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Revista Venezolana de Gerencia

ISSN: 1315-9984
rvgluz@yahoo.es
Universidad del Zulia
Venezuela

Crespo, Miguel Francisco


Lo ético de la ética empresarial
Revista Venezolana de Gerencia, vol. 8, núm. 22, abril-junio, 2003, pp. 307-322
Universidad del Zulia
Maracaibo, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29002207

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Revista Venezolana de Gerencia (RVG)
Año 8. Nº 22, 2003, 307-322
Universidad del Zulia (LUZ) · ISSN 1315-9984

Lo ético de la ética empresarial


Crespo, Miguel Francisco

Resumen
La proliferación de discursos sobre la ética empresarial, que en los últimos años se ha presen-
tado en el mundo de los negocios, nos lleva a preguntarnos por las razones que posibilitan dicho fe-
nómeno. Hallar una respuesta a esta pregunta, hace necesario descubrir los verdaderos propósitos
que mueven los esfuerzos que en la actualidad se realizan por lograr una ética empresarial. Con esta
finalidad, se analiza, en primer lugar, lo escrito por Adela Cortina, quien es la promotora y defensora
más influyente en el mundo de habla hispana del discurso sobre la ética de los negocios; en segundo
lugar, se indaga el devenir histórico de los discursos en torno a la ética empresarial. El despliegue de
ambas actividades nos lleva a concluir que la “euforia” en torno a la ética de los negocios, responde a
que, gracias a dicho fenómeno, el modelo empresarial capitalista puede lograr dos propósitos, el pri-
mero de los cuales es de especial trascendencia porque le permite al sistema permanecer de manera
incuestionable. Los mencionados propósitos son: Legitimar socialmente el sistema organizacional e
incrementar sustancialmente su rentabilidad.
Palabras clave: Ética, estructura organizacional, conciencia, identidad, responsabilidad.

The Ethics of Business Ethics


Abstract
The proliferation of discourse on management ethics, which over the last few years has been
present in the business world, leads one to question the reasons behind this phenomenon. In order to
answer this question it is first necessary discover the true purpose behind these efforts which are pres-
ently being made to establish business ethics. With this purpose in mind, the writings of Adela Cortina,
an influential promoter and defender of these ideas in the Spanish speaking world in relation to business
ethics, are analyzed, and then the historical development of the discourse of business ethics is ques-
tioned. The display of both activities leads one to conclude the “euphoria” around the ethics of business
is related to the capitalistic business model which hopes to achieve two objectives. The first objective is
of special transcendence, since it permits the system to undoubtedly continue. The purposes are: so-
cially legitimize the organizational system, and to substantially increase revenue.
Key words: Ethics, organizational structure, conscience, identity, responsibility.

Recibido: 02-07-26 . Aceptado: 03-02-05

* Profesor de la Universidad Autónoma de La Laguna, México. Magister en Administración y


Educación. Cursante del Doctorado en Sistemología Interpretativa en la Universidad de los An-
des, Venezuela. E-mail: migcrespo@hotmail.com

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1. Introducción ola de la ética empresarial, promoviéndo-


la no sólo a través de cursos y charlas,
El fin del siglo XX fue testigo, entre sino además, creando premios y otros in-
otras cosas, del surgimiento de una serie centivos para aquellas empresas que se
de discursos en torno a la ética empresa- destacan debido a su comportamiento
rial y a la responsabilidad de las organiza- ético y al cumplimiento de su responsabi-
ciones. Estos discursos han sido acom- lidad social. Así mismo, aquellas organi-
pañados por el nacimiento de distintos or- zaciones que sobresalen en este ámbito,
ganismos “independientes”, a nivel mun- centran sus esfuerzos de comunicación
dial, cuyo propósito central es el de fo- (interna y externa) en resaltar dichas ca-
mentar en las empresas un comporta- racterísticas ellas son presentadas como
miento ético y responsable. Así, organi- ventaja competitiva importante, lo que a
zaciones como Ética para Los Negocios y la vez motiva a otras empresas que, atraí-
Organizaciones (ETNOR); la Fundación das por el seductor slogan de “la ética es
Probidad; la Fundación Empresa y Socie- rentable”, deseen implantar programas
dad; el Instituto Latinoamericano de Ética de esta naturaleza.
Civil Empresarial; el Instituto Latinoame- Ante esta “euforia” por la ética em-
ricano de Liderazgo, Desarrollo Humano presarial, cabe preguntarse: ¿Nos en-
y Organización; entre muchas otras, contramos ante una “moda” más del dis-
inundan hoy en día los mercados (inclu- curso empresarial o por el contrario, hay
yendo el ciberespacio), ofreciendo a las un cambio profundo en las estructuras de
organizaciones públicas y privadas una este mundo neoliberal que apunta hacia
serie de servicios, sobre todo de capaci- el replanteamiento de las actuales formas
tación y consultoría, con la finalidad de económicas y sociales?
“re-moralizar”1 el desempeño empresa- Para poder dar respuesta a lo ante-
rial y organizacional. Estas “empresas rior, es necesario primero, conocer a fon-
consultoras” apoyan la promoción de sus do el discurso actual en torno a la ética em-
servicios sobre la base de distintas publi- presarial. ¿Qué aporta de “nuevo” ese dis-
caciones (libros, revistas, artículos en In- curso (si es que lo hace)? ¿De dónde sur-
ternet, etcétera), que intentan persuadir ge y a quién va dirigido? ¿Con qué finali-
al empresariado de la necesidad que tie- dad se lanza dicho discurso? ¿Cómo está
nen de responsabilizarse de sus accio- construido? ¿Qué lo fundamenta? En lo
nes y de los efectos que sus empresas que sigue, se intenta dar respuesta a di-
ocasionan. chas interrogantes. Para ello, se discute lo
Por su parte, las organizaciones escrito por Adela Cortina, de quien se pue-
empresariales (cámaras y confederacio- de decir, al menos en el mundo del habla
nes por ejemplo), así como los gobiernos hispana, que es la máxima representante
de muchos países, se han unido a esta y promotora de la ética empresarial.

1 Término empleado por Adela Cortina, Doctora en filosofía y fundadora de ETNOR.

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2. ¿Qué es la ética gún piensa esta autora, sin organizacio-


empresarial? nes morales toda la sociedad se desmo-
ralizaría.
La ética, según Cortina, “es un tipo Pero el contexto de la ética cívica
de saber de los que pretende orientar la no es el único para la ética empresarial, la
acción humana en un sentido racional; es empresa capitalista requiere del marco
decir, pretende que obremos racional- de la “ética de la economía capitalista” de
mente”. Dicho saber ético tiene fundamen- la cual, nos dice Cortina (1994), la empre-
talmente dos modos: el primero, es la forja sa sería su “espíritu”. Para ella, el capita-
de carácter con el que se busca aprender lismo ha demostrado ser la mejor forma
a tomar decisiones prudentes; el segundo económica, ya que posibilita tanto la liber-
es la toma de decisiones moralmente jus- tad de los individuos como la democracia
tas, que la autora relaciona con “el respeto que, bajo un modelo comunitario, hace
de los derechos humanos desde una mo- posible encontrar esos mínimos morales
ral crítica” (Cortina, 1994:19-25). requeridos por la ética cívica.
Ante la pérdida de legitimidad de la La ética empresarial es pues, “el
religión católica que era fuente de la ética descubrimiento y la aplicación de los va-
durante la Edad Media, el mundo occi- lores y normas compartidos por una so-
dental vio surgir en la Modernidad la ética ciedad pluralista -valores que componen
cívica. En su obra “Ética de la Empresa la ética cívica- al ámbito particular de la
(1994)”, la autora nos narra cómo, a partir empresa, lo cual requiere entenderla se-
de los eventos que posibilitaron el plura- gún un modelo comunitario, pero siempre
lismo(la convivencia pacífica entre ciuda- empapado de postconvencionalismo” 2
danos de diferentes credos y por tanto, (Cortina, 1994:89).
códigos morales), se hace necesario el Según esa definición, quien desee
establecimiento de unos mínimos mora- aplicar o desarrollar algún programa de
les que garanticen la buena convivencia ética empresarial en su organización,
entre los ciudadanos, pero que, además, debe primero identificar los valores que
emerjan de dicha convivencia. Ello moti- en la sociedad existen. Una vez identifi-
va el nacimiento de la ética cívica. La éti- cados, debe “aplicarlos” en su empresa,
ca empresarial es parte de ella, pero no invitando a los demás miembros de la or-
cualquier parte. Para Cortina, no es posi- ganización a asumirlos para que se con-
ble una ética empresarial sin una ética cí- viertan en los valores de la empresa, los
vica; pero lo mismo se puede decir en el que serán válidos en tanto se encuentren
sentido contrario, no es posible una ética fundamentados en los principios univer-
cívica sin una ética empresarial pues, se- sales y en los derechos humanos.

2 El nivel postconvencional es (según dice la autora siguiendo a Kohlberg, Apel o Habermas)


aquel en el que no se considera justo lo que se adecua a las normas de una sociedad concreta,
sino a principios universales, a derechos humanos y valores superiores.

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Sin embargo, suponer que es nece- intelige como una realidad a la que
sario el deseo o la intención de alguien debe responder.
para aplicar ética empresarial es una idea 2. Debido a su hiperformalización, no
errónea según los promotores de la ética responde mecánicamente, con lo
de los negocios. Para Cortina, como para cual se abre aquí un momento de in-
el resto de los promotores de la ética em- determinación, de libertad en un pri-
presarial, es falsa la idea de que las em- mer y básico sentido.
presas se conviertan en éticas por deci- 3. La respuesta no es automática, sino
sión de alguien. Las empresas son nece- que el organismo humano diseña dis-
sariamente éticas, lo que pasa es que su tintas posibilidades de respuesta, dis-
comportamiento puede ser moralmente tintos cursos de acción a través de los
ejemplar o puede no serlo, pero nunca una cuales podría adaptar el medio a sus
empresa puede ser a-moral. El papel de necesidades y deseos. El organismo
“líder” empresarial, no es por tanto el de humano funciona, pues, de forma au-
decidir si su empresa será ética o no (es topoiética.
decir, si tendrá un ethos -carácter- o no), 4. Obligado a elegir entre los cursos de
en todo caso, lo que pueden, y deben ha- acción, debe tomar decisiones y ne-
cer los líderes empresariales, es orientar cesariamente elige la que considera
ese comportamiento para que sea moral. mejor, lo cual significa que debe juz-
gar su elección, dar razón de ella. En
La discusión sobre si la empresa tie-
todo este proceso es esencial el pa-
ne un ethos o no, es un punto crítico en el
pel de la conciencia, que hace pre-
discurso de Cortina pues, de no poder mos-
sentes los valores y las metas desde
trar la existencia de un ethos de la empre-
los que se debe elegir. Sin conciencia
sa, dicho discurso se caería, convirtiéndo-
de esas metas y valores, hipoteca su
se en todo caso en uno sobre la “ética del
libertad y actúa como ser heteróno-
empresario”; mismo que seguramente
mo, no como un ser autónomo.
quedaría subsumido dentro de la teoría éti-
5. El organismo humano se apropia de
ca y la filosofía moral tradicionales.
la posibilidad elegida y va generando
En “Rentabilidad de la ética para la
un carácter –un ethos– que no le vie-
empresa (1997)”, la autora intenta resol- ne dado por nacimiento, sino del que
ver esa situación a través de una analo- se “adueña” a lo largo de su vida al ir
gía. Partiendo de la explicación “estructu- apropiándose las posibilidades que
ralista” de la moral de las personas, considera mejores. Ese carácter va
muestra cómo se forma la “estructura mo- configurando la identidad compulsiva
ral” de las empresas. Una persona, nos de la persona, “una definición de sí
dice la autora desde la “tradición estructu- mismo, en parte implícita, que un
ralista”, al enfrentarse a su medio para agente humano debe poder elaborar
garantizar su viabilidad, se ve obligada a en el curso de su conversión en adul-
adoptar la siguiente conducta: to y seguir redefiniendo a lo lago de su
1. No percibe el medio como simple es- vida”. Esta identidad tiene al menos
tímulo, al modo del animal, sino que lo tres dimensiones: La moral, desde la

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que el individuo distingue entre lo que entidades que se pretendan morales”


es importante para él y lo que no lo es; (Cortina, 1997:24).
la personal, por la que reconoce su Como se ilustra en el diagrama 1, el
particular modo de ser humano, su factor que da unidad a la estructura moral
originalidad; y la social, ya que para de las personas, según la tradición es-
identificarse a sí mismo, precisa del tructuralista a la que dice apelar Cortina,
reconocimiento ajeno. es la conciencia. Así, dado que el indivi-
6. Por último, un organismo capaz de duo tiene conciencia, debe justificar sus
emprender distintos cursos de acción decisiones (las puede identificar como
y obligado a justificar su opción por al- suyas y por tanto debe dar razón de
guno de ellos está también estructu- ellas), lo que va constituyendo en él una
ralmente obligado a responder de sus identidad, que a la vez le permite ir asu-
elecciones, a asumir la responsabili- miendo su responsabilidad.
dad por sus decisiones (Cortina, Antes de continuar, cabe aquí men-
1997:23-24). cionar que no todos los filósofos morales
Cortina concluye que, dado el ante- estarían de acuerdo con el proceso de
rior proceso, “las personas son sujetos formación del carácter que se acaba de
morales porque gozan de un nivel de con- citar, en especial, por la concepción indi-
ciencia, se ven obligadas a justificar sus vidualista de la que parte, en donde el pa-
decisiones, van forjándose una identidad pel de los demás, queda reducido al de
que les distingue de las demás personas “reconocer” al sujeto para que este pueda
y han de hacerse responsables de sus identificarse, es decir, tener una identi-
acciones. Conciencia, justificación de las dad. Para autores como MacIntyre 3 por
decisiones, identidad y responsabilidad ejemplo, entender la dimensión moral de
son dimensiones que no pueden faltar en la identidad como la distinción entre lo

Diagrama 1
Estructura moral de las personas

Conciencia

Justificación de Identidad Responsabilidad


decisiones

3 Me parece muy importante mencionar este desacuerdo de origen con MacIntyre, pues gran
parte del trabajo de Adela Cortina está apoyado supuestamente en el trabajo de ese filósofo
contemporáneo.

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que es importante para el individuo y lo mar decisiones colectivas, no reductibles


que no lo es, es simplemente inacepta- ni a las de los individuos ni tampoco a las
ble. Pues, según MacIntyre, el hombre no de agregados de individuos. Lo cual sig-
puede entender lo que es bueno para él, nifica, en primer lugar, que debe tomar
si no ha participado de las relaciones so- conciencia de qué valores y metas deben
ciales para el bien común4. Otro gran orientar sus decisiones, porque son los
punto de des-acuerdo entre MacIntyre y que le ayudarán a ir conformando una
Cortina, estaría en la supuesta necesidad identidad, un carácter, propio de la orga-
de dar razones de las acciones. Ma- nización. Y significa, en segundo lugar,
cIntyre respondería que, por ejemplo, si que la organización, como tal, debe ha-
se ayuda a un extraño que se encuentra cerse responsable de sus decisiones y de
en una urgente necesidad, “ofrecer o soli- las consecuencias previsibles que de
citar una justificación es en sí mismo, una ellas se sigan” (Cortina, 1997:25).
muestra de defecto en las virtudes [mora- Haciendo el mismo ejercicio de es-
les]” (MacIntyre 1999:158). quematización que hacíamos respecto a
Pero supongamos, no obstante lo la estructura moral de las personas, la “es-
anterior, que la postura estructuralista tructura moral” de las empresas luciría
ofrece una buena explicación sobre la for- como se ilustra en el diagrama 2; lo que
mación de la estructura moral de las per- brinda unidad a la “estructura moral” de las
sonas. ¿Cómo es entonces la analogía empresas es, valga la redundancia, su es-
propuesta por Cortina? tructura para la toma de decisiones. En
Las organizaciones, dice Cortina, efecto, dado que las organizaciones tie-
“tienen una estructura que les permite to- nen una estructura para tomar decisiones

Diagrama 2
“Estructura moral” de las empresas

Estructura para la
toma de
decisiones

Conciencia Identidad Responsabilidad

4 Un buen ejemplo de lo que constituye la perspectiva de MacIntyre en torno a la formación del


ethos puede ser encontrado es su texto Dependent Rational Animals (1999). En dicho libro, Ma-
cIntyre muestra como una de las grandes fallas de la filosofía moral, ha sido la de considerar a
los seres humanos como independientes y plenos en su capacidad del uso de la razón.

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colectivas, tienen que tomar una concien- de las personas. ¿Qué tan válida es una
cia sobre los valores y metas que deben analogía como la propuesta por Cortina,
orientar esas decisiones, ello le permitirá sobre todo si lo que se pretende es cons-
ir formándose una identidad. Además, truir una teoría ética a partir de ella?
tiene que hacerse responsable de dichas Revisando cómo lucen los rasgos
decisiones y de sus consecuencias. de la “estructura moral” en las empresas.
Comparando ambos diagramas, Rasgos que, para Cortina (1997), no pue-
nos comienza a parecer algo “extraña” la den faltar en entidades que se pretendan
analogía formulada por Cortina. Recor- morales. El primero, es la ya citada “es-
demos que, según el modelo que ella tructura para la toma de decisiones” que,
misma sugiere como base de su analo- según la autora, toda organización tiene.
gía, en la estructura moral de las perso- Cuestionemos a Cortina. ¿De dónde sur-
nas la conciencia es aquello que da uni- ge la estructura organizacional? ¿Se trata-
dad al agente moral. Esto es, al menos rá de algo que “brota” por generación es-
teóricamente, que el sujeto no puede ni pontánea o será, el resultado final de una
justificar razones, ni tener identidad, ni serie de decisiones que una persona, o un
responsabilizarse de sus actos, si no tie- grupo “selecto” de ellas han realizado?
ne a priori una conciencia. Sin embargo, Quien esté un poco familiarizado
en su modelo para la empresa, no puede con la teoría organizacional responderá
utilizar ese mismo factor como generador sin mucha dificultad, que la estructura or-
de unidad. Una razón para ello es que, de ganizacional es producto del diseño de lo
hacerlo, inevitablemente tendría que que Fuenmayor ha denominado como
aceptar que la famosa “conciencia colec- “sistema formal de actividades” (Fuen-
tiva”, no es más que la suma de las con- mayor, 2000). Esto es, que la empresa no
ciencias individuales; señalar lo contra- tiene una estructura sino que se le “da”
rio, sería afirmar que un colectivo puede una. En ella, quienes tienen el poder para
darse cuenta de algo que sus miembros hacerlo (el dueño o la “alta gerencia”),
no pueden en lo particular notar. plasman una serie de comportamientos
Ante la imposibilidad de emplear la que les son deseables.
conciencia como unidad para su esque- Se refutará a lo anterior, mencio-
ma, recurre a utilizar la estructura para la nando que, una cosa es lo que se pone en
toma de decisiones colectivas. Sin em- el papel, y otra muy diferente lo que ocu-
bargo, no es exactamente en lugar de la rre en la realidad. Se dirá que si bien es
conciencia, ya que esta, según su mode- cierto que “alguien” establece una estruc-
lo, más bien es “descendida” de nivel, tura, también es cierto que en la práctica,
quedando reducida al lugar que ocupaba la gente va modificando ese diseño dada
la justificación de las decisiones en el su- la convivencia cotidiana. No obstante, es
jeto. Ello hace que la conciencia tenga tan importante recordar que si bien el diseño
sólo una importancia secundaria en su de la estructura formal de una organiza-
esquema de la “estructura moral empre- ción responde a un ideal que difícilmente
sarial”, lo que sin duda contrasta con el se cumple, también es cierto que en dicho
papel fundamental que tiene en el caso diseño se hace explícita, en mayor o me-

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nor medida, toda una serie de mecanis- se toman decisiones, de suerte que el
mos (premios y castigos) que pretenden responsable de las decisiones tomadas
garantizar que la estructura original sea no es cada uno de los miembros de la or-
respetada. ganización, sino la organización en su
Suponiendo sin conceder, que las conjunto” (Cortina, 1997:25).
estructuras de las empresas cobran “vida Parecerá redundante pero, nueva-
propia” y que quienes en ellas laboran mente preguntamos a Cortina. ¿De dón-
modifican tanto sus códigos de conducta de salen esos procedimientos? ¿No hay
individuales como los que el diseño es- entonces acaso un responsable de ellos,
tructural planea, dando como resultado de generarlos y de hacerlos cumplir?
un comportamiento “particular de la orga- Pero, aún suponiendo que estos emer-
nización”, lo cual, de algún modo valida- gen de la nada. ¿Por qué aceptarlos?
ría la analogía propuesta por Cortina, en- ¿Acaso no es ya la aceptación de un pro-
tonces debemos preguntarnos ¿Cuál se- cedimiento, una decisión moral indivi-
ría, según esta autora, la problemática dual? Y nuevamente, si las decisiones y
moral “de fondo” a resolver? las responsabilidades son colectivas.
Teniendo las empresas una “es- ¿Por qué se castiga a quien se equivoca
tructura moral”, el problema estaría en dentro de una organización, por ejemplo,
torno a los contenidos de dicha estructu- con el despido? ¿Nos es acaso que, final-
ra. Esta cuestión, nos dice la autora, hace mente hay un responsable de una mala
inevitable para la empresa la necesidad decisión y que es por eso que tiene que
de “debatir con los afectados por ella, por- asumir las consecuencias de ello? Aún
que el quehacer empresarial tiene reper- aceptando que hay decisiones mal toma-
cusiones sociales y, por tanto, ha de ver- das que afectan a la organización en su
se también socialmente legitimado” (Cor- totalidad, ¿Qué se gana diluyendo la res-
tina, 1997:25). Obviamente dicho debate ponsabilidad?
tendría que ser en torno a los valores que Un tercer rasgo análogo de las em-
la sociedad exigiría de sus empresas, lo presas con respecto a las personas, nos
que supone que la empresa ha generado dice la autora, es la conciencia. Siguien-
los mecanismos apropiados para posibili- do a su discípulo Goodpaster (1996),
tar tal discusión. Nuevamente habría que Cortina nos dice que la conciencia corpo-
preguntar si la mera organización basta rativa, es “un proceso institucional para
para decidir establecer dichos mecanis- <hacer balance> de la prosecución de un
mos o bien, si es “alguien” (que solo pue- objetivo económico, proceso a lo largo
de ser el empresario o alguno de los altos del cual es importante que se escuche la
gerentes) que, partiendo de su propia es- voz de los <<stakeholders>>” (Cortina,
tructura moral, decide que su empresa 1997:26). Así, para que la empresa pue-
debe establecer dichos mecanismos. da “adquirir” esta conciencia, estos auto-
El segundo rasgo abordado por la res (Goodpaster y Cortina), nos proponen
autora es el de la responsabilidad. Para una serie de pasos que van desde la arti-
ella, “existe un procedimiento aceptado, culación de una filosofía corporativa, has-
más o menos explícito, a través del cual ta la reflexión y revisión de los valores

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adoptados, pasando por acciones de necesariamente morales y que su estruc-


educación para lo cual escuchar es fun- tura moral le permite tomar decisiones
damental. colectivas no reductibles ni a las de los in-
En este punto, la analogía vuelve a dividuos ni tampoco a las de grupos de in-
tornarse bastante débil pues pareciera dividuos. Dado lo anterior, podría uno
que, de no cumplir con dicho proceso o pensar en el siguiente ejemplo. Suponga
con alguno similar (que nuevamente tie- usted una empresa cuyos “valores, cre-
ne que ser promovido por el dueño o al- encias e ideales compartidos”, están en-
gún miembro de la alta gerencia) la men- focados al logro del máximo beneficio por
cionada conciencia simplemente no apa- cualquier medio; entre esos medios, es-
rece y, sin conciencia, no hay moral5. taría incluida la sobre-explotación de la
Ahora bien, ¿El desarrollo de la concien- mano de obra como uno de los principa-
cia humana depende de la aplicación de les costos que hay que abatir al máximo
un proceso explícitamente lanzado para en cualquier organización6. Las pregun-
ello? La respuesta es obviamente no. En tas que aparecen son, entre otras:
otras palabras, mientras para los huma- ¿Cómo pueden “compartir valores”, en
nos la conciencia es algo que les es dado dicho ejemplo, el patrón explotador y sus
en tanto que se-es-ser-humano, las em- trabajadores sobre-explotados? ¿Cuáles
presas necesitan seguir diversos meca- son esos valores que comparten? ¿Por
nismos para desarrollar ese artificio que qué en empresas donde los obreros son
algunos osan llamar conciencia de la or- sobre-explotados, existen problemas la-
ganización. borales? ¿Por qué aparecieron los sindi-
Finalmente, la analogía termina catos? ¿No será entonces que el proble-
evocando la noción de cultura organiza- ma ético no es de “la empresa” sino,
cional para, a partir de ella, determinar como históricamente lo ha sido, del em-
una identidad para la empresa. Según presario?
Cortina, las organizaciones “cuentan con
una cultura, expresiva de los valores, cre- 3. ¿Por qué promover una
encias e ideales compartidos, sean los de “ética empresarial” y no una
lograr el máximo beneficio por cualquier “ética del empresario”?
medio o los de mantener la viabilidad y
competitividad con medios bien pondera- Ante lo hasta aquí expuesto, habrá
dos” (Cortina 1997:27). Debemos recor- quién desee seguir la lógica aquella que
dar aquí, que el punto que Cortina intenta dice que “el fin justifica los medios”, y que
defender es el de que las empresas son si hay un discurso, por muy inconsistente

5 Al menos para los individuos pues, como ya hemos visto, para Cortina la conciencia en las em-
presas no es algo necesario para la estructura moral, sino algo solamente accesorio.
6 Pregúntese por ejemplo, qué es la reingeniería sino, un mecanismo para “repartir” el mismo tra-
bajo entre menos gentes, con una notable disminución de costos, vía nómina, en el corto plazo.

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que este sea, que logre en los empresa- riquezas de las necesarias para vivir bien.
rios un cambio de comportamiento tal que Antes de la Modernidad, sin embargo, di-
se resuelvan los grandes problemas de cha actitud era de unos cuantos cuyo
desigualdad en el mundo, lejos de criti- comportamiento era moralmente repro-
carlo hay que apoyarlo y fomentarlo. Ante chable. Lo que hace especial al “espíritu”
esas posibles voces, habría que descu- singularmente moderno del capitalismo,
brir primero, si ese que piensan es el ob- es que aparece como fenómeno de ma-
jetivo de los discursos en torno a la ética sas.
empresarial o, si por el contrario, lo que Esta “masificación” del espíritu del
pretenden es dar mayores herramientas capitalismo fue posible gracias, en gran
para que la lógica de la acumulación de la parte, a cierta interpretación de las sagra-
riqueza se perpetúe. Por otra parte, si lo das escrituras, realizada por algunos gru-
que se pretende es el cambio de actitud pos calvinistas, en la que la acumulación
de los empresarios, ¿por qué no se pro- de riquezas y “la profesión” eran vistas
mueve una ética del empresario? como un medio para lograr la salvación.
Antes de responder a dichas inte- Sin embargo, como descubre Weber en
rrogantes es necesario retomar dos pre- su investigación, no debe pensarse que
guntas que anteriormente nos hacíamos esta interpretación estaba hecha pensan-
y que, en este punto parece importante do en fomentar la economía capitalista.
responder. La preguntas eran en torno a Lo que realmente sucedió, según lo inda-
lo que aporta de nuevo el discurso sobre gado por Weber, es que algunos empre-
la ética empresarial lo cual, por tanto, nos sarios notaron por ejemplo que, por con-
obliga a preguntarnos por su devenir his- traste con las obreras tradicionales que
tórico. Para dar respuesta a estos puntos, tenían un mal desempeño laboral, “las jó-
es necesario revisar brevemente cómo venes con sólida formación religiosa, en
han surgido los discursos en materia de especial pertenecientes a la secta pietis-
ética empresarial en la historia y cuáles ta, se manifestaban de muy distinto
han sido sus propósitos. modo...” (Weber, 1994:38).
Contrariamente a lo que se dice, la Los empresarios en ese tiempo
empresa no es un fenómeno universal buscaban la manera de vencer el “tradi-
perteneciente a todas las culturas de to- cionalismo”, primer enemigo que tenía
dos los tiempos. Las empresas son pro- que derrotar el espíritu del capitalismo y
ducto de lo que hoy llamamos Moderni- que refiere a la actitud de los trabajadores
dad. No obstante, y siguiendo a Weber que los llevaba a laborar exclusivamente
(1994) 7, el “espíritu del capitalismo” ha hasta ganar lo indispensable para vivir,
existido desde siempre en la humanidad, echando a perder los planes de los em-
si por él entendemos la actitud que lleva a presarios que, por la vía del pago a desta-
algunos seres humanos a acumular más jo, intentaban incrementar la productivi-

7 Weber, por cierto, es erróneamente calificado como positivista por la Doctora Cortina.

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dad y con ello sus ganancias. Por tanto, el petuamente. Era necesario encontrar
descubrimiento del efecto que el discurso uno nuevo que permitiera legitimar so-
pietista tenía a favor de una nueva actitud cialmente su actividad. Esta nueva fuente
frente al trabajo por parte de quienes pro- de discurso, aparece en una Modernidad
fesaban dicha forma religiosa hace, entre más avanzada, la de la “Ilustración Radi-
muchos otros ejemplos similares, que los cal”, y aparece de la mano de la “ciencia
empresarios se apropien de la ética pro- económica”. Adam Smith, padre de la
testante que, no sólo les es útil para lograr economía, es también un filósofo moral
que los trabajadores produzcan más, que, al mismo tiempo que trata de expli-
sino que además, les da una justificación car el comportamiento económico, desa-
moral, “legitimando” su actividad, otrora rrolla una propuesta filosófica moral en la
vista con desprecio por la sociedad. que la relación del amigo-comercial se
No obstante, cuando los empresa- vuelve el paradigma. El altruismo y la idea
rios asumieron el discurso de la ética pro- de la “contribución patriótica sacrificada
testante, este era ya un discurso cuya le- para el crecimiento económico del Esta-
gitimidad estaba condenada a morir. En do-Nación” son, a partir de entonces, dos
efecto, la Modernidad estaba precisa- grandes virtudes propias de todo empre-
mente impulsada por un afán de autono- sario ético. Virtudes que encuentran un
mía moral, en la que los individuos recla- fundamento, en la razón y la ciencia 8.
maban la posibilidad de tomar decisiones Este discurso “científico-económi-
morales sin la intervención de agentes co”, permanecería así con algunas modi-
externos a él. Hay que recordar que, a lo ficaciones, hasta la segunda mitad del si-
largo de la Edad Media, la religión católi- glo XX. No obstante, dejaría de ser sufi-
ca gracias a su función hermenéutica en ciente para contrarrestar las críticas con-
relación con la verdad revelada, era la tra el sistema capitalista. Los años sesen-
responsable de decidir lo que era moral- ta y setenta, de ese siglo, fueron caracte-
mente aceptable y lo que no. Hay que re- rizados por una fuerte ola de movimientos
cordar también, que es durante ese pro- marxistas en todo el mundo, que cuestio-
ceso lento y paulatino de emancipación naban fuertemente la legitimidad de la
que llamamos Modernidad, que las reli- empresa capitalista. Según estas críti-
giones en Occidente pierden gradual- cas, no era posible que un sujeto fuera
mente su legitimidad como fuentes de moralmente ejemplar si era dueño de una
verdad. empresa, ya que esta, fuese la que fuese,
Así las cosas, el discurso de la ética era una forma inmoral de explotación de
protestante, no era uno, del cual el “espí- las mayorías. Esto, entre otros fenóme-
ritu capitalista” se pudiera “agarrar” per- nos contemporáneos como la consolida-

8 Confróntese con lo escrito por Hill & McCarthy en “Hume, Smith and Ferguson: Friendship in
Comercial Society” capítulo de el libro “The Challenge to Friendship in Modernity” editado por
King & Devere.

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Lo ético de la ética empresarial
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ción de la administración como profesión, una ética propia. Pero, si no es fácil asig-
es lo que hace posible y necesaria la apa- nar a la empresa un ethos, ¿Por qué la in-
rición de una ética de la empresa, con el sistencia? ¿Qué gana el modelo capitalis-
propósito de legitimar socialmente la em- ta-empresarial si se logra la aceptación de
presa como actividad. que es la empresa y no el empresario la
Peter F. Drucker, uno de los pione- que debe comportarse éticamente?
ros de la ética empresarial justifica la apa- Hay dos tipos de ganancias que el
rición de ésta, diciendo que “la explica- sistema capitalista-empresarial obten-
ción más usual y obvia [para la aparición dría de darse dicha aceptación (y con
de la ética empresarial] no es la acertada. esto respondo a los dos cuestionamien-
La aparición del reclamo de responsabili- tos plantedos al inicio de esta sección, a
dad social no se explica por un sentimien- saber, el propósito del discurso contem-
to de hostilidad a la empresa. Por el con- poráneo sobre la ética empresarial y, por
trario, el éxito del sistema empresario es tanto, el por qué no se promovía una ética
el factor que conduce a expectativas nue- para el empresario). Las ganancias del
vas y en muchos casos exageradas. La primer tipo son las relacionadas con la le-
exigencia de responsabilidad es en medi- gitimación social de la actividad empresa-
da considerable el precio del éxito” rial. Las ganancias del segundo tipo son
(Drucker, 1973:217). aquellas referidas a la rentabilidad de las
Drucker no deja muy en claro, sin empresas. Revisemos a continuación
embargo, la respuesta sobre qué justifica cómo el discurso contemporáneo sobre
que se deje de hablar de la ética del em- la ética empresarial intenta alcanzar esas
presario, para ahora hablar de la ética ganancias.
empresarial. Cuando mucho, permite in-
ferir que son las legislaciones fiscales las 4. Los propósitos de la ética
que de alguna manera posibilitan dar una empresarial
“personalidad jurídica” a la empresa, y
con ello aparecen las exigencias fiscales Legitimar socialmente a la empre-
a las empresas más allá de los empresa- sa, como decíamos, es el primer y más
rios. No obstante, esa explicación sigue fundamental tipo de ganancia que se bus-
pareciendo insuficiente, si lo que se inten- ca al consolidar la idea de que las empre-
ta conocer es qué nos permite pensar en sas son agentes morales y que, por lo
la empresa como un agente moral. tanto, hay que exigir de ellas y no de sus
Este vacío, es lo que el discurso de dueños un comportamiento ético. De he-
Cortina y los nuevos “filósofos” promoto- cho, esa ha sido la intención de todo dis-
res de la ética empresarial intentan cubrir curso empresarial a través del tiempo.
con sus aportaciones. Es ello lo que su tra- Hoy en día, son distintos los medios que
bajo trae de nuevo a la idea de ética de los los promotores de la ética empresarial uti-
negocios. Sin embargo, como hemos vis- lizan para lograr este fin, pero quizás el
to, pareciera aún muy débil la argumenta- principal consista en “apropiarse” y “tras-
ción hasta ahora presentada como para tocar” el trabajo filosófico serio con el fin,
aceptar la idea de que las empresas tienen no sólo de “fundamentar” sus opiniones,

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sino peor aún, de hacer aparecer su dis- apreciar dicho estado y para poder alcan-
curso justificador y legitimador de la em- zarlo, necesariamente tienen que desa-
presa capitalista, como altamente acep- rrollar las virtudes propias de la práctica.
tado por la comunidad filosófica y sus Y una cara externa, que puede ser apre-
más destacados representantes9. Un ciada por aquellos que no están relacio-
ejemplo de lo anterior es el uso que le da nados en la práctica y que, como conse-
Cortina (1994) al trabajo de MacIntyre en cuencia al “practicante” le puede traer
torno a la cara interna y externa de los fama, dinero o poder.
bienes generados por una “práctica”10. Dado lo anterior, una empresa no
En su libro After Virtue (tras la vir- puede ser considerada una práctica
tud), el filósofo Alasdair MacIntyre define puesto que, entre otras cosas, su propó-
una práctica como “Toda forma coherente sito fundamental está en función de al-
y compleja de actividad humana coopera- canzar la cara externa del bien, en otras
tiva, socialmente establecida, mediante la palabras, lo que ahí se fabrica es necesa-
cual se realizan bienes internos a esa for- riamente con el propósito de ser vendido.
ma de actividad, en la medida en que se En una práctica, un taller artesanal del
intentan alcanzar esos patrones de exce- medioevo, por ejemplo, lo que se produ-
lencia que son apropiados para, y que par- cía se hacía pensando en alcanzar la ex-
cialmente definen a, esa forma de activi- celencia del bien no importando si este
dad; con el resultado de que los poderes iba a ser vendido o no. Fabricar bienes
humanos para alcanzar la excelencia y las para no ser vendidos bajo el modelo capi-
concepciones de los fines y bienes envuel- talista-empresarial, es simplemente una
tos son sistemáticamente mejorados” aberración.
(MacIntyre, 1985:187, traducción propia). Cortina nos presenta otra versión
Los bienes producidos en las prác- de lo anterior. Los bienes internos son
ticas manifiestan dos caras: Una cara in- aquellos que sólo puede lograr cierta acti-
terna, que es la apreciación del mejor es- vidad. “La actividad docente, por ejemplo
tado del bien por parte de aquellos que se desarrolla para intentar transmitir los
están inmersos en la práctica y que para saberes que los hombres con esfuerzo

9 Basta asomarse brevemente en la literatura generada por los promotores de la ética empresa-
rial, para encontrar entremezclados sin ningún pudor, a filósofos como Aristóteles, Sócrates,
Spinoza, Kant, Adam Smith, Hume, Apel, Habermas, Foucault, Taylor, MacIntyre, entre mu-
chos otros; en una “sopa ecléctica” en la que todo es bienvenido, mientras pueda ser presenta-
do en apoyo al “espíritu capitalista”.
10 Es difícil suponer el desconocimiento del trabajo de MacIntyre por parte de Cortina pues, por
ejemplo, lo cita cuando dice que “MacIntyre en su libro Tras la virtud, en el que señala que el ma-
nager es uno de los personajes centrales de la sociedad postcapitalista, si es que queremos re-
presentarnos dicha sociedad como una pieza teatral para entenderla mejor” (Cortina, 1994:82).
Y es precisamente en ese libro, en el que el filósofo desarrolla su tesis sobre los bienes de una
práctica.

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hemos ido adquiriendo, de modo que tan- mente el carácter de bien interno según la
to quienes los transmiten como quienes definición de MacIntyre. La segunda tiene
los reciben puedan llevar una vida lo más que ver con lo indefinido del bien interno
plena posible. Por su parte, la actividad que se propone para la actividad empre-
política cobra su legitimidad social de in- sarial. Según Cortina (1994), el bien inter-
tentar satisfacer, a través del uso del po- no del servicio de salud es lograr la sani-
der legítimamente adquirido, los intere- dad de las personas; el de la docencia es
ses universables, y no los de determina- la transmisión de saberes, etcétera. La
dos sectores; mientras que la actividad pregunta es, ¿La salubridad y la educa-
sanitaria persigue los bienes que le son ción, no son necesidades humanas? ¿No
propios cuando busca el bien de los pa- hay acaso empresas que se dedican a la
cientes, eliminando la enfermedad y el educación o a la salud, por ejemplo? ¿Es
dolor en la medida posible” (Cortina, que acaso ellas tienen un bien interno “do-
1994:23). ble”? ¿Cuál es entonces el bien interno de
¿Y de la actividad empresarial, cuál la actividad empresarial?
será su bien interno? Cortina responde: Parece que es necesario recordar la
“La meta de la actividad empresarial es la definición de empresa. Una empresa es,
satisfacción de necesidades humanas a según el diccionario de la Real Academia
través de la puesta en marcha de un ca- de la lengua española una “Entidad inte-
pital”, del que es parte esencial el capital grada por el capital y el trabajo, como fac-
humano -los recursos humanos-, es decir, tores de la producción, y dedicada a activi-
las capacidades de cuantos cooperan en dades industriales, mercantiles o de pres-
la empresa. Por tanto, el bien interno de la tación de servicios con fines lucrativos”.
actividad empresarial consiste en lograr Es decir que, por definición, la empresa
satisfacer esas necesidades y de forma in- cobra sentido inevitablemente a partir de
separable, en desarrollar al maximo las la búsqueda de dinero, que es un bien ex-
capacidades de sus colaboradores, metas terno. Por tanto, no hay tal bien interno
ambas que no podrá alcanzar si no es pro- que, como dice la noción de MacIntyre,
mocionando valores de libertad, igualdad defina como práctica a la actividad empre-
y solidaridad desde el modo específico en sarial. Cortina no ignora la mencionada
que la empresa puede y debe hacerlo” definición de empresa, de lo contrario no
(Cortina, 1994:43). Resaltado nuestro. hablaría de “puestas en marcha de capital”
Al menos dos fallas se manifiestan que, aunque suavizado así, sigue evocan-
en esta idea de que, la satisfacción de ne- do a la aspiración lucrativa que da sentido
cesidades humanas, es el bien interno de a la actividad empresarial.
la actividad empresarial. La primera es La deformación hecha al discurso
que esa satisfacción sólo puede ser apre- de MacIntyre es tan sólo un ejemplo, en-
ciada por los usuarios de los bienes y ser- tre muchos, del intento por manipular la
vicios que proporciona la organización, es opinión para favorecer una visión en la
decir, por agentes externos a la “práctica” que la empresa aparece como “la forma”
organizacional, lo cual le quita precisa- de satisfacer necesidades humanas, de

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tal manera que, la acumulación de rique- ética empresarial se hace posible porque
zas sea vista como la consecuencia lógi- esta busca que el sistema capitalista-em-
ca y justificada que llega por el riesgo presarial logre dos grandes metas: legiti-
asumido y el sacrificio por los demás, por marse y, por ende, perpetuarse; e incre-
parte de los siempre buenos y siempre mentar la rentabilidad. Estos dos objeti-
bien intencionados empresarios. vos, sin embargo, se verían entorpecidos
Y este punto nos lleva a pensar en si lo que se estuviera pregonando fuera
el otro tipo de ganancias que la ética em- una ética del empresario, y la razón para
presarial busca, las de la rentabilidad. ello radica principalmente en que esta úl-
Aunque ya autores como Drucker (1973) tima no impide la posibilidad de cuestio-
advertían las posibilidades que una “ima- nar el sistema. Si la actividad empresarial
gen ética y responsable” era buena opor- deja de ser vista como un acto humano
tunidad para incrementar las ganancias, para entonces aparecer como algo que
hoy en día, los “filósofos-vendedores” de trasciende lo humano, elimina toda posi-
la ética empresarial, no tienen ningún em- bilidad de ser juzgado moralmente, debi-
pacho en anunciar que “la ética es renta- do a que simple y sencillamente ya no es
ble, entre otras cosas, porque actuar co- algo que dependa de nosotros. La deci-
rrectamente ahorra gastar en derecho, es sión de poner un negocio, sea este legal o
decir, en leyes, juicios y sanciones” (Cor- ilegal, no podría nunca ser cuestionada
tina, 1994:50). porque ya esa decisión misma es una
Entre las ventajas que las organi- manifestación de los “actos de la empre-
zaciones de consultoría ofrecen a quie- sa”; porque puestas así las cosas, pare-
nes deciden hacer de su empresa una ciera que la empresa pre-existe al ser hu-
empresa ética, se encuentran el mejora- mano.
miento del desempeño financiero, reduc- Aceptar que las empresas y las or-
ción de costos operativos y mejoramiento ganizaciones son agentes morales es
de la imagen de la marca y la reputación. aceptar su existencia “natural” y “univer-
Todos los “casos de éxito” que son pre- sal”. Si bien es cierto que la forma domi-
sentados por dichas empresas consulto- nante contemporánea de actividad hu-
ras a través de sus distintos medios de mana cooperativa es la organización, y
propaganda, buscan resaltar este aspec- cada vez más abrumadoramente la orga-
to. Eso lo hacen, obviamente, con el pro- nización específicamente empresarial,
pósito de “endulzar” los oídos del empre- eso no quiere decir que haya sido ni que
sario, cliente potencial de estas empre- deba ser la única forma. No lo debe ser,
sas de consultoría, el mismo que no “con- porque posibilita la desigualdad y la injus-
sumiría” ética empresarial si ésta no fuera ticia humana. La posibilita porque acepta
un gran negocio. sin ningún pudor el hecho de que quienes
menos tienen al iniciar la relación, se su-
5. Conclusión bordinen al que más tiene, en un esque-
ma que, además, persigue incesante-
Con lo hasta aquí expuesto, pode- mente que la diferencia entre unos y
mos concluir que la moda aparente de la otros, cada vez sea más grande. En la

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presente época en la que pregonamos la Drucker, Peter (1973), La gerencia: Tareas,


igualdad de todos los seres humanos, no responsabilidades y prácticas . Li-
brería “El Ateneo” Editorial. Buenos
puede permanecer sin cuestionar, nues-
Aires.
tra actual manera de trabajar en colecti-
Fuenmayor, Ramsés (2001), Interpretando
vo. En ese sentido, si tuviera que existir
organizaciones... Una teoría sisté-
una “ética empresarial”, tendría que ser
mico-interpretativa de organizacio-
una que revisara cómo es que ese artifi- nes. Universidad de los Andes. Con-
cio humano que llamamos empresa es sejo de Publicaciones. Consejos de
fuente de esas desigualdades y de esas Estudio de Postgrado. Mérida, Vene-
injusticias y por qué, en consecuencia, te- zuela.
nemos que buscar otras formas de coo- MacIntyre, Alasdair (1985), “After virtue: a
perar como humanos, necesariamente study in moral theory”. Gerald
distintas a aquellas que están definidas Duckworth & Co. Ltd. London.
por el fin de lucrar. MacIntyre, Alasdair (1999), “ Dependent ratio-
nal animals: Why human being
need the virtues” . Open Court. Chi-
Bibliografía Citada
cago and La Salle Illinois.
Weber, Max (1994), “La ética protestante y el
Cortina, Adela (1994), Ética de la empresa”:
espíritu del capitalismo”. Ediciones
Claves para una nueva cultura em-
Coyoacán. México.
presarial. Editorial Trota. Madrid.
Cortina, Adela; Castiñeira, Angel; Losano, Jo-
seph M.; Domingo, Agustín; Lozano,
J. Félix; García-Marzá, Domingo; Cu-
nill, J. La empresa. Editorial Argenta-
nia-Visor. Madrid.

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