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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CALLAO

FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES

ESCUELA PROFESIONAL DE CONTABILIDAD

DEBATE ACERDA DEL LIMITE DE PROPIEDAD DE LA TIERRA

ALUMNOS

 VELASQUEZ MUCHA GABRIEL JOAN 1811110023

 K

Callao, 2019

PERÚ
Introducción

Inversionistas de Chile y Colombia han incrementado la adquisición de tierras

agrícolas en la costa peruana debido a la alta productividad y rentabilidad que

tiene el sector.

Existen actualmente dos proyectos de ley en el Congreso de la República

presentados con el objeto de fijar un límite máximo a la propiedad de la tierra

agrícola. En resumen, uno de ellos propone un tope de 25 mil hectáreas para

todo el territorio nacional, mientras que el otro sugiere límites diferenciados:

para la costa, 10 mil Ha; en la sierra, 5 mil Ha; y en la selva, 20 mil Ha. Sin

embargo, ambos adolecen de falta de argumentos que sustenten, con

rigurosidad, por qué la propiedad de la tierra debe tener un límite.

Más allá de que en el artículo 88 º de la Constitución Política aparezca la

posibilidad de que el Estado fije los límites y la extensión de la tierra, según las

peculiaridades de cada zona, ¿qué otras razones fundamentan la necesidad de

que en el Perú se establezcan límites a la propiedad agrícola?

Habida cuenta de que los autores de los proyectos de ley han sostenido que

sus iniciativas buscan democratizar el acceso a este recurso y evitar el

surgimiento de neolatifundios que concentren la tierra del país, principalmente

en la costa, sobra decir que ninguno de los dos proyectos servirá a ese

propósito; todo lo contrario: terminarán convalidando el neolatifundio a una

escala nunca antes vista.

Para tener una idea de los alcances reales de los dos proyectos de ley, el

siguiente gráfico compara las dimensiones (en hectáreas) de algunas de las


haciendas existentes antes de la reforma agraria, con la superficie que

contemplan, como tope máximo, las actuales iniciativas congresales.

EVOLUCIÒN HISTORICA DE LOS LÍMITES DE LAS TIERRAS EN

EL PERÚ

En la historia agraria del Perú hay antecedentes que han regulado el límite de

las tierras. Es así que durante el segundo gobierno del presidente Manuel

Prado (1956-1962) se nombró una Comisión para la Reforma Agraria y la

Vivienda, conformada por ilustres hacendados que en el contexto de la época,

eran progresistas y modernizadores, una de las conclusiones de la comisión

fue que en la costa el tamaño de las propiedades no debería exceder las 250

ha, pues había consideraciones sociales y políticas, y no sólo económicas, que

se debían tomar en cuenta. Ley de Reforma Agraria, Ley 17716, promulgada

por el gobierno militar presidido por el general Juan Velasco en junio de 1969,

estableció un límite de 150 ha a la propiedad privada de tierras de riego en la

costa. Pero no había límites si la propiedad era cooperativa. Esta ley está

destinada a sustituir los regímenes del latifundio y minifundio por un sistema

que establece la propiedad, tenencia y la explotación de la tierra. Así mismo, el

artículo 11 establecía, que cualquier persona natural o jurídica que adquiera

uno o más predios a partir de la promulgación del presente Decreto Ley sólo

podrá mantener bajo su domino, incluyendo el predio o predios que

anteriormente pudiere tener, una extensión en la Costa, Sierra o Ceja de Selva

que no supere el límite inafectable señalando para cada caso.” En la

Constitución de 1993 en el artículo 88 se menciona que solo mediante ley se

puede fijar los límites y la extensión de la tierra según las peculiaridades de


cada zona. El estado apoyo preferentemente el desarrollo agrario. Garantiza el

derecho de propiedad sobre la tierra, en forma privado o comunal o en

cualquiera otra forma Asociativa. La ley puede fijar los límites y la extensión de

la tierra según las peculiaridades de cada zona. Mediante la Ley de la Inversión

Privada en el Desarrollo de las Actividades Económicas en las tierras del

territorio nacional y de las comunidades campesinas y nativas, ley Nº 26505

promulgada el 17 de julio de 1995, considerada como la más importante en

materia de tierras agrícolas. El artículo 4 de la norma en mención establece el

libre acceso a propiedad de tierras y limitaciones para extranjeros. El Estado

garantiza a toda persona natural o jurídica, nacional o extranjera el libre acceso

a la propiedad de las tierras, cumpliendo con las normas del derecho sustantivo

que las regula. En caso de extranjeros la propiedad de las tierras situadas en

zona de frontera está sujeta a lo establecido en el Artículo 71º de la

Constitución Política. Esta norma, aparentemente tenía como objetivo impedir

la concentración de tierras agrícolas, la misma que no ha logrado su objetivo,

por ser que esta ley crea un impuesto a las tierras, el que nunca fue

reglamentado por ende nunca se aplicó en el sector agrícola.

BASE LEGAL DE LA PROPIEDAD DE LA TIERRA

Para entender mejor acerca de como nos respalda la ley tenemos que tener en

cuenta el artículo 88 de la constitución política del Perú y el artículo 3 de la ley

26505.

El artículo 88 de la constitución dice lo siguiente: El Estado apoya

preferentemente el desarrollo agrario. Garantiza el derecho de propiedad sobre

la tierra, en forma privada o comunal o en cualquiera otra forma asociativa. La


ley puede fijar los límites y la extensión de la tierra según las peculiaridades de

cada zona.

Las tierras abandonadas, según previsión legal, pasan al dominio del Estado

para su adjudicación en venta.

La ley 26505 está referida a la inversión privada en el desarrollo de actividades

económicas en tierras del territorio nacional y de las comunidades campesinas

y nativas.

El artículo No 3 de la presente ley nos dice lo siguiente:

El derecho de propiedad sobre las tierras en el régimen agrario y los demás

derechos reales que le son inherentes, se regulan por las normas del Código

Civil y la Ley N° 26505, encontrándose libre de cualquier limitación respecto de

su extensión o ejercicio

La distribución de la tierra agrícola en el Perú

El último Censo Nacional Agropecuario (Cenagro), realizado en 2012, da

cuenta que la superficie agropecuaria (la suma de la superficie agrícola y la no

agrícola) es de 38’742,465 ha, equivalentes a 387,424 kilómetros cuadrados.

Conforme a la información del IV Cenagro, solo el 18% de dicha superficie

(7’125,007 ha) es superficie agrícola, es decir, tierras aptas para desarrollar

cultivos, mientras que la inmensa mayoría de tierras, el 82%, constituye

superficie no agrícola, conforme puede verse en los gráficos que INEI utilizó

para difundir los resultados del Censo de 2012. Revisando la información

proporcionada por INEI, Eguren señala que aunque en proporción las tierras no

trabajadas han disminuido respecto de 1994, en términos absolutos se ha


producido un incremento de las mismas cercano al 9%. El autor citado

reconoce que las causas de mantener sin uso tierras agrícolas son diversas,

agregando que: Identificadas las razones, éstas pueden variar dependiendo de

la región natural que se analice, puesto que las condiciones geográficas,

climáticas, económicas, etc. son diferentes entre sí. Así, mientras la principal

razón por la que las tierras no son trabajadas es la falta de agua tanto en la

costa como en la sierra, en la selva la principal razón es la falta de crédito.

Asimismo, si bien la falta de agua es la principal razón en la costa y la sierra

para que la superficie agrícola no sea trabajada, en la costa la situación es más

generalizada (68.9% versus 51.7%). Por ello, no es casual que el énfasis de

diversos proyectos de irrigación esté en la costa peruana.8 La ventaja de tener

tierras bajo riego está en la posibilidad de obtener más de una cosecha al año,

al contar con agua en períodos en que no hay lluvia. En tal sentido, casi dos

terceras partes de la superficie agrícola son de secano. El IV Censo Nacional

Agropecuario confirmó la tendencia que se venía observando, de la importancia

de la agricultura familiar y del incremento del número de unidades

agropecuarias. El IV Cenagro mostró un incremento de cerca de medio millón

de nuevas unidades agropecuarias (44,840) respecto al Censo del año 1,994 y

un predominio de la agricultura familiar, pues el 90,6% de estas tiene 10 o

menos hectáreas (95,1% si se considera las unidades de hasta 20 ha). Además

resulta preocupante que desde 1994 prácticamente se ha duplicado el número

de agricultores que conduce unidades de menores a 1 ha, entre los que figura

un grupo importante de mujeres jefas de familia (25%-30% del total, variable

según región). Pero el IV Cenagro mostró también el proceso de concentración

de tierras agrícolas que se viene produciendo, sobre todo en la costa y también


en la selva. A los datos mencionados sobre la importancia de la agricultura

familiar hay que agregar la información sobre las tierras de las comunidades.

Las tierras de propiedad comunal representan el 27,3% del territorio nacional.

Las comunidades campesinas controlarían el 42,23% de la superficie

agropecuaria (38’742,464.51 ha según el IV Cenagro) mientras que las

comunidades nativas tendrían el 18.34%. Sumadas las tierras comunales

representan el 60.57% de la superficie agropecuaria.

ARGUMENTOS A FAVOR DE TEBER UN LÍMITE DE LA

PROPIEDAD DE LA TIERRA

1. En el Perú, la tierra es un recurso escaso: según el Banco Mundial (2009), la

cantidad de tierras cultivables por persona alcanza en el país apenas 0,13

de hectárea, muy por debajo de otros países de América Latina: Argentina

(0,77), Paraguay (0,60), Uruguay (0,56), Bolivia (0,38) y Brasil (0,32). El

último estudio de clasificación de tierras del Perú estimaba en 7,6 millones

hectáreas la superficie de uso potencial agrícola, aproximadamente el 7%

del territorio nacional (Onern 1982). Sobre este recurso escaso se está

dando actualmente un proceso de concentración de la tierra: solo en el

periodo comprendido entre 1996 y el 2010 se han realizado compras que

totalizan 325 mil Ha, sumando las tierras adjudicadas por gobiernos

regionales, por los proyectos de irrigación, por las empresas azucareras y

las adquiridas a través del mercado de tierras (Remy y de los Ríos 2011). La

mayor parte de ellas se encuentran en la costa, por lo que estas

adquisiciones deben representar más de un tercio de las tierras de cultivo de

la región (aproximadamente 760 mil Ha).


2. Una norma de control de fusiones tiene como fundamento evitar la

concentración de poder de mercado. El poder de mercado no tiene nada que

ver con el tamaño de la empresa. Que una empresa sea grande o chiquita

es relativo y no nos dice mucho acerca de su poder en el mercado. Una

norma de control de fusiones no le dice a las empresas: “no puedes tener

más de X trabajadores” o “más de X máquinas” o “tus plantas no pueden

tener más de X m2”. Por el contrario, la norma bajo comentario sí impone

límites a los insumos para la producción, independientemente del poder de

mercado de la empresa.

3. Gracias a los límites que se quieren poner será posible una redistribución de
las tierras, ya que al tener concentrado el sector privado la mayor parte de

las tierras productivas, el resto de las tierras pertenecientes a los

campesinos y al sector público no tan productivo genera un monopolio, por

así decirlo, de tierras. “Si entregan tierra improductiva al campesino le están

haciendo un daño. Lo condenan a la pobreza. Si es para agricultura le estoy

poniendo la soga al cuello".

4. De lo que producen las tierras depende nuestra alimentación, y ésta no

debe estar sometida por monopolios o grandes empresas solamente, y

porque de esto depende la alimentación de los peruanos, las tierras eriazas

de la Nación, que se han beneficiado de grandes obras de irrigación, según

el artículo 66 de la Constitución, deberían estar al servicio de los intereses

de la Nación y no de un pequeño grupo de grandes inversionistas, como lo

que está ocurriendo actualmente.

ARGUMENTOS EN CONTRA DE TENER UN LÍMITE DE LA

PROPIEDAD DE LA TIERRA
1. Tendrá efectos negativos en la seguridad alimentaria. Se estima que en el

2021 la población del Perú superará los 33 millones de habitantes. Para

proveer de alimentos a este conjunto de personas se necesitaría: (a)

incrementar los rendimientos físicos por hectárea; (b) ampliar la frontera

agrícola; o, (c) aumentar las importaciones. O una combinación de las tres.

El hecho es que la ampliación "formal" de la frontera agrícola ―básicamente

en la costa― no tiene por objeto producir alimentos para el consumo interno,

sino que está orientada más bien hacia la agroexportación y,

paulatinamente, a la producción de "cultivos comodín", es decir, a aquellos

cultivos que pueden servir, alternativamente, como alimento, forraje y

combustible, según las rentabilidades del momento. Típicos ejemplos son la

caña de azúcar, la palma aceitera y, en otros países, también la soya y el

maíz.

Para alimentar a la población en el 2021, el Perú necesitaría entre 434 mil y

1,3 millones de nuevas hectáreas destinadas exclusivamente al consumo

nacional, dependiendo de la combinación de las opciones mencionadas

párrafos atrás. Casos como el proyecto Olmos indican que la política de

ampliación de la frontera agrícola, principalmente en la costa, estará

organizada alrededor de módulos de 500 o 1.000 hectáreas y orientada

hacia la agroexportación o a la producción de cultivos comodín.

2. Es desfavorable para un crecimiento económico con equidad. De acuerdo

con el INEI, al 2007 la población rural en el Perú ascendía a 6,6 millones de

personas, lo que implica el 24% de la población total del país. Esta cifra, en

realidad, subestima la participación de la población rural, que estaría más

próxima a representar el 40% del total del país. En cuanto al nivel de


pobreza de esta población, hacia el 2009 alcanzó el 60,3%, cifra que llega al

70% en los departamentos de sierra.

3. Los tratos actuales sobre la tierra porfían en una distribución desigual de

este recurso, mientras que diversos estudios indican que los países con una

distribución más igualitaria de la tierra tienden a tener mejores instituciones,

y más inclusivas, las que, a su vez, conducen a niveles más altos de

crecimiento económico (Binswanger-Mkhize et al. 2010).

No necesariamente es garantía de eficiencia. Se afirma que las parcelas a

pequeña escala son ineficientes, y que no apostar por grandes propiedades

dará como resultado una pérdida de la eficacia en la economía.

“Estudios auspiciados por organismos internacionales como el Banco

Mundial arrojan que los agricultores a pequeña escala por lo general usan la

tierra, la mano de obra y el capital más eficientemente que los agricultores a

gran escala, que dependen principalmente de mano de obra contratada"

(Binswanger-Mkhize et al. 2010).

Por otro lado, en Europa, donde se asientan muchas explotaciones

eficientes, las grandes propiedades en promedio no exceden las 3 mil Ha: el

promedio de las granjas más grandes del Reino Unido es de 2.500 Ha; en

España, 1.087 Ha; en Italia, 337 Ha; y en Francia, 274 Ha.

En el Perú hay ejemplos concretos de que la agricultura familiar puede ser

exitosa. Los responsables de la producción del café, que representa cerca

del 30% del valor de las exportaciones agrarias peruanas totales, son en su

inmensa mayoría pequeños agricultores agrupados en cooperativas. El

62,5% del total son productores con posesiones menores de 10 Ha; el 30%
cuenta con posesiones de entre 10 y 30 Ha; y el 7,5% con posesiones

superiores a las 30 Ha.

4. Capitaliza gran parte de la inversión pública. Incluso suponiendo que en los

países existen tierras marginales, no utilizadas, subutilizadas o despobladas,

los tratos recientes sobre la tierra indican que a los inversionistas les

interesan las tierras que no encajan en esos perfiles: prefieren y compran las

tierras que son productivas, que por lo general ya tienen o van a tener

sistemas de riego, y que se encuentran cerca de redes carreteras. Las más

de las veces ya hay comunidades locales que cultivan y habitan este tipo de

tierras (Borras et al. 2011). De ese modo, los inversionistas intentan capturar

la mayor cantidad de renta de la tierra, capitalizar en beneficio propio la

inversión que el Estado realiza en infraestructura, servicios e instituciones.

Por otro lado, hay evidencias de que la inversión pública en curso continuará

favoreciendo a la gran propiedad agrícola. Únicamente en el proyecto Olmos

se han comprometido aproximadamente US$477,6 millones de inversión

pública. En los hechos, gran parte de estos fondos servirán para garantizar

el riego a los adquirientes de las 38 mil Ha del proyecto, es decir, a los

dueños de lotes, en su mayoría, de mil hectáreas, acumulables.

Por el contrario, el presupuesto per cápita nacional para pequeña agricultura

alcanza US$107 (en Colombia es US$163, y en Brasil, US$344). Este dato

resulta aún más preocupante cuando se analiza el presupuesto per cápita

por regiones. Los departamentos que presentan un presupuesto más bajo

son los que tienen una alta tasa de pobreza rural: Huancavelica (US$64),

Apurímac (US$79) o Cusco (US$35).


Conclusión

En vista de todos los argumentos el grupo ha llegado a la conclusión de que

debe haber un límite de propiedad de la tierra ya que desde nuestro punto

de vista es importante que no se origine un monopolio de las tierras ni

mucho menos se ponga en riesgo la alimentación de la población en el Perú,

dependiendo únicamente de este escaso recurso.

Bibliografía

https://puntoedu.pucp.edu.pe/entrevistas/todos-los-paises-con-tradicion-

agraria-imponen-limites-a-la-propiedad-de-la-tierra/

(Pereda, 2012)

https://www.revistaideele.com/ideele/content/%C2%BFpor-qu%C3%A9-

debe-haber-un-l%C3%ADmite-la-propiedad-de-la-tierra

(Sánchez, 2012)

http://reflexionenelcongreso.blogspot.com/2012/02/limite-la-propiedad-

agraria-chiste.html?q=propiedad+agraria

(A., 2012)

Políticas de Tierras vigentes en el Perú

(Castillo, 2014)

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