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SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE

BOLIVAR CENTRO DE COMERCIO Y SERVICIOS

PROGRAMA EDUCATIVO

NEGOCIACION INTERNACIONAL

1617085

DOCENTE

SIRLY PELUFFO

TRABAJO

LA ETICA DEL SIGLO XXI

ESTUDIANTES

ROSSIBETH RODRIGUEZ

EVA PEDROZA

JHON CORTES

JUAN JOSÉ LOPEZ

JHON VISBAL

MARTIN

CARTAGENA DE INDIAS D.T Y C.

SEPTIEMBRE 08 DE 2018
La ética del siglo XXI

Faride ZERÁN

Las nuevas tecnologías han traído consigo muchos beneficios para la


sociedad, pero así como han de traer avances, progreso y desarrollo en todos
los campos de la vida, éstas se han encargado de crear un desequilibrio al
degradar o desestimar los valores éticos y morales en los que se rige el mundo
para la invención y empleo de éstas mismas.

Concibiendo la bioética como una rama de la ética dedicada a


proporcionar los principios que demarcan la conducta más adecuada del ser
humano con respecto a la vida humana, la de los seres vivos y el entorno, el
filósofo Británico John Harris (Universidad de Manchester) argumenta. ¨que en
la cosmovisión secular liberal la elección de los padres debe ser suprema; los
padres deben tener la posibilidad de elegir el género (sexo) de sus hijos, en
lugar de dejarlo a la suerte porque esto es moralmente importante.¨

Se puede notar el efecto que tienen este tipo de juicios en el


pensamiento ético de nuestra sociedad actual; de acuerdo al cual los principios
morales y éticos pasan a ser condicionados por el individuo, conforme a lo éste
que considere bueno o malo. Se percibe el valor que se le da al principio de
autonomía que permite al individuo actuar según las normas o patrones
establecidos por él mismo sin influencias y presiones externas, dejando de lado
la influencia que ejerce el entorno, las costumbres, las creencias y la sociedad
en si misma sobre cada individuo.

De este modo se vuelve pertinente recalcar y fomentar el valor de los


principios éticos y morales, aquellos en los que prima el bienestar conjunto de
los seres humanos; en miras de una comunión con nuestro entorno y más que
nada con el ser superior, que es a quien le agradecemos por nuestra vida. De
allí parte nuestro propósito en la vida, respetar esa comunión y ese enlace que
nos une a él por ser hechos a su imagen y semejanza.
Cabe resaltar que en muchos casos, en nuestra sociedad se ha
reemplazado esa comunión con el entorno, con el ser superior e incluso con
uno mismo, por aprobación en ciertos grupos sociales. El desviar nuestro
rumbo en la búsqueda de la felicidad a través de Dios, e interiorizar los
condicionamientos que nos imponen las nuevas invenciones, los nuevos
métodos y las nuevas tecnologías, está causando un efecto negativo en la
sociedad. El dejar de lado mi propio ser y bienestar, por seguir los patrones del
mundo moderno nos está llevando a perdernos a sí mismos. Si el mundo
propone desarrollo y avance pero sin un vínculo con lo moral, el cambio no
hará ninguna diferencia y por el contrario seguirá afectando nuestra sociedad.

Es oportuno en el siglo XXI arraigarse y naturalizarse con el hecho de


que vivimos en función de uno mismo y del otro, del bienestar común; no se
puede ignorar el hecho de que mis actos se reflejan en mí y en los demás, y
que en la búsqueda de mi felicidad no puedo desconocer la influencia de Dios
en mi vida y en la de los demás.

El tener presente que es Dios quien tiene autoridad sobre la vida


nuestra, y que los seres humanos no tienen domino sobre la vida de otro, es
fundamental en nuestra sociedad. Desde ésta concepción de la vida, la bioética
puede ser cuestionable en cuanto a su aprobación en asuntos como la
intervención en el ciclo natural de la vida humana, o al ser herramienta para la
manipulación de la vida y desplazar la potestad de Dios sobre la creación.

Se precisa de manera urgente, la necesidad de la ética y la moral en la


actualidad. Debemos encaminar nuestras vidas hacia el bien común a través
de la comunión con Dios y de principios sólidos, dejando de lado las
situaciones banales del día a día que tanto nos preocupan, y dirigiendo nuestra
angustia hacia lo que es realmente importante, como gente muriendo por causa
de guerras, el aumento desmesurado de violaciones y violencia. Fomentar
valores desde el núcleo familiar es imperativo, necesitamos recobrar nuestra fe,
esperanza, respeto por los otros y por nuestro entorno, la igualdad, la humildad
y la sensibilidad por otros para llegar a ser compasivos y comprensivos ante el
dolor y sufrimiento ajeno.

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