Professional Documents
Culture Documents
Aunque es válido pensar que debemos creer en las voces de las posibles
víctimas, resulta también válido e importante preguntarnos ¿qué nos falta para que
la exigencia de inclusión y equidad de género pase, más allá de ser un mero tuit,
o un eufemismo exigido por “todes y todxs”, a convertirse en una denuncia
legal, en un protocolo de género, en una reforma o política institucional clara que
implique también una serie de castigos reales.
Podríamos pensar que nuestro expresidente, el señor Vicente Fox Quezada, fue
uno de esos pioneros en México del lenguaje inclusivo, sin embargo, sus
intenciones inclusivas se fueron al traste cuando, por ejemplo, en un
enunciado de rigurosa estadística mencionó que “el 75% de los hogares de
México tienen una lavadora, y no de dos patas o de dos piernas, una lavadora
metálica”, refiriéndose a esas mujeres “máquinas” que son las amas de casa.
Ningún todos, todas y todes podría finiquitar de una vez por tod@s el machismo
de un presidente, de sus instituciones y de toda una cultura que lo ha hospedado
cómodamente por siglos.
Pero si nos vamos a clavar en el uso del lenguaje, podríamos comenzar, por
ejemplo, con reconocer un feminicidio como un feminicidio y no elucubrarlo
con eufemismos como un “asesinato más”, en eso me parece más importante
el uso adecuado de las palabras. También me parece más urgente activar la alerta
de género en una ciudad como Puebla, en vez de tener discusiones bizantinas
sobre el uso del masculino y del femenino en un discurso político.