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Trujillo – Perú
2019
COMENTARIO CRITICO DEL TEXTO: “LA ENSEÑANZA DEL CUIDADO
DE LA NATURALEZA: UN COMPROMISO CRISTIANO”
INTRODUCCION:
Sin duda alguna, la responsabilidad que tenemos como cristianos va más allá del cuidado
espiritual que debemos tener para con Dios; algo sumamente importante que se está
dejando pasar por alto es el cuidado de la naturaleza, la cual es parte de la creación de
Dios y sujeta al hombre para su cuidado integral.
Lamentablemente no estamos cumpliendo nuestra parte del trabajo puesto que nuestro
planeta agoniza constantemente; a través del texto analizado vamos a comprender una
ruta que nos presenta el grave problema en el que se encuentra nuestra naturaleza y las
acciones vitales que como cristianos deberíamos hacer para prestar el debido cuidado a
nuestro planeta y su divina creación; en el siguiente comentario crítico se muestran
algunos puntos e ideas importantes que han de ser tomadas en cuenta para cumplir
fielmente nuestra mayordomía cristiana con respecto a la naturaleza.
El ser humano sin duda es privilegiado porque no solo es la corona de la creación, sino
que fue puesto en el huerto para administrar todos los recursos y mantener un cuidado
especial por cada parte de la creación. Como creyentes la responsabilidad es aun mayor
porque representamos la figura del Señor en la Tierra y debemos amarla como a nuestra
casa.
COMENTARIO CRITICO:
Noemí López, autora del texto, nos plantea dos objetivos clave en su texto; tanto la
sucesión de acontecimientos medioambientales hasta hoy en día; como el compromiso
para cuidar el medioambiente. Estos objetivos me parecen importantes porque primero
nos permite entender la problemática en la que nos encontramos y luego nos muestra un
plan de acción para poder tomar parte activa en el cuidado del medioambiente. Para
muchas personas hoy en día no es importante el tema medioambiental, y quizá esto se
debe a la poca información e involucramiento de las instituciones para fomentar una
cultura que nos permita formarnos con la sensibilidad de proteger nuestro planeta que día
a día se enferma con nuestros propios deshechos, lamentablemente hemos superado la
capacidad de la Tierra para regenerarse y en diferentes lugares del planeta ya se sienten
los estragos de la falta de atención medioambiental.
El plan divino para la naturaleza: Aquí se nos muestra la estrecha relación del hombre
con la naturaleza, recordándonos el Génesis, en donde la primera pareja de seres humanos
fue puesta en un huerto llamado Edén, un paraíso rico en flora y fauna; y cuyos cuidadores
debían ser los mismos seres humanos.
Es adecuado comparar la Tierra como nuestra casa, ya que Dios nos la construyó para
que toda la biodiversidad coexista y que cada parte sea como un sistema de engranajes
perfecto donde cada parte es importante dentro de cada ecosistema, pero lamentablemente
el daño que se está causando al medioambiente origina la extinción de especies que
arrastran a su vez extinción de ecosistemas y pues obviamente con ello toda la creación
se desestabiliza y e ahí los graves problemas que se nos presenta en la naturaleza. Esto
debido a que tanto seres humanos como el resto de la creación comparten al mismo
Creador Divino.
El hombre desobedece el plan divino: El hombre está teniendo una mala conducta frente
a la naturaleza ya que debido a satisfacer sus propias necesidades está consumiendo todo
a su paso, y esto es muy cierto porque consumimos nuestros recursos naturales
exageradamente sin medir las consecuencias de ello, podríamos reutilizar ciertas cosas,
pero la mayoría prefiere “todo nuevo”. En el texto encontramos la cita a Jeremías 2:7
donde encontramos esa evidencia bíblica que el hombre desde tiempos remotos viene
dejando una huella negativa en el medioambiente. Por ejemplo, se nos muestran estas
consecuencias:
Diversas especies se han extinto y otras van camino a la extinción, como está
escrito en Oseas 4:3, la Tierra se enlutará; esto es lamentable ya que el daño es
irreversible y como todo es un ciclo que tarde o temprano el daño repercutirá en
nosotros mismos. Esto radica en que como todo es un ecosistema, al desaparecer
una especie desencadena el peligro de que otras especies dependientes de la misma
también desaparezcan. Y esto no solo ocurre con los animales sino también con
las plantas.
Hay un dicho popular que dice que el agua es vida, ojalá lo tomaremos en serio
porque la contaminación del agua está causando bastantes estragos en la vida
marina y en la nuestra, a esto se suma la necesidad de agua potable que hay en
varias partes del mundo. Si damos un vistazo a nuestras playas, muchas en esta
temporada han sido declaradas insalubres por la alta contaminación que presentan,
lamentablemente el agua que es vital para la existencia de los seres vivos hoy en
día está siendo contaminada de una manera exagerada.
Ni que decir del suelo, del cual fuimos tomados en el momento de la creación; en
muchos países no existe una buena gestión de los residuos y se generan al día
toneladas de basura que contaminan gravemente el suelo y la atmósfera, y quizá
sea esta última la que más sufra, un ejemplo claro es la rotura de la capa de ozono
y que ahora mismo sufrimos los estragos de una alta radiación UV.
Las plagas que hay hoy en día y las recientes enfermedades no son sino una
muestra de nuestro pecado, ya la Biblia nos lo advertía, pero una vez más,
cerramos nuestros ojos y tapamos nuestros oídos para no descubrir la verdad.
Todo el daño en los ecosistemas origina plagas y fenómenos naturales; estos a su
vez están causando graves problemas en la salud del ser humano. Cánceres se
desarrollan a diario, infecciones, problemas respiratorios, etc. Y nos estamos
convirtiendo en dependientes del medicamento, pero bueno, quizá sea un acto de
justicia ante la barbaridad que cometemos como seres humanos.
Como creyentes deberíamos tener una conciencia plena de los problemas ambientales en
que nos encontramos, cuando compramos una bebida, por ejemplo, deberíamos procurar
mejor llevar con nosotros un envase no descartable, la basura que generamos no tirarla al
piso, sino llevarla a contenedores donde se “deberían depositar”, una pequeña acción
puede llevarnos a causarle un gran beneficio a nuestro planeta, pero sucede que
caminamos viendo al que está delante e imitando lo que la mayoría hace. Dicho esto, es
que hay que recalcar que debemos imitar a Cristo y entonces entenderemos que debemos
ver a la Tierra como esa figura de hogar y al resto de la creación como nuestra vida misma.
Lamentablemente no todos están comprometidos con este desarrollo, el texto nos muestra
estas recomendaciones bíblicas para generar un desarrollo sostenible:
Deuteronomio 22:6-7, 20:19 nos indican que el hombre podría vivir en completa
armonía con su entorno y como indica el texto deberíamos sentir el compromiso
de evitar que se degrade nuestro planeta. Esto es el plan perfecto de Dios, y lo que
más quieren, que toda su creación coexista en completa armonía y cada ser viva
en plena conciencia de hacer lo mejor para su entorno.
La promesa de Dios: Si bien es cierto todo pinta mal para la naturaleza, tal como lo
muestra Apocalipsis 21:5 y lo resalta el texto, Dios hará todas las cosas nuevas. Esto me
parece importante porque aquel creador original de todo, en algún momento de la historia
regenerará todas las cosas, en aquel día grandioso de misericordia para su creación.
Por tanto, el creyente se suma a esa dulce espera en la que un día el Gran Señor regresará
a redimir a su pueblo y a su gran creación.
Qué podemos hacer nosotros: El texto nos ofrece la implementación de un plan llamado
Ecoescuela que resulta muy interesante para ser ejecutado en escuelas, iglesias y otras
instituciones.
Fabricando jabón: Similar a lo que se hizo con el papel, ahora los participantes
gestionarían los residuos caseros, específicamente las grasas desechadas en las
cocinas. A través de este proceso los participantes podrán fabricar su propio jabón
y así disminuir la cantidad de desperdicios aprovechando el reciclaje.
Fabricación y uso de compost: Con esta actividad los participantes gestionarán los
residuos orgánicos tales como fruta, verduras, etc. A través de la construcción de
composteras se pretende generar abono orgánico útil para los sembríos de jardín.
CONCLUSION:
Debemos tener en claro nuestro compromiso con la Tierra, nuestra Tierra; Dios creó todo
lo que ven nuestros ojos y lo sujetó al hombre para que se encargue de su cuidado, pero
lamentablemente como conocemos la historia, el hombre ha ido también en búsqueda de
su propio bienestar sin considerar el daño que le puede causar al medioambiente.
Dios creó todo, hasta a nosotros, deseando que vivamos en armonía con la flora y fauna
de nuestro planeta, por tal motivo e el transcurso de nuestra vida es de vital importancia
prestar atención a los fenómenos naturales y hacer algo al respecto.
Es importante cada planteamiento del texto analizado y no queda nada más que cuidar
nuestra casa y la futura casa de nuestra descendencia.