You are on page 1of 2

La dialéctica negativa según Adorno (el libro se publica en 1966)

Tal como adelantamos en la entrega anterior, esta vez nos abocaremos a Teodoro Adorno y su
definición de “Dialéctica Negativa”.
Para comprender el proceso constitutivo de las sociedades modernas post Auschwitz, Adorno
hace la formulación “Dialéctica Negativa” que define como un atentado contra la tradición.
Tratándola de liberar (a la dialéctica) de una naturaleza afirmativa. A partir de una crítica a la idea
de fundamentación, como la prioridad del pensamiento concreto. La dialéctica negativa es un
antisistema que rechaza el principio de unidad, omnipotencia y superioridad del concepto. Se trata
de una crítica inmanente que cuestiona la totalidad de lo uno.
Conceptualmente suponer una forma absoluta es una ilusión. El punto de partida de la dialéctica
es el contenido a que se refiere la crítica de la razón, la gnoseología y por eso sobrevive a la
decadencia del Idealismo, del que fue la culminación. Es por ello que procede a través de la lógica
del desmoronamiento que significa pensar en contradicciones a causa de la contradicción
experimentada en la cosa y en contra de ella. Siendo contradicción en la realidad, es también
contradicción a la realidad. Esto permite que cuando el pensamiento se arroja en lo que tiene
inicialmente frente a sí, el concepto, y se da cuenta de su inmanente antinomia, esté acariciando
ya la idea de algo más allá de la contradicción. La crítica de la misma conciencia constitutiva.
A la dialéctica le corresponde perseguir la disparidad entre pensamiento y cosa, y experimentarla
en ésta. La dialéctica no tiene por qué temer el reproche de estar poseída por la idea fija del
antagonismo objetivo, cuando en realidad la cosa ya está pacificada; nada individual encuentra su
paz en un todo sin ella. La filosofía, según la comprende Adorno, debe enfrentarse con una idea
de Georg Simmel: lo asombrosamente poco que se le nota a su historia los sufrimientos de la
humanidad. El movimiento dialéctico es autocrítica de la filosofía; en éste sentido es filosófico”.
La Dialéctica negativa significa, objetivamente, romper la imposición de identidad por medio de
la energía acumulada en esa coacción y coagulada en sus objetivaciones. Como conciencia de la
diferencia a través de la identidad, la dialéctica es, no sólo un proceso progresivo, sino también
regresivo (Cabe preguntarse hasta que punto este proceso regresivo no se emparentan con la
noción genealógica que platea Nietzsche). En éste sentido la imagen del círculo la describe
correctamente. El despliegue del concepto implica a la vez desandarlo, sintetizar y rescatar la
determinación particular de la diferencia que se perdió en el concepto. Sólo una vez realizada la
síntesis, en la unión de los factores contradictorios, se manifiesta su diferencia. Mientras no se ha
dado el paso de que ser y nada son lo mismo, ambos permanecen, con una palabra favorita de
Hegel, mutuamente <<indiferentes>>. Sólo cuando ambos tienen que ser lo mismo, se convierten
en contradictorios. En este proceso el pensamiento se ha extraviado en la identidad, capitula
fácilmente ante lo enigmático y hace del enigma del objeto un tabú para el sujeto. Todo lo que
excede el contexto, lo que queda por fuera, de lo uno, es abroquelado (defendido/argumentado)
por Adorno con el concepto de constelación. Las constelaciones representan, desde fuera, lo que
el concepto ha amputado en el interior, el plus que quiere ser por más que no lo pueda. Al reunirse
los conceptos alrededor de la cosa que hay que conocer, determinan potencialmente su interior,
alcanzando con el pensamiento lo que este eliminó necesariamente de sí. La constelación implica
que cuando una categoría cambia —la de identidad y totalidad por obra de la dialéctica
negativa—, se transforma la constelación de todas y consecuentemente otra vez cada una.
El pensamiento de la identidad es subjetivista, por más que no lo acepte. El objeto sólo puede ser
pensado por medio del sujeto; pero se mantiene siempre frente a éste como otro. En cambio, el
sujeto, ya por su misma naturaleza, es antes que todo también objeto. El sujeto es impensable, ni
siquiera como idea, sin objeto; en cambio éste lo es sin aquél. Subjetividad significa también
objeto, pero no viceversa. La expresión Dasein, sinónimo de sujeto, alude a ésta situación. Su
origen es la objetividad: el sujeto es; de ahí que tenga algo de objetivo. El sujeto como ente se
construye. Y es constituido, es decir modelado, por las sociedades de control.
Finalmente, nos permitimos indicar una última característica de la dialéctica negativa. Ella invita
a un materialismo iconoclasta (derriba todos los íconos burgueses) el cual nos señala que la
mentada liberación de los proletarios, cuando se hicieran con los medios de producción, fue falsa
y que en su lugar seguimos gobernados por una burocracia que nos constituye como sujetos
modelables, ejerciendo su dominio no sólo como imposición sino también como posibilidad de
realización.

La DN según HCF Mansilla


La DN es la lógica de la destrucción, de la decadencia. Da cuenta del proceso de declinación
histórica de la modernidad, declinación ética e intelectual del mundo. Lo fragmentario y lo
particular se une a esta lógica del pesimismo. Adorno cree que la declinación se debe a la
modernidad occidental (desarrollo tecnológico a partir del Renacimiento). Contra la tesis de
Marx sobre Feuerbach, Adorno piensa que hay que interpretar el mundo y no modificarlo. En
contra del optimismo tecnológico de Marx, Adorno piensa que la historia de la modernidad está
ligada a la historia de la autodestrucción.

You might also like