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Maestro en cinematografía.
Énfasis en ficción
Bonsái
Escrito por:
Nicolás Zambrano Moreno
Universidad Central
El trasfondo de la historia (el cual se abordará a profundidad más adelante) son los
roles de poder y el dominio que se ejerce entre los miembros de una familia, a través
de la dependencia emocional (en este caso madre e hija). La razón de esto es que,
como autor en formación, mi interés es abordar a profundidad con el pasar de los
años la decadencia moral y afectiva del ser humano, las relaciones entre los mismos
y el discurso ético que las instituciones dictan en forma de normativa de conducta.
Un director que admiro por abordar esta temática es Yorgos Lanthimos, quien a
través de sus películas como Lobster, Los Alpes, Canino y la más reciente La favorita,
coloca al ser humano en sumisión de otros, doblegados por sus propias
inseguridades y carencias afectivas, atacando directamente al espectador y
llevándole a reflexionar sobre la forma en que se es, consigo mismo y con los demás.
Desde cuentos y poemas en tiempos anteriores a la universidad, he desahogado mi
inconformidad en cuanto a “la normativa del querer”, como le he bautizado, que no
son ni más ni menos que las deudas afectivas con las que se nace, las obligaciones
hacia el otro sin siquiera conocerlo. Sé que, como todos, tengo problemas y asuntos
internos que resolver, pero han sido estos, gran parte de mi inspiración; los veo en
mí, en otros, y me arriesgo a decir que en todos. La vida no es rosa, pero, sin lugar a
duda, en lo que a mí respecta, aquello la hace de interés.
Pregunta de investigación:
¿Dependemos de la dominación?
Marco Referencial:
PODER.
ADOCTRINAR.
EL DOMINIO.
En conclusión: nacemos dominados con el fin de dominarnos los unos a los otros.
MARCO TEORICO
Tag line:
Story Line:
Una madre hace lo que considera necesario para estar con su hija.
Premisa:
Sinopsis:
Abigail ha vivido toda la vida con su madre Rebeca en una casa en medio del bosque,
de donde nunca ha salido. Diariamente su madre le suministra una droga que le
evita transformarse en caníbal, como todos aquellos que habitan fuera de la
propiedad a quienes nunca ha llegado a ver.
Pero la realidad es, por mucho, más mórbida: Rebeca se ha encargado de estancar
hormonalmente el crecimiento de su hija manteniéndola presa de su enfermizo
amor.
TRATAMIENTO
En el taller, Rebeca abre el cerrojo usando el manojo de llaves, adentro le da una caja
con un vestido que ella misma le ha tejido, emocionada espera respuesta de su hija,
a quien no parece gustarle mucho, pero, de todas formas, le agradece.
En el patio, Rebeca peina y arregla el vestido de su muñeca la cual luce casi igual a
su hija. Abigail tirada en el pasto ve los árboles, algo parece llamarle la atención,
voltea y mira el bonsái que está junto a su madre, le pregunta por qué hay árboles
grandes y arboles pequeños, Rebeca le responde que es una técnica que usa para que
no crezcan. Abigail parece no entender, no le da mucha importancia e infla un globo,
este sale volando y se aleja hacia el bosque, Abigail se levanta de prisa para
recogerlo, pero Rebeca reacciona apresuradamente, aplaudiendo y pidiéndole que
vaya hacia ella. La pequeña se recuesta en sus piernas y la madre la acaricia.
En la noche Rebeca peina a su hija frente a un espejo, Abigail come una manzana y
le pregunta a su madre si ha visto caníbales al salir, Rebeca le contesta que ella puede
contra todos, Abigail aún preocupada le pregunta sobre qué pasaría si se convirtiese
en uno de ellos, Rebeca la calma diciéndole que para eso son las pastillas, para
evitarlo; contenta y a forma de broma, Abigail le muerde el brazo a lo que Rebeca la
mira con ira, la niña queda cabizbaja.
Ha pasado tiempo, suena la alarma del reloj y Rebeca continúa dormida, Abigail va
hacia el tablero y marca en la casilla de esa hora cero, significando que no tomó la
pastilla.
En el cuarto de Rebeca, Abigail con temor a que su madre despierte toma de la mesa
de noche el manojo de llaves.
Frente a la puerta principal, Abigail se decide por salir, abre el cerrojo y sale por
primera vez sola al exterior, se en maravilla con el estanque y las plantas, va hacia
el automóvil y entra. Juega a ser su madre, finge conducir y presiona botones, por
error enciende la radio, escucha un programa radial, no entiende lo que hablan, pero
arremeda una palabra que le llama la atención “Papa”.
Llueve, Abigail se dirige hacia la gaveta de donde su madre saca las pastillas, tras
intentar con varias llaves, logra abrir el candado, saca las pastillas y las toma, le llama
la atención una caja con la figura de un hombre, queda inquieta por aquella extraña
figura.
Abigail intenta darle a Rebeca la medicina, pero al acercar la mano a su boca, ella la
cierra casi mordiéndola, Abigail se asusta.
Abigail despierta de golpe recostada sobre la cama de su madre, tiene la mano cerca
de la boca de Rebeca, asustada percibe una sensación extraña entre sus piernas, se
toca y descubre que está sangrando.
Inserto recuerdo: En el taller, Rebeca le explica a su hija que, de salir al exterior, los
caníbales no dudaran en comerla y de no tomare la medicina, ellas se transformaran
en uno de ellos.
Abigail sale corriendo, entre lágrimas y terror toma las llaves, el martillo y las
pastillas. Sale apresurada de la casa.
Por el bosque la busca aplaudiendo frenética intentando gritar sin poder emitir
sonido, desesperada se derrumba.
Abigail
Entre 13 a 15 años -aparentemente-. Cabello largo y rubio o negro a los hombros,
piel clara y ojos oscuros, delgada y cejona.
Es retraída. La vista le salta a cada rincón. Seria y erguida. Cuando está sola,
descuida su postura y mueve más su cuerpo. No habla, pues nunca se le enseñó, ni
escuchó hablar.
Ha vivido toda su vida encerrada en la casa, no ha ido más allá del bosque. Es
absolutamente dependiente de Rebeca. Le ha temido siempre al exterior, hasta su
transformación donde el miedo le lleva a querer liberarse.
Referencias:
Rebeca
Por razones desconocidas decidió recluirse con su hija desapareciendo del radar de
cualquiera a quien le pudiera importar, resentida con la sociedad, usa su propio
miedo para dominar y retener a Abigail llegando a creer por momentos en su
mentira.
Referencia:
Nota del director
Vivía con mi madre, una mujer mayor –por no llamarla vieja- quien, por desgracias
de la vida, le tocó cargar el peso de una denigrante enfermedad. Cuidaba de ella,
solos en un pequeño apartamento. A horas exactas debía tomar una droga atestada
de dopamina; sustancia química que aliviaba sus males, pero en respuesta, le
provocaba terribles alucinaciones. Por las noches sus terrores nocturnos me
provocaron ansiedad severa: no conseguía dormir, perdí peso y de cierta forma,
nació un rencor hacia ella. Injustificado para algunos, para mí, íntimo, y por tal
verídico. No le odio ni la desprecio, nunca le desee mal, sin embargo, jamás despertó
en mi ese primitivo afecto incondicional que supone la relación madre e hijo;
¿habrán sido sus elecciones?, ¿mi reflexión objetiva sobre ella?, ¿El darme vida sin
haberla pedido?, ¿verme en sus impedimentos? ¿La brecha generacional me supone
un distanciamiento empático que dificulta la comunicación y confianza?, ¿podría ser
quién debería ser o concluiré mis días en el bosque cómo aquel viejo que decidió
renunciar a la responsabilidad de amar?
Bonsái es la historia de una madre y su hija, una historia que trata sobre el flujo
cíclico del poder, los roles de dominio y la dependencia emocional.
Rebeca ha mantenido recluida a su hija Abigail durante toda su vida, esto bajo la
primicia de que afuera, en el mundo exterior, la sociedad completa está invadida
por caníbales que no dudarían en comerlas (esta premisa se deriva al miedo real y
el rencor misterioso que carga Rebeca contra la sociedad, una sociedad que ve
enferma, competitiva y cruel, incapaz de brindarle seguridad a su hija). Además,
para evitar que se transforme en uno de ellos, le medica con rigurosidad un
medicamento a horas exactas de las cuales lleva obsesivo registro.
El espectador descubrirá entre códigos la farsa que ha creado Rebeca para mantener
consigo a su hija, el mundo que opera con total normalidad y la verdad sobre la
droga que en realidad le estanca hormonalmente el crecimiento, todo para, al fin,
enfrentarse a una amarga conclusión.
El ser dominante solo obtendrá poder si consigue a quien dominar, y éste a su vez
(el dominado) tendrá poder sobre su dominante siendo el único capaz de brindarle
el poder que éste desea. Así pues, la película girará en torno al circular de estos roles,
la posesión materna en un extremo enfermizo, y la dependencia emocional que
termina por enceguecer la vista privando la voluntad de explorar el mundo y sus
verdades. Esta película posee mis temores y rencores de mayor cariño. Un coctel de
metáforas que agrede los valores fundamentales de quienes los crean incorruptibles,
dando a entender que lo que consideran más sagrado, también es corrosible.
Primará la tensión, la incomodidad, la interpretación y la poesía contemplativa que
se esmerará por atestiguar el insoportable conflicto interior.
Fotografías própias.
Sobre los referentes:
Se rueda con solo una cámara buscando exprimir cada imagen y su simbolismo
reiterativo como lo son las manos, las acciones de estas y el rol que ejerce sobre el
otro personaje.
Colores fríos de montaña, café, azul y verde a excepción del sueño el cual, cuenta
con una tonalidad roja infernal.
Sobre el arte:
Abigail llevará la mayor parte de la película su vestido blanco con encajes. El pijama
y las vendas que forran su pecho
Sobre el sonido:
Guion de montaje:
Punto crítico:
Lo más complicado en el montaje fue hallar un ritmo indicado puesto que se contaba
con mucho material y al no tener diálogos, en primeras versiones se sentía bastante
plano.
Soluciones:
Por otro lado, al no contar con mucho tiempo ya que me encargué del, el color y sin
descuidar responsabilidades laborales, tuve que conseguir un productor de sonido
que se encargase del diseño sonoro, con el cual, se trabajó en paralelo en un
seguimiento constante.
Inicio este ensayo aclarando que está fuera de los estándares exigidos por la academia en
cuanto a referencias literarias se refiere, hablo desde mi experiencia y mera persepción del
cine y construcción de autoría. La investigación para formular la historia se evidencia en el
marco teórico.
Desde el momento que entramos al teatro para disfrutar de una película, se pide al
espectador apagar o colocar en silencio los dispositivos móviles, así como respetar
la experiencia de los demás no produciendo ruidos molestos. Es un ritual al que
todos acudimos y, como en épocas primitivas alrededor del fuego, esperamos con
ansias que un contador de historias nos sorprenda. A medida que avanza, y
dependiendo de muchos factores, la imagen en comunión con el sonido nos cuentan
una historia que, por lo general, nos enseñan en pantalla el reflejo de lo que somos
como humanidad y la persepción que le damos a la vida. Es mi intención hablar
sobre el silencio como recurso dentro del cine, y como en mi formación de autor lo
he explorado a través de mi cortometraje de tesis, así como lo percibo en mi filosofía
de vida. Hay silencios cómodos e incómodos; con él se inicia, se cuenta o se termina. Se
habla con una mirada, una caricia o un respiro. El silencio inmortaliza la brevedad; es el
punto y también la coma.
Es de esperar que en una película de terror o suspenso existan silencios que preparen
el susto y enriquezcan la escena, así como acentúen una sensación de pérdida,
tristeza, etc., dependiendo la intención del director. Quizás ha sido sobre explotado
en el género del terror con películas recientes como Un lugar silencioso de John
Krasinski (2018), que pretende usar el recurso como primicia argumental, pero es el
uso en relación con los tiempos y los espacios que, a mi parecer, son fórmula del
éxito para lograr profundidad y sumergir al publico. Miremos el ejemplo de El
conjuro de James Wan (2013) en donde se nos marca un código de sonido-reacción.
Las pequeñas, que viven en la casa embrujada juegan a una especie de Marco-Polo, y
son los aplausos los que dan las pistas para encontrarse. En la primera escena que se
muestra se crea la falsa intención de revelar el susto pero este queda inconcluso. Más
adelante, cuando la investigadora Lorrain Warren se encuentra en total silencio y
oscuridad en el sótano se retoma el código, siendo imprevisto, rompiendo el silencio
y provocando la desesperación absoluta.
Por otro lado, en una obra de acción priman los sonidos estrepitosos: disparos,
explosiones y música fuerte mantienen acelerado el ritmo cardiaco de los presentes
con la intención de contagiar la adrenalina de los personajes. En su mayoría, las
películas de este género ofrecen un poco de lo mismo. Veamos el caso de Escuadron
Suicida de David Ayer (2018), donde antes de que transcurran veinte minutos de
película, ya hemos escuchado cinco canciones fácilmente reconocidas dentro de la
cultura pop. La intención era presentar a los personajes y dotarles personalidades
diferentes –error-, el resultado fue saturar el ambiente, el cual ya lo estaba gracias al
texto sobre imagen, y la única sensación que dejó, fue que no encontraron otra forma
de rellenar los cortes del montaje.
Hoy por hoy, el cine de terror está siendo renovado. El Art House que, en resumen,
son películas de autor con una estética muy artística que, aun conservando
elementos del género, exploran historias más profundas dando cavida a propuestas
más arriesgadas. En Mother de Darren Aronofsky (2017), se nos presenta una historia
¨extraña¨ que no debe ser tomada literal, sino más bien como una serie de
representaciónes del humano, el mundo que nos cobija y Dios. El público estuvo
dividido entre amarla u odiarla. Para muchos fue demasiado abstracta e incómoda
de ver, en gran parte gracias al diseño sonoro y visual que mantuvo la cámara
demasiado cerca y constantemente sobre el rostro de Jennifer Lawrence en su odisea
dentro de la casa, así como los silencios muy profundos que compartía por
momentos con Javier Berdem. Por ejemplo, el silencia cuando él estaba esperando a
que ella se durmiera para llevarse a su hijo. Escuchamos luego las alabanzas y llantos
de los fieles, seguido por un ambiente de guerra e histeria que es interrumpido -de
nuevo- por el silencio de una madre golpeada. Explosión, y de vuelta el silencio de
la reconstrucción, el mismo silencio con que inició la película, dando a entender que
la historia es y cíclica. Una eterna lucha del planeta por lidiar con nosotros y el Dios
que hemos creado.
Considero placentera una converzación sin palabras, que los gestos y el silencio
compartido haga y desaga las suposiciones que tiene el uno del otro. Con el dialogo
existen millones de posibilidades; se puede mentir, esclarecer y precisar infinidad
de discursos e intenciones. El idioma es riquísimo en una inmensidad astronómica.
Existen diálogos en películas, libros y obras de teatro que te erizan los cabellos, se
pueden dar en un solo lugar sin mayor número de acciones pero son tan profundos
o interesantes que deforman el tiempo transformando horas en gratos minutos.
Dialogar propone un ejercicio de actuación donde se encarna y se espera suponer la
reacción verosimil del personaje, según su construcción y situación, pero también
según su personalidad. Saber el momento en que debe callar, cuándo es oportuno
hacer una pausa o precindir de la palabra.
Ahora bien, dentro del cortometraje Bonsai los personajes no tienen dialogos
hablados, son pocos a través del lenguaje de señas y consisos encuanto a explicar el
trasfondo sin querer revelar mayor información de la necesaria, se opta por sugerir
antes que mostrar y no de forma gratuita, para la historia es impresindible pues
hace entender que Rebeca es muda y al no haberle permitido salir al exterior a
Abigail, esta jamás aprendió a hablar, le fue censurada toda aproximación a la
sociedad siendo su madre su único medio afectivo y de aprendizaje.
El cine nació mudo, los avances tecnológicos brindaron a este arte mayor cantidad
de herramientas enriqueciendo su lenguaje, sin embargo, no hay porqué olvidar los
recursos primarios, saberlos explotar y proponer nuevas formas de contar historias
y siempre con una intención, el cineasta tiene la misión de maravillarnos frente a la
hoguera que es la gran pantalla y su forma de hacerlo sea o no del gusto de la
mayoría, es y será una labor de gran reconocimiento porque el producto que se nos
vende es la experiencia que compartimos y aguardamos disfrutar en silencio.