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El Poder Milagroso de la Conciencia

Patrick Bernard
El Poder Milagroso de la Consciencia Diario de Peregrinaje Interior - 2012
Traducido del Francés al Español por Prabhu Lilaraj Das Revisión y Corrección Ortotipográfica y
de Estilo por Maha Prema Devi Dasi 2013
Agradecimientos Este libro vio la luz del día poco a poco en el curso de los últimos cinco años,
mientras que milagros ocurrían durante los tratamientos sonoros individuales que yo ofrecía a mis
clientes, así como durante mis conciertos de meditaciones terapéuticas de canto vibratorio. Incluso
si no fue necesariamente la apertura del mar o la transformación del agua en vino, encuentros
inolvidables se produjeron milagrosamente, testimonios de sanaciones e informaciones me fueron
dados como por encanto. Esos encuentros y esos testimonios fueron para mí, una verdadera
multiplicación de los panes.
Las síntesis y las ideas del “Poder Milagroso de la Conciencia” tienen como punto de partida, las
conversaciones o intercambios de correos con los investigadores y los periodistas científicos los
cuales menciono aquí, así como el estudio de sus principales publicaciones. El Doctor Wayne W.
Dyer de quien las precisiones sobre el poder de la intención, me permitieron vivir en armonía con la
abundancia del Universo. El Doctor Dharma Singh Khalsa de quien las explicaciones detalladas, me
ayudaron a reactivar el poder natural de mi fuerza curativa interna. El célebre biólogo Bruce H.
Lipton quien, como científico, tiene la sinceridad de poner en tela de juicio no solamente el credo
de la evolución según Darwin, el mito del Big Bang, sino también el dogma central de la biología,
en el que los genes controlan lo viviente. El hace parte de los héroes de la verdad que tienen la
valentía de mostrar que la facultad y muchos genéticos mundialmente reconocidos, con frecuencia
no son más que fundamentalistas religiosos apegados a sus dogmas, a pesar de que se pruebe lo
contrario.
Le agradezco a Master Charles Cannon quien me dio su apoyo y tuvo la paciencia de introducirme
en la alta tecnología de las meditaciones contemporáneas, a través de las cuales pude experimentar
la conexión entre la conciencia y el campo de la coherencia universal. El periodista científico Gregg
Braden por sus investigaciones sobre la Matriz Divina, que une el tiempo y el espacio. Maestro
Tulku Thondup por sus métodos de sanación espiritual salidos del corazón del antiguo Tíbet. La
periodista de investigación Lynne Mc Taggart, por haberme provisto de pruebas de la existencia del
Campo Universal de inteligencia, que reacciona a la conciencia humana. Los neuro-científicos
Mario Beauregard y Denise O´Leary por su contundente y magnifico testimonio de la existencia del
alma (Del cerebro a Dios, Guy Trédaniel Editor). El doctor Dominique Bourdin por haber mostrado
cómo cada partícula del cuerpo humano contiene informaciones de la Totalidad y da acceso a la
Totalidad. Mi amiga Anne Givaudan por sus estudios de las formas-pensamientos en colaboración
con el Doctor Antoine Achram. Gracias a ellos, yo pude descubrir y comprender cómo mis estados
de conciencia influencian mi salud y mi vida. Mi hermana espiritual, la Doctora Suzanne Gagnon-
Haslam, MscD, de quien las terapias energéticas y las revelaciones vibratorias me inspiraron a vivir
una vida llena de positivismo y de felicidad incondicional. Muchos documentos igualmente
ayudaron a formular mis conclusiones sobre el poder de la conciencia. Yo agradezco al Doctor T.D.
Singh Bhaktisvarupa Damodara Swami por su síntesis entre la ciencia y la religión; el Doctor Dean
Radin del instituto de ciencias noeticas de Petaluma, California, por sus estudios determinantes
sobre la Conciencia del Universo; la Doctora Candace Pert por sus exitosos libros sobre las
moléculas emocionales; el Doctor Amit Goswami por sus métodos escolares sobre la Creatividad
Cuántica y la Física del Alma. Expreso una inmensa gratitud por el autor de Antimateria y
Eternidad, Su Divina Gracia A.C. Bhaktivendata Swami Prabhupada, por haberme dado la
descripción exacta del Alma Suprema, así como el método de acceso al Universo de antimateria. Él
es el ejemplo perfecto del poder luminoso que posee la conciencia para mover las montañas de la
ilusión. Expreso también un gran agradecimiento para con Swami B.R. Sridhar por sus revelaciones
inolvidables, sobre la Evolución Subjetiva de la Conciencia. Yo debo igualmente agradecer al ángel
maravilloso que cuida de mí, de una manera inmotivada y de quien la inspiración no me abandono
durante toda la escritura de este libro. No conozco su nombre exacto y sin embargo le debo muchos
momentos de gran felicidad. La mayoría del tiempo, la frases descendieron como del cielo, como si
alguien me soplara las palabras al oído. Aun soy el primero en estar asombrado. También quiero
agradecer, en particular, a Louise Cloutier por su determinación para hacer que esta obra fuese
leíble. Sin su potencia de amistad y su presencia optimista, este libro no se encontraría en su forma
final. Su ayuda preciosa me ayudó a hacer que el tema fuese más claro y fácil de leer. Gracias a su
trabajo, varios centenares de hojas manuscritas se encontraron bajo la forma de capítulos. Debo
igualmente agradecerle a Johanne Champagne, por el trabajo en el tratamiento de texto y Yamuna
Josée Lefebvre, quien me ha hecho grandes servicios transfiriendo a su computador las primeras
páginas del manuscrito. Es igualmente un placer para mí agradecer a Anurada Annick Dauphianais
por su asistencia calurosa. También quiero agradecerle a André Harvey por su ayuda sincera e
incondicional, así como a las numerosas personas que siguieron mi trabajo y me hicieron
comentarios sobre esta obra antes de su publicación, particularmente mi amiga, la terapeuta en
sanaciones energéticas, Antaranga Annie Bédard. Aprovecho esta ocasión para agradecer a mi
hermano en Dios y colega de realizaciones musicales, Mahavirya Robert Lafond, por sus
precisiones quirúrgicas sobre la naturaleza trascendental de la conciencia devocional, teniendo en
cuenta que él era el responsable de las diversas etapas técnicas de mis más recientes producciones.
Gracias a Claire y Patrick Gauthier, Yves Ducharme, Suzy, Lalita, Lilly Berubé por las sanaciones
esenias, Eugénie Francoeur por los temas controversiales que ella trata con brío en Radio-Canada;
Karuna, Sophie Saraswati, Marie-France Clément, Monique de Gaudry por las sanaciones
cuánticas, Mangalmayi Monique Devi, Claude Lariviere, y todo aquellos y aquellas que olvido,
pero que siguen a pesar de todo mi progreso y que me ayudan a conservar el curso hacia la Paz
Interior. Sean bendecidos y que todo les sea un éxito. Les agradezco y les amo. Enero 2012 1
TABLA DE CONTENIDO EPÍLOGO 2 PREFACIO 19 SÉ TIERNO CONTIGO MISMO 31 EL
CÓDIGO SECRETO DE LOS ÁNGELES 36 NO RENUNCIES 41 EL REINO ESTÁ EN
NOSOTROS 43 COHERENCIA DE EXPERIENCIAS UNIVERSALES 50 SERVICIO
INCONDICIONAL 56 EL MAESTRO DEL CORAZÓN 57 REENCARNACIÓN DE LOS
FRAGMENTOS-LUZ 60 EL PODER FORMADOR DE LO MENTAL 65 ACOGER LA GRACIA
73 PAZ MENTAL Y PAZ MUNDIAL 79 CONECTARSE AL PLAN DIVINO 82 LIBERTAD
ESPIRITUAL 85 ESTADO DE VIGILANCIA 88 UNA LLAVE MÁGICA 93 SIMPLEMENTE
RESPIRAR 97 ERES LUZ 99 TEN CONFIANZA EN EL UNIVERSO 103 LA ATRACCIÓN
SUPREMA 106 A LA IMAGEN DE LA FUENTE 110 LA CONCIENCIA DEL MEDIO
AMBIENTE 113 ENCONTRAR LAS HERRAMIENTAS ESPIRITUALES 117 ¿DE DÓNDE
VIENE EL DESTINO? 120 LIBERAR A LOS DEMÁS 123 LA CRISÁLIDA DEL CORAZÓN
127 ENCONTRAR TU CURANDERO INTERIOR 129 ENTRE EL MUNDO HUMANO Y EL
MUNDO DIVINO 134 ¿CREES EN LOS MILAGROS? 138 LA LIBERTAD DEL INFINITO 144
LA FUERZA CREADORA DE LA CONCIENCIA Y DEL AMOR 147 ERES ENERGÍA
ESPIRITUAL 150 UN NUEVO CUADRO DE CONCIENCIA 154 LIBÉRATE DE LOS LÍMITES
MENTALES 158 ACEPTAR TAL CUAL ES 163 EL ESPEJO DE NUESTRAS CREENCIAS 167
EL SENDERO INACABADO 173 ACÉPTATE TAL CUAL COMO ERES 178 RECONCILIARSE
CONSIGO MISMO 184 EL APOCALIPSIS INTERNO 188 2 Epílogo Hacia una nueva revolución
de la conciencia ¿Por qué hablar de milagro? Porque yo creo que con todo lo que tenemos hoy en la
existencia de un principio organizador omnipresente en la materia, un ser humano equipado de todo
el conocimiento a su alcance, no puede continuar siendo ignorante del milagro permanente, presente
ante sus ojos. ¿Por qué persistiríamos visceralmente en creer, que la aparición y la organización de
los nucleótidos del ADN provienen de la materia bruta o de un azar feliz, cuando todos los
descubrimientos en biología como en física nos prueban al contrario, la presencia de un principio
inteligente? Las probabilidades de organización espontánea, o por el azar, de estructuras complejas
son… ¡cero probabilidades! Esto significa que, desde un punto de vista científico, no existe ninguna
probabilidad que la vida provenga de la materia inerte. Las altas investigaciones en biología
muestran claramente, que la aparición de la vida parece venir de un milagro. Ninguna arquitectura
de partículas sub atómicas puede justificar la aparición de un arreglo tan minucioso como la
codificación del ADN. Hoy en día, para estar en acuerdo con la manera con la que se percibe la
materia en los laboratorios, un ser civilizado es llamado a reconocer la presencia de una voluntad
espiritual que dirige los comportamientos de la vida sobre la Tierra. El milagro es una insinuación
del Espíritu. El siglo XXI será definitivamente espiritual. El vínculo entre la conciencia y el
conjunto del organismo está bien documentado. Según la naturaleza de nuestros pensamientos, que
se trate de un sentimiento de felicidad, de estrés o de tristeza, el sistema inmunitario entra a captar y
emitir una multitud de mensajes. Es verdad que las endorfinas son un tipo de bisagra entre los
nervios y la inmunidad, pero sin embargo, son los estados de ánimo de nuestra conciencia, los que
envían la primera señal. Tomemos un ejemplo: usted decide entrar en resonancia con la siguiente
afirmación positiva según el método de autosugestión de Coué, padre de la visualización creadora,
“todos los días, a todo punto de vista, yo estoy bien y cada vez mejor”. ¿Qué pasa entonces? El
estímulo cognitivo que haces resonar en ti y a tu alrededor es captado por el cerebro. La afirmación
actúa en el hipotálamo, el cual empieza a segregar el factor 3 andrenocorticotropo (o CRH). Esto
provoca una reacción en la hipófisis que comienza a segregar endorfinas. Los inmunocitos entran a
hacer lo mismo. Y los linfocitos comienzan también a segregar endorfinas al mismo tiempo.
Continúa repitiendo la frase mágica y sintiendo sus vibraciones tonificantes. “todos los días, a todo
punto de vista, yo me siento realmente bien y cada vez mejor”. Y el proceso prosigue su labor: las
endorfinas actúan entonces en el sistema nervioso, el corazón, los pulmones, el sistema digestivo, el
sistema sanguíneo y finalmente en el conjunto del cuerpo. ¡Imagina la potencia vibratoria de los
mantras de sanación de la medicina milenaria ayurvédica! ¿Qué quiere decir todo eso? Significa que
por el hecho de dirigir nuestra conciencia, nos es totalmente posible actuar sobre el comportamiento
hormonal, para entonces actuar en el conjunto del sistema inmunitario. ¿En dónde se encuentra
exactamente, ese famoso sistema del cual se habla tanto? Se podría decir que no se encuentra en un
lugar preciso, pero que está esparcido en el cuerpo como un tipo de córtex informado. Él puede
aparentemente desplazarse de un órgano a otro, según las necesidades. Es un sistema inteligente, el
cual está noche y día a la escucha de nuestra conciencia. Este método podría ser un complemento
eficaz a la toma de medicamentos o a la preparación de las intervenciones quirúrgicas. Todas esas
pistas de reflexión nos llevan hacia puntos de convergencia. Una revolución de la conciencia está a
nuestro alcance. Sin embargo, la ausencia de voluntad política no le permite aun llegar a toda la
población, pero no por mucho tiempo. La evolución de las investigaciones en biología y física, nos
dirigen hacia una modificación de nuestros esquemas referenciales de la terapéutica y de la
espiritualidad. Antes de Einstein, el espacio y el tiempo eran dos cosas consideradas como
separadas. Hoy se sabe que el espacio-tiempo esta unificado. Igualmente, la medicina y la
espiritualidad son aún dos cosas, que al espíritu cartesiano le cuesta unificar. Somos llamados sin
embargo, a re actualizar el vínculo estrecho que une al alma espiritual con el cuerpo físico. Nuestro
próximo deber será el de darnos cuenta que el espíritu consciente y el cuerpo, están estrechamente
vinculados como lo están el tiempo y el espacio. Necesitamos una visión global de la noción de
Vida armónica. Esta nueva visión incluirá a la conciencia, es decir la manera con la que concebimos
al mundo, nuestros prejuicios auto bloqueantes, las personas que nos rodean y que son diferentes a
nosotros, así como el conjunto de nuestras creencias y opiniones hechas. No es para nada realista
reducir las características de una 4 persona humana a las de sus más pequeños compuestos.
Nuestros estilos de vida y nuestros estilos de conciencia, tienen tanta importancia como nuestras
influencias del medio ambiente. Debe haber un equilibrio entre nuestros sentimientos y los diversos
compuestos de nuestro cuerpo físico. Es evidente que en el fenómeno de la sanación, el aspecto
físico está implicado. ¡Pero está lejos de ser el único elemento! Los aspectos conciencia sociológica,
psicológica, emocional, espiritual, todos esos elementos juegan un papel mucho más grande que lo
que piensan los poseedores del pensamiento reduccionista. En Rusia como en el extremo Oriente,
las investigaciones están dirigidas ahora hacia una sincronía entre el cuerpo y el espíritu. En Brasil,
existen clínicas en las cuales doctores altamente calificados sanan y curan gracias al único medio de
la oración y de la intervención espiritual. Las sanaciones promulgadas en esos establecimientos son
incluso reembolsadas por el gobierno. ¿Qué esperamos? El Occidente tarda en darse cuenta que
desde ya, hay millones de personas haciendo “transurfing” en las olas de su realidad cognitiva.
Afortunadamente, el tsunami de la conciencia tocará muy pronto al mundo entero. La paz y el
equilibrio del globo dependen de eso. La conciencia lo es todo, el miedo al virus no es nada. El
virus no puede hacer nada cuando el terreno está suficientemente fuerte para vibrar en armonía con
él mismo y con el resto del cosmos. Muchos sabios (el profesor Cannenpasse-Riffard en particular,
en su majestuosa síntesis entre la biología, la medicina y la física cuántica), han demostrado que la
enfermedad aparece en primer lugar como un desequilibrio interior. La armonía se rompe, lo que
provoca un cambio de terreno y la aparición de síntomas psico-fisiológicos. Por el trabajo en la
conciencia, podemos ayudar al cuerpo a recobrar su tendencia innata de curarse por sí solo. Un
estado de ánimo sincronizado con la armonía cuerpo-espíritu-conciencia, sostendrá al organismo en
su esfuerzo por restablecer por sí mismo el estado de equilibrio en el cual las energías naturales de
auto sanación se vuelven activas. Los nuevos acercamientos terapéuticos deberán considerar la
capacidad del organismo para re-equilibrarse por sí solo. La enfermedad será respetada como una
fase de crisis necesaria, que representa un medio normal del cual dispone el cuerpo, para encontrar
su equilibrio armónico perfecto. Estamos todos en la búsqueda de puntos de apoyo. La meta no es
de lanzarnos en una audaz teoría que explicaría el poder de la conciencia y los milagros morfo
genéticos que ella genera a cada instante. Se trata más bien 5 de una exploración de varios índices,
los cuales tienen como función abrirnos a la posibilidad de obrar juntos por la creación de un
mundo mejor. Si un cierto número de personas tuviese pensamientos benéficos, que se están
cultivando en su mina interior, una energía de conciencia de Amor para con ellas mismas y con su
medio ambiente, ellas influenciarían de manera milagrosa (o si lo prefieres, de manera morfo-
genética) el comportamiento de toda una población. Y las cosas podrían cambiar para mejor. El
Amor no necesita una prueba científica para existir. No necesitamos pruebas para saber que
amamos a nuestra mascota. Sentimos que la amamos y sabemos que ella lo sabe. Es todo.
Igualmente, podemos sentir la presencia de nuestra conciencia divina, sin buscar necesariamente el
comprobar su existencia. Los físicos han descubierto desde hace mucho, que la materia es pura
energía y que esa energía parece estar conscientemente informada. Las crisis múltiples de las
sociedades industrializadas vienen, porque dichas sociedades no aplican los resultados de sus
propias investigaciones. ¿De qué nos sirve descubrir que la materia ES energía si ese saber no llega
a la vida de todos los días? La materia es la máscara de la conciencia. Detrás de la aparente
estabilidad de las cosas, encontramos la fuerza electromagnética de una energía consciente de ella
misma. ¿Qué hace esta energía? Ella inspira inexorablemente a las moléculas de materia a crear
innumerables collares hechos de nudos de átomos, en forma de doble hélice, los cuales llamamos
ADN. Los físicos cuánticos han demostrado varias veces que esa fuerza de causalidades
electromagnéticas, no puede en ningún caso, ser de naturaleza puramente material. Ella va del
campo de la información de un espíritu inherente a la creación cósmica en su conjunto. En otras
palabras, ella viene del campo espiritual. Las relaciones coherentes que esta energía impone a las
partículas subatómicas, de las cuales la materia está compuesta, se presentan como vínculos de
orden inmaterial. La ciencia está uniéndose al campo de la metafísica. Al observar la materia más y
más cerca, muchos físicos notan que sin la conciencia y las fuerzas gravitacionales que le son
inherentes, el mundo sería absolutamente feo y simple. De hecho, no podría ni siquiera existir ya
que sin la conciencia, el mundo llevaría en él mismo, el germen de su propia destrucción. El campo
electromagnético de la conciencia humana no es una ficción matemática. Se ha descubierto que ese
campo transporta la energía intencional informada y se parece más a un rio multiforme que a un
sistema de átomos newtoniano. La idea misma de la materia se evapora para fundirse en el concepto
de 6 “campo de conciencia”. Aunque el campo existe, no se ve. No se le puede conocer si no a
través de sus propios procesos. Al observar el impacto en el cuerpo y el ambiente del estrés o de
cualquier excitación cognitiva (emoción, pensamiento, deseo, intención, etc.), nos es posible
comprender, cómo el campo de la conciencia funciona y cuáles son sus modalidades. Por ejemplo,
entre más menospreciemos una condición o un empleo, mas encontraremos circunstancias
correspondientes. No es un azar. La energía consciente de repulsión que emitimos en el campo
unificado, en el cual estamos inmersos, tendrá la tendencia de ponernos en una serie de conjeturas
las cuales se asemejaran “milagrosamente”, a lo que más aborrecemos. Es por esto también que la
amargura enferma. Si no te gusta algo, no pienses en ello. El objeto en cuestión se ira a otro lugar,
ya que no estarás alimentándolo más con tu energía mental. Pero evidentemente, no estás obligado a
creer en esto. No se trata de una verdad absoluta. Se trata de una pista de reflexión basada en
observaciones y recurrencias. Cada quien atraviesa esta vida llevando el equipaje de sus propias
creencias. Sea como fuere, nuestras opiniones se vuelven irremediablemente nuestra realidad.
Algunos objetaran que esta teoría no es “científica”, y tendrán toda la razón. Algunas personas
creen aún en la presencia de las hadas y tienen razón de creer también. Algunos creen en la célebre
suposición del Big Bang y, en su plano de existencia, también tienen razón, aunque esa hipótesis
“encuentra muchas dificultades de coherencia interna”, como lo han reconocido honestamente
grandes científicos del calibre de Hubert Reeves. Nuestras construcciones teóricas dichas
“científicas” dejan la mayoría de preguntas esenciales sin ninguna respuesta. Observamos el
ensamblaje de proteínas como una codificación de ADN, pero somos incapaces de comprender por
qué ese famoso código ¡toma decisiones por el mismo y para el mismo, sin por supuesto pedirle
permiso a nadie! ¿Cómo una célula puede conocer su destino por adelantado? ¿Cómo el embrión se
convierte en ave? ¿Cómo el feto se convierte en niño? ¿Quién dirige la fuerza vital que hace al
corazón palpitar, y de donde viene esa fuerza? ¿Cómo los organismos son guiados hacia un objetivo
morfológico? ¿Cómo es posible que una sola y pequeña célula en evolución contenga
holográficamente, la totalidad del ser del cual ella hace parte? ¿Cómo es que los cuerpos se
regeneran sanando milagrosamente sus heridas? Esos fenómenos no se explican con leyes químicas
o simples construcciones genéticas. Los lectores meticulosos podrán visitar la sección “referencias
bibliográficas” que encontraran al final de este libro, si desean conocer acerca de 7 investigaciones
y descubrimientos fabulosos que han sido hechos en el campo de la conciencia. Pero debemos
recordar lo que con frecuencia olvidamos; lo que llamamos “ciencia” no es más que un proceso en
constante evolución. Es decir que las grandes teorías científicas actuales, solo son especulaciones
intelectuales basadas en algunas percepciones sensoriales y por lo tanto, no son definitivas. La
mayoría del tiempo, ¡estas son incluso completamente erróneas! Durante décadas se creyó que
velocidad del Universo se reducía en el tiempo-espacio. Era una realidad adquirida que sobre todo
no pretendía poner en tela de juicio la notoriedad de los eruditos de la época, con el fin de no perder
su notoriedad. Pero, el premio nobel de astro-física fue recientemente entregado a un grupo de
científicos que ¡probaron lo contrario! La velocidad del Universo se acelera… Oops… Pequeño
error… Desde Galileo hasta Newton y Einstein, los sistemas aplicados para tratar de comprender la
materia han sido sin cesar sobrepasados y renovados. En la ciencia, las revoluciones son constantes.
Lo que implica que la ciencia no es un campo de verdad, de realidad y sobretodo de certitud
absoluta. Es un campo de posibilidades. Lo que ayer era científico deja de serlo hoy y lo que es
científico hoy, no lo será mañana. “Es posible que…todo nos lleva a creer que…se podría decir
que…hay una fuerte posibilidad de…”. He ahí la manera con la que hablan los grandes sabios de
nuestra época. Y tienen toda la razón de hacerlo. Por consiguiente, no podemos considerar una pista
de reflexión como si fuese “la” verdad absoluta. Podemos observar y ver si nos funciona en la vida
de todos los días. Podemos examinar modelos que se repiten y sacar conclusiones. Mi verdad no es
obligatoriamente la tuya. Por ejemplo, yo no creo en lo absoluto que el Universo pudo haber
brotado de una súper explosión al azar. ¡Bang! Hay que tener realmente mucha fe para creer en ese
dogma. Y yo no tengo ese tipo de fe. Yo soy más bien del tipo poético, que escucha el murmullo de
las estrellas en el corazón de la noche. Y las estrellas parecen decirnos que el Universo proviene de
él mismo, que los seres vivos provienen de seres vivos y que la vida viene de la Vida misma. Pero si
las personas eligen colocar su fe en un súper fuego pirotécnico creado por el azar, o en la selección
“natural” de Darwin, ellas tienen perfectamente el derecho de hacerlo. Una vez más, yo no logro
seguirles en la receta astuta de Darwin, la cual, tengamos bien en cuenta, nunca fue probada ni de
lejos ni de cerca. Darwin nunca pensó tampoco en explicarnos seriamente, de qué naturaleza estaba
hecha la inteligencia “natural” que selecciona todas las especies como por arte de magia. Una vez 8
más nadamos en un total misterio. Yo prefiero pensar que mis ancestros eran sabios, a pensar que
eran simios. De hecho, en su lecho de muerte, Darwin insistió al decir que la evolución de las
especies, no era más que una incierta especulación mental. Pero, sus palabras no fueron retenidas.
Lo mismo sucedió con Pasteur, quien a punto de morir, confeso haberse hecho completamente
estafar por el truco de la vacuna, ya que delante de testigos retomo las palabras del Doctor Antoine
Béchamp: “El microbio no es nada, el campo lo es todo”. Pasteur confiesa ser un fraude, el cual se
equivocó totalmente. Sin embargo, a pesar de sus desaprobaciones solemnes y públicas, los
empresarios de la vacuna hicieron de su extravío una peligrosa industria. Hay que saber que las
equivocaciones de Pasteur, son mitos los cuales han sufrido críticas severas todo el tiempo. Que se
trate del mono-morfismo microbiano o del de la asepsia, el uno como el otro son simples ideas
estrafalarias que nunca encontraron confirmaciones definitivas. Es sorprendente que esas
afabulaciones se hayan convertido en los fundamentos de la vacunación médica y de la
pasteurización de productos de consumo corriente. Además, nunca fue demostrado que un microbio
preciso pueda ser la causa de una enfermedad particular. Se constata con certitud la presencia de un
microbio en una enfermedad. Pero incluso, si ese acercamiento sumario no tiene excepción, no
quiere decir que el microbio sea la causa de la enfermedad. Muchos contemporáneos de Pasteur
demostraron que de hecho, es la misma enfermedad la causante de la aparición y del desarrollo del
micro-organismo. El contagio por la vía del aire, nunca fue comprobado tampoco. El doctor
Béchamp, contemporáneo de Pasteur, demostró varias veces que la verdadera causa de la
enfermedad reside en el debilitamiento del terreno físico. Ese desmoronamiento de las defensas del
terreno, proviene de la mala alimentación, de la polución atmosférica, de una manera de vida
artificial, de una manera de pensar errónea y del sentimiento de amargura y miedo que arruina
nuestras vidas. El microbio viene después, no antes. Otro ejemplo: en el pasado, el erudito Lavoisier
pensó que el ser humano sacaba su energía de una combustión de carbono. Y esa orden de
pensamiento fue durante mucho tiempo aceptada como “la ciencia”. Se sabe hoy en día que la
energía corporal proviene sobretodo del mecanismo de la oxidación del hidrogeno arrancado del
substrato. Será una certitud hasta que un nuevo experimento demuestre “científicamente” que la
energía proviene de otro metabolismo. Se descubren cosas asombrosas al leer las biografías de esos
hombres venerados como eruditos. 9 El mismo fenómeno existe en la espiritualidad. La doctrina
impersonal de Sankaracharya está aún, muy a la moda en la mayoría de ashrams de meditación en el
Oriente como en Occidente. Allí se enseña que el hombre es cuantitativamente el Todo Completo y
Absoluto (Brahman) basándose en la impersonalidad de la Conciencia Ultima. El impersonalismo
Mayavada, esa invención popular del hinduismo, ha sido sin embargo desaprobado durante siglos.
De hecho, a la hora de su muerte, el ilustre Sankaracharya admitió que su doctrina no era más que
una trampa, y dio un último consejo: “¡Bhaja Govinda!”, es decir “Adora al Ser Supremo del cual tu
eres una partícula infinitesimal”. Lo que debemos retener de estos ejemplos, es que hay que tomar
todas las verdades del mundo con precaución, e informarse bien antes de creer en lo que sea. Sin
embargo, todo se vuelve una realidad para ti si crees fuerte y duramente como el hierro. Tal es el
poder de tu conciencia. Podría ocurrir que las personas que no creen en la sobrevivencia de su
fuerza vital después de la desaparición de su cuerpo físico, se encuentren efectivamente, en un tipo
de nadaísmo. No podemos escapar: nos convertimos en los que creemos ser. Si quieres que algo que
no te agrada desaparezca de tu vida, deja de pensar en ello, deja de alimentarlo con las irradiaciones
de tu fuerza consciente, cesa de quejarte por ello, retente cuando se trate de prestarle atención. Tu
estoicismo hará de ello algo inexistente, sea lo que fuere. La calumnia es un buen ejemplo. Si
alguien habla mal de ti, no reacciones, no te justifiques, ni siquiera te defiendas, ya que verterás más
agua en el molino de ese ataque. Ignóralo y esa difamación desaparecerá como por encanto. El
hecho es que entre más quieras alzarte contra algo, mas ese objeto habitará en ti. La aversión atrae
tanto, o incluso más, que la atracción. En la historia se habla de un personaje pintoresco, llamado
Shisupal. Shisupal tenía una muy mala imagen de Dios. Pensaba en Dios cultivando sin cesar
pensamientos de odio, de celos y de rencor. En su delirio, el deseaba incluso matarle. ¿Sabes lo que
ocurrió? Cuando su hora de morir llegó, ¡Shisupal fue liberado! Literalmente ascendido por Dios, su
alma se unió al cuerpo infinito del Ser Supremo. La historia es por supuesto simbólica, pero revela
un misterio universal, el cual funciona tanto en un sentido positivo como en un sentido negativo: si
resistes ante una situación, ella se adhiere a ti sin dejarte ninguna opción. Su descontento se refleja
en el espejo de su interior y crea de esa manera un torbellino de energías excesivas el cual deber ser
equilibrado por una serie de hechos que justificaran aún más descontentos. El proceso es
enteramente neutro, y funciona en un sentido como en el otro. Si oscureces 10 tu corazón, tu vida
será afligida; si lo aclaras y le das luz, vivirás entonces días apacibles, útiles y agradables. El poder
de tu conciencia es tal, que puedes tranquilamente cambiar toda situación negativa en circunstancia
positiva. ¡Acepta que es una muy buena noticia! ¿Pero cómo se logra? En resumen, el principio
único de ese poder milagroso reside en el hecho de irradiar energía consciente. Basta con que esa
irradiación de pensamientos emita frecuencias positivas. Como esas frecuencias son de naturaleza
radicalmente diferente a aquellas con las que vibra la situación negativa, todo se transforma
rápidamente. Pero ten cuidado, es una arma de doble filo. No resistas una situación. Reconócela y,
como máximo, apruébala, de otra manera, ella se bloqueará y se volverá contra ti con una energía
renovada. El negativo se alimenta de tus resistencias. El solo espera algo: que entres en ira o que
estés invadido por sentimientos de irritación o de miedo. Los medios de comunicación funcionan en
ese plano, manipulando nuestras emociones. Nuestras indignaciones y nuestras ansiedades son para
el negativo, vitaminas envenenadas que lo refuerzan. Lo verificamos constantemente; si una
persona está enojada y en ira contigo y tu le respondes con irritación, su rabia no hará más que
aumentar. Será la guerra, ya que la frecuencia “ira” de la otra persona, se sincronizará con tu
frecuencia. Como las dos frecuencias serán de la misma naturaleza, se re fortalecerán. No hay
salida. De esa manera comienza el ciclo sin fin, de las intervenciones armadas y de las represalias.
El principio es el mismo negativamente o positivamente: dos frecuencias similares se refuerzan
siempre. Entonces, si algo no te agrada, localiza tus pensamientos en una frecuencia diferente. No
tenemos la necesidad de actuar en el plano físico: actuar al nivel de la energía mental es suficiente.
La acción es invisible y no cuesta nada, pero sin embargo, es muy eficaz. Una de las grandes metas
del negativo (conflicto familiar, angustia profesional, situación peligrosa o desfavorable) es la de
succionar nuestra energía emocional. El negativo es un vampiro. En lugar de dejarnos invadir por el
problema, visualicemos la solución, sintiendo que todo está en su orden. De esta manera,
comenzamos a vibrar sobre una onda diferente a la del problema. Sobre todo, no le permitiremos a
nuestra conciencia mental, entrar en resonancia con la frecuencia del problema. Puedes practicar
este ejercicio todos los días sin comentarlo a nadie. Veras, funciona. ¡Practícalo en forma de juego!
11 Tu más grande enemigo es tu preocupación, tu angustia, tu aprensión. Todo el trabajo en la
conciencia, consiste en no dejarse absorber por los miedos del fin del mundo, de la guerra nuclear,
de la catástrofe natural, de la polución, de la epidemia o del colapso financiero; anunciados por los
medios de comunicación. Hay toneladas de excelentes noticias en el mundo pero los periódicos no
hablan de ellas. ¿Qué podemos hacer al respecto? Podemos actuar desde el interior… Cuando la
conciencia se des localiza de sus miedos, deja de permitirle a la ilusión que ésta le produzca miedo.
De hecho, las dificultades de esta civilización solo conciernen a nuestro cuerpo físico. Estamos
“con” el cuerpo, pero creemos “ser” ese cuerpo, porque nos hemos condicionado a creerlo. Hemos
recibido una educación en ese sentido, y como si no fuera suficiente, la mayoría de médicos no
reconocen que algo se desprende del cuerpo en el momento de la muerte. Ellos se esfuerzan en
ignorar, que el alma viviente sobrevive a la disolución de la materia. Pero todo esto puede cambiar
ya que muchos médicos comienzan a pensar que las experiencias de muerte inminente solo son
alucinaciones. Algo real ocurre. La conciencia puede tener experiencias extra corporales. En
realidad, somos espíritu y aprenderemos en un futuro próximo, que la muerte es indolora y
totalmente maravillosa. No lo aprenderemos a través de una predica religiosa, si no por una
observación natural de nuestra conciencia. No permitas que los miedos a la grande escasez de
comida que se anuncia en televisión, tome el control de tus estados de ánimo. Localízate en tu
Poder Superior, en tu Dios, en tus Guías, en tu Ángel personal o en tu Sanador interior, sin importar
la forma con la que concibas la multidimensionalidad del Espíritu. Si le preguntáramos a Dios:
“¿Cuál es la mejor religión?”, él nos respondería: “¡Me da igual!” Es la frecuencia la que importa,
al final de cuentas. Es por esto que Cristo o Krishna, el Nombre es el mismo. Haz resonar tu energía
mental con la frecuencia divina, cual sea la que fuere tu concepto. Utiliza la oración, el mantra, la
cocina, la jardinería, la caminata, el yoga, el tantra, la bicicleta, la natación, los retiros en vipasana,
la música o cualquier otra cosa, no importa. Sigue tu corazón. Sigue a los ángeles. Haz resonar tu
conciencia a una frecuencia diferente de la que quieren imponerle las interpretaciones religiosas,
pseudo-científicas o supuestamente legales, de la sociedad disfuncional actual. La Conciencia
Universal captará la frecuencia de tu corazón y te dará una respuesta “personalmente”, de Alma a
alma. Pide sinceramente sin tratar de engañarte a ti mismo, y “Algo” te dará una respuesta, te lo
garantizo. No te embarques en el torbellino de las 12 fuerzas negativas, el cual quiere verte a todo
precio, confundido, extenuado, ansioso, nervioso, agitado, inquieto, aterrado, desesperado. Más vale
no ser dependiente de una droga, del alcohol, del trabajo, del sexo, de la televisión o de un
antidepresivo a la moda. ¡Libérate! Cambia las viejas costumbres polvorosas de la mente y del ego
humano. La verdadera revolución es interior. El mundo de la materia es transitorio y tus emociones-
vampiras no son ni siquiera, un obstáculo para la evolución del espíritu. Pon el pie sobre tus
emociones nocivas y sírvete de ellas como un escalón para ascender más alto. Se trata de un
progreso, un peregrinaje interior, en el cual la lógica y la razón son abandonadas para darle lugar al
Amor. El Amor es una energía sin relación de dependencia afectiva, sin derecho de pertenencia, una
fuerza desprovista de toda pasión egoísta. Las olas de beatitud que nos invaden bajo el impacto de
la emergencia de este Amor, representan aún hoy en día, un ejercicio ilegal de la sanación, una
herejía. La medicina fragmentaria, rechaza obstinadamente reconocer la realidad de una tal
sanación. Ella parece estar sobrepasada por la potencia del Amor que sana. Pero incluso en ese
campo, afortunadamente, las cosas están cambiando. Más y más médicos entienden hoy la fuerza
curativa del Amor. ¿Y por qué funciona? Respuesta: porque la célula es un resonador. En la
naturaleza, todo es comparable a una danza sagrada. En el cuerpo humano, el ADN se separa y se
une con los cromosomas espontáneamente. ¿Por qué los estudiantes de medicina aun aparentan
ignorarlo? Nada es estático como se cree generalmente. Incluso el determinismo genético no está
fundamentado, ya que los mismos genes logran transfigurarse y convertirse entre ellos. Toda la
estructura de la materia está continuamente a la escucha de tu conciencia. Una palabra puede
influenciar un pensamiento y un pensamiento puede lograr transformar la naturaleza de los
comportamientos proteínicos. Este fenómeno es capital ya que el ADN es de hecho una estructura
en hélice de aminoácidos, es decir… ¡una proteína! Como sistema biológico, tu cuerpo físico está
constituido de 60 000 mil millones de células, que absorben la energía a través de resonadores. Los
resonadores celulares también hacen irradiar energía alrededor de la célula y logran de esta manera,
una comunicación entre todas las células. Esto significa, que cuando la célula es solicitada por una
frecuencia particular, ella empieza a resonar y a vibrar en la misma onda. Entonces, envía Amor.
Envía Amor a tus células y ellas empezarán a vibrar en la frecuencia de ese Amor que les haces
llegar, con la simple fuerza de tu intención. Es así de simple… El espíritu tiene un impacto directo
sobre la materia viviente. En el 13 citoplasma celular, los filamentos micro tubulares se hacen y se
deshacen a un ritmo rápido constantemente. En menos de un minuto, cada micro túbulo se renueva.
Ese tipo de resurrección permanente del sistema micro tubular de las células, muestra cómo la
célula puede responder instantáneamente a las impulsiones y frecuencias de tu medio ambiente
vibratorio. Es por esa razón que la técnica Reiki funciona tan bien. El cuerpo está a la escucha del
rayo del Amor que el terapeuta canaliza y transmite con su intención y la imposición o los gestos de
sus manos. Los psico-químicos nos enseñan, que en la materia viviente existen fenómenos de auto
estructuración. Bajo el aparente desorden de las cosas, existe una fuente de información que “tiene
sentido”; un tipo de conciencia creadora en el corazón de cada partícula de materia. Esta conciencia
está a la escucha de todas las ondas que la rodean. Una energía que proviene del medio ambiente
exterior puede entonces generar una forma coherente. Una onda sonora, o la irradiación
electromagnética de un terapeuta, se vuelven capaces de imprimir en el cuerpo, nuevas estructuras y
darle a las células, una animación altamente armónica totalmente reorganizada. ¿Por qué esto
ocurre? Porque hay intercambios continuos de información entre las células del paciente y el
sistema en evolución del terapeuta, el cual tiene su cuerpo compuesto de células con la misma
naturaleza. Toda la energía es de- localizada y propagada hacia un punto preciso. Repentinamente,
una forma significativa re organizada, es decir una nueva estructura coherente, puede hacer
“milagrosamente” su aparición. Una concepción puramente materialista de la enfermedad y la
puesta en escena de protocolos uniformes, dan al racionalismo un tipo de estabilidad legal. Gracias
al advenimiento de la nueva biología y de la física de ondas electromagnéticas, sabemos que esta
pseudo estabilidad es una total ilusión. A partir de ahora, el médico no podrá más fundar su sacro-
santa objetividad científica, eliminando ciegamente toda interferencia de la conciencia del paciente.
Por la puesta en práctica de la física, sabemos que la conciencia observadora del paciente, así como
las aclaraciones más o menos sutiles del médico (ejemplo con efecto nocivo maléfico: “usted solo
tiene seis meses de vida”), ejercen una gran influencia en el desarrollo de la enfermedad.
Necesitamos imperativamente una tecnología de la conciencia humana. El fundamento conceptual
de la medicina materialista moderno permanecerá aproximativo, mientras se siga reduciendo la
salud a un funcionamiento mecánico, sin tener en cuenta las relaciones del ser vivo con su medio 14
ambiente. Las precisiones anatómicas no son suficientes. Debemos ser más cuidadosos con las
interacciones entre los diversos órganos, y darnos cuenta que las partes del cuerpo están inter-
conectadas. Pero aún así, eso no es totalmente suficiente. Debemos sobretodo comprender, cómo el
cuerpo y el espíritu son estrechamente homogéneos. El error médico más grande de la medicina
habrá sido, el de separar nuestro yo-físico de nuestro yo-consciente. Toma el hábito de hacer un
llamado a tu parte divina intuitiva. El poder de la conciencia es el de liberarnos de las ilusiones del
intelecto mentalizado, estereotipado, indoctrinado. Es un poder que nos empuja a acercarnos a un
espacio más profundo que existe al fondo de nosotros, de toda eternidad, un lugar energético que
estaba ahí antes de nuestro nacimiento, y que existirá aun después de la destrucción de nuestro
cerebro. El cerebro no segrega los pensamientos por arte de hechicería. El creer no es realista. Es la
conciencia que anima al cerebro: una sinapsis se crea entre dos neuronas después de que un
pensamiento ha sido irradiado por la conciencia. La conexión neuronal no es creada antes de que la
conciencia decida producirla. El medio ambiente que percibimos es, por consiguiente, una creación
de nuestra parte. Es la concepción que llevamos en nosotros de la interconexión entre espíritu y
cuerpo, la que determina nuestra realidad. Nosotros inventamos nuestras condiciones de vida, con la
manera con la que nuestro cerebro interpreta las ondas electromagnéticas provenientes de nuestra
conciencia. En neurociencia, muchos grupos de eruditos observan que su pensamiento consciente
influencia su cerebro, y no lo inverso. A pesar de las pruebas irrefutables, otros eruditos elijen no
escuchar acerca de esto. Sea como fuere, sin la conciencia, el cerebro es incapaz de transmitir
frecuencias a lo largo del meridiano y a lo largo de los ejes del sistema nervioso. Esta transmisión
neurológica es dirigida por tus emociones y por las ideas que corren en tu cabeza. Piensa que tu
medio ambiente universal es benéfico, en lugar de creer que es una amenaza. Veras: esa frecuencia
benéfica será transmitida a tus células y las defensas de tu cuerpo serán reforzadas gracias a ella. Tu
lo sentirás. Existimos en medio de las condiciones de vida que corresponden a las frecuencias de
nuestra conciencia. Esas frecuencias vuelven a nosotros como un bumerang. Todo nos ocurre según
los parámetros de nuestras radiaciones mentales. La conciencia de la nada produce la nada. La
conciencia de la felicidad produce felicidad. Nuestro más grande trabajo es el 15 de traspasar la
dependencia psicológica y la insatisfacción crónica. Basta con apreciar las condiciones en las cuales
vivimos, para que todo se mejore. Pero hacemos exactamente lo contrario. Nos lamentamos de la
situación presente pensando que “se va a arreglar”. Pero no se arreglará. ¡No se puede arreglar!
Mientras que nuestra conciencia irradie frecuencias de lamentación, encontraremos más y más
ocasiones para lamentarnos. Se tu propio observador. Haz lo posible para encontrar algo
satisfactorio en tu situación actual, y observa cómo otras situaciones agradables se presentan ante ti
como por milagro. En el caso contrario, observa cómo nada positivo te ocurre. La vida sigue
fielmente la energía de las radiaciones de tu estado de espíritu. Puedes pensar que los milagros se
producen realmente. Puedes también pensar que los milagros no existen. Tendrás razón en los dos
casos. ¿Por qué? Porque la energía de un milagro y la del no milagro están en ti. Tomemos el
ejemplo de un ritual mágico. La eficacidad del ritual no está en lo absoluto en el ritual como tal. El
ritual funciona verdaderamente, pero lo que lo hace activo no es el ritual. La energía viene de otra
parte. ¿De dónde proviene? De la conciencia del chaman, por supuesto. Todo depende de tu fe, de tu
intención, de tu creencia, de tu conciencia. Todo es energía en el Universo. La materia misma no es
más que energía. Todo el mundo lo sabe desde los descubrimientos de Max Planck, Premio Nobel
de física. ¿Pero cómo usarla en un sentido benéfico, y no maléfico? Hemos tomado la costumbre de
enviar fuerzas de insatisfacción a propósito de todo y de nada; es ese descontento expresado que nos
impide conocer un estado de plenitud. Al contrario, el simple hecho de sentir alegría por las
pequeñas cosas, incluso de apariencia insignificante, nos abre hacia campos inesperados. Yo he
propuesto en este libro algunas pistas de reflexión para explorar más en profundidad esos
fenómenos. La conciencia posee el poder de eliminar de la mente, la costumbre de quejarse o de
culpar a los demás. El poder del espíritu logra remplazarla por el hábito de apreciar de una manera u
otra, todo lo que se presenta ante nosotros. Yo traté de reunir algunas herramientas para ayudarnos a
cultivar ese cambio mayor del pensamiento, en nuestro desarrollo personal. Pero ese saber no es
suficiente. Debemos prestar atención, ser vigilantes y poner en práctica esas ideas. Lo más difícil es
el recordarlas en el momento oportuno, cuando los problemas surgen. Recordemos que cuando
juzgamos o condenamos a alguien (sobre todo si tenemos aparentemente razón y que nuestro juicio
16 nos parece justificado), nuestra conciencia entra en modo de emisión de energía negativa. Esta
fuerza irradiante debe ser contrarrestada por una re-calibración energética de contrapeso. Resulta
que la condena se vuelve inevitablemente contra nosotros, con más o menos potencia. Es un efecto
de espejo. Es por esto que un comportamiento despreciativo hacia las debilidades o las lagunas de
otros, tiene por resultado la atracción inexorable de la energía de desprecio hacia nosotros. Es muy
posible que nos encontremos rápidamente en una situación en la que los demás nos desprecien, o
que empecemos a despreciar nuestra propia existencia. Lo que no quiere decir que es necesario
evitar hacerle frente a cualquier situación absurda. La crítica constructiva será siempre benéfica. Es
la crítica envidiosa que permanece nociva y que regresa irremediablemente hacia su punto de
origen. El mundo es tal cual como es, nada más. No trates de controlarlo. Olvida completamente esa
tendencia tenaz de querer dirigir o arreglar el mundo a tu imagen. Ese tipo de cruzada manipuladora
crea irremediablemente un contrapeso energético, y es entonces el mundo el que empieza a
manipularte, sin que te des cuenta. Con frecuencia obtenemos lo inverso de lo que queríamos. El
poder es neutro. Funciona en los dos sentidos. Que sea bueno o malo, atraemos el estado que
corresponde a la frecuencia con la cual vibra nuestra conciencia. El destino es el destino. Si actúas
como si fueras el maestro supremo del destino, puede ser que sufras enormes derrotas. Es eso lo que
le ocurre a la civilización actual, que ha querido convertirse en el maestro del átomo y controlar la
naturaleza. Los contrapesos energéticos pueden tomar aspectos terribles. Lo que podemos hacer es
elegir, gracias al privilegio de nuestra libre-conciencia, una línea de acción positiva, proactiva, en la
cual se manifestará un mejor destino. El libre albedrio no puede cambiar las reglas del juego. La
regla número uno es la resonancia. El hecho que pienses negativamente o positivamente no tiene
impacto en la ley de resonancia. De todas maneras, atraerás el estado que ocupa tu conciencia,
porque tu espíritu será absorbido por la frecuencia de ese estado. Una última precisión: sentirse
importante nos hace obtener lo inverso de lo que desearíamos. ¿Por qué? Porque la conciencia
irradia entonces una frecuencia excesiva y ese exceso vibratorio crea distorsiones en el equilibrio
energético de nuestro medio ambiente. Si no me crees, haz la prueba tu mismo. Experiméntalo.
Algo es seguro: cuando tu conciencia está inmersa 17 en el pensamiento que no quieres, en
absoluto, que algo o una situación se produzca; haces irradiar alrededor tuyo, una energía mental
que te lleva directamente hacia la manifestación de lo que no quieres. Es casi magia negra, pero
inconsciente. Podemos gritar muy alto con frenesí de iglesia, recitar sermones amenazantes,
anunciar una herejía, dar vueltas en el piso, golpear con los pies, excomulgar al mundo entero si
queremos, pero eso no cambiará nada: la única cosa que importa a la mirada del Eterno, es la
intención consciente que emana de nuestro corazón psíquico, el cual crea la base energética de
nuestra individualidad. Es esta base energética a que es “leída”, escuchada y sentida por nuestro
Dios y Sanador interior. El resto no es más que una gran comedia de religiosidad. No hay ni
burocracia, ni política de hegemonía en el reino interior divino. La imparcialidad de Dios dejó de
tener la necesidad de ser probada. Así, usted sea católico o protestante, judío o musulmán, místico o
ateo, shivaista o krishnaista, yo te aseguro que Dios no tiene idea alguna de la diferencia y le es
completamente indiferente. Lo que interesa al Cielo Interior Omnipenetrante, es solamente la
resonancia energética que irradia de nuestra conciencia, sea cual fuere la lengua de la oración, el
hábito profano o sagrado, el color de nuestra piel, las distintas marcas de pertenencia a un culto en
particular, o los rituales que se utilicen. El nivel humano es simplemente la reflexión del nivel
divino. Es decir que nosotros decidimos por nosotros mismos, la medida en la que estamos para
creer o no creer. Elimina de tu conciencia toda frecuencia de castigo o de recompensa, de atracción
o de repulsión. La fuerza de la conciencia proviene de la ausencia de toda vibración de negatividad
o de culpabilidad mental. Acoge con los brazos abiertos, el hecho de tener la conciencia de ser lo
que eres. Se tu mismo y nada más. El poder de tu conciencia viene de la presencia de la Conciencia
Unificada Infinita que está en ti. ¿Qué entendemos por Conciencia Unificada? La Conciencia
Unificada pide la inclusión de todos los aspectos de la Fuente. El Universo divino parece ser
concebido como una substancia omni-informada, dinámica, un tejido infinito de felicidad en el que
todos los hechos cósmicos están interconectados. Al nivel del alma individual, ningún aspecto
parece totalmente fundamental. Todas las formas y potencias divinas se completan y logran otros
aspectos. La coherencia global de tus interacciones determina la estructura de Dios. Sin el
advenimiento de esta coherencia universal propia de la edad de Capricornio, las guerras de culturas
y de religiones arrastrarían a la civilización a lugares a los que nadie quiere ir. La conciencia
humana debe 18 entonces elegir una forma de Verdad que corresponda a su evolución. La mutación
actual del espíritu humano nos invita a sobrepasar la mayoría de las creencias fosilizadas
contemporáneas. Esas religiones culturales se han vuelto incompatibles con la evolución del alma
humana y no responden más a las exigencias del estado actual de la inteligencia y del corazón. Las
formas de la realidad, de la ciencia y de la religión, están eternamente sujetas a ser adaptadas al
tiempo y a las circunstancias. Elijamos aceptar que otras conciencias individuales puedan situarse
en grados diferentes del nuestro. Elijamos apreciar y apoyar todo tipo de forma de culturas, incluso
si estas son diametralmente opuestas a la nuestra. En el caso contrario, los grandes egos de los
mundos religiosos se autodestruirán en inmensas guerras de cruzadas. Si la conciencia humana no
alcanza un nivel vibratorio de autonomía, de consideración y de respeto, ella destruirá la
civilización, la cual tardó miles de años para construir; ella deberá entonces, recomenzar su ciclo de
evolución y todo recomenzará de nuevo. Yo deseo que podamos tener suficiente Amor para conocer
esta Luz del alma, y así salvar la belleza milagrosa de este mundo maravilloso, eligiendo crear
conscientemente una Nueva Era de PAZ. 19 El Poder Milagroso de la Consciencia De DIOS
hacemos parte, y nos convertimos en lo que creemos SER. PATRICK BERNARD “Doy gracias a
dios el que fuere por mi alma invisible e inconquistable, soy el maestro de mi destino, soy el capitán
de mi alma”. Nelson Mandela Prefacio La conciencia es una gran palabra que engloba toda una
gama de realizaciones profundas, de compresiones renovadas y de introspecciones. La conciencia es
el filón que permite entrar en una vía espiritual que evoluciona, crece y despliega sus ramificaciones
al infinito con el propósito de entrar en concordancia con la fuente de todas las energías. La
conciencia no conoce límites en el sentido propio de la palabra. Ella es universal, comunicativa y
ligada al Gran Todo. Ella es el Todo y, para llegar al Todo, es suficiente tomar su expansión, de
mantener un deseo intenso de integrar sus múltiples niveles, y de tener la intención de elevar su
nivel vibratorio a frecuencias cada vez más elevadas. En el inicio, la conciencia individual está al
servicio del humano encarnado. Este fenómeno puede durar varias vidas, hasta que el individuo
decida hacer el vínculo entre acción y resultado. Es entonces cuando él o ella alcanza una
frecuencia más alta. La conciencia se despierta a una conciencia más amplia, planetaria. La mirada
no es más una mirada individualizada, ahora es más abierta a todo lo que la rodea, incluyendo a la
humanidad y todos los otros reinos. Es en ese instante que el pensamiento se transforma y es cuando
otros sistemas de información entran en consideración. Las tomas de conciencia se afinan y los
pensamientos se ajustan, alineados con los gestos y los desafíos del día a día. De esta forma, el ser
se siente llamado a trabajar con un enfoque comunitario y fraternal. Él es transformado, nace de
nuevo por así decirlo, y la imagen que él tiene de la realidad se vuelve muy precisa, como si se viera
a través de un microscopio. Entonces, después de haber dominado este acercamiento más o menos
humanista, otra fase se instala gradualmente; es la fase de la conciencia cósmica. El individuo,
entonces, domina una visión global de un “Si mismo” más grande que si mismo. Esta visión
cósmica transforma a aquel que intenta esta experiencia. Por ende, el ser unificado hace parte ahora
del Gran Todo. Las decisiones justas y apropiadas, y el don de sí mismo juegan un papel
importante. Es así como un sentido profundo de la gracia divina 20 empieza a ser parte integral del
día a día. El individuo está ahora al servicio del gran plan cósmico. La conciencia es una energía
expansible, mutando de un estado a otro; según los impulsos, las influencias y los
condicionamientos de cada quien. Cada individuo es el único responsable de estos cambios. Patrick
Bernard, quien es un equilibrador energético de materia y terapeuta a través del sonido, muestra una
gran inspiración para describir los diferentes escalones de la conciencia que cada ser humano puede
descubrir en el curso de su existencia terrestre. En El Poder Milagroso de la Conciencia, él pone
palabras en los lugares en los que las preguntas existenciales atraviesan nuestros espíritus. El
observa la vida y estudia las diferentes reacciones humanas con el fin de tener una mirada más justa
y más elevada de la realidad. Hace énfasis en las fuerzas emocionales que nos empujan a actuar y
suscita en nosotros un interés por la exploración de ésta alma misteriosa que nos da vida. Con este
nuevo libro, Patrick Bernard logra una hazaña: él nos habla del peregrinaje universal que cada ser
ha emprendido en sí mismo, en la comodidad de su morada, a través de sus experiencias de vida.
Este proceso, libre de todo credo, marca el paso de una fraternidad humana - la cual obra en
silencio-, hacia la ascensión multidimensional de la conciencia humana. Metafísico, escritor y
músico del alma, el autor experimenta en cada palabra y en cada sonido el trabajo evolutivo de su
propia conciencia y comparte con el lector el fruto de sus investigaciones. Como su música, sus
palabras dan testimonio de la sabiduría divina hacia la cual evoluciona la humanidad.
Decididamente universal, su lenguaje se dirige al “yo” divino original en cada lector y trasciende
todas las religiosidades, todos los cultos y todas las culturas. La lucidez de sus reflexiones toca el
alma con una ola de frescura, que procura un inmenso bienestar y una gran sensación de
desprendimiento. Cada lector, de manera individual y espontanea, vivirá una limpieza intensa de sus
emociones nocivas y de sus falsas creencias con la lectura de esta obra. Este texto ofrece un estudio
profundo, inédito, sobre los cuestionamientos cruciales concernientes a las razones de nuestra
presencia en esta tierra, nuestras misiones personales, planetarias y cósmicas. Este libro es una gran
herramienta de mejoramiento, un verdadero regalo del cielo para quien quiere saborear cada paso
del camino que lleva a la fuente de la felicidad. Dra. Suzanne G. Haslam, MscD Autora de
Révélation Métaphysiques (Ediciones SGH, 2007), L´Univers Alchimique des Cristaux (Ediciones
Cosmos, 2008) y de L´Astral Démystifié (Quebecor, 2005). 21 Prólogo En el curso de los últimos
años, y de manera constante, me pregunté por qué mi cuerpo debía soportar todo tipo de dolores y
desagrados. ¿Qué es lo que no estaba bien? Yo entendí que esos síntomas, se habían instalado poco
a poco, a causa de los estados del alma mal manejados y de emociones profundamente afianzadas
en mí; desde hacía mucho tiempo. Entonces quise buscar su origen. Todos esos resentimientos
provenían de antiguos recuerdos y de experiencias negativas pasadas, y sus huellas residuales
salpicaban mis pensamientos e influenciaban mis palabras. Era fácil ver de inmediato que esas
palabras y pensamientos reflejaban mis creencias profundas, repercutiendo en mi estado mental y
fisiológico. La causa de los malestares no era externa; era interno. Tomando toda la responsabilidad
de lo que ocurría, me volví cauteloso. Empecé a hablar y pensar solamente en términos de la
benevolencia y de la bendición. La transformación fue radical. En muy poco tiempo sentí que todo
volvió a la normalidad. Incluso mi situación financiera parecía mejorar. ¿Qué había ocurrido?
Desde ese entonces, cultivo estados de conciencia positivos con el fin de no perder ese grado de
plenitud y de equilibrio psico-fisiológico que me ha abierto las puertas de una vida interior más rica
y llena de asombrosos regalos. Al estudiar las investigaciones de eminentes biólogos, físicos y
neuro-científicos, sobre las células y sobre la conciencia, me di cuenta que hay varias explicaciones
lógicas a esta resonancia entre el espíritu y el cuerpo. Al seguir el comportamiento de partículas
subatómicas vistas por un observador consciente, todo lleva a pensar que somos “pura conciencia”
y que existimos en el seno de un Universo inteligente e informado de nuestros más mínimos
movimientos emocionales. Por otra parte, buscando en los libros sagrados de diferentes tradiciones
espirituales, tanto orientales como occidentales, rápidamente me di cuenta que las nuevas ciencias
cuánticas corroboran en todos los puntos las revelaciones divinas. La única distinción es, por un
lado, la jerga de las ciencias conexas, y por otro, el lenguaje simbólico de la iconografía religiosa.
22 Sin embargo, las dos facciones decían lo mismo, cada una en su lenguaje específico. Este libro
es el fruto de la alianza entre esas dos escuelas de pensamiento. Este libro no es una obra de
referencias científicas. Yo no doy ninguna justificación a las técnicas de la transformación a través
de la conciencia. Se trata más bien de la práctica inmediata de las teorías cuánticas, uniendo el
espíritu al cuerpo, pasando por la observación de lo mental. El cuerpo físico reacciona a la energía
sonora de nuestras palabras, ellas mismas guiadas por el estado en el cual se encuentra nuestra
conciencia. Todo lo que yo sé, es que eso funciona. A partir del momento en el que entramos en un
humor positivo, los beneficios en la salud, el medio ambiente y la existencia en general son
fabulosos. Nosotros somos, ni más ni menos, que lo que llevamos en el fondo de nosotros mismos.
El Bhagavad Gita lo confirma desde hace ya 5000 años: “De la manera en la que el viento lleva con
él todos los perfumes del mundo, de la misma manera, tu llevas contigo la manera con la cual
concibes la vida”. Nos convertimos en lo que nuestra conciencia nos inspira. Tanto para lo mejor
como para lo peor. El estado en el cual vivimos, refleja con precisión, la naturaleza de nuestros
pensamientos y de nuestras intenciones. Lo que implica ésta buena noticia - un poco sorprendente
para todos aquellos que aún se creen víctimas de la vida-, es que nosotros tenemos el poder de
cambiar nuestras condiciones de existencia simplemente transformando el estado de nuestra
conciencia. Este libro se refiere a Dios como Conciencia Total. No es por ende un manuscrito
religioso, está lejos de esto. Los físicos, como los metafísicos, enseñan que la materia no existe
como tal. Se trataría más de una “energía trascendente” que mantiene a los átomos juntos. Esta
energía que es definitivamente consciente, responde a la forma con la cual observamos la realidad.
Toma conciencia de que la vida es bella y ella será bella. Toma conciencia de que la vida es dura y
ella será dura, independientemente de lo que te pase. Este libro explica el por qué de ese fenómeno,
y explica cómo mantener el rumbo hacia una existencia más agradable. Las implicaciones de estas
observaciones superan la imaginación. ¡Todo se vuelve posible! Como representación de la
Totalidad, la Divinidad sigue ella misma las Leyes de su propia conciencia y se manifiesta ante
nosotros de la manera con la que la queremos contemplar. El milenario libro Rig Veda nos enseña
que: “Lo que existe es Uno, y los hombres lo llaman con muchos nombres”. Aún más importante:
nosotros participamos del Uno, hacemos parte de Él, poseemos su naturaleza y las cualidades de su
conocimiento, de inmortalidad y de felicidad. Hemos llegado a un momento de nuestra evolución
que marca el fin del espíritu de religiosidad partisana. Nos encontramos en la primavera de una
espiritualidad natural en la cual todo se encuentra en unión y en armonía. 23 Todas las diferencias,
aparentemente intransigentes entre las diversas concepciones de la Conciencia inmutable, se
vuelven simples puntos de vista correspondientes a un grado de evolución diferente y específico de
nuestras creencias humanas. Debemos comprender, que incluso el ateísmo materialista es una
creencia. De hecho, se debe tener una muy fuerte fe para creer que la vida proviene de la nada y no
hace más que volver hacia……. ¡nada! Yo prefiero cultivar la fe en algo que nos llevaría, como
mínimo, hacia una felicidad durable. Ese algo, yo decidí definirlo como Dios. Es un Dios que se
manifiesta a través de vías diversas y que se liga a una Substancia divina, incluyendo innumerables
aspectos impersonales y personales. Lo importante, es tener presente que hacemos parte integral de
Él, y que es de esta fuente de conciencia, que proviene nuestro poder de cambiar el curso de
nuestras vidas. El estatus cuántico de la conciencia es una puerta de salvación, pues nos hace pasar
del estatus de mártir de la fatalidad al de Co-creador de nuestro presente y nuestro porvenir. Los
nuevos biólogos descubren que: “Es la conciencia que la célula tiene del medio ambiente, y no
nuestros genes, lo que activa los mecanismos de la vida” (Bruce H. Lipton, Ph. D. La Biología de
las Creencias, Ediciones Ariane 2006). Precisemos que: “el medio ambiente” que se enuncia acá,
está compuesto de nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras intenciones y nuestras
creencias. Uno de los propósitos de este libro, es el de curar nuestras conciencias, liberándolas de
viejos dogmas socioculturales que hemos aceptado ciegamente como verdades. Sus percepciones se
cristalizaron en nuestros cerebros y se convirtieron en “nuestras” verdades. Desgraciadamente,
percibimos hoy que la mayoría de ellas son inexactas. Todos esos miedos, esas limitaciones y todas
esas trágicas faltas de confianza en nosotros mismos, que llevamos en el fondo de nuestro corazón
como cruces, provienen igualmente de ellas. La función primera de esta obra es de liberarnos de
nuestras fijaciones mentales, presentando alternativas prácticas con el fin de facilitar la
reapropiación de nuestro poder inherente de curación espiritual. Yo llamo ese poder nuestro
“Curandero interior”. Se trata de nuestra fuerza oculta de preservación y de conservación, que los
antepasados llamaban naturaleza conservadora, reparadora y medicatriz. En nuestros días,
caracterizamos en parte esta fuerza misteriosa con el nombre de inmunidad natural. Esta fuerza
viene de la Conciencia Suprema del Universo, y ella es suficiente al todo y para todo. Escogí poner
una mayúscula a la palabra Universo porque no es algo inerte lo que él representa, más bien, es el
Espíritu consciente que sostiene los fenómenos de la materia y de la naturaleza. 24 De manera
similar, uso la palabra Amor con mayúscula, pues no se trata del amor ordinario, que en general, no
es más que un comercio de ego el cual se manipula a libre voluntad. El Amor del que se habla acá
es auto-suficiente. No necesita ser amado para amar. Christiane Singer, en su magnífico y reciente
libro, logra compartir con nosotros de una manera notable lo siguiente, le doy la palabra: “Por qué
éste sufrimiento que me ha raspado, que me ha corroído hasta la transparencia. Me ha calcinado
hasta la última célula…..Lo que es conmovedor, es que cuando todo ha sido destruido, cuando no
queda nada más, realmente nada, no hay ni muerte ni vacío como lo creeríamos, nada, se los juro.
Cuando no hay nada, solo queda el Amor. No hay nada más que el Amor. Todos los embalses
explotan. Es el ahogamiento, la inmersión. El Amor no es un sentimiento. Es la substancia misma
de la creación”. (Últimos fragmentos de un largo viaje- Albin Michel, 2007). Les deseo una total
inmersión en este océano de luz y de esperanza. Patrick Bernard Pointe-au-Chêne, 2012 25 Tu
palabra influencia tu vida Las creencias son fuerzas que pueden ser renovadas sin cesar. Cree en la
potencia de una Presencia benévola e inteligente, es decir informada de tus intenciones más
secretas. Esta presencia re-armoniza las disonancias y los malestares de tu cuerpo físico y sutil.
Reinvéntate totalmente. Cree que son tus emociones y la naturaleza de tus pensamientos,
generalmente pesimistas, los que han creado las enfermedades, excrecencias o deformaciones de las
cuales sufres. De igual manera, tus pensamientos optimistas son los que lote mantienen con buena
salud. Nuevas emociones y pensamientos luminosos fácil y rápidamente te traen la armonía, la
energía, la felicidad del equilibrio, así como la buena fortuna. Escoge un momento de tu día, para
entrar en ti mismo, y perder de esta forma toda noción de tiempo y espacio. Visita tu jardín infinito
en secreto. Se trata más de una cultura que de una práctica. Conviértete en un jardinero de milagros.
Un milagro no es nada más que un hecho real que la ciencia no puede explicar razonablemente. El
sol que vemos cada día, y que también nos ve, es un milagro, puesto que es un fenómeno que
trasciende la razón y el cual no podemos ni explicar ni reproducir. Entrénate para probar la emoción
que experimentarías, si tu deseo más querido se hubiese hecho realidad, y así será. Sueña como si tu
sueño más grande estuviese ya produciéndose, y se producirá. ¿Por qué? Porque la realidad
temporal presentará una metamorfosis, fabricando en muchas maneras lo que sientes. Lo real, no
hace más que seguir la ley de la adaptación. Si crees que no tienes suerte, o que no puedes dar la
vuelta al mundo; la realidad se adaptará a tu conciencia, puesto que estás convencido y de ésta
manera nada, absolutamente nada, podrá protegerte de la mala suerte. Y tampoco le darás la vuelta
al mundo. No son únicamente tus pensamientos los que influencian el medio ambiente, son sobre
todo tus emociones, y más aún, tus sentimientos; por ende, tus creencias, tus hábitos, tu carácter, tu
destino. No se trata tanto de procurar que un destino se ponga en marcha, más bien, es el hecho de
estar seguro de sentir que desde ahora y de aquí en adelante, está en marcha. ¡Adelante! ¡Curva el
espacio-tiempo! Se tu propio redentor. ¿Puedes hacerlo? Sí, por supuesto: tus neuronas son
extensibles a tu voluntad y solo esperan una instrucción de tu parte para convertir tus lazos
corticales, en función de las informaciones que les s llegar diciendo, por ejemplo: “¡Estoy curado!,
o “Estoy muerto de cansancio”, o “Todo me es posible”, o “Siento que todo va mal”. Tú eres el
piloto. Ve a donde quieres, eres libre. Di, sintiendo que lo que dices es cierto, y teniendo en el
corazón un sentimiento de gratitud y de compasión por toda la humanidad: “Yo logro todo lo que
emprendo por el bien de todos, es maravilloso”. Así, recolectarás un triunfo. No tengas miedo del
lapso de entrega. Tranquilízate. Di, teniendo 26 la firme sensación de que lo que dices ya es un
hecho: “Siento que me recuperaré en un tiempo record; ¡es magnífico!” Recolectarás una mejoría
espontánea, fruto maduro y delicioso de curaciones milagrosas. Es la duda la que lo estropea todo.
No estamos seguros… No estamos convencidos de que podemos curarnos. Pensamos que todo está
arruinado. Y efectivamente, todo se derrumba. Sin embargo, tu jardín interior es fértil. Fertilízalo
aún más, esparciendo en tu corazón el abono natural que es el matrimonio de tu inteligencia y de tus
emociones. Esta fusión hará germinar las más bellas semillas de la vida intensa y feliz con la cual
sueñas, desde tu aparición en este mundo. Riégalas con la lluvia benéfica de la indisoluble unión de
lo mental y el sentimiento. De la alianza de esas dos fuerzas, la cabeza y el corazón, la Ciencia
verdadera y la Religión verdadera, brota el Amor Verdadero. La potencia de creación y de
manifestación de ese Amor es inagotable. Cualquiera que sea el nombre que le demos: potencia,
elohim, ángeles, arcángeles, devas o dioses; los guardianes de las Funciones Universales vendrán en
tu ayuda, cuando sientan tu deseo de renovación. Ellos te guiarán desde el interior, hacia el Ser
inefable que es la Fuente de todas las energías y de todas las curaciones, en el Centro de tu corazón.
Ese Centro del Corazón, o Sagrado Corazón (anahata chakra en la medicina Ayurvedica), es el
punto de convergencia de nuestros sentidos internos; es en realidad, el punto vital conocido como
conciencia. La conciencia, se corresponde con la fuente directa del fenómeno de la vida. La vida no
viene de la materia inerte, ella proviene de la Conciencia viviente. “La vida viene de la vida” dice
Bhaktivedanta Swami. Un ser viviente crea otro ser viviente que a su vez crea otro ser viviente, y de
esta forma hasta el infinito. Si la industrialización de la genética de síntesis logra, algún día,
realmente crear un ser que sea capaz de reproducirse por sí mismo, los genetistas no harán más que
probar que la vida viene de la vida. Se necesita que un genetista esté vivo para que su conciencia
pueda producir ese logro. La vida no proviene de una mezcla inerte. El clonaje proviene de un ser
consciente. Nada aparece “por casualidad” en el Universo. La expresión “Big Bang” no
corresponde a la realidad. Los científicos escogerán ver la realidad de frente, cambiando las
palabras “Big Bang”, por una verbalización más cercana de sus observaciones, como por ejemplo
“Big Design” (Gran Diseño), “Big Consciousness” (Gran Conciencia) o “Big Spirit” (Gran
Espiritu). La escuela de medicina enseña ciertas técnicas aptas para reparar el cuerpo, pero no
comprende de dónde viene la vida, ni tampoco qué pasa en el momento de la muerte. El nacimiento
no es el nacimiento del alma, y la muerte del cuerpo no es la muerte del alma. Este desconocimiento
genera una forma de angustia sorda e inconscientemente estresante, que es la causa de innumerables
enfermedades y de numerosos desánimos. El alma 27 es una fuerza vital salida de la Fuerza Vital
Infinita, y es por esto, que es viviente y saludable. En el momento en que ella se extravía y cae lejos
de su origen, los problemas de salud física comienzan, seguidos, por resonancias armónicas, se les
llama complicaciones físicas. Esta vida del alma individual, posee la facultad de integrarse en
cualquier organización de la materia, y por consiguiente, su biología solo pertenece en propio a la
Fuerza Vital de la cual proviene. Es una verdad, cuáles sean los medios materiales que ella asimile
para encarnarse en la atmósfera que mejor convenga a su evolución física. No hay evolución física
en el sentido en el que Darwin lo entendía. Un simio no se transforma en humanoide por necesidad
biológica. Pero el alma de un simio, puede evolucionar en alma humana, de tal manera, que al final
de su vida, la entidad que había tomado refugio en un cuerpo de simio reencarnará en una forma u
otra de vida humana. La verdadera curación es una evolución de la conciencia. En vez de curar el
cuerpo, nos curamos “del cuerpo”. Es decir que nos curamos de la identificación con el cuerpo,
cualquiera que él sea. Con el fin de penetrar las exterioridades de la materia, aumentamos la
potencia de nuestras percepciones sensoriales externas, a través del microscopio, el telescopio, el
computador, etc., de igual manera, es también posible agrandar nuestras percepciones sensoriales
internas a través de la dilatación del espíritu consciente. Se desarrollan entonces la clariaudiencia, la
clarividencia, la telepatía, la telequinesis, la transmisión de informaciones arcangélicas a través de
la canalización, etc. En un estado evolucionado, las personas no necesitan de la televisión; ellos
tienen visiones. Desde el principio de los tiempos, la energía sagrada de nuestras palabras es una de
las herramientas más potente para magnificar la conciencia y agudizar los sentidos internos. Los
cirujanos desconocen la existencia de nuestros sentidos internos (tales como el ajna chakra o
visudha chakra), pues esos sentidos son de otra naturaleza. Pero en vez de quedar ignorados,
negados, atrofiados o degenerados, los sentidos internos pueden despertarse bajo el impacto de la
vibración sonora consiente. Este despertar armónico conduce al desarrollo autónomo del ser
individual. Es a lo que los lobistas y los políticos más le temen, pues con el surgimiento de los
centros sensoriales internos, las personas se reapropian de su poder de decisión, y el control de las
almas escapa de aquellos y aquellas; los cuales tienen como agenda el monopolio de las masas. Es
por eso, que los grandes medios están bajo control total y estos temas son a menudo ridiculizados o
relegados al campo de la ciencia ficción. Poco importa. Esta inquisición mediático-política es
efímera, nos daremos cuenta pronto, que la salud y el equilibrio fisiológico del ser humano solo
dependen de la iluminación de su conciencia. Los sonidos conscientes crean ondas etéreas, que se
transforman en rayos de luz, los cuales restablecen la armonía del organismo a través de la 28
dilatación del corazón-conciencia. Estas ondas hacen nacer a su vez, el Amor Puro, que no necesita
ser amado para amar. Por oposición, las vibraciones sonoras tóxicas, crean frecuencias anapésticas
que se transforman en cargas pesadas y tenebrosas, y que desorganizan el cuerpo-espíritu. Las
ondas del Amor conducen hacia el Ascenso (la energía Kundalini-shakti asciende a lo largo de la
columna vertebral hasta la cima del cráneo); las frecuencias pesadas provocan la caída, es decir, -en
primer lugar- el derrumbamiento trágico del sistema inmunológico. Para saber si un sonido es
benéfico o maléfico, sagrado o tóxico, basta con escucharlo y sentirlo. La afirmación positiva alivia,
relaja, tranquiliza, sana, “desenreda” los nudos energéticos que bloquean la libre circulación de la
fuerza vital a través de los meridianos; ella abre el corazón e induce la Paz de las profundidades. La
afirmación tóxica, produce a su vez, la contracción del corazón, un sentimiento inexplicable de
malestar (que a veces pasa o se interpretaría como una diversión, al igual que en las películas de
terror a la moda), una incómoda sensación de ahogamiento en los pulmones, una excitación
nerviosa endiablada (que pasa o se interpretaría como una divertida sensación) produciendo el
debilitamiento de las defensas corporales y físicas, una sensación desagradable de cansancio
generalizado, creando una forma perjudicial de depresión o de enojo violento inexpresable. La
medicina del Cielo es una medicina sonora. En numerosas iconografías, los ángeles son
frecuentemente representados tocando un instrumento musical. Los sonidos influencian la
conciencia, la cual a su vez, tiene una influencia sobre la fisiología. El sonido o la vibración de la
palabra Amor cambia el comportamiento molecular del agua de nuestras células. Ella se forma, bajo
el impacto de ésta energía sonora, creando maravillosos rosetones (vitrales) dignos de las más bellas
catedrales y geometrías sagradas. El sonido de la palabra “odio”, transforma el agua de nuestras
células en verdaderas cloacas nauseabundas de una repugnante fealdad. La conciencia no es
entonces una vaga idea metafísica como pensaban en el siglo XIX los adeptos del materialismo
reduccionista. Ella es “neo biológica”, pues ella influye sobre nuestro estado fisiológico. El mérito
de la medicina será grande, cuando los venerables organismos, quienes son los que ejercen en esta
profesión; sean aptos para integrar un grado superior de participación de la vida. Una medicina que
no está en armonía con las Leyes de la naturaleza terrestre y celeste, es una medicina maléfica. Una
medicina que sí está en correspondencia con las Leyes Celestes, es una medicina angélica. Ella
existe consagrándose al restablecimiento de la salud armónica de los tres cuerpos: físico, mental-
emocional, psíquico. Ella es holística. La medicina angélica, es una transmisión de energía de Vida-
Luz. Ella está en perfecto acuerdo con la Armonía Divina Universal, la del Verbo y de Sus médiums
29 transparentes de todos los tiempos y de todos los templos, la de la universalidad y de la unidad
solar del Verbo, de donde todo ha salido y a donde todo debe regresar. Y entre más el espíritu
humano se mantenga en armonía con ella, más él recibe el espléndido beso de la luz viviente. Cree
en ella. Es decir, cree en la capacidad divina dentro de tí, para establecer tus propias condiciones
con respecto a la salud y a la realidad. En tu existencia cotidiana, conviértete en lo que quieres besar
sobre esta tierra. Tienes el potencial de ser especial al igual que todos los Cristos del universo lo
son, pues cada uno de nosotros es un átomo completo, participante del Todo Completo. Ya que por
naturaleza, eres de la misma substancia que Dios, no usurpas nada diciendo que eres divino. Deja
tus limitaciones y reconoce el gran don que se te ha dado desde toda eternidad. Algo es seguro: la
magia creadora en el origen de las cosas de tu vida, solo necesita tu consentimiento y tu atención.
Ofrécele tu aceptación diciéndole: “Sí, yo quiero”, y ella se valdrá de tus palabras mágicas para
desbloquear las energías contraídas, con el fin de lograr el milagro que deseas. Conviértete en el
atanor alquimista en el que se formará eso en lo cual sueñas más, por el bien y la felicidad de todos
los seres vivientes. Conviértete tu mismo en el peregrinaje hacia Shangrila, el “Bharat-Varsha”
celeste, el continente del Verbo creador, el reino sobre-astral, ahí en donde se derraman
apaciblemente las aguas límpidas de las fuentes consagradas. La Medicina Angélica te ama. Eres
amado. La medicina alópata no es mala en sí; el peligro no está ahí. El peligro se encuentra en el
espíritu de religiosidad médica con el cual ésta medicina es aún adoctrinada. Se cree en las técnicas
más que en el Amor. Eso no tiene ningún sentido. No es el tomar medicamentos que es nefasto en
sí; lo que es contra producente, es el sistema médico despreciativo que se cree Dios mismo, y que se
obliga a ignorar todo aquello que él no ha podido integrar; es decir, todo aquello que no le parece
objetivo, lucrativo, material, medible por máquinas cada vez más complicadas. Se olvida el sentido
común, simple e inteligible, ahí en donde la luz del Amor actúa, pues curar debe ser el único
propósito. Viene un tiempo en donde el médico “legal” entiende, que solo hay charlatanes en
medicina energética, y en donde el terapeuta se da cuenta que puede encontrar verdaderos médicos
sinceros en la medicina legal. Una misma fórmula no conviene a todo el mundo. Cuando la facultad
de medicina cae en el reino del poder, forma médicos que se organizan en secta apartada de la Luz
divina. Cuando los terapeutas tratan de hacernos creer que se han convertido en “maestros” de esto
o lo otro y que ellos son los que tienen la llave absoluta de la salud perfecta; naufragan, hundidos en
el precipicio de la vanidad y la desmesura de su ego. No tratemos de ser salvadores, seamos
acompañadores. Adormecer un síntoma durante unas 30 cuantas horas con una “orden médica”
alópata puede aliviar, es un hecho, pero no es en ese sentido que Hipócrates entendía la medicina; se
trata más de un tipo de “juego a escondidas” a los efectos secundarios alarmantes. Se toma un
riesgo loco de recubrir un mal que se reúsa a ser amordazado y que está gritando en lo profundo del
cuerpo, pidiendo ser reconocido y escuchado. Se elimina como se puede a través del bisturí, sin
ocuparse de la causa. Evidentemente, el efecto reaparece y hay que recomenzar la operación. Eso
hace girar la máquina de hacer dinero, mientras la gente sufre más y más, y se aumentan las dosis
de camuflaje químico. Los principios de deontología médica parecen haberse perdido bajo las
montañas de diplomas. Llamemos la luz de la terapéutica eterna, que está a la escucha de los
esfuerzos que hace la naturaleza en su obra de re armonización por la salud, y que actúa en el
mismo sentido, a través de la analogía y la similitud. ¿Por qué “luchar contra” la enfermedad que
trata de decirnos algo? Mejor escuchémosla. Ella nos enseñará a “actuar “por la salud armónica. La
enfermedad deberá salir de nuestra conciencia, y en su lugar, la idea de sanación deberá
implantarse. Todas las medicinas, las que fueren: alópata, homeópata, vibratoria, cuántica,
energética o espiritual; están llamadas a armonizar y a danzar con sus manos entrelazadas, una
danza de luz fotónica (la danza de partículas fundamentales llevadas por la luz de fotón, quantum
del campo electromagnético). Nuestros alumnos en las grandes facultades aprenden a cerrar su
corazón a la ternura. Ellos la substituyen con serios protocolos y maquinarias complejas, en pro de
la objetividad en la cual se les dice creer ciegamente. Ha llegado, tal vez, el tiempo de inculcarles
otra cosa. ¿Y si escogiéramos, de ahora en adelante, enseñarles la energía del espacio sagrado, la
presencia, la escucha, el acompañamiento, la compasión, el poder transformacional del Verbo que
estaba al inicio de los mundos y que aún está?. 31 Sé tierno contigo mismo Sé tierno contigo
mismo. No luches. Cuanto más luches contra algo, más ese algo es atraído hacia ti. Ten esto en
cuenta. Crees que para tener algo debes luchar y pelear para poseerlo. He ahí el problema. Estás, tal
vez, persuadido porque fuiste condicionado a pensar que este tipo de creencia era la verdad. No
creas más que tu pan será ganado con el sudor de tu frente, o con el sudor de la frente de alguien
más, lo cual es aún peor. ¿Hay que luchar contra el cáncer? ¿Declararle la guerra al cáncer? Entre
más luchemos contra la enfermedad, mas ella vendrá a nosotros. Sé simplemente tierno contigo
mismo. ¿Cómo negocias con los hechos trágicos que se te presentan? Percibe la ternura del
Universo en la aparente crueldad de las cosas y tu vida será fluida. Actúa en la consciencia del no-
actuar, sin ser apegado a los resultados de tus acciones. Todo está en su lugar en la galaxia, todo es
calculado con precisión, desde la aparición de los cometas hasta la hora de nuestra muerte corporal.
El riesgo de correr en el camino es el siguiente: todo se conmociona y las apariencias de la vida ya
no son lo que fueron antes; el ego discute y prefiere reinar en el infierno, antes que servir en el
paraíso. El Cristo viene a la ayuda del alma en progreso y dice: “Abandona todo y toma tu cruz si
quieres seguirme”. Qué significa esto, ¿tomar su cruz? Esto significa que es necesario crucificar en
nosotros las creencias negativas que nos causan culpa. Cuando tomas un medicamento, no sientas
ningún miedo; siéntete en vía de curación. Esta sensación tendrá el poder de curarte, así el
medicamento sea activo o simplemente un placebo. La curación está en ti. El Reino esta en ti. La
fuerza está en tí. Tu cerebro reaccionará a la sensación de que estás en proceso de curación; así el
tratamiento sea falso o no. Ten total confianza en el poder curativo de tu propia creencia. Aquello en
lo que crees podrá desencadenar una curación espontánea, en ti o en un ser importante para ti,
incluso a distancia. Cree en tu propia curación. Tu cuerpo es supra-inteligente y seguirá las
instrucciones que le das a través de la intervención de tu creencia. Si aún no hay una explicación del
todo racional a la manera con la cual el cuerpo se cura a sí mismo y de sí mismo; sí hay, al menos,
razones espirituales. La conexión entre el cuerpo y el espíritu viene de lo que siente la consciencia.
La conexión es el sentimiento. La remisión espontánea se desencadena por la fuerza del
sentimiento. La fuerza del sentimiento previene de la potencia de la creencia. Todo está
íntimamente conectado. Tu conciencia ejerce un efecto sobre cada célula de tu cuerpo, a través de lo
que sientes como hecho o verdad. Si crees, esto se producirá. ¿Sabes cuál es la llave que abrirá la
puerta y que hará saltar todas las cerraduras de la prisión interior? ¿Sabes cuál es la fórmula mágica
que hará mover la montaña? A una montaña de penas o remordimientos, dirás a esa montaña
muévase y ella se moverá. La llave está en ti. Esta llave representa 32 la comunión entre tu
pensamiento y tu emoción. Cuando lo mental llega a fusionarse al sentimiento, por medio del
empuje de la creencia; la montaña se moverá. No somos observadores pasivos, víctimas de un
destino injusto. Somos parcelas luminosas haciendo parte integrante de la Luz Suprema de Dios.
Participamos de Dios. Somos participantes. No es posible un Dios del cual no participemos. Somos
ángeles de vida, partículas infinitesimales del Ángel de la Vida Absoluta. Tenemos el poder de
observar el mundo, y el hecho de observar el mundo implica poder transformarlo. Si para ti algo
parece ser o existir, ese algo realmente es y existe incluso si ese algo solo parece existir para tí. Es
simple. La fuerza más poderosa del Universo está en ti. Las apariencias de la vida son diferentes a
lo que aprendiste en la escuela o la iglesia. He ahí la dificultad. La llave de una existencia
armoniosa en éste mundo, no reside en el control de las masas, se encuentra en el simple hecho de
crear en el corazón los sentimientos que transforman la vida. ¿Cómo funciona esto? Haciéndote un
“hijo del hombre”, es decir cubriendo el poder divino de unir un pensamiento a una emoción, y
creando deliberadamente de esta manera, una fuerza capaz de mover montañas en la realidad, o de
aquella que nos parece la realidad. Simbólicamente, he ahí la cruz que somos llamados a llevar,
siguiendo al Cristo. Ella es liviana y todo-poderosa. El mundo terrestre que te rodea, no hace más
que traducir los datos de lo que crees que es verdadero. Constantemente, envías órdenes precisas a
través de tus creencias, de destinos colectivos o de miedos personales. Es la naturaleza de esas
instrucciones la que determina la calidad de tu salud, de tus relaciones e incluso del estado de guerra
o de paz que reina en tu medio ambiente. Cambia el programa de tu conciencia y cambiará el
programa de tu realidad. A cambio de creer que todo va de mal en peor, cultiva tranquilamente el
sentimiento que todo va mejorando. Bendice tu corazón en lugar de maldecir el mundo. Te
bendecirás a tí mismo y bendecirás de este modo, al Universo entero. A menudo tengo esta
reflexión: “No he nacido, no estoy muerto, soy una fuerza vital que sobrevive a la disolución de la
materia; soy una chispa fractal del Divino y por consiguiente, soy cualitativamente idéntico al
Motivo Cósmico infinito del cual hago parte”. Así, a medida que me adentro en el infinitamente
pequeño, encuentro el infinitamente grande. Esa es mi religión. Ese es mi código de creencia
galáctica. Contrariamente a las antiguas religiones que generaron tantas guerras y tantas cruzadas,
tengo la certeza, que la luz fractal del Divino puede favorecer la armonía entre la gente, y crear
intercambios pacíficos entre los pueblos de la Tierra. Antes de descubrir en ti una conexión con las
imágenes que acostumbras a ver de Dios, o las ideas que crees de la Divinidad, antes de vislumbrar
la posibilidad de que todo lo que existe es hecho de la misma substancia, no espere el 33 estallido
de un nuevo conflicto mundial, no esperes la progresión imposible de frenar nuevas epidemias, el
terror a las armas nucleares o las hambrunas generalizadas causadas por los cambios climáticos. La
alternativa está en nosotros y comienza con el sentimiento, con aquello que percibimos como real,
aquello que creemos es verdadero. Existe un potencial. La materia no es fija. Es una potencialidad.
Todo es cuánticamente posible. Si tu corazón es duro, tu vida será dura. Entre más acariciemos
nuestro corazón, mas nuestra vida será tierna. De esta forma es posible mejorar nuestro programa
interior llamado “computador milagro”. Cambia el código de tu conexión-realidad. Cambia tu
programa de trato al corazón. Trátate a ti mismo y trata al mundo que te rodea, en función de ese
nuevo programa llamado “milagro”, el cual trasciende las prisiones de la ciencia y de la religión.
Inyecta la información “Paz” en los programas de simulación galáctica. ¿Puedes realmente hacerlo?
¡Por supuesto! Eres una parte de Dios, el Gran Programador que concibió las galaxias. Es ahí,
precisamente, que el fundamento mismo de todas las religiones es afectado. Todo es renovado
según los tiempos y las circunstancias. La Verdad Absoluta sigue siendo la misma; es la percepción
que tenemos la que es nueva. Lo que creemos tiene un poderoso efecto en nuestra salud y la salud
del mundo entero. ¿Por qué? Porque lo que creemos provoca una dinámica, un tipo de
desencadenamiento de hechos y resonancias. Todo lo que pensemos que es verdad repercute en cada
una de nuestras células y sobre la tierra entera. ¿Qué es lo que hace que nuestras creencias sean tan
poderosas? Es la existencia del Brahman, del Brahmayoti, esa Matriz Divina Vibrante, la cual es un
Campo Akásico Inteligente y Consciente, en el cual todo se sumerge. Es por la intervención de ésta
Memoria Omnipenetrante y Luminosa que el Gran Espíritu mantiene la cohesión de las partículas
de tu corazón el cual late en este mismo instante. Ninguno de tus pensamientos está perdido,
ninguna de tus elecciones se disipa inútilmente. Todo entra en resonancia con el Brahman, con el
Espíritu Santo, el Gran Espíritu, el Espíritu de Dios omnipresente en todo objeto y a todo momento.
Juegas un papel crucial, en el aspecto que toma el mundo. Porque eres un participante del Espíritu
Creador, interactúas constantemente con la esencia de la realidad, conscientemente o
inconscientemente. Sé tierno con las cosas que te rodean, y las cosas serán tiernas contigo. Bendice
y serás bendecido. Ama y serás amado. Comprende y serás comprendido. Colma las necesidades del
prójimo y tus necesidades serán colmadas. Cura enfermedades y serás curado. Perdona y serás
perdonado. Recordemos que cuando el deseo de acaparar las cosas o de dominar a otros desaparece,
una misteriosa opulencia aparece en nosotros. Las joyas aparecen cuando la ambición de poseerlo
todo nos abandona. La paz se establece cuando el apetito de agarrar se transforma en atracción por
el servicio y el compartir. La felicidad se instala definitivamente cuando 34 dejamos de envidiar el
bien del prójimo, cuando nos desatamos de una vez por todas de esa enfermedad crónica de querer
controlar todo, verificar, probar, justificar. Más trato de comprender y menos siento. Menos siento y
más la realidad se me escapa, pues es aquello que percibo en el fondo de mi corazón que genera la
Fuerza de la cual todo depende. Finalmente, la vida no proviene de una explosión de productos
químicos. Las condiciones de vida provienen de una mezcla de pensamientos y emociones y de la
fusión de esos dos elementos. Limpia con ternura el espejo de tu conciencia y verás tú mismo en
todo tu esplendor. El Espíritu del Universo responderá a la creencia que llevas dentro de ti. Siempre
atraerás las condiciones en las cuales pones más tu atención. Llegan a nosotros las cosas en las que
más creemos. Cree en la sanación, en la paz del mundo, en la bondad inherente de los seres
humanos. No creas más en las malas noticias, las cuales son martilladas día a día en la pantalla de tu
televisor. Solo se trata de una inconsecuente manipulación política, que quiere condicionarte a creer
que todo es peligroso. Quiebra el sortilegio. Sal de la hipnosis en masa. Contempla tranquilamente
tu visión interior, en lugar de quedarte hechizado por una televisión exterior. Libérate. Sé un rebelde
angélico por el bien de todos los seres vivientes. Siguiendo el sendero del Amor y la compasión,
siguiendo los caminos de tu propia armonía, alcanzarás la sanación perfecta de tu consciencia. Y las
elecciones que hagas en el momento presente tendrán un efecto, incluso, en eventos anteriores.
Todo está íntimamente interconectado por las ondas invisibles de las emisiones virtuales y visuales
de tus creencias. Todo el trabajo consiste en trascender los límites de lo que creemos posible hacer.
Todas las visiones del mundo son posibles. La guerra y la paz, el Amor y el odio, la enfermedad y la
sanación, la hambruna y la abundancia. La realidad se adaptará a lo que más creamos como un
hecho adaptado a la realidad. La materia no es más que una potencialidad en constante migración.
La fuerza de una visión, no depende solo de la manera con la que escogemos visualizar esta
realidad. Yo dejé de creer en todo lo que mis profesores dijeron al respecto del origen de las cosas,
porque la mayoría de sus creencias eran erróneas. Igualmente, dejé de creer en lo que me dicen
aquellos que aceptaron artificialmente la orden de renunciación. Nada es malo en este mundo.
¿Renunciar a qué? La única cosa a la cual podemos renunciar es una mala concepción de nosotros
mismos. Son nuestros espíritus los que son atormentados. Tanto, que nuestro espíritu no cree tener
el poder de disolver el velo de ilusión que nos tapa la realidad, una renunciación exterior es inútil e
incluso perjudicial. No te dejes confundir. Darle la espalda al mundo no te traerá ni liberación ni
paz. La independencia alegre y la felicidad de la autonomía están en nosotros. Lo que nos impide
gozar plenamente de esa independencia y autonomía no es la familia, la sociedad o el mundo, es
más el ansia material, los deseos no controlados, los violentos enfurecimientos emocionales, la
envidia, la crítica, destructiva, 35 los celos, el descontento crónico y la ausencia de gratitud. Las
guerras religiosas entre supuestos “renunciados” y entre aparentes “religiosos” son una forma de
hipocresía particularmente cruel que trae reacciones muy penosas a todos los participantes.
Podemos optar por comprender que todos los Libros Sagrados son Libros Santos. El Corán es un
Libro Santo. La Biblia es un Libro Santo. La Tora, El Bhagavad Gita, le Zen Avesta son Libros
Santos. Un pastor Evangelista que quiere quemar el Corán no tiene la mínima idea de lo que está
haciendo, y no conoce nada ni de la religión ni de la espiritualidad. Se deja llevar por una creencia
errónea que lo lleva, a él y a sus simpatizantes a condiciones de vida muy difíciles. Para conocer la
armonía del Cielo y de la Tierra, el hombre tiene el poder de atestiguar de maneras diversas de un
Dios Único quien se manifiesta bajo miles de formas, bajo miles de Nombres y en cantidades de
roles. Un devoto de Krishna que se expresa desdeñosamente sobre Nuestro Señor Jesús-Cristo no ha
comprendido absolutamente nada de su propia espiritualidad. Aunque su parte divina tiene a Sri
Krishna, él no sabe dar la misma estima a Allah, Jehovah y Buda que al Niño Jesús. Algunos
mahometanos refieren un juicio desdeñoso de Krishna pues ellos no lo entienden, de la misma
forma en que algunos hindús o vaisnavas portan una mirada orgullosa y altanera sobre Allah o
Jesús-Cristo, pues ellos no pueden discernirlos tampoco. Concedamos a nosotros mismos el don de
ver al Señor del Corazón en todo, y de amarlo en cada persona. En las galaxias, las diferencias de
opinión no vienen solo de Él. Si queremos realmente dominar la inquietud en la que nuestros
espíritus están sumergidos, podemos optar por entregarnos a la Presencia Inmutable del Ser
Supremo en todo, enteramente. Ahí está el remedio a todas las penas de la existencia. Ojalá
pudiéramos ser tiernos en consideración de nuestras creencias más profundas y las más secretas.
Son ellas las que determinarán las condiciones en las cuales existiremos durante decenas de años en
esta plataforma de existencia, y en las cuales reencarnaremos en nuestra vida próxima. La paz y la
plenitud de nuestra conciencia producirán un estado similar. La paz interior aparece cuando la
conciencia se eleva por encima de todas las diferencias entre las múltiples concepciones de Dios, el
Único, quien no tiene segundo. La plenitud del corazón se manifiesta cuando la conciencia
simpatiza con todos los cultos, con todas las religiones, con todas las filosofías verdaderamente
dignas de ese nombre, ya que todas presentan el Espíritu del Infinito bajo uno u otro de sus
infinitamente numerosos aspectos, todas gozando de un igual respeto hacia Él. Todo el problema
viene de aquello por lo cual nuestro corazón se volvió duro cerrándose a sí mismo. Cuando éste se
enternezca de nuevo, las diversas concepciones de la realidad solo serán simples puntos de vista
correspondiendo a un grado de evolución diferente de la conciencia humana. 36 El código secreto
de los ángeles En ocasiones, me encuentro con personas que me dicen no creer en la existencia de
los ángeles. Yo les respondo entonces que por efecto de reciprocidad, los ángeles tampoco creen en
ellos. Cómo pretendes que los ángeles crean en ti, si tú no crees en ellos? ¿Cómo esperas que los
milagros se manifiesten en tu vida, si no crees en milagros? Si no tengo confianza en la Conciencia
del Universo, ella no tendrá tampoco confianza en mí. Si no creo en Dios, ¿por qué Dios creería en
mí? Toda la energía del cosmos funciona en los dos sentidos. El Yang es incompleto sin el Ying y
viceversa. La información universal de los mundos manifestados posee un diseño innato, y ese
diseño es transportado por las presencias cósmicas conscientes e inteligentes, que múltiples
tradiciones esotéricas llaman “los ángeles”. Se encuentran en todas partes, tanto en las revelaciones
metafísicas de los Vedas como en la santa Biblia, la Tora hebrea el santo Corán. Los ángeles
constituyen un puente armónico entre todas las religiones. Es ya un milagro de la universalidad. La
palabra ángel viene del griego “aggeloi” que luego se convirtió en “angeli” en latín;”angel” en
inglés; “ángel” en español, etc. Como lo indica el termino hebreo “malakim”, los ángeles son
mensajeros de un poder galáctico divino que sobrepasa el intelecto humano. Su función es antes que
todo la de transmitirnos mensajes. Ellos lo hacen como un servicio para nuestra protección, nuestra
sanación y nuestro avance espiritual. Su fin es que encontremos en nosotros mismos nuestro poder
divino perdido. Tal es tu misión. Con frecuencia, es suficiente llamarlos con un corazón sosegado
para que ellos nos favorezcan a través de inspiraciones celestes inconcebibles para la razón. Sin
embargo, nos ocurre con frecuencia el no estar dispuestos a reconocerles de inmediato, pues ellos
aparecen bajo diferentes formas. Ellos pueden venir a nosotros bajo el aspecto de jardinero o de un
perro guía, de un águila, de un colibrí. Ellos pueden aparecer bajo la forma de un ayudante,
aparentando trabajar en una estación de gasolina o en un taller, por la simple razón de darnos un
mensaje importante. Solo se requiere escuchar, es decir estar atento a todos los detalles de la vida, y
de estar en estado de escucha interior. No estamos nunca solos, pues nuestro ángel personal vigila
sobre nosotros noche y día. Él no puede interferir abiertamente en los rodamientos de nuestro
destino, pero él puede inspirar y cambiar el curso de las cosas. Los ángeles nos dan siempre un
inmenso consuelo. Su mensaje más importante está hecho de espontaneidad, de independencia y de
buena voluntad. Es decir que sus palabras místicas no son calculadas por ningún motivo personal y
que ellas no dependen de ningún organismo sectario. Por ejemplo, el ángel que me inspira
cotidianamente me hace comprender que mi religión no es el resultado de algo que puedo practicar.
El hecho de unirme a mi Dios interior constituye mi verdadera religión, pero 37 no es una práctica.
Entro en mi religión en el momento en el que comienzo a soltar mis preocupaciones; el instante en
el que dejo correr mis problemas y penas; el momento en el que me relajo de mis tensiones
completamente, pase lo que pase. Estoy con Dios cuando estoy sin tensión y me resigno
alegremente a la voluntad del Señor del Universo. Esta voluntad no tiene nada de misterioso: es
solamente lo que ocurre ahora en el lugar en donde me encuentro. A veces nos volvemos religiosos
sin incluso darnos cuenta. Alguien quien es apacible, amoroso, silencioso, lucido, generoso o
agradecido con las fuerzas de la Naturaleza, está en estado de verdadera religión. Es decir que él se
encuentra en estado de espiritualidad profunda, pero sin espíritu de religiosidad. A los ángeles no les
gustan los intereses religiosos específicos. Las creencias limitadas a una parroquia o a un
movimiento en particular los hace huir. Ellos no hacen ninguna diferencia entre un cristiano y un
musulmán, entre un budista y un hinduista, entre un parsi, un sikh o un judío, entre un hombre o una
mujer, entre un presidente de la república o un pequeño comerciante. Para ellos, todos los seres son
inseparables y lo que el uno le haga a otro, en realidad él lo hace también a sí mismo. Las
conciencias de los ángeles, son un florecimiento de descanso; es la aparición de la flor del corazón
con el cese de deseos egoístas, la relajación de la mente emocional, el reposo interior. Ellos no
tienen ideología, no tienen dogma. Su filosofía es natural. Ella consiste en saber que en lo que
queremos convertirnos, en realidad, ya lo somos. La palabra crística “rece (rezar) como si ya
hubiese recibido” podría sintetizar muy bien su intención primera. Esto no se practica. Es un estado
de ánimo, un estado del ser. Si practico una forma u otra de religiosidad, estaré automáticamente
tenso. Es inevitable pues toda práctica implica una tensión hacia un resultado. Un practicante no
puede relajarse, porque si se relaja, comenzará a tener miedo de cometer algún pecado capital. Un
ángel no tiene necesariamente una apariencia angélica. Recuerdo que en 1972, en Ámsterdam, un
ángel vino a salvarme de dar un fuerte y mal paso; se presentó bajo la forma de un “ángel del
infierno”. Con una chaqueta en cuero, con cadenas y todo el disfraz de un “ángel del infierno”
perfecto. Desde ese día, nada me asombra con los ángeles. Ellos tienen un sentido del humor
particularmente desarrollado. Su verdad no puede ser practicada. Solo puede ser vivida. Solo basta
con aceptarla y disolverse en ella. El sentimiento de plenitud que procede de tal estado es
magnífico, indescriptible con las palabras. Es un sentimiento de inmersión, el cual no se olvida
jamás. Permanece en nosotros, y se convierte en lo que somos. Es un sentimiento que vive a través
de nosotros, y el cual se comunica a los demás. Los ángeles representan más una experiencia
personal que una creencia de grupo. Sus alas son el símbolo de la luz áurica y electromagnética que
los rodea y los eleva. Es a través de esa luz que ellos transmiten sus intenciones. Ellos nos dirigen y
nos guían hasta que podamos 38 decir sí a todo, sin condición. Ese sí total hace danzar a Dios en
nosotros, y nos volvemos felices. Ese estado de felicidad se escucha a nuestro alrededor, pues se
trata de una vibración sutil la cual es positivamente contagiosa. Y de esa forma nos sentimos
bendecidos. Es así que tendremos el santo poder de bendecir a todos aquellos y aquellas que
encontremos. De hecho, podemos bendecir toda la existencia, desde el vaso de agua que llevamos a
nuestros labios hasta la Tierra entera. Los ángeles se ríen de nosotros cuando viene la hora de
perderlo todo. Ellos destilan una gran energía de coraje y de amor en lo profundo de nuestros
corazones heridos. Ellos ríen también de ellos mismos. Se podría decir que la risa es propia de los
ángeles. Ríen, pues están perfectamente relajados. Un yogui que toma su práctica demasiado en
serio no puede reír, pues está tenso. El busca algo. El espera un resultado. Él tiene expectativas y
todo su cuerpo se tensa hacia ese espejismo. El código secreto de los ángeles es que no existe
ninguna dualidad entre el cuerpo y el espíritu. Muchos espiritualistas piensan: “yo no soy este
cuerpo”. Es verdad, pero nos sentimos al interior del cuerpo en vez de sentir que estamos “con” el
cuerpo. Los ángeles no hacen diferencia entre el alma, el espíritu y el cuerpo. Todo es Uno,
unificado, espiritualizado, divinizado, armonizado. Ellos los saben porque viven en el Amor divino.
Tal es el secreto de la Sanación Angélica. La Unidad es un puente por encima de la multiplicidad.
Es una pasarela por encima de las ansiedades de la dualidad del mundo, por encima del tiempo y del
espacio, por encima de la muerte y el odio, por encima de los prejuicios y los celos. No renuncie al
cuerpo. Él es el templo de su Dios interior. Amelo como a su amante, como a su amigo, como su
sede administrativa. Le fue dado a usted por las fuerzas celestes del reino súper-subjetivo, en donde
todo es intuiciones trascendentales. Usted está “con” ese cuerpo por algunas decenas y luego
transmigrará en otro cuerpo. Un cuerpo de materia o un cuerpo de luz según la visión que usted
porta en sí mismo. Los ángeles quieren transmitirnos la idea de volvernos un ser integrado. Para
ellos, Dios es un bailarín, un músico, un poeta, un amoroso. No es un juez. El no solo ha creado el
mundo: él es el mundo. No hay separación entre el bailarín y la danza. La Fuente de las energías y
la energía son Uno. Dios danza y canta sobre cada hoja de arce, en el corazón de cada flor, en cada
copo de nieve, en cada arco iris, en cada aurora boreal, bajo cada colina, en el chorreo de cada
fuente límpida, en cada ave, en cada vaca sagrada que ramonea la verde hierba de los campos, en la
paz del amor de una madre por sus hijos, en cada nube, en cada gota de lluvia, cada relámpago,
cada estrella. Él es todo; simultáneamente e inconcebiblemente él está también fuera de todo.
Encarna tu cuerpo con el fin de hacer de él un templo de Luz. Acepta tus emociones con el fin de
transformarlas en vibración de Amor puro. Vuélvete tu mental con el fin de impregnarlo de
vibraciones sonoras 39 espirituales del Santo Nombre de su Divinidad bienaventurada. Sea Uno con
todo y simultáneamente diferente de todo. Para los ángeles, Dios también es una mujer. En el
Universo, no hay Dios patriarcal sin contrapartida femenina. Son bastantes los religiosos que se
equivocan en este tema. De hecho, incluso nuestros propios ángeles guardianes son de naturaleza
femenina, pues esos grandes seres poseen una visión periférica y un sexto sentido en lugar de
simplemente tener un centro de interés focalizado. Los ángeles adoran a la Gran Diosa, la Madre
Divina, La Matriz del Universo. En su corazón, el aspecto compasivo y femenino del Absoluto
guarda siempre a Dios bajo su influencia. Sin la compasión pura de Srimati Radharani, Krishna es
imperfecto. Y sin Krishna, Radharani no sabría existir. No hay distinción, no hay separación entre el
masculino divino y el femenino divino. No hay distinción entre Shakti y Shiva; entre María y Jesús;
entre Kuan-Yin y Buda. Sin el Amor Incondicional de la diosa Kuan-Yin, el mundo caería
inmediatamente en la barbarie de los soldados pagados para matar por el interés de algunos jefes de
guerra talibanisados. Sin la energía femenina de los ángeles de luz, la civilización se convertiría
muy rápido en un juego de vídeo de destrucción total, o los hombres se entrematarían en nombre de
intereses, de la sobrevivencia o de una interpretación religiosa patriarcal satisfaciendo sus más bajos
instintos. La esperanza del mundo entero reside en el Espíritu de la Gran Diosa, el Alma de la vida,
la Sabiduría, la Compasión, la Verdad y la Belleza. Tu cuerpo no es nada más que la materialización
de tu alma. Y por consiguiente, tu conciencia constituye el dinamismo inherente de tu cuerpo. He
ahí el código angélico. ¿Se ha visto ya un alma sin un cuerpo? El alma siempre tiene un tipo de
vehículo. Ella se infiltra en él de manera tal, que ella se vuelve él, así ese vehículo sea un cuerpo
fluídico, físico o espiritual. Tu cuerpo representa tu alma-conciencia convertida en visible. Tu alma
“es” tu cuerpo invisible integrado a tu conciencia. Así, para los niveles de conciencia angélica, nada
es santo o no santo. No hay desacuerdo entre lo espiritual y lo material. La realidad es lo que es, es
decir que la realidad se vuelve para ti la imagen de tu conciencia. El Reino de los Cielos está en ti,
no únicamente en una iglesia o un templo. Dios se te revela de la manera como lo concibes y no de
otra forma. El resto solo es una creencia dogmática, burocrática y política. Todo eso no durará. Lo
que dura es lo Universal. Todo el resto pasará con las pruebas del tiempo. Abandona el pasado. Te
sentirás de inmediato libre como son libres los ángeles. El pasado acumula polvo sobre el espejo de
tu mente. No puedes verte más en todo tu esplendor divino. No acumules ese polvo. Es pesado y
tóxico. Has morir el pasado en ti y algo maravilloso resucitará. La única disciplina de los ángeles es
la de desapegarse del pasado y el porvenir. Los ángeles viven el momento presente, tal es el código
de su existencia. No hay nada que decir fuera de eso. Este libro que lees no hace más que dar
herramientas de una simplicidad desarmante para desarrollar el gusto de vivir el instante 40
presente, y así liberarnos de cadenas de problemas y de dolores. El arte más grande es el de ser. El
código angélico es el existir a través de las paradojas de los opuestos. Los alquimistas de la Edad
Media decían “solve et coagula” (“descomponer y recomponer”). Si favorecemos una ideología
única y rechazamos todas las demás, estaremos perdidos pues estaremos divididos. Así solo
crearemos conflictos en nosotros mismos y para el mundo. Aceptando y recibiendo en nuestro
corazón los aspectos de la realidad, somos ricos en plenitud desde ahora, en el instante presente. El
pasado se aferra a las ideologías dogmáticas porque el pasado es un recogedor de polvo. Guarda tus
recuerdos, pero sin aferrarte a ellos inútilmente. El código de caminar sobre el fuego de la vida.
¿Cómo se hace eso? ¿A través del pensamiento positivo? Todo es relativo: el pensamiento positivo
no funciona para aquellos que tengan su subconsciente saturado de pensamientos negativos. Esto no
hace más que volverlos aún más culpables y avergonzados de sí mismos. Actúa. Crea una imagen
en tu espíritu, en la cual ya estás caminando libremente sobre el fuego. Obsérvate alcanzando
fácilmente el otro lado del fuego. No pienses que va a quemarte. Mírate a ti mismo, cómo quisieras
ser. Por Amor, y en una actitud de servicio rendido al Universo. El código es muy simple. Si actúas
con un fin altruista, por el bien y la felicidad de todos los seres vivientes, sean cristianos, ateos u
otros, el poder se arraigará en ti. La paz de las profundidades es para ti. Solo existe una realidad
elemental. Negarla solo destruye nuestros sueños más preciosos. Esta realidad implica que en el
instante preciso en el que escogí verme, y para actuar como si estuviese en la situación deseada; los
ángeles de la santa providencia me siguen y sostienen mi paso. En definitiva, el código secreto de
los ángeles es una ola de armonía que tiene por función desplegarse sobre la tierra entera y llevarse
con ella todas nuestras viejas creencias. Según este código, todas las grandes encarnaciones del
mundo, en el curso de las diferentes épocas, están armoniosamente de acuerdo en sus mensajes de la
Verdad. Los ángeles no tratan de hacer penetrar a la fuerza en nuestros espíritus una u otra
enseñanza como la única verdadera revelación de Dios. Ellos no practican el proselitismo. No
tienen predilección por una fe o una religión específica. Al contrario, tienen la más grande
veneración hacia los Guías-fundadores de todas las grandes revelaciones del Universo. Cada uno de
ellos según su misión y su grado, esos Seres de Luz son Todos y Todas representaciones de una
misma Realidad. “Dios se revela a nosotros de la manera en la que somos conscientes de él”. Tal es
la ecuación del Cielo. 41 No renuncies Tengo fe en la acción curativa de un poder cósmico y tengo
fe en la acción de la gracia. Y si busco ésta experiencia a través de la tensión y el esfuerzo, no capto
ni gracia, ni poder, ni sanación. En el Zen, el monje aspira al satori, pero si él lo busca en el
esfuerzo, no lo encuentra ni llega a nada. Sanar no es luchar contra la enfermedad. El Veda nos
enseña a no renunciar al trabajo. Pero, simultáneamente, deberíamos dejar de ansiar los resultados
de nuestras acciones. La acción sin tensión. La voluntad sin esfuerzo. Se trata de proseguir el acto,
la creación, la obra de vida, el trabajo diario, los intercambios comerciales, las empresas
terapéuticas, la limpieza de los dormitorios, los rezos, la recogida de basuras etc. Pero sin tratar de
obtener por un esfuerzo sostenido, la recompensa del trabajo logrado. El gesto, cualquiera que sea,
es logrado pasivamente. Ponemos todo nuestro corazón y lo hacemos lo mejor posible, pero no lo
hacemos por nosotros. Es de ahí “determinación pasiva”, de la acción en la inacción. En la
contemplación cristiana, existe igualmente una producción de energía pasiva causada por el cese de
pensamientos, y ocurre cuando el espíritu en oración se torna hacia la adoración de Jesucristo. Es
ésta energía pasiva que la conciencia busca en mi búsqueda de visión, en un progreso hacia la luz de
la armonía. Las ondas de muy alta amplitud que son captadas, y que pueden ser cuantificadas
durante la meditación puramente terapéutica, no pueden ser comparadas a la profunda comunión
espiritual que el mediante contemplativo logra en el Amor divino. En la mayoría de las grandes
religiones, la esencia interna de la práctica es mucho más importante que la forma externa. Los
rituales, las normas, las diferentes disciplinas hacen parte de la forma externa y exigen un esfuerzo
consciente. Por ésta razón, son con frecuencia contraproducentes. A lo largo de mis experiencias en
el seno de diversos movimientos religiosos, pude observar en varias ocasiones que se le daba
importancia a la manera de vestirse o peinarse, y a la apariencia exterior en general, más que a la
intensidad de la apertura del corazón. Los estados de conciencia hacen parte de la esencia interna de
las cosas, y representan aquello en lo cual el buscador debería, normalmente, fijar su atención. Todo
el resto es solo un accesorio. En algunos centros en donde se practica una forma más o menos alta
de yoga, los instructores con frecuencia se concentran en el control de funciones corporales y en el
desarrollo de los poderes del espíritu. A largo 42 plazo, todo esto puede volverse molesto, pues
todos esos esfuerzos son tenidos por muy pocas cosas que apunten al ideal de unión con la
conciencia del Alma Suprema o Superalma, aquella que nos instruye y nos guía en el interior. Esta
diferencia entre la forma externa y la esencia interna es atemporal. En la Edad Media, los
alquimistas hacían la selección entre aquellos que practicaban el arte alquimista para obtener oro y
aquellos que comprendían que la transmutación real se hacía en realidad, en su propia conciencia.
No obstante, los místicos están también presentes en el seno de grupos religiosos. Ellos siguen las
reglas y modas de su comunidad pero sin apegarse a ellas y casi sin prestarles atención. Con
frecuencia, se les ve de formas inesperadas; se ocupan del jardín del monasterio o hacen la limpieza
en las cocinas. La mayoría del tiempo pasan desapercibidos. Se les ve también tanto en una ermita
como en un ashram vaisnava, tanto en una sinagoga judía como en una mezquita musulmana. Su
presencia se hace sentir tanto en un templo zen como en un monasterio de carmelitas. Algo muy
precioso irradia alrededor de estos seres y su energía pasiva es de hecho espiritualmente muy
atractiva ya que ella alimenta y refuerza a cada segundo el equilibrio armónico del mundo entero.
Su corazón es libre, ellos se dan vida y nacen cada día, sin lucha, sin violencia, con ternura y
suavidad. Si queda una batalla que cumplir, no es contra un enemigo exterior. La única
confrontación que queda por evocar es un empuje interior que transforma los “parásitos” del mental
y del corazón, en luz, en belleza y amor. El poder sanador de la naturaleza universal puede entonces
expresarse. Y si sanar fuese antes que todo, ¿el reencontrar la armonía y ponerse de acuerdo con las
circunstancias de la vida? Eso puede significar algunas veces acoger en tu corazón la idea de la
muerte para reconciliarte con las fuerzas de la vida. Más tememos a la muerte, más la atraemos.
Más acogemos con comprensión amor y sabiduría, mas ella parece desinteresarse en nosotros. No
renuncies ni a la muerte ni a la vida. La sanación del alma toma a veces caminos bien asombrosos.
Pero la esencia interna de los místicos nos muestra la vía; y ésta es la sumersión del alma en los
laberintos del corazón. En este estado de conciencia, nada más es material. Todo es Dios. Todo es
Conciencia. ¿Por qué deberíamos renunciar a ella? ¿En que propósito inconfesado deberíamos
despojarnos de todo lo que la Vida tiene para ofrecernos? No te prives de amor humano, no
renuncies a tu libertad, a tu felicidad, a tu calidad de hombre o mujer. No abandones el trabajo, la
vida de sociedad, las amistades, a aquel o aquella que amas. No entierres todo eso en nombre de
cualquier secta religiosa que busca atraerte con un cielo nirvánico. No se rinda ante los honores, las
dignidades o las funciones que el destino te ofrece. ¡Trasciéndelos! Observando bien, parece que los
grandes buscadores de la verdad abandonan el espíritu de posesión, pero ellos no renuncian a los
objetos. Ellos abandonan todo movimiento o Iglesia que considere el alma y las experiencias
espirituales como su dominio exclusivo, 43 pero no renuncian a su búsqueda de la verdad.
Renunciar o explotar es exactamente el mismo error en el trayecto. Un sentido profundo de
seguridad espiritual no vendrá así. El abandono total de los seres o de las cosas no es lo que nos ha
sido pedido. Su explotación aún menos. En la Biblia como en el Bhagavad Gita, Dios, bajo el
aspecto del Ser Supremo, ya ha determinado la acción. La acción no se deja por cuenta propia. No
se renuncia a ella. Todo lo que se le pide al ser humano es no sentirse concernido por los resultados
de la acción. Krishna pide a su amigo Arjuna dejar el apego a los resultados, pero le pide no
renunciar al actuar. ¡Es maravillosamente liberador! ¿Por qué? Porque al mismo tiempo, nos
apartamos de todo aquello que nos liga a toda preocupación. Actuando, se le dejan a la Conciencia
Universal los resultados de nuestras acciones, y de esa manera; toda obsesión, toda inquietud y todo
problema. Es la libertad. De esta manera nos volvemos, internamente, benévolos activos y apacibles
al servicio de la Guía de los Acompañadores Celestes. El Reino está en nosotros Todo depende del
poder divino que está en nosotros; es por eso que se dice que todo depende de Dios. Nosotros
participamos del poder de la creación. Todo depende de la naturaleza de las emisiones de energía
que emanan de nuestras creencias, y que fabrican nuestra existencia. No existe ningún vacío entre
las cosas, y todo está inmerso en un campo de energía informada. La información viene de nosotros.
Ella es aquello que creemos ser capaces de hacer o no. Nuestros sentimientos y pensamientos tienen
un impacto real en el mundo, en nuestro entorno. El universo es interactivo y hacemos parte de él.
Nada ocurre por casualidad. La energía inteligente, en la cual nosotros nos agitamos, no permanece
nunca inactiva. Ella se reorganiza constantemente, reaccionando a la manera con la que percibimos
los eventos que nos ocurren. Habíamos creído, en el pasado, ser las víctimas de un destino injusto y
ciego. Hoy sabemos que somos los co-creadores. No juzgues la Conciencia Absoluta, en función de
la comodidad material que posees, o en función de la penuria que estás sufriendo. Todo viene de
nosotros. Las pruebas que debo experimentar, según la fuerza de las reacciones generadas por
acciones ejecutadas en mis vidas precedentes, son -sin ninguna duda- necesarias para mi ampliación
física. De otra manera, éstas no existirían. De todos los dones que el amor y la bondad angelical nos
ofrecen en la tierra, el más grande es el de la satisfacción que se desarrolla en cada uno de nosotros,
cuando comenzamos a comprender que todo llega por una razón precisa, incluso nuestras más
grandes desgracias. He aquí el diagnóstico: tan pronto como las cosas no funcionan como yo
espero, me irrito y mi mental disgustado se agita como la vela de un barco 44 en una noche de
tormenta. He aquí el remedio: sentir en mi corazón que una Conciencia inmanente a la vida, me da
la oportunidad de controlar mi ego humano emocional, sumergido por las frustraciones con las
cuales él se identifica. Fijarme como “maestro”, “Yogui” o “discípulo”, y continuar perdiendo
paciencia por un sí o un no, no me ayudará. No se trata de amar a Dios. Al querer amar a Dios,
despliego mis oraciones mecánicamente, pensándome mejor que los otros. Al cantar mis plegarias o
mis mantras creyendo que debo amar a Dios, mi ego humano se endurecerá y se irritará, cuando la
función de las oraciones (o del japa mantrico) justamente debería ser la de ablandarlo y reducirlo.
De lo que se trata, es de darnos cuenta en nuestros corazones, que la Presencia Universal es Amor
sin condición. Simbólicamente, los demonios que el Cristo elimina en el Evangelio, o que el Señor
Krishna libera en los Vedas, no son ni más ni menos que las pasiones toxicas que arruinan la
conciencia humana. Los “infieles” que el islamista fanático quiere matar están en su interior, pero
desgraciadamente, él no lo sabe. Y nadie se lo dice. Los demonios interiores toman posesión de
nuestros hábitos y terminan por dominarnos. ¿Como deshacerse de ellos? Haciendo brotar en
nuestro mental consiente, la presencia de la Luz Universal, y el recuerdo de la Fuente. La oscuridad
de la fiebre interna desaparecerá, y el corazón será suavizado por un repentino impulso de
compasión. Es sorprendente ver al intelecto cartesiano continuar su negación a leer los Símbolos de
Los Libros Santos de la humanidad, y preferir aferrarse a la letra florida del texto; el intelecto se
aferra palabra por palabra a los versos bíblicos, coránicos o védicos sin buscar el entender la
función arqueo métrica de aquellos escritos. Justifica ésta controversia afirmando que “el pueblo o
las masas” no está preparado para recibir el aspecto esotérico de las Revelaciones. Es una opción
que abre la Caja de Pandora de las interpretaciones más peligrosas. Cerrarse en una doctrina por
razones de poder temporal, nunca condujo al éxito. Es evidente, que “el pueblo” es mucho más
avanzado espiritualmente de lo que creen nuestros cardenales de toda línea. Todo está en nosotros.
El Reino está en nosotros. Experimentamos cada día aquello a lo que creemos parecernos, y con lo
que, o con quien, creemos estar en armonía. Desde hace mucho tiempo, los físicos han mostrado
que los fotones del átomo se transforman bajo el efecto de la observación. La regla fundamental de
nuestra sabiduría, hubiese debido entonces, ser cambiada. Hace 2000 años, el Cristo renovó la
ciencia védica dándonos el código de programación de la vida. El indicó de qué manera deberíamos
orientar nuestra conciencia para estar satisfechos. La regla de nuestros comportamientos debió
haber evolucionado. Nuestras creencias hereditarias y las presiones de diferentes escuelas
bloquearon esa evolución. Pero no 45 para siempre. Hay algo que permanece evidente: debemos
“ser” aquello en lo que deseamos convertirnos. He ahí la llave. Los físicos, los biólogos, así como
los más grandes guías de la humanidad nos dan claramente la forma de dirigirnos a la inteligencia
inmutable del cosmos, de la cual somos parte importante; de manera tal, que la fibra cuántica del
Universo esté dispuesta a tener una idea lúcida y límpida de lo que escogemos creer o no creer.
Nuestras fuerzas subconscientes no hacen ninguna diferencia entre aquello que es real y aquello que
creemos como realidad. Cuando pensamos, se fabrica una imagen precisa y bien establecida de lo
que deseamos en nuestro espíritu. Para lograrlo hay que pensar, desear y creer en algo bien definido.
Algunas creencias crean la enfermedad y la penuria. Otras generan salud y abundancia. Solo es
cuestión de saber, de una vez por todas, en qué decidimos creer. ¿En qué decidimos no creer? No te
dejes engañar creyendo en aquello que solo es manipulación mediática. Aun más importante, no te
dejes engañar negando la realidad por muchas razones sociales o políticas, es decir, rehusando
categóricamente a creer en lo que es verdad. Nos rehusamos a creer en el carácter toxico de
productos altamente dañinos, porque la venta de esos productos produce millares a algunos cuantos.
Y así, fluye la venta de los verdaderos peligros públicos, genéticamente modificados por la
industrialización de biologías de síntesis; el comercio de centrales y armas nucleares, las vacunas,
millones de minas antipersonales “made in Canadá”, todo tipo de insecticidas, harinas producidas
de cadáveres animales, todo tipo de “medicamentos” produciendo la muerte a cientos de miles de
“pacientes” cada año induciendo enfermedades iatrogénicas, etc. Nos rehusamos a creer en la
verdad, por razones económicas. ¿En qué creemos en el fondo de nuestro corazón? ¿Creemos en el
milagro? Tendremos que ser ese milagro, si decidimos creer en él. Seremos ese milagro en el que
creemos, o bien no seremos capaces de alzarnos a niveles de existencia humana de
individualización, individual y transpersonal; y nos quedaremos fosilizados a un nivel sociocultural,
en una conciencia pasiva “inconsciente”. No pienses que el milagro solo existe en Roma, en
Jerusalén, en la Meca o en Benarés. O aún, que el infinito necesita de toda ese purpura cardinal con
el que se atavían los papas de Italia o los swamis del sur de la india. No pienses que Dios está
solamente en ti, o perdido en alguna parte sobre una nube blanca, en el fondo de las galaxias en un
cielo espiritual. Es mucho más que eso. Dios es la fibra misma de tu existencia, la trama de tu ser
entero, cuerpo-espíritu y alma. Tu eres Dios, como un grano de maíz es la espiga de la cual él
participa. El grano no es toda la espiga; sin embargo, en un solo pequeño grano se encuentra el
motivo completo de todos los campos de maíz pasados, presentes y futuros. Todo es holográfico y
participativo. El Todo se encuentra en la parte, incluso si la parte no es igual al Todo. Eres 46 Dios,
como el chip del computador “hace” al computador del cual él es una parte; como un rayo de sol es
también el sol. Eres divino. Tu fuerza vital es una muestra exacta de la Fuerza Absoluta que es Una
y sin segundo. Estamos a la edad de la síntesis sagrada que nos propulsa hacia el Pastor cósmico de
las Estrellas, el Uno, el Dios de la Alianza Universal de los Templos del Universo. En la medida en
la que el humano no logre sobrepasar su ego exaltado, y que no considere con desapego su credo
extra cultural fundado sobre una tradición específica, si él no logra despojarse de la sed
inextinguible de éxito individual y egoísta, él se arriesga a autodestruirse utilizando las armas que el
mismo ha inventado, según las leyes de la retribución karmica. No pienses que Dios solo porta el
Santo Nombre que tu templo ha querido darle. Todos los Nombres de la Divinidad son los Nombres
cósmicos del Verbo y poseen todas las virtudes, todas las cualidades y todos los poderes. No hay
excepciones. Tomemos como ejemplo el signo de la cruz (persignación) de los católicos. Si aún te
persignas al entrar a la capilla, no lo hagas como un acto mecánico, o por miedo a disgustar al
clérigo en servicio. Detente. Respira profundamente. Suelta la mandíbula y los hombros. Has tu
signo como un rito de iniciación, haciendo irradiar fuera de tu cuerpo tus sentimientos y permítete
ser animado por el fruto delicioso de la aceptación, de aquello que piensas como hecho real; has el
signo diciendo interiormente “sí” a aquello que sientes ser la realidad en tu corazón. El signo de la
cruz no tiene mucho efecto si no se apoya sobre la fuerza del sentimiento que atraviesas, cuando el
objeto de tus intenciones es alcanzado. Has el signo de la cruz como si ya hubieras recibido la
Gracia, y recíbela. Como si ya hubieras recibido lo que viniste a buscar a la casa del Padre Celeste.
Vaya más a la profundidad y las profundidades sabrán que estás golpeando a sus Puertas. Llevando
la mano al frente, reconoce que el Padre es la Esencia; llevándola al corazón reconoce que el Hijo
es Existencia; llevándola a los dos hombros reconoce que el Espíritu Santo es Substancia y
Presencia. El acto de repetir mecánicamente los gestos o las palabras de una afirmación positiva o
religiosa no sirve de nada. El hecho de pedir a Dios una cosa u otra permanece sin respuesta, puesto
que pedir implica no tener aquello que pedimos. Pide el pan de cada día al Padre Supremo si
quieres, pero pídele como si ya lo hubieras recibido. Por fortuna, el simple hecho de agradecer en la
gratitud, aporta resultados seguros, puesto que nuestra afirmación es sostenida por el poder de un
sentimiento de reconocimiento y de satisfacción real. He ahí como las oraciones se satisfacen así
mismas en la Tierra como en el Cielo: la llave esencial es la de afirmar tu deseo, a través del
pensamiento, el gesto y la palabra, estando absolutamente persuadido de estar en el estado deseado,
resintiendo la emoción intensa que acompaña 47 -como es lógico-, la satisfacción. Sin ésta llave, la
puerta secreta permanece encadenada. Sin ésta llave, el signo de la cruz permanece vacío en lugar
de llenarnos de alegría, y solo nos trasvasará la energía por nada. Hay personas que tratan de poner
en práctica las leyes de la atracción y son decepcionados. Hay que saber que un pensamiento sin
emoción, una palabra mecánica, no producen nada, o solo atraen lo contrario a lo deseado. De la
misma forma, si yo oro, y al mismo tiempo, no guardo un espíritu constructivamente crítico, o que
si mi crítica permanece envidiosa; es decir, celosa, esa misma oración se volverá contra mi tarde o
temprano. Todo parece ser una cuestión de vibración y resonancia interna. Para ser “escuchado” por
la Matriz-Fuente, ésta resonancia debe ser acompañada de sensaciones físicas. Se produce entonces
un gran calor al nivel del corazón, o bien una sensación de piel de gallina a lo largo de los brazos o
en la espalda, o aún, la impresión muy clara, de haber ya vivido lo que estamos viviendo- una
sensación de deja-vu. Cada quien es único. En lo que concierne a la oración, la atracción, el
pensamiento positivo, la visualización creadora de sanación, los rituales de magia divina e incluso
los cantos de los Santos Nombres, es verdaderamente esencial darse cuenta que todo esto no es
tanto un asunto de comprensión intelectual. Lo que hace éstas técnicas eficaces, es aquello que
sentimos bajo el efecto de la vibración de resonancia interior. El Reino esta en nosotros. Para
resonar en armonía con el objeto de nuestros deseos, ya sea la riqueza, el amor romántico, el éxito
social, la sanación de un ser querido o la realización espiritual; no importa, la única cosa que es
necesaria, es la de vibrar en sintonización con la meta. La flecha es vista en el centro de la mira
antes que el arquero Zen suelte la cuerda que la retiene. No es el arco que hace el trabajo más
importante, es el espíritu unido al corazón. Es decir, que no es obligatorio comprender lo que pasa.
El milagro se siente, no se analiza. Él no lo necesita. Él es libre, espontáneo como los niños. El no
piensa. El no calcula. Existe una relación entre los gestos, las palabras, los pensamientos y las ondas
que emanan de ellos. En la oración, es la sensación lo que más cuenta, no es ni el acento ni el
vocabulario, ni el lenguaje. Es por esta razón que, el nombre Cristo en griego, Christiani en latín, y
el Nombre Christa o Krishna en sanscrito forman una sola y misma Onda Matriarcal que cambia el
corazón enterneciéndolo de Su poder infinito. La Madre-Fuente es Universal y en Su Nombre reside
la traducción en lengua humana de uno de los hiero gramas más sublimes del Verbo Sagrado,
común a todas las universalidades patriarcales. La Diosa guarda siempre a Dios bajo Su influencia
de Amor-Dios. La Paloma divina encantará por su ternura natural al águila humana, antes de que
ésta se autodestruya por el orgullo. Le 48 jaillissement de l´Or du Millieme Matin (brote del oro de
la milésima mañana, alusión a la obra de Armand Barbault) en el corazón del hombre actual,
depende de la acogida que él reserva a ese Encanto Divino. Si él se resiste al Encanto, el será
aquello que siempre ha sido hasta ahora: un mercenario idiota, frágil, cruel, bárbaro y pueril.
Después de haber destruido todo, incluyendo a él mismo, regresará al seno de Brahma (el seno de
Abraham, la residencia de los Limbos nirvanicos) en donde él desaparecerá esperando la próxima
embriogénesis de Maha Vishnu, el Origen de todas las energías. Y todo deberá recomenzar. En la
escucha del canto sagrado y de los mantras de oración, las Vibraciones Sonoras Espirituales, de los
cuales estos cantos son constituidos, vibran en nosotros. Es preferible dejarlos vibrar libremente.
Guardarlos sobre los labios, el miedo de dejarlos descender a lo profundo del corazón, no sirve
mucho. Cantar, orar o hacer “tu” signo de cruz, sin implicar el corazón en el gesto, no es suficiente
para abrir la Puerta Sagrada. Cuando nuestras palabras y nuestros pensamientos alcanzan las
regiones más sublimes de las profundidades del ser, obtenemos resultados tangibles, puesto que en
el mismo instante en donde esto se produce, somos inmensamente desapegados de los resultados. El
Amor es paradoxal, no puede ser controlado. Dejemos fluir la voluntad del cosmos a través de
nosotros, y ese desapego será un abandono que nos pondrá en diapasón con las ondas de la
satisfacción perfecta. No es nuestro pensamiento el que nos da la vida o que nos mantiene en vida.
El ser humano presume que vive porque piensa. La fórmula de Descartes “Yo pienso entonces yo
soy” es un error. Deberíamos, al contrario, darnos cuenta que pensamos porque estamos en vida y
decir “Yo soy entonces yo pienso”. No es el hecho de pensar que nos da la vida. ¡Es el milagro de la
vida el que nos regala el don del pensamiento! ¿Qué hacemos con ese don? ¿Construimos bombas y
volvemos a la Tierra infernal? O ¿establecemos comunidades rurales autosuficientes haciendo de la
Tierra un gran jardín del Edén? ¿Escogeremos el paraíso o el infierno? Poseemos un poder inaudito
de felicidad y estamos constantemente disgustados, pues no somos conscientes de poseer tal poder.
O bien, somos conscientes de poseerlo, pero lo utilizamos para acaparar todo tipo de riquezas a
despensas de los países emergentes. Los Antiguos Sabios conocían el valor de tal poder, y lo
consagraban para despertar los espíritus a la Luz de la Fuente Universal. Si quieres estar plenamente
satisfecho y en total armonía con el Universo, ten como ideal ponerte al servicio de la Luz,
devolviendo a los seres hacia sus almas, hacia la esperanza, hacia la fe en ellos mismos, hacia el
fortalecimiento de la certitud de su propia inmortalidad física, a pesar de la inevitable disolución de
su temporalidad física. Al adentrarnos en ese camino, de una manera u otra, comenzaremos a vivir
una existencia 49 divinamente feliz y sentiremos, incluso físicamente, un tipo de reconexión natural
con la “Niña del Cielo”, quien es nuestra parte angelical inmortal. Además, las ofrendas que demos
al Divino dejaran de der simples patriotismos de mercado, saturado de temor y de interés. Hagamos
lo que hagamos, no habrá en nuestros rituales ninguna sed de parecer. El veneno de la preocupación
de vivir se irá. El espíritu de imitación se irá. No tendremos más, por causa de lo “políticamente
correcto”, un deseo desajustado; ese deseo que llega a la monomanía. El gusto por el renombre y el
reconocimiento se irá. No habrá más búsqueda de opinión, no más gloria de feria, no más de orador
social o comediante iluminado, no más el gusto por el alcanzar. ¿Qué quedará entonces? Habrá algo
bello, algo de selección, de divino, un tipo de revelación transfigurada armoniosamente, establecida
en su visión inmortal. Se instalará la Substancia Divina que es pura conciencia, llave de todas las
religiones y de todas las ciencias de la antigüedad. Llegará la majestad del primer alivio del alma
que suspira de placer, en los brazos de su Eterno Amante. El abandono, al fin. La confianza. Una
gran atracción hacia la ancestral Unidad perdida. Y ese sentimiento será como el acuerdo perfecto
del arpa que respeta la diversidad de los cultos, y que sabe intuitivamente, que son todos resultados
de la Armonía Universal. El conflicto entre creencias terminará en nosotros, como en la Tierra
entera, puesto que sabremos en ese instante, que todas las religiones antiguas derivan de una fuente
única, Una y Multidimensional. Habrá conmoción del Verbo-Dios viviendo en el corazón. Y
sentiremos que ese sentimiento “desciende” sobre nosotros. Sentiremos que es portador de una
ternura de armonía dirigida, a su vez humana y divina. Permanecerá en nosotros la Presencia de la
Pareja Divina. El Aspecto Masculino y Femenino de la Fascinación Infinita. Para llegar a esa
consagración de nosotros mismos, todas las técnicas son recomendadas, todas las tradiciones son
buenas, todas las religiones tienen valor. La única condición es la de seguir nuestro corazón y la de
despertar en nosotros la dulce voluntad de seguir su evolución. A ese punto, todas las personas que
crucen nuestra ruta, todos los proyectos que emprendamos, todos los pasos que demos, vienen a
ofrecernos un indicio, un soporte, una dirección, un rayo de claridad para indicarnos la próxima
etapa y guiarnos hacia una realidad más profunda. 50 Coherencia de experiencias universales La
sanación suprema de civilizaciones enfermas a fuerza de control y de beneficios temporales es
consumada cíclicamente puesto que ahora es permitido decir “El Gran Cambio”. La evolución de la
conciencia humana nos lleva, a ti y a mí, a descender a las profundidades íntimas de nuestro “Yo”.
En esos jardines interiores, encontramos en el alma viviente, una presencia inmutable, serena e
inmortal. En un diálogo silencioso con ese Ser Supra-Cuántico, constituido de energía fluida y
omni-penetrante; comulgamos con la paz, el Amor y la luz del Espíritu Inmanente que todo lo
penetra. Descubrimos el campo Akásico de todas las bio-comunicaciones. La coherencia del
Universo es ineludible, incluso para los materialistas reduccionistas más frenéticos. Ellos también
conocen su propia luz. Entendemos cómo nuestras imágenes mentales pueden atravesar el espacio y
producir cambios mayores en el ambiente y en el cuerpo físico de personas que sufren y que
queremos sanar. Entonces, sabemos que es científica y espiritualmente posible enviar mensajes de
protección y de sanación activa para aquellos y aquellas que nos son queridos. Como seres
civilizados, nos damos cuenta al fin, que los efectos cuantificables y espontáneos, pueden ser
fácilmente transmitidos de nuestra voluntad, hasta el cuerpo de la persona que queremos sanar.
Puesto cara a cara con esa tele somática espiritual, la masa de frustraciones, de exaltaciones, de
atracciones y repulsiones no tendrá más lugar para existir. Olas de felicidad, de esplendor y de
éxtasis llegarán a nuestras almas. De la misma manera en que jadis el homosapiens, pasó de la edad
de piedra a la edad de bronce, nosotros “descubrimos” hoy, el nuevo mundo de conexiones
transpersonales. Entonces, somos capaces de inculcar una gota de poderosa satisfacción a todos
aquellos que vengan a nosotros. La flor del corazón se abre hasta besar todos los Universos. Nos
volvemos capaces, no solamente de comunicar con nuestros sentidos físicos. La tele portación de
las intenciones de una persona a otra es una realidad. Todos los guías de la historia humana vienen
de un solo Dios-Fuente. La misma sonoridad armónica suprema repercute en las resonancias de las
escrituras reveladas tales como: la Biblia, el Bhagavad Gita, el Zend Avesta, el Corán, la Torá y
todos los otros mensajes divinos conocidos o desconocidos, terrestres o extraterrestres. Todos los
Grandes Instructores Divinos que amamos y que servimos no son más que las múltiples
encarnaciones de una sola Gran Matriz de Amor Cósmico. Jesucristo, Radha-Krishna, Mahomet,
Tara, Kuan Yin, Buda, María, Zoroastro, Rama, Shiva, Caitanya, como otros muchos millones que
aparecieron en el pasado, que están presentes entre nosotros, o bien que aparecerán en el futuro; son
salidos de la misma Fuente. No pienses que Cristo es el único camino o que Krishna es el único
aspecto del infinito. La fe es el más grande fenómeno 51 evolutivo de la conciencia humana y el
ensamblaje de Fes auténticas no está nulamente fundado sobre una creencia, sino sobre una
coherencia de realizaciones físicas multidimensionales. Esas experiencias naturales son altamente
terapéuticas y todas llevan hacia la misma meta. Todos vamos hacia un mismo Dios-Fuente, sin
importar nuestra posición actual. Desde los tiempos inmemoriales, el primer paso en el camino ha
sido el control de las emociones. Sobre todo el examen de la ira inhibida que reacciona a la mínima
ocasión. No dejarse llevar como un bebé que hace pequeños caprichos, volverse un adulto
psicológico, tomar conciencia de su propia conciencia. El animal entra en ira, el humano entiende y
permanece tranquilo. Este control se obtiene gradualmente a través de la concentración lúcida. La
repetición del Santo Nombre de la Divinidad, la oración hecha con un corazón consiente y sensible,
es un método fácil para llegar a concentrarse y tomar contacto con tu Guía Interior. Mi ángel
guardián solo espera una cosa: que yo ofrezca mi corazón a la Fuente Divina. Tú puedes darle al
infinito cualquier nombre, puesto que él lo es Todo. Un nombre que es querido para ti, o aquel que
te fue dado en una iniciación, en un sueño o en una meditación. Confía en el Universo y el Universo
confiará en ti. Al seguir un sendero no ortodoxo no tengas miedo de alejarte de Dios, puesto que si
sigues verdaderamente tu corazón, siempre estarás en el buen lugar. Nada ni nadie puede impedir o
disminuir la intensidad de tu relación personal con la Matriz de la Manifestación Cósmica. Todo
ocurre realmente en el secreto del corazón y no en otro lugar. Una vida interior es una vida privada.
Dios se encuentra también en la luz de los bio-fotones, de cada una de sus células bajo la forma de
Alma Absoluta. Mi unión con el Divino es realizada por esa luz que irradia y emana en mí, como en
ti, y que disuelve las falsas identificaciones a un cuerpo, una forma, una clase social, una religión,
una lengua, una nación, una edad, un género, una apariencia. Esta luz es probablemente muy
pequeña, semejante a una minúscula lámpara, o bien es ya un inmenso sol. No importa, en un caso
como en el otro, ella tiene el todo-poder de desintegrar la arrogancia del ego falso y todas las
condiciones agradables y desagradables que lo condicionan. La Armonía Universal de los Seres de
Luz libera grandes cadenas de amargura y entonces, nos proyecta a un mundo extraordinario, en
donde reina el Amor y la simplicidad. Y si por una u otra razón, todo se nos es quitado, habrá aún
coherencia, puesto que la vía de los místicos es por momentos la vía del despojo impuesto por las
leyes cíclicas del destino. Los corazones sinceros saben instintivamente que de lo peor brota lo
mejor. No tengas miedo delante de la perspectiva, a veces aterradora, del gran cambio. Cuando todo
nos sea quitado, todo nos será dado. Permanece sereno. No hay dolor que los ángeles no borren.
Cuando hayamos adquirido el poder de estrechar a 52 nuestros agresores sintiendo un sentimiento
caluroso de Amor en el fondo del corazón por todas las energías tenebrosas en ellos, ¿qué pasará?
Tendremos la impresión de que un peso enorme fue retirado de nuestro vientre y nuestro pecho. Ese
será el instante sagrado de la primera respiración. Mereceremos seguir hacia el gran cambio, si
podemos guiar un alma llena de venganza y resentimiento, hacia las vías del perdón, de la
comprensión del corazón y de la compasión. La única manera de hacer brotar el dulce sentimiento
de la paz interior, es la de abandonar lo pasado y comenzar a sembrar la tierra con los granos del
Amor. Es cierto que el hombre sufre de la propensión a la barbarie. Pero él puede también escoger
los caminos del perdón y del compartir. La Conciencia-Luz La conciencia es una luz por la cual
interactúan nuestros pensamientos. La conciencia-luz no es un elemento de nuestro cerebro. Sería
más justo decir, que el cerebro flota de cierta manera en el océano de ésta luz. Ese océano existe a
un nivel de realidad invisible. No importa cuándo, no importa dónde y no importa por cuál
necesidad; es posible hacerle un llamado y co-crear la existencia a nuestro modo. La conciencia-luz
es una dimensión energética absoluta, en la cual podemos ir a buscar los elementos que nos son
necesarios, puesto que somos parte de ella, de la misma forma en la que una partícula hace parte de
un todo. La conciencia-luz se expande por todas partes a la imagen de la omnipresencia divina. No
existe un átomo en ella que no lo sea. Es por esta energía toda-poderosa que podemos recolectar
aquello que hemos sembrado en el curso de nuestras existencias. La conciencia-luz no se equivoca
jamás y si sembramos amor recolectaremos Amor. Es por esa razón, que aquel que vive por la
violencia perecerá en la violencia, y aquel que vive para el Amor resucitará en el Amor. Nuestra
vida porta la huella de la luz bajo todos sus aspectos. Los científicos que salieron a la búsqueda de
partículas del origen de la vida no las han encontrado, pues estas no existen. No existen partículas
de materia en la fuente de lo viviente. Lo vivo viene de lo vivo. Tenemos la impresión de que la
vida proviene del átomo, pero es una ilusión. Los átomos de materia no hacen nacer nuevos átomos,
incluso si las células saben reproducirse. El origen del ser viviente, reside en la vida misma, bajo su
forma de luz, emanando de la Luz Suprema. Ella es divina pues no conoce ni comienzo ni fin. Ella
no muere con el cuerpo. Es una fuerza vital que sobrevive a la disolución de la materia. Esta energía
es tan pura que solo puede ser observada por la conciencia-luz misma. Es por esto que las 53
personas libres y de buena voluntad la conocen y los espíritus que reducen todo a la materia la
ignoran. La conciencia-luz es tan natural que no tiene frontera cultural ni límite religioso. El budista
y el cristiano, el hindú y el musulmán, el judío y el católico, así como todos los religiosos del
mundo, invocan en sus oraciones la misma Presencia luminosa y divina, sin darse cuenta que todos
adoran la misma Cosa. Por fortuna, hay más y más buscadores que se dan cuenta hoy, que la fuente
de la creación toma una multitud de aspectos según la manera con la que somos conscientes. A
pesar de sus diferencias de aspectos, la Fuente es única. No somos el resultado de cualquier
programa genético. Somos conciencia, partícula infinitesimal de una Conciencia Global no
localizada. Todo lo que existe en el Universo está irremediablemente unificado, a esta conciencia-
fuerza, que es un campo de energía espiritual. Una manera de contemplar la matriz sería seguir la
corriente de ésta energía, de la manera como una semilla sembrada en la tierra sigue la corriente de
su germinación, y se abandona en ella. Al dejarnos llevar por este campo de energía de conciencia
universal, nuestro ego ilusorio pierde su fuerza y todos nuestros retos en el plan físico se encuentran
automáticamente desdramatizados. A fin de activar esta conexión eterna entre nuestra luz interior y
la Conciencia Suprema, es crucial amar lo que creamos y no de crear lo que amamos crear. En el
caso contrario, cerramos las puertas de nuestro corazón y la luz parecerá apagarse en nosotros.
Perdemos conciencia de quiénes somos y comenzamos a identificarnos con nuestro cuerpo. Tan
pronto retomamos conciencia de nuestra luz divina interior, sentimos un profundo alivio y una
espléndida sensación de felicidad invade nuestro ser. Aunque la Conciencia de Dios está por todas
partes, ella se concentra en el objeto preciso, en el lugar preciso y en el momento preciso a donde la
atraigas. Atraes las cosas en las cuales piensas constantemente. Por la fuerza de portar toda tu
atención sobre un deseo particular, creas un conjunto de energía creatriz utilizando el poder de tu
libre albedrío. Según las leyes inmutables de tu propio destino, tu deseo solo se puede manifestar en
función de las fuerzas del tiempo, del espacio y de las circunstancias particulares que lo rodean.
Para manifestarse plenamente y para que no tengas reacciones negativas, tu deseo debe ser dirigido
hacia el bien y la felicidad de todos los seres vivientes. Esta es la condición de la felicidad
consciente y luminosa del alma individual y del Alma Universal. Las dos almas están entonces
unidas en un matrimonio místico que abale toda idea de pluralidad. Aunque distintas, ellas no tienen
dualidad. Sin embargo, a partir del momento en que tu deseo se aparte del Alma Universal para
concentrarse en la personalidad efímera del ego, pierdes la conexión con el poder de tu conciencia-
luz. Puedes retomar el contacto perdido en cualquier 54 momento por el poder de tu libre albedrío,
reponiéndote bajo la influencia de la energía espiritual. Nuestra felicidad está en relación con
nuestra parte divina. Esta muestra del Espíritu Universal es luminosa por ella misma y difiere del
mundo aparente. Ella es igualmente diferente del mundo de las energías astrales. La vida, la muerte,
el destino del ser viviente, al igual que sus condiciones de existencia, dependen de sus acciones
personales. También, nadie es para otro una causa real de felicidad o desgracia. Aparentemente,
parece que tal o tal individuo nos aporta alegría o dolor, y sin embargo, esta persona solo representa
un instrumento, haciendo parte de un engranaje de reacciones vasto y profundo. Parece ser que son
los accidentes, las enfermedades, los asesinos, los animales salvajes, las hambrunas, las grandes
catástrofes naturales, el fuego o las armas de destrucción masiva los que destruyen el cuerpo físico
y parecen causar la muerte del ser humano. En realidad, estos no hacen más que recolectar el
resultado de acciones que la persona misma emprende. El ser humano no hace más que gozar de su
destino. Cambiando la naturaleza de nuestros actos, está en nuestro poder cambiar la naturaleza de
nuestro destino. Somos una porción de la Esencia Suprema y, como tal, nos es posible abandonar
todo aquello que no tiene existencia real y eterna. Y así, la ausencia de perdón, la cólera, la falta de
confianza en sí y el rencor pueden ser fácilmente abandonados. El sentimiento de felicidad
inmediatamente abandona nuestras frecuencias emocionales toxicas. La ilusión negativa del “yo” y
del “mío” separadas del conjunto de la vida desaparece y encontramos un agradable sentimiento de
paz interior. A partir de ese punto cero, tres eventos mayores se desatan en nuestra existencia. En
primer lugar, debemos ser capaces de tolerar las críticas y de soportar las peores injurias con una
facilidad desconcertante. En segundo lugar, nos es imposible menospreciar a quien sea, nos
internamos espontáneamente a ver las cualidades en cada ser humano y a hablar bien de todos. Y
tercero, escapamos voluntariamente a las disputas, las guerras, y evitamos toda batalla en la cual se
lanzan aquellos que se fían a su fuerza corporal o al poder de sus armas. En ese momento,
encontramos una felicidad sin falla en nosotros mismos. Has lugar en tu corazón a la abundancia de
la vida, la abundancia de la armonía, la abundancia de la felicidad. Tu serás abundancia. Serás
aquello sobre lo cual diriges tu atención. En la base de toda situación se encuentra una forma-
pensamiento bien anclada en tu mental. La fuerza creadora del Espíritu Universal coopera siempre
con la forma-pensamiento particular que has desarrollado, conscientemente o no, en tu mental. 55
Cuando año tras año, decenio tras decenio, e incluso vida tras vida, contemplas el no estar en la
medida de realizar una existencia plena de abundancia, puedes tener la garantía que el Espíritu
dirige una fracción de su poder hacia la aceptación de tu concepción de la vida y hace todo lo que
esté en su poder para no manifestar la abundancia a tu alrededor. La penuria en la que vives no es
entonces, el resultado de una voluntad divina injusta. Tu estado de escasez e indigencia no es más
que el reflejo fiel de la manera con la cual concibes la vida. Yo te recomiendo que permitas que la
siguiente afirmación llegue a las profundidades de tu corazón y que sientas la emoción
correspondiente: A partir de ahora, bellos y nobles pensamientos de plenitud y de abundancia se
vuelven mi manera de ver las cosas”. Estás interconectado con el Espíritu de la vida y ésta fuerza
divina te dirá sí, y se pondrá espontáneamente a obrar porque la plenitud bajo todas sus formas,
pueda estar en armonía con tu nueva concepción de la vida. Tu mental funciona como un televisor.
Si oprimes el botón de un canal de “desgracia y pobreza” vivirás con aquello que sintonizas.
Oprime el botón ¡“alegría y opulencia”! vivirás entonces tarde o temprano, el rol magnífico que
hayas escogido. Deja que la burbuja de resentimientos y que el sentimiento de injusticia que frena la
libre circulación de energías de amor en el fondo tuyo, se vaya. Remplaza ésta vieja burbuja de
emociones toxicas por un gran sol de gratitud. De la misma manera en que la fuerza creadora del
Universo obraba antes en simbiosis con sus concepciones de penuria, ella se pondrá ahora a obrar
en armonía con tus pensamientos de opulencia. Serás poco a poco lo que sientes en lo profundo de
ti mismo. Entrénate para sentir únicamente impresiones de salud, de belleza, de bienestar y de
abundancia. Sé paciente. Tal vez no obtendrás resultados en un día. Cambiar el programa de tu
inconsciente puede tomar algunos días. Sin embargo, notarás inmediatamente cambios a tu
alrededor. Sé vigilante y la vida misma te sorprenderá agradablemente. El día en el que el gran
físico Max Planck recibió el premio Nobel de Física por sus brillantes estudios sobre el átomo,
pareció como si algo hubiera ocurrido en su fuero interno y como si su corazón se hubiera abierto
repentinamente. Se subió al estrado y delante de una audiencia compuesta de los más grandes sabios
de su tiempo, hizo una declaración que de una manera sorprendente no ha sido aún integrada por el
cuerpo de médicos establecido: “La materia no existe como tal. Toda materia solo se origina y
existe en virtud de una energía que hace vibrar las partículas y mantiene la más corta distancia del
sistema solar del átomo junta. Debemos asumir que detrás de ésta fuerza, existe una mente
consciente e inteligente. Esta mente es la matriz de toda la materia." 56 Este descubrimiento hubiese
debido cambiar la cara de la medicina, de la biología y de la física. Sin embargo, estas conclusiones
revolucionarias no son aún integradas en los programas actuales de las escuelas de medicina. La
mayoría de médicos, todavía basan sus diagnósticos sobre las leyes de la física newtoniana, cuando
todos los terapeutas que están motivados por un real deseo de sanar y curar pacientes; son
conscientes que son las leyes de la física cuántica las que están en la base de los movimientos
moleculares. La armonía de los tejidos y de los órganos, solo existe por la virtud de la fuerza
espiritual de la conciencia. El cuerpo humano es una máquina bioquímica, que no hace más que
reaccionar a las instrucciones de la Conciencia-luz del ser vivo que lo anima. ¿Cuál es la naturaleza
de esta luz? Ella es Amor puro. Ella no juzga, no blasfema, ni condena. Ella solo observa. Ella
constata y se inclina hacia nosotros, indulgente a nuestras debilidades; ella cicatriza nuestros
errores, y baña nuestro cuerpo entero con sus ondas regeneradoras. Servicio incondicional Hombres
y mujeres, todos poseemos en aquello que llamamos el super-conciente, la armonía eterna del alma.
Esta sabiduría está generalmente ocultada por nuestro mental. El mental es literalmente obsesivo
por los condicionamientos recibidos de la educación, el cuadro de vida social en el cual evoluciona,
los prejuicios heredados de la cultura, la dominación que ejercen los dogmas de la tradición
familiar, etc. En el camino de regreso a la Fuente Armónica, una de las etapas importantes es la de
reconocer tus condicionamientos y trascenderlos. El mental no debe interferir, al contrario, debe ser
utilizado como una palanca. En el momento en el que consideremos al mental como partícula
energética del Mental Supremo del Universo, el cesará de separarnos de la Fuente y se pondrá a
servicio de la Sabiduría del alma individual. La ascensión es un fenómeno interior. La función de
toda imagen sagrada (tanka tibetana, pirámide, catedral, deidad, etc.) es la de aportarnos una
vibración superior, una onda espiritual, para darle al mental un apoyo, un “empujón” ayudándolo y
guiándolo hacia la Fuente de la cual él ha salido. El mental puede así ser nuestro mejor amigo. La
geometría sagrada, al igual que los mantras de las lenguas sagradas (sanscrito, latín, jeroglíficos,
hebreo), son todos medios para despertar el conocimiento innato que llevamos en el fondo de
nosotros. Alineada en su naturaleza universal, el alma individual se pone espontáneamente al
servicio del Alma del Universo, Padre-Madre Eternos, sin valorizar apariencias exteriores sean las
que fueren. Cuando ella logra no identificar más su 57 mental a un concepto particular, ella utiliza
el poder de ese mismo mental para elevarse en oración. Esta ascensión interior le da acceso a un
estado de oración ininterrumpida, es decir, una oración sin pedidos, sin exigencias, sin condiciones,
una oración no dual; la cual no se preocupa por las formas. Tu vida entera es ahora oración, gestual
sagrada; cada acción se convierte en instrumento al servicio de la Energía Divina. Entre más
busquemos o nos esforcemos en alcanzar la matriz de algo con el fin de encontrar un beneficio,
podemos estar seguros de alcanzar solo la sombra de ese algo, sea la devoción, la iluminación, la
celebridad, la riqueza, la liberación, o cualquier otra cosa. La verdadera substancia se encuentra en
la actitud de servicio. No puede haber ascensión sin servicio. ¿Por qué? Porque alcanzamos algo
realmente a partir del momento en el que dejamos de tratar de alcanzarlo. El sabio Patanjali dice:
“Cuando el deseo de tomar desaparece, las joyas aparecen”. Es decir que alcanzamos realmente
aquello que no buscamos poner en nuestro bolsillo. Es por esto, en general, que la religiosidad
puede volverse un fiasco en el nivel espiritual. Cuando tratamos de poner a Dios en el bolsillo (a
“atraparlo”), obtenemos eventualmente mucho éxito en el plano material, pero fallamos nuestro
intento espiritualmente porque perdemos de vista la función primera de las instituciones religiosas;
que es la de reconciliar al hombre con su poder divino interior, y no la de dominarlo con el miedo.
En ese sentido, al Amor se asemeja a la armonía. El uno como el otro posee la naturaleza del
azogue. Si ponemos una gota de éste metal en el centro de una de nuestras manos bien abierta, la
gota se estabilizará y se quedará en su lugar. Pero si cerramos el puño para atraparla, ella se nos
escapará de entre los dedos como una flecha. El maestro del corazón Cuando el maestro alcanza la
parte más interior del corazón, aquella que es con frecuencia la más difícil de penetrar, el progreso
de cada uno no puede imitar aquel de otra persona. Las generalidades no tienen más valor en ese
nivel. Cada persona reacciona más o menos de manera diferente. Cada una tiene una relación única
con el Todo-poder que mantiene en equilibrio el campo akásico del espacio en todas las estrellas del
Universo. Para algunos, la soledad del desierto será benéfica; para otros la vida activa de una vida
familiar resultará ser más productiva. Otros se unirán a grupos de almas con las mismas
aspiraciones y obtendrán de ello un gran beneficio. Imitar el progreso de alguien más, no nos
ayudará. Sin embargo, algo que podría ser de una ayuda preciosa, será el seguir los consejos de un
instructor, hombre o mujer, que esté vibratoriamente en contacto con nuestras resonancias 58
armónicas. Un maestro digno de ese nombre no enseñará una técnica espiritual. Ninguna técnica
podrá jamás obligar a la Gracia a emerger en el corazón de alguien. Al contrario, con frecuencia
noté (durante mis días en el seno de ashrams y de monasterios) que las técnicas enseñadas
terminaban por endurecer el corazón de los discípulos, por cerrar su espíritu y reforzar su ego; lo
cual va en contra de todo progreso real. Lo que parece funcionar mejor, es el entrar en
sincronización con un guía que ha sabido guardar su corazón de niño, que tiene el sentido de
desapego y el sentido del humor. Tal guía transmite las enseñanzas que él mismo recibió de sus
guías. En lugar de predicar un credo, el armoniza las revelaciones. Al nivel más práctico, él entra en
simpatía vibratoria con la frecuencia y el ritmo del alma que le pide ayuda. Hay entonces
concordancia entre las almas. Después de varios intentos y muchos fracasos, después de algunas
esperanzas reducidas a la nada, un buen número de decepciones y crisis místicas a repetición, he
llegado a la conclusión, que un verdadero maestro espiritual no enseña un método, un proceso o un
“material religioso”. El no busca orientar a su discípulo hacia una carrera en espiritualidad. Este
tipo de hechos se ven con frecuencia, y es bastante patético constatar que el fervor del inicio se
transforma en profesión de fe con los años que pasan. Si el maestro no enseña una técnica, ¿cuál es
entonces su función? Se trata más bien de una imantación. Por el fenómeno de la asociación (física
o solamente a través de una enseñanza), por la ley del mimetismo, por la ley de resonancia, por la
fuerza de atracción, el guía propone una posibilidad iniciática. Si el estudiante pasa por un tipo de
ceremonia de iniciación, debe saber que ese ritual no es más que un comienzo y no un final. El
maestro solo ofrece una potencialidad. Sin embargo, ésta potencialidad puede convertirse en el
hecho más importante en la vida de un buscador del absoluto, ya que, a través de ella, se desarrolla
la relación eterna de maestro y discípulo. Llega el día en el que, en el curso de la evolución de la
conciencia, tal relación es todo lo que nos queda verdaderamente. Cuando todo lo exterior
desaparece, cuando nada más importa, cuando todo lo que amoblaba la vida es arrastrado por las
olas de la existencia, es precisamente la relación que tenemos con nuestro guía, la que permanece
como la única realidad, la única verdad, la única seguridad. En ese momento, realmente hay
transmisión de energía espiritual. Al estudiar la vida de los místicos que vivieron tanto en el Oriente
como en el Occidente, percibimos que existe una constante en la exploración de la conciencia
humana: cuando nos abandonamos, cuerpo y alma, entre los brazos de la Santa Providencia,
teniendo total confianza en la inteligencia y la última benevolencia del 59 Universo, la presencia
milagrosa del infinito no hace otra cosa más que encargarse y ocuparse de nosotros. Las tristezas,
los accidentes, los desastres y las enfermedades no nos son enviados por un Dios injusto y cruel
como a veces lo creemos. Esa falsa creencia está basada en el error antropomórfico que salpica al
divino con defectos típicamente humanos. Todo no es más que el efecto de una causa, y los hechos
no hacen más que seguir el curso de las cosas en concordancia con las leyes inmutables y
universales. No escapamos a esto: el hombre que organizó campos de concentración en una vida, se
encuentra mecánicamente, en otra, en el horror que él mismo creó. Aquel que vivió caritativamente
y apaciblemente tiene todas las “probabilidades” de retomar nacimiento en el seno de un ambiente
apacible, rodeado de benefactores. La ley de la retribución se vuelve límpida cuando recordamos el
fenómeno de forma-pensamiento que subsiste a toda acción y permanece aferrado a cada cosa. Todo
es vibración y resonancia. ¿Por qué asombrarse entonces por el hecho de sufrir efectos, los cuales
fueron causados por otros efectos anteriores? Para las personas dotadas de una segunda visión, los
hechos felices o infelices, los cuales aparecen en diversas situaciones, nunca provienen del puro
azar. Todo tiene un sentido, todo tiene un eje. Cuando perdemos de vista ese eje, el Universo nos
parece fuera de eje. Si solo somos materia, la muerte no ofrece nada y perdemos gradualmente el
sentido de la responsabilidad y de las consecuencias de nuestros actos. Con el tiempo, las fuerzas de
la moralidad que solidifican la tela social se derrumban, y no queda más que una humanidad que
desciende más bajo que la animalidad. Si ésta tendencia no es corregida, la evolución se estanca, se
detiene, el ser humano cae de nuevo en la barbarie. Logra autodestruirse para dejar lugar a una
nueva fase evolutiva. ¿Por qué entristecerse? El verano le abre lugar al otoño, y el invierno da
nacimiento a la primavera en un ciclo inmenso que dura el tiempo de una respiración galáctica. El
maestro, al interior del corazón de cada quien, nos dice que al final de cuentas todo está
absolutamente bien y que nos podemos “relajar”, es decir, encontrar nuestro eje interior. Centrados
con el eje de la armonía, entre las fuerzas del bien y del mal, podemos sanar; es decir perdonar,
avanzar en la luz de la comprensión y el amor. 60 Con el mecanismo de esparcir la felicidad en
nosotros, y a nuestro alrededor, logramos que la causa de nuestras tristezas se canse, y nos
encontramos en una atmósfera benévola. Los maestros nos enseñan que las fuerzas del mal son con
frecuencia representadas simbólicamente como una serpiente y el buscador del absoluto como un
gran ser de luz, San Miguel por ejemplo. Desde el punto de vista esotérico, San Miguel no debe
matar a la serpiente, solo la debe controlar. La Toda-potencia que mantiene el cosmos en equilibrio
es también Toda-Conciencia, una Toda-Matriz, un Todo-Amor, una Toda-Ternura. Cuando todo
parece ir mal, simplemente retoma el contacto con tu sanador interno. El maestro del corazón
aliviará tu agitación, ayudándote a focalizar tu pensamiento en tu parte divina. Tu campo energético
estará más ordenado y generará trasformaciones en tu medio ambiente, en tu cuerpo y en tu espíritu.
Vive esa experiencia. Terminará por provocar un cambio profundo en la fibra misma de tu realidad
física. Los hechos nos son castigos o recompensas. Solo representan los resultados debidos al hecho
residual de nuestras intenciones. Incluso el espacio a nuestro alrededor e incluso nuestras más
pequeñas partes de piel almacenan una carga kármica, portadora de una resonancia energética. Esta
resonancia posee las mismas armónicas que el pensamiento de donde ella emana. Es por eso que
una idea luminosa parece “iluminar” la vida y un pensamiento sombrío parece apagarla. El recuerdo
del maestro del corazón genera una orden cuántica superior en nuestros espacios internos. ¿Quieres
que sea fácil para el infinito proyectar diversos matices de luz sobre tu alma y sobre tu facultad de
entendimiento? Entonces deja de lado todos tus prejuicios, todas tus ideas preconcebidas y tus
limitaciones. Abre tu corazón. Limpia el espejo interior. Verás en él al Maestro. Él es atento, suave y
benévolo. Él es tu amigo. Él es todo en todo, y no tiene entonces, ninguna razón de temer.
Reencarnación de los fragmentos-luz ¿Estamos viviendo en la pantalla exterior del día a día? O
mejor aún ¿vivimos en una conciencia interna? Cuando un preceptor espiritual nos dice: “No eres
ese cuerpo que crees ser”, ¿qué quiere decir? Ese tipo de meditación me lleva a rechazar la idea, de
que el ser humano sea un cuerpo conteniendo un alma...Si acojo, sin especulación intelectual, los
preceptos de las Escrituras Reveladas de este mundo (Veda, Tora, Testamentos, Corán, 61 etc.), más
bien llego a darme cuenta de lo contrario. El hombre no es una envoltura carnal encerrando un
espíritu. De hecho es lo inverso: un individuo es una conciencia que efectúa transformaciones “a
través” de un cuerpo físico. Es un espíritu actuando a través de un conjunto de órganos que
constituye lo que los biólogos llaman un ser vivo. “Conócete a ti mismo”, dice el aforismo. Esta
diferencia es esencial para contemplar cómo la armonía puede ser mantenida entre el cuerpo y el
espíritu. La envoltura carnal es el efecto de la naturaleza causal de la conciencia. El ejemplo que se
puede dar al respecto es el de un guante. ¿Por qué un guante tiene forma de mano? Es porque él está
moldeado según la forma de la mano. Si la mano solo tuviese tres dedos, el guante tendría la forma
de una mano de tres dedos. De la misma manera, el cuerpo sigue con precisión el molde de la
conciencia; él se redefine él mismo, se transforma y se reproduce a la medida del moldeado del
espíritu. En ese sentido, el cuerpo es como una estatua de bronce que no puede hacer más que
aceptar la forma precisa del molde en el cual fue fundida. La analogía es imperfecta puesto que el
cuerpo no está hecho de bronce; ésta no hace más que orientar mi visión. Los cuerpos siguen el
molde de la conciencia que habita en ellos. La conciencia de un hombre produce el cuerpo de un
hombre. La de una mujer, el cuerpo de una mujer. La conciencia de un tigre produce el cuerpo de un
tigre. Son los códigos genéticos del ADN que determinan un tipo de cuerpo particular, y es la
actividad de una conciencia particular; operando a través de un código genético, el cual le pertenece
propiamente, el que determina un orden genético particular. Conciencia = código genético = cuerpo
físico En el fondo, todo el mundo sabe intuitivamente que existimos por la conciencia. Cuando
perdemos conciencia, el cuerpo deja de responder. Fuera de la conciencia todo lo demás está
condenado a la desaparición. A lo que llamamos la muerte no es más que la muerte de la envoltura
física a través de la cual opera el espíritu. Nunca hubo el tiempo en el que el espíritu, es decir, la
fuerza vital espiritual de la cual emana la conciencia, no existiese. Nunca ningún espíritu cesará de
ser. Es tan solo que los cuerpos desaparecen. El Bhagavad-Gita lo confirma con un verso
importante: Dehino ´smin yatha dehe Kaumaran yauvanm jara Tatha dehantara-praptir Dhiras tatra
na muhyati (Bg.2-13) 62 En el momento de la muerte del cuerpo, el espíritu toma un nuevo cuerpo.
Este fenómeno es tan natural como el de pasar de la infancia a la juventud, y luego a la vejez. En
otras palabras, ese cambio que pertenece a la naturaleza misma del ser no priva de la lucidez a aquel
o aquella que tiene conciencia de la realidad. El hombre que “muere” en pleno conocimiento de su
propia naturaleza no entra en pánico. Su conciencia se desprende de su cuerpo sin alocarse. Él no
está trastornado ni desorientado. La máquina constituida de energía material que está en un cuerpo
físico posee un reloj biológico que, tarde o temprano, deja de funcionar. Es la muerte. Pero las cosas
no parecen parar ahí. Podemos alcanzar un estado en el cual nos conocemos como conciencia, y
entonces es posible distinguirse del objeto del cuerpo el cual creíamos ser. Esta concientización de
nuestra naturaleza espiritual nos permite no tener confusión o estar estremecidos por el fenómeno
natural de la muerte física. La muerte total no existe. Solo es un fenómeno natural de ruptura entre
el alma y el cuerpo. Cada conciencia es distinta de todas las otras. A cada instante, la conciencia que
opera a través del cuerpo cambia de envoltura física y aparece bajo la forma de un niño, luego de un
adolescente, de un adulto y finalmente de un anciano. No obstante, a través de esas múltiples
mutaciones o transformaciones, la conciencia no cambia de ninguna manera de naturaleza; ella
sigue idéntica a su esencia y no sufre ningún cambio. Eventualmente, cuando la máquina corporal a
través de la cual ella actuaba es utilizada al punto de no poder estar más en capacidad de funcionar,
la conciencia transmigra hacia otro cuerpo. Esto es lo que la escritura milenaria del sanscrito nos
indica en el verso precedente con la palabra “dehantra” que significa literalmente “cambio de
cuerpo”. El alma en el origen de la conciencia cambia un viejo cuerpo por uno nuevo y una vida
terminada por una nueva. Visto desde ese ángulo, la muerte es un buen negocio (trato). Cambiamos
de cuerpo. Lo que no cambia, es la ley según la cual todo efecto tiene una causa y toda causa tiene
un efecto. Lo que implica que nuestras alegrías y nuestros sufrimientos varían con nuestros
diferentes cuerpos, puesto que son el resultado de nuestros actos pasados. ¿Cómo y por qué nuestra
alma reencarna? El veda, y más precisamente el Bhagavad-Gita en el cual está la quintaesencia, nos
invita a tratar de ser en esta misma vida seres nobles, puesto que de esta manera ganaremos en
nuestra próxima vida cuerpos luminosos, o al menos cuerpos dotados con cualidades superiores;
gracias a las cuales podremos lograr cosas más 63 grandes y conocer las más grandes alegrías.
Volverse seres nobles no quiere decir pertenecer a una aristocracia o pertenecer a una clase
privilegiada. Lo que significa es pasar los condicionamientos de tu especie y entonces desarrollar
cualidades morales. Por ejemplo, ser valiente, generoso, compasivo, magnánimo, etc. En una
palabra: estar en armonía con lo noble, lo bueno, lo bello, lo verdadero, lo divino. Para definir ésta
nobleza de carácter, el verso sanscrito citado anteriormente emplea la palabra “dhira”, que significa
“siempre sereno”. Esta definición me recuerda a Stendhal quien describe la nobleza como: “esa
calma patricica (de patricios, clase noble en la antigua roma) que respira la imposibilidad de
ninguna emoción viva”. La muerte no confunde el silencio interior del “dhira” y no suscita en él
ningún estado emotivo. Ella no desconcierta y no crea en él, sentimientos de inseguridad. ¿Cómo
llega él a este estado? La principal razón es que el alma del “dhira” sabe disociar la Unidad y la
multitud de las armónicas que emanan de sí mismo. Bien si él tiene conciencia de la Unidad de
todas las cosas, el hace simultáneamente la diferencia entre su alma distinta y la Súper Alma o
Mental Supremo del Universo. Por definición, Dios no es divisible en una multitud de almas
individuales. Si no, el seria mutable. Así, el Alma del Universo no está sujeta al cambio. Una
conciencia divina individualizada no puede tampoco ser dividida, puesto que ella hace parte
integrante del indivisible. A este nivel, las teologías que predican el vacío no son totalmente
consecuentes puesto que ellas predican la aniquilación del indivisible en un vacío hipotético. Así, lo
que es de toda eternidad no puede jamás dejar de ser. La Unidad de almas es una realidad en esencia
solamente; cada alma conservara su carácter distinto eternamente. El Veda nos enseña que todos
somos fragmentos eternos de Dios. El nombra esos fragmentos “ksaras”, indicando con ello que la
potencialidad de ser absorbido por la atmósfera material existe completamente. Existimos desde
toda la eternidad, incluso después de haber alcanzado la liberación o la iluminación o, dicho de otra
manera, la resurrección. Para el Veda, el paraíso, el satori, el samadhi o el nirvana, no es un lugar
geográfico. Es un estado de armonía holística, total, en el cual un fragmento divino se libra de la
influencia ilusoria de la materia y existe eternamente “con” el Ser Infinito, el Aspecto Personal y
Supremo de la substancia divina impersonal. La preposición “con” es importante acá puesto que
significa que la conciencia 64 fragmentaria no se funde con Dios. Ella no se aniquila, al contrario,
continúa existiendo. La diferencia es que en lugar de chapotear en los dolores de la lucha por la
existencia en la materia, ella ahora existe “con”, es decir al lado de la Fuente de la Conciencia y de
la Felicidad absoluta. El Bhagavad-Gita define la fuente como “ananta-virya”, potencia o luz
infinita. Esta potencia es el Ser Original en quien reposa el impersonal como el personal. Esta
conciencia penetra todo, y así ella lo es todo (sarvam samapnosi tato si sarvah – Bg.11-40). Ella es
igualmente todo aquello que puede conocerse. Ella es Forma Infinita (ananta-rupam). Ella está en
todas partes presente en el Universo (tvaya tatam visvam – Bg.11-38). Entonces no somos polvo.
Somos luz. Todo es luz, pues todo es un fragmento de la Luz Suprema. Un maestro espiritual puede
engañarnos porque él mismo puede permitir ser abusado, pero la Fuente no nos engañará jamás. Un
gurú o un sacerdote no puede saberlo todo, pero la Fuente-Luz es omnisciente y ella sabe todo de
nosotros. De encarnación en encarnación, no podemos esconderle nada. El arte de conocer el
destino de una persona después de su muerte terrestre, puede detectarse, al considerar su mentalidad
en los últimos instantes de vida. ¿En qué estado de espíritu abandonó su cuerpo? ¿Cuál fue su
último pensamiento? ¿A qué altura viajaba su conciencia y en que soñaba? ¿A qué frecuencia
vibraba en el momento preciso en el que nos dejó para siempre? Morir joven o morir viejo, en el
plano de la carne, de la sangre, del color de piel, no equivale a ninguna cualificación en cuanto al
grado de evolución espiritual. Una simple sirvienta puede ser más avanzada espiritualmente que un
Papa o que un ayatollah. Una pequeña niña que se arrodilla en un confesionario puede estar más
cerca de Dios que el confesor vestido de negro que la escucha. Un simple barrendero de calles
puede tener el corazón y el espíritu más abierto que un gurú circulando en un auto de lujo. ¿Qué es
lo que determina las condiciones de vida de un fragmento-luz? Respuesta: es la mentalidad de la
persona que hay que examinar. La supuesta superioridad de una u otra religión no tiene nada que
ver en este proceso. Es la muerte de nuestro cuerpo de lo que se trata. Las particularidades del
instante, forman una vibración armónica fundamental. Es nuestra nota de música, nuestro canto de
vida. Y es esta “música”, discordante o armoniosa, que creará las formas de la realidad en la cual
tomaremos nacimiento, como el fénix que renace de la cenizas. Tenemos entonces el privilegio
innato y divino de mejorar la calidad de nuestras encarnaciones futuras. Nada es 65 fatal. Todo
puede tener una metamorfosis positiva. En el instante en el que el alma tome un nuevo cuerpo,
después de la desaparición del cuerpo físico, lo que contará no serán los bienes que habremos
podido acumular durante la vida terrestre o el grado de celebridad que hayamos alcanzado. Nuestros
éxitos o fracasos no contarán tampoco. Nuestros éxitos materiales o nuestras derrotas serán en vano.
Nuestras relaciones no tendrán más, ningún valor. El único elemento que tendrá importancia será el
de reconocer hasta qué punto nuestra conciencia se acercó a la compasión, a la devoción y al Amor.
La ternura y la generosidad espontáneas del corazón que habremos enterrado al fondo de nosotros
sin ofrecerlos a nadie, o bien que habremos logrado hacer brotar desde nuestra mina interior. El
poder formador de lo mental Dotado de un cuerpo físico, el espíritu piensa y resiente a través del
cuerpo. Es decir que el físico y lo mental son uno. El cuerpo se convierte en aquello que se agita en
lo mental y lo mental es absorbido por el cuerpo. Un pensamiento bello y armonioso producirá un
conjunto de células armoniosas que reflejarán la belleza de dicha armonía. Pensamos con nuestro
cuerpo entero, y no solamente con el cerebro. Los sentimientos de Amor emanan de la región del
corazón y en lo absoluto de la región del cráneo. Una emoción que no podemos digerir no es sentida
en la cabeza sino en el estómago. Una palabra que no logramos digerir no tiene efecto en el cerebro,
ella afecta inmediatamente la garganta. El cuerpo es un pensamiento que se condensa y que toma
forma. Un cambio de actitud mental cambia un estado físico. Sin embargo, las personas que
desarrollan los síntomas de la gripa, de la tuberculosis o del cáncer no “pensaban” en esas
enfermedades. No se piensa en una enfermedad en particular. Conscientemente pensamos en algo
que produce otra cosa en un nivel subconsciente. Las dos cosas parecen diferentes pero ellas son
vibratoriamente cercanas. Una intención, como una emoción, son vibraciones que liberan energía.
Ellas pueden ser diferentes de los síntomas de una enfermedad en aparición. Pero si ellas son
vibratoriamente similares, una será la causa de la otra. Con frecuencia, es cuando comprendemos el
origen de lo que nos afecta, que podremos curarlo. De esta manera es posible cartografiar el origen
de nuestros males. Nuestros pensamientos nuestros sentimientos y nuestras emociones son
elementos importantes en el desarrollo de enfermedades. El tiempo de encargarse de esto ha
llegado, 66 de comprender el por qué un dolor, o un malestar, aparece en un lugar preciso del
cuerpo y en algún momento de la existencia. Este tipo de investigación transforma al ser
enteramente. A partir del día en que yo comienzo a tomar conciencia de que el sufrimiento físico
que experimento es una resonancia directa de lo que yo siento a nivel emocional, además de ser una
armónica de mis pensamientos, yo me reapropio del poder de aportar cambios mayores en mi vida.
Esto no se opone en ningún momento a la medicina alópata, ya que el tomar medicamentos y las
intervenciones quirúrgicas serán grandemente mejorados por una más grade comprensión del origen
de los disfuncionamientos físicos que se somatizan en el cuerpo físico. ¿Qué es una armónica? En
acústica, es una vibración, es decir una energía sonora y su frecuencia es un múltiple entero de una
frecuencia fundamental. Una nota fundamental está siempre ligada a sus armónicas e inversamente.
Se trata de una ley universal que se aplica a toda cosa. No es una nueva religión. No es un despertar
confesional. La ley de las armónicas puede ser puesta en aplicación sin importar nuestra confesión,
puesto que ella no se opone a ninguna creencia. Seamos ateos o creyentes, ella funciona y nos
ayuda a descubrir nuestra vía hacia la Armonía Absoluta, por el camino confesional que hayamos
escogido. Al nivel de las civilizaciones, el funcionamiento de las armónicas es bastante fácil de
observar. La dedicación de un pueblo a la naturaleza vibra a la frecuencia del Amor y desencadena
armónicas de abundancia, de paz y de prosperidad. Lo contrario, es decir, la explotación anárquica
de las riquezas de la tierra por una nación, provoca irremediablemente una reacción nefasta. Las
condiciones horriblemente difíciles se manifiestan bajo las formas de graves poluciones
industriales, de hambrunas generalizadas, de epidemias, de desastres climáticos, de penuria total, de
guerras devastadoras y de la banalización del crimen. El hombre desciende ahora más bajo que la
bestia y la civilización es destruida. Cuando la explotación emprende los pasos de la globalización,
bajo la forma de nota o frecuencia fundamental, se desencadena una energía de una fuerza colosal;
la cual es una multiplicación de ese espíritu de explotación. Las carnicerías y los mataderos
resuenan sobre la tierra entera, y sus ondas de forma transportan el terrible sufrimiento animal al
centro de las ciudades humanas. La deforestación generalizada transforma al mundo en un desierto.
Tal es la realidad, positiva o negativa, que es creada por las decisiones, felices o 67 infelices, del
campo de acción de nuestros espíritus. Somos nosotros quienes escogemos. El ser humano y la
armonía del Padre-Madre Eternos son Uno en cualidad, en esencia y naturaleza, aunque
cuantitativamente diferentes. Esta Unidad cualitativa explica por qué “el hombre es hecho a la
imagen de Dios”. Separada de la Unidad armónica de la Fuente divina, la humanidad no puede vivir
feliz y duraderamente. La inteligencia cósmica se manifiesta para nosotros, sin imponernos nada.
Ella es liberal y paciente. Ella espera en el azur de la eternidad que nosotros nos volvamos hacia
ella en una actitud de dedicación. La enseñanza esotérica de Cristo muestra claramente que si
entramos en la misma frecuencia que ésta Inteligencia Universal, toda fricción interna o externa
cesa instantáneamente. Nuestra armonía interior tiene el potencial de ser perfecta cuando ella se
alinea con la Armonía Divina. Lo que no nos permite el avance hacia ella son nuestros estados
mentales. Nuestros estados mentales son como “abrigos”, energías sutiles con las cuales nos
cubrimos, los cuales enseguida condicionan nuestros comportamientos. Podemos ser agobiados por
un abrigo de penas, como podemos ser cubiertos por un pesado abrigo de tristeza que nos aplasta
los hombros. Es mejor dejar ese tipo de cargas en el guardarropa. Con la facilidad en que se cambia
un vestido por otro, es fácil cambiar nuestros estados emocionales y nuestras creencias mentales.
Vistamos entonces ropas de bondad, de paciencia, de tolerancia y de comprensión en la alegría del
Amor Divino. Es simple y gratuito. “Te será hecho según tu fe” dice Jesús. Es decir, que serás
aquello que tú creas ser. Si, por ejemplo, yo permito a mi mente quedarse fijo en un pensamiento de
enfermedad, de penuria, de celos de retraso, estados análogos serán automáticamente cumplidos en
mi vida por el poder formador de mis emociones y de mi pensamiento. Mi estado mental impondrá
una orden y dará una forma a mi vida. La Ley es divinamente neutral e impersonal, incluso si ella
proviene de un Ser infinito y Supremamente Consiente que las religiones llaman “Dios”. Por otra
parte, y según el mismo principio, si yo dirijo mi mental hacia vibraciones de paz, de gratitud y de
generosidad, esas ondas de armonía serán mecánicamente perpetuadas en la pantalla de mi
existencia física. Se nos hará según nuestra contemplación interior. Este proceso incluye también
nuestras contemplaciones internas anteriores, es 68 decir, los estados mentales sobre los cuales
hemos creado una fijación en nuestras vidas pasadas y que se manifiestan en esta vida. Las
condiciones de una vida son determinadas por la manera con la que atravesamos la precedente y
aquella que vivimos actualmente, éstas determinarán las condiciones en la cuales retomaremos
nacimiento. Tenemos el poder de preparar un magnífico renacimiento, o de escoger el continuar con
los mismos hábitos de malas fortunas. Todo esto nos lleva directamente al fenómeno de la fe. La fe
es una forma de confianza paciente y tolerante en un orden escondido. La confianza es tolerante
porque la ley de causa y efecto tiene también su lado absurdo. Lo absurdo del karma viene del
hecho de que somos condenados por crímenes que ignoramos haber cometido, puesto que nuestras
vidas pasadas son borradas de nuestras memorias directas. En tales circunstancias, la condena
parece totalmente ineficaz, o sea inútil, y el sufrimiento parece absurdo. Para ser eficaz, debería
haber un recuerdo del crimen o el error cometido, y entender su horror. El resultado, o si queremos
la “retribución”, daría entonces frutos, y habría entonces una verdadera transformación de la
conciencia. Pero un dolor ciego no cambia nada, no hace más que empeorar las cosas. Las personas
sufren sin saber porque sufren, y tampoco cambian, o más aún se vuelven peores de lo que ya eran.
El karma debería ser replanteado. Al nivel psicológico, es ilógico y profundamente disfuncional
hacer sufrir a los seres vivos, efectos sean buenos o malos, de los que ellos ignoran totalmente la
causa. Es por eso que los místicos no tratan de comprender. Ellos prefieren el desarrollo de valores
humanos elevados como la paciencia, la tolerancia y la confianza, así como también una
comprensión de la existencia que trascienda la razón, el intelecto y la lógica. Es el campo de la
devoción, de la gracia y la plenitud. Cree en la penuria y tu mente provocará un estado de penuria
en tu vida. Pon tu fe en un estado de plenitud y el poder formador de tu espíritu te dará plenitud. La
fe verdadera no es credulidad. Fe significa “esperanza en el infinito”. Un problema, el que sea, es
una memoria karmática. Incluso los problemas de peso o de dinero son antiguas memorias. Para
resolverlas, la única cosa que se puede hacer es la de limpiar la mente. Existen diferentes métodos a
diferentes grados para clarificar el espíritu. El hatha-yoga tiene el poder de calmar la mente con el
fin de manejarla mejor. Es el primer escalón. Arriba de la escalera graduada de técnicas de despertar
se encuentra el bhakti-yoga, el yoga del Amor puro, que ilumina y trasciende absolutamente toda la
69 mente. A ese nivel, el mental no necesita más ser controlado pues él ya está liberado al estar
espiritualizado y divinizado. Más allá de cualquier método, encontramos la llave suprema: amar,
perdonar y agradecer. La fuerza de estos sentimientos despierta en nosotros un fragmento de
Divinidad. Después, esta chispa galáctica sabrá borrar las memorias que se esconden detrás de
nuestros problemas. ¿De dónde proviene esta energía, que tiene la capacidad de vaciar
definitivamente todas las viejas memorias -aún activas- en el fondo del “cubo de reciclaje” de
nuestro mental? ¿De Dios? Todo fragmento divino lleva en él la fuerza divina. Es ésta fuerza la que
da al mental su poder formador. Ella es más grande que nosotros y nos engloba a todos. La fuerza
está con nosotros. Podemos servirla abriéndole nuestro corazón. Podemos consagrarle nuestra vida.
Podemos tener confianza en ella. La fuerza está en nosotros. La llave suprema es la de sentir ésta
fuerza, creando un fragmento de Amor incondicional. Todo comienza con la intención de dar ayuda
al prójimo. Todas nuestras dificultades, todos nuestros problemas, todas nuestras enfermedades,
todas las situaciones de penumbra e infortunio que atravesemos en una vida, son de hecho,
oportunidades de avance hacia la aceptación del Amor incondicional. Son finalmente regalos que
nos son ofrecidos por los Guardianes del Destino, para que podamos aprender la más difícil de las
lecciones del cosmos: lograr dar compasión en cantidad a muchos. Detrás de todo lo que nos ocurre
durante una vida terrestre se encuentra la fuerza positiva del Mental Supremo de Dios. Su influencia
solo tiene un propósito: aquel de liberarnos de los poderes del miedo y de la ignorancia, con el fin
de incitarnos a reunirnos con las dimensiones supra-galácticas del Amor desinteresado, del perdón
total y la gratitud. ¿Y cómo hacemos esto? ¿Cómo triunfar ante todas las imitaciones y limitaciones
socioculturales, elevando nuestras vibraciones sobre ellas? ¿Cómo ascender hasta el nivel de
frecuencia espiritual de donde se observa, por fin, que todos los obstáculos de la vida no existen
eternamente y que estos solo se producen para empujarnos hacia una más grande realidad? La
respuesta está en nosotros, puesto que yo les digo con toda sinceridad: “Basta con cultivar, amar y
querer una tal conciencia para que milagrosamente ella se manifieste en nosotros mismos”. 70 No
lamentarse más ¿Cómo sanar las heridas psicológicas que aún sangran en la superficie de mi ser?
Simplemente estableciéndome en mi naturaleza real, es decir, tomando el camino de regreso hacia
mi parte divina olvidada, hacia el Si Mismo eterno que anima mi cuerpo de carne y pensamiento.
Una vez el cuerpo mental está sano, el cuerpo físico se beneficia automáticamente de una mejoría
espontanea, de sanación y de alivio. Es inútil rociar cada hoja, cada rama y cada gajo de un árbol, es
suficiente con rociar la raíz y el conjunto total del árbol lo aprovechará. Tal cual es el acercamiento
holístico, o global, de toda terapia digna de éste nombre. La meta es llegar a la raíz del problema, y
esa raíz está simplemente en el lugar preciso en el que nos encontramos al instante. La superficie
del ser se cura fácilmente y naturalmente ella misma, una vez que la conciencia haya vuelto a su
naturaleza luminosa y cuántica. El arte de hacer volver al ser a su naturaleza de espíritu puro es la
prerrogativa de la conciencia humana. Ponernos de nuevo en contacto directo con nosotros mismos
con el fin de permitir un retorno hacia el Sí Mismo, es la meta y la función de la música meditativa,
de la práctica del mantra, del yoga, de la respiración consiente (pranayama) y de todas las otras
técnicas de medicina energética. Si un malestar físico crea estrés, es probable que éste se encuentre
ligado a una cicatriz interior que no se ha cerrado aún. Usted puede fácilmente frenar y suprimir la
vibración del pensamiento particular que no permite la auto sanación de esa herida física. Deje de
pensar; “me robaron, es un error del banco, me agredieron, la vida me lo quitó todo, mi padre me
golpeó, mi madre me dijo palabras hirientes cuando yo tenía 15 años, mi patrón me explotó, perdí
mi casa, los impuestos me llevaron a la quiebra, mi pareja me engañó, mi esposa me traicionó, no
tuve suerte, Dios fue injusto conmigo, etc.”. Las quejas y lamentos del mental no tienen fin de todas
maneras. Corta voluntariamente la “cinta magnética” de esos pensamientos tóxicos, borra el “disco
duro” del mental. Muy rápido, si lo haces conscientemente, observarás un inmenso alivio, un
sentimiento de serenidad, algo totalmente nuevo, fuerte y agradable. En otras palabras, no sigas
grabando todo el tiempo las mismas frustraciones, los mismos resentimientos, las mismas viejas
rabias en las memorias de tu computador mental. Oprime deliberadamente la tecla “suprimir”
(delete) y todo se borrará si lo deseas realmente. Tienes el poder 71 y la elección. Es el privilegio de
nuestra forma humana y de nuestro divino libre albedrío. De ésta manera, no pongas día a día el
programa en marcha. Cierra la pantalla de las lamentaciones. Reemplázalas por una nueva
programación: “Hoy, yo vuelvo a mi verdadera naturaleza. Mi parte divina es inmortal. Mi fuerza
vital es luminosa y consciente. Yo soy más que un cuerpo. Todas mis viejas heridas solo existen en
la periferia de mi ser físico. Mi ser profundo mora inviolable e intacto. Creer que mi alma está
manchada por lo que me han hecho en el pasado y lo que me harán en el futuro es una ilusión. Soy
libre de reactivar el poder de mi conciencia como yo lo desee y en la dirección que me plazca. Me
libero entonces de todos los dogmas científicos, psicológicos, religiosos y médicos que limitan mi
conciencia y me encarcelan entre los muros de las hipótesis, de las teorías y las doctrinas. Soy libre
de seguir mi corazón y escuchar mis intuiciones. Al mismo tiempo desato el nudo que actualiza el
vínculo entre lo que sufrí y lo que sentí. Si no puedo desatarlo, lo corto. Sé que mi problema se
reduce a una sensación que se sitúa en la periferia de mi ser. Esencialmente, todo es luminoso, todo
está intacto, inmaculado, absolutamente puro e invencible. Mi alma es indestructible puesto que ella
es una chispa del Absoluto. Tal es nuestra realidad. Es prácticamente imposible ser feliz y continuar
siéndolo en toda circunstancia, sin cultivar la conciencia del Sí. La conciencia del cuerpo es tan
cambiante como la del mental. Esos dos niveles de conocimientos son condicionados por el flujo y
el reflujo de las alegrías y de las penas inevitables en la atmósfera material. A veces, medios que se
dicen “científicos”, optan por limitarse voluntariamente a esos niveles de conciencia. Sus
informaciones son basadas sea por el conocimiento empírico, variable e incierto, o en la
observación sensorial, fundamentalmente imperfecta. Inevitablemente, la conciencia del Sí escapa a
los cálculos del intelecto puesto que el Si es de otra naturaleza. Sin embargo, solamente el
conocimiento y la experiencia de Sí Mismo, pueden hacernos felices en permanencia, más allá del
éxito o de los fracasos de la vida humana. Sin la presencia de la fuerza vital sobreviviendo a la
disolución de la materia, nuestros programas de educación en general se convierten en un tipo de
doctrina mental puesta en marcha por los organismos que los financian. Respira profundamente.
Toma conciencia de tu manera de respirar. Sal de tu casa o abre las ventanas de tu oficina o cuarto.
Camina en un parque, en un 72 bosque o a la orilla de un rio. Toma tiempo para ti. Eres el alma
eterna. Ya no estás encarcelado por los muros de los horarios a respetar, de las facturas a pagar y de
los cientos y cientos de supuestos imperativos que no te permiten ser tu mismo. Abandona todos los
problemas a los pies del Universo consciente en el cual estás evolucionando. Algo o Alguien sabe
que existes y te ama más de lo que podrías jamás imaginarlo. Debes estar seguro de esto, el Ser
Absoluto existe en ti y te conoce más que nadie. Es una Divinidad de proximidad, vecina de tu
corazón. Y haces parte integrante de ella. Es su verdadera identidad, su posición constitucional en el
espacio, su esencia. Suavemente, tranquilamente, te deshaces de antiguas emociones negativas que
bloqueaban la corriente de tu felicidad. Todas nuestras cicatrices interiores se cierran
espontáneamente y desaparecen. No queda ningún rastro de ellas. Habremos entonces vuelto a
nuestra verdadera naturaleza. La vida es bella ya que puede ser al instante inmediato, un portal
hacia el hiperespacio y la supra conciencia. Es una puerta de sanación, la cual se abre cuando el ego
cesa de lamentarse y apaga el sentimiento de ser el director general del mundo entero. La paz
interior es la actitud a alcanzar para llegar a un estado de conciencia del alma aumentada, es,
paralelamente, la actitud a alcanzar para llegar a un estado de conciencia del ego disminuido. Hay
mejoría, ausencia de lamentación. Nuestro sanador interior vibra en concordancia con la dimensión
de lo Divino en él. De esa manera, dejamos pasar a través de nosotros, una fuerza más grande. Por
el hecho de no quejarnos más, nos encontramos repentinamente ligados a una inmensa red
energética compuesta por las almas, los ángeles, los devas, los arcángeles, los dioses y hasta Dios
mismo. Si permaneces inflexible, recibirás la información, pero no le darás ningún valor. Relájate
para así dejarle lugar de sobra a la energía divina. Que tu corazón se llene de bondad cariñosa y de
compasión por tu propio ser profundo. No lamentarse más desactiva el ego. El alma-amor toma el
relevo… ¡Observa a los animales! Haz como ellos. Nunca vi a un pájaro o a un gatito lamentarse.
Los perros, en particular, son seres sobresalientes. Los animales pueden fiarse en su conocimiento
intuitivo. Actúan de manera instintiva. Viviendo con ellos y observándolos, constatamos que la
intuición sobrepasa las especulaciones del cerebro. Nuestro cerebro es incapaz de sentir cantidades
de cosas que los animales presienten. Cuando un terremoto está por ocurrir, las aves y otros
animales lo saben y son capaces de preverlo. 73 Ellos buscan refugio con sus familias. En ellos, no
existen logros intelectuales. Instintivamente, permanecen en confianza con la Vida Universal.
Intuitivamente, podríamos comenzar a hacer como ellos y tener confianza en la vida. Cuando una
ocasión de lamento se presenta, utiliza la ley de la afirmación. Al despertar, di: “Mi vida está al
servicio de la paz, del Amor y de la Luz; de ahora en adelante, la plenitud y la alegría circulan
libremente en mí y a mi alrededor”. Si afirmas algo profundamente y totalmente, esto comenzará a
hacerse realidad. El Evangelio nos enseña que Nuestra Santa Madre María toma el riesgo de aceptar
y de recibir TAL CUAL. En ella no encontramos ningún rastro de lamentación. Cuando el ángel de
la Anunciación le revela su inconcebible misión, ella dice sin oponerse: “Yo soy la sirviente del
Infinito”. Acoger la gracia La verdadera energía del desapego es un abandono, un don total de si, sin
deseo egoísta de posesión o celos. El elemento esencial, en lo que concierne a la ascensión de la
conciencia, es el desprendimiento radical de toda espera a resultado alguno. La ascensión hacia la
luz universal es un juego, no será jamás un juego apremiante. Es un divertimiento, una fiesta, una
celebración. Esta actividad es ante todo recreativa. La meditación es recreación. Aquel o aquella
que entra en un progreso místico, entra en realidad en las olas del mar interior para bañarse en ellas.
Ese baño no es una obligación o la ejecución formal de una orden recibida. Ninguna fuerza en el
Universo puede obligar a alguien a abrir su corazón. Si arrancamos los pétalos de una flor
queriendo que ella se abra antes de tiempo, la suavidad de su perfume se perderá. Sé como los niños
y entra en el reino de la “re-creación”. El simple hecho de anhelar mucho algo nos impide
generalmente encontrarlo. Continúa orando a tus Budas, tus Cristos o tus Krishnas, pero no esperes
de ellos nada a cambio. Todo es un fenómeno de gracia y nada puede forzar ésta gracia a descender.
La gracia es tan independiente como la emergencia de los sentimientos en tu corazón. El proceso es
descendiente y no ascendiente. No es por sus esfuerzos que te elevas. Tu trabajo como chispa divina
es la de abrirte a la recepción de la gracia y esa disponibilidad se da sin hacerse esperar. La apertura
es incondicional. Esto puede parecer paradójico a primera vista, puesto que si incluso la ausencia
del Espíritu de Dios rompe tu corazón, el simple hecho de posicionarte en estado de acogimiento
incondicional llena tu alma de éxtasis 74 y de paz. Es por esta razón, que los maestros de la
conciencia dicen que el camino es la meta. El proceso es descendiente. En lugar de esforzase por
controlar o dominar la gracia (lo cual es de todas maneras improbable), nos abrimos al descenso de
la gracia en la conciencia. La gracia, como la lluvia, cae ahí en donde ella lo quiere, sobre quien ella
quiera, cuando quiera y de la manera que mejor le conviene. Todo es perfecto todo el tiempo.
Situarse más allá del éxito o los fracasos, más allá del bien y del mal, más allá de la indiferencia y
del reconocimiento es una actitud que se convierte rápidamente en una fuerza de atracción. De esta
manera nos ubicamos en una situación que atrae la gracia de forma espontánea y no apremiante. El
buscador del absoluto tiene sus planes, y el Absoluto tiene los suyos. Son siempre los planes del
Absoluto los ganadores en última instancia. Nadie puede, por sus propios esfuerzos, obligar al
Absoluto a cambiar sus planes. La Conciencia del Universo actúa como la sombra del Absoluto.
También, mantén tu visión cueste lo que cueste y ámala con todo tu corazón. Pónte a su servicio sin
interrupción. Pero no te apegues a los resultados. Deja que la energía fluya libremente. Existe en ti
un espacio en el cielo de tu corazón, el cual es libre de toda limitación, no sumiso a las leyes
convencionales del mundo. Incluso si todo parece separado en nuestro mundo, la energía espiritual
de las cosas y de los seres está en relación constante y forma una enorme red universal. Nada ni
nadie está completamente apartado, y es por esa razón que podemos estar en interrelación
simultánea con todo. Es esto lo que explica las percepciones extra-sensoriales como por ejemplo el
hecho de comunicarse con personas que han dejado su cuerpo físico y que existen aún en otra esfera
(llamada “hasho-mayim” en hebreo) situada más allá de las dimensiones físicas. Si concentras tu
conciencia en una persona en particular o en un lugar preciso, y logras situarte en un nivel de
comunicación física, te será posible ver a esas personas y admirar esos lugares. El primer paso a dar
será soltar toda tensión mental y física. Sin dejar el lugar en el que te encuentra, siente que el
Universo es un ser vivo e inteligente y del cual todos sus elementos están permanentemente ligados
a la fuente original. Todo está vivo, todo lo que existe posee un espíritu, todo está en constante
relación energética. Un hecho se presenta siempre en la vida en razón de otros hechos. Nada está
separado y un hecho, no existe por si solo. La existencia se asemeja a un 75 océano de hechos
interconectados, compenetrados los unos con los otros, en movimiento ondulatorio y en
transformación constante. La realidad es una ondulación de varias realidades simultáneas y nosotros
podemos atraer una realidad en particular, simplemente sintiendo que ella se manifiesta en nosotros.
Creamos que algo es fácil de hacer y ella será instantáneamente fácil. Si sentimos que es difícil de
hacer, ella será difícil. El poder de creer está en nosotros y nosotros nos convertimos en aquello que
creemos ser. Al decidir deliberadamente que las ansiedades y los horrores del mundo solo son una
realidad en sí y que esa realidad no es necesariamente la tuya, logras eliminar el sentimiento de
miedo que riñe en el fondo de tu conciencia. Solo se requiere de un cambio, en la manera como
percibimos las cosas y una visión diferente de sí mismo. La energía espiritual es como un espejo y
si le mostramos miedo en el reflejo, nos enviará acontecimientos que confirmarán que tenemos
razón de tener miedo. Demos paz a ese espejo, démosle Amor y luz para reflejar y él nos enviará
una imagen de situaciones que corresponderán a la paz, al Amor y a la luz. La vida es simple: lo que
sentimos en función de nuestra existencia y del mundo en el cual vivimos, se refleja en el gran
espejo del cosmos; de esta manera, experimentamos las condiciones de vida que están en resonancia
armónica con lo que proyectamos en ese espejo. Lo que más tiene impacto es el sentimiento que
llevamos dentro de nosotros. El cinismo, el rencor, y la envidia son las peores emociones y estas
nos enviarán siempre situaciones desastrosas, las cuales terminarán el día en que nuestro corazón se
libre de dichas emociones. El Amor puro es la más bella de las emociones. Ama a todo el mundo sin
esperar nada y sin poner condiciones. Ofrece una bendición a todas las personas que encuentres.
Tómalos en tus brazos si puedes y si ellos lo permiten. Esparce el Amor a tu alrededor. Anda en
coherencia de resonancia vibratoria con el significado de lo que ocurra, pase lo que pase. Sentirás
que tus energías crecen. Habrá un tipo de reciprocidad entre Dios y tu sentimiento. La Gran
Conciencia que reside en todas partes y en todas las personas se pondrá a vibrar a la misma
frecuencia que la tuya y te enviará ondas similares. Esas ondas crearán en tu cuerpo una carga
emocional que eliminará toda carga negativa en ti y a tu alrededor. Te sentirás protegido incluso,
cuando estés en medio de peligros. La energía espiritual no está solamente en relación contigo. Ella
existe en ti y haces parte de ella. Ella eres tú. Cuando oras, ella no escucha las palabras que salen de
tu boca, ella 76 escucha los sentimientos que vibran en tu corazón. Honestamente, el que evoques a
Buda o a Krishna, no es tan importante para ella. Lo que le importa, son las lágrimas de alegría que
brotan de tus ojos, las convulsiones de alegría que invaden tu cuerpo, los suaves estremecimientos
que dilatan tu corazón al infinito, las tiernas emociones espirituales que hacen que los bellos de tus
brazos se ericen hacia el cielo. El resto solo es habladuría teológica. ¿Y si la verdadera religión
fuese una sanación del alma, tomando lugar en el jardín secreto del corazón? La verdadera religión
no es un dogma filosófico; es la aplicación práctica del sentimiento que llevas en tu alma. Las cosas
tristes que nos ocurrieron en el pasado no son más que descargas de energía de las cuales su fuente
debía ser la manera como concebíamos la vida, nuestra forma de juzgar o de controlar a los demás,
nuestros miedos, nuestras falsas convicciones. Esos acontecimientos actuaron como un espejo con
el fin de guiarnos hacia la sanación de nuestra alma. Tienes el poder de ver esos acontecimientos de
manera diferente. Mírales como si ellos hubiesen sido guías, en lugar de representarlos como
errores desastrosos. Esto podría cambiar la alquimia de tu cerebro. Los acontecimientos ligados a
las personas que encontramos, y con las que de una u otra forma tenemos vínculos, nos muestran
claramente el espejo de nuestras emociones más secretas y más inconscientes. Nuestra forma de
interpretar las cosas influye en el mundo que nos rodea. Incluso nuestras mascotas, y las plantas
verdes que decoran nuestras casas, reflejan lo que pensamos de nosotros mismos y de los demás.
Desapegarse del pasado nos garantiza la ausencia de malestares interiores. Deja que esas ideas de
pecados y crímenes, de castigo y venganza fluyan y salgan. Deja que tus ideas de liberación
escapen, así como las de renuncia y de luchas de poder, abandona todo ese revoltijo en las olas
inmensas de tu cosmos interior. Haz desaparecer, de una vez por todas, las tragedias del mental en
el cielo de estrellas de tu espacio físico. El poder de tu conciencia sabrá transformar las heridas en
bendiciones. Tu alma se verá en su pureza al preciso instante. Todo depende de la manera con la que
concibes tu realidad. Todo no es más que una experiencia de vida. No eres entonces culpable de
nada en el nivel absoluto. El único pecado que podría ser considerado como tal, sería el de ver la
falta en los demás, puesto que esa falta se enraizaría automáticamente en ti mismo. No hay otro
perdón que el de perdonarse a sí mismo por las faltas que observamos y juzgamos en los demás.
Todo el resto hace parte de una 77 inmensa coreografía kármica y el destino está en nuestras propias
manos, según las leyes inmutables del Gran Coreógrafo de la energía espiritual, Dios, el Ser
Infinito. Bendigamos a nuestros enemigos que nos han empujado, a pesar de nosotros mismos,
hacia la disminución de nuestro ego, la desilusión de nuestra toma de control sobre el mundo y el
estrés que reside en él. Bendiciendo a los demás no tendremos que esforzarnos para tratar de
perdonarlos. Puesto que el perdón estará ya fluyendo en los valles fértiles de nuestras bendiciones.
Bendice tu cuerpo. No lo veas como si fuese un hecho adquirido. No lo rechaces como si fuese una
cosa a no tener en cuenta. Tu cuerpo es el vehículo del alma y el alma distinta es un átomo de Dios.
Entonces, tu cuerpo es el santuario de un objeto altamente sagrado. Bendecir tu cuerpo es suspender
por un momento las faltas de armonía celular, las distorsiones orgánicas causadas por las tensiones
del mental. Cuando el espíritu está preocupado, el cuerpo se manifiesta perturbado. Con el hecho de
enviar una bendición tranquila, el mental procura la paz del corazón. Un tratado de paz es firmado
entre el espíritu y el cuerpo, y así se anuncia el cese al fuego interior. Es la tregua y el fin de los
combates en el inconsciente. Los viejos nudos se deshacen; las tensiones se suavizan y todo parece
al fin desanudarse. La bendición desenreda, en una manera, las viejas memorias que
energéticamente se cristalizaron en diferentes lugares del cuerpo. Bendice tu vida. ¿Qué has hecho
con tu amistad, con tu compasión y tu benevolencia hacia tu propio cuerpo? Tu cuerpo te fue
entregado maravillosamente bien ajustado a tu propia evolución de conciencia. Si quieres cambiar
algo en tu cuerpo, cambia antes que nada el estado de tu conciencia y tu cuerpo seguirá y obedecerá
a esos cambios. Él lo hará en la alegría y en el entusiasmo. Nos hemos hechos expertos
autocriticando nuestro cuerpo y juzgándonos duramente en función de su apariencia. Los invito hoy
a tener la más grande compasión por lo que ustedes son, lo que fueron, y lo que están a punto de ser.
Que tu compasión se extienda como una dulce cobertura sobre tu presente, y también sobre tu
pasado y tu futuro. Cada experiencia de vida es una ocasión única para renovar la compasión. Lo
que sientes hacia ti mismo será, tarde o temprano, la condición de tu existencia. Bendice tus
supuestas imperfecciones, puesto que ellas te hacen un ser único. ¿Para qué 78 cambiar algo por
gusto a los demás? Sé benévolo contigo mismo. Serás benévolo con el mundo entero. Sanar es sin
duda, el acto más grande de Amor para contigo mismo. Ese destiemple total de la cuerda templada,
en el fondo de nosotros, engendra la paz del corazón. Esa paz ilumina entonces, nuestro alrededor,
hasta tocar el alma del Universo. Enseguida, la paz se vuelve inminente. Sin embargo, no luches
contra la ausencia de paz. Déjala instalarse sin hacer esfuerzos. Abandónate a la belleza tal como
ella se presente y la paz brotará. No estés en contra de la guerra; vive a favor de la paz. Acoge la
gracia. Si no estás en estado de gracia, llámala. Agradece y recibirás. Háblale. Dile que la amas y
que sin ella, te sientes desprovisto y perdido en este mundo de luchas y preocupaciones. Suscita la
compasión del corazón de la Gracia Divina. Hazle saber que cuentas con ella. Sueña con conseguir
una cita secreta con ella. Envíale un mensaje en pensamiento y en oración. Hazle conocer tus
intenciones. Cuando ella capte tu llamado y se dé cuenta que no puedes vivir sin ella un minuto
más, ella vendrá. La sentirás en el fondo de tu alma. Algo es seguro: cuando nos lanzamos a su
búsqueda, la Gracia de Dios, también está en busca de nuestras almas perdidas. Cuando las pruebas
de la vida se presentan, no es el intelecto o el saber que pueden ayudarnos. El conocimiento es sin
duda útil, pero no nos ayudará. El refugio no está en la cabeza; él se encuentra en el corazón y el
alma. Es ahí en donde la gracia puede descender e iluminar. ¿Y qué hace ella exactamente? ¿Cómo
actúa para ayudarnos? Ella nos muestra el sentido del sufrimiento… Nos hace tomar conciencia de
que toda prueba es generadora de crecimiento. Bajo el impacto sagrado de la Gracia, nos damos
cuenta que nada de lo que ocurre es una maldición. Incluso nuestras pérdidas más grandes tienen un
lado positivo puesto que estas se presentan en un momento decisivo y por un motivo preciso. Es a
veces en la fuerza terrible de la desgracia, que se nos ofrece la ocasión única de elevarnos más alto.
Acoger la Gracia, es aceptar los golpes de suerte como mensajes del Cielo venidos para darnos la
posibilidad de crecer en amor y sabiduría. Las catástrofes son siempre regalos, puesto que nos
enseñan los secretos que no hubiéramos podido integrar de otra forma. Aprender a amar lo que la
existencia nos impone para nuestra evolución; tal es probablemente la sola y única razón de nuestra
presencia en esta tierra. 79 Paz mental y paz mundial Nada de lo que nos ocurre se produce por
azar. Las condiciones de nuestra vida siguen un plan preciso. Si ese plan está definido por el hábito
de pensar de forma destructiva, cultivando los conflictos, las decepciones, o concentrándose en el
lado oscuro de los eventos con tus miedos, tus rencores y tus envidias, la fuerza del mental termina
por crear una forma-pensamiento negativa. La Ley de la Armonía Universal capta esta forma-
pensamiento y la adopta como nuestra frecuencia fundamental. Ella transforma enseguida esta
frecuencia bajo la forma de condiciones negativas: enfermedades, accidentes, fracasos, etc. ¿En qué
frecuencia vibramos? Una de las grandes metas de la encarnación es la de tomar medidas para
cambiar la estructura de nuestro plan mental. Es esta intención la que posee la formula sonora: “Paz,
amor y Luz sobre la Tierra y en mi corazón”. Las energías particulares de esas “palabras de
sanación” forman un medio rápido, fácil y gratuito, para transformar el programa mnémico de los
pensamientos-modelos negativos, en una potente forma-pensamiento positiva. El cambio se sitúa a
nivel subconsciente, y el medio es puesto en acción a nivel del consciente. El mental puede
entonces concebir un nuevo plan caracterizado por las ondas de gratitud, de compasión, de paz y de
Amor para con la vida y el universo. La Ley de la Armonía Universal convierte entonces, ese nuevo
modelo en condiciones de salud y alegría. El corazón vuelve a ser rápidamente coherente y esta
coherencia es enseguida transmitida a todo el conjunto del ambiente familiar, profesional y
planetario. Los desacuerdos y las discordias entre las personas que nos rodean son gradualmente
remplazados por armonías, cooperaciones culturales y un respeto mutuo. Esta magnífica atmosfera
de unidad y de unión, tiene la tendencia a iluminar toda la faz de la tierra a través de resonancias
morfo genéticas, y los conflictos violentos son remplazados por acuerdos de paz durable. Tal es el
programa. La salud y la felicidad son las cosas más naturales del mundo. La enfermedad no se
desarrolla jamás por causa de una energía divina; ella se origina siempre del lado de las distorsiones
humanas. Si el hombre no suscita resistencia a la armonía, la energía inteligente del divino estará
siempre dirigida a re-establecer el equilibrio en todo el universo y en el 80 cuerpo humano. Por la
dinámica de nuestra intención y la fuerza de nuestro imaginario mental, tenemos el poder
estupefaciente de orientar esta Energía Universal. La sanación del alma y la eliminación de
emociones negativas resultan de nuestra habilidad de aceptar el cooperar con la Energía y la
Armonía Universal, que circula libremente por todas partes y todo el tiempo, en nosotros y fuera de
nosotros. Es sorprendente encontrar aún hoy, cardiólogos que ignoran los estudios hechos sobre la
coherencia del corazón y la naturaleza mental del universo, cuando se sabe que físicos cuánticos e
incluso muchos médicos de espíritu racional reconocen estas realidades desde hace varias décadas.
Los científicos establecieron largo tiempo atrás claramente las relaciones que existen entre el ritmo
de nuestro corazón y los estados de nuestro mental. El odio es causa de disonancia, al igual que el
egoísmo. La falta de confianza en sí, la desesperanza, el miedo, las preocupaciones, la mentira y el
fraude, la envidia y los celos están ligados a un mal funcionamiento cardíaco. Por el contrario, la
confianza en la inteligencia de la vida, el sentido del asombro, la esperanza, la fe, la gratitud, el
sentido del reconocimiento, la generosidad, la caridad, la honestidad, todas estas cualidades son
fuente de armonía y ofrecen al corazón la oportunidad de funcionar mejor. No es necesario
acercarnos a la naturaleza espiritual del ser humano con un sentimiento de “miedo a Dios”, o de
reverencia solemne, como se ha hecho en el pasado. Todo ese protocolo religioso puede cortarnos
de la fuente natural del Espíritu. El psicólogo Abraham Maslow decía, que las experiencias místicas
no son necesariamente revelaciones sobrenaturales, sino simples experiencias paroxísticas
perfectamente naturales. En el seno de todas las culturas del mundo se encuentran personas que han
fusionado con la Armonía Universal, esta realidad última la fuente infinita de Amor. El hecho de
que esas experiencias existan, independientemente de una tradición específica, muestra que cada
uno de nosotros tiene la posibilidad de sentir la interconexión de todas las frecuencias y de todas las
conciencias en el universo. Una vez que un estado de paz, de Amor y de luz se establece en el
subconsciente, recubrimos un equilibrio de ser unitario, una armonía interior que trasciende la
dualidad. La ilusión de ser separado de otros y del resto del mundo desaparece. La diferencia entre
sujeto y objeto se elimina de ella misma sin que perdamos nuestra conciencia individual. 81 El
Universo no aparece como una máquina impersonal, sino como conciencia o un pensamiento
personal. Las Leyes que emanan de él son impersonales pero la conciencia que las dirige es
personal, es decir que ella se interesa por las personas individuales que somos nosotros. Todo
proviene de la Armonía Universal, todo hace parte de ella y a ella vuelve. El físico Albert Einstein
decía que la semilla de toda ciencia verdadera es la de sentir una profunda sensación mística ante la
armonía de todas las cosas en el Cosmos. El precisaba que aquel que no está desquiciado en éxtasis,
o que al menos no está lleno de admiración ante tal realidad, debe ser considerado como muerto. Es
ese asombro que sentimos ante la inmensidad de las galaxias y la belleza de la naturaleza, la que
eleva nuestra frecuencia fundamental. Mira con admiración una simple flor, una mariposa, o el
reflejo de la luna en los cristales de nieve, y murmura “Paz, Amor y Luz sobre la Tierra y en mi
corazón”. Sentirás tu corazón de niño calentarse y salir repentinamente de su hibernación
emocional. Esto requiere valentía. El cinismo no es una opción. La armadura rígida y calculadora de
nuestro ego de adulto debe ser retirada. El alma se desnuda para ofrecer su fe, su vulnerabilidad, su
confianza en una fuerza superior organizada y benévola. Pasamos por una puerta estrecha, pues
escogemos dejar la estabilidad de adulto para recibir la espontaneidad de nuestro corazón de niño. Y
sin embargo, esta desestabilización hace parte de una vida armoniosa, equilibrada y estable. Lo
único que queda para hacer entonces, es retirar nuestra armadura. Y muy rápido, la paz mental se
instalará. De algo estaremos seguros: nuestra frecuencia estará en tan buen acuerdo con el cosmos,
que tendremos la oportunidad de amar a la tierra entera. Estaremos curados. La brutalidad, el
descaro y la falta de escrúpulos nos abandonarán. Visualiza miles, o mejor aún, millones de
personas cantando esta fórmula de paz y de luz, mientras abren su corazón al Amor. Esto podría
bien tener el poder de hacer advenir la paz en el mundo. La resonancia reverberada que se
iluminaría alrededor de esas miles de personas, tendría una repercusión inmensa sobre la tierra
entera y en todo el universo. 82 Conectarse al plan divino Sanar el alma significa sanar la ilusión
mental, la cual nos hace creer que el alma está enferma. La luz del alma no se apaga nunca. Ella
solo puede parecer apagada cuando se aleja de su fuente de luz. No es obligatorio basar sus
creencias en supuestos misterios que Dios (o un ser puesto a cargo por Dios) supuestamente
transmitió a alguien. Inspirarse en la Biblia o en los Vedas es algo bueno, pero no debemos verlos
como restricciones o limitaciones. Ningún libro, sea muy sagrado, es exhaustivo. ¿Cuál es el
verdadero valor de los antiguos documentos? ¿Hay que tomarlos al pie de la letra como lo hacen
algunos predicadores fervientes? Por supuesto que no; esto no tendría ningún sentido común. ¿Por
qué? Porque tanto la Biblia como el Veda son faros que nos indican la costa, las rocas en la
superficie, la vía a seguir. Los textos sobre un Dios revelado solo nos muestran el camino. Si los
consultamos para pedirles nuestra dirección, ellos nos responden: “Tomen esta dirección, y tal vez
ustedes encuentren algo, pero no sabemos todo acerca de la verdad con precisión; miren en ustedes
mismos”. Una fe real en la presencia del alma puede ser edificada sobre una simple evidencia: la
mirada de cada uno brilla de con una luz sobrenatural. Mira tus ojos en un espejo. ¿De dónde
proviene esa luz que anima tu mirada? No viene de un azar evolucionista. Mira “detrás de tus ojos”;
es decir trata de sentir la presencia (la conciencia) que mira “a través” de tus ojos. No pienses en
nada preciso y respira normalmente, lentamente, tomando conciencia del aire que llena tus
pulmones y del aire que sale de ellos. Es un ejercicio muy simple. Instantáneamente, cada uno
puede tomar conciencia de la presencia de esta fuerza vital que alumbra el cuerpo físico. Esta fuerza
surge de una chispa de la Fuerza Suprema Universal y no debe ser separada por muros de un
edificio religioso, atascado entre los dogmas de una doctrina en particular. Un baño es suficiente
para conectarse a Dios. Cierra los ojos y mira tus pensamientos en el “espejo” del mental. ¿De
dónde proviene esa energía que anima tus pensamientos? Ella no viene de un determinismo
genético. Mira “detrás de tus pensamientos”, es decir trata de sentir la presencia (la conciencia) que
piensa, “a través” de tu mental y “a través de tu cerebro”. Acabas de sentir la existencia del alma
espiritual, sin que hubiese sido necesario hacer un llamado a un predicador en particular. La luz del
alma no es una religión, es un movimiento de aclaramiento de la conciencia y es la cosa más natural
del mundo, fuera de 83 toda creencia teológica. Se trata más de una sensación que de una
superstición. La lealtad religiosa es una doctrina que admite verdades de fe y por consecuencia, se
opone al racionalismo. En este caso, nos encontramos con dos extremos a evitar. En nuestras
meditaciones en la luz del alma, la fe y la razón se completan en lugar de combatir. Entre la fe que
renuncia a la razón y la razón que explota el intelecto, encontramos la sensación real y natural de la
presencia de una fuerza vital benévola, en nuestro interior. Esta presencia es luminosa y su luz es
una chispa infinitesimal de la Luz Infinita. Apartemos definitivamente el concepto ingenuo de un
Dios con barba, sentado en una nube, cargado por angelitos tiernos, y el que con su implacable furia
espera el día del juicio final, haciendo inventario de los pecados y faltas de una pobre humanidad
sufrida. El camino que lleva al interior no nos hará descubrir un Dios así, a menos que así lo
deseemos. El aspecto supremo del Alma del Universo, no es un viejo hombre teniendo un cuerpo
humano más o menos idealizado o magnificado. El Espíritu de Dios no envejece, puesto que su
naturaleza es de no tener ni comienzo ni fin. Su corazón no está enojado. Su alma está llena de
Amor. Su cualidad más importante no es el poder, contrario a lo que se piensa. Su cualidad mayor
es la ternura. Su plan cósmico no es el de juzgar nuestros supuestos pecados o el de aplastarnos con
pruebas, para que una vez purificados por el sufrimiento, podamos al fin “sentarnos” a su derecha.
Podemos tirarnos al piso, sumergirnos en el barro, torcer nuestros dedos implorando un favor, pero
esto no funcionará. No es el plan…Suplicar a “Dios” para obtener lo que sea no hará mas que
alejarnos de la verdad, y al final, nos volveremos contra la idea misma de la existencia de tal Dios.
Dios no es una imagen ampliada de nuestras propias insuficiencias. Su creación consiste, sobretodo,
en poner en movimiento nuestras convicciones, nuestros juicios y nuestras creencias preconcebidas.
El plan de Dios es el de llevar nuestra conciencia a entender, que la naturaleza de Su Conciencia y
la naturaleza de la nuestra, son Una en esencia. La conciencia humana es creadora por el solo hecho
de hacer parte integral de la Conciencia Suprema. El mental humano atrae a él cosas en las cuales
piensa, puesto que es una parcela infinitesimal del Mental Supremo, el cual atrae todo hacia él. Es
por eso que en la revelación Védica, uno de los nombres que define al Absoluto es “Krishna” o el
infinitamente atractivo, 84 Aquel que fascina a toda la creación, la Atracción Infinita; Kyrios o
Cristos en el evangelio. El plan de Dios, es entonces, el de hacernos comprender de una vez por
todas, que no obtendremos nada de su energía creadora si no oramos como si ya hubiéramos
recibido. Todo ya nos ha sido dado. Todo ha sido ganado. Ya estamos curados, ya somos inmortales,
ya estamos liberados. Ninguna de nuestras súplicas influenciará la Energía Creadora del Universo.
El trabajo espiritual consiste en dejar la vía libre, en no bloquear el camino por el cual la corriente
de la gracia y del Amor trata y anhela llegar a nosotros. “Aplane los caminos del Señor” dice la
Biblia. El proceso de la creación del mundo exterior, sigue de cerca la puesta en acción progresiva
del pensamiento y de la conciencia interior. Las condiciones de salud o de enfermedad son, por
consiguiente, la solidificación de una frecuencia mental la cual se volvió crónica. El lenguaje de las
formas específicas que componen la vida terrestre (nuestro cuerpo, nuestro entorno, nuestros bienes,
nuestras condiciones de existencia, etc.,) está emparentado con la resonancia fundamental de
nuestra estructura mental. Los fenómenos morfológicos de las vibraciones en el medio terrestre,
están todos ligados a las frecuencias particulares que cultivamos en el fondo de nuestras almas.
Nuestras emociones, nuestras creencias, nuestras opiniones, nuestros sentimientos, nuestras
intenciones, nuestros recuerdos, nuestros pensamientos, nuestros sueños y la manera general con la
que concebimos las vida, Dios, y el resto del Universo, todas esas cosas constituyen nuestra
“oración” ininterrumpida. El camino interior se abre a aquel que tiene certitud que tal camino
existe. El destino es favorable a aquel que piensa de una manera absoluta, que el destino le es
favorable. Es de esta manera, poniendo en marcha la ley de su energía creadora, ¿que el Espíritu de
Dios otorga nuestras oraciones? El satisface todos nuestros deseos cuando estamos convencidos de
que dichos deseos ya están realizados. El “tiempo de entrega” depende de nuestro abandono, más o
menos completo, a la satisfacción interior. El proceso es perfecto porque está fundado sobre la
confianza y el Amor. El está también basado en nuestro destino, el cual está determinado, él mismo,
por los deseos de nuestras vidas anteriores. 85 La vía que lleva al interior es un abandono. La vía no
es diferente de la meta. En el camino, abandonamos nuestros pensamientos, nuestras palabras,
nuestros escritos, nuestras acciones y nuestra conciencia a la única Energía Creadora. Esto debería
ser un abandono entero a la Fuente y a su Amor. Dios no es sordo. Su energía creadora no es ciega.
El Ser nos ve y nos escucha tal y como aparecemos ante sus ojos “del interior”. No tengamos
miedo. La madre Divina está siempre dispuesta a recibirnos. Abandonémonos entre sus brazos de
lucidez, de inmortalidad y de serenidad. No nos escondamos más en nosotros mismos, que nuestro
corazón ya ha sido seriamente puesto a prueba en la lucha por la existencia, en este mundo de
materia. Ofrezcamos ese corazón a nuestra Madre Cariñosa. Ella nos invita a hacerlo en una
eternidad de Amor, de alegría y de ternura. El camino que lleva al interior es un abandono en la luz
del alma. La evolución de la conciencia humana no puede limitarse a la concesión de una sola
revelación, religión o tradición. Creerlo así reflejaría una pretensión desmesurada. El buscador del
absoluto explora su alma individual. Él tiene la valentía de desapegarse de todo aquello que es
tranquilizador y familiar. He acá un hombre embarcado en una aventura interior, ido al encuentro de
su verdad. Todo lo que le ocurre en el curso de ésta experiencia es una indicación, todo lo que
ocurre tiene un mensaje; un código secreto, un índice. Cada persona que él encuentra es un guía, un
maestro que viene a darle informaciones acerca de la ruta a seguir. En definitiva, él tendrá que
afrontar sus demonios interiores, realidades a veces decepcionantes y humillantes de sí mismo… y
deberá perdonarse. Entonces la luz no le será rechazada y él se conectará al plan divino que
corresponderá a la apertura de su corazón. No es posible no reconocer esta luz. Ella se asemeja a
una experiencia espiritual o sobrenatural, pero es en realidad la cosa más natural del mundo. Solo
hay una ecuación para solucionar el sentido de la existencia, y es el de reconectarse a ésta luz.
Llegamos a lograrlo haciendo germinar en el fondo de nuestro corazón un sentimiento de Amor
inmotivado. Tal es la meta simple y límpida de la encarnación: aprender a amar. Libertad espiritual
El alivio es posible. No estoy obligado a escoger la inquietud. Puedo decidir, de un día a otro, girar
en sentido de la armonía interior. El mundo entero parece debatir en una imagen de la realidad llena
de preocupaciones, de amenazas y de ansiedades. Y sin embargo, tengo la opción de no atravesar 86
ese periodo de tensión. En el momento preciso en el que escucho el llamado que brota del corazón
de cada ser humano, yo sé que la solución existe y que mi cuestionamiento ha sido escuchado. En el
gran silencio existencial, la voz de la Conciencia inmutable resuena. Es un murmuro, una pequeña
voz interior, como una intuición, una vibración casi imperceptible al comienzo, pero la cual crece y
se dilata al infinito: “No te desesperes; bajo el caparazón de tu yo efímero y doloroso, estoy, te
espero, yo te amo. Las dificultades que has atravesado y que aun debes sufrir no son errores. Son
experiencias que yo te envío para que crezcas y vayas hacia tu Yo eterno. Ten confianza en la
Conciencia Inmutable, ten confianza en el Universo, ten confianza en esta presencia omnipresente a
la que llamamos “Dios”. Eres libre. Eres amado más allá de toda comprensión. Eres guiado. Eres
bendecido”. La libertad espiritual no es un estado que deberíamos alcanzar; es un estado que
podemos encontrar naturalmente, sentir espontáneamente en nuestro interior. Un estado que,
deliberadamente, podemos escoger descubrir en nosotros mismos. La meta de nuestra vida no es
solamente el de la realización de nuestro ego en el seno del sistema social actual. La meta real es la
de despertar el alma. Cuando todas las otras luces se apaguen por la fuerza del tiempo, será solo la
luz interior la que quedará prendida. Encontrar la conciencia inmutable, que es una realidad interior,
es la meta de esta vida humana. Ese estado no es incompatible con una forma u otra de realización
en el mundo. No obstante, el éxito social no es necesario para desarrollar el éxito interior. Incluso
él, a veces constituye un serio obstáculo, puesto que vuelve al ego arrogante, lo que frena
considerablemente la evolución de la conciencia, y puede bloquear por muchos años su progreso
interior. Pero no siempre. Conozco personas que logran el éxito maravillosamente bien en el sistema
social actual y que son muy avanzadas espiritualmente. La opulencia es interior. Según las
necesidades de su evolución, alguien lúcido puede dormir en un palacio o en una cueva, no tiene
importancia. Cuando tomo contacto con el Alma Inmortal, una gran seguridad inunda mi corazón
herido. La tierra sedienta de mi mental recibe la dulce lluvia de la gracia. En unión con mi esencia
profunda, yo encuentro a la Dadora de Paz, el Alma Suprema, enterrada de toda eternidad en los
meandros del subconsciente de todo ser viviente, hindú, cristiano, budista, judío, musulmán, ateo, o
cualquier otro. No importa la manera con la que las 87 personas que me rodean, puedan aún estar
condicionadas por el peso de viejas memorias patriarcales. Cuando me siento invadido por la
ansiedad y las preocupaciones causadas por mis problemas financieros o relacionales, el Alma
Suprema tiene el poder de venir en mi ayuda, y con frecuencia de manera totalmente inesperada.
Ella transforma las preocupaciones materiales en servicio espiritual. Descubro que la vida que
circula en el espíritu y el cuerpo de las personas que me rodean, no es diferente de la santa música
de la vida divina. Escucho esta música en todo, en los latidos del corazón de mi vecino, en los
estremecimientos de la naturaleza, en los movimientos de la tierra, en mis días y mis noches. Y la
existencia de la Matriz Divina, la Madre de las Ternuras nupciales, se vuelve infinitamente
fascinante. E, independientemente de las condiciones de vejez o de enfermedad, de riqueza o
penuria, mi vida se vuelve bella. Mi vida se vuelve Amor, pase lo que pase sea afortunado o
desdichado. Para liberarnos del yugo religioso, eliminamos a Dios de nuestro panorama. En nombre
de una “pseudo-libertad”, arrancamos a Dios de nuestro subconsciente como si se tratara de una
mala hierba. Y hoy nos damos cuenta de que el inconsciente colectivo no se ha vuelto más fértil
tampoco. Con el desplome moral de una civilización que ha perdido toda virtud, nos damos cuenta
de que nos hace falta algo muy precioso. No hay malas hierbas. Podemos contemplar el tiempo
evolutivo recorrido con la satisfacción salvaje de un guerrero de luz sin duda torpe, pero jamás
esclavizado. Y por esto es que la nueva contemplación de Dios-en-nosotros como en cada partícula
de materia. hace soplar en el mundo un fresco aire de libertad. Es el ideal que lleva en él lo que hace
la grandeza de un ser vivo, y no cualquier posición social o las sumas de dinero acumulado en una
caja fuerte. ¿Quién tiene el ideal más luminoso y verdaderamente rico? ¿Cuál es el ideal más
elevado? ¿El conocimiento o el Amor? ¡El Amor por supuesto! Pero el Amor depende de un
elemento aún más precioso: la libertad. No podemos forzar a alguien a amarnos. El Amor es
libertad. El Amor es políticamente incorrecto. No hace compromisos. No negocia ni con Dios, ni
con aquellos que piensan representarlo. El Amor es un rebelde. La rebelión del Amor combate la
dictadura de la ilusión. El Amor toma la libertad de decir cosas buenas en lugar de sentirse forzado
a decir cosas malas. La pequeña voz del corazón sabe discernir entre la crítica positiva y la crítica
envidiosa. Ella adivina inmediatamente toda verdad que queramos ignorar y 88 no decir. La libertad
del espíritu proviene, ante todo, de la naturaleza de nuestras palabras. Las palabras que
pronunciamos tienen el poder de encarcelarnos cuando dicen males, para hacer mal. Si quieres estar
libre de espíritu y de corazón, no hables mal de alguien ausente. Si lo haces, debes saber que tus
palabras regresarán automáticamente hacia ti y todo el veneno que hayas inyectado en ellas actuará
en ti. Pero hay algo peor: sentir envidia por alguien y hacer correr sobre esa persona falsos rumores,
esto crea una conexión muy fuerte con ella. Esa conexión física genera cadenas invisibles y es muy
difícil después, reparar el mal creado por la fuerza de las palabras. La libertad espiritual comienza
observando y constatando la realidad, pero sin tener la voluntad de hablar mal de aquellos que son
diferentes de nosotros o más exitosos que nosotros. Las palabras de estimulo son bendiciones que se
envían hacia aquellos a los cuales ellas apuntan y éstas actúan realmente en sus destinos. Son
palabras llenas de admiración sincera que abren el más grande portal de todas las libertades
interiores. Con discernimiento, di cosas buenas de los demás y nada te será negado. Estado de
vigilancia No es la economía ni tampoco es la ecología, las que podrán salvar la conciencia humana
de la barbarie que la amenaza. La opción que se abre ante nosotros es la de mejorar la relación que
tenemos con nosotros mismos y entre nosotros mismos. “Ámense los unos a los otros. Ama a tu
prójimo como a ti mismo”. No son palabras banales. Ese amor al prójimo debe, obligatoriamente,
pasar por sí mismo; puesto que se nos ha pedido amarlo “como así mismo”. Pero si permanezco
esparcido, identificado con el cuerpo emocional, identificado con el cuerpo nacionalista o el cuerpo
diplomático, dejándome llevar por la mínima tristeza, miedo, preocupación, frustración etc., ¿Cómo
podré ser consciente del otro, de mí mismo y de la relación que nos une? En realidad, todas esas
emociones negativas solo son huellas pasadas que marcan el presente. Lo que siento cuando una
frustración, una rabia, una impaciencia, una irritación o una ansiedad vienen a mí, no es más que la
expresión de una experiencia pasada que me hirió y que ha permanecido impresa en mi
inconsciente. Mi más grande problema es la ignorancia de esta realidad. Como ignoro que mis
propias memorias físicas son la causa de mis emociones toxicas presentes, culpo a los demás y la
rueda del karma empieza a girar indefinidamente sin traer ninguna solución. 89 Sin embargo,
ninguna condena será, jamás, eterna. Los registros kármicos, los cuales son mis experiencias
pasadas, entran en juego y toman las riendas; siempre y cuando mi espíritu consiente, no le pida a
mi parte divina el transformarlos en luz. “Pide y recibirás” dice Jesús. Por largo tiempo me pregunté
acerca de lo que hay que pedir y lo que hay que recibir. Un elemento de respuesta aparece cuando
agradezco al Divino por ayudarme a borrar mis antiguos hábitos atascados en los meandros del
subconsciente y de transmutarlos en luz. Lo que recibo entonces, es una nueva energía que se
asemeja al Amor. Pero es un Amor desconocido el cual “ama a sus enemigos y hace el bien a
aquellos que lo odian”. (Evangelio San Lucas-6). Y que procura la paz del Alma porque ese Amor
no discute con el destino. La ciencia de todos los procedimientos espirituales, sea aquella de los
monjes tibetanos, de los monjes zen, los trapistas o la de los yoguis de todo tipo, está dirigida
siempre hacia la conciencia de la Conciencia Inmutable, en nosotros como en todas las personas, en
todas las circunstancias y todas las cosas. No olvidar “quién soy”. No olvidar quién es realmente la
persona eterna frente a mí, quién se identifica, por el momento, a un cuerpo de materia animada de
un mental empapado de emociones más o menos incontroladas. Observar la forma con la cual mi
propia conciencia reacciona ante un cumplido o un insulto, la circulación fluida de autos en la vía o
el tráfico congestionado, el fracaso o el éxito… Si esas reacciones se salen de mi alcance, la
potencia de la ilusión no disminuirá y estaré más y más identificado con mi cuerpo de sufrimiento,
identificado con mis deseos, con los resentimientos y las ansiedades que vienen sin cesar a mi
subconsciente. Si yo “canto los Santos Nombres”, practico un sadhana (práctica religiosa) o tengo
aparentemente una conducta espiritual desde hace más de treinta años, y aun así, me dejo llevar por
la mas mínima cólera; parece entonces que no es una verdadera practica u oración, no es una
meditación digna de ese nombre. Podemos pasar dos horas al día tratando de orar o de meditar, y
posteriormente ¿ser totalmente absorbidos por las circunstancias exteriores? Si es así, entonces mi
pretendida meditación no es más que una vaga rutina. Es falsa y prácticamente inútil. Sin embargo,
un poco de trabajo de conciencia vale más que no trabajar en absoluto. Cuando trato de ser vigilante
y de observar la manera con la cual yo actúo en las situaciones diversas, obligatoriamente empiezo
a sentirme extraño. 90 ¿Estoy atento a la manera con la que mi conciencia entra en reacción con las
emociones que me atraviesan? ¿Me dejo llevar, excitado, palabreando, argumentando, gesticulando,
con frenesí y pasión? Se trata de no apagar el pequeño resplandor, pues es el que puede traerme la
felicidad que busco. Sin importar las personas que me rodean, la idea es de mantener contacto con
ellas, es decir estar en “yoga”, en unión, en comunión con la Conciencia Inmutable, en el fondo de
mi corazón. Y no es un ejercicio que sería la propiedad del Budismo, o de los monjes del
monasterio zen, de los viejos sabios sumisos musulmanes o de los yoguis del vaisnavismo o del
hinduismo. Los detalles de las diferentes prácticas son, sin duda, distintos por cusa de los
condicionamientos geográficos e históricos; no obstante, la base fundamental de toda tradición es la
misma: tener en cuenta la presencia de los demás, observando las emociones que buscan siempre
desviarnos, perdernos, ilusionarnos, a desconcertarnos para ponernos por debajo del privilegio de la
forma humana. Es por esta vigilancia que todo comienza y que todo crece. Es por esta toma de
conciencia, la cual es un desapego del ego, que el diálogo con Dios puede expandirse y será más y
más preciso, más y más presente. Ser vigilante, es ser fluido, flexible, es reír de sí mismo y de sus
susceptibilidades infantiles; es no enojarse por un sí o un no, es dejar de sentirse humillado o
irritado cuando alguien nos sobrepasa con su auto en la autopista; no ser más una víctima o un
culpable; no sentir más la decepción al mínimo problema que surja en nuestras vidas. Ese es ya un
paso hacia la liberación, hacia la iluminación del corazón. Cuando estoy a la escucha de los
sentimientos que brotan constantemente en mi mina interior, frente a las circunstancias que se
presentan en la pantalla de mi existencia, tengo una disminución de la mala fortuna de herir a
alguien con mis palabras que sobrepasan mi pensamiento. Tan extraño como pueda parecer, “todo
es Brahman”, es decir que todo lo que nos ocurre es consciente. Todo está empapado con la
Conciencia Inmutable de la Inteligencia Omnipresente. Y las adversidades son “enemigos” a
quiénes se nos pide “amar”, puesto que ellas representan la intención de una globalidad que se
inscribe en la Armonía Absoluta. Ellas se presentan siempre, para empujarnos a pesar de nuestra
resistencia, hacia un destino más grande. 91 Cuando un problema se presenta, encuentro la manera
de estar en desacuerdo. Y eso no termina ahí. Si el hecho de juzgar o condenar los problemas me
ocurre, continúo luego con mi impulso y empiezo a juzgar a los demás y a condenarlos. Además,
como si eso no fuera suficiente, ni siquiera me doy cuenta que no es ni mi intelecto, ni mi mental,
tampoco mi alma, los que juzgan, condenan o los que toman una u otra decisión. Está comprobado
que la conciencia se compromete con una acción, después de que la decisión de actuar ha sido
tomada. ¿Quién decide? ¿Quién juzga? ¿Quién condena? La respuesta se encuentra en lo que la
medicina ayurvédica denomina como “samskaras”, las huellas kármicas del pasado, las cuales
juegan sin cesar en el subconsciente, tanto y durante tanto tiempo que siguen sin ser eliminadas. El
hábito de juzgar y de condenar me obliga a juzgar, y una segunda naturaleza se manifiesta. Es
necesario limpiar esos viejos hábitos para resucitarse a sí mismo. Es por eso que Cristo dice: “No
juzgues y no serás juzgado. No condenes y no serás condenado. Perdona y serás perdonado”. (San
Lucas.6) Por la costumbre de estar en desacuerdo con lo que pasa en mi vida, yo termino por
condicionar el conjunto de las células de mi cuerpo a entrar en desacuerdo. Ese proceso crea
disonancias, distorsiones celulares, tensiones, calambres, crispaciones, nudos de energía al interior
del cuerpo y todas esas anomalías terminan por generar la anarquía celular. ¿Y si la sanación viniera
a ponerse en acuerdo, en función de nuestra vida? Estar en acuerdo con lo que pasa puesto que lo
que pasa está impregnado de la Conciencia de Dios, incluso si lo que pasa es una guerra nuclear,
una epidemia de cáncer o una catástrofe natural. Estar en armonía con el estado de las cosas y el
estado del mundo. No luchar más en contra, sino más bien, ver cómo yo puedo cooperar a favor,
para mejorar las cosas. Escuchar el mensaje que el medio ambiente me envía. Ser vigilante. Estar a
la escucha. Ser el espectador en vez del actor. Tomar distancia. Todo se dramatiza bastante rápido.
El miedo no es eliminado puesto que nada muere; todo se transforma. El miedo se vuelve
repentinamente un sentimiento de gratitud. La ansiedad existencial cambia, para volverse un
sentimiento de seguridad interior. Por la costumbre de ser vigilantes, nos libramos de la
desesperanza crónica que droga a la humanidad. El estado de vigilancia traza, él mismo, la vía de
una nueva ética. El mundo entero parece ser prisionero de su falta de fe, de su incredulidad
sistemática y de sus inquietudes permanentes. Un medio para liberarlo sería el de hacerlo consciente
de su estado. Nuestro espíritu 92 afecta el medio ambiente. Nuestro pensamiento trae efectos.
Nuestro estado de vigilancia es útil puesto que es portador de una intención positiva que tiene un
efecto sobre la vida del mundo entero. Se vigilante sobre todo con tus propios pensamientos
negativos: “soy desafortunado; soy malo en clase de ciencias; no puedo ganar; no tengo ninguna
posibilidad de lograrlo, etc.”.. Enseguida, ten cuidado con los comentarios tóxicos enviados a tus
hijos: “no seas estúpido; haces todo al revés; nunca llegarás a nada”… Sin vigilancia, todas esas
predicciones tendrán la tendencia de materializarse físicamente y volverse oráculos que serán
reales. En los medios familiares y profesionales, el estado de vigilancia puede volverse
indispensable, puesto que nos pone frente a nosotros mismos, recordándonos que somos capaces de
hacer milagros. Gracias a la vigilancia, percibimos plenamente la realidad del mundo. Reciclar
nuestros pensamientos y verificar la benevolencia o la malevolencia de nuestras palabras, se
convierte rápidamente en un juego de admiración, en una actitud saludable y trasformadora. Frente
a nuestro desencantamiento y a nuestra caída hacia la tentación atea nihilista, ser vigilantes nos
llena de la potencia de la paz del corazón. Es un ejercicio espiritual que nos abre al infinito de los
posibles, del más ordinario al más milagroso. Al ser conscientes de nuestras más mínimas palabras,
nuestro estado de vigilancia se despierta. Proyectamos en los demás palabras de ánimo en lugar de
maldecirlos con críticas toxicas. Ello se vuelve a la larga, en un verdadero sacerdocio. Para sanar la
ilusión en la cual nuestra alma está sumergida, se requiere de algo más que los descubrimientos
científicos. En cada uno de nosotros hay un potencial de bendición que trasciende nuestra
comprensión. La vigilancia interior es un estado de conciencia que nos hace capaces de escuchar sin
juzgar, de amar y de dar sin esperar a cambio. El resultado es un potencial grande en
enriquecimiento y brillo. La vigilancia es un discernimiento, una lucidez del espíritu. Podemos
desaprobar fuertemente las acciones corporativas que solo apuntan a la destrucción de la humanidad
y denunciar los peligros catastróficos que éstas nos hacen padecer. Pero condenarlas no nos
ayudará. Sin entrar en el juicio al prójimo, la vigilancia intenta presentar y apreciar la realidad tal
como es. El odio crónico ejecuta una sentencia y no se retracta en sus juicios. Solo el Amor Puro
comprende, tolera y perdona. El Amor no parte a ningún tipo de cruzada. Y si, como lo dice la
Biblia de Jerusalén “Dios es Amor”, ¿por qué él habría de hacerlo? 93 Una llave mágica Entre más
el camino se despliegue en los secretos de mi corazón, más me doy cuenta que todo depende de un
cambio de actitud. Sea en la oración, la música, la relación amorosa, o cualquier otra cosa, parece
ser que la actitud justa sea de abrirme a las cosas en lugar de querer proyectar mi energía sobre
ellas, armado de codicia y provisto de un sentimiento de posesividad. Cultivar una relación humana
queriendo poseer al otro es extremadamente contra-productivo. Aplicarme a practicar una u otra
forma de yoga, sea por la práctica de asanas, de pranayamas o de mantras, ansiando los poderes
místicos que están ligados a ella es una pérdida de tiempo. O por ejemplo, ser un compositor de
música lanzándose sobre una obra con un interés concentrado, es estar ante la presencia de un ego
que desea intensamente acaparar algo. Esta actitud de posesividad no dará resultados benéficos al
nivel de la evolución consciente de los auditores de esa obra. La solución sería la de acercar las
cosas sin codicia, con una actitud de gratitud, de servicio ofrecido a la comunidad, con Amor,
compasión y apertura de espíritu. Hay requisito para la auto-sanación espiritual: yo decido un buen
día, amar mi vida tal como ella es, en lugar de luchar contra los detalles negativos que la envuelven.
Le digo al Alma Suprema, situada en mi corazón, que todo está bien y que aprecio su forma de
organizar las cosas en mi vida. Le digo “sí”, le digo “om”. Decir al Divino que lo amo purifica
aquello que se está pudriendo en mí, lo que me carcome, lo que oxida mi corazón, corroe el hígado,
oprime los pulmones. Decir a la fuerza cósmica que la estimo, me hace tomar conciencia de los
segundos que pasan en el lugar preciso en el que me encuentro, sin arrepentimiento por el pasado o
preocupación por el futuro. La energía vital está bloqueada porque yo no la amo tal cual como ella
se presenta. Entre más busco controlar las cosas, más las cosas se degradan. La solución sería
entonces, amar a Dios tal cual como él se presenta, es decir tal cual como la existencia se presenta.
Es una llave mágica que abre la caja fuerte de la alegría más allá de las alegrías. No hay más
suplicas por vivir o morir. Solo hay abandono. No hay más espera, solo hay escucha. No hay más ni
ambición ni motivación, solo hay revelación, intuición, inspiración, admiración, contemplación,
acogida y aceptación del estado de las cosas. Salimos resignados pero ganadores, cuando el ego se
posiciona bajo la dependencia del alma. 94 Yo escojo mi vida, pero para conquistarla; debo antes
que todo desapegarme y abrir los brazos a lo que me ocurre. Escojo abrir en mí las puertas del
abandono y de armonizarme con las condiciones de existencia en lugar de luchar contra ellas.
Escojo hacer la paz en lugar de pelear. La acogida favorable de mi oración ocurre aparentemente
por la aceptación de lo que me pasa en la vida, incluso si nada me parece justificado. Ese pequeño
trabajo interior se hace sin esfuerzo real y abre la vía de la auto-sanación. No culpo más a nadie por
los eventos de mi propia existencia. Con el aumento de auto-sanación en mí, más cerca estaré de la
comunión con mi alma y la fuente de todas las almas. Es una sanación inolvidable de bienestar y de
alivio. En general, vivo contraído, con la mandíbula crispada, sin darme cuenta de la manera con la
que reacciono a los eventos. Observar la forma con las que mis emociones y mis músculos se
crispan es una puerta que se abre sobre un espacio de distención. De esta manera, impido a las
contracciones mentales acumularse y crear en mí, nudos de energía, impresiones duraderas, de
memorias celulares que marcarán negativamente mi destino. La vida diaria está saturada de eventos
que pueden crear tensiones mentales. Estas tensiones repercuten enseguida en mis emociones y
luego en mis órganos físicos. Observar las emociones que me atraviesan en lugar de identificarme
con ellas, es una fuente de distención. Identificarme con una preocupación o a una frustración es
fuente de tensión. Existen dos posibilidades: el mental es atraído hacia alguna cosa extendiéndose a
ella, o él es rechazado y se extiende contra ella. Los libros acerca de la ley de atracción son
populares desde hace algún tiempo. Podríamos también reflexionar acerca de la ley de repulsión,
puesto que en el fondo, ese juego del mental viene a ser el mismo. Si atraigo una cosa únicamente
para mí, con expectativas y condiciones, pocos días pasaran antes de que esa cosa me rechace, el
hecho es que no es mi mental el co-creador de mi vida. La verdadera co- creación proviene de la
fuerza del alma, no del mental. Mi mental cree que él atrae todo lo que desea y que el Universo
actuará según su voluntad. Es una farsa, y bien hay personas que se han endeudado esforzándose
por guardar pensamientos positivos en su mental. Todo esto no es más que una manipulación y una
recuperación del ego. Es un carrusel incesante, entre atracción y repulsión, acumulados vida 95 tras
vida en nuestros tejidos físicos y psicológicos de las huellas durables, que tarde o temprano
tendremos que desanudar. Si mantengo una evolución o una relación teniendo una actitud de
tensión, no seré guiado hacia un logro y pasaré completamente por el lado de la meta. Fallaré mi
blanco, mi objetivo. Esto será “un pecado” puesto que la palabra pecado en latín, significa
etimológicamente “fallar el blanco”. Un verdadero cambio de actitud debe necesariamente ponerse
en práctica. Un cambio de corazón debe tomar lugar. Y no es la concentración la que podrá
ayudarme, ni incluso la intención. Cuando el ego se concentra, se fortalece. Cuando el ego “hace”
yoga, se amplifica. Cuando es el ego que ora “Padre Nuestro que estas en los cielos” o que canta “
Hare Krishna Hare Rama”, es aún el ego el que se desarrolla y ésta actitud no me llevará a la meta.
Cuando es el ego que se esfuerza en concentrarse en Dios, inevitablemente se dilata y cae en la
arrogancia religiosa o el orgullo espiritual, o aún peor: el orgullo colectivo. La unidad divina posee
un aspecto impersonal y un aspecto más desarrollado que es considerado como personal, pero que
no es de naturaleza egoísta. El alma puede volverse entonces Una con el Divino, Una con el Cristo,
Una con el Krishna, Una con la fuente, siendo sin embargo distinta. El alma distinta y el Alma
Suprema son ambas divinas, unificadas y simultáneamente diferenciadas. No obstante, ni la una ni
la otra son de la naturaleza del ego. Cuando el ego pierde de vista la cualidad universal del Amor
divino, comienza a creerse el único poseedor de ese poder y empieza a percibir las vías espirituales
diferentes de la suya como amenazas. A partir de ahí, su práctica religiosa se vuelve estéril, incluso
si desde el exterior ésta parece intensificarse. En lugar de ser pasado, trascendido, transformado, el
ego se crispa en “su” práctica, en “su” mantra, en “su” mesías, en “su” gurú y, motivado por “su”
Santa Escritura, se encierra en sí mismo, entre los muros psicológicamente impenetrables de su
prisión doctrinal. Él acapara una filosofía que se vuelve aquella de su ego. Todo lo que difiere
entonces es percibido como peligroso. El ego judío trata a los no-judíos de “sin alma” (Goi). El ego
musulmán trata a los no- musulmanes de infieles. El ego hindú trata a los no-hindúes de intocables
o “karmis”. El ego del mago trata a los no-magos de “muggle”. El ego católico trata a los no-
católicos de herejes, etc. Los ejemplos son infinitos puesto que la identificación con el cuerpo puede
tomar formas sin 96 fin. Y sin embargo, no importa la práctica o la oración, lo que cuenta no es la
forma externa de las cosas. Tendré acceso a la Unidad de la Conciencia cuando mi conciencia
cambie realmente de actitud y que acoja el mundo tal como es, sin querer dominarlo. El verdadero
problema es que nuestro ego quisiera, sin cesar, cambiar a los demás y cambiar a Dios. El no acepta
el estado de las cosas. Entonces permanece sentado sobre las ruinas de una vida interior que él
mismo ha contribuido a arruinar. Pero todo puede cambiar al instante, puesto que estamos, al mismo
tiempo; en el umbral de una vida nueva a la cual hemos preparado el advenimiento, una existencia
que continúa su camino más allá de nosotros mismos. Tarde o temprano, nuestro espíritu hará suya
la regla prescrita por Sócrates: “La sabiduría comienza con el hecho de saber que no sabemos
nada”. No saber nada más, es también no querer más, controlar la vida de los demás y acoger la
tuya con compasión. El acto más importante consiste en tomar distancia, en despojarse del ego
personal. Y es una llave que abre puertas. Tendremos entonces, la tendencia a liberarnos de toda
forma de obstrucción. Entramos totalmente en el proceso superior del Ser Universal. El ego se borra
de forma natural puesto que ahora hacemos parte de un Todo más grande que él. Hemos abierto la
puerta secreta, en donde la sanación es una obra que se desarrolla sin que la identificación de
nuestra personalidad intervenga. Nos abandonamos a una fuerza superior acogiéndola tal como ella
se presente, renunciando al deseo de control. Es una llave mágica. ¿Por qué lo es? Porque ella nos
permite volvernos un canal de pura energía. El Amor puro es bhakti, servicio de amor. Es un estado
del ser que nos acerca a la naturaleza del alma y que consiste en olvidarse de sí mismo para mejor
encontrar en si un sí mismo más grande. Nos desapegamos de las tensiones vivas del medio
ambiente cotidiano tomando conciencia de que todo está ligado de una manera u otra al Ser
Universal. El don de sí mismo permite la resurrección de un Si Mismo más grande. Entonces, ¿hay
que morir a sí mismo? En una manera sí, pero no es una muerte como la vemos habitualmente. Es
simplemente la muerte de todo aquello que no es armonía en nosotros. Hay algo que entra a la vida
de nuevo. Una cerradura es abierta, una puerta se abre. Un candado explota y los portales de una
vida más vasta se desencadenan. La llave del desapego permite abrir los barrotes que nos encarcelan
en los sufrimientos, debidos a las duras labores. La vida no es laboriosa. Ella es radiante. El servicio
desinteresado es fácil, puesto 97 que es una facultad innata del alma. Este renacimiento que nos
ayuda a alcanzar la armonía interior preservando nuestra individualidad, nuestros sueños y
perspectivas, solo es posible con el don del corazón. Si lo acogemos, nuestro ser profundo entonces,
vibrará a la frecuencia de una eterna felicidad. La única cosa verdaderamente útil es el Amor. Todo
el resto será barrido por las olas del tiempo. El Amor es la sola cosa que es inmortal porque él no
está condicionado ni por el bien ni por el mal. Simplemente respirar Existir es una condición. Yo
existo sin preguntarme si me siento bien o mal. Vivir es totalmente diferente. Vivir feliz es un arte.
Ese arte, como cualquier otro, se cultiva y se aprende. Las etapas pueden ser múltiples y únicas para
cada persona puesto que cada ser es único. Todo el mundo está de acuerdo con el hecho de que no
puede haber felicidad, cuando vivimos continuamente bajo la influencia de mucho estrés. ¿Cómo
podría conocer una verdadera alegría en la vida, sin beneficiarme de un estado estable de paz
mental? Eliminar el mal estrés de mi vida sería entonces una primera y crucial etapa. ¿Cómo
hacemos esto? Antes que todo, ser sí mismo. De esta manera, no tendré miedo de ser descubierto.
No hay entonces nada que esconder, ningún esfuerzo que hacer con el fin de disimular nada. Sin
falsedad, sin deshonestidad, sin mentira, sin el no dicho. Nada para ocultar. Como por un efecto de
resonancia celular, la garganta se abre, la glándula tiroidea se descongestiona por sí misma, la
comunicación se vuelve mas clara. Tenemos la impresión de que algo ligero y luminoso comienza a
ondular suavemente a nuestro alrededor. Definitivamente, nos sentimos mucho mejor. Los hombros
se relajan. Después de ese gran retorno a sí mismo, ahora que no tengo nada más para callar, incluso
a mí mismo, ¿Por qué debería conservar esa fiebre de querer a toda costa cambiar el mundo? Hacer
grandes cosas no es absolutamente necesario. Querer revolucionar el mundo es una fuente
importante de dificultades suplementarias, una causa de preocupación. La única cosa que debo
cambiar es la manera en la que percibo los acontecimientos de la vida. Puedo decir lo siguiente: el
simple acto de continuar siendo yo mismo, relajado y ligero, me hace tomar conciencia de mi
respiración. Permanezco muy cerca de mi conciencia y expreso mi verdad. Esto tiene un efecto casi
inmediato. Una energía benéfica empieza a moverse en alguna parte de mí y 98 el mundo que se
encuentra al interior de mi propio corazón será literalmente transformado. Es mágico. Por
resonancia, (llamémosla resonancia morfo genética), el mundo que me rodea percibe efectos
benéficos. Si tenemos el poder de mejorar la condición del planeta tomando simplemente
conciencia de nuestra respiración, ¿Por qué no aprovechar esto? Cuanto menos estrés haya en
nosotros, menos habrá en nuestro exterior. ¿De qué sirven los más grandes desarrollos tecnológicos
si me hacen vivir en el estrés? Cuanto más se compliquen las cosas a mí alrededor más yo estaré
tenso, nervioso y ansioso. ¿El retorno a la simplicidad podría aportarme la felicidad con la cual
sueño desde hace tanto tiempo? Algo es seguro: la complicación crea ansiedad, en cambio, la
simplicidad crea una atmósfera de calma y de solidez. Las personas muy sofisticadas son infelices y
constantemente a la defensiva. Siendo intelectualmente brillantes, tienen conciencia de que cuanto
más los mecanismos de vida son complejos, mas ellos serán frágiles en sus seres. En cualquier
momento, un engranaje puede fallar y dañar el conjunto de las operaciones. Estas personas viven
entonces en un estado inconsciente de inquietud crónica. Nuestras sociedades se han vuelto tan
complicadas, que hoy en día muchas personas viven en la angustia. Para poder servirse de un simple
teléfono, es prácticamente necesario pasar a través de un manual de instrucción de ¡treinta paginas!
Tantas opciones están a nuestra disposición que no vemos el fin. ¿Realmente las necesitamos? Y
sobre todo, ¿toda ésta sorprendente complejidad nos hará ser más felices? El tiempo enorme que se
gasta para hacer funcionar todos esos prodigios electrónicos, ¿nos será devuelto? ¿Y qué interés hay
en vivir en el país más rico del mundo, si es para vivir en ansiedad? Relajarse. Respirar. Ser sí
mismo. Ser simple. Son pequeñas cosas. Sin embargo aportan serenidad y bienestar. Además, son
gratis y no hay efectos secundarios como es el caso de la mayoría de medicamentos genéricos y
químicos. Y hay más. En la simplicidad, la respiración se vuelve espontáneamente consciente.
Nadie le ha enseñado a usted a respirar. Y sin embargo se trata de una necesidad primordial. Lo
hacemos como podemos, de la mejor manera posible, sin pensar. Sin embargo nuestra vida cambia
cuando nuestra respiración cambia. Con el respirar tranquilo y profundo, los problemas respiratorios
mejoran, el sistema nervioso se calma, el mental se 99 apacigua, incluso la digestión parece
mejorar. Y nuestro destino empieza también a respirar mejor. Yo respiro. Soy libre de respirar. Soy
de nuevo yo mismo. No soy más un simple número de seguridad social. Soy un ser vivo y
consciente. Al fin respiro. El dolor disminuye, los desórdenes interiores se reparan. El placer es
instantáneo. La emoción de la salud me invade. Tengo la impresión casi divina de reposarme en mi
mismo. Rencuentro el gusto por la verdadera vida. La existencia es un misterio. El arte de vivir feliz
es un misterio. Lo puedo experimentar plenamente, no podré jamás comprenderlo. Lo que siento en
la simplicidad de una respiración profunda, va más allá de mi intelecto. Voy entonces ahí a donde la
gratitud puede ir. Eso no me ha costado nada y soy feliz. Eres luz Nada de lo que nos ocurre tiene el
poder de causarnos daños permanentes. Ningún acontecimiento, aunque trágico, puede
perjudicarnos a nivel espiritual. ¿Por qué? Porque estamos vivos y la vida proviene de la vida, y no
de la muerte. Lo que da vida a la materia está vivo, en forma de fuerza vital proveniente de la vida
global. Esa vida no puede apagarse. La vida es luz, no se apaga ni se prende. Nuestra chispa de vida
es luz; nada ni nadie pueden deteriorarla. Ningún acontecimiento puede corromperla o mancharla.
Las almas son puras, siempre lo fueron y siempre lo serán, pase lo que pase. Nunca dejaremos de
existir, yo, tu y todas las personas que nos rodean. Solo los cuerpos se transforman y desaparecen.
Es en ese nivel de energía cuántica que nos sentimos eternamente bien. Bien con nosotros mismos y
bien con los demás. Solo la persona que no se considera permanente se siente mal. Solo el ego
humano se siente humillado. El Sí Mismo no se siente feo. Al contrario, somos mimados por su
presencia. Aquello que habita el cuerpo entero no envejece ni muere. Cuando la envoltura carnal
retorna a los elementos, la conciencia que habita en ella la deja y sigue su evolución hacia otras
dimensiones. Estas realidades ya casi hacen parte del campo de la nueva física. ¿Quién soy? ¿Soy
mi cabeza, mis manos, mis piernas? ¿Soy mi cerebro, mis órganos, soy mi corazón? ¿Soy el número
escrito en mi tarjeta de seguro 100 social? Mi personalidad se identifica con esas cosas durante
algunos años, pero detrás de todos esos conceptos se encuentra el infinito. Toma una mesa. Mírala
de cerca. Está hecha de átomos y cada uno de esos átomos está constituido de espacio a 99.99%.
Considera ese vacío concretamente. Seamos objetivos, racionales, y por qué no también, analicemos
de manera científica. Reduce el espacio de los átomos de esa mesa. Obtendrás la inteligencia
infinita de un espacio luminoso y consciente. La materia es energía pura. De hecho estoy quemando
las etapas. Nuestra ciencia experimental no ha tomado aún la libertad de reconocer oficialmente ese
salto cuántico que trasciende y va más allá de la lógica. Y por supuesto, las resistencias políticas,
religiosas y militares son enormes puesto que saber, devuelve al ser humano su poder individual.
Pero los físicos ya están observando el diseño inteligente e indivisible de las interacciones del
átomo y de la vida. Muchos de ellos ya son conscientes de ello y están dispuestos a reconocer la
realidad. En un futuro más o menos cercano, nuestros nietos aprenderán en la escuela que la materia
es luz consciente y que ellos lo son también. Afortunados serán… Más allá de nuestra personalidad
física, psicológica y emocional, existe la luz infinita de la consciencia individual unificada. La tuya
y la mía son diferentes y simultáneamente unificadas. Yo soy yo y soy también “nosotros” al mismo
tiempo, exactamente como una partícula elemental posee la capacidad de encontrarse en dos lugares
diferentes simultáneamente. Los físicos ya están observando esta magnífica realidad en la cual la
multiplicidad se fusiona con la unidad sin por lo tanto, dejar de existir separadamente. El antiguo
mundo era dualista, el nuevo está unido. Hay muchas implicaciones en este hecho, para nuestra vida
de todos los días. No imaginamos aún todo lo que somos capaces de hacer con tales
descubrimientos. Por ejemplo, se amable y gentil con tu computador, háblale suavemente, sin
atropellarlo y observarás una neta mejora en el desempeño técnico de tu máquina. La materia yo no
es lo que era. O es nuestra percepción de la materia, lo que está a punto de dar el gran salto. Todo
puede interactuar con nuestra intención, nuestra convicción y nuestra fe. Es suficiente con sentir la
certitud y diremos a nuestras montañas de dolores “muévanse” y estas se desplazarán. ¿Cuándo nos
despertaremos a la imagen de Dios? 101 Al nivel del Yo que da vida a la materia, ningún elemento
puede realmente perjudicarnos. Una nube, ¿puede apagar el sol? No en realidad. El astro solar brilla
por encima de las nubes y cuando se acuesta al oeste, se eleva en algún lugar al este. La nube es
secundaria. No afecta en nada el brillo del sol. Un episodio de la existencia, aunque
superficialmente dramático, ¿puede apagar nuestra identidad infinita y luminosa? En absoluto no.
Ningún fuego puede quemar el Yo, ningún arma puede resquebrajarlo, ningún virus lo puede
infectar, ninguna bomba nuclear, química o bacteriológica puede reducirlo a polvo. La medicina
“legal” limita nuestra conciencia solo al cuerpo físico, pero ese cuerpo tan frágil tiene la posibilidad
de ser trasmutado en átomos de luz viva e inteligente. En los antiguos libros de religiosidad aún se
dice que somos polvo y en polvo nos convertiremos. Eso es solo un comercio de indulgencias. En
realidad, somos luz y seremos luz. Por naturaleza, el átomo es infinito. Por naturaleza, el Yo es
“ananda”, beatitud y plenitud. Al simplificar la materia, se obtiene el infinito. Al simplificar la
personalidad se obtiene la felicidad puesto que el Yo es de esencia feliz. Se trata justamente de un
desplazamiento de perspectiva. Se trata de cultivar suavemente una intención, un estado de
conciencia que estaría en armonía con los descubrimientos sorprendentes de la investigación
cuántica. Las consecuencias para el cuerpo físico son insospechadas. Podríamos así reprogramar
nuestro propio ADN. Pasar de la edad de polvo a la edad de Luz y de la edad de Luz a la edad de la
Conciencia. Más allá de mi cabeza, de mis manos o de mi mesa, se encuentra el infinito. Más allá
de mi personalidad se encuentra el Amor. Cuando paso la ilusión de mi ego socialmente
condicionado, descubro una energía benéfica de paz, de Luz y de Amor. Y ocurre algo casi
milagroso: crezco fuera de los dramas de mi vida. No me dejo atrapar por el espejismo de lo que
ocurre, de lo que ocurrió u ocurrirá. Veo por encima de esos hechos y gestos. No somos limitados.
Nada puede iniciar al infinito. Puede que una impresión haya sido creada en nuestras memorias,
pero no es más que una imagen, una impresión sobre la epidermis de la conciencia. No es la verdad.
En realidad, nos es posible cambiar la imagen emocional simplemente decidiendo hacerlo. De ahí
brotará la luz de la sanación. En realidad, la materia no es. Lo que llamamos “materia” no es más
que la percepción material de la luz de la Conciencia. La materia es luz porque está 102 constituida
de un tipo de energía que emana de la Luz Absoluta. Puesto que Dios lo es Todo, en todo como
fuera de todo, nada puede ser realmente material. La única cosa que es material es la conciencia
material que trasmitimos a los objetos y a los seres vivos. Para ilustrar este punto, tomemos el
ejemplo de la luz del cielo que resplandece por todas partes. El cielo está por todas partes, pero
cuando las nubes lo recubren se dice que está nublado. Similarmente, cuando la luz del mundo está
recubierta por nuestras proyecciones de conciencia material, se dice que el mundo es material. Pero
si Dios lo es Todo, ¿dónde está la materia? Las nubes no tienen una existencia real, solo duran un
instante y desaparecen. El cielo es eterno. De la misma forma, los conceptos materiales solo tienen
una realidad relativa; son enteramente subjetivos y no tienen existencia concreta. En cuanto al
Espíritu, él es eterno. Su conciencia luminosa es no-material. Es por eso que un pensamiento
tenebroso no podrá jamás ser tan poderoso como una idea luminosa. La magia negra será siempre
vencida por la magia divina. Mientras estemos bajo la influencia de la conciencia material,
podremos sentirnos concernidos por los acontecimientos ligados a las cosas o a las personalidades
efímeras. En una forma, todo esto se asemeja a un gran juego. Dios juega sus pasatiempos eternos.
Y nosotros hacemos parte del juego. Cuando consideramos haber perdido o ganado, estaremos fuera
de juego puesto que no veremos el juego de la Luz Divina. Estaremos entonces, fuera de la
corriente de la Luz y no estaremos más en el flujo del juego cósmico. Creeremos que lo que nos
ocurre no hace parte del gran juego del pasatiempo de Dios. Y encontramos otra razón de existir. De
esta forma, creamos siglo tras siglo, una pseudo civilización la cual gira su mirada hacia las nubes y
deja de percibir el Cielo. Inventamos todo tipo de sistemas complicados, con impuestos, hits del
momento, armas peligrosas, máquinas que nos enferman, prisiones, bancos, todo tipo de iglesias,
etc. Concebimos intereses totalmente temporales y sin valor real. Tenemos ganancias seguidas por
derrumbes financieros, derrotas y victorias, y cantidad de otras falsas concepciones. Pero en
realidad, todo ese teatro existencial hace parte del juego luminoso y perfecto del Universo. La
solución sería entonces la de redescubrir al fondo de nosotros la Luz del plan más fundamental. La
puerta de salida sería desarrollar una conciencia toda-integrante, una conciencia de Totalidad.
Rencontrar esta luz en toda cosa, es un refugio en donde todo se entona con la dulce voluntad del
centro infinito. Quienquiera que se situé sin equívoco en consonancia y en armonía con esta Luz,
descubrirá la misma 103 Luz en él y nada podrá verdaderamente oponerse o parar ese brillo. Se
puede crucificar la Luz Divina, pero ella resucita eternamente. Los místicos de oriente y occidente
nos dicen que para un alma inmersa en la luz de su propia conciencia, incluso las grandes
dificultades de la vida aparecen como una gracia divina. Ten confianza en el universo Felicidad,
belleza, verdad están más allá de los certificados científicos y comprobantes. Nadie puede atestar su
existencia. Probar la existencia de la felicidad es tan arduo como tratar de probar la existencia de
Dios. Toda prueba puede ser refutada. La felicidad se sitúa naturalmente más allá de nuestras
refutaciones y nuestras declaraciones. La felicidad es un arte. Es más una síntesis que una hipótesis.
De hecho, solo habría una cosa para hacer: llorar de alegría y tener el corazón desbordando de
gratitud por tan gran alivio. Para esto tendríamos que estar en armonía con lo que los Bhakti-yoguis
llaman “Nitya-ananda”, el avatar de la felicidad eterna. Todo comienza cuando por primera vez yo
tomo conciencia de la presencia interior que me acompaña en lo profundo de mis alegrías y mis
penas. Tener confianza en esta bella presencia escondida en nosotros, es una prueba de bienestar. Es
un alivio para mí el saber que de una manera u otra ella me protege en todas circunstancias, incluso
si con frecuencia me es difícil comprender cómo ésta protección tiene lugar y por qué tiene lugar de
la manera como ella tiene lugar. Es probable que ésta protección se presente de manera
aparentemente negativa a corto plazo. Algunos años más tarde, nos damos cuenta que tal o tal
situación fueron una bendición. Basta con hacerle cara al océano de la vida y reconocer de una vez
por todas que las injusticias, las ferocidades, las malevolencias y las traiciones que se presentan a lo
largo de la existencia cumplen con el papel ingrato de ayudarme a crecer, ayudarme a acercarme
aún más a la presencia interior. Ama a tus enemigos. Ama tus problemas y con el tiempo, estos se
transformaran en bendiciones. De inmediato, ceso entonces de lamentarme y quejarme por la dureza
y crueldad del mundo. Tengo el sentimiento delicioso de hacer parte del universo, en lugar de ser
solo un observador exterior. Mi confianza en la vida se dilata. Al mismo tiempo, mi corazón se
tranquiliza y el conjunto de mis músculos se des-contraen. Una ola de energía nueva empieza a
circular a lo 104 largo de los meridianos de mi cuerpo físico. El sistema nervioso se relaja. Es como
si yo estuviese en periodo de vacaciones. Esto me lleva gradualmente a sentir una presencia
protectora en todo, a todo momento, en todo lugar y en toda persona; sin dualidad, sin distinción de
raza, de creencia, de género, de orientación sexual o de estatus social. Pase lo que pase, siento que
la vida es un regalo. Un regalo con frecuencia mal empacado, tal vez, pero un regalo de todas
maneras. Enseguida, esta confianza aclara cada uno de mis pasos. Y esto puede ocurrir en todas las
personas de la tierra. Como este acontecimiento no tiene nada de sensacional, el noticiero de la
noche no comentará nada. ¿Te has percatado que “los noticieros” están siempre llenos de malas
noticias y sistemáticamente ignoran las buenas? El hecho de sacar a la luz la armonía de las
personas no interesa al mundo de la información. Es planeado. Prefieren comentarnos los desastres,
las guerras, y las epidemias. Lo negativo nos fascina porque no dudamos de nuestros lados oscuros.
Si alguien está enojado con nosotros, no dudamos de su enojo. Pero si alguien dice que nos aprecia,
dudamos. “¿De verdad? ¿Tú me aprecias?” Del hecho de no poder realizar nuestros más grandes
sueños, no dudamos. ¡Dudamos de poder realizarlos! Estamos convencidos de nuestras
incapacidades, de nuestra torpeza. Estoy seguro de que nadie me ama realmente. No dudamos del
negativo, dudamos del positivo. Tal es el diagnóstico de una de las más grandes enfermedades de
nuestra supuesta civilización. Encontremos un remedio en el poder transformacional de nuestro
espíritu. La confianza en la presencia interior me lleva a cambiar el curso del rio invisible que fluye
en mi conciencia. En lugar de dudar de la honestidad de las personas que encuentro, dudo de su
deshonestidad. El azar no existe más y soy guiado hacia la felicidad como las aves migratorias son
guiadas hacia el sur. El guía es interior. Es el maestro escondido del corazón que se manifiesta tanto
en forma femenina como en forma masculina. La transformación es inmensa y los resultados en mi
salud son inmediatos. Una ola de energía nueva me invade. Me siento mejor. Paso a paso, aprendo a
estar bien conmigo mismo. Me doy cuenta entonces que estoy bien con los demás. En lugar de
dudar de sus cualidades, dudo de sus defectos. En lugar de estar seguro de que la vida 105 tendrá un
hecho negativo, que “todo va a terminar mal”, estaré convencido de que todo estará bien. Esta
forma de ver las cosas tiene un efecto sorprendente en mi comportamiento. Me vuelvo más
silencioso. Tengo confianza. La necesidad de hablar por hablar incesantemente, de hablar sin decir
nada o para tranquilizar mi ego temeroso, me abandona. Hablar menos me da la oportunidad de
respirar mejor, de pensar antes de abrir la boca y sobre todo de escuchar. Así podre comenzar a
aprender. El silencio será la expresión de una alegría profunda puesto que él genera una ganancia
inmensa de energía. No nos damos cuenta hasta qué punto, nuestras conversaciones triviales nos
extenúan. Nos desgastamos hablando por miedo al aburrimiento. Sin embargo, en el silencio ocurre
un fenómeno sobresaliente: cuanto más me encuentre a la escucha del silencio más la presencia
interior me hablará. Me hablará en términos de “pequeña voz”, en términos de intuición, en
términos de inspiración a hacer esto o aquello, en términos de presentimiento, de revelación. Las
mil pequeñas coincidencias de la vida de todos los días, serán signos que empezarán a hablarme
claramente. No estaré solo, perdido al fondo de un mundo injusto. Todo estará en su lugar e incluso
las situaciones más absurdas tomarán un nuevo sentido. Es el origen del milagro de la felicidad.
Tomamos confianza en nosotros, suavemente, sin afán, sin quemar las etapas, sin saltar ningún
escalón. Y entonces, todo se dilata y se agranda. Tomamos confianza en la vida, confianza en la
inteligencia del Universo, confianza en la Tierra que nos porta, confianza en la amistad de Dios, en
el aspecto suave y tierno de toda divinidad. Tenemos fe en nuestro poder interno de sanación, de
verdad, de belleza, de bondad y sabiduría. De repente nos sentimos millonarios. Es la fe que nos
cura. La fe en sí. La verdadera fe en lo absoluto es un fenómeno de religiosidad. La verdadera fe
brota espontáneamente, y de forma natural, de las profundidades de la conciencia; cuando la
inteligencia empieza a ser iluminada por el Amor. Ten confianza. Te sentirás aún mejor el día en que
tengas confianza en que tu Divinidad interior te protegerá a ti y a tu familia. La Supra conciencia es
un espíritu santo que existe a través del espacio y el tiempo, y que sabe exactamente todo lo que
pasa en ti. No dude de él. No permitas que tu intelecto se hunda en un estado de bloqueo. La
sanación del alma es un proceso de trasmutación. El espíritu pasa de la sanción a la 106 gratitud. Al
poner toda nuestra confianza en el Universo, nos dirigimos al Amor del Espíritu Santo para que nos
dé su apoyo cuando el momento venga a nosotros de desprendernos de todas las energías ligadas a
nuestras creencias tóxicas. El universo tiene confianza en nosotros. Nuestro hogar al igual que todos
los objetos contenidos en él, tienen confianza en nosotros. Nuestro gato tiene confianza en nosotros.
Toda la materia aparentemente sólida que nos rodea es de la energía que confía en nosotros. ¿Cómo
podríamos a cambio, no tenerle confianza plena? En nuestro corazón podemos sentir, si somos
confiados o desconfiados, puesto que el instrumento de medida está en nosotros. Cuando sintamos
que la confianza del universo se apodera de nosotros, veremos que todo a nuestro alrededor nos
ayuda, y que todo está en armonía con nosotros en todas partes, pase lo que pase, sea agradable o
doloroso. Para el Amor maternal de la totalidad divina, somos como niños, aún incapaces de
percibir la profundidad del afecto de su madre. Sin embargo, la Matriz Suprema nos ama. Podemos
tenerle confianza. Ella solo nos da las pruebas que podemos soportar. El sentido de nuestras
dificultades es así claramente establecido: lejos de ser castigos divinos, son obsequios, regalos
existenciales hechos con el fin de despertarnos a un más grande Yo. El trabajo más importante de
una vida, es el de observar la manera como la situaciones complicadas y aparentemente desastrosas
se desenredan y se convierten en nuevas situaciones felices. También tomaremos gradualmente
conciencia de que lo que ocurre se encuentra bajo la jurisdicción de un Todo-Completo y Absoluto
que quiere el bien para nosotros. La Atracción Suprema El hecho de querer atraer el éxito
profesional, la salud o la relación perfecta a través de la ley de atracción universal ¿es una pérdida
de tiempo? Seguimos la dirección que nuestra conciencia nos impone. Son nuestros pensamientos y
creencias los que gobiernan nuestra existencia. La Ley de la Conciencia Universal existe. Se trata
de una fuerza infalible. Debido a que somos una partícula divina, poseemos los mismos poderes de
la Fuerza Divina Total. La sola diferencia es de orden cuantitativo. Dios es de naturaleza infinita. Al
ser pequeñas muestras de Dios, somos de naturaleza infinitesimal. Es por eso que todo lo que Dios
hace, nosotros lo hacemos también en cantidades pequeñas. La Conciencia Primordial actúa de
manera absoluta. Al ser partículas de luz de la Luz Divina, actuamos de manera 107 relativa. Sin
embargo, la naturaleza de la acción guarda su esencia. Somos creadores y creamos las
circunstancias de nuestra vida, segundo a segundo, año tras año, vida tras vida. Atraemos a nosotros
inexorablemente las condiciones de existencia que crean nuestros deseos, nuestros recuerdos y
nuestros pensamientos. ¿En qué pensamos? ¿Cuáles son nuestras intenciones? ¿Cuál es la
naturaleza de nuestras motivaciones? ¿De qué nos acordamos? ¿Qué deseamos? La Energía Divina
genera el conjunto del espacio intersideral y la totalidad de la manifestación cósmica universal. Al
tener la misma esencia, nosotros generamos las circunstancias de nuestro espacio vital, llevados por
la fuerza de las virtudes, de las pasiones y de las inercias que nos atraviesan y actúan a través de
nosotros. Cuando transformamos la naturaleza de nuestras aspiraciones, el nivel vibratorio de
nuestra vida se transforma también. A pesar de todo, cambiar la naturaleza de nuestros
pensamientos no es suficiente para resolver todos nuestros problemas. Hacer pasar nuestras
aspiraciones de pesimistas a optimistas, o tomar la buena costumbre de afirmar algo positivo en
lugar de decir algo negativo mejora grandemente nuestra vida, es seguro. Sin embargo, no es
suficiente para arreglar los problemas de la existencia, los inconvenientes y las pruebas que el
destino nos envía, las dificultades de la vejez, de la enfermedad y de la disolución progresiva o
repentina del cuerpo físico. Todos los verdaderos maestros de la sabiduría nos motivan desde
tiempos inmemoriales, a no malgastar nuestras preciosas energías vitales con el solo propósito de
atraer situaciones temporales. Positivas o negativas, las circunstancias de este mundo no duran.
Muchos son los profesores de metafísica que nos exhortan a utilizar nuestro poder divino con el fin
de atraer a nuestra vida situaciones realmente positivas. Sin embargo, que se trate de relaciones
amorosas, de riqueza, de éxito profesional o de salud, son fenómenos limitados por el tiempo. Algo
efímero será siempre ilusorio. La sociedad existe realmente pero, por ser temporal, todo lo que se
encuentra en ella; no tiene realidad tangible. Tal es la naturaleza del mundo y de las civilizaciones
sucesivas. Nuestra alma eterna no puede contentarse con una felicidad pasajera. Por derecho
Divino, ella exige felicidad eterna. Es por esto que los verdaderos guías espirituales nos ayudan a
desarrollar nuestro cuerpo de luz y a absorbernos en la energía divina, de una buena vez por todas.
Es de esta forma que nuestros problemas serán resueltos. Es verdad que el hecho de atraer el amor
romántico o el éxito social, y de aceptar el poder de hacerlo desde ahora, es una acción
extremadamente positiva. Sin embargo, si esa atracción y ese éxito no se enraízan 108
profundamente en la relación que nos une a nuestro origen celeste, la unión amorosa podría
terminar rápidamente con una separación y el supuesto éxito terminaría por desaparecer. Y todo
tendrá que recomenzar siempre. Atraer el dinero como un imán y volverse “locamente rico” es
seguramente algo bueno para hacer. La pobreza no es tampoco una señal de avance espiritual. Sin
embargo, ¿qué haremos con todo ese dinero en el momento de la disolución del cuerpo físico,
momento que puede llegar de improviso y sin prevenirnos? Que nuestra más grande aspiración sea
entonces, la de realizarnos espiritualmente. Sin tener una clara visión de nuestra identidad divina, el
hecho de aceptar más riqueza podría encadenarnos más profundamente al círculo de nacimientos y
muertes. Si el dinero se vuelve mi estado de conciencia básico, el que me sostiene, como lo afirman
los pensadores positivos de hoy en día; éste estado de conciencia no me sostendría más, si una
mínima caída financiera mundial ocurriera, todo se derrumbaría como una torre de Babel con el
eventual desplome de Wall-Street. Merecemos lo mejor del universo. Así entonces, ¿es realmente el
dinero lo que merecemos? ¿Qué puede devaluarse y perder todo su valor en cualquier momento? La
conciencia divina representa la fuente de todas las opulencias, el origen de todo lo bueno que hay en
la vida, la resurgencia de maravillosas sorpresas y el secreto bien guardado de un poder y una
riqueza que están siempre a nuestra disposición. ¿Por qué privarse de ella? Cada vez que firmamos
un cheque o que pagamos una factura, hagámoslo por supuesto con gratitud para con el sistema que
nos permite hacerlo, y no olvidemos agradecer a la verdadera fuente de abundancia, el Ser
Primordial, y sobre todo, no olvidemos poner de una manera u otra esa riqueza a su servicio,
utilizándola para su felicidad. La verdadera riqueza sería la de complacer a Dios. Utilizando la
opulencia que fluye al infinito en el servicio divino, estamos en la capacidad de desapegarnos de
toda resistencia al dinero y de acogerlo con agradecimiento en nuestra existencia. Además, seremos
prósperos al infinito sin temer ninguna pérdida personal y nuestra gratitud con la vida se
desarrollará de manera ilimitada, por el bien y la felicidad de todos los seres vivos. Bajo todas sus
formas, atraeremos entonces la abundancia eterna. “Busquen primero, atraer al reino al seno de sus
vidas y todo el resto les será dado por añadidura”, dice el Evangelio. No se trata de usar
egoístamente tu poder, o tu potencial mental de atracción sobre lo que te rodea. Recuerda que la
Gran Matriz Divina capta tus vibraciones en permanencia. Este recuerdo puede aclarar el conjunto
de tu organización mental y ayudarte a atraer tesoros de los cuales podrías 109 disfrutar
eternamente. En última instancia, la utilización de nuestro fabuloso poder de atracción, no tiene por
objetivo actuar en vista de una posición social o de algún prestigio personal. Son cosas que no duran
en el tiempo. No trabajemos por ganancias ficticias. La atracción, representa el factor más
fundamental del Universo. Al atraer las fuerzas divinas a nuestras vidas, podemos desapegarnos de
todas las fuerzas relativas y efímeras. A cada segundo, a cada instante, la atracción de fuerzas
divinas puede manifestar todo tipo de cosas de forma inédita. Tendremos sin duda la vaga impresión
de perder algo relativo, pero ganaremos algo absoluto. Con el infinito, todo es posible y sobretodo
duradero. Para nosotros, seres encarnados, la riqueza material y el placer de los sentidos representan
toda la experiencia del mundo. Pero esto no servirá de nada y perderá todo valor en los planos
superiores, a donde la evolución nos lleva. ¿Por qué no terminar con esa tendencia que se manifiesta
en la atracción por cosas que no duran? Esperamos que el prestigio y riqueza se revelen falsos y nos
muestren sus verdaderas caras de “soldados infalibles” con el tiempo? Solo la presencia inmutable
de Dios puede hacer maravillas. Sus formas de actuar son abundantes de maravillas. Si atraemos a
nosotros las cosas a las cuales pensamos constantemente, porque no atraer el Objeto supremo que
no se devaluara jamás y que no nos decepcionara? El hecho de atraer hacia nosotros la presencia del
Ángel supremo es un acontecimiento humano; es también una experiencia totalmente independiente
del hecho de ser cristiano, esquimal o hindú. Su estatus social, su nacionalidad o su edad no tienen
nada que ver en este asunto. El único requisito es el de estar dispuesto a vivir experiencias de
eternidad y de tener el deseo intenso de abrir su corazón a aquellos que sufren percibiéndolos como
seres que hacen parte de Dios. Nos volvemos entonces un canal de sanación para ayudar a las
personas que sufren. De esta manera atraeremos las más grandes recompensas. No son premios
Grammy, Oscares de la academia o premios Felix. No son tal vez galardones prestigiosos. No habrá
publicidad y los periódicos no hablaran de ellos. Pero les garantizo que la ayuda dada a las personas
en dificultad traerá a ustedes las más grandes bendiciones. La Ley de atracción sigue fielmente los
estados de nuestra alma y las tendencias de nuestra conciencia. Simplemente hay que ser favorable
con algo preciso para que este entre naturalmente en nosotros y se enraíce en nuestro cotidiano. En
lugar de atraer una “loca riqueza” que nos puede ser quitada de un día para otro, ¿por qué no
atraeríamos la Opulencia Suprema de los Reinos de la eternidad? 110 A la imagen de la fuente
¿Quiénes somos? ¿Somos polvo y en polvo nos convertiremos de la manera en la que aprendimos
en nuestros catequismos de infancia? O más bien, ¿hacemos parte de una realidad más grande, en
relación con un campo de energía consiente que sobrevive a la disolución de la materia? Pase lo que
pase, guarda día y noche en tu memoria, que la percepción que tienes de ti mismo y del mundo a tu
alrededor es una simple reflexión de tus propios estados de conciencia. Los sabios de los antiguos
textos revelados dicen que el mundo está en el mental. Tú no eres totalmente diferente de lo que
ocurre en tus pensamientos. La objetividad pura del mundo es una ilusión total. No es el mundo el
que nos influencia. Somos nosotros quienes influenciamos al mundo. A cada segundo, tu estado de
conciencia genera las condiciones buenas o malas de tu medio ambiente, de tu cuerpo, de tu vida.
Con lo que ocurre en la tierra hoy, puede ser difícil concebir inmediatamente ese tipo de realidad
puesto que no fuimos formados en ese sentido. Nos enseñaron a seguir ciegamente leyes religiosas
y sociales que no están en acuerdo con las leyes de la naturaleza. Por esta razón, obviamente, se da
el fracaso momentáneo de la civilización en todos los niveles. La medicina “legal” tarda en tomar
en consideración la existencia del alma espiritual y de sus múltiples potencias sobrenaturales de
sanación. Las sociedades materialistas tardan en encontrar lo esencial de su real posición en el
espacio. Sin embargo, el fin del mundo no vendrá. La divinidad está en nosotros. Afortunadamente,
los guías nos recuerdan que nuestra identidad no está ligada a un color de piel, a una nación, a una
provincia, aunque sea muy hermosa, o a una creencia religiosa, aunque sea muy perfecta, o incluso
a un planeta. Somos luz y a la luz retornaremos. Repitamos esto como un mantra. Es la luz de
nuestra conciencia que anima nuestro cuerpo físico. No es el cuerpo físico que crea el pensamiento
a través del cerebro. La conciencia espiritual acciona la envoltura muscular, y no lo inverso. Cuando
la conciencia deja el cuerpo al instante de la muerte, el cuerpo se derrumba. La partícula
infinitesimal que animaba ese vehículo de carne, retorna a su dimensión como un destello de luz,
que retorna a su propia iluminación. La luz de Dios existe y representa nuestro principal elemento.
La oscuridad de la luz existe igualmente, pero no es nuestra norma, ni nuestro principio, ni 111
nuestro origen. La luz de nuestra alma divina es una partícula chispeante, brillante como diez mil
soles. Es una parte integrante de la luz celeste de lo Divino. Somos hechos a la imagen de la Luz.
Somos divinos, eternamente al servicio de nuestra fuente. Y ese servicio no es una servidumbre
fastidiosa. Es un compartir de alegrías infinitas. Es un juego de Amor sin condiciones en el cual
Dios se pone Él mismo a la escucha de Tu chispa luminosa para amarla mejor, para escucharla
mejor en una relación de reciprocidad voluntaria, espontánea, e independiente de todo credo
sectario. Recuerda que eres más de lo que percibes habitualmente como tu cuerpo. Eres un campo
de energía hecho de vibraciones electro-magnéticas. Eres un átomo de luz eterna encarcelado en un
cuerpo de materia, encarnado en un mundo de dualidad que no puede hacer que tu alma sea
totalmente feliz. Algunas experiencias negativas, como la decepción, el sentimiento de la falta de
tiempo, los traumas de la vida, todo esto genera un efecto específico en nuestro campo de energía.
De la misma forma, si las sensaciones positivas de alegría, de paz interior y de gratitud predominan
en nuestro campo de energía, perpetuaremos y aumentaremos dichas experiencias, puesto que
atraemos aquello sobre lo cual centramos más nuestra atención. De nacimiento en nacimiento,
nuevas situaciones que soportan nuestro estado de espíritu predominante, continuaran
manifestándose en nuestra existencia, hasta el día del despertar. Al ser partículas de la Divinidad,
tenemos afortunadamente el privilegio de cambiar el código interior de nuestras memorias
celulares. Gira tus pensamientos hacia la fuente y la fuente girará tus pensamientos hacia ti. En
lugar de atraerte al polvo, te atraerás hacia la luz. Y serás tan feliz que no habrá manera de dejar esa
dimensión de claridad y de felicidad, incluso en medio del caos exterior. Somos espíritus y somos
vibraciones. Es por esta razón que cultivar el recuerdo de la fuente de luz en nosotros, anulará los
efectos de nuestras creencias negativas. Visualiza tu sanación cósmica, mantén la clara visión de tu
liberación. La luz de tu alma borrará la eventual sequia de tu mental y te verás a tí mismo en todo tu
esplendor divino. Por supuesto, habrá sin duda etapas de eliminación, más o menos rudas para
atravesar, habrá purificaciones emotivas y físicas, habrá crisis existenciales para manejar. A pesar de
esto, saldrás vencedor, puesto que las fuerzas de la gracia son más 112 poderosas que las fuerzas del
destino. El Señor del Universo no solo es un Dios de justicia. Es una Divinidad de dulzura. Es inútil
tratar de hacer grandes cosas. Sigue tu corazón, el dará testimonio de las motivaciones de tu alma y
hará triunfar tu devoción. Finalmente, tu organismo humano vibrará a un nivel vibratorio
exactamente idéntico al de la energía positiva, contenida en las vibraciones luminosas de tu espíritu.
Entonces, debes tener certeza, retornarás a las dimensiones angélicas de tu eternidad. Porque somos
hechos a la imagen de Dios, una forma residual de la Divinidad yace enterrada en nosotros. Como
un guía bondadoso, ésta imagen residual del Si divino nos envía sin cesar nuevos mensajes.
Descubrimos hoy el arte de estar naturalmente a la escucha de las intuiciones, de las premoniciones
y de los presentimientos que emanan de nuestro guía interior. La imagen de Dios en nosotros es una
huella energética. Cultivar el arte desconocido de redefinir esta huella, nos invita día tras día a
penetrar más profundamente los arcanos secretos de nuestra alma y de nuestro corazón. Nuestra
civilización está a punto de vivir una toma de conciencia tan profunda, que todos nuestros hábitos
terrestres serán conmovidos. Las tradiciones que nos limitan a una cosmogonía limitada de la
Divinidad harán implosión. Habrá renacimiento. Nacimiento de un nuevo paradigma en el cual el
hombre y la mujer se verán a la imagen de dos seres de luz, positivos, radiantes y bienaventurados;
los dos hechos a la imagen de la totalidad únicamente impersonal. En la tradición contemplativa
dominante del mayavadismo (los impersonalistas de India) se hace énfasis en el aspecto del vacío
impersonal del Infinito. Es un grado que conduce la mayoría del tiempo, a la atrofia de las
herramientas biofísicas (sentimientos, pensamiento, percepción mental, etc.). Visiblemente, no se
trata de un estado dinámico. En nuestra época actual, ese tipo de meditación tiende más a paralizar
al individuo en un nirvana o samadhi pasivo. El camino del Amor-devoción o Amor-compasión
(bhakti-yoga), al contrario, nos acerca al centro divino de manera dinámica. Con este acercamiento,
nuestra individualidad puede ser preservada. No es necesario perder nuestra individualidad cuando
nos sumergimos en las profundidades de la Conciencia. El Amor genera una fusión viviente y
activa. No nos perderemos en un océano gelatinoso de desconocimiento espectral. Continuamos la
existencia a la imagen de la fuente. Conserva tu personalidad dedicándola al Universo. Es algo
maravilloso. La fuente no está vacía. Ella busca por todos los medios llevarte de nuevo a ella. 113
La conciencia del medio ambiente Establecer la felicidad del ser interior no significa que nunca más
tendremos problemas para solucionar en nuestra vida exterior. Los obstáculos son indispensables
para la evolución de la conciencia humana, ellos representan los empujones de energía hacia un más
grande porvenir. Son las vitaminas que nos hacen más fuertes espiritualmente. Sin obstáculos, no
progresaríamos hacia la plena realización de nuestro corazón. Ellos representan, en cierta forma, el
fertilizante natural que nutre en profundidad las flores de la existencia. Cuando algunas personas
nos atacan o dicen cosas malas de nosotros, lo hacen por ignorancia del principio de unidad. Si
dejamos de amarlos por lo que ellos hacen por ignorancia, no hacemos más que bajar nuestras
vibraciones físicas, mentales y espirituales. La único que se debe hacer es perdonar, dejando fluir el
rio de los obstáculos entres las manos del Espíritu Universal. Dios se ocupa de nosotros, cuando
abandonamos todas las resistencias a las situaciones que él nos propone con el fin de agudizar
nuestra conciencia. El infinito nos empuja de ésta manera, hacia adelante en el camino de la
apertura de la conciencia humana. Tal actitud frente a las situaciones difíciles de la vida marca
siempre el comienzo de un gran progreso espiritual y el inicio de una nueva fase hacia el equilibrio
interior. Cuando las circunstancias peligrosas se presentan acógelas, en primera instancia, con el
conocimiento intuitivo de manera tal, que ni una rama de hierba pueda moverse sin una razón
válida. Desapégate respirando profundamente, lentamente, abandonando tu vida entre las manos del
poder superior del Espíritu Divino. Un movimiento se produce entonces en tu interior y cesas de
concentrar toda tu atención en situaciones que no durarán. Te das cuenta del lado efímero de todo lo
que ocurre en tu vida, los éxitos como los fracasos. Tu mental se libera inmediatamente de las ondas
de pensamientos perjudiciales, los cuales invaden regularmente el espíritu cuando éste se encuentra
concentrado en temas temporales. Al poner en las manos de Dios las fluctuaciones de la existencia,
la parte sub-cósmica del mental, elimina naturalmente las vibraciones muy pesadas de la inquietud
o del miedo. El corazón se desprende de las cosas desprovistas de substancia real y sana en avidez.
La felicidad del ser interior se instala entonces de manera permanente. 114 Las emociones que
sentimos fuertemente provienen de la manera con la que percibimos la existencia. Todo viene
entonces del mental, el cual no es más que la sombra de la conciencia. Todo depende del estado con
el cual nuestro mental se activa. En la medida en que, por una elección de la conciencia espiritual
logramos calmar el mental y vivir en una cierta serenidad, podemos atravesar duras pruebas en un
sentimiento de plenitud. Incluso las condiciones de una vida paradisiaca no podrán aportarnos de la
felicidad, si nuestro mental permanece turbio. Sin presiones teológicas impuestas artificialmente por
pesados sistemas de religiosidad, tenemos la necesidad de expresar libremente nuestra gratitud
hacia Dios y hacia toda la Creación. Podemos darnos cuenta, por nuestra propia experiencia, que el
Espíritu del Universo es una fuente inagotable de compasión incondicional y de potencialidad
positiva. Según diferentes tradiciones, a esta fuente se le llama Kuan Yin, Tara, María o Radha,
Diosas de ésta substancia vital subjetiva que se manifiesta en Amor Puro; encarnaciones de la Pura
Compasión liberada de toda motivación objetiva. Despojémonos de nuestros problemas
abandonándolos a los pies de la Diosa Madre. Podemos hacer esto en cualquier lugar, en nuestra
habitación, en nuestra cama o en nuestro salón. Nuestro ser profundo es el templo de Dios y la
Madre divina reside en él. Ella nos recibirá si vamos a verla en el santuario de nuestra mina interior.
Ella nos escuchará con gran atención. Ella no nos pedirá nada a cambio puesto que su don de
sanación es desinteresado y ella portará sobre ella la carga de nuestros dolores, de nuestras
angustias y de nuestras penas. Ella nos comunicará sus instrucciones para que podamos mejorar y
activar la purificación de nuestro carácter. La Madre Divina escuchará y resolverá nuestros
problemas, sean ellos de orden material o espiritual, sin esfuerzo, con un simple movimiento de
energía intencionada. Ella es el depositario central de la Energía Suprema Primordial, fuente de
gracia y de compasión infinitas. Agradécele por ayudarte a acerarte a la felicidad eterna y Ella te
transmitirá sus respuestas por la vía de tu conciencia. La conciencia está inextricablemente
conectada con el cuerpo físico. Un simple y pequeño cambio en el proceso de nuestro pensamiento
acciona un cambio psicológico. Podemos accionar nuestro cuerpo para que responda a ciertos
estímulos condicionándolo de una manera en particular. Por ejemplo, si afirmamos con gratitud que
hemos sido curados, esta información condiciona las moléculas de nuestro cuerpo sin pasar por
nuestro intelecto 115 consiente. Lo que escuchamos, lo que vemos, lo que leemos crea un
condicionamiento y el conjunto de nuestro organismo se afecta positivamente o negativamente.
Muchos de nosotros nos hemos acostumbrado en el pasado, por inadvertencia, a condicionarnos
negativamente. Podemos aprender a llevar esta tendencia en sentido contrario al estar conscientes
que ese condicionamiento es un mal habito que puede afectar nuestra salud. Al cambiar la
naturaleza de mi pensamiento, cambio la naturaleza de mi sentir y enseguida cambio la respuesta
psicológica de mi cuerpo. Ignoramos totalmente como un gran número de medicamentos químicos
funcionan, y aun así los utilizamos. De la misma forma, no sabemos aún exactamente cómo
nuestros imaginarios mentales influencian el cuerpo; y aún así obtenemos de ellos una respuesta
psicológica evidente. Las tomas de conciencia, los cambios de pensamiento, de emoción o de
imaginario mental se traducen siempre por las transformaciones al nivel del funcionamiento del
cuerpo físico. Es por esto, que sea cual fuere la tarea que estemos elaborando, esforcémonos
siempre por mantener un fragmento de luz en nuestro espíritu. Sentiremos menos el cansancio y una
nueva energía nos invadirá puesto que el mental será absorbido por esas ondas de energía luminosa.
Nuestras actividades se convierten en un medio para unirse con la energía divina. Si el mental no
está purificado de las vibraciones negativas (la ira, el resentimiento o el miedo), el Espíritu del
Universo no vendrá a revelarse en nuestro corazón. Permanecerá silencioso. La luz del cuerpo-
espíritu se manifiesta el día en que aceptemos con ecuanimidad todas las experiencias, buenas o
malas, agradables o desagradables, felices o infelices. Veamos en toda cosa la voluntad divina. Para
adquirir más fuerza interior, es necesario eliminar las debilidades del mental. El cuerpo estará
rápidamente lleno de armonía, de energía, de paz y de un sentimiento de plenitud. Sean las que sean
fundamentadas o no, nuestras creencias controlan la vida. Esas creencias generan energías
emocionales que influencian las hormonas, los genes y los neurotransmisores del cuerpo físico. Un
alma plenamente consciente trasciende los condicionamientos creados por la naturaleza y por la
tradición religiosa o cultural en la cual ella apareció en una existencia particular. No somos víctimas
del determinismo genético. Somos al contrario el piloto de nuestro destino. Es posible escoger vivir
en armonía, en lugar de escoger existir en una distorsión permanente. Podemos 116 darnos cuenta
de esto simplemente interesándonos en el estudio de los mecanismos moleculares por los cuales el
medio ambiente influencia directamente la naturaleza y la función de los genes y del ADN. En lugar
de creer en el dogma central de la antigua biología según el cual los genes controlan la entidad
viviente, sabemos hoy que es el ser viviente que está en la medida de controlar la actividad de sus
genes. La materia no es independiente de la conciencia. La naturaleza de nuestra conciencia
produce un medio ambiente en nosotros y a nuestro alrededor. Este medio ambiente produce un
elemento energético que desata la actividad genética. El ADN no actúa de manera caprichosa. La
materia permanece inerte sin la presencia del elemento fundamental de la fuerza vital. Sin ésta
energía, los genes permanecen también inertes. Se dice que con el paro del funcionamiento genético
una persona fallece. Sin embargo, ¡la persona está viva! Ella simplemente dejó su cuerpo y vive
ahora bajo su aspecto de conciencia. Cuando sentimos la felicidad de estar vivos, esta sensación no
proviene de la actividad genética, ella es originada en nuestra conciencia. No pensemos que si
nacemos con el gen del entusiasmo fallando, estaremos condenados a vivir en la depresión toda
nuestra vida. La conciencia del medio ambiente determina la función de la doble hélice de la cadena
del ADN, del cual los genes de nuestras células son constituidos. Al nivel molecular, todo parece
ocurrir como si la vida de nuestras células estuviera regida por nuestras emociones, ellas mismas
sub-productos de nuestras certitudes interiores. Esas certitudes vienen de nuestra conciencia. El
universo es un campo de energía luminosa ilimitada que representa la intención de Dios. Como tal,
Dios no solamente “crea” el Universo, también hace parte de él, y sus energías están esparcidas por
todas partes. A través de la fuerza indescriptible y las potencias sobrenaturales de la luz divina, el
universo y los seres que residen en él, representan el fruto manifestado de la intención de Dios. La
gran meta de la vida es la de restablecer contacto con ésta fuerza de intención luminosa universal.
Para esto, basta con ser receptivo y favorable a la gracia y con celebrar de una manera o de otra las
alabanzas de esta fuente de Energía Divina. Concretamente, podemos construir en nosotros y a
través de los fluidos áuricos que nos rodean, un medio ambiente dinámico. ¡Algunas personas están
siempre de buen humor! Otras están constantemente abatidas porque 117 ellas han construido a su
alrededor una atmosfera de rencor. La forma con la que vemos la vida termina por influenciarnos.
La conciencia precede la psicología. Nuestros hábitos de pensamiento se condensan y se convierten
en nuestra realidad. También, esculpa su medio ambiente como un artista que pule día a día su obra.
Tu más grande realización eres tú mismo. Deja fluir fuera de ti todo aquello que hayas reprimido
durante veinte años, treinta o cincuenta años. Abandona todo sentimiento de injusticia, dolor,
traición; déjalos subir a la superficie como un volcán inactivo que de repente explota. Que todas las
lágrimas de tu cuerpo laven el espejo de tu corazón. Te sentirás mejor. Crear un medio interno
nuevo despojándolo de las negatividades no resueltas, nos da infaliblemente acceso a una plenitud
de vida que va más allá de la imaginación. Encontrar las herramientas espirituales Necesitamos
herramientas espirituales que nos ayuden a sanar. Sería bastante simple sanar nuestras fijaciones de
apego si estas se encontraran en la superficie de la conciencia. Pero ellas viven en las
profundidades, más allá del control consciente. Estas fijaciones subliminales enredan en general
nuestras relaciones, puesto que proyectamos nuestras propias frustraciones inconscientes en los
demás. Todo el problema de la intimidad con los demás está presente, puesto que somos nosotros
mismos que nos amamos en ellos… Las herramientas espirituales tienen por función penetrar en la
oscuridad de la subconsciencia y limpiarla. Entre otras cosas, ellas nos liberan del apego y de la
posesividad, elevándonos a una vibración más alta. El rol de estas herramientas se encuentra en
todos los aspectos de la cultura espiritual. Incluso si esas herramientas toman la forma del mantra,
del Corán, de la contemplación cristiana original, de la oración o de la meditación, es evidente que
su meta primera es la de hacer morir en nosotros el deseo egoísta separado de la armonía global.
Sea cual fuere la forma que puedan tomar esas herramientas, su función es la de eliminar
completamente, o por lo menos disminuir el deseo del ego, que separa el alma de su luz y que nutre
la identificación artificial a las percepciones conceptuales de la realidad. Bajo la influencia del ego
ilusorio, nos creemos americano, chino, francés, presidente, hijo o hija de familia rica o pobre,
cristiano, hindú, esclavo, evangélico, católico, budista, republicano o demócrata, shivaista o 118
vishnuista, etc. Las posibilidades de identificación a una percepción conceptual de la existencia son
innumerables. Sin embargo, al ser esencialmente de naturaleza libre, el alma debería sentir
intuitivamente que su luz está mas allá y por encima de todo. Ella hace parte integral de la luz de un
“Todo” el cual está el mismo por encima de todo. Pero he ahí el problema: el ego utiliza el
conocimiento conceptual, puesto que es ante todo, para él, un proceso de control. El espíritu
humano es fácilmente dominado por dos cosas: el miedo y el ídolo. Se utilizan con frecuencia estos
dos medios de dominación para hacer penetrar al alma bajo la tapa de una caja conceptual.
Invariablemente, se pone a Dios en una división, en un grupo, en un orden, se le separa del resto de
su creación, se le da una raza, una categoría o una religión. Incluso si siguen sus ascesis en el seno
de una comunidad particular, los místicos son conscientes que la unión del alma y de su Luz Divina
surge de un mundo de realización fundamental renovada. Encontramos en algunos místicos como
San Juan de la Cruz o Santa Teresa un Amor enteramente nuevo, y es ésta novedad la que mantiene
la vía espiritual eternamente fresca. Esta frescura da al alma la energía necesaria para aceptar en una
fe profunda, el desapego de los superfluos de un lujo voluminoso, y brinda la acogida de una
simplicidad voluntaria la cual no está dirigida hacia las gratificaciones sensuales agotadoras. Ese
desapego natural nos lleva a renunciar a la especulación empírica e incluso al proceso por el cual el
intelecto trata de comprenderse a sí mismo. Jesús dice: “Quien sea de entre ustedes que no renuncie
a todo lo que le pertenece no puede ser mi discípulo” (Lc 14,33). Según la escritura védica, el alma
debe deshacerse de la acción interesada. Es decir que toda acción que tiene como única meta la de
satisfacer algún deseo personal es eliminada gradualmente. Es un ideal. Sin embargo, los maestros
del bhakti-yoga precisan que la acción ejecutada para purificar el corazón, o para el progreso en la
ciencia espiritual, no debe ser necesariamente abandonada. No renunciamos entonces a las
propiedades físicamente, renunciamos solamente al espíritu de posesividad. La acción caritativa
siempre es tenida en cuenta. Las obras espirituales, las ceremonias religiosas, los ritos también
serán tenidos en cuenta puesto que santifican incluso a las grandes almas. Nada impide a dos seres
que se unan y santifiquen su unión en una ceremonia de matrimonio. Este tipo de 119 ceremonias
existe en todas las culturas. De esa manera dejamos una existencia cercana a la animalidad y nos
elevamos hacia una más alta humanidad. Para los místicos, “renunciar a todo” significa
comprometerlo todo en actividades que apuntan a la sanación de la ilusión y el despertar de la
conciencia. Esto no significa volverse frio y distante. Es todo lo contrario. La herramienta del
despertar supremo es la actitud de servicio desinteresado, el cual portamos en nosotros. Es una
energía que se despliega en el corazón y que toca al mundo entero. Algo en nosotros empieza a
funcionar. Y para que esa energía se active realmente, necesitamos medios. No es necesario ir más
allá de nuestros vínculos afectivos, podemos permanecer en el terreno de juego de nuestras
relaciones ordinarias. Pero es crucial despejar algunas vías de acceso para tener intercambios más
profundos. Una de esas vías es la de reconectarse con la fuerza vital que nos anima. La certitud de
que la muerte del cuerpo no conlleva a la muerte del alma, es una herramienta espiritual potente. No
es una herramienta que tiene que ver en algo con el cerebro. “Sabemos” desde nuestro interior que
el fenómeno de la existencia continúa después de la muerte del cuerpo físico. La educación religiosa
no tiene tampoco gran cosa que ver en este tema. Se trata de una toma de conciencia personal que
corresponde a un tipo de salto cuántico natural de la evolución humana. Un tipo de brecha se abre
en nosotros y de ella brotan intuiciones y enseñanzas. Y esta revelación según la cual el alma
sobrevive fuera del cuerpo procura una calurosa sensación de seguridad, un sentimiento de alegría
dulce y de complicidad con el Universo. La toma de conciencia es en algunas ocasiones provocada
por una experiencia de muerte inminente en el curso de una operación quirúrgica, o en un accidente
grave, o a lo largo de una larga enfermedad; esta toma de conciencia puede sobretodo venir
naturalmente, cuando la conciencia pasa a un escalón superior de su evolución. Sea como fuere, lo
“sabemos” y eso nos basta. En ese estado, no tratamos más de convencer a nadie. Es entonces que
las herramientas espirituales se presentan ante nosotros espontáneamente: pedimos perdón y
perdonamos. Abandonamos la fijación en los demás. Nos desapegamos de los viejos hábitos que
nos hacen creer que los problemas vienen del exterior y no de nosotros. Las dificultades de la vida
cotidiana se convierten entonces en ocasiones de despertar. El verdadero trabajo comienza: nos
damos cuenta 120 que todo lo que nos ocurre no es más que una proyección de la manera con la que
concebimos la vida. Es un “cara a cara” con lo que llamamos “personalidad”, puesto que nos
volvemos responsables de lo que las personas nos dicen y de lo que nos hacen. Es radical: los
problemas no provienen de los demás. Provienen de nosotros. De todas las herramientas
espirituales, la fe lucida es la más útil. Como en todo, en un vasto océano en el que no vemos nada
más que agua hasta perder vista, la brújula es la única guía. Nuestros únicos guías en el mundo del
infinito, son los índices dejados por las almas que tomaron la vía de esa fe lucida. Ese camino fue
marcado por las huellas de aquellos que llegaron a las regiones más elevadas de la conciencia
humana. El verdadero secreto está enterrado en sus corazones, como un tesoro en una cueva
misteriosa. La vía está marcada por aquellos que se rinden en el mundo divino por medio de la fe.
Las directivas vienen del Infinito Absoluto. Ellas pueden tomar la forma que sea, venir de donde sea
y cuando sea. Todo tipo de cosas pueden venir en nuestra ayuda, u obstaculizarnos. Pero solo una fe
lucida puede servirnos de herramienta, de guía manifestada. La fe es nuestra brújula. La fe es una
onda de fuerza interna generada por la fusión de la emoción y la inteligencia. ¿De dónde viene el
destino? En nuestra búsqueda de armonía holística, podríamos decirle a los jefes de los ejércitos de
los Estados Unidos de América: “Guarden sus misiles en sus lugares respectivos puesto que
aquellos que lancen misiles perecerán por causa de misiles”. ¿De dónde nos viene este
conocimiento? De Cristo por supuesto, quien es nuestro Maestro. Cuando aquellos que tienen el
poder político-religioso de su época vienen a arrestarlo para juzgarlo, y eventualmente asesinarlo
“legalmente” por crucifixión, uno de los discípulos que le acompaña saca su espada, golpea al
sirviente del soberano sacrificador y le corta la oreja. Es lo que cuenta Mateo en su Evangelio. En
ese momento, Jesús dice esta frase célebre: “Guarda tu espada en su lugar puesto que aquellos que
tomaran la espada perecerán por causa de la espada”-(Mateo 26,52). Según los tiempos y las
circunstancias, podríamos decir: “Guarden sus armas nucleares en su lugar respectivo, es decir en el
fondo de sus cerebros, precisamente de ahí de donde las armas de destrucción masiva no debieron
jamás emerger; puesto que todos aquellos que tomaran la espada atómica perecerán por causa de la
espada atómica”. 121 Jesús trataba de transmitir a sus discípulos el conocimiento de una ley
universal que los hombres comprenden, pero la cual solo aplican en muy raras ocasiones: cada
acción determina una reacción igual que vuelve en sentido inverso. Es decir que cada uno de
nuestros gestos produce una onda de la misma fuerza que vuelve en sentido opuesto. Esta es la
explicación de: aquel que toma la espada deberá tarde o temprano perecer por la espada. El mismo
causa su propia perdida. Además, él acusará a Dios, o alguien, de haber causado voluntariamente
este desastre, sin darse cuenta que la causa ha sido provocada por él mismo. No puede haber
armonía en nosotros mientras no nos hagamos la pregunta: “¿Por qué lo que me ocurre solo me
ocurre a mí?”. ¿Y porque me ocurre una y otra vez? El alma humana que reconoce la verdad del
campo sutil (akasico-etérico), que une todas las cosas entre ellas y busca; aprende a responder a
esas preguntas. Ella encuentra las respuestas al interior de su conciencia y puede entonces modificar
su comportamiento ajustándolo a la armonía del conjunto. Aquel que puede hacer esto no se
preocupa más por su suerte y poco a poco encuentra la calma de su espíritu. Con esta ley de causa y
efecto abordamos toda la problemática del sufrimiento humano y del mal. Según la ley védica del
Karma, el origen del mal no es exterior al hombre. Esto quiere decir que los dolores físicos,
existenciales y morales que él sufre no le son infligidos contra su voluntad, por un tipo de potencia
exterior que precisamente quisiera hacerle “daño”. Son nuestras propias formas de concebir la vida
que se convierten en las fuerzas mediadoras entre nosotros y nuestras condiciones de existencia. En
otras palabras, son nuestros pensamientos, nuestras intenciones, nuestras voluntades, nuestra visión
de las cosas, la fe que ponemos en una situación cualquiera y, nuestras acciones, que evalúan y que
deciden nuestra suerte. El Karma es un principio cósmico, es una energía impersonal que emana del
Mental Supremo y que determina con una precisión quirúrgica las reacciones que nuestras acciones
causan automáticamente. Es un mecanismo universal que nos hace recolectar en el presente lo que
hemos sembrado en el pasado. El ser humano no es la marioneta de un Dios cruel. De la manera en
la que las leyes del magnetismo atraen al hierro hacia el imán, las leyes de la atracción atraen la
reacción hacia el alma que está al origen de la acción. Todo parece estar en su lugar en un cosmos
bien ordenado. Los hechos de la vida parecen sorprendentes, por la simple razón que no nos
acordamos que todas las dificultades que encontramos, y las cuales debemos enfrentar; son los
resultados de los actos de nuestras vidas pasadas. En tiempo y lugar, las 122 reacciones desaparecen
una vez que su misión kármica es completada, y todos los problemas se solucionan sin que hagamos
esfuerzos particulares por resolverlos. Cuando hayamos aprendido la lección, las pruebas y los
exámenes cesarán como por arte de magia. La tierra no es algo inerte. Ella toma nacimiento, existe
y respira en el plan físico como todo ser encarnado. Como todos los planetas del Universo, ella
tiene su propio karma. En la Biblia, el profeta Isaías dice que “la Tierra sufre las reacciones de la
suciedad de sus habitantes”. Cuando los terrestres profanan la tierra, esa profanación produce
inevitablemente graves perturbaciones morales en la vida de ésta magnífica entidad cósmica. A
pesar de su fuerza psicológica, la Tierra se vuelve moralmente desequilibrada cuando los pueblos y
las civilizaciones que le son asociados, son violentos y crueles. La tierra sufre las reacciones, pierde
su propio equilibrio físico, se enferma y empieza a temblar. Las civilizaciones que transgreden las
leyes inmutables de la naturaleza deben sufrir las consecuencias, las cuales son terribles: los
volcanes hacen erupción, los terremotos destruyen las ciudades, los cambios climáticos provocan
inundaciones y sequias, los bosques se incendian, los océanos crecen y olas inmensas se llevan todo
a su paso. Los huracanes, los tifones, los tornados no nacen por el azar. Son reacciones. La Ley de
causa y efecto en occidente toma el nombre de “Némesis”. Némesis es el nombre de la diosa Griega
que asigna las consecuencias y distribuye los resultados con una rectitud impresionante. Sin
embargo, para tratar de solucionar el angustioso problema del “castigo divino” y del sufrimiento del
inocente, debemos recordar dos cosas: primeramente, el mal no viene por un castigo si no por un
resultado; segundo, las causas profundas del sufrimiento son originadas por actos olvidados que
tuvieron lugar en episodios de nuestras vidas anteriores. Las intenciones que hemos almacenado en
el pasado toman la forma de frecuencias extremadamente coherentes. Estas frecuencias tienen el
poder de metamorfosear la composición molecular de los cuerpos físicos que tomaremos en el
futuro. Pero las cosas no paran ahí, puesto que el fenómeno kármico opera también en el otro
sentido. Los descubrimientos recientes sobre la intrincación cuántica muestran claramente que
nuestras intenciones pueden influenciar nuestro pasado y de esta manera nuestro presente. Esto
parece impensable. Y sin embargo, nos cuesta reconocer que 123 hay cosas esenciales que escapan
aún totalmente a nuestra forma de comprender, de qué manera funciona la realidad. Todo lleva a
pensar que el pasado, el presente y el futuro son canales espacio-temporales que se han
estrechamente enredado los unos con los otros. Esta información podría cambiar la forma con la que
se ve el destino. Esta noción de intrincación cuántica abre la posibilidad de una influencia
retroactiva. Es un paso hacia la sanación del alma puesto que yo dejo de ser víctima o culpable; me
vuelvo el piloto de mi alma, el capitán de mi destino. Tomo por fin la entera responsabilidad de lo
que me ocurre en lugar de culpar a los demás. Los gestos que uso, los deseos que cultivo
transforman mi porvenir, y son energías que también logran modificar mi futuro. En el Veda, se dice
que un ser que alcanza la iluminación perfecta se libera no solamente a él mismo sino que también
libera a sus propios ancestros y descendientes hasta siete generaciones pasadas. Este tipo de
influencia se asemeja a las intrincaciones espacio-temporales y a las co-relaciones simultáneas
observadas en las investigaciones cuánticas. Reza por tu presente y tu futuro. Pero no olvides rezar
por tu pasado ya que nuestras bendiciones de hoy podrían corregir nuestros errores de ayer. Liberar
a los demás No existe un logro del alma ancestral o realización espiritual que pueda ser separada del
logro en las relaciones amorosas y humanas. ¿Por qué el número de divorcios sobrepasa al de los
matrimonios? ¿Por qué las relaciones se terminan? ¿Por qué las personas se sienten abandonadas,
sufren de amor, del mal amor, o por no ser amadas? El camino que lleva a la armonía de la
conciencia pasa por la relación con los demás, el vecino, el extranjero, el esposo o esposa, la
compañera o compañero, los amantes, el jefe, el empleado, el cliente que viene a consultar o el
desconocido que viene de visita sin prevenir, el amigo o el enemigo, el negro o el amarillo, el pobre
o el rico, los padres, la familia, la comunidad, toda la humanidad y también todos los reinos
animales, vegetales, minerales, angélicos y mágicos. La relación, es el ser que yo creo amar. Esa
relación que tengo con el otro, debe llegar algún día a la unidad. Pero paradójicamente, esa unidad,
ese no duelo, pasa por el reconocimiento del otro en lo que él tiene de individual e independiente.
Entre más yo reconozca que el otro es otra persona más, me acerco a la unidad. El otro y 124 yo
somos dos, y yo debo entonces liberar al otro. Esto significa que yo respeto al otro dándole la
tranquilidad de ser totalmente diferente a mí. Le doy la completa libertad de no pensar o actuar de la
manera en la que mi ego quisiera que él piense, que actúe o la manera en la que él hable, coma, se
vista, rece o se corte el cabello. Sin esta aceptación de la dualidad entre el otro y yo mismo no hay
avance espiritual. Liberar al otro no significa permitirle hacer cualquier tontería. Si alguien quiere
desencadenar una guerra nuclear, no vamos a motivarlo bajo el pretexto de no frustrar su libertad.
Sería inconsecuente dejar que lo haga. Sin embargo, ese tipo de extremo es absurdo puesto que la
verdadera libertad se aplica de toda evidencia, en el respeto de las personas que nos rodean. Es
precisamente ese respeto mutuo de la libertad que las religiones “oficiales” rechazan con un poco de
agresividad. Se trata de un mecanismo sutil: encontrar la unidad en la dualidad, el no duelo en la
multiplicidad, el uno en el dos. Esto se percibe muy bien en la relación amorosa. Amé a una mujer
en una ocasión a tal punto que hubiera querido volverme uno con ella. Pero siempre fuimos dos.
Una mujer puede abrazar a un hombre entre sus brazos al punto de sofocarlo, pero siempre serán
dos. Una madre puede abrazar a su hijo contra su pecho hasta ahogarle, sin embargo serán dos. Un
director de empresa o el líder de un culto pueden apropiarse de su empleado o controlar la vida de
su discípulo hasta aplastarlo psicológicamente pero siempre serán dos. Mi vida espiritual comienza
en el momento en el que yo libero a los demás. ¿Cómo logramos liberar al otro? Dejándolo ser en el
lugar que el eligió, sin juzgar los elementos de su elección o de su realidad. Comenzando a darle el
derecho de vivir como a él le parezca, sin ser ni atraído ni rechazado por esa realidad; sin negarla,
sin desearla tampoco, sin quererla para sí. Esta actitud provoca un movimiento de conciencia que
genera un tipo de silencio interior. Lo que ocurre es que las olas emocionales que agitan la
superficie existencial dejarán su tendencia a arrastrarnos. Por consiguiente, la realización de
nuestras relaciones humanas pasa por el reconocimiento de nuestras diferencias. El ego temporal
que busca apropiarse de todo, frena esa realización. Él quiere poseer a los demás. Es por esta razón
que la vida parece, a veces, un callejón sin salida. Es por esta razón, que a pesar de mis intentos de
prácticas espirituales las cosas no avanzan. A pesar de mis buenos hábitos religiosos (blancos,
negros o azafrán según la línea que se me dio a seguir), mi yoga, mis oraciones matutinas, mis
ayunos pre 125 programados, mis miles de rosarios, mis repeticiones de mantras, mis peregrinajes,
mis construcciones de templos y todos esos gestos para alcanzar la realización, nada pasa real y
concretamente. Debo cesar el querer apoderarme del otro. La vía de la conciencia pasa por el cese
de la apropiación del otro. De esta manera, mis relaciones humanas se convierten en el trampolín de
mi realización espiritual. Dejo a mi padre o madre ser lo que son y lo que fueron. Dejo a mi pareja
ser lo que es. Dejo a Dios y el Universo ser lo que quieren ser. Salgamos de la modalidad “ayudar a
los demás”. Dejémoslos en paz, a menos que por supuesto ellos quieran destruirlo todo. La libertad
se termina en donde comienza la de los demás. Esto se aplica también a las emociones. Si considero
a mis emociones o mis dolores físicos como a “los demás” y permito que esos fenómenos se
produzcan dándoles el derecho a existir, entonces la “conciencia presente” en ese momento en mi
interior, emerge de manera natural. Doy libertad a mis dolores y a mis emociones como les doy
libertad a mis padres de ser lo que fueron, a mi pareja de ser lo que es, al mundo entero de ser como
es. Le doy la libertad a una relación amorosa de producirse puesto que las reacciones de causa y
efecto la han hecho posible. Igualmente, acepto que una relación amorosa se rompa puesto que las
reacciones de causa y efecto lo hacen imposible. Aceptando al otro, lo perdono automáticamente. Y
ese perdón libera mi alma. Hace desaparecer mi miedo y hace aparecer una energía de conciencia
que se asemeja al discernimiento. Es cuando negamos o luchamos contra la diferencia del otro que
agravamos los conflictos y que los hacemos durar dándoles fuerza. Vayamos más lejos; el otro, es
también las circunstancias. Actúo de la mejor manera que puedo pero dejo que los fenómenos se
concreticen como a estos les parezca. Le doy las riendas a Dios como Mental Supremo del
Universo, el cual dirige indirectamente los movimientos de la más mínima ramita de hierba. Si
todas las cosas provienen de las cadenas de causas y efectos, y sé que esa ley se origina de un
Brahmán Absoluto, no impongo el carácter que mi ego quisiera que ellas tuviesen. Le doy la
libertad a mi dolor de espalda, a mi dolor de diente, a mi muerte, al final o el renacimiento del
mundo. El Guía interior no se equivocó… las cosas son como son, puesto que Dios no se ha
equivocado jamás. Dejo al otro ser otro. Dejo al hombre o mujer que amo ser otro. El ego
desaparece con la apropiación de los fenómenos. Dejo que mi pareja me 126 deje si me deja. Dejo
que la mujer que amo me abandone si ella así lo desea y no me llama más. Dejo al sol brillar, la
lluvia caer, el invierno llegar, la primavera regresar. Dejo a los cristianos orarle a Jesús, los
musulmanes a Ala y el bhakti-yogui orarle a Radha-Krishna. Dejo al mundo entero desgarrarse si no
puedo hacer nada para que elija concientizarse. Me deshago de las llaves del imperio egocéntrico.
El ego es un emperador que busca controlarlo todo. Acojo las relaciones humanas como un
fenómeno que se produce porque las cadenas de causas y efectos entraron en acción y yo les
permito ser lo que ellas deben ser, sin buscar dirigirlas hacia donde mi ego quisiera que ellas fueran;
y descubro en mí la conciencia inmutable. En lugar de cambiar a los demás, yo me cambio a mí
mismo encontrando una nueva actitud que pueda inspirarme. Me convierto en el cambio que
quisiera ver en los demás. Es decir que la realidad subjetiva es paradójica. Cada quien da el cambio
que imagine. Aunque queramos caer en cuenta, no será un camino fácil. Es una experiencia que
puede ser una agonía para el ego. Cuando éste se disloca un poco, el ego conserva suficiente
integridad para percibir que está zozobrando. Él se defiende con fuerza puesto que no quiere morir
y ser reemplazado por la conciencia inmutable del verdadero ego. Lo que muere no es más que una
ilusión y lo que viene es una realidad. No perdemos nada. Al contrario ganamos mucho. Es
necesario desarrollar una gran sed del absoluto para caminar en ese camino en donde no hay nada
más de lo cual agarrarse. En medio del océano tumultuoso de las aguas primordiales, la sola isla es
la confianza y el amor que me queda por el Guía Interior. Todo ocurre en nuestro interior. Es por
esto que es imposible comprender los gestos y deseos de los demás, sin ser uno mismo totalmente
comprendido. La acción en la inacción: yo actuó de la mejor manera que puedo sin estar apegado a
los resultados. Amo a mi pareja de la mejor manera que puedo sin estar ligado a los resultados de
esa unión. Liberarse de la materia burda y sutil no es ni una renunciación, ni una explotación. Nos
liberamos de la materia liberándola de tomar las apariencias producidas por las cadenas de causa y
efecto que la han creado. El emperador egocéntrico hace una metamorfosis a un ser de dedicación.
El ego deja de tomar, de devorar, de acaparar. En ese instante, las joyas empiezan a aparecer. La
conciencia no renuncia al dragón de las relaciones humanas que lo cabalgan. Es paradójico puesto
que al abandonar todo deseo de dominio, nos volvemos maestros de nuestras emociones. Es sin
duda por esto que se dice que un verdadero 127 maestro es antes que todo un sirviente. Es también
un liberador. ¿Si no hacemos un cambio en nosotros cuando las circunstancias lo imponen, como
podemos esperar que los demás cambien? La antigua regla de oro se enuncia de la manera
siguiente: “Haz por los demás lo que tu quisieras que ellos hagan por ti”. Podríamos decir entonces:
“Haz para ti mismo lo que quisieras hacer por los demás”. Esto nos haría reflexionar sobre las
consecuencias directas de nuestros actos. Liberarse de los demás es ante todo liberarse de sí mismo.
Es en este momento, por el poder transformador de la conciencia, que hacemos una metamorfosis a
un nuevo yo, más libre que el anterior, más simple, más fluido, más feliz. La crisálida del corazón
Está dicho: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Algunas personas quisieran parecer grandes
actores, grandes profesores, o ser inmensamente ricos y celebres. Otros quisieran ser arzobispos y
tener un aire tan impresionante como el de un sabio. Pero justo ahí en el fondo, está el problema. Es
siempre el ego que quisiera un gran esto o un gran aquello. El ego hace dos cosas: se funde en las
emociones las cuales se le ha enseñado a captar como positivas y rechaza aquellas que ha aprendido
a percibir como negativas. Las dos actitudes son el fruto de un simple condicionamiento social. La
una como la otra no lleva realmente a ningún lado. El problema viene cuando creemos
generalmente que el pensamiento se sitúa en la cabeza. Los pueblos indígenas de Nuevo México
están persuadidos que todos los occidentales deben estar perturbados mentalmente ya que estos
últimos creen que piensan con sus cabezas. Para los pueblos, es totalmente natural pensar con el
corazón. ¿Entonces, qué se debe hacer? En lugar de tratar de progresar espiritualmente a pesar de
las situaciones felices o infelices del día a día, es posible retomar contacto con la parte divina
gracias a esas situaciones. Servirse de ellas como un trampolín. Yo avanzo gracias a mis miedos y a
los inevitables sufrimientos de la vida, en lugar de esforzarme a ser sereno a pesar de mis miedos y
mis tristezas. Pensar con el corazón. Si pienso con la cabeza, estoy siempre en conflicto con lo que
ocurre, y me encuentro en guerra abierta con mis emociones. De esta manera me quedo en la
plataforma mental, y no progreso en lo más mínimo. Mis emociones me controlarán 15 años, 30
años, 60 años… Ellas me darán la vaga impresión que soy el discípulo de un gran swami o de un
Cristo, de un Krishna, de un 128 Buda o quien sea, no importa. Así, puedo cantar grandes mantras,
o dar miles de vueltas en el molino de las oraciones, sin hacer el más mínimo progreso espiritual.
Debe llegar el día en que yo deba establecer una neta diferencia entre lo que soy y el
desencadenamiento intempestivo de mis maremotos emocionales. Se vuelve urgente descubrir el
“Pequeño Dios” de mi corazón. Descubrir el “Pequeño Pulgarcito” sentado al fondo de mi
conciencia. Gracias a Él, no me perderé más. Tengo una gran necesidad de algo que pueda
sustraerme del simple funcionamiento emocional. Por ejemplo: elevo mi espíritu por la
visualización y el imaginario mental, invoco una presencia de compasión y de gracia
omnipenetrante. Creo un tipo de ritual con el fin de no darle más rienda suelta a mis impulsos. A
través de la visualización u otro método, debo crear un tipo de fluidez mental suficientemente
sugestiva, de manera tal que pueda des-identificar mi conciencia de la corriente impetuosa de la
tristeza, de la ira o del miedo. El ego no debe llevarme sin cesar hacia los espejismos de mis
frustraciones crónicas. Es inútil apresurarse: cada milésima de segundo tiene su propia plenitud…
No es un deber que me impongo o que un maestro me obliga a hacer. Es mi elección divina. Es mi
alegría. Si te sientes como si estuvieras en una prisión, bendice los vínculos que te encadenan. Esas
cadenas son tu crisálida de transformación. La larva se cierra en una crisálida estrecha y se
encuentra encarcelada. Pero esta incubación es para ella un refugio y ella lo recibe con gratitud ya
que tiene confianza en el propósito alegre de ese confinamiento. Por la fuerza de visualizarte como
mariposa que se eleva libremente hacia los rayos del sol, la larva se convierte en mariposa. Sé
agradecido con las cadenas de tu crisálida espiritual ya que es la etapa a tolerar, antes de que venga
la presencia majestuosa de la vida unificada. Activa por la potencia de la conciencia, un
acoplamiento entre las ondas de la larva y las ondas de la mariposa. Visualiza un encuentro, e
incluso un “palpar terapéutico” entre tu, tal como eres ahora, y el otro tu, tal como quieres ser.
Focaliza tu corazón en pensamientos de compasión. Bendice a las personas enojadas contigo.
Envíales ondas de luz. Piensa que ellos no dicen cosas malas de ti por maldad, sino por causa de un
sufrimiento mental. Reconoce que las personas que te calumnian lo hacen para enseñarte la
tolerancia. Al atacar tu reputación y tu honor, sus acusaciones mentirosas pueden incluso ayudarte a
desapegarte de ciertas partes de ti mismo. Localízate por encima de las difamaciones amando a tus
enemigos. Sé compasivo con tu crisálida. Transmite luz a todas las otras crisálidas, es decir a todos
los otros seres, humanos y animales, los cuales esperan, a 129 veces en el dolor, el momento de
volar libremente en el sol de la liberación. Cada día, siéntate tranquilamente en un rincón de paz en
tu vivienda, respira profundamente y dí: “Expreso el deseo de hacer el bien y ser la felicidad de
todos los seres vivos. Que ellos puedan ser liberados de todo dolor. Que todos podamos abrirnos al
Amor de Dios y abrir nuestras alas de luz”. Encontrar tu curandero interior La música terapéutica
me ha enseñado, que yo no sabía gran cosa del tema de la sanación. Cuando yo creía saberlo todo,
me di cuenta que no sabía nada. Lo esencial está en otro lugar. Lo que sana no es en realidad lo que
hacemos o lo que damos a un enfermo. Existe una fuente de sanación en nuestro interior. No es un
combate contra la enfermedad. Es una fuerza que vive en nosotros y que se asemeja a una fuente
inagotable de substancia feliz. Los médicos se vuelven con frecuencia agresivos, cuando se les
habla de esta fuente. ¿Qué podemos hacer al respecto? Cada quien hace lo que puede. Incluso si,
por la repetición de programas de educación prefabricados, nos hemos vuelto curanderos o médicos,
debemos ser humildes. Tengamos en cuenta que hay muchas cosas que escapan a nuestro
entendimiento, pero que son a pesar de todo reales. Aceptemos esas cosas y su verdad con
humildad. Tarde o temprano, debemos darnos cuenta que la inteligencia está bloqueada por lo que
se le ha inculcado. Algo me parece claro: la química médico-mental y la tecnología quirúrgica no
son la parte fundamental del arte terapéutico. Lo que es fundamental, son nuestras emociones; es
decir que el punto de partida de toda la medicina debería ser, el resentir de aquel o aquella que
busca la sanación. Sanar es sobretodo recobrar la paz del corazón. Es decir, sanar “el cáncer del
alma” antes que sanar el cáncer del cuerpo. Tratar de sanar un absceso emocional mientras se sana
un absceso dental. Cuando el alma está preocupada, se contrae y, por resonancia, el cuerpo se
endurece y se vuelve doloroso. Las tensiones pueden ser tan fuertes, que los músculos mueven los
huesos y el dolor se instala. Uno de los terapeutas de todos los tiempos, Jesucristo, instruía sus
discípulos: “No se preocupen por su vida, por lo que comerán, ni por su cuerpo, o con qué los
vestirán”. Entre más eliminemos el número de nuestras supuestas necesidades, más seremos ricos
en tiempo libre, ricos en libertad, en fluidez de serenidad interior. Al disminuir el deseo de ser
importante y reconocido, se disminuye igualmente la preocupación y 130 el miedo. Ese deseo de ser
alguien importante, de ser celebre y de obtener el primer lugar o de tener una posición envidiable,
es en realidad una fuente de estrés y angustia. Al darle las llaves del control del mundo a alguien
más, nos sentimos inmediatamente liberados de toda aceleración en el entorno. El deseo de
reconocimiento es un fuego inútil que quema el vientre y amarga el corazón. Sanar también implica
sanar del sistema social, que nos lleva en su loca carrera, en la cual nos agitamos sin parar. Crear
grandes empresas no es una obligación. El éxito más grande es el éxito del corazón. Liberar el
corazón de los celos, de la envidia, del deseo de obtener el éxito de otros; tal liberación es una
verdadera sanación ya que los parásitos de las formas-pensamientos se vuelven inofensivos. La
pureza del corazón, produce una sensación de ligereza en el cuerpo, el cual puede entonces retomar
sus fuerzas. En lugar de luchar contra el tiempo, contra la muerte, y de batallar por obtener cosas
difíciles de adquirir, el espíritu se desapega reconciliándose con su propia existencia. No te sientas
culpable por estar enfermo, viejo, o a punto de morir. Es la naturaleza misma del cuerpo físico y
ésta afecta solo al cuerpo. La enfermedad, la vejez y la muerte son de todas maneras las cosas más
naturales del mundo, y todo el mundo debe obligatoriamente un día u otro sufrir sus efectos. Todo
lo que nace debe morir. Todo lo que muere debe renacer. ¿Por qué tendríamos vergüenza de decir la
verdad? Sanar es también estar enfermo en paz, envejecer en paz, dejar el mundo en paz. Es inútil
aferrarse, cueste lo que cueste, a cosas que solo pasarán. Al llegar a los últimos extremos del
funcionamiento físico, sanar es también apagarse en paz. La larva del cuerpo de materia libera a la
mariposa del alma. Sanamos del miedo a morir. Morir en armonía con la muerte, es una manera de
sanar “del” cuerpo, es decir, de esa obsesión que nos hace creer que solo somos un cuerpo físico.
No tratemos de no mostrar el sufrimiento que nos rompe el corazón, bajo el pretexto de querer
cultivar una imagen positiva y solo mostrar el lado soleado de nuestra vida. Desapego es también
retirar la máscara de nuestra supuesta perfección. Todo lo que nos carcome desde el interior podrá
entonces escaparse. Y seremos libres. La mitad de la sanación reside en el sano deseo de vaciar el
corazón de una buena vez y de ponerse a la escucha de tu sanador interior. En verdad no podemos
disociar la sanación del cuerpo físico, de la del cuerpo sutil-emocional. Deberíamos preguntarnos:
“¿Qué es lo que hace que mi corazón sea pesado de esta forma y no me permite 131 sentir la alegría
y la vitalidad circular libremente en mi cuerpo? ¿Es la amargura de haber tenido menos “éxito” que
mis amigos? ¿Es el arrepentimiento de haberme embarcado en tal o tal aventura? ¿Es la amargura
de no haber hecho lo que pienso que debería haber hecho? ¿Es la tristeza de haber sido rechazado,
abandonado, o de haber rechazado yo mismo a alguien que necesitaba ayuda? ¿Es el “demonio” de
la compasión conmigo mismo? ¿Es esta rabia enterrada, de haber dicho siempre sí a todo sabiendo
que no lograba decir no? ¿Es ésta cólera encapsulada, tragada y muy bien camuflada en mi pecho?
¿Es la vergüenza y la culpabilidad de hacer lo que no quiero hacer y de no hacer lo que quiero
hacer? ¿Cuál es la emoción toxica que me carcome poco a poco? ¿Es el desespero muy bien
disimulado en el fondo de mi corazón, desespero de haber rechazado una parte importante de mi
mismo, con el único objetivo de resignarme a seguir reglas sociales o religiosas muy apremiantes?”
Todas estas emociones bien retenidas en el fondo de mí y que difícilmente logro reconocer son
vibrantes, vivientes, las cuales, por el hábito de gritar en silencio, terminan por volverse
violentamente contra mí. Las personas que buscan el suicidio no quieren matarse realmente, lo que
quieren matar son todas esas cosas que gritan en su interior; las cuales son dolorosas, les hace sufrir
y no logran reconocer. Una parte de la solución sería la de encontrar lo que los médicos de otros
tiempos llamaban con sabiduría “vix medicatrix naturae”, es decir, la fuerza natural de imponerse
sobre la desarmonía. Uno de los encuentros más extraordinarios que podemos tener a lo largo de
nuestro fascinante viaje hacia las profundidades del ser humano, es el de ver cara a cara nuestro
sanador interno. Es él quien posee el poder que tiene la naturaleza para sanarse a sí misma. ¿Cómo
hace la naturaleza para sanarse a sí misma? Parece ser que el milagro, una vez más, se produce al
instante en el que la intención de sanar aparece. Todo el organismo parece entonces pasar “al modo
revolución”. Viejas escamas se caen del corazón liberando recuerdos a mitad sepultados. Voces
viniendo del pasado se hacen escuchar. Empezamos a deshacernos de antiguas neurosis que se
asemejan a fantasmas instalados en nuestras regiones subliminales. Una verdadera purificación del
inconsciente interviene. Nos desprendemos de nuestros estados tóxicos. Pero ese desprendimiento
debe ser necesariamente provocado por un cariño a una vibración superior. Cultiva un ideal. Tu
ideal será el desencadenador de tus sanaciones espirituales. 132 La vibración de tu conciencia es la
señal de la presencia de tu alma. Para que ella sea superior ella debe ser natural y no debe
confinarse en aquello que es profesionalmente “religioso” o “médico”. Aférrate a esa vibración
espiritual, mística, la cual ignora espontáneamente toda afiliación, para así explorar en profundidad,
el desarrollo infinito del potencial humano, en armonía con el divino. La sanación del alma es un
fenómeno natural, no es una disciplina religiosa. Podemos lograr liberarnos de la tiranía de nuestras
emociones inferiores al apegarnos a la emoción superior del infinito que está en nosotros y en todas
las cosas. Es psicológicamente radical. Todo tendrá de repente una tendencia a ser desdramatizado.
Las perdidas graves se vuelven menos graves. La desaparición de un empleo, la pérdida de un ser
querido, el sentimiento de la juventud perdida para siempre, e incluso el miedo anticuado a la
muerte, nos aparecen bajo una nueva perspectiva más clara; esta nueva perspectiva cierra bien
nuestras cicatrices. Si yo soy una chispa de vida inmortal residiendo por algunas décadas en un
cuerpo físico temporal, las anécdotas de esta corta existencia pierden su sentido de gravedad.
Reconoce tus tristezas escondidas, reprimidas; hazlas resurgir, que ellas puedan por fin salir a la
superficie de tu conciencia, y entonces contémplalas con la claridad de su inmortalidad espiritual.
Toma conciencia de tu posición constitucional en el espacio y recuerda las separaciones, los abusos,
los robos, las agresiones, y todos los incidentes, accidentes y golpes duros de su vida. Frente a la
contemplación silenciosa de tu eternidad y del potencial de tu alma, puede que el montón confuso
de dificultades disminuya ante tus ojos hasta volverse nada más que un puñado de detalles
insignificantes. Ten total confianza en tu sanador interior y siente la calma de las profundidades.
Estar en calma y no hacer nada son dos cosas totalmente diferentes. En el momento en el que tus
tristezas reprimidas reaparezcan del fondo de tu subconsciente y que las confrontes con la
naturaleza indestructible de tu fuerza vital, es bien probable que tu sistema inmunitario aproveche
para regenerarse. Y he ahí la aparición de una remisión espontánea. Incluso frente a una situación
aparentemente desesperada, tenemos el poder de tener la intención de cambiarla. Parte a la
aventura. Sal a la búsqueda del sobreviviente en ti el cual sobrevive a la disolución de la materia.
Tus dificultades estarán siempre presentes, pero estas empezarán a resbalar en ti como el agua
resbala en el plumaje de un ave. Si las grandes 133 enfermedades permanecen misteriosas a los ojos
de la ciencia, las grandes sanaciones lo son de igual manera… Si la enfermedad es posible, la
sanación también lo es. Nunca cierres la puerta a la esperanza. Si el azar no existe, las falsas
esperanzas tampoco. La palabra “sanar” en francés guerir, viene de “guarir”, del germánico
“warjan”, que significa liberar y proteger. Nos liberamos de algo. Sanamos de una tristeza, de una
preocupación, de un mal moral, nos deshacemos de un defecto. Es una consolación, un remedio,
una mejoría. Mejoramos, nos restablecemos, cicatrizamos. La sanación es un apaciguamiento, una
liberación. Se dice que una sanación completa con frecuencia es “inesperada”. De hecho, siempre se
trata de una resurrección. Podemos ver que muchos médicos no hablan más de sanación.
Actualmente ellos emplean la palabra “mejoría”. A los ojos de estos médicos usted no ha sido
“sanado” usted está solamente… en mejoría. ¿Por qué tener miedo a una resurrección? ¿Será
porque no es legal? La palabra legalidad no es sinónimo de honestidad. ¿Por qué desconfiar de la
sanación cuando no hay nada que reprochar? En los inicios del estudio de medicina, se debería
aprender tres cosas fundamentales: 1- la humildad; 2- la cabeza no es la sede de la conciencia; 3- la
muerte es un paso hacia una dimensión que no es local. Si estos tres conceptos fueran enseñados,
los médicos no tendrían miedo ni de acompañar la muerte ni de integrar la sanación. En lugar de
esto, se forman “súper plomeros” de los cuales sus tubos son la histología, la anatomía, la
semiología, la bioquímica, la psicología, etc. Y esos “súper tubos” cuestan una fortuna a la
sociedad, además de ser una de las causas más importantes de mortalidad hoy en el mundo.
Dejemos de ocultar lo más importante de la medicina: la sanación, el acompañamiento, la
comunión, la intención de compartir, la compasión, el Amor, la escucha, la atención dada a la
persona humana y única a la que se está sanando. ¡Afortunadamente, más y más médicos tiran las
ofertas tentadoras de las compañías farmacéuticas a la basura, sus certificados y diplomas en los
armarios y ponen al fin su esfigmomanómetro en el fondo de un cajón, para dotarse de un…
corazón! Es haciendo este maravilloso acto de magia que ellos encontrarán las llaves del milagro de
la sanación. Ellos descubrirán el arte de vivir de los médicos de la China antigua, de los médicos
esenios, la ciencia del Ayurveda, la de los médicos del antiguo Egipto, así como de otros que dejan
las ganancias a un lado y se interesan en la vida, en la conciencia, en la salud y la sanación.
Finalmente, ellos se pondrán al servicio inmotivado e ininterrumpido de su sanador interior. El
futuro es radiante. Día a día, muchos buenos y 134 verdaderos médicos comienzan a reconocer que
más allá de las técnicas, de la leyes, de los protocolos, de los métodos y de los automatismos de
prescripción, esta “la vida”; es decir, algo más grande que todo lo que les ha sido enseñando, algo
sagrado que ellos no pueden mirar más con un aire condescendiente y el cual hace, a pesar de ellos
mismos, la diferencia entre la vida y la muerte. La competencia entre la medicina natural y la
medicina legal es inútil. La una no tiene nada que ganarle a la otra. No hay rival a vencer. Muchos
de los problemas neuróticos provienen de esos enfermizos celos de la competencia. El sanador
interior no se interesa en los síntomas de la enfermedad. El deja ese trabajo a la medicina oficial del
momento. El no practica ilícitamente la medicina ya que de hecho el no practica ninguna medicina.
Todo lo que él trata de hacer es ir a la última causa de la enfermedad. El está interesado en saber
“por qué” tal o tal virus pudieron desarrollarse, “por qué” las defensas inmunitarias disminuyeron,
“por qué” tal accidente se produjo. Para él, el hecho de sanar quiere decir encontrar en si la
serenidad. Para ir a la fuente de nuestras enfermedades, nuestro sanador del corazón nos preguntará:
“¿Habrás olvidado pedir perdón a alguien?”; “¿Aun sientes ira contra alguien?”; “¿Estás enojado
con alguien en particular?”; “¿Le has dicho te amo al ser que amas?”; “¿Te preguntas si hay alguien
en tu vida al que no le hayas agradecido?”; “¿Te sientes aún culpable por algo?”; “¿Sientes
vergüenza por haber hecho algo hoy de lo cual te arrepientes?”. Es encontrando las respuestas claras
a este tipo de preguntas, que nuestro sanador trata de reconciliarnos con nuestra existencia.
Entonces, la armonía vuelve y el corazón se calma. De hecho, es una obra de caridad ya que las
personas que encuentran la paz en ellos mismos, también hacen reinar la paz en el mundo. Entre el
mundo humano y el mundo divino Si mi espíritu envía una mala información a mi cuerpo, esto
abrirá la puerta a un estado de enfermedad. La información es generada por la convicción. Esto
explica el poder del efecto placebo, si yo estoy seguro que tal o tal pastilla mejorará mi estado, ella
lo hará, así las pastillas contengan productos químicos poderosos o harina inofensiva. Es la
convicción en el poder de la sanación, de tal o tal método, que da al cuerpo el poder de auto sanarse.
Lo importante es transmitirle al cuerpo la buena información y 135 repetir el ejercicio hasta que la
reacción se desencadene. Existe una correlación entre creer y ser. Dicho de otra manera, lo que soy
corresponde a lo que creo. Podemos decir también que lo que soy depende de lo que creo,
conscientemente o inconscientemente. Existe una relación, una reciprocidad y una interdependencia
entre las emociones que llevamos profundamente guardadas en nosotros y la manera en la que nos
comportamos. Tenemos la impresión que las islas de Hawái y las islas de la Polinesia están
separadas por el océano Pacífico. Es verdad a nivel superficial, pero en realidad, están ligadas las
unas con las otras en profundidad por el fondo del océano y la capa terrestre. De la misma manera,
tuvimos el hábito desde la época de Descartes de creer que el cuerpo y el espíritu son dos cosas
separadas. Es una pura ilusión ya que están sub conectados por un campo de información común.
Esto parece ser una sorpresa para aquellos que escriben los programas de educación, en medicina
como en otras disciplinas; pero sin embargo, las filosofías tradicionales han enseñado y transmitido
esta verdad desde los tiempos inmemorables. ¿Qué es lo que nos muestra el efecto placebo y el
poder evidente de sanación o destrucción de nuestras creencias? Nos muestra lo que los pueblos
precolombinos sabían desde siempre, es decir, que existimos en un mundo que no está constituido
únicamente de materia inerte y que el ser vivo no es un robot inconsciente, el cual obedece
pasivamente a las leyes físicas sin meta ni dirección. Es la conciencia que anima a la materia, ya
que la conciencia genera la información que constituye la fibra fundamental del universo. La
conciencia es la señal de la presencia del alma en la materia, del conjunto de las galaxias hasta el
corazón de los átomos. Cuando el alma deja a la materia, el cuerpo se descompone. En cada célula,
la luz de los bio-fotones refleja la vida del alma. Cuando la luz del alma deja el cuerpo físico, los
bio-fotones de las células del cuerpo se apagan. A ese fenómeno se le llama la muerte, pero solo es
la muerte de un cuerpo físico. La luz del alma prevalece e irá a animar otro conjunto de materia.
¿De dónde viene la conciencia luminosa del alma? Ella emerge de la Madre Divina, matriz
universal con la cual ella comparte la misma naturaleza, las mismas cualidades y con la cual ella
busca constantemente recrear una relación. La Madre y el alma no estarán jamás totalmente
separadas. Examinando y organizando profundamente la realidad, los físicos terminarán 136 por
descubrir una ecuación que procurará una visión bastante precisa de la situación de las cosas, en
función de la omnipresencia de la fuente de las energías. Y lo lograrán ya que se han puesto en la
tarea de buscar los procesos originales de la proveniencia de las partículas y las estrellas. Ellos
tratan igualmente de descubrir la substancia de donde emergen los seres vivos conscientes al igual
que los principios que los ponen en relación y los unen. El Veda, precisa que existen tres categorías
de energía que emanan del “ParamBrahman”, el Divino Supremo: “param-shakti”, la energía
espiritual; “prakriti-shakti” que representa la energía de la materia, y “tatashta-shakti” que engloba
la conciencia de los seres vivos. Tarde o temprano, el estudio de la realidad deberá hacer una
distinción entre estas diferentes energías. Einstein, que se encontraba en la búsqueda de la armonía
del “espíritu de Dios”, se hacía preguntas las cuales los astro-físicos evitan. Él quería saber en
particular, por qué las galaxias no se derrumban bajo la potencia fenomenal de la gravitación. ¿Qué
es lo que hace flotar los astros en el espacio? El imaginó, para responder a este enigma, la existencia
de una “fuerza” que se sumaría a las energías cósmicas que él llamo: “constante cosmológica”. Su
intuición se acercó a la descripción védica, puesto que el antiguo Purana nos enseña que una
“fuerza” efectivamente sostiene los planetas. Además, que ésta fuerza es un poder consciente, vivo
e informado. En el Veda ésta fuerza se llama “Balarama”. La palabra “Rama” indica la suma de
todo lo que es benévolo y “Bala” significa precisamente “fuerza”. Balarama es una expansión
directa de Maha Purusha, el “Gran Director” del Universo. ¿Y si Dios fuese también una
Conciencia Armónica que pone en relación las vibraciones diversas súper-codificadas del Universo?
Eso es lo que hace la pareja divina Radha-Krishna, de la manera en la que la revelación védica nos
lo muestra. Según el Veda, todas las vibraciones y todas las energías emergen de Radha-Krishna por
el intermediario de múltiples expansiones más o menos plenarias que entraron en relación, con el
fin de crear una armonía cósmica, presentando los elementos todos semejantes, y de los cuales las
partículas son, simultáneamente; una e inconcebiblemente diferentes. Todo emana de una
Conciencia Única y es simultáneamente unificado con ella y separado de ella. Hay entonces
simultaneidad de la unidad en la multiplicidad. ¿Qué es lo que tiene que ver esto con la vida de
todos los días? Tiene todo que ver porque “esto” reconoce que la vida y la conciencia hacen
integralmente parte de la 137 manifestación cósmica y, sobretodo, que la conciencia y el
pensamiento no son sub-productos de una arriesgada y fortuita explosión. Esto significa que la vida
y la conciencia no provienen de la materia inerte, que ellas emergen de la Conciencia ella-misma
(simultaneidad) y que por lo tanto, ellas poseen las mismas cualidades, la misma naturaleza
(unidad), pero en cantidad infinitesimal (multiplicidad). Tu no eres únicamente ese cuerpo el cual
crees ser, eres conciencia, no diferente de la Conciencia-Dios. Lo que sería muy bueno tener
presente de todas estas ideas, es la correlación y la coherencia casi total entre las partes y el Todo,
entre el mundo humano y el mundo divino. El estudio de la luz nos da un esquema perfecto de esta
armonía que existe entre la Entidad Absoluta y los seres vivos, los cuales hacen parte de ella. En
otras palabras, la luz es un reflejo de la armonía existente entre Dios y los hombres. La luz es el
compuesto de ondas de las cuales los ritmos y fases permanecen constantemente en armonía.
Algunas fuentes de luz permanecen coherentes incluso cuando las ondas luminosas son proyectadas
muy lejos en el espacio. Todo el Universo es, también coherente; lo que quiere decir que llegamos a
la siguiente observación de implicaciones mágicas: lo que le ocurre a cada una de las partículas del
Universo le ocurre también a todas las otras partículas. Yo recuerdo que cuando mi padre se
enfadaba y se angustiaba, todos los miembros de nuestra pequeña familia se enfadaban y
angustiaban. Si comparamos la realidad a un sistema, podemos decir que en ese sistema todas las
partículas tienen el poder de sintonizarse instantáneamente en la misma información, de la manera
en que todas las televisiones de una ciudad tienen el poder de sintonizarse en la misma emisión.
Esta coherencia existe también en física, en biología o en espiritualidad ya que todo está unido en la
naturaleza. Cada cosa presenta una relación lógica con toda otra cosa. Nada es independiente. Todo
funciona por afinidad. Los átomos se influencian los unos con los otros. Redescubrir esta sincronía
entre las cosas y los seres, entre las estrellas y las hormigas, entre las galaxias y las abejas podría
realmente ayudarnos a salvar el planeta. Un terrorista que toma consciencia de la interdependencia
que existirá siempre entre la extrema crueldad de sus actos y el extremo dolor de su propio destino,
se despoja de las ganas de matar. ¿Y si la conciencia de la armonía pudiera salvar la Tierra? Existe
entonces una lógica entre el mundo divino súper-subjetivo y el mundo humano objetivo. Su campo
de existencia corresponde en todo sentido, a la 138 realidad de sus sentimientos. ¿Cómo funciona?
Es simple: en primer lugar, la realidad de tu cotidianidad, refleja tu sentir; segundo, la vida que
creas se asemeja a las fuerzas que emites, sintiendo por adelantado la experiencia de tus deseos ya
manifestados; tercero, esas fuerzas de energía se ponen en movimiento y generan el campo de
proyección sutil de tu deseo. Entre el divino y el humano, el mundo astral recibe la frecuencia sobre
la cual su proyecto vibra. Un sistema energético es entonces creado y la Conciencia Unificada no
hará más que darte el resultado bajo la manifestación concreta. Visualiza como si ya hubieses
recibido el objeto de tu visión. Tu visión del mundo está ligada a la visión que la Madre Divina
tiene de ti. Los dos mundos son interdependientes y es precisamente esto lo que da a tu conciencia
su poder milagroso de co-creación. ¿Crees en los milagros? Sé claro en tus intenciones de bendecir.
El Espíritu del Universo no toma en consideración los motivos que podrían estar escondidos. Si
pides algo en particular, asegúrate que la respuesta a tu pedido ya esté presente en tu imaginario
mental y en los sentimientos que empapan tu corazón. Conocer ésta verdad intelectualmente no es
suficiente. Es crucial que la repitamos una y otra vez hasta que ella deje una huella imborrable en
nuestros subconscientes. Que tu deseo viva en ti y que tu aura sea bañada con tu deseo día y noche
sin interrupción. Simultáneamente, abandona completamente el interés por los frutos de tu
meditación, tus oraciones y tus afirmaciones. Amándote a ti mismo, olvida tus intereses personales,
ya que estos te detendrán totalmente. Haz abstracción de la voluntad ligada a tu ego, tu personalidad
terrestre temporal. El estrés saldrá de ti por completo. Únete con tu individualidad espiritual
inmortal. Que tu pedido sea benéfico para el universo entero y que todos los seres vivos se
beneficien también. Haz un voluntariado cósmico. Obra de manera no egoísta y conocerás la paz
del corazón. Abandónate a la gran corriente universal de la conciencia y conocerás la paz del alma.
Practicando constantemente la oración (o la afirmación, lo cual es lo mismo) relacionada a tu visión
o a tu sanación, deshazte completamente de todos los resultados deseados. Espera pacientemente
que la rosa magnifica que está en ti se abra sin forzarla. No te decepciones por el silencio de Dios.
Considera que la gracia ya está en ti y continúa viviendo tu vida, rodeándote de tu visión, sin
apegarte a tu manifestación o no manifestación. 139 Ve más allá de las alegrías y de las penas de la
vida. Diviértete nadando en las olas del océano que se sitúa más allá de los éxitos y fracasos. Ponte
una cita contigo mismo en el jardín del no juzgar. En ese lugar mágico y secreto, lo que está bien
hecho o mal hecho no tiene razón de ser. En el jardín del desapego, el milagro más grande ocurre a
cada instante: nos aceptamos tal y cual somos. Ese milagro es el de la aceptación de sí mismo sin
condición, sin juzgar, sin culpabilidad, sin vergüenza, sin frustración, sin esperar, sin preocupación,
sin ningún pedido en particular relacionado con la estrechez de nuestro paso por esta tierra. Al
contrario nuestro pedido se abre hacia el bien de todos, siendo conscientes que hemos recibido todas
las gracias divinas las cuales están en resonancia con el punto preciso en donde nos situamos ahora,
en el camino de la evolución de nuestra conciencia distinta. Sigue pidiendo y orando, evitando la
tensión interna de esperar algo a cambio. Esperar una recompensa por nuestras oraciones
desencadena una fuerte resistencia interior que no permite el descenso de la gracia divina. La
verdadera fe que mueve montañas es una certitud desprovista del motivo relacionado con el ego
efímero, liberada de toda expectativa y todo juicio. La confianza en el Espíritu nos recibe tal y
como somos y recibe al mundo tal y como es. No ores para que una sanación milagrosa ocurra.
Desapégate de ese imperativo. Si “pides” sanación, no haces más que darle más fuerza a la
enfermedad. Si quieres ver surgir el milagro en ti o en el ser amado, vive en la certitud irrevocable y
definitiva de la sanación como una realidad. Cúbrete con esa sanación como cubriéndote con un
manto de luz y de alegría. Que tu alma sea portadora de la emoción de sanación, en resonancia con
las ondas del amor sagrado y sintiendo en todo tu ser que esas cosas maravillosas existen realmente,
en ti y tu alrededor. Asúmelas como parte de tu realidad. Tu cerebro no hace ninguna diferencia
entre lo que es real y lo imaginario. Para tu cerebro, lo que percibes como una realidad o lo que
imaginas real es exactamente lo mismo y las reacciones provocadas son exactamente las mismas.
Lo único que bloquea la energía del cerebro es el hecho de querer a todo precio, que un resultado se
manifieste necesariamente. Esta obsesión por la recompensa crea una barrera infranqueable entre tu
deseo y tu manifestación en la materia. La obsesión puede incluso activar el efecto inverso. No
esperes nada, así que no hagas pedido, ya que el Espíritu no recibirá tu mensaje, y tus esfuerzos
estarán perdidos. Si quieres ser escuchado y la puerta de la paz interior se abre para ti, alégrate con
sentir y agradecer. Y respira tranquilamente. 140 Con el corazón lleno de gratitud, pase lo que pase,
acomódate en un lugar pacífico y tranquilo y siente en el fondo de tu corazón que la sanación ya
ocurrió, que la liberación ya ocurrió, o que tu nueva empresa ya obtuvo todos los éxitos posibles.
Que tu mental no se perturbe por un pedido o una oración de mendigo, más bien que sea
estabilizado por una confianza y una oración de gratitud. Y no lo hagas para ti solamente ya que
esto crearía una fuerza contraria, hazlo como un servicio al universo, para un mundo mejor, por la
felicidad de las almas que caminan contigo en la tierra. De esta manera se creará en ti un verdadero
cambio de corazón, de conciencia y energía. Y ese cambio creará una fuerza favorable a la
obtención del objeto de tus deseos. Crearás de esta forma un lugar sagrado en tu interior que será el
espacio inmaculado en el cual el guía interior vendrá a confirmar el buen fundamento de tus
sentimientos. Aprende cómo modificar tu realidad y se feliz. ¿Por qué mi vida no tiene el brillo que
yo quisiera que tenga? Cuando le hago la pregunta a mi ángel interior esto es lo que me responde:
“La creación de las condiciones de tu vida es lo que tú eres. Tu “yo soy” crea tu “Yo Soy”. Lo que
tú escoges para vivir como experiencia de vida, será en lo que te conviertas. Si tu cuerpo físico tiene
la capacidad de enfermarse también tiene la capacidad de curarse. Tú estás entonces en el derecho
de convencer a tu conciencia que tu cuerpo ha sido curado, porque la sanación ya existe en algún
lugar, potencialmente, en tu cuerpo. No eres lo que haces, eres más bien lo que sientes. Con la
presencia en tu corazón, de un fuerte sentimiento de gratitud hacia la vida, solo la gratitud podrá
manifestarse en tu vida. Con la presencia de la ansiedad, solo la ansiedad se manifestará. Con la
presencia de la serenidad, solo la serenidad se manifestará. Es un hecho irrevocable cuando la
conexión del cuerpo y del mental se hace de manera constante. La emoción modifica el ADN y el
ADN modifica los fotones de los que tu cuerpo está constituido. Ni las dimensiones, ni el espacio,
ni el tiempo detienen ese mecanismo. Existe entonces un lugar inmaculado en ti que trasciende las
fronteras materiales”. “Es legítimo sentir un sentimiento de paz en ti ya que la armonía esta ya
manifestada en algún lugar de tu cuerpo y de tu entorno. La capacidad de transformar tu vida, se
encuentra en el interior de tu conciencia. La vida no será jamás estática. Cada instante lleva en sí
mismo, su cualidad de novedad y de frescura. En ocasiones, tu existencia es aparentemente rota por
una serie de hechos que tu ego encuentra desastrosos; sin embargo, el 141 alma permanece
intocable y sabe que cada fin de mundo es un nuevo comienzo. Ese espacio puro en ti no será jamás
relacionado con los límites de la materia”. Existe en todos nosotros, un elemento que sobrepasa las
leyes de la naturaleza tales como las conocemos hoy en día. Y decimos que ese elemento es
sobrenatural. Sin embargo, todo funciona divinamente y naturalmente. Soy un átomo infinitesimal
del Todo-Completo Infinito. Soy un holograma divino. Y como tal, soy yo mismo un Todo-
Completo infinitesimal que posee potencialmente las mismas energías y la misma esencia del Todo
Completo. La sola diferencia es cuantitativa. Cualitativamente, soy Uno con Dios. “El”, bajo su
aspecto masculino, y “Ella”, bajo su aspecto femenino, me hicieron a su imagen divina. Para vivir
intensamente los milagros de nuestra propia naturaleza divina, se ha vuelto necesario trascender la
creencia que dice que este tipo de milagros hacen parte del dominio de lo imposible. Al ser chispa, o
partícula del Todo Cósmico, sin forma y sin nombre material, no soy para nada limitado por las
leyes contemporáneas de la biología o de la física. Estoy entonces en la medida de experimentar
desde hoy, los mecanismos milagrosos que los biólogos y físicos no pueden hacer entrar, al dominio
de las leyes que ellos conocen. Estos mecanismos son llamados milagros. Para alguien que
desconoce las leyes del aerodinamismo, un avión es un milagro. Y si desde hoy pudiéramos
servirnos de nuestra capacidad de auto sanar nuestra alma a través de mecanismos que se sitúan más
allá de las leyes espacio-temporales, diríamos que es un milagro. En realidad, todos esos fenómenos
que sobrepasan la física funcionan de manera divinamente natural desde hace mucho tiempo. Por
naturaleza, el ser humano es paranormal. Entre su oración y la transmisión de esa oración, no hay
distancia alguna. Su intención no necesita ser transmitida para ser comprendida por el Espíritu. La
energía no tiene que pasar de un lugar a otro a la velocidad de la luz o más rápido aun. El Alma
Suprema de Dios y el alma individual de una entidad viviente existen eternamente en un mundo no
localizado. Aunque de una manera, se puede decir que esas dos almas están separadas la una de la
otra, ellas tienen el poder de comunicarse entre ellas simultáneamente e instantáneamente. No existe
separación entre nuestra conciencia y la Conciencia de Dios. De la misma manera, un deseo, un
anhelo, una intención, una oración, un pensamiento, una bendición o una maldición, no se hecha a
volar de un espíritu para ir a otro lugar como lo hace por 142 ejemplo, una señal eléctrica. La
oración y la acogida a esa oración ya están conectadas. Existimos en un holograma cósmico. Es por
esta razón que toda cualidad del Espíritu divino que se manifiesta en un lugar preciso se manifiesta
igualmente en todos los otros lugares. Esta comunicación es omnipresente, instantánea y se presenta
simultáneamente a todo momento. Cada espacio del holograma universal es un reflejo de todos los
otros espacios. Toda sanación y toda realización existentes en cualquier lugar dentro del holograma
cósmico, existen igualmente en todas partes en este Universo. Todo está interconectado al mismo
instante en la tela de energía etérica que conecta y penetra toda cosa en nosotros y a nuestro
alrededor. Por el código silencioso de nuestras creencias y nuestras certitudes, tenemos el poder de
eliminar los obstáculos que nos separan de su manifestación en la materia y de hacer penetrar esas
posibilidades en nuestro día a día. Puesto que al nivel de las partículas sub atómicas, la realidad del
mundo en el cual evolucionas es holográfica, todo lo que es necesario para tu sanación o para la
manutención de tu existencia ya se encuentra a tu alcance, a cada instante y en todo lugar, así seas
una simple bacteria o un ser humano complejo y desarrollado. No hay comunicación de energía de
un lugar a otro. Solo hay una gran energía Omnipresente, multidimensional que percibe nuestros
sentimientos instantáneamente y nos los devuelve. En realidad puedes orar como si ya hubieses
recibido, ya que el efecto es simultáneo, puesto que no hay intercambio energético en el cual un
instante ocurriera, aunque éste fuese corto. Tu oración no se desplaza hacia ningún lugar en el
Universo puesto que ella ya está en todas partes en el holograma cósmico. Cuando tu intención se
manifiesta en tu conciencia o en tu corazón, automáticamente, ella se manifiesta en todas partes.
Ella ya está en el lugar, en el destino correcto, por la simple razón que tu lo creaste. Todo está en
Todo. Todo está en su lugar y todo es la gracia por la fuerza de la energía de nuestras creencias y de
nuestra imaginación. Conviértete en tu deseo más querido. Trata de serlo y lo serás. Los recuerdos
que memorizaste en los meandros de tu cerebro, reaccionan a las leyes del holograma universal.
Cada fragmento de memoria de un hecho, contiene todos los detalles de ese hecho. El más pequeño
detalle de un recuerdo refleja ese recuerdo completamente. El más mínimo cambio efectuado en un
fragmento de memoria, procura un cambio en todo el conjunto del cerebro. Por la naturaleza
holográfica de tu cerebro y tu 143 conciencia, toda transformación de actitud se refleja por todas
partes en el conjunto de la existencia. El más mínimo cambio en nuestros hábitos se reproduce
holográficamente en todos los aspectos de la vida. En lugar de sentir una sensación de carencia,
toma el hábito de tener un sentimiento de plenitud. En lugar de sentirte desafortunado, siente que
tienes suerte. En lugar de guardar el más mínimo síntoma de malestar físico, detecta en tu cuerpo
las señales de fuerza y de salud. Al modificar ligeramente una línea en un solo lugar del campo de la
conciencia, la energía de tu holograma interno desarrolla instantáneamente un cambio importante en
el conjunto de tu existencia. La vida es un sistema de realidades mezcladas las unas con las otras, y
las situaciones felices o infelices que se presentan constituyen el reflejo de situaciones vividas que
existen en la parte sub consciente del ser profundo. Es en esta región subyacente que descubrimos la
existencia del alma, fuerza vital holográfica, partícula infinitesimal del Holograma universal. El
corazón es el lugar del Amor Unificado. La energía súper estática de los mundos celestes se refleja
en el espejo del corazón. Ese espejo nos reenvía una imagen ultra luminosa en nuestro interior. Es
por esto que el corazón es el médium transparente entre el alma y la inteligencia. Ese médium se
hace sentir a través de nuestras percepciones sensoriales de dos maneras: el canto de nuestras
palabras y contacto de nuestras manos. Cuando el corazón está en relación con el Pensamiento
Sublime del Divino, logra fácilmente conectarnos con un aspecto de nosotros que es más grande
que nosotros. Descubrimos un nuevo “nosotros”, un nosotros santificado. La sangre del sistema
cardio- arterial no está solamente cargada de glóbulos de oxígeno; ella lleva también en su
corriente, todos los fluidos etéricos de nuestro sentir. La paz y la alegría regeneran el organismo, la
ira y los celos (es decir la frustración y el ansia) lo queman y lo destruyen “a fuego lento”. El
corazón se prende en llamas fácilmente puesto que está relacionado con el elemento fuego-aire. La
armonía es la coherencia cardiaca de todo el ser. Si registras tu vida en la vida de la humanidad, sin
querer acaparar, sin querer controlar, sin querer manejar, sentirás el loto de tu corazón floreciendo.
Serás subyugado, maravillado por la belleza divina de esa flor de luz. Además, ella florecerá por
todas partes a tu alrededor, sobre la Tierra y en el Universo. Lo que está abajo es como lo que está
arriba. En definitiva, la cuestión no es creer o no creer en los milagros. ¡Tú eres el milagro! 144 La
libertad del infinito El Infinito nos muestra la vía: él se libera de las antiguas convenciones para
beneficiar las expresiones libres del cosmos. Volvamos a las expresiones inmediatas. He ahí la
libertad infinita. Nuestra galaxia, la cual porta el buen nombre de Vía Láctea, no es más que una
pequeña galaxia entre las otras miles de galaxias vibrando en el espacio. Los cosmólogos que
escudriñan el cosmos comienzan a pensar en términos del Infinito. A causa de todas las anomalías
que opacan la célebre hipótesis del Big Bang y gracias a las observaciones hechas con la ayuda del
formidable poder de los telescopios, muchos cosmólogos hablan ahora de un “Meta-universo” que
se situaría más allá de nuestro Universo. ¡Deberíamos decir más allá de los Universos ya que
llegamos a la conclusión que deben existir una infinidad de Universos! Los nuevos astros físicos
nos hablan en términos de meta físicos… Esos cálculos corresponden a la cosmología védica. El
Veda no describe un solo universo sino una multitud de universos que forman un conjunto llamado
“el mundo de la ilusión”. Con una riqueza de detalles exuberante, la escritura védica describe
igualmente otro conjunto de universo, aquel que es real y eterno, compuesto por planetas inmortales
y el cual representa el origen de los mundos de ilusión que están, a su vez, a veces manifestados
durante algunos miles de años y otras veces no manifestados durante periodos igual de largos. Los
cosmólogos han notado que las galaxias están relacionadas con otras galaxias por un campo de
energía infinito, en el cual circula instantáneamente un flujo infinito de interconexiones. Ellos han
visto que el cosmos posee una estructura coherente y que su evolución parece estar dotada de una
conciencia y de una inteligencia. Todo está perfectamente orquestado y asombrosamente bien
ajustado. Las galaxias evolucionan por un movimiento regular, de la misma manera en todas las
direcciones, sin variación y de una manera uniforme. Sus movimientos son sincronizados y flotan
en un campo invisible de energía etérica, que emite y recibe instantáneamente una multitud de
informaciones que aparentemente emanan de una Conciencia Universal. Los físicos observan que
las partículas sub atómicas están interconectadas y parecen estar a la escucha la unas con las otras,
en un campo de energía no-inerte y sobre todo no-local. En lo que concierne al interior de las cosas,
los biólogos observan igualmente los mismos fenómenos de sintonía y de 145 intrincación. ¡Lo que
le ocurre a una célula les ocurre a todas las demás! Y lo que ocurre al exterior influencia lo que
ocurre al interior. El todo es indisociable del todo, al infinito, en lo infinitamente pequeño de la
microfísica como en lo infinitamente grande de la cosmología. De la misma forma, nuestras
conciencias están relacionadas las unas con las otras por el mismo campo de energía. Ese campo de
energía omnipresente está “omni-informado”, es divino, puesto que al ser parte integral de Dios, no
es diferente de Dios y no tiene entonces otro origen que él mismo. La omnipresencia de ese campo
infinito transporta instantáneamente nuestras oraciones de intersección, no importan las palabras
con las que oremos. Cuando nuestro espíritu se concentra y cuando una fórmula de oración es
repetida con sentimiento, en el campo de energía consciente opera una transmisión de fuerza
espiritual; que hace pasar de una persona a otra, nuestras influencias de sanación portadoras de
información, de protección, de apaciguamiento y de restablecimiento. Todo lo que ocurre en el
cosmos ocurre también en nuestro cosmos interior. El Universo es coherente puesto que él deja
circular libremente las trasmisiones de fuerza sin juzgarlas y sin tomar su control. Como somos
hechos a la imagen del universo, nos alejamos de la fluidez vital a partir del día en el que el deseo
toxico de querer controlarlo todo se instala en nuestro espíritu. No hables mal de aquellos que hacen
el “mal” ya que tu ira aumenta la polución por la ira. Deja fluir. De otra forma, el mental se bloquea
y empieza a girar en círculos. La energía se estanca en nosotros a partir del momento en el que no
estamos más a la escucha de los movimientos infinitos de la vida. Un mental rígido genera
torticolis, el endurecimiento de las arterias, la contracción de los riñones; la armonía global es
entonces comprometida. Querer tener a todo precio el control absoluto del estado de las cosas,
produce el miedo y más tarde la depresión. Los integristas, fundamentalistas y fanáticos de todo
tipo lo saben bien y se sirven de esto para tomar el control en todos los lugares posibles, en política,
en economía, en medicina, en ciencia y por supuesto en religión. Ellos hacen simplemente lo se
supone deben hacer. La ley de la retroacción, evidentemente, les hace sufrir con el tiempo lo
opuesto de lo que ellos quieren obtener. Ese proceso retroactivo puede tomar años pero no se olvida
de nosotros nunca. Es por esto que el fascismo de Hitler, el comunismo de Stalin o el totalitarismo
de Mussolini conocieron la derrota, ya que querían la victoria sin tomar en consideración la armonía
global. Y la historia se repite 146 al infinito. Los mecanismos del cosmos son estables, precisos,
constantes y supremamente eficaces. Toda tentativa de de sensibilización que trata de instaurar un
régimen autoritario, totalitario y dictatorial, será infaliblemente condenada a la destrucción. Todo
está en orden en el Universo. Es la verdad para las sociedades humanas como para los cuerpos
humanos. Un orden impuesto, por el contrario, producirá siempre desorden. La explotación
egocéntrica de la abundancia producirá escasez. Buscar mucho su propia felicidad producirá su
propia tristeza. Es inútil culpar a los demás. El mundo es simplemente lo que debe ser. Libérate de
la crítica amarga. En la medida en la que la parte blanda de nuestro espíritu se petrifique y se
endurezca, el corazón cambiará a ser un bloque de piedra. El estancamiento de las corrientes vitales
se nutre de palabras como “a todo precio hay que”. Deje la expresión “absolutamente no hay que”.
Deje fluir el “chi”, la energía vital, lo más libremente posible. La sanación sería la de estar a la
escucha de las corrientes libres de la vía universal. Abrir el corazón, desbloquear las fuerzas
benévolas del alma. Dejar los aires naturales del ser circular por donde quieran, cuando quieran y
por las razones que quieran. No ser más el dictador intolerante de nuestro cuerpo y de nuestra
existencia. ¿Experimentas la perdida brutal de una relación amorosa? Deja fluir. ¿Estás viviendo el
luto de un ser querido? Siente ese luto profundamente, vívelo, hazlo tuyo; que esté en ti, sin pasar
por un lado, sin negarlo, sin indiferencia. Y entonces, deja fluir. Deja a los seres queridos irse en paz
en su propia luz. No los amarre en los vínculos de la tristeza. De otra manera, experimentará un
dolor profundo y perderá de vista la libertad de la vida y la muerte. El mental no puede estar a la
escucha del Infinito, puesto que está preso en la dualidad. La solución está en el alineamiento con la
energía del corazón, para ponerlo en el círculo de los movimientos de la vida. Descomprime, suelta,
relaja, respira, camina, ora, danza, ríe, sonríe, ama. Maneras simples que abren la celda haciéndonos
re-escuchar el canto de la paz interior. El mundo es exactamente lo que está supuesto ser. Aquellos
que desatan guerras hacen exactamente lo que su naturaleza les dicta hacer. Todo está en su lugar.
Los “malos” hacen precisamente lo que ellos están supuestos de hacer. Deja fluir. Alguien que
contribuye al aumento de las poluciones emocionales toxicas, es alguien que está frustrado y en ira
frente a los problemas de la economía, de la radioactividad o de los conflictos armados. Se apacible.
Permanece conectado con tu conciencia inmortal. Se libre. 147 La fuerza creadora de la Conciencia
y del Amor La matriz de toda materia es un Espíritu Consciente que capta nuestras creaciones
mentales y nos las devuelve bajo forma de hechos de existencia. De esa manera, los encuentros
fortuitos, los logros, los fracasos, los matrimonios, los divorcios, las bancarrotas, los éxitos, las
enfermedades, la salud, los accidentes y el hecho de llegar a nuestros destinos sanos y salvos, son en
una manera, los reflejos múltiples de la manera con la que concebimos nuestra vida. Nuestra
conciencia es una fuerza creadora. Esta fuerza acompaña el destino que dirige los hechos de una
vida humana. Pequeñas transformaciones en tu conciencia pueden tener efectos gigantescos en tu
vida. Haz entrar la imaginación en tu trabajo cotidiano. Lo que vives en el presente es el fruto de tu
imaginación del pasado. Lo que vivirás mañana será el fruto de tu conciencia de hoy. La conciencia
de la guerra produce el horror. La conciencia de Krishna produce lo divino. La conciencia de Jesús
produce el Cristo. La conciencia del aburrimiento produce la depresión. La conciencia de la alegría
produce la felicidad. La conciencia de la pobreza produce la escasez. La conciencia de la
abundancia produce la riqueza. La conciencia de la salud produce la armonía. Imagina la manera
con la que deseas existir y siente el estado en el que estarías si ya hubieses realizado tus sueños.
Todo lo que nos ocurre es el resultado de esa actividad interior. Como humanidad, somos todos y
todas globalmente responsables del estado de la civilización y del planeta. Para de buscar las causas
como si estuvieran al exterior de tu conciencia. El reino de Dios está al interior. Esto significa que la
Toda-potencia de la creación divina se encuentra en nosotros y no en algún lugar al fondo de las
galaxias o en algún pueblo vecino. Poseemos en nosotros los mecanismos de creación capaces de
manifestar todas las transformaciones que deseemos. Podemos participar en la creación de nuestra
existencia; de reencarnación en reencarnación, trazamos la ruta de nuestro destino. En función de
nuestra actitud y la manera con la que observamos los átomos aglomerados bajo la forma de
objetos, podemos cambiar el comportamiento de estos últimos. Todo comienza con la
transformación del corazón. Ese cambio es de hecho, un cambio de actitud y de conciencia. Alguien
desarrolla una enfermedad: si él decide sanar, él puede por ejemplo, imaginar que su sanación ya ha
sido realizada. Esto no debe reemplazar el trabajo del médico, más bien debe acompañarlo. El
cerebro no hace ninguna diferencia entre lo real y lo imaginado, el corazón tampoco. El enfermo
148 puede entonces, focalizar su conciencia en el estado en el cual él se siente, cuando su sanación
tuvo lugar. Él puede presumir que está sano. El hecho de sentir profundamente la manera con la que
queremos existir, ya hace parte de nuestra realidad y es sin ninguna duda la prueba más bella que
estamos hechos a la imagen de Dios. Nuestras oraciones son otorgadas a partir del momento en el
que sentimos al interior de nuestro corazón, que ellas son efectivamente otorgadas. Una nueva
visión de Dios emerge en nosotros, un Todo Completo y Absoluto con el cual no participaríamos no
es una opción. Hacemos parte de la más grande fuerza que existe en el Universo y más allá. Se te ha
dicho “Amarse los unos con los otros”; y hoy podemos detenernos a mitad de frase y decir
“amarse”. Ya que cuando te amas, te perdonas. Y de esa manera es posible amar y perdonar “los
unos y los otros”. Ámate. Perdónate. Concibe en tu corazón un estado de Amor y un estado de
perdón por todo lo que fuiste, todo lo que eres, y todo lo que serás. Nuestra evolución esta en
progresión. Estamos en el camino, incluso los errores pueden ser considerados como indicaciones
válidas y preciosas, ya que ellos nos muestran en realidad muy rápidamente, que nos hemos
equivocado de camino. Además, nos pueden guiar en una dirección diferente, progresiva y positiva.
He aquí una sugerencia: si deseas una casa, por ejemplo, visualiza la expresión de sorpresa en el
rostro de tu pareja, cuando ella o él descubra con admiración, la espléndida propiedad que acabas de
comprar. También puedes imaginar la expresión en el rostro de un médico que descubre que has
sido milagrosamente sanado de una enfermedad aparentemente incurable, o también el rostro de tu
contador, que descubre la cifra de ganancia maravillosa de tu nueva empresa. Ámate, perdónate e
imagínate en la posición en la cual quisieras estar. Eres una chispa de luz absoluta de Dios.
Participas activamente en la creación de tu propio destino. He aquí otro ejemplo. Si te encuentras
bajo la influencia de una dependencia, imagínate liberado de esa dependencia. Si estás aferrado a la
nicotina por ejemplo, visualízate como un no fumador. Esto funciona cuando logramos vernos
claramente, en el estado que más le conviene a la mejora de nuestra salud o de nuestra situación
financiera o social. Ámate con ternura. Respeta tu alma y respeta tu cuerpo, el cual es el templo
sagrado de tu parte divina. Gradualmente, te dirigirás hacia un tu mismo, más grande. El Espíritu
del Universo lo sentirá y hará todo por facilitar tu regreso hacia la felicidad integral. Vive
presumiendo que ya estás liberado del círculo 149 de muertes y nacimientos y te dirigirás hacia la
inmortalidad. Presumir no quiere decir esperar. Simplemente esperar no es suficiente. Es necesario
vivir en un estado que corresponde al estado en el cual quieres existir. Si quieres vivir en un estado
de felicidad, haz como si ya vivieras la imagen de esa felicidad. Haz como si ya hubieses recibido, y
recibirás. Intencionalmente, eres apto para crear las condiciones vibratorias de tu conciencia. El
sistema inmunitario de tu cuerpo tiene la tendencia a sintonizarse con la frecuencia particular de tu
conciencia. Llamemos a ese mecanismo propio de todos los seres humanos una “coherencia de
resonancia vibratoria”. Tengo el poder de elegir entre una realidad u otra teniendo la firme intención
de hacer entrar mis sentimientos, mis emociones y mis creencias en resonancia con el estado
vibratorio en el cual yo estoy determinado a vivir. Simultáneamente, me abandono enteramente y
me desprendo tranquilamente y sin esfuerzo de los resultados. El camino es la meta. Querer
demasiado es una fuente de obstáculos que crea resistencia. Tomo conciencia de que existe en cada
uno de nosotros, una energía que inter-penetra todo, proponiéndonos el poder mágico de
transformar la manera con la que la materia se comporta. La manera con la que la realidad se
comporta con nosotros, depende de la percepción que tenemos del Universo. La conciencia humana
es en una manera, un mini-acelerador de partículas sub atómicas. En el punto en el que focalicemos
nuestra conciencia, es donde está nuestra realidad. Tal es la esencia de la evolución subjetiva de la
conciencia humana. La vida nos aparece como una realidad, pero es solamente en el momento en el
que focalizamos toda nuestra conciencia en un hecho preciso, sintiendo la emoción correspondiente,
que ese hecho se vuelve una experiencia de vida real, y de vida sagrada. Y el dominio de lo sagrado,
no es exclusivamente un tema de iglesia. Percibimos solamente la probabilidad de un hecho cuando
concentramos toda nuestra atención en la posibilidad de tal hecho. Es por esto que el maestro ha
dicho en el Evangelio: “Te será hecho según tu fe”. La fe es una focalización total de la conciencia
hacia una meta determinada. La fe es una energía todo-poderosa que brota de las profundidades de
la conciencia, cuando la inteligencia es iluminada con el amor-compasión por toda forma de vida.
Es precisamente la fe del observador que determina bajo qué forma se desplazan los electrones que
constituyen la materia que nos rodea. Cambia tu conciencia y cambiarás tu mundo. El objeto en el
que posas tu fe, se convierte en la realidad de tu existencia. Haz de tu visión del futuro una 150
realidad presente. Todo lo que debes hacer es imaginar sinceramente que tu intención ya ha sido
otorgada. Tu corazón se llena de gratitud. Eres agradecido. Agradece al Espíritu del Universo por su
generosidad, su disponibilidad y su gran liberalidad. Atraes la integración de la energía vibratoria
emocional que corresponde a la realización de tu deseo. Estás en resonancia con tu divinidad
interior. Tienes fe, la tuya. Tu fe no obliga a nadie a creer. La fe no es algo de iglesia. Haces parte de
Dios. La fuerza creadora de tu conciencia te pertenece. Ella no depende de un “establecimiento”
religioso, rígido e institucionalizado, que busca la expansión y el poder social. Tu espíritu “es” el
poder integrador. Si realmente lo deseas, tienes en ti la posibilidad de entrar en contacto con un ser
divino supra-personal; una entidad luminosa de las regiones celestes. Solo te será necesario aceptar
en profundidad la posibilidad de que un ángel ha tomado conciencia de tu oración humana y que él
te está respondiendo de forma milagrosa. La fuerza creadora, la cual es tu derecho divino, puede
también generar una relación con el planeta. Hemos aceptado sin reflexionar que la tierra es una
masa de materia inerte. Es lo que nos inculcaron cuando éramos pequeños niños, sentados en
nuestros escritorios de la escuela. Ese tipo de idea era una forma de pseudo-docencia, ya que no ha
sido probado científicamente que la tierra no sea un organismo viviente y consciente. De hecho,
todas las observaciones apuntan al hecho que nuestro bello planeta es un ser completo, que
reacciona conscientemente a lo que se le hace. Nos es suficiente entonces aceptar, que el planeta es
un organismo pensante y no solamente un bloque de substancias sin emociones. Puedes entonces,
establecer un contacto con el espíritu la tierra, o incluso con seres trascendentales. Solo depende de
ti. La potencia creadora del Amor está en ti. Tienes ese poder. La utilización de ese poder para la
auto-perpetuación de tu ego produce tristeza. La utilización de la auto-sanación de tu alma produce
felicidad. La vida es simple. Una vez más, somos nosotros quienes decidimos. Eres energía
espiritual La energía espiritual, inteligente y consciente, reacciona de manera no localizada. Es por
esto que el Amor de una madre situada en Norteamérica, protege a su hijo que está atravesando el
Sahara, a miles de kilómetros del lugar en el que ella se encuentra. La matriz divina en la cual
estamos, comprende el lenguaje de la emoción humana. 151 La emoción humana es una vibración,
que comunica directamente con la energía consciente de la substancia de interconexión total.
Nuestro espíritu comunica de ésta forma, con el Espíritu del Universo que coordina todas las cosas.
Si algo te parece posible y sientes la realidad a nivel emocional, debes estar seguro que ese algo, se
manifestará al exterior tuyo en el mundo físico. Agradece a la vida con sentimiento y serás
escuchado. Bendice con emoción y serás bendecido. La materia, al nivel de las partículas cuánticas,
no existe realmente. Toda forma material solo existe en virtud de un espíritu que está por todas
partes y lo es todo, y que coordina las vibraciones de los átomos manteniéndolas y disponiendo de
ellas en un cierto orden. Eres tu quien tiene el libre albedrio de dar un sentido a este orden. Puedes
desordenarlo todo por tus creencias y limitaciones mentales en función del valor de tu vida. Mantén
siempre y a todo precio la visión de tu eternidad. Cada una de las condiciones que quieres mejorar
es puesta en el engranaje de cada una de las circunstancias que atravesaste, en el curso de tus miles
de experiencias de vidas anteriores. Es entonces necesario entender, que las condiciones de tu vida
presente, son el resultado de las emociones vividas en tu vida pasada. Permanece vigilante. El
proceso de transformación de la conciencia es un proceso gradual. La sanación del alma trasciende
el nacimiento y la muerte del cuerpo físico. La visión de tu sanación será meticulosamente
transmitida al Espíritu inteligente y consciente, el cual es el contenedor y el contenido de los
mundos manifestados. Esta matriz trascendental vincula todas las cosas entre ellas como una
articulación sutil, omnipresente, que une lo sutil con lo físico, el interior con el exterior. Tu visión,
tu opinión de la vida, tus creencias de paraíso o infierno, tus juicios sobre ti mismo y los demás, tus
sentimientos más secretos y todo lo que cultivas en tu mental se refleja instantáneamente y de
manera indeleble, en el espejo ilimitado de la tela consciente, la cual es la fibra de los mundos de
materia. El infierno no es más que un simple “encierro”, un corazón atascado en su sufrimiento que
no logra perdonar los golpes de la suerte. Existe entre tú y los demás, una forma de energía sutil,
invisible y consciente. La naturaleza del espacio-tiempo, puede hoy verse comprometida bajo el
aspecto de una composición luminosa- etérica. Imagina que el espacio es una tela ilimitada de
substancia etérica, que une a 152 todas las cosas entre sí. De ésta manera, puedes entrar en contacto
con esta matriz conscientemente. No estás solamente sobre la tela, eres la tela, haces parte de ella.
De la manera en que tenemos órganos físicos, igualmente poseemos órganos sutiles. La intuición es
un órgano sutil. Los pensamientos, las emociones, los recuerdos y los deseos, son productos del
órgano sutil de la mente. Aquel o aquella que tiene una mente concentrada y aplicada, ya está
liberado. Subyugar la mente por fuerza de voluntad es imposible. ¿Podemos atrapar el viento? La
solución es otra. La solución sería más bien, buscar absorber la mente en la substancia divina,
concentrando los pensamientos en la Energía Suprema, al interior del corazón. Ámate. Ámate y
respétate, como se respetan y aman los pequeños niños. No te compares con los demás. Eres único y
tu visión del mundo crea un mundo único en ti. Deja toda culpabilidad y toda vergüenza de la
misma manera con la que te deshaces de tus desechos y objetos molestos. Acéptate tal como eres.
Ámate realmente, sin condición y sin rodeos. Siente ese Amor en el fondo de tu corazón.
Inmediatamente sentirás por los demás, por la vida, por Dios y por todo lo que hay en su existencia,
un sentimiento de benevolencia que sanará toda frustración y toda ira guardada. ¿Cómo podemos
amar a Cristo, Ala o Krishna, si no amamos a todas las partículas, incluyéndonos a nosotros? Lo
divino capta tu emoción y te reenvía la imagen de tu conciencia. “Dios ha hecho al hombre a su
imagen” esto significa que la energía espiritual hace al ser humano, según la imagen que él tiene de
él mismo. Todo ocurre como si tuviéramos el poder de crear nuestra propia imagen. A partir de hoy,
crea una imagen positiva de ti mismo. Una imagen de felicidad, de salud, de opulencia, de paz
interior, de Amor y de luz. No esperes a mañana. Crea esta imagen ahora. Y luego desapégate de
ella. Déjala flotar libremente en el espacio etérico. Cultiva esta visión, procurándote el desapego por
ella. El desapego no es indiferencia. Tu mental puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo. La
poderosa mente estimula la actividad de las fuerzas de influencia de la materia. Las acciones y
reacciones propias de cada una de esas fuerzas de influencia, desarrollan enseguida el estado físico
y psíquico correspondiente. Recolectamos lo que sembramos. Siembra las semillas del Amor sin
condición. Siémbralas en ti y a tu alrededor. Y recolecta las flores y los frutos maravillosos que 153
corresponden a la pureza de tu vibración. La energía espiritual del Universo omnipresente actúa
como tu verdadero amigo, y da testimonio de forma trascendental, de todos tus pensamientos, de
todas tus inclinaciones y todos tus deseos. Él te devuelve, y por añadidura, lo que tu mente le
presenta. Es por esto, espiritualmente, que las prácticas religiosas no sirven de nada si la mente no
es perfectamente constante y serena. Todo comienza por el control de la mente. Si la mente se
pierde en el orgullo y la lobotomía eclesiástica o cultural, ¿de qué sirven todas esas prácticas
religiosas, las reglas sociales o las investigaciones científicas? Mientras el pensamiento no esté en
armonía con la energía consciente y no local que está en nosotros y que es finalmente lo que somos
realmente, todas esas dichas prácticas solo sirven para cerrar el corazón psíquico. Como lo dijimos
anteriormente, pensar que eres “polvo y que en polvo te convertirás” no te ayudará. Creer que eres
polvo es un pecado, ya que es un error de consecuencias bíblicas. Antes de ser (muy mal) traducida
al latín, la Biblia es una compilación más o menos completa de textos antiguos escritos en griego.
Encontramos la palabra “amartia” que significa “error “y no “pecado”. La más grande “amartia”
que podríamos cometer sería la de buscar la verdad fuera de nuestra propia conciencia. En las
versiones alemanas e inglesas de la Biblia de Jerusalén, la palabra “amor” es traducida a “amor”.
¿Por qué en las Biblias en francés la palabra “amor” es traducida a “caridad”? ¡No tiene ningún
sentido! Estamos invitados, de toda eternidad, a caminar interiormente para descubrir el
conocimiento a partir de la transformación alquímica de nuestro corazón. El plomo de hipocresía y
de ansia se transforma en el oro de la sinceridad y de la verdad. Es bueno orientar el espíritu hacia
una ayuda superior, voltearse hacia una ventana que se abre en una presencia, un ángel sanador, el
aspecto sagrado de un si mismo más grande que si mismo. ¿Por qué? Porque es de esa luz ultra-
radiante que brotan todo tipo de milagros, todo tipo de alquimias moleculares. La reconexión puede
hacerse cuando tomamos conciencia que esta presencia sanadora, hace parte integral de las
dimensiones sagradas de cada persona. La ayuda es superior ya que es ante todo interior. La religión
solo es un maquillaje si ella no logra verdaderamente restaurar el corazón, el cual es el alma de
todos los potenciales. No importa la práctica religiosa; si ella acompaña al alma sin dominarla, si
ella libera los nudos de las tristezas y los traumas de las angustias, si ella pone de nuevo en
movimiento la energía bloqueada, ella es para nosotros la “mejor”. 154 Igualmente en la medicina;
que sea alópata o energética, invasiva o suave, no importa; si ella puede resolver los conflictos
internos y no solamente camuflar los síntomas, ella será también la “mejor”. Eres tu quien decide,
no debería ser el “sistema”. Eres energía espiritual. Esto significa que no eres culpable, “marcado
por el pecado” como dicen los curas. Caminas. Tienes experiencias. Tienes el derecho de sentir que
el mundo te ama a su manera, que tu padre te amo a su manera de padre, y que Dios te ama a su
manera de Dios y que él te inspira de la manera que conviene más a la armonía del conjunto. Eres
“luz espiritual” esto significa que tienes plenamente el derecho de deshacerte, cuando sea, de tus
pesados equipajes llenos de viejas tristezas y de antiguas culpas. No imaginamos qué potencias nos
esperan al fondo de nuestras conciencias. Las religiones deberían darse la mano en lugar de
combatir. Todas hablan de la misma substancia en un grado u otro. Paralelamente, todas las
medicinas podrían obrar juntas; todos los caminos que llevan a la sanación son benéficos, que se
trate de la homeopatía, la osteopatía, la alopatía, la cirugía, el efecto placebo, la músico-terapia, el
ayuno, el Reiki, la práctica energética, quimioterapia, radioterapia, etc. Yo sigo persuadido que no
puede haber varias medicinas; solo hay la buena para alguien, y la mala para otro. Encontramos un
buen número de religiosos auténticos, gente de buen corazón, en todo tipo de religiones.
Encontramos un buen número de buenos doctores, de médicos abiertos, bien informados, en la
medicina legal como en todo tipo de otra medicina. ¿Y si en lugar de probar que tenemos razón, nos
afanáramos sinceramente en acompañar a aquel que debe ser acompañado? ¿Si tratáramos de
escuchar al ser en lugar de tratar una patología? Para un terapeuta, la comunión con el paciente no
falla jamás. No se trata de un protocolo. Es reconocer una energía sagrada que pasa a través de
nosotros y sana el alma más allá de los diplomas, de las legalidades, de las técnicas y de los
certificados. Es reencontrar la presencia de la energía divina, al fondo de los ojos del ser que
tratamos de sanar. Un nuevo cuadro de conciencia Sin importar lo que diga la medicina materialista,
sin la presencia del alma el cuerpo permanece inerte. Nuestra fuerza vital anima nuestro cuerpo
físico. Nuestro sistema genético y el ácido desoxirribonucleico (ADN) influencian la materia que
nos rodea. Esto se hace por medio de un campo energético consciente que interrelaciona el ADN
con el mundo físico. La mayoría de 155 casos de sanación en medicina energética, pueden ser
explicados y entendidos por ese mecanismo. Hoy poseemos equipos con una infinita precisión, que
están en la medida de establecer la posición de las partículas al interior de un tubo de laboratorio al
vacío. En presencia de partículas de ADN, observamos que las partículas subatómicas (los fotones)
abandonan su desorden aparente y se disponen de forma ordenada. Una influencia invisible irradia
del ADN humano y obliga a los fotones del mundo visible a moverse de forma diferente. Es
sorprendente que las leyes de nuestras escuelas de medicina parecen ser, aún con mucha frecuencia,
sobrepasadas por este tipo de descubrimiento científico. Sería útil que la enseñanza dada a los
futuros médicos integrara rápidamente las nuevas realidades biológicas. Es verdad que ningún
principio, ningún dogma, ni ningún protocolo del antiguo método médico, pueden dar una
explicación a esos sutiles fenómenos energéticos. El cuerpo está compuesto por energías del ADN y
el mundo que nos rodea compuesto por fotones. Y esas energías operan una transformación directa
e irrevocable sobre las partículas cuánticas, las cuales son el ladrillo con el que está hecho el mundo
que nos rodea. ¿De dónde viene esta influencia invisible y cuál es su naturaleza? La energía sonora
de todas las resonancias armónicas de tus palabras, así como la onda de forma que desata cada uno
de tus pensamientos (y cada una de tus emociones) transforma directamente la energía del ADN con
el que está hecho tu cuerpo físico. ¡Imagina el poder que está en ti! Individualmente, podrías
mejorar la salud de tu cuerpo al afirmar: “Ahora, estoy mejorando y me siento de maravilla”.
Globalmente, podrías hacer que tus negocios prosperen afirmando: “Mi empresa crece y se
desarrolla por el bien de todos y en armonía con las leyes de la naturaleza”. Puedes abrir tu
conciencia con un salto cuántico de la verdadera prosperidad, al pensar y al aceptar que grandes
sumas de dinero inundan tu cuenta bancaria. Te liberas de toda culpabilidad al atraer esa fortuna
para la armonía de todo. Puedes encontrar la paz del alma, la salud del cuerpo, la felicidad del
espíritu, la alegría de vivir, el Amor del corazón, y finalmente, puedes reencontrar la relación eterna
que te une con el Maestro interior. Una vez puesta a ceros, tu sanación será durable ya que
construyes en ti, el amanecer de un nuevo paradigma. La inter-conexión y la inter-bendición entre
toda cosa, es la esencia de nuestra vida. La emoción humana ejerce una fuerza innegable sobre
nuestro cuerpo-espíritu. Nuestro ADN es directamente influenciado. De la misma 156 manera, hoy
se sabe gracias a las investigaciones cuánticas que el ADN actúa en las vibraciones de la luz (los
fotones), ese material con el que nuestro medio ambiente físico está constituido. La emoción
humana es influenciada por la naturaleza de nuestros pensamientos, de nuestras intenciones, de
nuestras creencias, de nuestros deseos. Todas esas cosas determinan la calidad de nuestras palabras.
De ésta manera, lo que digamos, ejerce una influencia directa en el mundo que nos rodea y en el
estado de nuestro cuerpo. Abre tu corazón al poder de tu conciencia, ya que ella está hecha “a la
imagen de Dios”. Tu conciencia está iluminada por él y, por un efecto de resonancia, tu salud
espiritual mejorará, ya que todo tipo de tensión interna tendrá tendencia a eliminarse por sí misma.
Un sentimiento de serenidad y de ligereza te invade. Te sientes mejor. Te sientes en un estado
angélico. El mundo te parece agradable, ordenado, justo y seguro. Las energías sutiles comienzan a
armonizar el conjunto de tus chakras. Todos esos centros de conciencia y todos esos puntos etéricos
en donde se encuentran sus emociones, se estabilizan, se reactivan, y entran en una vibración
correcta según las necesidades requeridas. El efecto es único para cada uno. Sin embargo, cada uno
de nosotros siente el impacto inmediato y benéfico. La confianza en la vida re-emerge sobre el lago
de tu mente y los miedos se transforman en alegría de vivir. La abundancia reaparece. Todo está
bien. Redescubres la dulce intensidad de estar vivo. Todo va mejorando en todos los planos de tu
existencia. No hemos “nacido por una miga de pan”; hemos nacido por un gran Amor. Ni en las
creencias de la educación actual, ni en los dogmas de la medicina de estado, se puede aún encontrar
la indicación que el ADN juega un papel importante en la transformación del mundo físico. Y por
supuesto, no se encuentra ninguna indicación precisa en cuanto a los cambios físicos que desatan
nuestras emociones. Y sin embargo, las experiencias en investigación molecular lo prueban,
vivimos un brusco cambio de paradigma. No es entonces sorprendente, que aquellos y aquellas que
no creen en nada, mas allá de los conceptos de la antigua ciencia, pretendan aún que el universo
refleje sus propias dudas; para un ateo materialista, el origen de la vida no parece más que una
explosión al azar. Lo que es importante de tener en cuenta es que, quienes seamos, empresario,
comerciante o terapeuta, religioso o científico, nosotros damos realidad a la forma con la vemos las
cosas. La realidad es entonces moldeable. Si tenemos el poder de hacer que el cuerpo se enferme,
también tenemos el poder de sanarlo. La realidad es un espejo con múltiples direcciones. ¿Cuál
elegiremos? 157 La transmisión de las moléculas de energía comienza en el cerebro; sin embargo,
no es el cerebro que esta al origen del desencadenamiento de esas energías, es la mente. La mente
de un ser humano genera el pensamiento, las creencias, los anhelos, los miedos y los deseos, y esas
vibraciones engendran a su vez emociones, las cuales también desatan la aparición de moléculas
“de energía de transmisión” en el cerebro. Y entonces, el cerebro envía información al resto del
cuerpo. La mente viene siempre antes que el cerebro y la conciencia viene siempre antes que la
mente. Como toda materia, el cuerpo es la energía mental estabilizada en una estructura o un
campo. El sentimiento de tristeza le hace obstáculo al fenómeno de la creación positiva, ya que es
una emoción que hace que el mundo sea verdaderamente triste. Inversamente, la emoción de
serenidad crea, literalmente, un mundo sereno. El mundo ES triste o alegre según el estado de la
persona que lo observa. El observador es el actor decisivo de toda creación. Los electrones no son
fijos; ellos siguen el sentimiento de las personas que los observa. Es por esto que los electrones se
acomodan siempre en el lugar exacto en el que queremos verlos. Sin nosotros, no son más que
ondas. ¡Se convierten en partículas solamente cuando los contemplamos! Nuestro mundo está
compuesto de electrones que se localizan precisamente en el lugar en donde nuestra conciencia de
observador los sitúa. Si mantenemos nuestra conciencia, en una visión positiva de la existencia,
nuestro mundo se vuelve potencialmente apacible y feliz. Nada ocurre en el mundo sin afectar todo
lo demás. Nuestro cuerpo físico es un vasto circuito de energía en constante cambio, que forma un
conjunto de posibilidades. Apaga tu mente racional y prende tu visualización intuitiva. Imagínate
con salud, próspero y feliz. No le des a los electrones la posibilidad de acomodarse según una
observación de enfermo, triste o en un estado de penuria. Tu conciencia positiva crea un medio
ambiente molecular positivo. Somos un milagro. De manera general, la palabra milagro se asemeja
a la palabra Amor ya que, o reímos cínicamente o de forma nerviosa, o nos produce miedo. Yo
conozco personas que se enfadan cuando escuchan la palabra “Dios”. Ellos imaginan que un gran
personaje bíblico se divierte, haciendo caer sobre nuestras cabezas todas las tristezas de la
humanidad. Y están enojados con él. Ya es hora que ese cuadro de pensamiento desaparezca. No
podemos continuar confundiendo a Dios con la religión. Incluso si tenemos una imagen de 158
horror con respecto a la religiosidad, por razones obvias. No se nos ha prohibido interesarnos en los
temas espirituales. El nuevo paradigma de la Divinidad produce miedo, ya que él nos hace
responsables de lo que nos ocurre. Muchas personas no gustan de esta idea y prefieren sancionar a
“Dios”, o alguien más. La nueva forma de pensamiento es una medicina espiritual a la cual no
deberíamos tener miedo, incluso si ella no se interesa por las estadísticas, las matemáticas o las
resoluciones de integrales. El Amor, el perdón, la compasión, son los motores de un nuevo
paradigma. La esperanza y la voluntad no son suficientes. Todo está en el sentir. Sentir tu
respiración, sentir tu ser, medita en tu propia conciencia. Apaga todo por un momento y prende la
luz en tu interior. ¡Bienvenido a tu hogar! Acabas de entrar al nuevo cuadro de la condición
humana. La nueva alma humana abandonó el miedo de dejar las limitaciones que definen tus
estados de conciencia, de emociones, de creencias y de comportamientos. Dejaste de agarrarte de
tus limitaciones personales, emocionales y biológicas. Dejaste de esconder tu mal de vida diciendo:
“tengo”. Ella se divierte en el gran juego de la vida diciendo: “Yo Soy”. Eres lo que crees ser.
Libérate de los límites mentales Nuestras cuerdas emocionales internas ultrasensibles no fueron
tensionadas por nadie más que por nosotros mismos. Cuando reaccionamos negativamente a nuestro
medio ambiente y a los seres que gravitan a nuestro alrededor, parecemos en ocasiones, sufrir las
reacciones toxicas de sus comportamientos. En realidad, la fuente del malestar proviene de nuestro
interior. Al saberlo, podemos reacomodar de mejor manera, nuestro mental emocional. Esta re-
armonización desata la potencia creativa del gran perdón. Algo ocurre entonces en los arcanos
secretos de nuestra conciencia. El corazón psíquico se desprende de las fuerzas negativas que lo
unen a la frustración crónica. La emoción real de la plenitud que se experimenta después del
perdón, nos libera de los sufrimientos mentales inútiles. Sabemos que somos amados y que el dolor
emocional que sentíamos antes no provenía de los demás, si no que era el efecto de nuestras cuerdas
sensibles desafinadas. Sentirse amado por la vida, amarse a sí mismo, amar la vida: tal es la llave
que da acceso al sanador interior. No estamos cautivos en nuestras limitaciones. Nada está vacío en
la naturaleza. Bajo la materia que parece inerte existe la conciencia viviente de una energía
inteligente. Esta “Alma Suprema” esparce 159 su campo de conciencia por todas partes, ocupando
cada átomo y hasta el espacio etérico que separa esos átomos. Ese Espíritu Consciente reside de
manera omnipresente en la psiquis de cada ser vivo, sin importar el cuerpo en el que ese ser viva.
En el seno del reino mineral, cada piedra contiene un Alma Suprema. En el seno del reino vegetal,
cada planta, árbol o flor contiene esta misma Alma Suprema. En el seno de los reinos angélicos o
humanos, el corazón de cada ángel, de cada mujer, de cada niño y de cada hombre, contiene el
Alma Suprema. De esta forma, la preponderancia de tal o tal religión no es más que una ilusión de
pluralidad. El Alma Suprema no toma en consideración el vocabulario, el hábito, la lengua, la
tradición, nacionalidad o el color de piel. Ella solo entiende el lenguaje universal de los
sentimientos que emanan del corazón. El resto importa poco. Son los sentimientos secretos que
hemos llevado en nosotros mismos en el pasado, que nos han conducido al lugar en el que estamos
ahora. La esencia de la substancia divina es nuestro espejo omni-dimensional. Ella se extiende por
todas partes como una tela etérica y refleja, bajo la forma de las condiciones de nuestras vidas, lo
que manifestamos a través de nuestros sentimientos y nuestras creencias. Somos parte integrante de
una totalidad. Nuestras convicciones determinan nuestro mundo y el estado en el que se encuentra
hoy. Así como el aire se lleva con él todos los aromas del mundo, nosotros llevamos con nosotros la
manera con la que concebimos la vida. La forma con la que concibo la existencia genera emociones
y sentimientos al interior de mi conciencia, y esas mismas emociones se traducen en vibraciones
que el Alma Suprema, que esparce Su campo de energía por todas partes, siente y comprende. Solo
podemos progresar como civilización si integramos esta verdad. Ya que el Espíritu Inteligente que
secunda la matriz universal subyacente a toda la materia, nos reenvía automáticamente nuestra
concepción de la existencia. Siente que estás aportando cambios benéficos a todos los aspectos de tu
vida y tales cambios se producirán indudablemente. Cree fuertemente que buenas cosas de los seres
que le rodean están por venir, y buenas cosas aparecerán desde todas partes en tu vida. Toca la
puerta, la puerta se abrirá. Haz aparecer en ti la alegría vibrante del éxito espiritual de tu vida, y tu
vida será un éxito en todos los niveles. Podrás compartir la felicidad de tu sentir en comunión divina
con la Armonía Absoluta. La verdad es que el mundo visible de materia viene del mundo invisible
de la conciencia. Todo ocurre al interior. 160 Todo está inter-conectado a todo momento y en todo
lugar. En el momento preciso en el que yo verbalizo un pensamiento, una onda de forma
correspondiente a una vibración choca en mi cerebro. Esta onda se transforma instantáneamente en
palabra. Una información electromagnética y electroquímica correspondiente sigue
instantáneamente los circuitos de los neurotransmisores hasta miles de células de mi cuerpo. Cada
órgano recibe una lluvia de neuro-péptidos correspondientes a lo que acabo de pensar. En la
superficie de mis células, los miles de receptores captan la instrucción que yo acabo de darles y
luego la señalan a los núcleos. El núcleo activa y desactiva los genes correspondientes. Dicho de
otra manera, los genes no tienen el poder sobre nosotros. Nosotros tenemos el poder sobre ellos. El
determinismo genético es un mito médico, una superstición, una manipulación. Respira
profundamente y, sintiendo una gran paz del alma, di: “Estoy en perfecto estado de salud, y todo se
armoniza en mi cuerpo, en mi vida y en mi espíritu”. Repite esta frase varias veces, con un
sentimiento de gratitud. Se agradecido por el maravilloso mecanismo que une el sonido a la materia.
La conciencia del Universo te ha legado ese don. Esto no hará que tu cuerpo deje de envejecer, ya
que todo lo que nace deberá algún día disolverse, sin embargo, sentirás inmediatamente una
sensación benévola invadir tu cuerpo-espíritu. Una conciencia cariñosa ocupa cada micro-espacio
situado entre los espirales de energía magnética que forman los átomos de tus células. Ella te
escucha. Ella espera tus instrucciones como el genio de la lámpara de Aladino. Esta conciencia
espera tus sugerencias. Si dices que te sientes mal, te sentirás aún más mal. Repite que te sientes
mejor, y te sentirás mejor. Al inicio está el Verbo. Al inicio de tus condiciones de vida está el verbo
todo poderoso de tus verbalizaciones conscientes o inconscientes. No hay nada más lleno que el
vacío. El vacío aparente entre los átomos de tu cuerpo, está lleno de potentes energías etéricas. El
sonido de tus palabras es llevado por el éter y el éter penetra todo, incluso tu sistema genético y
cada uno de tus órganos. El éter, el prana, el chi o el ki, llámalo como quieras, se extiende por todas
partes en el espacio y forma una red sin límite que une nuestra palabra a todo lo demás. La matriz
energética une igualmente el amor de nuestro corazón, al Amor Absoluto del Divino. Esta
interconexión entre nosotros y el Todo genera la naturaleza de las relaciones que cultivamos con el
resto de la creación. Nos es hecho según nuestro sentir. ¡Nunca hables 161 mal de ti mismo! Habla
bien y el bien vendrá a ti. Las ondulaciones de tus palabras se propagan a tu alrededor y vuelven a ti
llenas de las realidades que les inyectas, buenas o malas. De esta manera, la vida es un movimiento
hacia una Totalidad. Todo está constantemente moviéndose, danzando, circulando, se está
transformando. No saltamos dos veces en el agua de un mismo rio ya que el rio está en movimiento
y no es nunca la misma agua que se encuentra en el mismo lugar. Las cosas no son nunca
cristalizadas, paralizadas, estancadas. Cada segundo es un nuevo segundo en el eterno presente.
Incluso la eternidad está en constante cambio. Dios mismo no se conoce plenamente ya que su
naturaleza es infinita. La revelación divina no termina y jamás terminará. Aún es posible
descubrirse bajo un nuevo rostro portador de nuevos talentos. Nuestro potencial solo es limitado por
la manera con la que nos percibimos. Si puedo cultivar en mí, talentos ocultos, ese pensamiento
pronto generará una experiencia de vida que me sorprenderá. Saber que nos es posible manifestar
los milagros en nosotros y a nuestro alrededor, es una fuente de seguridad y de placer. Cada ser
viviente es una partícula del Todo Completo, Dios, el Padre y la Madre de las Fuentes de la vida.
Puesto que él es producto de la Fuente Absoluta, el ser vivo es también una fuente absoluta. Ese
potencial de alegría infinita se manifiesta gradualmente en la persona que busca despertar su
conciencia, con un espíritu y un corazón liberado de todo interés personal. Los intereses de partido,
por naturaleza sectarios, encadenan nuestro potencial divino. No tener ninguna expectativa y no
querer a todo precio tener control sobre el mundo, son comportamientos que liberan nuestro
potencial infinito. Nos es suficiente a veces dejar toda resistencia, sin buscar a todo precio tener
razón, para que la expresión de nuestra sanación brote espontáneamente del corazón. Al seguir esta
vía, aprendo a ser cada día más y más unido a mi Ángel-Maestro interior. Piensa y siente que las
bellas relaciones tiernas y estables iluminan el centro de tu existencia terrestre. Todo está unido. Los
seres que fueron unidos por Amor permanecen unidos, incluso si son separados físicamente y que
miles de kilómetros los alejan el uno del otro. Existe una conexión entre las almas humanas. ¿Por
qué? Porque todo proviene de la misma fuente. Incluso si todo está en constante expansión, todo
proviene de una fuente común. Cuando los mundos manifestados se retraen y el ciclo de una
manifestación 162 cósmica llega a su fin, todo vuelve a la fuente y se encuentra de nuevo unido.
Cuando se separan las partículas de materia que fueron conectadas, ellas permanecen mezcladas las
unas con las otras, incluso si el espacio que las separa es inmenso. Todo lo que fue fusionado
permanece inter-conectado en la tela etérica universal, en la substancia matriz que se expande al
infinito. Ese campo de energía consciente une nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros
gestos, nuestras concepciones de la existencia, nuestros juicios o no juicios, nuestros sueños,
nuestros deseos, nuestras inclinaciones más secretas, y todo lo que vivimos cada día. Todos los
planos de nuestra vida están unidos con todas las etapas. Lo que elegimos hoy, determina los
movimientos de nuestras condiciones de vida futuras. El gran campo divino comunica lo que
creemos, a la conciencia de los ángeles sanadores a cargo de las fuerzas de la naturaleza. Y, ¿Qué
cree que hacen esos ángeles sanadores con esa información? Ellos se dicen: “¡Ah! ¿Esta persona
cree que todo terminará mal? Muy bien, vamos a arreglar todo en su vida para que termine mal. Y
esa otra de allá, ¿ella cree que todo estará bien? De acuerdo, vamos a organizar todo a su alrededor
para que esté bien”. Tal es su trabajo. El servicio de esos ángeles es el de hacernos comprender que
nuestras condiciones de vida pasada, presente y futura, dependen de la manera con la que
concebimos la existencia. Realizar esta intersección es un trastorno, un cambio de corazón, una
conversión mística del espíritu. ¿Será éste el sentido de todo lo que nos ocurre? La respuesta es
afirmativa. Al meditar más que profundamente acerca de esto, descubrimos que nuestra vida
espiritual toma un nuevo camino. Lo que hay que hacer no es seguir ciegamente las reglas, o ser
participe sin comprender de rituales, los cuales se han vuelto vacíos en esencia. Lo que se debe
hacer es permitir a la energía del movimiento de la Divinidad dirigirnos paso a paso. Se trata de
dejar que la danza de la Totalidad nos lleve tiernamente hacia el milagro de la sanación del alma.
Observa al fondo de ti. Hazte esta pregunta: ¿“Cuál es la Totalidad más amplia a la cual siento que
pertenezco profundamente”? Es decir, “¿cuál es mi nivel de existencia humana”? ¿Sociocultural?
¿Individual? ¿Transpersonal? ¿Universal? ¿Divina? ¿Hasta dónde van los límites de mi mente? Si
creo ser una maquina sin alma, la vida se presentará bajo el aspecto frio de una mecánica aburrida y
cruel. Si creo ser una partícula divina del Todo Completo, la vida hará que yo pueda operar mi
reconexión 163 con un santuario enterrado al fondo de mi conciencia. Retomo entonces contacto
con mi dimensión sagrada. Esto me libera de un “yo” del cual los limites se han vuelto demasiado
estrechos. Además, me vuelvo libre de identificarme a un “Yo” más grande que yo. Esta
metamorfosis es en una forma, el rito de pasaje más arduo de la existencia. Las tradiciones
esotéricas llaman a ese proceso el Sendero, el Tao, el Gran camino. Esa etapa crucial incluye dos
cosas: la primera, es un movimiento de ascenso de la persona que aspira un nuevo mejor-ser; la
segunda, es un descenso de gracia viniendo del dominio súper-subjetivo que transmite sus
frecuencias de plenitud, para mejor estimular el progreso del aspirante. Esto provoca una toma de
conciencia que genera una liberación radical de toda la limitación mental. La vía del milagro
entonces se abre. Aceptar tal cual es Parece ser que el verdadero significado de la palabra
Evangélico “Para cada día su propia pena” no se debe tomar en su primer sentido. El verdadero
significado se revela cuando acepto cada hecho, sea feliz o angustioso, como una manifestación de
la Conciencia Inmutable de Dios, el “Sat”, en lengua sánscrita. El Veda dice que la realidad divina
es “Sat”, lo que es. Cuando miro a mi alrededor y dentro de mí, veo “lo que es” y puedo entonces
elegir entre aceptarlo o rechazarlo. Si lo rechazo, estoy “en maya”; es decir en lo que no es. Si lo
acepto, estoy en “Sat”, lo que es. Imaginamos en ocasiones un cielo espiritual que “es” y un mundo
material “que no es”. Sin embargo todo existe acá y ahora como una combinación de dos
naturalezas, espiritual y material de la vida. Hay que recordarlo bien, re-espiritualizar el conjunto de
las cosas. Re-espiritualizar el estado casi inerte de la materia, significa que todo lo que se presenta
en la vida puede ser directa o indirectamente una preciosa herramienta de elevación, incluso la
enfermedad y el dolor; o la muerte, es decir el hecho de dejar el cuerpo. El ser humano posee el
poder innato de utilizar cualquier situación y ponerla al servicio del despertar del alma. Cada
fenómeno distinto posee en él mismo, el potencial cuántico de ser reintegrado al seno del noúmeno
por una simple transformación de la intención. Toma un cuchillo. Se puede matar a un niño. En
lugar de eso, con el mismo cuchillo, puedo también pelar una manzana pidiendo al Alma Suprema
aceptar ese fruto como una ofrenda consagrada y bendecirlo para que yo pueda entonces ofrecerlo
al niño. El instrumento es un cuchillo; es la intención lo que hace la diferencia. 164 Es simple, pero
el ego resiste. Él quiere ser una imitación del Uno-Sin-Segundo, el Brahman Absoluto. Él quiere
que su gurú sea “el solo camino”, que su verdad sea la única, que su escritura revelada se la única.
Un completo callejón sin salida… Un elemento de solución sería el de no estar más en la
incapacidad de decir “OM”, es decir “Amen”, es decir “Si”, pase lo que pase. En este mundo, todo
es consciente y nada ocurre de manera fortuita. Todo es calculado por las Leyes de retribución o las
Leyes del milagro. Sobre todo cuando los hechos no corresponden a lo que mi ego testarudo
quisiera de la realidad, o no concuerdan a lo que la vida debería o no debería ser para él. Mi rechazo
de armonizarme con lo que se presenta acá y ahora, me reenvía la imagen detallada de mí mismo.
Mi negación es un espejo que normalmente debería revelar los secretos de mi subconsciente,
secretos que se han vuelto pesados y molestos y de los cuales me quiero deshacer, si quiero que esta
vida sea útil en todo sentido. Las emociones negativas invaden el organismo, ensuciando los filtros
de vibraciones de los chacras e impresionando el subconsciente a largo plazo. ¿Por qué ocurre esto?
Esas emociones tienen como única meta mostrarme claramente lo que yo regurgito en mí mismo,
sin expresarlo, lo que no “digiero”, lo que rechazo ver en los demás. No es lo que se produce que
hace brotar la emoción, es la manera con la que negocio con un hecho particular en el instante
presente. Esta negociación instantánea se juega entre los traumas del pasado y las angustias del
futuro. Una enfermedad que parece llegarme “por el azar”, no hace más que hacer énfasis en un
aspecto específico de mis identificaciones. El ego se identifica temporalmente, con una
personalidad desafinada de su esencia eterna. Tal identificación ilusoria produce tal vibración
toxica, que desata tal o tal enfermedad. ¿A qué se asemeja exactamente un ego falso? Es el estado
de conciencia patológica que se impuso sobre un estado de conciencia sana. Yo creo haberme
convertido en lo que no soy. Creo que soy el personaje que interpreto en la sociedad. Creo ser un
bombero americano, un desempleado europeo, un cocinero chino, un bailarín africano, un gurú
hindú, un terapeuta canadiense, un monje franciscano, un devoto de Krishna, un buen musulmán,
etc. ¡Es un inmenso malentendido ya que no soy nada de eso en la eternidad del cosmos! Imagina a
un actor que se ve y siente como el personaje dramático que un director de película ha creado. Ese
pobre artista pensaría vivir realmente todas las extorsiones, todas las malversaciones o 165 todas las
ruinas del personaje que él debe interpretar. El estaría desafinado con su propia vida, con su
verdadero yo. Puedo elegir dejarme estafar por el juego del ego. Es el privilegio sin absolución de la
forma humana. Olvidamos al ser esencial. El alma se ha perdido bajo las máscaras más o menos
conmovedoras de los personajes de la sociedad. El rechazo de recibir la vida tal cual ella es, hace
vibrar en nosotros una falsa nota, un desafinamiento crónico, fuente de todas las angustias y de
todas las migrañas. La decepción, la contrariedad, el desánimo y la exasperación son todas
vibraciones que nos vuelven sombríos y amargos. En todos los continentes es notable que las
personas que parecen estar siempre con buena salud, no son siempre los más ricos o los más
celebres. Y son las personas que son más felices. Su alegría interna los mantiene con buena salud.
¿Cómo lo logran? Respuesta: ellos conocen el arte de liberar su mental de todas las preocupaciones.
La meditación comienza con la relajación. La relajación empieza con la posibilidad de poner de
lado la estimulación mental. Deja pasar los pensamientos, las opiniones y las emociones como
pasan las nubes en el cielo. Entramos en el dominio de la inteligencia tranquila poblada de ondas
cerebrales lentas (alfa). Esas ondas reducen la presión sanguínea y nos hacen estar en calma y
serenos. No necesito creer en Dios o en otra cosa para enseñarle a mi espíritu a adoptar el arte de
liberar mi mente de todas las preocupaciones. Así crea en Dios o no, no importa. De todas formas,
el lugar apacible de las uniones místicas ya existe en nosotros. Sin embargo, no es obligatorio
obstruirlo con una montaña de dogmas. La paz interior no está necesariamente anclada a una
tradición particular. Es más fácil encontrar su propia aventura espiritual, levantando el ancla del
espíritu. Los religiosos pueden guardar sus raíces sólidamente enterradas en la noble profundidad de
su revelación respectiva, bajo la condición que no crean ser los únicos que tienen las llaves del
universo… ¡el ego vive un inmenso placer al dar órdenes, imponiendo y salvando almas del
infierno! Sea el que fuere, religioso o no, cada uno debe negociar con su océano de descontentos:
“Yo debería tener más dinero. Mi casa debería ser más grande. Yo debería tener un mejor estado de
salud. Yo debería ser más guapo, más fuerte, más inteligente. Mis discípulos deberían tener más
experiencia en la venta de mis libros. Mi jefe debería ser más respetuoso. Mi mujer debería ser
mejor cocinera. Los fieles de mi parroquia deberían venir con más frecuencia a la misa. Mi esposo
debería ordenar el garaje. Mis 166 vecinos deberían ser más silenciosos”. ¡Dios mío! Las olas de la
contrariedad toman todo tipo de formas. Se trata en general, del mismo problema de dicotomía entre
una utopía que “debería” ser y la vida que sigue simplemente su curso natural. Es precisamente esa
dualidad la que genera la resistencia. La resistencia genera un grave conflicto interior que no me
permite estar centrado en mi ser real. El rechazo a aceptar lo que se presenta reposiciona la
conciencia en lo que no es. El resultado es la frustración. La salud no puede ser considerada según
los criterios de una sola dimensión física. El espíritu, el cuerpo y la conciencia piden estar en
armonía con el fin de tener la capacidad de mantener un estado de bienestar y de plenitud. Ese
estado solo solicita una cosa: aceptar que lo que es, sea. A partir de ahí, todo puede mejorar por el
efecto de empatía. Podríamos comenzar por cambiar el verbo “deber” por el verbo “amar”. Deber
controlar tu vida es una fuente de rigidez. Las arterias se contraen. El corazón se endurece. Por el
contrario, amar el hecho de dejar el flujo de la energía vital circular sin obstáculos, es una fuente de
fluidez. Los pulmones se despliegan, la mandíbula se relaja, el corazón se llena de luz, la fe se
divierte y nos guiña el ojo en complicidad, el cerebro no se sobrecalienta más, el estómago
comienza a “respirar” en armonía con el diafragma. Nos sentimos mejor. El odio es rígido. El Amor
es fluido. Con el tiempo, lo que está contraído, toma el camino del sufrimiento y de la destrucción
anárquica. Lo que permanece en movimiento, se dirige hacia la armonía, el equilibrio y la felicidad.
Lo que continua circulando, prevalece. Lo que se bloquea, termina por apagarse y romperse. La
negación de “Sat”, es negar o rechazar “lo que es”. La luz es entonces detenida, cortada de la fuente
vital. El sistema se derrumba sobre él mismo. La patología se instala. El acogimiento de “lo que es”
produce lo inverso. Suavemente, las chispas luminosas empiezan a divertirse al fondo de nosotros y
cada una de las células de nuestro cuerpo es iluminada. La paz se instala. La medicina alópata es
una ayuda preciosa para tratar la química del cuerpo, pero no es suficiente. Necesitamos medicinas
energéticas suaves para que la luz pueda ser encendida de nuevo. El ser humano habita un cuerpo
químico, es verdad; pero él sobretodo necesita del sonreír de su alma para que la presencia luminosa
en él lo mantenga vivo. En lugar de desconfiar la una de la otra, todas las medicinas reciben
entonces, el privilegio de danzar juntas, de la mano, en una gran sinfonía de paz y de pura
compasión. Dejarían de 167 interesarse en la ganancia. Terminarían por aceptar el estado de las
cosas. Es una situación en la cual, todo el mundo gana. El espejo de nuestras creencias Todo lo que
se produce en nuestro mundo interior se produce igualmente, en nuestro mundo exterior. Mi papel
en la manifestación de las condiciones de mi existencia es por consiguiente crucial. No soy ni el
vencedor ni la víctima, ni el explotador ni el renunciante; soy el sirviente del Espíritu Viviente quien
es un campo de energía universal que une de manera divina todo lo que existe en el Universo. Si
hago la afirmación, por ejemplo, que nunca encontraré el maletín que desafortunadamente perdí y el
cual contiene documentos que considero importantes, efectivamente no lo encontraré jamás. Todo
estará perdido. En lugar de eso, si imagino claramente que lo encuentro y siento interiormente la
alegría de ver mis pertenencias, nada puede impedir que yo encuentre ese maletín. Perder un objeto
que nos es valioso puede ser también una experiencia de desprendimiento, de desapego y de
abandono. Aparte de mi falta de fe, la única cosa que puede impedirme que encuentre mis
pertenencias perdidas es el mecanismo consciente de mi propio karma. Ya que el hecho de perder un
objeto valioso puede ser la mejor experiencia que me pueda ocurrir en un momento preciso de mi
evolución. Si acojo la perdida y estoy a la escucha de lo que ésta pérdida significa para mi vida, la
lección estará aprendida y no viviré más tal situación. Si permanezco en el rechazo y encuentro
alguna injusticia en esa perdida, tendré entonces que vivir nuevamente tal experiencia indefinidas
veces, hasta que logre en mi interior, la aceptación completa de la armonía absoluta del Universo. A
veces la sanación consiste en dejar ser lo que debe ser; o en aceptar perder lo que se ha de perder.
Me es dado y hecho según mi fe. La fe sería entonces, un tipo de fuerza interior que se despierta en
nosotros, justo cuando en el curso de la evolución de la consciencia humana, la inteligencia,
comienza a ser aclarada por el acogimiento de lo que es el desapego. Una nueva concepción de la
existencia se abre entonces en el espíritu, y comprendemos que todo ocurre aquí y ahora, en nuestro
interior, en la eterna simultaneidad del momento presente. Prever la existencia con este tipo de
mecanismo, inherente a cada ser humano, constituiría una de las más maravillosas posibilidades del
desarrollo de nuestro potencial infinito. 168 Cuando contemplo mis éxitos o mis fracasos, yo
contemplo en realidad el espejo de mi fe, el reflejo de lo que creo, el efecto retrovisor de aquello en
lo que puse toda mi confianza y mi energía. Cuando miramos nuestras realizaciones, nuestros
éxitos, nuestras enfermedades, nuestros errores, o nuestros encuentros, miramos el espejo de aquello
en lo que hemos creído conscientemente o a veces inconscientemente en un pasado lejano olvidado.
Esas creencias están determinadas por los condicionamientos de nuestra educación, de los dogmas y
doctrinas religiosas, sociales, las reglas morales o inmorales que forjaron nuestro mental. Esos
condicionamientos son determinados por el conjunto de las leyes del destino el cual, es el reflejo
directo de nuestras creencias anteriores, frutos de nuestros pensamientos, acciones y deseos,
cultivados en vidas anteriores. De esta manera, mi consciencia jugaría un papel mayor en las
condiciones de mi medio ambiente y mi vida en general. Ella es creadora y creación
simultáneamente. El ser vivo no es un simple observador de la creación; él hace parte, participa en
su propia creación. Contemplar esta posibilidad significa reconciliarse con el poder de tu
conciencia. Una nueva concepción de Dios se pone en movimiento en nuestro interior. La esencia
de las emociones del corazón y la naturaleza de las vibraciones mentales, se encuentran en el origen
de las condiciones de la existencia. Si me abro deliberadamente a todo lo bueno y generoso, la
bondad y la generosidad se manifestaran en mi ambiente familiar, profesional y en el seno de todas
mis relaciones personales. Las herramientas que determinan la naturaleza de esas ondas mentales no
hacen parte del campo de la voluntad. Se trata más bien, de las fuerzas sutiles tales como las
potencias insospechadas de la imaginación, de la intención, de las invocaciones cotidianas, de lo
que nos apasiona, de la manera con la que percibimos las cosas y a los seres que nos rodean, o aún,
las visiones de esperanza que llevamos en nuestra mina interior. Esas potencias están en nosotros y
son las fuerzas creadoras de nuestras realidades físicas y espirituales. En el ser humano hay energías
maravillosas e insospechadas. Bajo la imagen que vemos del mundo que nos rodea, existe una fibra
más profunda, un tipo de “modelo” del mundo físico. Nuestras condiciones de vida salen de esos
planos multidimensionales de creación y de realidad. Las partículas atómicas están interconectadas
por una costura de energía sutil y consciente, un tipo de movimiento que reacciona a la manera con
la 169 que observamos el mundo. ¿Qué comportamiento tenemos en función de ese movimiento
universal? Piensa que estás sano y el plasma consciente en el cual se bañan esas partículas te
enviará una imagen de sanación, que se volverá real por efecto de concentración fluida. Llama
desde el interior de tu conciencia a las energías fluidas y de luz. Estarás rodeado e impregnado de
las ondas benéficas que iluminan eternamente el cuerpo cósmico. Conviértete en tu propio
santuario. Haz de tu cuerpo el templo de tu alma y el templo de Dios. El tratamiento médico que
sigues, si sigues uno, será aún más eficaz. En la armonía más grande, más profunda, los objetos que
observamos en el mundo están unidos los unos con los otros. La separación temporal y espacial
entre una estrella y una vela solo es aparente. Así la estrella y la vela sean distintas, están unidas en
una armonía global. Todas las cosas, los seres, visibles o invisibles, los cuales en apariencia están
separados del lugar del que son observados, pueden ser vistos como los elementos de una sinfonía
infinita, partículas de un conjunto armónico más grande que las apariencias de nuestras realidades
cotidianas. Las situaciones de la vida son como las burbujas de agua que se forman y explotan en la
superficie de un rio. Nuestras relaciones humanas se parecen a esas ramas del árbol que se
encuentran, y luego se separan por un movimiento brusco de la corriente. La independencia de esas
situaciones es una ilusión. Las olas de la existencia no existen independientemente del espíritu. Las
ondulaciones del agua parecen separadas las unas de las otras, pero forman en realidad un sistema
coherente en donde cada elemento reacciona y comunica con todo el conjunto del rio. Las
circunstancias de la vida participan todas de la misma energía. Esta conciencia unificada de la
existencia es “armonía absoluta fluida”. De la misma manera, cada parte del cuerpo humano es
holográfica y contiene el conjunto del cuerpo. Es por esto que un terapeuta puede intervenir en el
hígado de un paciente ajustando un punto en la oreja, o hacer reaccionar el estómago apretando un
lugar preciso del pie. Cuando se complementa el tratamiento con la intención pura y desinteresada
del Amor sagrado, el paciente, el terapeuta y el planeta entero sienten inmediatamente los
beneficios. No existen efectos secundarios nocivos en el Amor. El Universo permanece inacabado y
en expansión. El reacciona a nuestra esperanza. La vida es el reflejo de la actividad invisible que
circula 170 eternamente en la esfera más profunda del Universo espiritual. De esta forma, todo lo
que existe para ti en la tierra, es el espejo inverso de lo que ocurre al nivel de la realidad del mundo
espiritual. Yo fabrico en la energía invisible el tejido original de mis encuentros, de mis éxitos, de
mis fracasos, de mi opulencia, de mi pobreza, en la realidad física, siempre en acuerdo con mi
karma. La pantalla de la existencia me muestra claramente, la potencia espiritual de aquello de lo
cual estoy seguro en mi mina interior. La frecuencia que se encuentra en mi conciencia, se transmite
directamente al seno de la materia y mi vida se llena de condiciones en las cuales esta frecuencia
domina. Eventualmente, el odio, la ira, la vergüenza, el miedo y los resentimientos que yo proyecto
en la pantalla de mi vida provocan circunstancias odiosas. Todo tipo de accidentes desafortunados
pueden entonces ocurrirme, ya que estos constituyen las resonancias de las vibraciones emocionales
toxicas que se han desarrollado en mí. La sanación natural es, ante todo, una purificación psíquica.
La verdadera medicina no es un sistema de control organizado; es una herramienta de apertura del
corazón, un medio, para reencontrar en la calma y la armonía nuestro espacio de luz sagrada. El
verdadero medico es un sirviente de ese plano. Él se pone al servicio de ese espacio con humildad.
La calidad de nuestras condiciones de vida depende de nuestras creencias en lo que concierne a la
existencia. ¿Por qué? Porque la realidad está compuesta de campos de energía en interacción mutua.
Es por esta razón también que cada una de nuestras palabras, benéficas o maléficas según la
naturaleza de nuestro sentimiento, constituye el comienzo de una experiencia de vida. Si dices
sintiendo profundamente estas afirmaciones: “Me encuentro en seguridad; Dios me guía desde el
interior; El Universo es bueno y generoso”, adoptarás una tendencia a sentirte instantáneamente en
seguridad y el campo unificado de energía universal que une toda cosa, te enviará una serie de
experiencias humanas, en las cuales todo estará lleno de bondad y generosidad. Cultivo lo que
siembro. Los mecanismos de la existencia son muy simples. El único elemento complicado, es la
voluntad de no ver lo que es evidente por interés personal, teniendo como pensamiento subyacente,
el deseo de controlar el mundo con fines egoístas; o simplemente por ignorancia o inconsciencia. La
esencia viviente en la cual se instalan nuestros deseos, nuestros sueños y nuestras pasiones es
omnipresente. Ella nos reenvía la naturaleza de nuestro sentir y de nuestros comportamientos, en
cualquier lugar en donde 171 nos encontremos. No somos diferentes de la Esencia Viviente. Al
mismo tiempo, somos distintos de ella. Esta unidad en la multiplicidad es simultánea e inconcebible
para el intelecto. Solo la intuición del corazón-conciencia puede integrar esta realidad. Provisto del
instrumento de mis creencias, de mis certitudes y de mis prejuicios, me encuentro en plena creación
de relación, de éxito, de fracaso, de religión, de sociedad, de civilización, de cultura, de riqueza, de
divorcio, de matrimonio, de carrera, de accidente o de triunfo; ya que tal es el teatro de la vida. Lo
que siembro en la Esencia Vital de la Matriz, toma raíz y entonces recolecto los frutos benéficos o
maléficos de mis propias convicciones. El papel que cada uno de nosotros interpreta es
extremadamente importante. Podemos recrear las experiencias de nuestra existencia individual y
común por el hecho de que existimos en el seno de las implicaciones de un mundo totalmente
moldeable. Estamos en relación constante con la esencia energética que nos rodea. Ella nos
devuelve las imágenes que nuestro espíritu proyecta en ella. Ese fenómeno de reciprocidad
permanente explica las leyes del azar y de la suerte ocasional. Todo está en sincronía, tal como los
movimientos del agua en la superficie de un rio. Se vuelve posible proyectar una visión de salud, de
natividad, de felicidad, de riqueza y de alegría en la esencia de nuestra propia experiencia de vida.
Podemos hacerlo también por los seres queridos que nos rodean. Lo hacemos independientemente
de toda presión externa, voluntariamente y espontáneamente, sin cálculo y sin expectativa. La ley
del retorno opera infaliblemente y nos reenvía nuestras bendiciones bajo la forma de energía
positiva. Y opera de la misma manera con nuestras proyecciones negativas. Es por esto, que la
magia maléfica representa siempre grandes peligros, en cambio la magia benévola abre el corazón a
la luz. La energía viviente de la Conciencia Universal nos retransmite bajo forma de experiencia de
vida, nuestros sueños más secretos. Si perdiste tus llaves, siente desde ahora la alegría y la
tranquilidad de haberlas encontrado, como si ya las hubieses encontrado. Agradece, sintiendo la
gratitud por encontrarlas. De esta manera, tendrás más posibilidades de encontrarlas. Nuestras
células son inteligentes y representan el espejo de nuestro espíritu. Los genes no gobiernan la
conciencia. Es la conciencia, la que se refleja en la actividad genética. Esto nos permite comprender
la forma con la que el medio ambiente mental, es decir, nuestros pensamientos, nuestras palabras,
172 nuestros recuerdos, nuestras convicciones, etc., influencian el comportamiento de nuestras
células. Es importante notar que el imaginario positivo, actúa sobre el código genético bajo la sola y
única condición que esta imagen mental vibre en resonancia con el contenido de nuestro
inconsciente. Cuando hay armonía entre el consiente y el inconsciente, nuestras emociones positivas
o negativas afectan la biología de nuestro cuerpo físico, e incluso al mundo que nos rodea. Por
ejemplo, las creencias y emociones de los padres, tienen una incidencia profunda en la vida y en el
comportamiento de sus hijos. Las emociones del director de una compañía, tienen una incidencia en
la actitud de sus empleados. Todo está interconectado. El cuerpo humano es una maquina
constituida de energías que responde meticulosamente al estado de nuestra conciencia. Mis
experiencias de vida existen realmente y sin embargo son ilusiones. ¿Por qué? Porque ellas son
transistores. La naturaleza efímera de mis condiciones de existencia, hace que las experiencias que
vivo sean ilusorias. Mi cuerpo existe realmente como energía material, producto del Todo
Completo; simultáneamente, es ilusorio ya que se encuentra en constante cambio. Lo que es real es
inmutable y lo que es ilusión está sujeto al cambio. Una de las razones por las cuales todo cambia
constantemente, es que la materia no es tan sólida o real como la percibimos. La manifestación
material es en gran medida, una serie de brotes de energía (los “cuanta”) que hacen de nuestras
vidas humanas una valsa cósmica de probabilidades y tendencias. Escoge para tu más grande
felicidad, una probabilidad positiva. Afirma que la fuerza vital colma tus necesidades, tu salud, que
te aporta todo el amor que tú mismo haces brillar en tu existencia. Elige la tendencia de tener
confianza en la vida. Así habrá reciprocidad y la vida tendrá confianza en ti. Todo está unido, todo
está en resonancia, todo tiene su propio eco. Dejemos de hacer brotar los cuanta de energía de la
tristeza, de la culpa o de la vergüenza. Provoquemos al contrario, brotes de amor por nuestro cuerpo
humano, brotes de abundancia teniendo el sentimiento que todo tipo de riquezas circulan libremente
en nuestra vida y que las utilizamos por el bien de los seres vivos. Este proceso de transformación
es una herramienta de expansión de conciencia, la cual requiere vigilancia, constancia, paciencia, y
determinación. Al mismo tiempo, desapégate de los resultados; las progresiones pueden ser lentas
pero son siempre graduales. Sin embargo, los resultados son evidentes y asombrosamente positivos.
Es un tipo de juego. Un juego para sentirse bien. Un juego de mejoría. Podemos 173 jugar a tener
pensamientos alegres. Es una elección muy simple y estamos seguros de salir victoriosos.
Diviértete. ¡Sonríe! Un ángel te está mirando en este instante. Él te ama. Según diferentes pueblos,
él porta diferentes nombres. Es el ángel de nuestras creencias. Él tiene un gran espejo en sus manos
radiantes. El ángel no tiene otra opción que reenviarte tu propio reflejo. Ya que esa es su función de
ángel. Tal es su dharma. El sendero inacabado La presencia de una inteligencia, la cual sostiene el
comportamiento consciente de los electrones no será fácil de probar a través de los medios físicos.
¿Por qué? Porque los instrumentos científicos son capaces de revelar únicamente los
comportamientos identificables por las percepciones sensoriales. Solo son una extensión de los
sentidos y nada más. Además, esas mismas percepciones son imperfectas. Podemos verificarlo todo
el tiempo. Los microscopios, los computadores, los telescopios y otras máquinas sofisticadas solo
son agravaciones de nuestras propias imperfecciones sensoriales. En el campo de la Energía
Omnipenetrante que emana de la Fuente, estos instrumentos son relativos. No sabrían revelar lo que
es de naturaleza absoluta. La visión de las cualidades divinas solo es obtenida con los medios supra-
conscientes que hacen parte de un conjunto de realidades situadas más allá de los órganos de los
sentidos. A esos medios o herramientas les damos el nombre de intuición, de inspiración, de
presentimiento, de canalización o de revelación. No hacen parte del arsenal de la mente compuesta
de la lógica y la razón. La realidad parecería ilógica y desatinada para alguien que solo se fiara de
sus sentidos para conocer el tiempo y el espacio. Para volvernos seres enteros, necesitamos otra
tecnología, otra teología, y otra psicología. Necesitamos una cosmovisión y una cosmología. Sin
esto, nos hará falta siempre la mejor parte de nosotros mismos y permaneceremos en la frustración
siempre, robots a la merced de un sistema el cual solo tiene como motivación, la explotación radical
de nuestra energía psíquica y física. El primer escalón de evolución subjetiva de la conciencia es la
reapropiación de nuestro poder espiritual. Se trata de una revolución interior que tendrá inmensas
repercusiones exteriores. El futuro del siglo XXI y la felicidad de la humanidad, dependen de la
puesta en escena de dicha revolución en el espíritu de las personas. Tendremos que sobrepasar el
sentido de la mente con el fin de recobrar la unidad fundamental y gubernamental de nuestras
conciencias. Ese sobrepaso único en la historia humana tendrá dos funciones naturales: la primera
será la de 174 descifrar los senderos de la auténtica liberación; la segunda será la de dar testimonio
de una espiritualidad de Amor. La fe de dictadura y de otros credos de control a través del miedo,
dejara de tener razón de ser. Los inquisidores habrán recolectado las hogueras que habrán sembrado.
Las personas podrán orar como lo deseen o podrán no orar si así lo quieren. Las conciencias serán
libres. Los fanáticos y otros integristas dejaran de ser los sirvientes de un dios de persecuciones
religiosas. Las religiones del mundo, sean ateas o teístas, habrán encontrado la unidad en el salto
cuántico de sus conciencias. La primera constatación para hacer, es la de verificar si nuestra
conciencia se sitúa aun en la prisión de las ideas hechas por la mente. Es útil observar que en
general los científicos no se dan cuenta que exploran la materia ¡gracias a su propia conciencia! No
lo perciben y no hablan de ello. Sin embargo, es por la herramienta supra-física y no-local de la
conciencia que ellos son capaces de pensar, de cuantificar y de analizar. Ellos parecen no darse
cuenta. La razón de esto es que la mayoría de ellos se sitúa aun al nivel de la mente. No tienen la
perspectiva suficiente para desdramatizar los hechos y dejar sus conciencias llegar a un nivel
diferente del de la mente. Cuando la mente dirige las experiencias de la existencia, el ser humano se
encuentra en la posición de una ardilla en su rueda de juego; entre más corra, más rápido girará la
rueda. Pero, no va a ningún lugar y se cansa por nada. Se puede decir que a ese nivel, “la
civilización de la mente” no va a ningún lugar en un tiempo record. En la plataforma mental la cual
es apremiante, se vuelve difícil, o incluso imposible, elevarse a un grado superior. La mente no hace
más que aceptar y rechazar una y otra vez. Atracción y rechazo se preceden entonces sin fin. Es por
esto que nos casamos y divorciamos, nos amamos y nos detestamos algunos años o meses más
tarde. Hacemos acuerdos de paz y nos declaramos la guerra algunas décadas más tarde. Es un
problema real del mundo de hoy, en donde los sentidos dominan incluso a la mente. Votamos por un
presidente el cual rechazamos algunos meses más tarde. En una civilización normalmente
evolucionada, los sentidos están al servicio de la mente. La mente está al servicio de la inteligencia,
la cual está al servicio de la conciencia. Vemos que la civilización del arma nuclear funciona al
contrario. La conciencia es negada, la inteligencia está sujeta a los caprichos de la mente, la cual es
esclava de las emociones primarias, tales como la ira, la codicia, la depresión, la susceptibilidad, la
sed de dominación, etc. No es asombroso entonces, que las solas informaciones que nos llegan de la
175 presencia de Dios provengan de dogmas caducados y arcaicos. Sin el espíritu de religiosidad
partisana, muchas personas creerían en su Poder Superior y tratarían de forma natural, tener acceso
a estados de conciencia modificados, con el fin de controlar mejor sus sentidos y sus espíritus. La
mente humana puede ser comparada con un lago. Cuando el viento de las emociones agita la
superficie del lago, las vibraciones de los deseos egoístas crean olas y la paz interior se pierde. Es
ahí cuando el católico empieza a pensar que el protestante es un hereje. Es ahí cuando el devoto de
Krishna empieza a pensar que el budista está en ilusión. Al contrario, cuando la mente recuerda los
grados superiores de la realidad, se refugia en la inteligencia. Como normalmente la Conciencia
Universal dirige al intelecto, las olas del deseo de dominación sobre los demás se calman y la mente
empieza a reflejar la visión espléndida y alegre de la Entidad Inmortal. Un sentimiento insuperable
de alegría brota espontáneamente en el fondo del corazón, lo cual atrae a los seres angélicos que
pueblan las regiones invisibles que nos rodean. El ser humano oye entonces, un canto inaudible que
solo su corazón percibe: “¡Ten confianza en el Dios del Universo! ¡Su presencia está en ti, quien sea
que tu fueres! ¡Abandona toda preocupación! Todo está bien. Comienza a respirar. No trates de
controlar el mundo. Deja de intentar dominar a los demás en nombre de tu doctrina. Desapégate…
¡Todo está en su lugar! Es la preocupación crónica y el deseo recurrente de tener una influencia en
los demás que nos encarcela. De otra manera somos absolutamente libres. La puerta de la antigua
cueva del corazón está abierta de par en par, pero las preocupaciones y la falta de confianza nos
hacen creer que somos prisioneros de un sistema de esclavos. O, frustrados por no haber podido
controlar a los miembros de nuestras comunidades, pensamos que el mundo no es más que un
espejismo y renunciamos a él. He aquí los dos extremos que debemos evitar: la explotación y la
renunciación. Son dos vías que llevan directamente a la confusión. Incluso si es transitorio e
ilusorio, el mundo existe, y es la expresión de la Energía divina que lo crea, lo mantiene y lo
destruye. Todas las formas de vida son protegidas y aniquiladas por esta Energía. ¿Por qué
deberíamos renunciar a lo que nos pertenece? Él mundo no es no-existente como lo pensaba el
ilustre Sankaracharya, de quien la invención monista está aún muy a la moda en los círculos de la
meditación. El mundo es la manifestación del Juego de la Energía de Dios y la meta de la
encarnación no es renunciar a él, es dedicarse a él, sin 176 preocupación… Entre la explotación y la
renuncia se abre la vía real del desarrollo, ahí en donde las pulsiones biológicas se calman. No creas
que estas ideas hacen parte del credo de una religión en particular. Es importante liberar la mente de
todos los conceptos sectarios que la condicionan. Las simpatías del buscador de la verdad deben ser
las mismas para todas las tradiciones del mundo, de otra manera el hará esfuerzos por avanzar, pero
la barca de su corazón permanecerá amarrada al ancla de sus ideas preconcebidas. Siendo terapeuta
de canto vibratorio, yo me doy entonces la entera libertad de hablar de la grandeza del profeta
Mohamed y del valor de las enseñanzas del Corán; así mismo, hablo de la grandeza del profeta
Jesucristo y del valor de las enseñanzas del Evangelio. Hablo de la grandeza del profeta Krishna-
Chaitanya y del valor de las enseñanzas Védicas. Sin esta Unidad, mi alma tendría solamente la
impresión de sembrar semillas de conflicto. El sentimiento de universalidad siembra al contrario,
las semillas de un mundo de felicidad y de abundancia en el cual la guerra es algo del pasado.
Incluso si alguien se burla de ti, no renuncies a tus sueños. Ellos representan la expresión de la
Energía divina en ti. Pero si la renuncia te fascina, renuncia a la utopía de huir lejos, renuncia a la
inconsecuencia del arma atómica, a los pesticidas, a los insecticidas, a las vacunas, al orgullo
colectivo de las comunidades “espirituales”, a la locura financiera, a la avaricia, renuncia a la idea
descabellada de que la salvación pueda venir algún día del exterior, renuncia a creer que la solución
a todos los problemas de la vida pueda venir con la venida de los extraterrestres o con la repentina
aparición de un Dios situado en las extremidades de las galaxias. Renuncia a todo esto, pero no
renuncies a tu poder espiritual. La renunciación ideal sería la del abandono de las ilusiones de sí
mismo. Nuestro espíritu estaría entonces en un estado de libertad sublime y de paz holística. Los
recuerdos del pasado serían tan inexistentes como las expectativas del futuro. Seríamos entonces
testigos desapegados bebiendo la dulce ambrosia de la plenitud, pase lo que pase. La Providencia
divina ofrece todo y retira todo, constantemente. Pase lo que pase, el juego del Universo es
favorable; sus intenciones son buenas para nuestra evolución y nuestra última liberación. La miseria
que percibimos en este mundo es en definitiva, nuestra propia creación mental. El mundo está en la
mente. 177 En último análisis, nada del exterior es responsable de lo que nos ocurre. Yo me aferré
con frecuencia a un soporte situado fuera de mí, un salvador, un redentor, un gurú, un libro, una
droga, un mantra, una relación amorosa, una comunidad, una deidad, un culto, un trabajo, a los
amigos, una familia, un yoga, un deporte, un arte marcial, un hijo, un jardín, un viaje, una empresa,
y muchas otras cosas. Labor perdida: aferrarse a un soporte externo en lo que concierne el progreso
interior, traba el avance. El corazón necesita fluidez para poder abrirse. La visión interior solo
puede universalizarse bajo la condición de ser flexible. Si el centro de interés permanece local,
parroquial y restringido, ¿cómo podría el espíritu besar la naturaleza infinita del infinito? Las
distinciones que hacemos entre chino y francés, ricos y pobres, jóvenes y viejos, blancos y negros,
hombre o mujer, entre un tal maestro espiritual y tal otro, son todas artificiales. Esas distinciones
nacen de los prejuicios y del precipicio de la ignorancia en el cual nuestros condicionamientos
religiosos nos han hecho caer. El infierno no es un lugar geográfico; es un estado psíquico. El
paraíso también. ¿La energía divina de la Fuente no reside en cada uno de nosotros? La verdad que
todos buscamos esta en nosotros, como en todas partes a nuestro alrededor. Entonces deberemos
seguir un camino nuevo. Llamémoslo “El sendero inacabado” ya que él nos da acceso a un campo
en donde nos reapropiamos de la infinitud de nuestra Alma espiritual. No es un sendero
necesariamente fácil, pero es una vía llena de sorpresas y de alegría interior ya que es tan antigua
como desconocida. Cada uno la suya. Se trata entonces de un camino no abierto. Es un sendero
fluido, liquido, no rígido y no local. No te preocupes. No te inquietes por lo que vas a comer
mañana. Estamos sólidamente apegados a las cosas, a nuestros carros, a nuestra casa, a nuestros
computadores, a nuestras carreras, a nuestros libros santos, a nuestras doctrinas, a nuestras
creencias. Dejemos las cosas un poco tranquilas. Soltemos nuestro equipaje. Cuando las
preocupaciones y las inquietudes se contraen en el espíritu, el ser humano se asemeja a alguien que
tomaría el avión y que continuaría cargando su equipaje. Los agentes de vuelo encontrarían extraño
su comportamiento y vendrían a decirle: “Usted puede dejar su equipaje; tranquilícese; relájese,
todo está bien. Usted está en el avión y es lo suficientemente sólido para transportar su equipaje.
Usted puede comenzar a relajarse.” 178 Acéptate tal cual como eres La inversión mental va en
contra corriente de sí mismo. Luchamos con nosotros mismos, nos rechazamos. Para cambiar la
tendencia, basta con inyectar en la mente la idea que merecemos lograr lo que emprendemos. ¿Por
qué habríamos de creer que las cosas malas de la vida están hechas solo para nosotros y que las
buenas se nos escaparán? Merecemos la felicidad ya que por ser seres humanos, el Universo nos ha
dado valor. Podemos entonces, alimentarnos psicológicamente de una imagen positiva de nosotros
mismos al menos en este campo. La forma humana es preciosa en la evolución de la conciencia.
Darnos cuento de esto, puede ayudarnos a no denigrarnos completamente. Aceptarse, es una de las
grandes llaves que abre las puertas de la armonía interior. Con mucha frecuencia somos expertos en
la auto denigración. Repetimos formulas sonoras negativas. Una de mis clientes tenía la costumbre
de decir por la mínima cosa que no estaba bien: “bueno…decepción tras decepción…”. Al ver que
esa energía toxica la debilitaba mucho y, aún más grave, que ella irradiaba esa energía a su
alrededor e impregnaba a las personas, animales, plantas y objetos que se encontraban cerca de ella,
le propuse cambiar su fórmula y decir: “bueno…solución tras solución…”. La auto denigración no
es necesariamente un problema nervioso. Se trata la mayoría del tiempo, de un simple hábito
producto de dogmas caducados. La persona piensa que no vale nada o cree que al afirmar su
supuesta desgracia, un milagro se producirá y que Dios, un ángel o una fuerza misteriosa cualquiera
tendrán piedad de ella y cambiará su desgracia por arte de magia. De hecho, lo que ocurre es todo lo
contrario ya que atraemos a nosotros los estados a los que damos más importancia con nuestras
afirmaciones. Al inicio de esos estados se encuentra nuestro “Verbo”, es decir nuestras palabras. Si
la fuerza oculta en nuestras palabras provoca estados malsanos, ese mismo “Verbo” puede también
inducir los estados armónicos. Para esto, basta con alinearse con una energía verbal positiva. La
potencia vibratoria de la palabra humana positiva elimina, con frecuencia y sin esfuerzo, la
enfermedad de la inversión mental, y esto ocurre incluso si la persona que pronuncia ese Verbo
positivo finge creer. Se trata de un fenómeno gradual. Es necesario entrenarse a decir únicamente
frases positivas, eliminando gradualmente las afirmaciones negativas. Por el hecho que el cerebro
humano “enciende” los mismos enlaces neuronales, cuando las personas imaginan un estado de ser
o lo viven, las afirmaciones positivas funcionan a todo momento. Basta con tener un mínimo de 179
convicción. Repite en forma de mantra una corta formula verbal como por ejemplo: “Soy lo que soy
y a partir de ahora, me acepto tal como soy”. Afirma y busca sentir la emoción de tu propio valor.
No te aceptes “a pesar” de tus problemas, acéptate “con” tus dificultades de ser, defectos, males de
vida, etc. Hazlo frecuentemente, regularmente. El desequilibrio interno del auto sabotaje será
rectificado, por grados, por escalones progresivamente, hasta la sanación de las negatividades. No
sirve de nada sentirse culpable de un tal desequilibrio, ya que la auto denigración no es un acto
deliberado o premeditado. Es más bien, un tipo de mal hábito enlazado con nuestras asociaciones.
Vivimos frecuentemente en medios más o menos autodestructivos, y por un fenómeno de
“entrenamiento” nos volvemos autodestructivos. Repetir una pequeña frase de auto aceptación
frecuentemente, no provoca ningún efecto secundario toxico y tiene el poder de cambiar nuestra
vida. Bajo el efecto del Verbo positivo, sentimos inmediatamente una mejoría. Si sufres de ansiedad
y se te prescriben medicamentos, te arriesgas a caer en un cierto sentimiento de entorpecimiento.
Serás torpe o por lo menos una parte de tu cerebro lo será. Ese tipo de estado puede aliviarlo a corto
plazo, pero se vuelve un problema difícil de manejar si el medicamento es tomado sobre un largo
periodo de tiempo. Cuando repites una frase de auto aceptación: “Me acepto y me amo
verdaderamente, me acepto con todas mis dificultades”, le das una oportunidad a tu cuerpo-espíritu
de re armonizarse con el mismo, le permites auto alinearse con la sanación de sus ansiedades. El
simple hecho de decir con convicción que aceptamos nuestros propios defectos, desata en nosotros
un tipo de reflejo de auto acogida. En lugar de rechazarnos, o de escondernos a nosotros mismos sin
reconocer nuestras insuficiencias, la energía sonora de una frase positiva baja la amplitud de
nuestras disonancias internas, e instala un reflejo de armonía. Esta re armonización crea un
realineamiento del cuerpo-espíritu que se acompaña de una sensación creciente de bienestar. La
confianza en sí y la autoestima tendrán entonces, una tendencia a mejorarse de manera
sobresaliente. El Verbo positivo aporta incluso, un apoyo a la toma de calmantes y de
antidepresivos. Las sugestiones positivas habladas, cantadas o tarareadas, acompañadas por una
música armoniosa y no agresiva, logran reemplazar las infraestructuras psíquicas negativas por
fundaciones mentales positivas. El 180 sonido puede entonces, ser una herramienta que facilita la
reeducación del comportamiento de las energías sutiles del organismo y ayuda al cuerpo a sanarse
por el mismo y para el mismo. La repetición de fórmulas sonoras positivas sirve para localizar y
luego colmar las carencias en la circulación de energía. Rupturas energéticas son reparadas y de esta
manera las etapas ulteriores en el camino de la salud son facilitadas. El movimiento de la vida y la
corriente del flujo vital, son así fácil y rápidamente restablecidas. La falta de estima por sí mismo
puede inhibir a una persona y crear en ella desordenes físicos. Su necesidad de auto aceptación, no
colmado, puede crear todo un conjunto de miedos que se acumulan en su subconsciente,
engendrando conflictos inconscientes y limitando su desarrollo espiritual. Si esta persona toma
ansiolíticos prescritos por su médico, ella no debe parar de tomarlos. Es importante entender que la
interrupción de una medicación tan potente como los analgésicos o ansiolíticos no puede hacerse sin
aviso médico. Si esta persona sigue un tratamiento específico, no debe interrumpirse. Ella lo hará
naturalmente cuando realmente no lo necesite más. La energía sonora no cura ni sana ninguna
enfermedad. Lo que hace la energía sonora, es liberar el cuerpo de tensiones y del estrés del cual
con frecuencia no somos conscientes. Somos inconscientes ya que las tensiones psico-emocionales
son viejas y se han incrustado desde hace mucho tiempo. Bajo el impacto del sonido positivo y
armonioso, el cuerpo recobra su poder innato de auto sanación. Como una herida en el dedo se sana,
ella misma, cuando le ofrecemos al cuerpo buenas condiciones de sanación, las heridas y las
disonancias internas pueden también sanarse, ellas mismas, cuando las condiciones mentales son
buenas. Por lo menos, los aspectos somáticos del problema, pueden ser fuertemente atenuados. Una
actitud positiva puede, incluso, mejorar la tolerancia a la quimioterapia y disminuir sus efectos
tóxicos devastadores. Obtenemos rápidamente un alivio de las tensiones a través de cortas
afirmaciones que realinean la conciencia con una parte de nosotros, la cual con frecuencia, dejamos
al abandono. No se trata de una religiosidad. Se trata de la espiritualidad natural de todo ser humano
normalmente constituido, independientemente de su tradición, nacionalidad o cultura. La falta de
estima por sí mismo, por ejemplo, puede ser armonizada con la fórmula: “Me acepto yo mismo
profundamente, siendo una partícula de Inteligencia Universal”. 181 Recuerda que ningún cura,
ningún médico, ningún miembro de tu familia, tiene la autoridad sobre lo que sientes interiormente.
Tú eres el mejor piloto en el mundo de lo que vives en ti mismo. Si sientes que un miedo
inconsciente puede ser el origen de un problema físico o que haces parte de las millones de personas
en el mundo que sufren de neurosis y ansiedad, está bajo tu responsabilidad buscar el armonizar ese
obstáculo en el camino; hacia tu bienestar y tu salud. Comienza simplemente por aceptarte tal cual
eres, sin querer cambiarte. “Me acepto a mí mismo profundamente, siendo una chispa divina del
Gran Sol Central”. Esta aceptación facilitará una más grande aceptación interior, un reconocimiento
de las rupturas de energía y aplanará los senderos hacia una más grande armonía del alma, del
espíritu y del cuerpo. Entre más creas en el fracaso, más te alejarás de la armonía. Esta tendencia
inconsciente a denigrarse a sí mismo puede ser provocada por miasmas tóxicos en la sangre y en la
energía mental. Esas toxinas nos alejan de nuestra esencia. Entre más limpiemos el cuerpo y la
mente de las emociones negativas, más sentiremos aumentar en nosotros, un magnifico calor de
Amor desinteresado. Entre más nos alejemos de este calor, más nuestro cuerpo se enfermará. ¿Por
qué? Porque la causa original de un bloqueo se sitúa al nivel de la conciencia humana que nos lanza
un S.O.S bajo la forma de una enfermedad específica. Cuando dejamos de estar en armonía con lo
que estamos supuestos a vivir como seres encarnados en la tierra, la inmunidad del cuerpo se
debilita por falta de fuerza armónica. Es posible también, que el reloj de nuestra envoltura carnal
haya simplemente llegado al final de su curso natural. Aceptarse es también aceptar su muerte física
con serenidad. La muerte no debería preocuparnos, ya que es una experiencia natural, indolora y
maravillosa. Según nuestra visión de las cosas, veremos al mundo de la enfermedad tal y como
seamos, y no la veremos tal cual ella es. Alguien acusará al virus, otro a un gen, el otro la mala
disposición de su casa, otro a los choques emotivos, o una mala nutrición; y todos tendremos una
parte de la verdad. Como la vida tiene un sentido, la enfermedad debe también tener un sentido. Los
accidentes tienen un sentido. El retorno de la salud y de la alegría de vivir tiene un sentido. La
enfermedad es una lección de Amor. Ella se presenta para mostrarnos que de alguna forma estamos
perdidos. La enfermedad puede ser definida como una reorganización interior, la cual tiene como
función enseñarnos a mejorar lo que somos. Ella nos muestra 182 que nos hemos extraviado, que no
hemos tomado el buen camino. Los disfuncionamientos físicos y psíquicos deben tener una causa y
tal vez, son solo reacciones a elecciones de nuestro pasado. La causalidad es una ley general en el
Universo. Todo efecto tiene una causa, y toda causa tiene un efecto. Entonces, toda enfermedad
tiene una causa y toda causa tiene su enfermedad particular. Pero la causa original está en nosotros.
Si pudiéramos ver la enfermedad como una amiga que busca guiarnos en el camino de nuestra
encarnación, comenzaríamos a cooperar en lugar de luchar. Veríamos nuestros males como un
medio para evolucionar y crecer en conciencia. Y esta propuesta es una perspectiva que no significa
que somos culpables o víctimas. Es una observación que propone, que nos convertimos en
estudiantes de la existencia, con el fin de responsabilizarnos en lugar de ponernos en las manos de
alguien que no conoce absolutamente nada de nuestra vida y de nuestras experiencias vividas. Al
responsabilizarse, la conciencia comienza la evaluación de los síntomas de malestar, corrige los
comportamientos contraproducentes y, en el camino, no carecerá de elementos para encontrar
acercamientos terapéuticos que contribuirán a la prevención de las enfermedades y la promoción de
la salud. Cuando nuestras investigaciones van en ese sentido, corremos por lo menos “el riesgo” de
ver un día la luz al final del túnel. El sentido de la encarnación del alma en la opacidad de la materia
sería el de aprender a sentir por toda cosa y todo ser, una energía consciente del orden del Amor.
Según nuestros condicionamientos de nacimiento, según nuestras influencias, esta energía
primordial toma todo tipo de apelaciones: Universo, Matriz divina, Dios, Padre, Madre divina,
Conciencia cósmica, etc. El estado que permite el acceso a ese nivel de conciencia toma también
varios nombres: “satori” para el método zen, “nirvana” para el método védico, “oración” para los
místicos cristianos, “prema” para los bhakti-yoguis, “iluminación” para los budistas. Los grados
pueden ser diferentes, es lógico. Pero recordar que todos progresamos en el mismo camino de
ascensión nos evitará dificultades internas, y también externas. Todas esas distinciones, todas esas
aparentes diferencias no hacen más que definir diferentes niveles de intensidad, una graduación de
intimidad con la conciencia del Amor total. Basta con hacer salir todas esas denominaciones de su
cuadro religioso para que estas pierdan su concepción restrictiva, del 183 cuadro dañino de los
predicadores que quisieran convencernos que Dios se limita a la idea que solamente ellos tienen.
Incluso si todos tienen razón al nivel en el que se sitúan, la Substancia Divina permanece sin
límites. Todas las técnicas de meditación, de yogas o de oraciones se vuelven terapéuticas cuando se
liberan del interés del culto. Ellas permiten entonces la apertura del corazón, es decir que ellas
permiten existir a todos los que son diferentes a nosotros. Es lo que hace Dios quien es Amor puro:
nos permite existir seamos quien seamos, incondicionalmente. La gracia de las regiones supra
luminosas llama a quien ella quiere, sin ninguna razón determinada por su elección o rechazo. El
Cristo llama a los seres que están abiertos a vibrar en armonía con su nivel de energía; Buda llama a
aquellos que están preparados a resonar al unísono, en respuesta a su llamado interior. Todo ese
proceso de elevación, de apertura y de dilatación de la conciencia no depende del mérito exterior.
Algunas personas encuentran su espiritualidad en comunión con la naturaleza; otros están afinados
a la frecuencia divina particular y reconocen “el sonido de la flauta de Krishna”, así como otros van
a estar preparados para reconocer el llamado místico de Jesucristo, otros resonarán con el Islam, el
zazen o la danza del Señor Shiva. Cada alma tiene su propia luz, su propio grado de intensidad, su
propia vía. Cada cual responde al llamado de la conciencia, según su naturaleza y la vibración que
más le conviene. Sea como fuere, basta con ser y permanecer en un estado favorable ante el cosmos
y ante la existencia en general. La armonía del corazón se refleja sobre la armonía de todo el
cuerpo. Amar… ¿Qué es lo que significa el verbo “amar”? Amar se define tal vez de mejor manera
en las pequeñas cosas. Nos contentamos a veces de poner mucho Amor en los actos más ordinarios
del día a día. La grandeza de nuestras obras no tiene nada que ver en ese proceso de desarrollo
interior. Ser “caritativo” con la vida significa aceptar sus propias debilidades así como las de los
demás. Soportar los defectos de los demás, no envidiarlos, no juzgarlos y buscar más bien
maravillarse de su buena voluntad y de su deseo de mejorar. Si lo que ellos hacen es nocivo, ellos
solo hacen lo que ellos están supuestos a hacer. Podemos ser testigos, pero es inútil querer
cambiarlos a todo precio. Ellos cambiarán por ellos mismos, con el tiempo. La armonía no está en
tal o tal práctica o en tal o tal culto religioso. La armonía es una disposición del corazón que nos
hace confiar entre los brazos de la Inteligencia Universal. La armonía consiste en ser simple consigo
mismo. El Universo está lleno de una conciencia que conoce lo que 184 necesitamos antes de que lo
pidamos. Esta conciencia nos protege cuando vibramos en armonía con ella, ella se encarga de
nosotros cuando nos encargamos de re armonizar con las leyes naturales que hacen parte de su
esencia. Una chispa que vibra en armonía con el fuego no se apaga. Una gota de agua que brilla en
armonía con el océano no se evapora. Su seguridad está confirmada. Sus necesidades están
colmadas. Lo único para hacer sería entonces, ejercitar nuestras potencialidades, para continuar en
unión con la Armonía Absoluta que se encuentra al fondo de nosotros. El jefe de orquesta de la gran
sinfonía universal, no necesita que le construyamos un hotel cinco estrellas. El posee ya en su seno
la infinidad de la bóveda celeste. No son nuestros prodigios o supuestas “grandes obras”, que
atraerán la gracia a nosotros, si no la actitud devocional hacia todo lo que existe. Nos han enseñado
a orar de la siguiente manera: “Señor, que tu voluntad sea hecha y no la mía”. Esta fórmula dejo de
ser actual, ya que genera la dicotomía y el conflicto. Tu voluntad representa la fuerza de tu
intención y para ti, esa intención es toda poderosa. Una oración de afirmación que integraría la
intimidad armónica entre lo cósmico y lo humano sería más bien: “Señor, que tu voluntad sea
hecha, y que mi propia voluntad esté en armonía con la Tuya”. Nos convertimos en lo que creemos
ser. Reconciliarse consigo mismo El mundo es la expresión del poder creador divino que está en
nosotros. Es una inmensa imagen de Dios desbordante de existencia divina. Es por esto que todo
está constantemente cambiando de forma y de cualidad. Los sabios han observado la eternidad de lo
real. Lo que no dura es irreal. Es por eso que decimos que este mundo, que está cambiando
constantemente, es ilusorio. Las cosas de tu vida son tan reales que tú crees que así lo son.
Reconcíliate con la suerte que el Universo ha escogido para ti, según tu propia comprensión de la
realidad. Vives la experiencia concreta, de aquello a lo que crees deber identificarte. Vives en lo que
crees. Tu verdad es tan suave o tan dura como crees que ella debería ser. La realidad es
completamente moldeable. Con el tiempo, ella se conforma a lo que tú esperas de ella. Lo que crees
como verdad se produce con el hecho de creer que lo que se produce deber ser verdad… Un secreto:
si eres bueno y generoso con aquellos o aquellas que te bendicen psicológica o físicamente, (todos
aquellos que parecen conspirar 185 para hacerte la vida miserable), esas personas estarán obligadas
tarde o temprano a cambiar de actitud contigo. Tu medio ambiente familiar o profesional será un
lugar agradable. No conocerás la paz llevando contigo, a donde sea que vayas, un corazón en el
cual, las pasiones no son suavizadas. La satisfacción interna no se presentará a ti, mientras tu
espíritu esté sujeto a los excesos de humor. No esperes que la transformación venga de los demás.
Ama el mundo y seguro que a cambio, el mundo te amará. Se violento con el mundo y tenlo por
seguro, que del mundo recibirás una violencia aun peor. Roba el bien del prójimo y llegará el día en
el que todo te será retirado, incluso la salud y la razón. Di mentiras y la vida te mentirá en la cara.
Ama simplemente por la felicidad de amar, y la existencia te colmará de una cantidad de Amor, que
sobrepasará todas tus expectativas. Reconcíliate con los ángeles y los ángeles se reconciliarán
contigo. ¿Piensas realmente que Dios solo está en la estatua de mármol del templo o en la cruz de
Cristo? El poder divino reside al fondo del corazón de cada piedra, flor, animal, humano, montaña,
rio, estrella y galaxia. El Universo puede experimentar nuestra visión de las cosas, y nunca nos
abandonará. El hecho es que no podemos conocer la belleza del Ser Infinito, Dios, la Persona
Suprema, sin contemplar simultáneamente su aspecto impersonal. Ama al mundo y el mundo te
amará. Ódialo y él te odiará. Habrá reciprocidad. Es por esto que los personalismos y los
impersonalismos sin duda, se reconciliarán y se apreciarán. Pero si esto no ocurre, se autodestruirán.
¿De dónde proviene el miedo y la preocupación que nos carcome día a día? La respuesta se
encuentra en el sentido de propiedad. El apego a las cosas es la fuente. Es la creencia persistente
que las cosas nos pertenecen para la eternidad, lo que destruye la paz. El gran responsable de
nuestras angustias es el apego que impide al espíritu, el ponerlo todo en las manos del Poder
Superior del Universo. Dispón de las propiedades como lo desees, pero no te dejes disponer por
ellas. De otra forma ellas te poseerán, ellas te encarcelarán y serás su esclavo. La solución es la de
utilizar las cosas para el servicio del Divino en nosotros como en nuestro alrededor. El Divino es
una fuerza universal que da y que retoma. De esta manera, tu existencia forma un todo con la
existencia de la Totalidad. Todos nuestros problemas, todo el mal que sentimos, viene del hecho de
que estamos absolutamente persuadidos de estar separados de esa realidad universal. La separación
es lo contrario de la reconciliación. Si pudiéramos lograr completar la mayoría de nuestras acciones,
de nuestros negocios y nuestras empresas, sin ninguna codicia, sin ninguna avaricia, sin
expectativas, sin ansia; el camino 186 se abriría amplio e inmenso ante nosotros. Reencontraríamos
la concordancia perdida. Si el camino que lleva a la paz profunda te interesa, cesa de irritarte. Si
trabajas en una oficina, ten un pensamiento benévolo para con todos tus colegas de trabajo y con
todo el mundo en general. Di una palabra motivante y gentil a la mensajera gruñona, al vendedor
maleducado, a la vecina frustrada, al médico arrogante y condescendiente, al policía armado y
agresivo, al conductor del carro que te corta el camino sin prevenir, etc. Verás, dejarás de luchar.
Algo al fondo de ti, se suavizará. Recomenzarás a respirar. De otra forma, continuarás peleando
contra los molinos del cosmos. El mundo entero es bien real, pero todo lo que contiene será
eventualmente arrastrado por las olas del tiempo. ¿Por qué luchar? Mira en ti mismo, con una
mirada lúcida. En la medida en la que desees bendecir con tu simpatía a todos los seres, la vida
cambiará contigo. Muy rápido, la situación de la que quieres huir a todo precio, será una fuente de
alegría. Tienes el poder de hacer esto porque eres una chispa viviente del Perdón Absoluto.
Reconcíliate con tus problemas. Las pruebas son desafíos que llegan para hacer remontar de
nuestros subconscientes, nuestras viejas creencias nocivas. Al exponerlos a la luz del día, los
problemas nos ayudan a sanar esos viejos reflejos que condicionan nuestras vidas. La edad de la paz
ha llegado. Incluso los “demonios” están al servicio de Dios, incluso si ellos no lo saben. Deja de
creer en el combate permanente entre las tinieblas y la luz, o entre el bien y el mal. Hay una sola y
única Fuerza en el Universo. Esa fuerza es “Dios en ti”, el Fuego Supremo. Ese fuego devora todo
lo que le es opuesto. Todo es entonces Luz. Si crees en una lucha feroz entre una fuerza amiga-
angélica y una fuerza enemiga-demoniaca, no será sorprendente que con los años el efecto funesto
de esa guerra interior se impregne al fondo de tu espíritu, bajo la forma de carga emocional y
termine por somatizarse en algún lugar de las células de tu cuerpo. Reconciliarse consigo mismo
implica dejar de sentirse culpable. Ni víctima ni culpable. La culpa proviene del sentimiento de
estar seguro de haber fallado. La persona siente que es culpable de una tristeza y tiene vergüenza de
no haber podido hacer algo, lo cual le era muy importante (por ejemplo, proteger su hijo de un
accidente o de una violación, de un aborto o de una enfermedad). Ella está convencida de que no
jugó bien el papel que se le había dado. Ella está penetrada por un sentimiento de fracaso. Ella se
aferra 187 al pasado. Ella está bloqueada. Algo ocurre entonces en el organismo: la creencia en ese
sentimiento de culpa genera una serie de informaciones vibratorias emocionales, que son
transmitidas al subconsciente. El subconsciente da enseguida órdenes precisas al cerebro, para que
substancias químicas creen la resonancia correspondiente, en la parte del cuerpo que está en
correlación con la emoción. Nuestro cuerpo es el espejo de nuestro espíritu y traducido a lo físico,
es los sentimientos que alimentamos en silencio en nuestra parte psíquica. Cuando la emoción de
vergüenza-culpa se fusiona con un sentimiento de impotencia (ejemplo: “no logre alcanzar mi
meta”), se produce un elemento disparador que despierta viejos complejos de incapacidad. No se
necesita más para que el cuerpo, como un espejo, nos reenvíe esas impresiones de incapacidad, bajo
la forma de una enfermedad que traduce con precisión la impotencia y la incapacidad (como la
esclerosis). Reconcíliate con tu pasado. No pensemos que la aparición de los problemas somáticos
graves es fortuita o llega por el azar. Es sorprendente que a pesar de los miles de estudios científicos
y médicos acerca de este tema, el personal hospitalario no haya sido educado aún para diagnosticar
las resonancias vinculadas al estado emocional y físico. Pero ese tipo de deficiencia no debería
preocuparnos, ya que la influencia de las emociones y el impacto del espíritu sobre el cuerpo, bajo
la forma de problemas somáticos, es conocido y muy bien documentado desde hace milenios,
notablemente en la Medicina Tradicional China, en Medicina Ayurvédica, en Medicina Esenia. En
la mayoría de los casos, un elemento de solución sería el de crear un medio ambiente de
reconciliación armónica entre la mente y el cuerpo. Con frecuencia basta con que el pensamiento y
la emoción jueguen juntas en armonía, es decir estén de acuerdo, que sus ondas concuerden y que
haya una armonía entre las dos partes. La música contemplativa aporta en este campo una ayuda
preciosa ya que ella toca el sentir y no el comprender. Una música llena de ondas de Amor
desinteresado facilita los cambios de creencia y libera con suavidad los antiguos nudos energéticos
creados por la falta de concordia interior. Ella permite el desapego, la aceptación de nosotros
mismos. La música de la Naturaleza posee una influencia benéfica. Ella permite reversar la
tendencia a la autodestrucción sutil, el auto sabotaje interior. El resultado es que la noción misma de
competencia entre el espíritu y el cuerpo tiende a desaparecer. Y el milagro aparece: el yo se
reencuentra con sí mismo, cara a cara. No tiene nada más que esconder, se acepta, y se desapega. Él
es sanado. Él está reconciliado con su propia 188 existencia, sea la que fuere. El vibra al unísono.
Unísono quiere decir “vibrar en conjunto”. Yo no imagino un camino científico que sería diferente
de un camino espiritual. La espiritualidad es una ciencia, de otra manera solo es sentimentalismo.
La ciencia es una conciencia, de otra manera solo es especulación. Toda ciencia desprovista de
conciencia es seguro que provocará a término, la ruina de la humanidad. Hoy, afortunadamente, los
caminos espiritual y científico se fusionan en un conjunto de conocimientos inmenso y por fin
liberado de las presuposiciones. Lo que estaba fosilizado desde Descartes, entra de nuevo en
movimiento. No habrá más separación entre la materia y el espíritu. Mi fe es lo que me constituye.
Mi constitución es en lo que tengo fe. Nuestras constituciones físicas se reconcilian con nuestras
intenciones psíquicas. Esta reconciliación forma la base de las nuevas generaciones humanas. El
apocalipsis interno La conciencia universal es de naturaleza desinteresada. ¿Por qué? Porque la
realización de un estado de armonía mundial no es el producto de una cultura específica, si no la
función natural de la evolución humana. Esta realización se manifiesta en la capacidad de adaptar la
realidad espiritual a diversas circunstancias materiales. La armonía interior no está coagulada en el
tiempo. La única condición de su manifestación es que ella pasa por una real transformación de la
conciencia. Producir “bella música angélica” o relajarse, o realizar tu alma, o alcanzar un forma de
liberación, todas esas cosas representan un gran valor, pero no son nada en comparación a la real
experiencia de Amor divino incondicional atravesando el corazón. De hecho, no es necesario
abandonar el ego y poner la vida en las manos de un Dios universal para ser un gran artista, hacer la
canalización mediumnica u obtener la liberación de la existencia material. Para lograrlo, podemos
optar por otras muchas técnicas. Pero la total humildad del corazón no es un ingrediente obligatorio
en esos tipos de técnicas. Sin embargo, el Amor puro divino no conoce técnica alguna; solo el
desapego absoluto, constituye el escenario en el cual se desarrolla eternamente, el inmenso teatro de
este Amor. La tercera guerra mundial no tendrá lugar. En cambio, construiremos un mundo de paz
en el cual los intercambios comerciales y culturales serán por fin, basados en la conciencia, la
confianza y la compasión. La humanidad no renunciará a ese mundo. La explotación será
remplazada por la dedicación e inventaremos una manera completamente nueva de entrar en
relación los unos con los otros. En lugar de hacer grandes cosas 189 sobresalientes o espectaculares,
daremos simplemente algo de nosotros mismos y cada una de nuestras decisiones será portadora de
compasión. El holismo remplazará al egoísmo. Seremos sirvientes en lugar de ser grandes señores.
Nuestra conciencia por los demás, nos dará la fuerza de vivir para que la más grande armonía reine
sobre la Tierra. El Amor que tendremos por aquellos y aquellas que son diferentes a nosotros, nos
sanará de ese sentimiento de estar todo el tiempo al borde del cansancio y el ahogo. Mostraremos
valientemente nuestra vulnerabilidad y abriremos mutuamente nuestras debilidades, lo que hará que
el guerrero en nosotros sea desarmado. El adversario dejara de existir. Y sin embargo… La
ingeniosidad tecnológica y de las invenciones nucleares, químicas, bacteriológicas y de todas las
investigaciones que se hacen hoy en día para la creación de armas de destrucción masiva, podría
llevar a la civilización a autodestruirse, así como a todo tipo de vida en el planeta. La posibilidad
existe por dos razones principales. La primera es que todo está abierto en los múltiples escenarios
del karma terrestre, nada es totalmente fatal. La suerte es algo que puede ser lanzado o también
puede ser cambiado. Cada día que pasa recreamos nuestro destino. Consecuentemente, si no
prestamos atención y no somos vigilantes, los escenarios de destrucción pueden producirse. La
segunda razón es del campo de la conciencia. Es seguro que una ciencia desprovista de conciencia,
es una vía que lleva a la ruina del mundo, y aun así ese saber debe ser aplicado. La incapacidad de
manejar los objetos peligrosos que nos ofrece la tecnología, así como la globalización del
conocimiento nuclear, es un coctel particularmente explosivo. Y como si esto no fuera suficiente,
las tomas de poder de las extremas-derechistas político-religiosas por todas partes en la superficie
del globo son una calamidad que podría ponerle el fuego al átomo, de un día al otro. Hemos llegado
a un momento crítico de la evolución humana. Cada segundo cuenta. Cada persona cuenta y puede
hacer mover la balanza de un lado hacia el otro. En el siglo XII, los católicos romanos proclamaban
que “matar infieles no era un pecado”. Afortunadamente, los psicópatas de la época solo tenían
lanzas y espadas para pelear. Actualmente esa mentalidad aún existe. Algunos grupos religiosos
están psicológicamente atascados en la mentalidad del siglo XII, pero pueden estar dotados del
armamento del siglo XXI. He ahí la 190 urgencia de trabajar por la Paz y la Armonía. Es un trabajo
interior en el que cada individuo contribuye con su conciencia . La solución está en nosotros a nivel
individual. Individualmente, tenemos el poder de proyectar en el mundo la forma-pensamiento de
una conciencia global hecha de tolerancia, de fraternidad, de comprensión, de compasión. Cuando
logremos una cierta masa potente, una amplitud de energía podrá producirse y el campo morfo
genético en el cual todo está sumergido, transmitirá la información al conjunto de personas que
viven en este planeta. El campo de conciencia, es una realidad organizada de manera holográfica: la
globalidad está incluida en la más mínima individualidad. Proyectar en el mundo ondas de paz no es
entonces, una simple analogía utópica. Es al contrario, una verdadera transmutación del campo
global de conciencia a partir de una intención determinada. Cada fragmento de conciencia
planetaria, puede venir a encajarse en miles de otros fragmentos de conciencia, vibrando en la
misma frecuencia. La paz atrae la paz. El amor atrae amor. El Universo está interconectado. Todo lo
que necesitaríamos es una conciencia armónica global que trascendería las ciencias, las filosofías y
las religiones y crearía un nuevo cuadro de pensamiento para las generaciones futuras. Si los
militares logran entender que “todo está unido con todo” en la vida de todos los días, ellos pensarán
en sus propios hijos antes de oprimir los detonadores de sus lanza misiles. Muy lejano del
reduccionismo materialista del siglo XIX y XX, el nuevo paradigma llevará nuestro entendimiento
más allá de las propias restricciones. Las nuevas teorías científicas sobre la interacción del todo con
el todo, contienen valores muy inspiradores, ya que ellas dan más credibilidad a las influencias
internas que a las manipulaciones externas. El mundo está de esta manera, en perpetua re-creación y
nosotros somos sus co-creadores. El trabajo se hace localmente, en nuestra propia conciencia. El
más mínimo hecho que ocurre en nuestro corazón, se encuentra relacionado al conjunto de hechos
que se producen constantemente en el mundo. El pensamiento civilizado está bifurcando. Cada
tradición en el pasado estaba centrada en su propio profeta, en su propio Mesías. Cada filosofía
estaba fijada en su propia evaluación de las cosas y cada ciencia estaba reducida a su propia jerga.
Nos encontramos en el amanecer de una nueva era, una edad de coincidencias en la que la
conciencia humana atraviesa una transición sin precedente. Lo que se encontraba separado (el
cuerpo y el 191 espíritu, la ciencia y la filosofía) se encuentra unificado por una serie de
fluctuaciones que hacen coincidir todas las piezas del rompecabezas. Visualicemos a nuestros
dirigentes políticos y religiosos logrando pasar el desafío, y siguiendo la corriente de ese gran
movimiento de conciencia armónica. La presencia de una Conciencia Divina Universal, viva e
inteligente en el corazón de los fenómenos macroscópicos, e igualmente en el plano microscópico,
está a punto de liberarse de sus tradiciones partisanas. Los intereses de los sistemas de estado son
cosa del pasado. Podemos contemplar una restructuración completa de la vida espiritual sobre la
tierra. Las religiones analíticas fanatizadas corren el riesgo de autodestruirse, por el hecho de
encerrarse en los propios límites de sus revelaciones, así dichas revelaciones sean muy bellas y
preciosas. Los valores humanos propios a la evolución de la conciencia, son aún más importantes
que los valores económicos y tecnológicos. La visión global de Dios como Conciencia
Omnipresente, es más importante que todas las politiquerías pontíficas. Si hacemos un recuento del
conjunto de confirmaciones de la física cuántica, de la observación del cosmos, de la nueva biología
y de las experimentos hechos en la conciencia, nos damos cuenta que la existencia de un campo de
conciencia no localizado, interactuando de manera interna está bien establecida. Solo falta por
precisar que tal campo de “proto-conciencia cósmica” siempre ha sido, es, y será eternamente, la
conciencia manifestada de Dios-Uno, el Gran Espíritu, la Entidad Suprema Viviente, Uno y
simultáneamente diferente con lo que existe. En esa bifurcación del pensamiento, dos cosas son
precisadas: primeramente, la ciencia observa que la materia está impregnada de conciencia;
segundo, la religión se da cuenta que la Conciencia Divina puede tomar la forma que desee. Si Dios
tiene una forma universal también tiene un aspecto personal. Lo uno no impide lo otro. Él es Padre-
Madre, principio de inmanencia global según el cual, todo está unido con todo, y todo está al
interior de todo. El conocimiento que permite hacer la diferencia entre la naturaleza transitoria del
Universo, constituido de energía material y la naturaleza permanente del Meta-universo constituido
de energía espiritual, “es” Dios. El silencio de las verdades que permanecen secretas “es” Dios. La
siembra de toda existencia “es” Dios. Una conciencia nueva emerge y libera la palabra “Dios” de
las iconografías sectarias. 192 El hombre “fuerte” que dice no creer en Dios debe saber que su
propia fuerza “es” Dios. Algunos cultos religiosos admiten que Dios es grande, podría ser que esa
grandeza esté limitada únicamente, a un aspecto personal. ¿Qué es RadhaKrishna? Es también
“Ala”, es decir lo que es sin comienzo ni fin. ¿Quién es Ala? Es también Cristo, el ser bendito, es
igualmente Buda, la luz personificada. Si, en el Veda, Krishna nos es presentado como el aspecto
más tierno y el más original de la Divinidad, el conjunto de sus emanaciones, no están menos
unificadas en él. Jesucristo es “el” camino ya que todos los seres empoderados por el Padre Celeste
representan también “el” único camino. Cada hijo e hija de Dios representa también el único
camino, ya que se trata siempre del mismo camino. El mal más grande que puede llegar al hombre
actual es la negación de la universalidad del Ser. Cada uno de nosotros es una parte integrante de la
Divinidad, incluso aquel que afirma: “Yo, personalmente no creo en Dios”. En realidad, el cree en
el Ser. La conciencia de la energía espiritual es una de las facultades que tiene la tendencia de
atrofiarse, cuando no la tenemos en cuenta, y poco a poco, la ilusión que nos hace decir que la vida
proviene de la materia devora nuestro intelecto, hasta el día en que el Espíritu Global parece
inexistente. Pero esta ilusión no es una fatalidad; ella porta dentro de sí, un poder de reversibilidad.
La conciencia de la Armonía divina se despierta muy rápido, cuando nos asociamos con ella de una
forma u otra. ¿Cómo hacemos esto? Yo pensaría que cada quien posee su propio potencial, según su
propio nivel de conciencia. El método de uno será tal vez un desastre para el otro. Somos todos
únicos y nuestra relación con la armonía absoluta es también única. Algunos perciben a Dios como
un guerrero, otros como un amante, otros aun como algo abstracto, una fuente luminosa, una nube
desconocida; algunos lo perciben como una Alma Suprema, otros como una figura digna, dotada de
una barba blanca. Para otros, la verdad absoluta solo existe en los sueños de los poetas. No importa.
Lo que es crucial, es la capacidad de sentir la fascinación de la Conciencia Global, no con la mente
o la inteligencia si no a través del corazón. Esa mirada interna, libre e independiente, sabrá penetrar
los velos de la separación que nos impide ser deslumbrados por la belleza y por la realidad de la
Unidad. Todo está relacionado con todo. Solo hay un camino ya que todos los caminos son Uno.
Dios se manifiesta ante nosotros de la manera con la que estamos en capacidad de percibirlo a él, de
acogerlo, de recibirlo y servirlo, como la armónica de un sonido es intuitivamente al servicio de su
nota fundamental.
Dios se esconde cuando elegimos no ser elegibles a la gracia de Su presencia. Los intereses de
culto, no tienen nada que ver en este campo. Cada quien elige sus estados de alma y debe estar
preparado para sufrir las consecuencias felices o infelices de esos estados.
La solución no es ni política, ni científica, ni económica, ni incluso ecológica. La solución es
interior. Lo que sea que te perturbe del exterior, eso representa solamente una falta de armonía
interior. Eres el único ser en el mundo, con el poder de re alinearse. El estado en el que te
encuentras, refleja el estado en el cual se encuentra tu conciencia. Con el fin de obtener respuestas a
tus cuestionamientos acerca del porqué de tu vida, yo te invito a ir a visitar las opiniones y las
creencias que fueron implantadas en ti, desde tu infancia. Es el único lugar en el que podrás
descubrir el sentido profundo de tu existencia. Deja de pensar en lo que no tienes. Orienta tu
conciencia hacia lo que eres, hacia lo que haces y lo que ya tienes. Es a partir de ahí que las cosas
irán mejorando.
A lo que llamamos “la desgracia” es tan trascendentalmente divina como a lo que llamamos “la
felicidad”. Las dos son una fuente de aprendizaje. Sentirse culpable por lo que ha sido hecho es
inútil. Pero preocuparse por lo que habría podido ser hecho, es totalmente fútil. Dirígete hacia el
silencio apacible de tu corazón. Encontrarás en él, tu aspecto de Dios. Una vez hayas descubierto el
camino interior, todos los caminos exteriores de tu vida se revelarán gradualmente. Cultiva día a día
una relación con tu diosa del corazón y con tu ángel de conciencia. Radiante, bienaventurado y
positivo, camina en el sendero de la fe en tu alma divina. Una vez que hayas realizado cuan
precioso, maravilloso y único eres, te convertirás en un ser capaz de crear una multitud de pequeños
y grandes milagros cotidianamente. El perdón contigo mismo es el más grande de los poderes.
Cambia de oración y di: “Mi padre que está en mí, perdóname como yo mismo me perdono a mí
mismo”. Y el resto vendrá.
Les deseo buena suerte. Que todo les sea un éxito por el bien de todos.

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