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UNIVERSIDAD SERGIO ARBOLEDA

SEMINARIO COMPLEMENTARIO DE DESCARTES

STIVEN CALLEJAS OTÁLORA

DESCARTES: SOBRE LA DEMOSTRACION DE LA EXISTENCIA DE DIOS

El presente es un análisis sobre la tercera mediación de Descartes, en donde se argumenta la existencia


de Dios y de su naturaleza. La tercera meditación, bien podría dividirse en dos secciones haciendo caso
al orden lógico: en una se estudia acerca de la naturaleza de las ideas y en la siguiente la naturaleza de
Dios a partir de la idea del mismo.

Después de llegar a la conclusión del cogito ergo sum, Descartes ya tiene un punto sobre el cual apoyar
todo su sistema filosófico. Pues lo que se sigue de este es que primero puede tener absoluta certeza de
algo, segundo que existe y que piensa y tercero le sirve como criterio de certeza. Es criterio de certeza en
la medida en que expresa una relación de conocimiento, esto entre el sujeto pensante y un contenido de
pensamiento.

Por medio del método de la duda descartes se encuentra a sí mismo como pensante, duda de todo: de la
sensación, como no llega a distinguir entre lo que se presenta en la vigilia y el sueño, duda así mismo de
los objetos que están fuera de él mismo, nos dice que estas representaciones que posee de los objetos
que llama exteriores a él no es necesario que existan en una realidad distinta de él mismo ya que puede
que haya en el alma alguna facultad del alma desconocida por él que sea origen de estas representaciones.

“pensaba percibir muy claramente por la costumbre que tenía de creerla, aunque verdaderamente
no la percibiera, a saber: que había fuera de mí ciertas cosas de las que procedían esas ideas, y a
las que éstas se asemejaban por completo. Y en eso me engañaba; o al menos si es que mi juicio
era verdadero, no lo era en virtud de un conocimiento que yo tuviera” (Descartes, 2015, pág73)

También duda acerca de la matemática, aquí es donde se hace mención de una entidad superior con la
capacidad de producir el engaño hasta en las cosas que parecen ser más ciertas y verdaderas. En todo
caso Descartes ahora solo cuenta con su mismo pensamiento para encontrar la verdad. Para ello divide y
clasifica las ideas. Y este es el examen que advierte en la tercera meditación:

La idea aparece como la principal pieza por la que se despliega la acción del pensamiento: esta acción de
pensamiento puede ser querer, temer, afirmar o negar, también se da en la que se aporta algo de sí
mismo. Es la primera clasificación de los pensamientos:

a. Representaciones: son las imágenes que tenemos de las cosas y los conceptos; son llamadas con
más propiedad como ideas.
b. Afecciones: son el querer y el actuar.
c. Juicios: en donde encontramos propiamente el entendimiento. (falsos y verdaderos)

Ni a las representaciones ni a las afecciones les corresponde ser falsas o verdaderas consideradas en si
mismas, pues en ellas el carácter es inmediato, cuando nos representamos la idea de humano decimos
que es cierta la idea de humano pues nos la representamos y cuando sentimos desprecio por algo no
decimos que pueda ser falso o verdadero, es decir no dudamos del sentir mismo. Por otra parte, los juicios
a los que se les añade algo de sí mismo (del sujeto que hace juicios) les es propio ser falsos o verdaderos,
pues consiste en afirmar o negar condiciones de algo. Si decimos el hombre es animal racional estamos
afirmando del hombre que es animal racional en lo que puede que sea cierto o falso independientemente
de la aseveración.

Descartes hace ver que el error más frecuente en los juicios es el de pensar que las ideas que tenemos
son totalmente fieles a objetos que existen afuera del pensamiento.

Esta primera clasificación obedece a la naturaleza de las ideas en cuanto producidas por el pensar, esta
clasificación establece a que ideas les corresponde ser falsas y verdaderas, la finalidad es esto, para que
cuando se presenten ante el pensamiento poder discernir unas de otras y avanzar con la mayor
precaución, puesto que ya se sabe que ideas son las que posibilitan el error (juicios), la siguiente
clasificación corresponde al origen de las ideas.

Las ideas pueden aparecer según Descartes, en el pensamiento de tres modos.

a. Innatas
b. Adventicias
c. Fantasías

El primer razonamiento le lleva a cuestionarse el por qué no puede afirmar que todas las ideas pertenecen
a un mismo género: la respuesta reside en la misma naturaleza de las ideas; esto le lleva a averiguar el
origen de cada una. Primero se pregunta por las ideas adventicias, estas son diferenciadas por que no
obedecen a la voluntad cuando se presentan así si sentimos calor por el influjo de la misma idea de lo
caliente notamos que no por querer sentirlo se deja de sentir calor, por lo que esta idea debe estar fuera
del sujeto que padece lo caliente.

Aquí hago una pausa y comento que hay casos de pacientes con histeria que manifiestan sentir
sensaciones que no son producidas en modo alguno por objetos en el plano de lo real externo (en
descartes el termino se refiere al mundo de cosas que están fuera del sujeto), por presentar tenemos los
casos de los estudios realizados por Freud cuando se empieza a dar la ordenanza para el psicoanálisis. Así
por ejemplo el caso de Elizabeth Von R. es una paciente que sufría de dolores en las piernas y no podía
caminar bien el origen de su enfermedad no era algo orgánico, sino que radicaba precisamente en su
psique. Un ejemplo de su cuadro sintomático nos muestra que cuando se le hablaba de ciertos asuntos
sentía dolor en las piernas igual que estar frente a determinadas circunstancias. “Toda esa cadena de
reminiscencias estaba destinada a evidenciar el justificado enlace de los dolores con el estar de pie, y lo
que podía parecerse a una prueba de una asociación” Freud tomo II pág. 165.

Lo que argumento es que no es necesario que este tipo ideas como el calor sea necesariamente ocurrido
al sujeto por objetos externos, sino que se presentan como en el ejemplo en que la sensación se presenta
por el sujeto que siente. Descartes parece tener noción de lo que Freud llama inconsciente “podría
también ocurrir que haya en mí, sin yo conocerla, alguna facultad o potencia, apta para producir esas
ideas sin ayuda de cosa exterior; y, en efecto, me ha parecido siempre hasta ahora que tales ideas se
forman en mí, cuando duermo, sin el auxilio de los objetos que representan” , así también aclara que
aunque estas ideas se originen por objetos externos al sujeto no se sigue que estás representaciones sean
totalmente fieles a estos. De manera que el objeto en la acción del pensar pierde fundamento.
“Todo ello bien me demuestra que, hasta el momento, no ha sido un juicio cierto y bien pensado, sino
sólo un ciego y temerario impulso, lo que me ha hecho creer que existían cosas fuera de mí, diferentes de
mí” (Descartes, 2015, pág74)

Siguiendo con nuestro trabajo de análisis las ideas que son invenciones o fantasía se esta mas seguro en
que provienen de sí mismo pues dentro de los actos del pensamiento el sujeto tiene la posibilidad de
asociar diferentes ideas y crear nuevas desde sí mismo, con esto se refiere a que la acción es propia del
pensante.

El tema que une la primera parte en que se ha dispuesto la división que mencionamos al principio del
presente texto se encuentra justo aquí, la clasificación de las ideas con la demostración de dios converge
en las ideas innatas.

Le queda todavía a descartes un camino para afirmar que existen ideas fuera de sí mismo y asiente que
las ideas consideradas en cuanto modos de pensar no se diferencias pues todas las ideas están presentes
para sí, pero si se consideran en cuanto que representan cosas distintas, la principal distinción es que las
ideas que representan cosas subsistentes, es decir que no dependen del pensante en modo alguno,
representan una realidad más objetiva.

La idea de un ser supremo con todas las perfecciones representa en mayor grado una realidad objetiva.

Para la demostración descartes parte del siguiente axioma:

“debe haber por lo menos tanta realidad en la causa eficiente y total como en su efecto: pues ¿de dónde
puede sacar el efecto su realidad, si no es de la causa? ¿Y cómo podría esa causa comunicársela, si no la
tuviera ella misma?” (Descartes, 2015, pág74)

Así para Descartes las ideas tienen tanta realidad objetiva como quien las causa.

a. Real objetivo: se dice que una idea es real objetiva cuando en la relación de su generación existe
en el propio sujeto que la produce, así la idea que el pensante tiene de Descartes es producida y
existe en quien la piensa. La realidad objetiva de la idea es tomada del sujeto en la relación de
causa y efecto.

b. Real formal: se dice que una idea es real formal cuando en la relación de su generación existe
en el sujeto, pero no es producida por el pensante, así la idea de infinito se halla en el pensante
de manera formal.

Sin embargo, las ideas formales deben tener realidad objetiva en la relación con quien es el productor de
este tipo de ideas que no pueden ser producto de entes finitos e imperfectos, la entidad a la que se le
atribuyen las ideas tales como infinito y eterno que no son producto de seres imperfectos es a Dios. Pues
debe haber algo en lo que estas características estén contenidas de modo más eminente, para que así
posean siquiera realidad formal y que estén puestas en el sujeto.

En Dios la idea de la perfección de lo infinito y eterno aparece no como realidades formales sino como
reales objetivos pues en la relación de causa y efecto es Dios quien las produce.
En esta primera parte la demostración de la existencia de Dios se refiere a la demostración ontológica de
Dios esto quiere decir siempre se esta refiriendo a la esencia de la naturaleza de Dios, cuando Descartes
advierte que es subsistente y que es perfecto nos habla del modo en que Dios es. Sin embargo, esta
demostración de Dios es una falacia puesto que su argumento es una falacia de petición de principio pues
la premisa de la que parte es la misma conclusión a la que llega. Esto es:

a. Existe un ser supremo contenedor de perfecciones


b. Existir es una perfección
c. Existe Dios

BIBLIOGRAFÍA

Descartes, R. (2015). meditaciones metafísicas. 13th ed. México: Francisco Larroyo, pp.73, 74, 75.

Sigmund Freud Obras Completas. (2018). 1st ed. Amorrortu Editores, p.165.

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