oportuna, adaptada, breve, sugerente. Esto exige de él una
capacidad de sintonía y un sentido litúrgico especial.
El encargado de la acogida
El responsable de la colecta
El Animador litúrgico
El Acólito
La mayor justicia consiste en reconocer y afirmar a cada uno en lo que verdaderamente es: un
sujeto singular, una persona humana, un “tú” dialogante. La justicia cristiana supera las “leyes” de
la justicia social.
La “opción real por los más pobres”. Muchas son las cosas que tenemos que aprender de los
pobres: apertura, sencillez, solidaridad, capacidad de sacrificio, esperanza, humanidad… Pero sobre
todo debemos aprender de ellos que el sacrificio de la eucaristía también se encuentra en la vida.
La eucaristía que celebramos es siempre el misterio que creemos. Pero la forma como celebramos
la eucaristía no es nunca el ideal que buscamos.
P A S T OR A L DE LA R E C O N C I L IA C I Ó N
La penitencia, como todo sacramento, es celebración litúrgica, no acto privado.
El Ritual ha merecido una valoración positiva: recuperación de las diversas formas penitenciales y
proposición de tres formas de celebración del mismo y único sacramento. En conjunto, cabe decir
que el Ritual aplicó coherentemente las líneas maestras de la renovación vaticana.
Busca normativizar la disciplina relativa a este sacramento desde los principios teológicos del CVII,
se gana concreción normativa en relación a los aspectos externos. Por otra parte, se percibe una
intención limitativa para salvaguardar la doctrina tridentina.
Diversos niveles:
a. Nivel magisterial-oficial
Un análisis imparcial de los documentos señalados, nos lleva a la conclusión de que en ellos se
encuentran dos teologías: la más vaticanista y la más clásica-tridentina:
Terminología
Eclesiología
Confesión oral > “el único modo ordinario de celebrar el sacramento de la penitencia,
es la confesión con absolución individual” (Normae Pastorales).
Formas de celebrar el sacramento.
Después del Ordo Penitentiae, ningún otro documento ha vuelto a hablar de la “celebración común
de la penitencia”. En todos los documentos aparece el principio “único modo”. Con un “in
crescendo” de la excepcionalidad de la Forma C.
c. Nivel psicológico-personal
No hay lugar para la penitencia > el sacramento de la penitencia ha sido una de las
prácticas que más ha caído desde el CVII. Lo antiguo no vale; lo nuevo no se entiende.
No se sabe cuándo hay un verdadero penitente > el conflicto se sitúa en la misma
celebración, y en la parte que le corresponde al penitente. El ideal del dinamismo
psicológico-simbólico penitencial encuentra obstáculos. Con frecuencia no existe una
clara conciencia de pecado, ni un sentimiento de rechazo, ni una percepción objetiva
de la interpelación divina unida a la misericordia.
1. Variedad estructural
El único sacramento que ha sido celebrado en una diversidad de formas, que ha afectado al mismo
signo esencial en la valoración y ordenación de sus elementos constitutivos.
2. Participación signal
La penitencia carece de una materialidad sensible “materia sacramenti”. Por eso a lo que cumplía
sus veces, es decir, a los actos del penitente se le llamó “quasi materia” del sacramento. En la
penitencia sólo existe el encuentro interpersonal, con un claro predominio de lo verbal,
acompañado de la imposición de manos. La participación del sujeto forma parte de la misma
estructura del signo sacramental.
3. Interpersonalidad especial
“Encuentro interpersonal” > esto es lo que constituye la misma estructura del signo, implica un
diálogo interpersonal activo entre penitente y ministro. En ningún otro caso, la persona del
ministro, ejerce una función tan importante y plural: padre y pastor, juez y médico, maestro y guía.
4. Comunitariedad referente
5. Sacramentalidad dinámica
Aquel sacramento que de forma más peculiar realiza la espaciación o dinamismo sacramental, es la
penitencia, por las siguientes razones: es el único sacramento en el que parte de la “quasi materia”
se debe realizar en un “antes” de la celebración ritual (conversión-contrición); es el único
sacramento en el que otra parte de esta “quasi-materia” se realiza de hecho en un “después”
sacramental, como sucede con la satisfacción.
6. Gracia compartida
La gracia no es divisible. Pero cada sacramento expresa, celebra y actualiza uno de los aspectos de
esta gracia. Es un efecto específico de gracia, no original, sino compartido con el bautismo y la
eucaristía. La originalidad se da en otros aspectos:
P A S T OR A L M A TR I MO N I A L
I. SITUACIÓN MATRIMONIAL VARIANTE: ¿EXPERIENCIA MATRIMONIAL NUEVA?
1. Situación matrimonial variante
Los estudios sociológicos más recientes, nos hablan de un cierto retorno al aprecio y valoración del
matrimonio, y por tanto el rito de celebración matrimonial.
El hecho de que la mayoría “quiera casarse por la Iglesia”, no significa que sus actitudes y
disposiciones sean las que la fe cristiana exige y las que la Iglesia demanda. Es imposible que pueda
vivirse en plenitud el matrimonio cristiano cuando las actitudes dominantes son: permisividad,
satisfacción erótica, individualismo; la no integración del sacrificio en el amor matrimonial. A esto
hay que añadir la deficiente preparación y madurez humana y cristiana; carencia de fe.
Ante la radical indigencia humana, sólo Dios se revela como el único que puede apagar el deseo.
Todo ello se tiende a expresar, en el caso del matrimonio a través del sacramento y los ritos de la
Iglesia. “Plus de significación”.
II. PASTORAL PREMATRIMONIAL
1. Necesidad y etapas de preparación
Resalta con cierto énfasis la colaboración de la comunidad entera, con sus oficios y ministerios, en
la preparación al sacramento. Oficios y ministerios:
Desde esta opción es preciso comprender las diversas “etapas” que se proponen en el proceso de
preparación:
a. Preparación lejana: sucede con “la predicación, con la catequesis” tiende a instruir a
los fieles sobre el significado del matrimonio. Se trata de una preparación que abarca
la vida entera. La familia juega un papel importante. Responsables: instituciones
indicativas y de la comunidad cristiana.
b. Preparación próxima: tiene lugar con los novios cuando estos deciden casarse por
Iglesia. No todos los que desean casarse son creyentes. La duración debe ser
“suficiente para que se dé una adecuada preparación”
c. Preparación “inmediata”: precede inmediatamente a la celebración del sacramento.
Tiene lugar una catequesis más directamente litúrgica-sacramental. Ahora se
reafirman o no en su decisión de casarse por la Iglesia; se preparan las diversas partes
de la celebración. La distinción de esta etapa es fundamental.
d. Celebración litúrgica del matrimonio: momento culminante pero no único del proceso.
Momento de la expresión significante eclesial del misterio cristiano del matrimonio.
e. Etapa del seguimiento con una adecuada pastoral familiar: no termina con la
celebración.
2. Contenidos y material de preparación
Evangelización inculturada
Los elementos básicos de la doctrina cristiana: la insistencia en unos aspectos u otros
dependerá del “nivel de fe”. Se necesita, a veces, un anuncio directo y vivo del
kerygma.
Una catequesis sobre la doctrina acerca del matrimonio y la familia.
Catequesis sobre “el sacramento y sus ritos, preces, lecturas, para que puedan
celebrarlo de manera consciente y provechosa”: preparación mistagógica.
Centros temáticos: corporeidad y sexualidad; amor y matrimonio; matrimonio, bautismo y fe; etc.
El sacramento del matrimonio “supone y exige la fe”. Para que sea verdadero debe tener esta
características: actitud más evangelizadora que jurídica; provocar autojuicio; acoger a todos, pero
no celebrar indiscriminadamente. Preparación personal: es necesario que el sacerdote pueda
ofrecer un material adaptado.
b. Cursillos prematrimoniales
c. Proceso catecumenal
d. “Itinerario convivencial”
“Una parte católica y una parte bautizada no católica” > c 844, 3 “communio in sacris”
“Entre una parte católica y una parte catecúmena o no cristiana”
“ya sean católicas o no católicas, que nunca o casi nunca participan de la celebración
del matrimonio o de la eucaristía”
2. Celebración preparada
Adecuadamente preparado por parte del sacerdote y de los novios. Cuestiones sobre las que se
debe decidir:
Dentro o fuera de la misa
Proclamación de una o dos lecturas
Si se emplea una u otra de las posibles fórmulas de consentimiento
Formulario que se elige para la bendición de anillos
Elección de la plegaria universal y cánticos
Atención que hay que prestar “a las costumbres locales”
3. Celebración participada
El presbítero
El diácono
Pueden ser los laicos quien tomen el consentimiento de los esposos
Otros laicos: cantores, lecturas, monitor
Toda la comunidad
1) Dentro de la misa: vestiduras de color festivo; misa ritual por los esposos, etc.
2) Fuera de la misa
4. Celebración inculturada
a. Los rituales piden la inculturación del matrimonio
Las formas de vida hoy dominantes, han condicionado le celebración del matrimonio. Los jóvenes
muestran un desconocimiento e indiferencia notable respecto de los ritos. Entre los ritos que más
aprecian, destacan: acompañamiento de los padres al altar; expresión del consentimiento mutuo.
Desde el punto de vista profano, los ritos de celebración también han desaparecido.
Liturgia de la Palabra
Interrogatorio inicial
Respecto al conocimiento y recepción del mismo
Bendición y entrega de las arras
Presentación de ofrendas
Plegaria eucarística
Bendición nupcial
ORIENTACIONES Y N O R M A S P A R A L A CA T E Q U E S I S M AT R I MO N I A L
I. ORIENTACIONES PARA LA CATEQUESIS MATRIMONIAL
A. LA CATEQUESIS MATRIMONIAL EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA
1. Dimensión catequística
Catequesis matrimonial es una tarea permanente. La respuesta de la Iglesia frente a la crisis del
matrimonio y de la familia está en la pastoral familiar. La Iglesia mira a la familia con renovada
esperanza.
2. Dimensión litúrgica
Liturgia > ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. Él es el que bautiza, confirma, reconcilia, etc. El
matrimonio se celebra en forma de alianza entre un hombre y una mujer, que es signo eficaz de la
alianza santificante de Dios con su Pueblo. Cristo da al hombre la perfección.
El matrimonio cristiano queda invadido por el misterio salvador y divinizador de Cristo >
SACRAMENTO. Y por ser un sacramento se realiza y acontece como celebración litúrgica.
La preparación al sacramento del matrimonio no debe ser algo meramente informativo sino una
verdadera catequesis litúrgica. Debe crear un clima de fe en quienes los celebran.
3. Dimensión pastoral
Acompañamiento a las familias > pastoral familiar. Hay una nueva esperanza que no defrauda.
Primera etapa > formación que se brinda desde la infancia a la juventud (familia, colegios,
parroquia, movimientos).
En esta etapa se deben lograr objetivos específicos. Que cada fiel logre una comunicación personal
con Dios, aceptar por la fe la persona de Jesucristo. Ayudar a los jóvenes a adquirir capacidad
crítica, una fe dirigida a su comportamiento moral.
Se debe prestar especial atención al proceso afectivo de las personas, la educación progresiva en el
amor generoso, el entrenamiento en la entrega generosa y servicial a los demás.
Es preciso que durante este tiempo se les presente a los jóvenes las diversas vocaciones a la vida
consagrada: debe aparecer el matrimonio como una vocación que es preciso discernir y asumir.
Es preciso verificar la madurez de los valores humanos propios de la relación de amistad y diálogo
que caracteriza el noviazgo. En esta preparación se habrá de instruir a los novios acerca de las
exigencias interpersonales hombre-mujer en el plan de Dios, sobre el matrimonio y la familia, fines
del matrimonio, aspectos humanos de la sexualidad conyugal.
Casi todos los que piden casarse por Iglesia carecen de una preparación mediata.
3. Responsables
Estos equipos deberán ser preferentemente parroquiales; también podrán ser interparroquiales o
decanales. Es recomendable que el curso sea dictado por varios matrimonios, acompañados por un
sacerdote. Todos los responsables deben formar un equipo que trabaje en estrecha colaboración.
4. Contenidos
Hay que privilegiar aquellos contenidos catequísticos que se refieren directamente al matrimonio
como tal. Contenidos mínimos que deberán desarrollarse en los encuentros:
4.1 ANTROPOLÓGICOS
Ser persona
Dos son las cosas que distinguen al hombre: capaz de razonar y capaz de amar.
El diálogo en el matrimonio
Importante para lograr una completa integración y una armonía verdadera. En el diálogo conyugal
se ponen en común los pensamientos, los sentimientos, los deseos, el propio ser. Se consolida sí un
nosotros. Fomenta espacios de gratuidad y alegría. Habilidades:
“La familia es el espacio primero de la ‘humanización’ del hombre” Es el lugar natural donde la
persona es afirmada como tal, querida por sí misma y de manera gratuita, valorada en su
irrepetibilidad y singularidad.
El contexto actual
El hombre imagen del Dios amor: los novios que asisten a la catequesis ya han sentido
este amor. Sin embargo, vale la pena hablar del amor. Será importante que los novios
reflexionen sobre las cualidades del amor maduro.
El amor esponsal. El matrimonio es una vocación. La vocación al matrimonio se
inscribe en la misma naturaleza del hombre. El amor esponsal es algo que el hombre
descubre en un momento determinado. Nace de la admiración de belleza del otro. No
es por tanto sólo un sentimiento (atracción sexual); tampoco es únicamente impulso
irracional.
La fe en Jesucristo
Actitudes de fe muy dispares. La mayoría que solicitan el matrimonio son bautizados que, sin
embargo, viven alejados de la Iglesia y de la vida sacramental.
Es el momento específico para la evangelización. Que los novios redescubran desde la Palabra de
Dios a Jesucristo, como centro de nuestra fe y esperanza, profundizando su unión con Él. Para ello
es necesario recurrir al evangelio, de manera que los novios tengan un contacto directo con la
Palabra de Dios.
La Familia
La familia ha sido proclamada por la Iglesia como comunidad íntima de vida y amor.
Iglesia doméstica > de este santuario nace la vida y es el lugar privilegiado donde los
bautizados reciben la fe de los padres y abuelos, viven su primera experiencia de
comunión con Dios Trino y aprenden a compartir generosamente sus vidas con los
hermanos.
Inserta en la sociedad > célula básica de la sociedad. “Centro y corazón de la
civilización del amor”.
4.3 LITÚRGICOS
El ministro ordenado que preside la celebración como testigo de la Iglesia, debe procurar que
durante la celebración se viva un ambiente de piedad, con la participación activa y fructífera de los
asistentes.
Que los cantos y la música sean adecuados litúrgicamente al rito del matrimonio. El arreglo del
templo debe ser decoroso y sencillo. Los fotógrafos sean discretos.
Pastoral global de los sacramentos: situado en el interior del organismo sacramental, la unción es
el sacramento que responde a la situación de enfermedad. El cristiano que nació en el bautismo, se
perfeccionó en la confirmación, se… se encuentra también con la debilidad del pecado para la que
se le ofrece la penitencia, y con la fragilidad de la carne para la que se le ofrece la unción.
Pastoral de la salud “extensa”: la pastoral de la unción ha dejado de ser una pastoral reducida para
pasar a ser una acción promotora de la salud permanente. Ha abandonado la concepción del
enfermo como simple receptor. Coloca su centro más en los enfermos necesitados y desasistidos,
que en los enfermos que pueden más fácilmente disponer de medios y asistencia.
En medio de esa situación y experiencia el enfermo, sobre todo cuando es creyente, no sólo se
aferra a la salud, sino que también invoca la salvación, llama a aquel que definitivamente lo puede
salvar. La gracia es esa misteriosa presencia de Dios. Esta gracia existencial en la enfermedad,
aparece en toda su significatividad y eficacia en la celebración del sacramento de la unción.
Esa situación está pidiendo una pastoral que ayuda al enfermo a vivir y asumir tal situación como
un momento especial de presencia, de cercanía, de amor, de salvación.
La pastoral de la unción de enfermos debe ser una pastoral que apuesta por la salud permanente e
integral del hombre. La enfermedad constituye una piedra de toque que devuelve a todo hombre a
un nuevo realismo. En el curso del sufrimiento y de la enfermedad el hombre sentencia su vida y
verifica sus opciones.
Si esto es así no hace falta buscar otro fundamento para la pastoral de enfermos o del sacramento
de la unción de los enfermos. Basta mirar el ejemplo de Cristo y su amor redentor en el momento
de la pasión y la muerte, de la resurrección y la victoria.
La Iglesia debe continuar también la obra y ministerio de Jesús con los enfermos. La obra de la
Iglesia con los enfermos debe ser: una obra profética, histórica, anamnética, pneumática, integral.
Esta obra se realiza en tres formas principales:
Esta triple continuación está exigiendo de la Iglesia una pastoral adecuada, que tiene que centrarse
sobre:
Los responsables de la pastoral son: el capellán del hospital, el personal sanitario cristiano. Sus
principales objetivos: promover la justicia; humanizar las relaciones del personal con los enfermos;
cristianizar las acciones y las actitudes por la palabra, el testimonio; acoger y atender de modo
especial a los más pobres y desamparados. Los medios: acogida y encuentro personal y humano; la
escucha y el servicio; la información sobre los medios cristianos; la oración y las celebraciones.
d. La familia
El enfermo no enferma en solitario. La familia como agente de pastoral, influencia que en la salud o
en la enfermedad tienen las relaciones familiares de acogida, respeto, cariño, etc. Ayudar a la
familia para que sea verdadero soporte del enfermo. La familia como sujeto receptor de una
pastoral.
Implica:
Preparación inmediata y la digna ejecución del rito en sus diversas partes. Entre los ritos
sacramentales este es el gran desconocido. Es necesaria una iniciación simbólica a los ritos de la
unción.
La celebración del sacramento nunca puede considerarse como punto final. La pastoral
consecuente del sacramento puede incluir: desde un recordatorio del sacramento, la visita, el
acompañamiento, la oración y sobre todo la acogida y relación con la asamblea eucarística
dominical, etc.
Tabla de contenido
PASTORAL DE LOS SACRAMENTOS .................................................................................................................1
Introducción ..................................................................................................................................1
Unidad I: Líneas generales de la Pastoral Sacramental ....................................................................1
¿Qué es la Pastoral Sacramental? Directrices en la Iglesia actual para una Pastoral de los
Sacramentos .................................................................................................................................1
Unidad II: Aspectos de la Pastoral Sacramental ...............................................................................4
Especificidad mistagógica de la Pastoral Sacramental..................................................................4
Pastoral sacramental, experiencia humana y expresión litúrgica ................................................7
El hombre y su actitud de fe en la Acción Sacramental ................................................................8
Religiosidad popular y Pastoral de los Sacramentos ..................................................................12
Conciencia Moral, Pastoral Sacramental y celebración de los Sacramentos..............................14
Unidad III: Los sacramentos de la iniciación cristiana y su acompañamiento pastoral ..................16
La Iniciación Cristiana: en la misión actual de la Iglesia ..............................................................16
Pastoral y celebración del Bautismo ...........................................................................................18
Unidad IV: Pastoral de los sacramentos de la Iniciación Cristiana .................................................22
Pastoral Bautismal ......................................................................................................................22
Pastoral de la Confirmación ........................................................................................................26
Pastoral en torno a la Eucaristía .................................................................................................36
Unidad V: Pastoral de los sacramentos del crecimiento en la fe....................................................41
Pastoral de la Reconciliación ......................................................................................................41
Pastoral matrimonial ..................................................................................................................44
Orientaciones y normas para la catequesis matrimonial ...........................................................48
Unidad VI: Pastoral de la Unción de los enfermos..........................................................................53
Pastoral de la Salud:
Ha venido evolucionando, y una y otras cosas a veces conviven. A partir de Trento, vino vista desde
la cura de almas. Pero siempre como el cura que lo realizaba. Se caia en un sacerdotalismo y
también se caia en un salus in extremi, en extremaunción.
3 Negociación
4 Rebelión
5 Atonía
6 Reorientación