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Esto nos pone ante la necesidad de elaborar una reflexión sobre qué sea lo religioso.
A esta reflexión están dedicadas principalmente estas páginas. Desde la época del positi-
vismo, se habla con cierta frecuencia del “hecho” religioso. Con ello se pretende decir que
las religiones, con independencia de las posiciones ideológicas o teológicas de quien las es-
tudie, constituyen un fenómeno que está dado en la historia de la humanidad, y que, por
tanto, puede ser estudiado de una manera “objetiva”, tal como se estudian los hechos his -
tóricos, económicos, sociológicos, etc. Al tratarse de un hecho, la religión podría ser estu-
diada por las ciencias humanas tales como la historia de las religiones, la psicología de la
religión, la sociología de la religión, la antropología religiosa, etc. Son las llamadas “cien-
cias de las religiones”.
Las preguntas filosóficas no acaban aquí. Porque, como hemos indicado, no pode-
mos comenzar presuponiendo que ya sabemos qué es la religión, de modo que las ciencias
positivas no tendrían que hacer más que dirigirse a esos fenómenos que se pueden consi-
derar como religiosos, y hacerlos objeto de su estudio. Sin embargo, no es tan fácil decir
qué se entiende por “religión”. En realidad, la idea moderna de la religión como un “siste-
ma de creencias” no se corresponde con el significado del término latino religio, que más
bien se refería al culto a los dioses (cultus deorum), y no a los contenidos creídos de una fe.
Los griegos, por su parte, nos hablarían, por ejemplo, de “devoción” (εὐσέβεια), de “pie -
dad” (ὁσιότης), de “culto” (θρησκεία) o de algo así como “superstición” (δεισιδαιμονία),
pero, como dijimos, ninguno de estos términos se corresponde unívocamente con lo que
muchos entenderían hoy por “religión”.
De hecho, como iremos viendo a lo largo de estas páginas, las fronteras entre unas
aproximaciones y otras no siempre son tan nítidas como pudiera parecer a primera vista.
Con frecuencia, las ciencias de las religiones han tratado de responder, mediante diversas
explicaciones, a la cuestión, últimamente filosófica, sobre la verdad o falsedad de las afir-
maciones hechas por las religiones. Por otra parte, como dijimos, no parece posible hacer
ciencia de las religiones sin una idea de lo que sea la religión, y esta idea normalmente está
tomada de la fenomenología o de la filosofía. La fenomenología y la filosofía de la religión,
si quieren hablar de las religiones realmente existentes, en su riqueza y diversidad, no
pueden desatender a los resultados de las ciencias de las religiones, por más de que ellas
dispongan de sus métodos propios...