You are on page 1of 64

sindical

- u -

* Ricardo Graziano
DlrcrrlLn: Oaar Troncoso
Sarciiria de r d i s l d n : Muaiflti B. Pmticri
A$ewrimlento irüstlco: Oicir Dhz ,
DIagramidh: h x r Ssmmanino
Cmrdlnirlbn y p r d u c d h : h*i.lio Likiwccki. Fcmih
E MPrquu.

En marzo de 1976, junl~a la interiupcwn del rAgimen


constitucional de gobierno por obra del golpe militar, se
produio la dausura de una experiencia rovedos en la
gesliónde empresas publicas en IaArgentina. La interven-
ción militar a la empresa Servicios ElédriWs del Gran
Buenos Aires (SEGBA) y, sirnuitámamente, a La f edera-
ci6nArgentinade Trabajadoresde Luz y Fuerza señalan la
conclusibn de una eiapa Iniciada casi tres a&s antes. el 26
de junio de 1973, cuando asumid la presidencia de la
empresa el entonces se-creiariogeneral del Sindicato de
Luz y Fuerza d e la Capltai Fedefa\, Juan JosB T a m n s ,
con el propbsito de implementar lo que sus principales
impulsores calificaron como un modelo de autogestidn
(SEGDA. 1974 a; T a m n e , 1973).
El presente trabajo indaga sobre la experiencia de
gesti6n en SEGBA enire junio de 1973 y marzode 1976en
razdn del interés que presenia. por su cardcter en varios
O Ccniro Erlitvr de hdrica Liiina S . h . aspectos inedito en nuestro país y poco frecuente en el
Tucurnán 1736, Rucnos Aircs. resto del mundo. A pesar de la pretensión de realizar una
Ilccho el dcpósiia dc Icy. Lihm de cdiciin argerriina. h p s n en mana indagacibn exhaustiva, las mnclusiones aicanzadas son,
de 1989. Pliegos inierims c o m ~ u c s i o s pM.G
: Roducfioner GrLiiui sin embargo, en mas de un seniido provicorias por razones
pir Compuiacibri, Tcl. 94 1-2435, Capibl. Interior: impreso en Liudar. de caricter empírico, t e ó r i i y metdol6gíco.
Vicl 1444, Oumrn Xirci. Enmidemido cn Comcta, CaUt 22. N*3 4 1 1 En primer lugar, el hecho de que la o~perienciade
51, San hianrii, Prw. Buenos Aires. Disirihidom ai b Kcpíbliri Ar-
ymtina: Capiial: Wateo Cancellame IIi9, Echeverría 2459,5* "C:Buc.
participacibn en SEGBA fuera interrumpida antes de que
m a Airct. hcriot: D i p S.R.1, Azan 2 5 . Capital. se implemantaran en su totalidad las reformas paulatina-
mente iniciadas entrafia una gran iimiiacion empirica para
establecer en forma definitiva cuales habrian sido en un
mayor plazo los resuttados del nuevo regimen tanlo res- Federal en el esquema de ges:ion y sus caraderisticas
pecto de la calidad de la gestión de la empresa como del paciculares; el rol preponderante del sindicalismo en la
grado de participacion y control alcanzado par los trabaja- estructurade p d e r poiitim durante el período bajo andlisis
dores. y, consiguientemente, las vinculaciones múltiples entre la
En segundo lugar. a pesar de la abundante literatura gestión de la empresa y el contexto político; en suma,todo
disponible sobre participaciirn de los trabajadores, no ello, al ocupar un lugar central entre las claves do interpre-
existe un cuerpo teórico sobre el que haya suficiente tacibn aquí ofrecidas, ha llevado a que el presente trabajo
consenso como para constituitlo en exclusiv~paradigma tenga un carácter en gran medida multidisciplinario, oon
orientador de cualquier investigacion sobre el tema. Con- todos los riesgos que ello entrafia. Si algo puede justificar
siguientemente, uno de los asptxtos de esta investigación la ineursi6n en diferentes disciplinas para abordar la cues-
consiste en la revisibn del grado de pertinencia de tas fibn, es su carácter sumamente acotado y la poca cuges-
diterentes elaboraciones thrieas pata explicar un casa tiyidad de las disiintas explicaciones intentadas desde el
concreto como el de SEGBA y en la discusiiin de algunos terreno de una disciplina única.
conceptos tradicionales mmo panicipación, control obre- Finalmente, cabe señalar la poca atención prestada a
ro, mgestibn y autogestión. que por otra parte en la algunas variables que al iniciarse la investigacidn parecian
literatura tdrica no han sido uniwcamente definidos. relevantes. Me refiero, básicamente, a indicadores de tipo
En tercer lugar, gran parte de la literatura teorim sobre cuantitativo que presumiblemente ofrecen un parimetro
pa~icipaci~n ob;era-en la gect b n de empresas se interesa adecuado para medir el impaao de las reformas organiza-
centralmente en las dimensiones intra-empresarias del tivas sobre la gestión de una empresa. Sin pretender negar
fendrneno, tales como organismos, estructuras y procedi- su signdicatividad, considero que las conclusiones más
mientos, v en sus impactos sobre la calidad de la aestibn sugerentes provienen del anilisis de algunas cuestiones
y sobre las relaciones industriales.En el trasfondod< estos cuya cuantiíícaci6n resuha anodina si no directamente
anAlisis, el contexto mn6mico, polilico e instituc~lnal absurda.
apareee definido en base a pocas características básicas: A partir de que la compr8nsión da las winci~alos
existencia de controles centralizados o de mercados. rb- características y resultadosde la experiencia degesti'ón en
gimen de propiedad de los medios de produccidn, sistema 1 SEGBA puede alcanzarse, segun mis conclusiones, sin
de planificaciónecokmica nacional, grado de participa- rwurrir a comparaciones sobre prductividad de la mano
cidn y control del conjunto de empresas por los trabajado- de obra. rentabilidad y eficiencia, Bsias ocupan un lugar
res, etc.' El mismo enfoque esquemático sobre el contex- relativamente secundario en el presenta trabajo.
to aparece también en numerosos estudios sobre exoe-
tientias concretas de padicipaciónde los trab;jadore&;n
lagestidnde emprosas2.La necesidadde expli~arsatistac-
totiamente alquios aswctos particulares de la exoerien-
1.
l
En el primer capitulo se revisa'la literatura tebrica mds
imprtank vinculada a la cuestidn de la panicipacion. Tras
discutir la pertinencia y la utilidad de los distintos enfoques

,l
cia de gesti8ñ en SEGBA me'ha llevado a abandonar un
entoque exclusivamente wganizacibnal y a enfatizar la para el estudio del caso SEGBA, me detengo en particular
relevancia de algunos ladaies que habitualmente no re en el problema de las am bigijedadesconceptuales subya-
tienen suficientemente en cuenta en estudios de asta centes a la terminología habitualmente empleada y en la
1 relacibn. en mi opinibn ptxo tratada en la literatura preexis-
naturaleza. Asi, la condici6n de empresa publica de SEG- I
BA, sujeta a un régimen administrativo particular, y su ubi- L tenfe, entre formas de gesti6n y formas de propiedad. El
capítulo prosigue con algunos sehalarnientos tdricos
cación de liderazgo en un mercado oligopolim; el papel
protaghim del Sindicato de Luz y Fuerza de la Camal i sobre el papel de la tecnka, por un lado, y de los si ndiatos,
por otro, en bs procesos de panicipacibn y concluye con
i -
empresas públicas y, en general, en el conjunto del siste-
una iniroducclbn general al problemade la participaciónen ma econ6mico argentino.
las empresas públicas.
El segundo capítulo, ya de carácter histbrico, reseña
los antecedentes de participaciónen America Latina y en
la Argentina y discute su incidencia sobre el caso estudia-
do. Tras explicar la escasa iniluencialocal de las principa- NOTAS
les experiencias latinoamericanas a escala nacional -
ocurridas a comienzos de la década del setenta en Perú y
en Chile- me detengo particularmenteen el an6lisis de !a
forma específi~ que asumieron los procesosde pattlclpa-
ción en nuestro país.
En el tercer capitulo se aborda el estudb de b s princi-
pales factores que conforman etcontexto en que se desa-
rrolló la experiencia de SEGBA. Se presentan lascaracie-
risticas generales de la empresay algunos rasgos particu-
larmente relevante. para comprender las implicanciasde
un proceso de participacibn de los trabajadores en su
seno. Luego se reseha la historia política e ideológica de!
protagonista de la experiencia d e participadn, el Sindica-
to da Luz y Fuerza de la Capital Federal, y sus relaciones
con el restodelmovimiento sindical vcon el peronismo. Por
Úhimo, se destacan algunas variabis clave de la coyuntu-
ra plitica y econbmica en que tuvieran lugar ks amntea-
mientos estudiados.
El cuarto capítulo esta destinado de lleno al análisisde
la experienciade panicipaciónpropiamente dicha. Suceci-
vamente se abordan las condiciones de surgimiento, bs '

modalidades de participacibn instrumentadac y la res- .


puesta de los principales actores intra-empresarios a las
mismas.Ello oermite esbzar un modelo buro' de oartici-
pación para e l caso esiudiado, que luego pasa a sor
relativizado con la consideracion de una serie de factores
'
que operaron de manera restrictiva sobro su funciona-
miento.

Finalmante, en las conclusiones se historia la interrup


cibn de la experiencia.se anatizan sus resultados dosdo la
perspectiva de la calidad da gestidn y. sobre todo, desde
la perspectiva do la calidad de participacibn y, por ÚUmo,
se extraen algunas enseñanzas para su inearporac~nal
desgraciadamente m extendido debate sobre las pers-
pectivas de la parlicpacibn de ios trabajadores en las
ALGUNAS CONSIDERACIONES TEORlCAS
SOBRE LA PARTlClPAClON DE LOS TRABAJADORES
EN LA GESTION DE EMPRESAS

l . lntroduccldn

Abundantes y reiteradamente frustrados proyedos de


legislaciiiri sobre diferentes formas de participaciiin de las
trabajadores en sus empresas y escasas experiencias de
disimiles caracterlsticas contotman los antecedentes en la
Argentina de la geslión sindical an SEGBA entre 1473 y
1 976. La presencia marginalde las demandas de participa-
ción en la toma de decisiones a nivel de empresa en el
discurso del movimientosindicalargentinorefuerza la insu-
laridad del caso protagonizado por el Sindicato de Luz y
Fuerza de la Capital Federal. La escasez de antecedentes
y la ausencia de demandas sindicales sosfenidas con
regularidad conducen obligadamente aformular el interro-
gante sobre cuáles fueron los factores que generaron en el
gremio de tos trabajadores de la energía eléctrica la nece-
sidad de incrementar la ingerencia de su sindicato en la
condwxibn de la mhs impartante empresa del sector.
las empresas autogestionadas de ~ u ~ o s f a vy ilas
a -pe-
Al rastrear los senderos que puedan conducir hacia
una resouesta satisfactoría a la cuestibn. inmediatamente
i rativas de producción. Aun si amtms tipos de empresa
difieren principalmente por los sujetos en quienes recae la
se yergbe ante el investigadorun cuerpoidrico heterogl-
propiedad de los medios de produccibn - e l estada o la
nea. fragmentario y awnas articulado que se nutre de sociedad global en un caso y los mismos trabajadores en
contribucionesorighadas en la teoria emnómica, lasocio-
el otro-, los modebs desarrolladostienen caracteristicas
logia del trabajo. algunas oorrientes de la administración
similares. Las versiones más difundidasson las de Vanek
de empresas, diversas tradiciones socialistas y, más re- (1970),Ward (1971) y Benrand (1969), aunque existen
cientemente. alqunas aproximaciones desde la teoria
antecedentes fragmentarios en la obra de algunos econo-
politica. plagadade ambg üedades conceptuales, wishful
thinkings y recurrentes dificultades para deslindar los ine- ( mistas y nsodásma como J. S. M1. Wairas y MarshaC.
Las características m i s relevantes de estos modelos wn:
vdables &ponentes vabrativos y las expresiones de a) brindan una erpiiuOón tanto del funcionamiento de la
deseo de los esfuerzos estrictamente analiticos. la litera- unidadde prdueci6n y del mercado (análisis micro) como
tura sobre autogestibn, agestión y diíerentes formas de
de la economía en su mnjunto (anilisis macro); b) sus
paiticipacibnde bs asalafiados en sus lugares de trabajo principales conclttsiones, si bien permitenestablecer algu-
sufre las debilidades comunes a todb campa de wnoci-
nas diferencias significativas entre el comportamiento de
miento donde b s proyectos y las aspiraciones p r mejoral las empresas autogestionadasy m r a t i v a s , que maxi-
la situacan sobre~asancon creees las exmriencias acu-
1) mizan el ingreso neto pbt trabajador, y el de la típica
muladas. referenteindispensablepara ditkar un discurso empresa maximizadora de beneficios, Lambidn dernues-
mn una baso emplrica b sufiaentemente sblida. tran en ambos nivelesde an8lisis laviabilidady la eficiencia
Si bien algunos autores han emprendido la tarda de de las primeras; c) en contraste con la precisiiin analítica
trazar cuadros abarcadores de las diferentes vertientes del modelo, existen escasos intentos de veriíicación
que confluyrin en la literatura sobre participacibn de los I - empírica sobe b acertado de sus explicaciones y predic-
trabajadoras ( h e , 1973; Garson, 1973; Lindblorn, t 977: I
ciones2; d) por debaja de la objetividad del análisis, una
3321. wnviene transitar nuevamente ese camino para valoración positiva sobre la superioridad moral y social de
dejar sentadas algunas precisionestebricas y metdiliigi- las empresas y de las eainomias autogestionadas -una
casque sirvan de base para el an4lisisquerealiz6a lo largo especie de socialismo de mercad-constituye un común
de la investigach. denominador de la totalidad de bs eoonomistas que abor-
. .. . _ ' . ,
damn tacuestibn, can exeepcibndeWard,quien en ningún
momento revela preferencias (Olivera, 1975:129-142); e)
2. Las fuentes tebrlcar -
la debilidad cruciai de esios rndeios reside en los supues-
tos extremadamente himple sobre el comportamiento de
, El problema de la participación de ks trabajadares en I
b s diferentes actores sociales involucradosen b s proce-
la gestidn de sus empresas ha sido abordado desde sos autogestionariosy. particularniente, en la atribvcgn a
diderenies perspeakas tebrkas que buscan herramientas b s trabajadores de una conducta que reproduce los crite-
analiticas para objetivos en muchos casos mntrapuestos, rios adoptados por el empresarii maximirador de benefi-
~naclasificacibn general, con un aitogrado de agr'egacibn, 1
cios. Con respecto a este ultimo aspecto, la daicultad de
permite rmnocer cuatro veriientes principales: atribuir a b s trabajadores un comportamiento rnaximiza-
, - * . .. , ,
L
dorde la utilidad trasciende la posibilidad de induir en sus
: : 1) Desde la teorla eeonbmica se han formulado m d e '
funciones de preferencia variaMes no monetarias, tales
bs que intentan dar cuenta del Iun&narniento de dos wmo 'grado de satisfacci6n en al desempefío de las
krmas particulares de participación de los trabajadores : iareas", en la medida en que los procesosde participación
I

15
;
pueden generar mcdiíicaciones importantes en la eonduc- inspiración leninista. que "afirma qus el trabajo del hombre
ta individualy colectiva de los trabajadores que enturbian bajo un orden comunista podriaser una ekperiencia hurna-
la comparación w n conductas mauimizadoras tradiciona- nizante y de aulorrealizacion antes que la alienante, de si
les.
- . . y del producto, que tiene lugar bajo el capitalismo" (Fins,
1973:226,traducción de RG.). El consiguiente rechazo a
2) Un abrdaje diferente ya no de las empresas coope- toda forma de partictpacibn de los trabajadores en tanto
rativas y autogestionadas sino de diversos grados y formas instrumento de dominacion capilalista ocasiona que esta
de participación de !os trabajadores en las empresas capi- vertiente, aun diliriondo absolutamente en la vabracion,
talistas hasta un lima&rnaximo que no afecte la autoridad comparta con la corriente inspirada en la tradicion de las
del empresario y sus representantes se origina en "la relaciones humanas la creencia en la tuncion integtadora
tradiciónde relaciones humanas que, usando la retdrica de de la particrpacion da los trabajadores en el orden social
la ciencia social, aeeptb la etiología de la alienación del vigente. Como corolario de esta postura, algunas de sus
trabajador en losprocesos indusfriales pero luegodesarro- representantes sostienen que la implementaci6n de la
lld una elaborada base lógica para aumentar el rendimiento autogestion de Los trabajadores debe ser, en iodo caso.
laboral, y por ende industrial, bajo la aparienciade mejorar una tarea postcapitalista (tembcke, 1982; Mandel, 1969:
las relachnes entre gerencia y trabajadores en la plantaw Sage. 1978).
(Fine. 1973226, traducción de RG.). Esta vertiente ha 3,S. Otra vertiente marxista, inspirada en las experien-
nutrido de manera creciente el pensamientoempresario en cias de participación de los consejos obreros alemanes o
diversas partes de Oecidente, principalmenteen Europa y italianos surgidos tras la Primera Guerra Mundial y que
America Latina3y,sblo en b s Últimos arios, en los Estados tiene su iniciador en Gramsci6, reconoce en las luchas
Unidos'. La tradicibn de relaciones humanas se supepne obreras por el mntrol de laproduccióny en aquellas formas
parcialmente con la inspirada en la dmtrina social de la de participacibn que signifiquen algún grado de interven-
iglesia romana en su influencia sobre el pensamiento ci5n sustantiva en la toma de decisiones un instrumento
empresario. La principal diferencia entre ambas mnsiste valido para el cambio social y la transformación de las
en que la primera apunta en Ultima instancia a la elevación relaciones capitalistas de producch7.
de la efiiciencia y la productividad de los trabajadores, 3.3. Por ijkimo. b que Fine define como "una amalga-
mientras la segunda aspira simult8neamenle (y sin preci- ma de socialismo utópico no marxista y nociones smiolo-
sar cu61 objetivo es prioritario, en la medida en que b s gicas contemporáneas, que sostiene que fa alienación
supone compatibles) a la minimiracibnde la lnsatisfaccibn surge de los tipos especificas de relaciones humanas
de los trabajadores en el desempeño de sus tareas5. generadas p r [a industria y que. por lo tanto. son estas
relaciones las que deben cambiarse para combatir la
3) Diierentes mrrientes de inspiracibnsocialista se han alienación" (Fine, 1 973226, traduwon de RG.). El
ocupado de la participaci~n,la autogestibn y el control de componente socialista de esta corriente aporta un rechazo
bs trabajadores. Por debajo de su camún rechazo a las a las relacionesde prduoeion capitalislas que la hermana
relacionesde produccibncapitalista, difieran considerable- a las vertientes marxistas; de ellas las separa, sin embar-
mente en su valoraci6n de las formas de participacidny del go, su valoracion cobre el papel de la tecnica y cobre el
caracter de las relaciones sociales generadas por ta indus- caracter de la disciplina fabr'l, que ia lleva a criticar la que
tria con prescindencia del régimen de propiedad vigente. interpreta como poza prolundidad de la critica marxista a
Una rapida claskacibn permite reconocer las principales las relaciones presuntamentetbcnicas que se generan en
vertientes: el proceso productivoa. Para sostener su critica a las
relaciones industriales esta corrienie so apoya en las
3.1. Una de origen mamista, ligada a partidos de investigacionessoci~logicasmas recienles qu0. al discutir
la cuesti6n de nueva y vieja clase obrera, brindaron un segijn las arcunstancias, las formas de participación pue-
sólida respaldo analitim. a su vez basada en abundante den actuar en uno uotra sentido. Los so~i6bgosespecia-
informacion ernpifica, sobe el carilcter de las relaaonec Jistas en cuestiones laboraies cubren t d o el espectro de
industrialesP. . pdsibilidades. pronunciindose en uno u otro sentido obien
sosteniendo que. saivoque se sspediuen las circunaan-
4) Finalmente, la mLs recientecontribución al an8iisis cias, el efscto est6 indeteminado" Finalmente, b m ocono-
de la participaciónde kstrabajadores en lagesti6n empre- mistasque se han ocupado de lacuestihn no se pronuncia-
saria se origina en un progresivo reconmimiento de la ron explíciiarnente sobre el ponto, si bien puede inferirse
importancia de la dimensión pplitica de las relaciones que en tanto sostienen la viabilidad de la inserci6n de una
industriales, que guarda mrrespondencia r o n un tambidn empresa owporativa en un mercado compelitivo tradicio-
progresivo desplazamiento desde el abrdaje erclusiva- nal 4 8 s o menos perfeüo- donde participaron otras
mente soehlógico y emn6miai hacia el inspirado en b empresas gestionadas por b s propietarios de los medios
teoria politica'9 El nhcleo de la wniribucibn da esta # de producción, estan t6citamonte reconociendo el caruer
rriente resida en el señalamiento de la estrecha relacion integrador de las experiencias de participaeibn de b s
existente entre la democracia en el lugar de trabajo y ia trabajadores. Por otra parte. es inevitableque las cantribu-
demolracia en el sistema político. Según esa relacibn, la ciones desde la tewia e c a n b m b enfatieen el carácter
demoaatización de lasrelacioneseconómicas e industria- integrador de las experienciasde partíeipacidn en la medi-
les alimentaría y ainsolidaria la democracia en el sistema da en que sus indlisis de esutitica mmparada $a adican
político, en la medida en que estimule el desarrollo de una sobe modelos de participaci6nen pleno funcionam&to y
cultura demrhtiea en los trabajadores. 139 a(i[ que una no investigan el p w s o de transición desde otro tipo de
teoría mnsecusnte de la democracia -y he aqul la dife- modelo.
rencia con b que Pateman donomina las teorlas contem- En luncidnde los objeti~sdela presenteinvestigací6n.
porineas de la demwraaa"-exigiria la wnsiruoci6n de hs dilerente3 perspeaivas tebrieas ofrecen sendas venta-
instituciones pollticas crecientemente partkipativas en jas y limitaciones. Los modelos econdmicos, ademds de
todos b s hrnbiitos y niveles de la sociedad, con especial limitarse al an8lisis de empresas cooperativas y autqes-
Qnfasis en aquel ámbito que se reconme wrno el bastion fionadaa. hecho que acota destacabkmente su apl'icabili-
, m6s sdlido del autoritarismo: la planta fabnl. dad y b s torna inad~uadúspara el caso bajo estudio,
tienen la desventaja de cxinsiderar sistemas de participa-
Laeuestdnmgsgeneralque saltaa lavista alcomparar ci6n en plono lunáonamiento, sin tomar en cuenta bs
(a liieiaturas&re forrrisde parlicipacidndo los irabajada- .
procesos de transitan desde formas organizativas tradi-
res es si ellas contrioyen al cambio social o al manteni- cionales hacia dicho sistema. Do todos modos, el tratz
miento del statu qm. En otras palabras, se ñata de ver si miento de algunas cuestiones puntuales y la presibn de
b intMucci6R de macanismos de paitkipacidn resulta las conelusknes pueden sewir de referencias tedricas
funcionalo distuncional al sistema en su conjunto. A esta . pertinentes para realizar algunas comparaciones mn el
cuesti6n, planteada a nivel exdusivamente t e b r i , los caso analizado.
representantes de la tradicidn de ielaches humanas y ~ I S &a utilidad de la escuela de relaciones humanas es
marxistas ligados a partidos de mrte leninista han respon- mucho m8s limitada Su discurso estA construido sobre un
dido, mmo senalo m i s arriba, en el sentido de que la 4
supuesto h á s h que restringe considerablemente sus
parlicipacibn de b s trabajadores lamrece su Intqracibn nicanoes. El supuestoainsiste en akplarla dptica de una
en Las relaciones laborales existentes, en tanto que el otro hipothtica gerenciade relaciones industriales, que no p r .
grupa de te6rims marxistas, bs sacialistas no marxistas y mite someter a w i f k y revisión las estructuras de W e r
b s tebricos de la democracia participatiqa sostienen que, fundamentales de la empresa La actitud acrlfica frenle a
algunas iendmenos de la organizacidn, que son implicita*
mente aceptadas como universalese inmodificables,des-
carta a prionnla posibilidad de tomar sn cuenta formas
avanzadas de padcipaci6n de los trabajadores. Por otra
parte, el objeto principal de esta aproximacibn al tema de
la participadn es bridar herramientas para la Ionnula-
cidn de politicas laborales y de relaciones industriales en
la empresa privada de tipo capiialista sin que existan
desanollos que tomen en consideracidn el caso de las
empresas publicas. Por estos motivos, las contribuciones
de la escuela da relaciones humanas tesukan de poca
utilidad para el caso estudiado, que aúna un aito grado de
participacibn del sindicato con la condicibn estatal de la
empresa analizada.
El rechazo d e la primera de las wrrientos marxistas
reseñadas a toda forma de participaeidn en tanto instru-
mento de dorneslicacián capitalista ha determinado que
sus mntrbuciones esth fuertemente secgadas hacia la
demostración de que las estructuras bAsiEas de poder de
la empresa no se modilican conlaimrpracibn de rneca-
nismos de participacidn. La ausencia de consideraciones
de otra lndole y el desinteres por el anilisis empirico de las
experienciasde participación tornan a este enfoque aprio-
ristio4 y, por ende, teóricamente inadecuado para estudiar mas que bajo las formas de la propiedad privada. Elimina-
eitperiaricias que, en su perspdwa, $510 constituyen da la ficción del estado y de la propiedad privada, quedan
cásos particulares de una verdad d~finithamenteestable- las fuerzas productivas en su mndici6n mhs pura, Liberar
cida. De iodos modos, la critica a menudo sutil que el lasfuerzasproductivasde lasrestriccionesde la propidad
mamismo-leninismo formula hacia h participadn puede cignaica dejar que las tbmicas se desarrollen libremente.
s8~k para revelar que algunas lormas de participacibn, a baja el supuesta de que en las alternativastecnológicas no
menudo presentes en experiencias de esta Indok, no son se dirimen cuestiones de poder. El desm~rniento$Ca
autbnticas. d i m e ~ i 6 ~ ! I t k a g r q ~ ~ & b r m adse organizacidn.
Esta corriente, en (a medida en que esti adscripta al a X G 6 1 0 desemboca nscesariamerite.enuna, apologta.
paradigma marxista. es susceptible de una crltica que le d ' e V t R a & t r , T u n a alabanza del obrero fabril-
formula Bookchin (1979) en rslacibn a su psrspedjva i n Z i f i ~ @ ~ ~ ~ i p ~ @ ~ J e s p o j aded rostro
o humano y ,
'
sobre el fen6menofabril. Sustancialmente, laerlti¢a seAa- apto para e~ecutarla remlucibn social quedará Iu,garala
laque, para Mam,la experiencia fabñ es lntrlnsecamente %p&ri;ci&n histbricádel ~mbieuge'nkTco. El obrGfo fabrlse
deshumanizanfe en tanta expresidn por antonomasia del a>n~titúyé-m~d-mlenibro-de iinaT\asa al perder todo
"rairio de la necesidad". La libertad sdb puede hallarse rasgo que lo individ~alice.
fuerade los muros de lafsbrica.En msecuencla, la planta En este sentido, la fabrica constituir3 el mejor 6emilIw0
fabril es inevitablemente un dmbio de disciplinamiento de rewlucionarios. Cuanto más hornogeneizados, cuanto
~brem.aun si tal dicciplinamionto puede reueriirse en m i s descalifica&s. cuanto m i s separadas del control
contra del capitalismo mismo, cuando la disciplina del sobre el proceso de trabjo, mejor, Todo intento de
aumentar el wnirol obrero sobre el proceso de trabajo, adecuado para analizar la vinculacion entre participación
todo intento de democratizar las relaciones laboralessigni- de los trabajadores y control de la toma de decisiones en
fica un retraso en las tareas revolucionarias contra el su relaci6n con un sistema económico predominantemen-
capitalismo. Demandar democracia industrial, reivindicar te capitalista. El enfoque nutrido por las criticas socialistas
formas participativasy autogestionarlasequivale a sucum- al papel de la tecnica en la experiencia fabril y por la
bir ante el fetiche de la política alll donde la conciencia de investigacidnsociolbgica empiriica tiene la virtud de pene-
clase y lateoria revolucbnaria hablan descubierto el lugar trar en las diierentes dimensiones de las experiencias de
por excelencia para el desarrollo de la cualidad social del panicipacibn sin b s prejuicios de [asotras perspectivas y
hombre. permitedeterminar a partir del anAiisis de casos concretos
La distincidnconceptual entre la dimensidntécnica y la la naturaleza y la profundidad de las formas de participa-
dimensión socio-polítiea de los procesos pductivos, un cion instrumentadas. Las contribuciones desde la teoria
bgro importante del pensamiento marxista, condujo a que pdlitica. par otra parte, ituminan particularmente una di-
se concibiera la posibilidad de una separacion real entre mensibngeneralmente descuidadapor losotros enfoques.
ambas dimensiones ( la "administración de las cosas" por El cadcter central que ocupan en las teorías de la demo-
un ladoy laudominaciónde las hombres* por el otro) y a que cracia panicipativa )os procesos de democratización in-
se reincidiera en una postura aaitka hacia los desarrollos dustrial permne desarrollar el análisis de un aspecto rele-
t~nológicos,con el doble resultado de la constitucidn de vante en el caso SEGBA: la relacibn entre pariicipacidnde
una a p l q e t i c a del industrialismo y del desconocimiento los trabajadores en las empresas públicas, par un lado, y
de que a travhs de la administración de las cosas siempre redemocratización del aparato estatal, por el otro. Esta
se dirime la dominación de los hombres. dimensidn de la investigacidn, adsrnhs de permitir una
Seguramente no es la Únicaleduraposibledeldiscurso mejor wrnprensi6n del lenbrneno estudiado, puede servir
mamista. Fquras #irno las de Rosa Luxemburgo y Grarns- para iluminar una cuesti6n central en el proceso de conso-
ci, que desde el mismo discurso -y aqul aparece la se- 8dacion y profundización de la democraciasn la Argentina
gunda de las corrientes marxistas resonadas- estimula- actual.
ron y desanollaron las posibilidadesdo democracia indus-
trial, muestran la lectura alternativa, m4s desprejukiada 3. Las experiencias de particlpaclbn.
hacia las experiencias concretas do parlicipacibn, en las Objetivos y actores soclales
que intentan desentrahar el grado en que b s trabajadores
alcanzan a ejercer control en la toma de decisiones. Sin
embargo, aquella primera ledura generb una concepeidn Consciente de los riesgos de sincretismo y ecledicis-
que pasando por Engels y Lenin desembocb en Stalin, en mo que encierra un enfoque que apela simukAnearnente a
la ideologia oficial soviética, posiblemente la ideolqla paradigmas diicilmente conciliables, la pluralidadde enfo-
industrialistapor excelencia, y en la realidad de los smia- ques adoptados como marco de referencia shlo revela la
lisrnos existentes, donde se reproducen las formas avioii- necesidad de no desechar abrdajes patencialrnente
tarias en los procesos de produccion que Marx habla esclarecedores al tratar un temaque no dispone de sólidos
identifiada en el capitalismo. fundamentos tedricos. De todos modos, las aproximacio-
En la perspectiva de la invastigacidn emprendida, las nes tebricas resefiadasno agotan [asposiblesmaneras de
fuentes tedricas que pueden cantribuir a una mayor com- encarar la cuestión de la participacidnde los trabajadores.
prensan del fenómeno estudiado son las tres resenadas Los intentas da llevar a la prietiea algunas de esas teorías
en Oltirno lugar. sin que ninguna de ellas brinde, en forma y b s movimientos plltieos y sociales que impulsaron
individual, un respaldo teorico suficiente. El marxismo que procesos de pait icipacidn han estimulado. a medida que
recupera las experiencias consejistas brinda un marco las experiencias se han ido acumulando, a los diferentes
adores involucrados en la cuestibn a generar sendos que esos problemas exislen, según lo demuestra una
discursos sobre la participacibn y sus objetivos. LirnParse abundante literatura1?De todos modos, el aho grado de
a considerar las fuentes teóricas entraíiaria un abordaje consenso sobre la gravedad de la alienaci6n en la vida
uriilateral de la cuestión, en cuanto, por ejemplo, 'en laboralrto se extiende al diagn6stico sabresuscausas,que
contraste con la demanda de autogestidn par parle de los se reconocenalternativamente en lascaracterísticasintrln-
intelectuales en los terminos del humanismo socialista, la secas de las relaciones industriales o de las relaciones de
demanda de autogestión por parte de los trabajadores produccidn capitalistas, 0 bien, ya casulsticarnente, en
tiene una fuerte vinculaci6n con el interbs propio* (Zukin. inadecuadas condiciones de trabajo o en fallas de la orga-
1977ff8: pdg.155, traducción de RG.). nizaci6n empresaria. El consenso reaparece, sin embargo,
En primer lugar, la búsqueda de integracihn de b s en el sentido de las respuestasal problema, que encuentra
trabajadores en las relaciones laborales por medio de la en alguna medida su superaci6n, en la opinibn de las
participaci6t1, impulsada en distintos países porgobiernos. distintas interprataclones. a travbs del incremento en la
pariidos politicos, empresarias y hasta por los sindicatos, participación de los trabajadores en el control del proceso
apunta simublnea o independientemente a lograr una de trabajo. En esto han coincidido no sólo los intelectuales
mayor productividad, una adminisfracídn mbs eficiente de sino también la casi tatatidad de las actores sociales
las empresas y de las economias nacionales, la genera- invotueradosen la cuesiibn. Los esfuerzos por disminuir la
cibn de una actitud mAsmactiva'por parte de los trabajado- alienacidn, sin pretender eliminarla por mrnpieto1*,han
res hacia su tarea y el logro de mejores relaciones entre apuntado a la transformacibn ya no de las relaciones
trabajadores y empleadores. En última instancia se busca econbmicas, mrnp en los cacos en que se persigue la
una transformaci6n de las rejaciones emdrnicas en el integración, sino de las relaciones sociales en el lugar de
sentido de optirnirar el empleo de b s recursos huma- trabajo, en elsentido de estabtecermayorautonomlaen las
no~'~. relaciones entre las trabajadores mismos, entre ellos y sus
superiores jerhrquicos y, particularmente, en el desem-
A

Otrode los objetivosde la particípacibnbajo cualquiera


de sus formas consiste en lo que gendrkamente puede peño de cada trabajador frente at proceso pruductivo.
definirse como la búsqueda de un incremento de la satis- Un subnjunto importante de quienes pretenden ac-
faccidn de b s trabajadores en la reatizaci6n de las tareas tuar contra la alienación en el proceso de trabajo está
produdivas. Detras d~estabúsquedaopera el diagnósticu constituido por aquellos que supeditan el bgro de ese
de que la estructura de autoridad en el lugar de trabajo y objetivo a b realizaciónda una transformacibn social m6s
aun la rivalidad con' los compañeros genera diferentes amplía, que se constituye asl en el fin primordial que se
grados de alienaci6n el trabajador. La incorpwaei6n del aspira alcanzar mediante la implementación de alguna
concepto da aiienacidn como categoría sociol6gica pre- forma de participacibn de los trabajadores, Según el con-
senta la dilkultad de las connotaciones metaflsicas - e n el tenido especifico que se atribuya al cambio social 4 e m o -
sentido de no cientííicas- que le depara el estigma de su cratizaciónde las relacioneslaborales, democratizacibnde
origen filosbfim (ya que el mncepto de alienacibntransit6 la suciedad en general y del sistema politico en pariicular
desde una aceM6n estrictamente juridico-filoc6fica en o cambio radical en el modo de produoci6n existente- la
Kan1a una metaflsica en Hegel, para reaparecer en Marx participación de los trabajadores desempeñar8 una fun-
como calegoria histbricd-filosdfica).Sin embargo, la legiii- ci6n diferente. Los movimientos a favor de la demmracia
midad del concepto esiá respaldada tanto por la posbili- industrialy de la democracia económica tienen como meta
dad de definirlo en tdrminos estrictamente operaciona- una mayor congruencia entre la democracia política tal
r n ola evidencia, 'razonablemente mnduyente
l e ~ ~ ~ c opor como opera en Ckcidente y el mundo do1 trabajo, donde
para los escbpticos y sobreabundante para los de- predominan las relaciones políticas autoritarias (Paternan,
m6s' (Lindblom, 1 9 i i : p6g. 332, traducción de RG.). de 1970; Carnoy y Shearer, 1980; Hunnius et al., 1973).
Dentrode esta corriente, se pone especial Qnfasis en que
la consolidaci6n de la democracia política depende de su ellas pueden surgir por mndiciones externas a la situaci6n
profundjzacibnp r media de la incorporación de mecanis- laboral.como respuestaa riesgosde quiebray desempleo,
mos panieipativos que, sin desplazar a la tradicional en relacibn a una situaci6n políticamente revolucionariao
democracia representativa, lleguen a todos k s ámbitos de bien durante periodosde crisis en sociedades post-revolu-
la actividad social, particularmente al grnbito fabril. Esta cionarias.
postura se sintetiza en la búsqueda de la democracia por
la democracia misma.
Por otra parte, quienes aspiran a la construccion del 4. PartlcIpaelbn, control y gestlbn de lostrabajadores.
socialismo sin rechazar el recurso a experienciasautoges- Algunas ptsclsirines conceptuates.

!
tionarias, se dividen entre los que perciben la lucha por el
control de b s trabajadores como un m d i o sin valor en si
mismo y los que consideran que el control de los trabaja- Reconocidas las principales fuentes teór'ieas y los
dores debe ser en sl mismo la base orgánica del pdert7. actores que impulsan la participacionenahlando diferen-
- ,
De todos modos, en cualquiera de las variantes lo que tes objetivos, resulta impstetgable definir algunos mn-
<e pretende es una transformación de las relaciones poli- ceptos que permitan precisar ciertos ibrminos hasta agui
ticas, en el sentido de una redistribuciiindel p o d e r q n s - indistintamente empleados, tales como 'partieipa~bnm.
titutivri de las relacionesde produccion- a nively mas allá "control" y -ges!ibn'.
del lugar de trabajo, hasta alcanzar un objetivo ideológico, Como sefiala Hoteswsky (1 977:440), la terminolqia
que bien puede ser una nueva versbn de los socialismos en el campo de las relaaones laboralesno ha sido comple-
de mite autoritarioexistentes, bienun nuevo socialismo de tamente normalizada. A ello no d t o ha antribuido la
I
caracterdemocr6tioo o bien una democracia radicalmente
participativa.
t1 : inevitable imprecisi6hque caraderiza las primeras aproiii-
maciones a una cuestiiin relativamente nueva, sino tam-
En la prActica, estos objetivos han aparecido muchas bien una cierta intencionalidad en la relbrica deliberada-
veces en forma simuhAnea, combinadas y jerarquizadas mente ambigua de algunos de los actores involu~radosen
de diversa manera, según la prioridad que se otorgue a la las experiencias de participacihn. LOS intentos realizados
transformackn de las relaciones ecodmicas, sociales o hasta el presente para establecer unateirninologianorma-
políticas, que constttuyen las daerentes dimensiones de lizada no han dado f rutos demasiado apet~ibles,en tanta
procesosdonde aparecen indisolublementeligadas (Sethi aijn predomina una relativa vaguedad y una generalizada
y Mankidy, 1983). anarqula en bslhrminos empleadosi4. El mismo Hole-
De las diferentes experiencias se pueden extraer dos ., sovsky, por ejemplo, en su manual introdudorid al estudio
rasgos IundamentaIes. En primer lugar, no se puede comparado de b s sistemas eczinbmicas, formula la si-
concluir de manera terminante cuáles son los efectos guiente distincidn: > ,

sobre la actitud de los trabajadores. Cuando se ha alcan-


zado algUn grado de integracidn al orden social vigente, '...Algunos conceptos sufren un usa relativamente
por ejemplo, ello puede indistintamente atribuirse 'a la vaga, y *mntrol da los trabajadores' lirorkers' conlrog es
estrategia previsora de los patronos industriales y los uno de ellos. Lo que el thrmino evoca en el sentido popular
gerentes, a la psicología social de la participación o a la es algo como "administracibn de las fibricas por los
dinhrnica organizacional" (Zukin, 1977/78:152, traduccion trabajadores". Para nuestros prop6sitos, es importante
de RG).En segundo lugar, queda claro que las demandas establecer una distincibn precisa entre esta idea y e[
de participación no surgen espontáneamenteni son inhe- control de los trabajadores. "Administraci6n de la fabrica
rentes a la clase obrera: como seiiala Zukin (1977178), por los trabajadores" corresponde más a la noción de
uautogestin"[wrken' managemenif.Existe un espeetro
de ordenamientospor medio de los cuales representantes nizativa marcadamente autoraaria, y como control de las
del plantel de empleados en una firma reciben el derecho decisiones que no s6ia conciernen a la propia actividad,
de integrar los rn6ximos cuerpos dwisorios. Estos ordena- sino a la de una parte rnAs amplia de la organización. Este
mientoscorresponden a lo que se conoce como 'participa- segundo tipd de control corresponde estrictamente a la
ción en la gestidn'de los trabajadores a de los empleados paiticipaci6n decisional.
[pariicipation in rnwagementJ Para el tdrmino 'eontrol d e Como alternativa a las definiciones de Holesovsky, en
los trabajadoresnnosotros reservarnos el sentido exclusivo Mandel apareoe otradefinici6n adecuadamente represen-
da influencia efectiva de los trabajadores sobre la determi- tantiva de aquella vertiente del pensamiento marxista que
nacidn de sus condiciones de trabajo desde el punto de por lo manos desoonfla profundamente de las experien-
vista de sus iniereses en tanto trabajadores" (Hole- cias de partkipacibn:
sovsky, 1977:440, traduccidn de RG).
''Pariicipacibn' signiíica: asociaci6n de los trabajado-
La distincion que introduce Holesovsky entre autogss-
tidn (worken' managemwt) y control de b s trabajadores
l res m n el capital; aceptación de acuerdos secretos oon el
capital, permanentes reuniones secretas, cumiths de
(workers'control) consiste en que en el primer caso los 1 'coordinación' eeonbmica e, incluw, 'arnitbs de con-
trol' (tales como aquellos en gas y electr'icidad), donde
trabajadores no actuarían desde el punto de vista de sus
intereses en cuanto lales, sino que repmducirlan la con- los trabajadores en realidad no mntrolan nada en absolu-
ducta del empresario capitalista al hacerse cargo de la to pero sevuelven eorresponcables, a bsojos de laopini6n
gestidn de la empresa. El problema es que una distinci6n piiblica, de los recargos exorbiiantes de tardas y de b s
de este tipo se apoya en un supuesto que piecisarnerrte gruesos beneficios de b s moi nopoil s.
constituye uno de los principalesinterroganles a responder - 'Control de los trabajadores' significa: publicidad plena
cuando se encara el estudio de las experiencias de auto-
1 y completa; dis¢usibn de todos b s 'secretos' do la empro-
gestión. 4 sa y de la economla frente a las asambleas generales de
Ahora bien, al emplear el termino 'aintrol' debe supe- b s trabajadores; exposición de toda la intrincada maquk
rarse una ambigüedad que, como seAala Monds (s.f.), naria de la economla capitalista en su desnudez; interfe-
reside en gran medida en su uso en diferentes idiomas. Por rencia 'ilegal' de los trabajadores en todas las prerrogati-
'mntrol'puede entendersesolamente el poder de verificar, vas de la propidad, la gerencia y el bstado. Esto en sl
de supervisar un proceso o una actividad determinada, sin mismo signiíica el nacimiento de una nueva clase de
la posibilidadde modificar el curso de los amntecimientos, poder, infinitamente mas democrático y m8s justo que el
Esta santida de la palabra ncontrol' (mntrol-verlicaoión).
mas ligado a su empleo en las lenguas neolatinas, se
1 .
de la 'democracia' burguesa, un poder donde todos b s
trabajadores [...]tornarAn juntos las decisiones que deter-
contrapbneal de control como poder de mando y autoridad minan su destino' (Mandel, 1969:356,traduccibn de RG).
estatutoria, que es el sentido mn que mds frecuentemente
se emplea en ingles (así lo utiliza tialesovsky en el párrafo Si bien ~lractivapor su simplicidad, las defiincianes de
citado) y que resulta m6s relevante en la discusión sobre Mandel tienen et gran inconveniente de no establecer
participaci6n y autogesti6n. algún criterio de comparacibnla suticientementeoperativo
Por otro lado, el control en este segundo sentido (con- para identificar los numerososcasos intermediosentre los
trol-aotoridad) puede expresarse de dos maneras muy dos polos extremos que presenta'!
diferentes: como p d e r de determinar autdnoma y exclusi- Una definicidn construida tarnbibn a partir de cacos
vamente la organizacidn de ta propia actividad (controlde polares ofrece sin embargo el atractivo de imrporar un
la tarea), que de ninguna manera eniraña cuota alguna de componente dinhmica en la definición de "mnirol", rele-
participacióny qu9 es compatible con una estructuraorga- vante para el anlilisis de casos concretos:

nn
'...Como nosotros b entendemos, el control de bs control sobre la decisi6n final: Adicionatmente sehala la
trabajadores es una estrategia, una serie de demandas importancia de distinguir entre "participaci4n'y "democra-
dirigidas a extender el control popular de la empresa y de cia", que no son de ninguna manera terminar intercambia-
la econornta. La participacidn de los trabajadores es algo bles: en el contexto industrial, no d t o es posible que la
completamente diferente. Sugiere un sistema habitual- panicipaci&nparcial tenga lugar en distintos niveles admi-
mente introducido desde arriba, donde b s irabajadores nistrativos sin una democratiracibn de la estruetura de
comparten una responsabilidad parcial en la opeiacidn de autoridad, sino tambibn es posible que la patticipacibn
una firma capitalista, pero donde la gerencia-retiene la plena sea introducida en d nivel m6s bajo en sl contexto de
autoridad sobre las deeis iones de producci6nfundamenta- una estructura global de autoridad no democrAtica (Pate-
les. La gesti6n de los trabajadores, finalmente, describe man, 1970:7t -75). .
Una reformutacibn de las detinidones en base a las
una cituaci6n donde la industria esta socializada y las brindadas por Case y Pateman dada lugar a la siguiente
trabajadores son el cuerpogobernanteprimariodela firma.
[...] Elcontrolde los trabajadorespuede ser visto corno una
elrategia para avanzar desde la paiticipación de los
trabajadores -o de la autoridad gerencia1 intacta- hacia a) Pseudo-partfcipaci6n:eonsiste en la participacibn no
la autogsstibn de los trabajadoresm.(Case, 1972:444, tra- decisianal, generalmente introducida desde arriba, en
euaQuier Brea y nivel de la empresa, a trav6-s de mecanis-
ducc&n de RG).
mos de elevación de sugerencias, informaciiin, wnsuha e
. ,
Esta definicidn. sin embargo, tambidn carece de crite- inclusive control de gestiiin (en el sentido de verificacibn).
,rios b suficientemente claros para volverla operativa. Su objetivo es el que precisa Pateman. es decir, persuadir
Posiblemente esos criterios aparezcan en una distincidn para la aceptación de decisiones previamenteadoptadas.
que hace Pateman (1970:67-75) sobre diferentes grados b) Participación ddsionalparcial:tambien intrducida
de participacidn, que se distinguen por el grado de rnoáifi- generalrnante desde arriba o resultado de una negociacibn
cacibn de lo que denomina la estnictura artodoxa de entre las partes, en ia cual los trabajadores asumen una
autoridad. Ella distingue entre: ' . . . responsabilidad parcial por la operacan de una firma o de
un sector de una firma, pera donde la gerencia retiene la
autoridad sobre todas las decisiones finales a sobre algu-
a) pseucb-partic@acidn,que m es un rnhtdo para la
toma de decisiones sino de persuaci6n para que los am- nas fundamentales, en cualquier nivel de la empresa. Si
pleados acepten decisiones que ya habían sido tomadas este mecanismo tambibn opera al mdximo nivel de la lirma,
pbr la gerencia y cuyo objetivo es crear una sensacibn de estaremos ante el caso particular de la agestión. -
participacidn a través de la adopcíbn, por par!e de los c) Participación decisimal plena: correspande a la
superiores, de un cierto estilo de aprorimacidn a b s traba- definicidn de participacihn plena de Pateman, con el agre-
jadores: gado de que si esa situacibn ocurre al máximo nivel de la
-
b) partic~acanparcia2 que es un prmeso donde dos
firma o de la planta. estaremos ante un caso de autoges-
tión. v si ocurre en todos los niveles, se tratará de un caso
o m6s partes se influyen mutuamente en la toma de deci- de-dimocraciaindustrial.
siones, pero donde el poder final de deoisidn permanece A mayor participación decisional de los trabajadores,
s61o en una de ellos:
mayor sera su mntml sobre los diferentes aspectos del
e) partieipacGn plena, que es un proceso donde cada
miembro individual de un cuerpo para la toma de decisio- '
oraceso
T - de produccion. En palabras de Carnoy y Shearer
sdlo hay control de los trabajadores
nes tiene igual wder para deteminar sus resultados. -
'...SI 10s trabajadores mismos estAn involucrados direc-
Elcriteriocentralqueestablece Pateman es elgradode
I'
tamente en las decisiones de la firma sobre prodwsi6n y
finanzas. As( el mntrol da los trabajadores significa poder travbs de sus categoriastrazar senderos b suficientemen-
de decisión sobre como debe hacerse el trabajo, cóm te amplios como para no perdersa en el camino. Sin
debe asignarse y cuanto deben cobrar los trabajadores' embargo, estos senderos no conducen aldestino que mAs
1: (Carnoy y Shearsr, 1Q80:133.traducc4n de R q interesa para iluminar la westidrr equf abordada. Las
contribuciones de la teorla del derecho sirven m6s para
Can fespecto a los niveles donde Ikne lugar la paflici- mprerider la organizaciónde una sociedad estructurada
pación decisional, Pateman distingue además entre dos en torno a los par6metros ideales del liberalismo cldsioo,
niveles básims: el l.,,]inferior se rdjere groseramente a cwi esfsras de b púbfm y de b privado esiridamente
aquellas deusíones gerenciales relativas al control de la dkrenciadas, que para descifrar la complejidad de un
Ktividad c m i a m de una seacLn, mientras que el nivel mundo que, tras jal*~ aMS de díversas lorrnas de inter-
superior se refiere a las decisiones relativas al funciona- venci6n estatal, se ha alejado de manera sideral de aque-
mienta de b empresa entera, decisiones de h~elsiOn. Ilw par6metras -y aparentemente sin poskilidad de
wmecializacibn y as1 sucesivamente' (Patsman. retorno, a despecho de las aspiraciones del neoliberalis-
1970:70, traduccion de RG). m.
Si el grado de poder decisional y bs niveles donde se T a m m será deutilidad para alcanzar el objetivo aqul
aplica son eriieriis adecuados para identificarkrs diferen- buscado -¡luminar la relacibn entra formasds participa-
les formas da partiapacih, es necesaria establecer crite- ción y brmas de propiedad- las criticas a La concepcidn
rios aún m69 aincretw para medir ese pode?. Wachrel liberal del derecho que tienen su exponente mas destaca-
(1 980) sugiere Ires cr'ierios para reeonacer bs diferentes do en la tradiddn marxista, ya que en su aproximación al
formas de participad6n: problema de la propiedad jamás deja de cvnsidurarlacamo
un tentimeno monolitico y, conceptual y prdciicarnente,
a) drno funciona el sistema de-parlicipacan; indivisible.
b) qu8 tdpicos se discutan en las reuniones de las Huhrfano de guías confiaWeo;,prefierorecurrir al apoyo
cuerpos de participaci6n: , . mucho mas rnodest~de aJgunac aproximaciones realiza-
C ) cuan efectiva es la influencia de los trabajadores das en base al anilisis comparado de Los sistemas emnb-
sobre sus representantes. micos, que tienen la viriud heuristia de guardar una
Subre estos Ires aspwos Incidenunaseriede fadores correspondenciamAs estrecha que las tradiciones liberal
cuyos efectos e impactos es necesario considerar mds y marxista con las formascontempwAneasde propbdad y
particularmente. Pero antes conviene hacer algunas acla- que ademis permiten iluminar adecuadamente la relación
raciones sobte un aspecto central del fenfrmeno de la que nos interesa.
participacidn de los trabajadores: la relación entre las Como sefíala Montias (1983147) y Holesovsky (1977:-
formas de gestan y las formas de propiedad. 411, la palabra "propiedad'se refieremás a un amalgama
de derechos que a un derecho irnico e indivisible. El libe-
ralismoha defendido a ultranra esa indivisibilidad,alegan-
S. Relaclbn entre formas de gestldn do que limitar el ejercicio de cualquiera de kis derechos
y formas de propiedad constitutivos del amalgama afecta alderecho de propiedad
en si mismo.Latradición marxista recoge el guante en este
sentido e impugna el derecho de propiedad in ioio, sin
Pata adenkarse en el enmarafiada y espinoso temaoe tampoco reconocer su condicibnde amafgama. A lo sumo,
la propiedad es granda la tentsiidn de recurrlr a la experi- la tradición jurldica Iradiciona! entre el derecho al uso, al
mentada gula de h frad'ii6n juridica, que ha bgrado a usufructo, a la venta, etcétera, a m o componentes de un
mismo derecho de propiedad, tiende a wnstiiiiirloscomo
un sislema de dsrechos parlicularos. es decii, @m0 un
conjmto dedistintos derechos ankuiados en una B S V U ~ U - qm se ejercn los leremes derechos. En Iuncbn de lp
ra que les confiero determinadas popiedades que s6Li cuesli(in que MI ln\eiesa, basta con mcaMiCet 10s SI-
e?erOen en elconjunto. Al empleare~l8rmim'amalgamaNm guientes derechosa:
q u m subrayar el caricter no sistemAfico del co*ntode
derechos al que alude baja la expresibn genérlca de a) fJg<e&s de custodia.que enlrafiania suloidad de
torna<leci5*ner az,iociadar a la ~ t i l i ~ a ~
teal
b ndo \OS
""~cb pmpiedad: La ausenciade sistemaficidaden
10s derechos de pmpMad siqoit~ca,básicamente, que su poseidos. Expresiones equivalentes a *cusldiam
~iculaci6n no responde a una kgka inmarisnie,tal que al -psesi&f,~ n t r o 1 "adrnlnis~ra~ibn'
; del activa
h ou~ulruno,
b)~ e ~ ~ c de . que entrahan la autoridad de
afedafse el sjerCici0 de aiguno de ellos necesariamente
rwla-narla apropiaciónde los nuews acthOS iesu{lavtQS
- Como
hay unare~ercusilinrcbreelmnjun~~, Sinoqus la amalga-
ma a sl rasultado de un proceso h i g 6 m dg(ermn&.
sefiab Lindblom:
de (a utif$acibn delobjeloposeído,yadiredamenwbW
fmma pro&inos reales. ya bajo la forma de ingresos
*
{&latas,jntareses. rentas).
Derechos de snajenaci~n,en el sentido de transfe-
'O"1anizacioms mmo esa [es decir, emprQras porel-
das por trabaladores que no wseen eicapital que utilizan, rencia la pr4>edad a traves da venta 0 legado a da
RGJ raras. Pero M son imposibieil. que se sepa, o sujeto.
il.gare3 o en a l g h sentldo inconsistentes mn el manteoi- d) Derecho da destrucci0fl.
rnfmbde un Sislemade mercado. El!- m exislen Simph- En la pr&tica, astos derechos rn amdgarnande mbhi-
mente pCrQU8. mm0 lo vid mas claramente Man pus Iw
* m n W i ~ t acldricos.
~ la distribuci4t-1histdri~gntedada pies maneras, Adsm65 los titulares de estos d e r e c p
de la riqueza es tal que, cuando br cferenea ptencialsr fiecuenlementelos delegan en terceros. La Wanlzacl~n
de capital Y 10s ofendes plenciates de trabajo meoofpm. de las piandesmrpor"ne~.~'.~em~lo. ~stabasadaen
plan arnlarse entre si en una empresa, los olerentes de un complejo sistema de delegacibn d d derecho d. CUJM-
CWif4tiwIeml wder de intercambiar o de nsgajar di, w t o de ampliar la enensiin del dergho be
S" para insistir en que la autoridad este en sus manos ,,l~ao por pane del titular de rmmr Esa d~lwacpanón
en la3 mano3 de los Babajad~res.No pcr 1&ka e p r a en un debla smiiniido: 81 vwab de 10s mims
sin0 P r histor*. 10s pmpietarios del capital se han v u s n ~ fis&s d&ga en 01 empresario su custodia, 4ste ladelega
bs- propietarios
. . de ta emmesa. m
ioprasgntanter y 0stos a SU ver en bstrabaiador~s
Muchas de las caraderislkas de ks sistemas de ,,s~n<l&er de su manipulación. guhnes eiercen la
empre3a privada f a m k r no son ai&uib!es a la empesa
custodia durante el piocoso de piodum(in; otro lado.
privada ni a la grnpiedad en cuanto tales, sino a esta Iwma asalariados, al enajenar su tiernp. de Irabal~.d~1eg.n
histbni pariicular de empresa privada y propiodad d&e la custdia de totalidad del capital h u m a ~ ~ ~ 1 0 s
"S du~osdeicapiei en vezde bs trabajadares poseen la encarnan2'.
emprem. Aquella es una loma plena de mnsecuencias Es pre.&men!g entorno a LafituIarIdaddel dayhode
para la dinribuci6n de iqueza y de autoraad. para bs wstdia a n d e se ubica eI pobloma da la pafiicipau6nde
derechos laborales, para Ja ihnasi6n y paa el wntlicto los trabajadores asalariadas. Es indudablequetoda aspr
sacial* (Lindblorn, 1377:41). , . racióm una mayor paiticipacidnddecisnalpor pam de

El demminador wm6n de b s diferentes componsnter


del ~clgamadederechosdepropiedades la autoridadde
tomar dicishnes mhtivas ai usa de b$objet~ssobre los
'
'
1
u&aiadores supone un cuestionarniento a danas pram-
O ~ ~ a popisiari~s
s y geienfer reivindican m?mopXi.
inseparable del amalgama de derechos da pop~edad.En
la bs. de ese suestionarni~do op~% BIs~pUest0
a da
1 no pieden derivarse c o n s s e u ~ M a rnormativas da la
eficacia causal de 10s difersntes factmes tdenicos que en e( mem de las ostrirturasae autvr3ad an(es que en
m y m e " n @IP(OCSSO de pmduaidn,sino que la.resmn- de \abrmar de propiedad. conespondemnslderar mas
sabl~l~ad da actores humanos que inte~ienenen el deta\\adamentaou~lorson los taci~resq~ m?dlclonmY.
P m e W nQ.es16 determinada. v.g,, vr SU pmducli~idad al misma tiempo. se ven afsdsdos pof kmadflraclfinen
ma~inaIssino que 13sP~BKme~le mrnpanida (Elloman, al grado de participaciónde 10s tiabajadcrez La atancdn
1973)?
re centra on aquellos factores que Qparan en el lflte~mde
NOCabe duda de que los reclamos de pamcjpacibn \a empresa y de la piam de ptoduccdn: la tknica de
involiaan alguna forma de curstionamiento al amalgama pmdueO(ui y la ~rganizacibnr"d del trabaP en el P?C@-
de d,eWchosde propiedad. Sin embargo. el problema dela soprodu&o, que mniumamentedeterrni~lan!as~~ndlCiO-
Panlcipacidn se reduce a una cuestan de derechos be nao de trabajo, donde las lemas de paflicipaabn alcanzan
~ p k d a dSi. tradEbna.lmen~e ello ha sidoasj, es m4s por su expesan m6n mncmta NOpretendo dem-er La
ckcumtancias hisóricas cuncretas que por una logiui
hmaoenie, tal a m o iefiala Lindblam en el pasaje cdado rei.vancia de aquelbs iacto~erque mndic*nan qnlrc*
supra. tivamente el grado de pamcipadbn d e " 3 pabladores
oqenndo desde aluera del proceso de lahalo Yi mas
m m ~ r ~ kemplrka
i h da que <dayla, desde afuera de la enpresa Por el contrarm.
pa'licipaoidn de lortrabajadaes~asciend. probkma dede
Is sueriidn la
mst~ngoque \a finka maneta de establecer e~p&n+*
La Propiedad pueda encontraso en !a diluan de b. mente i d e n c ú es reconociendo el 'podo mfiaeb en
e+efimuitos de control obrero tanto en sl mun& capha- que operan sohe el ptoceso de pmdu~tbn.
Usta a m o en oi socialista. El blanm praipal de la dsmp
crat'UCión del lugar de trabajo m es fa propiedad ni la a m o s~fiala
Ward 11971: 21 61%
e m P r W pivadas. sino una esirvcluia de autotidad jedr-
9Uba Y aubrjtarla en la empresa, descanse o no en )a ~,l]p&larntde las aindicbnos etiabáp sevincu.
propidad Privada /Lindblom. 1977: 332 y 333: Vanok rjason sle& habaio-~io.lo qul.Wdukia las vanata-
1974:24). La trrn~f~macidn de la pmpiedad privada en
non sn la iolemidad bptima de t r a b a €519 u l t l m ~es un
pObl)ca no garantiza autorn6ticamente el est&i~imimto
pllm ~encialmentemnflidNO.yaque4 $er&sd*flbr~
da dem=ratizacibr del fugar de trabajo. Por e l m t r a t ; ~ , individualconsiste, en cierta media. enhsponer paras1
iIb vamuchas v e n asociado a un endurecmienodatas +, 1 mfidiiiones de trabajo rnhstavorable?lY de lar mas
~ " h n e sde trabajo. Tanro fapropiedadpública a m a la
privada pueden rqnstituir un impedimento pan el dosama
p&&as para b5 demásD.
!bde yn efectivo mnril de 10s trabajadores, En última
"stan0a. la Pafiicipaubn decisional plena, su mnhol
sobre eI proceso de produwibn. si bien rpifice un cues- un sistema emnbrnimracionalno s61odeb%iguaIal
h a m i ~ m oal deradio de custodia sin necesariamente &;as marginales de susthaibn .di ?S bien- y se*
afectar s USVIRICIO. apurtla mBs a una
~ e ~ s c h ode sdguiiidoi habitvalmenteprel ~ndividuosin~lambiOn
des$uaMad politiea que a una desigualdad p i r i b b - m - tasas naginaisr do sustituciOn entre los bmer Y el
n6mica.
o&. El ocio mismo ssun bien mmplC, que depende en
pace del i>íJmemde horss na ddkadas al trabajo. da los
anernaivo.de lasmismas y de su m t o . p~'otfimbi&n
d e la intensidad de! tiabajo. En ningún sistema indumal
EsiabIecidosbsctiterbs para recomer las dierentes arismnte se dan grandes oportunidades PaR ilyar B C ~
megorras de patiiaci6n de los lrababdores y rmnoa- ajusles en la htenidad del traba@ Por mpdn de b S
da la pedinenUa de situar el pmbiema de pafiicipad& mercados. U sistema do mntml a b r a ~ ~ i n i s tun fa
mwajsmo paxial si bs Irabajadores 21enancierto C Q R ~ I Q ~
**re *S ~ ~ n d i ~ i o ide
l etrabajo.
s Es p r o b a * que b~ u- Teqdeleiminismoiecm%gh OS lafamiIiari&ad?We
9ummos que sostienen que el mntral obrem RO puede noobstade5"s p r c l e r o h e ~ l i i k a scualquier
. soc[*ad
luncionar sean baducibJesal lenguaje marginal en *mi. que quiere ~ m d w ibienes
r industrid~~ debo adoptar m -
"0s que expresan algo m y parecido a b ankarb, a g, er<Ndurar da organizaci~n.padas de Y
saber, que tal sistema btroduciría una mayor r w n a u a d manen* do h c a r negocios. Ertas inodefnas formasimtr
en eralusle de l~s?ideoeos detrabajoaciad. k,s indi~id~m, ,uc;o~a!e~pueden mrr esponder a da 'lbre
€3 dech. en el trabajo de fabika.e1 dsrarntenjo o i g i n a d ~ e m s r a , 0 e ba id@a!esdel ebaco sonaiist- p m de
Vr.Ja3qe~i=jones que S, apartan de las irdeos;¿ade~ t o h s m d o r prewtseriur eibs y ningun dro 3 W d u o
"'mas lndiuidualesde trabajoen i%q>ndicjonesexiepn- c&, ,ndggnd organizada exfiosamente'
'0s B? mayor que h. desviaiimei originadas por la ten- 1992: A, traduccibn d8 Re).
dencia de l o Ifabajadores
~ s ieducir agueIL1 intensidad
cuando sm e l l su9 ~ propios administradgres. Si ja pm-
dmivdad ea menor, elb hdica una m n m e n ~ j a '
Miecha Con las cond~cionospara b o ~ n ~ e c de ~ 6unn en rsumen, el proceso ideol6gimde naturalira-
ó~timopaietiano. Ward. 1971: 221). tecnh viene a realizar b~s"J"O"<~SP~*S:
&n
se pam de una ancapnófi g~nb* y fi?alida de,li
harizar de qu6 manera se v~nculanlas loma t&fibetBmica es M o pracodhiento rnaterlal d " m 0
~anicipa~ián bsCMdiciones de tiabajo wpbnesmrn. destinado a horomenlar el iendimiento. Se e s t a b l e al
d r a estas desde el punto de vista de lar perso~ssus tiemp, el siguiente orbrna: el i m ~ m a n t Q
del r?n-
trabajan Y flQ Una perspectiva rxclurivamenls pro dimianto..,lav~~OB a todo el mundo Y. en C ~ * s ~ w n G L a ~
d ~ " v ; s M(Castillo y Prieta, 1983, cap.?). todo 61mundo esti y debe estar interesado 41- Ahma
.
La ratrkcidflmas evidente que opera sobra lascondi- bien, mm ma s&&d tienda natwalmanie a h-r
de trabajo Y. pa ende, sobre las $asbil&&s de posible y '881 su propia 1 ~ 0 . natural
9 ~ UD rn
C ~ f l t f ~ l *10s habajadores es ia lbcnicade pmdmibn, m, bl~qegargem~ralSO desarolle la I ~ C ~ Paa'y?bar
~CL
5- !a mmporada a los instrurneo~asde w a ~ a j qsino mnsapiando la naturalidadde la tOcnica se da un u i i m
taf'nblefi la que se expresa como organizac;& de las para: M &la es un leobmeno natural 41 deJaiolb
{uncanes Y actividades que mnforman p r w s o de M*, que adembs este d % ~ X t d [ ~ puede le?Fr
lugar del modo en que se viene danda en WncrouQn
trabajo. Si bien la thcnin tequiere cima adaptac&n dd
agente humano.también. en mayoroen mengrmdid., so his*rkg no hay mas desarmb t k d que el que ha
adapta a su reza bs limllss que le impone lamnsfeuc&, ,glistido y plioli p q u e el desardb de k 18Uiica es un
flsio!bica. ime)~ctualy emmianai del ser kmano. L~ de!jarm\b hnad y socialmente inddemiinadON(Ca*ilD Y
.,
~ e r c e ~ i b gmeralizada, sin s r n k ~ pde
, (aici$&n Phto.
.. . 19BP 267).
entre f e c n o l q v y PDBnfe humana p e Bdasls M el L
te~fid&" Y a
c a r k e r mndmanant* de !a primera y condkiwado del La prinepd objc~nal deteminismo er*ten
"Wnd4 ~ m l m Un pbrmrw:undaii -o senciI!amente nataiura]j~&án ,e5uflane de la té;criiea es
* m b - que la feladbn inversa %#presa et c~rader
inevha- difefenfes maneras de lograrciefi@3 nsultados. 6s decir-
b!@mememcia! de la t m o l o g l a y de fa~knk. La nwa- easlpn siampre t&no@ta$ alternativas. di(e~ir6~
nbn de la dmensibn social del fenbmeno t g w ~ g ; c ~ la manera en que se anubm la ef~clanclaY
adofla phcipalmente b forma de determinism t & ~ l d .
glea.
) Según Sabel,
1
1

consumidor, significa la satisfaccidn6ptima de los deseos" el corto plazo, es indudable que las técnicas incorporadas,
(Sabel, 1982: 6). I aun si aceptamos su carAder smial, operan como una
restricción casi absoluta, salva en lo que hace a los ritmos
Ahora bien, el car&der social de la tecnologia y, po)r
consiguiente, de latécnica resulta mAs difícil de ignorar en
las iknicas nd incorporadas, es decir, en las técnicas ,l de producción bajo ciertos tipos de procesos. En el largo
plazo el tipo de tknicas que adopte una determinada
planta puede muy bian ser parte de las ineumbencias de
los organismos de participaciónde los trabajadores. En el

1
organizativas. Sin embargo,aun en ellas aparecen algunos
elementos que parecen escapar a un intento de abordaje .caso de las tiicnicas organizativas, aunque parezca to
sociológico. Primero de ellos, en tada tbcnica organizativa contrario. es donde surgen las mayores dificullades para
existen jerarqulas. Tras discutir los fundamentos y las aumentar el control de b s trabajadores.El alto grado de in-
razones que llevan a la aceptación de jerarqulas por parte terdependenciaque por lo general cualquier empresa que
de los miembros de una organizacibn, Montias concluye I supereciertasdimensionesmantieneconresp~o al resto
que de la sociedad restringe seriamente las posibilidades de
! participación. Si la dernmacia participativa se limita a los
"[en] úttirna instancia, es impasible explicar plenamen-
te la estructurajerárquica adoptada en cualquier oganiza- I aspectos donde las interdependenciascon insignificantes,
se vacía a la participacibn de todo sentido. De alll la
ción existente sin remitirse a las relaciones de poder entre
los miembros del grupo y asus antecedentesy educaci6nh.
(Montias, 1983: 214). 1
>
dificultad de prescindir absolutamente de toda forma de
jerarquia y centralización (Ward, 1971 :14). El problema,
entonces, consiste en alcanzar la centralitacidn mlnima
necesaria para garantizar la eficiencia definida como se
MAs allA de los requerimientos estrictamente Idgicos,
las jerarqulas y sus formas ecpeclficas responden a proce-
sos estrictamente sociales. En segundo lugar, muy ligada
a la cuesti6n de las jerarqulas está la del grado de centra- '
i1 quiera- del proceso prductivci.
En resumen. tanto la tecnolqia incorporada como la
no incorporada presentan una dimensi6n social, e incluso
wlitica, en tanto encarnan una determinada manera de
lizacihn que existe en determinada organizacihn. Como asignar poder de decisián sobre el procesoproductivoa b s
-
sendaWard, el termino "centralización*involucra nociones
no necesariamente coincidentes: 1
1
distintos agentes involucrados. Si en el a r t o plato existen
rnayoresd~icukadespara modificarlas tecnicas incorpora-
das, es sin embarga posible actuar sobre las no incarpara-
"La primera relaciona el grado de centratizacidnm n el das, aun aceptando la necesidadde preservar su funcion
campo de slecci6n del participante. De este modo, una or- , básica, as decir, coordinar una gama múltiple de activida-
ganizacibn se hace m6s centralizada, m respecto a la - des interdependientes.

eleccibn, si la gama de ahernativas abiertas a los suimrdi-


nados aumenta. La segunda noci6n relaciona el grado de
centralizacibncon la autoridad, cxin el grado de oontrolque 7. Pspel de los sindicatos
puede ser ejercido sobre los subordinados. Oe este modo.
una organización se hace m6s centralizada, con respecto
a la autoridad, si hay un aumentoen la gamadealternativas La literatura sobre,el papel de los sindicatos en 16s
que las autoridades pueden imponer a los suimrdinados' procesosde control de las trabaiadoresv sobre las reiacio-
(Ward, 1971: 14). nes entre sindicatos y organismos de participaci6n coinci-
de casi undnirnemente en sostener que los sindicatos.
¿De quh manera operan las técnicas como restricci6n cuando no constiiuyen una traba para.el establecimiento
a la mayor participacibndecisbnalde los trabajadores? En de mecanismos de participacibn, terminan por resuitar
iedundantesen la medida en que el grado de desarrollode los segundos les cabo cuestionarla; pem por otro lado sos-
la participacibn ha absorbido muchas de las funciones que tenla la conveniencia de mantener jerirquicamente inde-
tradicionalmente desernpeíian las estructuras sindícales pendientes ambas organizaciones (Tornquist, 1973). Con
en el intsn'or de la empresa (Blauner, 1964; Mallet, 1975; independencia de que la lectura gramsciana se inscribe en
Gallie, 1978;Low-Beer, 1978). Las diferencias de aprecia- una perspectiva que tiene como meta el socialismo, el
can mmienzan a partir de este punto. Para aquellos reconocimientode la convenienciade la coexistencia inde-
autores que tienen sobre todo presente la experiencia pendiente de sindicatos+yorganismos de participación es
yugoslava,donde rige un sistemade avtogestiiin a nivel de compartida por autores que abordan lacuestidn en funcidn
la ecxinomla en su conjunto, Los sindicatospierden en gran de objetivos diferentes (Pateman, 1970, cap. 5; Carnoy y
medida su razón de ser. Para Ward. por ejemplo, las Shearer, 1980: 188 y 189).
funciones tradicionalmente desempeñadas por el sindica- l a principal conclusi6n que de todos modos se puede
to formarían parte de tas atribuciones de los consejos extraer sobre la relaci6n entre sindicatos y procesos de
obreros (Ward, 1971: 202). El único espacio para la activi- participacih de los trabajadores es que la instrumentacibn
dad sindical seria la lucha par la lijacibn de los asalariados de mecanismos de partícipacidnafectar4profuridamentea
diferenciales por oficios y categorlas, siempre y cuando no bs sindicatos, cuyas funcionesse volverdn ciertamente re-
fueran diredamente establecidaspor el estado. Las inves- dundante~a nivel de planta. Tambidn se vera afectado el
tigaciones emplricas sobre el papelde b s sindicatosen las funcionamiento de las negociaciones colectivas, que
'empresas yugoslavas han revelado, a manera de ccinfir- ademisde losdos actores bisicos (sindicatosyernpresas)
maciiin de lo expresado por Ward, un fuerte desplazarnien- incorporarana untercer actor (los organismosde participa-
to en las funcionesde los sind'katos,que han perdido su rol ción) con todas las consecuenciasque supone la transfor-
tradicional para desempeiiar funciones educativas y cultu- , rnacidn de una negociacihn bilateral en trilateral.
tales, en un contexto de doble dependencia: del partido Paradójicamente, la viabilidad de todo proceso de
Unico yugoclavo, la Liga de los Comunistas, en materia transicidn hacia formas de creciente participacidn de b s
politka y de los mismos cansejos obreros en materia trabajadores requiere el apoyo de los sindicalos. Como
linancierax. seAala Kester (1983: 264), las posibitidades de que b s
Sin embargo, otros autores que prestan mayor aten- , sindicatos apoyen los procesos de patticipacibndependen
cibn a las experiencias de control de b s trabajadores en de que: a) los sindicatos esten efectivamente comprome-
paises capitalisias destacanla importanciadelpapel de los tidos en la formulaci6n e implementacibnde b s mecanis-
sindicatos, aun remncciendo la inevitable tensibn entre mos de participacidn; b) b s sindicatos esten dispuestos a
ellos y los otganismos de.panicipacitin en la empresa. redefinir gradualmente sus funciones; e) b s sindicatos
Segun esla perspediva, aun existiendo Areas de evidente puedan ser eontmlados mas democr8ticamente por sus
superpsicion entre las funciones tradicianales de los miembros y puedan mantener su autonomía al negociar
sindicatos y las de b s organismos de participación - con el gobierno.
negociacídn de las condiciones de trabajo, incorporaci6ny
despido de los trabajadores. riitrnos de produeci6n-, la
manera en que ambas estruciuras deberlan abrdar las B. Partklpaclbn de los trabajadgres
diferentes cuestiones justificaría su convivencia e incluso en las empresas pi5bllcas
mostraría su necesidad. El antecedente m8s remoto de
esta postura se halla en Gramsci, quien por un ladp
reconwia la inevitable tensión presente en la coexistencia Unode los campos donde las experiencias de participa-
de sindicatos yconsejosdefabrica, en lamedidaenque los c a n han alcanzado un desarrollo, si no mas profundo, por
primeros son garantía de la "legalidad" en la industria y a b menos mas extendido os en el Bmbito de las empresas
piiblksn, Paradbjicamente, es alli donde la participacidn de los trabajadores entraña mayor complejidad en las
de los trabajadores aparece a m o m6s problemática. En empresas públicasque en las privadas. Tal comptejidad es
las empresas privadas, cualesquiara que sean sus objeti- también mayor en lo que respecta a los actores sociales,
vos úttirnos, b s procesos de participación apuntan a rela- 1
ya que ademAs de los basims (gerentes, sindicatos y
tivizar en alguna medida el poder de los propietarios y de I trabajadores de planta) interviene el estado bajo la doble
sus representantes bajo el supuesto de que es excesivo. faz del funcionaria público y del dirigente politia. Si a t d o
No ocurre lo mismo en las empresas públicas. Su carácter ( ello se agrega que el estado se resehael poder dedecisión
enatal revela que, por diferentes motivos. existe la volun- J en 6hitas talescorno escalas salariales, inversiones, asig-
tad politica de someter alguna de sus dimensiones, si no I nacibn de capital, de tecnohgla y de todo aqueCo que
todas, al control público. Ello pone en evidencia una fuenie incumbe a la planificacióneconómica, pom queda para la
1
inevitable de tensibn que no existe en las experiencias de panicipación de los trabajadores. u n a visiun pesimista,
participaciánen empresas privadas. En términos de Roe- I resultante de las complicaciones reseñadas, es la que
lofs (1981:220, traducción de RG), "la democracia econb- I brinda Btumbrg (1968), quien sostiene que las experien-
mica estarla en conflicto directo con la democracia politica 1 cias de participacidn rn6s notorias en empresas públicas
si se dejase a b s empleados públims decidir qu8 proyec- I (coparticipacion en Alemania Federal, administraci5n tri-
tos deben ser encarados". En un estado demoerhtico partitaen Francia, gestion sindical en Israel) han iracasa-
existe una tensibn permanente entre las prerrogativas del
funcbnar'io pública. par un lado, mmo responsable de
1 do en forma manifiesta por no haber reconocida la gran di-
farencia que existe entre democracia industrial y democra-
llevar a cabo los mandatos de un gobierno que representa
I cia politica y por haber ignorado que un simp!e cambio en
la voluntad colectiva de la población y, por el otro, las el rniximo nivel, es decir en la titularidad de la propiedad,
aspiraciones de participación de los empleados de la
empresa pública. Frente aeste dllemaque reIativizadesde
la perspectiva de los objetivos de las empresas públicas
las posibilidades de participación de los trabajadores, se
)I
1
sin democratizaciónde la siiuaci6n inmediatade b s traba-
jadores, tiene un impacto mínimo sobre bs problemas de
alienación laboral.
Aun reconociendo las dificultades existentes para in-
alza desde la perspectiva de los objetivos de participaci6n
Otro aspecto no menos paradojal: en thrninos de Zukin,
*mientras una unidad de autogestibn parece resumir la
situación quintaesencid del contrato social, su practicade
! tmducir mecanismos de participación en las empresas
públicas y aun aceptan& el núcleo de la argumentacidnde
Bbmberg -la futiiidad de todo proceso de participacidn
que no opere en b s niveles inferiores del praceso de
autogestibn s610 puede ser sostenida por un contrato produmibn-, las posibilidades de participacibndecisional
social previo que asegure su supervivencia, especialmen- de tos trabajadores en la gestión de empresas públicas
te garantizindcle capital" (Zukin, 1977178: 156, traducción P siguen siendo todavla amplias. Al respecto, Tornquist
de RG). (1973: 384)señala algunas direaiones sugestivas. Bási-
Carnoy y Shearer (1980: 138) sefialan otra paradoja: si camente, la posibilidad de que los empleados de una
bien las empresas públicas ofrecen mayores posibilidades empresa determinada reproduzcan al frente de la gestión
para [a participación de b s trabajadores, en razbn de su La conducta d d hombre de negocios podrla tener en las
carhcter público, es en tales firmas donde la contradiccibn empresas públicas el contrapeso de representantesexter*
entre jerarquias emn4micas y democracia política es nos. La participacibn decisional de consumidores y repre-
mayor, en la medida en que la torna de decisiones perma- sentantes del gobierno entra5a sin embargo algunas difi-
nece en manos de un pequeho grupo de individuos, sin culiades. Los representantes externos, lejos de expresar
mayor diferencia que en la administracibn de una empresa de alguna lorma el interhs mas general que el de los
privada. trabajadores, bien pueden ser portadores de intereses
Lag tensiones sehaladas revelan que la paiticipacibn sectoriales y locales aún m i s esirechos que b s de b s
empleados. La presencia con poder decisional de funcio- 10. Contribuciones ya clls/cas sobre demoaacia industrial
narios públicos, por otro lado, puede mmprometer seria- son las de Biumbrg (1968) y Pateman (1970). Entre los trabajos
m69 recientes pueden mercionarse los de Camoy y Shearw
mente la profundizacibndel control de los trabajadores en
(1980) y Macpherson (1981).
la toma de decisiones. De todos modos, en el caso de 11. Bajo la &norninacion de "teortas conternporAneas de la
bienes y servicios públicos los arreglos de este tipo pare- democracia" Paieman (1 970. pdg. 3-14) engloba las contribucio-
cen ser los rnhs adecuados, siempre dependiendo de las nes de Berelson, Ohal, Sariofl, Eckstein y Schumpekr, a las que
circunstancias de cada caso particular. '
conirapone b s exponentes de la demoaacia participativa: RWS-
A favor de la intmduccibn de mecanismos de participa- seau, Bentham, James Mil, J. S. Mill y G. H. O. Cole.
cibn de los trabajadores en las empresas públicas opera 12. Para la resena de las posturas de la sociologla labodacf.
otro argumento importante: las dificultades del gobierno L 0 w - k (1~ 978).
para establecer los instrumentos dptimos para la regla- 13. Sobre los objetivos de las sxpehncias de participaeidn,
ct. Sethi y Mankidy (1 983).
mentacan de las empresas a su cargo. Según sea el tipa 14 .Para una fundamentadn operacional en base a b
de regulacidn adoptada, podrgn es:ablecerse diferentes distincibn entre acciones instnirnentales y consumativas. d.
formas de compaiibilización entre la subordinacibn de la Monbas (1983, pag. 94).
empresa a las politicas y proyectos gubernamentales y la 15. Para una h~ndamentacibn emplricammte respaldada cf.
gestibn autdnoma de la empresa con la participaci6n decl- Blumberg (lQ68).
sional de los trabajadoresa. 16. Según Gon (1983),la pretensibn de erradicar totalmente
la alienación laboral supone carnportentes btditafios.
17. Exponentes de ambas posairas son, respectivamente.
Mandel11969) y G o n (1971 y 1963).
18. Sobre Los proMmas de conceplualizdn en cienaas
NOTAS sociales. cf. Sarlori (1970).
19. Como eiemplo de una loma muy divulgada de plantear
las comparaciones en thminas absolutamen~pdares, tambidn
cf. Saga (1978).
1. Para una nsah de estos autores. d. Olivera (1975, pdg. 20. Sobe ta telaádn enbe medición y cm~ptualiracibn,ef.
129-1421. Sartmi (1 970).
2. los inienios de venficacidn emplrim sn la expetiencia 21. Sigo la dasilici6n de Hohsovsky (19nH ,g . 41).
yugoslava, cf. Montiai (1983, pAg. 329-335). 22. La disiincidn entre,derechqs sustantivos y kmales que
3. Sobe el pensamientode tos empresarios franceses sobre ademLs opera Holesrivsky (7977, p6g. 41 ) enbaha cierto reduc-
panicipacidn, et. Mothd (1983). cionísrno ecwiómieo.
4. Sobre el papel de la partidpaci6n en el pensamiento de los 23. Reseñas exhaustivas de las combinaciones exidantes
empresario6 en los Esta&# Unidos, cl. Bacon y Brown (1977). enlre los detechos de propiedad hay en HoCeSOVsky (1977, W.
5. Sbre insatisfaccibnen el rrabajo y alienadn, ver infra. 3): Lindblom (1977. cap.?); Sethi y Mankidy (1983).
6. Sobre la postura de Gramsci, cf. Tomquist (1973). 24. Sobre d conceDto de "custodia'. cf. Montias (1983. Cap.
7. Un representante notorio da esta postura es Gorz; por 9)-
ejemplo. cf. Gon (1971) y su reportale en lelos, No 55. primavera 25. PO^ 'iecnologlamenden& el estudio acerca de le6 ibcn¡-
de 1983. cas. y no b s instnirnenios de produddn en sl mismos.
8. Para un anAlisís de la'pokturaaaltica del marxismo frente 26. Para una reseña de las inwstigauones emplricas, cf.
a la dmensibn pblltica de la disciplina fabiil, cf. Bookchin (1979) Pateman (1970, pág. 92 y 93).
y Graziano (1986). 27. Para una recxipilaci6nda las experienaas mundiales. E!.
B. Algunas de las mtribuciones al debate sobre vieja y nueva ICPE (lWCY81/83&5).
clase obreni son las de Blauner (1964). Mdlet I1975).Gallie , 28. Sabre formas de regulaah estad de las empresas
119781, Lwr-üeer(1978) y Dore (1973). Para una resefia de las piiblicas, d . Boneo ( 1980).
posturas d . Low-Beer (1978).
acompaiiaron la experiencia de gestibn sindical en SEG-
. BA. Ello nos remite a la reconstrucciónde la manera en que
la cuestión de la participací6n de bs trabajadores fue
suoesivamente apareciendo en el debate político y. si-
muh0neamente, a la identificaci6n de los sucesivos +
esporhdicos- experimentos de participacibn en la emno-
mla argentina.
Limitarse adiscutir los antecedentesestrictamente na-
cionales puede significar, sin ambargo, incurrir en la impor-
tante omisibn de algunas de las principalrrs experiencias
latinoamericanas,sobrelodo sisetiene encuentaque ellas
tuvieron lugar con poms meses de anticipacihn a la que
aqul se estudia. En el presente capitulo. tras reseñar bre-
vemente Las principales caracterlsticasde las experiencias
Latinoameriicanas rnhs relevantes - q u e tuvieron fugar en
Perú y en Chile-, se discute hasta que punto ambas
LAS EXPERIENCIAS DE PARTlClPAClON tuvieron reporeusi6n en la saciedad atgantina. A continua-
EN AMERICA IATlNA. cibn se reconstruye en forma concisa la historia de. la
ANTECEDENTES EN LA ARGf NTlNA participacihnen la Argentina, tanto en b que respecía a su
aparicibn en el discurso plltico y sindical cuanto en la
dimensidn, mucho menos documentada, de su puesta en
Las cuesliones reseñadas en el capitulo anterior per- pr6ctica.
miten discutir de manera general las caraeteristicasprinci-
pales de las experiencias de participacibn que hayan
tenido lugar tanta en b s paises centrales como en los 1. Partlclpacl6n de bstrabajadores e n Ambrica Latina.
perifbrims. Sin embargo. un aspecto sumamente relevan- Lbs casos de Perú y Chlle
te ha sido exprofeso omiiido: se trata del papel mndicio-
nante que sobre cualquier proceso de parliapacibn des- A caballo de bs sesenta y los setenta, Amhriica Latina
empefian la tradición cultural, e l sistema polítioo y la presencib las dos únicas y simultAneas experiencias de
estructura emn&rnkade cada sociedad en particular. Es participacibnintentadas en toda su hisioria a nivel rnacm.
mis, una de las principaleshipóiesis de la presente inves- social. es decir, lormuladass incipientementeimplementa.
tigación es que e[ contexto social en que se desarolla una das corno un componente b6sko del sistema eeon6mico
experienciade participaci6nincidede maneracontunden- nacional y no limitadas al Arnbito de algunas empresas en
te en la def nlcibn de sus principales wraderlsticas, hasta particular. Esta sola caraderlstica -independientemente
el grado, inclusive, de afectar cus(antivarnente los resulta- tanto del grado de cumplimiento de los pasos previstos
dos que en forma deliberada persiguen Los actores sricia- hasta Su plena imptantacibn cuanto de la magnitud de la
les comprometidds en la introducci6n de meeanisrr,~de brecha entre lo anunciado y lo tealizad~catapultbambas
participación en la gestih empresaria 5
experiencias a la condicibn de modelos -a imiiar o a
Siel peso del contexto social es tal que puode detarmi- rechazar. pero sin lugar adudas a tener en cuenta-en las
nar la orientación y establecer los Iímiies de las experien- debates sobre desarrollo eeonórnlco y tmnsformacibn
cias de participación, entonces resuha insoslayable el palitica en el Ambitu latinoamericano. Antesde considerar
análisis de las mndiciones sociales que precedieron y su impacto en la sociedad argentina. es cnnvenienle esbo-
zar las principales caracterlsticas de ambos casos. expropiadas y redistribuidas. La finalidad de la reforma
Las similitudesde los procesosde participacionen Pe- parece haber sido m&s polltica que econhmica, en el
rú y en Chile posiblemente se limiten a su rasgo mas sentidode quecon ella principalmentese afectaba el poder
distintivo, es decir. su ya señalado carácter rnacr~social~ de los terrabniente hostilesal gobierno militar. La reforma
En lo demis +bjetivos, contexto polltico, principales s6lo involucrb a una parte de bs campesinos, dada la
actores inyolucrados, mecanismos de participacibn- scasez de tierras expropiadas. En consecuencia, laestruc-
resulta dificil haflarcoincidencias que no sean meramente tura dualicta tradicional en e! sector agropecuarb no sbb
superficiales. sobrevivi6 a la reforma, sino que incluso se ahondh En el
En el caso peruano', la experiencia de participacibn corto plazo, además, cayd la tasa de crecimiento de la
tuvo lugar bajo una dictadura militar que, si biense aparta- produaibn agricola.
ba de los patrones latinoamericanos elhsioos, oompartla En segundo lugar, en base a la legislaciún sancionada
con el restode b s reglmenes autoriiar'is b s componentes en 1970, se crearon las Comunidades Industriales, que
'
m i s t ípicos: suspensi6nde tos derechos politicos y electo- abarcaron a la totalidad de Los trabapres de tiempo cum-
rales, consiguiente suspensión de b s partidos polílicos, pleta do cada empresa industrial privada w n sede en el
marcada centralizaci6n estatal, proccripcibn de oposito- país. Las Comunidades lndustriales eran un instrumento
res. Es en el terreno ideolágico-programiticudonde los para incorporar la participacibn de b s trabajadores en las
militares peruanos se dlerenciaban mayormente de sus ganancias y en la direccibn de las firmas. Los mecanismos
hom6logos latinoamericanos: mbs a116 de la retorica disenados para la partíeipacibn en las ganancias apunta-
mesianica y transformadora, el gobierno militar surgido ban a una progresivatransferendade la propiedad de las
tras el golpe de estado en 1968 revelaba inequniocarnente acciones de cada firma hasiaque las Comunidades Indus.
su voluntad de producir profundas mutaciones sociales, triales alcanzaran "la reinversibn do las utilidades- el
politicas y econdmicas, en pos de un modelo que se control del 5% del paquete accionario. Correlativamente,
postulaba como equidistanta del capitalismo y el socialis- so incorporaba un representante de la Comunidad Indus-
mo de tipo sovieticu y que era calificado como una forma trial al directorio de cada lirma. A medida que crecla la
de "socialismo humanista". cantidad de acciones ;enpoder de la Comunidad Industrial,
En -el marai de las radicales reformas puestas en aumentaba proporcionalmenie el numero de sus repre-
marcha en et orden social vigente. el gobierno militar sentantes en el direciorio.
emprenda una serie de iniciativas que apuntaban a am- La Implantacidn de l a Comunidades Industriales
pliar los canalesde participaeihnpopular en la vida política corno vehleulo para la introduccibn de la cogestibn en las
y econbrnica. A pesar de b s mmponantes corpdrativos firmas manufactureras no pwio evitar, a pesar de algunas
que en alguna medidaestaban implicitosen las iniciativas,. salvaguardas, que los propietafios de las empresas afec-
ellas significaron un sustancial avance hacia nuevas for- tadas obstaculizaran la transferencia efectiva de b s pa-
mas de participación en distintos Bmbitos de la actividad quete~ accionarlos, principalmonte por medio de la reduc-
eeandrnica. ción artificial do las ganancias. A los cinco anos de la
l Si dejamos de lado las experiencias de corte esiricta- creacibn de tas Comunidades Industriales, 6610 cerca del
mente político impulsadas desde el Sistema Nacional de 17% del capital del sector industrial era controlado por las
Apoyo a la Movilizacion Social (SINAMOS), los procesos Comunidades, en tanto que las inversiones del sector
I de participación se desarrollaron según treg L,odalidades privado se tornaron virtualmente nulas. Como contraparti-
diferentes, que corresporiden a sendos sectores de la
actividad emn6rnica. En primer lugar. a partir de 1968 se , da. las Comunidades Industriates legaron a b s trabajado-
res. tras su decmantetamlento a partir de 1976, una mayor
inicid una reforma agraria que incluia la formación de solidaridad laboral.
mperativas entre bs campesinos que reciblan las tierras La tercer Bna donde se introdujeron mecanismos de
pariicipacidn consistid en las denominadas Empresas de cidn econbmica y se modifidsusiantivamenle la estructu-
Propiedad Social. Creadas a partir de 1973, en pane como ra social del sector agrario. El legado mds perdurable de
respuesta a la limitadaeficaciade las Comunidades Indus- las reformas se rnanifest6antes en el sistema pliiico que
triales, las Empresas de Propiedad Social segulan a gran- en la estructura ewntimica Las limitadas experiencias de
des ilneas las directrices trazadas por el rnodeb Vanek de participación parecen haber tenido un efecto catalizador
empresas autogestionadas, con particular énfasis en b s que favorecib !a incorporacion a la vida politicade amplios
estímulos a ia acumulación de capital y al desarrollo regio- sectores de la poblacidn hasta entonces excluidos. Las
nal. En los tres años que durb la experiencia, llegaron a mutaciones en la c u b a potiticatienen su expresión mas
constituirse plenamente s610 seis Empresasde Propiedad evidente en la lransformacióndel espectro potitico perua-
Social, en tanto otras sesenta alcanzaron un estadio avan- no tras la restauracibnde lademocracia. La emergenciade
zado de preparacidn. principalmente en industrias con la izquierda como nueva fuerza política con amplia base
fuerte dependencia respecto a la tecnologia extranjera. La electoral representa una ruptura con el tradicional sistema
elevada concentracihn de b s mercados atentaba contra el político peruano que no puede ser entendida sin hacer
desarrollo de empresas nuevas y competitivas. Como referenciaa b s procesosde socializaciónque, a traves de
resultado, las Empresas de Propiedad Social pareclan b s diferentes mecanismos de reforma, estimularon una
condenadas a desarrollarse m8s fscilmente en las ramas mayor participacibn politica en las masas populares del
menos rentaMes y en las &reas rurales. Perú.
Tras la crisis econdmica de 1975 y la reorientacibndel En el caso de Chile2, las circunstancias en que tuvieron
gobierno militar a partir de la sustitución el presidente lugar las exeriencias de partkipacidn fueron diferentes
Velazco en 1976, las experienciasde participacidnenPerú prAdicarnente en todos los brdenes. En lo político, el im-
fueron rApidamente suprimidas. El escaso desanollo al- pulso a la introduccibnde nuevas formas de participacdn
canzado y, cansiguientemente,la exigua influencia bgrada provino, al menos parcialmente, de un gobierno constitu-
en el coniunto de la ewnomla Dor los diferentes sectores.
- - - -
cional intqrada por dif erentes partidosde izquieda, cuyas
donde se introdujeron rnecani'smos de participacidn no posturas revelabandistintos gradosdeapoyo a la introduc-
pueden ser únicamente explicados por la corta vida de las cibn de tales reformas. Ellas, de todos modos, no fueron
reformas. En algunos caws, mmo el de las Comunidades impulsadas solamente desde el estado. En 1970, cuando
Industriales, las p c a s probabilidades de dxiro derivaban sube al gobierno la malicidn Unidad Popular, ya existían
de lascaracieristicas mismas de la estrategiaadoptada La numerosos antecedentes tanto de partic4acion efectiva
escasez de recursos materialesy humanos tam bien opetd como de demandas generalizadasen esa sentido. Ello era
como un IlmiIe diflciimente superable. Por Úhimo. una parcialmente consecuencia del elevado grado de sindica-
variada gama de factores externos a los proyectos de
Iizacion de b s trabajadores chilenos, cuyas presiones a
reforma se erigieron wrno obst8culos formidables: coyun- favor de mayores cuotas de participacibn llegaban a supe-
turas desfavorables en los mercados de algunos de los rar. a veces, a las iniciativas de sus propíos dirigentes.
principales productos de expoflaci6n y pres6nes politicas La introduccióngeneralizadade mecanismos de parti-
internas e internacionales se destacan como las más cipacidn en las empresas chilenas durante el gobierno de
relevantes. la Unidad Popular ocurrir5 en el contexto de la formación de
De todos modos, las reformaseflrnerarnenteincorpora- un sector de empresas de pmpiedad social, que inclula a
das a la economla peruana redundaron en algunos avan- todas las empresas controladastotal o parcialmente por el
ces en términos de desarrollo econbrnico y reestrudura- estado. Entre Los objetivos explicbs que se perseguian
cidn del capital. Se veidid una mderada pero significati- con la creaciiin del Area de propiedadsmial, se destacaba
va industrializaci6n, se atenuaron algunos aspectos de la implantación de un programa mediante el cual b s
dependencia externa, se introdujo un sistema de planiíica- trabajadores habrlande controlar latomade decisiones en
las empresas más importantes de la economía. Para ello, organizaciones sindicales. ,
en 1972 el gobierno envi6 al Congreso dos proyectos de Cabe destacar que, en tanto los organismos de partid-
ley. El primero institucionaliraba un sistema de cogestidn pación estaban separados de las organizaciones sindica-
ya existente en 91 empresas que hablan sido incorporadas les, con frecuenciala írnplantaci6nde aquellos era retrasa-
de hecho al drea de propiedad social mediante divercbs da p r algunos dirigentes sindicales que los veían como
mecanismos desde los primeros meses de la administra- una amenaza a su poder de representacidn labral.
ei6n de Allende. Bsegundo proyectocreabaun sistema de En el caso chileno, los logros alcanzados a travbs de la
autogestiónde los trabajadores en las restantes empresas incorporacibn de mecanismos de participacibn en las em-
del área, es decir, en aquellas que yaperteneclan al estado presas del area social lueron, a nivelde firma, posiblemen-
con anterioridad a la asuncion del g d k r n o de la Unidad te m6s significativosque en el Perd, pera su trascendencia
Popular. fue prácticamentenula, en la medida en que el gobierno de
Ambos proyectos Iueron rechazados por la mayorla la Unidad Popular fue derrocada y reemplazado par una
oposiiora del Congreso, que en su reemplazo aprobb un dictadura que reprimid absolutamente toda torma demo-
proyeelo alternativopresentado por la Democracii Cristia- crhticaen cualesquieradesus manifestaciones. Los logros
na. El proyedo aprobado permitia 16cilmente la autoges- alcanzados a nivel de empresa consistieron basicamente
tibn en aquellas empresas ya penenecientes de manera en una mejora de tas mndicionesde trabajo y, sirnubhnea-
definitiva al Brea social, pero tambidn creaba obstAculos mete, en una elevacion de la prductividady la eficienciade
practicamente insalvables para la lntroduccibn de formas la mayor parte de las firmas afecladas p r la reforma, a
de pariidpacibn en las empresas privadas y en aquellas pesar de la modaicacibnde los objetivos empresarios, que
otras no incorporadas do manera definitiva al Brea social. ya no contemplaban prioritariamente la maximizaci6n de
En consecuencia, los mecanismos de participacidn s61o las ganancias. El hecho que resutta mds significativo es
fueron extendidos a las empresas estatales y mixtas, que que, al igual que en el caco peruano, la viabilidad en el
abarcaban un elevado número de establecimientosindus- mediano plazo de bs experiencias de pariicipacibnparecla
triales. no depender tanto do la calidad de su desempeño eeonó-
El m d e l o de participación impulsado habla sido con- miw, sino de lapresenciade un contexto político favorable.
cebido conjuntamente por el gobierno y la CentralUnica de
Trabajadores, A nlvel de firma, el modelo resubaba relaii- 2. Antecedentes en la Argentina
vamente centralizado, en la medida en que la mayorla de
las f acultades larmales para la toma de decisianes correc- Si bien las experiencias de retorrna-ial iniciadasbajo
pandlaa unconsejodeadminlstracdncon patt@m&n de el gobierno militar en Perii y bajo el gobierna de la Unidad
representantes de los trabajadores pero con mayorfa de Popular en Chile atrajeron la atencibn de gran parte de k
representantes del gobierno. En la pr6ctica, en muchos sociedad argentina, los vlnculos enire los procesos de
casos lamayorla mrrespondia a b s representantesde los parikipación de b s trabajadores en la gestidn empresaria
trabajadores, ya que b s representantesgubernamentales intentados en aquellos paises y las iniciativas de similar
eran reclutados de las filas sindi~es.La centralizacii5n tenor adoptadas en la Argentina son poco significativas,
existente a nivel do empresa contrastaba con la elevada salvo en el sentido - p o r otra parte demasiado general-
de=entralizaabn a nlvel global, derlvada de la ausencia de que todos los casos eran expresan parcial de una
de organismos estatales de planificaciónque regulara el I tendencia hacia la transformaci6n social que se manifestb
funcionamiento conjunto de las empresas del Brea social. con dilerente vigor en distintos palses latinoamericanos
Efb se tradujo en marcadas diferencias en el grado de entre fines de la década del sesenta y primera mitad de b s
implantacibn de las reformas, segUn las regiones, las anos setenta. Esta tendencia, mAs que constituir un !en&
ramas de la produccidn o la fuerza de las diferentes rneno homogbneo, presentabasegún los palses marcadas
diferencias, que $610 se diluyen a la luzdel posterior reflujo Antes de intentar esclarecerlas, es necesario sehalar un
conseniador que atravesó la región. hecho indiscutible: el proyecto eoondmico que enmareaba
Por otra parte, los principales adores sociales involu- la experiencia de SEGBA no contemplaba bajo ningún
crados en la experiencia de participacibn iniciada en aspecto forma alguna de cuestionamiento a la base capi-
SEGBA no parecen haber tenido en cuenta mas que en talista de la sociedad argentina. A lo sumo, se trataba de
términos muy genhricas las experiencias que al mismo modificar la manera en que la economla argentina se
tiempo se estaban desarrollando en ios otros paises. La
poca atención prestada a los aspectos más parficulares,
adem6s de originarse en las dificultades para obtener
1 insertaba en el sistema internacional, meta quesin lugar a
dudar envafiaba unsaiteracibnprofundaen la importancia
relativa de los distintos actores y grupos emn6rnicos en el
informacidn pormenorizada de procesos que estaban balance de poder, pero que no sacudia los cimientos del
ocurriendo de manera casi simultánea, parece deberse a modelo de acurnulacibn hasta entonces vigente.
dos razones fundamentales: por'un lado, era una opinibn Ante la escasa incidencia de las experiencias de parti-
aparentemente generalizada en lasaciedad argentina que cipaciun de lostrabajadoresque estabanteniendo lugar en
sus profundas diferencias sstrucfurales con las socieda- otros paises laiinoarnericanos,cabe indagar en qué medi-
des peruana y chilena impedlan la irnitacibn mecánica de da la temhtka de la participaci6n ocupaba un lugar desta-
experiencias parciales que hablan resultado viables s6lo cado en la tradicidn del sindicalismo argentirio. Para ello no
bajo determinadas condiciones; por el otro, la identidad basta con relevar la frecuencia y la intensidad de las
, política e ideológica de los sindicatos argentinos, mayori- demandas de pariicipaciánpor partede las6rganizaciones
tariamente peronistas, los hacia tradicionalmente reacios gremiales a lo largo de la historia reciente, pues ello podría
a buscar en experiencias extranjeras- i ~ ~ I u s olatinaame- conducir a conclusiones erróneas. En efecto, si bien el
ricanas- inspiracibn para sus propias iniciativas gremia- sindicatismo argentino tradicionalmente no se ha desiaca-
les. Ello no serla obstáculo, sin embargo, para buscar do por sus demandas de paiticlpacgnen lagestidn empre-
fuentes de inspiracibn en algunas experiencias de patticl
paci6n que desde larga data venlan ocurriendo en b s
i saria, en ello no Se diísrencia en toma suiualancial de iod
movimientos sindicales de otros palses donde se desarro-
Estados Unidos3,y que se caracterizaban p r s u Qnfasis en llaron experiencias importantes en ese sentido. En gene-
la integracibn antes que en la transfarmaci6n social. ral, camo he senalado en el capitula anterior, las deman-
Más allá de la percepcibn que tuvieran entonces los das de participación no surgen espontineamente de b s
principales protagonistas, las dificultades para encontrar trabajadores ni tampoco ocupan un lugar central entre las
puntos de mntacto significativos entre las experiencias de reivindicaciones sindicales. Al contrario, ellas aparecen
participación chilena y peruana, por un lado, y las mucho por Lo general como una respuesta especlfica y concreta
mas limitadas iniciativasargentinas residen, principalmen- . ante situaciones de crisis -pollticas, económicas o &lo
te, en que se persegulan objet ivos diferentes. En Perúy en. circunscriptasa una empresa determinada. De tal manera,
Chile b s ensayos cogestionarios y autogestionarios for- la ausencia de signY ieativasdomandasde participacan en
maban parte de un programa mucho mhs vasto de la tradici6n sindical argentina no constituye un rasgo que
transformación social que apuntaba,. al menos en las necesariamente la diferencie en terminos iqternacionales.
intencionesde losdirigentes, a modificar labasecapitalista Ahora bien,alindagar con cierto detenimientoxibre las
da sus respectivos sistemas económicos. Por ello b s antecedmtes en el movimiento sindical argentino, las
varios proyectos de participación laboral en la gestibn de demandas de participacibn aparecen cumo un tema ape-
empresas tenlan alcance nacional -rio simplemente nas insinuada, pero recurrente, que srnerge ante circuns-
sectorial- y mucho menas se limitaban al 4rnbito de una . tancias especificas en las declaraciones de los lideres
sola empresa. En la Argentina, en cambia, las pretensio- sindicales y que en muchasoportunidades se cristaliza en
nes de la experiencia de SEGBA eran menos diáfanas. experiencias sin mayor trasaendencia púMica y limitadas a
\
algunas empresas. Podrla aventurarse la hipátesisdeque, lo de comisiones mixtas en cada industria para la fijaci6n
par debajo del discurso politico y sindical, que esporádica de salarios minimos {Novick, 1979 b: iv).
pero reiteradamenteapela al tema de la participacion, se La transformacidn y ulterior consolidacidn del movi-
insinúa una práctica sorda y medianamente difundida de miento sindical argentino baio el gobierno peronista en-
participacibn a nivel microecotibmico, sin pretensiones de traña una doble tendencia en lo que hace a la westibn dci
trascendenciahacia esferas sociales más amplias,con sus la participacibn. Por un lado, el cumplimiento efectivo de
expectativas de supervivencia prolongadafundadas preci- una gran parte de las antiguas reivindicacionesobreras, a
samente en la modestia de sus aspiraciones y en el recato travhs de numerosos instrumentos legislativas e institueio-
de sus manifestaciones públicas. Esta hipótesis, de ser nales, eclipsa lasdemandasdeparticipaciónen el discurso
cierta, resuha lamentablemente difícil de verificar, precisa- oficial de los sindicatos. Ello se ve reforzado por la relación
mente a causa de la ausencia de documentaci6n que '
de privilegio y, simuhAnearnente, de subordinacibn que
permita avafar la existencia de abundantes casos de par- establece el movimientosindical con el partidooficialy can
ticipacibn en la gestion de tas empresas industrialesargen- el estado, una de cuyas manifestaciones es la ocupacidn
tinas. De ello 5610 hay testimonio a travbs de declaraciones de cargos públicospor palte de los representantessindica-
aisladas de viejos dirigentes sindicales y de los pocos les, que Novick (1979 b) denomina mecanismos de parti-
rastros documentasles que, como la punta de un tempano, cipación indirecta. Pero, por otra parte, se desarrollan a b
parecen insinuarse corno la mandestacidnen superficie de largo de la decada de gobierno peronista, en el interior de
una práctica relativamente extendida. b s establecimientos industriales, numerosas mmishnes
Al reconstruir los hitos de las demandas y propuestas internas de los correspondientes sindicatos, que tarde o
de participaeíón en la Argentina, el antecedente más remo- temprano terminan por enfrentarse, de manera m4s o
toparece remontarse a 1890, cuando la Federacidn Obrera menos directa, a la cuestión de la participación en sus
Argentina solicitó la formacibn de comisiones paritarias tratativas con las patronales. Sin embargo, s61o en wnta-
facuhadas para fiscalizar las condiciones de trabajo en las das ocasiones se encuentran cacos de participacidndirsc-
empresas industriales (Benltez de Castro, 1974: 45). En ta en la gestión empresaria. El mBs notorio es en la
1904, Jaaquln V. Gondlez incluy6 en su proyecto de' Cervecería Quilmes, que tras ser expropiada en 1954
Cddigo de Trabajo una propuesta de similar tenor. El mis- como consecuencia de un juicio sucesorio, pasa a ser ad- ,

mo ano se registra en una fhbrica de cigarrillos el primer ministrada por un directorio integrado por representantes
caso de puesta en práctica de mecanismos de participa- de la Federación Cervecera, de la CGT, de bs trabajado-
cibn en la toma de decisiones (Favier, 197i, citado por res de la firma y del estado (Novick, 1979 b: v). El mismo
Novick, 1979 b: iv). En sendos proyectos legislativos, a60 se registran dos casos mas de participacidn: en
Peroira Rozas y Cafierata insistieron eon propuestas de Mendoza, la Empresa Nacional de Transportes se trans-
participacidn en 1920 (Benltez de Castro, 1974: 4 5 . ~ 2 4 - forma en la Cooperativa de Transportes Fray Luis Beltrin,
65). En 1919 hay una nueva constancia de la wnstitucibn a cargo de sus antiguos empleados; en Buenos Aires, las
de comisiones de trabajadores precisamente en una compañlas de transporte aceptan ensayar una política de
empresa dedicada a la generacidn, transmisihn y distribu- cqestidn con la Unión Tranviarios Aulomotor, que direc-
ci6n de energia elhetrica, la Compañla Alemana Trans- tamente habta demandado el traspaso de la propiedad de
atlánticade Electricidad (CATE)(Benltez de Castro, 1974: las empresas (Benltez de Castro, 1974: 65).
67). Tambihn se inician procesos de wgestidn en la Tras la calda del gobierno peronista, la cuestidn de la
Companla de los Ferrocarriles de Buenos Aires al Pacifico participadbn obrera en la gestión empresaria cobra una
y en las tiendas Harrods y Gath & Chaves. No se registran importancia sin precedentes en el discurso polltim y sindi-
nuevas demandas hasta 1934, cuando la CGT incluye en cal, sin que ello tenga mrrelato en el plano de las realiza-
I
un petitorio elevado al gobierno nacional el establecimien- ciones. La jerarquización de la cuestión tiene su manifes-
-
I 59
tacibn m i s clara en el Único articulo que se incorpora a la en las restantes) y un sistema de traspasa paulatino de la
Constituci6n Nacional tras la reformade 1957: entre otras propiedad que culminarla en la constitucibn de cooperati-
modificaciones que significan el reeonocimienlo de una vas obreras (Benltez de Castro, 1974,: 48 a 50). De todas
serie de derechos sociales y laborales, se r m n o c e el maneras, los antecedentes mAs trnprtantes en materia de
derecho a la "...participadi6n en las ganancias de las participacibn se registran en el Area de las empresas de
empresas, mn control de la producción y wtaboracwn en elsctriiidad, particularmenteen SEGBA misma. Antes de
la diraibn; ...".Por el lado sindical, ese mismo ano la CGT resefiarlos, es conveniente exponer cuales son las princi-
demanda en un documento emitido durante el plenario pales caracteristieas de la empresa en que tuvieron lugar
nacional de La Falda, el las sucesivas experiencias y del sindicato que las pmtaga-
ni26
'control obrero de la producci6n y distribución de la
riqueza nacional mediante la participacibn efectiva de los
trabajadores: . .
'a) en la elaboracibn y ejecución del plan econdmico
general a través de las organizaciones sindicales; NOTAS
b) partieipacibn en la direccibn de las empresas priva-
das y públicas, asegurand~en cada caso el sentido social
de la riqueza;..,' (Novick, 1979 b: vi; Calello y Parcero, 1. Para una referencia global al a s o peruano, el. Gmse
1984: 11, 198). (1983).
2. Para el a s o chl'ino, cf. Espinosa y Zimbalist (1984).
3. Cf, infra. cap. 3
La postura es ratificada en el documento de Huerta
Grande, en 1959; en el plan de lucha de 1963, donde la
CGT se expide en similares tdrrninos (Novick, 1979 b: vi;
Senen Ganzález, 1971:54 y 55); en el congreso ardinario
de 1965, cuando mhs concretamente se demanda qw
'...los trabajadores ejerzan su responsabilidad en la direc-
ción y administracibn de las empresas'; y en una declara-
ción de 1970,que reclama "...participac!hn obrera en la
pmpiedad, gesti6n y resultados de las empresas públicas
' y privadas, con la intewencidn de las respectivasorganiza-
ciones sindicales' (Novick, 1979b: vii). A nivelsectorial, en
1960 la Uni6n Ferroviariapresentó al gobierno un proyecto
de cogesti6n para Ferrocarriles Argentinos (Benltez de
Castro, 1974: 491, que da lugar a que desde el a+>
siguiente sendos representantesde ese sindicato y de La
Fraternidad (sociedad de condueiores de trenes) integren
el directorio de la empresa. Fuera del Ambito sindical, se
registran propuestas de participacibn por parte de la Aso-
ciacidn Cristiana de Dirígenfes de Empresas y del Partido
Dembcrata Cristiano - q u e en t 964 presentb un proyecto
de ley que establecla obligatoriamente la mgestidn en
empresas con mQsde 50 empleados (de manera ~pcional
contramarchas en un intento reiteradamente fallido por
limitar la libertad casi absoluta de que entonces gozaban
los monopolios privados en el sector elktrioo (Scenna,
1971:29 y 30;SabaR, s.f.: 23 a 30). En el aaterdo de
creacíón de SEGBA simultdneamente se contempla la
progresivatransferencia al estadodel paquete accionario,
que con ulterior'iad deberla ser parcialmente reprivatiza-
do. Los hechos siguieron rumbos diferentes. La ectatiza-
ci6n de la empresa tuvo lugar a un ritmo mas acelerado del
previsto y la reprivatizaciónpatcial nunca llego a eteduar-
se por ausencia de capitales privados interesados en
inverlir en el sector.
De todos modos, como rasgo que testimonia el pro-
yecto original, SEGBAconserv6 la forma juridica de sacie-
dad andnima y se eonvirtid asi en la primera empresa
publica argentina en adoptar esa toma legal. La autono-
LOS ACTORES Y EL ESCENARIO mia formal derivada de la condicidn de sociedad an6nima
DE LA EXPERIENCIA DE PARTlClPACtON. ser8 un factor relevante en el posterior pmeso de gesti6n
LA EMPRESA, EL SINDICATO Y EL TRASFONDO sindical. Si bien la asamblea de accionistas es absoluta-
DEL GOB tERNO PERONISTA mente mntrolada por el estado, quien tiene asi potestad
abcaluta para la designacidn del directorio, éste cuenta
con un atto gradode autonomla-al menos jurídica-para
1. La empresa Servlclos El6ctrlcos determinar las políticas empresarias. Aunque severamen-
del Gran Buenos Alres
. te lirniiado en su accionar por restricciones econdrnicas y
politicas que señalare a continuación, el directorio dispone
de autonomíarelativa, entreotras cosas. para la puesta en
Con el nombrede Servicios EIBctrieosdolGranBuenos marcha de experienciasorganizac~nalesqueconct~uir~n
Aires (SEGBA) se designa la principal empresa dedicada el antecedente inmdiato del proceso de gestidn sindical
a la generacibn, transmisión y distribucibn de energla emprendido en 1973.
eihctriea en la Regidn Metropolitana, que incluye al Gran Durante el periodo que interesa a esta investigación.
Buenos Aires y a su zona de influencia hasta abarcar una SEGBA suministraba aproximadamente el 80% de la
superficie de 13.800 km2 donde se desarrolla ta mayor energla electriica utilizada en su zona de mneesión. El
parte de la actividad secundaria y terciaria de la economla resto era provisto por una Unica empresa privada, la
argentina. 0 Cornpafiia ltalo Argentina de Electricidad (CIAE). El aitisi-
Los orlgenes de SEGBA se remontan a 1958, cuando mo grado de concentracibnde la deRa y la cbndición de
la empresa nace wrno resuliado de la fusión de la Com- empresa pública de SEGBAconlerlan al mercadocaracte-
pahia Argentina de Electricidad S.A.(CADE) y la Com- risticas prdcticamente monapdlicas, por otra parte habi-
paAla de Electricidad de la Provincia de Buenos Aires tuales en el sector de generacibn, transmisidn y distribu-
Limitad (CEP), ambas empresas privaJas wntroladas por cbn de energla eléctrica en todo el mundo. EHo se vela
un mismo grupo de capitales predominantementeemíran- reforzado +al mismo tiempo moderado- por lacircuns-
jerus. La tusidn se realiza a instanciasdel gobiernocentral, tancia de que la deterrninacidn de las tarifas de suministro
quien culmina as1 un largo proceso sgnado por marchas y (identicas para ambas empresas) correspondia exclusiva-

63
mente al gobierno central, a travks de la Secretaria de La estructura del personal empleado en SEGBA refleja
Energla las caraderls!icas salientes de la smpzesa. AdemAsde los
En tanto las centrales de generacibn de energla eléctri- trabajadores encargados de la producción de energla
ca bajo jurisdiccibn de SEGBA empleaban combustibles elbctrica asignadas a las cuatro centrales distribuídas a lo
provistos par empresas tarnbikn estataks, se comprende largo de la casta del Riode la Plata, SEGBAcuenta con un
que la eliciencia y la rentabilidad de la empresa estuvieran numeroso plantel destinado a la instalaci6n y al mantenL
entonces sujetas -corno hoy- a la ralacián entre los miento de las redes de transmisdn y dictribucibn. Adicio-
precios del fluido eiéctrico producido y aquellos de los nalmente, gran parte del personal está adscripto a tareas
wmbuslibles insumidos, que eran simultáneamonte fija- de administracibn y cornercializacidn, k que hace del
dos por el gobierno central. En la 6rbita de decisión de gremio de electriicistas una cambinacidn de trabajadores
SEGBA quedaban a m o componentes parcialmente con- manuales y no manuales relativamente equilibrada. Por
trolables los gastos en equipos e instalaciones Aarnbihn ultimo, el personal de SEGBA se destaca p 6 r un grado de
sujetos a los planes de inversibndel gobierno nacional-y capacitación relativamente atio. En basa a estos racgas
las rettibuciones al personal.4entro de los limites que generales, la eonstituciiin de los sindicatos de laempresa
imponla la polliica salarial del gobierne. En suma. las adquiere características diferenciales en el universo sindi-
numerosastestficcionesque operaban sobre la estructura cal argentino. Su reseha es objeto del siguiente apartado,
de costos y sobre b s ingresos de la empresa limitaban sus
posibilidades de gestión autónoma exclusivamente a la
persecuciónde la eficiencia tdcnica -y no econhmica- y 2. El sindicato de Luz y Fuerza.
a la administración de los recursos humanos. La central¡- Trayectoria y antecedentes de parilcfpacl&n
dad de las cuestiones vinculadas a la organización del
personalresulta as1 otro factor fundamental para el an8lisis
del proceso de gestiiin sindical. El personal ocupado en SEGBA se encuentra sindica-
Pocos años antes de 1973 se produce un hecho que lizado práclicamente en su totalidad. Tradicionalmente,
modifica sustancialmente la forma de intervenci6n de tres organizaciones sindicales han ejercido la represenia-
SEGBA en el mercado de la energla elhctrica. La habilita- c k n de las diferentescategorlas de trabajadores: e[Sindi-
cián del Sistema Nacional lnterconectado (SNI)que enlaza cato de Luz y Fuerza de la Capital Federal (SLYF), la
la zona de eoncesibn de SEGBA con la central hidroelk- Aseiacion de Personal SuperiDr de SEGBA (APSS) y la
trica de El Cbown-Cerros Colorados -administrada w r Asociqcion de Profesionales del Arte de Curar (APAC).
otra empresa pública, Hidronor- transforma a SEGBA en Durante el desarrollo de la experiencia de gestiSin sindical
una empresaiundarnentalmentetransmisoraydistribuido- obtuvo personaría gremial un cuarto sindicato, la A s d a -
ra de energía elbctnea. Las actividades de generacrbn cibn de Odontólogos de Servicios Descentralizados de
siguen desarrollándose, pero ocupan a patiir de la incorpa. SEGBA (AOSDS).
racibn al SNI un lugar relativamente secundario. Por otra Hoy y entonces, la APSS, la APAC y la AOSDS repre-
parto, las usinas generadoras enioncos ya han alcanzado sentan. 87 conjunto, menos del 10%dsl personalemplea-
un importantegrado de obsolescenciay los costos creeien- do en SEGBA. Su drbita de actuación se limita, en tOdos bs
tes de los hidrocarburos a partir de la crisis petrolera casos, a la a l a empresa. El caso del SLYF difiere radieal-
intemaeional de 1973174 presionan hacia el abandono mente. AdemAs de su mayor peso relativo, se caracteriza
progresivode las usinas tradicionalesatavor del empleo de por no ser un sindicato de "oiicio". En electo, en el se
centrales hidroelectricasy termonucleares. Como resulta- agrupan los trabajadores de todas las cat6gorias manua-
do de ello, SEGBA se ha convertido predominantemente les y no rnanuafes, que por su calificaci6n o por sus
en una empresa de s~rvicios. funciones nocorrespandena k s oims sindicatog, SU6rtsita
de actuación, ademac. no se circunscrit>ea la sola empre-
sa, sino que abarca la totalidad de la rsgiun metropolitana, vivendi la tradicionalmente mayoriiaria eoniente peronista
es decir, la zona deconcesi6n de SEGBA, donde también con las que conformaban distintos sectores de izquierda,
desarrollan sus actividades los trabajadores de otras dos par un lada, y la que respondía a la orientacidn impussta
empresas olmrieas: la ya mencionada CIAE y la estatal por el gobierno militar. por el otro. Se ~erfilaasí uno de los
Agua y Energia Eléctrica, que-si bien no suministrafluido rasgo~distintivosdel SLYF: la gran capacidad de subordi-
eleettku en la zona- tiene en la ciudad de Buenos Aires' nar sus diferencias internas a los intereses erclusivamente
susedecentral y granpariede sus reparliciones. Por ende, gramiales, sin que ello implique una renuncia a la interven-
en el SLYF estan agrupados los trabajadores de tres cidn activa e incluso' protagónica en la arena política,
empresas de electrictdad. , .. .-,. siempre alineado en el campo del peronismo.
. por su importanciacuantilativay poietpapel rector que ' Poco despubp de la normalizacion constitucional det'
el SLYF cumple en la actividad sindicaldenlrode SEGBA, pais, en 1958, se produce la conversión de la CADE en
1
' particdarmentedurante la experienciade gesttón sindical, SEGBA y es entohcesque el SLYF, al negociar porprimera
conviene reseñar más detenidamente el origen. la trayec- vez con la nueva'ompresa, se convierte en el primer
toria y las características de este sindicato, así corno su sindicato argentino en lograr la inclusibn de unacliusulade
- relacion con el movimiento sindcal argentino. indexacián salarial en los convenios colectivos. No resulta
ajeno a elb la buena relacibn mantenida con el gobierno
El SLYF. como también otros sindicatos argentinos, ,
nace en 1943, cuando el entonces coronel Juan D. Pebn, desarruilista (Roldán, 1978: 157), ,

secretarro de Trabajo y Previsión, despliega desde el* Entre 1958 y 1963, cuando el sindicalismo argentino
gobierno una intensa actividad de aceicamiento al movi- adquiere las características que lo distinguen hasta la
miento obrero como parte de su proy eao para la construc- actuafiiad en su krma de relacionarse con empresas,
ci6n de un nuevo ordenamiento político en el pais. El estado y partidos políticos(Cavarazzi, 1984), el SLYF logra
primer convenio coledjvo del SLYF con la CADE -ante- ubicarse entre las organizaciones líderes, destacbndose
cesora de SEGBA- se suscribe en 1948, cuando e1 tanto en la arena del mereado de trabajo -a traves de las
sindicato ya agrupabaacasi 20.000trabajadores. Se inicia negociacionescolectivas antes mencionadas-como en la
asi una secuela de convenios colectivos sumamente ven-. arena plitica -al cubrir sus representantes altos cargos
tajosos para el gremio, que se destacan tanto por superar en la conducción de la ConfederacibnGeneral del Trabajo
bs logros de Los convenios suscriptos por las restantes (CGT)y en la agrupacibn politia-sindical de las 62 Orga-
organizacionessindicales cuanto por haber transitado sin nizaciones Peronistas.
sufrir mermas significativas las cambiantes alternativas Cuando en t 965 las 62 Organizaciones se sscinden, el
que signaron la relación del movimientoobrero argentino SLYF se afnea con la fracción de las 62 "nacionales",
con el sector empresaria, con el estado y con el sistema orientada por el secretario general de la Uni6n Obrera
1
politico en su conjunto. Metalúrgica (UOM), Augusto T. Vandor. y caracterizada

i Tras la caída del regimen peronista, el SLYF emerge


corno uno de b s sindicatos mejor organizados y, por Lo
tanto. con mayores posibilidades de resicitir la polirica
por pretender conformar un movimiento sindical menos
dependiente de la conducci6n del exiliado ex presidente
Peróni'Ello no obsta para ver que el SLYF ejerza un
antip~ronistaque el gobierno militar surgido del golpe de importante papel en la búsqueda de lareunilicaciiinde las
1955 intenta conxilidar en el terreno sindical. El SLYF 62 e incluco en las negociaciones directas con Psrón. . m

logra evitar una intervencibn gubernamental prolongada , Al producirse el n o l ~ ede estado do 1966 contra el>
gracias a la flexibilidad que revelan sus dirigentes en sus
relaciones con las diferenies corrientes políticas que me-
xiston dentro del sindicato, al Lograr un aceptable modus
o el SLYF sea-e
ciobIerno radical de ~ ? t u i lllia
bs sindicatos que mas leinentefiénte aeoyan la ~nterv(l:
&fi,riiiit~~n tal circunstancia el SLYFparticipaprotagb-
entre
A1
niq anente en la conformacion de la *Nueva Corriente de
Opinión", nuclearnienlosindical que asume una wstura da numerosasafiliados, estibien organizado y enfrenta a una
colaboracibnestrecha con la dictadura milfiar y que con el patronal int%rada por tres empresas de magnitud. La
tiempo recibirii la denominacibn de "participaeionisrno" FATLYF, en cambio. representa a trabajadores emplea-
dentro del espectro político-sindical argentino (Roldan, 1 dos principalmente en empresas publicas provinciales y
1978: 70). A pesar de su papel reclor en la creacidn y municipales y en moperalivas, cuya solidez y rentabilidad
orientacibn de la corriente colaboracionista, el SLYF al es signaicatkamente menor mmo consecuencia de una
poco tiempo se desvincu!a formalmente de la misma y demanda mucho mas reducida y vegetativa. La excepción
asume unapostura intermediaquele facilita mayor libertad entre estas empresas es Agua y Ensrgla Electrka, única
de movimientos en sus relaciones intersindicales. firma del sector que participa en ambas instancias de
En marzo de 1968 una nueva escisidn - y a superada
la anterior- sacude al sindicalismo argentino. Esta vez se
Iradura la misma CGT: mientras el sindicalismo combativo 1 negociaciún colectiva. Como resultado de la divisibn del
mercado de trabajo representada por la doMe i n i e
negociación, el SLYF tradicionalmenteobtiene convenios
y opuesto mAs firmemente a la dictadura mililar mnforma
la CGT de los Argsntinos, el grupb de los sindicatos más
poderosos y tradicionales, entre ellos e! SLYF, adhiere a la
CGT IAzopatdo", donde conviven opositores moderados,
vacilantes y colaboracionistas. , .
El deteiirode la dictadura militar a partir del "Cordoba- .
'
I1 mucho mas ventajosos que la FATLYF, tanto en 1Qrminos
estrictamente salariales como en b referido a condiciones
de trabajo (Feldman, 1977: 51 a 97; 127 a 134).
La t e n c ~ nresultante de Los distintos bgros entre e l
SLYF y la FATLYF. sumada a significativas diferencias en
materia de acilvdes politim-sindiles. se tradujo varias
roa. en 1969. coincide con la reunificacion del movimiento veces en codlictos manifiestos en el terreno político. Los
sindical, que emprende una politi= agresiva contra el
gobierno. Al producirse el retorna del peronisma al poder,
\ &
dos mds irnprianteir m i m i d e con las ercirbner sindica-
les antes señaladas, aunque previamenie, en 1958, la
en 1973, el sindicalismo peronista constituye una de sus FATLYF, inspirada por el Sindicato de Luz y Fuerza de
bases de sustentaci6n m65 poderosas. En su seno, e! CCirdoba, de orientachn clasista. decide su separaeibn de
SLYF ocupa nuevamente un lugar privilegiado, aun man- las 62 Organizaciones por considerar que este nuclea-
teniendo sus caraeterisiicas distintivas en cuanto atormas miento es politim-partidarioy como tal no representa a la
organizativas e independencia da miierios. Es en este totalidad de los trabajadores del gremio. El SLYF, en
I disidencia, seretiradetcongresodondeso habiaadoptado
contexto donde lendri lugar la experiencia de gestión
sindical en SEGBA. Antes de abordar un anhlisis m65 la decisión: pero no se desvinculade la FATLYF. Negocia-
dnt allado, conviene detenerse a considerar la relación del ciones posteriores dan lugar a que el SLYF se alinee
SLYF con b s restantes sindicatos que agrupan a los transitoriamente con la corriente de bs "independientes",
trabajadores de empresas eieetricas en el resto del pais. como formula de conciliaci6n (Roldan, 1978: 131 y 132).
Los trabajadores del sector de energía eldriica en el En 1965, con la escisión de las 62 Organizaciones, el
interior estin afiliadosa numerosas sindicatos medianos y alineamiento de la SLYF con b s vandoristas es aternpera-
psquehos, cuyo nijmero total de miembros es levemente do por las presiones de la FATLYF, que amenaza con
inferior al del solo SLYF. La Federación Argentina de retirarse de la CGT si Bsta no es normatizada mmo
Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLYF) agrupa desde expresibn de que el entrentamvnto intersindical ha sido
1948 al SLYF y a la totalidad de los sindicatos del interior definitivamente superado. Los mnflictos reaparecenen el .

(RatdAn. 1978: 107). Las negociaciones co(eetivas, sin congreso de la FATLYFde octubre de 1967 (RoldAn, 1978:
embargo, son encaradas en forma separada por el S LYF, 1 173 y 174). Finalmente, en 1968, mientras el SLYF adhiere
por un lado. y por la FATLYF en representaciondel resto
I
a la CGT'Azopardo', uno de los principales dirigentes de
de b s sindicatos, por el otro, en razón del dderente poder la CGT de los Argentinos es Agustin T o w . secretario
refatívode ambas organizaciones. En efeao, elSLYF tiene general del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba
participación de los trabajadores en la gestion empresaria
(Roldan,1978:180y181). :: , m apareció en la agenda del SLYF no bien el estado, tras la
. En el interimr de SEGBA, la unidad del gremio contrasta primer caída del peronísmo, abadonii la funci6n tutelar
con los enfrentamientos que lo caracterizan a nivel nacio- .
sobre el movimiento sindical.
naL La flexibilidad de los dirigentes. ya mencionada; se Tras una etapa inicial, cuando no trascendía de la
traduce en la aucewia sistemática de oposición organiza-\ discusibnentre b s dirigentesy del abordajegenérim en el
da tanto en el SLYF como dentro de la empresa. La marco de las actividades de capacitación, la westion de la
presentación de listas únicas en las sucesivas eleocíonss parficipacidn fue incorporada como una reivindicación
sindicales, que bien puede ser crinsiderada un slntoma de oficial del sindicato ante las diferentes empresas. En la
m ausencia de democracia interna -bastante generalizada, ,
fundarnantaci6n de sus demandas el SLYF apelaba a
por otra parte, en el sindicalismoargentim-, en el caso del argumentasdevariada indole que, en su conjunto, revela- =
SLYF parece mAs bien indicar una alta capacidad para ban que la participacibn de los trabajadores en la gestión
forjar acuerdos entre las distintas corrientes bajo la hege- . empresaria ora percibida como un instrumentoÚtil para la
moda absoluta de los dirigentes peronistas de perfil mAc persecucidn simultanea de dos metas diferentes, que
tradicional, EHo se refleja en un marcado pluralismo en la pueden ideniiiicarse someramente como la hurnanizacion
orientacibnpolítica de los cuadros Intermedios del SLYF y de las relaciones laborales y el avmenlo de la eficiencia
de bs delegados y miembros de la mmisibn interna en empresaria. Así, con independencia del reconocimiento
SEGBA. La ausencia de enfrentamientos virulentos en el expreso de los dirigentes, que primero han enfatizado
interíor del SLYF puede deberse en parte a que muchos (Tamne, 1976: 21 y 22)) y mAs tardq relativirado(DeKieo,
trabajadores estan ligados por lazos de parentesco, a m o 1986: 162 a 167) tal influencia, puede reconwrse sin
consecuencia de reiteradas disposiciones incluidas en los lugar a dudas la afinidaddodrinaría entre los fundamentos
sucesivos convenios colectivos que privilegian a las pa- da las demandas sindicales y el discurso de inspiración
rientes del personal cuando se trata de incorporar nuevos socialcristianaqueveen laparticipacibny, más especifica-
trabajadores a las empresas de la zona de aplicación del mente, en la mgestión, un instrumento clave para la
convenio. Ello se traduce en una permanente afirrnacion en separacion del enfrentamiento entre trabajadores y em-
el discurxi de los dirigentes del SLYF de que el sindicato presarios y para su reemplazo por una estrecha colabora-
,y la empresa son, ante todo, una "gran familia". cidni.
-
Finalmente, cabe senalar que elSLYF se destaca en el . La afinidad entre las demandas de participacióneleva-
movimiento sindical argentino wr la marcada atención que dos por el SLYF y el pensamiento socialcristiano podría
presta a las tareas de capacifacidn sindical y a las activida- interpretarse como expresión inequlvoca de la filiaabn
des cutfurales en general. Ello lo convierte en el gremio politica del sindicato. En efecto, el peronismo reconoce
cuyos dirigentestienen elm6s atto grado de profesiona'iza- explícitamente la inspiracibn crisiiana de su doctrina y
ci6n sindical -entendida cama un elevado grado de ccpa- fundamenta en ella su postura conciliadora frente a las
citacibn- en el pais La generalizada ~rofesionalidadde.
- - relaciones entre capitat y Irabajo. Sin embargo, de ser
b s dirigentes se ~evela,entre otras cosas, en su permansn- olida la asimilación entre doctrina swialcristiana y pere
r~interbsporuna serieda cuestbnes habitualmenteaierias nismo, no se explica por qu8, salvo en el caso del SLYF,
a las pr~cupacianesdel sindicalismo argentina; entre ningún sindicato peronista hizo de la panicipación una
ellas. las ooncernientes a la organizaci6n y administración cuestihncentral en sus demandas. El camino que condujo
de las ernpresasdonde trabajan sus afiliados. Como rr-sul- al SLYF a adoptar corno bandera la participacionparece
tado de estos intereses, las pasturas del SLYF trascier, jen mucho más sinuoso de lo que indicaria una primera ledu-
b s aspectos meramente reivindicativos, en tanto entrafian ra. L , . ':

propuestas globales sobre la gestión de las empresas en En primer lugar, debe señalarse que la conforrnac~n
todas sus niveles. En este marco, la problemática de la
del :$leo doctrinario det pemnismo es anterOr a
e n c l d ~ c ~apalespostmmiliares
a~ que rnadifkaron~rofun. vara las ventajas que percibian en la e~trtralq)iaPaVlcip?-
damente -aunque la iglesia romana no lo remmma- (a cioniriay, s~mukangamenta.expresara de manera IneqUi-
donrina smia1 de la iglesia, m la incoipaacih, ~ f r d vomque tal ~ p ~ ng a implicaba
n necesariamente un aban-
0Wa3 MSaS. de la cogestión cqmo propuesta valida par4 dono siquiera parcial de las banderas que reivindicaba el
superar 10s COnflctos de clase. €1 discurso peronista se' sindicalismo no parti~ipaci~ni~ta.
apoya mas bien en lar enciclicas premnciliares Rerum Sin lugar a dudas, el SLYF enconlri>pane de la res-
nOvatum4Y Quadfiigslfno anno y sdlo marginalmente p ~ ~ en~ lat sxperiewia
a de los sinb~caiosdel sector de
habrdde I n ~ t P o i alasr contribuciones del sociakristianjs- eneigia elédrica de los Estados Unidos. que Ya habian
~ostmnc1lia.r.EJbexplica la ausencia del tema de la ayamado ~ignltcaivamenteen la intmducs6n de meca-
PafllciPacion en la tradicln del sindicalismo argentino, nismos de pnrticipacionsindical en las firmas del sector. Y
ausencia que resuha panicutarments notoria durante b s de Alemmia Federal,donde re estabadifundkndo "pida-
diez.afms de gobierno peronista. Si esto es asi, resta mente un sistema de mgestión en numerosos seflores de
ex~licarc~m i r0 r u m en
~ el discurso del SLYFdemandar 18 mnomia. EI SLYF habia esludiado detenidamente las
de ~aflicipaciónde claro cuí10 s ~ ~ i a ~ c ~ s t ~ ~ o ~ i g i g a m s n . sxprien~ia de~ sindicatos afines M d resto del mundo
le cuando el peronismo ya no está en el gobierno. ( R d l n , 1978: 204 y 205; Taccone. 1976: 91 Y había
La ~ X P I ~Se ~ O I I en mi opinidn, entre lar
Cencuenira. enmniraQ pafiicularmenle aleccionadotes 10s Caros,m-
ahafna~ws02n que se enfrenta el s~ndicakmoprgenth r,e,paidientes a los dos paises senalados. La posblidad
a Pa* de la necesidad de redef~nirsu rol social una vez d. bchir demandas de part¡cipaci(in en la ge~ti0oemPre-
perdida la tutela del estado. Es entonces cuando, al pedi- transformaba al paiticipacioni~m0.que hasta enton-
kfse Prwdresivamnte las principales corrientps de opinan ces aparecii como una forma grosera de capitulacan
que Fnformarian el espeam sindical, surge llamado frente a la patronal y al estado. en una propuesta integral
'Pafl~b?acionnmoncomo una d e lar orientaciones que gue$0ntamplabil la posibilidad de remger los frutos
más dec;dldarnente influiran en las estrategias sindicales ajamracibn entre el capiial y ei trabajo tamo a nivel
frente al estado. m a ~ w ~ i a l ~ c m elo brnbito
e n mas específicodelestable-
, €1 supuesto bá~ic0 qü6 o m t a la accibn del paeicipa cimiento productivo.
CanismO es que el exito de las reivindicaciones sindMlel En el curso de su incorporación a la agenda del sindi-
se lograra en 81 mediano plazo mediante una estrategia ~ali~m local,
o el discur@ de la panicipaciiC, inspirado en
que P ~ D "lacnegociaci~n
~ y el dialogo m n el estado y mn * y>~$<ados unidosy en ~lemania Federalen eiedloquede
91 5eaQrem~resario.a través de instancias preferente- las rdacione. humanas en la administración de empresas.
mente corPrativas. De ahl bs ventajas de mnfar a>" 105 fue al marco doctrinario localmen!o predominan-
goblemos milita48 Corno iNerlocutores. en tanto allo te. n a ~ descarnadamente
k ~ etkientista que funbarnen
17' evitar la3 fndiples mediaciones wnidariat insfifu. talos aqumentos lavorabies a IapaitiClpa~iÓfl segun aquel
Canales P W ~ del Srhlrnen democrático. A paflnde enos enloque recibir3 en nuestras tierras el mntrapeso modera-
rasgos generales. al Wicipacbnisrno se m a l e s t d con dordel dismn<) peronista, para el cual l a economia debe
diferentes matices en k i d i s t i ~ o ssindicafos. En ei estar al sewicjo de! hombre", La aniculación de fabusque-
del SLYF-rlncipal impulsardel p a r t i c i p a c i ~ i c m en~ros de mayof eficiencia con UN menor áenacion en las
etapas hiciaks- la genuina m n v i m ~ Paflicipacionipta
n reia&ne5.1a~rab~ d~<>lugar a que 91 discutso del SLYF
dscurso
estaba unida a u m clara sonciencia del peligro de paflicipaci& terminara pQr ~0nfluifCOn
m!ento que entrafiaba una demasiado estrecha mlabora- roaalcr~st~ano, sin que este haya tenido una influencia
ClOn con 10s gobiefnos miiitares. El desafío para s ~ y ~ significativa en su conformación.
mnsistia efit0nns en e w n i r a r una fbrmula que mnrep Una v.1 incorporadar a la plataforma oficial del SLYF
ys demandas de pankipación. su primer fruto ve Ia IUZ en
akanzan acuerdos sobre la reectruciuracíón de v a h s
1963, cuando el gobierno, en el marco de la negociacidn de sectwes en las divisiones contable, económico-financiera
un nuevrimnvenio colectivode trabajo, acepta incluir en el y de clientela especial, en cuentas oficiales, en el drea de
mismo un pirrafa de la anciclica papa1 Mater et Magistra ventas de las sucursales de la Capital Federal y en la
que reconoce IaJegiiimidad de la participación de los Central Puerto Nuevo. Si a ello se agrega la negociación
trabajadores en la gestidn de las empresas a las que permanentedenuevas condicionesdetrabajo y de normas
pertenecen. Un ario despuhs, el nuevo gobierno radical para promociones, reemplazos y reasignación del perso-
acuerda designar sendos representantessindicales en los nal;si también se tiene en cuenta la transferencia al SLYF
directorios de las empresas públicas del area d e energia de numerosas Areas de prestaciones sociales, entonces
(Tamne, 1976: 23). De tal forma. Orlando Mattei y Di, q u d a manifiesto el alto grado de participación, a nivel
Bernardoamedena la maxima instanciade conducci6n de consultivo, alcanzado por el sindicato en la toma de deci-
SEGBA y de Agua y Energía Eledrica, respectivamente. siones correspandientes a distintos imbitos de gestibn
En forma simuiianea, el SLYF logia un acuerdo con la empresaria en el periodo inmediatamente anterior a la
empresa privada CIAE para la indusibn del sindicalista experiencia que constituye el objeta central de este estu-
Alberto Apostbliai en su director'¡ (Jauregui, 1984: 9). En dio. Para unacomprensióncabal de sus caraderisticas, es
1969 se incluye un director adicional en representaci6n del necesarioeonsiderarbrevemente las condicionespoliticas
personal superior. que permitieron que el SLYF diera tdavia un paso más en
Durante 1967 y 1968 pioluridiza sus demandas al su estrategia para la implantación de la ccqestidn en
proponer la constifucidn da un fonda, mediante aportes SEG8A.
patronales y salariales, para la financiacihn,por un lado, de
servicios de seguridad y asistencia social y. por otro, para
la participacan del perxlnal en el paquete accionario de 3. Las condiciones polltieas de la experiencia
las empresas de electricidad (Benitez de Cast m, 1974: 51 de gestibn slndlcal. Las trabas existentes
y 52). Ame el fracaso de estas iniciativas, el sindicato
retornala senda de la panicipacidn y logra que en marzo de
1 970 el presidentede SEGBA, Ing.Jorge Sabato, presente Con el retorno del peronicmo al gobierno nacional,
ante el directorio la propuestade introducir en forma global aparece la oportunidad -si no óptima, al menos mas'
la mgestibn an el gobierno de la empresa,con participa- lavorable-para que el SLYF intente de maneradefinitiva
eibn de obreros, empleados, funcionarios y mnsumidores. llevar al plano de los hechos la totalidad de sus propuestas
En octubre de ese aiio el directorio aprueba estudiar la I de participación. El triunfo electoral del pronismo ocurre
cuestibn en el ámbito de una eomrsión. que funciona hasta sobre la base d e una amplia -aunque heterogenea-
el alejamientode Sabato en julio de 1971 (Sabato, s.f.: 41).
Si bien se archiva la propuesta de mgestion, el gobierno 1 coalican política y social donde el movimiento sindical
ocupa un lugar destacado. Ello no implica, sin embarga,
nacional, en su condición de tjnico accionista, aprueba en
el curso de las asambleas extraordinarias realizadas en t
i que br sindicato5 sstin en condiciones de alcanzar la
mayor parte de sus reivindicaciones. Por una parte. su
diciembre de 1971 y febrero de 1972 un nuevo estatuto papelen el esquema de poder, si bien importante,aparecia
empresario {en cuya redacción participan Domingo Rede- subordinado a b s proyectos de Perbn, con quien los

i'
lico y Juan Jasd Taccone, del SLYF y Jorge PiRr de la
i
sindicatos habian tenido importanies dnsrencias durante
APSS) que contempla la designación de dos directores sus aíios de exilio. Por otra. aquellos encontraban serias
titulares y dos suplentes a propuesta de la APSS y del dificultades para conciliar sus estrategias tradicionales,
SLYF, respectivamente. De tal forma se insfitucionalizala concebidaspara situaciones de srclusi6n de las responsa-
prActica ya seguida desde 1964 (SEGBA, 197111972). bilidades de gobierno, w n el hecho novedosode participar
. Paralelamente, entre la empresa y el sindicato se
en una administración que percibían como propia, en de poder y de su pretension de extender sus areas de
condiciones que sin embargo no guardaban la menor influencia. En tal sentido, el discurso de la participación
similitud con las de precedentes gobiernos peronistas. presenta fuertes corporativictac. donde la cuestion de la (
En efecto, los planes de Perón partian de una visibn participacihn de la organizaciijn sindical opaca significati-
renovada de la naturaleza de los problemas argentinos, vamenp lacuestión de la participación de los trabajadores. '

donde se priorizaba -de manera no necesariamente Por el otro, e! renovado impulso del debate sabre participa-
congruente can algunos aspectos de las concepciones c k n expresa también la efervescencia social que acom-
políticas predominantes en el peronismo- la necesidad de pan6 la llegada del peronismo al gobierno, hecho que entre
operar una reconciliación profunda en un tejido social otras cosas implicaba un aRo grado de cuestioriamiento a
seriamente dañado por largos años de conflicto. Expresion Los representantes sindicales por parte de b s afiliados de
de la nueva perspectiva del viejo palitko era la propuesta base. En esle otro sentido, el discurso de la participación
del pacto social que, entre otras cosas, implicaba una
apunta a la creacion de mecanismos ahernativos a la
postergacion importante de gran parte de los reclamos y de otganizaci6n sindical. En la practica. y esto vale también
las ambiciones sindicales. No obstante ello, el sindicalismo para el caso de SEGBA, los procesos de participaeiiin
recibió en el gobierno peronista una cuota importanle de ocurridos en la Argentina durante este p e r i d o serán el
poder, que logro eficazmente incrementar -a pesar de resuhado a menudo contradidora de la wmbinacidn de
ambas tendencias.
graves conflictos con otros sectores del of i c i a l i s m e
después de la muerte de Peron (Torre, 1983; Novick, En un terreno mAs especifico, laorientaciiin general de
t 979b: 8 y 9).
las distintas politicas ean6micas que se sucadieron entre
. 1973 y 1976 no resuhaba defacil cornpatrbilizacibn con las
El clima potitico que rodea al gobierno peronistaduran-
te el primer año de gestion es favorable, en varios sentidos. demandas de panrcipacidn sindical. En este sentido pue-
para que la cuestión de la participacibn se difunda en el den distinguirse dos etapas diferentes en la polílica econó-
mica peronista. La primera coincide ccin la presencia de
debata socio-político hasta niveles previamente no alcan-
JosB Gelbard al frente del Ministeia de Economia, cuando
zados. En el terreno parlamentario,. en poco m8s de dos
años se presentan nada menos que seis proyectos de ley simuháneamentecoexistieron condiciones que Iavoreclan
las experiencias de participacion con otras que las obsta-
que introducen diferentes formas de participación laboral
en la gestion empresaria (Novick, 1979b: ix; Nefia, 1979).
culizaban. A partir de la presidencia de Isabel Perbn y del
reemplazo de Gelbard en septumbie de 1974, las condi-
La CGT impulsa el debate a través de la convocatoria. en
diciembre de 1974, a las Primeras Jornadas Nacionales de ciones favorables para las demandas de participaciiin se
Panicipación Sindical (Novick, 1979b: viíi). En empresas y tornaron pr5cticamenle nulas:
organismos públicos descentralizados se imitan las expe- Como principal ideolqo y promotor de la estrategiadel
riencias de las empresas electricas y de Ferrocarriles pacto social, Gelbard intento comprometer activamente al
Argentinos al incorporarse representantes sindicales en movimiento sindical en el apoyo a sus politicas. Conveni-
los organismos de condvccibn (SenQnGonzdlez, 1984: 19 dos en co-responsables de la política economica. los
y 20, nota 7). Por uiimo, el plan trienal de gobierno propone sindicatos tenian irente a $1 un espacio potencial para la
la introducción de la autogection en las empresas estatales introduccibn articulada de mecanismos de participaeidn no
(Maceyra, 1983: 105 a 108). s61o en la esferade las empresas públicas, sino tambibn en
La generalización del tema de la participación en el el sector privado. Sin embargo, tal posibilidad se vio
dabate publico y en la práctica social durante el gobierno frustrada por dos series de factores concurrentes, unos
peronicia parece responder a dos Ihicas apuestas pero no vinculados al comportamiento sindical y otros a la estrate-
necesariamente incompatibles. Por un lado, es la expre- gia elegida por los integrantes del equipo emnbmico.
sibn del avance del sindicalismo sobre diferentes espacios
Por un lado, la máxima instancia de eonduccibn de la
CGTm habia incorporadoentre sus principales reivindicad biernos hablan encontrado crecientes dificultades para
, ,
ciones la pariicipacibn en la gestión de las empresas, a hacer de las empresas publicas un insirumento eficaz de
pesar de que la cuestion ocupaba un espacio significativo política emnbmica, en la medida en que diíerentes repar-
en el debate político. Quienes impulsaban con mayor o ticiones de la administración central subordinaban la estra-
menor entusiasmo la participación no eran sino una mino- tegia de las empresas bajo su control a sus objetivos
ría dentro del espectro sindicat. El sindicalismo, ademas, especlficos, muchas veces ligados a intereses clientelisti-
defraudado en sus expectativas de mayores incremenfos cos, y descuidaban as1 4 incluso saboteaban- b s
salariales, se había comprometidocon la política aconómi- objetivos mds generales perseguidos por el Ministeriode
ca a reganadientesy s61o wmo resultado de las presiones Economia. En este sentido, ya durante la dictadura de
de Perón, quien apoyaba incondicionalmente al ministro Ongania se habla disefiado un proyecto similar (Edalian,
de Economia. La indiferencia de la cúpula cegetista y la 1976: 60 a 62).
falta de apoyo activo a la politica ecandmica se tradujeron En b sustantim, la CEN fue ideada como el l o m para
asi en una absoluta ausencia de contrapropuestasque le La adaptación de la geslibn de las empresas públicas a las
permitieron alcanzar.cuotas mayores de poder en bs diferentes objetivos de polit ica econ~mica,mediante una
procesos de instrumentación de politicas desagregadas. mayor coordinacibny un mAseficazcontrol, sin que por ese
Por el contrario, el sindicalismo opt6 por esperar mejores motivo aquellas perdieran su earhcter de entes mas o
oportunidades para renovar su ataque global hacia una según SO diferente organizacidn juridi-
política de la que desconfiaba absolutamente. En cierto a 853). Para ello se puso a su frente
sentido, este tipo de conduda se inscribla en la estrategia presidido por el Ministerio de Emnomia e
adoptadapor el sindicalismo desde principios de la decada integrado por vocates propuestos por el mismo. %lo el
del sesenta, eficaz para bloquear politicas gubernamenta- vicepresidente, quien era asimismo la máxima autoridad
les pero absolutamente inadecuada para la formulacion y ejecutiva, debla ser designado con acuerdo del Senado.
promociiinde politicas sindicalesautónomas. Como resul- Entre los vocales debían figurar sendos representantesde
tado, el movimientosiridical desaprovechb-al margen de la CGT y de la Confederación General Econdmica (CGE)
su interés efectivo por la cuestibn- una oportunidad (Decretos NP576 y 801,1974).
concreta para negociar la introduceion generalizada de En la prActica, la CEN no pudo satisfacer los requeri-
mecanismosde participaciónen la economía en general y mientos para los que habia sido concebida, principalmente
, en el secior publico en particular. por la resistencia oieginada en distintas Areas del mismo
Porotro lado, laestrategiaelegidapor b s responsables aparato estatal. Por presiones de la eorpracibn militar,
de la poliiicaecochica entrafiaba una cierta inflexibilidad fueron excluidas de su juicdieei6n desde su misma crea-
hacia alternativas que significaran una implementación ción las empresas del Area de defensa. Durante la mayor
demasiado deskentralizada, incluyendo entre ellas las parie de su existencia no estuvo en funcionamiento el
experiencias de participación de los trabajadores en la directorio. Las diferentes Secretariasde Estado se resistie-
gestión empresaria. Precisamenteen el dreade las empre- ron a ceder a la CEN la mnducción de las empresas de su
sas piiblicas se llevd a cabo una de b s intentos m6s claros jurisdicción, lo que oblig6 en tas postrimerías a incorporar
de centralitaciiin, mediante la creacibn de la Corporación como directores a los mismos secretarios de Estado. Por
de Empresas Nacionales (CEN). Inspiradas m i s o menos ultimo, la aprobacidn de las partidas presupuestariasnece-
explícitamente en los holdings públicos italianos, la CEN sarias para su f uncionamientosuf rio un sistem&tini retraso
apuntaba a reverfir la excesiva dispersión dentro del apar- en el Ambito parlamentario (Boneo, 1983: 27; Decreto Nq
tado estatal del control politia, administrativo y presu- 714, 1976; Edalian, 1976: 63 y 64: Mata, 1978: intmduc-
puestario eiercida sobre las numerosas empresas publi- eiiin). Como resultado de todo ello, la CEN no pas6 de ser
cas* Como resultado de esa dispersiiin, los sucesivos go. un mecanismo de presidn y negociacibn en manos del
Ministerio de Economia. Su sota existencia. sin embargo, u
significii unatraba potencialmenteimportantepara la intro- lares de participación. en Id medida que aseguren el
duccbn de mecanismos de participacibn de los trabajada- control sindical, no aprecian como algo muy cxinveniente
res en [asempresas públicas. Aunque la mayor centraliza- medidas de este tipo antes de alcanzarse la fusidn de las
ci6n en los niveles máximos d e wnduccibn no resulta empresas, ya que al generarse componentes de mayor
teóricamente incompatible con una mayor descentraliza- heterogeneidad en el espectro empresario, p d r l a verse
ciCin en los niveles inferiores, en el caso psrticular de la trabado e! logro de la empresa Única (Jduregui, 1984: 14).
CEN el ministro de Emnomia, jaqueado por múltiptes
fuentes de oposici6n en el interior del aparato estatal y de
su misma area, era poco proclive a otorgar demasiados
concesiones en ese sentido a los sindicatos. Desde este
punto de vista, la experiencia de participación en SEGBA NOTAS
debe interpretarse como una eucepcibn surgida como un
hecho consumado por decisión de la maximaautoridad del 1. Cf. supra, cap. l.
partido gobernante. ,

La indiferencia sindical y la reticencia del equipo a


A

cargo de la politica econbmica actuaron de esta manera


como oontrapeco a las presiones sociales que favorecian
la emergenciade experienciasde participacidny control de
b s trabajadores durante los primeros meses del gobierno
peronista. El progresivo endurecimiento de las condicio-
nes econbmicas y políticas, sobre todo tras la muerte de
Perón, explica por si solo el cadavez más estrecho margen
paraeste tipo de fen6mems. que en los Últimos mesesde
la gestión peronista, marcados por el creciente desarrollo
del terrorismo de estado, fueron virtualmente asimilados
en el discurso pijbliw a formas de subversi6n incompati-
bles con el mantenimiento del sistema social vigente.
Por ultimo, cabe considerar que en el seno de la
FATLYF existían tendencias no necesariamente opuestas
a la introducci~nde formas de participacibn en las empre-
sas del Area energet ica, pero que podan constituir fuentes
importantes de conflicto. En efecto, el gremio aspiraba
desde larga data a la conformaci6n de una Única empresa
electrica nacional. que absorbiera tanto a las grandes
firmas del Area, privadasy públicas, como a las numerosas
, cmperativas regionales, de escasas dimensiones. Sin
entrar a considerar pormenorizadamentelas mot ivaeiones
de esta aspiración, en ella se destaca la vocación de los
sindicatos por una mayor ingerencia en la formulación de
la polltica energetica. Si bien ello resulta perfectamente
compatible con la introduceiiin de algunas formas particu-
mas ambicioso de su proyecto participativo. La oportuni-
dad surgib en junio de 1973, a &lo un mes del inicio del
gobierno paronista, en ocasión de las intensas luchas
internas por la ocupación de espacios dentro del aparato
estatal que estaban sacudiendo al partido gobernante
desde la misma asunúbn del presidente Cámpora (Jáure-
gui, 1984: 1 1). Araizde b s enfrentamientosparadefinirlos
responsables de la plitica energatica, Pertin, entonces
recien llegado a la Argentina, se inclinb a dar mayor
ingerenciaen el drea de la energia elidrica a b s dirigentes
del SLYF. Mis allh de la estrategia general de comprome-
ter al sindicaiismo en la gestión de gobierno, en la decisión
del caudillo pecaba sin lugar a dudas la trayectoria del
IV sindicatoy su prestigio comogremio altamenteprdesiona-
lizado. Seguramente Perúntambihn estaba al tanto de b s
proyectos sindicales de patticipacibn, pero elbs m pare
EL PROCESO DE GESTIOti S [NDlCAL cen habsr mnstituldo un elemento central en su ovalua-
u6n. El SLYf encontr6 al alcance de sus manos la oportu-
nidad lanto liernpo esperada En una entrevista de la
cupula del sind'iio can Perón, en ocasión de la acepta-
1. El wmlenzo de la experlencla cbn de la presidenciade SEGBA por parte de Taccone. la
propuegta de gestión sindical fue presentada como una
forma concreta de apiic-n de la doctrina peronista de la
Las erecieniesdemandas de participación y b s proyee- Icomunidadorganizada' y aquivocarnente rotulada con el
tos legislativos en tal sentido, por un lado, y la relativa termino "avtogest~n'J(áu? r-: 11). Perón bto as[
indiferancia sindiealy la sorda opsicibn de a!gunos sedo- s'u aval para iniciar en la Pmpresa las reformas impulsadas
res del mismo peronisrno, p r el otro, mnstituyen las por el SLYF.
condicionesgeneralesbajo las que emergió la experiencia Do lascircunstanciasen q u i so inicia la experienciade
de gestí6n sindical en CEGBA. El factor desencadenante, gestión sindical pueden extraerse algunas eondusiones
sin embargo, que volc6 el fiel de la balanza a favor de su generales. En primer lugar, el impulco ddsivo para el
efectivitación, residid-una vez mAs- en la aquiesencia comienzo de la e x ~ r i e n c i aprovino exclusivamente de
de un individuo cuya sola voluntad cionstituia por entonces una serie de negmiaciones politicas en el mkximo nivel.
un factor clave en la deterrninaa6n del cursa de b s amn- reservadas a la cúpulade la dit'ienciasindical, a algunos
tecimientos pllticos. En efecto, la informaeidn disponible tuncionarisde olevada categoriadel Minister'ide Emne
=incide en sehalar el carácter decisivo para la puesta en mia y, por supuesto. a Perón. No existieron hechos que
mateha de fa experiencia de gestibn sindical de la opinión previa o simult&neamenterevelaran un incremenlo on la
favorable de Perbn, quien en su condicibn de lider indiscu- intensidad de las demandas de participaeibnpor parie de
tido del peronismo constituía el verdadero poder detres del bs trabajadoresda SEGSA Nicon anterioridada la puesta
tmm durante el efímero gobierno de Campora en marcha del p r w s o de particpacibn ni durante su
Conscientes de la centralidad polltica de Perbn, b s desarrollo bs trabajadores adoptaron algiin tipo de con-
dirigentes del SLYF optaron por recurrir diredamente a 61, ducta activa a favor del mismo. Elb no signiiica que tales
sin mediaddn alguna, para b puesta en marcha del paso demandas no existieran. Simplemente revela su alto grado
de institucionalizacion por parte del sindicato. que las ello redundarla en una prestacidn eficiente del servicio
- habia incorporado como un punto mas en su agenda de publico de electricidad. De estas declaraciones y de otras
reivindicaciones. En este aspecto; la gbnesis de la expe- de similar tenor se desprende claramente que el acento
riencia de SEGBA no difiere sustancialmente de la mayor estaba puesto en mejorarlas relaciones humanas tanto en
parte de los casos analogos. MAS arriba se ha sehalado el interior de la empresa como en su relación con la
que las demandas da participacibn, Iormufadas expflcita- clientela. en tuncibn de tornar m b digna y salicfactoria la
mente como tales. surgen de los intelecluales y de los actividad de los trabajadores para s i y para el resto de la
dirigentes políticos antes que de los trabajadorss mismos. sociedad. Como segundo objetivo. pero no menos irnpcr-
Lo distintivo en el caso de SEGBA es que la propuesta de tante a los ojos de los responsables de la experiencia.
participacion no curgla en respuesta a una sduacibn de aparecia la necesidad de demostrar que, con la colabora-
crisis (a nivel de firma, de rama, de sistema econdrniw o ción y el compromiso del personal, la prestación de los
del sistema socio-político), sino como pane de una estra- servicios seria mas eficiente. Ello se presentaba en con-
tegia escalonada del sindicato, qué sabia aprovechar en el traste con el pasado reciente, cuando la política de relacio-
momento oportuno para dar el correspondiente paso. De nes industriales desplegadapor los administradoresdesig-
ello se deriva el papel central del SLYF a lo larga de toda nados por los gobiernos militares había presuntamente
la experiencia de participaci6n y. como rever- de una redundado en un empleo ineticiente de la mano de obra a
medalla, la relativa pasividad de lostrabajadotes de base. causa de su marginacan real -a pesar de contar con un
El sindicato se erigiría asl en responsable, protagonista, par de miembros en el directorib de la toma de decisío-
garante y, en cierto sentido, "ducho" de la experiencia de mas. Por Último, se trataba de mostrar la nueva experiencia
paiticipacibn, cuyo wntrot habría de mantener en iodo degestidn como un posible modelo inspiradorde iniciativas
momento. Como contrapartida a b largo de la 'experiencia andlogas en el resto del área de empresas publicas y, por
no emergerh desde las filas de los trabajadores un sujeto qu8 no, de una nuevaorganizacidrisocialglobal. Al presen-
social alternativo que desde las estructuras de participa- tar la faceta mas estrictamente política y ambiciosa de sus
chn cuestione total o parcialmente las polilieas emanadas objetivos, el sindicato no pretendia ofrecer un modelo de
del SLYF. La ausencia de conflicto manifiesto a nivel relaciones de produccian radicalmente diferente. Su pro-
intragremial constituye as1 otro rasgo peculiar del caso puesta aparecia en cambio como una forma mncreia y
SEGBA, que en cierto sentido es tambidn un indiador de novedosade llevar a la práctica el ideal social conrenido en
sus propias limitaciones, como ulteriormente se analiza. el proy ecto político del peronisrno, cuyo contenido, a pesar
En segundo lugar esta la cuestibn de las objetivos de sus frecuentes ambigüedades y de los abismos ideolb-
perseguidos por el SLYF al iniciarse la experiencia de gicos que separaban las interpretacionesp r parte de sus
participación. En las sucesivas declaraciones a través de distintas corrientes internas, a los ojos de Perbn y de las
las cuales el sindicato presentaba y prornocionaba Ia facciones dominantes del partidoy de los sindicatos dista-
nueva forma de gestión, el Bnfasis estaba permanente- ba sideralrnente de todo b que pudiera oler a socialismo.
mente puesto en la necesidadde convedir a la empresa en Tras el discurso explícito del SLYF, sin embargo, cabe
una 'autdntica mmunidad humana - d e trabajadores y de reconocer un objetivo no menos importante, cuyo sentido
usuarios"; de canalizar 'la creatividad y la iniciativa de emerge al tener en cuenta la trayectoria reciente del nwvi-
ambas comunidades, prrniliendo que b s trabajadores miento sindical, su situacibn tras el acceso del peronisrno
aporten su experiencia, su palabra y su trabajo para ser al gobierno y el papel particularmentedesempeñadop r el
mbs y que los usuarios, p r primera vez, puedan exponer SLYF. Al tomar a su cargo la gestión de la empresa m&
directamente sus problemas y formular sus úbservacib- importante del &ea de la energia elhctrica, el sindicato
nss, creando las condiciones para una real integracibn fu- Lograba un doble p r o ~ s i t o .Por un lado, foriaiecla su
tura en la comunidad empresaria" (SEGBA,, 1973).Todo sfluaci6n relativa dentro del espectro sindical argentino, al
- presentarse ante el gobierno y ante el peronismocomo el un proy acto en acto. ~xplicitarnenteb s dirigentes sindica-
Único sindiato en condicines de formular propuestas les han enfatizado su interds por encontrarformas concre-
mncretas - n o cCilo apoyos genericos, reservas o críti- tas de hacer realidad aquella doctrina que en la tradicin
cas- en ia etapa r d e n iniciada. Por el otro, contribuía a peronista se canata como la "comunidad organizada"
la acumulaciónefectiva de p d e r por parie del movimiento (SEGBA, 19731974a; Taccone, 1976). En ella pueden
sindical peronista ortodoxo. en el marco de la disputa reconocerse sin dificultad numerosos componentes de
1 interna del justicialismo que habria de determinar los origen neotomista que ensalzan la integraci6n. la paz
avatares de la politica argentina duranle sus tres aíros de social y un orden attamente jerarquizado y eimenlado
I gesti6n. En este sentido. la propuesta de gestión lanzada sobre los presuntos tres niveles lundamenlales de la
por et SLYF adquiere rasgos que la distinguen radicalmen- sociedad, la familia, las organizaciones inlermedias y el
te de cualquier otra experiencia local, latinoamericana o estado. A pesar de la intensa mbracbn oorporativista de
mundial, en la medida en que las caractetlstieas del esta doctrina, en beneficio del peronismo debe sehalarse
sindicalismo I m l son tambiln profundamentedlerentesa que su utilización en el discurso p o l i t i ha sido siempre
las del movimiento obrero de otros paises. equívoca, ambigua e imprecisa. b que ha permilida ampa-
Elcontrolsobre SEGBA puede legiiimamente inierpre- rar bajo su h t u b propuestas de las mas diuersas p-
tarse. desde una perspectiva mBs amplia, coma un capiiu- dencias.
lo mas en la lucha por el p d e r en la que se halla embar- En el caso del SLYF, la utilizaeiiin de la expresan
cado el movimiento sindical hegemonizado por el peronis- "comunidad organizada" ha tendido a enfatizar aquellas
mo ortodoxo. Esta lucha por el pder no recan- Qtms aspectos máscaros al idearbdelpaiticipacionismo:por un
limiies que bs impuestos por bs restantes adores politi- lado, centralidad de las organizaciones intermedias y,
w s y sociales, en lamedida en que la acumulaciCinsindical particularmente, de b s sindicatosen el orden sociat; por el
de fuerzas no responde a un proyecto daramente definido. otra, necesidad de colabwaci6n entre empresarios, traba-
Entrenado duranle quince anos en un ejercicio de oposi- jadores y estado para maximizar el producto social y
! ei6n a b s sucesivos gobiernos semi-mnstitucionales y favorecer su distribucion equitativa entre las dases socia-
militares. sin condiciones politicas para formular propues- les (Taccone, 1976). Al reducir a términos teóricamente
tas ahornativas y atrapado en una Mica estrictamente reconmibles el discurso de la ucomunidad organizada'
oorporaiiva, el sindicalismo peronista enfrentaba en ese aplicado a la cuesliiin de la paiticipackn, c a k reconocer
entonces una doble e insalvable contradicción y prhctica: en el la cornbinacidn de componentes ya seiialados al
por un lado, se vela lanzado a la conquista del poder en analizar la ideobgia dominante en el SLYF: la tradición de
todassus manifestacionessin Lograr, entantocotpracidn, la escuela de relaciones humanas, la dwtrina m i a l de la
lormular un verdadero proyecto hegembnico; por el otro. iglesia romana y elementos dispersos de una tadicin
en ese asatto al poder se encontraba ideobgicamente humanista a lavar de una mejora delas relaciones labora-
bloqueado para cuesiionar las bases econ8micas del - les. En el marca doctrinario fijado por el sindicato se
mismo y ofrecer una alternativa, siquiera someramente encuentran totalmente ausentes las componentes de ori-
esbzada, a las relaciones de producción dominantes. gen socialista (en cualquiera de sus variantes) y aquellos
El movimiento sindical salvaba esta doble contradic- vinculados a las concepciones participativas de la demo-
cibn mediante una fuga hacia adelante, mediante la cracia. Ello nosigniiicaque algunos de estoscomponentes
búsqueda del poder por el poder mismo, y creaba as1 parie no emergieran entre algunosirabajadores4 e hecho ode
de las condiciones para su prbpio fracaso. palabra- durante el posterior desarrollo de la experiencia
Por ijltimo. cabe reconocer una vez m8s las fuentes de participacibn.
doctrinarias ya no de un programa de panicipacibn sin
posibilidades inmediatas de ser puesto en prhctim, sino de
el presidente y el vice (Novick, 1979a: 16). La última
2. Los mecanismos de partlelpaci6n organización sindical nombrada accedía asipor vez prime-
en e l procesa de gestldn slndical ra a una instancia de parlicipaciiin en la empresa. Dada la
extraceion del presidente, todos los miembros del Camitb,
El 26 de junio de 1973, al asumir Taccone la presiden- con excepción del ~icepfeside~te, actuaban en tepresen-
cia del directorio de SEGBA (dos dlas decpubs de su tacibn de alguna de las organizaciones sindicales. El
entrevista con Perbn), los Únicos mecanismos de participa- Camite de Autogestidn, que formalmente actuaba como
cibn existentes consistian en la ya sehalada presencia de organo de asesoramiento del vicepresidente (m6ximo
sendos representantes del SLYF y de la APSS (Drlando responsable ejecutivo de la empresa), eonstitula de hecho
Mattei y Raúl Bianco, respectivamente) en el máximo el verdadero ambito de conducción de la firma, ubicado
cuerpo de conducción de la empresa. Junto a Taccone entre el directorio, cuyas funciones se reducían casi exctu-
asume la vicepresidencia ejecutiva el ingeniero Carbs sivamente a la supervis~ón,y el vicepresidente, en su
Fierro, funcionario de carrera que hasta ese entonces condiciónde gerente general. La estructura de conducei6n
ocupaba la jefatura de construcción de la mAquina 6 en la de hecho asi generada guarda ciena similitud funcional (no
Central Costanera, que contaba con el aval de la APSS. El as¡ en su composición) con el sistema de doble directorio
12 de julio, al formalizarse la asamblea ordinaria de accio- gsneralmente empleado en Alemania Federal, compuesto
nistas (con el estado como poseedor unim de las accio- wr un directorro superior de supervisicin (Aufsichtsratjy un
nes), se incorporan al directorio un representante de la directorio inferiorde gesthn (VorslandJ(Aa.VV., 1973: 203
CGE, el ingeniero Bernardo Berestoboy, y dos del Poder y 294).
Ejecutivo. Santiago SAnchez Elia y Raúl Garrb (SEGBA, Las nuevas estructuras se wmpletaban con una serie
1973; Taccone, 1976: 25). de servicios dependientes del Comite de Autogestión: un
La estrategia adoptada por el SL servicm administrativo, uno para el desarrollo y la investi-
representantesen el directorio pata profundizar (a partici- gacion de la autogestióny uno de comunicaciones para la
pación del personal de SEGBA consiclía en introducir autogestron (Novick, 1979a: 16).
paulatinamente, en forma paralela a las existentes estruc- Las funciones del Comite de Autogestión consistian,
turas formalesde decisión, nuevas estructuras que opera- en primer lugar. en promover y canalizar la ininativa y
ran inicialmente como organismos de consulta y que, en creatividad de ambas mmunidades [la del trabajo y la de
una etapa ulferiior. concluyeran 5sa y llanamentepar reem- usuarios], como Iorma de elaborar conjuntamente el
plazara las primeras, Las nuevas estructuras,como expre- modelo de autogestión que respondiera a las caraclerlsti-
sibn incipiente de los nuevos mecanismos de paiticipacibn. cas socioeconómicasy polliicas de nuestrarealdadnacio-
se introducirian inicialmente en los niveles superiores de nal' (Taccone. 1976: 31). A br objetivos generales ya
direoción y, en sucesivas etapas, se irian conformando en ,
analizados se agrega aquiun nuevo elemento: la ausencia
niveles cada vez mas bajos. de un modelo acabado de gestibn y la intención da efab-
Los mecanismos de participacibn diseñados para una rarlo sobre la marcha. La estrategia escalonada adoptada
primera etapa de esla estrategia escalonada (generica- se explica en gran medida por la orientacion pragmaica
mnnie designados par sus impulsores como etapa de que nutre a la propuesta de participach. El pragrnatismo
"mnscientizacion") eran relativamente sencillos. En de- aparece claramente expresado en las palabras de T a w -
pendenciadirecta deldirectorio secreo inmediatamente (el ne:
7 de agosto) un Comite de Autogest ión, integrado por el
presidente, el vicepresidente, representantes del SLYF ?el] Proceso lue abierto sin responder a un rígido
(tres titulares y tres suplentes), de la APSS (tambiéntres y esquema reglamentarista,sino que, por el contrarh, laau-
tres) y de la APAC (uno y uno), mhs un secretario de tocritica que se desarrollaba en forma permanente, es la
coordinacion y enlace. con vozpero sin voto, propuesto por

89
que plasm6 d aintenido concreto que tuvieron las rncldili- decisi6n anteriormente reservadas a ella a partir de enton-
caeiones en la estrudura que se obtienen a m o resultado ces correspondían formalmente al cuerpo colegiada Su
de ia paiticipaeibn de sus integrantes* (Tamne, 1976: oornposicionse modilio6 por la eicclusión de b s tres repre-
27). sentantes de la APSS y su reemplazo por miembros
adicionales del SLYF.
Cabe aqui acotar que una explicacidn alternativa de la Estructuras análogas fueron creadas en las niveles
ausencia de un modelo de gestdn siquiwa esbozado en inferioresde dacisibn. Junto a las seis gerencias (a cargo
sus rasgos más generales e r l a residir en la importancia de los departamentos AdministratbFinanuem; de Distrí-
secundaria que tendrían para el SLYF los mecanismos y bucidny Venias; de Svninis?ms;de Personal; de Planifica.
los contenidos de b pariicípacíbn frente al hecho mucho ci6n y Control de Gestibn; TBcnica)se constituyeron sen-
mAscontundentedeq u 41~sindicato ejerciera elcantmlde dos Conseps de Gerencia, integradas por el gerente y el
la empresa. Ello no significa que la participacióncumpliera sutqetente correspondientes, cuatro miembros titulares y
unaf uncbn merarnentecosm8tka. Simplementerevelaría dos suplentes nombrados por el SLYF y un miembro del
SU ubiacidn relativa entre las prioridades sindicales.
drea mn voz pero sin voto a propuesta de la presideda y
Una segunda función destacable del Comith de Auto- de la vicepresidencia da la empresa En el Conselo de la
gestbn wnsisiia on tormubt polilra~ de capacitac6n del Gerencia de Personal se agregaban dos miembros y uno
personal como medio principal para acelerar el bgro de suplente por la APAC. En un escalón inferior se crearon 49
una participación consciente y efectiva en las decisiones y Cansejos de Seceibn, integradospar el jek de la secci6n
en el control de la empresa. Por bitirno. e! Comith coparti- m~spondiente,cuatromiembrostitulares y dossuplentea
ciwba en la icrrmulaeibn de Las p l i t ' i s de parsonal en representaci6ndel SLYF y un miembro mn voz pero sin
voto narnbrado a propuesta de la presídencia y de la
vicepresidencia ..
A nivel gerencia1 funcionaban adernas tres mnseps
especiales: de Servicios Asistemiales, de Capacitacibn )r
de Higiene, Seguridad y Medicinadel Trabajo. En el Un-
sejo de Servicios Asistenciales participaban tarnbibn dos
titulares y un suplente en representacidnde la APAC. En
los Consejos de h i 6 n correspndientes a las sucuisa-
les se integraban tambihn dos wneejabs municipales(en
b s sucursales de cada partido del Gran Buenos Aires) o
dosmiembros de los rmsejos vecinales (en las sucursales
de la Capital Federal). En todos bs casas 16s Consejos
asumen colectivamente las funciones que anteriormente
mrrespondlan a gerentes y jefes de seccdn. - ,.

vick i979a: 16; SEGBA, 1973). Las múd~icacbnesorganizacionales introducidas,que


A partir de mayo de 1974, las autoridades de la empre- a nivel de secci6n recien carnerizaron a ponerse en pr8cti-
sacrey eron conveniente que ya podía iniciarse lasegunda ea a partir de diciembre de 1974, fueron uheriorrnente
etapa del praceso, en b que se daría reainocirniento legitimadas mediante su inclusibn en el convenio c~leciivo
institucionala bs mecaoisrnosde parlicipacitSriexistentes de trabaja firmado por el S W en junio de 1975 (Novidr,
y se profundizaríasu aplicacibn. En primer lugar. el Comitb 1 97%: 17 y 18; SEGBA, f 974a; Taecone, t 976: 26 a 35).
de Autogesti6n lue incorporado a la estructura empresaria
a nivel de la vicepresidencia ejwtiva. Las tuncknes de
importantes en toda experiencia de participación consis-
ten, por un lado, en el grado de apoyo sindical con que
cuenta !a experiencia y, por otro, en el grado de autonomia
Analizar la dinemica de pailicipacibn entraña. basica- de los mecanismos de participacióncon respecto al sindi-
mente, abordar la interaccihn de los diferentes suje!os cato. . . ,

colectivos de la empresa en el marco de las nuevas A travds de lar Meras de ~ r a b a de ~ o Autogestión, la


condicines creadas por las modaicaciones operadas en totalidad de b s trabajadores tenia acceso directo al nivel
las estructuras formales e informales de la empresa. Asl mAs bajo de participacibn existente. La simplicidad organi-
corno resulta relativamente sencillo relevar cuhles fueron zativa de las MTA en principio facilitaba su utilizacidn por
las cambios en las estructuras, establecer de quB manera parte de cualquiera que deseara hacerlo, Ello represent6,
b s actores respondierona las nuevas circunstanciasolrs en la peeepci6n de la mayorla de los trabajadores, un
ce mayores diliculades. Por un lado, la escasa dcwmen- cambio ostensible respecto de la situación preexistente,
tacibn sobre Los pormenores del proceso ha sido en gran sin que necesariamente las MTA se formaran en todas las
pane destruida durante las intewenciones millares a secciones. La posibilidad de formular, discufir y elevar a
SEGBA y al SLYF tras el golpe de estado da 1976. Ello instanciassuperiores cualquiertipode propuesta se tradu-
oblig6 aefpluar una reconstrucei6nbasada pincipalmen- jo para el conjunto de los trabajadores, según los testimo-
te en testimonios orales. Por otro lado, ladiversidadde las nios recogidos, en una mejora inmediata en el clima de
sluacionesgeneradascubre un espedm bastante a m p b . trabajo, en la medida en que aparecieron nuevas oportuni-
que abarcadesdecasos en queel nacimientodelas M e s u dades de colaboración, más amplias que las preewisten-
de Trabajo primero y de los Consejos de AutogestYn m6s tes, entre el personaly sus superiores jerárquicos. Aparen-
tarde dio significb la aparición de rótulos sM contenido, temente, a rnAsde diezafiosdemncluida laexperienciade
hasta casos en que la cdnducta de los actores determin6 participaadn,enda memoria de b s trabajadorea ehecuer-
-
transformaciones sustanciales en la modalidad de iuncio-
namiento de b s hmbitas laborales correspondientes. La
heterogeneidadde las situaciones impide efectuar atirma-
do m i s vivido consiste en la mejora de las.wndichnes
mtBSañfeGqUB~%leTiaIbS~ db-t fibajo h m fipa d i
cÜe3~(dem~-~fkZCtn dé
ía§letadonss laborales,
-C()
ciones categbricas, aunque sl es posible identificar algu- descentraliracidn decisional, mayor idenlificacibn oon la
nas tendencias generales y detedar algunas wrrelacb- empresa, aumento de la pduciivdad), siempre según la
nes sgnifkalivar. Por Último, para b s distintos sujetos percepcídnde los trabajadores, no parecen haber experi-
intewinientes un mismo Ianbmeno adquiría a menudo mentado cambios sgnifbiwos a b larga de los tres anos
sentidos diferentes, tal como Lo revelan las entrevistas de gesti6n sindical.
realizadas a quienes participaronde alguna manera en la Entre los delegados gremiales la pempci6n es marca-
experiencia de gestión sindial l. Aunqw la diversidad de damente diferente. Por su papel central en la mnstiiución
de las MTA y por haber abierto en la mayorla de b s casos
perspectivas se traduce inmediatamente en diversidad de
juicios, e3 posible remnour una gran mincidencia entre la representaci6n sindical en los Consejos de Sección
aunque en contados casos también los integrarontrabaja-
-
quienes ocupaban lugares similara en U divisi6n del
, trabajo deriiro de La organizacbn de la empresa. dores sin funciones sindicato*, Los delegados gremiates
En primer lugar cabe mnsidorar el papelcumplido por conforman el estrato laboral que m6s radicalmente vio
los trabajadores no jer4quieos, agremiado3 en w casi transformadas sus funciones a partir del inicio de la nueva
totalidad en el SLYF. Es pertinente distinguir entre los experiencia. En un lapso de tiempo relativamenlo breve
simples afiliados y los trabajadaes que desempehaban debieron comenzar a ocuparse de una larga serie de
alguna funci6n en la organizaciidn sindiul, desde delega- cuestiones que hasta entonces hablan sido ajenas a sus
do gremial en adelante, ya que dos de lascuestioner más . incumbemias. En contacto permanente mn los dirigentes
conlraproducente, que afectbnegativarnenia b s niwIes
superiores del sindicato, con una larga erpefisncia en sus de productividad, la consistencia organizacional y la disci-
funciones y prirechados mn un SO~IO bagaje da capsi- plinalabral. En este aspecto, las opiniones no se alejande
txan sindical, la mayor pana do as delegados gremiales las criticas que las experiencias de aurogestkón, mgeslibn
bgd sin embargo ada@a~sa tacUm6oteal nuevo estadode y participacibn han tradicionalmente recibido de quienes
s elos princ~alerimpulsoresd
c o s a n v a n s ~ ~ r en proce- ven recortadas de alguna manera sus prerrogativas de&-
dimiems cogestionarios en Im niveles r n k bajos de la sionates. Sin embargo, aun estas criticas. que reflejanlos
organización laboral. Las temáticas tratadas en los orga- inter~sesinstitucibnales y las preferenciasideoliigicasde
quienes laslormulan, aparecen matizadascon un recon*
nismos da partkipacidnreflejan de todos modos un sesgo
imporisnte hacia la. cuesthnes que trsdmnalmente cimienio más o monos expreso de la capacidad política
si no gerencia!- de bs cuadros del SLYF que encabeza.
-
venlansiendoabordadaspor los delegados gremiales. Asl,
las propuestas elav.das pw las MTA hacia d CDrnitO de ron el proceso de gestibn sindical, en tanto no adoptaron
Autogasfin giraban predominantementeen tomo a dier- medidas ercesivamente irriiativas y manejaroncon suma
sos aspectos de las condicione^ de trabajo. Apatentemen- prudencia su acrecentado @ e r aEn Qltrmainstancia, es
te, tambikn los asuntos tratado9 en los Conrs$s de S&- signdicativo que los principales opositores a la gectiiin
ción se relacinnaban prevaleniementecon aquella área. sindical en SEGBA no provinieran desde el interior da la
La pwcepcion de lur!cbmiMs y tOmicOs sobre el empresa, sino. principalmente, del ata derecha del pero-
pmceso de gesfdri sindical presenta mayores mdices que nismo. .
las relevadasmtre los grupos interiores. Ello se relacbna - La tibieza y la descanfianzade tuncknarios.tecnicw y
con las distintas acritudes asumidas omonces, cuando una personalsuperar hacialaexperienciaaparecenclaramen-
pan. de bs cuadros jeárquisos se m p r o m e t í a activa- te ilustradosen un amntecimientoque les dio cabal expre-
mente en el pqjrama de iefofmas (empezando por el san institucbnal: el alejamienlo de la APSS, a partir de
~icepresidenlePierri, antiguo hincionah de la e m p n a ) . 1974, del C0mi14de Aulogest#n (SEGBA. 1974 a). De al\{
mientns el resto 4s colocaba en una posición de hostil y en adelante. elSLYFfue elUnico sindicatoque tuuo acceso
d e s w i v a intiiehnua Asl. una mmoria del peTSma\ global a b mecanismos de participacibn,dada la escasa
superiu tiside a coincidir con la opinibn de ios trabajado- entidad y los mstringidos sSrnbitos de incumbencia de la
res en el seniao de que, m i e n w dui6 la gesrdn casa- APAC. ,

neada p r el SLYF. elclima de mnviusncia mejod signifi- Las posturas asumidas progresivamente por b s dife-
cativamsnte, dn que su obsmaran cambios importantes rentes grupos ocupacbnales dentro d e la empresa y su
en d m s tefrenas. No obstante, entre funcionaru>sy ! k n i interrolacibrt en ks procedimientos de decisih y mnsula
cos pedanina la opinibn de que la experiencia de panici- permite ahora reconocer bs princípales caracterlsticasdel
pacibn fue, en el mejor de los casos, inmua,afltanto las procesa de participación, que pusden agruparse en tomo
numerosas modificaciones instluuonales introducidas no a tres thpims csnfrafe3:el papel respectivamontedesem-
uirrerpondieron efetNarnen\e a cambios rrales en S! periado por los sindicatos y bsorganicmos de patticipa-
pioeedimianto$dedscisibn. en los que el personalsupemr ci6n; el grado de cantrol en Ia tornade d k s b n e s alcanza-
mantenla una cuota de pder significalivamente mayor do por los trabajadores; finalmente, la ubicadon de la
( p r presligio, mnocimientos thcnims O 6uperYNewia de experiencia a lo largo del espectro de krrnas tedriicas e
ias antiguas relacionas personaBles). En este sentido, fun- hist6ricas de participación. La mnsíderaci6n de estos
CIOMIIOS y t k n k o s tienden a remnos4r un alto grado de aspectos perm iiirá un encuadre preliminar de la experien-
ingenuidad p r paria del SLYF al pretender introducir cia tal que, aun tomando en cuenta las restricciones
innow&iones sustanciabasa partir de las solar refomacie operantes sobre la eonformaci6n de bs actores intewí-
nes in$titucionales, Para o<m grupo de tuncionii~rel nientes, blla pueda'analirieamsnteaislarse da otra serb de
pmcosa de patiicipaci6n aparece como una experiencia
factores que de diferentes maneras ajeftaron su evolucibn lidades mayoresdel caso SEGBA: la poca disposicitin real
del sindicato a redefjnir gradualmente sus funciones a
y su desenlace.
En otras palabras, al hacerse provisariamente abs- medida que los organismos de participacibn iban desarro-
tratxibn de algunas cuestiones que sin lugar a dudas llandosey adquiriendocapacidadpara un desernpeb mas
incidieron en las caraeteristícas de la experiencia de ges- airthnomo. En primer lugar, el mntrol sindital sobre los
tibn - t a l e s como las lirnítacione: derivadas del aislamien- mecanismos de participacibn fijaba necesariamente un
to poiítim. de las normas jurdkas vigentes y de las techo a su profundización, ya que el sindicato no estaba
dispuesto - n i existian condiciones que lo forzaran- a
condiciones econbmicas y tknicas de su desempeh*,
re podra identificar un modelo de panicipación retativa- redimensianarsu intervenciónen la gestión de la empresa;
mente 'puro* definido exclusivamente en términos de en consecuencia ejercia un vidual poder de veto sobre las
reglas de interaccifin y da patrones de mnduaa de los decisiones adoptadas en los organismos de participacibn,
grupos participantes. Recihn a panir de al\¡ ser6 oponuD parlicularrnente las vinculadas a condiciones de trabajo.
considerar de qu8 manera a aquellos factores definitiva- En segundo lugar, la superposición de funciones de los
mente exogenos al modelo de participaci6n afectaron su delegados gremiales o de repressntantes del sindicato
desarrollo. ocasionalmenta elegidos generaba en ellos una importante
, , , , oonlusibn de roles, a partir de que las responsabilidades
Sin lugar a dudar, br rasgos que mejor distinguen la emergentes de cada uno de los cargos podía significar
experiencia que tuvo lugar en SEGBA emeigen del papel muchas veces la necesidad de adoptar posturas contra-
cumpMo por el SLYFy de la forma en que ello incididsobre puestas. Ello se traducla o en la emergenciade conductas
b s procedimienioc de participaci6n. De la sola descripción ambiguas y vacilanies, o en parAlisis, o en el sacrificio de
de las estructuras de participacibny del papel resewado a una funcidn en aras de la otra. Por ultimo, asi cama el
losdif erentes integrantesde la empresa, sedestaca nitida- excesivo involueramiento sindical en b s organismos de
mente la centralidad y la funcidn rectora que asurnib el participacidn representaba un freno para el desarrollo de
SLYF. Volviendo a los parámetros sugeridos por Kester b s últimos, tarnbibn poda traducirse en-unape@idaB
(1983: 264). en 10 que respecta al compmmiso de bs autonomia d e ~ i ~ ~ ~ e g o c i a c i el d gobierno,
c m n
sindicatos en la formulacihn e impkmentacidn de las e-dZ~u~suboldinar~su~aki6n a la Mgica'de
gesfibnempre3%n'aTsTBPiesgosehabriavisto acreanta-
.
la
mecanismos de participacibn, es obvio que en el caso de
SEGBA el Bxiro alcanzado en la puesta en marcha del d~e-hubiemdeteríorado, o al menos no se hubiere
proyecto de pdflicipacibn independientemente de sus profundizada, el mntrol dernocriitim de Dos afiliados sobre
contenidos y de &uabrupta interrupcibn- reposa exclusi- la organiracibn sindical.
vamente en queje1 SLYF no sbb b apoyb de manera La última consideraci6n remite directamente al segun-
incondicional,sino en que fue su autor y principalejecutor. do de los t6picos señalados, el grado de control de los
Que esto sea casi obvio no ha impedido que algunas trabajadores en la toma de decisiones. La ubicacidn del
criticas formuladas contra la experiencia, no necesaria- Comithde Autogeclihn en el v8riice de la firma y, a partir de
mente registradas por ascriio, se hayan dirigido +amo la segunda etapa, el desarrollo de los mecanismos de
sxpresMn de un antibumratismo extrem- principal- patticipaci6n en todas las zlreas y en todos los niveles de la
mente contra la presencia del sindicato como tal a su empresa permiten afirmar que para los trabajadores no
existian en principio restricciones en cuanto a los thpicos
Irente, sin tener en cuenta que todo proceso de partidpa-
ci6n mlnimamente exitoso necesita alga más que la mera de deliberacibn. Su control efectivo sobre las decisiones,
tolerancia sindical. , . sin embargo, resultaba cigniíicativameme restringido por
Las crliicas mas sutiles, en cambio, han apuntado a un una serie de factores. En primer lugar, los organismos de
squndo aspecto que cieriarnente revela una de las debi- participación se habían incorporado a una estructura pre-
Los elementos hasta aquí reunidos permiten ahora
existente sin que se procediera de manera simultanea a rea!izarel ejercicio -un tanto escxilistico pero en Úkima
' una mayor descentralizacbn organíracional. Asi, el orga-
instancia revelador de la naturaleza iiRima de una expe-
nigrama correspndiente a la segunda etapa, si bien riencia de participacibn- de intentar encuadrar el caso
rovsbba una frondosa presencia de cuerpos de participa- SEGBA dentro del espectro de modalidades de participa-
cián, mostraba también una acentuada centraiizacdn en ción. A riesgo de incurrir en una critica meramentenamina-
cuya cima i I Comitk de Autogestibiin delentaba un aifo lista, cabe seiiaiar la ambivalencia da la expresion 'auto-
poder decisional. En este aspecto. la restiicción sobre un gestión" para referirse a la experiencia de SEGBA. La
control etectivo en la toma 68 decisiones - q u e La csnrra- pertinenciade la denominación, adoptada iniciaimeritepor
lua&n representaba para cada trabapdor- guarda el sindicato, luego aoundantementeutilizada en sus docu-
semejanzas con la falta de wntrol ef enivo por parte da b s mentos y en las estructuras de participacion implementa-
trabajadates que caracteriza al sistema yugoslavo de das y por ultirn~progresivamente abadonada tras la
panicipaabn, con un agravante para el casa argentino: la muerte de Peron ante la ola de viofencia rnacanicta desa-
ausencia de una asamblea soberana que. por encima del tado por el gobiotto d e su viuda, rnwece wi analisis
Comité de Autúgestibn, constituyera la máxima instancia detallado que considere tanto las estructuras como los
de participación de Los trabajaoores en una esiruaura no l procedimientos realas de paflicipacbn.
nece5ariamenie aulogestiúnark, sino apenas correspon- Comenzando por el directorio, su integración con re.
diente a un esquema de cogectiDn. presentantes sindicales y gubernamentales revela una
Asi pianieadas las msas, la cuestibn crucial para profundizaciónde la cúgssh6n preexistente desde 1964.
determinar elgrado decontrol en latomade decisiones por La representacionaci6nelos ea bajadores seguía siendo mino-
parto de los trabajadores reside en la efecrividad de su
l ritaria; al sumarse el presidente de extracción sindical,
inftuenciasobre sus propios representantessindicales. Un pasaba de dos diredares sobro siete a tres subre siete.
esquema de participación cenaalizado baja el control de Además, al contar el gobierno wn la totalidad del paquete
un sindicato d a r n ~ ~ ~ ~y tdesc8ntralizadamente
ioo organi- accionarh. sus das represenrantes ejercían un vktual
zado puede hipoteticamente garantizar un buen nivel de poder de veto sobre las decisionesdel directorio. De todos
control obrero. En el caso de SEGBA, la organizacion del modos. en la medida en que la participación se dirime en
SLYFna parecediferirsignificativamentede ladel resto da los brganos de cestiOn y no en los de supenrisióny control,
b s sindicatos en ose entonces:alta ceniralizacitin, prolon- es mas pertinente considerar lo que ocurriaeri )os distintos
gada permanenciá de las dirigentes en sus cargos, siste- niveles de direccibn.
mas de promoción intrasindical sometid~sa un estiido Durante la primera etapa de la experiencia, con el
control por pane de los estratos supariares. Sin pretender Uamado Cornith de AurogesiiOn en funciones consullivas,
incurrir en la postura de un antiburocratismd extremo mas 4 máxima instancia ejecutiva ora también formalmente
arriba criticado, aun aceptando la inevhabilidad de bS cogestionaria, al mantener el vicepresidentelgersnte ge-
pmexisde burocratizaci6n en unaoqanizaciiin wrnple- neral sus atribxiones. Sin embargo, dada la ertraeición
ja a m o as La !e los sindicalos e, incluso, reconociendo el del último y el papel de hecho asumido por e1 Camite, se
elevado gjado d e legitimidad que ostentaba la cúpula del producia una situaciónque pueda wnsiderarse cercana a
SLYF Irmte a sus afiliados, no cabe menos que sefiatar la aut%ectión en la medida en que no se realicen distincio-
quo precisamente la posibilidad ds desarrollar estructuras nes en el interior del colearvo de los trabajadores entre
de participsicjn paratelas e independientes del sindicato dirigentes sindicalesy afiliados. Por debajo del Cornite, en
habría oonstitiiido el mejor contrapeso para una estructura jas Mesas de Trabajo, se producla unaincipiente situación
sindical muy centralizada, y que su ausencia es un indica- de particiacibn mnsultiva que. aun no cunligutando un
dor del bajo nivel de influencia de bs trabajadores cobre caso de pseudo-participación,tampom alcanzaba el ran-
sus representantes,
ga de la padicipacíbndecisbnal parcial. En suma, p u d e 4. Las Ilmhes de la experlenela
aiirrnarse que ala primera etapamrresporidió un rnecanis-
mo do cogestibn avanzado y relativamente centralizado.
con debiles instancias de pafiicgacibn en los niveles inf e- A partir de aqui corresponde analizar laexperiencia de
riorés de decisibn y elevada incumbenciasindeal. SEGBA en un contexto m6s ampjio que considere las
A partir de la segunda etapa, e( Cornil4 de Autogestih Iimitaciones derivadas del aislamiento político, de las res-
alcanza una eatqorla mas digna de su denominaci6n al triccknes jurldicac y, muy especialmente, de las determi-
transformarsus atribuciones ainsuitivas en decisorias. Los naciones econórnicas,tantolas referidas ala ubicacfbn de
Consejos de Gerencia. que en b formal también podían k empresa en el sistemaecondrnicocomolas concernien-
considerarse autogestionarios por la preponderancia de tes a 10s procesos de produccidn predominantes. La omi-
los representanles de los trabajadores, en la piáclica se sidn de un abordaje ck esti tipa, que complemente las
tornaban a menudo organismos consu~ivoscuando e! conclucrones alcanzadas en el acapite anterior, podría
gorehte y al sirberente conservabande hechosu poder de conducir a evaluaciones errbneas del casa SEGBA, en la
veto. Lo mismo puede decine de los¿hnsejosdeSección, medida en que rsposen exclusivamente sobre el anhlisis
Eon la aclaraciiin adicional de que en los Consejos de dd modolo bum" de paRic@acion.
Seccional la presenciade miembrosextemosen represen- Al considerarlasrestriccionesqueoperaron demanera
tación rninoritatia de los usuaRos conformaba una situad exogena sobre 11 sictema de participación, aparecen
ci6n mhs compleja que de t d o s modos no.alteraba la inmediatamenteun par de cuestiones casiobvias que han
mayoriadetentadaporIcisrepresentantesdebos trabajado- - sido reiteradamenteprivilegiadaspor defensores y detrae
res. tores del proceso encabezado por el SLYF. La pimera de
Las rasgos autogestionar'iasde la estructura, modera- e b s es la referidaa la ideolqla rindi3al domhanls. que
dosde hecho por e1papelcumplida por el perconaljeriirqui- los crlriws de la gestibn sindical en SEGBA reconocen
m, resultan tndavla m6s relativos si se inieniacalificarm As comg la valla mdts impartante para el logro de formas de
detalladamente las formas de iepresentacibn de los rraba- participación mAs profundas. En la vereda opuesta: sus
jadoms. Enefecto,elyacomentadomntrol del SLYFsobre defensores destacan que el golpe militar puso un abrupto
punta final a una experiencia que de otro yodo se habría
bs mecanismos de representaciánlleva a rec0nw.m mas
bien una farma implícita de. autqestion sindical -
alguna medida similar al de tas ernarasas antroladas pf
en profundizado. Si el analisis hasta aqui realizado sobre bs
rasgos conslluiívos de SLYF permite acordar parcialmen-
el Histadrut en Israel (Fine, 1973: 237 a 240)- antes que te con la primera interprelaci5n y aceptar, aun en su
de autogestidn en el sentido tradicional de participación fundamentaadn mntratlctica, la posibilidad de la segun-
da,Is principal debilidad de ambas consiste en el descono-

-
diredad4 b s trabajadores. El rol mediador cumplido por el
sindicato entre los trabajadores y los organismos de parti- cimiento de una serie de aspectos estrvcturales que de
cipacMn relativiza de tal manera elpder decisional de los lbdas maneras habrían limitado severamente la mnsecu-
primems que resulta iniprncedenteutilizar lisa y Ilanamen- ci6n de un wnirol mas radical por parte de bs trabajado-
te la expresion'autcigest~n"pdra referirse alcaso SEGBA. res, independientemente de la buena voluntad de &
poca predisposkibn- de 16s dirigentes del SLYF.
Másbien corresponderlahablar de gesiión sindical, relari-
vamente tentializada aunque mnamplios mecanismos de En primer Jugar, el hito de la experiencia iniciada en
consulta y participaci6n no decisional disponibles paTa los SEGBA dependla en gran medida de la tolerancia del
trabaja*. ESOSmecanismos de panieipacion no deci- tejidosocidy político argentino, aBn antes delgolpemilitar.
sional en la medida en que eran presentadoscomo formas En este aspecto, las condiciones eran particularmente
de autogestibn par parta del sindicato. incluian.un impor- adversasprincipalmenteacausa de las luchas internas del
tante cvmpanente de pseudo-parlicipac#n. peronismo y del avance de su ala derecha sobre pasicio-
i
1 '
!! nesde poder. 1odrielio redundden un aislamientocreeien- . nista habria consistido en el avat explícito e inequívoco de
te d e la experimcia y de sus princi,~ales
actores. Algunas
II -
1
entidades sociales y paliticas inicialmente habían mirado
\a CGT y de otros sindicatos. Si bien \a CGT Y las 62
Organrzacionesaludieron en varias oportunidades al dere-
¡1 con simpatia la nueva experieneiae incluso le brindaronSU cho a la participación de los trabajadores de la energía
I aWY0 ewpreso; Pero a medida que los enfrentamientos eléctrica en lagestion de SUS empresas,tales manifeslacio-
interper~nlstasse fueron agudizando, optaron por desvin- nec hicieron solo gala de un formal r9~0n0Cirniento de las
cularse de ella. temerosas del avance de la derecha del autonomias sindicales. Por 10 demás, la CGT Y el resto del
partido gobernante, claramente hostil a las politicas inicia- sindicalismo peronista ortudoxo mantuvo la misma des-
das en SEGBA a Pesar de la presencia tranquilizadora d e ~ confianza hostil reconocible en otros actores sociales Y
i SCYF. Tal es el caso. principalmente, de .la CGE, cuya politicos.
situación en la malicion gubernamental se tornaba C~B- Tampoco la FATLYF miraba con simpatía 10s aconteci-
cientemente precaria. El tapiua distanciarnjenio de la mr- mientosque tenían lugar en SEGBA. A la desconfianzade
pofacirjnempresariaredundo oportunamente en la renun- 10s sindicalos controlados por la ortodoxia pemnista 58
de su representante en el directorio, Berestovoy, en sumaba la del combativo Sindicato de LUZ Y Fuerza de
noviembre de 1973 (SEGBA, 1973). ardoba, encabezado por Agustin Tosco. Además de las
El creciente aislamiento que estaba sufriendo ja expe- evidentes diferencias que TOSCOsostenía con SLYF de
riencia de gestbfl sindical y que podia condenarla a su Capaal, al que percibia como definiiivamentecolabora-
fracaso en el terreno politimfue enfrentadopor las autori- cionistay pro-patronal,en la frialdad del sindicato cofdabbs
dades de SEGBA y del SLYF mediante uria intensa cam- jugaba un papel impartante SU desprecio, desde una Pers-
pafiade difusiónpubiica, acargo de un nuevo deparlamen- pectiva asimiJablea la del marxismo leninista, hacia las
t0 de RelacionesComunitarias, y una bUcqu&a aprasura- experiencias de participación y mntrol, en tanto ex~resiOn
da de nuevos aliados. El eje de esta estrategia mncjctió en f de rJormismo y participacionisrn~(RoldBn. 1978: 199,
la inmr~oraciónde los usuartcis a los organismos de 222,297 y 298). Un rechazo de esta indole, que en el caso
t
g e s t i ó n . €1 Principal problema que debieron enfrentar de1 sindicato cordobbs tarnbibn se dirigia a las demandas
fue determinar las mecanismos de participación de internas de participacibn elevadas por .aQunos de sus
grUW social claramente identificable pero muy heterog& propos afiliados (RoldAn, 1978: 282,283,336 a 342, 359.
neo Y carente de organizaciones autónomas que lo repre- 360,376a 382,393,394,420 y 439Z era frecuente entre
sentaran. Como hemos visto, seopto por un procedimiento 10ssindicatos argentinos alineados en la izquierda clasista
ciertamente legitimo pero de dudosa eficacia, ansistente y peronista, como lo testimonian los documentos emana-
en la incorporación de Con@jales municipales y cmnseje- dos de algunos sindicatos del área de las empresas ~ ú b l i -
ros vecinales a 10s Consejos de Semional. Por el lado de cas (Aa. VV., 1973).
la difusion publica, se realizaron reuniones de promoebn Huérfano de apoya a diestra y siniestra, reacio al
de la experiencia con periodistas; se llevaron a cabo empleo de la agitacidn y de la movilizacion de Su base de
CampafiaS publicitarias en radb y en televisi~n;se organi- afiliados para la defensa de sus logros, el SlYF sólo
zaron es~ectácicul~s Culturales; se incrernentai-on las visi- contaba, tras la muerte de Perirn, can el respeto Y la
tasgoiadas a la empresa;se concretaron a ~ e r d o con s in- solidaridad pasiva de los restantes sindicatos quienes.
stilutosde enseñanza; linalrnente, secrearoncuadri~lasde antes que defender una experiencia de gestión que P c o
trabajo voluntaria, integradas por trabajadores de la*m. les interesaba,estrechaban titos frente a 10s embates d e la
Presa, que efectuaban tareas de r e f a i o n 'en diversas derecha pemnista extrasindical aglutinada en IWnO a la
instit~ci~nes públicas (SEGBA, 1974 a). , 1, viuda de Per6n. Con ese capital poli ti^ la experiencia de
Un posible fuente de legitimidad que hubiera podido i' casos. al
gestión estaba condenada. en el mejor de
contrabalancear los embates mlitioús de faderechaper* congelamiento de Los logros del Primer año.

102 103
1
. La condicibn de empresa estatal de SEGBA iinponia que la conduccidn sindical de la empresa daba prioridad a
también desde el flanco juridico algunas restricciones a la mejorar la situacibn relativade sus afiliados, aun acostade
participacionde los trabajadmes en latoma de decisiones. la productividad de la manode obra, antes que asumir m n
Corno se ha seiiaIah en e1primereapitulo, la tensión entre todas sus irnplicaciones la gestion integral de la empresa.
democracia política y democracia econbmica, la subordí- Más allB de los efectos de las reformas sobre la producti-
naciiin a una compleja red burccrAtica y la s u j e c h a vidad del personal, que se analizan rnss adelante. es
políticas txonbmicas externamente definidas restan im- evidente que existían pocas posibilidadesde asumir real-
portantes grados de libertad a los exparimentos participa- mente una gestidn integra!.
tivds en las empresas pijbíicas. En este espacia, SEGBA
no fue una excepcibn, en la mdida que las poltticas de
De todas maneras, los recponsbles - -
de la-gesti6n
.-, - -
sindical revetaron p c a ~ ~ q ~ ~ d e s g o ~ ~ u e ys revi- tionar
inversión ce determinabanexdgenamente, en 6rbha de la ~ o ~ p i o ~ e G ~ d e ~y las & at ej co n j g d produccibn a -
Seaetaria de Energía, con la Consecuente imposibilidad ~ - d e T o s ~ d e s a f r que
ó s imponlan las nuevas formas de
de b s trabajadores de ejercer su control sobre una de las páriicipacibn, Aun aceptando, en la brevedad de la expe-
variables clave. en al mediano y largoplazo, para la vida de riencia, las dificultades para abordar el problema de modi-
la empresa. Estas restricciones se velan parcialmente ficar lasthcnicas incorparadas en funcibnde una mejorade
compensadas, siempre en el terreno juridica,.pr el carác- laserindidonesde trabajo, aparece con tiitídezquetampo-
ter de sa5edad anonima que, primera entre todas, habla co las tbcnicas no incorporadas fueron objeto de revisbn.
asumido la firma. La elevada alrtonomia del directorio y la Las intervencionesocurrierona rln nivel mássuperficial,en
amplitud de sus funciones constituyeron, como se puede buscade aligerar \acarga laboralmediarito la mncesibn de
apiaciaral considerar !osmecanismos institucionalesque mayores prerrogativas al trabajador en el marco de las
acampafiaron las reformas en La wnduccidn de la empg- tdcnicas de produccidn y de )os procesos de trabajo
sa, un factor relevante para la implantación de estas preexistentes. Es en este aspedo donde la experienciade
Últimas. geciión sindical se revelb m4s pobre como mecanismode
En el terreno emnómioo, al considerar la insercián de pariícipacidn. La ausencia d4 intenieneiunes profundas
la empresa en la estructura productiva, aparecen elernen- sobre los procesos de trabajo hubieran constituido, en el
tos que limitaron muy severamente la experiencia de mediano plazo y sin mediar la intenupci6n de la experien-
participaci6n. A la recibn mencionada ausenciade control cia, la w
pailpr restriccidn a cualquier intento serio de
sobre los planes de inversibn, se agregaba la faRa de padicipaci6n decisional de b s trabajadores.
control sobre la relacande precios sn?reinsumos energe-
t b s (cambvtibles) y producto (fluido eléctrica), ~ÍrnultA-
neamente fijados por e! gobierno central. La tijera de
precios mutilaba necesariamente h capacidad de gest i6n
de la empresa, que quedaba básicamentecircunseripta a
la búsqueda de eficienciatknica y a la administracidn de NOTAS
recursos humanos. Es precisamenteen este terreno don-
de se explayarla el programa de inteweneiones iniciado 1. Se efectuamn una serie deentrevicias en profundidad
durante e[ periodo de gestibn sindical, wn importantes número reduado p r o altamente representativo de dirigen
relarmas en las canvenciones ooledivac de traba@, au- sindicales. t u n ., u p
mentossustantivos en bs planteles de perwnal. pmfundi- participaron en la experiencia.
zacibn de las politicas de capacitacibny de higiene indus-
trial y eliminacidn de horas extras (SEGBA, 1974 a). Todo
ello llevaria a numemsas funcionarios y técnicos a percibir
extension formal de un certificado de aefuncion que las
reformas de gestión en SEGBA ya venian reclamando
desde hacia tiempo. En efecto, la creencia en que ia falta
de agitacion y el disimulo podlan ayudar a prolongar la
agonía habia llevado a los responsables de la empresa a
paralizar los aspectos mas notorios de los mecanismos de
gestión desde varios meses antes del golpe militar. Una
vez mas, e in extrernis, el poder del sindicato para regular
el cuanto, el cómo y el cuando de la participacionrevela la
poca profundidad de las reformas realizadas, cuya aplica-
ción estaba sujeta a la discreción de unos pocos indivi-
duos.
CONCLUSIONES Con el golpe militar sonó la hora final de la gestion
sindical. El 23 da marro (con retroactividad a la realizacion
del golpe) fue intervenida la empresa, que en el reparto del
botin entre las tres armas tocb en suerte a la Armada. Al
frente de la intervencion fue designado el capitán de navio
Jose A. Rodríguez y, a partir de julio, elcontraimirante Felix
Impusti. SimuRatneamentefue intervenida la FATLYF, que
El terrorismo de estado que se habia iniciado duranie quedo en la 6rbita del Ejercito con el teniente coronel Juan
los iiltirnos meses del gobierno peronista habia provocado Aloerto Samuel a su cargo. Inmediatamemefue suspendi-
un virtual congelamiento de la experiencia de gestbn do el convenio colectivo de trabajo que reconocia la
sindical mucho tiempo antes del golpe militar de marzo de participacion de los trabajadores en la gection de las
1976. La persecución, et asesinato y la desaparicibnfprza- empresas de energía elkctrica y fue reformado et estatuto
da de personas, consiituidos en un componente sistem8- de SEGBA en lo que respecta a la designacion de direao-
tico del gobierno de la viuda de Perdn, pendlan como res en representaciondel personal. La medida fue ratifica-
espada de Damocles sobre cualquier individuo sospecho- da por la ley 21.345 en octubre del mismo ano.
so de inclinaciones izquierdistas. El experimento de SEG- Las modificaciones institucionales tueron acompaña-
BA tenla demasiadas resonancias consejictas y un cierto das por el despido de activistas y dirigenies sindicales (57
aire a sovietizactón que difícilmente podfan ser tolerados en una primera ola y 208 en la siguiente). A raiz del cierre
por los dueños de la vida y de la muerte, cuya burda por obsolescenciadelacentral Dock Sud y del consiguien-
capacidad de discriminación no distingula entre la revolu-
cibn socialista y una moderada experiencia de participa-
ci6n estrictamentecontroladapor un sindicato que ya habla
dado numerosas pruebas de su simpatia por el orden y la
coiaboraci6n de clases. mpmdmi personal
En un contexto tal, la experiencia de SEGBA ya habia de SEGBA no guarda parangoncon siruaciones similares
sido esterilizada mucho tiempo antes de sufrir el embate en otras empresas púbticas. Para e110 resulibdeterminante
final de los militares a los pocos dlas de su asako al poder. la imagen que los funcionarios de la diuadura tenian de la
El advenimientode ladictaduramilitar y la exacerbacibndel autogestióny de su potencialsubversivo. Ante un sindicato
terrorismo de estado que lo ammpañ6 so10 signfiicaron la tan bien organixado como el SLYF tales iniciativas no
podían dejar de suscitar algún tipo de respuesta. La
\
historia de b s conflictos que sacudieron a SEGBA entre , estbril en ta medida en que su formulaci6n sea de tal
1976 y 1977yque culminaron con la desaparicin forzada generalidadque s61o permita desentrafiar sus prjncipales
de Oscar Smith, uno de los dir'gentesdelSLYF,ciertamen- componentes ideoldgicos. Resulta mas reveladora una
te reconoce algunoscomponentecque van mas allá de las evaluaci6n en función de cuanto sgniiique efectivamente
pretensiones de esta investigaci&n,pero sin lugar a duda unaautknticaparticipacibndecisional, parcialo total, de los
en la raíz de esos conflictos subyacen las importantes trabajadores. Desde ecla perspectiva, puede afirmarse lo
prerrogativas alcanzadas por el personal de SEGBA du- siguiente:
rante la etapa de gestión sindical y su brutal anulacibn bajo
la intervencibn militar (Jáuregui, 1984: 20; CEGBA, 19751 . a) El SLYF logrd su objetivo principal, el control de la
6; Cenen Gomblez, 1984: 65 y 66; Tecrxine, 1976: 5). empresa. no cólo por medio de la designacibn de sus
representantes en las máximas instancias de decisibn,
sino sobre todo a trav4s de las mayores incumbencias de
bs delegados gremiales en los diferentes organismos de
2. Los resultados de la gectliin sindleal participacidnsucesivamenteestablecidos. Si bienladesig-
nación de directores de extraccidn sindical mnstituyb un
Tras casi tres anos de gestión sindical en SEGBA, no punto de partida importantisirno para el logro del control
puede alegarse la interrupción de la experiencia como 1 sobre la empresa por parte del sindiato, ello no debe
razdn suficiente para no poder realizar una evaluacidn, al ocultar que tal control fue s610 parcial hada tanto los
menos pmvisoria, de los resuRados alcanzados. Sin delegados gremiales no contaron con los mecanismos y
embargo, para que una evaluación sea significativa deben con los procdirnientos necesarios para un control capilar
necesariamente explicitarse cudles son los criterios res- de lasdecisiones. Cabe aclarar entoncesque elSLYFpas6
pecto a los cuales evaluar. progresivamente de ejercer un control-verifimcibn a un
Existen dos perspectivas principales - q u e oxpresan control-autoridad en la medida en que los delegados gre-
intereses prdictims y t d r i m s sustancialmente diferen- miales incrementaron su poder de control-verdicaei6n1,
tes- desde donde juzgar la calidad de la gesti6n sindical.
Por un lado, deben considerarse aquellos aspectos que b) Desde el punto de vista de los trabajadoresse logrb,
revelen las modificaciones efectivamente alcanzadas en . a nivel de talleres y de puestos de trabajo, una mayor
cuanto a mayor poder decisional de los trabajadores de la paríicipacidnconsultivay se akanzaron mayores prerroga-
empresa, para poder evaluar la experiencia desde su tivas en el terreno de las condiciones labrales y de las
mismo punto de vista y del de todos quienes, por una razbn prestaciones sociales brindadas por la empresa. Estas
u otra, esten interesados en las virtudes de las prácticasde ditimas, sin embargo, fueron ante todo el resultado del
partieipacibn como forma de gesti6n alternativa a las mayor poder del sindicato y no del funcionamiento de los
socialmente predominantes. Por el otro, es pertinente mecanismos de participacidn. Por otro lado, no existieron
evaluar la experiencia de participacibn en funci6n de los para el wmún de los trabajadores instancias de participa-
cambios en la calidad de gestibn de la empresa imputables ción superiores a las correspondientesal nivel inferior, es
a las reformas organizacionales. Si bien en m& de un decir, el puesto de trabajo.
aspecto ambas perspectivas pueden converger, es pertí-
nsnta un abordaje anallticamente destindado. c)Las mejoras en lascandiciones laboralesfueran mas
Respeto de los resultados alcanzados en grado y de naturaleza intorpersonat que material y so tradujeran
calidad de la partkipacidn, es conveniente efectuar una inmediatamenteen una mejoraen el clima de trabajocomo
ulterior distinci6n. Comparar los logros mn b s objetivos resultado dd mayor grado de colahracibn efedivamente
primariamente enunciados puedo constituir un ejerciciio alcanzado. Esta sluación. sin embargo, ocultaba una
corillictualidad latente. radkada emre parte del personal dad gerencia1de los hombresdel sindicaio y al desernpeilo
jerárquico. quien veía rerxirtadas sus prerrogativas de global de la mmpresa bajo su control, tbpioos ambos que,
mando, y que habría de emerger con claridad e n la Btapa aun aceptada su relevancia, indicarian un despiazamiento
qua siguid a la clausurade la experiencia de participaaon. del eje del debate hacia temas mas caros a b s intereses
empresarios y al pensamiento liberal.
d) LOSmecanismos y lbS plMBdimi~nlosde participa- La productividadde la mana de obra en SEGBA duran-
ci6n implementados se caracterizaron por un elevado te la vigencia de los mecanismos de participacan se ha
grado de centralizacbn por parte del sindcato. La centra- erlgido entonces en el parametro domirranta para r n ~ d ilar
IizacrSnbien p u d e sercaiilcadade excesiva en la medida calidad de la gestión sindical. Mientras las opiniones rec+
en que virtualmenteeonstauia sl mayor impedimento para
pmtundkar el control y el poder decisional de Los trabaja-
dores.
gidas entre luncionarios y lécnims de la empresa tienden
a coincidir en el señalamienlo de una signiiicativacaida
no cuantificada-en la productividad global de los trabaja-
-
dores mmo consecuencia de las impoflantes prerrqati-
a) De resultasda Lo anterior, el sistemade participacon vas adicionales logradas por el sindicato, b s dirigentesdel
introdwido durante el primer aiio puede caracterizarse SLYF sostienen por el mntrarid que la pmductividadde b
corno un mecanismo de mgestibn avanzado y relaiiva- mano de obra evolucion6 en forma claramente positiva
monte centralizado, con dbbiks instamias da participa- entre 1973 y 1975 (Taccbne, 1976: 35). Es conveniente
can en b s niveles inferiores de decisiirn y elevada incurn- entonces hacer algunas comparaciones al respecto.
bncia sindical. Los datos disponibles sobre produccidn y venta de
energia elktrica aparecen agregados de manera tal que
1) A parlir del segundo aho, puede haMarce de un no es posible distinguir entre la energfa efectivamente
sistema do gesti6n sindical relativamente centralizado generada por las centrales menecientes a SEGBA y la
aunque w n &plios m-nismos de wnsulta y participa- recibida por interconexibn que la empresa transformabay
ción no decisional disponiblespara los trabajadores. Esos disiribuia a los usuarbs. Por otro lado, la goneracidn y
mecanismos de partícipaeion no dacsional. en la rnadda dístribucidn de energía constituye s61o una parte, si bien la
en que eran presentados coma formas de aulogestdn por mds importante. de las actividades de la empresa. Los
pwe del sindicato, incluían w importantecomponeme de servicios do mantenimiento do Las instalaciones de trans-
pseudoparticpacibn. misión y distribución absorben una parte signiiicativa de
las actividades de! persona5 pero en el owto plazo no
Sqniiicativamente, Los juicios emitidos simuitáma y repercuten sobre los volumenes do producción y venta.
postenormente al transcurso de la experiencia en SEGBA Lús servicios prestados por las sucursales, m i s visibles
han tendi& a soslayar k s aspeaos aqul señalados y a para los u~uarios,t a m p m tienen en b inmediato inciden-
enfatizar b s mneernientes a la eficjencia de la gestión cia sobre los valores de produccibn y venta.
sindical. En alguna medida, eik es revelador del sesgo De todas rnaúos, al valar de h produmión total consti-
asumido en la Argentina p r el debate politicm 4 n la tuye la lnka informaci6ndisponible, sin dudas parcialpero
medida en que tuvo oportunidad de realizarse-apartitde aún as1 represenlantiva. El valar de la piaduccióntotal de
1974. Antes que primar las criticas originadas en hrnbitos SEGBA, cakulado en base a la energta facturada -
sindkales y cercanos a posturasde izquierda, presumibb- inferior a la prcducida par efecto de robos y cesiones
mente m8s interasados en disatir (a profundidad de los gratuitas- aumenib un 16 3%entre 1972 y 1975 ICEN.
mecanismos de participacidn, b s pronunaamientos de 1977, cuadro Ngl)2.Enel mismo periodo,el incrementodel
aplogidas y delractores de la gssti6n encabezada por e1 personallatalascendid a2.692 agentes, b que representa
SLYF ha girado piedominanlemente en tomo a la capaci- un alimento del 1 1,4% (SEGBA, 1975 y 19721. Para un
[ndicede pmduciividad de la mano de obragigual a 100 en mayor productividad en tdrminos de valor, dado el incre-
+ 1972, el cdrrespondiente a 1975 es 104,4, lo que represen- mento de los a s t o s indirectos de la rnanodeobra resultan-
ta un aumento de la productividad media del 4,4%. tes de las importantes mejoras logradas por el SLYF en el
Debajo de estos datos globalesoperan algunos hechos
que merecen ser comentados. En primer lugar, en el .
terreno de las retfibucbnes no monetarias,
Resulta interesante considerar cúnjuntarnente las 3
periodo bajo análisis se redujo mnsiderablemente el per- conclusiones respecto a los logros en tbrrninos de partici-
sonal contratado y el volumen de horas extras, que de un pacibny las correspondientesa Los logros en eficiencia. Un
25% del total de las remuneraaones (promedio anual) ,
aumento de la productividad media de la mano de obra del
pasaron a un 8% (Tacmne, 1976: 35). Ello signifhd un 44% en el giro de tres años no resulta una cifra excepciu-
uReriir aumento de la productividad de la mano de obra nal, pero es significativo que ella haya resultado en cierta
medida como relacibn entre producei6n y horasl-tombre medida de modificaciones organizacionales tendientes a
trabajadas. En segundo lugar, en el mismo periodo se aumentar la padicipacidn de los trabajadores. Por otro
ancretaron algunas inversiones importantes que sin . lado, la profundidad y la calidad de los procedimientos de
embargo no se incorporaron al proceso de produaihn participacLdn, si bien hicieron de SEGBA una experiencia
hasta principios de 1976. Ello permite inferir que el aumen- paradigrnAticay sin precedenlas en la Argentina, no ocu-
to de la produocidn no es significativamente imptable a pan un lugar muy elevado en el rango de las posibles
modificacionesen las instalacionessino alas innovacíones formas de participación existentes, a raíz de sus compo-
organizacionales y, desde luego, al empleo de La mano de nentes de pseudogarticipaci6n y de la excesiva centrali-
obta En tercer lugar. si bien hay un ligero aumento en el. zación decisional en torno al sindicato.
promediode dlaslhombrenotrabajados pcr ausentismo- De todo ello puede interirsa que en el caso de SEGBA
de 38,3en 1971 a 42,6 en 197%, si número de dlasi !a participaci6n tuvo el efecto de mejorar gen4ricamente
hombre no trabajados por paras y huelgas disminuye las relaciones sociales en el interiir de la empresa y, con-
considerablementeen 1973 y 1974 para incrementaneen siguientemente, de hacer mas eficiente el empleo pmduc-
1975. El efecto neto de j~rnadasperdidas, si bien indeter- tivo de la mano de obra, sin afectar de manera sustantiva
minable, no parece haber sido significaiivo(Novick. 1979a: las relaciones de autoridad y sin introducir modificaciones
19 y 20). Por último, la frecuencia de accidentes cay6 radicales tendientes a una mayor democratización de las
progresivamenteentre 1972 y ? 975 en un total de 257%. relaciones labales.
EUo resultaengran medidaimputablea lajerarquizaci6nde
las funciones correspondientes a seguridad, higiene y
medicina del trabajo. 3. EnseAanzas y perspectivas

I
En suma, puede afirmarse que durante el periodo
'
1 anatizado es indudable el aumento de la productividadde Del experimento de participacan de SEGBA p a o ha
I la mano de obra. Es razunable interpretar que el aumento quedado, En 61 Interior de la empresa, ningijn residuo
se debió en gran medida a innovacionesorganizacionales organizacional. La intervencibn mililar barrib no sólo con
imputables al menos en parte a las reformas introducidas las reformas sino tarnbien con b s archivos que daban
en los procedimiantos de gesti6n. MASallá de la profuridi- testimonio de ellas. EldiscipIinamiento del percanalduran-
dad y de la consistencia de los mecanismos de participa- te 1976 y 197711ev6 mk a un nrvei ue enrremdmienro
ci&npuestos a disposicidn del personal, aquelbs parecen
haber tenido la virtud de lmpaetar positivamentesobre la
predisposiciónde los trabajadores hacia sus tareas.
Sin embargo, la mayor productividadfísica de la mano
de obra no necesariamente habrla correspondido a una cipaci6n fue alejada de la empresa e, induso, alguno de
e integrar la* ndminao de Lejos de ser obsoleta, como parecía indicarel cariz de
En la memoriadel sindicato el recuerdode la experien- los acontecimientos que siguieron a laofensiva neoconser-
cia es, por lo menos,,inciimodo. Los dirigentes actuales, vadora desatada a escala mundial a fines de los años
legitimados1ras el retorno al orden constitucionaly la plena setenta y a principios de los ochenta, la cuestidn de la
legalizaci6n de las actividades sindicales, se conforman participación de los trabajadores es hoy mas actual que
mucha m6s al perfil medio de los dirigentes sindicales nunca. Respaldan este hecho razones de diferente cadc-
peronistas, ya sin lqs rasgos de profesionalidad y capaci- ter. Por un lado, las demandas de participación han evolu-
tacwn que caracterizaban a los antiguas dirigentes. La cionado en los Últimos anos en direcciones imprevisibles,
cuestión de la participación les resulta algo ajeno a sus embistiendo los ambitos más insólitos e inimaginables.
intereses especificas. Por lo pronto, al negociar en 1986 ,
Frente a la crisis de legitimidaddel estado de bienestar que
los nuevos convenios colectivos aceptaron sin objeciones muchos han presentado directamentecorno una crisis del
excluir las cláusulas que habían incorporado a los conve- '
estado democrático, la respuesta intentada por los gobier-
nios anteriores los mecanismos de participación. nos neoconservadores han revelado que, en realidad, se
En la memoria de bs trabajadores de SEGBA, la presenciaba una crisis de cierta forma de democracia Los
experiencia de participación aparece algo borrosa, eleva- espacios que hoy parecen mostrar mayores posibilidades
da a la categoría de un ideal insuperable de convivencia para un desarrollo vigoroso de lademocraciason espacios
armdnicaen el lugar de trabajo, sobre todo alcompar8rsela microcociales, aptos para el ejercicid de la democracia
con los anos aciagos que le siguieron. Pero la perciben directa o. por lo menos, de formas mas participativas que
ijnicamente como una etapa donde se b s respetaba, y las tradicionales.
poco m&. Pero hay un hecho mucho mas contundente que hoy
Es en la memoria colectiva de quienes presenciaron pareceanunciar nuevas perspectivaspara laparticipacion:
desde afuera los acontecimientosdonde la experienciade el conjunto de innovaciones tecnolkgicas que. apoyadas
participación en SEGBA fue elevada a la categorla de un vigorosamente en la aplicacion generalizadade la rnicroe-
mito. Un mito menor, doméstico, pero mito al fin. A pesar lectronica,han penetradoenvirtualmente latotalidadde las
de la indiferencia despectiva de una parte del sindicalismo ramas industriales y en una gran variedad de actividades
combativo frente a lo qw consideraban un engendro
, terciarias, han desatado b que bien puede denominarse
hibrido manipulado por dirigentes burocratizados, en tos una tercera revoluciónindustrial. Entre las muchas implica-
medíos sindicales y, particularmente, en algunos sindica- cias de este fenómeno. se destaca una particularmente
tos que agrupan a trabajadores del estado o de las ernpre- rebevanle para iai psriP~ctiyal ds paniripaGibn: r$br5/
sas públicas, la experienciade SEGBA es inmediatamente definitivo do la arganizacibn tayioiista del trabajo (Coiiat.
evocada a la horade imaginar y discutirnuevasformas de 1987). . w m
relación entre el estado y sus agentes. La poca informacidn Que esta ruptura histórica desde el punto de vista de
disponible, suministrada en su mayorla por el antiguo las relaciones industrialesse resuelva en términos de una
grupo de dirigentes del SLYF que capitaned lagestion de nueva forma de dorninacgn sobre los trabajadores o se
la empresa, resulta insuficiente para constituirse en una resuelva en mdalidades mas democráticas da organiza-
base s6lida para el análisis de sus características, sus ción de la produceion social es algo que aUn estA por verse,
limitaciones y sus irnplicancias. De alll la reivindicación
,
pero desde ya se abre un terreno inmenso para la búsque-
absoluta y sin matices de un tipo de gestion que sin da de nuevas formas de participación en las decisiones y
embargo ofrece claroscuros significativos. La necesidad para el control de b s trabajadores sobre sus propias
de arrojar luz sobre ella descansa en una serie de factores actividades. Muy probabternentelos resultadosseran hete-
hasta hace pocos años insospechados. rogéneosy arnbivalentes, pera ellos seran sin duda menos
desfavorables para b s trabajadores cuanto m6s incorpo-
ren a sus reivindicaciones la cuestibn de la participaci6n, campo de la gesti6n do las empresas públicas en la
hoy abierta a nuevas posibilidadesdedasarrolloapartir de presente etapa de transición democrAtica.
las op~rtunidadesque la informdtica crea para la gestibn A pesar del decenio trascurrido y de las profundas
descentralizada. mutaciones operadas en todos los 6rdenes de la sociedad
Es impasible anticipar las modalidades concretas en argentina desde entonces, la experienciade gestibn sindi-
que estos fenbrnenos se manifestaran - e n la medida en cal en SEGBAconstituye un puntode referenciainsoslaya-
que no hayan empezado ya a hacerb- en la sociedad ble ni bien se intenta refexionar sobre el papel de b s
argentina. Pero la reflexion no debe esperar que los trabajadores de las empresas públicas en un eventual
hechos hayan adoptado un curso inmodificable. De alll la programa de reformasadministralivasy organizaciones en
importancia de recuperar las enseñanzas de casos como ese Ambito del sedar público. La importancia de la expe-
el de SEGBA. Por supuesto, la singularidad de las expe- riencia de SEGBA deriva, en primer lugar, de constituir el
. riencias de participacibndebe prevenir contra el riesgo de caso en que m6s profundamente se avanz6, dentro del
incurrir en generalizaciones abusivas y, mas aún, de sector público, en la instrumentación de mecanismos de
farmularo recurrir a modelos de participaci6n, cogestidn o participacih, eriqiendose asl como una experiencia testi-
autogestion que, por abstraer de las condiciones sociales go f rente a la cual corroborar las ventajas y desventajas de
concretas en que cada exper'iencia tiene lugar, resuhan gran variedad de propuestas de participacidrr a nivel de
finalmente inadecuadas como instrumento da análisis. empresa. planta, seccibn o lugar de trabajo.
Ccmo resuiiado del estrecho rango de aplicabilidad de b s En segundo lugar, SEGBA es la empresa argentina,
modebs, su utilización con fines propositivos- p o r parte induyendo públicas y privadas, de mayores dimensiones
de los investigadores mismos, de los refomadores admi- -en terminos de personal, ventas o patrimoníw donde
nistrativos, organizacionales o sociales, de los formadores se pusieronen marcha mecanismos de participaci6n. Ello
de bpinibno de los lideres pblítiais y sindicales-condbce hace del proceso desarrollado entre 1973 y 1976 el refe
demasiadof recuentementea la formulacióndo programas rente mAs idóneo para proyectar, con las debidas preven-
y proyectosde participacibnpoco adecuadas a las circuns- ciones, las posibilidades y los limites de experiencias de
tancias reales enquese pretende aplicarlosy, uheriormen- participacidn mas extendidas, que abarquen parcial o
te, al fracaso de tales programas y proyectos ya en sus totalmente el conjunto de las empresas públicas argenti-
etapas iniciales. nas.
Las prevenciones sobre los riesgos de una fAc¿lgene- P&, por sobre todas las mcas, el caso SEGBA cobra
ralización a partir de casos particulares -probablemente importancia si se tiene en cuenta que, a pesar de lac
uno de los peligros rnls diiiciles de sortear en las ciencias transformaciones formidables sufridas por nuestra socie-
sociales- estAn directamente vinculadas a la posibilidad dad en I w últimos quince anos, todavfa llenen vigencia
de extraer de la experiencia de participación en SEGBA algunas caraderlsticas que, entonces y ahora, definen a
algunas implicanciase, incluso, algunas enseñanzas rela- los componentes centrales del sector público en general y
tivas a las perspeaivas, posibilidades y limites de la del canjunto de las empresas públicas en particular. En
participacibnde los trabajadores y de sus sindicatos en la principio-y sin pretenderagotar su identificaci6n-puede
gectiiin de las empresas públicas en la Argentina. '
seiialarseque siquiera en dos aspectos, por debajo de las
Antes de puntualizar las restricciones que operan mutaciones mencionadas, se observa una mareadaconti-
sobre la posibilidad de encarar una tarea de esa Indole, nuidad por lo menos durante los tres úliimos lustros: las
quiero enfatizar por qu8 resulta vAlida la vinculación entre características organizacionales de las empresas públicas
una experiencia concluida hace más de diez años, en un y la Klentidad cultural de sus sindicatos.
contexto politico y social significatívamenfe dferente al En la que r e s p b a a las caracterlsticas organizaciona-
adual, y las necesidades y desaf los que se suscitan en el les de)conjunto de las empresas piiblicas argentinas, son
9

relevantes algunos aspedosquo ya estaban presentes en ticas similares a las del perlodo 1973.1976. En ese enton-
CEGBA a comienzos de la década del setenta, En prmer
I
ces se creb la Corparaciiin de Empresas Nacionales,
lugar, lo que podrfamos denominarel nudeode las empre- entidad que, a pesar de algunas diferencias importantes
sas públicas argentinas. compuesto por las empresas con el Bectorio de Empresas Públicas, comparte con Bste
"tradicionales", no se ha modificadosustancialmente. En el la condkidn de instrumento para una mayor cocrrdinacibn
predominan lasfirmas de produccion de bienes y servicios de las politicasde las empresas públicas entre si y con las
que operan en la jurisdiccicin del Ministerio de Obras y politicas del gobierno central
Servicios Públicos y 'desarrollan actividadss con fuertes Si el panorama que ofreen las smpesas públicas es
elementos rnompóiiws y en las que existe relativamente en mAs de un sentido similar al de hace quince años; si
poca discusicn sobre la logica de la propiedad incluso la autonomía formal de algunas de ellas se ha
I estalal' (Beneo,1936). Estas empresas, entro las que b
tornado similar a la de SEGBA, cabe destacar que, an la
obviamente se cuenta SEGBA, no han modificado sustan- que respecta a la identidad cultural de los sindicatos, la
1 - cialrnente sus estructuras y procedimientos administrati- continuidad tambibn es notoria
1 vos y adernAs presentan en ese aspecto una relativa M65 ach de las posiciones esiridamente wllticas del
homogeneidad. sindicalismo argentino, que en lo sustancial permanecen
1 ,. En segundo lugar, esa homogeneidad so ha visto invariables, y de las estrategias reivindicaciones que han
eceniuada a partirde 7 977 mn k conver S ión de gran pane venido desarrollando en los ijhimos cuatro aiios - q u e
I de Las empresas tradicionales, que revestían la forma siguen inscriptas en una matrii forjada entre fines de los
l jurídica de "empresas del estado' (rolativamente mds ahos cincuenta y principbsde b s sesenta-, bssindicatos
del sector publico. en particular, revelan una ooncepcion
! '
centralizadas), en "sociedades del estado" (relativamente
m6s descentralizadas). Ello las asemeja mas ti SEGBA, 1 da la rela* entre trabajadores, rmprsrat públkas y
cuya forma jurídica es de sociedad anonima da propiedad estado que no ha variado sustancialmente. Al margen de
estatal. En consecuencia, puede afirmarseque en la adua- . Im cambios oprad.5 en la e m o m l a argentina, br traba-
1 lidad, desde el punto de vista jurldiw-oqanizacional, gran ¡ jadores estatales, tal mmo reiteradamente b revefan sus
declaraciones publicas, mantienen sus convicciones so-
,
I
,
parte de las empresas pdblicas nosolo son asimilables a la
actual mnfiguracibn de SEGBA, sino a la de hace quince bre el papel central del estado como impulsordel decano-
anos. Ilo econbrnim, sobe la capacidad de las empresas pbbli-
I cas como instrumento privilegiadode la politica y sobre la
1
Lascaracteristicasmmunes de las empresas públicas
tradkionales m se lirnilan a la forma jurídica que revistan.
Todas ellas son regidas por normas -internas y exter-
1 centralidad de (os trabajadores como garantes y promcto
res de politicas piiblicas que favorezcan lo que a su
nas- parecidas, que no se han modificada significativa- entender constayen los intereses nacionales y la justicia
t mente en tos uhimos tres lustros. En otras palabras, en las social. As[, el perfilde uno de Los actores centrales en todo
I empresas públicas hay una notable continuidad institucio- procesode reforma del sector públia presenta rasgos que
nal y legal, que deriva en lo que simultdnearnente puede son también rewnocibles en el SLYF entro 1973 y 1976.
definirse como un "sistema que controla la irrelevante (a Los factores sehalada justifican sobradamente la uti-
b que controla decisiones importantes sin fa iriforrnaci6n lidad de la experiencia de participacidn en SEGBA como
adecuada) y quo permita una mnsiderable autonomla real antecedente m6s cercano a tenor en cuenta al discutir las
(aunque no formal) en cuestiones sustantivas" (Boneo, perspectivasde una reforma de las empresaspbbltas que
1986). segUn una expresiónfelizmente (por supuesto, solo entra otras cosas priorice fa búsqueda de formas mds
en sentido iitwario) lograda. - profundas de democraciay participacidn. Sin embargo. se
Por Último, la recientecreacibndel Diredoriqdo Empre- debe al mismo tiempo reconocer que se han producido
sas PublicasconsliIuye la reapariciónde ciertas caraeterls- agudas cambia, en algunos casos dificilmente reversi-

118
bles, que impiden asimilar la cituaci6n actual a la de 1973: social. AdernAs, no debe'perderse de vista que, en la
en primer lugar, el grave deterioro de la economia argen- medida en que la Argentina siga siendo un pais industrial,
tina, que dificuha la reedici6n de pollticas redistributivas el impacto de las innovaciones tecnoldgieas y los nuevos
aun par perlodos relativamente breves; mbs particular- espacios de potencial participación que ellas crean, como
mente, la situacibn de marcado debilitamiento del aparato se sehala m8s arriba, pueden darle una base de materia-
estatal, resultado tanto de pollticas implementadasduran- lidad mucho mas contundente a las pretensiones que hoy
te la dictadura militar mmo de una tendencia generalizada no encuentran muchos puntos de apoyo donde afirmarse.
en e[capitalismocontemporAneo,consistente en un virtual Las propuestas de reforma administrativa que lenta-
agotamiento de las instituciones del estado de bienestar; mente se van perfilando en la esfera gubernamental pare-
todavla mAs paiticularmente, un grave deterioro en la cen configurarse como un compromiso entre ambos ele-
sfiuaci6n de las empresas públicas, que se manifiesta mentos, restricciones y demandas. Si par un lado se
principalmente en caldas de b s niveles tar'ifarios y en privilegialabusquedade una mayor eficiencia mmo uno de
concentraci6n en el wrto plazo de sus pasivos. Todo ello los imperativos de la hora para sacar a las empresas
coloca a las empresas pijblicas en condiciones de mayor públicas del marasmo ecrindmico, pbr el otro se avanzan
vulnerabilidad en el flanco financiero y, consiguientemen- proyectos legislativos que apuntan a una mayor demmra-
te, recorta sus posibilidades de autonomía real. tizaci6n de las relaciones laborales en las mismas. Si
Las mutaciones de la sociedad argentina no se limitan ambas orientaciones son compatibles, si existe al menos
al aspecto emn6mico. En el terreno de b estrictamente un espacio de interseccidn entre una y otra, es algoque no
polltico, no es necesario abundar en detalles. Sdb me se revelar8 exclusivamente en el terreno de la praxis
interesa sefialar que la altura politica actual revela, junto gubernamental. Antes que nada, constituye una tarea
a la permanenciade antiguos e inquietantes caracteres, la inteleaual de bdsqueda de fbrmulas cuyavalidez este mhs
presencia de algunos nuevos, entre b s que se destaca . a116 del circunstancial Bxito o fracaso da una estrategia
notablemente una significativa y saludable revalorizacidn politica. En ese marco general, el presente trabajo eonsti-
de las instituciones democráticas. En el contexto de un tuy e una contribucibn parcial al debate sobre las posibilida-
mayor compromiso de la mayor parte de los diferentes des y los limites de una ampliaciónde la participacidnde b s
actores pllticos y sociales a i n b s valores democrAtims, trabajadores en la gestibn de las empresas pdblicas, a la
se observa la aparícibn 4 e manera no generalizadapero luz de una experiencia concreta.
de todos modos desfacable- de variadas demandas e
iniciativas de participacibn, que incluso ocupan un lugar L
relevante en el discurso y en la atenci6n gubernamental. NOTAS
En alguna rndida, y a riesgo de ser esquem A t b , podrla
afirmarse que las mayores restriccionesmateriales se ven
1 Para la discusion de bs concaptos de control-verifieacidny
en cierto sentido carnpensadas por la mayor jerarqula que control-autoridad,cf. el capitulo l.
han adquirido en la cultura politica argentina b s valores 2 Estos datos difieren de b s suministrados por Nowck (1979
democráticos y las demandas de participaci6n. Ello de a, pdg. t8), quien inbma ds un aumento de la producci6n del
ninguna manera significa que las restricciones que impone orden del 8,196 para el periodo ~wrespandienroa la etapa de
el deterioro de la economia puedan verse magicarnente autogestidn. Sin embargo, Novick realiza el dlculo sntrw 19i3 y
superadas por la sola emergencia de esos valores y de 1975 y exduye asl las cambios conespondientes al primero de
aquellasdemandas.En todo caso, la presencia simuhdnea esos años. Si tomamos el mismo tramo (1 9731975), el aumento
y contradictoria de restiiúciones y demandas impone un de ia produc~i6ninformado por ia CEN es de i2,%.
desaflo para la biisqueda de estrategias pollticas que 3 Calculado como la relación entre el lndce de vdw be
pmduccibn total y el personal lotal.
atienden a la vez a m b s componentes del escenario
l
central y las empresas piiblicas: critica a los paradigmas
1
I
vigentesn, en Osrlak (1 984).
Bonm, H. (1986). "Proyecio para la mejora de la
gsstiún de las empresas publicas en Argentina", PNUD-
BIRF, proyecto ARG1841030.
Bookchin, M. (1 979). "SeH-management and the New
Technology*, en Telos, Ng 41, ol~no.
Calello, O. y Parcero, D. (1 984). De Vandora UbaIdini,
Centro Editor de America Latina Buenos Aires.
Camoy, M. y Shearer, D. (1980). Econornic Demo-
cracy: Challenge of the 80's. Sharpe, New York.
Case, J. (1972). "Workers'Cantrol: Toward a North
American Movernent", en Hunnius et al. [ t 973).
Castillo, J. y Prieto, C. (1983).Condicbnes de trabajo:
hacia un enloque renovador de la'sociobgia del traba@.
Centro de Investigaciones C6ciologicas, Madrid.
Cavarozzi, M. (1984). Sindicatos y pditica en Afgmti-
AA. VV. "Co-Detwminatbniii the Federal Republic of na, Estudios CEDES, Buenos Aires,.
Germany", en Hunnius et al. (1973). CEN (1977). Valor de la pruúucci6n de las empresas
AA. VV. (1973). "Dos documentos sobre antro1obrero del estado. Gerencia de Estudios y Proyectos. Gerencia
en b s empresas", en Pasado y Presente, bis 20,año iV, , General de Empresas Estatales. Carpoiaci6n de Ernpre-
julbdiciernbre. sas Nacionales, Buenos Aires, julio.
Bacon,J. y Brown, J. (1977). "Tha Board of Dirstors: Cariat, B. (1987). "Robtitica, flexibilizaci6n de la pro-
Percpedives and Practices in Nine Countriesm.en &fe- duaion y sus efeaos $&re el Irabajo", seminarioorgani-
reme Board Repart, NP 728, New Yotk. zado por el CEIL, Buenos Aires, 1* al 4 de diciembre.
Benitez de Castro, C,(1 974). Cogeslidnypartkipación Decreto NQ801 (1 9741,20dediciembrede 1QM. "CEN.
en las ganancias. Polilica de particgadbn. Editorial Uni- Eslatuta". en Boletin Oficial,29 de enero,
versitaria de Buenos Aires, Buenos Aires. Decreto NQ576 (1974), 19 de f obrero de 1974. "CEN.
Beriran, T, (1 969). The Macroemnomics of Workers Estructura orgánica", en Balelid Oficial, 22 de feherú.
Management: Theory and Practic8. Cornelt University Decreto lq714 (1976), 20 de febrero de 1976. "GEN.
Madifkacio del estatuto", en Boktin Oficial.
Press, Ithaca.
Blauner, R. (1964). Alienaiioli a ~ Fdreedom. Chicaga.
Blumberg, P. (1 968). Industrial Democracy. The Socio-
1
Deiíieo, (1986). Argentina y América Latina. Entre
Bs multinacb~alesy la deuda externa. INCASUR-OIEL,
b g y ot Parficipation Constabls. London. Buenos Aires. I - I .

Boneo, H. (1980).Saber ver las empresas publicas. .. Oore, R. (1973). BdisA ~ a c t o r ~ ~ + a n eFaddty.
&
Editorial Universitaria Centroamericana, Ciudad Unirersi- George Allen & Unwin, Landon. , , .
taria Rodriga Facio (Costa Rica}. , Dromi. J. R. (1975). "Empresas públicas", en Jurispru-
Boneo, H. (1 983). Governmenf Control over Public dencia Argenlim. Docbina NQ29.
Enteprises in Latin America. Monograph Series NQ9, Edalian, M. (1976). '¿Debe disolverse la CEN?', en
InternationalGenter for Public Enterprises in Deveioping Realidad Econvmica, N* 25,3er. trimestre:
Countries. Ljubljana. . Ellerman, D. (1 973). Toreword: CapitaOsm and wor-
Boneo, H. (1984). l a s relaciones entre el gobierno kers'sell-Management", en Hunnius et al. (1 973). . .
Espinosa. J. G. y Zirnbalist, A. S. (1984). Democracia . Kester, G. (1983). "Partial aid Gradual Transition to

econdmica La pariicipacGn de los trabajadores en la Workers'Self-Management", en lCPE (1983).


industria chilena 7970-1973. Fondo de Cuiiura Económi- Lembdre, J. (1982). "The Workplace Oemocract
ca. MBxim. Movement: A Success, But for Whom?", en Monthly Be-
Favier, E.(1977). Una fdbrfcade cigarfillos adminlstm- view, vol. 34, NQ5, octubre.
da par los trabajadores CeDel, Buenos Aires. LindMom, C. E. (1977). Politics and Marlrets. The
Feldrnan, S. 1. (19Z'). "Situaciones salariales dileren- WorH's Political-Econornic Systems. 8asie b oks, New
dciales: Los trabajadores de la mnfeccibn y de la energfa York. - m

eléctrica. 1950.1975" (mirnso). Centra de Estudias Uha- Law-Beer, J. R. (1978), Profast and Parficipatbn: ü ~ e
nos y Regionales, InstitutoTorcuato Di Tella.Buenos Aires, New Working Class in Italy. Cambiidge University Press,
811810. Cambridge.
Fine. K. S. (1973). "Worker Participaton b r a ~ l " ,en Maceyra,H. (1983). CAmpora/Perdn/lsabel.Las presi-
Hunnius et al. (1 973). dencias m i s t a s . @ ~ r oEditor de América Latina,
Gallia, D. (1978). ln Search of the New Working Class: Buenos Aires.
Automaibn and Social Inteiqration within the Capitalict MacPhercbn, C. B. (1981). La democracia liberal y su
Enleípñce. Cambridge UnivGsity Press, Cambridge. Alianza Editorial, Madrid.
Garson, G.D. (1973). 7 h e palitics of Workers'Control: Mallet,S.(1 975) ihehcew W~rkingClass. Spokesman
A Review Essay", en Hunnius et al, (1973). Brxiks, Btistol.
Gerretana, V. y otros. (1972). Consejos obrems y Mandel. E. (1969). m e Debate on Workers'bntml. en
democracia cúcialisla Cuadernos be Pasado y Presente, Hunnius et al. (1973).
CLirdaba. Mata, l. (1978). 'La ley de Sindicatura General do
Gooso. J. ( t 983).'Perti:introduoci6n de la autogesidn Empresas Publicas", en Reviste Argentina de Derecho
en su mnornlau, en Nexos en Econom/a y Giemias Admmistratim, NQ19, Editorial Pkis Uitra.
Sociales, NQ1, enero+.mio. Monds, J. {s.f.).'Workers'Conlrnl and ths ~istorian::a
Gon,A. (1971). 'Workecsl&ntrril 1s More Than Just New Eccinomisrn". .
That". en Hunnius et al. (1973). Montias, J. M. (1983). Ls estructura de hs sistemas
Gon.A. (1983). Yhe Limiis of Self-Deterrnination and emn6mibds. La Ley, Buenos Aires.
Saff-Managentent",en Tebc, N* 55, primavera. Mathe, D. (1983). "What Prorpects for Democracy at
Graziano, R. (1986). "Marx frente a la demmaua the Wotkplace?", en Telos, NQ55, primavera.
industrial', mimeo, Buenos Aires. Neífa, J.C. (1O791*Anteeedentesdelaparticipac*n de
Holesovsky, V. (1 977). Emnmk Systems. Analysk b s trabajadores en la Argenlina', presentado en el VCdn-
and Compaison. McGraw Hill-Kogakusha, Tokyo. gmso Inlornacionai de la Asociación Intemacionai de R e
. Hunnius,G., Garson G, D. y Case. J. (1 973). Workers'- kickes Prufes#nales, Parls, 3-7 de septiembre.
Control. Vintage Books, New YO&. , Novi& 4. (1979 a). 'Un informe descriptko de las
ICPE { f 980/81/W85). Workers'Se#-Managemonland experiencias argentinas de participacihnde bs trabajado-
Parricipation in Decicion-Wing as a Factor of Social res en la gesti6n de empresas'. Informes de Investigación,
mame and Emmíe Prgress in Devbping buntries. NP 1, C E j l Buenos Aires. agosto.
lnternational Genter for Public Er.terprises in Developing Novid, M. (1979 b). 'AnAlisis de las expetiencias
~ountries,Ljubljana argentinas de participacibn de bs trabajadores en la con-
J6uregui. R. H. (19841. Qscar Smith'. en Hechos y ducción y gestibn de las otganiraciones productivas de
Protaoonistas de las Iuchas mreras argentininaa, NQ2, bienes ylo wrvicios (1973-1976)', presentado en el V
~ u e n Ó sAires, febrero. Cúrigreso io;arnacbnal de la Asmiación /ntemacknal de
Relaciones Profesbriales,Paris. 3-7 de septiembre. en Hunnius et al. 11473).
trinsk Issues',
Olivera. J. H. G. (1975). Econornia clásica actual. Torre,J. C.(1983). Las sindicatosen elgobierno. 1973-
Ediciones Macchi. Buenos Aires. 1976. Cantro Editor de Arnirrica Latina, Buenos Aires.
Oszlak, 0.(1984). Taorla de b burocracia ectatal. Vanek, J. (1970). The General Theory of Labor-Mana-
Paidos, Buenos Aires. ged Market Economies. Cornell University Press, Ithaca.
Pateman, C. (1 970). Particbation and Demmratic Vanek, J. (1974). La econamia de pahcipacidn. Amo-
Theury. Cambridge University Press, Cambridge. . rrortu, Buenos Aires.
Roelofs,J. (1981). " M a h Carnoy and Derk Shearer's Watchel, H. (1980). WarkerslParticipation in Chilean
'EconornkDemocracy: Challenge d the Bü's' ', en Telos, Enterptises:1970-1973", en Monlhly Review, vol. 31,Nq8,
N* 49,otoño. enero.
Roldan, l. M. (1978).Sindicatos y pmtesia social en la Ward. B. 111971 ). La economía socialista. Amorrortu,
Agentina (1 969-1974). U n estudio de caso: ei Sindicato de ~ u e n o sAires:
Luz y Fuena de W o b a Centro de Estudias y Documen- Zukin, S. (1977-78). 7 h e - Paris Conference on Sef-
tacibn Latinoamericanos,Amsterdarn. ., ._ Management'. en Tehs, N* 34, invierno.
Sabaia, J. A. (af.). SEGBA. Cogestidn y Banco Idun-
dial. Juárez Editor, Buenos Aires.
Sabel, C. F. (1 982). Work and Politics: the Qivision of
Labor in Industry. Cambridge University Press, Cambrid-
gen
Sage. J . G.(1 978)."Workets'CoiPtml and WorkerstPar-
ticipation: en Monthly Review, vol. 31, NO 5, octubre.
Sartori, G. (1 970)."Concept Misformationin Gompara-
tive Polit ics". en The American Political Science Review,
YO[. LXIV, NQ4, diciembre.
Scenna, M.A. (1 971). "CHADE:el escándalo del siglo",
en Todo es historiq NP52,agosro. .
SEGDA (1 971119721197311974 a/1975). Memorias.
SEGBA ( 1 974 b). Autqestion. Buenos Aires. *.
Sonen GonzCiler, S. (1971). El sindicalismo despubs
'
de P d n . Editorial Galerna, Buonos Aires.
, Senen Gonzilez, S. (19 84). Oiez ams de sindicaiismo
argentino. De Pe& al, Pmeso.
.
Ediciones Corregidor,
Buenos Aires. ,,.,
,

Selhi, K. C. y Mankidy, J. ( 1 983). -Workers'Seif-Mana-


gernent and Participation in Deveioping Countries: A
Comparative Ana7ysisn, en ICPE (1983). , * - s . 8

Tacrone. J. J. (7973). 'La particlpacibn dd los trabaja-


dores', en .Mercado,20 de diciembre. ' . ' ; >
' '

Tamne, J. J. (1976)."Una sxperiencia argentina de


participacibn", en Revista do1 Centro de Investgacidn y
Accidn Social, aAo XXV, NQ256, agocto. - m,- - ' 4

.Tornquist. D. (1973). "Worker~'Manag6ment:The In-


l. Aigunas consideraciones feoricas
sobre la participación d e los trabajadores
. en la gestión de empresas ...........................13

II. Las experiencias de participación en


Ame rica Latina. Antecedentes en la
Argentina ...............................................48

111. Los actores y el escenario de la


experiencia de participación. La empresa,
el sindicato y el trasfondo del gobierno
peronista .............................................
62
IV. El proceso de gesiion sindical..................
82

..
Conclusiones ..................... .
............... 106
Btbliografia ...................... .. .................. 122
EIpresente Hbrodel lnvestlgador Rbrdo G t r u l m ln-
daga y compara sobre la experiencia de gestidndetrik
bajadores en empresas Oblicas, particularmente, la
P
de la empresa Servicios 14ktriwsdetGran BuenosAl-
res (Segba)y la Federaddn de Trabajadores de Lux y
Fuerza ?e la Capital Federal entre 1973 y 1976.
Revlsa ia~lftemturateOrlca m b Importantevincula-
da a la cuestibn de la paitklpaclon;luego haceuna re
seña de los antecedentesde partkipacibn en AmBrica
Latina y en la Argentina y discute su Incidenlta aobre
el caso estudiado; finalmente, se aimrda el edudb de
los principalestactores que conformanel contexto en

b
ue sbdesarrollbla sxperleneia de Segba; Imcaracte
%ticas aec sindiato y sur r-iones con r w o arii
movimiento gremlaly con siperonismo,y lasvariables
cievacl~b coyuntura polltlEs y ecoMrnlca en qwi tu-
vleto-gar los M h ó o analizados.
El autor considera que d.mimedlador cumplido por eI
sindicato entre ios t r a m r e s .y los organismos de
nlcipaci6n telatlvlzb de tal manerae! poder dmMb
lde Los primerosquermiíaImprocedenteutilltar II-
y llanamente la expresidn 'autogestldn" para refe-
irseal caso Segba, pero al mismot iempo advlerteque
e-
tropezd con la desCbnfianza hostil sb C.G.T.,dei sin-
dicalismo peronisita .ortodo& otros m o r e s socb
les y politicos.
Volumen slmpk (S)

centro Editor de'America Latina

You might also like