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Se sabe por estudios de fósiles de ballenas jorobadas migratorias que el “paso del
noroeste”, entre las islas canadienses, estaba abierto en alguna época próxima al
9.500 antes del presente. En la actualidad los hielos de los mares que bañan el
archipiélago ártico canadiense no se derriten lo suficiente en verano como para
permitir la comunicación entre los océanos Ártico y Pacifico, por lo que los stocks
del Mar de Bering y del Estrecho de Davis de esta especie no se entremezclan.
Fig. El “paso del noroeste”. Posible ruta ártica entre el Atlántico y el Pacifico a través de los
estrechos helados de las islas canadienses
Para otros, las causas de la humedad son más complicadas. Así, para el geógrafo
francés Leroux, las diferencias de la insolación veraniega con respecto al presente
en el trópico de Cáncer que atraviesa el Sahara— son demasiado pequeñas e
insuficientes para explicar la mayor humedad de la primera parte del Holoceno en
África. Cree este investigador que la explicación hay que buscarla más lejos: en los
cambios circulatorios atmosféricos que afectan a toda la zona atlántica y que se
originan primordialmente en el Ártico, en donde los cambios del reparto estacional
de la insolación si que han sido notables a lo largo del Holoceno.
Sean unas u otras las causas, al comienzo del Holoceno, en unos pocos milenios, la
selva ecuatorial africana se extendió de tal forma hacia el norte y hacia el sur que
llego a ocupar un terreno quince veces más amplio que el que tenía durante la época
glacial. La selva ensanchaba sus límites hacia el norte y hacia el sur en varios cientos
de kilómetros, ocupando paisajes que hoy son de sabana, la cual a su vez ganaba
terreno al desierto del Sahara. Las precipitaciones y la humedad en la selva del
Congo alcanzaron un máximo hace unos 9.000 años. Y durante todo la primera parte
del Holoceno, hasta el 6.000 antes del presente, el clima de la selva fue mucho más
húmedo que el actual.
Fig. Paisajes de África hace 9.000 anos
El Sahara y su franja meridional, el Sahel, no eran las tierras de arena que hoy
conocemos, sino zonas que gozaban de periodos prolongados de bastante
humedad, con numerosos lagos y zonas marismáticas que hoy aparecen
completamente desecadas. Existen pruebas arqueológicas que indican que en áreas
hoy superáridas y recubiertas de dunas, pastaba una fauna típica de sabana. De
acuerdo con este clima más húmedo, durante la primera parte del Holoceno, en
contraste con las épocas frías anteriores, la intensidad de las tormentas de polvo y
la concentración de aerosoles minerales en el aire era mucho menor. Los estudios
de las zonas áridas prueban que entonces las dunas se encontraban generalmente
en un estado durmiente, mucho más fijas que antes y, en consecuencia, la erosión
eólica era mucho menor.
En el noroeste del Sahara, en la zona que al parecer se mantuvo más árida, aparecen
grandes yacimientos de conchas de caracoles. En la zona de los macizos del Hoggar
y del Tassili, en el centro del Sahara, aparecen pinturas rupestres que muestran
escenas con jirafas y otros mamíferos la sabana. En lagunas hoy desecadas al pie de
estos macizos se han hallado fósiles de ranas y de cocodrilos.
Más al este, el lago Chad, que se había desecado por completo en el momento álgido
de la Ultima Glaciación, de nuevo se rehízo y a comienzos del Holoceno, alimentado
por el agua de lluvia que le llegaba del Macizo de Tibesti, llego a tener un volumen
y extensión semejante al del actual Mar Caspio. Después, durante la primera mitad
del Holoceno, este lago, denominado también Megachad, sufrió diversas
fluctuaciones y definitivamente perdió volumen a partir del 6.000 antes del
presente. Una de las regiones que ocupaba, la depresión del Bodele, es hoy un
desierto polvoriento cubierto por una extensa capa blancuzca de diatomitas, restos
de las criaturas microscópicas que habitaban las aguas dulces de aquel lago. Aún
más al este, al sur de Egipto, en Nubia, aparecen pinturas rupestres con elefantes.
Muy lejos delas orillas del Nilo, en lo que hoy es pleno desierto, se han encontrado
restos paleontológicos de liebres y gacelas. Algunos monumentos megalíticos de
aquella época indican la existencia de una cultura importante en una región que
actualmente es hiperárida . Hacia el 5.500 antes del presente las lluvias comenzaron
a disminuir y ya hacia el 4.500 el Sahara tenía un clima semejante al actual, lo que
ayudo a la densificación de la población a orillas del Nilo y a la aparición de la
civilización faraónica. Los pocos estudios referentes al sur de África, señalan
también una primera parte del Holoceno, hasta hace unos 5.200 años, más húmeda
y más cálida que la siguiente, con una segunda transición aguda a un clima más seco
y frio hacia el 3.200 antes del presente
Fig. Insolación veraniega en 20°N desde hace 6.000 años hasta el presente en
W/m2