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Angela Arruda

Mal1ha de Alba (Coords.)

Espacios imaginarios
y representaciones sociales
Aportes desde LatinoanléricL[

ANTHROPOS Á'fi\. UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA


Wsa""""a1>«T(XJ UNIDAD IZTAPAlAPA DMsiGvl de Deraas Sooa!es YHumaOOades
¡,S
r,!

no de Ciencias Sociales (CLACSO) y CEAP, FACES, Universidad


IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES
Central de Venezuela.
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En VV. AA. , Bolívar y el Mundo de los Libertadores. México: UNAM,
pp. 43-53. Este capítulo fue ,:::onsiderado como una necesidad PC;" quie-
TORREALBA, Mario (prólogo y selección) (2004), Simón Bolívar. Páginas nes componemos el grupo de investigación sobre imaginarios
escogidas. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana (<<Carta sociales latinoamericanos. l Lo concebimos, desde un pr.ncipio,
de Jamaica», fragmentos). tomando en cuenta que todos los miembros coincidíamos en
TORRES CAICEDO, José (1863), Ensayos biográficos y de crítica literaria, traba~ar desde la perspectiva de las Representaciones Sociales, y
I. a serie. París. porque teníamos la pretensión de intentar establecer rela.ciones
- (1865), Unión Latinoamericana. Paris: Libreria de Rosa y Bouret.
entre los conceptos de imaginarios sociales y representacio-
VARGAS, Gustavo (I 991), Bolívar y el poder. México: UNAM.
ZEA, L. (1990a), Descubrimiento e identidad Latinoamericana. Méxi- nes sociales. Es necesario admitir que, en aquel moment,), si no
co: UNAM. fuimos verdaderamente pretenciosos, el optimismo y el entu-
- ( 1990b), Discurso desde la marginación y la barbarie. México: FCE. siasIT_o por alcanzar los objetivos que nos habíamos prc?uesto
nos hizo pecal~ al menos, de ingenuos. A lo largo de los :::uatro
años de inter.::ambios virtuales y fructíferas reuniones de gmpo,
las discusiones teóricas se fueron complejizando y nos fuimos
dando cuenta de las dificultades que habría para llegar a acuer-
dos sensatos sobre conceptos tan diversos, cada uno de los eua-
~es hábía sido enfocado por múltiples autores desde las más va-
'iadas disciplinas y enfoques teóricos. La idea fundante que pro-
puso Angela Anuda al grupo fue el estudio de los mapas mentales;
':::orno algunos de nosotros estábamos ya comprometid'Js con
)tros proyectos de icvestigación, decidimos que cada quien par-
ticiparía en el gmpo relacionando los imaginarios sociales con

- . 1. Organizado por Angcla Anuda, y auspiciado por la Ecole des Haules :=:tudes en
Sclences Sociale<> 'i las inst:tuciones universilarias a las cuales estamos adsailos cada
uno de los miemb;os de este grupo (véase "Presentación» de esta obra).
-
ló ica de formar, producir, reproducir o crear il~ágenes (Pa-
sus líneas de investigación y objetos de estudio, Este hecho nos
permitió disfTlltar en cada ocasión de los aportes que cada quien
c~ g2005'2
van,
l' Bachelard 1943/1994: 9), Facultad, Sll1 embargo,
, , ' ,
'eflexión filosófica que se elabora desde entonces, es
hacía a los demás y de esta experiencia todos hemos salido en- que en 1a r . ' d l l
'\' de dos tesis' la que ve dICha facultad e a ma
riquecidos, Los diferentes enfoques sobre representaciones valorad a a pa 11\ ' , , 1 '
sociales, representaciones colectivas, themata, subjetividad so- como pOSI'tI'va como competencia cognoscItIva fundamenta 1y
G, •

cial, intersubjetividad, mapas mentales, mapas cognitivos, mi- , l de los seres humanos y la que, por el contrano, a
excepCIOna ' 1
tos, imaginarios, memoria social, cultura, historicidad, identi- 'dera
I como generadora de procesos que defolIDan a ver-
cons e contraponen a la pOSI'b'l'd
1 1 ac1 cler
' 1 a d e co-
dad social, identidad regional, globalización y demás aditivos da d ; pro ces os que S , " 'd d
relevantes, fueron sucesivamente discutidos creando por momen- dio de la Ciencia. La imagmacIon como capacI a
nocer por me 1 . '
tos mayor confusión que claridad conceptual. cread ora,,1a 'maginación l como , fOlIDa contrapuesta a a ClenCla
.
Lo mismo sucedió en lo tocante a los abordajes metodológi- 'T'esl' s, , esta última ' que se Impone en el pensamIento
y 1a verd a d ,.L'
cos, técnicas, estrategias de análisis y recolección de datos, En lo moderno a partir del siglo XVIII,
que todos coincidimos, sin que ni siquiera diera lugar a discusio-
nes, fue en posicionamos desde una misma perspectiva epistemo-
lógica, ontológica y ética, Desde el punto de vista epistemológico Imaginario
asumimos una posición contraria a la postura moderna mecani-
cista, basada en leyes y en el establecimiento de relaciones de cau- A los términos imaginación y fantasía se suma, ~es,d,e ~l
salidad, Más que la noción de ley, para nosotros, cuentan las no- 'iglo XIX el de Imaginario (Wunenburger, 2003: 5-6), te1l11l-
ciones de sistemas complejos, estructuras, modelos y procesos, ~o que s~ refiere más al producto de ~a imaginación: ~ l~s
Desde el punto de vista ontológico partimos de que la realidad contenidos de la fantasía, que a la capaCIdad de prodUCIr Ima-
social es, al menos parcialmente, producto de una construcción genes o sistemas de imágenes, Término que da cuenta del
que los actores sociales realizan a través de sus relaciones en las producto de la facultad de imaginar, de los resultados de un
cuales intercambian ideas, creencias, infolIDaciones y proyectan proceso imaginativo, ,, '
y ejecutan acciones, Desde el punto de vista ético, tenemos la mi- En contraposición con los de imaginaclOn o fan,tasIa, In:~-
rada puesta en la innovación, en un conocimiento que no busca ginario es un término que durante el siglo XX adq~Iere un eXI-
descubrir sino crear; se trata, por lo tanto, de dar preferencia al lo creciente en la medida en que las ciencias SOCIales se pre-
saber emancipador, por encima del saber regulador, para utilizar ocupan cada vez más, precisamente, de lo imaginado, sus ca-
la afortunada expresión de Boaventura de Souza Santos (2000), racterísticas, propiedades y efectos, que de la facultad
Es desde ese marco social de referencia que los autores de psicológica de generar y utilizar imágenes (ibíd,: 6); e~ la me-
este capítulo nos hemos atrevido a decir algunas cosas sobre los dida en que las ciencias sociales dan más importa~,cIa a l,os
imaginarios sociales, las representaciones sociales y la memoria componentes subjetivos e intersubjetivos de la aCClOn SOCIal
social, temas que iremos presentando en el mismo orden que que a las condiciones supuestamente objetivas, observables y
acabamos de enunciar,
medibles de la misma,

2. Las referencias a la historia del concepto de imaginación que haremos a conti-


Imaginarios sociales nuación, fueron tornadas básicamente de este texto,
3, El autor indica que' Ch!: Chelenburg, en su libro L'imaginire littéraire, des arché-
Iyps a la poétique du sujet, publicado en 2000 por la editorial Université de Nathan,
Orígenes del concepto: imaginación o fantasía señala la aparición del término en Maine de Biran, en 1820, o más tarde en Alphonse
Daudet, quien habla de un imaginario, para referirse a un hombre entegado a las enso-
Ya desde Platón la imaginación -la fantasía, en términos de ñaciones, y en Villier de Llsle.Adam l/uien, a su vez, en Eve future «evoca ese donmuo
del Espiritu que la razón llama con un desdén vaCÍo el "Imaginario"»,
origen griego-- es concebida, en principio, como la facultad psi-
Imaginario, entonces, según el autor que venimos citando, se mar imágenes. Y es más bien la facultad de defollnar las imáge-
incorpora al léxico científico-social latino' a partir de la segunda nes suministradas por la percepción y, sobre todo, la facultad de
mitad del siglo XIX, para referirse, a: libramos de las imágenes primems, de cambiar las imágenes. Si
no hay cambio de imágenes, unión inesperada de imágenes, no
hay imaginación, no hay acción imaginante. Si una imagen pre-
l ... ] producciones mentales o materializadas en obr-as, basadas sente no hace pensar en una imagen ausente, si una imagen oca-
en imágenes visuales (pinturas, dibujos, fotografías) o en for-
sional no determina una provisión de imágenes abelTantes, una
mas de habla (metáforas, símbolos, narTaciones) que f011l1an con-
explosión de imágenes, no hay imaginación. Hay percepción,
juntos coherentes y dinámicos en los que destaca una función
memoria familial~ hábito de los colores y de las fom1as. El voca-
simbólica expresada en la conjunción de sentidos propios y figu-
rados [ibíd.: 10). blo fundamental que cOlTesponde a la imaginación no es imagen,
es imaginario [1943/1994: 9].

De la definición anterior se infiere que si la imaginación, como En consecuencia, queda fuera del concepto toda creación
proceso psicológico, es de carácter individual, sus productos, los intelectual que pretenda reproducir la realidad, explicar verda-
imaginarios, mientras sean simples proyectos, mientras perma- des. Imaginario, esta vez desde una dimensión diferente, vuelve
nezcan como ideas para la creación, también son de carácter a contraponerse al concepto moderno de ciencia, a la condición
5
individual. Pero cuando esos proyectos se materializan y se com- moderna de científico.
parten, cuando esos productos se transforman en sistemas sim- El concepto de imaginario ha ejercido una importante in-
bólicos, en obras basadas en imágenes visuales o en formas de fluencia tanto en sociología como en la antropología, la comuni-
habla, adquieren un carácter social. Resultan construcciones cación y la psicología (Lozada, 2004), adoptando en cada uno de
":.01:nunicativas, representaciones socialmente compartidas. De- los casos múltiples sentidos que se encuentran asociados a una
fImdos de esta manera, todas las formas de creación humana diversidad de nociones en cada uno de estos campos del saber.
son imaginarias. Son imaginarios los mitos y las religiones, las El concepto de imaginario nos habla de la complejidad de 10
artes, las técnicas y las ciencias. Y son imaginarios las formas social, de la concatenación de una minada de elementos según
posibles de organización y acción social, los proyectos de trans- una lógica particular que pareciera escapar al razonamiento pro-
formación de la realidad, los modelos políticos, las proposicio- pio de la tradición heredada del mundo moderno que funda-
nes de cambio institucional. menta muchas de sus explicaciones en concepciones determi-
B~~~elard, sin embargo, establece una diferencia, pone una nistas o teleológicas (Castoriadis, 2001). .
~,mdlclOn, que queremos asumir en este trabajo como una ma- Para apreciar algunos de los aspectos caractensticos del ima-
naa de acotar el tém1ino que discutimos: ginario social, Lozada nos recuerda, con Wunenburger (2003:
28-29), que hay cuatro grandes líneas de reflexión en torno al
Como muchos problemas psicológicos, las investigaciones acer- imaginario, que a pesar de sus divergencias, pueden vislumbrar-
ca de la imaginación se ven turbadas por la falsa luz de la etimolo- se en autores como Bachelard, Lévi-Strauss, Durant y Ricoeur:
gía. Queremos siempre que la imaginación sea la facultad de for-
l. El imaginario obedece a una «lógica» y se organiza en es-
.. 4. Wunenberg, en la obra ya citada (p. 5), señala que la palabra no existe en muchos tructuras donde se pueden formular ciertas leyes. El imaginario,
¡dlOmaS, que no es utIlIzada en mglés y que en francés es de uso reciente. También lo e .
i" ,]" lo menos, en español y portugués. s, aunque se inscribe en infraestructuras (cuerpos) y superestruc-
. ): «Mientras se mantienen en el rutilante limbo de lo imaginado, mientras son turas (significaciones intelectuales), es obra de una imaginación
""J1" Ideas y proycctos, tus libros son absolutamente maravillosos los IneJ'()
.. . . d' h . ',. res l'b.-
¡ ¡ os trascendental que es en gran parte independiente de los conteni-
qUL. J~I~laS_ni¡ ¡e a escnto. Y es luego, cuando vas clavándolos en la realidad palabra
pOI p<dab¡ a, como Nabokov clavaba a sus pobres mariposas sobre el f d dos de la percepción empírica. El imaginario revela el poder fi-
1"' . . • . eorc lO, cuan o
os convlcl·tes en cosas mevitablemente muertas en insectos cruc'f' d
.1 "" . ' ' 1 Ica os, por mas
. gurativo de la imaginación, el cual excede los límites del mundo
ljUe os l "cubra lIlI tnste polvo de oro» (Rosa Montero, 2005: 46).
sensible (Lozada, 2004: 83).

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I
~. 2. La imaginación es una actividad a la vez connotati\'a )'
i'igurativa que trasciende aquello que la razón elabora desde la
En cambio, en los trabajos de este psicoanalista.'o illlagilwI'io
hace referencia, m::ís bien, a "representaciones que expresan la
razón abstracta o digital (ilJÍd.). relación del hombre con lo desconocido dándole rostro a los de-
3. El imagina¡'io es inseparable de obras mentales o materia, seos, incitando a ciel1as empresas, modelando su comportamien-
lizadas, que sirven a cada conciencia para construir el sentido de to, atrayendo éxitos o fracasos, convirtiéndose en una expresión
su vida, sus pensamientos y acciones. De esta manera, las imáge- viva de su acontecer, que lo acompaña sobre todo cuando entra en
nes visuales y lingüísticas contlibuyen a erniquecer la representa- el campo de la incertidumbre y hace que se exprese él través de los
ción del mundo o elaborar la propia identidad (ibíd.). diferentes mitos, leyendas, cuentos de hadas, expresiones artísti-
4. El imaginario se presenta como una esfera de representa- ca, entre otras» (Raydán, ibíd.: 107). Por eso, puede decirse que, a
ciones y de afectos profundamente ambivalentes. ASÍ, puede ser diferencia de la imaginación, el imaginalio va más allá de lo per-
una fuente de errores e ilusiones. Su valor no reside solamente sonal, transitando entre la esfera psíquica y la colectiva.
en sus producciones, sino en el uso que de ellas se hace. La ima- Recordábamos en páginas precedentes la existencia de ver..
ginación obliga entonces a formular una ética, una sabidUlia de siones positivas y negativas del concepto de imaginación en la
las imágenes (ibíd.). literatura sobre el tema; sin embargo, para Castoriadis (2001)
ese concepto ha conido mejor suerte que el de imaginario. Al
Por lo tanto, los imaginarios sociales estructuran la memOlia his- menos en el campo de la filosofía, según este autor, el concepto
tórica, la experiencia social, y construyen la realidad, permitiendo de imaginario ha sido ignorado o maltratado. No así el de imagi-
sostener los sistemas de racionalización ideológica de las sociedades. nación, que fue considerado, en primer lugar, por Aristóteles,
quien vislumbró algunos de sus aspectos esenciales; concebía
que el alma no podía pensar sin representación imaginalia. Y si
Imagen e imaginación en filosofía, psicología y psicoanálisis bien hubo algunos retornos al concepto de imaginación entre
los filósofos neoplatónicos de nuestra era, seguidamente el ima-
Tanto en filosofía como en psicología y la mayoría de las cien- ginario pasó a ser considerado como facultad psicológica, to-
cias sociales, hemos dicho, las nociones de imagen e imagina- mando en cuenta, según el mismo Castoriadis, los aspectos más
ción son comunes. Sobre la segunda, podemos hallar referen- fáciles y banales de la exposición de Aristóteles,
cias en los trabajos de la psicología cognitiva (Monis, 1997), la Mucho más tarde en nuestra historia, el término aparecerá
psicología dinámica, y la psicología social, entre otras. Por ejem- entre escritores iluministas ingleses y escoceses, y ~uego en Ale-
plo, en los trabajos de Jung lo inconsciente está íntimamente mania, con Kant y su Critica de la razón pura, donde habla de
ligado al tema de la imagen y los efectos o acción que pueda una imaginación trascendental; con Fichte, y desp-ués con Hei-
ejercer en la psique. De hecho, sólo a través de las imágenes, que degger, que en su libro Kant y el problema de la metcfísica descu-
iA
j'1
se expresan de diversas formas (sueños, imaginación, mito, le-
yendas, etc.) podemos acercarnos al inconsciente (Raydán, 2000:
107). La imagen está acompañando como telón de fondo a bue-
bre el imaginario como una noción filosófica. Según Castoriadis
(2001), el concepto de imaginación, si bien ha sido considerado

.~
en alguna medida por la filosofía, ha tenido recubrimientos su-
na parte de los conceptos y el trabajo propuesto por Jung para el cesivos. Pero el imaginario como tal parece haber pasado inad-
abordaje de lo psíquico. Según Raydán (ibíd.), para Jung las ba- vertido, sobre todo lo que Castoriadis entiende por imaginario
ses inconscientes se fundamentan en instintos, y actúan a modo social instituyente: pocos autores han reconocido que no puede
de compensación para equilibrar desde el inconsciente a la cons- explicarse el nacimiento y evolución de la historia a través de
ciencia, tomando miles de formas a través de cuentos, leyendas factores naturales, biológicos o racionales; por el contrario, se-
populares, etc. (lo que nos aparece en sueños e imágenes, fue gún el autor que venimos citando, en la historia, desde el origen,
antes uso consciente o convicción general). se constata la emergencia de Jo nuevo radical y, si no se puede

52 S3
l"ecunir a factores trascendentes para dar cuenta de eso, hay que . d terminada creación socio-histórica Y psíquica de figuras. lar"
postular necesariamente un poder de creación, una vis forman- Jll e 'mágenes que proveen contenidos significativos y los e::ltre-
di, inmanente tanto a las colectividades humanas como a los mc:s e tn las estructuras simbólicas de la sociedad. No se tratá de
tejen e "d tó m r

seres humanos singulares, propuesta que este autor desarrolla ten idos reales o racionales que adqUIeren una VI a au nü a
en su obra magistral La institución imaginaria de la sociedad. con. as' bl'en de contenidos presentes d esd e el'" , ns-
mlCIO y que ca
sIno m . dd .
tituyen la historia misma, surgie?~? la ~eceslda e reexarrunar
ste marco la historia de las CIvilIzaCIOnes humanas.
El imaginario en Castoriadis en eS' 1imaginario social es una construcción histórica, so:~al)'
1e t ~
cultural, que se organiza en tomo a una estruct~ra, ~n once~
El imaginario social ociemos considerar esa estructura como el Imagmano central
~e cada cultura, sea que se sitúe a nivel de símbolos elementales
Para desarrollar sus ideas en tomo al imaginario social, Cas- o de un sentido global. Hay evidentemente otro que podemos
toriadis partió de algunas preguntas: ¿qué mantiene unida a una llamar «imaginario periférico [ ... ] corresponde a una segunda ~
sociedad?; ¿qué es lo que hace nacer formas de sociedad diferen- enésima elaboración imaginaria de símbolos en estratos suceSI-
tes y nuevas?; en fin, ¿cuál es el origen de la sociedad y la vía vos de sedimentación» (Castoriadis, 1975). . . .,
para lograr su transformación? (Castoriadis, 1981); preguntas Para Castoriadis (2001), el imaginario Y la Imagl~a~lOn. de
éstas que más tarde repensó al concebir la sociedad actual como las sociedades está en crisis; crisis del imaginario socI.al mstltu~
una entidad en donde existe una crisis del pensamiento, un ago- yente, crisis de la imaginación de los seres humanos smgula:es,
tamiento de los procesos creativos (Castoriadis, 2001). en fin están en una encrucijada que es producto del agotar~llen­
Para dar respuesta a estas preguntas, Castoriadis planteó una to de íos procesos creativos, por lo que nos invita a re.fle)~onar
teona audaz, que concibe la imaginación como fuerza creadora sobre la necesidad de repensar los fundamentos y explIcacIOnes
de lo real y de lo socio-histórico, en la que psique y sociedad son de nuestra vida social.
irreductibles. A la vez, lo social es concebido como algo insepara-
ble de lo histórico. Sociedad e historia no tienen existencia por El imaginario radical
separado y se dan en un proceso que va de lo instituido a lo insti-
luyente, y viceversa, a través de rupturas y de nuevas posiciones ¿Cuál es la fuente de todo lo que se instituye y se crea? L~
emergentes del imaginario social instituyente (Castoriadis, 1981). respuesta la encuentra Castoriadis (1981) en el concepto que el
La sociedad sena, entonces, una institución o conjunto de mismo acuña: imaginario radical. Anterior a todas las estructu-
instituciones, y para dar cuenta de su surgimiento, Castoriadis ras, Castoriadis ubica aquí lo poiético, lo que precede y produce
apela al concepto de imaginario social, mientras que para expli- al sujeto, a la cosa, y que a la vez es invisible a és.tos.
car el surgimiento del individuo social, hace referencia al imagi- Es la capacidad de la psique de crear un flUJO consté..~te de
nario radical. representaciones, deseos y afectos. Es radical, en tanto es ~ent.e
Para Castoriadis (1981), el imaginario social es lo que mantiene de creación Esta noción se diferencia de toda idea de la ImagI-
unida a una sociedad y le otorga su singularidad propia, diferencián- nación co~o señuelo, engaño, etc., para acentuar la poiesis,. la
dola de otras sociedades y de la misma sociedad en diferentes épo- creación. Señala CastOliadis que ese imaginario tal vez haya SIdo
cas «[ ... ] es una compleja urdimbre de significaciones imaginarias el más importante descubrimiento freudiano -expresad:) en 0
que amparan, orientan y dirigen toda la vida de la sociedad conside- interpretación de los sueños- pero que fue acallado por e.l ml~­
rada y a los individuos concretos que corporalmente la constituyen». mo Freud, para lograr su aceptación en el seno de la cl~nCla
El imaginario social, en un sentido negativo, no es la represen- oficial. Para Castoriadis es la caractenstica central de la pSIque:
tación de ningún objeto o sujeto. Es la incesante y esencialmente lo que es, es producido por la imaginación radical. Ésta hace
productos del imaginario social, es decir, por las significacioncs
surgir representaciones ex ¡zihilo, de la nada, que no están en
lugar de nada, ni son delegadas de nadie. imaginarias sociales que constituyen la cultura inscrita en las
instituciones. Instituciones que CastOl-jadis designa como I/Ia[;-
De acuerdo con Banchs (2005)6 su propuesta sobre el Imagi-
mQ de significaciones:
nario Radical parte de la idea de que el ser humano deviene indi-
vid~!O .social porque sólo sobrevive cuando otros individuos ya
[... ] la unidad y la cohesión interna de la inmensa y complicada red
socIalIzados le permiten llegar a ser. La realidad se constituye en de significaciones que atraviesan, orientan y dirigen toda la vida de
el sujeto a través de la psique humana, cuyo inicio es una repre- la sociedad, y a los individuos concretos que la constituyen real-
sentación indiscriminada de boca-pecho-placer-leche que proce- mente. Esta red de significaciones es lo que yo llamo magma de las
de de la experiencia de amamantamiento. CastOliadis le da el significaciones imaginarias sociales [CastOliadis, 1986, sp].
nombre de Mónada a este primer contacto, mónada caracteriza-
da por la omnipotencia de serlo todo, en la que no hay adentro ni El magma y sus instituciones cOlTespondientes establecen
afucra, yo y otro. Apoyada sobre la naturaleza biológica, esa el mundo propio de cada sociedad, incluyéndose a si misma.
mónada es el inicio de una primera representación que implica Ese mundo instituido define lo que es información, lo que es
ya la capacidad de imaginar, de formarse las primeras imágenes: ruido y lo que es nada para una sociedad, en dos palabras, de-
termina lo que es real y lo que no lo es, lo que tiene sentido y lo
La psyqué es capacidad de hacer surgir una «primera» represen- que no tiene sentido (ibíd.).
tación, una puesta en imagen (Castoriadis, 1975: 413) [ ... ] La
psyqué es ciertamente «receptividad de impresiones», capaci- Imaginario social instituyente
dad de ser-afectada-por... ; pero también es (y sobre todo ... ) emer-
gencia de la representación en tanto que modo de ser irreducti-
La institución de la sociedad se desarrolla en dos fases que
ble y único y organización de alguna cosa en y por su figuración,
su puesta en imagen. La psyqué es un formante que no es sino en representan el cambio continuo y la estabilidad: el imaginario
y por lo que forma y como lo que forma; [ ... ] -es formación e social instituyente y el imaginario social instituido.
im~ginación- es imaginación radical que hace surgir ya una El primero da cuenta de un poder de creación vis formandi,
«pnm~ra» representación a partir de un nada de representación, que da lugar a la emergencia de lo nuevo radical en las colectivida-
es deClr a partir de nada [ibíd.: 414]. des humanas. Permite dominar, canalizar la imaginación radical,
haciéndola apta para la vida en sociedad. Esto se lleva cabo me-
EIIm.aginario Radical nos permite pensar en lo posible, en lo diante su socialización, en el curso de la cual el individuo absorbe
que ~o sIen~o puede llegar a crearse, gracias a la capacidad de la institución de la sociedad y sus significaciones, las interioriza,
¡magmar lo Imprevisible. Se desarrolla a partir de la socializa- aprende el lenguaje, la categorización de las cosas, lo que es justo
,:ión al tie~l?~ que produce al individuo social. La sociedad, cuyo e injusto, lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer.
portavoz lI1Icral es la madre, impone un modo de ser, socializa la
psi~ue. En p~labras de Zapolsky (web s/[): «Este portavoz meta- Cuando esta socialización opera, la imaginación radical, hasta
boIrza los objetos de la experiencia [ ... ] en productos que son cierto punto, se encuentra ahogada en sus manifestaciones más
heterogéneos a la realidad del objeto. La "cosa en sí" es incog- importantes y su expresión adquiere un carácter de conformi-
noscible, es siempre remodelada por el otro, por los otros. La dad y repetición. En estas condiciones, la sociedad en su con-
madre nombra y significa el mundo» (sp). Es el vehículo de cons- junto es heterónoma [ ... ] Aún en nuestras sociedades, una canti-
trucción de un imaginario individual o radical, instituido por los dad enorme de individuos son de hecho heterónomos, no juz-
gan sino a través de las convenciones y de la opilúón pública
[Castoriadis, 2001: 97].
6. No!> hemos pelmitido en este aparte recoger una larga cita textual de un texto
publIcado en portugués recientemente.

56
Como hemos dicho, según una acepción actualmente acep-
rror! No se los quema, se los entierra. ¡Que horror, se los entie-
tada por las ciencias sociales, del concepto de imaginaIio tam-
rra!. .. ¿Quizás se los comen? [ibíd.: 29].
bién forrnan parte las fonnas posibles de organización y acción
social; las fonnas posibles de vida en sociedad. Fonnas que, se-
El imaginario, entonces, en la medida en que se trafL",fonna
gún Castoriadis (2002/2004), son condiciones que están ahí des-
en rector de la vida de los individuos en una sociedad: en ~a me-
de que la sociedad es sociedad, sin revelar el misteIio de su ori-
dida en que genera el complejo sistema institucional que rige las
gen, de su contradicción esencial: cualquier fonna de organiza- organizaciones sociales, se transfonna en instituyente:
ción social y manera de vivir en ella, ha sido un producto de la i
,~
imaginación humana; ha confonnado un imaginario, que se ex- El imaginario social en tanto instituyente establece significacio- : ~

presa en instituciones y que da coherencia al conjunto humano nes imaginarias sociales: Dios, los dioses, los ancestros, etc. Es-
que lo comparte como sociedad: tas significaciones imaginarias sociales están encarnadas en, e
instrumentadas por instituciones: la religión, por cierto, pero no ,
¡

No creemos en Dios, o mejor, para conformar a todo el mundo solamente. Instituciones de poder, económicas, familiares, el len- ;l.
_'f-

pensamos --deístas o cartesianos- que Dios «no interviene •• e~


\
guaje mismo. Pero también todas estas instituciones tienen una :¡

los asuntos del mundo. Por lo tanto, la sociedad se crea a sí mis- «lógica» [ ... ] ensídica7 [ibíd.: 26).
!t,
ma. A partir del momento en que hay un colectivo humano o
bien éste se autoinstituye, o bien desaparece. [ ... ] Hay, pues t.] El imaginario de cada sociedad, en consecuencia, responde a
el hecho genérico de la institución humana de la sociedad en su propia condición ensídica, que lo hace inconscientemen:e com-
general. que [implica] mínimamente un lenguaje, reglas de re- prensible para los miembros de esa sociedad mientras sus signifi-
producción, reglas de lo prohibido y de lo permitido, de lo lícito cados estén instituidos. Y cambia, en la medida en que algunos de
y lo ilícito, de las maneras de producir y reproducir la vida mate- ellos tiendan a ser substituidos por nuevos significados, po::- ima-
rial [ibíd.: 23].
ginarios que se contraponen a las instituciones, que presionan
por el nacimiento de otras: por imaginarios radicales. O que sim-
~ero, y he aquí la contradicción, no hay ser humano que haya plemente, sean destituidos, pierdan su validez o legitimidaé.. 8
podIdo vivir en sociedad sin haber incorporado a su conciencia El imaginario, de esta manera, como concepto, se transfor-
individual, paulatinamente, incluso desde su nacimiento, ese ma en una explicación de 10 que la antropología tradicionallla-
imaginario instituyente:
7. «Lógica que procede por constitución de elementos, agrupamiento de esos ele-
[ ... ~ ¿~uándo? ~~ónde? No se sabe. Hoy observamos el papel mentos en conjuntos, y de conjuntos en conjuntos más grandes, y así sucesi',ámente;
practIcamente IlImitado de la sociedad en el desarrollo del ser Partición de los conjuntos dados; imputación rigurosa de atributos a cada elemento, de
humano singular. Está ahí desde el principio, incluso antes del propiedades, o negación rigurosa de tal propiedad para tales elementos; de la misma
manera, para las partes de un conjunto, definición recíproca de los conjuntos :clases) y
nacimiento, si hay efectos de la vida psíquica de la madre [... ] de los atributos; reino de! tercero excluido -tal objeto fonna o no fonna parte de tal
sobre la vida intrauterina [... ]. está ahí desde el primer momento cla~e, categól;camente, con fronteras rigurosamente trazadas- y separación. imputa-
de ~a vida del recién nacido [ ... ] y ella es la representante de la ción unívoca de propiedades. Por medio de toda esta jerarquía hay una silogísLca: por
socIedad frente al recién nacido, y no sólo de esta sociedad sino el hecho de que algo pertenece al conjunto con la propiedad P, él mismo tiene :¡ecesa-
tiamente esa propiedad; todo esto debe estar constantemente ahí en todas las institu-
de la totalidad de las sociedades que han existido desde la homi- ciones, y es ésta su dimensión ensídica. Y está constantemente también e:1 elle:¡guaje.
nizacion. [ ... ] Cuando la madre habla a su hijo no le transmite Cuando hablo, cualquiera sea el objeto de mi discurso y la manera como lo desarrollo,
[ ... ] la humanidad en general, le transmite [ ... ] rasgos genéricos: para que tenga sentido es preciso que lo que digo posea una dimensión ensídica Inclu-
se habla, no se mata a los otros, o no a cualquier otro, no se toma so para expresar el absurdo debo pasar por ahÍ» (Castoriadis, 2002/2004: 26).
cualquier ,~ujer. :tc. Algunas reglas muy generales. Luego, re- B. «Entendemos por destitución e! movimiento del imaginario social que s= retira
glas.especIf'icas: como se come, cómo uno se casa, cómo se muere.
de las instituciones y de las significaciones imaginarias sociales existentes. al menos en
Parte, y las desinviste, las destituye, quitándoles lo esencial de su validez efectiva o de
¡
O bIen: ¿qué se hace con los muertos? Se los quema. ¡Qué ho- su legitimidad sin por ello proceder a la creación de otras instituciones que tDmanan

58
su lugar o de otras significaciones imaginarias sociales» (ibíd.: 6).
I
59 I
ma cultura, desvestida de la necesalia funcionalidad de las insti- vés de su manife~taci6n discursiv~, .el mito: el pensa~iento hu-
ano s;:! mueve segú:l cuadros l1utlcos. Son esos mItos subya-
tuciones. Éstas, según el autor que comentamos (ibíd.: 17-18),
:r.tes le·s que orientan la experiencia humana. Para este autor:
no siempre sirven a una función última como puede ser produc-
ción y reproducción de la vida material. o reproducción de la
especie o selección y supervivencia del más apto. Las institucio- ( oo.J-la imao-inacién
'"'
simbólica constituye la actividad dialéctica
l
misma del espíc~u, porque a nivel de! «sentido propio»9 de a
nes también existen ensídicamente, respondiendo a la lógica in- imagen, copia de la sensación, a nivel de la palabra vulg~r del
trinseca del imaginario que las instituye. Dando a la imagina- diccionario, la imaginación designa siempre un «sentldo flgura-
ción colectivamente productora, el poder de ser la creadora de do., la creación perceptiva, la poesía de la frase que en el senti-
su propia razón de ser. de de la limitació::l niega la propia limitación [ ... ). Si tantos sím-
bolos, tantas metxoras poéticas, animan los espíritus de los hom-
br~, ¿no es en último análisis porque ellas son las hormonas 10
Imaginarios instituidos y magma de significaciones de La energía espiritual? [Durand, 1964: 114].

El interés de Castoriadis es claro, se centra sobre la cualidad La sustancia propia del imaginario es, para este autor, el mito,
estructurante de los imaginarios. Por ello, no se interesa, como que podríamos considerar aquí como un imaginario ins~ituido,
otros autores, por el contenido de lo imaginado. Sin embargo, pero no por ello estático, sino dialéctico; no se trata, dIce ~u­
en una nota a pie de página en La institución imaginaria de la rand siguiendo a Lupasco, de «una síntesis apaciguada, [esa dia-
sociedad se refiere a los productos de la imaginación en los si- léctica] es una tensión presente de las contradi:::ciones» (ibíd.).
guientes términos: Más que el irr_aginario efectivo lo que importa para Castoria-
dis es el imaginario instituido que da lugar a un magma de signi-
Podríamos tratar de distinguir en la terminología de lo que lla- ficaciones sociales. El imaginario social instituido es el proceso
mamos imaginario último o radical,la capacidad de hacer surgir de sedimentación de lo imaginario social. Al respecto, Castoria-
como imagen algo que no es ni ha sido, de sus productos que dis señala:
podríamos designar como lo imaginado. Pero la forma gramati-
cal de ese término puede prestarse a confusión y preferimos ha- Una vez creadas, tanto las significaciones in-:aginarias sociales
blar de imaginario efectivo [1975: 191]. como las instituciones, se cristalizan o se soliCifican, y esto es lo
que yo llame. e! inwginario social instituido. Este último asegura
Más adelante, aclarando la relación entre lo imaginado y lo la c::ntinuidad de ~a sociedad, la reproducción y la repetición de
simbolizado, dice: las mismas formas. que desde ahora en más regulan la vida de
los hombres y permanecen allí hasta que un cambio histórico
Esto no quiere decir que el simbolismo sólo sea imaqinano efec- lentü o una nueva creación masiva venga a mDdificarlas o a re-
tivo en su contenido. Lo simbólico comporta casi siempre un com- emp~azarlas radicalmente por otras formas (2001: 96].
ponente «racional-real»: aquello que representa lo real o aquello
que es indispensable para pensarlo o accionarlo. Pero ese compo-
nente está inextricablemente tejido con el componente imagina- Magma de síg11.iTIC~ciont~s imaginarias sociales
rio efectivo [oo.] lo cual plantea un problema esencial [ibíd.: 192].
A su vez, la sociedad se ve articulada por una «inmensa y com-
Este imaginario efectivo es más bien trabajado por otros au- plicada re.:: de significaciones que atraviesa, orienta y dirige toda
tores notables, como Gilbert Durand, aunque lo designen con
otr~s palabras. Para la mitodología de Durand (1996), el imagi- 9. En francés: au niveall du {.sens propre».
nano es la referencia última de toda producción humana a tra- 1O. 2.n pie de pági::l.a Cé.stor.. ..dis señala que la palabra es de Bachelard.

11 60
l\t
la vida de la sociedad, y a los individuos concretos que la consti- nocimiento en la vida cotidiana, por lo que podríamos decir que
tuyen, como una unidad, el magma de la significaciones imagi- su teoría es una suelie de epistemología del sentido común.
nalias sociales. (Castoriadis, 1986). Según Castoriadis (2001), este Cuando se estudian las representaciones sociales interesa
magma es indeterminado, a diferencia de cualquier conjunto o conocer el estilo global o sistema lógico del pensamiento social,
entidad matemática. De un magma pueden extraerse, o se pue- sus contenidos y su relación con la construcción mental de la
den construir organizaciones conjuntistas, en un número indefi- realidad; construcción realizada en y a través de la interacción
n~do, no pudiendo ser reconstituido -el magma- a partir de cara a cara con los miembros de aquellos grupos que nos pro-
dIchas composiciones conjuntistas, con lo cual nos recuerda que veen de una identidad social y le dan un sentido a nuestro mun-
el magma en sí mismo no puede ser segmentado en un conjunto do de vida. Así mismo, al estudiarlas, nos proponemos conocer,
de magmas, sino que él mismo constituye una unidad. por un lado, lo que piensa la gente y cómo llega a pensar así, y
. Dejaremos hasta aquí esta reflexión sobre los imaginarios so- por otro lado, la manera en que los individuos conjuntamente
cIales, pero antes queremos aclarar al lector que decidimos no construyen su realidad y, al hacerlo, se construyen a sí mismos.
desarrollar las propuestas de autores como Baczko (1984), Du- Moscovici señala como constituyentes principales del pensa-
rand, la amplísima e interesante obra de Gastón Bachelard, Wu- miento social lo imaginario, lo simbólico, lo ilusorio; estos ele-
nenburger y otros tantos autores porque preferimos focalizarnos mentos conforman nuestra realidad social: «no sólo nuestras
~obre un solo autor a los fines de poder desarrollar algunas de sus imágenes del mundo social son un reflejo de los eventos en el
Idea~ centrales. La escogencia de Castoriadis, más que una prefe- mundo social, sino que los propios eventos en el mundo social
renCIa de los autores de este capítulo -aunque también lo sea-, pueden ser reflejos y productos de nuestras imágenes del mundo
obedece a que a lo largo de los cuatro años que precedieron a esta social» (Snyder y Swann, 1978; en Moscovici, 1982: 21). El len-
pub1ic~ción el au.tor más discutido en las reuniones del grupo fue guaje juega un papel de fundamental importancia en la transmi-
Cornelius Castonadis. sión, comunicación y permanente reconstrucción de símbolos y
significados.

Representaciones sociales
Lo social en la representación social
El fenómeno de las representaciones sociales se ubica en la
interfase de l? psicológico y de lo social, de 10 simbólico y de 10 A diferencia de las concepciones propias de los estudios so-
real, concumendo a la construcción social de la realidad La teo- ciocognitivos de la psicología social mainstream (actitudes, atri-
ría nace con la publicación, en 1961, de El psicoanálisis 'su ima- buciones, estereotipos, percepción social) desde el punto de vis-
gen y su público, de Serge Moscovici, obra en la cual e~contra­ ta de las representaciones sociales el conocimiento cotidiano no
mos .los ~ndamentos esenciales que hasta hoy han alimentado se adquiere de manera individual a través de lo que percibimos
las dIs.cu~lOnes ~n tomo a esta perspectiva. Comparte con el 1n- en nuestro entorno inmediato.!!
llTaCClOllismo SImbólico y diferentes concepciones sobre los Ima- Tanto las creencias como el conocimiento moral que pone-
gj¡:<~rios. ~ociales su interés por el estudio del significado y de la mos en juego en nuestra vida diaria se fundamentan en «entida-
edIfIcaclOn de signos y símbolos del lenguaje, en fin, su interés des ideales o ficticias -justicia, dinero, mercado, etc.-; no par-
por la construcción social de la realidad, para utilizar la afortu- ten de un conocimiento perceptivo» (Moscovici, 2001: 18). No
nada expresión de Berger y Luckman (1968). Si estos últimos percibimos el dinero cuando vemos un cheque bancario, sino
autores/ Castoriadis (1975) intentan responder a la pregunta
sobre como nacen las instituciones sociales, Moscovici alimenta
esa discusión poniendo el énfasis sobre la construcción del co-
- .11. Para una discusión sobre relaciones entre percepción social y representaciones
SOCiales véanse Banchs (1988), Gilly (1980), Moscovici (1982).

02 63
que tenemos una representación del dinero que está allí, ya ela- ticas sociales. Las representaciones pertenecen a la comunid~d,
borada, antes de que veamos el cheque. «Lo vemos con los ojos la comunidad misma es ca-construida por la gente en sus prac-
de la mente, para decirlo de alguna manera» (ibid.). ytícas y conversaCIOnes
. cotl'd'¡anas. 12
Con las Representaciones Sociales se inaugura una nueva
Psicología Social. Se trata de una disciplina clitíca, con sentido
histórico-social, en la cual este último adjetivo se refiere a: La subjetividad y el sujeto erl las representaciones sociales

l. Las condiciones de producción de las representaciones (me- Es necesario también subrayar que el peso de lo social no
dios de comunicación social, interacción cara a cara, comunica- conduce a negar la importancia del individuo, ni de su subjeti-
ción, lenguaje, prácticas sociales). vidad. Sandra Jovchelovítch lo ilustra cuando nos invita a inte-
2. Las condiciones de circulación de las representaciones so- rrogar desde diversos ángulos ese sujeto social individual o co-
ciales (intercambio de saberes, ubicación de las personas en gru- lectivo para comprender las representaciones que ~om~arte.
pos naturales y ubicación, también, de los grupos naturales en Debemos preguntamos, dice, quién es; cuál es su ldentldad;
contextos sociales particulares dentro de una estructura social). cuándo lo abordamos, es decir, el momento histórico de pro-
3. Las funciones sociales que cumple (construcción social de ducción de saberes; a partir de qué lugar, es decir, el contexto
la realidad en el intercambio social, desarrollo de una identidad social de esos saberes; el objetivo del sujeto que sabe, es decir,
personal y social, búsqueda de sentidos o construcción del cono- la función y consecuencia social de los saberes.
cimiento del sentido común).
Si ignoramos el sujeto, nos quedamos frente a un conju.nto de
Por otra parte, lo social en las representaciones no se polari- representaciones indiferenciadas que no hablan de la Vld~ so-
za ni hacia lo micro ni hacia lo macro: Moscovici (1961) nos cial. Las representaciones expresan identidades y afectos, lllt~­
habla de una deteITIlinación social lateral (micro) y otra central reses y proyectos diferenciados, refiriéndose así a la compleJI-
(macro) de las representaciones. La primera se relaciona con dad de las relaciones que definen la vida social. Entender su co-
nexión fundamental con los modos de vida significa entender la
nuestros grupos de pertenencia, nuestra ubicación dentro de una
identidad posible que un sistema de saberes asume en un mo-
parcela particular del mundo; la deteITIlinación central, se refie- mento histórico dado. Ahora bien, es solamente en relación con
!l' a nuestra pertenencia a una nación, un país, una cultura con
la alteridad, con los otros [oo.) que podremos entender y explicar
una historia y una memoria social que atraviesa las representa- esa identidad [Jovchelovitch, 1998: 8 n
ciones. Ahora bien, no debemos entender esas dos fOITIlas de
deteITIlinación social en un sentido causal unidireccional. A la Ese sujeto no llega a ser 10 que es sin la existencia de otroY El
par que los individuos se constituyen y constituyen sus represen- tema de la subjetividad en el estudio de las representaciones está
taciones también constituyen su mundo social, construyen y re- indisociablemente asociado a la alteridad. Fue originalmente
construyen permanentemente su propia realidad social y su pro- puesto sobre la mesa por Fernando González Rey (1994) a tra-
pia identidad personal. vés de un capítulo en que criticaba la negligencia de la teona
En síntesis, las representaciones sociales «peITIlÍten la comu-
jji~'ación al proveer un código para el intercambio social y un 12. «las representaciones son elaboraciones de grupos sociales que sirven para
código para nombrar y clasificar los diversos aspectos del mun- mantener la estabilidad de su mundo de vida particular [ ... ] están atadas a contextos
sociales, esto es, atadas a grupos y sus mundos de vida y, a situaciones y eventos que
do y de la historia individual y grupal» (Moscovici, 1973: xii). Se ocurren en esos mundos de vida y que requieren fOlmas específicas de pensar; hablar y
arraigan en la cultura, entendida como una construcción social, actuar» (Wagner, Duveen, Venna y Themel. 2.000: 4/5 00-5).
es decÍl~ como patrones estructurados de significados sucesiva- 13. Alteridad y representaciones sociales es un tema que desan'ollan di~ersos auto-
res en una obra compilada por Anuda (1998) en la que destacan los artlculos de la
mente legitimados por las diversas formas de relaciones y prác- propia Arruda, Jodelet, y Jovchelovitch.
respecto a todo lo relativo al individuo y la subjetividad. 14 A raíz mente de la idea de George Hebert Mead sobre la relación entre
de esas críticas se desanollaron dos simposios sobre Represen- el Yo y el Sí Mismo. Retlriéndose a él se pregunta y responde:
taciones Sociales y Subjetividad (el primero en el XXVIII Con-
greso Interamericano de Psicología, bajo los auspicios de la SIP, ¿Quiénes son el Yo y el Mí distintos, que se oponen uno a otro, en
Caracas, 27 de junio-2 de julio de 1999; y el segundo en la Seme la visión que Mead se hace de! sí-mismo social? El yo designa en
Conférence International sur les Représentations Sociales «Re- cada uno de nosotros una fuerza interna que se confTonta con el
présentations sociales: constructions nouvelles», auspiciada por mí, el cual es propenso a plegarse a las normas externas de la
la Maison des Sciences de l'Homme, Paris, yel CIRADE en cola- sociedad. Pero elyo es ante todo una fuerza innovadora que con-

I
noración con la Faculté des Sciences Humaines de la Université traataca con determinación, particulannente cuando un C3m-
du Québec a Montreal). El segundo de estos simposios llama la bio le parece necesario. Escribe Mead: e! individuo no ti~ne ape-
, nas derechos, no es solamente miembro de una comunidad, SlCO
atención de Moscovici, de manera que toma esta temática como
un miembro que reacciona a esa comunidad y su reacció::1 lo
eje de su conferencia central en las Terceras Jornadas Interna- transforma (ibíd.: 57].
cionales sobre Representaciones Sociales llevadas a cabo en Río
de Janeiro (2003). Nos basaremos aquí en un texto inspirado en No parece necesario detenemos más en esta interesantís:L1a
esa ponencia de este autor (Moscovici, 2005). reflexión, la incluimos aquí con el simple objetivo de aclarar, que
Puesto que el sujeto no puede ser sin la existencia de otro, la desde la perspectiva moscoviciana, el grupo y la sociedad tienen
,.;ubjetividad remite necesariamente a la alteridad, yen esa rela- tanta relevancia como el individuo y su subjetividad. Puesto que
..:ión -que recuerda la fórmula del mismo Moscovici (1984) so- el individuo no es concebible fuera de un marco social, se t::-ata
bre la psicología social como una disciplina que rompe con la
entonces de una subjetividad, ella también, social.
dicotomía sujeto objeto para introducirse en la tricotomía (ego-
Nos interesa, en segundo lugar, dedicar aquí algunas pala-
alter-objeto )-, la subjetividad no puede ser concebida como in-
bras a las relaciones existentes entre la Representación Colectiva
dividual sino como social o, como refieren múltiples autores, en
definida por Durkheim, y las Representaciones Sociales defini-
términos de intersubjetividad. Lo que desea enfatizar, en sus
palabras, es: das por MoscovicÍ. No sólo para especificar las diferendas entre
ambas, sino, y sobre todo, para llegar a un punto de paIiicular
Simplemente lo siguiente: cuando pensamos en la relación en-
interés teórico en relación con los contenidos de esta obra, esto
tre el Yo y el Otro, éste no es concebido como aquel que no es eS,las relaciones entre tradición e innovación, cultura estableci-
como nosotros, como diferente de nosotros. El otro es, al mismo da y transformación social.
tiempo, lo que me falta para existir y quien confirma de otra
forma mi existencia, mi manera de ser [Moscovici, 2005: 13].
Representaciones colectivas y representaciones sociales
Más adelante precisa: «no hay nada de especialmente origi-
nal o audaz de parte mía al declarar abiertamente que la psicolo- Émile Durkheim divide las representaciones en colectivas e
gía social es una ciencia de los fenómenos compartidos en la individuales y las atribuye a dos tipos de explicaciones: las socia-
interacción (conflicto, diálogo, influencia) y que se conoce tam- les y las psicológicas. De acuerdo con Moscovici, esa separación
bién por medio de la interacción» (ibíd.: 16). tiene su razón de ser en la necesidad de reafirmar la autonomía
Su concepción sobre la subjetividad, más nutrida por reflexio- de la nueva ciencia que estaba contribuyendo a de6nir. En el
nes de filósofos, poetas, teólogos, escritores, que por los conoci- terreno de la psicología social, dice, debemos evitar esa dicoto-
mientos producidos en las ciencias sociales, surge fundamental- mía que nos coloca en situación de «escoger entre una entidad
social que es más que la suma de sus partes y un indi',i:luo que,
14. Véase sobre subjetividad y representaciones sociales Banchs 2000, 2002a Y2002b.
enteramente constituido por atributos psicológicos internos, re-

66
67
acciona frente a un conjunto de estímulos externos» (Moscovici, tipo de conocimiento social (2001: 166). Siguiendo a Habet-mas,
1<)88: 218) No existe, desde la perspectiva de las representacio- describe las diferencias entre los espacios sociales tradicionales
nes sociales, una dicotomía individuo/sociedad (hemos discuti- y los contemporáneos. Los primeros son mucho más resistentes
do este punto en un trabajo anterior -Banchs, 1994-). a la introducción de novedades y en ellos la vida se encuentra
Al ¡"eferirse a las representaciones como colectivas, la inten- centralizada por los mandatos de las autoridades eclesiales y es-
ción de Durkheim no es sólo diferenciarlas de las individuales tadales. El espacio público, como locus de intercambios socia-
sino poner de relieve la importancia que la sociedad tiene sobre les, es sólo frecuentado por una minoría que forma parte del
el individuo: statu qua. Con el correr del tiempo se produjo lo que Habennas
ha llamado un proceso de destradicionalización de la vida públi-
Son colectivas en la medida en que están encamadas en la co- ca, dando lugar a la emergencia de un conjunto de ciudadanos
lTlunidad donde son compartidas homogéneamente POI" todos informados que ocupan espacios visibles en la calle. «La esfera
sus miembros. Son comunales, además, porque han sido com- pública y sus principios son producidos por -y sucesivamente,
partidas por varias generaciones de individuos y ejercen sobre
ayudan a producir- un espacio social en el cual la argumenta-
ellos una coerción [ ... ] ya sea bajo la apariencia de religiones,
mitos o lenguaje, ejercen una influencia sobre los individuos y ción y el diálogo racional son los puntos clave de entrada para
refuerzan de una manera uniforme sus lazos recíprocos. Las re- manejar las diferencias en las perspectivas» (ibíd.: 168).
presentaciones son entonces equiparadas a la colectividad, en Es por ello que los problemas que la teoría de las representa-
esta concepción hay una representación singular relacionada con ciones sociales se plantea son de una naturaleza distinta a los
un grupo en el cual ninguna otra representación prevalece [Mos- que se planteaba Durkheim. En este sentido Moscovici dice:
covici, ibíd.: 218].
[ ... ] desde un principio nos enfocamos en los procesos creativos,
Éste puede ser el caso hoy en día en algunos grupos particula- en la generación de los contenidos nuevos y significativos que
res, como por ejemplo las sectas o en los regímenes totalitarios o han surgido de la transformación de configuraciones sociales y
monopartidistas. Pero en la mayoría de los casos «las representa- mentales [... ] lo que teníamos en mente eran representaciones
ciones colectivas, como se las suele definir, no son ya una catego- que están siempre en el proceso de devenir (haciéndose) en el
ría general sino un tipo particular de representación entre mu- contexto de interrelaciones y acciones que están, también ellas,
chos otros con diferentes características» (ibíd.: 219). Por esa ra- haciéndose [1988: 219].
zón, al elaborar su teoría, Moscovici abandona el adjetivo
,<colectiva» y pasa hablar de representaciones «sociales». La pri- En comparación con Durkheim, quien enfatizaba la impor-
1nera (representación colectiva) en singular, las segundas (repre- tancia de una sociedad preestablecida que ejercía una coerción
sentaciones sociales) en plural: «al abandonar la palabra colectiva social sobre los individuos sin considerar la posibilidad de que
lo que deseábamos enfatizar era esa pluralidad de representacio- éstos interviniesen en su modificación, Moscovici, al tomar en
nes y su diversidad en el interior de un grupo» (ibíd.: 219). cuenta la diversidad y la originalidad de la vida contemporánea,
Sandra Jovchelovitch (2001) ofrece otra razón para explicar colocó el énfasis sobre la comunicación cara a cara entre los
las diferencias entre ambos conceptos, y es que la génesis del seres humanos, comunicación ésta que «permite que los pensa-
conocimiento social debe encontrarse en el contexto sociohistó- mientos y sentimientos individuales converjan y da pie para que
rico dentro del cual tales conocimientos han sido formulados. algo individual se convierta en algo social» (ibíd.: 220). Las re-
Los conocimientos sobre la sociedad cambian junto con el cam- presentaciones son sociales porque se modelan en la interacción
bio de las condiciones sociales; en su opinión, «las característi- entre seres humanos que construyen permanentemente sus mun-
cas estructurales de los contextos sociales son decisivas para dar dos de vida. Es por ello que, acota más adelante Moscovici, «te-
cuenta de la génesis, desarrollo y transformación de cualquier níamos que repensar las representaciones como una red de imá-

68 69
gcncs y conceptos interactivos cuyos contenidos evolucionan De acuerdo con Flick: para estudiar las representaciones so-
continuamente en el tiempo y el espacio» (ibíd.: 220). ciales <denemos que preguntarnos cómo proceder para obtener
Para distinguir entre ambos conceptos, el autor propone cen- un verdadero caleidoscopio desde múltiples enfoques, y un re-
trar la atención no sobre la diferencia durkheimiana entre re- trato del objeto bajo estudio que realmente incluya diferentes
presentaciones colectivas e individuales sino, más bien, sobre perspectivas» (1992: 47).
los tipos de relaciones entre los miembros del grupo. Reivindi- Por su parte, Sandra Jovchelovitch se refiere a la necesidad de
cando el valor de la tradición clásica y en función de este último rescatar la noción arendtiana de pluralidad en la teolización de
critelio de análisis distingue tres tipos de representaciones: las representaciones sociales. La pluralidad humana, en tanto que
pluralidad de seres singulares, implica <<la conciencia de que el
1. Las representaciones pueden ser compartidas por todos los acto significativo no puede ocurnr en solitario, y que el sujeto que
miembros de un grupo altamente estructurado -un partido, una encuentra el objeto jamás es un sujeto aislado (sin esa noción) no
nación- sin que hayan sido producidas por el grupo. Estas re-
hay como entender ni el problema de la intersubjetividad, ni el de
presentaciones hegemónicas prevalecen implícitamente en toda
práctica simbólica o afectiva. Parecen ser uniformes y coerciti- la objetividad como producción simbólica» (1998: 75).
vas. Reflejan la homogeneidad que [Durkheim] tenía en mente Así mismo, Ivana Markova define las representaciones socia-
cuando las denominó como representaciones colectivas. les como una teoría dialéctica, que no parte de elementos inva-
2. Otras representaciones son producto de la circulación de co- riantes al estilo de la ontología cartesiana, sino de complementa-
nocimientos e ideas pertenecientes a subgrupos que están más o riedades en interacción al estilo de la ontología hegeliana (1998).
menos en contacto. Cada subgrupo crea su propia versión y la Un enfoque cualitativo, hermeneútico, centrado en la diver-
comparte con los otros. Éstas son representaciones emancipa-
sidad yen los aspectos significantes de la actividad representa-
das, con cierto grado de autonomía [ ... ] y resultan de compartir
e intercambiar un conjunto de interpretaciones y símbolos. Son tiva; un uso más frecuente de referentes teóricos procedentes
sociales en virtud de la división de funciones y de la información de la filosofía, lingüística, sociología; un interés focalizado so-
que se reúne y combina a través de ellas. bre el objeto de estudio en sus vinculaciones sociohistóricas y
3. Por último hay representaciones generadas en el curso de con- culturales específicas; una definición del objeto como institu-
flictos sociales, controversias sociales, y la sociedad como un yente más que como instituido, serían, entre otras, caracterís-
todo no las comparte. Ellas están determinadas por relaciones ticas distintivas del abordaje procesual de las representaciones
antagónicas entre sus miembros e intentan ser mutuamente ex-
sociales (Banchs, 1999).
cluyentes. Estas representaciones polémicas deben verse en el
contexto de oposiciones o luchas entre grupos y con frecuencia
se expresan en términos de un interlocutor imaginario [Mosco-
vici, 1988: 221-222]. Convivencia de la tradición y la novedad

Como hemos expuesto en un texto anterior (Banchs, 1999) la El hecho de que vivamos en un mundo cada vez más variado
naturaleza del sentido común en el mundo contemporáneo es y complejo, no significa de manera alguna que la novedad susti-
versátil, diversa, caleidoscópica, la pluralidad de puntos de vista tuya la tradición eliminándola. Esta afirmación se ilustra de
que lo constituyen ha sido subrayada por diversos autores: manera evidente en casi todos los capítulos de esta obra. La cul-
En palabras de Spink, siguiendo a Geerz (1983), «al trabajar tura se inscribe, entre otros (imaginarios sociales, memoria so-
cun el sentido común no cabe catalogar los contenidos en busca cial. mitos, ritos, símbolos, lenguaje), «en los espíritus y en los
elc- lo estable y consensual porque ellos son esencialmente hete- Cuerpos, como la experiencia subjetiva de poseer unadomus [ ... )
rogéneos [ ... ]. Al profundizar en el análisis del sentido común, una arquitectura familiar de nuestros modos de ser, un estilo
nos encontramos no sólo con la lógica y la coherencia, sino tam- propio de nuestras formas de actuar juntos, de saber incidir so-
bién con la contradicción» (Spink, 1993: 123). bre los valores de nuestra lengua» (Moscovici, 1993: 78-79).

70
Este trasfondo cultural común, esa articulación entre lo so-
cial, lo cultural y lo histórico, hacen de las representaciones so- sión de los procesos que conducen a generar nuevas formas de
ciales una henamienta que nos permite estudiar los fenómenos conocimiento. .
El tema ha sido también abordado por Ivana Markova, qUien
sociales en el escenario vivo de su producción, escenario que se
sustenta sobre la base de una cultura y, sin embargo, está en al respecto señala que:
permanente proceso de reconstrucción.
La estructura de fenómenos socioculturales tales como las re-
Escenario donde creencias e ideas convencionales conviven, presentaciones so:iales tiene diversos est~tos. ~gunos compo-
se mezclan y se enfrentan permanentemente con eventos emer- nemes del ambiente social pueden devemr relativamente esta-
gentes en nuestra experiencia, con nuevas creencias e ideas pro- bles a través de generaciones y culturas mientras que otros si-
cedentes hoy, en las sociedades de la información, de las más guen siendo volátiles y específicos de épocas (y espacios)
diversas culturas. socioculturales particulares [Markova, 1996: 180].
En este sentido Denise Jodelet refiere la existencia de una
relación dinámica entre representación y orden social, haciendo Tratando de responder la pregunta relativa a aquellos con-
notar la necesidad de tomar en cuenta ... tenidos culturales que permanecen como telón de fondo en mu-
chas de nuestras visiones del mundo actual, Moscmrici intro-
[ ... ] la incidencia que las relaciones sociales concretas en una duce en la primera conferencia internacional de Representa-
colectividad dada pueden tener sobre la construcción del cono- ciones Sociales, llevada a cabo en Ravello en 1992, el concepto
cimiento, relacionando contenido y funcionamiento de ese co- de themata lS formulado por Holton (1975), porque intuye que
nocimiento no sólo con interacciones sociales sino también con
«el conocimiento común (jolk knowledge) está injertado en the-
relaciones entre grupos distintos (clase social, color. etnia, etc.) y
con relaciones de poder (político, religioso, de género, etc.) que mata canónicos que motivan o impulsan a la gente en su bús-
repiten las dimensiones propiamente culturales [ ... ] e incluyen queda cognitiva» (1992: 162). Considera que la idea de los the-
la historia [Jodelet, 2000: 23]. mata 1" ofrece una perspectiva fecunda para estudiar cómo se
generan nuevos contenidos. La define, junto con Vignaux, como
Ya en su obra original Moscovici (1961) se refena a la convi- noción ...
vencia de saberes culturales con los conocimientos recientemen-
te construidos designando este fenómeno en términos de Polifa- [... ] que indica que las disponibilidades efectivas de significa-
cia Cognitiva. En las sociedades contemporáneas, la coexistencia ción sobrepasan siempre lo que puede ser actualizado por los
de diversos modos de pensamiento que corresponden cada uno individuos y realizado por las instituciones. [ ... ] Los temas que
él modos de relación específicos entre el ser humano y su am-
atraviesan los discursos o las prácticas sociales no pueden ser
suprimidos, como se dice en el argot de las computadoras, sino
biente produce un estado de «polifacia cognitiva»; Wagner, Du-
únicamente puestos entre paréntesis, desplazados de diversas
veen, Yema y Themel señalan que el concepto de polifacia cogni- formas de un momento al otro, pero siempre son preservados
tiva subraya la importancia de «prestar atención al proceso de
cambio y transformación de los sistemas representacionales. Los 15. :-iolton se proponía identificar los componentes fundamentales en la produc-
modos de pensamiento y representaciones dentro de la cultura ción de conocimientos científicos, componentes de los cuales los investigadores no
en sociedades contemporáneas, y la propia cultura contemporá- siempre estaban conscientes. En su trabajo, y partiendo del análisis temático, que des-
de hace mucho tiempo se venía utilizando en antropología, critica del arte, musicolo-
nea, rara vez están en equilibrio sino más bien en permanente gía y otras áreas, sugiere la idea de themata y desarrolla sus funciones. que no es Frec1-
flujo y transformación» (2000: 302). Moscovici (1988) y Duveen so explir:ar aquí. El autor dice: .Muchos (quizás la mayoria) de los conceptos, meto~os
(1998) resaltan el hecho de que, si bien las representaciones so- e hipótesis de la ciencia en el pasado y en el presente, contienen elementos que funcIO-
nan como themata, que consniñen o motivan al individuo y a veces guían. nonnalizan-
ciales conciben la cultura como un patrón estructurado de cono- do o p<xarizando la comuniCad científica, y que no suelen ser explícitamente expresa-
cimientos, el foco de interés de la teona se centra en la compren- dos en los trabajos científicos» (1975: 329).
16. Plural de tema en latín.

72 -~
..~
w 73
como fuentes constantes de nuevas significaciones [Moscovici y representaciones y hasta se engendran?, ¿qué es lo que en la so-
Vignaux 1994: 37]. ciedad va a dar sentido y suscitar la emergencia y la producci5n
de discursos?» (ibíd.: 34). Esta pregunta sin lugar a dudas es
Señalan Moscovici y Vignaux que las representaciones siem- equivale:lte a la que se plantea Castoriadis cuando intenta expli-
pre se inscriben dentro de «cuadros de pensamiento preexisten- car el origen de la institución social de la sociedad. Voh'eremos
tes», que son tributarios de los sistemas de imaginarios, valores, más tarde sobre este punto.
creencias, normas y tradiciones propios de una cultura. Tienen Las representaciones y discursos surgidos ante eventos nove-
un estatus simbólico, el de «establecer un vínculo, hacer imagen, dosos se anclan en un fondo cultural común:
evocar, decir y hacer decir, compartir un sentido» (Moscovici y
Vignaux, 1994: 27) y garantizan los intercambios entre los sabe- [ ... : se organizan en términos de procesos orientados :lacia 'e-
res del pasado y la novedad: rnas comunes tomados como el origen de lo que se dará, cada
vez, como conocimientos admitidos, más aún, hasta como ideas
Ellas son sobre todo el objeto de un permanente trabajo de lo primeras. Son esas ideas primeras las que van a instruir y a
social por y en el discurso. [ ... ) Ese proceso de intercambio y m:xivar los ¡·egímenes sociales del discurso, los cuales harán que,
recomposición de ideas, es tanto más necesario cuanto que res- cada vez, debamos adoptar las ideas comunes o, al menos, com-
ponde a una doble exigencia de los individuos y de las colectivi- pcner con ellas [ibíd.: 35).
dades: de una parte, construirse sistemas de pensamiento y de
conocimiento, de otra, adoptar visiones consensuales del accio- Los tlumata son una especie de conceptos indecibles, no sucej;)-
nar, que les permitan mantener un vínculo social [p. 26]. tibIes de ser verbalizados, mientras que las creencias culturales, al
contrario. las conocemos a través de su reiterada verbalización.
A pesar de que desde un principio la teoría se refirió al aspec-
to discursivo de los conocimientos elaborados en común, este
demento esencial ha sido descuidado. Sólo tomando en cuenta . Memoria social o memoria colectiva
«los lazos profundos entre cognición y comunicación, entre ope~
raciones mentales y operaciones lingüísticas, entre información La memoria social, un tema que se remonta a los escritos de
y significación» (ibíd.: 32), podría explicarse la evolución y la Halbwachs (1925, 1941, 1950) Y Bartlett (1932), ha salido desde
[unción social de los conocimientos prácticos y populares sin la últim2c década del siglo pasado de los estantes de las bibliote-
caer en reduccionismos. cas para convertirse en tema central de discusión en diferentes
ciencias sociales tanto en Europa como en América latina (e:l
Si se admite que las representaciones sociales, en tanto que for- particular en México y Brasil). En el terreno de las representa-
mas particulares (sistemas de prescripción, de inhibiciones, de ciones sociales Denise Jodelet ha jugado un papel importante en
tolerancias o de prejuicios), participan en todas las ocasiones de esta discusiónY En el área de la psicología social se registran
la visión global que una sociedad constituye de sí misma, hace
compilaciones sobre el tema entre las cuales destacan la dirigida
falta entonces saber cómo tratar sobre el modo de esas relacio-
nes entre visiones generales y representaciones particulares, es-
por Stéphane Laurens y Nicolas Roussiau (2002)18 y la obra re-
tando las segundas inscritas en las primeras o suponiéndolas
como esclarecedoras de aquéllas. Tal es la paradoja del estudiO
de las representaciones sociales: ¿cómo pasar de lo micro-socio-
-
ció 17. Organizó en 1992 un grupo internacional en tomo a un proyecto de invesliga-
cw:;,sobre las memorias del descubrimiento de América cuando se conmemorab;¡ su
lógico a lo macro-sociológico? [ibíd.: 33). catu:: centenario, y ha publicado varios textos sobre el tema entre los que destK;¡ su
F ~ sobre la movilización de la memOlia en la ocasión del juicio que se le hicien en
ranCia en 19S4 a Klaus Barbie Oodelet, 1992),
Más adelante precisan: «la pregunta es entonces la siguiente: . cap(1 ~ De Particular interés para aclarar la noción de memoria colectiva en este libro es el
¿de dónde vienen esas ideas en torno a las cuales se constituyen t ode Jean Viaud: «Contribution a I'actualísatíon de la notíon de mémoire coIle,:tive»,

74 75
cientemente publicada bajo la coordinación de Celso Pereira de Si examinamos de qué manera nos recordamos, reconoceremos
Sá sobre Memoria, imaginario y representaciones sociales (2005). que la mayor parte de nuestros recuel~dos nos vienen en n:ente
cuando nuestros padres, nuestros amigos u otros hom~res nos
En esta última compilación, el capítulo del propio organizador
los evocan [ ... ] es en la socíedad donde el hombre adqUiere sus
ofrece un excelente conjunto de ideas y reflexiones que constitu- recuerdos, los evoca, los reconoce y los localiza [oo,]. Contemos
ve prácticamente un estado del arte en la materia. en un día el número de recuerdos que hemos evocado en nues-
Sucede con los estudios de la memoda lo mismo que con los tras relaciones directas o indirectas con otros hombres. Vere-
de la imaginación: del recuerdo y las capacidades cognitivas para mos que, la mayoría de las veces, no recurrimos a nuestra me-
recordar datos almacenados a nivel individual, se ha pasado al moria para otra cosa que para responder a p,reguntas que los
estudio de la memoda como una construcción social, retoman- otros nos plantean o que suponemos que podnan planteamos y
do así a los Oligenes de esta área de indagación sobre las relacio- que, adem ás' , para< responderlas nos colocamos•
desde delipunto
'.
nes individuo-sociedad. Entre los autores fundamentales desta- de vista de ellos y nos visualizamos como miembros e mismo
ca Maurice Halbwachs, algunas de cuyas ideas centrales reseña- grupo o de los mismos grupo,s que ellos [oo,]. No hay ~ue bus,car
¡llOS a continuación. dónde están los recuerdos, donde se conservan, en mi cereblo o
en algún reducto de mi mente al que sólo yo tendría acceso, ya
que ellos me son evocados desde fuera, y los g~pos de los que
formo parte me ofrecen a cada instante los medIOS para recons-
La memoria colectiva según Halbwachs truirlos [Halbwachs, 1925: 7].

Sin lugar a dudas, el trabajo de Halbwachs en tomo a la me- La noción de cuadros sociales de la memoria tiene por objeto
moda colectiva sienta las bases para los desarrollos postedores explicar sus modos de construcción colectiva. Entre nuestras ex-
de todas aquellas perspectivas que consideran las dimensiones periencias personales del pasado y su recuerd~ se interpone. con
sociales de la memoria.
carácter mediador un conjunto de representacIOnes compartIdas.
Su propuesta se centra en el reconocimiento del carácter so- Lo que conservamos como memoria i~dividual no son nu~s­
,-' ¡;,lmente construido de toda memoda individual. Es precisa- tras experiencias personales del pasado S1l10 l~s. represent~clO­
m~nte esto lo que aporta Halbwachs al tema que nos ocupa: los
nes colectivas de ese pasado, las cuales se mOV1lIzan a partIr de
cuadros sociales y sus dimensiones temporo espaciales como las necesidades del·presente. Los instrumentos que el individuo
marco en el que la memoria se construye. Es quizás por esta
utiliza para recomponer las imágenes del pasado, en c~ncordan­
razón que Maurice Halbwachs aparece como el autor más tra-
da con las necesidades de su presente y asegurando aSI su armo-
bajado en las publicaciones recientes. Discípulo de Durkheim,
nía existencial y su identidad, son los cuadros sociales de la me-
toma de su maestro la idea de los cuadros sociales que aquél
había definido como «categorías del entendimiento [oO.]. Los cua- moria (la familia, la religión, la clase social). Para evocar?os re-
dros sólidos que encierran el pensamiento» (en Navalles Gómez, cuerdos es necesario que nos coloquemos en la perspectIva del
¿cJu4: 94). Así mismo, Halbwachs se refiere a las representacio- grupo, sin embargo, la memoria del grupo sólo se manifiesta a
!le';; colectivas considerando que ésa fue una de las proposiciones través de la memada de sus miembros individuales.
más penetrantes de la sociología de la época. Pero a diferencia La sociedad global, y dentro de ella la clase social ~ la ~ue
de su maestro, el discípulo asume una perspectiva dinámica que pertenecemos, conforman cuadros sociales de la memona, SIe~­
reconoce la participación de los individuos en la construcción do la familia un cuadro ejemplar que reúne muchas de las condI-
de la memoria y su consiguiente status cambiante, pennanente- ciones presentes en otros grupos primarios a los que pertenece-
mente renovado. mos. Cada familia reproduce «reglas y costumbres que no de-
Para Halbwachs, si bien es el individuo quien recuerda, no penden de nosotros, que existían antes de nosotros y que fijan
existe una memoria individual sino colectiva. En la memoria nuestro lugar» (Halbwachs, 1925: 125). Las concepciones sobre
lL,,¡;\idual sólo se conservan fragmentos, imágenes: los roles familiares y la educación no dependen únicamente de

76 77
las preferencias parentales, sino de cierto número de represen- no por eso hablÍa dejado de considemr los aspectos más amplia-
taciones compartidas sobre el deber ser de la familia. Esa comu- mente sociales de los fenómenos de la memOlia [oo.] [Namer lle-
nidad de vida tiene una memoria sin la cual los recuerdos des- ga a estimar] que «el objeto final totalizan te de la vida intelec-
aparecedan. La familia estructura, a través de roles y normas, la tual de Maurice Halbwachs fue la memoria social" (ibíd.: 8). La
illemOlia de las vivencias comunes de sus miembros. focalización sobre esta instancia grupal [... ] pelmitió a Halbwachs
El autor distingue la memoria colectiva o autobiográfica v la llamar la atención sobre el proceso de construcción de la memo-
memori~ histórica. Esta última la adquirimos a través de regis- ria, pero basta tomar su descripción de lo que acontece con los
tros escntos, monumentos y pinturas, y la mantenemos viva a recuerdos de los individuos que transitan entre diferentes gru-
pos, para que se evidencie la detelminación (de la memada) por
través de conmemoraciones de fechas históricas. La memoria
el conjunto de grupos sociales. Ese efecto de sobredetermina-
histórica corresponde a hechos que generalmente no hemos vi-
ción grupal es nítidamente una forma de funcionamiento de la
vido en lo personal, es una memoria escrita por especialistas, memoda social. como lo hiciera notar Namer (1987) [Pereira de
c~yo recuerdo es estimulado de maneras indirectas como, por Sá,2005:66].
ejemplo, leyendo fuentes históricas o en conmemoraciones. En
,ste caso, el pasado es almacenado e interpretado por las institu- De acuerdo con Pereira de Sá, el elemento unificador de los
~iones sociales.
estudios contemporáneos sobre la memoria social inspirados en
La me~oria autobiográfica es la memoria de hechos que he- Halbwachs y Bartlett es la suposición de su carácter socialmente
mos expenmentado personalmente en el pasado, es estimulada construido. No son memorias fijas que se imponen, son memo-
por nuestro contacto cotidiano con los miembros de los grupos rias que se construyen con el tiempo. En este sentido, como se-
a los que pertenecemos. Tiende a cambiar con el curso del tiem- ñala Banchs en otro capítulo de esta obra, los estudios sobre
po a menos que sea reforzada periódicamente a través del con- memoria social parten del mismo principio que Mead (1932) en
tacto con personas con las que hemos compartido la experiencia lo relativo al presente como locus de la experiencia, a partir del
en ~l p~sa~o. La memoria autobiográfica no está arraigada en cual se reconstruye sucesivamente el pasado para dar sentido a
las mstltucIOnes sino en lo que Mead llamada los otros significa- los eventos emergentes. No existe una historia irrevocable, como
uvas, en otra gente. tampoco existe una memoria social única que los individuos in-
Mientras que ~a me~ori~.histórica es la reconstrucción del pa- terioricen en su proceso de socialización y mantengan intacta.
sado desde .una distanCIa cntica, la memoria colectiva es una serie Por otra parte, Pereira de Sá considera que, si bien la memo-
ele recoleccIOnes compartidas por un grupo particular cuyas imá- ria no es individual, tampoco podemos negar, desde una pers-
genes del pasado son moldeadas por las necesidades del presente. pectiva psicosocial, el papel de los seres humanos en su perma-
nente reconstrucción. En este sentido precisa:

Aportes recientes al estudio de la memoria social Teniendo en cuenta el poder que los grupos sociales, las institu-
ciones y las culturas en general ejercen sobre los procesos psico-
Pereira de Sá propone, al igual que lo propusiera en su mo- lógicos de sus miembros individuales, se habria pasado equivo-
mento Moscovici en relación con las Representaciones Sociales cadamente a localizar también en ellos el atributo de la memo-
que a~andonemos el término halbwachiano inicial de memori~ ria [ibíd.: 67].
colectIva, para acogemos al concepto de memoria social:
No debemos caer ni en un psicologismo mitigado ni en un so-
En .rigor Halbwachs usó el adjetivo colectiva prefiriéndolo al de ciologismo imperialista, sino asumir una perspectiva psicosocialoo.
s~czal con el propósito de asociar la memoria explícitamente a la
vIda del grupo que la sustentaba [oo.] pero según Namer (2000) [oo.] [que valore por igual] -y conceptualice como interdepen-
dientes- las dimensiones socioculturales y psicológicas de la
78
79
memoria social. Esto no se distancia mucho del presupuesto
avanza~o .po~ ~amer (I987) de que «hay una parte de nues~ra social. El autor hace esta diferencia apoyándose en Nade!' para
memon~ ll1dIVIdual construida por la sociedad y hay una parte quien hay una Historia Objetiva que es la serie de hechos que los
de la socIedad que funciona como memoria» (27) [ibíd.]. historiadores describen de acuerdo con ciertos criteIios «objeti-
vos y universales concernientes a sus relaciones y su sucesión, y
Má~ allá de esto, dice el autor que venimos citando, no pode- la Historia Ideológica, que describe y ordena esos hechos de acue:--
1~:?S dejar de e~ta: de acuerdo en que la construcción, actualiza- do con ciertas tradiciones establecidas. Esta segunda historia es
~IOn .Y mantemmIento de la memoria social no puede darse fue- la memoria colectiva que tiende a confundir la historia y el mito»
~a fe ~os cua~?s sociales de referencia, .Y específicamente fuera (Le GoE. 1988: 112). No siempre la historia de un grupo o de
e a InteraccIOn cara a cara en los grupos a los que pertenece- una comunidad geográfica está documentada por escrito; cuan-
mos .Y con .lo.s cuales compartimos la información que cotidiana- do no hay documentación histórica, la memoria social de las
mente recIbImos de los medios de masas. comunidades es una reconstrucción ideológica y cambiante qu~
Las relaciones entre esa concepción de m ' , se hace a través de los recuerdos que el presente evoca.
11 .1 emona, que aqUl
1 amaremos sO~Ia siguiendo las sugerencias de Pereira de Sá y Ahora bien, el tema que más ha movilizado la discusión so-
as representacIOnes sociales son evidentes La m . : 1 bre las relaciones entre Historia y Memoria ha sido el estudio
> 'tá t't'd . emona SOCIa
, :) cons 1 Ul a, como señala Agudo (2003) d' del nacionalsocialismo en Alemania, el cual se basa sobre la pre-
> t' " d 1 ,por Iversas repre-
,,,_n aClOnes e pasado; este autor la define como: sencia actual del pasado nazi en las esferas públicas y privadas.
Un foco de atención privilegiado es la cuestión de la transmisión
[ ... ] ~l conjunto de representaciones del pasado socialmente com- de la historia, tal es el caso de la obra compilada por Elisabeth
part;~as p~r u~a colectividad. Representaciones que se ubican Domanski y Harald WeIter (1999; en Leonhard, 2000), quienes
en e ImagInano social, entre la memoria histón'ca y lo ' refiriéndose al proceso de transmisión histórica en el caso ale-
d . d' 'd al s recuer-
. os In IV! U es. Entre lo que políticamente (Lavabre s f) se mán, definen la historia como «un elemento constante de la prác-
Idone. c07;0 memoria de todos y las vivencias partic~l~e~ de tica cotidiana en el que diversas instituciones, individuos y los
ca a mIem ro de la colectividad. Es la memoria compartida d
lo que ha sido vivido en común como indI'V!'d . e medios de comunicación llegan a un entendimiento sobre qué es
b d ' u o s y como mIem- lo que forma parte de la historia, o de "su historia"» (ibíd.: 8). En
.ros e u~a colectividad, reconstruida a instancias de interac-
~lOnes SOCIales y condicionada por los marcos sociohistóricos en esta definición se diluyen los límites entre historia y memoria
os q~e se produce. [De acuerdo con Halbwachs] la m . colectiva por tratarse de una historia reciente, muchos de cuyos
colectIva se con t emona actores aún viven.
f 1 d 1 .s ruye como resultado de las interacciones múl-
IP es e os mIembros de un gru d Por otra parte, diversos estudios sobre la memoria social in-
cada . b po, e manera tal que lo que
. , mIem ro del grupo recuerda es producto de esa interac tentan clasificar tipos ce memoria. Por ejemplo, Jan y Aleida
ClO~ (quedse da en el interior) de marcos sociociohistóricos [ ]- Assman (en Feichtinger, 2002) distinguen entre Memoria cultu-
conLorma os fund al '"
.
t UClOna 1b . ' ament mente, por el intrincado tejido insti ral y Memoria Comunicativa. «La memoria cultural está repre-
aJO cuya normaf" -
Iva ll1teracclOnan los miembros del sentada por objetivaciones que almacenan significados de ma-
grupo [Agudo, 2003, sp].
nera concentrada, significados compartidos por un grupo ce
gente que los da por sentados, tales objetivaciones pueden ser
Historias y memorias textos, monumentos, edificaciones, estatuas, señales» (2002: 1).
Esta memoria está incorporada a prácticas que se repiten como
Los límites entre Historia y Mem . . festivales. celebraciones. ritos y está atada a espacios públicos
tan nítidos como se de ' . onas compartIdas no son en los cuales han tenido lugar eventos significativos. En cambio,
(1988)'d se~na: Al Igual que Ha1bwachs, Le Goff
conSI era necesano dIstinguir entre Historia y Memoria la memoria comunicativa es la que se construye en las comuni-
caciones cotidianas y se caracteriza «por un alto nivel de no es-

81
pecialización, inestabilidad temática y desorganización [ ... ] los d) Memoria pública, que el autor define, siguiendo a Jedlows-
individuos activamente componen y ordenan su memoria, o re- Id. como «el campo de vida en las sociedades democráticas don-
fieren, regulan y revisan sus memorias individuales en formas de se discuten las creencias de los ciudadanos acerca de los asun-
contextuales específicas». Esta segunda definición se acerca mu- tos públicos» (ibíd.: 81), siendo la esfera pública el espacio privi-
cho al concepto de memoria colectiva de Halbwachs. legiado para observar las relaciones entre memoria y poder,
Por su parte, Pereira de Sá, recogiendo taxonomías de otros porc;ue es allí «donde proliferan los llamados usos públicos de la
autores a las que añade las propias, se refiere a cuatro tipos de histeria, donde se esgrimen los argumentos opuestos al deber de
memorias: memoria y a la necesidad de olvidar, donde las memorias se en-
cuentran cada vez más sometidas a los medios de comunicación
a) Memorias históricas documentales, que consisten en «los de masas». Este tipo de memoria fue anteriormente de~ignado
más variados registros y trazos del pasado que se encuentran por Jodelet (1992) como memoria de masas.
viliualmente disponibles para cualquier miembro de la socie-
dad, en museos y bibliotecas, bajo la forma de monumentos pú- La definición de memoria colectiva que propone Jean Viaud
blicos, y así sucesivamente» (2005: 77). Precisando que el simple subraya las relaciones entre memoria y poder a las que se refiere
acceso a documentos no indica la presencia de una memoria la memoria pública. Este autor concibe la memoria colectiva
Jocumental, <da cual sólo se constituye cuando los documentos como «una relación de poder entre grupos sociales que produce
son efectivamente utilizados por personas o grupos sociales con- un efecto de verdad -su eficacia social- el cual es logrado por
cretos» (ibíd.: 78), entre los cuales los más consolidados son los la introducción de un nivel simbólico en el discurso sobre el pa-
manuales escolares de historia y los registros proporcionados sado y por la legitimación de los discursos por instancias exter-
por los medios de comunicación, en particular la televisión. nas a;, grupo» (Viaud, 2002: 22). De acuerdo con este autor se
b) Memorias históricas orales relacionadas con la llamada his- pueden describir dos formas de memorias dominantes. La me-
toria oral, sin embargo, a diferencia de la historia oral, para quie- moria de origen es aquella que «puede ser vinculada con las dife-
nes estudian las memorias históricas orales lo que interesa no es rentes tentativas que realizan los grupos para darse un funda-
1¡reservar los registros y hechos antes de que las fuentes desapa- mento: en otras palabras, el pasado es vivido como una condi-
tacan, sino «el proceso y las circunstancias de acuerdo con los ción de existencia del grupo [ ... ] instaura una continuidad de
cuales tales memorias son construidas, reconstruidas o actuali- existencia para el grupo en la medida en que el presente sólo es
zadas por conjuntos sociales más o menos amplios y bajo dife- comprensible a la luz de ese pasado». Otro tipo de memoria al
rentes criterios, suficientemente circunscritos» (ibíd.: 79). que Viaud se refiere es la memoria ejemplar, la cual
c) Memorias prácticas, las cuales no tienen como soporte los
discursos o narrativas orales o escritas sino las prácticas socia- Se articula en torno al imperativo moral que hace del recuerdo
les. Esta clasificación se basa en la reflexión adelantada por Con- una necesidad. Esta forma se arraiga en un evento traumatizan-
nerton (1993, en Pereira de Sá) sobre «las dimensiones no na- te para la existencia del grupo [ ... ]. El pasado subsiste bajo el
lultivas o discursivas de la memoria social, que se manifiestan a modo de la imposición, es decir, necesita un tratamientü para
lLtvés de lituales, como una memoria performativa, y de prácti- ¡:oder ser asimilado por el propio grupo. Esta memoria puede
s~r calificada de ejemplar en el sentido en que se funda sobre el
cas sociales». Según Candau (1998, en Pereira de Sá) esa memo-
exemplum que le procura inicialmente su objeto para existir lue-
lia se hace sin pensarlo, «proviene de la inmersión en la socie- g:> como dispositivo de valores que se articulan con los valores
dad desde la tierna infancia más que de una transmisión explíci- compartidos por otros grupos sociales y hasta por la humanidad
la. De lo que se deriva que ella conserva, reitera y reproduce (Todorov, 1995) [Viaud, ibíd.: 23].
bastante más de lo que transforma, crea o reconstruye (p. 115)>>
[ibíd.: 80).
Tiempo y Memoria
mana, la conciencia histórica deviene un instrumento signifi-
cante en el proceso evolutivo humano. El pensamiento histórico
El tiempo es para Halbwachs lo que pemlite a los grupos cons- redefine el presente en términos de un pasado re interpretado y
truir su memoria. Hay un tiempo cronométl;co, de calendario y reconstruido y por lo tanto facilita el pasaje hacia el futuro Mead
de duraciones variables que se cOlTesponde con el tiempo vivido describe entonces la existencia humana en términos de evolu-
por los grupos y con sus relaciones con el pasado. Por su parte, la cj.:'ín, temporalidad e historicidad. La vida humana impli,:a una
memOlü histórica contribuye a la construcción de la memoria constante reconstrucción de la realidad con referencia a las con-
colectiva ofreciéndole una lectura más amplia del pasado. diciones cambiantes y nuevas situaciones emergentes [Cronk,
2000:35).
De acuerdo con Viaud las relaciones entre memoria colectiva
y tiempo se pueden enfocar desde dos puntos de vista: « Uno cons-
Los :.maginarios sociales secundarios a los que se refiere Cas-
tituido por el lugar que ocupa el pasado en las representaciones
toriadis constituyen parte de la sustancia de esas memorias
que la sociedad se hace de él. y el otro por la relación que los
compartidas.
grupos tienen con su pasado» (ibíd.: 23). Las concepciones del
tiempo son culturales y las sociedades modulan su pasado en
función de esas concepciones: «Aquellas concepciones del tiem- Lugares de la memoria
po sostenidas en una sociedad ofrecen sin duda un contexto que
interviene en la construcción del discurso de memoria en el mis- Es en su obra sobre la topografía legendaria de los Evange-
mo tenor, además, aunque bajo otro registro, que las representa- lios en Tierra Santa donde Halbwachs aborda el tema de los lu-
ciones del concepto de memoria» (ibíd.: 24). gares como parte de la memoria colectiva. De acuerdo con este
En un trabajo anterior (Banchs, 2004) hemos tratado de rela- autor, los lugares santos «han perpetuado la memoria de Cristo
cionar temporalidad, memoria social e historia. A partir de las [... J, han formado un sistema de correspondencias espaciales tra-
ideas de Mead (1932) hemos propuesto que las representaciones ducido en itinerarios para los peregrinos perpetuando así la me-
del tiempo son un elemento central a considerar en los estudios moria colectiva» (en Calvez, 2002: 213). De acuerdo con Calvez,
sobre memoria social. Las representaciones colectivas del tiem- el caso de los lugares santos estudiados por Halbwachs no es
po histórico varían de cultura a cultura, por ejemplo, las concep- singular, al contrario, «lo propio de los territorios es conservar
ciones sobre el tiempo histórico que tienen los europeos, difie- las trazas de eventos reales o supuestos. A lo largo de las é:;>ocas,
ren de las de los latinoamericanos, yen nuestros países, las con- de acuerdo con las usanzas, esas inscripciones se mantienen,
cepciones del tiempo histórico que tienen aquellos con una cultura evolucionan, desaparecen a medida que el grupo encargado de
precolombina rica y bien definida como, por ejemplo, México, perpetLar su memoria evoluciona».
~uatemala, Perú, Ecuador, son distintas de las de otros países Bonardi y Galibert distinguen entre lugares de la memoria
sm cultura precolombina estructurada como, por ejemplo, Ve- y memoria de lugares. Las ceremonias y conmemoraciones se
nezuela, Argentina, Chile. Más allá de las diferencias individua- desarrollan en lugares convertidos en símbolos de lo que es la
ks entre personas más orientadas hacia el pasado, el presente o historia de cada sociedad. En la medida en que ...
d futuro, estas características históricas inciden sobre la cultura
global y.las maneras particulares de representarse el tiempo que [... ] hacen funcionar una memoria simbólica societal, terr.porah-
predomman en cada sociedad. zan el espacio social tendiendo un puente entre el pasado (desen-
Resumiendo a Mead, Cronk señala que: cadenador), el presente (fundador) y el futuro (destinatario) y,
d~ esa forma, crean una topología simbólica [ ... ). La memoria
En virtud de que [... ) la reconstrucción del pasado es un elemen- d~ lugares es de un orden completamente distinto, reposa sobre
to importante en la organización temporal de la experiencia hu- lugares (que la preexisten y la sobrevivirán) despertando o susci-
tando la memoria que los ha hecho suyos; memoria que surge
mCIlOS del tiempo que de una simbolización del cspacio, una
especialización de la lIIemoria v de lo social [2002: 224, cursivas han sido estudiadas recicntcmente por :,ar-ios aut.ore~.I'i Si~ pre-
IluestrasJ, . nes de .
tens IO ser '
exhaustivos ni. de asumIr generalIzacIOnes

mde-
bidas, nos parece que las nocIones h.ast~ aqUl abordadas com-
Los lugares de memoria son lugares históricos fTente a los part e n en mayor
. o menor gl-ado los SIgUIentes supuestos:
cuales.l~ ~emoria «juega el papel de proveedora de unidad y
de legItImIdad para el presente y el futuro» (ibíd.: 224), son 1. El conjunto de conceptos y nociones teóricas que hemos ex-
1ligares con significado colectivo amplio. La memoria de luga- puesto en este tr:abajo intenta, ca,da uno a su manera y desde un~
L'S es más del orden de lo personal, de lo gmpal, «no funciona
I
erspectiva partIcular, explIcar como los seres huma~os constnll-
Ililciendo revivir el pasado, sino que surge de un espacio sobre P os el mundo en que vivimos y lidiamos con las tenSIOnes perma-
el cual se fija el recuerdo», lo que importa en este caso no es el
m
nentes entre tradiciones culturales y trans formaClOnes
. SOCl'ales.
momento, el tiempo, la memoria de largo plazo, sino «"la cons- 2. Otra idea fundan te en estas discusiones, abordada en la
LJUcción de un sistema de lugares y de imágenes" dispuestos mayoría de los casos de manera explícita, es la co.nc~~;:ión de la
sociedad como una red simbólica portadora de slgmficados.
sobre un recorrido [oo.], de tal suerte que el recorrido mental
3. Lo novedoso, lo emergente, genera permanentemente con-
del itinerario provoca la reminiscencia» (ibíd.), Esta memoria
flictos que nos obligan a repensar muchas de las cosas que dába-
de lugares, recurriendo a Halbwachs, funciona por evocacio-
mos por sentadas explícita o implícitamente.
iles sobre lo que allí sucedió en grupo, con otras personas, so-
4. Las ciencias sociales han evolucionado -a la par que los
[Jre hechos acontecidos que cargaron simbólicamente ese lu-
contextos sociales que les sirven de marco---- en un sentido que
gar, para convertirlo en memoria. En ellos se articulan el pIa- va de lo individual o lo social como núcleos centrales de explica-
no ~e «lo más singular (familiar, privado, secreto) y de lo más ción de la vida en sociedad, hacia una concepción psicosocial
:~Clal (grup~l relacional)>> a través del lenguaje (ibíd.: 225). que toma en cuenta la interacción entre ambas esferas sin dico-
l.oda memona social implica un tiempo, un lugar, y un otro tamizarlas, Es decir, rompen con la dicotomía individuo/sociedad.
smgular o grupal.
5. Encontramos también consideraciones históricas indican-
El tema de los imaginarios sociales latinoamericanos nos ha do una dirección que se desplaza de la creencia en un mundo
conducido por este recorrido conceptual en el que introducimos objetivo, instituido, que sólo puede cambiar a partir de las autori-
,lgunos de los conceptos que a nuestro parecer se encuentran dades religiosas o gubernamentales de cada sociedad, hacia una
l¡ ,is estrechamente relacionados con el primero. Para finalizar
concepción de sociedad como entidad socialmente cO::lstruida a
lI:t~ntaremos desarrollar aquí una síntesis de algunos principios través de la participación de todos sus miembros y de las informa-
basIcos y algunas relaciones entre unos y otros conceptos. ciones sobre eventos políticos, tragedias, conflictos, guerras, in-
venciones, informaciones científicas que sus miembro~ manejan.
6. Las sociedades contemporáneas son dinámicas, cambian,
Conclusiones
se transforman. Estamos permanentemente construyendo sig-

No tendlia sentido intentar aquí establecer las comparacio- 19. Como. por ejemplo, las relaciones entre Imaginarios y Memoria social (Agu-
l,,-'S entre I~s, t~mas teóricos abordados, primero porque selia do, 2003; Alméras, 2001), Memoria Colectiva y Memoria Social (Pereira de Sá, 2005),
Ul.'il la.~or tltamca, y segundo porque, para los fines de esta pu- Memoria Social y Representaciones Sociales (Jodelet, 1992; Roussiau y Bonardi, 2002;

bhcaclOn, parec~ más útil identificar algunos presupuestos co-


Clémence, 2002; Valencia, 2005; Banchs, 2005) Memorias, mitos y representaclOnes
(Wagner y Kronberger, 2002), Semiología y Memoria Colectiva (De Alba, 2002), Re-
munes compartIdos por ese conjunto de ideas que forma parte presentaciones Sociales y Representaciones Colectivas (Moscovici, 1988, De Alba,
2004), Representaciones Sociales y Thema (Moscovici, 1992 y Moscovici y Vignaux,
de cada uno de los capítulos sobre imaginarios latinoamerica- 1994) Representaciones colectivas e imaginm-io social (Arruda, 20.05), Representa-
nos. Así mismo, vale decir que las relaciones entre unos y otros ciones Sociales y subjetividad (Arruda, 2002; Banchs, 2002; MOSCOV1Cl, 2005): Repre-
sentaciones Sociales e imaginarios (Banchs, 2004,2005; Lozada, 2000 2004).

86
87
~ultura, y de sus produc;::iones materiales en las que se inscriben
n?s, buscando sentidos, construyendo colectivamente explica- ~ rácticas sociales y modos de vida sino, y SClbre todo, porque
cI.ones de l~s s.ucesos que atenizan en nuestro mundo. Como ~onvocan, a los fines de trabajos empíricos. a un abordaje
20
abier-
¡ ~ ~ ~.Ice Cast~nadIs: «establecer para siempre la multiplicidad de ~o holístico y emergente del objeto o caso baje estudio.
:i s~stemas sImbólIcos y su sucesión como hechos brutos a propó-
7 , por último, pareciera que las temáticas citadas comparten
sIto de lo~ cua~es .no habría nada que decir (aún menos que ha- ideales similares a los definidos por De Souza Santos (2000) cuan-
)
cer~. [Sena] ~hmmar la cuestión histórica por excelencia: la gé- do plantea que las ciencias sociales se propongan como meta el
~t ~r
nesls d~l s~ntldo, la producción de nuevos sistemas de significa- desarrollo de la solidaridad. Considerando qu= el conocimiento
R
¡'~ dos y slgnzficantes» (1975: 208, cursivas nuestras). ,:::ientífico moderno es un conocimiento regulaéor que designa el
7. ~s re~pectivas memorias sociales e históricas no tienen estado de ignorancia como caos y el estado del saber como or-
un caracter Irrevocable, el presente está permanentemente re- den, el autor nos invita a invertir esta situación para que le de-
~and~ el pasado, recomponiéndolo, para explicarse a si mismo e mos primacía a un conocimiento científico emancipador sobre
Imagmar un futuro posible. el conocimiento regulador, lo cual implica dos compromisos epis-
8. Tanto las concepciones sobre imaginarios sociales como temológicos de monta: el primero consiste en reafirmar el caos
las de re?resent~ciones sociales y memorias sociales se apoyan .¡ C3mo fonna de saber y no de ignorancia; el segundo consiste en
sobre la Idea de lIbertad, emancipación, creación y, combinadas, 1 revalorizar la solidaridad como una forma es~ífica de saber
aportanfudatlos para la comprensión entre el pasado y el presente,l que se conquista sobre el colonialismo. "E::l vez de trascender el
lo que e, o que es y lo que podría llegar a ser. '. caos, el orden coexiste con él en una forma rcás o menos tensa
9: Los estudios sobre memoria colectiva o memoria social [ ...] el caos deja de ser algo negativo, vaCÍo o informe para tener
h~n Ido .cobrando día a día mayor relevancia en diversas cien-
t.IDa positividad propia inseparable del orden. [ ... ) El caos nos
CIas SOCIales y en la psic?log~a social en particular. Esto parece convida a un conocimiento prudente para una ",ida decente».21
?enotar u~a nueva conCIenCIa en las ciencias sociales sobre la Sólo los lectores de los capítulos de esta obra podrán decir si
ImportancIa ~e la ?istoricidad y la noción de temporalidad, au- esta última hipótesis tiene sentido o refleja más bien un excesivo
sente de las dISCUSIones ~asta ~ace relativamente poco tiempo.
optimismo de los autores de este capítulo.
1.0. ~gunas concepcIOnes mtentan identificar el origen de

It los sIgrufic~dos prop?ni~ndo nociones potencialmente portado-


ras de sentido ~Imagmanos Radicales, Themata, Mitos) ubicán-
dose en los Ol~genes de la sociedad, otras intentan identificar Bibliografía
esas cons~ruccIOnes de sentido ubicándose en el presente (Re- AGUDO GUEVARA, Álvaro (2003), «Nostalgia de ~a pr~modemidad. His-
presentaCIOnes Sociales). toria de San Juan de las Galdonas en la Memoria Colectiva de habi-
1 ~: Comparando las posturas de Moscovici y Castoriadis en tantes mayores de 60 años». Ponencia presentada en las Terceras
relac~on con este último tema, podríamos decir que Moscovici Jornadas sobre Representaciones Sociales. Río de Janeiro, septiembre.
se ubIca ~ente a la pregunta del origen de nuevos conocimientos ALMÉRAS, Diane (2001), "Lecturas en tomo al concepto de imaginario:
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la SOCIedad y, almdlVIduo social.
. 12. En cierto sentido, podemos inferir de estos supuestos teó-
20. Tomado de Banchs, 2006.
ncos que comparten semejanzas con el enfoque etnográfico no 21. Tomado de Banchs, 2006.
sólo porque la etnografía se ocupa del estudio de los pueblo;, su
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