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La pérdida de calidad del forraje no permite que los animales en pastoreo dispongan
de la cantidad adecuada para lograr las máximas ganancias de peso posibles a
campo en función de su potencial genético. Ello conduce a que la producción de carne
anual por individuo y por unidad de superficie (hectárea) sea muy baja en relación con
el potencial forrajero.
En consecuencia, la gran mayoría de las empresas ganaderas obtienen una baja
producción de carne debido al bajo consumo de materia seca, que a su vez se debe a
la baja calidad del forraje ofrecido. Para aumentar la producción de carne, entonces,
se requiere que los animales consuman la mayor cantidad de materia seca posible, y
para ello, es necesario que la calidad del pasto sea óptima
La clave está en encontrar el momento adecuado para consumir el pasto. Para ello es
básico conocer el concepto de «sitio de alimentación», que es el lugar donde el animal
puede tomar uno o varios bocados con el solo movimiento de la cabeza sin necesidad
de trasladarse. Cuanta más calidad y cantidad de pasto hay disponible en un mismo
lugar, mayor es el consumo, ya que se requiere menos tiempo para consumir el
forraje necesario a fin de lograr las máximas producciones individuales.
Una pastura que se pasa pierde calidad notablemente, y el animal tiene que elegir las hojas verdes
y frescas entre medio de un gran volumen de pasto envejecido. Este es el escenario habitual de las
pasturas subtropicales, donde se confunde muchas veces grandes volúmenes de pasto con buenas
producciones, siendo justamente al revés.
El problema no solo está en el daño ocasionado en cada pastoreo, sino que el mismo se refuerza
en cada pastoreo posterior mientras el forraje viejo no sea removido, ya que este no permite que
se produzcan nuevos rebrotes. Esto va llevando lentamente a una degradación de la pastura y
muchas veces también del suelo.
El pastoreo y la planta
La mejor forma lograr una pastura de calidad, es a través de un manejo que favorezca el
crecimiento de la planta vía las yemas axilares. Esto permite que las plantas se expandan hacia los
costados, ocupando todos los espacios y capturando la máxima luz posible, aspecto vital en el
crecimiento de la planta. De esta manera se aumenta la capacidad de fotosíntesis y se combaten
mejor las malezas al ocupar los espacios en forma más eficiente.
Una característica muy importante de este manejo es que la pastura adquiere una altura de fácil
acceso y confort (al correr el viento hay menor temperatura y menor invasión de moscas), lo que
permite al animal obtener la máxima cantidad y calidad posible de pasto.
En consecuencia, la clave está en consumir el pasto a tiempo para lograr la mayor calidad posible y
así poder consumir la mayor cantidad posible. Hablemos, entonces, del consumo.
El consumo diario se define a través de dos factores: el peso del bocado y el número de bocados
consumidos en el día. A su vez, el peso del bocado se define por el volumen del bocado (área por
profundidad del bocado) y la densidad del mismo. Por el otro lado, el número de bocados está en
función de la cantidad de horas de pastoreo.
La altura del pastoreo y la pastura
Se debe buscar, en líneas generales, bajar las pasturas, para lograr mejores rebrotes, de forma de
ofrecer sitios de alimentación donde haya la suficiente cantidad y calidad que permitan tener altas
cargas y ganancias de peso. De esta forma, la producción de carne se puede incrementar
notablemente.
Para poder manejar el pasto según el razonamiento planteado hasta aquí, la propuesta
tecnológica es el uso del pastoreo rotativo y controlado, donde el conocimiento, el razonamiento y
el sentido común son los motores que guían al ganadero en la búsqueda de los mejores resultados
posibles a partir del dinamismo que caracteriza al crecimiento de los pastos.
Factores a definir
Muchas veces se produce, más allá del manejo del ganadero, un crecimiento del
pasto tan violento que hace que las pasturas se pasen inexorablemente.
Uso de la desmalezadora y, como última herramienta para situaciones especificas, también es una
opción la quema.
El arte en el manejo del pasto, que no solo está nutrido de una inclinación personal sino también
de convicción suficiente para llevar adelante el manejo, capacidad de seguimiento, dedicación,
observación permanente, recopilación de registros básicos que permitan generar información, y
todo ello en el marco de conocimientos básicos. Por ello decimos que el manejo del pasto es una
combinación de arte con conocimientos.
Tenemos las plantas y los animales. En el medio está el hombre, como administrador de ambos
recursos dentro de una empresa cuyo objetivo es la búsqueda de la ganancia sustentable en el
tiempo. La tecnología para manejar la combinación de estos recursos es el pastoreo rotativo y
controlado, que nos permite administrar el pasto, anticiparnos al futuro al conocer el crecimiento
del mismo, lograr un orden en el sistema de producción y, finalmente, obtener resultados
productivos y económicos que generan una enorme satisfacción.
Israel
Estados Unidos
Canadá
Países Bajos
Francia.
El otro sistema utiliza los pastos para la alimentación del ganado exclusivamente, y se desarrolla
fundamentalmente en países como
Australia
Nueva Zelanda
Argentina
Uruguay
Países tropicales
En 1999 se define como pasto a la planta (gramínea o leguminosa) que tiene un crecimiento
rastrero o en forma de macolla y que, entre un corte y otro, ya sea por el diente del animal o por
la segadora es capaz de almacenar reservas en sus raíces para garantizar el rebrote, además de ser
resistente al pisoteo; en este último caso, las leguminosas no cumplen con este requisito, pero se
consideran pasto igualmente, solo que otro tipo de pasto. En tal sentido se debe aclarar que
cuando el animal consume la planta directamente en el cuartón se le llama pasto aun cuando la
planta sea forrajera o arbustiva.
La alimentación del bovino a base de pastos, constituye el sistema productivo más económico y el
que en un futuro más o menos cercano se impondrá. En países como Estados Unidos, en donde la
producción ha estado fundamentada en el uso masivo de granos, se manifiesta en la actualidad la
tendencia a la adopción del pastoreo como sistema de alimentación del ganado lechero.
Según Tejos (1995) y Domínguez et al. (2000), el mayor porcentaje de las áreas de pastos está
compuesta por especies de pastos naturales (gramíneas y leguminosas), en muchos casos
autóctonos, conformados también por especies arbustivas y arbóreas que constituyen el mayor
porcentaje de la dieta.
Estos pastos de gran poder invasivo, que han sido mejorados en las estaciones experimentales de
pastos y forrajes desde el punto de vista genético, geográfico, de suelo y de práctica de manejo.
La pastura utilizada eficientemente, se ve reflejada en los altos rendimientos por hectáreas. Esto
significa que el pasto cosechado con los tenores de proteína bruta de 10 % y energía de 63 % que
son los óptimos, harán que el animal obtenga elevadas ganancias de pesos. Es fundamental que
los alimentos estén disponibles en cantidad y calidad suficientes, permitiendo al rumiante
expresar su toda su capacidad genética de producción.