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El Siglo XXI es el siglo de las mujeres. Somos buenas madres, buenas trabajadoras, buenas
amas de casa, buenas amantes pero también y, por encima de todo mujeres que soñamos con
un mundo donde se reconozcan nuestros derechos y donde reine la igualdad de género, donde
hombres y mujeres cobren lo mismo y donde no se discrimine al sexo femenino por cosas
tan del día a día como quedarse embarazada.
Profesional trabajadora
Mujer trabajadora
Hablamos de la mujer que realiza un trabajo, bien sea por cuenta propia o ajena, sea una
profesional liberal, tenga una empresa, sea funcionaria, o trabaje a tiempo completo o a
tiempo parcial, de forma fija o eventual. Pero también a aquellas mujeres que la sociedad
tiene escondidas: aquellas que se hacen cargo de las tareas de la casa sin recibir una
compensación económica a cambio. ¿Cuándo se cambiará esto? Luchemos por ello.
2 Cónyuge
En el matrimonio o la vida en pareja tienes una "única obligación": ser feliz al lado de la
persona que has elegido. Para ello apoyarás a tu pareja, como él lo hará contigo, en su día a
día a través de la escucha de sus problemas o inquietudes o con pequeños gestos de amor que
mantengan viva vuestra relación. Lo que nunca harás será olvidarte de ti misma, someterte a
sus deseos y tolerar actitudes machistas. Si llega ese momento, lo mejor es cortar con la
relación.
3 Madre
Cuando la mujer también es madre, ella es la responsable (pero no la única) de la estructura
que conforma la vida emocional, física e intelectual de sus hijos, transformando a unos bebés
totalmente dependientes en unos adultos completamente independientes. La madre suele
llevar el peso de los niños: frecuentemente es la que elabora y cocina los menús, hace las
compras, media en las riñas entre los niños, domina la medicina pediátrica, encuentra los
calcetines que se desemparejaron, toma la temperatura al niño cuando éste duerme y un sinfín
de detalles que surgen en el día a día de una familia.
Uno de los roles más tradicionales de la mujer ha sido el de ocuparse personalmente de las
tareas domésticas y convertirse así en la responsable final del hogar. ¿Qué papel juega el
hombre en todo esto? Nos queremos ser súper mujeres, solo queremos conciliar vida laboral
y personal, y eso solo lo podemos conseguir si el hombre se implica en la casa.
Pero su mayor éxito es sin duda, tras la declaración por parte de la ONU de 1975 como Año
Internacional de la Mujer, y la organización la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer
en México ese mismo año, la Convención para la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer en 1979.
La actividad de la ONU se ha extendido al ámbito de los conflictos armados, donde la mujer
está siempre sometida a un plus añadido de indefensión y violencia. El Consejo de Seguridad
ha aprobado desde el año 2000 diferentes resoluciones específicas para incluir una
perspectiva de género en la prevención y solución de los conflictos, la consolidación y el
mantenimiento de la paz. Se trata de unos muy necesarios instrumentos de empoderamiento
de las mujeres que se encuentran acompañados por la creación de estructuras, dentro de la
familia de Naciones Unidas, como ONU Mujeres en 2010.
GESTIÓN PÚBLICA
Es la aplicación de todos los procesos e instrumentos que posee la administración pública
para lograr los objetivos de desarrollo o de bienestar de la población. También se define como
el ejercicio de la función administrativa del gobierno.
GESTIÓN COMUNITARIA
Es un espacio de construcción, desde el cual es posible realizar practicas sociales, políticas
y/o comunitarias sobre nuestra comunidad (comprendiendo, y también fomentando, la
capacidad de asociación de los individuos que la forman), para mejorar la calidad de vida de
sus miembros y que de esta manera cada uno de ellos pueda contribuir con su acción creadora
a la construcción de una sociedad más justa, creando su espacio en la misma y sintiéndose
parte importante de esta.
DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER
La igualdad entre los sexos es esencial para el logro de los derechos humanos para todos. No
obstante, las leyes que discriminan contra la mujer prevalecen en todos los rincones del
planeta. Muchas de esas leyes de hecho conceptúan a las mujeres y a las niñas como de
segunda clase en lo que respecta a la nacionalidad y la ciudadanía, la salud, la educación, los
derechos conyugales, los derechos al empleo, los derechos parentales y los derechos de
herencia y posesión de bienes.
En algunos países, las mujeres, a diferencia de los hombres, no pueden vestirse como desean,
conducir un vehículo, trabajar de noche, heredar bienes ni prestar testimonio ante un tribunal.
La inmensa mayoría de las leyes discriminatorias vigentes guardan relación con la vida en
familia, incluso limitan el derecho de la mujer al matrimonio (o el derecho a no contraer
matrimonio en casos de matrimonio precoz y forzado), así como el derecho al divorcio y a
volver a casarse.
La violencia contra la mujer prevalece en todas las culturas a una escala inimaginable y, a
menudo, el acceso de la mujer a la justicia tropieza con obstáculos como leyes
discriminatorias, y actitudes y prejuicios sociales.
En nuestro país hemos avanzado, pero siguen existiendo brechas en lo laboral respecto de
desigualdad de género y remuneraciones, de trato y oportunidades. En la sociedad y desde
las políticas sociales existen aún desafíos en la integración de iniciativas tendientes al apoyo
efectivo a la mujer jefa de hogar, a la mujer violentada en el ámbito familiar y laboral, en la
integración de mujeres de etnia indígena, entre otros.