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COOPERACIÓN

DEFINICIÓN
Formando subgrupos y tumbados en el suelo, tienen que formar una letra de la palabra que
el/a monitor/a asignará, de manera que los subgrupos formen la palabra.
OBJETIVOS
Conseguir que el grupo se desinhiba y desarrollen el espíritu de colaboración.
CONSIGNAS DE PARTIDA
Todos los miembros del grupo han de saber que la colaboración es lo más importante, ya que
sin ella la realización de este juego y de otras muchas actividades de la vida cotidiana serían
imposible de realizarlas.
DESARROLLO
Se dividirá el grupo principal en subgrupos, de manera que en cada subgrupo exista el mismo
número de miembros. La palabra que el/a monitor/a asigne, se dividirá en letras y cada
subgrupo tendrá que representar esa letra. Cuando éstos se organicen, en cuanto a la
formación de las letras se pondrán “manos a la obra” y tendrán que representar dichas letras
tumbados en el suelo, siguiendo un orden para que de esta manera se forme la palabra
asignada.
EVALUACIÓN
Se realizará a los participantes una serie de preguntas como pueden ser las siguientes:
 ¿qué hemos aprendido en cuanto a la construcción de las palabras?.
 ¿ha sido fácil realizar las letras y la palabra en sí?.
 ¿cómo fue la organización y realización de letras como por ejemplo la “A”.
NOTAS
Si sabemos de antemano el número de componentes del grupo podremos prepararlo y
organizar la repartición de letras, sino, habrá que improvisar.
Diferencias entre un jefe y un líder (con infografía)
La figura del jefe siempre ha sido asociada con algo negativo; esa persona que nos controla en el trabajo,
que nos señala cuando algo está mal, a la que tememos decirle que necesitamos algo… Los últimos años, sin
embargo, tal vez a causa de la introducción al mercado laboral de nuevas generaciones con otros ideales;
más abiertas de mente, que han visto y vivido las experiencias laborales de sus padres… han traído un poco
de aire fresco y se ha empezado a hablar del “jefe ideal”, o llamado de otra manera; el líder. Alguien que
cambia el modo en el que se dirige una empresa, que ha evolucionado y aplica técnicas y psicologías más
efectivas. Pero, ¿cuáles son las diferencias entre un jefe y un líder a efectos prácticos?
Un jefe se premia a sí mismo
Un jefe raramente se hará cargo de sus errores, pero se llevará todas las medallas por los logros. No
admitirán haberse equivocado en un momento dado, no recordar algo o haber tomado una decisión que no
resulta ser la adecuada; la culpa recaerá en los demás.
Un líder premia a los demás
El líder es consciente de que los errores han de admitirse para aprender de ellos y no volver a repetirlos.
Un líder no se lleva el mérito del trabajo él solo, sino que lo comparte con los demás porque sabe que el
trabajo es en equipo y en ningún caso él solo ha podido realizar una tarea de la empresa, sino que es gracias
a la colaboración de todos en cada parte de la cadena
Un jefe es tu superior
El jefe tiene un bonito despacho, alejado del barullo de la oficina, donde no pueden acceder a él con
facilidad. No está presente en el trabajo del día a día por lo que su visión de cómo funcionan las dinámicas
de trabajo está distorsionada y no representa la realidad, sino que responde a una percepción que él o ella
toma desde la distancia. Es más difícil poder contarle los progresos y problemas porque hay que ponerle en
situación y en contexto de demasiadas cosas.
Un líder es tu compañero de trabajo
Un líder puede ser también tu superior, porque tiene más experiencia que tú, más responsabilidades… pero
se sienta con sus compañeros de trabajo y está en contacto con ellos; para solucionar problemas juntos,
para aportar soluciones e nuevas ideas fruto de su experiencia y para servir de apoyo en vez de ser la
figura que te lo pone todo más difícil.
Un jefe utiliza a las personas
Una de las principales señales de que tu superior es un jefe y no un líder es cuando le ves tratar a las
personas como “dispensables” para la empresa. Es una práctica muy común en los jefes; “si tú no puedes
hacer el trabajo, lo hará otro”. Suelen usar esa expresión como excusa para forzar a las personas a hacer
más de lo que deberían y dejar claro que en cualquier momento en el que no puedan hacerlo todo podrá
venir alguien a sustituirles.
Un líder hace crecer a las personas
Un líder apuesta por sus empleados y se mete en sus pieles. No exige niveles de trabajo que no dejen
espacio para el aprendizaje y la creatividad. Cuando un líder ve que un empleado está fallando en algunas
cosas, su primera reacción no es amenazarlo con prescindir de él y buscar a otro, sino ayudarle y
preguntarse si esa persona está bajo las condiciones de trabajo adecuadas para realizar su tarea
correctamente.
Un jefe evoca miedo
El jefe proyecta una autoridad basada en un estado de superioridad hacia sus empleados. Puede estar
sonriente un minuto y al siguiente estallar. Sus respuestas son autoritarias en vez de colaborativas. Su
opinión es la única que vale y la impone sobre la de los demás sin escuchar lo que puedan ofrecer. Con un
jefe no se establece una relación de confianza porque falta comunicación: no es la clase de persona a la que
te acercarías a comentarle un problema o a pedirle consejo, porque sabes que eso puede ir en tu contra y
que vas a encontrar un toque de atención en lugar de una mano tendida.
Un líder evoca respeto y confianza
La autentica autoridad proviene del respeto por la persona. El líder se gana el respeto cuando se involucra
en el trabajo en vez de dar únicamente ordenes, cuando demuestra a sus compañeros que se puede hablar
con él con confianza y sin temor a recibir una reprimenda por opinar distinto o por no haber hecho
exactamente lo que se había dicho; el líder valora el atrevimiento y la innovación. Al líder se le conoce, sus
compañeros de trabajo saben cómo es porque pueden establecer una comunicación fluida
Un jefe se centra en el trabajo y en los errores
El objetivo primordial de un jefe es que las cosas estén hechas; suelen tener la percepción de que cuanto
más esté hecho más se avanza, pero luego gastan energías señalando todo lo que ha salido mal, sin pararse a
pensar qué falla en el proceso; eso es problema de los demás.
Un líder se centra en la gente y en soluciones
El líder no solo busca que las cosas estén hechas, también se encarga de fortalecer y motivar a su equipo.
Los verdaderos líderes toman la iniciativa para que las cosas salgan mejor, en vez de centrarse únicamente
en señalar lo que está mal.
Un jefe piensa a corto plazo
Las decisiones que toman los jefes solucionan problemas presentes pero no futuros. Se trata en la mayoría
de casos de disposiciones rutinarias que implican poco riesgo para la empresa. El jefe no se piensa dos
veces el poner por delante los beneficios económicos del día a día a los beneficios a largo plazo. Por
ejemplo; una situación muy habitual hoy en día es encontrar empresas que contratan becarios a los que
cambian cada X meses para poder contratar a otros, y así sucesivamente, evitando pagar salarios
completos y tener a gente en plantilla. Sin darse cuenta, de que a la larga, eso afecta en la productividad
de la empresa; que ha de malgastar tiempo enseñando desde 0 a nuevos empleados constantemente.
Un líder piensa en el futuro
Las decisiones que toma un líder no tienen efectos inmediatos, sino que son una apuesta por mejoras que
llegaran con el tiempo. Por ejemplo; que sus trabajadores adquieran nuevos conocimientos en el trabajo es
un plus, conocen la filosofía de la empresa y además están aprendiendo cosas nuevas, con lo cual se
convierten en el mejor activo a largo plazo. Un líder no piensa en despedir a alguien a los pocos meses de
empezar en la empresa para ahorrar costes fiscales o en salarios, entre otras cosas; sabe que formar a
alguien de nuevo es perjudicial y representa una pérdida del tiempo invertido hasta ese momento con el
trabajador en cuestión.
Un jefe dice “Yo…”
El jefe es aquel que siempre ha de ser el centro de atención; aprovecha cualquier oportunidad para explicar
algo sobre él, sobre la cosas que ha hecho y sobre cuánto ha triunfado. Sus opiniones suelen ser las
mejores; las opiniones de los demás son desacreditadas. También es común que un jefe se muestre a sí
mismo ante los empleados como una víctima; su tiempo es más importante, sus problemas son más grandes o
sus preocupaciones son las únicas válidas.

Un líder dice “Nosotros…”


El líder da un paso atrás para dejar que salga lo mejor de su equipo y reconocerlo. No habla
constantemente de sí mismo, sino que pregunta a los demás sobre ellos. Eso implica que sus opiniones le
importan, que cree que le pueden aportar más conocimiento en vez de ser un estorbo para sus objetivos.
Así como ya habíamos dicho que el líder se involucra en el trabajo en equipo, eso hace que no se sitúe en
una posición de víctima; los demás lo ven sufrir o disfrutar en igualdad de condiciones.
Un jefe “sabe cómo se hace”
El jefe siempre alardea sobre cómo se debe hacer algo, deja claro que él sabe hacerlo y que si él puede, los
demás también. Pero pocas veces, o ninguna, se le ve haciendo lo que dice que sabe hacer. Por otra parte, el
modo correcto de hacer las cosas es el suyo, aunque no lo enseñe. Otras variaciones del proceso que
busquen mejorar son mal vistas porque son cambios a algo que “ya funciona”.

Un líder “enseña cómo se hace”


El líder sabe cómo debe hacerse algo y para que los demás también lo sepan lo hace con ellos; les muestra
sus tácticas, sus métodos, sus pautas y deja que los demás las lleven a cabo junto con él. En el proceso,
además, cabe la posibilidad de que el líder aprenda algo nuevo sobre la forma que tienen los demás de hacer
la misma tarea.

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