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1. Presentación
* La corona de Adviento
3. Propuestas de Celebraciones
* Celebración penitencial
* Cantos de Adviento
* Tradiciones de Navidad
* El Pesebre
5. Propuestas de Celebraciones
* Liturgia de Navidad
* Cantos de Navidad
6. Bibliografía
PRESENTACIÓN
Al ir terminando el año escolar los ánimos bajan, el cansancio sólo hace pensar en
ansiadas vacaciones, en las fiestas que significarán encuentros, celebraciones, intercam-
bio de regalos. Pero es precisamente en este tiempo, en que la iglesia nos invita a reno-
var nuestras fuerzas y esperanzas al prepararnos para celebrar el nacimiento del Hijo de
Dios, Jesucristo.
Esperamos de todo corazón que este subsidio les sea de utilidad, tanto a ustedes
profesores , como a los estudiantes y a toda la comunidad educativa. Para que vivamos
con sentido el adviento y la navidad, iluminados por el nacimiento de Jesús en Belén.
Les deseamos de todo corazón que en esta navidad el Niño Dios renazca en sus
corazones, en los de sus seres amados y en el de todos aquellos hermanos que están más
alejados y en búsqueda de Dios. Que seamos una Iglesia madre de misericordia, que sale
al encuentro de los demás, llegando a las periferias geográficas y existenciales.
El tiempo litúrgico de Adviento hace referencia a la venida y por ende llegada del Se-
ñor. Lo dice el mismo nombre: “adventus” (advenire: llegar). El Señor llega, viene a salvar-
nos.
Es uno de los tiempos fuertes del ciclo litúrgico que se vive durante los cuatro domin-
gos previos a la Navidad. En este tiempo nosotros esperamos la venida del Señor que se rea-
lizará el último día de la historia y celebramos la venida que se realizó en la encarnación y el
nacimiento de Jesús.
En el inicio del tiempo de Adviento resuena como antífona de todo el Año Litúrgico:
«Anunciad a todos los pueblos: Dios viene, nuestro Salvador». Al inicio de un nuevo ciclo
anual, la liturgia invita a la Iglesia a renovar su anuncio a todos los pueblos y lo resume en
dos palabras: «Dios viene». Esta expresión tan sintética contiene una fuerza siempre nueva.
No usa el pasado “Dios ha venido” ni el futuro, “Dios vendrá”, sino el presente: “Dios
viene”. Es ahora, ya. Se trata de un presente continuo, es decir, de una acción que siempre
tiene lugar: está ocurriendo, ocurre ahora y ocurrirá una vez más. En cualquier momento,
«Dios viene».
El color morado que se usa en las celebraciones, simboliza “la espera” o “esperanza” en
esta gran venida y nos recuerda que aún no estamos en la fiesta definitiva
La corona de adviento, con sus cuatro velas que semana a semana se van encendiendo,
tiene mayor intensidad y luminosidad.
SENTIDO DEL ADVIENTO
El Adviento nos invita a tomar conciencia de que Dios viene cada día. Resuena como
un llamamiento provechoso que tiene lugar con el pasar de los días, de las semanas, de los
meses: ¡Despierta! , ¡Recuerda que Dios viene!, ¡No vino ayer, no vendrá mañana, sino hoy,
ahora! El único verdadero Dios, el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob» No es un Dios que
está en el cielo, desinteresándose de nosotros y de nuestra historia, sino que es el Dios-que-
viene.
Dios Padre no deja de pensar en nosotros, respetando nuestra libertad desea encon-
trarnos, visitarnos, quiere venir, vivir en medio nuestro y permanecer en nosotros. Este
«venir» se debe a su voluntad de liberarnos del mal y de la muerte, de todo aquello que impi-
de nuestra verdadera felicidad, Dios viene a salvarnos.
Esperar la venida de Jesús. No es un puro símbolo, una expresión para situar el paso
de un período de la historia de la salvación. Cristo viene a nosotros. Esta cercanía y esta pre-
sencia de Jesucristo adquieren, en el Adviento, un aspecto especial y un carácter más
“intenso.” Se nos ofrece la gracia especial de su venida.
El Adviento nos permite tomar una conciencia más viva y completamente nueva del
amor y gracia de Dios. Él se da a conocer como aquel que nos quiere y nos invita a que ten-
gamos una mayor intimidad con su persona.
“¡Ven Señor Jesús!” Este grito se pronuncia en nosotros con sinceridad y fervor, se
convierte en una verdadera esperanza y espera del Señor. Cada día del Adviento, este “ven”
nos colma mucho más del gozo que anhelamos. Este “¡ven!” nos purifica y nos plenifica. Es
más, da a nuestra oración- en el transcurso del Adviento-, un matiz muy especial.
CORONA DE ADVIENTO
Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía ex-
presar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá
con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.
Se prepara un mes antes de Navidad. Tiene forma de círculo para recordarnos que
Dios no tiene principio ni fin, reflejando su unidad y eternidad. Se confecciona con ramas
verdes, para conservar la sobriedad propia del tiempo de espera, no lleva flores . Además su
color verde nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debe-
mos cultivar durante el Adviento.
En el circulo formado se colocan cuatro cirios (velas), que pueden ser de colores vis-
tosos o tres velas moradas y una rosada; podemos agregar un lazo rojo para representar
nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
Estos cirios se van encendiendo uno a uno, cada semana del Adviento. Los cirios
simbolizan nuestra fe y nuestra alegría por el Dios que viene. A medida que pasan las sema-
nas de Adviento, vamos aumentando la intensidad de nuestra esperanza y la confianza
puesta en el Señor.
BENDICION DE LA CORONA DE ADVIENTO
AMBIENTACIÓN
Preparar el lugar de la celebración, que sea acogedor. Armar la corona de adviento
MOTIVACIÓN
Guía: Al comenzar el Adviento renovemos el deseo de salir al encuentro de Cristo, que se hace presente en
el rostro de nuestros hermanos. Se acerca la gran fiesta de Navidad, la fiesta del Nacimiento de Nuestro
Señor Jesucristo en Belén y en nuestros corazones. Preparémonos a recibir a nuestro Salvador reuniéndo-
nos en torno a esta corona. En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que al ir encendiendo cada una de sus velas durante las semanas siguientes, disipen la oscuridad
de nuestra vida: los temores; la desesperanza… y comience a brillar la luz de tu presencia en nuestras vi-
das. Que el espíritu de oración y caridad nos prepare para recibirte y anuncie a los que nos rodean tu pre-
sencia entre nosotros.
LITURGIA DE LA PALABRA
Guía: Escuchemos la palabra de Dios. Estemos atentos al anuncio de la llegada de Nuestro Señor.
Lector: Lectura del Santo Evangelio según San Marcos ( 13, 33-37)
“Estén alerta, ya que no saben cuándo será el tiempo « En aquél tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 'Miren, vigilen pues
no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su ta-
rea, encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer o a me-
dianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y les encuentre dormidos. Lo que les digo a us-
tedes, lo digo a todos: “Velen”
Palabra de Dios.
Reflexión
Guía: El Adviento nos invita a entrar en la grandeza y trascendencia de la vocación cristiana. Dios en su
decisión amorosa de encontrarse con el ser humano se hace uno de nosotros; se entrega al servicio de las
personas: siendo Dios se hace siervo.
¿Cómo voy a prepararme para vivir este período de espera del Señor?
¿Tengo algún plan concreto para vivirlo en familia?
ORACION FINAL
Guía: Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno a esta coro-
na. Ayúdanos a vivir intensamente este Adviento y prepararnos para
recibirte. Por Cristo Nuestro Señor.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO
Motivación inicial:
Guía: Estamos en Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico, y en esta primera semana nos ponemos
en marcha hacia Cristo que viene. Preparemos nuestro corazón y pidamos a Dios que haga de nosotros una
comunidad educativa vigilante, despierta, atenta a los signos de nuestro tiempo, hombres y mujeres de
esperanza.
Canto:
Liturgia de la Palabra
Guía: Que tu Palabra Señor, nos despierte, nos haga reaccionar y nos ponga en camino. Que nuestros cora-
zones no se aletarguen por la tibieza o la comodidad, acojamos esta Buena Noticia.
(Se enciende la primera vela)
Lector: Lectura de San Pablo a los Corintios (1Co 1, 3- 9)
Hermanos: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con
ustedes. En mi Acción de Gracias a Dios les tengo siempre presentes, por la gracia que Dios me ha
dado en Cristo Jesús. Pues por él han sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en
ustedes se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecen de ningún don, ustedes que
aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. El les mantendrá firmes hasta el final, para
que no tengan de qué acusarles delante de Jesucristo Señor Nuestro. Dios os llamó a participar en la
vida de su Hijo, Jesucristo Señor Nuestro. ¡Y El es fiel!
Palabra de Dios
Reflexión
Guía: La palabra del apóstol Pablo es una llamada a ser fieles, a esperar la manifestación del Señor en nues-
tras vidas. El Señor está cerca, despertémonos. Esperemos vigilantes.
Peticiones:
Guía: Hermanos y hermanas, la salvación está cerca. Oremos con confianza al Señor que viene a salvarnos.
Digamos juntos: ¡Ven, Señor, Jesús!
1. Para que todos los que conformamos la comunidad educativa sepamos anunciar a los demás el verda-
dero sentido cristiano de la Navidad. Oremos
2. Para que la fe de todos los creyentes se despierte y actúe a través de las actitudes de la solidaridad,
del cariño, del trabajo en favor de la paz. Oremos
3. Por todos los que viven en dificultades y tienen desesperanza de la vida, para que encuentren la luz y
sentido. Oremos
4. Por todos los pueblos en guerra, por las víctimas de la violencia y por todos aquellos que juegan con
la vida humana. Para que se conviertan y pongan todos sus recursos al servicio de la vida. Oremos
5. Por todos aquellos que vigilan en la oración o en el cuidado y atención a los enfermos. Oremos
Oración Final:
Guía: Señor, te damos gracias por tu Palabra que nos despierta de nuestra desidia, flojera
y nos pone en camino. Que nuestros corazones no se aletarguen por la tibieza o la como-
didad. Queremos ser constructores de paz y de justicia.
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén
Canto final:
SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO
Motivación inicial:
Guía: Seamos hombres y mujeres alegres, de esperanza. No nos dejemos vencer por el desánimo. Nuestra
alegría no nace de tener muchas cosas, sino de haber encontrado a una persona, a Jesús; con Él nunca esta-
mos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropiece con problemas y
obstáculos que parecen insuperables. Tengamos ánimo, porque el Señor está con nosotros. Que su venida
nos llene de valentía y esperanza.
Canto:
Liturgia de la Palabra
Guía: La palabra de Dios nos invita a mirar al futuro, un mundo dibujado por el profeta de forma idílica: “el
lobo habitará con el cordero”, un tiempo nuevo en el que el fuerte no se aprovechará del débil, un mundo
sin violencia y sin agresiones. (Se encienden dos velas)
Reflexión
Guía: En un contexto de amenazas y conflictos, el profeta anima al pueblo con el anuncio de la llegada de
un rey de la Casa de David capaz de traer consigo la paz. Esta promesa encuentra su realización en Jesús.
La lectura nos invita a poner los pies en la tierra y a asumir esa espera del Señor sirviendo, trabajando. La
presencia de Dios siempre es buena noticia, especialmente en medio de las dificultades y la desesperanza;
de la violencia y la injusticia.
Peticiones
Guía: Confiados en la Palabra del Señor, confiémosle nuestras súplicas y las de todos los hombres de la
tierra. Digamos con fe: ¡Ven, Señor, Jesús!
1. Por el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y todo el pueblo de Dios para que sus vidas
sean una invitación permanente y alegre a construir un futuro más justo. Oremos
2. Por los profetas de hoy y por todos los que trabajan en favor de la reconciliación y la paz, ¡Que su es-
fuerzo haga crecer el reino de Dios! Oremos
3. Por los responsables de las naciones y por todos los que gobiernan el mundo ¡Que se esfuercen sin des-
canso en la construcción de la paz!. Oremos
4. Por todas las víctimas de la injusticia y por todos los que sufren olvidados. ¡Que encuentren en Cristo y
en nosotros aliento y esperanza! Oremos
5. Por nuestra comunidad educativa reunida hoy para celebrar la esperanza. ¡Que seamos testigos convin-
centes de lo que confesamos en esta celebración con nuestra vida. Oremos
Oración Final:
Guía: Señor, Tú que nos preparar un futuro más humano y justo, suscita en nues-
tros corazones el deseo de trabajar por la paz y la justicia. Te lo pedimos, Dios de
bondad, por Jesucristo Señor Nuestro. Amén.
Canto:
TERCERA SEMANA DE ADVIENTO
Motivación inicial:
Guía: Dios viene, viene siempre y hemos de estar vigilantes, pacientes y alegres. Salgamos a su encuentro
con fe, con gozo y tratemos de hacer de esta celebración una experiencia festiva que nos ayude a resistir, a
caminar, a celebrar y a generar esperanza.
Canto:
Liturgia de la Palabra
Guía: El recuerdo de la actuación de Dios en el pasado fundamenta la esperanza del pueblo. El futuro que
nos aguarda merece la pena, por eso, confiemos en Dios y caminemos alegres. Acojamos el mensaje del pro-
feta Isaías (Se encienden tres velas)
Peticiones:
Guía: Con confianza nos dirigimos al Dios de la alegría y le presentamos las intenciones de nuestra comu-
nidad educativa y del mundo entero. Digamos fuertemente: ¡Ven, Señor, Jesús!
1. La Iglesia es depositaria de un mensaje de alegría y paz para todos. Para que busque caminos nuevos
para transmitir este mensaje a los hombres de hoy, sedientos de felicidad. Oremos
2. El evangelio es fuente de justicia y de paz. Para que los que ejercen responsabilidades que afectan a los
ciudadanos se dejen guiar siempre por el espíritu de la paz. Oremos
3. Muchas personas de nuestro entorno sufren por la soledad, la marginación, la discriminación… Para que
el tiempo de adviento nos ayude a reconocer el dolor de los otros. Oremos
4. Para que seamos capaces de vivir la experiencia de comunión y sepamos repartir ternura y cariño a los
que viven y comparten con nosotros. Oremos
Oración Final:
Guía: Señor, Dios de la ternura y el gozo, una vez más te suplicamos que venga a nosotros tu Reino de
amor, paz y de justicia para que todos podamos experimentar tu alegría.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Canto final:
CUARTA SEMANA DE ADVIENTO
Motivación inicial:
Guía: Estamos a días de celebrar la Navidad. La Alianza de Dios con los hombres se hace carne y plenitud
en el seno de María. En ella el Espíritu realiza la Promesa de Dios. También nosotros, como María y José,
queremos acoger al Señor, queremos vivir disponibles a su iniciativa. Dios quiere seguir encarnándose aquí
y ahora y la Esperanza tiene nombre: Jesús, el Emmanuel, “Dios con nosotros”.
Canto:
Liturgia de la Palabra
Guía: Escuchemos con atención al profeta Isaías que nos dice que la espera se precisa y la esperanza se
abre paso. El profeta Isaías nos revela el gran secreto: el que viene y trae consigo la salvación es un niño pe-
queño, El Emmanuel. (Se encienden las cuatro velas).
Reflexión
Guía: La Esperanza no debe confundirse con el optimismo humano, que es una actitud más relacionada
con el estado de ánimo. Para un cristiano, la esperanza es Jesús en persona, su fuerza de liberar y volver a
hacer nueva cada vida. La espera no es pasiva, ella desata un dinamismo capaz de cambiar las cosas, de re-
novar y transformarlo todo. Con toda la comunidad educativa y la Iglesia , renovemos nuestra fe en el Señor
Jesús.
Peticiones:
Guía: El Señor está cerca. Oremos con fe por todas las personas, especialmente por los más indefensos, por
todos los que esperan tiempos mejores. Digamos: ¡Ven, Señor, Jesús!
1. Para que la Iglesia anuncie, a lo largo y ancho de la tierra, la grandeza del Señor y su testimonio mue-
va a todos los cristianos a compartir su alegría. Oremos
2. Para que la llegada de Jesús niño, renueve las esperanzas y dé sentido a tantos hombres y mujeres,
sumergidos en depresiones y angustias. Oremos
3. Por todos los enfermos que ponen su esperanza en el Señor y esperan de nosotros una palabra de
aliento. Oremos
4. Por todos los que buscan a Dios y por todos aquellos que desean celebrar el Misterio de la Navidad
con esperanza renovada. Oremos
Oración Final:
Guía: Señor, Dios con nosotros, ven y serena el corazón de todos los que hemos puesto nuestra esperanza
en Ti, para que experimentado en nuestro interior la luz de tu
presencia, nuestro testimonio genere en los demás esperanza. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Canto final:
CELEBRACION PENITENCIAL
AMBIENTACIÓN:
A modo de sugerencia, se puede preparar en el lugar en que se hará la celebración: una mesa con mantel blanco, la corona de
Adviento con las cuatro velas y los siguientes signos: Fuego; aceite y una cuna vacía. .
Además, se requieren tarjetas y lápices para los participantes.
MOTIVACIÓN
Guía: Cuando ya está tan cerca la celebración de la navidad, lo primero que necesitamos es reconocer y
acoger el misterio de la encarnación. Es decir, de la presencia de Dios que se hace hombre y habita en me-
dio nuestro. Este misterio nos sobrepasa… no podemos comprenderle. Sin embargo, siempre nos puede
sorprender. La fe es apertura al misterio, que es inabarcable. Podemos profundizar en él, pero nunca ter-
minaremos de comprenderle. Pidamos la gracia de acoger la vida de Dios en medio nuestro.
ACTO PENITENCIAL
Guía: Señor, acoge nuestras vidas, con todo lo que ellas son: gracia y pecado. Haznos partícipes de la
abundancia de tu misericordia. Nos ponemos delante de Ti, que eres principio de toda gracia salvadora.
Nos presentamos ante Ti con nuestro corazón frágil y débil.
Canto:
LITURGIA DE LA PALABRA:
Guía: En el Evangelio de San Mateo que vamos a escuchar, el personaje principal es Juan Bautista, el más
grande de los profetas judíos. Los profetas de Israel no fueron aceptados o queridos por los reyes y los
líderes religiosos de la época, porque sus mensajes denunciaban la corrupción de la autoridad política y
religiosa. Ellos invitaban a la conversión del corazón, al cambio de vida.
ORACIÓN COMUNITARIA
Todos:
Señor, levántanos con tu mano, si nos ves caídos.
Si nos ves enfermos, con heridas, cúranos con el aceite de tu Espíritu.
Si nos ves manchados, límpianos con el agua de tu Espíritu.
Si nos ves tímidos, cobardes, fríos, fortalécenos con el fuego de tu Espíritu.
Si nos ves equivocados, ciegos, enséñanos con las luces de tu Espíritu.
Si nos ves tristes y llorosos, alégranos con la risa de tu Espíritu.
Si nos ves indiferentes, egoístas, cólmanos con el amor de tu Espíritu.
Si nos ves solos, excluidos, acompáñanos con la presencia de tu Espíritu.
PETICIONES
Guía: Agradecidos, Padre por tu perdón, y confiando en tu infinita misericordia, te pedimos para que en
esta Navidad se acrecienten en nosotros deseos de bien. Digamos después de cada oración. ¡Muéstranos,
Señor, tu amor y tu ternura!.
ORACION FINAL
Guía: Te pedimos que ilumines nuestra vida con tu luz. Renueva nuestra esperanza y
alegría interior,. Enséñanos a perdonar y a ser portadores de vida nueva, trabajar por la
construcción de un mundo más humano, justo, fraterno.
En la alegría del Señor de la misericordia y del perdón, nos damos un saludo de paz.
AMBIENTACIÓN
Preparar un lugar con una imagen de María, José y el Niño, y se arna una sencilla corona de adviento con las cuatro velas.
MOTIVACIÓN
Guía: Amigo Jesús, hemos puesto en este lugar la corona de adviento. Sus verdes ramas y sus cuatro velas
simbolizan la esperanza de recibirte en navidad. Tú eres nuestro mejor regalo. Queremos preparar el
corazón para recibirte. Tú eres lo más importante en la Navidad. Vive entre nosotros: en nuestras familias,
en los amigos y compañeros, en nuestro colegio. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
Lector: Jesús amigo nos tienes aquí, con el corazón y las manos bien abiertas para recibirte. Nos traes mu-
cho Amor de parte de Dios. Despierta en nosotros el deseo de ser mejores y de ayudar a los demás amigos.
¿Qué quieres decirnos de parte de nuestro Padre Dios? Hacemos un momento de silencio para escucharlo
en nuestros corazones. Vamos a decir a Jesús que le esperamos con gozo y alegría. Que queremos amarnos
unos a otros como Él nos amó.
PETICIONES
Guía: Amigo Jesús, queremos pedirte por nuestros amigos, nuestras familias, por el mundo. Sabemos que
siempre nos escuchas. A cada petición respondemos: VEN SEÑOR JESÚS
PADRE NUESTRO
Guía: Unidos a todos los amigos de Jesús, poniendo en su corazón a todos los que aún no te conocen deci-
mos. Padre Nuestro...
ORACIÓN
Guía: En este día amigo Jesús te invitamos a nuestra casa, ¡Ven!, no tardes. Tenemos muchas cosas que
contarte, también queremos escucharte a Ti, porqué Tú vienes a la tierra para contarnos el amor que Dios
nos tiene. Abre nuestro corazón para que te quedes en él. Amén.
Canto:
CANTOS DE ADVIENTO
El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, /: Sabemos que vendrás, sabemos que estarás, par-
los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor tiendo a los pobres tu pan :/
Ven, ven, Señor no tardes; ven, que te esperamos La sed de todos los hombres sin luz, la pena y el triste
Ven, ven, Señor no tardes; ven pronto, Señor llorar El odio de los que mueren sin pan,
cansados de tanto luchar /:
Envuelto en sombría noche, el mundo, sin paz, no ve.
Buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe Sabemos que vendrás, sabemos que estarás,
partiendo a los pobres tu pan :/
Ven, ven, Señor no tardes; ven, que te esperamos.
Ven, ven, Señor no tardes; ven pronto, Señor. Traigo ante ti nuestra justa inquietud, buscar la justi-
cia y la paz. En la patena de nuestra oblación, acepta la
Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo vida Señor
le falta el cielo, al mundo le faltas Tú.
/: Sabemos que vendrás, sabemos que estarás,
Ven, ven, Señor no tardes; ven, que te esperamos. partiendo a los pobres tu pan :/
Ven, ven, Señor no tardes; ven pronto, Señor.
OYE, PADRE
Jesús será el liberador, ven y sálvanos; su brazo es fuer- Les anunciamos el gozo de Adviento
za del Señor, ven y sálvanos. Oye, Padre, el grito de tu con la segunda llama ardiendo Dios Padre en su gloria
pueblo. Oye, Cristo, ven y sálvanos nos muestra su amor, prepara tu alma a Jesús, Salvador
/:Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Se-
La marcha es dura, ciega el sol, ven y sálvanos; ñor:/
se acerca ya la redención, ven y sálvanos Les anunciamos el gozo de Adviento con la tercera
Oye, Padre, el grito de tu pueblo. Oye, Cristo, ven y llama ardiendo. El tiempo se acorta, ya viene el Señor,
sálvanos. el mundo se alegra en tan buen Redentor.
/:Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Se-
ñor:/
Les anunciamos el gozo de Adviento miren la cuarta
llama ardiendo La luz de la estrella nos lleva a Belén,
acoge a Dios Niño que ahí va a nacer.
/:Canten con gozo, con ilusión, ya se acerca el Se-
ñor:/
CANTOS DE ADVIENTO
JERUSALÉN
La palabra Navidad viene de "Natividad", la cual significa "Nacimiento". ¿El nacimiento de quién?
"de Nuestro Señor Jesucristo". Los cristianos en navidad celebramos el gran acontecimiento de la encarna-
ción. Es decir, el hecho de que Dios se hace hombre y habita entre nosotros.
La Navidad, tal como la conocemos hoy, con los signos que se utilizan, es una creación del siglo
XIX. El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América.
Los villancicos, proceden fundamentalmente del siglo XIX. Las tarjetas de navidad no empezaron a utili-
zarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846. La familiar ima-
gen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de
estos años, aunque la leyenda de Papá Noel, más antigua y compleja, proceda en parte de San Nicolás.
Con el nacimiento de Jesús el ser humano tiene acceso a todo el proyecto de Dios, pues al hacerse
uno de nosotros re-establece , restaura la relación de Dios con la humanidad. El mensaje más importante
que hoy se nos transmite es que Jesús es el hombre pleno, por lo tanto es camino de humanización y pleni-
tud para nosotros.
En Navidad, el primer proyecto divino de hacer un hombre a su imagen y semejanza, se hace realidad
en Cristo, el hombre-imagen de Dios. Los cristianos podemos ofrecer al mundo un proyecto de persona
capaz de entusiasmar, porque la vida de Jesús es entusiasmante. Jesús “se hizo carne”, se hizo parte de
nuestro ser, compañero de viaje, hermano de raza, solidario con todas las personas.
No cabe duda que muchas de las manifestaciones festivas de estos días de Navidad ocultan a veces
problemas, tristezas y soledades… y que los gestos de proximidad, de buenos deseos, de solidaridad, de
perdón, que tanto se dan en estas fechas contribuyen a que la oscuridad sea menos densa, menos
dolorosa…
Hay pocas festividades que han traspasado tan intensamente nuestra cultura como la Navidad.
Creyentes y no creyentes la celebran como una fiesta necesaria al final del año. Pero este es el punto,
porque cada uno la celebra a su modo, con sus sentidos y sin sentidos. Así mismo, el comercio se las inge-
nian para transformarla en una ocasión de consumo.
Hay diversas formas de celebrar la Navidad, pero para vivirla de verdad hay que comenzar por
acercarse espiritualmente al misterio de Navidad, contemplar al Niño Dios, darle gracias, recibirlo en
nuestros corazones con la misma ternura de María, su madre.
La alegría de la Navidad se expresa compartiéndola con familiares y amigos, pero hay que
preocuparse también de ofrecerla a los enfermos, a los que no tienen familia, o padecen cualquier otra si-
tuación dolorosa. Dios nos salva invitándonos a vivir el amor, la esperanza y la fe en el encuentro verdadero
con esos para los que “no había lugar”. Con los marginados, excluidos, maltratados y olvidados de nuestra
sociedad. El Verdadero Sentido de la Navidad es acoger con ilusión al Niño que nace en el corazón de ca-
da uno de nosotros . Jesús nació para traer el amor de Dios al mundo: es un mensaje de amor, de paz y de
ilusión. Vivir el mensaje de la Navidad significa pensar en los demás , llevar el amor a todas las personas y
trabajar por la paz.
En Navidad celebramos la presencia de Dios en el mundo, por eso es tiempo dedicado a recordar los
sentimientos y las actitudes basadas en el amor, el cariño, la generosidad, la tolerancia, el respeto, la paz…
Pero este mensaje no es exclusivo del día 25 de diciembre, sino que podemos y debemos vivirlo todos los
días del año. Haz que todos los días sea Navidad en tu vida y en la de aquellos que te rodean.
TRADICIONES DE NAVIDAD
Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente, de recordar lo que ocurrió en el
pasado. Son hechos y obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra
tradición viene del latín “traditio” que viene del verbo “tradere” que significa entregar. Se podría decir que
tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado o dejado como herencia.
Existen muchas tradiciones y costumbres de la Navidad que nos ayudan a vivir el espíritu navideño,
espíritu que se encuentra en sintonía con el misterio que se celebra.
El árbol de Navidad
Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las
ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. A este dios se le rendía culto cada
año, durante el solsticio de invierno, cuando para ellos, se renovaba la vida. La celebración de ese día con-
sistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En
torno a este árbol bailaban y cantaban adorando a su divinidad.
Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania, derribó el árbol que representaba al dios
Odín y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios. Lo adornó con manzanas y
velas, dándole un simbolismo cristiano. Las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y
los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los
hombres que aceptan a Jesús como Salvador.
Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media. Por medio de la Conquista española
y las migraciones, esta tradición llegó a América. Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron
las manzanas por esferas y las velas, por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al
mundo.
Las esferas, actualmente, simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de Advien-
to. Los colores de las esferas también tienen un significado simbólico: azules: oraciones de arrepentimiento;
plateadas: de agradecimiento; doradas: de alabanza; rojas: de petición.
Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar nuestras
vidas. También, se suelen poner adornos de diversas figuras en el árbol de Navidad. Éstos representan las
buenas acciones y sacrificios, los “regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad.
En 1843, W.E. Dobson y Sir Henry Cole hicieron las primeras tarjetas de Navidad impresas,
con la única intención de poner al alcance del pueblo inglés las obras de arte que representaban el
Nacimiento de Jesús. En 1860, Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, organizó la primera
venta masiva de tarjetas de Navidad en las que aparecía impresa la frase “Feliz Navidad”. Es una costumbre
muy bonita, pues a través de las tarjetas se puede comunicar a todos nuestros seres queri-
dos la alegría que sentimos por el Nacimiento de Cristo.
Los villancicos
Como se llamaba “villanus” al aldeano, con el tiempo, el nombre cambió a “villancicos”. Éstos
hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el
Nacimiento de Cristo. En el siglo XIII, se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de
San Francisco de Asís.. Los villancicos favorecen la participación en la liturgia de Adviento y de Navidad.
Cantar villancicos es un modo de demostrar nuestra alegría y gratitud a Jesús y escucharlos
durante el Adviento ayuda a la preparación del corazón.
La imagen de Santa Claus, el viejecito regordete y sonriente que trae regalos a los
niños el día de Navidad, tuvo su origen en la historia de San Nicolás. Nicolás nació en una
antigua provincia de Asia Menor, en el siglo IV. Se dice que fue heredero de una gran fortu-
na, la misma que dedicó a ayudar a los pobres que conocía. Nicolás era feliz ayudando a los
demás, especialmente a los pobres y a los esclavos. Era bueno, generoso y tenía un gran sentido del humor.
En cierta ocasión, el jefe de la guardia romana de aquella época, llamado Marco, quería vender como esclavo
a un niño muy pequeño llamado Adrián y Nicolás se lo impidió.
Marco quería acabar con la fe cristiana, mandó quemar todas las iglesias y a encarcelar a todos los
cristianos que no quisieran renegar de su fe. Así fue como Nicolás fue capturado y encarcelado. Los cristia-
nos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de oro echados por la chimenea el día de Navidad y la
imagen de Nicolás al salir de la cárcel, para entretejer la historia de Santa Claus, viejecito sonriente y gor-
dinflón, vestido de rojo, que entra por la chimenea el día de Navidad para dejar regalos a los niños.
Para dar un sentido cristiano a la tradición: El ejemplo de San Nicolás nos enseña a ser generosos, a
dar a los que no tienen y a hacerlo con discreción, con un profundo amor al prójimo. Nos enseña a estar
pendiente de las necesidades de los demás, a salir de nuestro egoísmo, a ser generosos no sólo con nuestras
cosas sino también, con nuestra persona y nuestro tiempo.
EL PESEBRE: “NACIMIENTO”
Con san Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana, se popularizó la devoción al pesebre.
Esto lo logró luego de visitar al Papa Honorio III en 1223, a quien entusiasmó con su idea de hacer una
representación escénica del lugar de la Natividad, por lo que contó con su aprobación.
San Francisco llegó a Greccio, la víspera de la Navidad, y con ayuda de su amigo Giovanni Velita,
construyó un pesebre y agrupó a su alrededor las imágenes de María, José, el asno, el buey e invitó a un pe-
queño grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores. Luego actuó como diácono en
la Misa de Nochebuena.
Carlos III ordenó que los “Belenes” se extendieran y popularizaran en todo el reino itálico y español.
A partir de entonces se extendió en todo el mundo cristiano la devoción al pesebre. Cada año, desde la
víspera de Navidad hasta la octava de la Epifanía, en los templos católicos se coloca un pesebre que repre-
senta el sitio del nacimiento de Cristo, con objeto de recordar a los fieles el misterio de la Encarnación y de
traer a la memoria los eventos históricos relacionados con el nacimiento del Redentor, según constan en la
Tradición y en los Evangelios.
En América, los frailes franciscanos introdujeron las costumbres navideñas cristianas utilizándolas
para la evangelización. Entre ellos, los nacimientos toman un papel importante. Quizá se ha ido distorsio-
nando el sentido del pesebre, y vemos que desde los nacimientos vivos hasta los decorados con oro y plata,
la Navidad ha terminado por ser un evento consumista y parte de una cadena comercial, dejando de lado el
mensaje de amor y paz que nos trae el Salvador.
Por ello, al celebrar la Navidad no podemos contentarnos con hacer un despliegue decorativo y lujo-
so del pesebre. Ese no es el sentido original de esta representación. Volvamos a reafirmar el sentido profun-
do del nacimiento en un humilde pesebre del Niño Dios.
Claramente el Papa Francisco lo ha manifestado: “Dios viene a habitar con los hombres, elige la tie-
rra como su morada para estar junto al hombre y dejarse encontrar allí donde el hombre vive sus días en la
alegría y el dolor. Por tanto, la tierra no es solo 'un valle de lágrimas', sino el lugar donde Dios mismo ha
puesto su tienda, es el lugar del encuentro de Dios con el hombre, de la solidaridad de Dios con los hom-
bres”
El pesebre es el escenario doméstico donde es hallado el Niño Jesús por los pastorcitos que venían a
adorarle. Luego la fe popular impone el canto de la novena al Niño Jesús, algo maravilloso en todo hogar
cristiano. El pesebre es también el sitio catequético y profético donde convergen varios sucesos de la histo-
ria de la Salvación.
AMBIENTACIÓN
A modo de sugerencia, se puede preparar un lugar que sirva para orar, celebrar. Hacer un pequeño pesebre (Belén).
Las figuras de un nacimiento, aunque sean sencillas (de yeso, de papel, plastilina). Hoja de cantos de villancicos (si no hay
coro puede utilizarse la música en CD). Conviene ensayar los villancicos y las lecturas antes de comenzar la celebración.
MOTIVACION
Guía:
Desde hace ya varias semanas la gente viene preparándose para vivir la Navidad. Los grandes
comercios se llenan de adornos; las ciudades de luces; y la televisión, de anuncios. Estamos próximos a la
gran fiesta. Pero la Navidad no es para todos igual. Unos la entienden como unos días de vacaciones; otros
ven en ella solamente unos días familiares; y otros, como los principales días de “hacer” regalos para todos.
Para nosotros los creyentes la navidad es tiempo de alegría. Nuestro gozo viene al celebrar la visita
que nos hace Jesús. Al conmemorar esta fiesta recordamos su llegada al mundo, en Belén. Allí, ya antes de
nacer, se encontró varias puertas cerradas, como la de la posada. Sin embargo, hubo también otras puertas
que se abrieron, como la del corazón de los pastores. Nuestro corazón es sencillo, pero quiere darle el calor
suficiente para que nazca de nuevo. Eso es para nosotros la Navidad, y por eso estamos alegres.
Canto: El tamborilero
PETICIONES
Guía: Así resuenan con alegría nuestros corazones porque no estamos solos. Jesús está entre nosotros.
A él le pedimos hoy:
COPROMISO
Guía: Cada uno de nosotros en unos momentos de silencio pone delante del Niño su ofrenda y un compro-
miso.
Ofrece a Jesús, como los pastores, algo tuyo: No cosas, ni objetos… Sino algún comportamiento. No
sólo de lo que tienes, sino de lo que eres. Comparte tu tiempo y también alguna de tus cosas.
Acompaña al que se encuentra solo (los abuelos, algún compañero…) Ora a Jesús en esta Navidad:
háblale de modo cercano. Pídele por los más pobres. Decora tu habitación con un detalle de Navidad
cristiana. No te olvides de asistir a Misa con tu familia en esta Navidad, pues la Navidad es una fiesta de
familia.
ORACION FINAL
Guía: Nosotros ahora ante la imagen del Niño Jesús, le pedimos mantener la alegría de su presencia y el
deseo de estar junto a Él, que es nuestra Navidad. Queremos que nazca en nuestro corazón. A la Virgen
María, su madre y nuestra madre, también le pedimos que nos ayude a mantenernos fiel a su amor en nues-
tra vida.
Con este estilo cristiano, sí tiene sentido que nos digamos unos a otros: ¡FELIZ NAVIDAD!
El camino que lleva a Belén baja hasta el valle que la nie- Vayamos, cristianos, llenos de alegría, vayamos,
ve cubrió Los pastorcillos quieren ver a su rey: le traen vayamos con fe a Belén. Hoy ha nacido Cristo,
regalos en su humilde zurrón Ropopompom – Ropo- nuestro hermano.
pompom.
Que nuestra fe te adore, que nuestro amor te
Ha nacido en un portal de Belén el niño Dios cante que nuestro ser te aclame, ¡oh! Hijo de
Yo quisiera poner a tus pies algún presente que te agra- Dios¡
de, Señor. Más Tú ya sabes que soy pobre también y no Humildes pastores dejan sus rebaños y llevan sus
poseo más que un viejo tambor Ropopompom – Ropo- dones al niño Dios Nuestras ofrendas con amor
pompom llevemos.
En tu honor, frente al portal tocaré con mi tambor. El Que nuestra fe te adore, que nuestro amor te
camino que lleva a Belén, lo voy marcando con mi viejo cante que nuestro ser te aclame, ¡oh! Hijo de
tambor Nada mejor hay que te pueda ofrecer; su ronco Dios¡
acento es un canto de amor Ropopompom – Ropopom-
pom . Cuando Dios me vio tocando ante él, me sonrió. Bendita la noche que nos trajo el día, bendita la
noche de Navidad! Desde un pesebre el Señor nos
llama.
EL NIÑO DIOS
PEREGRINACIÓN
El niño Dios ha nacido en Belén, aleluya, aleluya
Quiere nacer en nosotros también, aleluya, aleluya. A la huella, a la huella, José y María, por la pampas hela-
das, la noche olvida. A la huella, a la huella, zorzal del
Aleluya (aleluya) aleluya (aleluya) Aleluya campo; me cobijo en mi rancho, sigan andando .
(aleluya) aleluya
Florecita del campo, flor en el aire, si ninguno te arropa,
Sólo los pobres y humildes lo ven, aleluya, aleluya ¿adónde naces? ¿dónde naces florcita?, estás creciendo,
Sólo el amor nos conduce hasta él, aleluya, aleluya palomita asustada y yo sin sueño.
Aleluya (aleluya) aleluya (aleluya) Aleluya A la huella, a la huella, José y María, por un tiempo es-
(aleluya) aleluya condidos, nadie sabía A la huella, a la huella, los peregri-
nos: “préstenme una cobija para mi niño”
Hay en el cielo mensajes de paz, aleluya, aleluya
Para los hombres de fe y voluntad, aleluya, aleluya A la huella, a la huella, soles y lunas, tus ojitos de almen-
dra, piel de aceituna. ¡Ay burrito del campo! ¡Ay buey
Aleluya (aleluya) aleluya (aleluya) Aleluya vecino! “mi niño está naciendo allá en el sitio”
(aleluya) aleluya.
A la huella, a la huella, José y María, por la pampas hela-
das, la noche olvida A la huella, a la huella, José y María,
por un tiempo escondidos… nadie sabía, nadie sabía.
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