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Mujeres en la Argentina:

un balance frente al Bicentenario

Dora Barrancos*

No hay duda de que desde la ruptura colonial construcción de su ciudadanía como también
hasta nuestros días, la condición femenina ciertos acontecimientos que marcaron un antes
ha sufrido notables transformaciones. En el y un después en los colectivos femeninos, escu-
transcurso de estos dos siglos hubo una modi- driñar el protagonismo femenino en algunas
ficación sustancial de su estatus; piénsese tan coyunturas del siglo XX y señalar las princi-
sólo que en 1810 no se reconocía a las mujeres pales evoluciones sufridas por las relaciones de
como sujetos de derecho, mientras que de algún género y hacer una síntesis de los principales
modo, sin duda contrastante en el tiempo del derechos conquistados. Para quienes no están
Bicentenario, se exhibe la conquista de una serie familiarizados con el concepto de género, es
de prerrogativas que formalmente las equi- necesario aclarar que llamamos así a las formas
paran a los individuos varones. Sin embargo, de vinculación entre varones y mujeres, aunque
no obstante la envergadura de las transforma- en rigor, hay una diversidad de géneros que
ciones, la contundencia de los cambios sociales abarcan identidades sexuales más complejas
y culturales habidos en nuestro territorio a lo que las clásicas definiciones de varón y mujer.
largo de los dos siglos, las mujeres no han alcan- Las formas identitarias que responden acerca
zado el mismo reconocimiento que los individuos de atributos masculinos y femeninos obedecen a
varones. Se está todavía lejos de la plena iguala- largas construcciones sociales y culturales que
ción de derechos y de oportunidades; poderosas atraviesan todas las etapas históricas. No deja
razones culturales se interponen en el camino de admirar que sólo recientemente, y merced a
de la completa democratización de las relaciones la critica feminista, vino a tono que las carac-
entre los sexos. La separación de las esferas terísticas atribuidas a los sexos tienen apenas
privada y pública –una construcción que debe pertinencia con los dictados biológicos, que las
mucho a la burguesía dominante en el siglo XIX–, matrices sociales son decisivas en la edificación
obra como un gran teatro para la conformación de la diferencia sexual, y más decisivas aún en
de los papeles de género. La segmentación de materia de discriminación y subordinación de
espacios, mantenida hasta nuestros días con un género a otro.
muy escasas modificaciones, constituye en gran
medida la clave del drama de la jerarquización 323
de la diferencia sexual todavía sobreviviente. ■■ Mujeres en el nuevo orden
Me propongo dar cuenta de algunos institucional
momentos significativos de nuestro pasado
poniendo en foco la vida de las mujeres. Con el proceso de institucionalización repu-
Deseo evidenciar el dificultoso camino de la blicana que sobrevino a la batalla de Caseros,

* Investigadora en la Universidad Nacional de Quilmes; en la Universidad de Buenos Aires y en el CONICET.

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Dora Barrancos

la Argentina ingresó bajo la hegemonía de de los países occidentales. La historia de las


las ideas liberales en la fase moderna de su mujeres ha revelado un aspecto central de las
trayecto histórico. Una miríada de procesos contradicciones de la modernidad: mientras
volvió compleja nuestra sociedad y se mani- los varones alcanzaban el reconocimiento de la
festó desde luego en las relaciones de género individuación y correspondiente mayor sobe-
que no fueron, como se verá, todo lo expansivas ranía, y se ampliaba su ciudadanía, lo inverso
que la nueva etapa parecía prometer. En 1869 acontecía con las mujeres.
ocurrió un acontecimiento de enorme trascen- Pero más allá de la inferioridad jurídica, las
dencia con la sanción del Código Civil, elabo- últimas décadas del siglo XIX vieron una expan-
rado por el reputado Dalmacio Vélez Sarsfield, sión de los desempeños femeninos sobre todo
bajo la presidencia de Sarmiento. Hasta en aspectos educativos y culturales. Figuras
entonces habían regido los antiguos ordena- como la osada Juana Manso, cuyas dotes peda-
mientos coloniales, puesto que casi nada se gógicas admiraba Sarmiento y a quien muchas
había modificado. El Código Civil representó veces protegió (porque la libertad de expresión
una adaptación del Napoleónico (1804) que de Juana le trajo no pocos enemigos), la narra-
tuvo enorme influencia en las mentalidades de dora Eduarda Mansilla –sobrina de Rosas
los juristas de los países latinoamericanos. Este y hermana de Lucio, el mucho más conocido
ordenamiento significó una involución para las hombre público-, y Juana Gorriti, escritora
mujeres que quedaron sometidas a la potestad y propulsora de la acción cultural femenina,
de los maridos. En efecto, la nueva normativa constituyen algunos ejemplos de las nuevas
determinaba la inferioridad jurídica de las manifestaciones femeninas. Fue un período
casadas que no podían educarse, profesionali- en que aparecieron publicaciones dirigidas
zarse, ni trabajar o comerciar, sin la expresa por mujeres y aunque los espacios se abrieran
autorización de los respectivos cónyuges. El a regañadientes, la escritura y la educación,
impedimento de gerenciar los bienes propios sobre todo esta última, fueron un coto de sus
que quedaban bajo la tutela de aquellos resultó manifestaciones.
otro grave sometimiento. Las mujeres casadas Una clave del proceso republicano insti-
tampoco podían testimoniar en juicios sin la tuyente liberal que procuraba asimilar a las
autorización marital. En resumen, el nuevo masas inmigratorias fue justamente la educa-
período, que abría un ancho cauce a las posi- ción y resultó sin duda una empresa exitosa.
ciones que propiciaban la soberanía de los La docencia se femenizó tempranamente; ya
individuos, limitaba aún más el estatuto de las en el censo de 1895 se encuentra un número
mujeres. Lo notable es que, al lado de Vélez superior de mujeres al de los varones ejer-
Sarsfield, se hallaba como asistente su hija ciendo alguna forma de actividad en la ense-
Aurelia, de particular inteligencia y de quien ñanza. Desde luego, la inmensa mayoría –
se ha sostenido que fue amante del mismo hasta muy avanzado el siglo XX–, ejerció el
Sarmiento. Lo cierto es que ella tuvo un papel magisterio primario, ya que el bachillerato
relevante en la campaña electoral que lo llevó y la universidad estuvieron reservados a los
a la presidencia y a quien el ilustre sanjua- varones. La implantación de la Ley Nro.1420
nino admiraba sus destrezas intelectuales. No de educación obligatoria, gratuita y laica signi-
deja de sorprender que el enorme crédito otor- ficó que tanto los niños como las niñas acce-
324 gado a las mujeres en materia de educación – dieran a la escuela elemental, a diferencia de
Sarmiento las hallará imprescindibles para la otros países de América Latina en los que fue
enseñanza–, que la propulsión sarmientina a sostenida la inequidad de género ya que se
la mayor educación de las mujeres, contrastara beneficiaban más los varones que las mujeres
con la inferioridad sancionada por el Código de la educación básica. La escuela normal
Civil puesto en marcha durante su presidencia. fue entonces una institución que acogió a un
De modo que el proceso de modernización coin- enorme número de mujeres, de modo que no
cidió con el reforzamiento de la subalternancia es exagerado sostener que el pilar de la alfa-
legal femenina, algo que ocurrió en la mayoría betización masiva nacional y del proceso de la
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Mujer con hijo en la vendimia, Mendoza (1935)


Anónimo. Fotografía. AGN

formación de letrados en nuestro país fueron cuyos contingentes femeninos solían emplearse
las maestras. En general, los sectores medios de cualquier modo para resolver los problemas
que aspiraban a una cierta progresión de vida de sobrevivencia en familias con gran número
para las jóvenes, las enviaban a las escuelas de hijos, el trabajo femenino extradoméstico
normales. Se trataba de una ocupación que era observado con mucha discrepancia incluso
gozaba de alta legitimidad social, a menudo por los reformadores sociales que emergieron a
celebrada y honrada, a diferencia de otras fines de aquel siglo.
ocupaciones que no obtenían absolutamente
la misma forma de reconocimiento. Era poco
concebible que las mujeres de las clases altas ■■ La saga feminista
y medias, cuyos estratos estaban en plena
formación a fines del XIX, admitieran que No se había iniciado el siglo XX cuando se
las hijas pudieran ganarse la vida en oficios introdujeron en el país las ideas feministas.
y labores por completo desprestigiadas. Sólo Surgidas en Europa y los Estados Unidos de
en los grupos populares, la necesidad forzaba Norteamérica en donde las mujeres progresi- 325
a emplearse en un variado número de activi- vamente comenzaron a demandar derechos,
dades que sin lugar a dudas no gozaban de se expandieron en muy diversas latitudes. El
aceptación. célebre encuentro de Seneca Fulls en 1848,
La normativa de género seguía fiel a la en el que se proclamó a viva voz un conjunto
consigna del hombre proveedor, jefe del hogar, de reivindicaciones, es un hito en la construc-
y de la mujer reproductora, asistente perdu- ción feminista. A fines del XIX tuvieron lugar
rable de los miembros de la familia, y a pesar de en Europa diversos congresos de mujeres y
los cambios traídos por la inmigración masiva se originó el vocablo “feminismo” debido a la

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Al frente de la barricada, una mujer blande una escoba durante la Huelga de Inquilinos, Buenos Aires (1907).
Anónimo. Fotografía. AGN

notable militante francesa Hubertine Auclert. también feministas y esa doble identidad llevó
El nuevo término fue rápidamente adoptado a que, en los primeros años del siglo XX, se
al calor de las movilizaciones de mujeres en asimilara feminismo a socialismo. Alicia
la mayoría de los países occidentales, y más Moreau fue una de las principales referencias
allá de Europa, especialmente en Rusia, hubo entre las socialistas. Casada a inicios de los
expresiones favorables a los derechos de las años veinte con la figura central del partido, el
mujeres que abogaban por la igualación con Dr. Juan B. Justo, desempeñó una tarea central
los sujetos varones. en la lucha por conquistar la igualdad, espe-
En nuestro país, el feminismo fue una cialmente en materia de sufragio femenino.
cantera que reunió sobre todo a las mujeres Fuera de las socialistas, las primeras
librepensadoras con cierta educación y prove- mujeres que egresaron de la universidad, tales
nientes de las clases medias. Entre estas fueron los casos de Cecilia Grierson y Elvira Rawson
especialmente destacadas las militantes socia- de Dellepiane, adhirieron al feminismo y se
listas. Las anarquistas, a pesar de su identifi- tornaron líderes de la nueva corriente. Otras
cación con la causa de la autonomía femenina y notables militantes de la causa de los dere-
326 de sus esfuerzos por liberar a las trabajadoras, chos femeninos fueron Julieta Lanteri y Maria
abjuraban del “feminismo” porque les parecía Abella Ramírez, que tampoco adhirieron al
una posición burguesa. socialismo pero que se empeñaron en reformas
El Partido Socialista, que surgió en 1896, coincidentes. ¿Cuáles fueron las principales
fue el primero en poner en su plataforma el reivindicaciones de las feministas inaugu-
derecho al voto femenino, por lo que no debe rales? Una síntesis de los derechos procu-
sorprender que sus ideas atrajeran a mujeres rados puede hallarse en la siguiente enume-
que se animaban a sortear las convenciones. ración: 1) Igualación de los derechos civiles.
Las socialistas, en su enorme mayoría, fueron Modificación del Código en orden de abolir la
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inferioridad jurídica de las mujeres. 2) Derecho notablemente el número de los nacimientos, y


a sufragar. Aunque no fue unánime el acuerdo no cabe duda de que el aborto fuera extensa-
inicial, pues algunas preferían acceder por mente empleado.
etapas al voto (desde el orden municipal al
nacional), al iniciarse la década de 1920 las
feministas demandaban la igualación del ■■ Los cambios de mediados a fines
derecho a votar y a ser votadas. 3) Derecho del siglo XX
al divorcio vincular. 4) Asistencia a la mater-
nidad afectada por las carencias. 5) Educación. Nuestra sociedad exhibió transformaciones de
Las militantes inaugurales tuvieron un gran significado durante el período de entre-
marcado desempeño en los años ´20 una vez guerras, pero fueron más intensas aún en el
que doblegaron los esfuerzos para la obtención lapso que siguió a su finalización con el adve-
del voto. En 1926 se obtuvo la primera reforma nimiento del peronismo. Focalizaré tan sólo
civil que eliminó gran parte de los aspectos de las contribuciones efectuadas por los primeros
la inferioridad, ya no fue necesario obtener gobiernos del Gral. Juan D. Perón con rela-
el consentimiento del marido para trabajar, ción a las mujeres. En primer lugar, resulta
educarse y testimoniar. La sociedad argentina incontestable que en el propio régimen hubiera
se transformó intensamente en esos años y una exaltación vigorosa de la participación
las mujeres ampliaron su presencia en nuevos femenina en la arena política al ofrecer la
empleos, especialmente en el sector servicios. clave fundamental de la figura de Eva Perón.
La renovación de la moda permitió un cambio Ella fraguó una impactante movilización de
completo de indumentaria que trocó los trajes mujeres –y no sólo de los sectores populares– al
largos por vestidos apenas más abajo de las organizar su adhesión al gobierno de su marido
rodillas y se impusieron las cabelleras cortas, a través de la creación de la Rama Femenina
todo un símbolo de las nuevas conductas. La del peronismo. El credo redistributivo de quien
doble moral de los varones seguía vigente, pero se transformó en Evita, la gran hacedora de
no eran pocas las que se animaban a burlar bienestar, también se cifraba en la igual capa-
las normas, a mantener vínculos paralelos y cidad de las mujeres para legislar y gobernar,
a enfrentar las convenciones. Nuevos grupos para administrar el hogar y también para
de mujeres, alejados de las ideas reformistas ocuparse de lo público, aunque estuviera lejos
sociales y en buena medida provenientes de los –y hasta enfrentada– de los ideales feministas.
sectores sociales más empinados, se unieron La apelación a las mujeres para que dejaran
también a las feministas en procura del la casa y dieran, si fuese necesario, “la vida
sufragio. En 1932, la Cámara de Diputados dio por Perón”, contiene la trama paradójica de
un paso notable al votar la ley que concedía ese la versatilidad de Evita en materia de convic-
derecho, gracias a la acción de los socialistas ciones acerca de la participación inexorable de
y de los liberales de mayor convicción, pero el las mujeres en la arena política. No hay duda
Senado, donde las fuerzas conservadoras eran de que Evita no se proponía una batalla contra
amplia mayoría, nunca discutió el proyecto. el imperativo doméstico del género, más bien
Una notable transformación, que en todo tendía a valorizar ese dominio, pero al mismo
caso asume las características de una auténtica tiempo incitó fuertemente a compartir el esce-
revolución silenciosa debida a la actitud de las nario de las más trascendentes decisiones de 327
mujeres, fue la decisión de limitar el número la vida política.
de nacimientos. La Argentina ingresó de modo El sufragio femenino, solicitado tan ardua-
anticipado y peculiar al régimen de la transi- mente por las feministas, fue conquistado con
ción demográfica merced a la conducta anti- el peronismo en 1947 y la primera oportunidad
concepcional de la población femenina, espe- de su ejercicio ocurrió en 1951. El Congreso
cialmente en las grandes áreas urbanas y en argentino vio ingresar un casi 30% de mujeres
los sectores medios donde adoptaron medidas en los escaños parlamentarios, cifra notable si
para no quedar embarazadas reduciendo se compara con los países de la región y fuera

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de ella, pues eran escasísimos los países donde Finalmente se impone recordar las contri-
su representación llegaba a esa proporción, buciones de la Fundación Eva Perón para
sólo la Unión Soviética ostentaba cuotas más mejorar, sobre todo, la vida de las mujeres de
elevadas. Las legisladoras correspondieron por los sectores más relegados. Iniciativas como la
unanimidad al partido gobernante ya que el Casa de la Empleada –que en buena medida
radicalismo no llevó candidatas femeninas, y el remedaba la obra de Monseñor de Andrea– y
socialismo lo hizo con una expresión mínima, a los Hogares de Tránsito, revelan las preocupa-
pesar de su larga adhesión a la ciudadanía de ciones dominantes de Evita con la condición de
las mujeres Sin embargo, debe descartarse la las trabajadoras y de las madres pobres o con
idea de una oposición por parte del socialismo serios problemas para la crianza.
al voto femenino por haberse originado en una La estación del peronismo significó, como
iniciativa del peronismo. bien se sabe, una transformación del “estado
La concepción de Evita sobre las Unidades social” y entre los cambios habidos se asistió
Básicas de la Rama Femenina contenía a una ampliación de la escolaridad secundaria
elementos morales bastantes restrictos, pero de las mujeres. Esto impactó en los años inme-
eso no obstó para que la crispada oposición al diatos al derrocamiento del régimen cuando
régimen tendiera a denostarlas, a señalarlas estas ingresaron masivamente a la univer-
como lugares de reunión de mujeres de vida sidad. En efecto, durante los años 1960 miles
airada. Sin duda, durante los años peronistas, de muchachas ocuparon lugares junto a los
las subjetividades femeninas accedieron a varones en las diversas carreras universita-
nuevos grados de libertad una vez que la movi- rias, y aunque hubo un número mucho más
lidad social y las transformaciones culturales elevado en las ciencias humanas y sociales –
notables de la posguerra –entre las que se en la época– surgieron nuevas carreras tales
cuenta el impacto de los medios de comunica- como sociología y psicología que atrajeron a
ción, especialmente el cine–, propusieron una muchas jóvenes, se distribuyeron también en
moral sexual menos apegada a los viejos regla- los dominios de las ciencias exactas y natu-
mentos. Las representaciones que asociaban rales, en farmacia, en medicina, que históri-
los nuevos comportamientos morales feme- camente había hecho punta en materia de
ninos con la impronta peronista, y especial- admisión de mujeres. El claustro estudiantil
mente, la vinculación de la figura de Evita –que se matizó notablemente a medida que corrían
había trepado desde los peldaños más pobres a los años ‘60, con excepción de ingeniería y de
la cima del poder como una meretriz ambiciosa otras carreras tecnológicas, pero el de profe-
y arribista–, en buena medida expresaban sores se mantuvo fiel a la exclusividad mascu-
un ofuscamiento con las mayores libertades lina durante toda la década: más del 90% de los
ganadas por las mujeres. Es probable que esta cargos docentes de la UBA estaba en manos de
perspectiva también aumentara la oposición los varones al arribar los años ‘70.
de la Iglesia que veía una enorme fuente de Los cambios de esa década crucial fueron
peligros en el régimen peronista. de enorme significado para las relaciones de
Un aporte fundamental a ese horizonte género, puesto que la mayor libertad sexual
más autónomo fue la ley del divorcio vincular conquistada por las mujeres, acompañada
sancionada a fines de 1954 y suspendida sine ahora por el alcance masivo de la píldora
328 die por un decreto de la Revolución Libertadora anticoncepcional, reforzó los vientos liber-
en 1956. A menudo se escapa el crucial signi- tarios que cruzaron la época caracterizada
ficado de este paso, como también se escapa por la radicalidad política y la construcción
el límite de ciertos sectores, reconocidos por de utopías revolucionarias. Fueron años de
su argumentación liberal y hasta progresista, urgencias para la gran tarea de la transfor-
cuando aceptaron casi sin resistencia, a la mación de las sociedades en América Latina.
caída de Perón, la revocación de esta norma Una serie de acontecimientos internacionales,
que había aumentado la civilidad y no sólo de entre los que se destaca la Revolución cubana
las mujeres. y la guerra imperialista de Vietnam, alentaron
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Madre e hija de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 1982


Adriana Lestido, fotografía, copia de exposición: 117 x 150 cm – Propiedad de la artista. 

el horizonte que procuraba la justicia social y resistencia: las Madres y las Abuelas de Plaza
la soberanía de nuestros países. Fueron años de Mayo. Compelidas a inquirir y a interpelar
intensos que impulsaron a muchos jóvenes, al régimen criminal sobre el paradero de sus
varones y mujeres, a diversas modalidades de hijos y de otros familiares, se constituyeron
militancia que incluyó a la lucha armada para en una fuerza civil extraordinaria y no deja
alcanzar esos objetivos. de sorprender que su intrépida conducta –una
La tragedia del terrorismo de Estado muestra más de la persistente intervención
impuesto entre 1976-1983 significó, como es pública de las mujeres-, se hiciera en nombre
bien sabido, la desaparición forzada de miles de de la maternidad apolítica, una estrategia sin
militantes, la tortura, la prisión y el exilio obli- duda notable.
gado. Más de 30% de los desaparecidos fueron La recuperación del estado de derecho
mujeres, cuyas condiciones, en los numerosos también reverberó como una nueva conciencia 329
campos de concentración, tal vez resultaron de determinados grupos de mujeres y se asistió
más abrumadoras por la violencia reforzada a una actualización de las ideas feministas.
del abuso sexual y porque fueron numerosos La conquista de la democracia debía alcanzar
los niños nacidos en cautiverio y apropiados sobre todo a las relaciones jerárquicas de
por los victimarios. Pero, en la noche oscura de género y, a partir de 1983, muchas se hicieron
la más sangrienta de las dictaduras que vivió oír reclamando equidad e igualdad en todos
nuestro país, fueron también mujeres las que los dominios. Se inició, entonces, una larga
exhibieron la más sostenida y contundente saga de acciones militantes que llevaron a

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Dora Barrancos

Si te pega no te quiere. – Grafiti. Anónimo


Fotografía, Florencia Curci, 2009. 

numerosos cambios en la legislación entre los a comunidades enteras. Las mujeres fueron
que se cuentan: la patria potestad compartida, forzadas a procurar empleo en condiciones
el divorcio vincular, la ley de cupo que garan- de peculiar fragilidad, obteniendo puestos de
tiza el acceso a los cargos de representación con menor productividad y salario. Pero también
un mínimo de 30% de mujeres (la Argentina es han sido protagonistas centrales en piquetes
país pionero en la materia), la ley que permite y acampes para reclamar por lo que se había
el acceso gratuito a los método anticoncepcio- quitado a sus familias. Ese impulso no ha
nales y la que sanciona la violencia de todo cesado de repiquetear, y a la movilización por
orden contra las mujeres. Se extinguió la figura los derechos colectivos, miles de mujeres han
del “delito de adulterio”, del mismo modo que sumado demandas de reconocimientos como
desapareció el concepto de “delitos contra la sujetos, han extendido el reclamo por lo que se
honestidad”, y en su lugar se tipificaron los que les adeuda como mujeres.
aluden a “la integridad sexual”. En 1994, nuestro país dio un gran paso
Pero fue también durante los años ´90 al incorporar al plexo de la Constitución
que las políticas neoliberales impusieron el Nacional la Convención Contra toda forma
ajuste estructural; se asistió a la venta indis- de Discriminación de las Mujeres (CEDAW),
criminada de las empresas estatales y a la que contiene un vasto número de compromisos
330 enajenación de los recursos energéticos, algo para igualar la ciudadanía de las mujeres,
impensado en las históricas posiciones del aunque se tiene la impresión de que, quienes
peronismo. La contracción del Estado trajo están obligados a jurar respetarla, todavía
la flexibilidad laboral y la pérdida de muchos estén lejos de esa obligación. Nuestra sociedad
derechos sociales. La desocupación y la preca- se debe todavía una gran faena para igualar
riedad laboral azotaran, en algunos casos, a los géneros. Ese es el reto del Bicentenario1.

1 Estas fotografías forman parte de la muestra Exposición Mujeres 1810-2010, Casa Nacional del Bicentenario. Secretaría
de Cultura de la Nación, 2010.
Mujeres en la Argentina: un balance frente al Bicentenario

■■ Bibliografía Santiago de Chile, Centro Universitario Diego


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