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SALMOS 44

Aunque este Salmo empieza con una nota optimista, presenta un cuadro desconsolador después
de un desastre nacional, probablemente una derrota militar. No conocemos cuándo fue escrito;
algunos propusieron el tiempo macabeo, otros el de Ezequías o Josías. Podemos pensar que se
originó durante la monarquía y que fue usado después en ocasión de otras derrotas.

Otro semejante es el Salmo 85; también los Salmos 60, 80 y 74 hablan de desastres o derrotas
nacionales. Lo que destaca en este Salmo es su confesión de inocencia. Normalmente cuando
había una derrota militar consideraban que era el resultado de desobediencia a Dios y apostasía.
Pero aquí el salmista se confronta con la misma pregunta que se ve en Job: ¿por qué sufren los
justos?

El pueblo, y el salmista, no encuentran la razón de la derrota en pecado o infidelidad del pueblo,


no encuentran respuesta a su dilema. Dicen que es por ser fiel a Jehovah que están sufriendo (v.
22). Por cierto, Pablo lo cita en este mismo sentido en Romanos 8:36.

Puesto que los salmos nos enseñan a orar, este Salmo nos ofrece una enseñanza especial. Nos
enseña que, cuando nos encontramos en tales sufrimientos, y no entendemos por qué Dios no
cambia la situación, debemos recordar sus obras en el pasado (vv. 1–3), debemos seguir
confiando en él (vv. 4–8), podemos clamar a Dios (vv. 9–16), podemos ser francos con él (vv.
17–22), y sobre todo hemos de comprender que el recurso que el Salmo enseña es la oración
arraigada en una fe más profunda que la razón.

Un pasado glorioso, vv. 1–3


Nos han contado. Los hijos reciben el fortalecimiento de su fe por lo que los padres les cuentan
de las obras de Dios. La Biblia pone mucho énfasis en esta responsabilidad de los padres. Este
hecho explica la firme fe en Dios, que vemos en este Salmo, a pesar de un desastre nacional. Las
obras específicas a que se refiere son la conquista y el establecimiento en la Tierra Prometida (v.
2). Ahora el pueblo reconoce que era la obra de Dios (Jos. 24:12).

Cuan maravillosamente plantó Dios a Israel en Canaán. Esto no se debía a mérito alguno de ellos,
sino al favor y a la gracia soberana de Dios. No entraron en la tierra por las fuerzas de sus armas,
aunque disponían de muchos y de valientes guerreros, sino que ahí los plantó Dios, como un
agricultor que planta una viña de la que espera sacar fruto.

Confianza en Jehovah, vv. 4–8

En este Salmo el lenguaje alterna entre la primera persona singular, “yo”, y el plural, “nosotros”.
Algunos lo ven sólo como una variación literaria; otros creen que representa diferentes voceros.
Puede ser el rey en el v. 4, y otra vez todo el pueblo en el v. 5. En los cultos pudo haber un uso
antifonal.

El v. 4 combina una confesión de fe y una petición por la liberación. El v. 5 reafirma la confesión


de fe. Los verbos “embestir” y “pisotear” son imágenes de animales como el toro y el búfalo (cf.
1 Rey. 22:11: Deut. 33:17). Aunque en heb. los verbos son imperfectos, muchos traducen con el
presente; es lo que debe suceder y lo que suele acontecer. Los vv. 6, 7 enfatizan que no es el
esfuerzo humano sino el poder de Dios que puede dar liberación. A través de los Salmos se repite
la verdad de Zacarías 4:6: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho
Jehovah de los Ejércitos.

El v. 8 concluye esta primera parte del Salmo con alabanza. Además, resume bien la actitud del
pueblo: “En Dios nos gloriábamos todo el día (es decir, siempre), celebrando para siempre tu
nombre.

Una situación angustiosa, vv. 9–16

Sin embargo, señala un marcado contraste con las estrofas anteriores. La queja aquí (vv. 9–16)
es semejante a las quejas en las súplicas individuales. El pueblo no entiende por qué Dios no les
defiende; da la impresión que Dios está fallando.

La fuente de ayuda
44:1–26
La ayuda viene de Dios: vv. 1–3.
La victoria es dada por Dios: vv. 4–8.
La restitución es de Dios: vv. 9–16.
La fidelidad es de Dios: vv. 17–22.
La súplica es de su pueblo rescatado: vv. 23–26.

El v. 10 indica dos fases o etapas de la derrota: retroceder y nos han saqueado. Dos etapas más
se ven en el v. 11. El salmista tiene en mente el compromiso de Dios con el pueblo en el pacto;
por eso no entiende por qué Dios “vende” al pueblo a sus enemigos sin que eso sea de beneficio
para el reino de Dios (v. 12). Esto se ve más en los vv. 13 y 14, pues, por causa de esta situación,
los enemigos se burlan de los siervos de Dios.

El pueblo de Dios se queja de la miserable condición que se hallaban, bajo el poder de sus
enemigos y opresores.
1. Carecían de las señales corrientes del favor de Dios hacia ellos y de su presencia entre
ellos (V. 9).
2. Habían sido derrotados por sus enemigos en el campo de batalla (V.10) Es la misma
queja de Josué cuando fueron rechazados por el enemigo en Hay (Jos. 7:8). Se habían
desanimado y estaban confusos ante la falta de la ayuda prometida a sus antepasados.
3. Se ven abocados a la muerte y al destierro (V.11). Mataban a un israelita como se mata
a una oveja, sin escrúpulos. El pueblo de Dios se veía como un objeto de venta entre las
naciones, con la agravante de que Dios no había tenido ningún beneficio (V.12). Se
infiere: de buena gana hubiesen sufrido la humillación, si esto hubiese redundado en favor
de la gloria de Dios.
4. Se ven cargados de afrenta y de toda clase de ignominia. (V.13) Los paganos, los
extraños al pacto de Dios y a sus promesas, hacían de ello su proverbio, es decir, el tema
de sus cantos de burla. La afrenta era constante e incesante (V.15) Además, la afrenta
redundaba en desprecio de Dios, verbo deshonra traduce como blasfema (IIR. 19:3).
Declaración de inocencia, vv. 17–22

Esta sección hace hincapié en la inocencia del pueblo. Uno podría decir que están equivocados y
que se sienten orgullosos por autojustificarse. Pero en el v. 21 reconocen que Dios sabe si tienen
razón y puede corregirles, pues Dios conoce los secretos del corazón (cf. Job 11:6; 28:11). Más
bien, hemos de pensar que el salmista está enfrentando la problemática del sufrimiento de los
justos.

La estrofa también presenta una confesión negativa semejante a Job 31. Es una manera de
presentar los principios éticos; el v. 17 indica que el olvido (de la fidelidad de Dios) es malo, en
el v. 18 el “volver atrás” y el “apartarse del camino” merecerían castigo. El v. 19 muestra los
resultados normales de la apostasía, y el v. 20 condena la idolatría.

El sufrimiento no es siempre castigo, como indica el v. 22. Los cristianos pueden ser heridos por
estar en la batalla contra la maldad. Aquí el salmista señala una persecución por ser fiel a Dios
(Rom. 8:36)

En forma de apelación a su propia integridad, alegan que, aunque habían sufrido tantas
vejaciones, se habían mantenido fieles a su Dios y a su deber (V.17)

Petición de socorro, vv. 23–26

Despierta es un clamor que pide la acción inmediata de Dios, como si Dios estuviera durmiendo
(Mat. 8:25). Los israelitas sabían que Dios nunca duerme, pero claman pidiendo que actúe ahora.
El v. 24 usa la figura de “esconder el rostro” del pueblo.

Los vv. 25 y 26 dan dos motivos para la acción de Dios. El primero es su terrible situación
angustiosa. El otro es la misericordia de Dios. Misericordia es un vocablo del pacto. Dios está
ligado con su pueblo y promete mostrarle misericordia y fidelidad. El salmista, junto con su
pueblo, sabe que su único recurso es la oración con fe. A pesar de hablar tan francamente con
Dios, el Salmo no presenta una actitud de duda y rebelión, sino una actitud de fe. Nos enseña
cómo orar cuando no entendemos por qué…

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