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4.- ¡Ven, Espíritu Divino!

(Secuencia de Pentecostés)
El himno más antiguo al ES

Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo.


Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

5.- VEN, ESPÍRITU CREADOR


Rezada a diario por el Papa JPII *
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fíeles y llena de la divina gracia
los corazones, que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consolador, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y
espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, el dedo de la mano de Dios; Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne,
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y
puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti, Espíritu de
entrambos, creamos en todo tiempo. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén.
V. Envía tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos.
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu
Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su
consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

Altísimo Dios de todo lo creado, verdad infalible en quien creo, clemencia


inefable en quien espero, bondad infinita a quien me pesa haber ofendido sólo
por ser quien eres, yo te agradezco los beneficios que me hiciste esta noche, y
te ofrezco todos los pensamientos, palabras, obras y trabajos del presente día,
con intención de ganar cuantas indulgencias puedo, rogándote por los fines que
tuvieron los Sumos pontífices en concederlas y aplicándolas con todo lo que hoy
haga en satisfacción de mis pecados.

No permitas Padre mío amorosísimo, que yo te disguste en alguna de mis


acciones, apártame de los lazos que me tiene preparado el enemigo, dame
fortaleza para vencer a mi pasión dominante, has que cumpla con el fin para el
cual estoy en este mundo, inspírame lo que sea de tu mayor agrado, viviendo el
dúa de hoy como si fuera el primero de mi conversión, fervorosa, vigilante y
solícita de lo que más me importa que es la salvación de mi alma y la
amplificación de tu gloria. Así sea por los méritos de mi Señor Jesucristo, con los
cuales deseo unir los míos y por la intercesión de la siempre virgen María que
con tu majestad vive y reina. Amén.

San Miguel Arcángel defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra las


perversidades y asechanzas del demonio.

Reprímele Dios pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial, arroja al


infierno con el divino poder a satanás y a los otros espíritus malignos que andan
dispersos por el mundo para la perdición eterna de las almas.

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