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Antonio Cornejo Polar

Literatura y sociedad en
la novela indigenista

Clorinda Matto de Turner,


Estudios
, sobre
Aves sin nido, Indole y Herencia

L4TINOAJUERICANA
EDITORES

2005
Obras completas de Antonio Cornejo Polar
Volumen 11 ,
Indice general
Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista

Primera edición. Lima: Ed. Lasontay, 1980


Segunda edición. Lima: CELACP, 2005 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista

Clorinda Matto de Turner, novelista. Estudios sobre Estudio preliminar de Camilo Fernández Cozman 9
Aves sin nido, Índole y Herencia

Primera edición. Lima: Lluvia Editores, 1992


Introducción de Antonio Cornejo Polar 17
Segunda edición. Lima: CELACP, 2005
Capítulo 1: El indio: heterogeneidad y conflicto 21

Capítulo JI: La producción de la novela indigenista 37


ISBN 0-9747750-4-5
Capítulo 111: La profundidad histórica del indigenismo 51
© 2005 Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"
©Carátula: Juan Salazar Koster
1
Bibliografía 71

CELACP - Latinoamericana Editores


PERÚ:
Avenida Benavides 3074- La Castellana
Lima 18 - Perú
Clorinda M atto de Turner, novelista. Estudios sobre
Tel (51-1) 216-1029; 449-0331- Fax (51-1) 448-6353 Aves sin nido, Índole y Herencia
e-mail: celacp@wayna.rcp.net.pe
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Introducción de Rocío Ferreira 83
USA:
2125 California St.
Estudio crítico por Rocío Ferreira 103
Berkeley, CA 94703-1472- USA
Tel/Fax (510) 883-9443
Prólogo de Antonio Cornejo Polar 129
e-mail: acorpol@berkeley.edu
Clorinda Matto de Turner: Para una imagen de la
novela peruana del siglo XIX 131
Impreso en Perú

Aves sin nido, indios, "notables" y forasteros 151


Todos los derechos reservados Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o
r
transmitida por un sistema ele recuperación ele información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico,
Aves sin nido como alegoría nacional 177
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editoriaL
1

El indio: heterogeneidad y conflicto

Cuando José Carlos Mariátegui distinguió literatura indígena de


literatura indigenista! puso de relieve lo que definitivamente marca
la naturaleza más profunda del movimiento indigenista en su con-
junto: la heterogeneidad de los elementos y fuerzas que lo constitu-
yen, su inserción en un espacio socio-cultural de índole desigual y
conflictiva. Esta comprobació.E sencilla pero extensamente enrique-
cedora está en relación con otro criterio de Mariátegui, aquel que se-
ñala el carácter no orgánicamente nacional de la literatura peruana
y propone la creación de un sistema crítico que pueda dar razón de
tal peculiaridad. El plantea1niento se encuentra al comenzar "El
proceso de la literatura peruana":
El dualismo quechua-español no resuelto aún hace de la literatura na-
cional un caso de excepción que no es posible estudiar con el método
válido para las literaturas orgánicamente nacionales, nacidas y crecidas
sin la intervención de una conquista2.

Sin duda el juicio de Mariátegui es extensivo a otras literaturas


latinoamericanas y puede esclarecer no sólo las rupturas provenien-
tes de la Conquista, en los casos en que el estrato nativo no fue li-
quidado por el impacto de la metrópoli, sino también otras formas de
heterogeneidad corno, por ejemplo, las que surgen de la implantación
del sistema esclavista en Latinoamérica. El indigenismo de las
naciones andinas, México o Guatemala, el negrismo centroamericano
y caribeño, pero también la literatura gauchesca del Río de la Plata y
en cierto modo la ligada a la poética de lo "real maravilloso", pueden
entenderse como variantes del fenómeno que preocupaba al autor de
Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. En todos
estos casos se trata de literaturas situadas en el conflictivo cruce de
dos sociedades y dos culturas.
A nosotros nos interesa en esta oportunidad sólo un sector de este
vastísimo horizonte: el de la novela indigenista del Perú, aunque su

1 Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Amauta, 1963,


292. La 1a ed. data de 1928.
2 Id. 204.
22 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Primero 23
tratamiento exige la elaboración de un marco referencial más amplio hecho de ser colonial- han coexistido diferentes modos de producción: uno
y englobador, constantemente abierto hacia la estructura social que de ellos es el modo de producción feudal3.
explica, en última instancia, las características y el proceso de la no- Si de las consideraciones sociales se pasa a las de índole cultural,
vela indigenista peruana. el panorama, en parte al menos, se simplifica. Aunque cada vez con
menos claridad, en razón del creciente proceso transcultural, sigue
siendo relativamente fácil distinguir entre un sistema histórica-
Un universo dividido mente dependiente de la cultura impuesta a partir de la Conquista y
otro que responde, en consonancia con su propio desarrollo histórico,
a las culturas nativas. No se trata, por cierto, del mitológico deslinde
La polémica sobre el carácter de la sociedad peruana no está, en entre una cultura "occidental y cristiana" y otra "incaica"; se trata-
modo alguno, clausurada; al revés, formalmente iniciada en la dé- dato escueto pero decisivo- de la convivencia en un solo espacio na-
cada de los 20, reapareció con intensidad creciente en los años 60 y . r·
cional de por lo menos dos culturas que se interpenetran sin llegarse
se tiñó desde entonces de inmediatez política: hoy es factor de in- a fusionar. José María Arguedas describió sagazmente este hecho:
terminables discordias entre la izquierda peruana, lo que le confiere
vivacidad y vigencia pero le resta -con frecuencia- objetividad y Al hablar de la supervivencia de la cultura antigua del Perú nos referimos
a la existencia actual de una cultura denominada india que se ha
mesura. De hecho la elaboración de los proyectos táctico-estratégicos \ ' mantenido, a través de los siglos, diferenciada de la occidental. Esta cul-
de los grupos de izquierda supone una previa elucidación del carácter tura, a la que llamamos india porque no existe ningún otro término que la
de la sociedad que se proponen transformar cualitativamente. nombre con la misma claridad, es el resultado del largo proceso de
evolución y cambio que ha sufrido la antigua cultura peruana desde el
Simplificando al máximo el contenido d~ la polémica, los diag- tiempo en que recibió el impacto de la invasión española.
nósticos de discusión afirman: a) la unidad de la estructura social La vitalidad de la cultura prehispánica ha quedado comprobada en su
peruana, como sociedad capitalista; o b) su dualidad sustancial por capacidad de cambio, de asimilación de elementos ajenos. La organización
acción de dos órdenes diversos, uno capitalista y otro feudal o sim- social y económica, la religión, el régimen de la familia, las técnicas de
plemente precapitalista. Un análisis de las más importantes carac- fabricación y construcción de los llamados elementos materiales de la
cultura, las artes; todo ha cambiado desde los tiempos de la Conquista,
terizaciones permite observar, sin embargo, una estrecha franja de
pero ha permanecido, a través de tantos cambios importantes, distinta a
convergencia. En efecto, inclusive dentro de la tesis unitaria, se re- · la occidental4. .
conoce la coexistencia de niveles sociales en distinto grado de desa-
rrollo, o por lo menos la acción de un polo hegemónico y otro depen- En lo sustancial son claras las vinculaciones entre el estrato so-
diente -al margen de que ambos, por cierto, están sometidos a los cial y el de la cultura: el sistema de menor desarrollo histórico en-
in te reses del imperialismo. globa a la cultura india y el polo de desarrollo más dinámico corres-
ponde a la cultura occidental -o mejor, occidentalizada. Nadie desa-
Por lo general se especializa este disloque situando el sistema percibirá que estamos simplificando en grado extremo una realidad
más moderno en la costa, en referencia a la organización urbana, y el mucho más compleja. Su abrumadora y espléndida multiplicidad,
más arcaico en la sierra, obvian1ente adscrito al sistema rural. La que tanto es caos como plenitud, fue descrita poéticamente por Ar-
selva se considera una zona marginal. guedas en uno de sus últimos y estremecedorestextos:
Con respecto a esta polémica, Pablo Macera ha propuesto un
planteamiento intermedio cuyo lineamiento básico parece correcto:
3 "Feudalismo y capitalismo en ~l Perú", Trabajos de Historia. t. I, Lima: INC,
(1977): 170.
La formación económica social de la sociedad global peruana es capitalista
pero en su variante colonial y [ ... ] dentro de esa formación -por el mismo 4 "El complejo cultural en el Perú", Formación de una cultura nacional indoame-
ricana. Selección y prólogo de Ángel Rama, México: Siglo XXI, (1975): 1-2.
Capítulo Primero 25
24 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista

Y ese país [el Perú] en que están todas las clases de hombres y naturale-
elab?radas en las décadas de los años 20 y 30, .en consulta con una
zas yo lo dejo mientras hierve con la fuerza de tantas sustancias diferen- reah~ad_ que no es la que experimentamos ahora, y ciertamente con
tes que se revuelven para transformarse al cabo de una lucha sangrienta antenondad al despegue de las ciencias sociales modernas en el
de siglos que ha empezado a romper, de veras, los hierros y tinieblas con P:rú .. A vec~s se critica la simplicidad de ciertos planteamientos in-
que los tenían separados, sofrenándose. Despidan en mí a un tiempo del digenistas sin tomar en cuenta que la realidad misma era por en-
Perú cuyas raíces estarán siempre chupando jugo de la tierra para ali- tonces harto menos compleja que la que se observa ahora. Aludiendo
mentar a los que viven en nuestra patria, en la que cualquier hombre no
engrilletado y embrutecido por el egoísmo puede vivir, feliz, todas las pa-
al Ecuador, Agustín Cueva señala lo siguiente:
~rias5. ~1 Ecuado~ e~ los_ años _veinte, en el que surgen las primeras manifesta-
La imagen indianista del Perú cwnes del mdigems~?,hterario, es una sociedad en la que ni siquiera está
consumada la trans1c10n del feudalismo al capitalismo. En la sierra sobre
Sea cual fuere el diagnóstico que las ciencias sociales y las ideo- todo,. ~"':e es lugar del asentamiento del problema indígena, dicha
logías políticas ofrecen del Perú, lo evidente es que el indigenismo en trans1c1on no ha hecho más que comenzar. Por consiguiente, y esto hay
su conjunto propone una imagen dual; más todavía, la supone como que tenerl~ ~uy en cuenta [para no juzgar erróneamente al indigenismo],
1~ s':bsunCI~n real del trabajo al capital no se ha efectuado aún; lo cual
presupuesto básico de su simple existencia.· Indigenismo e hispanis-
Significa, mirando_ las co~as desde el ángulo complementario, que todavía
mo, históricamente unidos por un vínculo de contradicción, perciben ~o _se h~ establecido socialmente ese nivel de "complejidad" derivado en
agudamente la doble faz del Perú y se oponen fündamentalmente en ult~~a Instancia del. mecanismo de ocultamiento estructural de la explo-
lo que toca a la valoración de cada uno de los lados de esa realidad t~cwn que es pecuhar del modo de producción capitalista propiamente
bifronte. Por lo demás, la interpretación dualista del Perú ha ganado dicho6.
para sí la conciencia no científica del país: quienes habitamos en él
~a aparente. simplicidad elemental de la reflexión y el arte indi-
aceptamos espontáneamente la división cost~ sierra, aunque no po- genistas, ta? frecuentemente considerados "maniqueos"; puede en-
damos definir con exactitud su naturaleza ni su magnitud. Parte de contrar aqui una razonable explicación.
aquí, por ejemplo, el extendido prejuicio anti-serrano.
Sucede por encima de cualquier reflexión científica, cuyo ámbito El magisterio de Mariátegui
de difusión es necesariamente restringido, que lo que marca la con- Aunqu? ~1 indigen~s~o tiene una profundidad histórica secular,
ciencia empírica de la sociedad peruana es su heterogeneidad. José como movn:~nento organico es una creación contemporánea fechable
María Arguedas decía que "entre un mujik y el zar había menos dife- ~oco despues de comenzado el siglo XX. En esa creación tiene una
rencia que entre el presidente de una gran empresa subsidiaria de Impor~ancia decis~v~ la ?gura de José Carlos Mariátegui; su tenaz
un monopolio internacional y un siervo de hacienda peruano", y esa empe~o por _descnbir e Interpretar la realidad peruana es también
comprobación, o comprobaciones similares, son las que finalmente ~atena de Interminables discusiones. Sin tomar en cuenta la casi
presiden la· imagen que del Perú tenemos los peruanos. El indige- s1em~re r~strera crítica conservadora a las tesis de Mariátegui, lo
nismo parte de este supuesto. q_ue si esta en debate -dentro del ámbito dr la izquierda- es el sen-
Ahora bien: sería injusto señalar que el indigenismo asume sin tido exacto de las interpretaciones propuestas por el director de
más una conciencia pre-científica del país. La toma como base, sí, pe- ' ¿.ma.uta. Aquí -~e re~ite la polémica ya vista: para ciertos grupos de
Izqui~rda Ma~Iategui defendía una posición unitaria; para otros, en
ro elabora sobre ese cimiento una densa reflexión en la que hay
cam~10, los Swte ensayos son la piedra fundamental de la tesis
tantos elementos de examen científico-social cuanto factores de in-
terpretación puramente ideológica. Frecuentemente pasan desaper- duahsta.
cibidas estas instancias reflexivas porque casi todas ellas fueron
6 "~n pos ~e la historicidad perdida (contribución al debate sobre la literatura
mdige~Ista del Ecuador)", Revista de Crítica Literaria Latinoamericana IV
7-8, (Lima, 1978). ' '
5 El zorro de arriba y el zorro de abajo. Buenos Aires: Losada, 1971, 227.
26 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Primero
27
Lo que nos interesa a nosotros es av~ri~ar qué sent~do ~uvo el mayoría de las veces, y confería primera prioridad al indigenismo
ensamiento de Mariátegui para los indigenista~; es decir, como s~ combatiente, a aquel que propugnaba no una restauración imposible
fnterpretaron -correcta o incorrectamente- sus Ideas sobre este t~ sino un conjunto de transformaciones concretas para el mundo indí-
ma. Al parecer fueron dos aspectos los que im~actaron con ,may~r gena del futuro, comenzando, como es obvio, por la conquista de la
justicia.
fuerza: de una parte, según lo ya explicado antenormente, el enfa~,~
esto en afirmar "la dualidad de la historia ~ del alma ~er':an~s . '
~u otra la reiteración del carácter reivindicatlv~
del autentico md1-
En cambio, según se comprobará luego, las tesis de Mariátegui s-
e . m~ En los escritores de esta corriente debieron resonar Inten-
bre el carácter primariamente económico del problema indígena,
~=::nte. y por largo tiempo las siguiente~
(y la cita es una entre de-
sobre la interrelación entre socialismo e indigenismo y sobre la na-
turaleza Ínévitablemente exterior de la perspectiva indigenista fue-
cenas de otras posibles) palabras de Manategui:
ron acogidas parcialmente y a veces simplemente no fueron com-·
prendidas.
En el Perú el problema de la unidad es mucho más hondo, po~que no ~ay
a uí ue resolver una pluralidad de tradiciones local~s o regw~ales. ~Ino
q dq l'dad· de raza de lengua y de sentimiento, nacida de la
una ua I ' ·
mvasJ.O~
ha podido
y La base social del indigenismo
conquista del Perú autóctono por una raza e~tranJera qu; no En las décadas de los años 20 y 30 el indigenismo se inscribió
fusionarse con la raza indígena ni eliminarla m absorberla . . decididamente dentro del vasto movimiento anti-oligárquico que por
entonces tuvo variadas manifestaciones. Ciertamente, en sus mejo-
Sin duda la lección de Mariátegui fue enter:~ida por ,los indig~­
res realizaciones, trascendió con soltura este nivel, hasta confundirse
nistas en este sentido de dualidad y bimembracwn del pais._T~~avla
en 1968 Arguedas sostenía, por ejemplo, que el '"hecho c~plta que con los requerimientos de un proyecto revolucionario de signo
socialista, pero si el marco de referencia es el movimiento en su
decide el destino del Perú es "la división del país en dos un~versos~ en
conjunto, hay que reconocer que su horizonte genérico fue el de la
dos mundos totalmente distintos"9. En algunos casos la te~Is _duahsta
lucha contra la oligarquía, en especial contra su sector más primi-
fue revestida axiológicamente, sea porque se afirm~~a -~l~nen~o e?,-t tivo, formado por los grandes terratenientes serranos.
esto los planteamientos de González Prada- que el. ve~ a ero er':,
era e1 1n · d'Igen a10 ' sea porque 1 -utilizando cntenos
.- 1' de vana1 Así se explica que hubiera indigenisino oficial, patrocinado por el
procedencia- se consideraba el sistema in~ígena mas va wso que_ e presidente Leguía, que respondía a motivaciones similares a las que
occidentalizado, tal como se aprecia en ciertos textos de Fedenco tuvo el gobierno del Oncenio para alentar los primeros pasos de la
More Luis E. Valcárcel o los poetas del grupo ~~kopata11. Como se Reforma Universitaria. Sin duda una fracción delleguiísn1o, a la lar-
verá ~ás adelante, este ejercicio axiológico tambien s~b~ace,_ aunque ga desplazada del gobierno, consideraba que el desarrollo del pro-
con distintas connotaciones, a las principales novelas Indigenistas. yecto capitalista ·era incompatible. tanto con el atraso de la zona
andina cuanto con la pervivencia de una Universidad aristocrática,
Resonaron también con intensidad las frases con que ~ar~á~egui
reacia a la formación de cuadros profesionales idóneos para la rápida
restaba importancia al indigenismo evocativo, falsamente histonco la
modernización de la estructura capitalista del país. Hay que anotar-
pese a ser obvio- que este indigenismo estaba condenado al fracaso:
7 Siete ensayos ... 177. derivó de ininediato hacia un mañoso paternalismo, representado por
8
el Patronato de la Raza Indígena, fundado en 1922, o hacia un
"La 178.
9 Id., . La Habana, (.mayo, 1Cl70) Es el texto de
literat;ura peruana". Bohemw, 0 • ·
cerrado racismo, explícito por ejemplo en los postulados de Ángel
una conferencia dictada en Cuba dos años antes. . . " . ,
Escalante12, que pretendía cubrir la naturaleza económico-social del
10 La tesis se planteó en 1888, en el "Discurso .del ~ohteama , recogido en Pa-
..
JLnas ~ res. Madri·d·· u~ociedad Española de Librena, 1890. •
L'b · T d
11 Un resumen de algunos planteamientos indigenistas en Lms. Ennque or · 12 "Nosotros los indios", La polémica del indigenismo. Lima: Mosca Azul, 1976.
El indio en los ensayistas peruanos. 1848-1948. Lima: Eds. Umdas, 1978. Originalmente se publicó en 1927.
28 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista
Capítulo Primero
29
roblema con un elemental y agresivo "biologismo". La pré~ic~
Perú e~tán señalados por hechos que -como la fundación de la
fndigenista-socialista del grupo de Mariátegui qued~ba a!:~;~ CGTPil demuestran claramente el ascenso del movimiento popular:
invalidada, desde esta curiosa perspectiva, por provenu de q
en 1926 aparece la revista Amauta, verdadero hito inaugural del
no eran racialmente indios puros.
Perú contemporáneo; en 1927 comienza a actuar el grupo Resurgi-
Án el Rama ha propuesto entender el movimiento indi~eni~ta, .en miento en el Cusco; en 1928 se funda el Apra, en 1930 ingresa a la
términ~s sociales, como resultado del ascenso de grupos ml~or;tanos -~scena política el Partido Comunista, etc. Todos estos hechos, directa
de la clase media baja que emplean las relvlndlcacwnes l~dlgenas o indirectamente, actualizan un sustrato socialista, tal como sucede
como refuerzo contra el sistema social. En palabras de Rama. también -con algunas indecisiones y vaguedades- en el caso del
indigenismo. En todo caso el movimiento indigenista es parte de este
. ndo [en el movimiento indigenista] es un grupo
estamopsrpo::~~~~a
Lo _qule
soCia nuevo,
por los imperativos del desarrollo económidco
. , 1 , el grado e
tenso panorama político-social. Fuera de él es imposible compren-
derlo. Desde otro punto de vista, el indigenismo se inscribe dentro
modernizado, cuyo margen edu~at~~o oscll~~~~n et::~~;l:ntea nítidas del contexto latinoamericano que Jean Franco ha denominado el
adelanto alcanzado po,r la evo uclO_n econo ~ , ' u o ue ha ad-
"nacionalismo cultural". Como otros movimientos similares, el indi-
reivindicaciones a la sociedad que lnt:-a. Co~?e~~~ol¡:e~lm~.ación que
uirido movilidad -según lo apuntara arx- ex 1 . , te de genismo peruano se define por su voluntad de "volver a las raíces" y
formula a todos los demás sectores oprimidos, y éste se ~ace ~n1erpr~al de revalorizar las tradiciones autóctonas y las peculiaridades naciona-
sus reclamaciones que entiende com~ ?:·orlas, _engr~~a~a; ~~ld: ~:uque se les16. Evidentemente en el área andina, y concretamente en el Perú,
sus magras fuerzas con aportes mu tl u ~~nos. ue les esa búsqueda de la identidad diferencial tenía que acudir a lo indí-
s:~: ;:¡:::~~ad;ore~~:·e:~r~::~::::e::s :~:a:~:~nj~sJ~a era gena como fuente de creación artística y de reflexión científica e
:ún más flagrante que en su propio caso, y además ~o~taban
con e mne- ideológica, de igual manera que en otras zonas se buscaba lo mismo
gable prestigio de haber forjado en el pasado una on.¡na~ c~~u:~·alocl~~: acudiendo a las raíces africanas. Entre el indigenismo y el negrismo
b' , odía decirse de los grupos emergen-es e hay consonancias que sería menester analizar con detenimiento.
:e.:"E~oasn;:,~titudes, por ser silenciosas eran si cabe más ~locue::'tes, J~
en todo caso, cómodamente interpretables por qme~,es ~spon;;n
La heterogeneidad social
losinstrumentos

adecuados: la palabra
1
escrita, la expreslOn grafica .
En todo caso, en lo que toca a la extracción de clase de los indi-
La interpretación de Angel Rama es correcta. Habría que _a~: genistas, es correcta la apreciación de Rama: pertenecen casi sin ex-
lizar con más detenimiento, sin embargo, la maner~ como la ac~w cepción a la clase media baja y su origen es frecuentísimamente pro-
de la clase me,dia baja se interrelaciona con la~ pr~rn~ra~;;;;~:s; vinciano. La inmensa mayoría -salvo y sólo de manera parcial los
taciones orgánicas del proletariado (en 1929 se ~n a a poetas puneños del grupo Orkopata-17 realizaron la parte medular
con el cambio de signo de los movimientos campeslnos15. de su producción en Lima. Tal indica que la inserción real de la
Por lo demás, a partir tanto de ~~~diciones i~tern~s Q()Il"l? del actividad indigenista corresponde al horizonte urbano más moderno,
impacto decisivo de la Revolución Sovlehca (1917), los anos 20 en el aunque -como es claro- tiene singular vigencia la experiencia pri-
mera, experiencia ligada a la provincia y a veces directamente al
espacio rural.
----------- · · · di · mo)" Cuadernos
13 "El área cultural andina (hispanismo, me~t~clsmo, ln gems '
A . XXXIII (México, setiembre- diCiembre 1974). .
mencanos, . ' · . , 900-1956 L1ma· 16 Cf. Jean Franco. La cultura moderna en América Latina. México: Mortiz,
14 Cf. Denis Sulmont. El movimiento ~brero en el Peru , 1 · · 1971, 18 y SS.
Pontificia Universidad Católica del Peru, 1975. ,
15 Cf. Wilfredo Kapsoli. Los movimientos campesinos en. el Peru: 1879-1965. 17 Cf. Luis Monguió. La poesía postmodernista peruana. México: Fondo de
Lima: Delva Editores, 197'7. Cultura Económica, 1954. Juan Luis Cáceres Monroy. La poesía indigenista
de Puno. Puno, s/f. mimeo.
Capítulo Primero 31
30 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista
I~s~rtos en el espacio urbano-ca it r . . .
tas VIVIeron intensamente t Pfl. a Ino, los escntores Indigenis-
Es importante -decisivo- señalar que la inserción urbana de la es os con Ictos. no 1
producción indigenista determina algunos niveles básicos de este . . t o C.Iro
gran d es novelistas de este movimien . Alea-r/
es casuaJ que
/M los dos
movimiento. Situados en este ámbito los escritores indigenistas par- gued as, aunque con distintas fil" . . ' oLla y ose aría Ar-
ticipan muy directamente en el proceso histórico que comienza con el
/ 1
caree -ambos- y el destie
l IaCiones experim t
e· Al ' ~n aran entonces la
cotidiana esos conflictos r~o --: Iro egrí~. En el nivel de la praxis
segundo gobierno de Leguía (1919-1930) y continúa durante las / enian personaJes bie d fi ·d
dictaduras de Sánchez Cerro (1930-1933) y Benavides (1933-1939). re fienan concretamente 1 d . . n e Inl os y se
ción norteamericana Ea avancle el capitalismo y de la denmnina-
Se trata de un tiempo excepcionalmente complejo, lleno de tensiones . n un p ano m/ 1 ·
anterior pero evidentem t . as eJano, no desligado del
y conflictos, en el que habría que señalar por lo menos dos aspectos
con Icwn~mientos, se
1" en e suJeto a otros d. . .
sustanciales: de una parte, la consolidación y modernización de la rea Izaba otra contienda: la lar a b
gamonales. g atalla entre campesinos indios y
estructura capitalista del país y su inserción dentro de la órbita del
imperialismo norteamericano; y, de otra, la creciente radicalización
del pueblo y la clase medía, en uno de los enfrentamientos más agu- . Aunque el esclarecimiento id e 1/ . . .
JUVentud determinaban o OgiCO y las VIvencias de infancia y
que ese otro conflicto f
dos de toda la historia social del país18. tnensamenteh por. los indigenistas' 1o cierto
. uera asumido in-
es que la l h .
Para algunos se vivió en esos años, sobre todo desde finales del o era su onzonte de cot"d. "d d . uc a campesina,
condicionante, con respecto la ll:nl rad. E~/ Cl~rto sentido su función
digenista, estaba intermed· d p ol u~cwn Intelectual del grupo in-
Oncenio hasta los primeros años de la dictadura de Benavides, una
"situación revolucionaria"; para otros, en cambio, la notoria primacía · la a por a 1ndole di d ·
rea1 en la sociedad. Silllprfi d l . . versa e su mserción
del Apra alejaba esa posibilidad19, pero, en cualquier caso, lo que
define a ese momento histórico es la polarización de las fuerzas so-
fuacion
. l. t
de enfrentcimien:olCant O ·lOS tbermlnOS del problema: una si-.
en re a urguesía d
na lS a, y sectores de la das d. d. mo erna pro-impe-
definiciones impuestas p e1 me la ~a l~al y el pueblo, dentro de las
ciales, el creciente deslinde de los intereseS de clase, el surgimiento
de una conciencia esclarecida sobre la problemática del país, bajo in- or a organiza / ·t d ·
fluencia del marxismo, y la aparición correlativa de ideologías reac- para intervenir, en el plano de la r Cl~~ Cl a Ina, servía de base
cionarias, en algunos casos claramente fascistas, todo lo cual abre entre terratenientes precapitali~a~duccwn cultural, en ~n conflicto
feudales, y el campesinado . t ' y ~~ra algunos simplemente
opciones revolucionarias que electrizan la vida del país.
1
1 d. / SUJe o a ese regime
a Inamica de una sociedad a raria L ~ _?riiDl
. ·t·
Ivo, dentro de
De hecho 1nuchos intelectuales y políticos creyeron, como José de una problemática a g t . _a traslacwn que supone pasar
María Arguedas ha evocado muchos años más tarde, que la revolu- heterogeneidad del indig . o ra Instaura, precismnente la
enismo como hecho social. '
ción y la justicia social "estaban [en ese momento] a la vuelta de la
esquina"20. Fue un período de expectativas y esperanzas poco des-
conflicto parece diluirse (po _q 1 ~Ierto_ nivel de abstracción el
R_esulta necesario añadir ue en . .
pués defraudadas. La represión ejercida sangrientamente por Sán-
lucha global entre explotadr eJemp ol, SI se piensa en términos de una
chez Cerro y Benavides y la farsesca "democracia" del primer gobier- / os Y exp otadores )· sin b
no de Prado (1939-1945) echaron por tierra estos presagios alen- Y mas concretos niveles p d / . ' em argo, en otros
rablemente: así tamb. / ' ue e . mas bien agudizarse conside-
tadores. El contorno internacional, con las reperc;usiones de la II
burguesía, que dentro d~e~ c~n;o eJemplo, algunos sectores de la
Guerra MundiaL, favoreció el triunfo de la burguesía. del proletariado urbano pu Slds emal. so~ los más feroces expoliadores
' ue en a mismo tie · ·
fi
orma agraria -como modo d l. mpo
e amp 1ar el mer d · t propiciar la re-
una emanda primaria del . ca o In erno- que es
social del indigenismo a / c~mpesinado .. Ello implica que la base
18 Cf. Mirko Lauer, (ed.). Frente al Perú oligárquico: 1928-1968. Lima: Mosca d

Azul, 1977. rogénea, puede ser ta~bi:as 1~ ser esencial e inevitablemente hete-
19 Baltazar Caravedo. Clases, lucha política y gobierno en el Perú (1.919-1933). pe Igrosamente confusa.
Lima: Ed. Retama, 1977.
20 "La literatura peruana". Op. cit.
Capítulo Primero 33
.d d el Perú. la novela indigenista
32 Literatura y socw a en ·
porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un destino y lo cargó
aún más de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo24.

Arguedas advirtió, sin embargo, que desconocía "hasta dónde en-


tendí el socialismo" (cuya naturaleza científica "no mató en mí lo má-
La alternativa socialista gico") y que no pudo nunca militar partidariamente en ninguna or-
.. / d" ·/ d 1 base social ganización política25. Estas aclaraciones de José María Arguedas -
d Jo~é Carl:o~::á~~a~':~~~~~~~o:U~r: ~~~~;n: eaindigenista) como también la índole genérica del socialismo que subyace a la obra
de Alegría- muestran los recortes con que la praxis literaria
e1 In Igenis nodo de asumirla productivamente. Lo hizo en supo-
indigenista asimiló el pensamiento de Mariátegui. En otros casos,
y/ pr.opuso uLn ~ Alberto Sánchez. Dijo en esta ocasión:
lemica con uis cronológicamente anteriores, la inspiración socialista estuvo frenaqa
1 s reivindicaciones de las masas, de la clase por ciertos rezagos positivistas (como sucede en López Albújar) o por
El socialismo ordena y define a 1 lase trabajadora- son en sus
b . d y en el Perú las masas -a e algunos componentes utópicos (según se aprecia en las primeras
tra aJa o~a. . , nas Nuestro socialismo no sería, pues, pe-
cuatro qmntas part.es .1nd.íge . . 1-"darizase primeramente, con las obras de Luis E. Valcárcel). Pese a todo el indigenismo es ininteligi-
· , soe1ahsmo- s1 no se so 1 ' ble sin una cierta relación de base con la ideología socialista.
ruano -nl sena t' ·t d no se esconde nada de opor-
. . di · ·ndígenas En esa ac 1 u .
re1v1n cacwnes 1 · d t'fi . si se reflexiona dos mmutos en
. N'
tumsmo. 1 se e
d scubre nada e ar 1 lClO,
. d
N
fi gida ni postiza ni astuta. o es
Paradójicamente fue desde el indigenismo reaccionario que se
lo que es socialismo. Esta actüu no es m ' ' asoció más fuertemente la tarea indigenista con los proyectos políti-
más que socialista21. cos socialistas. José Ángel Escalante incluyó en su violencia crítica
" fl . aleación" que Mariátegui contra el indigenismo del grupo de Mariátegui esta denuncia:
Sin duda es correcta la con ~enCia o . 1' 22· gracias a ella
b icia entre indigenismo y sqcia Ismo . . . Sí mi olfato no me falla, creo yo que en este "amoroso interés" que les ha
descu re Y prop 1 ,.t ación social que condiciOna la
se hace factible el salto ent:~·e a SI u . funciona como su refe- nacido a ciertos círculos de intelectuales y periodistas costeños. por redi-

produc~ón !ndige~;s~: Y8 : 1 ~¡:~::., : ~~~:dicción,


8 1 mir a la "raza madre" de su "cruel servidumbre" e "integrarla a la civili-
puesto que eds zación y la cultura", palpita una tendencia revolucionaria que quiere
rente. Ier amen d nte y se le confiere legüimida aprovecharse de la gran masa indígena, de su exasperación y de su fuerza,
real, pero se la asume crea orarne para el entronizamiento de ideales bolcheviques y formas de gobierno
ideológica. . . soviéticas y comunistas en el Perú26.
La firmez~ del planteanri~n: ~:ri:!:fs'i~~:r:r~:~:e~;~ed'!:~~ Así, por vía oblicua, queda en claro el vínculo entre indigenismo y
en la reflexion Indigenista n J
César Vallejo -1931), pero su
miento (salvo tal vez en El tungst~no e una suerte de sustrato del
socialismo,\ aunque, como se ha dicho, sea casi siempre una ligazón
más genérica que sistemática y profunda.
sentido general sí qu~dó estab~ecido cor;;ro su militancia aprista debió
mejor indigenismo_. Cuo Alegria, bq~~ plas tesis de Mariátegui, reco-
no sólo alejarse sino ~asta ~m a ;~s nuevos valores del mundo"23; La heterogeneidad cultural
noció que en Amauta apren Imos / / . .
José María Arguedas fue mucho mas exphcüo. Todavía más aguda es la heterogeneidad cultural que marca y
., . des ués a Lenin que encontré un orden per-
Fue leyendo a Manategm y , p . r t. no sólo dio un cauce a todo el define a la producción indigenista. La operación intelectual y artís-
manente en las cosas; la teona socia lS a

24 "No soy un aculturado", aparece como epílogo a El zorro de arriba y el zorro


, . " La polémica del indigenismo. Op. cit., 75. Origi-
21 "lntermezzo po1em1co , de abajo. Op. cit., 297-298. Es el texto de un discurso en 1968.
nalmente se publicó en 1927. 25 Ibídem
22 Ibídem. . d 1976 26 "Nosotros los indios". Op. cit., 48.
23 Mucha suerte con harto palo. Buenos Aires: Losa a, .
34 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenistc:
Capítulo Primero
tica del indigenismo supone necesariamente la acción de factores 35
haber' entre ambos extremos .
adscritos al sistema que se reconoce bajo el nombre de cultura occi- vencialidad o conciliación A t' un margen .suficiente de convi-
dental. Como es evidente, los procedimientos, formas y valores de titud de la observación de. J e~ Mere~peActo conviene recordar la exac-
este sistema no son los mismos que los que aparecen en la cultura 1 cambios sufridos por la ose
pes cult
ana rgued
h as. acer~a de los múlti-
quechua. De aquí que, en este orden de cosas, el indigenismo tenga cultura hispánica y la per . t ~ra quec ~a bajo la Influencia de la
que comprenderse como la movilización de los atributos de una cul- ' s1s enc1a como sist d ·e: .
to d os esos cambios- de l lt . ema herencia! -pese a
tura para dar razón de otra distinta. a cu ura nativa.

Dos aspectos merecen destacarse: de un lado, la actualización de


concepciones del mundo, global o parcialm.ente presentes, en el sus- Las condiciones de existencia del . d. .
. In 1gen1smo
trato primero de la producción indigenista: a grandes rasgos, el mun Lo expuesto. hasta aquí permite d. -
de las cuales el indigen. Isenar las condiciones a partir
, Ismo es posible Se tr t d
suerte de definición aproximad . .. a a e proponer una
do indígena es interpretado bajo códigos que corresponden, inicial-
mente, a la cosmovisión cristiana, y más tarde, a partir de finales del genista en su conjunto Estas
. .
d. ~rehminar, del movimiento in di-
con rcwnes son las siguientes:
siglo XIX, con criterios dependientes del positivismo y del marxismo.
a) Una diferenciación real entre 1 . . /
De otro lado, en el carnpo específico de la literatura, la revelación del verso desde el cual el ind. . e universo Indigena_ y el uni-
mundo indígena se procesa mediante, formas adscritas al sistema .. Igenismo es producido al . .
una conciencia especialmente a d d . ' I~:ns~o tiempo que
literario de Occidente. Es claro que en ambas dimensiones, tanto en Ciertamente lama .t d gu a e esa drferenciacwn.
la concepción general del mundo cuanto en el repertorio de formas e~tre lo indígena Y su~~p~e~ó~a:~~ _la n_aturaleza de esta _distancia
literari~, la cultura quechua ofrece alternativas sustancialmente ncam.ente, tanto en el ámbit d 1 Igl~nista pueden cambiar histó-
diferentes. Es sintomático que éstas alternativas casi no sean em- 1 o e a rea 1dad (por e· 1
a pau1atina integración que d . d . 1emp o, a través de
pleadas por los indigenistas: por ejemplo, el yaraví -una de las pocas . vial) cuanto en lo que t 1
. enva e perfecciOnamiento de la red
supervivencias del período prehispánico- no fue rnayormente culti- Joca a su conceptualiz · / (
pued e interpretar como una . b acwn en tanto se le
vado por los poetas nativistas. entre dos polos desigualmenf:I~ ra en~re feudalidad Y capitalismo o
1
capitalista), pero en ningu/ esarro ados de una sola estructura
En el nivel más obvio, la heterogeneidad cultural queda graficada d· · n caso puede desap S·
en la opción a favor del empleo del español escrito (que implica una Iera, en un hipotético futuro de in te ,. / ~recer. ~ e~to suce-
perdería de inmediato su ha . d gracw~ nacional, el Indigenismo
doble determinación) frente a la imposibilidad social de actualizar se e sustentación.
literariamente la oralidad quechua. Al margen de la importancia que ~ Presuponiendo equivocadamente .
tiene en sí mismo este hecho, pues implica que en toda actividad en 1965 Sebastián Salazar B d fique /esa Integración era la real
indigenista subyace una operación de "traducción", él remite a otro mo: como se ha producido un on Y a dIrmo . la . "m. uer t e " d e1 Indigenis-
· . '
plano de la misma heterogeneidad: alude al sistema de co- la literatura, carece de s t'pdrocesofl e .Indigenización, que incluye a
municación, también heteróclito, en la medida en que el destinatario B . . en I o -re exwnab
ondy- Insistir en una especifi 'd d a por entonces Salazar
del discurso indigenista no es nunca el indio. ha diluido y universalizado "Ylc;l a qu~ ya no es tal puesto que se
de Lima la horrible- que .l . od. eg~ a a conclusión -decía el autor
Lo anterior indica que la heterogeneidad cultural es más aguda- . .
P eru/ es Indigenista"27. e In Igenismo ha m t
uer 0 porque todo el
y a la larga más conflictiva- que la heterogeneidad social. En efecto,
si en el plano social puede encontrarse una cierta asimilación de b) La diferenciación señalada en el .
intereses, en el horizonte de la cultura la convergencia adelgaza con- de realidad.y conciencia es so . 1 1 punto antenor, en sus planos
, c1a y cu tural.
siderablemente. Adviértase que la raíz mágica de la cultura quechua
choca frontalmente contra el racionalismo occidental, y que no parece 27 El planteamiento de Salazar Bond a . .·
dores Peruanos. Lima: Casad l Cyl parece en f!nmer Encuentro de Narra-
e a u tura de Peru, 1969, 242.
. . d d en el Perú: la novela indigenista
36 Lz,teratura y socw a

. trata de una sociedad capitalista más o


En el pnmer caso, se b a con conflictos específicos en-
menos moderna, de naturaleza urd. an ' pular desde la cual se ex-
/ 1 s clases me 1a Y P0 '
tre la burguesia Y a . dad harto más primitiva, feu-
d · · nes de una soCie
presan las cont ra IC~Io . . nte ca italista, determinada por su
dal, precapitalista o lncipienteme f t pal gamonalismo con el caro- 11
carácter agrario, en la que se en ren a La producción de la novela indigenista
pesinado. . ./ . Aunque en sentido estricto el indigenismo es un movimiento que
. . de una cultura de fihacwn occiden-
En el segundo caso, se _trata rocedimientos dominados por el surge y se consolida a partir de la década de los 20, en una acepción
tal, basada en valores, ac~ltuddes ty p cultura la cultura nativa, que más amplia puede rastreársele -en lo que toca a sus orígenes- desde
.
raciona 1'Ismo, que da razon e. o1 ra d-ificaciones ' . d o d'IS-
sigue sien los tiempos inmediatamente posteriores a la Conquista. La Conquis-
/ lt" 1 sustancia es m o 1 · ' ta es precisamente el hecho histórico que al escindir nuestra historia,
pese a sus mu }-Pes Y / . ue la preside a la anterior.
tinta en especial por el orden magiCO q quebrando su desarrollo autónomo, escinde también la composición
' d finitoria es la heterogeneidad de los del cuerpo social del Perú. Relaciones, crónicas y alegatos son algo
En ambos casos la nota. e. . o . roducto de una sociedad y así como el germen del indigenismo. En muchos de estos textos está
componentes que for~~n el In~I;:~;:s ':ara revelar la índole de la presente el sistema que madurará mucho más adelante, sobre todo
una cultura que movlhzan su 1 s que comparten conflictiva- en la gran novela indigenista .
. d d 1 otra cultura con a . .
otra socie a Y a . . El . di'genismo es un movimiento
ac10 nacwna 1 Ul · Sobre las Crónicas
mente un so1o esp . . . ei lano literario representa la manl
pluricultural y plunsocial.len /. tp o orgánicamente nacional que Histórica y estructuralmente la heterogeneidad socio-cultural que
./ / ofunda de carac er n
festacwn mas P~ . / / .d t _en la literatura peruana. es la base del indigenismo se encuentra prefigurada en las crónicas
Mariátegui perclblO -lucl amen e del Nuevo Mundo. Aquí se percibe por primera vez ese complejo
proceso a través del cual un universo se dispone a dar razón de otro
distinto y ajeno: el deslumbrado español que intenta descifrar el
sentido de la nueva realidad con que se enfrenta.
Todas las crónicas, en efecto, llevan implícito un sutil juego de
distancias y aproximaciones: si por una parte producen una red co-
municativa donde antes sólo había desconocimiento o ignorancia, por
otra parte, pero al mismo tiempo, ponen de relieve los vacíos que
separan y desarticulan la relación de las fuerzas que movilizan. En
la escritura de las crónicas subyace como motivación primera la de
revelar -ante un lector que todo lo ignora-la naturaleza de una rea-
lidad insólita y desconocida. Escritas acerca de las Indias, las cróni-
cas se realizan, sin embargo, cuando logran llegar al lector metropo-
litano. Hay, pues, por lo pronto, dos componentes occidentales: el cro-
nista y su lector.
En el otro extremo del proceso de producción de las crónicas está
el referente, ese Nuevo Mundo que se presenta como realidad incon-
38 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Segundo 39
trastable y se propone como enigma ante el conquistador. Ante él el
cronista siente una doble solicitación: tiene que serle fiel, represen- Sin duda es fácil determinar en las crónicas la acción no sólo de
tándolo en términos de "verdad", pero, al mismo tiempo, tiene que so- fuerzas culturales, sino también, y muy abiertamente, de intereses
meterlo a una interpretación que lo haga inteligible para una óptica sociales, económicos y políticos, frecuentemente relativos a aspectos
extraña, comenzando por la del propio cronista. La simple mención hasta mezquinamente personales o en otros casos referidos a las ex-
de esa nueva realidad implica un doble movimiento; Cieza de León pectativas de grupos sociales más o menos amplios. La mención de
dice: (y los ejemplos pudieran multiplicarse) que los "guanacos son estos otros niveles no hace más que enfatizar la índole conflictiva de
algunos mayores que pequeños asnillos, largos de pescuezo, como las crónicas, pues es obvio que no existe coincidencia -en la inmensa
camellos", con lo que queda en claro que hasta la más escueta des- mayoría de las veces- entre los intereses que expresa el cronista y los
cripción tiene que procesarse dentro de un orden con1parativo que que, en el orden de la realidad, tiene el referente. Sería erróneo sin
acude a la experiencia de una realidad que no puede ser la del re- embargo, extraer de estos hechos una c~ndenación global del gé~ero
ferente. cronístico de sus autores. En el fondo las crónicas se limitan a
reproducir, en los términos que~~specífican1ente les corresponden, lo
En niveles más complejos el cronista apela a todo el repertorio que es un suceso histórico insoslayable: la Conquista, y a marcar el
cultural del mundo que produce y recibe su historia. N o es casual, inicio de lo que José Carlos Mariátegui llamaba las literaturas no or-
por esto, que el Cusco sea visto como Roma y que el Inca lo sea como gánicamente nacionales. Con obvias transformaciones la novela indi-
rey o emperador, de suerte que la peculiaridad del referente (lo que genista repetirá el esquema básico de la situación productiva de las
es específico del Cusco, por ejemplo) queda velada por la intromisión crónicas.
de otras formas de realidad y otros códigos culturales -comenzando,
El indianismo en el Perú
por cierto, con el idioma. En este orden de cosas tal vez nada más
1
aleccionador que el neoplatonismo del Inca Garcilaso de la Vega1: Indianismo es, sin duda, una denominación equívoca. Aunque
con esta concepción del mundo el Inca quiere dar razón de una dis- ~uede ser caracterizado mediante la mención de ciertas notas pecu-
gregada y conflictiva realidad que quisiera ver armónicamente hares, como su exotismo, su ausencia de vigor reivindicativo o en to-
sintetizada en el mestizaje que él mismo representa. Que el propio do caso su linütación a la piedad y conmiseración, su incomprensión
Garcilaso, tan fervientemente adherido al universo inca, tan orgu- de los niveles básicos, económico-sociales, del problema indígena,
1
lloso de su estirpe materna, tenga que recurrir a la filosofía neo- etc.3. Lo que tal vez ayuda a comprender mejor el significado del tér-
platónica para explicar y explicarse su situación personal e histórica, mino indianismo es su incorporación al sistema estético e ideológico
es clara muestra de cómo, en la base de toda crónica, se produce ese del romanticismo. En este sentido el indianismo sería el indigenismo
encubrimiento del referente por los atributos culturales que el romántico.
cronista actualiza. El caso de Garcilaso es también aleccionador Esta manera de entenderlo tiene la ventaja, entre otras, de evitar
porque, para obviar la distancia que separa al Nuevo Mundo de su una periodización absolutizada, con- etapas que en verdad es im-
concepción filosófica, emplea corno criterio decisivo el de la vivencia
personal de la infancia. Este es el aval último de la autenticidad de
su discurso2. en José María Arguedas: "yo lo tengo que escribir tal cual es [el mundo
i~dígena] porque yo lo he gozado. Yo lo he sufrido". (Primer Encuentro ... Op.
c~t., 41). Según lo dicho en el texto, esta base vivencia! no es suficiente en
1- Cf. los estudios de José Durand recogidos en El Inca Garcilaso Clásico de ningún caso, para eliminar la heterogeneidad del indigenismo y su inevit~b1e
América. México: SepSetentas, 1976. Sobre los Comentarios Reales como tra- perspectiva exterior.
bajo de "traducción". Cf.. Alberto Escobar. Lenguaje e historia en los Comen- 3 Cf. Concha Meléndez. La novela indianista en Hispanoamérica. Río Piedras:
tarios Reales",Patio de Letras. Lima: Caballo de Troya, 1965, 11-40. Universidad de Puerto Rico, 1961; y Tomás G. Escajadillo. La narrativa
2 El recurso a la experiencia vivida como criterio de autenticidad del discurso indigenista: un planteamiento y ocho incisiones. Tesis doctoral, Lima: Univer-
indigenista es una constante casi inalterable. Llega a su expresión más clara sidad de San Marcos, 1971, (mimeo).
Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Segundo
41
posible distinguir con rigor; al revés, permite percibir el curso del in- Aves sin nido: alcances y límites
digenismo com9 una amplia y casi ininterrumpida secuencia, cuyo
origen está en las crónicas como se ha visto, que se plasma diferen- En 1888 don Manuel González Prada afirmó -lo que evidente
cialmente de acuerdo con las variantes que la historia general de la ~~nte era escandaloso en ese momento- que el "verdadero Perú" es~
!;:~[ti~~~~~~I~a~'::~~~;ntfae:~:o~ee~I~~:~i=~in:~eD:~:~:
literatura peruana puede detectar con relativa facilidad. En otras
palabras: el indigenismo r01nántico es simplemente una etapa de un
largo y accidentado proceso que recorre, y en cierto modo vertebra, el os . unque para 1888 Clorinda Matto debía tener muy ade
curso de la literatura peruana. De esta manera la oposición entre 1an t a d a su novela publicada - d / -
:fl d '. un ano es pues, es claro que sintió muy
indianismo e indigenismo pierde importancia, sin desaparecer del ~~~it:~ amen~e el Impacto del pensamiento de González Prada -cuya
todo por supuesto, para permitir una comprensió"n más cabal de la cual . conocia desd~ antes por su cercanía al Círculo Literario En
profundidad histórica del indigenismo. q~wr caso es evidente la consonancia entre los postulado~ de
Por lo demás, supuesta la notable debilidad del romanticismo Gonzale~ Prada y la realización narrativa de Clorinda Matto
peruano4, en el plano de la productividad textual nuestro indige- que ·en esta es visible una menor . .d d , pese a
nismo de este tipo fue excepcionalmente pobre -y se estaría tentado
de declararlo inexistente. Algunas pocas y desafortunadas piezas 1
coher~n~ia ideológi~a. El magisteri~~:~:n:ál.?z ~~=d:a:b!;~e::~~r
y sera Inc uso mas perceptibl
(1891), donde la bl
l
/ . . e,/ en una nove a posterior, .lndole
'
teatrales, algunos textos poéticos aislados y poquísimos relatos, que
Alberto Tauro ha rastreado como antecedentes de Aves sin nido5, clericalismo de el~;~ fi~i:~~~~~~~~!~:~. queda sepultada por el anti-
constituyen el feble corpus del indigenismo romántico en el Perú. En
el campo de la novela, que es el que nos interesa, prácticamente no res:~a ~~~sta oca~~n
nifica
le analizar en detalle
Aves sin nido9,
. Isp~nsa -~ eterminar, al menos a grandes rasgos, su si -
pero sí
hay texto alguno: los relatos citados por T<iuro -a excepción de La
trinidad del indio (1885), que escapa al sistema propiamente ro- . do Y su Insercwn en la estructura social del Perú de fines d!l
1
mántico- son en verdad cuentos o en todo caso formas larvadas, sin s:g o p_as~do. Por lo pronto es bastante claro que en Aves sin nido la
realización suficiente del género novela. VIvencia undadora, aquellos quince años que Clorinda Matto . . /
:nfic~nt~cto con el pueblo indígena del Cusco y zonas aledañas n:I;~~
Es otra la situación, por cierto 1 de Aves sin nido (1889) de Clo- u ~cie;te para que -al menos en la realización textual de la ~ovela
rinda Matto de Turner (1852-1909)6. Aunque muy visiblemente ac- ~e ~ns I uyera una visión global de la problemática de las m -
tualiza ciertos principios y procedimientos románticos, de los que se ~::If:n~~: J?edhecho el_ tr~t~rniento de los conflictos sociales med~=~~
irá alejando paulatinamente en su.s obras posteriores, Aves sin nido fl . na Is~s e casos Individualizados -los de Yupanqui y Ch .
asume también rasgos propios de la novela realista e inclusive algu-
nos gérmenes de lo que será la novela naturalista. En este orden de
;~n~~~:::~io un: opción en el plano de l~s técnicas narrativas~~~~~
m en e, un modo de percepción de la realidad.
cosas, corresponde claramente a una etapa posterior. c?n alguna frecuencia se habla de la "raza" ind / a u~ que i
Ciertas referencias a los personajes indios, la v!~:~ oe:eq~::~l~:~

'i''D.Lscurso del Politeama". Op. cit


8 . . .
4 Cf. José Miguel Oviedo. "El romanticismo peruano, una impostura". Letras Sobre la actitud de González Prada frente a l ¡· . ,
Peruanas, Lima, No 14, setiembre, 1963, 5-17. vatecci. El pensamiento de González Prada L~ re .lgJon, e~. Hugo García Sa_l-
5 Clorinda Matto de Turner y la novela indigenista. Lima: Universidad de San de González Prada forman la ·ha d t . Iml a. E d. Anca, 1974. Las tesis
se e es a nove a de la M tt ·
Marcos, 1976. en lo que toca a la crítica contra el celibat 0 1 . , a o: especia1mente
6 Cf. Francisco Carrillo. Clorinda Matto de Turner y su indigenismo literario. los sacerdotes en la vida fam·r·
11ar. ' a confesiOn Y la 1p.tervención de

Lima: Biblioteca Universitaria, 1967, el libro de Tauro cita:do en la nota an- 9 Cf. los artículos citados en la t 1 (I d .,
terior y mis artículos citados en la nota 1 (Introducción). notas 35 y 36 de est~ capítulo~o a ntro uccion) y los libros citados en las
42 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Segundo 43
men de la realidad que propone la novela queda lastrado por el dicción. En efecto, si por una parte es evidente que se trata de un
tratamiento central de casos individuales. Donde m~s claramente se discurso novelístico que ofrece una visión positiva del indio: es agra-
advierte esa limitación es en el tratamiento del tema de la "salva- decido, valiente, austero, sus costumbres (de "encantadora senci-
ción" del pueblo indio. A la larga, tanto en Aves sin nido, corno en su llez")l2 contrastan con las perversiones de los "notables"· por otra
desvaída continuación, Herencia (1893), resalta la incapacidad de contradictoriamente, se establece la ineludible necesidad' de trans-'
Clorinda Matto para imaginar soluciones colectivas. Son personajes formarlo de acuerdo con los cánones de la "civilización" y a las nece-
aislados los que pueden escapar a su destino de miseria y si pueden sidades del "progreso" nacional. Parece seguro que en la actitud de
hacerlo es en la medida en que -en más de un sentido- dejan de ser Clorinda Matto entran en conflicto dos esquemas interpretativos en
indioslü. Por el contrario, cuando el referente es la colectividad el fondo inconciliables: la visión del indio como ''buen salvaje", como
nativa, la única alternativa vigente tiene un sentido apocalíptico que ser fundamentalmente bueno e inocente ("cuando hace algo [. .. ] es
su formulación retórica no logra borrar: obligado por la opresión, desesperado por los abusos")13, visión ob-
¡Ah!, plegue a Dios que algún día, ejercitando su bondad, decrete la ex- viamente endeudada con la tradición romántica; y, en el otro ex-
tinción de la raza indígena, que después de haber ostentado la grandeza tremo, una posición de tinte positivista que no puede menos que
imperial, bebe el lodo del oprobio. ¡Plegue a Dios la extinción, ya que no es condenar el atraso y el primitivismo de un pueblo que, como el indio,
posible que recupere su dignidad ni ejercite sus derechos!ll. está lejos del ideal de modernidad. Por consiguiente, el elogio a la
Esta trágica opacidad con que se cubre el destino del pueblo indio inocencia indígena es al mismo tiempo una suerte de elegía y de
deriva, en parte. al menos, de que el examen de la realidad social es proclama: algo así como una tierna despedida de un mundo históri-
débil en Aves sin nido y tal vez más directamente del hecho de que el camente insostenible y una apasionada arenga para que ingrese a un
proyecto de "salvación" que está implícito en la novela es inviable y nuevo nivel de desarrollo. Naturalmente el camino propuesto es el de
profundamente contradictorio. En lo que toca al primer aspecto, es la educación -como, por lo demás, también lo señalaba entonces
bastante sintomático que el relato eluda reiteradamente la posición González Prada, que sólo en 1904 modifica su interpretación peda-
económica de numerosos personajes, en especial de los que explotan gógica a favor de otra económico-sociall4.
a los indios, y sólo enfatice la crítica a los comerciantes de lanas, Exagerando un poco los términos de la contradicción, cabría se-
cuya situación en la estructura social de esa época, en el espacio des- ñalar que según Clorinda Matto, el indio para salvarse deberá dejar
crito por la novela, parece haber sido importante pero no decisiva. El de ser indio: tendrá que asimilarse, en otras palabras, al universo
problema definitivamente medular, relativo a la posesión y propie- occidentalizado desde el cual la autora de Aves sin nido se conmueve
dad de la tierra, el problema del gamonalismo, es desapercibido del sufrin1iento de los indios, "hermanos que sufren explotados en la
absolutamente. De aquí que en el diagnóstico general del problema noche de la igno:rancia"l5. En la primera novela de Clorinda M atto se
indígena prime en Aves sin nido una perspectiva moral: a la larga, formula entonces un proyecto de occidentalización del indio, a través
aunque puedan hallarse referencias de otra índole, es la perversión de la educación, proyecto que coincide, en sus lineamientos centrales,
moral de los "notables" la causa última del estado de miseria que con el· de la burguesía liberal de finales de siglo XIX, o al menos del
sufren los indios. sector más moderno de esa clase. A partir de aquí, se explica por qué,
dentro de la economía de la novela, son los personajes "forasteros"-
Más importante es determinar que en la ideología que subyace a
la novela Aves sin nido se produce una grave y paralizante contra-
12 Op. cit., 2~
13 Op. cit., 223.
10 En esta novela las hijas de los Yupanqui, adoptadas por los Marín, no tienen 14 Sólo en "Nuestros indios", incluido en la 2a edición de Horas de lucha (Callao:
rasgo alguno que denote su condición india. Ha sido totalmente asimilada por · Luz, 1924), González Prada propone una interpretación económica del
el mundo de los "forasteros". problema del indio.
llAves sin nido. La Habana: Casa de las Américas, 1974, 11. 15 Op. cit., 2.
44 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Segundo 45

es decir, precisamente los representantes de esta fracción de clase- miento del tema indígena, de suerte que hasta el indio parece quedar
los que ocupan el vértice de la estratificación moral que propone la señalado .como un elemento más del paisaje andino, y una cierta
novela. Son ellos los que protagonizan la "sangrienta batalla de los preferencia por la evocación histórica. En este campo prima clara-
buenos 'Contra los malos", según se lee en la misma novela16. mente el pasado incaico sobre el presente indígena, entre otras ra-
zones porque ese pasado puede ser formulado en términos. aristo-
Desde este punto de vista, podría pensarse que Aves sin nido cráticos, imperiales. Ese "personaje poético" con que Chocano se re-
representa, con las limitaciones que le impone su horizonte cronoló- cubrió prácticamente durante toda la vida tenía que ser síntesis de
gico y las indecisiones de su autora, un primer indicio de la ruptura dos abolengos: de la nobleza hispánica y de la nobleza incaica. De-
~ntre el grupo de los terratenientes andinos (aunque ellos no sean
cenas de versos chocanescos aluden a esta autoafirmación doble-
explícitamente mencionados en el texto) y la burguesía moderni- mente imperial.
zante. Desde una perspectiva actual no ofrece dudas el efectivo con-
flicto entre uno y otro sector, pero al mismo tiempo es claro que la Nadie puede dudar de la validez de algunos aciertos descriptivos
conciencia de esa contienda, de su necesidad económica, no estaba lo de_ /C~ocano en relación al espacio andino, pero en esa fruición pai-
suficientemente esclarecida en ese momento. Dentro de los paráme- saJIStlca se esconde una suerte de escamoteo de la realidad humana
tros de la tesis dualista cabría pensar que el grupo más moderno de y social: hasta el sufrimiento del indio parece no derivar de su si-
la burguesía tenía que destruir el trasfondo feudal andino para poder tuación concreta, sino, más bien, semeja ser emanación de una in-
cumplir su destino hegemónico. Desde una perspectiva inmediata hóspita .Y abrumadora naturaleza. Casi podría decirse que para los
sus enemigos no eran los indios -puesto que actuaban dentro de un modernistas, y en especial para Chocano, la tristeza indígena es ab-
sistema-, sino los grandes señores serranos que restaban a la vez solutamente una dimensión de la naturaleza, no de la historia. Este
mano de obra y mercado al proyecto burgués. modo de ver el mundo indígena, que tiene antecedentes en el roman-
ticismo, ha influido considerablemente en la conciencia nacional.
Como ya se ha visto, este proyecto tenía que intentar la asimi- Durante muchos años -demasiados- fue un tópico vincular la triste-
lación de la raza indígena a sus patrones de conducta y a su estruc- za del indio y de sus manifestaciones artísticas, con su n1úsica con el
tura económica. Muchísimos años después, en Todas las sangres paisaje andino. Aún hoy pueden encontrarse referencias a e~ta cu-
(1964), un personaje explicitará, con la claridad que le permite el riosa manifestación del determinismo geográfico.
desarrollo histórico del país, la propuesta que está implícita en Aves
sin nido. El don Fermín de José María Arguedas puede ser entendido En otr? .p~ano -a':nque deba reconocerse que el tema requiere
-en parte al menos- como el producto histórico de los Marín de Aves ~ayor anahsis- cabna sostener que el descriptivismo modernista
sin nido. A grandes rasgos se trata de la instauración de una tiene al~n. ~ipo de vínculo con la afirmación coetánea (por mencio-
conciencia burguesa sobre la problemática andina. ~ar u~ I~d1c10: la profundización de la dependencia con respecto al
Impenahsmo norteamericano durante el oncenio: 1919-1930)17 de un
El descarrío modernista
orden internacio~al qu~ asigna a Hispanoamérica el papel de pro-
La apancwn de Aves sin nido en 1889 hacía presagiar que el veedora de matenas pnmas; en cierto sentido, proveedor de la natu-
relato indigenista peruano tomaría pie de esta experiencia para su- raleza. El paisajismo modernista podría ser entre nosotros algo así
perarla. N o fue así, sin embargo, pues la siguiente etapa del indige- co/mo la metáfora poética de una situación económica y social.
nismo cambia el rumbo del proceso: es la etapa del modernismo, En Tengase presente que salvo para algunos personajes excepcionales la
su línea principal, con todo derecho representada por la poesía de exportación de materias primas era vista entonces como una bene-
José Santos Chocano (1875-1934), se advierten rápidamente dos ficiosísima vía de desarrollo nacional.
cambios sustanciales: la preeminencia del descriptivismo en el trata-

16 Op. cit., 34. 17 Cf. nota 20 (Cap. I).


46 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Segundo 47
La prosa modernista repite parcialmente lo dicho hasta aquí: re-
cuérdese el virtuosismo de Ventura García Calderón (~8~6-1959) en Con frecuencia la crítica ha definido los relatos de García Calde-
lo que toca a la descripción del paisaje serrano --pr~scindiendo de _la rón como propios del indigenismo exotista. De lo dicho hasta aquí se
cuota de irrealidad que suele incluir- y la cons~ancia con que re~Int: desprende que más ajustado sería señalar su anti-indigenismo,· pues
al carácter de esta naturaleza los comportamientos y valores In~~­ uno que otro gesto paternalista no borra el constante y hasta agre-
genas: "me repetían en lengua quechua caucione~ empapa~as d~ tns- sivo desprecio por los indios, sie1npre considerados inferiores y na-
teza sutil como la puna", por ejemplo18. En Garcia C~lderon es Igual- turalmente destinados a servir al patrón blanco. En cuanto al exo-
mente visible su proyección histórica, a~nque ~ara _ella ~dad ~r~fe­ tismo: sí, ciertamente Ventura García Calderón contmnpla desde le-
rida no sea precisamente el incanato sino, mas b1en_, sintog1a~~:.l-=-- jos ese mundo más o menos misterioso de los indios y lo ofrece como
mene,t la Conquista. En "Amor indígena') el .protagonista,
b / que es dal curiosidad a los lectores distantes (no hay que olvidar su persistencia
mismo tiempo el narrador, siente que "resuelta an en m; s,~ngre e en escribir en francés), pero al mismo tiempo, en su posición no hay
los abuelos magníficos", los conquistadores que, como el robaban ese rasgo de irrealidad y de desinterés que acompaña normalmente
mujeres despavoridas [indias, por cierto] en la grupa de su corcel de al exotismo; por el contrario, ·en ella está marcado algo que es
guerra"19. -perfectamente real y comprometido: su adhesión a un estado social y
la defensa de los intereses de los grandes señores andinos. Y a esto
Evidentemente Ventura García Calderón po~~ en _acción -par~ es equívoco llamarlo exotismo.
dar razón del mundo indígena- una ideología qhgarquica. que exph-
citamente asume como tradición legítima la de los conquistad?res Y La evocación del imperio incaico, en la línea modernista, aparece
recubre la violencia e injusticia del hecho histórico con los atnbuto__s también en El pueblo del sol (1927) de Augusto Aguirre Morales
de una hechiza y fraudulenta leyenda herpica, bárbara per_o u;-agnl- (1888-1957) y en algunos cuentos -menores dentro de su producción
fica que permite convalidar cualquier atro?ello ~1 pueblo :nd1gena, literaria- de Abraham Valdelomar (1888-1919)23. En realidad el au-
desde siempre vencido y sérvil20. Sin duda, G~rc1a ~alderon re~re­ tor de El caballero Carmelo (1918) no pertenece a la corriente indi-
senta la plasmación literaria más cercana al hispanism?/ de J?se de genista, pero contribuyó a su desarrollo por vía indirecta; al romper
la Riva-Agüero (1855-1944). Tal como lo advirtiera Manate_gtn, esta con la prosa modernista y sobre todo al revalorizar·el espacio aldeano
perspectiva corresponde al espíritu de la casta de los conquista~o~~s facilitó la aparición de obras descomprometidas con la norma esti-
y encomenderos españoles21. Representa, con -relación a la posicwn lística modernista, de verdad poco apropiada para revelar los con-
de Clorinda Matto de Turner, un notable salto atrás, proba~lemente flictos del mundo indígena, y preocupadas por revelar los valores de
correlativo aJas dificultades que tuvo que vencer en el Peru la bur- grupos sociales marginados por la literatura anterior: en cierto modo
guesía para constituirse como tal y asumir plenamente -dentro de la sencillez aldeana que evocan los mejores textos de V aldelomar es
un proyecto verdaderamente burgués- la direcció~ del pa~s 22 . En un modo de abrir el camino para.el tratamiento más directo, menos
términos ideológicos -no literarios-la obra de Garcia Calderon pare- retórico si se quiere, de la vida indígena.
cería anterior aAves sin nido.
La apertura psicológica: Cuentos andinos
18 "Amor indígena" se publicó en La venganza del cóndor (Nueva Edición
Popular). París: Casa Editorial Garnier Hermanos, s/f., 39. En la vasta obra narrativa de Enrique López Albújar (1872-1965)
19 Id., 45. , destacan nítidamente sus Cuentos andinos (1920) y sus Nuevos cuen-
20 Un análisis de la visión indígena en la obra de García Calderon se encuentra tos andinos (1937). Aunque por razones cronológicas López Albújar
en la tesis citada en la nota 4 de este capítulo.
21 Cf. a este respecto los Siete ensayos... .
22 Heraclio Bonilla. Guano y burguesía en el Perú. Lima: Instituto de Estud1os 23 Cf. Armando Zubizarreta. Perfil y entraña de ((El Caballero Carmelo", (El arte
Peruanos, 1974. del cuento criollo). Lima: Ed. Universo, 1968.
48 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Segundo 49

debería ubicarse dentro del modernismo, la verdad es que su obra como consecuencia de lo anterior, su restricción al análisis de casos
más significativa, que aparece tardíamente, escapa claramente a las individuales. Salvo tal vez en "Ushanan jampi", donde el primer
limitaciones de esta escuela y a las tergiversaciones de su veta in- nivel del relato se propone esclarecer el funcionamiento de una ins-
digenista. De hecho López Albújar tuvo, como escritor indigenista, titución social indígena, en prácticamente todos los demás cuentos se
otras intenciones; le interesó sobre todo, esclarecer el modo de ser y advier~e qu.e el núcleo narrativo es la personalidad del individuo que
los comportamientos del h01nbre indio. Fue, según conocida frase de ha delinquido o que pertenece a la órbita de lo delincuencial. El
Ciro Alegría, el primero en crear personajes indígenas "de carne y sistema social aparece diluido, a veces extraordinariamente borroso.
hueso"24.
Dentro de este. orden de cosas es explicable que los personajes de
López Albújar se preciaba de conocer bien al indio. En Amauta López Albúj ar se presenten ante el lector como seres violen tos a ve-
. '
ces excepciOnalmente crueles, dominados por las pasiones más pri-
publicó una especie de catálogo algo an1biguo, en realidad, puesto
que no siempre está claro el distingo que propone entre el modo de miti~as. En este nivel bien puede pensarse que ofrecen una imagen
ser de los indígenas en cuanto tales y en sus relaciones con otros in- parcial, deformada y negativa del pueblo indio, según lo señalaba
dios y las actitudes con que se enfrentan -como medio de defensa- al violentamente. Mario Vargas Llosa27. Sin embargo, paradójicamente,
mundo de los blancos y mestizos25 . En este ensayo interpretativo, subyace una VIrtud en el fondo de este defecto básico. Así, aunque se
como también en sus cuentos, López Albújar toma en consideración trate de individuos no representativos de la colectividad indígena y
primeramente, según se ha repetido infinidad de veces, su expe- aunque su comportamiento pueda hacer deducir al lector cierto
riencia que, como es obvio, no sólo recorta los límites de su conoci- · concepto primitivista acerca del indio, en todo caso se obtienen algu-
miento sino que fuerza una perspectiva general sobre el asunto. Pese nas ventajas apreciables: por lo pronto, el indio no es más ese ser
a estas lin1itaciones, Tomás G. Escajadillo sostiene que con Cuentos
1
inerte, mineral casi, que prevalecía en muchos textos indigenistas.
andinos comienza el indigenismo propiamente tal26. Es ahora un ser viviente.
Lo que destaca en la obra indigenista de López Albújar es su Más todavía: estos personajes violentos son capaces de actuar -y
empeño, muchas veces logrado, de dotar a los personajes indígenas no sólo de reaccionar pavlovianamente28- y pueden oponer a la rea-
de un espesor psicológico. Por cierto se trata de un acercamiento con- lidad una cierta resistencia y eventualmente imponerse. Aunque no
dicionado por la función judicial~ desempeñada por el autor, como excedan los límites de la violencia personal al margen casi en abso-
acaba de decirse, pero al mismo tiempo por una psicología fuerte- luto de toda connotación social, estos personajes bien podrían consi-
mente impregnada de positivismo -que por lo demás, era la que pre- derarse como los antecesores de Benito Castro o de Rendón Willka: la
dominaba en los estudios criminalísticos de la época. De aquí se acció~ rebelde y colectiva que ambos realizan está prefigurada -y
desprenden dos características básicas de Cuentos andinos: de una notonamente transformada por cierto- en la capacidad de violencia
parte, para mencionar primero lo que es consenso de la crítica, su que los personajes de López Albújar canalizan por otras vías. Que-
casi unánime preferencia por situar a los personajes indios en situa- remos decir que en la pasividad o servilismo de los indios de Clorinda
ciones directa o indirectamente relacionadas con el delito; por otra, y Matto o Ventura García Calderón no existe germen posible de
rebelión; en los de López Albújar, en cambio, ese germen está en la
per~istencia con que define al indio como un ser primitivo, salvaje
24 La frase aparece en el Prólogo a las ]Memorias de López Albújar (Lima: casi, que se despeña por la crueldad más sangrienta.
Talleres Gráficos P. L. Villanueva, 1963). Este punto de vista ha sido exa-
minado detenidamente por Tomás G. Escajadillo. La narrativa de López Al-
bújar. Lima: CONUP, 1972. 27 "José María Arguedas descubre al indio auténtico". En Visión del Perú 1
25 "Sobre la psicología del indio", reproducido en La polémica del indigenismo. Lima, agosto de 1964. · ' '
Op. cit. Originalmente se publicó en 1926. 28 El tema, aplicado a Arguedas ha sido desarrollado por Ariel Dorfman en
26 Cf. nota 24 de este capítulo. Imaginación y violencia en América. Santiago: Universitaria, 1970.
50 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista

N 0 es fácil determinar el sistema ideológico que preside la co:ns-


trucción de Cuentos andinos y Nuevos cuentos andinos, especial-
mente porque la obra toda de López Albújar es singularmente con-
fusa en este nivel. Con frecuencia, en efecto, parece que la elabora-
ción del texto traiciona las intenciones del narrador, tal como s.e.
. z ¡ , (1928)29 tanto por-
aprecia ejemplarmente en su novela M ata ac w , El indigenismo literario alcanzó su plenitud en la novela a partir
que hay deficiencias en la plasmación del relato cua~to, mas profu.n- de mediados de la década de los años 30. Ciertamente, para que esto
damente, porque evidentemente se producen confusw~e~, en la mis- fuera posible, se contó con una extensa y variada tradición narrativa,
ma perspectiva del narrador. Así, por eje1nplo, la exposicion del tema que como toda auténtica tradición es actuante inclusive a través de
de la violencia individual se tergiversa gravemente cua~do, para sus limitaciones y defectos, pero ese proceso específico quedó a su vez
conferirle más fuerza, se emplean ciertos recursos naturahstas Y se enriquecido por la vigencia de un contexto literario más amplio, en el
ponen en primera línea contenidos que ti~nen que ver. má~ c~n la. se- que habría que incluir en primera línea a la poesía nativista1, y por
vicia que con la violencia. En cierto sentido la narrativa I~dig~nista un sistema artístico de valor desigual aunque persistente: la pintura
de López Albújar parece corresponder a un modo de. conci~nc:a que de la escuela de Sabogal, la música indigenista, sobre todo2. No
se estanca en una suerte de prehistoria de las rebeh~n(3Ei 1l1.g~g~~g_as parece necesario aclarar, pues es evidente y ya está dicho en el
que es el bandolerismo -tema al que dedica todo un hbr~: Los c~ba­ capítulo I, que este conjunto de manifestaciones estéticas está .
lleros del delito (1936) y que denota una lamentable Incapacidad profundamente enlazado con la reflexión científica e ideológica del
para percibir que coetáneamente, e incluso, desde mucho a.ntes,. el indigenismo, de manera sobresaliente con la tesis de Mariátegui, y
pueblo indígena expresaba su protesta n? s_olo por e~t~ c~mi~O s1no más a1npliamente con el proceso general de la sociedad peruana de
también, una y otra vez, mediante movimientos reivind:c~hvos de entonces.
honda raíz revolucionaria30. De aquí que, aunqu~ cronolo~I?amente
Cuentos andinos y sobre todo Nuevos cuentos andLnos se sltuen den- La preeminencia de la novela dentro del campo del indigenismo
tro del indigenismo que nos interesa analizar en este ensayo -que es es clarísima -basta pensar en las obras de Ciro Alegría (9109-1967) y
el que se forja alrededor y como estela de Amauta-, en verdad que- José María Arguedas (1911-1969)- pero no por eso deja de ser para-
dójica. En efecto, la novela es el género más consistentemente ligado
den fuera de ese sistema: su captación del problema indígena es otra
a la burguesía y a su espacio privilegiado -la ciudad3- y en esta
y otra es también la ideología que los sustenta.
misma medida aparece profundamente desvinculado del referente
que el indigenismo intenta esclarecer. De hecho para señalar el dato
más expresivo, la admirable épica indígena, tan rica en mitos, le-
yendas y cuentos, no produjo nunca nada parecido a una novela. Este
29 A este respecto puede verse mi artículo: "Matalaché: las muchas formas de la es, pues, un género histórica, social y estéticamente ajeno a la cul-
esclavitud". La novela peruana: siete estudios. Op. cit. tura quechua y es, al mismo tiempo, el género que el indigenismo
30 Cf. nota 18 (Cap. I).
emplea con mejores resultados. A partir de aquí comienza a verse
nítidamente que en la novela indigenista se plasma ejemplarmente
la heterogeneidad que define al indigenismo. Es su más alta mani-
festación.

1 Cf. nota 18 (Cap. I).


2 Cf. Mirko Lauer. Introducción a la pintura peruana del siglo XX. Lima: Mosca
Azul, 1976.
3 Se alude a los planteamientos de Lukács y sus continuadores.
Capítulo Tercero 53
Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista
52 esp~~or, val~ decir su propia forma, y requiere por tanto un tratamiento
Las literaturas heterogéneas estetico particular.
Para captar el sentido de la novela indigenista es necesario ana- Noé Jit~ik observa otro modo de heterogeneidad al examinar la
~ lizar su sistema de producción. Para ello es indispensable, a su vez, obra de AleJo Carpentier. Dice a este respecto:
aplicar el concepto de .literaturas heterogéneas y hacerlo a partir de La escri.tura de este relat~, no ha s.ido ejecutada dentro de y en relación
un examen por lo menos preliminar de los factores que entran en con el. Sistema. de pr?ducc10n ~olomal, si_no que, desde un punto de vista
relación con las literaturas de este tipo4. A los efectos de este ensayo ma~enal, es tnbutano de un circuito productivo históricamente muy pos"'
bastará determinar el carácter que poseen la instancia productora, la tenor.
obra resultante, su referente y el circuito de consumo en los sistemas Cueva Y Jitrik estudian preferentemente el desencuentro entre
literarios asignados por la heterogeneidad. Aunque las literaturas
un proceso __ de produ~ción, y sus condicionamientos sociales y cultu-
heterogéneas son excepcionalmente complejas, el concepto que las
rales,. Y la Indole desigual del referente que s~ pretende revelar 0 si
define es, más bien, simple: se trata de literaturas en las que uno o se quiere, en palabras de Jitrik, la "fractura de la unidad mundo re-
más de sus elementos constitutivos corresponden a un sistema socio-
presen_~ado Y modo de representación". En ambos casos el objeto de la
cultural que no es el que preside la composición de los otros ele-
r~flexwn es ~r;a obr~ aislada, aunque algunas referencias permiten
mentos puestos en acción en un proceso concreto de producción
cierta extenswn hacia la literatura de lo real maravilloso.-I{ama se
literaria. ocupa de la producción total de José María Arguedas y prefiere
En los últimos años se han venido estudiando casos específicos de cap.tar la ~eterogeneidad en el proceso productivo de las formas lite-
heterogeneidad literaria en el corpus de la literatura latinoamerica- ranas. Senala sobre este punto lo siguiente:
na. Tres ejemplos, los más significativos, pueden dar razón de este L~s formas originarias que la cultura indígena ponía a disposición del es-
hecho: son los análisis de Agustín Cueva sobre Cien años de sole- cnto: eran la canción y el cuento folklórico. Las que proponía la cultura
dad5, de Noé Jitrik sobre El reino de este mundo6 y de Ángel Rama do~unante eran la n~~ela y. el cuento dentro de los modelos establecidos
sobre la narrativa de José María Arguedas7. Con respecto a la novela baJo la do~le advocac10n regiOnalista y social que a su vez se filiaba en el
de García Márquez, Agustín Cueva afirma lo siguiente: relato, reahsta de la .segunda mitad del siglo XIX europeo. Dado que es a
esta lmea que se phega la obra narrativa de Arguedas, debemos inferir
El problema se plantea [... ] en términos antinómicos. De una parte un que, l~ batalla ~e la forma, en su primer embate, o sea en la opción
referente empírico que no pued~ imponer su forma propia de conciencia genenca, se decide ~favor de aquellas formas que rigen la cultura occi-
como perspectiva hegemónica, capaz de estructurar a la obra en la forma dental.. Pero. a partir de tal elección observaremos que promueve un
estética pertinente [. .. ] por hallarse ubicado en un nivel subalterno de la t~atamiento mter~o de ~sas formas que le introduce notorias modifica-
formación social que lo engloba y redefine y desde el cual sólo podría en- ciOnes Y que al mismo tiempo fortifica esa operación con ayuda de ele-
gendrarse algún género de literatura popular [... ]. De otra parte, una mentos procedentes de la cultura nativa.
forma de conciencia proveniente del polo social hegemónico, pero que por
sí sola no basta e incluso puede convertirse en óbice para la adecuada Los tres estudios mencionados son suficientes para entender el
plasmación de aquella materia prima que naturalmente posee su propio concepto de heterogeneidad. Caracteriza a las literaturas heteroé-
neas, pues, la duplicidad o pluralidad de los signos socio-culturales
4 Cf. mi artículo "El indigenismo y las literaturas heterogéneas", cit. en la nota 2 de s~ proceso productivo. Obedecen, en síntesis, a un proceso de pro-
(Introducción). ducc~on. ~n el que hay por lo menos un elemento que no coincide con
5 "Para una interpretación sociológica de Cien años de soledad". ReviSta Mexi- la fil~acwn de l~s ?tros. Obviamente esta disparidad crea una zona de
cana de Sociología, año XXXVI, vol. XXVI, No l. México, enero-marzo, 1974. con~Icto de sociedades no uniformes, partidas y bimembradas por la
6 "Blanco, negro, ¿mulato? Lectura de El reino de este mundo de Alejo Carpen- acClon de una catástrofe histórica como puede ser la Conquista.
tier". Araisa (Anuario del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Ga-
llegos), Caracas, 1975.
7 "Recuperación del pensamiento mítico en José María Arguedas". Latinoamé-
rica (Anuario del Centro de Estudios Latinoamericanos), No 9, México, 1976.
Capítulo Tercero 55
54 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista
tu:al en el orden más o menos occidentalizado que tiene su
La producción de la novela indigenista
asiento en la costa peruana, su aceptación primaria de los cáno-
La novela indigenista es un caso ejemplar d~ heteroge:r:~idad: nes que organizan el sistema literario de Occidente. Adviértase-
según se advirtió al comenzar este capítulo. Un~ cita ~e Manategui siempre en el plano de las evidencias- que la opción del novelista
- referida al indigenismo en general, puede servir de Ingreso a este indigenista es a favor de la escritura en español, no de la
tema. Dice Mariátegui en sus Siete ensayos de interpretación de la oralidad que define a la narrativa quechua. En este orden de
cosas la novela indigenista realiza plenamente las condiciones de
realidad peruana:
heterogeneidad que fueron analizadas en el capítulo inicial. N o
La mayor injusticia en que podría incurrir un crítico, sería cualquier
parece necesario insistir en ello.
apresurada condena de la literatura indigenista por su falta de autocto-
nismo integral o la presencia, más o menos acusada ~~ sus ~bras, de b) En lo que atañe a la obra misma, tanto en su especificidad
elementos de artificio en la interpretación y en la expreswn. La hteratura cuanto en su adscripción genérica, también es claro que se está
indigenista no puede darnos una visión :rigurosamente verista del. in~i~.
en presencia de manifestaciones aún más alejadas del universo
Tiene que idealizarlo y estilizarlo. Tampoco puede darnos s': p~op1~ am-
ma. Es todavía una literatura de mestizos. Por eso se llama md1ge~1st~ Y indígena: de él, como se ha dicho, no ha surgido nunca un relato
no indígena, si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando los propios mdios de índole novelesca: Este punto requiere, sin embargo, un análi-
estén en grado de producirlaS. sis más detenido. Será intentado más adelante' al averiguar la
acción que ejerce el referente indígena sobre las novelas que tra-
Aunque la última parte de la cita es discutible, pues la literatura
tan de revelarlo.
indígena nunca ha dejado de producirse en un eu~so paralelo al de la
literatura peruana en lengua española, el deshnde propuesto por e) En lo que se refiere al circuito de comunicación de la novela
Mariátegui ilumina a plenitud el fenómeno, que nos inter.esa, pues re- indigenista, incluyendo en él al "lector ideal" y a los lectores rea-
vela, sin lugar a dudas, la inevitable fractura que existe entre. /el les11, no hay duda de que se trata de un circuito que margina al
universo indígena y su representación indigenista, y cancela tambien indio y se remite esencialmente al lector urbano, especialmente
la utopía que, de una u otra manera, ha venido siendo aceptada al de las capas medias -es decir, en cierto modo al menos, al
consensualmente por la crítica literaria9. mismo grupo del que surge el productor de la novela indigenista.
Sería ocioso determinar las razones -desde económicas hasta
Si se aplica el criterio de Mariátegui al caso cor:creto .de la novela
lingüísticas- de este hecho. Es importante señalar, en cmnbio,
indigenista, en referencia a los elementos que Intervienen en su
que la audiencia de un sistema literario y de los textos concretos
proceso de producción, se tienen los siguientes resultados10: que lo conforman no es un dato adicional, extra-literario, puesto
a) En lo que toca a la instancia productiva, que alude ~anto a la que es cada vez más claro que la imagen del lector está en el
figura del autor como al sistema de valores y convencwnes que comienzo mismo de la producción literaria.
pone en juego en el acto de la creación, es evidente que se/ t~ata
.d) El referente -claro está- sí corresponde al universo indio. Este
de un acontecimiento ampliamente dominado p~r caractensbcas
es precisamente el elemento que, al escapar al orden occiden-
a
ajenas del mundo indio. Bastarí~ s~ñalar. est~ / respe~to la no
1 talizado que preside a los otros, crea la heterogeneidad de la
pertenencia del autor al pueblo Indw, su Insercwn social Y cul-
novela indigenista.

8 Op. cit., 292. La interacción de los factores hasta aquí mencionados pone de
9 En dos sentidos: para alabar en algunos casos la visión "desde dentro" que se relieve -lo que efectivamente es así en un primer nivel-la condición
daría en algunos textos indigenistas o para criticar la exteri~ridad del punto
de vista de otras obras, sin percatarse del deslinde establecido en 1928 por
11 Solamente Arguedas, y no en narrativa sino en poesía, imaginó un lector
Mariátegui entre indígena e indigenista.
quechua. Cf. Temblar/ Katatay, Lima: INC., 1972.
10 Cf. mi artículo "Para una interpretación ...", citado en la nota 2 (Introducción).
Capítulo Tercero 57
56 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista
como de los elementos que se extrapolan en la novela indigenista y
dependiente, en cierto modo pasiva, del referente indígena: él soporta más ampliamente en la novela regional y terminan por clausurarlas
un proceso de enunciación narrativa que social y culturalmen~e no le como opciones estéticas válidas. Este carácter no novelesco de la
corresponde y debe ofrecerse a la comprensión de lectores aJenos Y novela regional es afirmado en términos extremos por E1nir Ro-
distantes. Debe soportar, más exactamente, una interpretación Y una dríguez Monegal. Señala lo siguiente:
formalización que inevitablemente le vienen de fuera Y que por eso
mismo están siempre inclinadas a una cierta tergiversación o a un Hacia 1940 la novela latinoamericana estaba representada por escritores
cierto error ' inclusive al margen de la voluntad de. quien interpreta que constituyen, sin duda alguna, una gran constelación: Horacio Qui-
. . Y ;
roga, Benito Lynch y Ricardo Güiraldes en el Río de la Plata, tenían sus
plasma narrativamente su identidad. No cabe olvi.~ar ~ue.la e.sc1s10n equivalentes en Mariano Azuela y Martín Luis Guzmán en México, José
que separa al universo indígena de su expres10n I~d1g~n1sta "es Eustasio Rivera en Colombia, Rómulo Gallegos en Venezuela, Graciliano
profunda y que implica -en distintos planos de la reahdad- ~o ~olo Ramos en Brasil [.. .]. Aún los más sobrios (pienso en los mexicanos, en
una distancia entre sistemas distintos sino, mucho más conflictiva- Graciliano Ramos, en el mismo Quiroga) no escapaban a una categoría
mente, entre dos órdenes que frecuentemente entran en contienda. heroica, a una visión arquetípica que convertía algunas de sus novelas o
libros de cuentos, y sobre todo a La vorágine, Doña Bárbara, Don Segundo
Sombra, más en romances que en novelas13.
El impacto del referente
Al margen de lo que pueda haber de anecdótico en esta visión de
la novela anterior al boom, en el sentido de que lo que se buscaba era
Un segundo y complementario análisis -sin el cual el ~nterior frecuentemente no más que enfatizar la originalidad adánica de los
sería gravemente equivocado-· permite observar lo que pud1~:a de- nuevos narradores hispanoamericanos, lo cierto es que a través de
nominarse la reacción del referente ante el proceso de producc10n que estos juicios se percibe bien (aunque se juzga mal) la acción de ele-
se le impone desde fuera. Es una reacción dialéctica, difícil de pre- mentos ajenos al orden occidental de la novela; ajenos, especialmen-
cisar en términos concretos, cuyo sentido último consiste en las con- te, si se toma como referencia la línea teórica que parte de Lukács y
diciones que exige el referente -:-transformando los distintos mo- fue sintetizada por Leenhardt, previo el aporte de Goldmann, en los
mentos del proceso de producción de la novela indigenista- para ser términos que siguen:
revelado. 1) La novela pone en el centro del relato a un individuo (en el sentido es-
Un recurso metodológico eficiente consiste en tomar pie de las tricto del término); es un relato realista;
2) el individuo es representado, a lo largo del desarrollo de su existencia,
críticas que recibió la novela indigenista (y en general la llamada
en busca de valores auténticos;
novela regional) en la década de los 60. En efecto, la crítica que se 3) esos valores, objeto de su búsqueda, no son actualizados ni actualiza-
vinculó más estrechamente al surgimiento y éxito de la nueva na- bies en la sociedad eri que vive; la búsqueda está, pues, condenada al
rrativa hispanoamericana puso especial énfasis en demostrar ~ue la fracaso, y
novela anterior, incluyendo la novela indigenista a veces en pnmera 4) la novela se caracteriza por una concepción específica del tiempo, de su
línea, era una novela "primitiva", o una "novela impura".12 Con estos orientación y de su transcurso14.
términos se quería expresar que en las novelas de este tipo actuaban
demasiados elementos no novelescos. En este orden de cosas se habla
de folklore, geografía, panfleto, épica, historia, mito, oratoria, etc. 13 Narradores de esta América. Montevideo: Alfa, 1969, 21. Criterios similares
se pueden encontrar en Luis Harss. Los nuestros. Buenos Aires: Sudameri-
cana, 1966 o en Carlos Fuentes. La nueva novela hispanoamericana. México:
12 "Primitiva" es una denominación de Mario Vargas Llosa ("novela primitiva Y Mortiz, 1969.
novela de creación". En: Revista de la Universidad de México, XXIII, 10, junio 14 Jacques Leenhardt. "Fundamentos preliminares para una sociología de la
1969); "impura" de Juan Loveluck (en el estudio preliminar a su compilación novela". Aportes, 8, París, abril, 1968.
La novela hispanoamericana. Santiago: Universitaria, 1969).
Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Tercero 59
58
Para mencionar sólo lo más obvio: la primacía del individuo no se sentido, les es propia. A la asimilación de los intereses sociales del
produce en la novela indigenista, no tanto por carecer de personajes pueblo indígena, a la revalorización del sistema cultural de este mis-
suficientemente caracterizados, que era la objeción que Ciro Alegría mo pueblo, corresponde con bastante exactitud esta impregnación de
hacía a la novela regional15, sino, sobre todo, porque los personajes, la novela indigenista por fuerzas que no están filiadas en su universo
en especial los protagonistas, expanden su significación muy por en- de origen y que representan, más bien, una sutil apropiación de for-
cima del ámbito que les correspondería como individuos. A veces has- mas propias de referente.
ta alegóricos, los personajes de este sistema novelístico no desar~o­ Tres elementos pueden ser explicados en estos términos. El pri-
llan ante el lector una aventura individual sino, más bien, una his- mero se refiere al modo de composición narrativa que prima en la
toria colectiva y simbólica. Esto sin mencionar los casos en que efec- novela indigenista, modo que deja ver un sistema más aditivo que
tivamente, como en Yawar fiesta (1941), los personajes son realmen- secuencial y que remite con cierta facilidad a un modelo cuentístico.
te colectivos. Inclusive algunos críticos, al detectar esta característica y al valo-
Es necesario averiguar, entonces, de dónde surgen estas peculia- rarla como defecto de estructura, han señalado el desorden interno
ridades de la novela indigenista, pues es evidente que no se trata de las novelas indigenistas y su realización como suma de episodios -
sólo de imperfecciones o descuidos técnico-formales. En buena me- cuentos- más o menos independientes16. Cabe pensar, sin embargo,
dida se explican como resultado de la heterogeneidad conflictiva en que esta forma d,e composición deriva de la asimilación de una forma
que se funda el indigenismo; son, más exactamente, su inevitable altamente desarrollada en la literatura indfgena, como es el cuento,
plasmación narrativa. En este sentido es necesario advertir .qu~ si y que en ese sentido obedece al segundo ·movimiento del indigenismo;
bien, en un primer movimiento, la producción de la novela Indige- es decir, a ~u apertura frente a los requerimientos de la realidad que
nista exige una cierta adecuación del referente en condiciones que se pretende revelar, incluyendo la asimilación de sus formas literárias.
le imponen desde fuera; de la misma manera, en un segundo movi- Tal vez el ejemplo más claro en este orden de cosas esté· dado por
miento, la producción de la novela indigenista exige una cierta ade- las dos primeras novelas de Ciro Alegría. En La serpiente de oro
cuación del referente, modificación que se traduce en las peculia- (1935) y' en Los perros hambrientos (1939) se advierte una estructura
ridades formales que aparecen en la novela indigenista. Simpli- aditiva tan marcada que en más de un caso cada capítulo, y a veces
ficando el problema, podría decirse que el menor desarrollo histórico hasta unidades menores tienen forma y consistencia de cuento. De
del mundo indígena, con sus especificidades sociales y culturales, hecho en ambas novelas el suceso se dispersa sobre varias historias
hace resistencia a un sistema literario que proviene de otra realidad relativamente independientes que al final configuran un sentido más
y está condicionado por otras categorías históricas, sociales y culh~­ paradigmático que secuencial. Frente a este hecho cabe elaborar dos
rales. Frente a esa resistencia, el mejor indigenismo opta por modi- respuestas entre sí complementarias. De una parte existe la
ficar su canon productivo y lo impregna de fuerzas que provienen de presencia de modelos populares, que el mismo autor reconoce17, y su
su referente. traslado, con las modificaciones del caso, al campo de la novela. Se
Es indispensable tomar en consideración que esta apertura de la trata evidentemente de modelos cuentísticos que el narrador
novela indigenista frente a los requerimientos del mundo indígena ensambla dentro de una organización más amplia, ésta sí novelesca,
reproduce en otra dimensión un fenómeno yaestudiado. En concreto, sin por ello suprimir los caracteres propios del relato corto. Esta
es. el movimiento correlativo a aquel que permite a los escritores vigencia de estructuras cuentísticas como sustrato de la estructura
indigenistas asumir los intereses de una clase a la que no pertenecen
y reivindicar los valores de una cultura que tampoco, en estricto
16 El tema ha sido estudiado por Tomás G. Escajadillo en "Los pri~cipios es-
tructuradores de El mundo es ancho y ajeno". En: Dora Varona (ed.). Giro
15 En "Notas sobre el personaje en la novela hispanoamericana" reproducido en Alegría: trayectoria y mensaje. Lima: Plenitud, 1972.
La novela hispanoamericana. Op. cit. 17 Por ejemplo, en: Primer encuentro ... Op. cit., 32.
Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Tercero 61
60
novelesca remite, como se ha visto, a formas que son propias del gres (1964), con el recurso apocalíptico que implica a su vez la fun-
referente y que el autor, eventualmente, se limita sólo a transcribir. dación de un mundo nuevo, está definidamente dentro de esta línea.
La composición aditiva, de raíz popular y más claramente indígena, Evidentemente se trata de algunos casos de categorías míticas uni-
corresponde al cruce social y cultural que define al indigenismo y en versales20, pero en otros casos esas categorías tienen una filiación
último término alude a la desintegrada realidad social que est~ inocultablemente quechua. Vale la pena mencionar como ejemplo
movimiento expresa. La segunda respuesta atañe a la vigencia, den- realmente típico, aunque no provenga de una novela sino de un
tro de estas novelas, de una conciencia no histórica del tiempo, sino cuento, la acción del mito de Inkarrí en "La agonía de Rasu Ñiti"
mítica, que impide la o~ganización secuencial del relato y lo amolda a (1962).
otros modelos conceptuales. Esta conciencia del tiempo también re- Mito e historia en la novela indigenista
fleja la que existe en el referente, según se verá más adelante. Hasta aquí se ha percibido separadamente la dinámica doble que
Otro elemento heteróclito, de índole no novelesca, es el compo- caracteriza a la novela indigenista; esto es, se ha visto, por una par-
nente lírico que suele presentarse muy visiblemente en la novela in- te, cómo el sistema básico de este género hace una suerte de violencia
digenista -en especial en la novela indigenista peruana. En los ni- con respecto al referente indígena para interpretarlo en términos que
veles más evidentes se trata tanto de la incorporación de canciones le son en el fondo ajenos, pero también se ha advertido, por otra
indígenas en el texto narrativo, como se aprecia en casi todas las parte, que ese referente no es pasivo y que impone algunas
novelas de José María Arguedas, cuanto el temple lírico de buena condiciones para su enunciación novelesca. El resultado es el carác-
parte del sistema descriptivo relativo al paisaje, segú11: puede ad- ter heterodoxo, con respecto a los modelos occidentales, de la novela
vertirse en la obra de Arguedas como en la de Alegría. Angel Rama indigenista. Pero evidentemente ambos movimientos no se. dan por·
ha profundizado más en este tema al descubrir en Los ríos profundos separado; al contrario, forman una unidad dialéctica dentro de la
(1958) una organización subyacente de 'naturaleza musical18. En cual interactúan de manera harto sutil y compleja. Tal vez un análi-·
todos estos niveles, de presencia e importancia variables, se advierte sis de la conciencia del tiempo tal como se expresa en la novela
también una asin1ilación de la riq1,1ísima lírica quechua y un esfuerzo indigenista pueda aclarar este punto. Allí se comprueba cómo con-
por asumirla dentro de la estructura de la novela, no sólo como parte fluyen, conflictivamente, por cierto, una conciencia que percibe el
del testimonio acerca de una cultura sino, fundamentalmente, como tiempo desde una perspectiva mítica y otra que intenta proponer un
factor de la composición n1isma del texto. punto de vista histórico, basado en la racionalidad del devenir social
y humano .
. Por último, la novela indigenista asume también componentes
míticos, con frecuencia procesados mediante recursos más épicos que ,· El género novela exige, para su constitución, una conciencia his-
novelescos, que remiten con claridad al pensamiento y a los compor- tórica del tiempo, en oposición -por ejemplo- a la conciencia mítica
tamientos míticos que subsisten en el universo quechua -te1na estu- que alienta las construcciones épicas. Hecha a partir de los supue~tos
diado desde una perspectiva antropológica, en más de una ocasión, de una sociedad moderna, la novela se aleja considerablemente de
por el mismo José María Arguedas19. El hecho puede ser captado en toda forma de conciencia que no perciba el tiempo como proyección y
varios planos, desde la mención referencial a ciertos mitos indígenas, cambio; vale decir, como devenir histórico. Esta conciencia parece ser
o a componentes parciales de ellos, hasta la apropiación del pen- la condición de existencia de la novela. Sucede sin embargo que el
samiento mítico propiamente tal como elemento constitutivo de la mundo indígena es una sociedad tradicional, o no moderna si se
perspectiva de la novela. Así por ejernplo, el final deTodas las san- quiere, que sigue empleando recursos míticos para comprender y
expresarse .a sí misma y para dar razón de su contexto social, tal co-

18 Cf. nota 7 de este mismo capítulo.


19 Parte importante en estos trabajos han sido los recopilados por Ángel Rama 20 Cf. Antonio Urrello. José María Arguedas. El nuevo rostro del indio. Lima:
en la antología Formación de una cultura nacional indoamericana. Op. cit. Mejía Baca, 1974.
62 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista
Capítulo Tercero 63
mo lo prueba el descubrimiento de re.latos mí~i~os de vigencia con-
temporánea. Parece indudable qué el tiempo mltico no puede ~enerar El cruce de una conciencia mítica con una conciencia histórica y
una construcción propiamente novelesca, que como se ha v1sto re- la imposición final de ésta, que inicialmente provenía exclusivamen-
quiere de la historia, y en este sentido el indigenismo se .ve f?rzado a te del narrador, en el universo representado, vuelve a situar en un
modificar el referente para incorporar una forma de conc~enci~ que le primer plano el cm;-ácter heterogéneo y contradictorio de la novela
es ajena: la novela indigenista debe, por así de~irlo, h1stonficar el
1
indigenista: esa conciencia histórica surge precisamente del polo so-
mito. Como es claro, este proceso no deja de transformar. as~ vez, en cial más avanzado, de ese universo que Rumí recusa, y su sola acción
sentido inverso, partiendo del mito, la concepción de la histona. basta para terminar con er ideal de enclaustramiento, insularidad y
estatismo de los ancianos de la comunidad. Es singularmente
En El mundo es ancho y ajeno (1941) cabe distinguir, tal como en significativo que Benito Castro aprenda a comprender la dinámica
ningún otro texto, este trabajoso empeño: en él, er: efecto, confluyen social en su peregrinaje por el mundo "enemigo" y que de regreso a la
los dos tiempos, el mítico y el histórico, y su conflicto s~ ~raslada al comunidad tenga que enfrentarse a los comuneros que todavía creen
nivel de la representación narrativa. El extenso Y dram~tlco proceso en el poder mágico de una laguna o en el imperio de designios sobre-
que cuenta la novela recibe, en efecto, un doble tratamiento. ~n los naturales como factores decisivos del acontecer social.
primeros capítulos sobre todo, pero no sólo en ellos, los person.aJes co-
muneros tratan de comprender y dominar el mu~do recurnendo a En cierto sentido la figura de Benito Castro representa la intro-
interpretaciones míticas que se expresan en. au~:w~ Y ofrendas pro- ducción en una sociedad tradicional de los valores de una sociedad
piciatorias; más tarde, sin embargo, la p~op.Ia d1namica de los hechos moderna y en este orden de cosas implica la cancelación (como ca-
concretos y la confrontación con otros ·similares, en un ~roceso q~e pacidad de. supervivencia efectiva) de ese pasádo perfecto que la mis-
básicamente coincide con la sustitución de ~osendo Maq~I ?/or Benito ma novela construye en sus primeros capítulos. Paradójicamente los
Castro, determina la quiebra del recurso mítico y la apa~Icwn de una nuevos ideales de Benito Castro cóinciden en su base (pero por cierto
conciencia histórica, objetiva, que explica los acontecimient.o;; dentro no en sus intenciones y proyectos) con los de los sujetos que en-
de un orden casual que no requiere de ninguna apelacw_n a .las cuentran que el orden indígena tradicional es inconveniente para el
fuerzas sobrenaturales. Los comuneros que defiend~n Yananahui. se desarrollo de una sociedad moderna de signo capitalista. ·De aquí la
saben integrados a un proceso hi stórico más ampho, comprometido importancia de delimitar el sen ti do de la acción del segundo ale; al de
1

de lleno en la lucha de clases, y pueden reconocer la verdadera de Rumí: en realidad él se inserta en el proyecto de lo que José María
naturaleza del conflicto que los opone al gamonal Y a los grupos de Arguedas denominó la "parte generosa" del mundo no indígena; es
poder de la sociedad nacional en su conjunto. decir de los grupos sociales que combaten por una sociedad más jus-
ta, del proletariado urbano, del campesinado proletarizado de la cos-
Esta conciencia histórica, claramente opuesta a 1~ conciencia ta, de los estratos medios Inás radicalizados. En ese contexto, Benito
mítica anterior es la misma que El mundo es ancho y aJeno expresa Castro encuentra la inspiración para superar el estado mítico de
como perspecti~ra del narrador, según se aprecia no sólo en la man~ra Rumí y para actuar reivindicativamente en el plano de la realidad.
como enfrenta la narración de la línea central del re~ato, sino
también y casi con igual énfasis, de las historias secundanas Y a v.e- Demetrio Rendón Willka, el héroe de Todas las sangres, vive una
ces hast~ de incisos más o menos accidentales21. De hecho una d~ las situación similar: él también descubre la alternativa revolucionaria
características más saltantes de la última gran novela de A~e~Ia es fuera del mundo indígena, en su viaje por otros espacios sociales, y
esta preocupación por dotar a cada suceso, a cada p~rsonaJe, Inc~u­ sólo después de este aprendizaje es que puede guiar a su pueblo enla
sive a cada objeto, de una historia que es la que finalmente exphca rebelión contra la injusticia22. La diferencia entre ambos personajes
su acción, su comportamiento o su presencia. es que el de Arguedas es mucho más fiel a la tradición nativa y parte

21 Cf. nota 16 de este mismo capítulo. 22 Cf. mi libro sobre Arguedas citado en la nota 1 (Introducción).
Literatura y sociedad en el Paú: la novela indigenista Capítulo Tercero 65
64
de ella adicionando el aprendizaje obtenido en el "extranjero", para andino como una realidad insular, casi por completo ajena a la so-
' /
ciedad nacional como conjunto, y por comprenderlo como una entidad
la realización de su acción rebelde. En ambos casos, aunque mas
claramente en Todas las sangres que en El mundo es ancho Y ajeno, tajantemente dicotómica en la que contienden sólo dos grupos
esta apertura histórica que se proyecta hacia la transformación sociales: los indios y los terrateniéntes. En 1941, en Yawar fiesta,
positiva del mundo indígena, no logra eliminar una contradictoriq. sucede una primera amplü:tción: a la realidad representada en Agua
nostalgia por la realidad que se va a modificar sustancialmente. Hay se añade un término de relación, el universo occidentalizado de la
una suerte de desgarro interior, tan conmovedor como inevitable, en costa, como sector que domina la vida andina, y esa adición necesa-
esta liquidación histórica del admirable mundo antiguo, presidido riamente recompone los términos propios del primer libro. A la opo-
por sabias normas y amparado en una densa y coherente cosmovisión sición entre los indios y los terratenientes blancos se sobrepone el
mítica. En el fondo, si ese viejo orden no fuera vulnerable Y conflicto entre la sierra y la costa, entendiendo ambos términos, claro
vulnerado por sus enemigos inmediatos y mediatos, el gamonalismo está, dentro de su significado socio-cultural. Es conveniente advertir
y la sociedad nacional dominada por la alta burguesía, allí, en ese que la nueva oposición no borra la primera; por consiguiente, uno de -
orden anterior que los indigenistas evocan admirativamente, . en los términos del contraste mayor, el término sierra, tiene una
aquel tiempo mítico en el que como se lee en El mundo es ancho Y constitución internamente quebrada y conflictiva. Este esquema, en
ajeno, "todo era comunidad"23, residiría la perfección. El recurso a la sus lineamientos fundamentales, subsiste en Los ríos profundos y en
historia y a las transformaciones implícitas en ella es algo así como El sexto (1961). Con Todas las sangres se produce una nueva amplia-
una dolorosa respuesta frente a una situación injusta; en otras ción del horizonte representado en la narrativa de Arguedas. Así, a
palabras, porque en ella se está destrozando el venerable mundo las oposiciones iniciales (primero entre indios y terratenientes, más
mágico de las comunidades primitivas, es que los indigenistas, tarde entre sierra y costa) se incorpora una nueva dimensión conflic-
concretamente Alegría y Arguedas, asumen ese mismo instrumento- tiva, la que enfrenta al país todo con las fuerzas del imperialismo.
la historia- para imaginar otro proceso y otro curso: el de la Tampoco aquí la contienda mayor inhibe las que se van produciendo
liberación del pueblo indígena. al interior de los primeros términos de cada oposición: así, entonces,
la lucha entre la nación y el imperialismo no sustituye ni diluye el
Indigenismo, nacionalismo, universalismo conflicto que dentro del término nación se produce entre lo que está
El tema anterior ha sido tratado teniendo como referencia central simbolizado por la sierra y la costa, como asimismo, siguiendo el
la narrativa de Ciro Alegría. Hubiera sido posible hacerlo tomando mismo sistema estructural, el térn1ino sierra no cancela la batalla
como núcleo de reflexión la de José María Arguedas, pues en ella se que dentro de él libran los indios y los terratenientes.
dan también; ciertamente con algunas modificaciones, problemas Este rápido esquema demuestra, en primer lugar, que la narra-
similares. Sucede, sin embargo, que la obra de Arguedas puede ser tiva de Arguedas se constituye como un ininterrumpido proceso de
más esclarecedora de otra dimensión del indigenismo, que ahora ampliaciones: desde la cortedad de su referente primero, la aldea in-
interesa de manera· especial: sus relaciones con las categorías más dígena o la hacienda serrana, se llega a la representación de un
amplias como el nacionalismo y el universalismo. A este efecto nada enorme espacio social que no sólo abarca la totalidad del país, sino
más aleccionador que rastrear, al menos a grandes rasgos, la también sus relaciones con el sistema internacional. Por extensión
evolución de la narrativa de José María Arguedas24. en esta última etapa, es todo el Tercer Mundo el que recibe la aten~
En 1935 Arguedas publica su primer libro de cuentos: Agua, que ción de Arguedas. Sin duda es admirable la consistencia y la audacia
se caracteriza, para los efectos de este tema, por concebir el mundo de un proceso de este tipo. Lo es más si toma en consideración su
principal motivación: Arguedas realiza este extraordinario proyecto
23 El mundo es ancho y ajeno. Caracas: Biblioteca Ayacucho,, 1978, 316. narrativo porque en cada uno de sus distintos momentos toma con-
24 Traté este tema en "El sentido de la narrativa de José María Arguedas". ciencia de que la realidad que ha tratado de esclarecer no puede ser
Revista Peruana de Cultura, 13, Lima, diciembre 1970.
Capítulo Tercero 67
66 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista
miento indigenista. Es el problema de sus relaciones con las catego-
explicada en sí misma y que, por el contrario, debe relacionársela con rías de lo nacional y lo universal, problema que normalmente se ha
una estructura mayor. Subyace, pues, a este empeño una concepción planteado en términos antinómicos como si el indigenismo -y en
del relato literario como forma· de conocimiento y una ética rigurosa general todo el regionalismo- fuera la antítesis del nacionalismo y el
que persistentemente empujan al narrador a perfeccionar su visión e universalismo. La obra de Arguedas demuestra lo contrario. En
interpretación del mundo. efecto, salvo que se tenga del universalismo un concepto inmaterial y
Pero el proceso de ampliaciones sucesivas, con ser importante, no abstracto, es notable cómo, en las dos últimas novelas arguedianas,
cubre todo el sentido de la producción arguediana. Su verdadera na- se alcanza esa dimensión más amplia y última sin por ello perder sus
turaleza se percibe al detectar que en cada etapa funciona un mismo inserciones más específicas en espacios sociales más pequeños.
esquema dialéctico y que -en la medida en que es fiel a él- la am- Podría decirse que es una universalidad concreta e histórica; es
pliación del mundo representado no significa un abstraccionismo decir, una reflexión literaria que toma como referencia el conjunto de
tergiversador que -maliciosamente o no- instituya zonas homogé- interrelaciones que configuran, en un momento dado, la totalidad de
neas donde, en realidad, sobreviven los conflictos. De aquí que uno una experiencia social. En este caso, la experiencia del subdesarrollo, 1

de los grandes méritos de la narrativa de Arguedas sea el de con- la dependencia, el neocolonialismo. Y todo esto -como se ha dicho y
servar la vigencia de los conflictos interiores inclusive cuando éstos es importante repetirlo- sin caer en el abstraccionismo idealizante y
quedan englobados dentro de una problemática de mayor enverga- conservando, más bien, tercamente, el enraizamiento en lo concreto y
dura. Gracias a esto es que su adhesión al mundo andino no desa- la adhesión al mundo originario.
percibe las luchas internas que lo constituyen ni su nacionalismo ¿Todavía indigenismo?
deja de tomar en cuenta las enormes tensiones sociales que recorren
todos los niveles de la vida del país. Al mismo tiempo, este sistema le Naturalmente cabe preguntarse si este indigenismo que se ex-
1

permite a Arguedas reafirmar .su primer y más ferviente compro- pande hasta enfrentar una problemática universal es, todavía, pro-
miso, con los indios, pese a que al crecer el ámbito de la represen- piamente hablando indigenismo25. Desde un punto de vista que prio-
tación este grupo sea uno entre los n1uchos que habitan el universo rice el espacio representado en la novela, por cierto que no; sin em-
representado en sus novelas. Como la primera oposición entre indios bargo, si se emplean otros criterios, la respuesta puede ser distinta o
y señores no es nunca cancelada, pi siquiera en El zorro de arriba y al menos mucho más matizada. Por lo pronto, en el caso extremo que
el zorro de abajo (1971, póstuma), Arguedas puede conservar hasta el es el de la narrativa de Arguedas, se advierte que la máxima
amplitud del espacio de representación no significa que el espacio
final su fervorosa adhesión al pueblo indígena.
primero, indígena y andino, desaparezca. En todas las novelas de
Desde este punto de vista, la obra total de José María Arguedas esta índole, tanto en El mundo es ancho y ajeno, que a su vez supone
puede entenderse como un compromiso ininterrumpido a favor de las una ampliación con respecto a las dos primeras novelas de Alegría,
sociedades y culturas dominadas: a favor de los indios contra los cuanto en Todas las sangres, el crecimiento del ámbito de represen-
terratenientes; a favor del mundo andino, pero sobre todo del mundo tación no parece ser criterio suficiente para considerar que se ha
andino y más intensamente de los indios, contra el ünperialismo. La traspasado el límite del indigenismo. En El mundo es ancho y ajeno
coherencia de este proceso es innegable. Probablemente en toda la con toda evidencia, pero también en Todas las sangres, el peso de la
literatura latinoamericana no se produzca un caso similar. Frente a representación sigue recayendo sobre el espacio tradicionalmente
esa coherencia básica algunos errores o indecisiones -que los hay- adscrito al relato indigenista.
pierden importancia.
Algo más: en estas novelas persiste como perspectiva fundamen-
El tenso y enriquecedor proceso que diseña la narrativa argue- tal la que enfatiza la reivindicación social del pueblo indígena y la
diana pone de manifiesto, además, otro de los aspectos que deben di-
lucidarse al estudiar la novela indigenista -o en gen~ral el moví- 25 El tema es discutido por la tesis de Escajadillo, (cf. nota 3, cap. II).
68 Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista Capítulo Tercero
69
revalorización de su cultura. El mundo indígena no es, pues, un ele- integración del país, integración que obliga a examinar el mundo
mento entre otros elementos; es, consistentemente, el punto desde el indígena en relación con estructuras sociales más amplias cada vez·
cual se parte y hacia el cual -reivindicándolo y revalorizándolo- se sin ~mbargo, mientras esa integración no sea suficientemente plen~
llega. En la axiología que toda novela implica, como parte del siste- y mwntras sean efectivas las escisiones que bimembran al Perú la
ma ideológico que expresa, hay una evidente preferencia por los valo- situación que permite la existencia del indigenismo se mantendrá
res socio-culturales indígenas, aunque, como se ha visto, la historia vigente. Todavía por muchos años la heterogeneidad será una reali-
concreta del universo indígena y la perspectiva social desde la que es dad agobiante. Sobre ella seguirá ejerciéndose, a través de la novela
producido el indigenismo determinen la apelación de un cambio en el indigenista o de otras manifestaciones de cultura, la conciencia del
sistema tradicional del pueblo nativo. José María Arguedas al final país.
de su vida se preguntó por "la razón de ser del indigenismo" y con-
cluyó en que el indigenismo perduraba como adhesión de ciertos Significado de la novela indigenista
escritores a los valores de este pueblo. Dijo al respecto: Todo lo anterior permite concluir con una apreciación a primera
Finalmente la narrativa peruana intenta, sobre experiencias anteriores, vista contradictoria, pero, a nuestro criterio, correcta: la novela in-
abarcar todo el mundo humano del país, en sus conflictos y tensiones in- digenista (y el indigenismo como totalidad) no debe comprenderse en
teriores, tan complejos como su estructura social, y el de sus vinculaciones relación exclusiva con el mundo indígena, como la revelación o el
determinantes, en gran medida, de tales conflictos, con las implacables y esclarecimiento de esa realidad o como la reivindicación de sus inte-
poderosas fuerzas externas de los imperialismos que tratan de modelar la
conducta de sus habitantes a través del control de su economía y de todas
reses sociales y la revalorización de su cultura: tiene que compren-
las age~cias de difusión cultural y de dominio público. En este sentido la derse, más bien, como un ejercicio cultural que se sitúa en la con-
narrativa actual, que se inicia como indigenista, ha dejado de ser tal en flictiva constitución. La novela indigenista no es sólo un testimonio
cuanto abarca la descripción e interpretación del destino de la comunidad literario más o menos certero o más o menos "interno", del mundo
total del país, pero podría seguir siendo calificada de indigenista en tanto indígena; más que eso, aunque obviamente también siéndolo de al-
que continúa reafirmando los valores humanos excelsos de la población gún modo, la novela indigenista es la representación literaria más
nativa y de la promesa que significan o constituyen para el resultado final
del desencadenamiento de las luchas sociales en que el Perú, y otros exacta del modo de existencia del Perú. La novela indigenista no
países semejantes de América Latina, se encuentran debatiéndose26. tanto enuncia su problemática cuanto -con mayor profundidad- la
plasma en su forma, en su estructura general, en su significado. Es
Ciro Alegría defendía una posición en cierto sentido similar. Dis- un caso excepcionalmente claro para comprender de qué manera la
tinguía entre un indigenismo "de protesta y lucha a favor de los in- literatura no sólo explicita verbalmente los conflictos y las tensiones
dios", que concebía como una escuela literaria que debería agotarse de una sociedad, sino que los encarna y reproduce en su propia cons-
apenas surgiera "una .nueva situación social", y otro indigenismo de titución. La densa y heteróclita multiplicidad del país -de este país
"valorización ó revalorización intelectual del hombre indio", acerca que según decía Arguedas, comprende "todas las patrias"28- está
del cual podía imaginar un desarrollo indefinido: "el indigenismo, no presente y actuante en la raíz misma de la novela indigenista pe-
como ismo sino como presencia de lo indio y revalorización, va a vivir ruana.
siempre", afirmaba27.
Es indudable que la ampliación que define el proceso de la novela
indigenista es producto de la paulatina, zigzagueante pero efectiva
28 El zorro de arriba .... Op. cit., 287.

26 "Razón de ser del indigenismo en el Perú", recogido en La formación .... Op.


cit., 196-197.
27 Primer encuentro .... Op. cit . , 248-253.
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