You are on page 1of 289

EDWARD SOJA.

indd 1 09/07/2013, 14:09


EDWARD SOJA.indd 2 09/07/2013, 14:09
EDWARD W. SOJA

EDWARD SOJA.indd 3 09/07/2013, 14:09


EDWARD SOJA.indd 4 09/07/2013, 14:09
NÚRIA BENACH y ABEL ALBET

EDWARD W. SOJA
LA PERSPECTIVA POSTMODERNA
DE UN GEÓGRAFO RADICAL

Icaria ESPACIOS CRÍTICOS

EDWARD SOJA.indd 5 09/07/2013, 14:09


Diseño e ilustración de la cubierta: Adriana Fàbregas

© Núria Benach y Abel Albet

© Traducción del inglés de los artículos de Edward Soja:


Núria Benach y Abel Albet

© De esta edición
Icaria editorial, s. a.
Arc de Sant Cristòfol, 11-23
08003 Barcelona
www. icariaeditorial. com

ISBN: 978-84-9888-534-7
Depósito legal: B-23.764

Primera edición: junio de 2010

Fotocomposición: Text Gràfic

Printed in Spain. Impreso en España. Prohibida la reproducción total o parcial.

EDWARD SOJA.indd 6 09/07/2013, 14:09


ÍNDICE

Introducción 9

I. Trayectorias geográficas e intelectuales: de Kenia


a Los Ángeles, del análisis locacional a la geografía
postmoderna radical 17
Orígenes: la vuelta al mundo en un atlas, o del Bronx
a Andorra 18
Caminos: de Madison a Syracuse y... ¡a África! 20
Aproximaciones: Los Ángeles como laboratorio espacial 27
Llegadas: cerrando el círculo en Çatalhöyük 38

II. Entre la compulsión por conocer el mundo


y la construcción de un pensamiento espacial crítico:
una conversación con Edward W. Soja 49

III. Antología de textos: 81


La dialéctica socio-espacial 81
Los Ángeles, 1965-1992: de la reestructuración
generada por la crisis a la crisis generada por la
reestructuración 110
El estímulo de un pequeño desconcierto: Spuistraat
(Ámsterdam) 176
Tercer Espacio: extendiendo el alcance de la imaginación
geográfica 181

EDWARD SOJA.indd 7 09/07/2013, 14:09


Tensiones urbanas: globalización, reestructuración
económica y transición postmetropolitana 210

IV. Texto inédito:


Mesogeografías: sobre los efectos generativos de las
aglomeraciones urbanas 225

V. Tres aportaciones de Edward W. Soja a la geografía


y a la teoría social 257
La reaserción del espacio en la teoría espacial 259
La trialéctica de la espacialidad 268
La causalidad espacial 275
Y ahora... buscando la justicia espacial 278

Selección de la bibliografía de Edward W. Soja 283

EDWARD SOJA.indd 8 09/07/2013, 14:09


INTRODUCCIÓN

Son varios los motivos que nos impulsaron a dedicar este pri-
mer volumen de la colección «espacios críticos», que pretende
ofrecer textos e ideas de autores que han destacado por su vi-
sión crítica del espacio, a la obra y la personalidad de Edward
W. Soja.
El más importante de todos ellos es, desde luego, la misma
relevancia intelectual del autor, un eminente y muy conocido
geógrafo interesado en los aspectos espaciales de la teoría so-
cial, la globalización y la economía política urbana y regional.
En la actualidad, próxima ya su jubilación académica, es cate-
drático de planificación urbana y regional en la Universidad
de California en Los Ángeles (UCLA) y profesor del programa
«Cities» de la London School of Economics (LSE), y mantiene
una viva reflexión sobre la naturaleza del fenómeno urbano y
de los profundísimos cambios que en él se han producido en
las últimas décadas. Según afirma Soja con rotundidad, nos ha-
llamos ante una nueva realidad urbana. En los últimos treinta
años, la ciudad habría cambiado más que a lo largo de toda
su historia y es preciso encontrar los instrumentos analíticos
para su comprensión, pero también para anticipar el futuro y
controlar la evolución contemporánea. Para ello, son necesa-
rias nuevas formas de pensar el territorio, la región, la escala,
y, en definitiva, de comprender la relación entre el espacio y la
misma sociedad.

EDWARD SOJA.indd 9 09/07/2013, 14:09


Por otra parte, cabe señalar que Edward Soja ha sido una
figura que ha tenido una gran influencia en nuevas corrientes
de pensamiento social de muy diversa índole. Hoy es, sin
duda alguna, uno de los científicos sociales más conocidos,
reconocidos y mejor valorados por un amplio espectro de
estudiosos de la realidad urbana, de las transformaciones
metropolitanas, de la teoría social, de la economía urbana,
de la reflexión teórica y epistemológica desde la geografía y
la ciencia social contemporáneas. A menudo es reivindicado
como una de las voces esenciales de la reflexión postmo-
derna contemporánea; su mirada crítica enmarcada en una
perspectiva radical, le convierten en un referente obligado.
Prueba de ello es que su pensamiento es habitualmente ci-
tado tanto por científicos y académicos como por artistas
y profesionales. Sus textos constituyen ya una presencia
habitual en antologías y obras colectivas que seleccionan las
aportaciones esenciales del pensamiento postmoderno y de
las transformaciones urbanas en tiempos de postmodernidad.
Además, su propuesta de «reintroducir el espacio en la teoría
social crítica» ha conllevado que sus ideas sean reivindicadas,
utilizadas o cuestionadas por un muy diverso abanico de dis-
ciplinas: desde la geografía y la arquitectura, hasta la filosofía
o la economía.
Edward Soja se distingue también por mantener un posi-
cionamiento intelectual marcadamente crítico. Crítico con los
devastadores efectos sociales y espaciales que el funcionamien-
to de la máquina capitalista desencadena en todas las escalas
geográficas. Crítico con las posiciones intelectuales que, por
acción o por omisión, legitiman y refuerzan los mecanismos
de actuación de esa máquina. Y crítico también con el mismo
pensamiento radical, a menudo demasiado dogmático e in-
flexible para admitir en su razonamiento conceptos y visiones
que no encuentran con facilidad el lugar donde encajar en

10

EDWARD SOJA.indd 10 09/07/2013, 14:09


marcos conceptuales predefinidos pero que aportan la frescu-
ra y la vitalidad necesaria para abordar unas dinámicas sociales
cambiantes que escapan inexorablemente de toda lógica pre-
establecida.
Podemos añadir, además, que para nosotros era lógico de-
dicar un volumen a la obra de Edward Soja, el primer volumen
de esta colección, por el mismo papel que ha desempeñado en
nuestras preocupaciones intelectuales. Núria Benach y Abel
Albet, directores de esta colección y autores del presente volu-
men, ambos profesores de Geografía Humana de dos univer-
sidades que parecen sentirse mucho más lejos una de otra de lo
que su distancia física y de lo que la coincidencia de intereses
de muchos de sus integrantes indican, conocimos a Edward
Soja por separado y, sin saberlo, compartimos una profunda
fascinación por los temas relacionados con el pensamiento y la
teoría del espacio, en parte gracias al conocimiento de la obra
de este autor. Desde hace algunos años y, curiosamente, por
una intuitiva sugerencia del mismo Edward Soja, hemos ve-
nido poniendo en común preocupaciones intelectuales y tam-
bién algunos proyectos de trabajo; fruto de esta colaboración,
surgió precisamente la idea de esta colección.
Preparar un libro sobre la obra de Edward Soja ha sido
un enorme reto por la profundidad teórica de sus ideas y por
un endiablado uso del lenguaje que a duras penas permite una
incierta y a buen seguro traidora traducción. Pero también ha
sido, desde luego, un gran privilegio, ya que siempre hemos
pensado que los trabajos de Soja, discutibles, polémicos y pro-
vocadores, eran una fuente inagotable de inspiración y estímu-
lo intelectual. Es por todo ello que introducir este autor y su
obra en castellano nos pareció una posibilidad especialmente
sugestiva y de gran utilidad para una gran variedad de lectores
potenciales. Máxime cuando, a pesar de la relevancia del autor,
no existían prácticamente versiones de su obra al castellano

11

EDWARD SOJA.indd 11 09/07/2013, 14:09


hasta la aparición de la traducción de Postmetropolis,1 mientras
que una parte sustancial de su obra continúa inédita para el
público de habla hispana.
Para acercarnos con la mayor amplitud de miras a la figura
intelectual de Edward Soja, hemos concebido este libro con
una estructura algo inusual, combinando textos del propio
autor con ensayos sobre su biografía intelectual, sobre algunos
aspectos relevantes de su obra e incluso con una entrevista, con
el fin de poder aproximarnos desde diferentes ángulos al autor
y su obra.
Así pues, el libro se estructura en cinco partes. La primera
de estas aproximaciones pasa por un recorrido a través de su
biografía intelectual que hemos llamado «Trayectorias geográ-
ficas e intelectuales» para aludir a la variedad de caminos, cru-
ces, e intersecciones por la que transcurre casi obligadamente
una vida intelectual dilatada aún cuando siempre se haya mo-
vido en territorio universitario. Nos ha interesado de modo
especial poder poner esos trayectos individuales en un contex-
to social y geográfico más amplio, atendiendo a las influencias
recibidas y ejercidas, a los acontecimientos que marcan una
época y, también, la vida de las personas y, en definitiva, a
todo aquello que contribuye a entender cómo se forja y cómo
cambia un pensamiento. Hemos subtitulado esta sección «De
Kenia a Los Ángeles, del análisis locacional a la geografía
postmoderna radical» para enfatizar el tránsito desde un tipo
de aproximación geográfica que en los años 1960 fue rompe-
dora (la nueva geografía cuantitativa, la geografía teorética, la
ciencia espacial o el análisis locacional, según las distintas ter-
minologías que se adoptaron) a una interpretación radical de
inspiración marxista a la que unió una posición crítica próxima

1. Postmetrópolis: estudios críticos sobre las ciudades y las regiones. Madrid:


Traficantes de Sueños, 2008.

12

EDWARD SOJA.indd 12 09/07/2013, 14:09


a planteamientos postmodernos, con los que simpatiza por su
reconocimiento a la relevancia del espacio en la vida social.
En la segunda parte, hemos incluido la transcripción de
una entrevista con el autor. El formato de entrevista, atractivo
y ágil, ofrece una visión diferente, más viva, del autor y sus
ideas. Somos del parecer de que el conocimiento de la persona
a menudo contribuye enormemente a la comprensión de sus
ideas. Esta entrevista corresponde a la combinación de diver-
sas charlas que los autores han mantenido con Edward Soja a
lo largo de estos últimos años. Buen conversador, le gusta ser
escuchado pero siempre sorprende la claridad y la pasión con
la que defiende sus planteamientos. De las muchas horas de
conversación que hemos mantenido con Edward Soja, hemos
seleccionado aquellos aspectos que mejor le representan y
hemos tenido que suprimir, lamentablemente, una gran can-
tidad de anécdotas y referencias con las que ilustra sus ideas,
aun cuando creemos que las palabras escritas mantienen parte
del tono y de la vivacidad con la que fueron pronunciadas.
Convencidos, además, del poder de las imágenes para evocar
la importancia de los lugares y las circunstancias, hemos in-
sertado una serie de fotografías que reflejan buena parte de la
trayectoria reciente de Edward Soja: su relación con UCLA
(incluyendo el «Sojafest» celebrado en 2008 con motivo de
su jubilación, que fue ocasión para realizar una profunda
reflexión sobre su obra), su participación en foros y semina-
rios por todo el mundo (entre los cuales su especial queren-
cia con los «Seminarios del Egeo» organizados por Costis
Hadjimichalis y Dina Vaiou), sus vínculos con profesionales y
académicos españoles, etc.
La tercera parte, extensa, es el núcleo central de la obra
e incluye la traducción al castellano de una selección de sus
publicaciones. Hemos intentado recoger textos, no sólo repre-
sentativos en la trayectoria del autor, sino que fueran impor-

13

EDWARD SOJA.indd 13 09/07/2013, 14:09


tantes en sí mismos y que pudieran leerse fuera del contexto
de un libro. Dejando aparte el caso del primer texto, «La dia-
léctica socio-espacial», pieza fundamental que fue publicada
originalmente como artículo de revista, hemos optado por
seleccionar algunos capítulos de libros porque en ellos ha sido
el mismo autor el que ha realizado el esfuerzo de condensar y
contextualizar sus ideas.
En la cuarta parte hemos incluido, además, por genero-
sidad del autor, el texto inédito «Mesogeografías: sobre los
efectos generativos de las aglomeraciones urbanas» que se
publica por primera vez y que recoge sus preocupaciones más
recientes sobre la causalidad espacial.
En la quinta y última parte, proponemos un análisis de
algunas de las ideas centrales de la obra de Soja. Las palabras
del propio autor hablan, desde luego, mejor que nadie sobre
sus ideas. Sin embargo, habida cuenta del carácter provocador,
inspirador y a menudo algo críptico de sus textos, hemos creí-
do que un comentario a modo de ensayo podía ser útil para el
lector y podía también estimular la lectura de su obra. Hemos
escogido sólo tres líneas argumentales para este comentario,
las fundamentales en la obra de Soja y que se corresponden
en buena manera a lo propuesto en sus tres libros principales,
Postmodern Geographies, Thirdspace y Postmetropolis. Se trata,
en primer lugar, de la afirmación de la centralidad del espacio en
la teoría social; frente al historicismo que ha teñido toda la cien-
cia social durante siglos, el autor propone una acérrima defensa
de la espacialidad de la vida social a partir de la reivindicación
de figuras clave como Michel Foucault o Henri Lefebvre. Ahí
reside el carácter postmoderno de su pensamiento geográfico
radical. El segundo argumento del autor, inspirándose de nue-
vo esencialmente en Lefebvre, afirma la multidimensionalidad
del espacio. A partir de aquella visión central de Lefebvre en
La production de l’espace que distinguía entre espacio percibi-

14

EDWARD SOJA.indd 14 09/07/2013, 14:09


do, espacio concebido y espacio vivido, Soja reelabora dicho
planteamiento hasta llegar a proponer el concepto de «Tercer
Espacio», un espacio de simultaneidad de experiencias, percep-
ciones y visiones que se aproxime a la complejidad de la vida
social en estos tiempos de cambios acelerados. Finalmente, el
tercer argumento que contemplamos parte de la afirmación de
los efectos generativos de las aglomeraciones urbanas que rea-
lizara con tanto énfasis Jane Jacobs a finales de los años 1960,
y así, de nuevo, volver a situar la centralidad del pensamiento
espacial para la comprensión de la sociedad. El mismo Soja afir-
ma a menudo que toda su obra se dirige en el fondo a un único
objetivo: mirar la sociedad bajo una óptica, si no exclusivamen-
te, desde luego sí primordialmente, espacial.
Hace años que mantenemos un contacto personal, discon-
tinuo aun cuando siempre intenso, con el autor. En la prepara-
ción de esta publicación, él mismo ha intervenido activamente
charlando largas horas con nosotros, proporcionándonos
material e incluso un artículo inédito para su publicación en
primicia. También hemos mantenido contacto con muchas
personas que le han conocido y que nos han aportado ideas,
impresiones, anécdotas... Agradecemos la amable colaboración
de Marco Cenzatti, Costis Hadjimichalis, Barbara Hooper,
Olivier Kramsch, Jackie Leavitt, y Dina Vaiou. Nuestro agra-
decimiento también se dirige a Stuart Elden que amablemente
nos proporcionó textos adicionales y a Mariona Tomás que
nos facilitó material fotográfico. También queremos mencio-
nar a Marsha Brown que nos mantuvo al tanto de la novedades
en la UCLA, a Carles Carreras, Josep Anton Acebillo y Eva
Serra por haber propiciado múltiples ocasiones de encuentro
con Soja, y a Anna Clua, Perla Zusman y Maria Dolors García
Ramon por haber apoyado el proyecto de este libro. Cada uno
a su manera nos ha dejado entrever aspectos nuevos de un au-
tor y de su obra que esperamos haber sabido reflejar de algún

15

EDWARD SOJA.indd 15 09/07/2013, 14:09


modo en este libro. Al mismo tiempo, también desearíamos
haber sido capaces de transmitir la pasión y la convicción que
Edward Soja muestra en sus escritos, en sus palabras e incluso
con su vigorosa presencia física, con la esperanza que el lector
se deje llevar por la fuerza de ese poderoso argumento espacial
para interpretar críticamente los cambios por los que atraviesa
nuestra sociedad.

Barcelona, julio de 2009

16

EDWARD SOJA.indd 16 09/07/2013, 14:09


I. TRAYECTORIAS GEOGRÁFICAS E
INTELECTUALES: DE KENIA A
LOS ÁNGELES, DEL ANÁLISIS LOCACIONAL
A LA GEOGRAFÍA POSTMODERNA RADICAL

Edward William Soja es una figura crucial del pensamiento


espacial crítico actual. Nacido en Nueva York en 1941, ha
trabajado y vivido la mayor parte de su vida en Los Ángeles,
donde ha contribuido en buena medida a esa concentración
de ideas sobre el fenómeno urbano que se ha dado en lla-
mar la «Escuela de Los Ángeles». Antes de Los Ángeles, sin
embargo, Soja pasó por y vivió en diversos lugares, reales e
imaginados, dando lugar a una trayectoria vital e intelectual
que a continuación se esboza en cuatro etapas («orígenes»,
«caminos», «aproximaciones», «llegadas»), a semejanza de lo
que él mismo ensayó a propósito de Lefebvre en el primer
capítulo de Thirdspace («The extraordinary voyages of Henri
Lefebvre»). Este capítulo pretende ser un paseo por los espa-
cios y las circunstancias en los que se ha forjado su persona-
lidad como geógrafo: sus primeros momentos en los espacios
vitales más cercanos, los caminos profesionales que le llevaron
por diversas regiones intelectuales y geográficas, la construc-
ción de su pensamiento teórico espacial en Los Ángeles, y sus
más recientes propuestas crecientemente dirigidas a formular
conceptos relacionados con las demandas espaciales de los
movimientos sociales.

17

EDWARD SOJA.indd 17 09/07/2013, 14:09


Orígenes: la vuelta al mundo en un atlas,
o del Bronx a Andorra

I want to go to Andorra, Andorra, Andorra,


I want to go to Andorra, it’s a place that I adore,
They spent four dollars and ninety cents
On armaments and their defense,
Did you ever hear of such confidence?
Andorra, hip hurrah!
(«I want to go to Andorra!» (1962), letra de Malvina
Reynolds y música de Pete Seeger)

En el verano de 2007 Edward Soja, invitado para dar la con-


ferencia inaugural en un congreso sobre turismo, realizó una
estancia en Barcelona que aprovechamos para conversar larga-
mente. Para romper con un ritmo de trabajo que, en pleno mes
de julio, era a todas luces excesivo, nos ofrecimos para acom-
pañarle en alguna visita a la ciudad o a sus alrededores. Soja
nos realizó una petición insólita que nos dejó atónitos: «Me
gustaría ir a Andorra». Pensando en el carácter eminentemente
urbano de toda su obra intelectual, rebuscamos mentalmente
con rapidez para adivinar qué interés podía tener Andorra
para él. Pero la respuesta no era de tipo intelectual sino vital;
con total naturalidad exclamó «es que siempre he querido ir a
Andorra, desde niño». No había nada especial que ver ni hacer
en Andorra en aquella ocasión, tan sólo se trataba de satisfacer
un deseo antiguo y tan ingenuo como el de un niño que des-
cubrió un pequeño territorio en un atlas, donde nunca nadie
hubiera podido suponer que existía.
Soja afirma sin un ápice de duda ni de falsa convicción que
en seguida se sintió geógrafo. Las calles del Bronx, donde nació
y creció, fueron una microgeografía donde todos los juegos in-
fantiles parecían tener un sentido geográfico: el béisbol (del que

18

EDWARD SOJA.indd 18 09/07/2013, 14:09


sigue siendo un fanático hasta el punto de seguir partidos ente-
ros a través de Internet desde cualquier rincón del mundo), las
«cuatro esquinas», las canicas, incluso el bridge al que, sorpren-
dentemente, jugaba con sus compañeros de pandilla. Pero Soja
afirma tener ya entonces una inquietud, una verdadera compul-
sión por conocer lo que había más allá de la microgeografía de
aquel sector del Bronx en el que creció. Como otros geógrafos
afirman haber hecho de niños, Soja también fantaseaba entre las
páginas de los atlas escolares y, más aun, analizaba la informa-
ción contenida en esos atlas. «Creo que nací para espacializar»
afirma en un reciente escrito autobiográfico (Soja, 2008). Desde
el principio su atención se vio atraída por las ciudades, elabo-
rando interminables listas mecanografiadas de las mayores
ciudades del mundo para luego situarlas convenientemente en
los atlas o, cándidamente, dirigiendo cartas, por supuesto sin
respuesta, a la embajada china en Washington para solicitar
un listado completo de las ciudades chinas mayores de 100.000
habitantes. Su vocación geográfica también se haría patente a
través de su veta artística ya que muchos años más tarde, cuando
se instale en Los Ángeles, con su potente voz Soja impulsará un
conjunto musical llamado, no por casualidad, «Song of Earth»,
especializado en canciones populares de todo el mundo que el
grupo entonaba en sus idiomas originales y difundía en discos y
en conciertos por toda California.
Tras «su» descubrimiento de Andorra, escondida en los
Pirineos en la frontera entre España y Francia (con la misma
ingenuidad con la que, diez años más tarde, Malvina Reynolds
y Pete Seeger cantarían a un estado «pacifista» que no dedica-
ba su presupuesto a comprar armas), su imaginación le llevó a
«viajar» a todos los territorios minúsculos que se escondían en
los atlas. La geografía era su afición, su diversión, algo que defi-
nitivamente le hacía sentir bien. Poco se imaginaba entonces que
ello podía convertirse en un oficio, en un trabajo, en algo de lo

19

EDWARD SOJA.indd 19 09/07/2013, 14:09


que vivir. En la escuela secundaria de Manhattan a la que acudió,
asistió al único curso de cartografía que existía en la enseñanza
secundaria de todo Estados Unidos. Allí empezó a intuir que
aquello podía tener un sentido más allá de la satisfacción perso-
nal, aun cuando, llegado el momento de ir a la universidad, se
hizo patente el conflicto entre su determinación por la geografía
y la conveniencia económica: «¿Cómo podía pedir a mis padres
o a nadie que sacrificaran dinero para estudiar algo que yo ama-
ba de modo egoísta pero con lo que no podías hacer nada para
ganarte la vida...?». Hijo de emigrantes polacos y con una situa-
ción familiar no especialmente próspera, la universidad pública
era la única opción posible. Ni la mejor universidad pública en
Nueva York, el City College, ni la del campus de Brooklyn
tenían departamento de geografía; la única que lo tenía era pre-
cisamente la más próxima, ¡la del Bronx!

Caminos: de Madison a Syracuse y... ¡a África!


It was a time of great intellectual excitement, the
sort of excitement that can only come from seeing
new paths opening up, new connections being
made, and real challenges to be met. There was a
sense of discovery, and forging, of breaking out of
the banal, factual boxes erected by the old men,
and a sense of reaching out to scholars in fields to
which we had never been properly introduced, but
which seemed friendly enough if you were prepa-
red to learn.
Peter Gould, Becoming a Geographer.
Syracuse: Syracuse University Press, 1999; p. 84

En los años 1960 Nueva York es un erial en lo que respecta a


la enseñanza de la geografía. La excepción es el Departamento

20

EDWARD SOJA.indd 20 09/07/2013, 14:09


de Geografía y Geología del Hunter College (actualmente
Lehman College) del Bronx que, curiosamente, está situado
muy cerca del hogar de la familia Soja. En el Hunter College
obtiene su B.A. en Geografía y toma forma la vocación geo-
gráfica que, desde niño, le empuja compulsivamente a consul-
tar atlas y estadísticas, a inventar países remotos, y a imaginar
viajes sentado en el sofá de su casa.
Su afición por la geografía le lleva, casi de una manera lógica
y sin transición, a ampliar su formación en la Universidad de
Wisconsin en Madison, donde obtendrá su M.S. (Licenciatura)
en Geografía en 1961. Aunque su paso por Madison es breve y
poco entusiasta, le abre el camino a un interés por la reflexión
teórica y conceptual, a partir de un elemento casi anecdótico:
en un manual de climatología, un cartograma muestra un fasci-
nante «mundo de continentes hipotéticos» definidos a partir de
las zonas climáticas «previsibles» sugeridas por la clasificación
convencional de Köppen y considerando la dinámica atmosfé-
rica, los efectos de la orografía básica, las corrientes oceánicas,
así como otros factores y fuerzas que modelan el clima en las
diferentes partes del mundo. Este cartograma le permite con-
cebir una nueva y maravillosa fórmula para percibir el mundo
tanto de manera real como figurativa, ya que hace posible pre-
decir (aunque sea de manera aproximada) las pautas térmicas y
de precipitación de prácticamente cualquier rincón del planeta,
así como presuponer el tipo de vegetación, de paisaje e incluso
de producción agrícola. Este cartograma no muestra unos con-
tinentes «reales» sino que es una especie de quimera inventada
por la imaginación de algún geógrafo: una remarcable conden-
sación de conocimiento geográfico que estimula la comprensión
general de una enorme variedad de condiciones efectivamente
existentes. Esta visión que, de hecho, viene a ser una perfecta
definición de lo que es la teoría, es la que contribuye a que Soja
empiece a considerarse no sólo como geógrafo sino más bien

21

EDWARD SOJA.indd 21 09/07/2013, 14:09


como teórico de la geografía a la búsqueda de modelos evocado-
res de mundos imaginarios que no se hallan sobre el terreno.
En Madison, Soja sigue un curso con Glenn Trewartha,
autor de la obra The Earth’s Problem Climates que pone su
atención precisamente en los lugares donde no se cumple el
esquema hipotético planteado en aquel cartograma y que se
convierten, pues, en «anomalías climáticas» que necesitan de
detallados análisis para interpretar las razones de su desviación
respecto a lo considerado normativo. Soja se da cuenta de que
lo que las teorías no pueden explicar resulta ser tan importante
como lo que efectivamente explican: este interés pronto lleva
a Soja a interesarse en cartografiar las variaciones geográficas
que los modelos de regresión general no pueden explicar y
que en las técnicas cuantitativas aparecen como residuos de
regresiones. Más adelante este mismo interés le conducirá a
identificar en la geografía humana esa múltiple complejidad
que combina lo general y generalizable con lo único y singular
o, dicho de otro modo, lo nomotético con lo idiográfico.
Este afán por la teoría es una de las razones esenciales que
empujan a Soja a dejar la Universidad de Wisconsin y optar
por la Universidad Estatal de Nueva York en Syracuse donde
obtendrá su doctorado en Geografía en 1967. Aquí las todavía
incipientes geografías teoréticas y cuantitativas tienen gran pre-
dicamento y sus principales técnicas y métodos (los modelos de
gravedad, los círculos de Von Thünen, las olas de innovación
de Hägerstrand, la teoría del lugar central de Christaller, los
mosaicos de Lösch, etc.) son tratados en profundidad. Es así
que la «imaginación teórica» de Soja encuentra campo abonado,
especialmente a través de la mano de Peter Gould (con quien,
además, comparte su interés por África) y su docencia sobre
los modelos espaciales de la «nueva geografía». Soja reconoce,
como tantos otros geógrafos del momento, el gran estímulo
recibido de Análisis locacional en Geografía Humana, la in-

22

EDWARD SOJA.indd 22 09/07/2013, 14:09


novadora obra de Peter Haggett pionera en la definición de la
organización espacial de la sociedad humana a partir de cinco
elementos: movimientos, redes, nodos, jerarquías y superficies.
En Syracuse, Soja halla el contrapunto a esta geografía
rompedora en las clases de Donald Meinig. Gracias a las ví-
vidas descripciones de los centros y periferias culturales que
plantea Meinig, Soja reinterpreta el papel de la cultura y de
las regiones culturales así como de la geografía histórica de las
civilizaciones.
Merced a las aportaciones de Gould y de Meinig (quizá
perfectos reflejos de la más nueva y la más tradicional de las
geografías, respectivamente) Soja confirma aquella vocación
infantil que veía en la geografía la razón explicativa esencial.
Cargado con nuevos instrumentos y argumentos, Soja se con-
vierte en un ardiente propagador de las posibilidades y capa-
cidades que posee el pensamiento geográfico para interpretar
el mundo. Definitivamente, Soja entiende la geografía como la
«organización espacial de la sociedad humana» que, posterior-
mente y ya aplicando la influencia lefebvriana, adjetivará como
«la espacialidad de la vida social».
El primer ámbito al que Soja se dirige para convencer de
los beneficios de la teoría geográfica es el de las ciencias polí-
ticas, apelando la labor de los especialistas en política compa-
rada y de los expertos en movimientos independentistas y de
construcción nacional a partir de los procesos descolonizado-
res que estaban teniendo lugar en aquel entonces. De hecho,
es Gould quien le plantea el reto de «revolucionar» el campo
moribundo de la geografía política.
En aquel momento Soja ya se define como «geógrafo
político», si bien con un sentido totalmente distinto al que él
mismo adopta en la actualidad. Sus primeras investigaciones
se basan en el «Heartland» propuesto por Halford Mackinder,
realizando un estudio sobre la colonización china en Sinkiang.

23

EDWARD SOJA.indd 23 09/07/2013, 14:09


Al estilo de las clásicas autobiografías gráficas realizadas por Torsten
Hägerstrand o Peter Gould, este cuadro, elaborado por los autores, intenta reflejar
la evolución intelectual junto con los hechos, libros, lugares y personas que, a lo lar-
go del tiempo, han influido en el pensamiento de Edward Soja. Además, una última
columna muestra la difusión de su obra en los diversos campos de conocimiento en
los que ha recibido especial atención.

24

EDWARD SOJA.indd 24 09/07/2013, 14:09


25

EDWARD SOJA.indd 25 09/07/2013, 14:09


No obstante, pronto su interés pasa a África, convirtiéndose en
geógrafo africanista por más de 15 años: tras una breve estancia
en la School of Oriental and African Studies de Londres para
aprender swahili, Soja marcha al continente africano en 1963.
Allí, durante un año y medio, investiga acerca de la geografía
de la modernización en Kenia para preparar la que será su tesis
doctoral; asimismo, entre 1967 y 1968 realiza una estancia en
Ibadán (Nigeria).
Los dos siguientes años tras su regreso a los Estados
Unidos traen numerosos cambios: presenta la tesis en
Syracuse, obtiene su primer trabajo estable en el ya des-
aparecido Departamento de Geografía de la Northwestern
University en Evanston (Illinois), se casa con Maureen, a
quien había conocido durante su etapa africana, y nacen sus
dos hijos, Christopher y Erika.
Los siete años (1965-72) en la Northwestern University
(que incluyen dos años de nuevas investigaciones en Nairobi)
son como una especie de interludio ambiguo. Por una parte, le
dan el tiempo y las oportunidades para publicar libros y artícu-
los sobre África que le permiten obtener un contrato estable en
la universidad (la «tenure») antes de cumplir 30 años en 1970. A
la vez, aparece su primer intento serio de reteorizar la geografía
política: el texto «The Political Organization of Space» (1971)
en el que Soja explora el concepto de territorialidad humana,
esencial para el estudio de las políticas comparadas. Por otra
parte, Soja reconoce que este no es un periodo especialmente
estimulante ya que aunque en el Departamento de Geografía de
la Northwestern University se aplican a fondo las propuestas,
métodos, técnicas y modelos de la geografía teorética y cuan-
titativa, todo ello es llevado hasta extremos de tal abstracción
que los hace absurdos e inoperantes. Según Soja, el espíritu de
Haggett estaba vagando por allí pero expresándose tan sólo a
través de ecuaciones inertes y de estadísticas vacías.

26

EDWARD SOJA.indd 26 09/07/2013, 14:09


Aproximaciones: Los Ángeles como laboratorio
espacial

Il est extrêmement difficile de répondre sur la ville


qu’on aime/déteste car la ville détestable est en
même temps fascinante. Je pense à Los Angeles.
(Henri Lefebvre, «Hors du centre, point du salut?»,
EspacesTemps, 33, 1986; p. 19)

Soja reconoce que, inicialmente, no se dio cuenta de la tras-


cendencia que llegaría a tener su traslado al Departamento de
Planeamiento Urbano1 de la Universidad de California en Los
Ángeles (UCLA) en 1972… y, pues, del alcance que tendría su
mudanza a la ciudad de Los Ángeles. Desde el punto de vista
de la geografía académica estadounidense este traslado fue vis-
to como una especie de traición a la propia identidad de geó-
grafo. De hecho, tanto para Soja como para una buena parte
de la comunidad de geógrafos, la sensación de ser un «primo
lejano» o una especie de «exiliado de la geografía» ha sido algo
recurrente hasta el momento presente, siendo especialmente
evidente en determinadas ocasiones y eventos como congresos
y foros de la geografía académica corroborando también que
él es mucho más conocido fuera que dentro del ámbito de la
geografía.2
UCLA resulta ser extremadamente estimulante para Soja.
En primer lugar, y como se demostrará posteriormente en su
carrera y publicaciones, por su imbricación en la peculiar reali-

1. Dentro de la Graduate School of Architecture and Urban Planning. En


1994 esta facultad pasa a denominarse School of Public Policy and Social Research
y en 2004 se convierte en School of Public Affairs.
2. Es significativo recordar que Soja no es catedrático de Geografía sino
de Planificación Urbana en UCLA y de Sociología en la London School of
Economics.

27

EDWARD SOJA.indd 27 09/07/2013, 14:09


dad metropolitana de Los Ángeles. Pero también, y de manera
muy significativa, por el hecho de involucrarse en un departa-
mento de planeamiento urbano que no estaba, ni de largo, tan
estrictamente ligado a una disciplina ni tan intelectualmente
introvertido como lo podía estar cualquier departamento nor-
teamericano de geografía de principios de la década de 1970.
En UCLA, Soja se siente espoleado y con gran libertad para ex-
pandir sus horizontes teóricos y para promover nuevas formas
de pensamiento geográfico. Un estímulo paralelo lo genera la
doble necesidad de transmitir la vigencia de la geografía a los
planificadores urbanos así como hacer que la reflexión teórica
tenga utilidad y validez práctica para ellos: todo ello no hace
sino agudizar su comprensión y explicación acerca de las capa-
cidades de la geografía.
Los Ángeles y las impresionantes transformaciones de su
territorio le sirven de incomparable fuente de estudio y dan
un vigoroso sentido a las propuestas que Soja irá elaborando a
nivel teórico. Los Ángeles se demuestra como un extraordina-
rio laboratorio para entender la producción de teoría espacial,
para explorar las muchas expresiones de las causalidades es-
paciales urbanas, y para evidenciar el potencial intuitivo de la
perspectiva espacial crítica.
Para Soja, pensar espacialmente sobre Los Ángeles a través
de un trabajo empírico detallado tiene una intencionalidad
esencialmente nomotética y de producción de conocimiento
generalizable. El objetivo no es mostrar la incomparable sin-
gularidad de la ciudad californiana sino más bien presentar
cómo el conocimiento localizado puede ayudar a entender
lo que sucede en otras ciudades del mundo. Según él, Los
Ángeles (mucho mejor que la gran mayoría de ciudades del
mundo) hierve como laboratorio de hipótesis para desarrollar
nuevas teorías urbanas centradas en los procesos de reestruc-
turación que han reconfigurado las ciudades de todo el mundo

28

EDWARD SOJA.indd 28 09/07/2013, 14:09


en los últimos 40 años, y en especial en relación con la for-
mación de una nueva economía flexible postfordista, con la
globalización del capital, del trabajo y de la cultura, así como
con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y
de la comunicación.
Por si fuera poco, todo ello se solapa con el llamado «Giro
Espacial» y el que es uno de sus aspectos clave: el renacido
interés por las ciudades y las regiones. En este sentido, las in-
vestigaciones y las publicaciones de Soja sobre Los Ángeles,
juegan un papel muy destacado en la creación y expansión del
Giro Espacial y en la propagación del pensamiento espacial a
un número cada vez mayor de ámbitos y disciplinas que con-
ceden un peso creciente a los estudios urbanos y regionales.
Así, desde que en 1975 es nombrado catedrático distinguido
de Planificación Urbana en UCLA, él y sus propuestas han sido
uno de los principales impulsores (consciente o inconscien-
temente) de la «Escuela de Los Ángeles de estudios críticos
urbanos», del Giro Espacial así como de los foros de debate
postmoderno surgidos de los distintos ámbitos académicos
californianos. A su vez, cabe reconocer que dicha Escuela y
dichos foros han supuesto el perfecto caldo de cultivo que han
retroalimentado las propuestas y reflexiones de Soja (Dear,
2003; Hooper, 2009), a pesar de las notables discrepancias exis-
tentes entre los miembros de dicha Escuela a propósito de los
objetivos y orientaciones de la misma: así, según Soja, tan sólo
las reflexiones de temática espacial deberían ser consideradas
como propias de la Escuela de Los Ángeles.
Coincidiendo con su llegada a UCLA Soja inicia también
una lenta pero contundente deriva en sus convicciones ideo-
lógicas y conceptuales. Poco a poco va empapándose de los
textos (todavía escasos) que la incipiente geografía radical
norteamericana está introduciendo en el marco académico y
nace en él un claro compromiso ideológico inequívocamente

29

EDWARD SOJA.indd 29 09/07/2013, 14:09


identificado con el marxismo: de hecho, todavía hoy se reco-
noce como renacido a un espíritu de geógrafo-planificador
marxista. Que el proceso es lento y meditado lo demuestra el
desierto de sus publicaciones en la década de 1970: los textos
que aparecen son todavía una rémora de su bagaje africano y
de su preocupación (más política que ideológica) por el desa-
rrollo y la independencia de los pueblos. El «giro radical» de
Soja tiene lugar entre 1974 y 1978 y encuentra fácil acomodo
en el potente ambiente de pensamiento radical generado en el
Departamento de Planificación Urbana de UCLA por personas
como John Friedmann, David Stea, Peter Marcuse o Harvey
Perloff, y en un contexto universitario politizado por el ac-
tivismo contra la guerra del Vietnam e influenciado por las
revueltas de Berkeley.
La plena inmersión en los principios de la geografía mar-
xista le hacen abjurar del resto de enfoques aprendidos y
practicados anteriormente. Pero, por otra parte, hace que se
multiplique, (todavía más, si ello era posible) su defensa de la
importancia del espacio y la espacialidad. Ahora, no obstante,
lejos de verlos como la necesaria descripción para comprehen-
der las geografías humanas que marcan la superficie terrestre,
el interés se centra en evidenciar los procesos sociales y las
relaciones sociales de producción y de acumulación capitalista
que están configurando decisivamente la formas espaciales.
Como sucede con la gran mayoría de geógrafos radicales
norteamericanos de esta época inicial, las primeras lecturas ra-
dicales de Soja resiguen los textos originales de Marx. Costis
Hadjimichalis y Dina Vaiou, por aquel entonces dos estudian-
tes griegos enrolados en el programa de doctorado instaurado
en la Graduate School of Architecture and Urban Planning de
UCLA desde 1970, serán quienes aproximen a Soja a la obra
de Henri Lefebvre, Michel Foucault, Raymond Ledrut, Jean
Lojkine, Edmond Préteceille así como Antonio Gramsci,

30

EDWARD SOJA.indd 30 09/07/2013, 14:09


Nicos Poulantzas y otros pensadores marxistas europeos,
prácticamente desconocidos en los Estados Unidos, pero que
estaban siendo de gran influencia en la Europa revolucionada
en torno a 1968.
Así pues, tras aquella larga etapa de silencio, el primer
texto (firmado conjuntamente con Hadjimichalis, su primer
doctorando) del «nuevo Soja» autocalificado ya no sólo como
geógrafo sino como «teórico espacial crítico», aparece publica-
do en Antipode en 1979 y es, junto con otro de 1980, toda una
declaración de principios. Este segundo artículo («The Socio-
Spatial Dialectic») inicialmente Soja pretendió, de manera pro-
vocadora, titularlo como «Topian Marxism». El argumento
principal, basado esencialmente en las propuestas de Lefebvre,
es que los procesos espaciales configuran las formas sociales al
igual que los procesos sociales definen las formas espaciales. A
partir de ello, Soja deduce de manera obvia que las relaciones
espaciales propias del desarrollo desigual son tan importan-
tes en la teoría y en la práctica política como las relaciones
sociales de clase. Paralelamente, Soja expresa su desencanto
hacia la geografía marxista y su incapacidad para explorar ade-
cuadamente el poder convincente de la imaginación espacial
crítica. Soja denuncia las enormes reticencias que sostienen los
geógrafos marxistas para dar protagonismo a cualquier otra
cosa que no sea la «clase social»: para Soja es esencial la gran
capacidad explicativa que posee la causalidad espacial urbana y
el potencial que mantienen los procesos espaciales para estruc-
turar las formas sociales. Este posicionamiento llevará a que
Soja sea a menudo acusado (por parte de los colegas geógrafos)
de «fetichismo espacial», lo que implicará una profundización
en el mutuo alejamiento y, pues, en el «exilio» de Soja al ámbi-
to de los planificadores urbanos.
A partir de este momento la obra de Soja contendrá una
premisa común y constante: a pesar de que las sucesivas re-

31

EDWARD SOJA.indd 31 09/07/2013, 14:09


organizaciones del capitalismo tienen una mayor incidencia
en la dimensión espacial que en la temporal, en los últimos
cien años las ciencias sociales (y, en ellas, la teoría social críti-
ca) han privilegiado la dimensión espacial sobre la temporal.
Otros geógrafos y sociólogos radicales (como David Harvey,
Neil Smith, Doreen Massey, Richard Peet, Anthony Giddens,
Derek Gregory, Nigel Thrift, Manuel Castells, etc.) también
reconocen que el discurso de la teoría social tradicional ha
marginado la geografía y lo espacial frente a la historia y lo
temporal, pero Soja afirma que no es suficiente con reconocer
esto de manera que, para que la sociedad afronte con éxito sus
retos y problemáticas, el pensamiento radical debe tomarse
muy en serio y situar en el mismo núcleo de su quehacer la
«reinserción del espacio en la teoría social crítica», tal como
reza el subtítulo de su Postmodern Geographies.
El planteamiento de Soja remarca que la sociedad es, desde
su inicio, intrínsecamente espacial y espacializada, de la misma
manera que el espacio es intrínsecamente social y socializado.
La socialización y la espacialización forman un complejo en-
tresijo interdependiente que a menudo se presenta en conflic-
to. Según él, ni lo social ni lo espacial deberían privilegiarse
uno sobre el otro, pero parecería que las propuestas surgidas
del marxismo y, especialmente, de las interpretaciones sobre el
materialismo histórico-geográfico creadas por David Harvey
y otros teóricos esenciales de la geografía marxista habrían
contribuido muy poco a conseguir dicho equilibrio.
Tras «The Socio-Spatial Dialectic» es en Postmodern
Geographies (1989) donde Soja repite estos argumentos de
manera más ordenada, extendiendo su crítica inicial a las di-
versas vertientes de la geografía moderna: desde la geografía
positivista a la marxista así como la feminista o la cultural. En
esta misma obra, que Soja considera su mayor crítica hacia la
geografía moderna, confluyen la dialéctica socio-espacial con

32

EDWARD SOJA.indd 32 09/07/2013, 14:09


su contrapunto filosófico: la interrelación mutuamente cons-
tructiva entre la historia y la geografía. Es decir, la dialéctica
espacio-temporal que, según Michel Foucault, fue ontológica-
mente distorsionada a finales del siglo XIX y que ha persistido
hasta la actualidad.
Que estas críticas se incorporen en un libro titulado
Postmodern Geographies no es nada anecdótico ni oportunista.
Soja se reconoce plenamente en el marco del postmodernismo
porque ve en este momento una excelente y oportuna ocasión
para deconstruir los discursos anteriormente privilegiados
y las dicotomías incontestablemente establecidas, entre los
cuales este predominio del tiempo sobre el espacio. También
porque Soja ve en la etapa de la postmodernidad (es decir, en
las transformaciones económicas, sociales, culturales y territo-
riales llegadas a través del postfordismo, la globalización y la
economía flexible) la penúltima manifestación de la evolución
del desarrollo capitalista.
Este cúmulo de transformaciones propias del capitalismo
tardío es considerado por Soja como un conjunto de circuns-
tancias suficientemente poderosas como para evidenciar que
tienen como base común una profunda alteración de sus di-
mensiones espaciales o, dicho de otra forma, suponen el mo-
mento adecuado para hacernos dar cuenta del papel decisivo y
cambiante que posee el espacio. Ello se hace patente en muchas
ciencias y bajo muy diversas ópticas: es el Giro Espacial que se
da en casi todas las disciplinas, especialmente en las relaciona-
das con las ciencias sociales y las humanidades. Desde el punto
de vista de la geografía más tradicional y ortodoxa, el Giro
Espacial es visto con suspicacias no solo por las ya habituales
reticencias ante cualquier innovación (y especialmente ante
una innovación no surgida dentro de la propia disciplina que,
además, implica una redirección del pensamiento geográfico y
de la teoría espacial) sino por la dispersión, heterogeneidad y

33

EDWARD SOJA.indd 33 09/07/2013, 14:09


eclecticismo de dicho Giro que adopta muy diversas versio-
nes: desde la simple inserción de unos toques espaciales hasta
la profundización conceptual en esta dimensión. Soja ve este
Giro Espacial como una fantástica oportunidad lo que, una
vez más, supondrá un factor de distanciación respecto muchos
de sus colegas geógrafos.
Así pues, en conjunto, la teoría social postmoderna parece
ofrecerle a Soja el marco explicativo óptimo para comprender
e interpretar la restructuración capitalista contemporánea.
Entender la espacialidad y las relaciones de poder que hay de-
trás de esta restructuración es el punto clave para comprender
(y cuestionar), tanto de manera teórica como de manera prác-
tica y políticamente comprometida, la realidad de la sociedad
actual.
Este posicionamiento en el contexto del postmodernismo
resulta ser muy conflictivo para Soja ya que, por un lado,
debe marcar claramente las diferencias con la mirada laxa y
neoliberal que, al menos en sus inicios, resulta mayoritaria en
el discurso postmoderno: así Soja muestra grandes suspicacias
frente a las interpretaciones alegremente pluralistas, inclusi-
vas y eclécticas que caracterizan este primer postmodernismo
lo que, a su vez, le supone un primer enfrentamiento con los
estudiosos del feminismo, del postcolonialismo y de otros
foros subalternos. Su mirada postmoderna también supone
un ataque directo a los postulados de la geografía marxista
clásica ante su estancamiento en unos principios dialécticos
incuestionables. Todo ello le vale un alud de críticas (a ve-
ces furibundas) tanto por parte de los conservadores como,
sobre todo, de los marxistas, lo que no deja de ser doloroso
para él ya que, además de tener que resistir «desde su exilio
en el país de los planificadores» a la dureza de los comenta-
rios recibidos por algunos colegas «instalados en el país de
los geógrafos», Soja en ningún momento reniega frontalmen-

34

EDWARD SOJA.indd 34 09/07/2013, 14:09


te del marxismo al que sigue valorando por su carácter eman-
cipador. Por todo ello, no ha de extrañar que se profundicen
sus apelaciones a las fuentes críticas y marxistas a través de
las interpretaciones hechas por Antonio Gramsci, Michel
Foucault, Ernst Mandel, Louis Althusser, John Berger, o
Henri Lefebvre, entre otros, tanto por lo que suponen de
hibridez y antidogmatismo (y en lo que puede considerarse
como una muy diversa colección de inspiraciones puestas en
común, muy propia de lo que debería ser la nueva geografía
humana postmoderna) como en lo que suponen de una decla-
ración de principios para alejarse de las fuentes y las formas
utilizadas por aquellos geógrafos radicales fieles seguidores
del Marx original (entre los cuales David Harvey). Así pues,
el peculiar posicionamiento de Soja en el contexto de la pers-
pectiva postmoderna y de la marxista le confiere un reto y
una problemática añadida.
Si en los años 1970 Soja ya presenta una profunda preocu-
pación por la reflexión teórica, es en la década de 1980 cuando
esta reflexión se concreta en la «dialéctica socio-espacial» que,
ya en los años 1990 y bajo la óptica postmoderna, se refina
hasta convertirse en «triple dialéctica» del espacio, el tiempo
y lo social.
Esta triple dialéctica de la espacialidad-historicalidad-so-
cialidad (o «trialéctica del ser», según la denominación ideada
por Soja) junto con el reconocimiento implícito de la causali-
dad espacial urbana, lleva a Soja a enfatizar en las proclamas
que Lefebvre y, en menor medida Foucault, había elevado en la
década de 1960 cuando reclamaba la centralidad del espacio y
la espacialidad en tanto que elemento constitutivo fundamen-
tal de la cotidianeidad de la vida social. Se proponía una reteo-
rización transformadora de las relaciones «triplemente dialé-
cticas» existentes entre la historia, la geografía y la sociedad,
como única garantía para un modo de pensar espacializado.

35

EDWARD SOJA.indd 35 09/07/2013, 14:09


Para afrontar aquella distorsión ontológica espacio-temporal
creada en el siglo XIX, para combatir las persistentes fuerzas
del historicismo social, y para introducir un modo diferente
de pensamiento y praxis crítica espacial, es necesario que el
espacio se sitúe estratégicamente en primer lugar en tanto que
marco interpretativo de la realidad.
La formulación de esta trialéctica y la denuncia de la
persistente priorización concedida al tándem socio-histórico
frente al socio-espacial y al espacio-temporal, da a Soja una
nueva mirada interpretativa acerca de por qué la geografía
y, en concreto, el pensamiento espacial crítico, ha sido tan
menospreciada desde el punto de vista relativo y relacional
y tan periferizada en la división académica e intelectual del
trabajo durante, al menos, el último siglo. El pensamiento
espacial, la imaginación geográfica, y la geografía como
disciplina, han sido enterradas de manera muy efectiva bajo
una losa de historicismo social; se trata de una oclusión
epistemológica activada por la priorización de lo social y
lo histórico sobre lo espacial, que continua configurando
el pensamiento social contemporáneo. La crítica también
alcanza la geografía contemporánea, dado que habría fallado
estrepitosamente a la hora de ver sus limitaciones internas,
ignorando las potentes críticas de, por ejemplo y una vez
más, Foucault y Lefebvre.
La idea de la trialéctica también surge de la poderosa ima-
ginación y del innovador vocabulario de Soja, al igual que el
concepto de «tercer espacio» que da nombre a la obra que Soja
publica en 1996: Thirdspace. El tercer espacio es propuesto
como paradigma del análisis postmoderno, entendido como
una aproximación que sitúa la trialéctica en el centro de aten-
ción, pero también entendido como una forma de asumir la
complejidad que caracteriza la configuración cotidiana de los
espacios vividos. La idea de tercer espacio permite, además,

36

EDWARD SOJA.indd 36 09/07/2013, 14:09


superar la compartimentalización de los conocimientos de las
ciencias sociales convencionales, diferenciando ahora un «pri-
mer espacio» (integrado por el mundo real y material) y un
«segundo espacio» (el del mundo imaginado de las represen-
taciones de la espacialidad) del «tercer espacio» propiamente
dicho (convertido en el espacio privilegiado de análisis).
Ciertamente el tercer espacio es un concepto complejo y
escurridizo del que ni el mismo Soja propone una definición
clara. Se le critica que tanto el concepto de trialéctica como
el de tercer espacio los discuta únicamente a altos niveles
de generalidad ontológica y, además, para acabar utilizando
justificaciones tan etéreas como «Il y a toujours l’Autre» ex-
traída, una vez más, de las propuestas lefebvrianas.3 Quizá, de
nuevo, haya que entenderlo todo a la luz del lenguaje enreve-
sado, rompedor y provocador (y, pues, postmoderno) de Soja.
Quizá, también, esta metodología postmoderna que reniega de
lo absoluto y lo definitivo explique, al menos parcialmente, las
abundantes reediciones y reelaboraciones que llenan su listado
de publicaciones.
Es a lo largo de la década de 1990 cuando la proyección
internacional de la obra de Soja se hace más patente lo que
se traduce en numerosísimas invitaciones a participar en
conferencias, coloquios, seminarios y actividades diversas, la
inmensa mayoría de las veces fuera de los Estados Unidos.
Sus propuestas científicas son especialmente valoradas y con-
sideradas en América Latina, Australia y, sobre todo, Europa:
además de otras universidades en las que es profesor invitado,

3 Soja justifica, en parte, estas dificultades en el hecho que, inicialmente los


contenidos de Thirdspace y de Postmetropolis debían agruparse en un solo vo-
lumen de manera que las argumentaciones teóricas y las explicaciones prácticas
hubiesen tenido una correlación cercana y comprensible. Los cuatro años que, por
razones editoriales, finalmente separan una de otra obra acabarían por suponer un
abismo notable.

37

EDWARD SOJA.indd 37 09/07/2013, 14:09


desde 1999 Soja es catedrático distinguido de Sociología del
programa «Cities» de la London School of Economics and
Political Science. En España han sido habituales sus contactos
con universidades y administraciones públicas de Canarias,
Cataluña y el País Vasco.

Llegadas: cerrando el círculo en Çatalhöyük

Du siehst, mein Sohn, zum Raum wird hier die Zeit…


[¿Ves, hijo mío? Aquí el tiempo se hace espacio…]
El caballero Gurnemanz al joven Parsifal,
en «Parsifal», de Richard Wagner, 1882

Çatalhöyük y Los Ángeles quedan estrechamente entrelaza-


dos en la trayectoria vital y académica de Soja gracias a lo que
él ha reconocido como un cúmulo de coincidencias y casuali-
dades. El proceso empieza, quizá, con Ian Hodder (a cuyo pa-
dre Soja había conocido en tanto que africanista), un destacado
arqueólogo dedicado a vincular la teoría arqueológica con la
geográfica, hecho que suponía ya una importante transgresión
y marginación dados los tradicionales lazos de la arqueología
con la historia. Hodder habría orquestrado una inusual co-
nexión entre geografía y arqueología resiguiendo la evolución
de la teoría espacial desde la geografía cuantitativa y positivista
de las teorías del lugar central y los modelos de localización es-
pacial hasta las críticas postmodernas, postcoloniales y postes-
tructuralistas, pasando por las corrientes marxistas, feministas
y culturales, lo que marcaba grandes paralelismos con la tra-
yectoria de Soja. A través del trabajo de Hodder, Soja observa
la que, en principio, parece ser la primera pintura mural de la
historia que reproduce la imagen de una ciudad, Çatalhöyük,
a su vez, considerada por James Mellaart (mentor de Hodder)

38

EDWARD SOJA.indd 38 09/07/2013, 14:09


la primera ciudad neolítica: una metrópolis integrada no por
granjeros sedentarizados sino por cazadores y recolectores
implicados en el comercio a larga distancia y radicados en
esta ciudad en tanto que centro de intercambios y encuentros.
El mural parece reflejar a la perfección una escena urbana, el
comienzo de la sedentarización, el paso de cazadores recolec-
tores nómadas a sedentarios: dicho en otras palabras, el inicio
del proceso de urbanización.
Con una cierta sorpresa por su parte, Soja redescubre, ya en
los años 1990, que Jane Jacobs también menciona Çatalhöyük
en su texto seminal La economía de las ciudades (de 1969), de
donde extrae su idea que las ciudades y los procesos de ur-
banización pueden haber sido la fuente primaria generadora
de creatividad, de innovación y de desarrollo social desde
Çatalhöyük y durante los últimos 12.000 años. Según Jacobs,
la chispa inicial de la vida económica urbana fue la causa pri-
maria de todo el crecimiento y cambio económico, incluyendo
el pleno desarrollo de la agricultura y la ganadería además de
muchas otras actividades productivas especializadas. Y no a la
inversa. Es, pues, el hecho urbano, la existencia de lo urbano,
lo que genera el cambio y el desarrollo económico (también la
implantación de la agricultura y la ganadería) y no al revés, si
bién el desarrollo de la agricultura permitirá la consolidación
de una población sedentaria y de una economía excedenta-
ria típicamente urbana. Es decir, y siguiendo las palabras de
Jacobs: sin las ciudades seríamos pobres, ya que no se habrían
desarrollado nuevas formas de economía y de relación social.
Esta chispa economicista de Jacobs que suponía la respuesta
a la mirada historicista y pasiva (fatalista) de Lewis Mumford
en La ciudad en la historia (1961) caería durante años en un
desprestigio y marginación (que Soja paraleliza con la mar-
ginación de las propuestas de Foucault y Lefebvre) hasta ser
recuperada muy recientemente por la teoría económica pero

39

EDWARD SOJA.indd 39 09/07/2013, 14:09


ya bajo una óptica economicista y entendida como una «ex-
ternalidad». Solo muy recientemente las economías de urba-
nización, entendidas como evocaciones de causalidad espacial
urbana, empiezan a ser hoy aceptadas como la causa primaria
del desarrollo económico.
Es en este sentido que Soja, siguiendo a Jacobs, crea el con-
cepto de sinecismo o «el estímulo de la aglomeración urbana.»
Soja lleva a religar este concepto desde la arqueología hasta la
economía urbana y regional, y le da una de las interpretaciones
más revolucionarias que surgen del Giro Espacial y que hoy
dan sentido a dicho Giro: que las ciudades y, especialmente,
sus espacialidades sociales, son en la actualidad (tal como lo
vienen siendo desde hace ¡12.000 años!) la primera y más im-
portante fuerza de creatividad artística, de innovación econó-
mica, de cambio tecnológico y de desarrollo social. Para Soja,
Los Ángeles supone, indudablemente, el ejemplo máximo de
sinecismo.
«It all comes together in Los Angeles», proclama un capí-
tulo de Postmodern Geographies y, ciertamente, según Soja Los
Ángeles es el paradigma, el escaparate de todo, el lugar donde
todo sucede, donde todo toma sentido, donde todo cuadra:
donde la teoría y la praxis se fusionan. Sus trabajos sobre Los
Ángeles, casi siempre realizados a partir de materiales elabora-
dos por otros estudiosos, presentan los cambios geoeconómi-
cos que han alterado el espacio social de Los Ángeles y lo han
convertido en el epítome y la avanzadilla de las transformacio-
nes postfordistas, de la economía flexible, de la sociedad del
conocimiento y de la información, de la cultura del consumo,
de la gobernanza liberal... Según Soja, ello conduce a que la
mejor interpretación de lo que está sucediendo llegue a través
de las formas y los métodos del análisis postmoderno. Es así
que Los Ángeles resulta ser, para Soja, la metrópolis donde
acontece la postmodernidad y donde el postmodernismo re-

40

EDWARD SOJA.indd 40 09/07/2013, 14:09


sulta ser el marco de interpretación privilegiado. Los Ángeles
es la postmetrópolis por excelencia.
Como una consecuencia inevitable de todo ello, el cuerpo
central de dicho pensamiento espacial surgido en Los Ángeles
(la llamada «Escuela de Los Ángeles») ha generado muchas
críticas y controversias, especialmente entre los que lo ven
como la imposición de un modelo de estudio, interpretación
y proyección urbana a otros lugares donde quizá no es apro-
piado o los que denuncian que estas reflexiones no son sino
propias de un club exclusivo, excluyente y autoreferenciado.
Ciertamente, Soja se ha visto totalmente involucrado en estos
debates y en estas críticas, dada la centralidad de su pensa-
miento (en relación con los temas y enfoques propuestos) y
ante la difusión (territorial y disciplinar) de sus reflexiones.
La emergencia de postmetrópolis como Los Ángeles le
sirve a Soja para ejemplificar lo que sucede en esta última ola
de la evolución del capitalismo y lo hace, esencialmente, en
Postmetropolis. Critical Studies of Cities and Regions (2000) así
como en The City: Los Angeles and Urban Theory at the End
of the Twentieth Century (1996), obra coordinada juntamente
con Allen J. Scott. En ambos textos, pero especialmente en el
primero, Soja propone retratar esta realidad postmetropolita-
na utilizando una propuesta metodológica postmoderna según
la cual se entremezclan las escalas, las miradas, los actores, los
comentarios, las fuentes, las reacciones, las disciplinas… en un
juego trialéctico a través del cual implementa sus anteriores
propuestas sobre el tercer espacio. El resultado de este juego
de miradas y de escalas es una serie de «viajes a lugares reales-
e-imaginados» (tal como reza el subtítulo de Thirdspace) hasta
configurar uno de los posibles relatos sobre la postmetrópolis
angelina. En estos viajes el sinecismo resulta clave para enten-
der la fuerza dinamizadora del espacio urbano que, a su vez,
resulta imprescindible para comprender no sólo la evolución

41

EDWARD SOJA.indd 41 09/07/2013, 14:09


histórica de Los Ángeles sino ciertos momentos que resultan
ser determinantes en su devenir.
En Postmetropolis Soja construye seis discursos que
ayudan a componer un retrato de la realidad urbana-metro-
politana contemporánea y que, en línea con sus habilidades
para servirse del lenguaje y manipular el vocabulario, etiqueta
como: la metrópolis postfordista, la cosmópolis, la exópolis, la
ciudad fractal, el archipiélago carcelario, y las «simcities». La
propuesta pretende que, a través de estos seis discursos inte-
rrelacionados y junto con la perspectiva del tercer espacio, sea
posible elaborar un punto de partida para interpretar el paisaje
urbano contemporáneo y entender cómo la experiencia del
espacio y del tiempo es creada y transformada en la postme-
trópolis. El resultado en su conjunto es un excelente retrato de
lo que sucede en Los Ángeles (y, de hecho, se ha convertido
en un texto imprescindible para cualquier estudio sobre Los
Ángeles), pero quizá la mejor consecuencia es que, a través de
la condensación de los seis discursos y de este análisis de Los
Ángeles, Soja alcanza las más altas cotas de reconocimiento en
todo el mundo y en disciplinas que trascienden ampliamente el
marco de los estudios urbanos. Gracias a ello, y quizá de una
manera mucho más intensa y extensa que en sus intentos pre-
cedentes, consigue introducir el debate sobre la importancia
del espacio y de la espacialidad (sobre la reinserción del espa-
cio en la teoría social y en la comprensión de la cotidianeidad)
en foros inesperados (desde la teología y el turismo hasta el di-
seño y los estudios literarios) o abiertamente reticentes (como
los de los economistas, los sociólogos, los arquitectos).
Ciertamente la propuesta de interpretación resulta muy
atractiva porque supone una nueva manera de entender y
acercarse a la ciudad que, aunque cuestionable, es sugerente,
interesante y provocadora. Además, partiendo del concepto
de postmetrópolis Soja propone la necesidad de un «nuevo

42

EDWARD SOJA.indd 42 09/07/2013, 14:09


regionalismo», descargado de connotaciones nacionalistas e
identitarias pero entendido como la forma de debería adoptar
la planificación urbanística a la escala regional propia de la
ciudad de dimensiones postmetropolitanas. Aunque el éxito
de sus propuestas neoregionalistas aun está por ver, no deja
de ser una sugerente forma de reforzar el protagonismo de la
geografía y del análisis espacial regional en el contexto de la
ordenación del territorio y del llamado «nuevo urbanismo»
propio de las grandes áreas metropolitanas.

* * *

La trilogía básica de Soja (y, en especial, Postmodern


Geographies) se ha convertido en una obra extremadamente
influyente en la teoría social contemporánea y, por lo tanto,
con una enorme capacidad para seducir y también para enojar.
Es considerable la contribución de Soja a los debates contem-
poráneos sobre el espacio y la espacialidad de la vida social,
hasta el punto de poder afirmar que prácticamente ha logrado
uno de sus objetivos iniciales: reintroducir el espacio (o, al
menos, el debate sobre el espacio) en la teoría social (crítica).
Como consecuencia de ello también ha conseguido situar a
la geografía humana en el centro de la teoría social, hasta el
punto que Soja es de los escasos geógrafos reconocidos y acla-
mados de manera habitual por la mayoría de teóricos sociales
y culturales de las ciencias sociales: a la vista del listado de sus
participaciones invitadas en foros, conferencias y actos acadé-
micos diversos, son mayoría aplastante las que se sitúan fuera
de la comunidad científica de la geografía en sentido discipli-
nar estricto. Aunque quizá sin conseguir liderar una «escuela»
propia, Soja ha abierto una puerta trascendental que ha sido
traspasada por muchos y que ha dado paso a un vasto territo-
rio teórico que ha dado pie a grandes exploraciones.

43

EDWARD SOJA.indd 43 09/07/2013, 14:09


La obra de Soja ha conseguido ser también una respuesta,
suficiente y convincente, ante el reto que el postmodernismo
propone a la geografía, obligándola a cuestionar o, al menos,
a replantear el proyecto de la geografía humana tradicional: la
disciplina, sus límites, sus estructuras, sus teorías, sus métodos,
sus contenidos. A pesar de que actualmente cualquier estudio
sobre geografía postmoderna y sobre las múltiples geografías
de la postmodernidad tiene que contar con sus textos, Soja no
destaca por la claridad de sus propuestas geográficas sino por
haber ampliado los horizontes teóricos y conceptuales de la
geografía humana. En cualquier caso, su contribución puede
calificarse de enorme dado que ha permitido resituar la geo-
grafía en el marco de las ciencias sociales generando un gran
debate entre ambas y con respecto a la teoría social crítica. En
el estrecho mundo de la academia, todo ello ha creado recelos
y ha generado debate (véase la quinta parte de este libro «Tres
aportaciones de Edward W. Soja a la geografía y a la teoría so-
cial»), dado que sus propuestas no dejan indiferente y obligan
a un profundo replanteamiento de la manera en que se piensa
y se hace la geografía y las ciencias sociales.

Referencias citadas
DEAR, Michael (2003), «The Los Angeles School of Urbanism: an
intelectual history», Urban Geography, 24(6); pp. 493-509.
HOOPER, Barbara (2009), «Los Angeles School of Post-Modern
Urbanism», en Rob Kitchin & Nigel Thrift (eds.), International
Encyclopedia of Human Geography. Nueva York: Elsevier; pp.
293-297.
SOJA, Edward W. (2008), «Taking Space Personally» en Barney
Warf & Santa Arias (eds.). The Spatial Turn: Interdisciplinary
Perspectives. Nueva York & Londres: Routledge; pp. 11-35.

44

EDWARD SOJA.indd 44 09/07/2013, 14:09


1. Celebración del 30.ª aniversario de la School of Urban Planning de UCLA
(2000) - 2. Foto «oficial» de la página web de la UCLA. - 3. Conferencia en la
Universidad de Wisconsin-Milwaukee (1990). - 4. Coloquio «Does Los Angeles
need a downtown?» (Los Ángeles, 1990). - 5. Simposio «Trans-urbanism»
(Rotterdam, 2001). - 6. En el curso «Ontology, Space and Radical Politics», impar-
tido en la California State University (Long Beach, 2008).

45

EDWARD SOJA.indd 45 09/07/2013, 14:09


1. Con Larry Barth en la Architectural Association School of Architecture
(Londres, 2005). - 2. En la 36.ª International Conference of the Austrian
Association for American Studies (Graz, 2009). - 3. Participación en un debate
sobre «Place Making» en rebell.tv (Hamburgo, 2007). - 4. Con John Friedman y
Barbara Hooper durante el «Sojafest» organizado en UCLA (2008). - 5. Con Josep
Anton Acebillo en casa de Richard Sennett y Saskia Sassen (Londres, 2002). - 6.
Sobrevolando el área metropolitana de Barcelona con los autores (2001).

46

EDWARD SOJA.indd 46 09/07/2013, 14:09


1. Con Enzo Mingione en Milos (1996). - 2. Conferencia en el Aegean
Seminar en Naxos (2003). - 3. Con Sarah Whatmore en Milos (1996). - 4. En
Barcelona, entrevista con Mariona Tomàs (2003). - 5. Con Costis Hadjimichalis
en Naxos (2003). - 6. Con Maureen Soja, Abel Albet, Olivier Kramsch y Sabine
Motzenbacker en Naxos (2003). - 7. Con Núria Benach en Barcelona (2007).

47

EDWARD SOJA.indd 47 09/07/2013, 14:09


1. Con Abel Albet y Anna Clua en Naxos (2003). - 2. Con Maureen Soja
y Dina Vaiou en Naxos (2003). - 3. Con Núria Benach en Los Ángeles (1992). -
4. En Andorra (2007). - 5. En Barcelona, en una de las entrevistas mantenidas con
los autores (2007).

Procedencia de las fotos: Dina Vaiou, Abel Albet, Mariona Tomàs, Anna
Clua, Núria Benach y la web del Departamento de Urban Planning de UCLA.

48

EDWARD SOJA.indd 48 09/07/2013, 14:09


II. ENTRE LA COMPULSIÓN POR CONOCER
EL MUNDO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UN
PENSAMIENTO ESPACIAL CRÍTICO: UNA
CONVERSACIÓN CON EDWARD W. SOJA

Edward Soja es un conversador infatigable. La fluidez y la


naturalidad con la que discurren sus pensamientos, a menudo
sazonados con anécdotas y recuerdos, permiten no sólo que
sus ideas lleguen con claridad a su interlocutor sino que éste se
contagie casi de inmediato de la pasión con la que las defien-
de. Aunque las conversaciones con Soja han sido múltiples a
lo largo del tiempo, aquí se recoge el resultado de una larga
entrevista realizada en el verano de 2007 y en la que, de modo
deliberado, se intentó condensar una buena parte de lo habla-
do a lo largo de los años.

—¿Cómo llega uno a convertirse en geógrafo? ¿Se siente


aún geógrafo?
—Creo que prefiero definirme como un geógrafo educado
por la densidad del Bronx. Cuando era niño la intensidad de
los juegos en las calles del Bronx me hicieron sentir muy im-
plicado en la vida comunitaria de este barrio de Nueva York.
De hecho, mi mundo se reducía a mi trecho de calle ya que tan
sólo unas manzanas más allá ya lo consideraba territorio ex-
tranjero. Nuestra esquina era el centro de nuestras vidas: cier-
tamente, existían unas microgeografías con usos muy intensos.
Yo era uno de los encargados de decidir a qué se jugaba en cada
momento del año, de manera que me vi involucrado en los jue-
gos de varias generaciones de niños y jóvenes. Esta ilusión por

49

EDWARD SOJA.indd 49 09/07/2013, 14:09


organizar espacios, así como por explorar mapas y encontrar
lugares fue lo que, ya desde muy joven, me hizo identificar la
geografía con algo que me hacía sentir bien. Querer conocer el
mundo entero se convirtió en algo compulsivo, de manera que
lo primero que hice fue sumergirme en los atlas. Pronto tuve
un mapa mental del mundo bastante exacto… y fue así como
descubrí Andorra: creía que ya lo conocía todo pero de pron-
to descubrir un pequeño lugar que supuestamente «no debía
estar allí» me dejó completamente fascinado.

—Pero su paso por la universidad le convirtió en geógrafo


profesional...
—Asistí a un instituto de enseñanza secundaria que resultó
ser el único en todos los Estados Unidos donde se enseñaba
cartografía. Cuando tras el instituto tuve que elegir universidad,
me sentí mal ya que yo ya estaba plenamente decidido a estudiar
geografía pero… ¿cómo podía pedir a mi familia, que no tenía
grandes recursos económicos, el sacrificio de dedicar tanto di-
nero para pagarme unos estudios que a mi, de manera bastante
egoísta, me gustaban mucho pero con los que difícilmente podía
salir adelante en la vida? Finalmente me matriculé en el Hunter
College de la City University of New York (una universidad
pública y gratuita) ya que ni la mejor escuela universitaria
del campus central de dicha universidad (donde están David
Harvey, Neil Smith y Cindi Katz) ni el campus de Brooklyn
tenían departamento de geografía: la única sección de geografía
estaba, precisamente, en la escuela universitaria del Bronx, la
más cercana a mi casa. A pesar de que Nueva York nunca ha
sido un buen lugar para estudiar geografía, me encontré con un
departamento de geografía y geología pequeño pero interesante.
Cuando entré en la escuela universitaria era muy muy joven,
apenas 16 años, pero pasé con gran éxito los exámenes de geo-
grafía física lo que me permitió avanzar dos cursos de golpe.

50

EDWARD SOJA.indd 50 09/07/2013, 14:09


Tras esta etapa ya sabía que había una ciencia llamada
Geografía y que había personas que incluso trabajaban como
geógrafos y se ganaban un sueldo de manera que ya me pareció
lógico dedicarme plenamente a la geografía y optar por las me-
jores universidades del momento: Chicago, Clark, Wisconsin,
Columbia… Elegí Wisconsin para poder encontrarme con
Richard Hartshorne de profesor y también para poder dedi-
carme a la geografía política, que era un campo que me atraía
especialmente. Acababa de cumplir 20 años: era la primera
vez que salía del Bronx. A los pocos meses murió mi madre
lo que contribuyó a que la decisión de partir para Wisconsin
se convirtiese en una especie de declaración de independencia
personal, ya sin retorno.
Por aquel entonces yo estaba fascinado con cosas como el
mapa de climas del mundo. Un mapa así te permitía predecir el
tipo de clima que haría en cada lugar del planeta y a pensar en
las condiciones de vida que se dan allí y, pues, te abría las puertas
a imaginar e interpretar el mundo. Os podéis imaginar la sen-
sación que tuve al «descubrir» el clima mediterráneo: la región
alrededor del Mar Mediterráneo, un poco de California, algo de
Chile, una esquina de Sudáfrica… En cierta manera era como
el descubrimiento de Andorra. Así que en Wisconsin me decidí
a seguir una asignatura de climatología avanzada, en concreto
sobre el sistema de Köppen y la teoría del «continente ideal».
La impartía Glenn T. Trewartha, que nunca me tuvo simpatía y
dio las mejores notas a «sus» estudiantes de climatología (para
él yo era un chico de 21 años del Bronx que seguía la geografía
de Hartshorne). Él acababa de publicar un libro, The Earth’s
Problem Climates, en el que estudiaba qué sucedía en las zonas
en las que la teoría del continente ideal predecía un clima deter-
minado «A» pero que en realidad tenían un clima «B» o «C»
o «D»: estudiar estas consecuencias me interesaba muchísimo
pero Trewartha nunca creyó en mí ni se interesó por mí.

51

EDWARD SOJA.indd 51 09/07/2013, 14:09


Estuve en Wisconsin tan sólo un año ya que pronto me di
cuenta de que si algo nuevo se estaba forjando en geografía…
no era precisamente allí. Tenía una amiga, que conocía de la es-
cuela universitaria en el Bronx, que por aquel entonces estaba
en la Universidad Estatal de Nueva York, en Syracuse, y me
contaba acerca de las muchas cosas novedosas que se daban
allí… de manera que me fui para allá. Nada más llegar, en el ve-
rano de 1961, la universidad organizó un viaje de estudio por
el estado de Nueva York a modo de curso orientativo para to-
dos los estudiantes de geografía; fue allí donde empecé a fumar.
De hecho nunca antes había fumado pero vivir en Potsdam, en
un rincón del estado de Nueva York, no conlleva grandes ali-
cientes de manera que tienes muchos momentos aburridos: un
estudiante mayor me dio un cigarrillo como si fuese droga...
y desde entonces no he dejado de fumar tabaco mentolado.
Aquel 1961 también fue un año muy famoso para el beisbol:
tanto Roger Maris como Mickey Mantle consiguieron récord
de home runs.
Syracuse era uno de los principales campos de batalla de la
revolución cuantitativa en geografía, de manera que allí pude
experimentar tanto lo mejor de la geografía tradicional (inclu-
so con gente más tradicional que Hartshorne y el resto de pro-
fesorado de Wisconsin) como de las novedades que se estaban
dando. Donald Meinig fue de gran influencia para mí: él daba
clases de geografía cultural, especialmente sobre las culturas
y civilizaciones del mundo, enseñando acerca de centros y
periferias y cartografiando los núcleos originarios de determi-
nados grupos culturales. Fue la asignatura más emocionante
de todas. Siempre he tenido buena memoria de manera que
para entonces simplemente me dedicaba a absorber como una
esponja todo lo que recibía: aquella asignatura me influyó mu-
chísimo ya que era muy creativa y ofrecía propuestas nuevas y
geniales para entender la geografía cultural del mundo.

52

EDWARD SOJA.indd 52 09/07/2013, 14:09


Y también estaba Peter Gould. Aprender geografía cuanti-
tativa con él fue otra experiencia extraordinaria: poder explicar
las variaciones que se dan entre los continentes y después estu-
diar las excepciones y así ser capaces de conocer más de lo que
sucede. Comprender la lógica de las cosas a partir del análisis
de regresión fue otro de esos momentos orgásmicos: ¡Dios
mío! Aplicas unas estadísticas y ya tienes un mapa de algo y
luego lo correlacionas con un mapa de aquello otro y luego
está la variable dependiente y la independiente, explicas la
tasa de varianza, consigues el coeficiente de correlación que te
explica cuan buena es tu teoría… pero a continuación puedes
calcular lo que te ha quedado sin explicación y no sólo estadís-
ticamente sino que lo puedes cartografiar. Y para entonces ha-
ces tu propio análisis espacial para explicar qué es lo que causa
tal o cual modelo de regularidad. Todo ello me convirtió en
un convencido de los métodos cuantitativos: me vi haciendo
una especie de lógica teórica y utilizando una metodología que
abría la mente a nuevos conocimientos, a nuevas geografías
capaces de entender, explicar y descubrir.
En aquel momento yo ya disponía de un amplio conoci-
miento acerca de climatología, geomorfología, población, ciu-
dades y localización urbana, geografía política y fronteras, la
problemática regional del mundo que yo había estudiado con
Hartshorne, etc. Todo ello fue elevando mi conciencia analí-
tica sobre los aspectos geográficos y, de nuevo, me convenció
de algo que, de una manera algo inocente y simplista ya había
experimentado a los 10 años: la geografía es una manera extre-
madamente interesante de comprender el mundo.

—Pero además aquella fue una época muy movida en el te-


rreno político en los Estados Unidos, al menos en determinados
círculos intelectuales. Imaginamos que su evolución intelectual
fue de la mano de la de su pensamiento político...

53

EDWARD SOJA.indd 53 09/07/2013, 14:09


—No: la mayor parte de mi conciencia política llegó mu-
cho más tarde aunque, ciertamente, se respiraba una cierta for-
ma de socialismo en las calles del Bronx del que yo participé de
una manera u otra. En el instituto estudié ruso: me interesaban
la Unión Soviética y China (uno de mis primeros trabajos de
curso versó acerca de los nuevos asentamientos en Sinkiang) y
me fascinaba la región de Asia Central.
Mi conciencia política no estaba muy activa en aquellos
momentos pero fue evolucionando. Así, en Syracuse, se
acababa de crear un gran programa de estudios sobre África
Oriental, lo que propició mi interés por África y por los mo-
vimientos independentistas y de identidad nacional. Todo ello
fue instigando en mí una especie de sentimiento anticolonial
y una profunda simpatía hacia los africanos, pero todavía sin
componentes políticos. Seguramente yo todavía era demasia-
do joven para esta conciencia política, al menos más joven que
mis compañeros (aunque físicamente era mucho más grande
que ellos ¡lo que me ayudó muchísimo!).
Así pues, empecé a investigar sobre África en Syracuse.
Hice mi tesis doctoral y conseguí un trabajo en la
Northwestern University en 1965. Me casé en Chicago en
septiembre de 1965 (justo antes de empezar el curso) y mi
primer hijo nació en 1966. En la facultad mis mejores amigos
eran una pareja afroamericana que vivían en nuestro mismo
rellano y daban clases en el departamento de ciencias políticas:
al igual que cuando era niño, mi vida estaba de nuevo rodeada
por amigos de color.
Corre el año 1968. Los estudiantes organizan manifes-
taciones por todas partes y yo tengo casi su misma edad (28
años) pero una distinta posición de autoridad dado que ya
soy profesor ayudante. Me acuerdo en una ocasión que los
estudiantes estaban gritando y manifestándose por el campus
y que yo estaba en el departamento tomando café con Bill

54

EDWARD SOJA.indd 54 09/07/2013, 14:09


Ellis, el politólogo, y preguntándole, de una manera un tanto
incocente, si él pensaba que una revolución era efectivamente
posible: las manifestaciones en las calles de Chicago suponían
un reto diario pero yo, por aquel entonces, no creía posible
una revolución en los Estados Unidos (ahora empiezo a creer
que sí es posible). Por aquellos días yo no me manifesté por
las calles ni participé en ningún acto y debo reconocer que por
aquel entonces mi conciencia política no era muy fuerte; aque-
llos sucesos apenas afectaron mi trabajo e investigación, si bien
empecé a ser consciente de un cierto tipo de crítica socialista
marxista sobre el capitalismo como forma de interpretar lo que
estaba pasando.

—Su carrera académica se inicia con su tesis sobre África en


1967. Sin embargo, luego siguieron unos años de silencio hasta
que hacia 1980 empieza un camino como «teórico del espacio»
que sigue hasta hoy.
—Cuando publiqué el libro sobre Kenia algunas de las
reacciones y de las reseñas escritas por geógrafos africanos no
fueron muy favorables. Me decían: «¿cómo te atreves a hacer
un trabajo tan cuantitativo sobre África? ¡Es vergonzoso!» o
«¿Utilizas datos fiables?». Además, era la época del auge de
las teorías del subdesarrollo y de la dependencia, de manera
que también empecé a recibir críticas de contenido político
provinientes de la incipiente geografía marxista radical: a
pesar de mi mirada anticolonial se me acusaba de aceptar las
teorías de la modernización. Todo ello me hizo reflexionar
profundamente y comencé un período de muchas lecturas (y
ninguna publicación) que me hicieron dar cuenta de cuan po-
derosa crítica podía derivarse de mi propio trabajo… a la vez
que asumía el reto de mejorar mis textos a partir de las críticas
que se me estaban haciendo desde el marxismo y las teorías del
subdesarrollo.

55

EDWARD SOJA.indd 55 09/07/2013, 14:09


Al llegar a Los Ángeles en 1972 esta profunda autocrítica
de tipo político me hizo abandonar definitivamente todos los
temas que había investigado hasta entonces y empecé a elabo-
rar notas y comentarios acerca de la praxis espacial y también
en torno a la nodalidad urbana. De hecho, la idea de praxis
espacial era para mí el concepto central en mi traspaso desde la
geografía no aplicada hasta la planificación territorial. Cuando
estaba en la Northwestern University ya impartía docencia
relacionada con la teoría de los lugares centrales y con otros
temas propios de la geografía teorético-cuantitativa pero tan
sólo desde una óptica teórica, que es lo que se puede hacer
esencialmente en un departamento de geografía. Al pasarme
a un departamento de planificación territorial decidí que lo
que yo enseñase tenía que ser aplicable y relevante para los
profesionales del territorio. Todo esto supuso un gran giro
en mis intereses académicos e investigadores pero, en cierta
manera, me implicó todavía más en la reflexión teórica y en mi
argumentación acerca de la importancia del espacio. De hecho,
en un departamento de geografía, atrapado por las tradiciones
disciplinares (es decir, la necesidad de impartir unas asignatu-
ras introductorias, otras de tipo temático, otras de geografía
física, etc.), nunca habría podido realizar esta transformación.
El marco científico de la planificación urbana y territorial
no estaba encorsetado por ninguna tradición disciplinar y,
además, el plan de estudios del departamento de planificación
donde me incorporé (orientado por John Friedmann y dos o
tres personas más) era muy respetuoso con el pensamiento
espacial; de hecho, esto es lo que ellos me invitaron a impartir
allí. Fue así como empecé a escribir unos pequeños comenta-
rios sobre la praxis espacial.

—¿Cuándo empieza a incorporar las tesis marxistas a su


obra? ¿A través de Henri Lefebvre?

56

EDWARD SOJA.indd 56 09/07/2013, 14:09


—Yo ya conocía algo de Henri Lefebvre cuando David
Harvey le citó en Urbanismo y desigualdad social en 1973
pero, ciertamente, quienes me introdujeron a la obra de
Lefebvre fueron Costis Hadjimichalis y Dina Vaiou (dos
de mis primeros alumnos de doctorado en la University of
California, Los Ángeles): ellos dos conocían bien los textos de
Lefebvre ya que casi todos habían sido traducidos al griego.
Yo nunca había tenido la oportunidad de leer a Lefebvre y ha-
cerlo me permitió consolidar la influencia de Manuel Castells
y de David Harvey.
Y, como una consecuencia casi lógica, me convertí en geó-
grafo marxista… y todavía hasta hoy. Mi marxismo incorpora
algo que, intelectualmente, resulta estar muy poco de moda
en todos los campos: pienso que no es necesario rebuscar
en las fuentes originales (es decir, leer El capital entero) para
convertirse en un buen crítico marxista o en un buen geógrafo
marxista. No estoy diciendo que se debería evitar leer todo El
capital, pero siempre me he resistido a los rituales catequísti-
cos que han existido respecto a esta obra. Esto es así, en parte,
porque pienso que si encuentras un intérprete suficientemente
potente que pueda ofrecer aproximaciones útiles, ¿por qué de-
batirse con el original? Si este intérprete coincide plenamente
o no con el original es algo que no me importa demasiado pero
si su argumentación me proporciona nuevas miradas, nuevos
instrumentos, nuevas formas de interpretar la realidad políti-
camente o teóricamente, entonces… me parece bien: no tengo
por qué rebuscar en el pasado.
The Socio-Spatial Dialectic aparece en 1980 como el primer
gran texto público tras aquel largo período sin publicaciones
en el que me dediqué a re-pensar muchas cosas y me convertí
en marxista. De hecho el título previsto originalmente era
Topian Marxism: un guiño hacia el marxismo utópico pero es-
pacializado. No pretendía ser una prueba para mí mismo sino

57

EDWARD SOJA.indd 57 09/07/2013, 14:09


una crítica a todos los geógrafos marxistas por no tomarse el
espacio suficientemente en serio. Incluso hoy en día, cuando
me comparo con David Harvey, veo que tratamos acerca de
muchas cosas similares pero la diferencia radica en que yo
situo el espacio en primer lugar, y después la política… y él
lo hace al revés. Mi visión política va tras mi pensamiento es-
pacial. Ciertamente tiene que haber una politización pero esta
tiene que basarse en la necesidad de espacializar el pensamien-
to de todos.
Así, al poner antes que nada el espacio, en tanto que
geógrafo marxista tenía que escribir, casi de manera inevita-
ble, acerca de la dialéctica socio-espacial fundamentada en la
obra de Lefebvre. Rechacé todas las metodologías que había
aplicado anteriormente en mi trabajo académico y me pasé a
una geografía humana marxista crítica, pero sin abandonar la
firme confianza y la profunda motivación en el poder del pen-
samiento espacial.
Aunque no lo parezca, todo ello suponía una perfecta con-
tinuidad con la forma de ser que me caracteriza desde niño.
De hecho, yo nunca he tenido ninguna crisis personal o de
identidad: desde mis ocho años siempre he sabido lo que he
querido hacer y adónde he querido ir y nunca me he detenido.
Siempre me he referido al mismo tipo de argumentos simples
y esenciales: que todos deberíamos participar de la perspecti-
va espacial ya que es estimulante, poderosa, perspicaz, traza
nuevas ideas, crea nuevas posibilidades. Y en la década de 1980
todo ello todavía me motivaba.

—Después de tanto debate, ¿todavía se siente marxista?


—Hace 30 años yo era marxista porque el marxismo
aportaba una gran perspicacia, una excelente visión acerca de
lo que estaba sucediendo en el mundo. Hoy en día… ¿soy un
post-marxista? ¿Soy marxista en un 25%? ¿En un 40%? En

58

EDWARD SOJA.indd 58 09/07/2013, 14:09


cualquier caso, el marxismo ya no es suficiente para entender
la dinámica de lo que pasa. Lo que sí se ha mantenido a lo lar-
go de estos 30 años, aunque con diferentes significados, es el
sentido de resistencia.
Además del estudio de algo que ocurrió en el siglo XIX,
otro aspecto que es absolutamente esencial en mi trabajo es el
análisis de lo que sucedió en los años 1960 y 70 y que provocó
el inicio de un nuevo periodo totalmente distinto al preceden-
te. Este nuevo periodo, que abarca hasta el momento presente,
es tan diferente del anterior que no pueden usarse las mismas
categorías de análisis y ni tan sólo los mismos conceptos. Así,
temas como la globalización, la suburbanización, la difusión
urbana, la sostenibilidad, y tantos otros, no encajan con los
viejos modelos de análisis y requieren otros completamente
nuevos. Todo ello se relaciona con mi argumentación filosófica
pero también con mis planteamientos urbanos y postmetropo-
litanos, según los cuales, los estudios urbanos deben transfor-
marse totalmente.

—En 1989, el mismo año en que David Harvey publica La


condición de la postmodernidad, aparece su libro Postmodern
Geographies, que alcanza una gran difusión, especialmente
entre los no geógrafos, y pone ante las cuerdas muchas bases de
la disciplina geográfica.
—Empecé a reunir el material con el que elaboraría
Postmodern Geographies para intentar resolver una pregunta
recurrente: ¿por qué la gente no adopta una perspectiva espa-
cial? ¿Por qué no lo hacen los marxistas? ¿Por qué los politó-
logos y sociólogos y demás científicos no asumen esta pers-
pectiva? ¿Qué se lo impide? Postmodern Geographies también
fue escrito como un intento de explicar qué había impedido a
los geógrafos, y a los no-geógrafos, avanzar en la perspectiva
espacial si esta era su progresión lógica.

59

EDWARD SOJA.indd 59 09/07/2013, 14:09


La cuestión básica es: ¿por qué al tiempo se le considera
dialéctico, en movimiento, en proceso, en cambio… y por el
contrario al espacio se le trata como fijo, muerto, con un tras-
fondo inmóvil? ¿Por qué esto ha llegado a ser así? ¿Qué ha su-
cedido para que esto sea así? Nadie como Lefebvre había plan-
teado esta cuestión de manera tan explícita, si bien Foucault
ya había expresado este tipo de inquietudes en algunos de sus
artículos (algunos de los cuales yo, y muchos otros, citamos
muy a menudo)… y quizá todo empezase en Bergson.
En cualquier caso, fue Lefebvre quien sugirió una respues-
ta de tipo especulativo que tenía que ver con algo que sucedió
en la segunda mitad del siglo XIX y con la emergencia de la
Historia y de la expliación histórica en tanto que forma narra-
tiva básica de todo el pensamiento social occidental. Lefebvre
describió este proceso de manera muy precisa en La produc-
ción del espacio y, a través de este texto, yo empecé a desarro-
llar un discurso (que originalmente no era sólo mío) en el que
denunciaba que todo ello estaba sucediendo a la vez que surgía
el materialismo histórico y se generalizaba el pensamiento
marxista y, con ellos, la teoría socialista.
Yo conocía bien la cuestión porque en mis clases de geogra-
fía regional había impartido muchos temas relacionados con el
anarquismo del siglo XIX: mientras que los anarquistas se pre-
ocupan preferentemente del medio ambiente, de lo regional, de
lo federativo y de todo este tipo de cosas… Marx llega, da un
portazo y barre con todo. Por ejemplo: Marx criticó duramente
a Proudhon, fue muy cruel con él, incluso más que con pensa-
dores capitalistas como Adam Smith. Veo esta segunda mitad
del siglo XIX como la época en la que se perdió la oportunidad
de un verdadero pensamiento socialista. Ciertamente, se vivió
la aparición de las utopías así como el crecimiento significativo
de diversas formas libertarias de socialismo, anarquismo y anar-
cosindicalismo (siendo España uno de los principales lugares

60

EDWARD SOJA.indd 60 09/07/2013, 14:09


donde esta realidad floreció), pero todo ello fue aplastado por
la pujanza del materialismo histórico, el socialismo científico y
el marxismo.
En éstas llega Lefebvre y me ofrece las claves imprescin-
dibles para entenderlo todo. Él fue el único que, de manera
algo críptica al principio, empezó a explicar cómo Marx ha-
bía manipulado muchas de las ideas de Hegel, cambiando su
idealismo por materialismo a la vez que transformando su
espacialidad en historicidad y todo su discurso territorial en
uno de temporal. En Hegel la espacialidad está muy escondi-
da, tanto que a él siempre se le ha considerado estrechamente
relacionado con lo «histórico»: es así como empecé a excavar
en la bibliografía hegeliana. En un artículo publicado en una
revista hegeliana, encontré a alguien que afirmaba: «Al leer La
filosofía de la naturaleza veo que Hegel sitúa al tiempo como
un producto del espacio.» Nunca antes habíamos pensado
de esta manera. Así pues, empecé a desarrollar este tipo de
argumentación a la vista de la evolución del socialismo, del
marxismo y del pensamiento socialista a lo largo del siglo XIX
y me dediqué a leer textos acerca de la evolución de las ciencias
sociales. Por lo que encontré, estas siempre se autodefinían a
través de argumentaciones internas de tipo social, económico,
político o cultural acerca de la sociedad humana y de su histo-
ria y evolución. Nunca incorporaban una explicación externa
de tipo geográfico ya que cualquier interpretación geográfica
era vista como algo ajeno y de la que había que escapar… tal
como había sucedido a finales del siglo XIX, cuando el posibi-
lismo y el determinismo ambiental habrían dado a la geografía
una posición particularmente preeminente.
Después me interesé en los debates sobre el historicis-
mo alemán, especialmente en torno a aquella afirmación que
atribuía a los neokantianos la responsabilidad de la total des-
trucción del proyecto de Kant en relación con el equilibrio,

61

EDWARD SOJA.indd 61 09/07/2013, 14:09


similaridad y equivalencia entre tiempo y espacio. Fui profun-
dizando en esta misma linea para tratar de entender por qué
la historia entró en tal proceso de transformación a finales del
siglo XIX hasta convertirse en una especie de disciplina seminal
para toda la teoría, la filosofía y el pensamiento occidental…
mientras se relegaba a la geografía a tener que aceptar un papel
exclusivamente idiográfico y descriptivo. En la misma época
había geógrafos desarrollando estimulantes propuestas teóri-
cas, como fue el caso de Elisée Reclus y su Nueva Geografía
Universal, pero fueron completamente marginados, de mane-
ra que la desespacialización avanzó arrolladoramente durante
gran parte del siglo XX.
Esencialmente lo que dije en Postmodern Geographies es
que a lo largo del siglo XX la geografía moderna había evolu-
cionado encerrada en sí misma como una disciplina periférica,
introvertida, descriptiva y nada teórica, y que la fuerza de esta
mirada introvertida moldeó incluso a la geografía marxista, la
geografía cultural y la geografía feminista: a medida que estas
nuevas geografías iban emergiendo ya eran rodeadas por el
armazón de la tradición y la subordinación. Afirmé que todo
ello es, precisamente, un buen ejemplo de lo que es el subdesa-
rrollo: la historia subdesarrolló a la geografía, en una relación
similar a la de colonizador-colonizado. Y la geografía escondió
su rabo entre las piernas y aceptó su posición periférica.
Escribí Postmodern Geographies como una forma de decir
«¡Eh! ¡Ya está bien! Romped vuestras cadenas, liberaos de
todo esto. El pensamiento espacial va a cambiar todo esto, va a
abrir un montón de nuevas posibilidades.» Ahogados por una
geografía británica y norteamericana completamente atrofia-
das, para muchos jóvenes geógrafos resultó muy estimulante
que alguien que apenas conocían de nada, les conminase a libe-
rarse de aquellas estructuras y les empujase a probar caminos
nuevos y extraños. Efectivamente, y tal y como yo suponía,

62

EDWARD SOJA.indd 62 09/07/2013, 14:09


Postmodern Geographies, tuvo interesantes consecuencias
para mucha gente. Y, por supuesto, generó ciertas críticas
algunas de las cuales acepté en tanto que puntos débiles que
debían haberse reforzado.

—Thirdspace se publica en 1996, cuando el llamado «giro


espacial» incide notablemente en todas las ciencias sociales…
—Thirdspace fue escrito para profundizar en ciertas argu-
mentaciones previas, para aclarar determinados puntos y para
rellenar algunos vacíos, valiéndome sobre todo de Lefebvre
así como de Foucault, quien también jugó un papel destacado
en el desarrollo de mis investigaciones. En realidad, relativa-
mente poca gente parecía entender lo que yo pretendía pero
al empezar Thirdspace supe que estaba haciendo algo parecido
a una hagiografía de Lefebvre: yo lo denominé su «biografía
espacial» y formaba parte integral de mi crítica al historicis-
mo. Hasta entonces, el concepto de biografía era visto como
una descripción del tiempo vivido por alguien: una biografía
siempre había sido entendida como temporal; una biografía
«es» historia. Lo que yo intentaba hacer era una geografía
espacio-temporal, de manera que una biografía debería ser a
la vez espacial y temporal. Pero debido a la dominación he-
gemónica de lo histórico, siempre profundizamos muy poco
en los aspectos espaciales de las biografías. Es de esta manera
que me planteé hacer la biografía espacial de Lefebvre, el gran
pensador espacial del siglo XX, tan sólo para poder presentar
su pensamiento espacial (aunque Lefebvre hizo un montón de
cosas más). A menudo fui acusado de que tan sólo enfatizaba
en ciertos aspectos de la obra de Lefebvre pero, ciertamente,
esta era mi intención porque quería mostrar por qué las bio-
grafías debían ser redactadas de una forma totalmente distinta
para poder dar respuesta a la crítica del historicismo planteada
por la geografía postmoderna.

63

EDWARD SOJA.indd 63 09/07/2013, 14:09


Todos mis textos posteriores (tanto el artículo sobre
Ámsterdam como el capítulo sobre el condado de Orange o
el que trata sobre el Downtown de Los Ángeles) pretendieron
mostrar cómo cambian las cosas cuando se le añade espacio al
tiempo, cuando se espacializa lo que uno está haciendo.
Ciertamente yo jugué un papel destacado en el llamado
«giro espacial» de los años 1990, pero no fui el único. Desde
1984 dediqué gran parte de mi vida intelectual a esparcir la
proclama «piensa espacialmente» y a intentar encontrar 50
maneras distintas de plantear el mismo argumento y así con-
vencer a más y más gente sobre el hecho que pensar espacial-
mente podía ser muy positivo. Y de pronto casi todo el mundo
empezó a pensar espacialmente. Creo que incluso puedo fe-
char este momento y que quizá yo jugué un papel más decisivo
que Harvey, Foucault y Lefebvre en la difusión de esta idea.
Es por este conjunto de razones que en aquella época yo me
sentía tan entusiasmado con esta geografía tal y como lo había
estado con la vieja geografía cuando yo tenía diez años. Pero
la de ahora es una geografía que no necesariamente tiene que
ver con lo que los geógrafos piensan que es la geografía… pero
está en linea con lo que yo intenté convencer a la gente.
Thirdspace era una forma de utilizar las ideas de Lefebvre
y de Foucault a través de un lenguaje diferente pero con el ob-
jetivo de promover la misma cosa. Thirdspace no es totalmente
original mío sino que es otra manera de plantear el argumento
que Lefebvre y Foucault desarrollaron en los años 1960 y con
el que fueron enterrados… así que se trataba de una propuesta
de resucitar aquellos primeros intentos y darles fuerza renova-
da, de manera que este giro espacial (o como queramos llamar-
lo: giro espacial es quizá la manera más clara y sencilla) se ha
convertido no sólo en un pequeño cambio de paradigma sino
en una transformación radical en las formas de pensamiento.
De manera similar a lo que sucedió con los «estudios cultura-

64

EDWARD SOJA.indd 64 09/07/2013, 14:09


les» (y a diferencia del «giro lingüístico» y del «filosófico»),
no se trata de una moda menor y pasajera sino algo que pro-
dujo un efectivo cambio teórico, educacional, institucional, y
en otros muchos ámbitos. Insisto: no se trata de un pequeño
cambio de paradigma sino del inicio de la transformación de la
macroestructura de todo el pensamiento occidental. Este es mi
planteamiento básico (que es diferente del de los economistas)
y es que el giro espacial no es un hecho cualquiera; en algunos
aspectos es todavía muy débil, pero en otros ya es altamente
transformador.
Si todos los planteamientos sobre historicismo, dialéctica
socioespacial y trialética son ciertos, ello significa que durante
los últimos 150 años el pensamiento social occidental ha ido
sustentándose sobre un vínculo muy débil, sobre un com-
ponente muy frágil y potencialmente equivocado. Además,
evolucionó sin una perspectiva crítica espacial suficientemente
fuerte y central que la guiase de manera firme y potente, lo
que acabó por enterrarlo. Si todo ello es cierto, significa que
muchos (pero no todos) de nuestros hallazgos, de las coleccio-
nes de conocimientos acumuladas en las bibliotecas de todo
el mundo, de los cánones académicos, y de un sinfín de cosas
más… pueden ser cuestionados. La inserción de la perspec-
tiva espacial no va a afectar a todo pero habrá muchas áreas
en las que se van a evidenciar interpretaciones equivocadas y
juicios erróneos debido a la ausencia de la perspectiva espacial.
Cuando esta perspectiva espacial se consolide va a provocar
que ciertas áreas del conocimiento se desmoronen, se transfor-
men de arriba a abajo y se abran nuevas perspectivas radicales
inimaginadas en los últimos 150 años.

—¿Por qué cree que tanto Postmodern Geographies como


Thirdspace fueron recibidos con tantas reservas por parte de los
geógrafos y, especialmente, los geógrafos marxistas?

65

EDWARD SOJA.indd 65 09/07/2013, 14:09


—De Postmodern Geographies ya se escribieron algunas
reseñas críticas pero en Thirdspace fueron quizá menos ama-
bles y más contundentes: ¿por qué toda esta gente se enfadó
tanto? De hecho, me di cuenta de lo que estaba sucediendo
sólo indirectamente, a través de mis amigos. Allen Scott dijo:
«Bueno pues, ¡parece ser que yo sólo me dedico al Primer
Espacio!»
Sobre Thirdspace muchos de ellos entendieron que lo
único que yo estaba diciendo era: «geógrafos, sois todos unos
idiotas, no sabéis hacer geografía, sólo os sabéis dedicar al
Primer o al Segundo Espacio». Yo nunca afirmé esto pero
pronto comprendí que era así como se estaba entendiendo
mi texto. Elaboré las tesis sobre Lefebvre y sobre todo lo de-
más para mostrar la importancia de proceder a través de esta
«tercera vía» y resultó que no había ningún geógrafo entre los
que estaban siguiendo dicha tercera vía (quizá entre las femi-
nistas espaciales mencioné a Doreen Massey)… sólo Foucault,
Lefebvre, hooks, podían citarse como ejemplos.
Postmodern Geographies pretendió ser una crítica de la
geografía moderna, tanto de las corrientes positivistas como
de las nuevas tradiciones críticas del marxismo, del feminismo
y de la geografía cultural: ninguna de ellas era suficientemente
espacial. En cierto modo yo estaba reinventando la geografía y
proponiendo una geografía mejor que no estaba dedicada ex-
clusivamente a geógrafos con mentes privilegiadas sino a cual-
quier geógrafo que, leyendo aquel libro, hiciese el esfuerzo de
atreverse con ese Tercer Espacio. Así pues, muchos geógrafos
empezaban a leer mi libro como viniendo de un amigo y lo
terminaban muy enfadados y escribiendo duras reseñas contra
mi.
La peor crítica que Massey me lanzó fue afirmar que «todo
esto que dices no es tan nuevo ni tan interesante: ¿tenemos que
aguantar toda la primera parte de tu libro para llegar a entender

66

EDWARD SOJA.indd 66 09/07/2013, 14:09


el Tercer Espacio?» La razón de esta frase radica, seguramen-
te, en el hecho que, por razones editoriales tuve que repartir
mis argumentaciones teóricas en los dos primeros libros, de
manera que sólo leyendo los tres ensayos a la vez podrían en-
tenderse de manera completa las razones de mi argumentación
(siendo la tercera entrega, Postmetropolis, la parte aplicada, el
análisis empírico contemporáneo de la nueva mirada sobre las
ciudades).

—La crítica de las geógrafas feministas fue espacialmente


dura...
—Sí: en la geografía feminista británica se produjo una
fuerte ola de críticas contra mi a pesar de que, secretamente,
admitían que mi texto les era muy sugerente. Si bien a me-
nudo ello no era reconocido públicamente, supe que mi obra
estaba teniendo un fuerte impacto; con todo, Postmodern
Geographies nunca tuvo una reseña propia en una revis-
ta británica de geografía. Michael Dear publicó una en los
Estados Unidos, pero en Inglaterra nunca tuve una reseña de
Postmodern Geographies que no estuviera relacionada con la
obra de David Harvey. Y en todas las reseñas conjuntas del
libro de Harvey y el mío siempre se repetía el mismo tipo de
crítica: «la ciudad según los hombres y para los hombres»,
«perdidos en el espacio», etc.
Por aquel entonces, Harvey era muchísimo más conocido
que yo, pero para Doreen Massey y otras personas, Harvey y
yo éramos hombres maduros y con mucho poder de influencia
en nuestro ámbito. Comparado con Harvey yo era muy poco
conocido, de manera que a muchos geógrafos Postmodern
Geographies les llegó de manera algo sesgada. Imagino que
en España sucedió algo parecido pero, a la vez, fuisteis capa-
ces de entrar en contacto directo con mi trabajo, lo que debe
considerarse muy positivo ya que no padecisteis estas otras

67

EDWARD SOJA.indd 67 09/07/2013, 14:09


cosas que estaban sucediendo paralelamente. Aunque con
cierta distancia, los geógrafos australianos valoran mucho más
mi trabajo, mientras que hasta cierto punto los británicos y
norteamericanos continúan pensando aquello de que «Soja es
aquel antifeminista y terrible masculinista» o «es aquel que ha
destrozado la geografía».

—Postmetropolis debía ser la segunda parte de Thirdspace


pero parece que tomó entidad propia. En Postmetropolis reto-
ma, con una tremenda fuerza, la tesis que Jane Jacobs formuló
en 1969 sobre la precedencia de las ciudades.
—El propósito original era que Postmetropolis apareciese
seis meses después de Thirdspace pero al descubrir Çatalhöyük
me quedé prendado de esta ciudad. De hecho me interesé por
Çatalhöyük antes de darme cuenta que Jane Jacobs ya había
escrito sobre ella: entonces fui a hablar con Jane. En aquel mo-
mento yo también estaba muy atento a las propuestas de Allen
Scott y los nuevos geógrafos económicos, con su discurso
sobre el poder generativo de las ciudades; a partir de todo ello
empecé a pensar que esta mirada poderosa y explosiva acerca
de las ciudades era el descubrimiento más importante que el
pensamiento espacial había propiciado nunca. Nunca habría
imaginado la cantidad de ideas que todo ello me permitió ge-
nerar a lo largo de la década de los años 1990; es cierto que no
estaban en la primera versión de Postmetropolis sino que los
fui desarrollando desde entonces. ¿Sería la espacialidad urbana
la causa originaria del desarrollo económico? ¡Oh, Dios mío!
La causa más decisiva del desarrollo económico… y Jane
Jacobs habría añadido «¡desde hace 12.000 años!». Algunos
economistas me lo confirmaron: «sí, por supuesto, pero toda-
vía no sabemos muchas cosas acerca de ello; no sabemos cómo
es que es así ni cuáles son sus mecanismos pero ya comenza-
mos a entender algo». Entonces empecé a contactar con los

68

EDWARD SOJA.indd 68 09/07/2013, 14:09


economistas que en sus artículos venían a decir: «bien, sí, de
entrada aceptamos la idea de que la urbanización es la princi-
pal causa del desarrollo económico, pero este principio tiene
algunas pequeñas debilidades: quizá deberíamos hacer algunas
comprobaciones para contrastar si es cierto o no y ver si toda-
vía hay algo más». Y bien, tras estas comprobaciones se mo-
dificaron algunas ideas pero esencialmente se dio pleno apoyo
al argumento básico: la urbanización es la causa primaria del
desarrollo económico. Ello me permitió ir mucho más lejos de
lo que nunca antes había escrito en los anteriores libros pero,
en cualquier caso, estaba perfectamente correlacionado con mi
discurso.
Michael Storper reconoció la influencia de Jane Jacobs
y la referenció en sus artículos, pero hay muchos geógrafos
económicos que utilizan los textos de Jacobs y nunca citan
Muerte y vida de las grandes ciudades. En La economía de
las ciudades es donde Jacobs plantea de manera más directa y
efectiva el argumento sobre la primacía de las ciudades en el
proceso de desarrollo económico, y lo hace a través del ejem-
plo de Çatalhöyük y de la ciudad ficticia de Nueva Obsidiana.
Lo importante de Jacobs es que no está diciendo que para que
la urbanización tuviese lugar se necesitaba de un excedente
social procedente de la agricultura, sino que la urbanización
era necesaria para la producción de un excedente social y, pues,
para la revolución agrícola: ¡justo al revés del discurso más
habitual de la arqueología y la antropología marxistas! Cada
año se descubren asentamientos urbanos más antiguos en los
territorios incas, mayas y de otras civilizaciones antiguas… lo
que empieza a hacerme creer que la mayor parte de manuales
están equivocados.
Por cierto, en Postmetropolis yo exageré al usar el argumen-
to de Jacobs acerca de que las ciudades precedieron a la revolu-
ción agrícola: pienso que probablemente es mejor ver este tema

69

EDWARD SOJA.indd 69 09/07/2013, 14:09


como una evolución paralela, pero es cierto que no podía haber-
se dado la revolución agrícola sin dos de las fuerzas básicas ori-
ginadas en los asentamientos urbanos: la creatividad y la necesi-
dad. O si no: ¿cómo te explicas que 2.000 cazadores y recolec-
tores vivan juntos? ¿Por qué demonios los granjeros tenían que
reunirse? ¿Por qué decidieron vivir juntos? Aparentemente no
hay ninguna razón para mantener estos conjuntos urbanos que
no eran útiles para cazar y recolectar. En el Neolítico se crean
aglomeraciones fundadas a partir de los intercambios comercia-
les de productos como aquella maldita y pesada obsidiana, los
pedernales de sílex u otras piedras importantes. ¿Y qué haces
con este pesado material? ¿Lo distribuyes entre las poblaciones
nómadas y vas cargado de tienda en tienda repartiendo «aquí
están tus piedras»? ¿No es lógico que las bandas de cazadores
se junten en determinados asentamientos hasta formar aglome-
raciones de incluso 2.000 o 5.000 habitantes? Çatalhöyük tenía
12.000 o quizá 15.000 habitantes. El desarrollo artístico precoz
de Çatalhöyük es impresionante y dicha creatividad espectacu-
lar es muestra de su prosperidad.
Ian Hodder es el arqueólogo que ha venido desarrollan-
do gran parte de las excavaciones y que ha ganado una gran
reputación por su sensibilidad a las temáticas espaciales y por
colaborar estrechamente con Waldo Tobler y otros geógrafos
cuantitativos dedicados a predecir los lugares de excavación
gracias a la aplicación de la teoría de la localidad central a los
sistemas comerciales de antaño. La gran ironía de todo ello es
que Ian Hodder es el hijo de un colega geógrafo con el que
mantuve una gran amistad durante mi estancia en África.

—Usted es un geógrafo que es conocido y apreciado sobre


todo fuera de la geografía, ¿tiene alguna explicación para ello?
—Lo que afirman muchas personas, desde muy diversos
marcos científicos, es que el desafío que yo le propongo a la

70

EDWARD SOJA.indd 70 09/07/2013, 14:09


geografía les inspira a plantear un reto espacial a sus propias
disciplinas. Este es uno de los mayores efectos de mis proposi-
ciones. También es cierto que muchas de mis propuestas sobre
el giro espacial han tenido unas repercusiones muy superficia-
les, quizá por haber coincidido con el momento en el que el es-
pacio «se ha puesto de moda» y gracias a lo cual todo el mundo
ha empezado a insertar vocabulario típicamente geográfico en
sus trabajos: es el caso, por ejemplo, de «cartografía» («carto-
grafiando el estado-nación», «remapificando el imperialismo»,
«la cartografía del poder», «la poética de la cartografía», etc.).
Pero todo ello no contiene el espacio: son simples palabras que
no aportan nada.
Todo esto está muy bien, pero hay que reflexionar sobre
lo que está sucediendo en la geografía tras 150 años de segre-
gación, de aislamiento, de periferalización: el estallido del pen-
samiento espacial se ha hecho presente a una escala y con un
alcance sin precedentes y, además, a un nivel transdisciplinar.
En algunos aspectos y lugares se ha desarrollado de manera
muy superficial, mientras que en otros lugares y circunstancias
ha penetrado mucho más a fondo. Pero en conjunto se trata
de un proceso nuevo, que tiene diez años como mucho. En un
momento de euforia, yo dije que este podía ser el hecho más
importante del siglo: es un cambio transcendental en el pen-
samiento occidental. Es cierto que a finales la década de 1990,
cuando yo decía algo así todavía me sentía incómodo. Pero tan
sólo cinco años más tarde (y reconozco que no por mi causa,
sino que han venido ocurriendo muchas cosas para que esto
suceda) las cosas cambiaron completamente. Y todo esto me
parece extraordinario.
Desde la música étnica hasta la ecología, hoy todo el mun-
do me dice: «ya leí su libro sobre Lefebvre», y me invita a dar
conferencias sobre el impacto del giro espacial. Y muchos me
dicen: «explíquenos qué es lo que pasa, ¿por qué nunca antes

71

EDWARD SOJA.indd 71 09/07/2013, 14:09


había sucedido algo así?» Cuando hace diez años impartía estas
conferencias muchos asistentes se enfadaban ostensiblemente
o se marchaban confundidos y sin haber entendido nada; hoy,
al impartir esa misma conferencia ante esa misma audiencia me
dicen: «bien, esto ya lo sabemos: ¿no nos dices nada nuevo?»
Ciertamente, las cosas han cambiado radicalmente en tan sólo
diez años…

—Tal vez lo que debería cuestionarse son las barreras entre


disciplinas o la misma existencia de esas disciplinas científicas.
¿Quizá tendríamos que abandonar el término «geografía» y
empezar a hablar sólo de «pensamiento crítico espacial»?
—Sí, estoy de acuerdo: esto es exactamente lo que yo he
estado planteando, sin negar por ello mi propia identidad
académica. Este siempre ha sido mi objetivo: crear una espe-
cie de «departamento de estudios críticos espaciales»… pero
la mayor oposición a este proyecto ha llegado precisamente
de los geógrafos, que ante este mayor énfasis en el espacio
temen la desaparición de los departamentos universitarios de
geografía. Su reacción ha sido volver al historicismo espacio-
temporal y aceptar que cada disciplina tenga su historiador:
incluso la biología o la física tienen sus historiadores y, de
hecho, los departamentos de historia enseñan metodologías
sobre cómo implementar todas estas «historias de las disci-
plinas académicas». Ciertamente hay una variedad infinita de
«historias» porque todo lo que ha existido en un momento u
otro tiene una dimensión histórica significativa y esto lo acep-
tamos como una ley incuestionable. Lo que vengo a decir es
que el espacio debería ser considerado de la misma manera:
cada departamento debería tener a alguien con una perspectiva
espacial crítica encargado de analizar no ya el devenir histórico
de cada disciplina sino también su dimensión espacial. En este
sentido, deberían existir departamentos de estudios espaciales

72

EDWARD SOJA.indd 72 09/07/2013, 14:09


críticos, ya fuesen denominados de geografía, de geografía hu-
mana crítica o de cualquier otra forma. Esta también sería una
manera de superar aquellas arcaicas divisiones internas entre,
por ejemplo, geografía física y geografía humana.
En todo esto se ve que las cosas están evolucionando y se
nota que es un ámbito interesante: es una prueba de la postmo-
dernización de la geografía.

—¿Hacia dónde está dirigiendo ahora su reflexión?


—Ahora estoy escribiendo acerca de la «justicia espacial»
en relación con muy diversos ámbitos. Se trata de un concepto
todavía muy poco desarrollado pero que creo que tiene un gran
potencial, similar al que viene observando el concepto de «ca-
pital espacial» gracias al cual estamos empezando a entender la
ciudad como el fundamento de la política mundial, tal y como
Aristóteles ya había afirmado. Me gusta mucho Engin Isin
cuando argumenta, de una manera casi ontológica, que ser po-
lítico equivale a ser urbano, y que vivir en ciudades y asimilar
el estímulo de la aglomeración urbana no sólo genera desarro-
llos y desigualdades económicas sino que es la fuerza genera-
tiva de todas las políticas… incluso de las políticas rurales. Lo
urbano genera nacionalismo y regionalismo y ruralismo: todo
tipo de políticas, incluso una política sobre los recursos dentro
de la ciudad. Pero la espacialidad y, en concreto, la espacialidad
urbana, ha sido casi totalmente eliminada de los debates sobre
democracia, ciudadanía, derechos, justicia, libertad, etc. Ahora
está siendo redescubierta no solo como otra moda pasajera
más sino como un fundamento, un elemento central y esencial
que nos lleva a entender la verdadera naturaleza de la demo-
cracia, de la ciudadanía, de la misma política.
Todo ello supone que el giro espacial comienza a salir de
los debates académicos disciplinares abstractos y teóricos y
empieza a introducirse en la práctica política como tal. Y, a

73

EDWARD SOJA.indd 73 09/07/2013, 14:09


mi entender, la «justicia espacial» trata de esto, precisamente.
Aunque obviamente podrían analizarse muchos otros lugares,
creo que los ejemplos que voy a tratar están en Los Ángeles y
no en Chicago, Nueva York, París o Barcelona, porque en los
últimos 20 años esta ciudad ha concentrado el mayor grupo
de estudiosos dedicados al pensamiento espacial de todo el
mundo. En muchos de ellos ha habido una voluntad explícita
de que este saber académico se filtrase hacia el «mundo real»
y el dominio público: sindicatos de trabajadores, asociaciones
de vecinos, movimientos comunitarios, gente de clase obrera
de los barrios periféricos, etc. Es así, por ejemplo, como des-
de el departamento de urbanismo de UCLA (y mucho menos
desde el de geografía) se ha propiciado que en Los Ángeles
haya existido una estrategia espacial de solidaridad laboral,
de organización social, o de enfoques territoriales acerca del
desarrollo comunitario. Se trata de algo así como un «regiona-
lismo comunitario de base» que ha sido hecho partícipe gracias
a las aportaciones de estudiantes y profesores (yo no soy el
único: cabe resaltar el trabajo de Allen Heskin o el de la ur-
banista especialista en vivienda Jacquie Leavitt), involucrados
en numerosas iniciativas de desarrollo comunitario. Se trata de
gente dedicada a realizar microestudios de planificación co-
munitaria: un tipo de investigación que hasta ahora ha tenido
escasa conexión con la geografía ya que la mayoría de ellos son
urbanistas y planificadores.
El término de «justicia espacial» ha sido utilizado por
muchos investigadores pero por ningún geógrafo marxista:
ni tan sólo por David Harvey o Don Mitchell. Harvey, en sus
formulaciones liberales, habló de «justicia territorial» pero
en el momento en que se convierte en marxista, lo abandona:
¡a los marxistas no les gusta hablar de justicia! No es que no
les guste la justicia ni que crean que no deba hacerse justicia
pero la justicia es como los barrios pobres: es un problema

74

EDWARD SOJA.indd 74 09/07/2013, 14:09


que no puedes resolver sin una transformación estructural.
De manera que, ¿por qué fijarse en ella si se convierte en un
tema reificado? Este es el pensamiento tradicional marxista
y los geógrafos marxistas simplemente rehúyen el tema. En
un fantástico artículo Gordon Pirie se pregunta si la justicia
espacial es posible: ¿qué es lo que falla para que no la alcan-
cemos? ¿Por qué ni tan sólo conseguimos desarrollar el con-
cepto de «justicia espacial»? ¿No podríamos intentar adoptar
este nuevo pensamiento espacial y esta noción de justicia
territorial y con ellos desarrollar un verdadero concepto de
justicia espacial?

—Visto así, el concepto de «capital espacial» parece algo casi


obvio...
—Sí, pero creo que hay que recordar que el capital espacial
también tiene una gran capacidad para generar desigualdad,
para propiciar (a la vez) inclusión y exclusión, efectos positi-
vos y negativos.
Tal como afirmaba John Friedmann (y, con él, los que
nos dedicamos al pensamiento espacial regional), podemos
tener eficiencia y equidad a la vez pero, una amplia mayoría
de economistas todavía defiende que si hay eficiencia habrá
intercambios desiguales y si hay igualdad habrá ineficiencia en
los intercambios. Así, muchas teorías clásicas del desarrollo
siguen considerándolo como un proceso único cuando, en
realidad, el desarrollo tiene dos caras opuestas: el crecimiento
de los países centrales implica el subdesarrollo de los perifé-
ricos. Perroux, Myrdal, Hirschman, Friedmann tienen muy
presente esta duplicidad y tienden a considerar ambas caras a
la vez: las repercusiones, la polarización, la diseminación, etc.
Ello permite que surjan conceptos como el del capital espacial
o teorías como la de los «polos de desarrollo». Mucho de lo
que hoy se está investigando en geografía económica tiene que

75

EDWARD SOJA.indd 75 09/07/2013, 14:09


ver con las economías de aglomeración, con la formación de
clusters, etc. lo que nos permite empezar a entender algo del
funcionamiento de dichos polos.
Storper ha aportado más que nadie acerca de estos proce-
sos gracias a su esclarecedor The Regional World (¡qué gran
título!): yo le considero a él un nuevo regionalista, más de lo
que él mismo admitiría. Storper afirma que las regiones son
tan importantes como las familias, los estados o los merca-
dos; en tanto que fuerzas motrices, las economías regionales
son tan decisivas como la competencia capitalista o la estra-
tificación y desigualdad social. Esta afirmación se convierte
en una contundente proclama sobre el poder de las regiones
y contribuye a hacernos comprender la flexibilidad econó-
mica, los enfoques relacionales, el capital social, los elemen-
tos vinculados a los aspectos sociales y políticos, y un largo
etcétera que se sintetiza en las llamadas «interdependencias
fortuitas». Me acuerdo de la primera vez que leí esta palabra
y pensé «¡qué concepto tan estúpido!» y cuando empecé a
entender su significado pensé… ¡Dios mío! ¡Eso es! ¡Esa es
la clave que abre todo nuestro conocimiento! Es un concepto
que no trata del mercado y difícilmente se mide con estadísti-
cas y modelos econométricos sino que habla de una interde-
pendencia humana y social: este concepto es un buen ejemplo
de los avances que produce el pensamiento espacial… y, pues,
ello me hace especialmente entusiasta de la potencialidad del
concepto de «capital espacial».
Ahora estoy intentando convencer a los economistas de
que reconozcan la importancia de este tipo de cosas, especial-
mente desde que ellos aceptaron utilizar la idea del «capital
social». ¿No parece lógico que Soja llegue y empiece a hablar
de capital espacial? El capital espacial parte del mismo tipo
de lógica que el capital social, ahora tan en boga: los factores
espaciales, las relaciones, los recursos, las ventajas, la localiza-

76

EDWARD SOJA.indd 76 09/07/2013, 14:09


ción, la distancia, la atmósfera, la creatividad, la densidad, la
proximidad… todo ello da prioridad a todo tipo de procesos
económicos, desde el comportamiento de una empresa hasta la
generación de riqueza y desarrollo.
El «derecho a la ciudad» es, junto con el de justicia espacial,
otro concepto emergente, también con claras connotaciones
políticas… pero ninguno de los dos ha llegado al gran público,
que aún no está convencido de la necesidad de reclamar justi-
cia espacial. Hasta donde yo conozco, esto sólo ha empezado
a suceder en Los Ángeles aunque algunas pequeñas cosas han
empezado a moverse también en Londres, en Italia... Tal y
como ya ha empezado a pasar con el capital espacial, en los
próximos cinco o diez años vamos a ver como el concepto de
justicia espacial se interrelaciona con el derecho a la ciudad y
quizá con el de justicia ambiental. El tema del medio ambiente
«funciona» en la política y entre el público norteamericano,
británico y de todas partes; el tema del espacio aún no ha fun-
cionado pero lo hará pronto: el concepto de capital espacial
ya casi está aquí y el de justicia espacial necesita todavía un
pequeño empujón.

—Usted parece preferir el término «espacio» a otros menos


abstractos y con mayor sentido social como territorio o lugar.
—Sí, a mi entender «territorio» es utilizado, demasiado a
menudo, como una forma de evitar denominar las cosas por su
carácter «regional» o «espacial».
Para mí el espacio y la espacialidad son una categoría
esencial que debe ser considerada en conjunción con ese com-
promiso a gran escala del que estaba hablando: el pensamiento
espacial. Dentro de esta categoría existe un buen número de
componentes básicos que interactúan entre sí: el territorio y
la territorialidad son uno de ellos. El lugar y la formación de
lugares es otro. No veo muy clara la confrontación entre lugar

77

EDWARD SOJA.indd 77 09/07/2013, 14:09


y espacio. El lugar forma parte de lo espacial. La escala y lo
escalar forma parte de lo espacial pero mucha gente, incluyen-
do a Neil Smith, afirma que «la escala lo es todo», lo cual es
absurdo. Yo no quiero considerar ni el territorio ni el lugar
como algo que «lo es todo». Para mí, todos estos elementos
están incluidos en lo espacial al igual que la regionalidad, la
nodalidad, las redes espaciales… Pero también es cierto que
no hemos sabido definir el espacio de manera muy efectiva, de
manera que todavía existe una gran confusión y es difícil darle
un significado claro.
El lugar es algo concreto, real, político, delimitado. El es-
pacio es abstracto, funcional, aleatorio, capitalista, manipula-
dor. Los investigadores antiteóricos no dicen que se dedican al
espacio sino al lugar. El territorio es algo bueno: es el lugar, es
la historia, es real, es lo social, es la memoria, es lo humano. El
concepto de «territorio» es algo confuso: de ahí mis constantes
batallas con Robert Sack, quien es la personificación del debate
entre lugar y espacio (si bien reconozco que me gustó su libro
sobre la territorialidad humana). Os gustará un artículo mío,
muy antiguo, sobre la territorialidad: uno de mis textos más
importantes que recientemente ha sido recuperado por muy
diversas personas, entre las cuales Stuart Elden. Se trata del
primer texto efectivamente teórico que yo escribí y que titulé
The Political Organization of Space.
En geografía existe una dicotomía clásica que enfrenta el
espacio, entendido como algo abstracto, con el lugar, consi-
derado como algo concreto; mi opinión es que esto es una
supersimplificación que, además, te obliga a escoger… y yo
no quiero elegir: quiero a ambos, quiero tener a los dos y a
muchos más. También es cierto que las dicotomías son algo
habitual en el pensamiento filosófico y geográfico y que con-
tienen algo de verdad pero no me gusta verme en la obligación
de optar por una u otra verdad: para superar las dicotomías

78

EDWARD SOJA.indd 78 09/07/2013, 14:09


aparece el deseo de plantear las cosas de manera relacional y
creativa y, pues, más interesante. Pero ahí surge, una vez más,
la resistencia de la geografía tradicional a aceptar los cambios
y los planteamientos del giro espacial: fuera de la geografía no
existen tales restricciones y resistencias. Yo hago geografía y
me identifico con el espacio, y me siento bien así. Dejemos a
los no geógrafos que nos den su apoyo: será muy positivo para
la geografía.

—¿Es posible trasladar la fuerza de ese análisis espacial


y de conceptos como capital espacial o justicia social, ya no
sólo hasta la gente corriente para intentar dar respuestas a los
problemas de cada día, sino introducirlos en el lenguaje de los
políticos y de las personas que están decidiendo lo que pasa en
el territorio?
—Esta es una de las razones por las que yo estoy trabajan-
do con la justicia espacial y el capital espacial: es otra vuelta
de tuerca a mis argumentos tradicionales. Mis tres primeros
libros son, en el fondo, un mismo libro, pero intentando expli-
car las cosas de maneras diferentes. Ahora estoy escribiendo la
misma historia que siempre he escrito, pero con la intención de
que esta vez llegue a quien vive el día a día.
La respuesta es: sí, puede hacerse pero no va a ser fácil.
Quizá de momento solo se pueda decir qué es lo que Soja está
intentando hacer y que tiene la firme promesa de llegar hasta
el final. Por cierto: pienso que sí se está alcanzando a esta gente
que mencionas… pero el paso de incorporar estas propuestas,
de una manera plena y efectiva, a su propia manera de hacer las
cosas es algo mucho más difícil. No es nada fácil pero lo que se
puede hacer es intentar llegar hasta estas personas y explicarles
tanto y tan claramente como sepas acerca del por qué estas
propuestas son tan importantes, qué alcance y dimensiones
tiene este reto y qué tipo de nuevas formas de pensamiento se

79

EDWARD SOJA.indd 79 09/07/2013, 14:09


están abriendo. De hecho, esto es lo que más me atrae del argu-
mento sobre el capital espacial: no tanto el desarrollo teórico
implícito sino que la gente reconoce que el capital espacial es la
más importante fuente de desarrollo económico.

80

EDWARD SOJA.indd 80 09/07/2013, 14:09


III. ANTOLOGÍA DE TEXTOS:

LA DIALÉCTICA SOCIO-ESPACIAL *

El espacio y la organización política del espacio


expresan las relaciones sociales pero también influ-
yen en ellas... La industrialización, que en tiempos
produjo el urbanismo, está siendo ahora produ-
cida por éste (…). Cuando usamos la expresión
«revolución urbana» designamos al conjunto de
transformaciones por las que atraviesa la sociedad
contemporánea y que provocan el cambio de un
periodo en el que predominaban las cuestiones de
crecimiento económico y de industrialización a un
periodo en el que la problemática urbana se con-
vierte en decisiva.

Estas observaciones están extraídas del epílogo de Social


Justice and the City (1973: p. 306) en el que David Harvey
realiza un breve repaso y una crítica de las ideas de Henri
Lefebvre sobre la realidad urbana, la organización del espa-
cio y el análisis marxista contemporáneo. Pero la interpreta-
ción de Harvey es algo más que una presentación positiva de
Lefebvre para la geografía marxista anglófona. También resu-
me el modelo de respuesta a la teoría del espacio de Lefebvre
que ya había aparecido en francés en el importante trabajo

* Traducido de Postmodern Geographies. Londres & Nueva York: Verso,


1989; pp. 76-93.

81

EDWARD SOJA.indd 81 09/07/2013, 14:09


de Manuel Castells La question urbaine (1972). A pesar de
que ensalza a Lefebvre, Harvey no está de acuerdo con su
insistencia en el papel «decisivo» y «pre-eminente» de las
fuerzas de estructuración espacial en la sociedad capitalista
moderna. Tanto Harvey como Castells reconocen la brillante
contribución de Lefebvre al considerar la organización del
espacio como un producto material, la relación entre las
estructuras espaciales y sociales del urbanismo, así como el
contenido ideológico del espacio creado socialmente. Pero
tal vez Lefebvre habría ido demasiado lejos. Ambos insinúan
que Lefebvre había colocado la problemática espacial urbana
en una posición aparentemente autónoma e intolerablemente
central. Había puesto un acento exagerado en la estructura de
relaciones espaciales mientras que los papeles más fundamen-
tales de la producción (frente a la circulación y el consumo),
de las relaciones sociales de producción (frente a las espa-
ciales), y del capital industrial (frente al financiero) habían
quedado diluidos en una interpretación excesiva —lo que
Lefebvre llamó «revolución urbana», La révolution urbaine
(1970). En su conceptualización de lo urbano, Lefebvre pare-
cía estar sustituyendo el conflicto de clases por un conflicto
espacial/territorial como la fuerza generadora de las grandes
transformaciones sociales.
La cuestión fundamental para Harvey en 1973 era si la or-
ganización del espacio (en el contexto de lo urbano) era «una
estructura separada con sus propias leyes de construcción y
transformación interna» o bien era «la expresión de un con-
junto de relaciones que formaban parte de alguna estructura
más amplia (como las relaciones sociales de producción)».
Para Harvey —como antes para Castells— Lefebvre era más
bien un «separatista espacial» y sucumbía así a lo que podría
llamarse fetichismo del espacio. Así, pioneros de la geografía
marxista como Harvey y Castells, en su pretensión de ser se-

82

EDWARD SOJA.indd 82 09/07/2013, 14:09


rios y rigurosos en su aplicación del marxismo, empezaron a
establecer las barreras que un análisis espacial radical nunca
debía traspasar.
Este modelo de respuesta impregnó el nuevo análisis
marxista del espacio que se desarrolló en los años 1970, mi-
tigando sensiblemente su impacto y debilitando sus logros.
La reacción contra Lefebvre y el mal entendimiento de sus
ideas fue una de las manifestaciones de esa tendencia a la ri-
gidez. Puede incluso darse un paso más y argumentarse que
la primera generación que desarrolló una forma explícita
de análisis marxista —ejemplificada de la mejor manera en
los trabajos pioneros de Harvey y de Castells pero también
en la literatura sobre economía política radical regional y
urbana (véase el capítulo 4*)— se construyó sobre una con-
ceptualización innecesariamente limitada de las relaciones
espaciales. De modo que las que debían haber sido unas
implicaciones de gran alcance del análisis espacial marxista
fueron innecesariamente recortadas por los esfuerzos bien
intencionados, aunque de cortas miras, de los científicos
radicales para evitar los supuestos peligros del fetichismo
espacial.
Irónicamente, la primera fuente de malentendidos pare-
cía residir en la propia incapacidad del análisis marxista para
apreciar el carácter esencialmente dialéctico de las relaciones
espaciales y sociales así como las de otras esferas estructural-
mente relacionadas, como la producción y el consumo. Como
resultado, en lugar de explorar con sensibilidad la mezcla de
oposición, unidad y contradicción que define la dialéctica
socio-espacial, la atención se dirigió demasiado a menudo a

* N.T.: Se refiere a «Urban and Regional Debates: the First Round», capítulo
4 de Postmodern Geographies, pp. 94-117.

83

EDWARD SOJA.indd 83 09/07/2013, 14:09


incidir en la cuestión de la primacía causal.1 Dentro de la ri-
gidez de esta lógica categórica, era difícil ver que la dialéctica
socio-espacial no encajaba en ninguna de las dos alternativas
que Harvey cuestionaba a Lefebvre. La estructura del espacio
organizado no es una estructura separada con sus propias le-
yes autónomas de construcción y transformación ni tampoco
es simplemente una expresión de la estructura de clases que
emerge de las relaciones sociales (y, por tanto, ¿aespaciales?)
de producción. Es, en cambio, un componente dialécticamente
definido de las relaciones generales de producción, relaciones
que son simultáneamente sociales y espaciales.
Para establecer esta simultaneidad, debe demostrarse con
claridad que existe una homología espacial con las relaciones
de clase definidas tradicionalmente y, por lo tanto, con las con-
tingencias del conflicto de clase y de transformación estructu-
ral. Como intentaré demostrar, esta homología clase-espacio
puede encontrarse en la división regionalizada del espacio
organizado en centros dominantes y periferias subordinadas,
perfectamente captada por el concepto de desarrollo geográ-
ficamente desigual. Esta conceptualización de los vínculos
entre la diferenciación social y la espacial no implica que las

1. El comentario de Richard Walker a mi visión inicial de la dialéctica socio-


espacial del trabajo sobre «Marxismo tópico» presentado en el Congreso Anual
de la Asociación de Geógrafos Americanos de 1978 en Nueva Orleans, es típico
de este impulso a proteger la eterna primacía de lo social (no espacial). Walker, en
un interesante artículo sobre desarrollo desigual en el capitalismo avanzado (1978)
argumentaba que el análisis dialéctico ya incorpora las relaciones espaciales en el
modo de producción, pero que las relaciones sociales (como relaciones de valor)
continuaban siendo las principales. Las relaciones de valor, sin embargo, eran defi-
nidas como abstractas y aespaciales pero, aun así, como sociales. Esta presentación
fue descrita por el mismo Walker como no dialéctica y de conveniencia; yo estoy
de acuerdo. Es precisamente esta exclusión del razonamiento dialéctico «por con-
veniencia» lo que permite que las relaciones espaciales se incorporen pero al mismo
tiempo se subordinen (y no de modo dialéctico y, si se quiere, ni crítico) a una
noción desespacializada de lo social, aparentemente como un universal estructural
rígido, evidente en todos los momentos histórico del desarrollo del capitalismo.

84

EDWARD SOJA.indd 84 09/07/2013, 14:09


relaciones espaciales de producción o la estructura centro-pe-
riferia estén separadas y sean independientes de las relaciones
sociales de producción, de las relaciones de clase. Por el con-
trario, los dos conjuntos de relaciones estructuradas (lo social
y lo espacial) no sólo son homólogas, en tanto que surgen de
los mismos orígenes en el modo de producción, sino que son
dialécticamente inseparables.
La existencia de esta asociación dialéctica entre lo que
puede llamarse las dimensiones horizontal y vertical del modo
de producción ya estaba sugerida en los escritos de Marx y
Engels: en las discusiones sobre la antítesis entre ciudad y cam-
po, sobre la división territorial del trabajo, sobre la segmenta-
ción del espacio residencial urbano bajo el capitalismo, sobre
la desigualdad geográfica de la acumulación capitalista, sobre
el papel de la renta y de la propiedad privada del suelo, sobre la
transferencia sectorial de la plusvalía, y sobre la dialéctica de la
Naturaleza. Pero cien años de marxismo no han bastado para
desarrollar la lógica y el alcance de estas visiones.2
La atrofia de la imaginación geográfica en el transcurso de
estos años ayuda a explicar por qué el renacimiento del análisis
espacial marxista ha sido tan difícil y tan cargado de un in-
fundado miedo al fetichismo espacial. Este largo vacío explica
también por qué ha habido tanta controversia sobre termino-
logía, énfasis y referencias; así como por qué han persistido las
divisiones entre la economía política internacional, regional y
urbana en lugar de conducir a la creación de una economía po-
lítica espacial más unificada. Finalmente, nos ayuda a entender
por qué, con la excepción de Lefebvre, ha existido esta falta de
audacia, es decir, por qué en medio de reivindicaciones de que

2. Uno de los pocos intentos de explicar por qué el análisis espacial ha estado
tan poco desarrollado históricamente en el marxismo puede hallarse en La pensée
marxiste et la ville (1972) de Lefebvre.

85

EDWARD SOJA.indd 85 09/07/2013, 14:09


la resurgencia de una economía política radical, espacialmente
explícita, representaba una «nueva» sociología urbana, una
«nueva» geografía económica, una «nueva» política urbana, o
una «nueva» teoría de la planificación, nadie más parecía estar
preparado para comprender la implicación realmente radical
de que lo que estaba emergiendo era un materialismo dialécti-
co que era simultáneamente histórico y espacial. Lo que sigue
es un intento de volver a la afirmación inicial de la dialéctica
socio-espacial y de la necesidad de un materialismo históri-
co-geográfico tal como figuraba ya en Soja (1980) y Soja &
Hadjimichalis (1979).

Espacialidad: la organización del espacio


como producto social
Hay que empezar aclarando al máximo la distinción entre es-
pacio per se o espacio como un contexto dado, y espacialidad
de base social o espacio creado por la organización social y la
producción. Desde una perspectiva materialista, sea ésta me-
canicista o dialéctica, el tiempo y el espacio en sentido general
o abstracto representan la forma objetiva de la materia. El
tiempo, el espacio y la materia están inextricablemente conec-
tados, siendo la naturaleza de esa relación un tema central en
la historia y en la filosofía de la ciencia. Esta visión del espacio
esencialmente física ha influido profundamente en todas las
formas de análisis espacial, ya sea filosófico, teórico o empíri-
co, aplicado al movimiento de cuerpos celestes o a la historia y
al paisaje de la sociedad humana. También ha tendido a imbuir
todo lo espacial de un persistente sentido esencialista y físico,
de una áurea de objetividad, inevitabilidad y reificación.
En esta forma física abstracta y generalizada, el espacio ha
sido conceptualmente incorporado al análisis materialista de la
historia y de la sociedad de manera que interfiere con la inter-

86

EDWARD SOJA.indd 86 09/07/2013, 14:09


pretación de la organización espacial humana como producto
social, que es el paso inicial fundamental para entender la dialé-
ctica socio-espacial. El espacio entendido como contexto físico
ha generado un amplio interés filosófico y largas discusiones
sobre sus propiedades absolutas y relativas (un dilatado debate
que se remonta más allá de Leibniz), sus características como
«contenedor» ambiental de la vida humana, su geometría ob-
jetivable, y sus esencias fenomenológicas. Pero este espacio
físico ha sido una base epistemológica engañosa para analizar
el significado subjetivo y concreto de la espacialidad humana.
El espacio en si mismo puede estar básicamente dado, pero la
organización y el significado del espacio es un producto de la
experiencia, la transformación y la dinámica social.3
El espacio producido socialmente es una estructura crea-
da comparable a otras construcciones sociales resultantes de
la transformación de las condiciones inherentes a estar vivo,
de modo semejante a cómo la historia humana representa una
transformación social del tiempo. De manera similar, Lefebvre
distingue entre la Naturaleza como un contexto dado y lo
que puede denominarse «segunda Naturaleza», la espacia-
lidad transformada y socialmente concretada surgida de la
aplicación de trabajo humano intencionado. Es esta segunda

3. El predominio de una visión fisicalista del espacio ha penetrado tanto en el


análisis de la espacialidad humana que tiende a distorsionar nuestro vocabulario.
Así, mientras que adjetivos como «social», «político», «económico» e incluso «his-
tórico» generalmente sugieren, a menos que se especifique otra cosa, un vínculo
entre la acción y la motivación humana, el término «espacial» por regla general
evoca una imagen física o geométrica, algo externo al contexto social y a la acción
social, una parte del «entorno», una parte del marco para la sociedad —el contene-
dor no cuestionado— más que una estructura formativa creada por la sociedad. En
inglés no tenemos, de hecho, una expresión utilizada y aceptada normalmente para
expresar la cualidad inherentemente social del espacio organizado, especialmente
desde que los términos «espacio social» y «geografía humana» se han corrompido
con significados múltiples, y a menudo incompatibles. Por éstas y otras razones,
he preferido utilizar el término «espacialidad» para aludir a este espacio producido
socialmente.

87

EDWARD SOJA.indd 87 09/07/2013, 14:09


Naturaleza la que deviene sujeto geográfico y objeto del análi-
sis materialista histórico, de una interpretación materialista de
la espacialidad.

El espacio no es un objeto científico separado de la ideolo-


gía y de la política; siempre ha sido político y estratégico.
Si el espacio tiene un aire de neutralidad y de indiferencia
con respecto a sus contenidos y parece así como «pura-
mente» formal, el epitome de la abstracción racional, es
precisamente porque se ha ocupado y utilizado, y ya ha
sido el centro de procesos pasados cuyas huellas no son
siempre evidentes en el paisaje. El espacio ha sido confor-
mado y moldeado a partir de elementos naturales e histó-
ricos, pero ello ha sido un proceso político. El espacio es
político e ideológico. Es un producto literalmente cargado
de ideologías. (1976b: p. 31)

El espacio organizado y el modo de producción:


tres puntos de vista
Una vez que se ha aceptado que la organización del espacio
es un producto social —que surge de una práctica social
intencionada— entonces ya no queda nada de su existencia
como una estructura separada con reglas de construcción
y de transformación que sean independientes de un marco
social más amplio. Desde una perspectiva materialista, lo
que pasa a ser importante es la relación entre el espacio or-
ganizado, creado, y otras estructuras dentro de un modo de
producción dado. Es esta cuestión básica la que dividió el
análisis espacial marxista en los años 1970 en, al menos, tres
aproximaciones diferentes.
En primer lugar, estaban aquellos cuyas interpretaciones
del espacio organizado les hacía desafiar los enfoques mar-

88

EDWARD SOJA.indd 88 09/07/2013, 14:09


xistas imperantes, especialmente en relación a las definiciones
de base económica y de superestructura. De nuevo, Lefebvre
ofrecía un argumento clave:

¿Puede definirse la realidad urbana como algo superes-


tructural, que emerge de la base económica, ya sea capi-
talista o socialista? No. La realidad urbana modifica las
relaciones de producción sin llegar a transformarlas. Se
convierte en una fuerza de producción, como ocurre con
la ciencia. El espacio y la organización política del espacio
expresan las relaciones sociales pero también influyen en
ellas.4

Aquí hemos abierto la posibilidad de una dialéctica socio-


espacial compleja que opera dentro de la estructura de la base
económica, en contraste con la formulaciones materialistas
imperantes que contemplaban la organización de las relacio-
nes espaciales sólo como una expresión cultural confinada a
la esfera de lo superestructural. La noción clave que intro-
duce Lefebvre en la última frase se convierte en la premisa
fundamental de la dialéctica socio-espacial: que las relaciones
espaciales y sociales son dialécticamente interactivas, inter-

4. Esta observación, con las cursivas añadidas, procede de la traducción de


Harvey (1973) de un fragmento de La révolution urbaine (1970: p. 25). En este
punto de su argumentación sobre la producción del espacio, Lefebvre se aferra a
la realidad urbana como conceptualización que sumariza la espacialidad capitalis-
ta. Lamentablemente, esta metáfora urbana tan explícita impidió que los lectores
vieran el énfasis espacial mucho más general que residía bajo ese argumento y pro-
vocó respuestas a lo que se percibió como una cosificación de lo urbano. Castells
cristalizaría esta visión al describir la conceptualización de la revolución urbana
de Lefebvre como una versión de izquierdas de la «ideología urbana» promulgada
por los teóricos burgueses de la Escuela de Ecología Humana de Chicago, que él
consideraba una sobrespecificación igualmente desconcertante de lo urbano como
objeto teórico.

89

EDWARD SOJA.indd 89 09/07/2013, 14:09


dependientes; que las relaciones sociales de producción a la
vez que conforman el espacio, son condicionadas por éste (al
menos mientras tengamos, de entrada, una visión del espacio
organizado como socialmente construido).
Dentro de un marco regional en vez de urbano, Ernest
Mandel desarrolló ideas muy parecidas. En su examen de las
desigualdades regionales bajo el capitalismo, Mandel (1976: p.
43) afirmó que «el desarrollo desigual entre regiones y nacio-
nes es la misma esencia del capitalismo, al mismo nivel que
la explotación del trabajo por el capital». Al no subordinar la
estructura espacial del desarrollo desigual a las clases sociales
sino poniéndola «al mismo nivel», Mandel identificó una
problemática espacial en la escala regional y nacional que se
parecía mucho a la interpretación de Lefebvre de la especia-
lidad urbana, hasta el punto de sugerir el surgimiento de una
poderosa fuerza revolucionaria surgiendo de las desigualdades
especiales que claramente veía como necesarias para la acu-
mulación capitalista. En su trabajo principal, Late Capitalism
(1975), Mandel se centraba en la importancia histórica crucial
del desarrollo geográfico desigual en el proceso de acumula-
ción y, por tanto, para la reproducción y supervivencia del
mismo capitalismo. Al hacerlo, presentó uno de los análisis
marxistas más sistemáticos y rigurosos de la economía polí-
tica del desarrollo regional e internacional que jamás se haya
escrito.
Sin embargo, ni Lefebvre ni Mandel lograron alcanzar una
síntesis multiescalar de la dialéctica espacial y sus formulacio-
nes quedaron así incompletas. Pese a ello, al atribuir un poten-
cial transformador significativo a la estructura de las relaciones
espaciales comparable a lo que normalmente se ha asociado a
la lucha de clases «vertical», el conflicto social directo entre
trabajo y capital, tanto Lefebvre como Mandel ofrecieron un
punto de vista que despertó fuertes resistencias por parte de

90

EDWARD SOJA.indd 90 09/07/2013, 14:09


otros marxistas que vieron surgir nuevamente el espectro del
determinismo espacial.
Esta resistencia a la idea de que el espacio organizado
representa algo más que el reflejo de las relaciones sociales
de producción, de que puede suscitar contradicciones de
enorme importancia y de su potencial transformador en
relación al modo de producción, de que el espacio es, de
alguna manera, homólogo a la estructura y las relaciones
de clase, define otro grupo, mucho mayor, de autores radi-
cales. Aquí hay que incluir un grupo creciente de críticos
buscando mantener alguna forma de ortodoxia marxista
por medio de un rastreo persistente de la «nueva» economía
política urbana y regional. Característica de este grupo es
la creencia de que el análisis neo-marxista añadía poco que
fuera inherentemente nuevo a las aproximaciones marxistas
más convencionales, que la centralidad del análisis de clase
convencional era inviolable y, por tanto, que los análisis ur-
banos y regionales neo-marxistas, aunque interesantes, eran
a menudo inaceptablemente revisionistas y analíticamente
confusos. No hace falta añadir que la conceptualización (o
no conceptualización) del espacio a la que se adhería este
grupo se alejaba poco del historicismo tradicional del mar-
xismo después de Marx.
Un tercer enfoque que puede identificarse cae, no obstan-
te, en algún lugar entre estos dos extremos. Sus practicantes
parecían adoptar en gran manera, al menos implícitamente, la
misma formulación descrita por Lefebvre y Mandel. Aunque
cuando se veían forzados a una posición más explícita, siempre
mantenían la preeminencia de las definiciones aespaciales de
clase social, algunas veces hasta el punto de intentar resistir
tortuosamente las implicaciones de sus propios análisis. En
este grupo estaban Manuel Castells, David Harvey, Emmanuel
Wallerstein, André Gunder Frank y Samir Amin, todos los

91

EDWARD SOJA.indd 91 09/07/2013, 14:09


cuales han contribuido con descripciones muy agudas a la dia-
léctica espacial tal como la he definido anteriormente. Todos
ellos, sin embargo, huyen de un reconocimiento abierto de la
importancia formativa de la espacialidad para caer en posicio-
nes vulnerables y analíticamente débiles sobre el papel de la
estructura espacial en el desarrollo y supervivencia del capi-
talismo. Mientras que el primero de los grupos mencionados
ocasionalmente exageraba la dialéctica socio-espacial, este gru-
po se bate en retirada sin capturar efectivamente su significado
e implicaciones, creando una ambivalencia difícil de entender,
contra la que, a su vez, reaccionaban los críticos marxistas más
ortodoxos.
Para tomar un ejemplo destacado, considérese la con-
ceptualitzación del espacio de Castells en La cuestión ur-
bana, un libro intencionadamente titulado así en contraste
con La revolución urbana, escrito por su antiguo profesor,
Lefebvre.

«El considerar a la ciudad como una proyección de la


sociedad en el espacio es, al mismo tiempo, un punto de
partida indispensable y una afirmación demasiado elemen-
tal. Pues si bien es cierto que hay que superar el empirismo
de la mera descripción geográfica, se corre el grave riesgo
de figurarse el espacio como una página en blanco sobre
la que se inscribe la acción de los grupos y de las institu-
ciones, sin encontrar otro obstáculo que la huella de las
generaciones pasadas. Esto equivale a concebir la natu-
raleza como algo enteramente modelado por la cultura,
mientras que toda la problemática social tienen su origen
en la unión indisoluble de estos dos términos, a través del
proceso dialéctico mediante el cual una especie biológica
particular (particular, puesto que está dividida en clases), el
«hombre», se transforma y transforma su medio ambiente

92

EDWARD SOJA.indd 92 09/07/2013, 14:09


en su lucha por la vida y por la apropiación diferencial del
producto de su trabajo.
El espacio es un producto material en relación con
otros elementos materiales, entre ellos los hombres, los
cuales contraen determinadas relaciones sociales, que dan
al espacio (y a los otros elementos de la combinación) una
forma, una función, una significación social. No es, por
tanto, una mera ocasión de despliegue de la estructura so-
cial, sino la expresión concreta de cada conjunto histórico
en la cual una sociedad se especifica. Se trata, por tanto, de
establecer, al igual que para cualquier otro objeto real, las
leyes estructurales y coyunturales que rigen su existencia y
su transformación, así como su específica articulación con
otros elementos de una realidad histórica.
De lo que se deduce que no hay teoría del espacio al
margen de una teoría social general, sea ésta explícita o
implícita.» (p. 115; cursivas añadidas)*

Este complejo pasaje implica una dialéctica socio-espacial


pero se presenta como una alternativa a la visión lefebvriana,
la cual es rechazada. No es de extrañar que los lectores de la
traducción inglesa quedaran confundidos. La misma concep-
tualización de Castells fue atacada por revisionista y webe-
riana por representantes del segundo grupo. Harloe (1976:
p. 21), por ejemplo, afirmaba que Castells cometía el mismo
error que criticaba de Lefebvre al separar la estructura espacial
de sus raíces en las relaciones de clase y de producción. Este
supuesto error, argumentaba, suscitaba un énfasis inapropiado
en el consumo colectivo y otros aspectos sociales y espacia-
les del proceso de consumo, un énfasis que era contemplado

* N.T.: Tomado de la traducción castellana La cuestión urbana, p. 141.

93

EDWARD SOJA.indd 93 09/07/2013, 14:09


como opuesto al papel más fundamental de la producción en
la urbanización capitalista.5
Pero volvamos a la principal contribución de Castells a lo
que él llamó «el debate sobre la teoría del espacio». Castells
presenta con claridad el espacio como un producto material
que emerge dialécticamente de la interacción entre cultura y
naturaleza. El espacio no es, por tanto, un simple reflejo, una
«mera ocasión para el despliegue» de la estructura social, sino
la expresión concreta de una combinación de instancias, un
«conjunto histórico» de elementos materiales e influencias en
interacción. ¿Como puede, pues, entenderse e interpretarse
ese espacio creado? El camino era a través de lo que Castells
describió como «las leyes estructurales y coyunturales que
rigen su existencia y su transformación», una clara muestra
del estructuralismo althusseriano que entonces imperaba en la
aproximación de Castells a la cuestión urbana.
Lo que parecía separar Castells de Lefebvre era que, para
Castells estaba claro que «las relaciones sociales concretas» dan
forma, función y significado a la estructura espacial y a todos
los otros «elementos de la combinación». Una «estructura»
—las supuestamente aespaciales relaciones sociales de produc-
ción (que de alguna manera incluyen los derechos de propie-
dad aunque se ignore su dimensión territorial/espacial)— a
la que se concedía así un papel determinante. Pero es preci-

5. Es interesante notar que más o menos en el mismo momento se genera-


ba una reacción muy similar contra Wallerstein y otros que intentaban dar una
dimensión espacial explícita a la división internacional del trabajo y al desarrollo
desigual de la economía capitalista mundial. Ellos también fueron atacados por
sobrenfatizar el consumo y el intercambio (frente a la producción), por su vuelta
atrás no reconocida a las mistificaciones burguesas de clase (via Adam Smith más
que Max Weber), por sus espacializaciones inapropiadas de la historia y el desarro-
llo capitalista (es decir, el énfasis excesivo en fuerzas externas al desarrollo de las
relaciones sociales de producción in situ a través de la estructura centro-periferia y
el funcionamiento de escala global de la acumulación capitalista).

94

EDWARD SOJA.indd 94 09/07/2013, 14:09


samente esta relación determinativa la que Lefebvre empezó
a matizar y a enmendar asociando la formación de clase con
las relaciones de producción, tanto sociales como espaciales,
e incorporando la «problemática social» en una división del
trabajo simultáneamente social y espacial, es decir en una di-
mensión vertical y horizontal. En los años 1970 aún no existía
una formulación rigurosa de estas relaciones espaciales de
producción y de las divisiones espaciales del trabajo, y cierta-
mente ninguna que igualara la profundidad y la capacidad de
persuasión de los análisis marxistas de las relaciones sociales
de producción y de las divisiones sociales del trabajo. Pero
tampoco existía ninguna razón para rechazar la formulación
de una dialéctica socio-espacial sobre la base de que un siglo
de marxismo había fracasado en incorporar una interpretación
materialista de la espacialidad que igualase su interpretación
materialista de la historia.

Los orígenes del olvido de la espacialidad en el marxismo


occidental
En los años 1970 era una práctica común entre geógrafos mar-
xistas y sociólogos urbanos argumentar que en los trabajos
clásicos de Marx, Engels y Lenin había poderosas intuiciones
geográficas y espaciales pero que éstas habían sido débilmente
desarrolladas en generaciones sucesivas. Muchos se aproxima-
ron así al análisis espacial marxista en términos de desarrollar
y elaborar aquellas observaciones clásicas en el contexto del
capitalismo contemporáneo. El análisis de David Harvey de
la geografía de la acumulación capitalista (1975) y el trabajo
de Jim Blaut sobre imperialismo y nacionalismo (1975) son
ejemplos excelentes, al tiempo que se iniciaban proyectos más
amplios de extraer las implicaciones geográficas de los escritos
de Marx bajo la dirección de colaboradores de Antipode y

95

EDWARD SOJA.indd 95 09/07/2013, 14:09


de miembros de la organización a la que estaba vinculada, la
Unión de Geógrafos Socialistas.
Sin embargo, se dedicó relativa poca atención a explicar
por qué el análisis espacial había permanecido tan débilmente
desarrollado por tanto tiempo. Realmente, hasta hace poco, el
marxismo occidental era equiparable a la ciencia social burgue-
sa al contemplar la organización del espacio como un «conte-
nedor» o reflejo externo, como un espejo de la dinámica social
y de la conciencia social. De una manera casi durkheimiana,
la espacialidad de la vida social quedaba externalizada y neu-
tralizada en términos de su impacto en los procesos históricos
y sociales y era contemplada como poco más que un telón de
fondo o un escenario. Explicar esta desaparición del análisis
espacial en el Marxismo es una tarea pendiente. Sin embargo,
pueden lanzarse algunas hipótesis:

1. La tardía aparición de los Grundrisse. Los Grundrisse de


Marx, cuya traducción no se difundió con amplitud hasta bien
después de la Segunda Guerra Mundial, contienen probable-
mente más análisis geográfico explícito que ningún otro de sus
escritos. Sus dos volúmenes fueron publicados inicialmente
en ruso en 1939 y 1941. La primera edición alemana apareció
en 1953, y la primera edición inglesa en 1973. Además, como
ahora se sabe con certeza, Marx nunca completó sus planes
para los volúmenes subsiguientes de El Capital que debían
tratar del comercio mundial y de la expansión geográfica del
capitalismo, cuyo posible contenido sólo quedó insinuado
posteriormente en los Grundrisse. En ausencia de esas fuentes,
el énfasis se puso en la teorización de sistema cerrado, mayor-
mente aespacial, de los volúmenes publicados de El Capital.
Aunque Marx nunca dejó de ilustrar sus argumentos con
ejemplos históricos y geográficos concretos, en particular los
volúmenes I y II de El Capital permanecen concentrados en

96

EDWARD SOJA.indd 96 09/07/2013, 14:09


los supuestos simplificados de una economía nacional cerrada
sistemáticamente estructurada como si existiera en la cabeza
de un alfiler. El volumen III y los volúmenes adicionales pre-
vistos tenían que aportar concreciones a la teoría de Marx,
proyecciones hacia fuera del análisis geográfico e histórico
de los mercados mundiales, del colonialismo, del comercio
internacional, del papel del estado, etc. —en esencia, hacia un
análisis del desarrollo desigual de los sectores productivos, de
las regiones y de las naciones.
Gracias a las contribuciones de Bukharin, Lenin, Luxem-
burg, Trotsky y otros, la teoría del imperialismo y las concep-
tualizaciones asociadas de los procesos de desarrollo desigual
se convirtieron en el principal contexto del análisis geográfico
dentro del marxismo occidental. Había una problemática es-
pacial implícita en estas teorizaciones del imperialismo, pero
se quedaban simplemente en un mero reconocimiento de una
limitación física final a la expansión geográfica del capitalismo.
Para la mayoría de los principales teóricos, estos límites geo-
gráficos al capital difícilmente se llegarían a alcanzar ya que la
revolución social se interpondría mucho antes que el mundo en
su totalidad deviniera uniformemente capitalista. No obstan-
te, los procesos de desarrollo geográficamente desigual fueron
reconocidos y puestos en la agenda política y teórica, y serían
recuperados por una nueva generación de autores marxistas,
dirigida por figuras como Wallerstein, Amin, Emmanuel,
Palloix, Hymer y, especialmente, Ernest Mandel. Hasta qué
punto esta generación fue influenciada por las traducciones de
posguerra de los Grundrisse es una cuestión interesante que
aún está abierta.

2. Las tradiciones anti-espaciales en el Marxismo Occidental.


El fracaso para desarrollar aquel énfasis espacial inherente en
los trabajos de Marx y en otros posteriores sobre la expansión

97

EDWARD SOJA.indd 97 09/07/2013, 14:09


geográfica del capitalismo y las interpretaciones igualmente
espaciales sobre la antitesis campo-ciudad que aparecían tan
vivamente en La ideología alemana y en otros escritos de
Marx, puede relacionarse también con una profunda tradición
de anti-espacialismo. De modo quizá paradójico, esta tradi-
ción de rechazar las explicaciones geográficas de la historia se
originan en Marx mismo, en su respuesta a la dialéctica hege-
liana.
En muchos sentidos, Hegel y el hegelianismo transmitían
una potente ontología y una fenomenología espacializada, que
reificaba y fetichizaba el espacio en forma de estado territorial,
el locus y el medio de la razón completa. Como Lefebvre argu-
mentaba en La production de l’espace (1974: pp. 29-33), para
Hegel el tiempo histórico quedaba congelado y fijado dentro
de la racionalidad inminente del espacio como una idea-esta-
do. Así, el tiempo quedaba subordinado al espacio y la historia
misma era dirigida por un «espíritu» territorial, el estado. El
anti-hegelianismo de Marx no se limitaba a una crítica mate-
rialista del idealismo. Era también un intento de devolver la
primacía a la historicidad —la temporalidad revolucionaria—
sobre el espíritu de la espacialidad. De este proyecto emergió
una sensibilidad poderosa y una resistencia a la afirmación del
espacio en una posición de determinación histórica y social,
un anti-espacialismo anti-hegeliano que está presente prácti-
camente en todos los textos de Marx.
La posibilidad de una «negación de la negación», una
recombinación no priorizada de la historia y la geografía, el
tiempo y el espacio, quedó enterrada por las codificaciones
subsiguientes de la teoría del fetichismo de Marx. Se aceptó
una dialéctica histórico-materialista en la que los seres hu-
manos quedaban contextualizados en la construcción de la
historia; pero una dialéctica espacial, incluso una que fuera
materialista, con los seres humanos construyendo sus geo-

98

EDWARD SOJA.indd 98 09/07/2013, 14:09


grafías y sintiéndose obligados por lo que habían hecho, era
inaceptable. Seguramente esta forma de anti-espacialismo fue
fijado del modo más rígido por Lukács en su Historia y con-
ciencia de clase, en la que la conciencia espacial era presentada
como el epítome de la reificación, una falsa conciencia mani-
pulada por el estado y por el capital para desviar la atención de
la lucha de clases.
Esta coraza anti-espacial fue útil para resistir los muchos
ataques al marxismo y a la clase obrera basados en una indis-
cutible reificación espacial —siendo el más inocuo de estos
ataques la alternativa de Le Corbusier entre «arquitectura o
revolución», y el más atroz, con diferencia, el fascismo— pero
también tendió a asociar todas las formas de análisis espacial y
de explicación geográfica con el fetichismo y la falsa conciencia.
Esta tradición no sólo continúa interfiriendo en el desarrollo
de un análisis espacial marxista sino que ha sido también par-
cialmente responsable de la característica confusión que rodea
una formulación suficientemente concretizada de una teoría del
estado marxista, del nacionalismo, y de la política local.
Mención aparte merece el carácter anti-espacial del dog-
matismo marxista que surgió de la Segunda Internacional y
que se consolidó bajo el estalinismo. Las cuestiones espaciales,
entre otros muchos aspectos de la teoría y la práctica marxis-
ta, fueron tratados por la Segunda Internacional y sus líderes
dentro del marco de un estéril reduccionismo económico. El
marxismo viró hacia un cientifismo positivista bajo Stalin, en-
fatizando la fe en el pensamiento tecnocrático y estableciendo
una estricta causalidad económica en los vínculos entre base y
superestructura. La cultura, la política, la conciencia, la ideolo-
gía y, con ellas, la producción del espacio quedaron reducidas a
meros reflejos de la base económica. La espacialidad quedó ab-
sorbida en el economicismo y su relación dialéctica con otros
elementos de la existencia material quedó rota.

99

EDWARD SOJA.indd 99 09/07/2013, 14:09


3. Las condiciones cambiantes de la explotación capitalista. El
abandono inicial y la recuperación reciente del interés del mar-
xismo por la problemática espacial puede ser, después de todo, un
reflejo de unas condiciones materiales cambiantes. En La pensée
marxiste et la ville (1972) Lefebvre argumentó que durante el
siglo XIX y hasta principios del XX, la problemática espacial era
simplemente menos importante de lo que es hoy con respecto
tanto a la explotación del trabajo como a la reproducción de los
medios esenciales de producción. Bajo las condiciones del capi-
talismo industrial competitivo, las máquinas, las mercancías y la
fuerza de trabajo se reproducían bajo una legislación social espe-
cífica (contratos de trabajo, leyes civiles, acuerdos tecnológicos)
y un aparato de estado opresivo (policía, militares, administra-
ción colonial). La producción del espacio era acorde, conforme y
directamente modelada por el mercado y el poder del estado. La
estructura espacial de la ciudad capitalista industrial, por ejem-
plo, se repetía a si misma una y otra vez en su concentricidad
funcional y en su segregación en clases sociales.
La explotación y la reproducción social formaban parte
esencial de una matriz manipulable de tiempo. La tasa de ex-
plotación, el cociente de Marx entre plusvalía y capital variable
es, después de todo, una expresión derivada de la teoría del
valor trabajo y su medida fundamental del tiempo de trabajo
socialmente necesario. Como las fórmulas de la composición
orgánica del capital y de la tasa de beneficio, su derivación asu-
me una visión de sistema cerrado de las relaciones de produc-
ción capitalistas, desprovista de diferenciación y desigualdad
geográfica significativa. Además, dada la urbanización masiva
asociada con la industrialización en expansión, la reproduc-
ción de la fuerza de trabajo era un asunto mucho menos crucial
que el proceso de explotación directa a través de un sistema
de salarios de subsistencia y la dominación del capital sobre el
trabajo en el lugar de la producción. En la extracción de plus-

100

EDWARD SOJA.indd 100 09/07/2013, 14:09


valía absoluta, la organización social del tiempo parecía tener
más importancia que la organización social del espacio.
En el capitalismo contemporáneo (dejando a parte por el
momento la cuestión de la transición y la reestructuración, sus
causas, su temporalidad, etc.) las condiciones que subyacen a
la continuada supervivencia del capitalismo han cambiado. La
explotación del tiempo de trabajo continúa siendo la fuente
principal de plusvalía absoluta pero con unos límites crecientes
que surgen de la reducción de la duración del día de trabajo,
los niveles salariales mínimos y los acuerdos salariales, y otros
logros de la organización de la clase obrera y los movimientos
sociales urbanos. El capitalismo se ha visto forzado a dedicar
cada vez mayor énfasis a la extracción de plusvalía relativa a
través del cambio tecnológico, las modificaciones en la com-
posición orgánica del capital, el rol crecientemente dominante
del estado, y las transferencias netas de excedente asociadas a la
penetración de capital en esferas de producción no del todo ca-
pitalistas (internamente, a través de la intensificación, así como
externamente, a través del desarrollo desigual y la «extensifica-
ción» geográfica a regiones menos industrializadas de todo el
mundo). Ello ha requerido la construcción de sistemas totales
para garantizar y regular una reproducción no problemática
de las relaciones sociales de producción. En este proceso, la
producción del espacio desempeña un papel de primer orden.
Es este cambio de significado entre la temporalidad y la espa-
cialidad del capitalismo lo que llevó a Lefebvre a argumentar
que «la industrialización, que una vez fue la productora de la
urbanización, está ahora siendo producida por ésta»).

Definiendo la problemática espacial


El desarrollo de un análisis espacial marxista sistemático coin-
cidió en buena parte con la intensificación de las contradiccio-

101

EDWARD SOJA.indd 101 09/07/2013, 14:09


nes sociales y espaciales tanto en los países centrales como en
los periféricos a causa de la crisis general del capitalismo que
se inicia en los años 1960. Pero con anterioridad habían ya al-
gunos precursores importantes dentro de la tradición marxista
occidental que no deberían ser pasados por alto. Generalmente,
se consideran las teorías del imperialismo como la fuente prin-
cipal del pensamiento espacial en el marxismo occidental. Hay,
sin embargo, otros antecedentes significativos.
Por ejemplo, entre 1917 y 1925 en la URSS, un movimiento
de vanguardia de planificadores urbanos, geógrafos y arqui-
tectos trabajaron para conseguir una «nueva organización es-
pacial socialista» en correspondencia con otros movimientos
revolucionarios en la sociedad soviética (véase Kopp, 1971).
No se asumía la transformación espacial como un subpro-
ducto automático del cambio social revolucionario sino que
implicaba también lucha y la formación de una conciencia
colectiva. Sin ese esfuerzo, la organización pre-revolucionaria
del espacio habría continuado reproduciendo la desigualdad
social y las estructuras de explotación. Las actividades innova-
doras de este grupo de pensadores espaciales radicales nunca
fueron aceptadas del todo y su experimento revolucionario en
la reconstrucción socialista del espacio fue finalmente aban-
donado en el camino hacia la industrialización y la seguridad
militar bajo Stalin. El productivismo y la estrategia militar lle-
garon a dominar la política espacial de la Unión Soviética, casi
sepultando por completo el significado de una problemática
espacial más profunda en la transformación socialista.

Las contribuciones precursoras de Antonio Gramsci


Otra contribución importante para el desarrollo del análisis
espacial marxista, aun cuando a menudo olvidada, puede en-
contrarse en el trabajo de Antonio Gramsci. En parte, el tra-

102

EDWARD SOJA.indd 102 09/07/2013, 14:09


bajo de Gramsci se relaciona con la situación contemporánea
porque contiene algunos análisis bien elaborados de los pro-
blemas urbanos y regionales en Europa durante los años 1920
y las primeras fases de la Gran Depresión. Pero aún más im-
portante que esos estudios específicos sobre el atraso regional
del Mezzogiorno, el desarrollo urbano de Turín, la cuestión
de la vivienda y el desarrollo de las alianzas entre el proletaria-
do rural y urbano, fue el esfuerzo más general por centrar la
atención en las dimensiones políticas, culturales e ideológicas
del capitalismo (contra el economicismo predominante en el
momento) y, especialmente, para explicar con mayor detalle
el papel del moderno estado capitalista y la división territorial
del trabajo que éste impuso.
Gramsci, en su énfasis sobre el «conjunto de relaciones» que
conforma una formación social particular, concretó el modo de
producción en el tiempo y el espacio, en la historia y en la geo-
grafía, en un marco coyuntural específico que se convirtió en
el contexto necesario para la estrategia revolucionaria. No se
planteaba una problemática espacial explícita como tal, pero sus
fundamentos eren claramente evidentes en las relaciones espa-
ciales implicadas en la formación social y en sus particularidades
de lugar, localización y comunidad territorial.
Para Gramsci la estrategia revolucionaria se sitúa en tres
campos interconectados, todos vinculados de un modo u
otro con la espacialidad de la vida social bajo el capitalismo.
Primero, en sus análisis de las estructuras políticas e ideoló-
gicas de la formación social italiana se pueden encontrar los
cimientos de las teorizaciones contemporáneas del estado ca-
pitalista y sus funciones duales y contradictorias de represión/
legitimación y reproducción material/ideológica. Su acento en
la hegemonía y su trabajo sobre la cultura popular, el control
del estado sobre la vida cotidiana, la importancia de las orga-
nizaciones de «consejo» locales, y la relación entre las estruc-

103

EDWARD SOJA.indd 103 09/07/2013, 14:09


turas ocupacionales y territoriales reflejan una comprensión
implícita de la dialéctica socio-espacial.
Este primer énfasis se relaciona con el segundo: el papel
de la explotación de la clase obrera en su lugar de residencia,
el lugar de consumo y reproducción versus el lugar de pro-
ducción, el puesto de trabajo. Los escritos de Gramsci no sólo
reabrieron la «cuestión de la vivienda» a nuevas consideracio-
nes sino que directamente cuestionaron tanto el economicis-
mo y el productivismo de la Segunda Internacional como el
«obrerismo» de los partidos socialista y comunista italianos
del momento. También prefiguraron el ascenso de una nueva
economía política regional y urbana centrada en las luchas
locales sobre el consumo colectivo y la movilización de los
movimientos sociales urbanos, rurales y regionales.
Finalmente, estos dos énfasis estratégicos se unieron de
nuevo en la conceptualización de Gramsci del bloque históri-
co revolucionario, una alianza de movimientos populares lu-
chando por objetivos similares y vinculados coyunturalmente
a las condiciones específicas de las crisis capitalistas. Estas
condiciones no eran sólo económicas sino también políticas,
culturales e ideológicas; combinaban tanto la producción y la
reproducción como el lugar de trabajo y la comunidad resi-
dencial. En los Cuadernos de la cárcel, Gramsci vio la creciente
complejidad de la sociedad capitalista moderna y la necesidad
de elevar las luchas políticas, culturales e ideológicas a un nue-
vo nivel dado que el estado parecía cada vez más confiar en su
hegemonía legitimadora más que en la fuerza directa o la opre-
sión. La conciencia revolucionaria pasó así a tener sus raíces en
la «fenomenología de la vida cotidiana».
El paso que media entre Gramsci y Lefebvre es básicamente
el de la explicitación y el énfasis en relación a la espacialización
de esta fenomenología de la vida cotidiana. Lefebvre, como
Gramsci, combatió insistentemente las interpretaciones reduc-

104

EDWARD SOJA.indd 104 09/07/2013, 14:09


cionistas y dogmáticas del marxismo y reafirmó la explotación
multifacética de la vie quotidienne como la base para una crítica
del ouvrièrisme de la izquierda moderna: el limitado acento en la
explotación y la lucha en el lugar de trabajo y por tanto en estra-
tegias totalizantes como la huelga general. Para Lefebvre, como
para Gramsci, «la revolución sólo podía producirse coyuntu-
ralmente, es decir, en ciertas relaciones de clase, un conjunto de
relaciones en la que entrara el campesinado y los intelectuales»
(1976a: p. 95). Sin embargo, Lefebvre continúa y «espacializa la
coyuntura» e insiere así una problemática espacial en el centro
de la conciencia y la lucha revolucionaria.

La problemática espacial y la supervivencia del capitalismo


Los escritos de Lefebvre están marcados por una búsqueda
continua de la comprensión política del cómo y del por qué el
capitalismo ha sobrevivido desde la forma industrial competiti-
va de los tiempos de Marx hasta el actual capitalismo industrial
avanzado, estatalizado y oligopolístico. Como se ha descrito en
el capítulo 2,* él presentó una serie de «aproximaciones» cre-
cientemente elaboradas, empezando por su conceptualización
de la vida cotidiana en el mundo moderno para llegar, mediante
la consideración de lo urbano y de la urbanización revolucio-
naria, a su tesis principal sobre la producción social del espa-
cio. Esta tesis está perfectamente resumida en The Survival of
Capitalism (1976a: p. 21), el único de sus textos explícitamente
espacializados que ha sido traducido al inglés.**

* N.T.: Se refiere a «Spatializations: Marxist Geography and Critical Social


Theory», capítulo 2 de Postmodern Geographies, pp. 43-75.
** N.T.: Desde la publicación de Postmodern Geographies, numerosos traba-
jos de Lefebvre han sido traducidos al inglés en diversas antologías. Destacable por
su impacto en la literatura anglosajona fue, sin embargo, la traducción inglesa de
La production de l’espace de 1991 (Blackwell).

105

EDWARD SOJA.indd 105 09/07/2013, 14:09


El capitalismo ha sido capaz de atenuar (si no resolver) sus
contradicciones internas durante un siglo y, consecuente-
mente, en los cien años transcurridos desde la escritura
de El Capital, ha logrado alcanzar el «crecimiento». No
podemos calcular a qué precio, pero sabemos los medios:
ocupando espacio, produciendo espacio.

Lefebvre relaciona este espacio capitalista avanzado di-


rectamente con la reproducción de las relaciones sociales de
producción, es decir, los procesos mediante los cuales el sis-
tema capitalista en conjunto puede extenderse manteniendo
sus estructuras definidoras. Define tres niveles de reproduc-
ción y argumenta que la capacidad del capital para intervenir
directamente y afectar a estos tres niveles se ha desarrollado
a través del tiempo, con el desarrollo de las fuerzas produc-
tivas. En primer lugar, hay la reproducción bio-fisiológica,
esencialmente en el contexto de la familia y las relaciones de
parentesco; en segundo lugar, la reproducción de la fuerza de
trabajo (la clase obrera) y de los medios de producción; y ter-
cero, la reproducción aún más amplia de las relaciones sociales
de producción. Bajo el capitalismo avanzado la organización
del espacio pasa a estar predominantemente relacionada con
la reproducción del sistema dominante de relaciones sociales.
Simultáneamente, la reproducción de esas relaciones sociales
dominantes se convierte en la base fundamental para la super-
vivencia del mismo capitalismo.
Lefebvre fundamente su argumento en la afirmación de
que el espacio producido socialmente (esencialmente el espa-
cio urbanizado en el capitalismo avanzado, pero incluso en el
campo) es donde se reproducen las relaciones dominantes de
producción. Se reproducen en una espacialidad creada y con-
cretada que ha sido crecientemente «ocupada» por un capi-
talismo expansivo, fragmentado en pedazos, homogeneizado

106

EDWARD SOJA.indd 106 09/07/2013, 14:09


mediante mercancías diferenciadas, organizado a través de
localizaciones de control, y extendido a escala global. La su-
pervivencia del capitalismo ha dependido de esta producción y
ocupación distintiva de un espacio fragmentado, homogenei-
zado y jerárquicamente estructurado, alcanzado en gran me-
dida por un consumo colectivo controlado burocráticamente
(esto es, por el estado), la diferenciación de centros y periferias
en múltiples escalas, y la penetración del poder del estado en
la vida cotidiana. La crisis final del capitalismo sólo puede
producirse cuando las relaciones de producción ya no puedan
reproducirse más, no sólo porque se pare la producción (la
estrategia permanente del ouvrièrisme).
Así, la lucha de clases (sí, aún hay lucha de clases) debe
incluir y focalizarse en el punto vulnerable: la producción del
espacio, la estructura territorial de explotación y dominación,
la reproducción, espacialmente controlada, del sistema como
conjunto. Y debe incluir también todos los que son explota-
dos, dominados y «periferializados» por la organización social
impuesta por el capitalismo avanzado: campesinos sin tierras,
pequeños burgueses proletarizados, mujeres, estudiantes, mi-
norías raciales, así como la clase obrera misma. En los países
capitalistas avanzados, argumenta Lefebvre, la lucha tomará la
forma de «revolución urbana», luchando por le droit à la ville
y el control sobre la vie quotidienne dentro del marco territo-
rial del estado capitalista. En los países menos industrializa-
dos, también se centrará en la liberación y la reconstrucción
territorial, en tomar el control de la producción del espacio y
su sistema polarizado de centros dominantes y periferias de-
pendientes dentro de la estructura global del capitalismo.
Con esta cadena de argumentos, Lefebvre define una
completa problemática espacial en el capitalismo y la eleva a
una posición central dentro de la lucha de clases al colocar las
relaciones de clase dentro de las condiciones configurativas del

107

EDWARD SOJA.indd 107 09/07/2013, 14:09


espacio socialmente organizado. No defiende que la proble-
mática espacial haya sido siempre tan central. Ni presenta la
lucha por el espacio como sustituta o alternativa de la lucha de
clases. En su lugar, argumenta que ninguna revolución social
puede triunfar sin ser también al mismo tiempo una revolución
conscientemente espacial. Del mismo modo que la tradición
marxista ha analizado otras «abstracciones concretas» (como
la forma mercancía) para mostrar que contienen las relaciones
sociales del capitalismo, mistificadas y fetichizadas así también
hay que aproximarse al análisis del espacio. La demistificación
de la espacialidad revelará las potencialidades de una concien-
cia espacial revolucionaria, las bases teóricas y materiales de
una praxis espacial radical dirigida a tomar el control sobre
la producción del espacio. La afirmación de Berger vuelve de
nuevo: «predecir implica ahora una proyección geográfica más
que histórica; es el espacio, no el tiempo, lo que nos oculta
consecuencias.»

Referencias citadas
BLAUT, James (1975), «Imperialism: The Marxist Theory and its
Evolution», Antipode, 7(1); pp. 1-19.
CASTELLS, Manuel (1972), La question urbaine. París: Maspero [trad.
cast.: La cuestión urbana. México: Siglo XXI, 1974; trad. inglesa:
The Urban Question. Londres: Edward Arnold, 1977].
HARLOE, Michael (ed.) (1976), Captive Cities. Nueva York: John
Wiley and Sons.
HARVEY, David (1973), Social Justice and the City. Baltimore:
Johns Hopkins University Press & Londres: Edward Arnold
[trad. cast.: Urbanismo y desigualdad social. Madrid: Siglo
XXI, 1977].
— (1975), «The Geography of Capitalist Accumulation: A
Reconstruction of Marxian Theory», Antipode, 7(2); pp.
9-21. [trad. cast. 1977 «La geografía de la acumulación capi-

108

EDWARD SOJA.indd 108 09/07/2013, 14:09


talista: una reconstrucción de la teoría marxista», Documents
d’Anàlisi Metodològica en Geografia, 1; pp. 109-142].
KOPP, Anatole (1971), Town and Revolution. París: Brazillar.
LEFEBVRE, Henri (1970), La révolution urbaine. París: Gallimard
[trad. cast.: La revolución urbana. Madrid: Alianza Editorial,
1972].
— (1972), La pensée marxiste et la ville. París: Casterman.
— (1974), La production de l’espace. París: Anthropos.
— (1976a), The Survival of Capitalism. Londres: Allison and
Busby. [trad. al inglés de La survie du capitalisme: la re-pro-
duction des rapports de production. París: Anthropos, 1973].
— (1976b), «Reflections on the Politics of Space», Antipode, 8(2);
pp. 30-37. [trad. al inglés de: «Réflexions sur la politique de
l’espace», Espaces et Sociétés, 1; 1970].
MANDEL, Ernest (1975), Late Capitalism. Londres: Verso [trad.
cast. El capitalismo tardío. México: Era, 1972]
— (1976), «Capitalism and Regional Disparities», Southwest
Economy and Society, 1; pp. 41-47.
SOJA, Edward (1980), «The Socio-spatial Dialectic», Annals of the
Association of American Geographers, 70; pp. 207-225.
— HADJIMICHALIS, Costis (1979), «Between Geographical
Materialism and Spatial Fetishim: Some Observations on the
Development of Marxist Spatial Analysis», Antipode, 11(3);
pp. 3-11.
WALKER, Richard (1978), «Two Sources of Uneven Development
under Advanced Capitalism: Spatial Differentiation and
Capital Mobility», The Review of Radical Political Economics,
10; pp. 28-37.

109

EDWARD SOJA.indd 109 09/07/2013, 14:09


LOS ÁNGELES, 1965-1992: DE LA REESTRUCTURACIÓN
GENERADA POR LA CRISIS A LA CRISIS GENERADA POR
LA REESTRUCTURACIÓN*

Entre 1965 y 1992, la metrópolis de Los Ángeles experi-


mentó una espectacular transformación. Siempre en cabeza
de las nuevas tendencias de urbanización ya desde su rápido
crecimiento a finales del siglo XIX, Los Ángeles ejemplificó,
una vez más, la dinámica de una nueva ola de restructuración
urbana acelerada, emergiendo ahora de las diversas crisis con
las que finalizó la larga explosión económica de la postguerra,
hasta reconfigurar profundamente la ciudad norteamericana
en las últimas décadas del siglo XX. Tras la rebelión de Watts
de 1965 aparecieron nuevas y diferentes geografías urbanas:
todas ellas se desarrollaron a la vez, adquiriendo una impresio-
nante sinergia durante casi treinta años de rápido crecimiento
económico; y, en el mismo momento en que el Los Ángeles
reestructurado estaba ya cómodamente consolidado como
una de las metrópolis paradigmáticas de finales del siglo XX,
el «nuevo» Los Ángeles explotó en la insurrección urbana más
violenta de la historia norteamericana.
Atrapada dentro de los paréntesis espacio-temporales de
este periodo y lugar se desarrolla una historia remarcable, que
tiene implicaciones mucho más allá de su contexto local. A
través de su narrativa, puede evidenciarse una historia y una
geografía sintomática del mundo contemporáneo, un atisbo
revelador de lo que ha significado vivir durante las últimas tres

* Traducido de «Los Angeles, 1965-1992: From Crisis-Generated


Restructuring to Restructuring-Generated Crisis», en Allen J. Scott & Edward W.
Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth
Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996; pp. 426-
462.

110

EDWARD SOJA.indd 110 09/07/2013, 14:09


décadas no sólo en Los Ángeles sino prácticamente en cual-
quier lugar del mundo. Muchos sitios proporcionan puntos de
vista igualmente reveladores desde los cuales hacer interpre-
taciones teóricas y aplicadas del mundo contemporáneo, pero
pocos ofrecen un panorama tan vívido y abigarrado como el
que provee la experiencia de Los Ángeles, desde la restructu-
ración generada por la crisis, que siguió a los acontecimientos
de 1965, hasta lo que describiré como la crisis generada por la
reestructuración que afloró en 1992.

Mirando atrás hacia el futuro: Los Ángeles en 1965


Tanto para los forasteros como para muchos de sus propios
habitantes, el Los Ángeles que estalló en la rebelión de Watts
de 1965 era, virtualmente, una ciudad desconocida escondida
detrás de la gruesa capa aislante de una imaginación estado-
unidense hiperactivada. El mundo académico de los estudios
urbanos, todavía influido por las atractivas líneas maestras de
Chicago y la indescriptible densidad de poder y cultura de
Nueva York, evitó cualquier contacto con la California me-
ridional, dejando toda esperanza de oportuna interpretación
a otros observadores más en la onda con el aparentemente
extraño excepcionalismo de esta región. Lo más ampliamente
conocido de Los Ángeles, tanto a través de las publicaciones
académicas como de las de carácter popular y divulgativo, era
típicamente ajeno e impresionista, construido sobre una colec-
ción de imágenes mediatizadas que se daban, casi por defecto,
en lugar de lo real.
Cada ciudad genera, interna y externamente, su propio
imaginario pero Los Ángeles estaba (y todavía está) mucho
más especializado en la producción de imagen y es más pro-
penso a ser entendido a través de su imaginario que cualquier
otra región urbana. Desde los años 1920 se localizan aquí las

111

EDWARD SOJA.indd 111 09/07/2013, 14:09


«fábricas de sueños» de lo que todavía se conoce como «la
industria», la producción masiva de películas de cine de Los
Ángeles en las que las historias de película substituyen insis-
tentemente a las historias y geografías reales. Los equipos de
filmación «rodando» escenas que reproducen prácticamente
cualquier lugar del planeta (y a veces de fuera de él) son algo
habitual en las calles de la ciudad, así como un constante re-
cordatorio local de la confusa interrelación entre fantasía y
realidad que impregna la vida urbana cotidiana, especialmente
en la ciudad de Los Ángeles.
En 1965, diez años después de su apertura, Disneylandia
había añadido nuevos elementos a este paisaje de irrealidad
ajena. Su protogeografia imaginaria de América reconfiguró
los mapas mentales del subconsciente nacional para hacer en-
cajar el artificio familiar depositado en un minúsculo rincón
del condado de Orange. Una «Main Street» inteligentemente
inventada, orientó el mapa y guió al visitante «todo-consumi-
dor» a los mundos separados de la fantasía, del futuro, de la
frontera, de los «lugares más felices» de la Tierra. Cuando se
le añadió la audiencia masiva de la televisión, el manto de este
imaginario creador de conciencia no sólo era más grueso que
en cualquier otro lugar, sino que el más creativamente hetero-
géneo y divertido en Los Ángeles: el lugar donde el imaginario
urbano había sido inventado, mercantilizado, producido en
masa, y proyectado a una escala y alcance mundial.
Sin embargo, detrás de estas escenas emitidas estaba otro
Los Ángeles que solamente ahora empieza a enfocarse a través
de un proceso casi arqueológico de escarbar que Mike Davis
describe en su City of Quartz como «excavando el futuro».1

1. Mike Davis. City of Quartz: Excavating the Future in Los Ángeles.


Londres: Verso, 1990 [trad. cast.: Ciudad de cuarzo. Arqueología del futuro en Los
Ángeles. Madrid: Ediciones Lengua de Trapo, 2003].

112

EDWARD SOJA.indd 112 09/07/2013, 14:09


En medio de mágicas ruinas imaginarias de este pasado
extensible, empieza a tomar forma una fotografía más clara
del Los Ángeles de 1965 «que existía realmente». Lo que
muestra, tanto puede ser visto como el lado oscuro del Sueño
Americano o bien como el momento culminante de la moder-
nidad urbana del siglo XX, una representación particularmente
vívida de la urbanización, a la vez utópica y distópica que ha
estado alimentando el desarrollo de Los Ángeles desde sus
orígenes (véase el capítulo 1 de este libro).*
Más de un siglo de anglificación obsesiva (haciéndola pasar
como americanización) había «purificado» progresivamente a
los habitantes de El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de Los
Ángeles hasta el punto que, en 1960, más del 80% de su po-
blación eran blancos no-hispanos o «anglos» (por utilizar un
término profunda y provocativamente enraizado en el proceso
de recolonización de la antigua América española). A pesar de
que las estadísticas pueden ser cuestionables, esta población
anglo tenía un estilo de vida casi plenamente suburbano, nada
diferente del que mostraban las series televisivas, construyen-
do lugares allí donde la ciudad y el campo se fusionaban en
una nueva síntesis de la experiencia. Esta síntesis situacional
era claramente definible como WASP (acrónimo en inglés para
blanco, anglo-sajón y protestante) dado que Los Ángeles había
contenido durante muchas décadas los mayores porcentajes
de protestantes autóctonos de todas las mayores ciudades de
los Estados Unidos. En 1965 Los Ángeles podía ser descrito,
con una substancial dosis de ironía y en un sentido bastante
figurado, como la «Primera Ciudad Norteamericana» (véase

* N.T.: Se refiere a Edward W. Soja & Allen J. Scott. «Introduction to Los


Angeles: City and Region», capítulo 1 de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds.).
The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century.
Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996; pp. 1-21.

113

EDWARD SOJA.indd 113 09/07/2013, 14:09


el capítulo 2 de este libro).* Una mentalidad casi de cruzada
impregnó esta mayoría cristiana blanca, a menudo antipapal,
y racialmente orgullosa, extremadamente segura de su exitosa
ocupación y preservación de un terrenal y preternatural paraí-
so americano.
Pocas zonas de Los Ángeles contenían las densidades
habituales que caracterizan la vida urbana, incluso en las zo-
nas pobres y de clase obrera de cualquier raza, dado que los
ghettos y los barrios** de la ciudad eran más suburbanos que
en ningún otro lugar de Norteamérica. «Sesenta suburbios en
busca de una ciudad» se convirtió en la descripción tópica de
la vida en Los Ángeles de los años 1960, y muchos de aquellos
suburbios vestían cuello azul. Sobre este crecimiento homogé-
neo no urbano de comunidades del tipo «sueño americano»,
estaba lo que dos de los mejores tratados sobre Los Ángeles
de aquella época denominaron «metrópolis fragmentada» y
un «dominio urbano de no-lugares»,2 siendo el primero el
reflejo de los municipios suburbanos de producción en masa
(lo que un analista posteriormente calificaría de «ciudades por
contrato»),3 y siendo el segundo el exponente del desarraigo
y artificialidad de las identidades basadas en un topónimo y
en la comunidad «de proximidad». Habiendo escapado de la

* N.T.: Se refiere a Richard S. Weinstein. «The First American City», capítulo


2 de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban
Theory at the End of the Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University
of California Press, 1996; pp. 22-46.
** N.T.: En castellano en el original.
2. Robert M. Fogelson. The Fragmented Metropolis: Los Ángeles, 1850-1930.
Cambridge: Harvard University Press, 1967; reeditado con un prólogo de Robert
Fishman, por University of California Press (1993). La visión de Los Ángeles
como un «Dominio Urbano de No-Lugares» puede ser encontrada en Melvin
Webber. «Culture, Territoriality, and the Elastic Mile». Papers of the Regional
Science Association, 11, 1964; pp 59-69.
3. Gary Miller. Cities by Contract: The Politics of Municipal Incorporation.
Cambridge: MIT Press, 1981.

114

EDWARD SOJA.indd 114 09/07/2013, 14:09


claustrofóbica estrechez de la Norteamérica provinciana y de
la imperfecta urbanidad de las grandes ciudades, los angelinos
acomodados construyeron extensas y atomizadas redes de
contactos y de actividades, centradas más entorno a espacios
residenciales cada vez más protegidos que entorno a comuni-
dades vecinales bien definidas. Los números telefónicos no re-
cogidos en los listines y las residencias cerradas y amuralladas
simbolizaron estos paisajes urbanos plenamente privatizados.
Los verdaderos espacios públicos eran pocos y alejados entre
sí, mientras que lo que los teóricos sociales denominan «socie-
dad civil» parecía desvanecerse entre rutas aéreas, autovías y
otros circuitos de la escena urbana en expansión.
La suburbanización masiva y otras fuerzas centrífugas
habían vaciado el congestionado centro urbano de los años
1920, dejando tan sólo un centro financiero y comercial en
declive, algunos pocos hoteles, y el todavía imponente Civic
Center, que recientemente había sido rehabilitado de forma
filantrópica con la apertura del Music Center en diciembre
de 1964, producto de un esfuerzo fantásticamente exitoso de
la elite Anglo para situar muy alto su cultura acropolitana en
el mapa de la ciudad. A pesar de todo, en el centro urbano to-
davía se alzaba imponente el Ayuntamiento, que para 1965 se
había ya convertido en un símbolo global del sistema judicial
Norteamericano tras ser retratado cada semana en el «Dragnet»
y en otras series televisivas de crímenes. El sobrio sargento Joe
Friday de «Dragnet» epitomizaba tajantemente la justicia mo-
dernista para la América blanca al insistir siempre en «just the
facts, ma’am» («sólo los hechos, señora») en guiones que, para
confirmar su verosimilitud, eran revisados por el entonces jefe
de policía William H. Parker del Departamento de Policía de
Los Ángeles (LAPD). En este caso, nada de imágenes banales
superfluas, ya que había un amenazante lado oscuro de la vida
en el brillo de la simulada Ciudad de Ángeles, un contrapunto

115

EDWARD SOJA.indd 115 09/07/2013, 14:09


de duro paisaje lleno de peligros estigios nunca muy lejanos de
la reluciente superficie.
Al menos desde los años 1920 el centro de Los Ángeles ha
sido la distópica Main Street de la más visible Ciudad Noir del
mundo; es fácil trazar un recorrido histórico desde el crudo
Bunker Hill de Raymond Chandler hasta las calles empapadas
de lluvia ácida del solo ligeramente futurista Blade Runner de
Ridley Scott. Y hacia 1965, el lado oscuro del paisaje de sueños
del Sur de California parecía ofrecer un contraste bastante ha-
bitual según el cual muchos defensores de la paz estaban con-
vencidos de que su máxima amenaza era nada más y nada me-
nos que una alianza global de fuerzas diabólicas pretendiendo
dominar el planeta, haciéndose eco de tantos guiones perversos
concebidos a partir de las más humildes calles de Los Ángeles.
Cuando Watts explotó en el verano de 1965, los acontecimien-
tos que tuvieron lugar parecieron a la vista muchos como los
productos de un maníaco Disney-noir poniendo en escena un
demonio espectacular en Negrolandia, el más oscuro y oculto
anexo de la Ciudad Noir. El Jefe de policía Parker, que ahora
da nombre a la sede central del Departamento de Policía de
Los Ángeles (LAPD) en el centro urbano, dañada por los dis-
turbios y que fue el objetivo primordial en el levantamiento de
1992, como era de esperar vio todo desde una óptica en blan-
co y negro, con un poco de rojo por añadidura. Dijo que los
«monos» revolucionarios en el «zoo» de Negrolandia estaban
enloquecidos, y que habían sido aleccionados por los «comu-
nistas» y sus hordas de simpatizantes hollywoodienses. Con
escaso conocimiento y nada de comprensión para distinguir la
diferencia entre los dos, el Los Ángeles real una vez más pare-
ció hundirse en un imaginario vívido. ¿Cómo sino podía uno
entender el último acontecimiento puesto en escena en esta
utopía distópica, en este lugar donde lo único y lo paradójico
son algo universalizado para que todos lo puedan ver?

116

EDWARD SOJA.indd 116 09/07/2013, 14:09


Tan solo después de que los disturbios, incendios y sa-
queos se generalizasen a otras ciudades, es cuando se empezó
a revelar una fotografía distinta acerca de aquel Los Ángeles y
del más profundo —y amplio— significado de la rebelión de
Watts. Estimulada por su creciente papel en tanto que arsenal
militar norteamericano durante las tres sucesivas guerras en el
Pacífico, la región de Los Ángeles había experimentado el más
rápido crecimiento industrial del país tras la Gran Depresión.
La suburbanización subvencionada con fondos federales se
combinó con la promoción federal del crecimiento industrial
para crear una máquina urbana sumamente eficiente destina-
da a estimular simultáneamente la producción en masa y el
consumo en masa, una de las joyas de la corona del «contrato
social» Fordista-Keynesiano que permitió que al «Big busi-
ness, Big labor, Big government» (negocios lucrativos, trabajo
organizado y gobierno intervencionista) liderar el boom nor-
teamericano de la postguerra.
Después de que, en 1942, el Decreto 8802 obligó a los
empresarios del sector armamentista a detener sus prácticas
contractuales racistas, un nuevo ingrediente inducido desde
el ámbito federal se añadió a la situación local.4 Una de las
mayores corrientes migratorias internas de la historia norte-
americana condujo a casi 600.000 afroamericanos al condado

4. El año 1942 fue especialmente interesante para Los Ángeles. Los primeros
campos de concentración fueron creados para expulsar a los norteamericanos de
origen japonés de sus propiedades y de sus negocios en la ciudad; un submarino
japonés torpedeó un pozo petrolífero cerca de Santa Bárbara, y un raid aéreo total-
mente imaginario condujo a una situación disparatada en el que se llegó a informar
de que un «aparato hostil» había sido derribado en la Vermont Avenue. Cinco ciu-
dadanos habrían muerto en esta invasión imaginaria, tres de ellos en accidentes de
circulación y dos más de ataques al corazón. En el mismo año, se construyó la Base
Naval Militar de Camp Pendleton y el asesinato de «Sleepy Lagoon» desencadenó
otra ola frenética de racismo en la que una pandilla o «boy gang» (tal y como eran
denominados) de hasta 150 mexicano-americanos fueron arrestados por la muerte
de un joven en una fiesta en East Los Ángeles.

117

EDWARD SOJA.indd 117 09/07/2013, 14:09


de Los Ángeles sólo entre 1942 y 1965. Ellos llevaron consi-
go la vanguardia de la política negra nacional, incrementada
por el poder creciente del movimiento de derechos civiles, la
Lucha contra la Pobreza, los sueños de Martin Luther King
Jr., y del puño levantado del nacionalismo negro. Una segun-
da gran corriente migratoria, atraída de manera similar por la
hiperactiva máquina de crear puestos de trabajo que era Los
Ángeles desde la Gran Depresión, añadió una cantidad pareci-
da de Sureños blancos relativamente pobres a la combinación
cultural de la ciudad que había sido conocida como «el puerto
marítimo de Iowa».5
De una manera quizá nada sorprendente, ambos grupos se
concentraron alrededor de la inmensa zona urbana industrial
(para entonces probablemente la segunda mayor en el mundo,
después del Ruhr) extendiéndose desde el centro urbano has-
ta los puertos gemelos de Los Ángeles y de Long Beach, una
zona delimitada en su parte occidental por Alameda Avenue,
que en 1965 había llegado a ser una de las líneas divisorias más
pronunciadas de entre todas las ciudades norteamericanas. A
un lado de esta divisoria, conocida como Cortina de Algodón,
estaban las fábricas y los puestos de trabajo de suburbios de
clase obrera blanca tan ejemplares como South Gate; justo al
otro lado se situó otra peculiar serie de barrios suburbanos
afroamericanos, muchos de ellos construidos sobre terrenos
del condado sin organización municipal y sorprendentemen-
te desprovistos de establecimientos industriales importan-
tes así como de servicios sociales básicos: Florence, Watts,

5. En 1965 se introdujeron cambios significativos en la legislación de los


Estados Unidos sobre inmigración, tras el fin del programa bracero el año ante-
rior. La persistente necesidad de mano de obra extranjera barata para alimentar el
crecimiento industrial y contribuir a disciplinar la creciente mano de obra nacional
habría estimulado la extraordinaria inmigración desde México, América Central, y
Asia en las décadas siguientes.

118

EDWARD SOJA.indd 118 09/07/2013, 14:09


Willowbrook, Compton. A pesar de una tentadora proximidad
física a una de las más grandes concentraciones de puestos de
trabajo de alta remuneración, sindicalizados, y de cuello azul
de todo el país, casi una tercera parte de la mano de obra afro-
americana estaba desempleada y casi el 60% sobrevivía gracias
a los subsidios de beneficencia. Esta geografía racial de la parte
sur proporcionó el telón de fondo inmediato para la «guerra
civil» urbana que formó parte de los acontecimientos de 1965,
ilustrando una vez más cómo la raza divide Norteamérica en
maneras que a menudo atraviesan las poderosas divisiones de
clase.
Aunque concentrada en el distrito de Watts de la Ciudad de
Los Ángeles, la rebelión alcanzó su clímax a lo largo de todo el
corredor justo al oeste de Alameda, un área que había llegado
a ser uno de los mayores centros de conciencia negra radical
a nivel local, nacional y global en los años 1960. Quizás en
ninguna otra parte existían condiciones tan maduras para una
rebelión. Los Ángeles, después de una larga tradición de admi-
nistración racista, de segregación y de violencia, había llegado
a ser una de las ciudades más segregadas del país; su alcalde, su
jefe de policía, su principal periódico, habían dado señales su-
ficientes de que esta tradición del racismo recalcitrante todavía
prosperaba en los centros del poder político; y otra tradición
obsesiva, la del anticomunismo McCarthysta, alimentado por
los agresivos juicios hacia «simpatizantes» de Hollywood y la
derrota de un vigoroso movimiento «socialista» de defensa de
vivienda pública en los años 1950, había centrado de manera
creciente su atención sobre los negros con aires de superio-
ridad como la gran amenaza revolucionaria hacia el sueño
Americano blanco. El espíritu del momento fue capturado un
mes antes de la insurrección de agosto. En una intento de de-
tener lo que parecía ser una marea creciente de brutalidad po-
licial, el entonces teniente Tom Bradley del Departamento de

119

EDWARD SOJA.indd 119 09/07/2013, 14:09


Policía de Los Ángeles protestó formalmente contra la profusa
difusión de panfletos de la John Birch Society en los tablones
informativos del Departamento de Policía de Los Ángeles,
panfletos que calificaban a Martin Luther King y a otros
líderes negros de comunistas de peligrosos e implícitamente
promovían el terrorismo blanco policial contra el enemigo
interior (véase el capítulo 11 de este libro).*
A nivel nacional, los negros urbanos habían asumido, tan-
to por activa como por pasiva, el liderazgo de la política de los
movimientos sociales americanos y se convirtieron, pues, en
la más potente de las voces de resistencia contra el statu quo
y el desarrollo racial desigual del boom económico fordista/
keynesiano. Aunque los afroamericanos en Los Ángeles pro-
bablemente se habían beneficiado del boom más que los de
cualquier otra gran región urbana, la geografía social segregada
de la mayor metrópoli, se presentó de una manera demasiado
evidente como un mosaico extraordinariamente polarizado de
extrema y visible riqueza y pobreza, un cuadro para aumentar
la concienciación acerca de la pobreza relativa intensificada
por causa de la raza. Que el peor alboroto civil del siglo ocu-
rriría donde y cuando lo hizo fue, pues, tan previsible como la
reacción inmediata ante él. Treinta y cuatro personas fueron
asesinadas (31 de ellas por disparos de la policía), 1.032 fueron
heridas, y 3.952 fueron detenidas (la inmensa mayoría afro-
americanas). Los daños a las propiedades privadas alcanzaron
los 40 millones de dólares y 6.000 edificios fueron afectados,
especialmente los de la Calle 103, que pasó a ser llamada
Charcoal Alley.

* N.T.: Se refiere a Susan Anderson. «A City Called Heaven: Black


Enchantement and Despair in Los Angeles», capítulo 11 de Allen J. Scott &
Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the
Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996;
pp. 336-364.

120

EDWARD SOJA.indd 120 09/07/2013, 14:09


Con una mirada miope, los disturbios, las quemas, y los
saqueos parecieron ser una herida local autoinfligida instigada
por las frustraciones y la impaciencia propias de una población
empobrecida desde mucho tiempo atrás y racialmente aislada.
En retrospectiva, sin embargo, los acontecimientos tuvieron
una significación más global. Hoy pueden ser vistos como un
anuncio violento de que en la Norteamérica urbana e indus-
trial, ya no podían continuar realizándose como si nada sin que
se diese una resistencia explosiva, incluso en la más exitosa de
todas las ciudades de rápido crecimiento del siglo XX. La rebe-
lión de Watts y la serie de alzamientos urbanos que le siguieron
a finales de la década de 1960 por todo el mundo (y, de nuevo,
en Los Ángeles en agosto de 1970, con la Moratoria Chicana,
la mayor protesta masiva de mexicanos-americanos en la his-
toria de los Estados Unidos) marcó uno de los inicios del fin
del boom económico de la postguerra y el contrato social y la
planificación estatal Fordista/keynesiano que apuntalaron su
empuje. Tal y como había ocurrido un siglo antes, las pecu-
liares articulaciones entre raza y clase en los Estados Unidos
quebraron la expansiva economía espacial aproximadamente
en el mismo momento en que estaba alcanzando su momento
estelar. La recesión mundial al inicio de la década de 1970, la
peor desde la Gran Depresión, ayudó a confirmar el punto de
inflexión de la década anterior, pero una confirmación incluso
más convincente puede derivarse del dramático proceso de re-
estructuración que ha ido más lejos en las transformaciones del
paisaje urbano y la misma naturaleza de la modernidad urbana
durante las últimas dos décadas. Visto desde hoy, los mundos
urbanos de 1965 no solo han sido «deconstruidos», sino que
también se han convertido en algo cada vez más «reconstitui-
do» de muy distintas formas. La manera en que esta decons-
trucción y reconstrucción generadas por la crisis tuvieron lugar
en Los Ángeles ofrece un relato particularmente revelador.

121

EDWARD SOJA.indd 121 09/07/2013, 14:09


Transformaciones urbanas
Hasta principios de la década de 1980, Los Ángeles se man-
tuvo tan escasamente estudiado y teoréticamente incompren-
sible como lo era en 1965. La reducida atención que le había
sido dedicada tras la rebelión de Watts había pasado inadver-
tida en una economía nacional que intentaba luchar con la
estanflación, el declive industrial, y la percepción ampliamente
generalizada de caída de los salarios reales que posteriormente
sería descrito como el «Gran giro de 180º».6 Dado que otra
grave recesión golpeó la Norteamérica urbana (1979-1982)
y el «reaganomics» empezó a tomar forma, Los Ángeles fue
«descubierta» por un grupo de analistas locales que pretendían
construir en sus investigaciones no solo una más profunda
comprensión de lo que estaba sucediendo en Los Ángeles sino
también un retrato de cómo estos desarrollos locales propor-
cionaban una mirada sobe los cambios que estaban teniendo
lugar en las economías regional, nacional y global. La reestruc-
turación urbana fue el tema central de estos nuevos trabajos
sobre la región del Gran Los Ángeles. En la década entre 1982
y 1992 se generarían más textos académicos sobre Los Ángeles
que en los dos siglos anteriores.
El descubrimiento más influyente que configuró esta nue-
va corriente llegó al evidenciarse que la región urbana de Los
Ángeles desde los años 1920 se había desarrollado como uno
de los mayores polos industriales del mundo, y que aquellas
entretenidas fábricas de sueños de Hollywood resultaron estar
entre las que la convertirían en la mayor ciudad manufacturera
de América del Norte. El hecho que esta expansión industrial
hubiera crecido rápidamente durante un periodo de extensiva

6. Bennett Harrison & Barry Bluestone. The Great U-Turn: Corporate


Restructuring and the Polarizing of America. Nueva York: Basic Books, 1988.

122

EDWARD SOJA.indd 122 09/07/2013, 14:09


y generalizada desindustrialización, intensificó el reto de ex-
plicar tanto en la teoría como en la práctica, la aparentemente
anómala experiencia de Los Ángeles. Entre 1970 y 1980, todo
el país experimentó un incremento neto de menos de un mi-
llón de puestos de trabajo en industrias y Nueva York perdió
más de 300.000, desencadenando reflexiones sobre el declive
industrial a gran escala y sobre la aparición de la sociedad
«post-industrial». Sin embargo, en la misma década, la región
menos post-industrial de Los Ángeles incrementó en 225.000
los nuevos puestos de trabajo industriales, a la vez que sumó
1.300.000 habitantes e incluso un mayor numero de total de
puestos de trabajo en todas las categorías del empleo. ¿Cómo
podía explicarse esta extraordinaria tendencia a contracorrien-
te? ¿Por qué había sido tan invisible durante tanto tiempo?
¿Qué impacto estaba teniendo en la economía local? Esta
industrialización de Los Ángeles, ¿era simplemente una con-
tinuación de las tendencias de la postguerra, o estaba tomando
nuevas formas y direcciones? Este panorama de conjunto de la
explosión de la economía regional, ¿cómo podía ser reconcilia-
do con los crecientes indicadores locales de un aumento de la
pobreza, del desempleo, y de personas sin hogar?
Estas y otras preguntas iniciaron una exploración empírica
y teórica sobre las dinámicas de la restructuración urbana de
Los Ángeles que fue en consonancia con las particularidades
del contexto regional y que, al mismo tiempo, conectaba con
los debates más generales acerca de la cambiante organización
de las economías políticas nacionales y globales. Reflejando
la perspectiva espacial que ha informado buena parte de su
investigación sobre la restructuración urbana, sus conclu-
siones pueden ser resumidas en torno a seis «geografías»,
representando cada una de ellas una dimensión importante
del acelerado cambio urbano a la vez que una particular forma
de interpretar el «nuevo» Los Ángeles que se configuró en el

123

EDWARD SOJA.indd 123 09/07/2013, 14:09


período entre 1965 y 1992. Como se evidenciará aquí y como
ha sido mostrado en diferentes maneras en cada capítulo de
The City: Los Angeles and Urban Theory at the End of the
Twentieth Century, el estudio de la restructuración urbana
se ha expandido mucho más allá del foco inicial del cambio
industrial hasta alcanzar temas con una significación local y
global mucho más amplia.

I. Exópolis: La restructuración de la forma urbana


Los Ángeles ha venido participando de la redefinición de la
forma urbana a lo largo de todo el siglo XX. El modelo clá-
sico de la forma urbana, construido inicialmente en torno a
la ciudad capitalista industrial decimonónica, presentaba una
imagen monocéntrica de una creciente regularidad geográfica
modelada por la dinámica del empleo y de la aglomeración
residencial. Todo giraba en torno a un único centro urbano.
Desde este punto máximo, densidades de población, de pues-
tos de trabajo, y de inversiones de capital fijo provocaban
zonificaciones concéntricas de usos residenciales del suelo,
de composición de hogares, y de vida familiar. Desplegando
estas concentricidades hacia el exterior, estaban unos sectores
radiales desarrollando unas determinadas especializaciones
transversales: zonas de industria y de comercio, habitual-
mente una zona residencial de alto nivel extendiéndose desde
el centro hasta los límites suburbanos, y una o más zonas
de clase obrera, normalmente asociadas con comunidades
fuertemente segregadas de minorías raciales o étnicas. Las
ciudades que habían crecido extensamente antes del rápido
aumento de la industrialización urbana del siglo XIX, mostra-
ban mucha menos regularidad, pero cualquiera que las bus-
case con insistencia podía encontrar regularidades incluso en
estos casos.

124

EDWARD SOJA.indd 124 09/07/2013, 14:09


Desde su primera gran explosión urbana a finales del siglo
XIX, Los Ángeles pareció tener una personalidad morfológica
propia. Las formas urbanas clásicas nunca estaban del todo
ausentes, y algunas muestras de ellas todavía se pueden descu-
brir hoy en día, pero ya desde el principio el tejido urbano de
Los Ángeles adoptó una textura muy diferente. A pesar de que
la centralidad del núcleo de Los Ángeles ha sido reconocible
durante más de doscientos años, la región urbana que la ro-
dea creció como una metrópolis fragmentada y sin centro, un
mosaico de comunidades suburbanas de baja densidad desple-
gándose sobre un terreno extremadamente irregular de mon-
tañas, valles, playas, y desiertos. Inicialmente se estableció una
notable red de trenes eléctricos interurbanos y posteriormente
un todavía más destacable sistema de autovías, que sirvieron a
la vez como elemento integrador de la trama y para darle una
inusual elasticidad; ambas redes se orientaban visiblemente
hacia el nodo central pero vertebrando una multitud creciente
de centros y periferias exteriores (véase el capítulo 5 de este
libro).*
Esta ecología urbana tan flexible y adaptable pareció esti-
mular especializaciones y segregaciones excéntricas. En 1965,
el mosaico de Los Ángeles incluía un fuertemente circunscri-
to ghetto afroamericano y un barrio** mexicoamericano así
como, tal como se ha mencionado anteriormente, una extensa
zona urbana industrial y una área muy bien definida de blan-
cos empobrecidos procedentes de los estados del sur. Había
también mini-ghettos y mini-barrios** esparcidos por todo el

* N.T.: Se refiere a Martin Wachs. «The Evolution of Transportation Policy


in Los Angeles: Images of Past Policies and Future Prospects», capítulo 5 de Allen
J. Scott & Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the
End of the Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California
Press, 1996; pp. 106-159.
** N.T.: En castellano en el original.

125

EDWARD SOJA.indd 125 09/07/2013, 14:09


territorio, al igual que otros pequeños pero no menos signi-
ficativos clusters de producción industrial y de otros usos del
suelo especializados, a menudo presentes en los topónimos
de ciertos municipios: City of Industry, City of Commerce,
Studio City.
En 1965 Los Ángeles se había convertido en algo excep-
cional y paradigmático a la vez, un lugar peculiar que parecía
ser sintomático de las tendencias más novedosas de la urbani-
zación y modernidad norteamericana. En los años 1950, era
la única de las 15 mayores ciudades del país que había crecido
en población, e incluso su fuertemente ghettoificada comuni-
dad afroamericana fue reconocida como el mejor lugar de re-
sidencia para los negros y negras de entre 68 ciudades, según
la Urban League* en 1964. ¿Qué ha sucedido desde 1965? La
respuesta, tal como confirmarían todas las geografías de la re-
estructuración urbana, implica tanto continuidades significa-
tivas y cambios pronunciados en el proceso de urbanización
como en los modelos correspondientes de vida y de experien-
cia urbana. En primer lugar, la población continuó creciendo
a un ritmo inusualmente acelerado, igualado solamente por
otras ciudades del Oeste de los Estados Unidos o aquellas
similares a Los Ángeles tales como Houston y Phoenix. En
1992, la expansión metropolitana regional había ya ocupado
la mayor parte de un radio de 100 kilómetros alrededor del
Civic Center, englobando el área edificada de cinco condados
y una constelación de más de 160 ciudades y municipalida-
des. Con una población cercana a los 15 millones de habitan-
tes, hoy Los Ángeles se ha convertido en una de las mayores
«megaciudades» del mundo (otro de los nuevos conceptos

* N.T.: Liga Urbana, movimiento cuya misión es reforzar el empoderamiento


de los afroamericanos.

126

EDWARD SOJA.indd 126 09/07/2013, 14:09


ideados para aprehender las tendencias contemporáneas de
urbanización) y estaba atrapando rápidamente a las otras
tres megaciudades del llamado primer mundo: Tokio, Nueva
York y Londres.
Este crecimiento fue caracterizado por una continuada
descentralización de las zonas residenciales, de los estableci-
mientos industriales, de las sedes corporativas de las empresas,
así como de las actividades comerciales, trasladándose todo
ello más allá del radio de 100 kilómetros, siguiendo las ten-
dencias establecidas por la práctica totalidad de las ciudades
norteamericanas desde finales del siglo XIX. Pero entre 1965
y 1992, esta descentralización pareció superar los límites
metropolitanos convencionales. Tal y como había sucedido
anteriormente, la localización de nuevas industrias y ofici-
nas se trasladó a la parte más externa de los anillos urbanos
concéntricos y, resiguiendo determinadas zonas, llegó hasta
ciertas ciudades satélite y hasta espacios verdes suburbanos.
Pero dicha tendencia se incrementó más y más para alimentar
lo que, según el censo de 1980, sería calificado (de una mane-
ra que hoy parece algo precipitada) como el «gran giro no-
metropolitano», cuando por la primera vez en la historia de
los Estados Unidos, pueblos y condados no-metropolitanos
crecieron más rápidamente que las ciudades centrales y los
anillos suburbanos. Al menos los suburbios fueron capaces de
recuperarse en los años 1980 (hablaremos de ello dentro de un
momento), pero lo que quedó claro es que la escala y el alcance
de la descentralización estaba convirtiéndose en cada vez más
globalizada, y que la industria norteamericana no sólo estaba
dejando su emplazamiento metropolitano concentrado, sino
que estaba abandonando todo el país. Ello significaba que las
dinámicas que perfilaban las formas urbanas ya no podían ser
vistas como algo restringido al espacio metropolitano, incluso
cuando se expandieron hasta incluir el sistema urbano a nivel

127

EDWARD SOJA.indd 127 09/07/2013, 14:09


nacional extenso. Más que en cualquier momento anterior, lo
local estaba convirtiéndose en global, y ello estaba requiriendo
de nuevas formas de comprensión acerca de la «especificidad»
de lo urbano.
La reestructuración de Los Ángeles ejemplificó todas estas
tendencias descentralizadoras. Sin embargo, en el mismo mo-
mento que se estaba dando dicha descentralización, se estaba
produciendo otro importante acontecimiento por el que se
reconfiguraba de manera radical la morfología urbana de Los
Ángeles y de otras muchas regiones metropolitanas: un pro-
ceso de recentralización que generaría una gran presión sobre
los marcos conceptuales tradicionales del análisis urbano. La
forma primigenia de esta recentralización puede ser descrita
de una manera sencilla como una urbanización periférica o
una urbanización de los suburbios, pero esta frase que resul-
ta ser casi un oxímoron, contiene lo que algunos estudiosos
contemporáneos afirman que es una de las más contundentes
transformaciones de la vida y del paisaje urbano nunca antes
vistas: una deconstrucción y reconstitución de la forma ur-
bana de largo alcance. Hacia 1990, el censo de la población
mostraría otro giro histórico. Por primera vez, la mayoría de
norteamericanos vivían en megaciudades, extensas regiones
metropolitanas de más de un millón de habitantes.
En el nivel más primario y descriptivo, la urbanización
periférica se refiere al crecimiento de las ciudades en los su-
burbios, la concentración creciente de puestos de trabajo, de
fábricas, de oficinas, de centros comerciales, de actividades
culturales y de ocio, de poblaciones heterogéneas, de nuevos
inmigrantes, de bandas, de crimen, y un cúmulo de atributos
que anteriormente se pensaba eran específicamente urbanos y
ahora se localizan en zonas que nunca antes habían experimen-
tado tales niveles de aglomeración intensiva. Recientemente,
esta urbanización de los suburbios ha desencadenado un esta-

128

EDWARD SOJA.indd 128 09/07/2013, 14:09


llido de inventos descriptivos para dotar de un vocabulario que
se corresponda con las nuevas morfologías que están tomando
forma, con lo que algunos han descrito como «la ciudad patas
afuera». Contraurbanización y crecimiento de las Outer Cities
(Ciudades Exteriores) son hoy, quizá, los conceptos más ex-
tensamente utilizados, pero la lista de palabras alternativas
sigue creciendo: postsuburbia (evolución de los suburbios de
clase media), edge cities (ciudades en el margen urbano), ur-
ban villages (pueblos urbanos), metroplex (área metropolitana
compleja), technopoles (parques tecnológicos), technoburbs
(ciudad de la tecnología), technopolis (tecnópolis).
Tratando específicamente el caso de Los Ángeles, yo he
añadido otro concepto sintético: «Exópolis», que literalmente
significa «ciudad sin» en el doble sentido de la Ciudad Exterior
(vs. Interior) en expansión, y de la ciudad que ya no existe, la
ex-ciudad.7 Este doble significado representa un ataque ex-
plícito a nuestro uso convencional de los conceptos urbano,
suburbano, ex-urbano, y no-urbano para describir las dife-
rencias internas de las áreas metropolitanas contemporáneas.
Dado que la reestructuración geográfica actúa cada vez más
para difuminar estas distinciones, debemos no sólo renovar
nuestro vocabulario sino también reconceptualizar la natura-
leza misma de los estudios urbanos, para ver la forma urbana
más como un complejo y policéntrico mosaico regional de
desarrollo geográfico desigual afectando y siendo afectado por
fuerzas e influencias locales, nacionales y globales. Analizar
Los Ángeles (o Tokio, o São Paulo, o Little Rock) se convier-
te, entonces, en una ventana a un panorama ampliado de una
temática que tradicionalmente ha sido considerada dentro del

7. Edward W. Soja. «Inside Exopolis: Scenes from Orange County» en


Michael Sorkin (ed.). Variations on a Theme Park: The New American City and
the End of Public Space. Nueva York: Noonday Press, 1992; pp. 94-122.

129

EDWARD SOJA.indd 129 09/07/2013, 14:09


campo de los estudios urbanos. Este tema y este reto están
presentes en cada capítulo de este libro.*
Se pueden identificar cuatro Ciudades Exteriores princi-
pales en la exópolis regional de Los Ángeles. Ninguna de las
cuatro tiene un nombre o una identidad urbana convenciona-
les, y no figuran claramente en las tablas estadísticas del país,
pero cada una de ellas se encuentra entre las áreas «urbanas»
de más rápido crecimiento del país durante los últimos treinta
años. Si se las identificara como ciudades diferenciadas, esta-
rían las cuatro entre las quince mayores del país. La mayor
y tal vez más paradigmática de todas las ciudades exteriores
es el policéntrico condado de Orange, una aglomeración de
unos cincuenta municipios mancomunados (ninguno con más
de 300.000 habitantes) con una población total de más de 2,5
millones de habitantes. El condado de Orange ha sido un cen-
tro especialmente importante de estudio de la reestructuración
en todas sus dimensiones y se ha convertido en modelo para
todo tipo de estudios urbanísticos comparativos en todo el
mundo.8
De tamaño similar e incluso más expansivo en los años
recientes es lo que podríamos llamar el «Greater Valley,» que
se extiende desde Glendale y Burbank a través del valle de San
Fernando, anteriormente la epitomización de los suburbios
norteamericanos, hasta el parque de Chatsworth-Canoga (ad-
ministrativamente parte de la ciudad de Los Ángeles) y más

* N.T.: Se refiere a Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds.). (1996). The City.
Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century. Berkeley &
Los Ángeles: University of California Press.
8. Ibid.; Allen J. Scott. Metropolis: From the Division of Labor to Urban
Form. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1988; y R. Kling;
S. Olin; M. Poster (eds.). Postsuburban California: The Transformation of Orange
County since World War II. Berkeley & Los Ángeles: University of California
Press, 1991.

130

EDWARD SOJA.indd 130 09/07/2013, 14:09


allá hasta la adyacente condado de Ventura, con otra extensión
hacia el norte a la zona desértica de cañones del norte de Los
Ángeles. En el capítulo 9*, Allen Scott ha seguido intensamen-
te la evolución del complejo industrial de alta tecnología que
ha jugado un papel central en el desarrollo de esta Ciudad
Exterior, como réplica del crecimiento del condado de Orange
que ha descrito en publicaciones anteriores.
Una tercera Ciudad Exterior ha crecido a lo largo de las
costas del Pacífico del condado de Los Ángeles, desde Malibú
hasta Long Beach, que, con su puerto gemelo de San Pedro,
le hacen la competencia a Randstad y Tokio-Yokohama como
mayor complejo portuario del mundo. En el centro de esta
región de la Ciudad Exterior se encuentra el Aeropuerto
Internacional de Los Ángeles (LAX) y la gran aglomeración
de edificios de oficinas, hoteles, y centros de investigación y
desarrollo de alta tecnología que lo rodean. Llamada a veces
«Aerospace Alley» esta región contiene la que probablemente
sea la mayor concentración del país de complejos de la indus-
tria militar norteamericana y ha sido un semillero de armas
e investigación militar, desde el desarrollo del DC-3 hasta la
Guerra de las Galaxias.
La cuarta Ciudad Exterior se extiende desde el límite este
del condado de Los Ángeles hasta las partes más desarrolla-
das de los condados de San Bernardino y Riverside. Llamada
Inland Empire tras su expansión industrial en tiempos de
guerra durante las décadas de 1940 y 1950, esta subregión de
la Exópolis es la menos desarrollada de las cuatro en térmi-

* N.T.: Se refiere a Allen J. Scott. «High-Technology Industrial Development


in the San Fernando Valley and Ventura County: Observations on Economic
Growth and the Evolution of Urban Form», capítulo 9 de Allen J. Scott &
Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the
Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996;
pp. 276-310.

131

EDWARD SOJA.indd 131 09/07/2013, 14:09


nos de empleo industrial y crecimiento de oficinas, habiendo
sufrido significativamente por el proceso de desindustriali-
zación de los últimos treinta años. Su rápido crecimiento de
población, alimentado por el desarrollo extensivo de vivienda
relativamente barata, ha creado algunas de las repercusiones
más crueles de la reestructuración de la forma urbana, espe-
cialmente en términos de lo que los técnicos llaman «equilibrio
empleos-vivienda.» Atraídas por las experiencias de éxito de
otras Ciudades Exteriores, cientos de miles de personas se
trasladaron a los nuevos núcleos planificados con la esperanza
de encontrar pronto oportunidades de empleo locales. Con
demasiada frecuencia, sin embargo, los empleos prometidos
no llegaron, dejando a poblaciones enormes viviendo a más de
cien quilómetros de distancia de sus puestos de trabajo.
Si tomamos el ejemplo tal vez más extremo, la ciudad de
Moreno Valley, situada en el límite oriental del círculo de 100
kilómetros del gran Los Ángeles, vemos que ha sido foco de
atención nacional como caso claro de los nuevos problemas
que surgen en las áreas con abundantes viviendas y escaso em-
pleo de la Ciudad Exterior. El censo de 1990 señalaba Moreno
Valley como la ciudad de más de 100.000 habitantes de todo el
país con un crecimiento más rápido (de las 10 primeras, 7 eran
del sur de California). Con un crecimiento del empleo local
muy inferior al prometido por los promotores de la ciudad, un
gran número de residentes se ven obligados a levantarse mu-
cho antes del amanecer para ir en coche, furgoneta o autobús,
con frecuencia durante más de dos horas de trayecto, hasta los
lugares de trabajo que ya tenían antes de trasladarse a Moreno
Valley. Sin una gran base de ingresos por impuestos comer-
ciales o industriales, los servicios públicos son deficientes, las
escuelas están saturadas, las autopistas colapsadas y la vida
familiar sufre un estrés profundo puesto que los residentes se
enfrentan a los costes psicológicos y económicos de vivir en

132

EDWARD SOJA.indd 132 09/07/2013, 14:09


una nueva «edge city» de más de 120.000 habitantes y que se
está convirtiendo en lo que podría llamarse una nueva barriada
exopolitana.
Las cuatro Ciudades Exteriores de la re-regionalizada
Exópolis envuelven una Ciudad Interior residual que ha expe-
rimentado su propia y dramática recentralización. Invirtiendo
la tendencia de décadas de huida de población a los suburbios
(aunque no se trate de la «huida blanca» que ha sido funda-
mental en la formación de las Ciudades Exteriores), el centro
de Los Ángeles y el anillo de la Ciudad Interior que lo rodea
han probablemente doblado su población desde 1965, hasta los
más de 5 millones. Este cambio de signo, al igual que la trans-
formación de los suburbios, ha sido geográficamente irregular
y los altibajos de desarrollo han ido cambiando rápidamente
durante los últimos treinta años. Con aparente ironía, mientras
que muchas Ciudades Interiores más al Este han experimenta-
do continuas reducciones en sus densidades de población y de
empleo, esta pauta de urbanización de baja densidad los ha ido
concentrando. Muchas sectores de la Ciudad Interior de Los
Ángeles tienen ahora densidades de población superiores a las
de Chicago o Saint Louis, a menudo sin cambios significativos
en la estructura de viviendas, lo que crea graves problemas de
hacinamiento residencial y aumento de personas sin techo
(véase el capítulo 13 de este volumen).* Pero para compren-
der mejor la cambiante Ciudad Interior exopolitana, así como
para entender mejor el variable mosaico regional de desarrollo
geográficamente irregular en las Ciudades Exteriores debemos
fijar la mirada en otros procesos de reestructuración.

* N.T.: Se refiere a Jennifer Wolch. «From Global to Local: The Rise of


Homelesness in Los Angeles during the 1980s», capítulo 13 de Allen J. Scott &
Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the
Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996;
pp. 390-425.

133

EDWARD SOJA.indd 133 09/07/2013, 14:09


II. Flexcities: La cambiante geografía de la producción
Los cambios en la morfología urbana de Los Ángeles han esta-
do acompañados por cambios sustanciales en la división social
urbana del trabajo y en la organización y tecnología corporati-
vas de la producción industrial. Esta importante relación entre
la reestructuración industrial y la reestructuración de la forma
urbana ha sido un punto de atención clave de gran parte de los
nuevos estudios sobre Los Ángeles. También ha contribuido
a un cambio en el énfasis dentro de los estudios urbanos en
general y en las prácticas de planificación urbana y regional.
Durante gran parte del siglo XX, el análisis urbano y la planifi-
cación urbanística han centrado su atención principalmente en
temas relacionados con el consumo colectivo: vivienda, provi-
sión de servicios sociales, políticas de bienestar social y pro-
gramas contra la pobreza, desarrollo de sistemas de transporte
colectivo, regulación en los usos del suelo, y la emergencia de
movimientos sociales urbanos alrededor de estas cuestiones.
Hoy, cada vez se presta mayor atención (en dinero, tiempo
y esfuerzos) al aspecto productivo de la economía urbana y
a cuestiones tales como cómo atraer a nuevas empresas para
detener el deterioro económico y competir con las fuerzas
mayores de la reestructuración económica global.
Los análisis académicos de esta potente relación entre la
reestructuración industrial y la urbana se han basado en un
cambio pronunciado en la organización y la tecnología indus-
triales desde las prácticas fordistas-keynesianas de producción
en serie y consumo masivo que dominaron el boom económico
de posguerra en Estados Unidos hasta lo que hoy se describe
cada vez más como un sistema postfordista de producción
flexible y desarrollo empresarial que ha ido a la vanguardia
de la reestructuración económica urbana desde al menos 1965.
La producción en serie fordista se fundamentaba en líneas es-
pecializadas de montaje y sistemas de producción integrados

134

EDWARD SOJA.indd 134 09/07/2013, 14:09


verticalmente que retroalimentaban unas crecientes economías
internas de escala que sólo eran sostenibles por enormes em-
presas oligopolísticas comprometidas en un contrato social re-
lativamente estable con los principales sindicatos y un gobierno
federal dedicado a incentivar el consumo de la economía ameri-
cana mediante prácticas keynesianas de estímulo de la demanda
y provisión de bienestar social. En estas condiciones, no era
ninguna exageración afirmar que así fueran General Motors o
Ford, así iría la economía americana, ya que era en la industria
automovilística donde se manifestaba más característicamente
toda la gama de prácticas fordistas y keynesianas.
El fordismo continúa siendo importante en la economía
nacional, pero la reestructuración generada por las crisis du-
rante los últimos treinta años ha llevado al surgimiento de
nuevos sectores destacados y a innovaciones tecnológicas y
organizativas que se han unido en lo que algunos han llamado
un nuevo régimen de acumulación, más capaz de competir
con éxito en una economía nacional reestructurada y cada vez
más global. Este nuevo régimen se caracteriza por sistemas de
producción más flexibles (en contraposición a los jerárquicos)
situados en clusters de intercambios intensivos formados por
empresas predominantemente pequeñas y medianas entrelaza-
das para lograr aumentar las economías de escala «externas»
a través de complejos acuerdos de subcontratación, un mejor
control de inventarios, el uso de maquinaria controlada numé-
ricamente (o sea, computerizada), y otras técnicas que permi-
ten repuestas más fáciles a las señales del mercado, especial-
mente en tiempos de recesión económica e intensificada com-
petencia global. Con la creciente desintegración del contrato
social de posguerra mediante prácticas antisindicales, recortes
salariales, reestructuración empresarial, retirada del gobierno
de la mayor parte de sectores de la economía (con la principal
excepción de la industria de defensa), y el debilitamiento de

135

EDWARD SOJA.indd 135 09/07/2013, 14:09


la red de seguridad social sostenida federalmente (que señala
lo que algunos han descrito como un cambio del estado del
bienestar al estado de guerra),* el fordismo tradicional ya no
era sostenible tal como era.
El resultado de todo ello ha sido un complejo proceso de
desindustrialización sin precedentes vinculada a una reindus-
trialización inicialmente experimental pero cada vez más con-
creta que ha tenido importantes repercusiones en la geografía
de la economía regional de los Estados Unidos. Las industrias
de rápido crecimiento y el creciente Sun Belt en contraste con
el ocaso del fuerte fordismo industrial en el Frost Belt, seña-
laron uno de los cambios más drásticos en los roles regionales
de la historia de los Estados Unidos, aunque estas metáforas
sólo captan una parte de la historia. Lo que subyacía tras los
cambios en la geografía regional quedó claramente manifies-
to en el sur de California. Todavía cebada por la munificencia
federal del keynesianismo militar y el estado de guerra fría
que llegó a su apogeo en los años Reagan-Bush, la región
del gran Los Ángeles siguió un camino particularmente re-
velador y aparentemente exitoso económicamente mediante
esta profunda reestructuración industrial. Desde 1965, Los
Ángeles ha sufrido la casi total destrucción de sus industrias
fordistas, las cuales habían formado la mayor aglomeración
industrial al oeste del Mississippi, en una versión a menor
escala de lo que estaba sucediendo en Detroit, Cleveland y
otros centros del Cinturón Industrial americano. Al mismo
tiempo, la fuerte economía espacial regional, fundamentada
sobre unos pocos grandes sectores industriales (como las
aeroespaciales y las de estudios cinematográficos) y mu-
chos miles de pequeñas y medianas empresas industriales,

* N.T.: Juego de palabras entre welfare state y warfare state.

136

EDWARD SOJA.indd 136 09/07/2013, 14:09


a menudo artesanales, adaptaron flexiblemente su capacidad
productiva para emerger como un prototipo mundial de me-
trópolis industrial postfordista.
Reflejando las tendencias nacionales, los sectores industria-
les más característicamente fordistas de Los Ángeles, incluidas
las que habían sido las segundas mayores concentraciones de
montaje de automóviles y fabricación de neumáticos del país,
desaparecieron por completo entre 1965 y 1992, igual que gran
parte de las industrias del acero y bienes de consumo durade-
ros. Los sindicatos industriales quedaron diezmados y decenas
de miles de trabajadores manuales bien pagados, a menudo
con bastante antigüedad y en una importante medida forma-
dos por minorías y mujeres, perdieron sus empleos a causa de
despidos generalizados y cierres de fábricas. Particularmente
afectado resultó el sector del trabajo doméstico (anglo, chica-
no y negro) de la Ciudad Interior y de las Ciudades Exteriores
del Inland Empire y del este de San Fernando Valley. La huida
blanca masiva de la Ciudad Interior, iniciada tras la rebelión de
Watts, se aceleró hasta el abandono casi total en ciertos barrios
de clase obrera, al mismo tiempo que grandes cantidades de
afroamericanos que podían permitírselo dejaron por completo
la región, provocando que el censo de 1990 registrase la prime-
ra disminución de población negra en la historia del condado
de Los Ángeles.
Las comunidades afroamericanas que quedaron atrás en
las antiguas zonas de disturbios sufrieron un empobreci-
miento aun más profundo del existente en tiempos de la rebe-
lión de Watts, hundiéndose en lo que se ha llegado a describir
nacionalmente como la formación de una subclase urbana
permanente y predominantemente negra — triste símbolo de
hasta qué punto había servido la reestructuración industrial
para castigar a los principales instigadores de los disturbios
urbanos de finales de los años 1960. Más localmente, las des-

137

EDWARD SOJA.indd 137 09/07/2013, 14:09


cripciones eran aún menos benignas (véase el capítulo 11 de
este volumen).* La reestructuración en todas sus formas es-
taba estrechamente vinculada al «asesinato de South Central»
y «la creación de un bantustán americano,» un enclave aban-
donado a su propia economía de subsistencia y supervivencia
de un desarrollo separado definido racialmente. Hay quien
llega a equiparar este abandono e implosión con una nueva
forma de genocidio indirecto, ya que los índices de mortali-
dad aumentaron drásticamente para casi todos los grupos de
edad afroamericanos, especialmente entre niños y hombres
jóvenes. Sean cuales sean las causas más profundas, la desin-
dustrialización y la disminución concomitante del estado del
bienestar tuvieron efectos devastadores sobre los afroameri-
canos de Los Ángeles, cuyos principales canales de ascenso
económico se concentraban en gran medida en la industria y
el funcionariado.
Mientras, la máquina laboral del gran Los Ángeles con-
tinuaba produciendo nuevas oportunidades de empleo a un
ritmo casi de récord, indiferente al declive de las comunidades
afroamericanas y, en menor grado, mexicoamericana. Durante
la mayor parte del período entre 1965 y 1992, la generación
de empleo fue incluso mayor que el crecimiento neto de la
población. La inmensa mayoría de estos empleos eran trabajos
no sindicalizados y en su mayoría con sueldos muy inferiores
(con pocas o nulas prestaciones sociales) que los que se habían
perdido mediante la desindustrialización fordista, creando, en-
tre otros muchos efectos, una crisis en la atención sanitaria de
proporciones sin precedentes, ya que más de una tercera parte

* N.T.: Se refiere a Susan Anderson. «A City Called Heaven: Black


Enchantement and Despair in Los Angeles», capítulo 11 de Allen J. Scott &
Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the
Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996;
pp. 336-364.

138

EDWARD SOJA.indd 138 09/07/2013, 14:09


de la población se quedó sin seguro médico. Pero también se
estaba produciendo otra cosa, un proceso de desarrollo indus-
trial postfordista que reconstituyó rápidamente la economía
regional de al menos tres modos distintos. El que recibió más
atención por parte de los analistas y la población fue el desa-
rrollo de las «tecnópolis» del sur de California, los complejos
de zonas industriales de alta tecnología, oficinas de investi-
gación y desarrollo, y servicios auxiliares a las empresas que
impulsaron el crecimiento de las Ciudades Exteriores y agru-
paron a su alrededor la que se considera la mayor concentra-
ción mundial de ingenieros, físicos, científicos, matemáticos,
técnicos informáticos y especialistas en armamento militar. No
sorprende que Los Ángeles se convirtiera en uno de los casos
«de manual» para estudiar las nuevas formas de industrializa-
ción y desarrollo regional postfordista.
Mientras las tecnópolis han tejido sus espirales de cre-
cimiento industrial principalmente en las (Flex)Ciudades
Exteriores, dos otras formas de especialización flexible han
sostenido el redesarrollo de la Ciudad Interior y especialmen-
te del centro de Los Ángeles. La primera gira alrededor de
redes de producción artesanales y de la densa agrupación de
muchas empresas pequeñas y medianas con gran capacidad de
adaptación a las señales nacionales y globales del mercado y a
los cambios de estilo y de preferencias de los consumidores;
mientras la segunda se basa principalmente en la provisión de
servicios financieros especializados, comunicaciones tecno-
lógicamente avanzadas y procesamiento de la información.
En ambos casos, la Ciudad Interior de Los Ángeles ha sido
particularmente receptiva. La industria del vestido ha cuanto
menos igualado a la industria aeroespacial (otro sector más
orientado a la producción especializada que no a la produc-
ción en serie) en cuanto a volumen de crecimiento de empleo y
probablemente ahora es la mayor del país, habiendo superado

139

EDWARD SOJA.indd 139 09/07/2013, 14:09


recientemente a la ciudad de Nueva York. Significativamente,
la industria del vestido de Los Ángeles está muy especializada
en prendas deportivas y otras ropas particularmente sensibles
a tendencias y modas y menos susceptibles a una mecanización
fácil. También existe una especialización importante en mue-
bles, joyería, impresión, diseño industrial y la serie de servicios
relacionados con la industria del entretenimiento, en que el li-
derazgo de Los Ángeles se estableció desde la década de 1930
pero que se ha intensificado desde 1965 (véase el capítulo 8 de
este volumen).*
El crecimiento en el sector FIRE (acrónimo en inglés para el
sector financiero, de los seguros y de las inmobiliarias) ha ali-
mentado la emergencia de Los Ángeles como importante com-
petidor del triunvirato de Tokio, Londres y Nueva York en
la cumbre de la jerarquía global de las «capitales del capital.»
Al mismo tiempo que extendía el alcance global de la región,
este crecimiento se ha localizado en una densa red de bancos
de consumo, préstamo de hipotecas, contabilidad empresarial,
control de créditos, procesamiento de información, gestión de
personal, mantenimiento de edificios y servicios legales que
activan la economía local de forma que probablemente tienen
un mayor impacto positivo que los distritos financieros más
cerrados en sí mismos y orientados externamente de Nueva
York y Londres. El corazón de esta red lo ocupa el distrito
financiero del centro, con importantes subcentros en Century
City (a lo largo de Wilshire Corridor) y Newport Beach, en el
condado de Orange.

* N.T.: Se refiere a Harvey Molotch. «L.A. as Design Product: How Art


Works in Regional Economy», capítulo 8 de Allen J. Scott & Edward W. Soja
(eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth
Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996; pp. 225-
275.

140

EDWARD SOJA.indd 140 09/07/2013, 14:09


Ayudan a mantener estos distritos flexiblemente especia-
lizados una abundante economía sumergida y una reserva de
mano de obra inmigrante mal pagada que se dedica a la venta
de drogas y que llena los talleres ilegales, las tiendas de vídeos
piratas y los mercadillos, así como una enorme reserva de
conserjes, jardineros, lavaplatos, vendedores callejeros y tra-
bajadores precarios en el propio domicilio como una parte tan
esencial de las Flexcities postfordistas de Los Ángeles como
cualquier otra de las que he descrito. Comprender más acerca
de esta geografía industrial de doble cara nos lleva a otra di-
mensión clave de la reestructuración urbana.

III. Cosmópolis: Globalización y formación


de la ciudad mundial
El proceso de internacionalización expansiva que se aceleró
tras los importantes cambios en las políticas federales de in-
migración que tuvieron lugar en ese año decisivo de 1965 fue
crucial para la transformación de Los Ángeles. Este proceso
ha comprimido dentro de la región a la población más hetero-
génea culturalmente de inversores, empresarios, trabajadores
y familias que jamás haya visto ciudad alguna. Tal vez hasta
5 millones de emigrantes han llegado a Los Ángeles desde
1965, la mayoría de ellos procedentes de Latinoamérica y
los países asiáticos de la Cuenca del Pacífico. Acompañando
a esta inmigración se ha producido una entrada igualmente
global y heterogénea de inversiones de capital, especialmente
de Japón, Canadá, la Unión Europea, los nuevos países indus-
trializados del Este asiático y los países ricos en petróleo de
Oriente Medio. Conjuntamente, estos flujos de mano de obra
y de capital han tenido probablemente mayor responsabilidad
que cualquier otro proceso de reestructuración en el continuo
crecimiento económico de la región y los cambios radicales

141

EDWARD SOJA.indd 141 09/07/2013, 14:09


que han tenido lugar en el entorno regional y el carácter de la
vida urbana cotidiana. (Para el impacto de la arquitectura y el
diseño urbano, véase el capítulo 3 de este volumen).*
Si la Exópolis reestructurada industrialmente ha puesto
la ciudad al revés, la nueva Cosmópolis la ha vuelto a poner
del derecho en una globalización de gran alcance de lo local,
un proceso que ha dado luz a un nuevo término: «glocaliza-
ción.» Tras años de promoción local relativamente infructuo-
sa, el desarrollo del centro de Los Ángeles se aceleró drásti-
camente en los años 1970 con la entrada de capital extranjero
y la disponibilidad de un suministro aparentemente ilimitado
de trabajadores inmigrantes baratos y no organizados. Por
primera vez, apareció una ciudad central de primer orden
que era casi comparable con el tamaño y la complejidad de
la economía regional. Aunque todavía lejos de las alturas y
densidades de Manhattan o el Chicago Loop, el desarrollo
del centro de Los Ángeles reflejaba más directamente los
efectos de la glocalización económica y cultural. Su geografía
específica se dividió en dos, con media ciudad de rascacielos
y poder financiero del Primer Mundo que se eleva desdeñosa
sobre la otra media ciudad de culturas y escenas callejeras del
Tercer Mundo.
Salvando esta división y manteniéndola unida, se sitúa la
«Ciudade-L.A.» de poder local,9 una área de control social y
vigilancia que contiene, además de la denominada acrópolis
cultural (Music Center, Museo de Arte Contemporáneo y
pronto se construirá el Disney Concert Hall, diseñado por

* N.T.: Se refiere a Charles Jencks. «Hetero-Architecture and the L.A.


School», capítulo 3 de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds.). The City. Los
Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century. Berkeley & Los
Ángeles: University of California Press, 1996; pp. 47-75.
9. Edward W. Soja. «Heterotopologies: A Remembrance of Other Spaces in
the Citadel-L.A.,» Strategies, 3, 1990; pp. 6-39.

142

EDWARD SOJA.indd 142 09/07/2013, 14:09


Gehry) y los cuarteles adyacentes del LAPD (Departamento
de Policía de Los Ángeles), la compañía Times-Mirror, y la
mayor archidiócesis católica del país, lo que la ha convertido
en la segunda mayor concentración de funcionarios locales,
estatales y federales del país tras Washington DC (el centro de
la exópolis más expansiva de la Costa Este). Aquí, el impacto
de la glocalización sobre el gobierno y la planificación domés-
ticos es más directo, ya que la toma de decisiones locales se
ve cada vez más afectada por las limitaciones y oportunidades
globales. Como ejemplo, la ciudad de Los Ángeles obtuvo
hace varios años un préstamo del gobierno japonés para cubrir
parte de su déficit presupuestario, la primera vez en que un
gobierno local del país recurría a una fuente de financiación
extranjera.
La mayor parte de estudios sobre la formación de la ciudad
global han puesto el énfasis en la concentración de funciones
de control financiero global. Para la sumamente heterogénea
ciudad global de Los Ángeles, este aspecto debe extenderse
para incluir no sólo la enorme base industrial (en comparación
sobre todo con Tokio más que con ninguna otra ciudad global)
sino aun más enfáticamente la extraordinaria fuerza laboral
global, especialmente en la corona de comunidades étnicas di-
versas que rodea y mantiene el complejo financiero, comercial
y administrativo del centro. Este anillo interior constituye el
corazón de la Cosmópolis de Los Ángeles, un tipo especial de
ciudad global donde actualmente se está redefiniendo la natu-
raleza misma del cosmopolitanismo urbano, la glocalización y
el carácter urbano del mundo moderno.
En este anillo de etni-ciudades existe una brillante conste-
lación de culturas globales que llegan simultáneamente a todos
los rincones del planeta y atraen hacia Los Ángeles una amplí-
sima gama de influencias «extranjeras». También hace posible
un campo de pruebas inusualmente rico para el multicultura-

143

EDWARD SOJA.indd 143 09/07/2013, 14:09


lismo urbano y lo que puede describirse como la nueva polí-
tica cultural de la identidad y la diferencia, muy alejada de la
imagen del melting pot de americanización anglificante. Se re-
producen en sus calles y barrios microcosmos de Hong Kong
y Taiwan, Vietnam y Filipinas, Mumbai y Beirut, São Paulo y
Medellín. Hay un Pequeño Tokio y un vasto Koreatown, un
enorme barrio mexicano establecido hace mucho tiempo y un
barrio nuevo lleno de una mezcla de emigrantes centroameri-
canos que representan a todas las facciones políticas diversas
de Guatemala, El Salvador y Nicaragua. La vieja comunidad
armenia (procedente de la antigua Unión Soviética) y una nue-
va (procedente del Líbano, Irán y otros lugares) dividen sus
simpatías entre turcos y azerbaiyanos. Los colonos de la diás-
pora judía de Irán, Rusia y la ciudad de Nueva York debaten
sobre la política en Oriente Medio, mientras que los mercados
africanos abundan en discusiones sobre lo que sucede actual-
mente en Ciudad del Cabo y Addis Abeba o la construcción
de un currículo escolar afrocéntrico.
La lista de mundos culturales separados en microcosmos
en lo que Charles Jencks ha llamado la «heterópolis» de Los
Ángeles parece interminable, pero existe aun otra dimensión
para este complejo panorama de multiculturalismo urbano,
un creciente sincretismo cultural que podría resultar ser la
novedad más importante que surja de la Cosmópolis con-
temporánea. El multiculturalismo se suele describir de dos
maneras: primero, como la formación de espacios étnicos
segregados (ghettos, barrios,* Koreatown, Chinatown, etc.)
y segundo como una proliferación de fronteras y territorios
conflictivos donde los distintos mundos culturales chocan
frecuentemente en luchas para mantener la identidad cultural

* N.T.: En castellano en el original.

144

EDWARD SOJA.indd 144 09/07/2013, 14:09


y la cohesión. Pero algo más está pasando en las zonas limí-
trofes de la ciudad. Lentamente están tomando cuerpo cultu-
ras multiformes «compuestas» que expresan su mestizaje en
el paisaje local y la vida cotidiana: en la creación de nuevas
tendencias gastronómicas, diseños, ropa y estilos de música y
arte popular; y en el desarrollo de nuevas identidades políti-
cas y culturales. Los Ángeles, por ejemplo, ha sido un centro
principal para la afirmación de la identidad latina (frente a
categorías impuestas como hispano o hispanohablante) como
medio para unir de las diversas poblaciones cuyos países de
origen van desde el Cabo de Hornos hasta el Río Grande.
Una heterogeneidad todavía mayor se está sintetizando en el
crecimiento de la identidad asiático-americana, nuevamente
con Los Ángeles como protagonista. Muchas otras formas de
fusión intercultural y coaliciones están teniendo lugar en los
colegios y en los barrios, en las organizaciones comunitarias
y los proyectos de viviendas, en el gobierno local y en los fes-
tivales culturales, en maneras que apenas ahora empezamos a
reconocer y entender.
Comprender la cosmópolis, el lugar donde se globaliza
lo local y al mismo tiempo se localiza lo global, es una tarea
difícil e interesante. Contemplando de nuevo este desafío,
recuerdo las palabras de Jorge Luis Borges, cuyo relato «El
Aleph» ya utilicé una vez para caracterizar el Los Ángeles
contemporáneo.10

—¿El Aleph? —repetí.


—Sí, el lugar donde están, sin confundirse, todos los
lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos…

10. Edward W. Soja. «Taking Los Angeles Apart: Towards a Postmodern


Geography,» capítulo 9 de Postmodern Geographies: The Reassertion of Space in
Critical Social Theory. Londres: Verso, 1989; pp. 222-248.

145

EDWARD SOJA.indd 145 09/07/2013, 14:09


¿Cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi
temerosa memoria apenas abarca?... Por lo demás, el pro-
blema central es irresoluble: la enumeración, siquiera par-
cial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he
visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me
asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo
punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vie-
ron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo,
porque el lenguaje lo es…
Vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable
fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que
ese movimiento era una ilusión producida por los vertigi-
nosos espectáculos que encerraba… Vi el populoso mar, vi
el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una
plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un
laberinto roto… vi interminables ojos inmediatos escru-
tándose en mí como en un espejo.

IV. El Laberinto Astillado: La metrópolis repolarizada


Las tres primeras geografías de la reestructuración urbana
están estrechamente entrelazadas y, tomadas en conjunto, pre-
sentan los argumentos explicativos más poderosos que subra-
yan las causas de los nuevos procesos de urbanización que han
remodelado Los Ángeles y, hasta cierto punto, otras regiones
metropolitanas del mundo. Las siguientes tres geografías se
pueden considerar principalmente como consecuencias o re-
acciones a la transformación metropolitana, aunque también
están marcadas por la misma dinámica de reestructuración de
deconstrucción (descomposición de un orden antiguo) y re-
constitución (creación de formas nuevas o significativamente
distintas de modernidad urbana). Empezaré con el cambiante
orden social y, en particular, con las crecientes y multilaterales

146

EDWARD SOJA.indd 146 09/07/2013, 14:09


desigualdades socioeconómicas que han estado estrechamente
asociadas a la reestructuración generada por las crisis de los
últimos treinta años.
Paralela a la estructura espacial de la Exópolis globalizada
postfordista, existe una estructura social y económica que se
ha vuelto cada vez más fluida, fragmentada, descentralizada y
remodelada en maneras que difieren significativamente de la
antigua ciudad dividida por clases de burgueses y proletaria-
do; la ciudad jerárquica claramente repartida entre los ricos, la
clase media y los pobres; y la ciudad de las «dos Américas» de
negros contra blancos que se describió en los días posteriores
a las insurrecciones urbanas de los años 1960. Esta segmenta-
ción y repolarización policotómica ha empezado a reconstituir
los extremos de riqueza y pobreza y a hacer menos rígidas las
fronteras sociales de clase, raza y nivel de ingresos, poniendo
en duda los viejos sistemas de comprender la sociología de lo
urbano.
Por ejemplo, ahora hay más millonarios que nunca en Los
Ángeles, muchos de los cuales constituyen un ejército de re-
serva de ricos que incluye a estrellas del rock y jugadores de
béisbol, especialistas en software informático y agentes de la
propiedad inmobiliaria, peluqueros y cazatalentos, narcotrafi-
cantes y dentistas, así como miles de propietarios que tuvieron
la suerte de comprar sus casas en el momento y el lugar ade-
cuados. Nunca antes el 10% superior de la escala de ingresos
había sido tan heterogéneo, tan segmentado y tan políticamen-
te imprevisible. Y, en gran manera, lo mismo puede decirse
del 20% inferior, que ahora contiene a representantes de las
mismas profesiones y entornos sociales que los millonarios y
demuestra la misma imprevisibilidad política.
Como ha quedado ya claro, la reestructuración urbana de
Los Ángeles ha agudizado la pobreza incluso en unas con-
diciones regionales de rápido crecimiento económico y de

147

EDWARD SOJA.indd 147 09/07/2013, 14:09


generación de empleo (véase el capítulo 10 de este volumen).*
Hasta 80.000 personas duermen sin techo habitualmente en la
región, y tal vez hasta el triple vivan en la calle durante algún
momento del año. Pero ésta es sólo la punta más visible de un
iceberg de extrema pobreza que se amplía a una población de
bastante más de medio millón de personas que viven precaria-
mente en condiciones de vivienda poco mejores que las de los
peores barrios de chabolas del Tercer Mundo, una situación
que ha creado la que presumiblemente es la crisis de vivienda
más grave en América (véase el capítulo 13 de este volumen).**
Muchos de los 1,3 millones de habitantes que vivían por deba-
jo del límite de pobreza en el condado de Los Ángeles en 1989
(las cifras han aumentado drásticamente desde entonces; véase
el capítulo 10 de este volumen)*** son desempleados y perso-
nas dependientes de la seguridad social, el núcleo incuestiona-
ble de lo que los sociólogos y politólogos urbanos han llamado
la «subclase urbana permanente». Pero el mismo número, o
tal vez más, forma parte del contingente en rápido ascenso y
principalmente latino de trabajadores pobres, que a menudo
trabajan mucho más de cuarenta horas semanales en más de
un empleo a cambio de sueldos que resultan insuficientes para
alimentar y vestir a una familia.

* N.T.: Se refiere a Paul Ong & Evelyn Blumenberg. «Income and Racial
Inequality in Los Angeles», capítulo 10 de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds.).
The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century.
Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996; pp. 311-335.
** N.T.: Se refiere a Jennifer Wolch. «From Global to Local: The Rise of
Homelesness in Los Angeles during the 1980s», capítulo 13 de Allen J. Scott &
Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the
Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996;
pp. 390-425.
*** N.T.: Se refiere a Paul Ong & Evelyn Blumenberg. «Income and Racial
Inequality in Los Angeles», capítulo 10 de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds.).
The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century.
Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996; pp. 311-335.

148

EDWARD SOJA.indd 148 09/07/2013, 14:09


Se ha desarrollado una perversa simbiosis entre los ex-
tremos de riqueza y pobreza en Los Ángeles, cada uno de
ellos alimentando el crecimiento del otro. Ocasionalmente,
la perversidad sale a la luz causando alarma, como en varios
casos claros que sólo pueden denominarse como de esclavitud.
Inmigrantes de Indonesia, China y Centroamérica han sido
importados (en algunos casos como «artistas» con visados
culturales) y vendidos a casas adineradas como servicio do-
méstico que vive en la misma casa. Sus «amos» les confiscan el
pasaporte y a cambio de sus servicios sólo les dan alojamiento
y comida limitados. Esta nueva esclavitud, sin embargo, sólo
está un escalón por debajo de la que existe en fábricas y en
muchos negocios (y casas particulares) donde se explota a tra-
bajadores indocumentados a cambio de sueldos muy por de-
bajo del mínimo, en puestos de trabajo a menudo peligrosos y
bajo la amenaza constante de la deportación. El fondo de este
iceberg de pobreza y nueva división social urbana del trabajo
es efectivamente muy amplio y profundo.
Como se demuestra claramente en muchos capítulos de
The City, a la máquina laboral de Los Ángeles le ha faltado un
«espacio medio», bifurcándose en cambio en un pequeño flujo
de trabajos altamente remunerados que alimentan a la nueva
tecnocracia y a un turbulento caudal de trabajos mal pagados
(muchos de ellos también dedicados a alimentar a la tecnocra-
cia) que difícilmente merecen el adjetivo de subsistencia. Esta
polarización polivalente ya no se puede clasificar en simples
categorías raciales, étnicas, ocupacionales, de clase o condición
de inmigrante y oposiciones binarias. Una encuesta reciente a
nivel nacional ha demostrado, por ejemplo, que Los Ángeles
alberga tanto a las comunidades predominantemente afroame-
ricanas más ricas como a las más pobres de la América urbana,
y me atrevo a pronosticar que los resultados serían similares
si este estudio se hubiera hecho con los méxico-americanos

149

EDWARD SOJA.indd 149 09/07/2013, 14:09


o con los asiático-americanos. También hay algunos indica-
dores de estudios comparativos no publicados de ciudades
estadounidenses, canadienses y australianas que indican que
la polarización y la desigualdad medidas entre las poblaciones
de inmigrantes recientes se extiende de las Ciudades Interiores
a las Exteriores, con Los Ángeles-Long Beach, el condado de
Orange, y San Bernardino-Riverside ocupando los tres prime-
ros lugares de todas las áreas metropolitanas estudiadas.
El impacto de la repolarización también se extiende en
gran medida a las clases medias, que, como en la mayor parte
del país, se han desestabilizado progresivamente en su posición
de clase durante los últimos treinta años, escindiéndose de su
antaño robusta posición intermedia en la escala de ingresos, al-
gunos de ellos mejorando o manteniendo sus estándares de ca-
lidad de vida, en casas donde cada vez trabajan más miembros
de la familia, y otros muchos, especialmente mujeres y niños,
empeorando para integrarse con los trabajadores pobres, en las
nuevas subclases y las personas sin hogar. La reconstitución
de la clase media norteamericana ha originado un nuevo voca-
bulario para la sociología urbana, con términos como yuppies
(young urban professionals —jóvenes profesionales urbanos),
guppies (groups of young urban professionals— grupos de jó-
venes profesionales urbanos), dinks (double income no kids
couples —parejas con dos sueldos y sin hijos), woopies (well-
off older people— gente mayor de buena posición), infomerca-
deres y la alta tecnocracia, hiperghettoización y gentrificación,
barreras a la promoción laboral y feminización de la pobreza.
Una creciente población de «nuevos huérfanos» —hijos aban-
donados por sus padres y ancianos abandonados por sus hi-
jos— puebla las calles. Los trabajadores se ven abocados a los
«K-Mart» y «Burger King» al reducirse sus ingresos a la mitad
con el cambio de una economía de producción a la floreciente
economía de los servicios.

150

EDWARD SOJA.indd 150 09/07/2013, 14:09


Con un paisaje socioeconómico que se vuelve cada vez más
fluido y caleidoscópico, se ha producido un descenso estadísti-
co en los principales índices de segregación racial y étnica, ya
que latinos y asiáticos en particular aumentan rápidamente en
número y se trasladan fuera de sus asentamientos tradicionales
hacia nuevos territorios y estilos de vida diferentes. La ciudad
de Cerritos, por ejemplo, cerca del límite entre los condados
de Los Ángeles y Orange, ha sido designada recientemente
como la ciudad con mayor mezcla racial de Estados Unidos,
con una población que en 1990 era integrada por un 44% de
asiáticos, un 36% de anglosajones, un 13% de latinos y un 7%
de negros. En Gardena, otra ciudad de unos 50.000 habitantes,
los cuatro grupos están casi igualados en número, alcanzando
un equilibrio racial que tal vez no se ha logrado jamás en la
historia de ninguna otra ciudad: 32% asiáticos (principalmen-
te japoneses), 23% negros, 23% latinos, y 21% anglosajones.
Los asiáticos han sido el segmento de más rápido crecimiento
en casi todas las zonas más ricas (y todavía con más de un 80%
de anglosajones) del condado de Los Ángeles y se han conver-
tido en el mayor grupo étnico en varias ciudades y en mayoría
en Monterey Park, que se convirtió en centro de atención
nacional por sus luchas interétnicas por el uso del idioma, con
latinos y anglosajones aliándose para detener el uso exclusivo
del chino y declarar el inglés «idioma oficial».
Igualmente indicativo ha sido el rápido «reciclaje» de ciu-
dades y comunidades urbanas, a medida que una mayoría es
sustituida por otra. Al sureste del centro, municipios como
Huntington Park y Maywood han visto como su población
pasaba de casi un 80% de anglosajones en 1965 a más de un
90% de latinos en una ola demográfica que ha llegado inclu-
so más lejos, a South Central, donde los latinos serán muy
pronto la mayoría de los más de 250.000 habitantes de este
barrio de la ciudad de Los Ángeles, antes abrumadoramente

151

EDWARD SOJA.indd 151 09/07/2013, 14:09


afroamericano (véase el capítulo 12 de este volumen).* La am-
plia proliferación de latinos ha sido tan extensa que casi todas
las 163 localidades relacionadas en un informe sobre el censo
de 1990, incluidas Beverly Hills, Bel Air y Brentwood, tenían
poblaciones de al menos un 5% de latinos. Las únicas excep-
ciones estaban en los extremos occidentales del condado, cerca
de la frontera con el condado de Ventura, en algunas de las
comunidades de playa obstinadamente anglosajonas, y Ladera
Heights con la elite negra, y las urbanizaciones cerradas de la
península de Palos Verdes.
El número de ciudades y localidades con más de un 60% de
población negra se han reducido a cinco: la mayor (169.000) es
el distrito de West Adams-Baldwin Hills-Leimert, en la ciudad
de Los Ángeles, y cuatro pequeñas bolsas (Westmont, West
Compton, West Athens y View Park-Windsor Hills), con una
población total de unos 55.000 habitantes. Los mismos nom-
bres de estas áreas indican el pronunciado cambio hacia el oes-
te, así como la disminución general, del núcleo central del Los
Ángeles negro. Con el crecimiento de Koreatown y la gentrifi-
cación anglosajona empujando desde el norte, y la latinización
destruyendo toda huella del antiguo Cinturón del Algodón
y extendiéndose a través del corredor Watts-Willowbrook-
Florence-Compton desde el este, el Los Ángeles negro no
sólo se ha compactado, sino que también se ha polarizado cada
vez más, con las comunidades afroamericanas más ricas y más
pobres encerradas juntas, con sus desigualdades más visibles
que nunca. Y, todavía más al oeste, al otro lado de la autovía
a San Diego, una nueva barrera racial amenaza en el gran re-

* N.T.: Se refiere a Raymond A. Rocco. «The Rise of Homelesness in Los


Angeles during the 1980s», capítulo 12 de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds.).
The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century.
Berkeley & Los Ángeles: University of California Press, 1996; pp. 365-389.

152

EDWARD SOJA.indd 152 09/07/2013, 14:09


ducto anglosajón que se extiende a lo largo de las costas del
Pacífico al sur del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles.
En esta franja de «surfurbios», como los llamó una vez Reyner
Banham, se contaron 1.603 afroamericanos en el censo de 1990
de cinco ciudades con una población total de casi 140.000 ha-
bitantes.11

V. Ojos sin fin: modernizando la ciudad carcelaria


La nueva topografía de raza, clase, género, edad, ingreso y
etnia ha producido una geografía urbana incendiaria en Los
Ángeles, un paisaje lleno de fronteras violentas, territorios
enfrentados, límites inestables, espacios vitales peculiarmente
yuxtapuestos, y enclaves de riqueza ultrajante y desespera-
ción. La explicación para que esta metrópolis inherentemente
conflictiva evitara un estallido social hasta 1992 la encontra-
mos en el desarrollo de la Ciudad Carcelaria, una geografía de
fortificaciones y cercados de tiempos de guerra, de vigilancia
siempre atenta y medios creativos de control social y espacial,
un lugar donde los polis sustituían de manera insistente a la
polis. Encontramos descripciones provocativas de esta Ciudad
Carcelaria en City of Quartz, de Mike Davis, probablemente
el libro mejor y más leído de todos los que se han escrito sobre
el Los Ángeles contemporáneo. Una simple lista de los títulos
de los capítulos y temas destacados de City of Quartz nos pro-
porciona una sinopsis aclarativa de la historia y la geografía de
la Ciudad Carcelaria.
El capítulo más directo es el cuarto, «Fortaleza L.A.», un
excepcional trabajo sobre el entorno construido de un urba-

11. Sin embargo, el número de distritos censales del condado de Los Ángeles
sin residentes afro-americanos se ha reducido de casi 400 en 1960 a tan sólo 4 en
1990; es una prueba del éxito de las luchas legales antiracistas en el mercado de la
vivienda de Los Ángeles.

153

EDWARD SOJA.indd 153 09/07/2013, 14:09


nismo obsesionado por la seguridad. Los títulos de sus apar-
tados incluyen «La destrucción del espacio público» (descrita
como una «ofensiva de seguridad» para cubrir «la demanda de
la clase media de un mayor aislamiento espacial y social»); «La
ciudad prohibida» («que toma la forma de una arquitectura
brutal que define el nuevo Downtown como una ciudadela»);
«Entornos sádicos en la calle» («que endurecen la superficie
de la ciudad contra los pobres,» con bancos anti-vagabundos,
ausencia de lavabos públicos, contenedores de basura protegi-
dos con alambradas, y sistemas de aspersión que se encienden
aleatoriamente durante toda la noche para disuadir a la gente
de dormir en la calle); «Frank Gehry como Harry el Sucio» (en
las «casas furtivas» tipo fortaleza de este arquitecto angelino
de vanguardia); «El centro comercial panóptico» (del «cen-
trocomercial como cárcel panóptica» al «proyecto de vivien-
das como aldea estratégica»); «De Rentacop a Robocop» (el
«esfuerzo frenético» de los barrios adinerados por «aislar sus
bienes y estilos de vida» en urbanizaciones cerradas, «castillos
de alta tecnología», «jardines beligerantes» y el «consumo vo-
raz de servicios de seguridad privada»); «El Departamento de
Policía de Los Ángeles —LAPD— como policía espacial» (la
«metamorfosis a tecnopolicía» del Departamento de Policía de
Los Ángeles al estilo La Guerra de las Galaxias); «La ciudad
carcelaria» (aludiendo a la cárceles que rodean el centro y que
contienen «la mayor población reclusa del país»); y finalmen-
te, «El miedo a las multitudes» (sobre los crecientes intentos
de controlar o evitar cualquier reunión pública y de borrar los
últimos vestigios de espacio público).
Otra dimensión de la Ciudad Carcelaria es el «Bolchevismo
del Cinturón del Sol» que explora Davis en el capítulo 3. Estas
insurgencias «revolucionarias» de crecimiento lento apoyadas
por propietarios de casas han creado normativas de planea-
miento para excluir la población no blanca, ágiles movimien-

154

EDWARD SOJA.indd 154 09/07/2013, 14:09


tos de protesta NIMBY (acrónimo inglés para «no en mi patio
trasero»), un creciente «separatismo suburbano» y nuevos
«soviets de propietarios de casas» en un intento por darle la
vuelta a la marea (y al reloj) de la reestructuración urbana. En
lo que se ha llamado «los disturbios Watts de las clases me-
dias», en parte para rememorar las victoriosas revueltas contra
los impuestos de los años 1970, aunque también evocando
imágenes del poder de las bandas y de las guerras de territo-
rios de los adultos blancos adinerados, se ha producido lo que
Davis denomina «una reafirmación de privilegio social» por
parte de las clases medias anglosajonas en el momento justo,
dada la disminución de su número y la creciente confusión de
la identidades de clase.
En el capítulo 5, «El martillo y la piedra», Davis se centra
en el estado policial y las guerras secretas y no tan secretas de
LAPD-FBI-CIA contra el crimen, las bandas, las drogas, la «ju-
ventud prescindible» y el «lumpenproletariado revoluciona-
rio». Aquí encuentra uno las continuidades más flagrantes en la
historia y geografía de Los Ángeles entre 1965 y 1992, una vena
permanente de racismo, brutalidad policial, teorías conspirati-
vas de la derecha, redes secretas de espionaje, y cruzadas de los
Blue Knights para salvar de una inminente destrucción a este
mundo dejado de la mano de Dios, una vena que abarca a las ge-
neraciones desde William Parker hasta Ed Davis y hasta Daryl
Gates. Los Ángeles sigue teniendo una densidad menor de po-
licías a pie que cualquier otra ciudad importante de los Estados
Unidos, pero ha continuado reforzando su defensa militar, su
vigilancia del espacio y su tradicional producción de armas para
contar con las fuerzas armadas urbanas más avanzadas tecnoló-
gicamente, tanto por tierra como por aire, otro órgano vital de la
poderosa tecnópolis militarizada del Sur de California.
La metrópolis policial aumenta por la presencia más silen-
ciosa de la que podría ser la mayor red de instalaciones milita-

155

EDWARD SOJA.indd 155 09/07/2013, 14:09


res alrededor de cualquier ciudad, una fuerza de ataque global
supuestamente preparada para hacer frente a cualquier reto del
universo. Varias instalaciones militares tenían previsto cerrar
durante los años 1990, aunque su abundancia y versatilidad ga-
rantizan un impacto continuado aun cuando se reconviertan a
funciones de tiempos de paz. Sirva de ilustración que las tropas
se prepararon para la Guerra del Golfo Pérsico en los desiertos
del Sur de California, imitando tan fielmente las condiciones
que hasta hubo maniobras especiales alrededor de un pueblo
abandonado llamado Bagdad. A una escala más personal, en
la mayoría de las casas y en muchos automóviles se guardan
armas letales, lo que crea una milicia heterogénea, fragmentada
y muy móvil que también patrulla los territorios y fronteras
de la Ciudad Carcelaria, tratando por medio de la violencia
que todo el mundo permanezca en su sitio y, cada vez más en
las autopistas, en su carril y a la velocidad adecuada. En el Los
Ángeles reestructurado, el potencial de violencia ha alcanzado
cotas nunca vistas, lo que provoca atracciones a menudo fata-
les hacia una tecnología disciplinaria de seguridad y vigilancia
que patrulla la región con infinitos ojos.
Un importante efecto secundario que con frecuencia se ha
pasado por alto de esta intensificación de los conflictos loca-
les ha sido focalizar la conciencia y las energías de la política
de base en lo que Michel Foucault, el primero en utilizar el
término de Ciudad Carcelaria, describió como «pequeñas
tácticas del hábitat», o lo que los analistas contemporáneos de-
nominan la «política de lugar». Este resurgir de la importancia
de lo local con una adscripción e identidad política activas se
ha extendido a los barrios más pobres y ha originado las que
han sido las expresiones más poderosas de resistencia social a
la Ciudad Carcelaria y a los demás efectos opresivos de la re-
estructuración urbana. Algunas de estas luchas micropolíticas
han cruzado conscientemente las barreras raciales, étnicas, de

156

EDWARD SOJA.indd 156 09/07/2013, 14:09


clase y de género para comprometerse en una nueva política
multicultural de espacio y lugar, que difiere significativamente
de la política polarizada de oposición binaria (negro contra
blanco, trabajo contra capital, mujeres contra hombres) que
había sido la base de muchos movimientos sociales anteriores.
Tal vez nunca antes la gente de Los Ángeles, en otros tiempos
la quintaesencia del reino urbano como no-lugar, haya estado
tan implicada políticamente con los barrios y localidades, otro
de los cambios importantes que han ocurrido entre 1965 y
1992, y es un cambio que, como el del sincretismo cultural de
la Cosmópolis, tienen que reconocer y basarse en él quienes
todavía conservan algún optimismo acerca del futuro de la
región.

VI. Simcities: Reestructurando el imaginario urbano


Una sexta reestructuración ayuda a completar el panorama de
la transformación urbana. En muchos aspectos se trata de una
reestructuración cultural, ideológica y de comportamiento
de más profundo alcance y por tanto resulta más difícil de
describir brevemente. Lo que representa es un cambio radi-
cal en el imaginario urbano, en la manera como relacionamos
nuestras imágenes de lo real con la propia realidad empírica.
Es por tanto, de raíz, una reestructuración inherentemente
epistemológica, que afecta a nuestra vida cotidiana y nuestra
interpretación práctica del mundo contemporáneo, lo que
significa estar vivo ahora y aquí, en un lugar y un momento
determinados. Fundamentada en este cambio de la consciencia
individual y colectiva de lo contemporáneo, de sus nuevos pe-
ligros y posibilidades, la sexta reestructuración relaciona más
directamente que cualquier otra las transformaciones urbanas
de Los Ángeles con los actuales debates más amplios sobre
modernidad y postmodernidad.

157

EDWARD SOJA.indd 157 09/07/2013, 14:09


El modo más sencillo de ejemplificar esta relación es
reafirmar lo que he venido diciendo en este capítulo de con-
clusión, que la reestructuración de Los Ángeles entre 1965 y
1992 nos proporciona una ventana inusualmente clara hacia el
mundo contemporáneo, y lo que se puede ver a través de esta
ventana nos dice forzosamente que las formas tradicionales
de observar y comprender la metrópolis moderna, siguiendo
las epistemologías establecidas de los estudios urbanos, ya no
parecen tan eficaces como podían haber sido. Yendo un paso
más allá en la argumentación, sugiero que la experiencia de Los
Ángeles se puede utilizar eficazmente para ilustrar e iluminar
la transición postmoderna, un cambio pronunciado que, desde
finales del siglo XX, ha tenido lugar en las cosmovisiones secu-
lares (lo que se ha llamado nuestros «discursos» de la realidad)
y en las condiciones materiales y contextos de nuestras vidas
(o sea, el propio mundo presumiblemente «real»). En otras pa-
labras, lo que se puede ver a través de los procesos localizados
de reestructuración urbana es una reestructuración más global
de la naturaleza y del significado de modernidad, modernismo
y modernización como se han entendido históricamente en las
sociedades occidentales industrializadas (véase el capítulo 4 de
este volumen).*
La transición a la postmodernidad, como los otros cinco
procesos de reestructuración urbana que he destacado, no
debería interpretarse como una ruptura total con el pasado.
Del mismo modo que el fordismo sigue siendo importante en
la economía de los Estados Unidos y del mundo a pesar del

* N.T.: Se refiere a Michael Dear. «In the City, Time Becomes Visible:
Intentionality and Urbanism in Los Angeles, 1781-1991», capítulo 4 de Allen J.
Scott & Edward W. Soja (eds.). The City. Los Angeles and Urban Theory at the
End of the Twentieth Century. Berkeley & Los Ángeles: University of California
Press, 1996; pp. 76-105.

158

EDWARD SOJA.indd 158 09/07/2013, 14:09


auge de las prácticas postfordistas y de los sistemas de produc-
ción flexible, y a pesar que los rasgos y características de las
antiguas formas urbanas siguen siendo visibles en la Exópolis
reconstituida, la postmodernidad se ha desarrollado mediante
una profunda reestructuración del anterior «orden» de mo-
dernidad, otro proceso de deconstrucción y reconstitución
selectivas que otorga cada vez más poderes a lo nuevo sobre
lo antiguo en un contexto de persistente continuidad histórica.
Lo que define la condición de postmoderno, pues, es el peso
relativo que se da al cambio respecto a la continuidad, a las
nuevas estrategias y estructuras respecto a las antiguas, en la
respuesta a la pregunta fundamental de cómo deberíamos ac-
tuar según nuestro conocimiento del mundo en que vivimos.
Qué hay de nuevo y qué hay que hacer con lo que aca-
bamos de descubrir son las preguntas invocatorias que han
definido una larga sucesión de modernidades y modernismos
cambiantes desde la Ilustración europea. Durante las últimas
décadas, quienes se sienten más cómodos con la etiqueta de
postmodernos en sus puntos de vida han argumentado que
otra nueva modernidad, constituida por formas significati-
vamente distintas de responder a las viejas preguntas, está
tomando forma a partir de los procesos de reestructuración
social, a partir de la continua deconstrucción y reconstitución
de la geohistoria del mundo contemporáneo. En estas condi-
ciones cambiadas, las epistemologías y estrategias de acción y
comportamiento largamente establecidas se vuelven cada vez
más problemáticas y cuestionables. Su antigua hegemonía es
puesta en duda a todos los niveles, desde lo local a lo global,
a medida que toman fuerza nuevas maneras de actuar más
rápidamente adaptables, para lo bueno y para lo malo, en la
economía, la política, la cultura popular y la vida cotidiana.
Adopte uno personalmente o no una postura explícitamente
postmoderna, un hecho parece evidente: tanto en sentido posi-

159

EDWARD SOJA.indd 159 09/07/2013, 14:09


tivo como negativo, el mundo contemporáneo se está volvien-
do cada vez más postmoderno.
He elaborado estos argumentos más extensamente en
otros escritos.12 Aquí los ilustraré sólo brevemente examinan-
do el impacto sobre Los Ángeles de un proceso de postmo-
dernización particularmente influyente: la reestructuración
del imaginario urbano que surge de lo que el teórico francés
de la postmodernidad Jean Baudrillard ha llamado «la pre-
cesión de simulacros», la difusión cada vez más extendida
de «hipersimulaciones» de la realidad en la vida cotidiana y a
través de todo el tejido de la Exópolis de Los Ángeles. Estas
hipersimulaciones o simulacros (copias exactas de originales
que ya no existen o incluso tal vez nunca llegaron a existir) han
existido siempre en todas las religiones del planeta y en mu-
chas otras formas de simbolismo cultural. En la modernidad
actual de Los Ángeles, centros de ocio especializados como
Disneylandia y Hollywood han proporcionado activamente
a los consumidores hipersimulaciones y mundos de fantasía
tecnológicamente más avanzados. Durante los últimos treinta
años, sin embargo, estas «falsificaciones auténticas» han esca-
pado de los territorios y fábricas a los que estaban circuns-
critos originalmente para infiltrarse más profundamente que
nunca en la vida cotidiana íntima de la sociedad, la economía,
la política y la cultura urbanas postmodernas. En estos nue-
vos lugares y situaciones seculares, las hipersimulaciones de
la realidad urbana han desdibujado, más que nunca antes, los
límites entre nuestra imagen de lo real y la propia realidad,
insertando en la confusión una hiperrealidad que afecta cada

12. Edward W. Soja. Postmodern Geographies, «Heterotopologies,» «Inside


Exopolis,» y «Postmodern Geographies and the Critique of Historicism,» en J.P.
Jones; W. Natter; T. Schatzki (eds.). Postmodern Contentions: Epochs, Politics,
Space. Londres: Guilford Press, 1993; pp. 113-136.

160

EDWARD SOJA.indd 160 09/07/2013, 14:09


vez más a dónde elegimos vivir y trabajar, qué ropa llevamos y
qué comemos, cómo nos relacionamos con los demás, a quién
votamos, cómo damos forma al medio urbano, cómo pasamos
el tiempo libre... en otras palabras, todas las actividades que en
conjunto constituyen la construcción social de la vida urbana.
La escala y el alcance crecientes de la hiperrealidad es tal
vez el producto más importante de la Nueva Sociedad de la
Información, otra de las muchas formas alternativas de descri-
bir «qué hay de nuevo» en el mundo contemporáneo reestruc-
turado. Los medios de comunicación populares y las redes en
expansión de tecnología de las comunicaciones han puesto el
«hiper» a la hiperrealidad y han ayudado a promover su difu-
sión omnipresente, para crear un nuevo «ciberespacio» mejor,
electrónicamente lleno de «demagogos», «frases jugosas», «in-
teligencia artificial,» y «realidad virtual.» Hasta qué punto ha
afectado esta difusión de hiperrealidad en la política nacional,
la política exterior de los Estados Unidos, la visión popular
del estado de la unión y de la economía mundial, y el papel del
gobierno federal en nuestra vida cotidiana, abre un debate que
no podremos completar aquí. Es importante reconocer estas
conexiones, sin embargo, ya que nos ayuda a completar la his-
toria de la transformación urbana y nos acerca a comprender
por qué la insurrección urbana más violenta en la historia de
Estados Unidos tuvo lugar en Los Ángeles en 1992.
Los Ángeles sigue siendo el centro más productivo e influ-
yente del mundo en fabricación y marketing de hiperrealidad. En
un mundo cada vez más postmoderno, esto no sólo ha ampliado
su alcance global y el poder de sus ‘imagenieros’ creativos y pro-
pagandistas sino que también ha tenido un profundo efecto en
el paisaje urbano local. Se han formado por lo menos dos nuevas
geografías postmodernas entre las densas capas de hiperrealidad
que cubren el Sur de California, una de ellas dando lugar a una
conversión cada vez más generalizada de la vida y la experiencia

161

EDWARD SOJA.indd 161 09/07/2013, 14:09


urbanas en un «parque temático», la otra creando un scamscape
(paisaje del timo), un espacio de duplicidad en que se practica el
fraude con lo último en honestidad hipersimulada.
Haciéndonos eco del título de un libro reciente,13 se puede
considerar que la Nueva Ciudad Americana se recompone cada
vez más en «variaciones de un parque temático,» organizada
divergentemente como un mundo hiperreal de culturas, estilos
y preferencias de los consumidores simulados. En la ciudad
«parquetematizada», uno no elige vivir según los antiguos es-
tándares de precio, proximidad al trabajo, o acceso a buenos
servicios públicos. También elige, si es que puede elegir, un sitio
simbólico que simule un tema o un estilo de vida concretos, que
recree el propio «fantasyland» o «frontierland» o «comunidad
experimental del mañana».* El mosaico de comunidades resi-
denciales especializadas que ello produce presenta, en cuanto a
territorialidad, es mucho más diverso que las ciudades segrega-
das por raza y clase del pasado, ya que no sólo contiene las viejas
segregaciones sino también otras muchas nuevas.
Actualmente existen en Los Ángeles Leisure Worlds
(Mundos de Ocio) y Sun Cities (Ciudades del Sol) especiali-
zados para diferentes grupos de la tercera edad, puertos de-
portivos con bloques de pisos para «singles», ciudades gays y
lesbianas como West Hollywood, ghettos para ingenieros en las
ciudades costeras al sur del aeropuerto internacional, y lugares
y espacios especiales para familias que preparan a sus hijos para
competir en las Olimpiadas (los jóvenes de Mission Viejo gana-
ron más medallas en 1984 que ningún otro país del mundo ex-
ceptuando a seis o siete), o un entorno ecotópico, o la California

13. Michael Sorkin (ed.). Variations on a Theme Park: The New American
City and the End of Public Space. Nueva York: Hill and Wang-Noonday Press,
1992.
* N.T.: Áreas temáticas de los parques Disney.

162

EDWARD SOJA.indd 162 09/07/2013, 14:09


Promise. Existen urbanizaciones residenciales y aldeas urbanas
para quienes deseen vivir en réplicas de la España de Cervantes
o de una isla griega («¡Bienvenidos a Mykonos!» proclama un
anuncio), o de Nashville o Nueva Orleans, el Pequeño Tokio o
el Pequeño Saigón, suburbios blancos de los viejos tiempos o la
vieja Nueva Inglaterra. Estas tan auténticas y compulsivamente
atractivas Simcities, copiando el nombre de un popular juego
de ordenador, están disponibles en casi cualquier lugar de Los
Ángeles, pero son particularmente abundantes en los nuevos
pueblos y comunidades planificadas del condado de Orange,
hogar de la Disneylandia original aunque ahora prácticamente
cubierto con los más avanzados complejos residenciales de fá-
bricas de hiperrealidad del mundo.
En la Ciudad Interior se puede encontrar otro semillero de
hiperrealidad. Aquí se encuentran las reproducciones creativas
y cuadros vivientes de todas las culturas del mundo, juntas al
alcance de la mano para la experiencia vicaria de millones de
visitantes itinerantes, los modelos «originales» del más popular
(y postmoderno) de todos los parques temáticos tradicionales,
el Disney World de Florida. Del mismo modo que se puede
visitar Tailandia o Alemania en Disney World sin tener que
viajar a grandes distancias, también se puede probar la comida,
observar a la gente, oír el idioma y hacerse una idea de las tra-
diciones de casi cualquier nación de la Tierra sin salir del con-
dado de Los Ángeles. Basta dejar volar un poco la fantasía para
imaginar el día en que los visitantes de la Cosmópolis-Ciudad
Carcelaria de Los Ángeles del futuro puedan comprar lotes de
entradas para visitar Korealandia, Mundo Negro, la Pequeña
Tijuana, Villa Olímpica, País Redneck,* Funky Venice,**

* N.T.: Nombre dado a los campesinos blancos del sur.


** N.T.: Funky Venice alude a la intensa vida del barrio de LA llamado pre-
cisamente Venice.

163

EDWARD SOJA.indd 163 09/07/2013, 14:09


Suburbios Extraterrestres y una o dos tecnópolis, arrancando
vales para una comida en restaurante, un encuentro cultural o
una noche de espectáculos en la ciudad.
En lo que puede ser el caso extremo de hipersimulación, la
inmensamente popular recreación de Hollywood Boulevard
en Disney World (Florida) se está copiando ahora en la vieja
Disneylandia del condado de Orange, sin ninguna nostalgia
del ya olvidado y hoy sórdido original, que también se está
restaurando a tan sólo cincuenta kilómetros de distancia.14
Sin embargo, tal vez no sea éste el caso extremo. Un anexo
recientemente abierto del popular parque temático del mundo
del cine, Universal City, situado en una colina sobre la auto-
pista de Hollywood, se denomina CityWalk, y sus ‘image-
nieros’ lo describen como «una realidad idealizada estilo Los
Ángeles,» un intento por «ofrecer la promesa no cumplida
de Los Ángeles». Con un coste de 100 millones de dólares,
City Walk, la nueva adición a la «Entertainment City» de la
MCA, quiere capturar la «auténtica» sensación de una calle de
Los Ángeles con fachadas de boutiques prestadas de Melrose
Avenue, paneles publicitarios móviles y tridimensionales co-
piados de Sunset Strip, y una falsa playa de Venice, equipada
con arena, olas artificiales y músicos ambulantes. Incluso la
historia ha sido prefabricada, con los edificios pintados como
si ya hubieran sido ocupados anteriormente y envoltorios de
caramelos integrados en los suelos de material cerámico para

14. El «auténtico» Hollywood Boulevard todavía mantiene una posición muy


significativa al menos en un segmento del imaginario urbano norteamericano. Es
el principal referente para la mayor comunidad nacional de jóvenes escapados de
casa y sin techo. Para un análisis de las luchas entre estos jóvenes, sus proveedores
institucionales de servicios, y los promotores inmobiliarios (tanto públicos como
privados), véase Susan M. Ruddick. Redrawing the Maps of Meaning: The Social
Construction of Homeless Youth in Hollywood. Tesis Doctoral. Urban Planning,
UCLA, 1992.

164

EDWARD SOJA.indd 164 09/07/2013, 14:09


lograr «una pátina simulada de uso.» Se necesita un «Los
Ángeles nuevo y mejorado», según dicen los analistas de mer-
cado del proyecto, porque «la realidad se ha convertido en
una molestia excesiva.»15
Un producto menos ameno aunque igualmente evocador
de esta recomposición general de la realidad urbana es el sca-
mscape más exagerado del mundo, un medio muy creativo
de engaño que ha llevado el fraude a nuevos niveles de per-
fección. La región de Los Ángeles, y el condado de Orange
en particular, lidera el país en prácticamente todo tipo de
fraude legal e ilegal: en propiedades inmobiliarias (siempre
una especialidad local), en compra-venta de acciones (los
bonos basura se inventaron en Beverly Hills), en seguros de
automóvil (produciéndose por doquier «accidentes de papel»
cuidadosamente preparados y teatralizados), en telemarke-
ting (con timadores que desde sus centros telefónicos se
embolsan miles de millones al año), en la industria de defensa
(desde falsificar informes de seguridad de los sistemas de dis-
paro de los misiles nucleares hasta cargar 1.200 dólares por
destornilladores), en seguridad laboral y cuotas de la seguri-
dad social (hay un ejército de abogados siempre dispuestos a
presentar demandas falsas), en política (con otro ejército de
charlatanes preparados para difamar a cualquier candidato
con los «hechos» que haga falta), y también en dos momen-
tos culminantes de especialización fraudulenta, el primero
en la industria de los ahorros y los préstamos, con el cuartel
general de Keating’s Lincoln Savings del condado de Orange
a la vanguardia del mayor escándalo bancario de la historia
de los Estados Unidos, y el segundo en las prácticas fiscales
del gobierno local, con la alarmante bancarrota del condado

15. Los Angeles Times, 29 de febrero de 1992.

165

EDWARD SOJA.indd 165 09/07/2013, 14:09


de Orange en 1994.16 En una de las más de trescientos centros
telefónicos de telemarketing de los condados de Los Ángeles
y de Orange, un letrero en el mostrador capta la auténtica
sinceridad y compromiso público que alimenta el scamscape
hiperreal, anunciando orgullosamente: «¡Estafamos al próji-
mo para darte sus ahorros!»
Cómo explicar el crecimiento de este excesivo scamscape
urbano nos lleva de vuelta a la escala nacional y a la produc-
ción altamente especializada de hiperrealismo que se practicó
durante los años Reagan-Bush. Sin recurrir a ninguna teoría de
conspiración o menospreciar el intento patriótico de sus prin-
cipales líderes, se puede argumentar que las políticas postmo-
dernas neoconservadoras, ya en movimiento desde finales de
los 60, se aceleraron rápidamente tras la elección, en 1980, de
un actor de Hollywood y ex-gobernador de California como
presidente. La mayoría republicana ya se había construido
alrededor de una «estrategia sureña» que cubría con un fino
velo una llamada al racismo blanco en el Sun Belt y en los su-
burbios, y que se completó con la huida de la población blanca
temerosa de los rincones más negros de las ciudades interiores
tras las revueltas urbanas de finales de los 1960. Desde el po-
der, el régimen de Reagan actuó astutamente para consolidar
el apoyo de la «mayoría silenciosa,» una de la serie de deslum-
brantes hipersimulaciones utilizadas para vender el neoconser-
vadurismo al público norteamericano. Conviene recordar aquí
la diferencia entre simulación y disimulación. Disimular es fin-
gir que no tienes lo que realmente tienes; es mentir o encubrir.

16. La bancarrota del condado de Orange sucedió después de que este capí-
tulo fue escrito. Para una interpretación de sus causas y consecuencias así como
un debate más detallado de las seis geografías de la reestructuración urbana en Los
Ángeles, véase Edward W. Soja. Thirdspace: Journeys to Los Angeles and Other
Real-and-Imagined Places. Oxford: Blackwell, 1996) y su volumen paralelo,
Postmetropolis. Oxford: Blackwell, 1997.

166

EDWARD SOJA.indd 166 09/07/2013, 14:09


Watergate es un buen ejemplo de disimulación a la antigua.
Por contra, simular es fingir que tienes algo que realmente no
tienes. Cuando esta simulación se vuelve tan intensa que no se
puede distinguir la diferencia entre lo simulado y lo real, has
alcanzado realmente la hipersimulación.
Entre las hipersimulaciones más convincentes de la era
Reagan estuvo la cruzada contra el «Big Government»* un
simulacro político que reestructuró la ideología nacional y
con ella lo que he llamado el imaginario urbano. Se utilizó
como arma ideológica para atacar al estado del bienestar
keynesiano, para desmantelar muchos programas contra la
pobreza a través de un astutamente recompuesto imaginario
de «racismo inverso» y «corrección política» para explicar los
orígenes de la recesión y la necesidad de una nueva austeridad,
y para deconstruir y reconstituir en la práctica el significado
de democracia liberal y gobierno representativo. Los valores
familiares (en un período en que el número de hogares tra-
dicionales norteamericanos con un ingreso económico por
familia, una esposa y dos hijos disminuía más rápidamente
que nunca), el Sun Belt y las virtudes suburbanas (incluyendo
la tienda abierta, un nuevo crecimiento industrial y la agresi-
vidad blanca), y sobre todo el poder mítico del libre mercado
y de la capacidad empresarial estadounidense se combinaron
como substituto hiperreal del Big Government. Sostenida por
hiperfraudes incluso mayores que el escándalo de Savings and
Loans,** como la teoría de la economía del goteo, la desregu-
lación y la privatización del sector público, una de las naciones

* N.T.: Expresión utilizada por políticos conservadores para aludir a un


gobierno excesivamente intervencionista (juego de palabras con el Big Brother de
Orwell).
** N.T.: Se refiere a la quiebra masiva de instituciones financieras de ahorro y
préstamos en la década de los 1990 y que fue cubierta por el gobierno de Estados
Unidos.

167

EDWARD SOJA.indd 167 09/07/2013, 14:09


industrializadas con los impuestos más bajos racionalizó uno
de los mayores programas gubernamentales de la historia re-
ciente para subvencionar a los ricos. Que esto pudiera ocurrir
durante una década de agudización de la pobreza, desindus-
trialización devastadora y deuda nacional gigantesca da fe del
auténtico poder de los simulacros.
Tras el abandono simulado del Big Government aumentó
la intervención federal y local en la economía y la vida cotidia-
na, una estafa de tales proporciones que sólo podía ser pro-
ductora de la ‘imageniería’ de otra hipersimulación más global.
Durante la era Reagan, una creciente ola de «desinformación»
fáctica reconstruyó la amenaza de la Guerra Fría creando lo
que finalmente se ha llamado Nuevo Orden Mundial, con los
Estados Unidos como un postmoderno Robocop y los medios
de comunicación de masas como su principal campo de bata-
lla. Esta hipersimulación tan americana, salpicada por hechos
como Granada, Libia, Panamá, Nicaragua, y la hipersimulación
más postmoderna de los espectáculos militares, Operación
Tormenta del Desierto, legitimó la reconversión doméstica del
estado del bienestar a un estado de guerra* más especializado.
El keynesianismo militar activó la economía con muchos miles
de millones de dólares para la defensa, recibiendo nuevamen-
te el Sur de California la mayor parte de todas las iniciativas
estratégicas de defensa. Retroalimentándose una vez más de
los miedos de la mayoría de sus votantes, un régimen neocon-
servador adicto a la hipersimulación abrió una ofensiva contra
las ciudades centrales, que eran percibidas como la amenaza
interna más grave para el Nuevo Orden Mundial. La guerra
contra la pobreza se convirtió en una guerra contra los pobres
urbanos, una promulgación de ley y orden que militarizó a la

* N.T.: Juego de palabras entre welfare y warfare.

168

EDWARD SOJA.indd 168 09/07/2013, 14:09


policía local (y federal) en una lucha contra la droga, la bandas,
el crimen, la inmigración ilegal, y otros muchos objetivos de la
ciudad interior.
Como hipersimulaciones, estas imágenes impactantes
fueron, y para muchos todavía son, creídas como auténticas
y ciertas. Arrancar simplemente lo imaginario para exponer la
supuesta realidad que se esconde tras ella, sin embargo, ya no
supone un reto suficiente ni una respuesta crítica eficaz. Para
utilizar una frase que capta tanto el significado de la condición
postmoderna como los efectos de los procesos de reestructu-
ración que se han producido estos últimos treinta años, ¡la
realidad ya no es lo que era! Pero aunque tal vez no seamos
capaces de resolver aquí los problemas políticos que emanan
de la precesión de simulacros y el poder de las hipersimula-
ciones, sí que podemos empezar a utilizar los conocimientos
extraíbles de una perspectiva postmoderna para comprender
mejor la reestructuración urbana de Los Ángeles y lo que allí
ocurrió en primavera de 1992.

Coda para 1992


Las descripciones precedentes de la experiencia de Los
Ángeles durante los últimos treinta años se han enmarcado
entre dos momentos decisivos. El primero lo define retros-
pectivamente la rebelión de Watts en 1965, una de las chis-
pas más portentosas para la concatenación de crisis que han
marcado el final del boom económico de posguerra y el inicio
de la búsqueda de nuevas estrategias para recuperar el firme
crecimiento económico y evitar un malestar social aun mayor.
Retrospectivamente, se puede seguir el rastro de las seis geo-
grafías de reestructuración hasta los días de Watts, y a través de
la ventana de la experiencia de Los Ángeles, tras 1965 se pue-
den ver muchas reestructuraciones generadas por la crisis del

169

EDWARD SOJA.indd 169 09/07/2013, 14:09


mismo tipo, que han afectado a otras muchas áreas del mundo.
Eso no quiere decir que Watts por sí mismo fuera la causa de la
reestructuración urbana ni que la reestructuración no hubiera
tenido lugar sin Watts. Lo que sí puede decirse, sin embargo, es
que, para Los Ángeles, 1965 fue un momento decisivo y que,
para el resto del mundo, lo que ocurrió después de 1965 en el
Sur de California representa un caso a estudiar particularmen-
te interesante y revelador sobre la reestructuración urbana.
El segundo momento decisivo, 1992, se proclama con me-
nos decisión, ya que es demasiado inmediato para tener una
retrospectiva suficiente. Aun así, los hechos que tuvieron lugar
en Los Ángeles justo después del 1 de mayo de 1992 parecen
señalar otro principio del fin de una era, una obligada inte-
rrupción local de una (reestructurada) rutina que podría ser
precursora de una crisis más generalizada de la postmoderni-
dad y el postfordismo, del mismo modo que Watts ejemplificó
la crisis de la modernidad que marcó el final del auge econó-
mico postfordista de la posguerra. Se puede ver cómo emerge
esta nueva crisis de las prácticas y estrategias mismas que han
tenido más éxito para recuperar un firme crecimiento econó-
mico y controlar eficazmente el malestar social durante los
últimos treinta años: en la reestructuración de la forma urbana
en el tejido extendido de la Exópolis; en los productivos paisa-
jes industriales flexiblemente especializados del postfordismo;
en la formación de una Cosmópolis multicultural globalizada;
en las cada vez mayores diferencias de ingresos y en las fron-
teras de clase desdibujadas del nuevo (des)orden socioeconó-
mico; en las fortalezas protectoras y las periferias violentas de
la Ciudad Carcelaria; y en el auge de un imaginario urbano
neoconservador de hipersimulaciones encantadoras y engaño-
sas. Lo que todo esto retrata, sostengo yo, se puede resumir
como un cambio de una reestructuración generada por la crisis
a una crisis generada por la reestructuración.

170

EDWARD SOJA.indd 170 09/07/2013, 14:09


Hasta los primeros años 1990, el lado brillante del nuevo
Los Ángeles destacaba por definir una de las mayores historias
de éxito de finales del siglo XX. En abril de 1992, sin embargo,
esa atmosfera ya había cambiado a medida que todo lo que era
tan irresistiblemente brillante parecía autodestruirse. La peres-
troika (esa potente palabra rusa que significa reestructuración)
y el final de la Guerra Fría simultáneamente segaron la hierba
bajo los pies de la economía regional postfordista y eliminaron
uno de los pilares ideológicos clave que habían sostenido la
rigidez del control social por parte de los guardianes locales
y federales de la paz. Al entrar en crisis la tecnópolis, también
lo hizo el sector FIRE que lo apoyaba, una combinación de
tensión económica que tejió una espiral recesiva que pareció
más profunda en el Sur de California que en la mayoría de
las demás regiones del país. Las masivas pérdidas de empleo
golpearon fuerte a la «burbuja» superior del mercado laboral
bimodal: banqueros y corredores de bolsa, trabajadores aeros-
paciales con sueldos altos y la nueva tecnocracia, abogados y
agentes de la propiedad inmobiliaria, yuppies y nuevos ricos:
todos los que estaban en la cresta de la ola del boom más re-
ciente.
Mientras, la Cosmópolis se volvió cada vez más inestable.
Por cada nuevo logro multicultural en arte, en los negocios, en
la política local, aparecían nuevos tipos de violencia y conflicto
interétnicos, al chocar sin mezclarse gran cantidad de mundos
culturales diferentes. Cada vez se añadían más inmigrantes
pobres a la población, pero la entrada de capital extranjero se
redujo e incluso hoteles, edificios de oficinas y negocios de
propiedad japonesa entraron en bancarrota. Los «sin techo»
se multiplicaron drásticamente en número y visibilidad, con-
virtiendo a observadores antes simpáticos en irritables NIMBYs
hostiles. Las prisiones abarrotadas empezaron a liberar a miles
de delincuentes supuestamente no peligrosos, y ni siquiera los

171

EDWARD SOJA.indd 171 09/07/2013, 14:09


núcleos urbanos más encantadores parecían lo bastante lejos
para huir de la creciente violencia cosmopolita. En 1992 se co-
metió una cifra récord de delitos con violencia en el condado
de Los Ángeles, incluidos 2.589 homicidios y más de 800 asesi-
natos relacionados con bandas criminales. Hubo advertencias
de lo que podría ocurrir, especialmente en la música callejera
local, pero el «rap» resultaba incomprensible para la mayoría o
fue reducido a una mezcla de ruido y entretenimiento.
El 29 de abril, Los Ángeles estalló en lo que pareció para
muchos una tozuda continuidad con el pasado: brutalidad po-
licial, racismo e injusticia social provocaron unos disturbios
igualmente brutales, con motivaciones raciales y del estilo
Watts, con incendios y saqueos. Cuanto más cambian las co-
sas, como diría alguno, más parecen seguir igual. A pesar de
ello, existió otra dimensión en los sucesos concretos de 1992
que ponía en duda estas apelaciones a la continuidad histórica
a izquierda, derecha y centro. Resultaba difícil de identificar y
etiquetar, pero parecía proceder de otro aspecto de la postmo-
dernidad, de un postmodernismo de resistencia que se había
criado en la nueva política multicultural de lugar, espacio e
identidad local; en una comprensión más profunda de las redes
de vigilancia que controlan la geografía de la Ciudad Carcelaria
y cómo defenderse contra ellas; en un conocimiento más so-
fisticado del impacto racialmente y localmente desigual de la
desindustrialización y la reindustrialización; en el lentamente
creciente otorgamiento de poderes a una «mayoría de mino-
rías» en la política local; y en la utilización táctica de hipersi-
mulaciones mediáticas como medio de contrarrestar y enfren-
tarse al scamscape neoconservador. Lo que estoy sugiriendo es
que la mayor insurrección urbana en la historia de los Estados
Unidos fue significativamente diferente de la segunda mayor,
pese a ser ambas una consecuencia y una estrategia política de
la transición postmoderna.

172

EDWARD SOJA.indd 172 09/07/2013, 14:09


Dicho de otro modo, mientras Watts significó la prime-
ra rebelión importante contra el último modernismo de la
América de la posguerra, los disturbios civiles de 1992 podrían
representar la primera explosión de resistencia al postmoder-
nismo neoconservador americano y al postfordismo. Ambos
hechos tuvieron lugar en la región urbana que había sido la
vanguardia del desarrollo de sus respectivas eras, y cada uno de
ellos reflejó las condiciones políticas y económicas concretas
de su tiempo y lugar. En 1965, la insurrección se concentró
en la comunidad afroamericana y emanó directamente de las
políticas modernistas del movimiento por los derechos civiles
y el nacionalismo negro. En 1992, aunque concentrada inicial-
mente casi en las mismas áreas y liderada por hombres jóvenes
negros, la insurrección fue decididamente más global y cos-
mopolita, y se combatió más como la Operación Tormenta del
Desierto que como la Guerra del Vietnam. En el momento en
que la noticia del veredicto sobre Rodney King llegó desde la
sala de juzgados en Simi Valley (ciudad limítrofe de clase obre-
ra principalmente anglosajona en el condado de Ventura que se
ha convertido en el lugar favorito para policías y familias blan-
cas que huyen de la extranjerizada Ciudad Interior) al sim-
bólico rincón de Florence (nombre de una de las principales
comunidades afectadas por los incendios y saqueos de 1965,
ahora principalmente latina) y Normandie (calle que se extien-
de hacia el norte, hasta el corazón de la nueva Koreatown), dos
series de sucesos se conjuntaron, uno local e inmediato, el otro
global e hipersimulado, con los noticiarios retransmitiendo al
mundo entero más imágenes y de más extensión sobre Los
Ángeles que nunca antes.
Las imágenes más memorables, que incluían la paliza a
Reginald Denny, eran característicamente ambiguas. Para la
mayoría, proporcionaban una clara evidencia visual de frustra-
ción violenta y anarquía, la ausencia de orden y la falta de pre-

173

EDWARD SOJA.indd 173 09/07/2013, 14:09


ocupación por la vida humana. Para otros, había otra realidad,
en este caso, una realidad que surgía de una puesta en escena
conscientemente televisiva de resistencia y rabia hacia una lar-
ga historia de impunidad de la brutalidad policial, impunidad
llevada al extremo cuando el tribunal de Simi Valley desestimó
la «verdad» de las imágenes de la cámara de vídeo. Como si
quisiera reafirmar el poder de una hipersimulación visual so-
bre otra, el jefe de policía Gates puso al aparato militar de sus
unidades de élite SWAT a arrestar a presuntos miembros de
bandas callejeras de modo que resultara muy visible en todas
las pantallas de televisión. Esto planteaba una pregunta in-
quietante, que tal vez trataron de plantear conscientemente los
agresores de Reginald Denny: si la cinta de vídeo de muchos
hombres blancos dándole una paliza a un solo hombre negro
podía ser desestimada como imagen engañosa de la realidad,
¿sería posible que ocurriera lo mismo con una cinta de vídeo
de muchos hombres negros dándole una paliza a un hombre
blanco solo? Para muchos, ésta era una pregunta irrelevante.
Para algunos, era y es una pregunta crucial.
Los sucesos e imágenes locales se propagaron mucho más
allá de South Central Los Ángeles. Long Beach, la segunda
mayor ciudad de la región, estalló con tanta violencia como los
demás lugares. El barrio salvadoreño de Pico-Union también
estuvo particularmente activo, lo que atrajo a un pequeño ejér-
cito de funcionarios de inmigración que, contra las políticas
locales establecidas, deportaron inmediatamente a cientos de
trabajadores supuestamente indocumentados. Más del 50% de
los arrestados en el apogeo de los disturbios fueron latinos,
frente a un 36% de negros, y no habían sido sólo los negros
y latinos quienes habían participado en los saqueos. Yuppies
anglosajones con teléfonos móviles asaltaron tiendas de orde-
nadores y cámaras, mientras otros formaron grupos parapoli-
ciales de vigilantes para defender sus barrios frente a cualquier

174

EDWARD SOJA.indd 174 09/07/2013, 14:09


intruso. En otro acto simbólico, un grupo especialmente di-
verso se adentró inmediatamente en la Citadel-L.A., atacando
los cuarteles del Departamento de Polícia de Los Ángeles en
Parker Center y también el Ayuntamiento y otros centros ins-
titucionales de poder y vigilancia. Las llamas se extendieron
hacia San Fernando Valley, Pomona, Long Beach, South Bay
y otras partes de la Ciudad Exterior, y saltaron hasta el satélite
más exterior de la región: Las Vegas. Se produjeron rebelio-
nes solidarias en el área de la bahía de San Francisco, Atlanta,
Omaha, Minneapolis, Toronto. A cada momento, los sucesos
locales se volvían regionales, nacionales y globales a la vez, y a
una velocidad e intensidad inauditas.
Nuevamente, hay que decir ahora que Los Ángeles se re-
construye o, para ser tal vez más precisos y optimistas, inicia
otra ronda de reestructuración generada por la crisis, porque
si hay una conclusión general que se pueda extraer de los he-
chos de 1992 es que los procesos de reestructuración de los
últimos treinta años, especialmente donde parecen haber sido
más avanzados y prósperos como en Los Ángeles, producen
nuevas condiciones para el deterioro económico, opresión ra-
cial y étnica, y agitación social. Esta dialéctica de extremos, de
sueños utópicos y pesadillas distópicas, de éxitos paradigmáti-
cos y fracasos ejemplares, ha caracterizado siempre la historia
y la geografía de Los Ángeles, lo que nos frena de cualquier
predicción categórica sobre su futuro. Lo único que se puede
decir a modo de conclusión es que Los Ángeles, como siem-
pre, merece ser observado.

175

EDWARD SOJA.indd 175 09/07/2013, 14:09


EL ESTÍMULO DE UN PEQUEÑO DESCONCIERTO:
SPUISTRAAT (ÁMSTERDAM)*

En 1990 habité durante un cierto tiempo una de las casas tradi-


cionales de los canales de la Spuistraat de Ámsterdam: se trata
de una de las calles que bordean el sector occidental de la parte
más vieja del Centrum, el casco histórico mayor y mejor con-
servado de Europa. Vivir en uno de estos espacios sabiamente
preservados significa toparse de manera inmediata y precipita-
da con el pasado y el presente de Ámsterdam.
Con sus estrechos escondrijos y sus pasajes retranquea-
dos, sus esquinas llenas de tiestos con flores y sus ventanas
sin persianas que a la vez se abren y se cierran a las vistas del
exterior, la vida cotidiana interior se convierte en un recuerdo
exuberante de al menos tres ricos siglos de historia urbana y de
geografía urbana preservada a una escala y un alcance que son
singulares de Ámsterdam. En casa, a uno se le invita cada día a
la creativa espacialidad de la vida social y cultural urbana; una
invitación que es inclusivamente tolerante a la vez que cuida-
dosamente resguardada. No todo el mundo se puede convertir
en un verdadero amsterdamés, pero a todos se les da la opor-
tunidad de intentarlo.
La vista a través de la ventana principal de mi casa era una
magnífica ilustración de este peculiar carácter urbano. Justo
al frente, en un edificio muy similar al mío, cada piso era una
sola vivienda y cada nivel contaba una historia vertical de
construcción urbana sutil y creativa. Seguramente había sido
una casa okupada en época reciente y probablemente lo era
todavía ahora, ya que Spuistraat ha sido un escenario muy

* Traducido de «The stimulus of a little confusion: on Spuistraat, Amsterdam»


en Iain Borden (ed.). Strangely familiar. Narratives and architecture in the city.
Londres: Routledge, 1996 pp. 27-33.

176

EDWARD SOJA.indd 176 09/07/2013, 14:09


activo en el contexto del movimiento okupa. En el primer
piso de la casa de enfrente estaban las estancias residenciales
más elegantes, ocupadas por una mujer que probablemente las
había okupado cuando era estudiante pero que ahora ya había
entrado cómodamente en el mercado laboral. Ella pasaba gran
parte de su tiempo en la ventana principal de la casa; a menudo
tenía invitados en sus cenas a la luz de las velas y, de vez en
cuando, nos saludaba con la mano desde su casa. En el piso
superior había una pareja joven. Probablemente todavía eran
estudiantes y todavía pobres, si bien él podía ser que trabajase
al menos a tiempo parcial dado que se le veía poco, excepto por
la mañana y ya entrada la noche. Ella estaba embarazada y pa-
saba la mayor parte del tiempo en casa. Excepto cuando el sol
brillaba y calentaba lo suficiente, ellos tendían a permanecer
lejos de la ventana principal y nunca saludaban a nadie de la
calle, ya que su orientación vital era decididamente interior. El
pequeño piso superior, poco más que una buhardilla, todavía
tenía lonas de plástico cubriendo el tejado. Vivía allí un único
estudiante que casi siempre comía su almuerzo solo, apoyán-
dose en la ventana principal.
Este transecto vertical a través del estadio actual del mo-
vimiento okupa se correspondía con un panorama horizontal
incluso más contundente a lo largo de la parte oriental de
Spuistraat. A mi izquierda, mirando al norte, se desplegaba
una secuencia informativa de estructuras simbólicas, empezan-
do con una cómoda casa esquinera de dos pisos que había sido
rehabilitada recientemente conteniendo arrendatarios okupas
en los pisos superiores; en la planta baja, se situaban una serie
de tiendas también regidas por el mismo grupo de arrendata-
rios okupas socialmente absorbidos y rehabilitados: otra de
esas contradicciones creativas que caracterizan a Ámsterdam.
De entre dichas tiendas una vendía frutas y verduras: estaba
muy bien provista de productos básicos vendidos a muy

177

EDWARD SOJA.indd 177 09/07/2013, 14:09


buen precio; también una pequeña tienda de cata de cervezas
llena de docenas de marcas de cerveza de importación (belga,
principalmente) con sus correspondientes y peculiares vasos y
jarras; una minúscula librería y tienda de regalos especializada
básicamente en literatura negra, gay y lesbiana; una tienda de
muebles usados con docenas de sillas y mesas expuestas en la
acera; y, finalmente, la más próxima a mi vista, una tiendecilla
de sombreros de mujer hechos a mano sobre tela.
Este remarcable y logrado ejemplo de gentrificación lleva-
da a cabo por parte de jóvenes de bajo nivel adquisitivo, está
tan sólo a un tiro de piedra del Palacio Real sobre el Dam,
el eje central de las manifestaciones del movimiento radical
okupa que florecieron por toda la ciudad coincidiendo con
la coronación de la reina Beatriz en 1980. Sin embargo, una
explicación más inmediata de sus orígenes se encuentra justo
en la siguiente puerta de la Spuistraat, donde una nueva oficina
de promoción inmobiliaria ha reemplazado antiguas viviendas
okupas tras una muy trabajada negociación de toma y daca
con las autoridades locales. Y justo al lado de dicha oficina,
incluso más cerca de mi ventana, todavía se mostraba otra más
de las paradójicas yuxtaposiciones que caracterizan el constan-
te devenir del movimiento radical okupa en sus viejos colores
ácratas.
Un edificio de propiedad privada había sido recientemen-
te intervenido por okupas; su fachada había sido pintada con
colores estridentes y con grafitis y festoneada con pancartas
políticas y con la habitual simbología anunciando la peculiar
forma, función y objetivo de la okupación. El propietario ab-
sentista fue caricaturizado como un turista gordo retozando
en alguna playa con sus gafas de sol y su refresco tropical en
la mano, mientras que una pancarta hecha con una sábana
blanca atravesaba la calle hasta conectar con un edificio, tam-
bién okupado, en el lado de la calle donde yo residía, también

178

EDWARD SOJA.indd 178 09/07/2013, 14:09


engalanado con colores impactantes y eslóganes; una música
estruendosa sonaba desde el pub okupa allí establecido. Me
habían informado al llegar que este era el asentamiento okupa
más provocativamente dinámico de todo el Centrum.
Estos panoramas verticales y horizontales concentran y
destilan el espectro de fuerzas que han rejuvenecido creati-
vamente la vida residencial del Centrum y han evitado la su-
perabundancia de la gente de alto poder adquisitivo que solo
induce a la ansiedad. El eje de este rejuvenecimiento ha sido
el movimiento okupa, que probablemente se ha inserido de
manera más profunda en la trama urbana de Ámsterdam que
en ningún otro casco histórico del mundo. Para muchos de
sus líderes más radicales, el movimiento parece estar hoy en
recesión, desvirtuado si no ya totalmente cooptado por una
tolerancia cívica tan incluyente que hasta accede a distribuir
oficialmente panfletos que informan sobre «Cómo convertirse
en okupa». Pero ha sido esta sutil tolerancia represiva la que
ha mantenido abiertos los canales oportunos para crear formas
alternativas de vivienda, estilos de vida contraculturales, y el
más vital de los derechos de la ciudad: el derecho a ser dife-
rente.
Desde mi mirador privilegiado de Spuistraat se desplegó
visualmente una película acerca de la realidad contemporánea
en el centro vital de Ámsterdam, abriendo mis ojos a mucho
más de lo que yo nunca habría esperado ver. La visión desde
mi ventana me confirmó la que todavía hoy creo que es la
máxima cualidad de esta ciudad: su no publicitado logro de
un anarquismo urbano altamente regulado, otra de aquellas
paradojas creativas como la «tolerancia represiva», la «flexi-
ble inflexibilidad», los «okupas de alquiler» y por supuesto
lo «extrañamente familiar» que el filtro de doble cara a través
del cual la geohistoria de Ámsterdam se ha desarrollado de
tal manera que parecería desafiar las comparaciones con casi

179

EDWARD SOJA.indd 179 09/07/2013, 14:09


cualquier otra polis, del pasado o del presente. Este profun-
do y permanente compromiso con los valores del socialismo
libertario y con la democracia espacial participativa, aparente-
mente puede observarse en toda la trama construida y en las
prácticas sociales de la planificación urbana, la cultura popular
y la vida cotidiana. Uno siente que Ámsterdam no sólo está
sosteniendo su propia Edad de Oro sino que está mantenien-
do activamente viva la auténtica posibilidad de un urbanismo
socialmente justo y a una escala humana. Y lo está haciendo al
añadir, a nuestras formas habituales de pensamiento, el entre-
tenido estímulo de un pequeño desconcierto.

180

EDWARD SOJA.indd 180 09/07/2013, 14:09


TERCER ESPACIO: EXTENDIENDO EL ALCANCE
DE LA IMAGINACIÓN GEOGRÁFICA*

Mi propósito aquí, el mismo que tuve al escribir Thirdspace:


Journeys to Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places
(1996), es el de alentar el desarrollo de una nueva manera de
pensar sobre el espacio y sobre otros conceptos relacionados
con la espacialidad inherente a la vida humana y con todo lo
que se describe en este volumen como Human Geography
Today. Cuando animo a geógrafos y a no geógrafos a «pensar
de modo diferente» sobre nociones familiares como espacio,
lugar, territorio, ciudad, región, localización y medio, no estoy
sugiriendo que descarten los tradicionales modos de pensar, ya
conocidos y familiares, sino más bien que estos se cuestionen
de formas nuevas para poder así abrir y extender el alcance y
la sensibilidad crítica de las imaginaciones espaciales y geográ-
ficas ya asentadas.
En este capítulo he comprimido lo que escribí en
Thirdspace en cinco argumentos o tesis recapitulativas. Cada
una está expresada con atrevimiento, dirigida específicamente
a una audiencia de geógrafos humanos, y de una forma cor-
dial y abierta en sus implicaciones para la geografía humana
de hoy. Los breves comentarios que siguen a cada afirmación
amplifican y espero que clarifiquen los puntos fundamentales
y que al mismo tiempo proporcionen variaciones acumulativas
como si de una fuga se tratara; variaciones, en definitiva, sobre
las muchas maneras de definir el Tercer Espacio.** No se de-

*
Traducido de «Thirdspace: Expanding the Scope of the Geographical
Imagination», en Doreen Massey; John Allen & Phil Sarre (eds.). Human
Geography Today. Londres: Polity Press, 1999; pp. 260-278.
**
N.T.: Se han traducido «Firstspace», «Secondspace» y «Thirdspace», tér-
minos acuñados por el autor, como Primer Espacio, Segundo Espacio y Tercer
Espacio, respectivamente.

181

EDWARD SOJA.indd 181 09/07/2013, 14:09


fiende aquí una única definición para esta manera diferente de
pensar sobre el espacio y la espacialidad, sino que más bien se
presenta un conjunto abierto de momentos definidores, cada
uno de los cuales añade nuevas perspectivas potenciales a la
imaginación geográfica y contribuye a expandir las fronteras
exteriores del dominio intelectual de la geografía humana crí-
tica.

TESIS I: Los estudios críticos contemporáneos en las humanidades y en


las ciencias sociales han experimentado un giro espacial sin preceden-
tes. En lo que en retrospectiva puede contemplarse como uno de los
desarrollos intelectuales más importantes de finales del siglo XX, algunos
autores han empezado a interpretar el espacio y la espacialidad de la vida
humana con la misma perspectiva crítica y el poder interpretativo que
tradicionalmente se ha concedido, por un lado, al tiempo y a la historia (la
historicalidad de la vida humana) y, por otro, a las relaciones sociales y a
la sociedad (la socialidad de la vida humana).

Pocos negarán que la comprensión del mundo sea, en su


sentido más básico, un proyecto simultáneamente histórico y
social. Al escribir la biografía de un individuo en concreto, o
al interpretar un acontecimiento importante, o simplemente al
tratar las rutinas personales de nuestras vidas diarias, las ima-
ginaciones histórica y social, tan estrechamente ligadas entre
si, han estado siempre en el primer plano del esfuerzo por
obtener un conocimiento informativo y práctico del sujeto en
cuestión. Ello ha sido especialmente cierto para el desarrollo
de un pensamiento crítico en el marco de unas ciencias sociales
definidas de modo amplio, donde el propósito expreso es el de
obtener un conocimiento que, visto de modo acumulativo, sea,
si no emancipador, sí al menos útil y beneficioso
Sin restar significado a la historicalidad y socialidad in-
herentes a la vida ni ensombrecer las imaginaciones críticas y
creativas que han generado su comprensión teórica y práctica,
una tercerca perspectiva ha empezado en los últimos años a

182

EDWARD SOJA.indd 182 09/07/2013, 14:09


generar nuevos modos de pensamiento y de interpretación
para el estudio de la historia y la sociedad. Mientras nos vamos
aproximando al fin de siècle, hay una creciente conciencia de la
simultaneidad y de una complejidad que entrelaza lo social, lo
histórico y lo espacial, de modo inseparable y, no sin problemas,
a menudo interdependiente. Este importante «giro espacial», tal
como ahora se ha descrito, es lo que yo asocio con la emergen-
cia de una perspectiva del Tercer Espacio y con la extensión del
alcance y la sensibilidad de la imaginación geográfica.
En gran medida, estos nuevos desarrollos giran en torno
a lo que ha sido descrito como un giro ontológico, un cambio
fundamental en la manera de entender el mundo para obtener
un conocimiento fiable de él. Durante los dos últimos siglos, la
discusión ontológica se ha centrado fundamentalmente en las
características temporales y sociales de la existencia humana,
en lo que puede describirse como las relaciones existenciales
entre la historicalidad y la socialidad del ser o, más concreta-
mente, del ser-en-el-mundo. Hubo algunos intentos tempra-
nos por parte de filósofos críticos como Martin Heidegger o
Jean-Paul Sartre de dar una espacialidad apropiada a ese ser
existencial y a su expansión dinámica mediante la noción de
«devenir», pero hasta muy recientemente esta espacialidad
estaba subordinada básicamente a la dialéctica dominante de
historicalidad-socialidad, a la interacción entre lo que puede
llamarse más colectivamente la formación de las historias y la
constitución de las sociedades. En la actualidad, sin embargo,
la espacialidad inherente y abarcadora del ser y del devenir está
empezando a ser claramente más reconocida de lo que jamás
había sido antes, infundiendo un poderoso tercer término en
la ontología de la existencia humana. Este desarrollo trascen-
dental está creando lo que he descrito como trialéctica espacia-
lidad-socialidad-historicalidad o, más simplemente, como una
manera de conceptualizar y entender el mundo con tres caras

183

EDWARD SOJA.indd 183 09/07/2013, 14:09


en lugar de dos. Dicho de una manera algo diferente, la pro-
ducción social de la espacialidad humana o la «formación de
las geografías» se ha convertido en algo tan fundamental para
entender nuestras vidas y nuestros contextos vitales como la
producción social de nuestras historias y nuestras sociedades.
La Figura 1 es un intento de capturar de forma visual esa
relación de tres caras. Una versión diferente con los colores
primarios aparece en la cubierta de Thirdspace. En esta confi-
guración hay tres relaciones interactivas que son de aplicación
no sólo a la ontología sino también a otros niveles de forma-
ción de conocimiento: epistemología, construcción de teorías,
análisis empírico y praxis, transformación del conocimiento en
acción. No sólo existe la antigua relación historicalidad-socia-
lidad, que ha sido el foco dominante del pensamiento crítico
occidental al menos durante los últimos doscientos años, sino
también la relación entre socialidad y espacialidad, que años
atrás describí como la «dialéctica socio-espacial»; y la relación
entre historicalidad y espacialidad, tiempo y espacio, que da
lugar a una substancial dialéctica geohistórica o espacio-tem-
poral que exploré con detalle en Postmodern Geographies
(1989) y después en Thirdspace, especialmente en el capítulo 6,
«Re-Presenting the Critique of Historicism».

Figura 1
La trialéctica del ser (publicada originalmente en Soja, 1996: p. 71)

184

EDWARD SOJA.indd 184 09/07/2013, 14:09


La clave para entender la «trialéctica del ser», y una razón
fundamental por la cual la reafirmación del pensamiento es-
pacial crítico es de importancia trascendental y no sólo por su
impacto entre geógrafos, arquitectos, urbanistas y otros, para
quienes el pensamiento espacial es una preocupación profesio-
nal principal, reside en la ausencia de cualquier superioridad a
priori de ninguno de los tres términos. Estudiar la historicali-
dad de un acontecimiento, persona, lugar o grupo social, no
ofrece necesariamente una mejor aproximación que estudiar
su socialidad y su espacialidad. Los tres términos y las comple-
jas interacciones entre ellos deben estudiarse conjuntamente
como fuentes de conocimiento fundamentales y entrelazadas,
ya que «ser-en-el-mundo» consiste precisamente de ello. La
combinación de las perspectivas histórica, social y espacial
da mejor cuenta teórica y práctica del mundo. Los diferentes
especialistas (historiadores, geógrafos, sociólogos) pueden
centrarse con mayor profundidad en uno de estos modos de
pensamiento pero, cuando al hacerlo se deja de prestar una
atención significativa a las otras dos dimensiones existenciales,
se corre el peligro de silenciar una parte demasiado importante
de la vida humana, de caer en un determinismo histórico, so-
cial o espacial-geográfico corto de miras. La utilidad práctica
o la preferencia puede llevar a que enfaticemos uno de los
tres campos por encima de los demás pero siempre debemos
intentar mantener una conciencia crítica sensible y abierta al
potencial que ofrece la interdependencia de los tres.
Sin embargo, la misma naturaleza y el tempo social de
esta «reestructuración» ontológica lleva a tener que resaltar
temporalmente, incluso a conceder una prudente supremacía a
la espacialidad. No porque la espacialidad sea intrínsecamente
más importante sino porque hasta hace relativamente poco
ha ocupado una posición periférica en las humanidades y en
las ciencias sociales y, de modo especial, en la construcción

185

EDWARD SOJA.indd 185 09/07/2013, 14:09


de una teoría social crítica. En Postmodern Geographies y en
Thirdspace señalé específicamente a la enraizada tradición del
historicismo como una razón fundamental para esta limita-
ción del pensamiento espacial crítico. Por desgracia, ello ha
sido interpretado a menudo, y añadiría que con mayor fre-
cuencia por parte de los geógrafos, tanto como un intento de
reducir la importancia del análisis histórico —una especie de
anti-historia que raya en el espacialismo— o bien como el no
saber reconocer que los buenos historiadores siempre han sido
sensibles al espacio y al análisis geográfico. No podré enfatizar
suficientemente que mi crítica espacial al historicismo no es
una anti-historia, un rechazo desmedido de la historiografía
crítica o del poder emancipatorio que emana de la imaginación
geográfica creativa. Los historiadores han producido algunas
de las mejores geografías humanas y deben continuar hacién-
dolo. Mi crítica al historicismo puede describirse de mejor
modo como un intento de reequilibrar la trialéctica básica
historicalidad-socialidad-espacialidad, para lograr que los tres
modos de pensamiento operen conjuntamente «a pleno ren-
dimiento» en todos los niveles de formación de conocimiento
sin que ninguno esté de entrada privilegiado o minimizado
respecto a los demás.
Si el actual giro espacial transdisciplinar continúa con la
misma intensidad que en los años 1990, puede alcanzarse un
punto en el que ya no haya necesidad de acentuar la importan-
cia de la imaginación espacial crítica o de enfatizar cómo un
historicismo o un sociologismo persistente impiden ver el pa-
pel del espacio. Del mismo modo que hemos llegado a aceptar
que todo en el mundo y que todo modo de pensamiento sobre
el mundo tiene una dimensión histórica o social significativa
hasta el punto de que tenemos historiadores y sociólogos de la
ciencia, de la filosofía, de la geografía, incluso de los deportes
y de la sexualidad, así también finalmente reconoceremos la

186

EDWARD SOJA.indd 186 09/07/2013, 14:09


inherente y abarcadora espacialidad de todo y de todo modo
de pensamiento, siendo los geógrafos humanos aceptados
como analistas críticos de la condición humana de igual a igual
con los historiadores y con los científicos sociales. Pero este
momento aún no ha llegado. El proyecto de reequilibrar la
trialéctica aún tiene un largo camino que recorrer y el poder
persistente del historicismo y el sociologismo (¿o deberíamos
llamarle «socialismo»?) para restringir el desarrollo y la expan-
sión del alcance de la imaginación geográfica continúa siendo
algo contra lo que luchar. Pero, ¿será capaz la imaginación
geográfica y la geografía humana actual de afrontar este reto?
Ello me lleva a mi segundo razonamiento.

TESIS II: La imaginación geográfica, especialmente tal como ha sido


desarrollada en las disciplinas sociales, continúa estando limitada por un
dualismo omnipresente, o una lógica binaria, que ha tendido a polarizar
el pensamiento espacial alrededor de oposiciones fundamentales tales
como objetividad frente a subjetividad, material frente a mental, real
frente a imaginado, cosas en el espacio frente a pensamientos sobre el
espacio. Expandir el alcance de la imaginación geográfica a la amplitud
y profundidad que han alcanzado la historicalidad y la socialidad, y por
tanto reequilibrar su capacidad crítica, exige una deconstrucción creativa
y un repensar esa bifurcación de dos modos de análisis y pensamiento
espacial.

La Figura 2 resume visualmente una idea central de


Thirdspace que pertenece a lo que llamo, siguiendo la tríada
ontológica mencionada anteriormente, la «trialéctica de la
espacialidad». Ve en el Tercer Espacio, definido aquí por la no-
ción de espace vécu de Henri Lefebvre, un modo alternativo de
investigación espacial que extiende el alcance de la imaginación
geográfica más allá del dualismo restrictivo de lo que describo
como epistemologías de Primer Espacio y de Segundo Espacio
—o a lo que Lefebvre se refiere como a las prácticas espaciales
o «espacio percibido» por un lado, y las representaciones del
espacio o «espacio concebido» por el otro—. Unas pocas defi-

187

EDWARD SOJA.indd 187 09/07/2013, 14:09


niciones simples ayudan a explicar las relaciones del diagrama
que refleja la Figura 1.

Figura 2
La trialéctica de la espacialidad
(publicada originalmente en Soja, 1996: p. 74)

El Primer Espacio (espacio percibido) se refiere al mundo


experimentado directamente de los fenómenos cartografiables
y empíricamente mesurables. Esta espacialidad materializa-
da, que presenta a las geografías humanas básicamente como
resultados, ha sido la dominante y es el enfoque familiar del
análisis geográfico, a menudo conllevando la exclusión de
otros modos de pensamiento sobre el espacio y la geografía.
Para muchos, especialmente para aquellos que ven la geografía
como una ciencia formal, éste ha sido el único objetivo o es-
pacio «real» que valía la pena estudiar. Constituye el «texto» o
contenido fundamental del geógrafo y puede «leerse» o expli-
carse de dos modos claros. Los enfoques endógenos explican
las geografías de Primer Espacio a través de descripciones
precisas de patrones y distribuciones (como en el estudio de
la diferenciación de áreas), la búsqueda de regularidades empí-
ricas recurrentes (el fundamento de la ciencia específicamente
espacial), y la correlación de la covarianza espacial de una

188

EDWARD SOJA.indd 188 09/07/2013, 14:09


configuración geográfica con otra (el método básico tanto de
la geografía idiográfica como la nomotética). El punto clave
aquí es que tanto el análisis empírico como la construcción
de teorías y la explicación permanecen como algo interno a
la geografía, es decir, que la geografía se utiliza para explicar
otras geografías. Los enfoques exógenos explican las geogra-
fías materiales centrándose en los procesos físicos o sociales
subyacentes que las producen. Las geografías humanas son
aquí contempladas como el producto o el resultado de fuerzas
que no son en si ni geográficas ni espaciales sino que se derivan
de la socialidad o historicalidad que se encuentra detrás de los
patrones empíricos, distribuciones, regularidades o covarian-
zas. Estos enfoques están particularmente bien desarrollados
en la mayor parte de las formas críticas de pensamiento e in-
terpretación geográfica, tales como en la aplicación del análisis
de clase en la geografía marxista o el análisis del impacto en
el espacio del patriarcado y la masculinidad por parte de las
geógrafas feministas. Pero diversas clases de análisis exógenos,
incluyendo aquellos que utilizan el medio físico como variable
explicativa, también penetran en todos los campos de la inves-
tigación geográfica.
El Segundo Espacio (espacio concebido), por el contrario,
es más subjetivo e «imaginado», más preocupado por las imá-
genes y las representaciones de la espacialidad, por los proce-
sos pensados que se supone que modelan tanto las geografías
humanas materiales como el desarrollo de una imaginación
geográfica. Más que concentrarse exclusivamente en los espa-
cios y las geografías materialmente perceptible, se concentra y
explora los mundos más cognitivos, conceptuales y simbólicos.
Tiende así a ser más idealista que materialista, al menos en su
énfasis explicativo. Si el Primer Espacio proporciona el texto
empírico básico del geógrafo, el Segundo Espacio representa
los principales «discursos» ideológicos y generadores de ideas

189

EDWARD SOJA.indd 189 09/07/2013, 14:09


del geógrafo, las maneras en que pensamos y escribimos sobre
este texto y sobre la geografía (literalmente, «escritura sobre
la Tierra») en general. Si bien hay una epistemología para
estudiar el Primer Espacio, es en el Segundo Espacio donde
el discurso epistemológico recibe una mayor atención. En la
larga historia del pensamiento geográfico, las aproximaciones
de tipo Segundo Espacio han surgido con mayor frecuencia
cuando los enfoques dominantes de Primer Espacio se han
vuelto demasiado rígidamente materialistas y «científicos»,
como en las diversas críticas que emergieron en respuesta al
cierre epistemológico de la geografía humana positivista. Para
Henri Lefebvre, sin embargo, el Segundo Espacio no es tan
secundario. En The Production of Space (1991) argumenta que
el «espacio concebido» es el espacio dominante en el sentido
de que controla poderosamente la manera en que pensamos,
analizamos, explicamos, experimentamos y afectamos o «prac-
ticamos» la espacialidad humana (o la «formación» de las geo-
grafías). No puedo alargarme aquí sobre ello pero lo que estoy
sugiriendo es que proporciona una manera muy diferente de
aproximarse al contenido que convencionalmente se incluye
en la llamada historia del pensamiento geográfico.
La mayoría de geógrafos humanos no trabajan en los ex-
tremos de estos dos enfoques sino en algún lugar intermedio,
concibiendo el materalismo/objetividad puros y el idealismo/
subjetividad como polos opuestos de un continuum de enfo-
ques. Sin embargo, ha habido una tendencia persistente a ver
el Primer Espacio y el Segundo Espacio en conjunto como la
totalidad de la imaginación geográfica, como abarcando en
mezclas variables todas las maneras posibles de conceptualizar
y estudiar la geografía humana y la espacialidad de la vida hu-
mana. Este confinamiento «bicameral» de la imaginación geo-
gráfica, o lo que yo llamo dualismo Primer Espacio-Segundo
Espacio, ha sido el principal responsable de la dificultad que

190

EDWARD SOJA.indd 190 09/07/2013, 14:09


muchos geógrafos y otros pensadores espaciales tienen para
entender y aceptar el significado más profundo de la reestruc-
turación ontológica tratada anteriormente y, por tanto, de
comprender el Tercer Espacio (espacio vivido), que representa
una llamada a una manera diferente de pensar sobre las geo-
grafías humanas. En vez de reaccionar al creciente giro espacial
como un reto para desarrollar un nuevo modo de entender la
espacialidad de la vida humana (geografía humana en su sen-
tido más amplio) que es conmensurable en alcance y perspec-
tiva crítica con la historicalidad y la socialidad intrínseca de la
vida humana, muchos geógrafos, complacidos con la creciente
atención que se ha concedido a su disciplina, simplemente han
vertido nuevo vino en el mismo viejo odre, reforzando así los
límites y las ilusiones del dualismo Primer Espacio-Segundo
Espacio. No debe sorprender por tanto que las fuentes princi-
pales para reconceptualizar la espacialidad y la expansión del
alcance de la imaginación geográfica hayan procedido de fuera
de las disciplinas tradicionalmente espaciales. Saber dónde se
manifestó por primera vez y de manera convincente el intento
de pensar de modo diferente sobre el espacio nos lleva a mi
tercer razonamiento.

TESIS III: Una ruptura radical a este dualismo limitante se inició a finales
de los años 1960 en Francia, mayormente a través de los trabajos de
Michel Foucault y de Henri Lefebvre. Yo describo su método de criticar
el dualismo Primer Espacio-Segundo Espacio como un «thirding-as-
Othering»* crítico, y atribuyo los orígenes del Tercer Espacio a sus es-
timulantes imaginaciones geográficas, como una manera radicalmente
diferente de ver, interpretar y actuar para cambiar la espacialidad que
abarca toda la vida humana.

Basándonos principalmente en el trabajo fundamental


de Henri Lefebvre The Production of Space (para una discu-

*
N.T.: Literalmente, «un tercero-como-otro».

191

EDWARD SOJA.indd 191 09/07/2013, 14:09


sión de las «heterotopologías» de Foucault, véase el capítulo
5 de Thirdspace), podemos divisar un cuadro muy diferente
del alcance y la substancia de la imaginación geográfica. Para
Lefebvre, el persistente dualismo entre los enfoques materialista
y mental del espacio, o entre lo que él llamó práctica espacial y
representación del espacio, era una forma de reduccionismo pa-
recida a la producida por otras muchas «Grandes Dicotomías»
que han atravesado la historia de la filosofía y la teoría social oc-
cidental: sujeto-objeto, abstracto-concreto, agencia-estructura,
real-imaginado, local-global, micro-macro, naturaleza-cultura,
centro-periferia, hombre-mujer, negro-blanco, burguesía-pro-
letariado, capitalismo-socialismo. Confinada de esta manera,
la imaginación geográfica nunca ha podido capturar la com-
plejidad de la experiencia, la amplitud y el tal vez inescrutable
misterio del espacio vivido, o lo que él describió, quizá algo
crípticamente (¿de manera intencionada?) como los Espacios
de Representación (traducido en inglés como «Representational
Spaces» o Espacios Representacionales).
Siempre que se enfrentaba a esas grandes dicotomías,
Lefebvre buscaba romperlas mediante posibilidades nuevas y
diferentes. Como decía repetidamente, dos términos no son
nunca suficientes para tratar con el mundo real y el imaginado.
Il y a toujours l’Autre. Siempre hay Otro término, una tercera
posibilidad destinada a vencer la lógica categóricamente cerra-
da del «uno u otro» en favor de una lógica diferente, más flexi-
ble y expansiva del «a la vez y también». Obsérvese que esta
aproximación no consiste en buscar una posición intermedia
en el supuesto continuum que conecta los puntos extremos de
la dicotomía, porque una posición así continuaría dentro del
dualismo totalizante. En su lugar, Lefebvre busca escaparse
de la Gran Dicotomía limitadora introduciendo un Otro, una
alternativa diferente que reconstituya y a la vez amplie la opo-
sición original.

192

EDWARD SOJA.indd 192 09/07/2013, 14:09


Este pensamiento no es exclusivo de Lefebvre. Ha sido una
característica del pensamiento dialéctico desde los antiguos
griegos hasta Hegel y Marx, y ha tenido también un papel des-
tacado en el desarrollo reciente de las críticas postmodernas,
postestructuralistas, postcoloniales y feministas de las epis-
temologías modernas y de las binarizaciones «cerradas» tales
como las de agencia y estructura, hombre y mujer, colonizador
y colonizado, etc. Pero Lefebvre fue el primero en aplicar de
forma amplia este método crítico a las maneras de pensar y
practicar a lo que el describió como la producción del espacio
o, en otras palabras, a la formación de geografías humanas. Al
hacerlo, entró en otro proyecto filosófico (y político): la espa-
cialización del mismo pensamiento dialéctico. Lefebvre llamó
a ese enfoque une dialectique de triplicité. Yo he escogido lla-
marlo un «thirding-as-Othering» crítico, quedándonos con el
énfasis en mayúsculas del Othering, es decir del Otro.
El thirding-as-Othering crítico desarrolla la dialéctica de
Hegel y Marx, llevándola más allá de la supuesta totalidad y la
estricta secuencia temporal del encuadre clásico del esquema
tesis-antítesis-síntesis. Más que una síntesis final o una afirma-
ción concluyente que puede a su vez desencadenar otra ronda
dialéctica de tesis-antítesis-síntesis, el tercero introduce una
perturbadora opción de «otro-diferente».
Este Otro no deriva simple y secuencialmente de una opo-
sición y/o contradicción binaria original sino que, en su lugar,
busca desordenar, deconstruir y reconstruir provisionalmente
toda la secuencia y lógica dialéctica. Desplaza el «ritmo» del
pensamiento dialéctico, de un modo temporal a uno más espa-
cial, de una secuencia lineal o diacrónica o las simultaneidades
y sincronías configurativas que he intentado capturar visual-
mente en los diagramas de las Figuras 1 y 2. Tal como Lefebvre
lo describió, «la dialéctica ya no se ajusta a la historicidad y
al tiempo histórico, o a un mecanismo temporal del tipo ‘te-

193

EDWARD SOJA.indd 193 09/07/2013, 14:09


sis-antítesis-síntesis’ (…). Reconocer el espacio, reconocer lo
que allí ‘tiene lugar’ y para qué se utiliza, es volver a la dialé-
ctica». Para remarcar su punto de vista y para evitar reducir
las «contradicciones del espacio» sólo a un dualismo Primer
Espacio-Segundo Espacio, él añade: «No estamos hablando de
una ciencia del espacio sino de un conocimiento (una teoría) de
la producción del espacio (...) siendo éste el más general de los
productos» (Lefebvre, 1976: p. 18; cursivas en el original).
Lefebvre vió este thirding como el principio de una cadena
heurística de «aproximaciones» que se construye acumulati-
vamente en un proceso, en continua expansión, de formación
de conocimiento. No hay conclusiones, ni estructuras perma-
nentes de conocimiento, ni epistemologías privilegiadas per
se. Uno debe estar siempre moviéndose, buscando nomádi-
camente nuevas fuentes de conocimiento práctico, mejores
aproximaciones, llevando consigo sólo lo más útil que se ha
aprendido en viajes anteriores. Para evitar los peligros de un
hiper-relativismo y de una filosofía irresponsable del «todo
vale» que a menudo va de la mano de estas aperturas epis-
temológicas radicales, uno debe estar guiado por y compro-
metido con un proyecto intelectual y político estimulante. El
thirding no termina con la afirmación de un tercer término o
con la construcción de lo que algunos pueden describir como
una Santísima Trinidad. Entender el mundo de modo teórico
y práctico exige una continua expansión de formación de co-
nocimiento, una apertura radical que nos permita ver más allá
de lo que se sabe en la actualidad, explorar «otros espacios» (o
sea, des espaces Autres y las «heterotopologías» de Foucault)
que son similares y a la vez significativamente diferentes a los
espacios reales-e-imaginados que ya conocemos.
En este sentido, el Tercer Espacio (como espacio vivido)
es simultáneamente: 1) una manera particular de mirar, inter-
pretar y actuar para cambiar la espacialidad de la vida humana

194

EDWARD SOJA.indd 194 09/07/2013, 14:09


(o, si se quiere, de la geografía humana actual); 2) una parte
integral, aún cuando a menudo descuidada, de la trialéctica
de la espacialidad, intrínsecamente ni mejor ni peor que las
aproximaciones de Primer Espacio o Segundo Espacio al co-
nocimiento geográfico; 3) la más englobadora de las perspecti-
vas espaciales, comparable en alcance a las formas más ricas de
imaginación histórica y sociológica; 4) un lugar de encuentro
estratégico para fomentar la acción política colectiva contra
todas las formas humanas de opresión; 5) un punto de partida
para exploraciones nuevas y diferentes que puedan ir más allá
del «tercer término» en una búsqueda constante de nuevos
espacios. Y otras muchas cosas.

TESIS IV: A lo largo de la pasada década, las exploraciones más creativas


del Tercer Espacio y por tanto los desarrollos más logrados en el ámbito
de la imaginación geográfica, han procedido del amplio campo de los
estudios culturales críticos. Especialmente destacable aquí ha sido el
trabajo de los críticos postcoloniales y feministas que se aproximan a las
nuevas políticas culturales de clase-raza-género desde una perspectiva
postmoderna radical. Uno de los logros de estos investigadores y activis-
tas ha sido convertir la geografía humana actual en más transdisciplinar
de lo que nunca había sido antes.

La escritora y crítica social afroamericana bell hooks ocupa


un lugar destacado en la ampliación del alcance de la imagina-
ción geográfica. Tomando la inspiración y la perspectiva de los
trabajos tanto de Lefebvre como de Foucault, ella enriquece
de manera creativa nuestra comprensión del espacio vivido al
infundirle una política cultural radical y nuevas estrategias po-
líticas para tratar con los múltiples ejes de opresión construi-
dos alrededor de la raza, la clase y el género. Aunque ella habla
específicamente como mujer radical de color, sus palabras re-
suenan con implicaciones mucho más amplias para la política
contemporánea así como para la práctica de la geografía hu-
mana. hooks lo logra en parte empoderando el espacio vivido

195

EDWARD SOJA.indd 195 09/07/2013, 14:09


con nuevo significado comunicativo e importancia estratégica.
Para hooks, el espacio vivido y lo que yo describiría como
conciencia de Tercer Espacio proporciona una nueva base po-
lítica para las luchas colectivas contra toda forma de opresión,
cualquiera que sea su origen y cualquiera la escala geográfica
en la que se exprese, desde las intimidades del cuerpo humano
(lo que la poetisa Adrienne Rich una vez denominó geography
closest in, «la geografía de lo más íntimo») a las trampas cons-
truidas por la economía política global. Lo que sigue es una
serie de pasajes del trabajo más espacial de hooks, Yearning:
Race, Gender and Cultural Politics (1990) y especialmente de
un capítulo evocativamente llamado «Escogiendo el Márgen
como espacio de apertura radical»:

Como punto de vista radical, la perspectiva, la posición,


«la política de la localización», necesariamente llama a
identificar los espacios en los que empezamos el proceso
de re-visión por parte de aquellos de nosotros que partici-
paríamos en la formación de una práctica cultural contra-
hegemónica Para muchos de nosotros, este movimento
requiere rebasar las fronteras opresivas establecidas por la
dominación de raza, sexo y la clase. Por tanto, inicialmente
es un gesto político de desafío. (p. 145)
Para mí, esta apertura radical de espacio es un margen
—una arista profunda. Localizarse uno mismo es difícil
aunque necesario. No es un lugar ‘seguro’. Uno está siem-
pre en riesgo. Uno necesita una comunidad de resistencia.
(p. 149)
Yo estoy situada en el margen. Hago una distinción clara
entre la marginalidad impuesta por las estructuras opresi-
vas y la marginalidad que uno elige como lugar de resisten-
cia — como localización de una apertura y posibilidad ra-

196

EDWARD SOJA.indd 196 09/07/2013, 14:09


dical. Este lugar de resistencia se forma continuamente en
esta cultura segregada de oposición que es nuestra respues-
ta crítica a la dominación. Llegamos a este espacio a través
del sufrimiento y el dolor, a través de la lucha (...). Nos
transformamos, individualmente, colectivamente, cuando
creamos un espacio creativo radical que afirma y sostiene
nuestra subjetividad, que nos da una nueva posición desde
la que articular nuestro sentido del mundo. (p. 153)
Esta marginalidad a la que aludía como una localización
central para la producción de un discurso contra-hegemó-
nico no sólo se encuentra en palabras sino en la manera de
ser y en la manera en que uno vive. Como tal, no hablaba
de una marginalidad que uno quiere perder, abandonar,
sino más bien de un sitio en el que uno está, al que incluso
se aferra, porque alimenta la propia capacidad de resistir.
Ofrece la posibilidad de perspectivas radicales desde las
que ver y crear, desde las que imaginar alternativas, nuevos
mundos. (p. 152)
La cultura postmoderna con su sujeto descentrado puede
ser el espacio donde se rompan las ataduras o que pueda
proporcionar la oportunidad para nuevas y variadas for-
mas de vinculación. Hasta cierto punto, rupturas, superfi-
cies, contextualidad y una multitud de otros sucesos crean
brechas para hacer un espacio para prácticas de oposición
que ya no necesitan que los intelectuales estén confinados
a estrechas esferas separadas sin ninguna conexión signifi-
cativa con el mundo de cada día (...). [Un] espacio está aquí
para el intercambio crítico (...) [y] este puede muy bien ser
‘el’ sitio central futuro de lucha de resistencia, un punto de
encuentro donde se produzcan acontecimientos nuevos y
radicales. (p. 31)

197

EDWARD SOJA.indd 197 09/07/2013, 14:09


El postmodernismo radical llama la atención a aquellas
sensibilidades compartidas que cruzan las fronteras de cla-
se, raza, género, etc., que pueden ser un terreno fértil para
la construcción de empatía — lazos que promocionarían
el reconocimiento de compromisos comunes, y servirían
como base para la solidaridad y la coalición (...). Cambiar
la práctica excluyente del discurso crítico postmoderno es
proclamar un postmodernismo de resistencia. (pp. 27, 30)
Los espacios pueden ser reales e imaginados. Los espacios
pueden contar relatos y desvelar historias. Los espacios
pueden ser interrumpidos, apropiados y transformados
a través de la práctica artística y literaria. Como dice
Pratibha Parmar, «el uso y la apropiación del espacio son
actos políticos». (p. 152)
Esto es una intervención. Un mensaje desde ese espacio
en el margen que es un sitio de creatividad y de poder, ese
espacio inclusivo en el que nos rescatamos a nosotros mis-
mos, donde nos movemos en solidaridad para borrar la ca-
tegoría colonizador/colonizado. La marginalidad es el es-
pacio de resistencia. Entra en este espacio. Encontrémonos
allí. Entra en este espacio. Os recibiremos como libertado-
res. (p. 152)

En estos reveladores pasajes hay muchos destellos de un


tipo diferente de geografía humana, uno que combina el ma-
terialismo terrenal y políticamente consciente de los análisis
de Primer Espacio y las ricas, a menudo metafóricas, repre-
sentaciones del espacio y la espacialidad característica de las
geografías de Segundo Espacio; y al mismo tiempo se estira
más allá de su mera combinación aditiva para crear «Otros»
espacios que están radicalmente abiertos y abiertamente radi-
calizados, que son simultáneamente materiales-y-metafóricos,

198

EDWARD SOJA.indd 198 09/07/2013, 14:09


reales-e-imaginados, basados concretamente en prácticas es-
paciales aunque también representados en imágenes estéticas
y literarias, recombinaciones imaginativas, perspectiva episte-
mológica, y así mucho más. hooks literalmente abre el espacio
vivido a nuevas miradas y expectativas que se extienden más
allá de las fronteras habituales de la imaginación geográfica
tradicional.
Pero sobre lo que quiero llamar vuestra atención es en las
implicaciones específicamente políticas del énfasis de hooks en
«escoger el márgen como un espacio de apertura radical» y su
adopción explícita, aun cuando cauta, de un postmodernismo
radical, ya que es esta combinación de una amplia imaginación
de Tercer Espacio, una adhesión estratégica a la nueva política
cultural de la diferencia y la identidad, y un posicionamiento
crítico postmoderno radical, lo que se ha convertido en la
fuente de algunos de los mejores nuevos escritos no sólo de
mujeres radicales de color como bell hooks sino del campo
más amplio del feminismo y la crítica post-colonial. Aquí hay
una breve muestra del capítulo 4 de Soja (1996), «Ampliando
la abertura del Tercer Espacio». Los números de página se re-
fieren al capítulo, no a las fuentes originales.
De la artista y crítica urbana Rosalyn Deutsche (1988),
sobre el significado del desarrollo geográfico desigual en la
ciudad y el «diseño espacial» como una herramienta para el
control social de clase, raza y género:

El análisis de Lefebvre sobre el ejercicio espacial del poder


como una construcción y conquista de la diferencia, aun-
que está plenamente basado en el pensamiento marxista,
rechaza el economicismo y la previsibilidad, abriendo
posibilidades para avanzar el análisis de la política espacial
dentro de la esfera del discurso anti-colonialista y feminis-
ta y en la teorización de la democracia radical. Con mayor

199

EDWARD SOJA.indd 199 09/07/2013, 14:09


éxito que nadie del que yo conozca, Lefebvre ha precisado
el funcionamiento del espacio como ideología y construi-
do las bases para críticas culturales del diseño espacial
como herramienta de control social. (p. 106)

De Technologies of Gender (1987) de Teresa de Lauretis,


llevando el «sujeto del feminismo» más allá de la simple
dicotomía Hombre/Mujer hacia un marco más amplio de
representaciones culturales relacionadas con clase, raza y
sexualidad. Nótese cómo de Lauretis, al igual que hooks, en-
trelaza lo material y lo metafórico para definir la importancia
de espacios en el márgen:

[Estamos buscando] el «otro lugar» del discurso, aquí y


ahora, el punto ciego o espacio muerto, o sus represen-
taciones. Pienso en ello como espacios en el margen de
los discursos hegemónicos, espacios sociales que se abren
camino en los intersticios de instituciones y en los resqui-
cios y las fisuras de los aparatos de poder-conocimiento
(...). Es un movimiento entre lo (representado) y lo que la
representación deja fuera o, más directamente, hace irre-
presentable. Es un movimiento entre el espacio discursivo
(representado) y el espacio muerto, el «otro lugar» de estos
discursos (...). Estos dos espacios no están ni en oposición
uno con otro ni ensartados en una cadena de significados,
sino que existen simultáneamente y en contradicción. (pp.
111-112)

Otra recién llegada a las disciplinas espaciales, Barbara


Hooper, centra su trabajo en la interacción disruptiva entre
cuerpos, ciudades y textos en un texto manuscrito sin publi-
car que se centra en «El caso del ciudadano Rodney King»
(1994):

200

EDWARD SOJA.indd 200 09/07/2013, 14:09


El espacio del cuerpo humano es quizá el sitio más impor-
tante para observar la producción y la reproducción del
poder (...). Se trata de un espacio físico concreto de carne y
piedra, de química y electricidad; es un espacio altamente
mediatizado, un espacio transformado por interpretacio-
nes y representaciones culturales; es un espacio vivo, un
espacio volátil de deseos y motivaciones conscientes e in-
conscientes — un cuerpo/el yo, un sujeto, una identidad:
es, en suma, un espacio social, una complejidad que afecta
el funcionamiento del poder y el conocimiento y el funcio-
namiento de las impredictibilidades vividas del cuerpo (...).
El cuerpo y el cuerpo político, el cuerpo y el cuerpo social,
el cuerpo y la ciudad, el cuerpo y el cuerpo-ciudadano, son
producciones íntimamente relacionadas (...). Estos actos
de diferenciación, separación y cierre implican espacios
materiales, simbólicos y vividos (...) y se practican como
políticas de la diferencia. (p. 114)

La geógrafa Gillian Rose lleva a su terreno el poder crítico


de la crítica espacial feminista para romper la hegemonía mas-
culinista que continúa dominando la disciplina. De Feminism
and Geography (1993):

El espacio social ya no puede imaginarse simplemente en


términos de un territorio de género. La geografía del sujeto
dominante y el feminismo cómplice ha sido quebrada por
las diversas espacialidades de diferentes mujeres. Así, está
emergiendo una imaginación geográfica dentro del feminis-
mo que, con el fin de indicar la complejidad de la cuestión
del feminismo, se expresa en una «plurilocalidad». En este
reconocimiento de la diferencia, los mapas sociales bidi-
mensionales son inadecuados. En su lugar, son necesarios
espacios estructurados en múltiples dimensiones. (p.124)

201

EDWARD SOJA.indd 201 09/07/2013, 14:09


Rose añade su propio desarrollo de la apertura radical del
espacio de hooks y de lo que yo he estado describiendo como
Tercer Espacio:

El tema del feminismo, por tanto, depende de una geogra-


fía paradójica con el fin de reconocer tanto el poder de los
discursos hegemónicos como para insistir en la resistencia.
Esta geografía describe aquella subjetividad tanto como
prisionera y como exiliada; permite que la cuestión del fe-
minismo ocupe tanto el centro como el margen, el interior
y el exterior. Es una geografía estructurada por la tensión
dinámica entre estos polos, y es también una geografía
multidimensional estructurada por la diversidad de rela-
ciones sociales simultáneamente contradictorias. Es una
geografía que es tan múltiple y contradictoria y diferente
como la subjetividad que la imagina (...) una clase diferente
de espacio en la cual la diferencia se tolera más que se bo-
rra. (pp. 124-125)

Gloria Anzaldúa, poetisa y crítica cultural de los espacios


vividos que se encuentran en los espacios fronterizos a lo largo
de la frontera entre los Estados Unidos y México, crea otra
forma de «plurilocalidad» alrededor de lo que ella llama la
conciencia de la mestiza* o mestizaje** (1987), otra manera de
estar dentro y fuera al mismo tiempo:

Como mestiza, no tengo país, mi tierra natal me expulsa;


aunque todos los países son míos porque soy hermana o
amante potencial de cada mujer, (como lesbiana, no tengo
raza, mi propia gente me niega: pero soy todas las razas

*
N.T.: En castellano en el original.
**
N.T.: En castellano en el original.

202

EDWARD SOJA.indd 202 09/07/2013, 14:09


porque tengo lo más extraño de cada raza en mi) (...). Soy
un amasijo, que une y junta, y que no sólo ha dado lugar
a un producto de la oscuridad y a un producto de la luz,
sino también a un producto que cuestiona las definiciones
de luz y oscuridad y les da nuevos significados. (pp. 128-
129)

La poética de Anzaldúa también viaja en la teorización del


espacio:

Necesitamos teorías que reescriban la historia utilizando


la raza, la clase, el género y la etnicidad como categorías de
análisis, teorías que crucen fronteras, que disuelvan límites
(...). Porque no se nos permite entrar en el discurso, por-
que a menudo estamos apartados o excluidos de él, porque
lo que pasa por teoría estos días es un territorio prohibido
para nosotras, es vital que ocupemos el espacio de la teo-
rización, que no permitamos que sea ocupado únicamente
por hombres y mujeres blancos. Introduciendo nuestros
propios enfoques y metodologías, transformamos este es-
pacio de teorización. (p. 129)

De entre todos los críticos del eurocentrismo y el post-


colonialismo, probablemente haya sido Edward Said quien
ha recibido mayor atención por parte de los geógrafos hu-
manos. La excelente exposición de Derek Gregory sobre las
«Geografías imaginativas» (1995) nos proporciona las siguien-
tes observaciones de Said:

Así como ninguno de nosotros está fuera o más allá de la


geografía, ninguno de nosotros queda completamente al
márgen de la lucha por la geografía. Esta lucha es compleja
e interesante porque no se basa sólo en soldados y caño-

203

EDWARD SOJA.indd 203 09/07/2013, 14:09


nes sino también en ideas, formas, imágenes e imaginados
(…). Por mi parte, lo que hago es repensar la geografía (...)
siguiendo de cerca la constelación cambiante de poder, co-
nocimiento y geografía. (pp. 137-138).

Finalmente, algunos pasajes de Homi Bhabha, cuyo fasci-


nante trabajo sobre la «localización de la cultura» y la noción
de «hibridación» se enmarca en su propia conceptualización
de un «third space» similar y sin embargo diferente de lo que
se ha venido definiendo como Tercer Espacio en este capítulo.
Tomado de «The third space» (1990):

Todas las formas de cultura están continuamente en un


proceso de hibridación. Pero, para mi, la importancia de la
hibridación no está en ser capaz de encontrar dos momen-
tos originales a partir de los cuales emerge un tercero, sino
más bien la hibridación es un «third space» que permite la
emergencia de otras posiciones. Este third space desplaza las
historias que lo constituyen y establece nuevas estructuras
de autoridad, nuevas iniciativas políticas, que son entendi-
das de modo inadecuado a través del conocimiento recibido
(...). El proceso de hibridación cultural da como resultado
algo diferente, algo nuevo e irreconocible, una nueva área de
negociación del significado y la representación. (p. 140)

Bhabha fundamenta su third space en las perspectivas del


postmodernismo, el post-colonialismo y el post-feminismo,
pero nos insta a ir «más allá», a cruzar fronteras, «a vivir de
algún modo más allá del límite de nuestros tiempos». De «The
Location of Culture» (1994):

Es significativo que las capacidades productivas del third


space tengan una procedencia colonial o postcolonial.

204

EDWARD SOJA.indd 204 09/07/2013, 14:09


Porque la disposición para descender a este territorio ajeno
—al que yo os he llevado— puede revelar que el recono-
cimiento teórico de este espacio repartido de enunciación
puede abrir el camino a conceptualizar una cultura interna-
cional, basada no el exoticismo del multiculturalismo o de la
diversidad de culturas, sino en la inscripción y articulación
de la hibridación de la cultura. Con ese fin debemos recor-
dar que es en el «inter» —lo más avanzado de la traducción
y la negociación, el espacio in-between— el que carga con el
peso del significado de la cultura (...). Y al explorar este third
space, podemos eludir la política de la polaridad y emerger
como otros de nosotros mismos. (p. 141)

TESIS V: Continuando con el proyecto iniciado por Lefebvre y desarro-


llándolo en nuevas direcciones que repercutan con mayor relevancia
contemporánea, los nuevos geógrafos humanos que emergen de los
estudios culturales críticos están explícitamente espacializando la subje-
tividad radical y la práctica política, imbuyendo ambas con una conciencia
espacial crítica que se extiende mucho más allá de lo que ha existido en
el pasado. Reflejando lo que antes se describió como un giro ontológico
y un thirding-as-Othering crítico, estos autores están abriendo un campo
nuevo y relativamente inexplorado de acción política radical centrado y si-
tuado en la producción social del espacio vivido, una elección estratégica
que se dirige a la constitución de una comunidad de resistencia que pue-
de ser tan empoderadora y potencialmente emancipadora como aquellas
formadas alrededor de la formación de la historia y la constitución de las
sociedades humanas.

Nunca antes las geografías humanas han recibido tanta


atención transdisciplinar. Pero las mejores geografías humanas
son de un tipo diferente, más amplias en su alcance, más empo-
deradas y potencialmente empoderadoras, más explícitamente
politizadas en muchos niveles diferentes de formación de co-
nocimiento, de la ontología a la praxis, de lo materialmente
concreto a lo imaginativamente abstracto, del cuerpo al plane-
ta. Se hacen más «reales» al ser al mismo tiempo «imaginadas».

205

EDWARD SOJA.indd 205 09/07/2013, 14:09


El uso metafórico de espacio, territorio, geografía, lugar y
región raramente va más allá de una base material, un «realei-
maginado» que señala su alteridad intencional de las geografías
más convencionales. El Tercer Espacio como Espacio Vivido
se caracteriza como multifacético y contradictorio, opresivo
y liberador, apasionado y rutinario, conocible e inconocible.
Es un espacio de obertura radical, un sitio de resistencia y de
lucha, un espacio de múltiples representaciones, investigable
a través de sus oposiciones binarias pero también donde il
y a toujours l’Autre, donde siempre hay «otros» espacios,
heterotopologías, geografías paradójicas a explorar. Es un
terreno de encuentro, un sitio de hibridación y mestizaje* y
movimiento más allá de los límites establecidos, un margen o
un borde en el que los lazos pueden cortarse o también donde
nuevos lazos pueden forjarse. Puede trazarse un mapa de él
pero nunca podrá ser capturado en las cartografías conven-
cionales; puede imaginarse de modo creativo pero sólo tiene
sentido cuanto es practicado y vivido completamente.
En los dos últimos siglos, la subjetividad radical y la ac-
ción política progresista en relación a las desiguales relaciones
de poder asociadas con la clase, la raza y el género han estado
relacionados fundamentalmente con intervenciones delibera-
das en la historicalidad y socialidad de la vida humana, con
la manera en que las sociedades hacen la historia y organizan
sus relaciones sociales y modos de producción. En su mayor
parte, estas luchas han tendido a permanecer relativamente
confinadas a canales separados de identidad y conciencia co-
lectiva, con la clase, la raza o el género (codificados en Grandes
Dicotomías tales como Capital frente a Trabajo, Blanco frente
a Negro, Hombre frente a Mujer) ocupando posiciones esta-

*
N.T.: En castellano en el original

206

EDWARD SOJA.indd 206 09/07/2013, 14:09


blecidas y arraigadas tan privilegiadas teorética y políticamen-
te que la formación de coaliciones efectivas entre esos canales
a menudos chauvinistas y exclusivos ha sido extremadamente
difícil. Incluso cuando se han establecido vínculos, éstos han
tendido a ser inestables, dado que cada movimiento radical te-
nía una priorización distintiva y exclusiva de su particular eje
binario de opresión.
Inspirado por la ruptura de estas epistemologías políticas
modernas totalizantes (esto es, las ortodoxias del marxismo,
el feminismo radical y el nacionalismo negro) y por la posi-
bilidad de un postmodernismo radical (una posibilidad que
aún muchos en la izquierda rehúsan reconocer), un nuevo
movimiento socio-espacial o «comunidad de resistencia» está
empezando a desarrollarse alrededor de lo que estoy descri-
biendo como una conciencia de Tercer Espacio y una política
cultural progresista que busca romper y borrar los diferencia-
les de poder específicamente especiales que surgen de la clase,
la raza, el género y muchas otras formas de marginalización o
periferización (ambos procesos fundamentalmente espaciales)
de grupos determinados de personas. Más que funcionar a tra-
vés de canales separados y exclusivos, este nuevo movimiento/
comunidad es insistentemente inclusivo (radicalmente abierto)
y recombinativo, buscando nuevas formas de construir puen-
tes y coaliciones a través de todos los modos de subjetividad
radical y resistencia colectiva. En esta construcción de coali-
ciones, hay una conciencia espacial compartida y una determi-
nación colectiva a tomar un mayor control sobre la producción
de nuestros espacios vividos que proporciona un fundamento
básico —el aglutinador largamente ausente— para la solidari-
dad y la práctica política.
La construcción de coaliciones es una estrategia política
consolidada, pero estas coaliciones progresistas inicialmente
se habían movilizado en el sentido más amplio para tomar el

207

EDWARD SOJA.indd 207 09/07/2013, 14:09


control colectivo sobre el curso de la historia y de la manera
en que las relaciones sociales de poder y status se constituyen
y mantienen; es decir, para redirigir las desigualdades y la
opresión producidas en el curso histórico del desarrollo de la
sociedad. Las nuevas coaliciones retienen esas fuentes que dan
poder a la movilización y a la identidad política, pero le añaden
una conciencia y subjetividad espacial revigorizada, una con-
ciencia de que la espacialidad de la vida humana, la formación
de las geografías humanas, el nexo espacio-conocimiento-po-
der también contiene las fuentes de la opresión continuada, la
explotación y la dominación.
Esta nueva forma espacializada de lucha individual y co-
lectiva está aún en sus fases iniciales y no es todavía una gran
fuerza en la política contemporánea. Y debe reconocerse que
la nueva política espacial no se limita exclusivamente a las
fuerzas progresistas. Ciertamente, los enfoques conservadores
y neoliberales de la política espacial en la nueva era de la glo-
balización y reestructuración económica ha ganado fuerza de
modo significativo en los últimos treinta años en todo el mun-
do. Por ello es de la máxima importancia que los pensadores y
activistas progresistas dejen de lado sus conflictos internos so-
bre el postmodernismo (y la geografía) para encontrar nuevas
formas de enfrentarse estratégicamente con la derecha post-
moderna en la lucha por modelar nuestros mundos contempo-
ráneos. Debemos reconocer y participar en los crecientes sitios
y comunidades de resistencia y afirmación a los que bell hooks
y otros nos invitan a entrar, para avanzar en una solidaridad
conscientemente espacial e iniciar un proceso de re-visión del
futuro. Esta oportunidad para afirmar la creciente importan-
cia, estratégicamente teorética y política, de la imaginación
espacial crítica tal vez sea lo más nuevo y diferente —y lo más
estimulante y fascinante— de la geografía humana actual.

208

EDWARD SOJA.indd 208 09/07/2013, 14:09


Bibliografía
ANZALDÚA, Gloria (1987), Borderlands/La Frontera: the new mesti-
za. San Francisco: Aunt Lute.
ANZALDÚA, Gloria (ed.) (1990), Making Face/Making Soul. San
Francisco: Aunt Lute.
BHABHA, Homi K. (1990), «The third space: interview with Homi
Bhabha», en Jonathan Rutherford (ed.). Identity: Community,
Culture, Difference. Londres: Lawrence & Wishart, pp. 207-221.
— (1994), The Location of Culture. Nueva York: Routledge. [trad.
cast.: El lugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial, 2002].
DE LAURETIS, Teresa (1987), Technologies of Gender: Essays on
Theory, Film and Fiction. Londres: Macmillan.
DEUTSCHE, Rosalyn (1988), «Uneven development», October, 47;
pp. 3-52.
GREGORY, Derek (1995), «Imaginative geographies», Progress in
Human Geography, 19; pp. 447-485.
hooks, bell (1990), Yearning: Race, Gender and Cultural Politics.
Boston: South End Press.
HOOPER, Barbara (1994), «Bodies, cities, texts: the case of citizen
Rodney King». (manuscrito no publicado).
LEFEBVRE, Henri (1976), The Survival of Capitalism. Londres: Allison
and Busby. [trad. al inglés de La survie du capitalisme: la re-pro-
duction des rapports de production. París: Anthropos, 1973].
— (1991), The Production of Space. Oxford: Blackwell [traducción
del original francés: La production de l’espace. París: Anthropos,
1974].
ROSE, Gillian (1993), Feminism and Geography. Cambridge: Polity
Press.
SOJA, Edward W. (1989), Postmodern Geographies: The Reassertion
of Space in Critical Social Theory. Londres: Verso.
— (1996), Thirdspace: Journeys to Los Angeles and Other Real-
and-Imagined Places. Oxford: Blackwell.

209

EDWARD SOJA.indd 209 09/07/2013, 14:09


TENSIONES URBANAS: GLOBALIZACIÓN,
REESTRUCTURACIÓN ECONÓMICA Y TRANSICIÓN
POSTMETROPOLITANA*

Poco después de los disturbios de Los Ángeles de 1992 que


siguieron a la sentencia de Rodney King, Los Angeles Times
publicó un artículo firmado por Robin Wright con el título
«Los disturbios como síntoma de una tendencia urbana mun-
dial». El artículo se centraba en el entonces reciente informe de
las Naciones Unidas sobre las tendencias urbanas mundiales y
argumentaba que lo que pasó en 1992 fue el fruto de «una re-
volución urbana que tiene lugar en los cinco continentes como
resultado de condiciones muy parecidas a las que existen en
Los Ángeles: crimen, tensiones raciales y étnicas, dificultades
económicas, enormes disparidades de riqueza, escasez de ser-
vicios sociales, infraestructuras deterioradas.» Ahondando en
el informe mencionado de la ONU, se afirmaba directamente
que en Estados Unidos existía la mayor distancia entre riqueza
y pobreza de todo el mundo desarrollado, que esta distancia
era mayor en Nueva York y Los Ángeles, y que la polarización
urbana que caracteriza a las dos mayores ciudades del país era
comparable a la que se podía encontrar en Karachi, Mumbai y
Ciudad de México. Intencionadamente, el informe pronostica-
ba luego que «la pobreza urbana será el problema más signifi-
cativo y políticamente más explosivo del próximo siglo.»1
Lo que me propongo aquí es elaborar algunos problemas
clave que se han ido manifestando al intentar explorar las im-

* Traducido de «Urban Tensions: Globalization, Economic Restructuring,


and the Postmetropolitan Transition» en Lourdes Benería & Savitri Bisnath (eds.).
Global Tensions. Challenges and Opportunities in the World Economy. Londres:
Routledge, 2004; pp. 275-290.
1. Robin Wright. «Riots Called Symptoms of Worldwide Urban Trend», en
Los Angeles Times, 25 de mayo de 1992.

210

EDWARD SOJA.indd 210 09/07/2013, 14:09


plicaciones globales de un hecho urbano específico que tuvo
lugar en Los Ángeles de finales de abril a principios de mayo
de 1992 y que ha sido descrito por diversos autores como las
«Revueltas de la Justicia». Esos problemas incluyen las trans-
formaciones urbanas mundiales que se han venido producien-
do en los últimos treinta años; el grado en que estas transfor-
maciones están íntegramente relacionadas con las crecientes
desigualdades y la polarización social y espacial; cómo esos
cambios producen la exacerbación de tensiones específicamen-
te urbanas, y cómo lo que sucedió en Los Ángeles en 1992 es
justamente representativo de estas tendencias urbanas.2

Definiendo las tensiones específicamente urbanas


En cualquier valoración de las grandes «tensiones globales»
que afectan a la vida en el siglo XXI puede elaborarse —como
haremos aquí— un potente argumento de que las tensiones
específicamente urbanas se hallan entre las más explosivas
socialmente, las más complejas culturalmente y las que su-
ponen mayores desafíos políticos. Al describir las tensiones
asociadas con la creciente pobreza y polarización social como
«específicamente urbanas» no sólo pretendo decir que tienen
lugar en ciudades más que en áreas rurales o no urbanizadas,
aunque sea importante tener en cuenta esta diferencia estadís-
tica por si misma.3 Que sean específicamente urbanas implica

2. Mucho de lo que sigue está extraído de Postmetropolis donde se tratan


muchos de estos temas con mayor detalle. Véase Edward W. Soja. Postmetropolis:
Critical Studies of Cities and Regions. Oxford: Blackwell, 2000.
3. Por ejemplo, un informe editado por la Fundación Milton S. Eisenhower
en 1998 observaba que en las tres décadas precedentes (1968-98) la proporción de
pobres estadounidenses viviendo en áreas metropolitanas había aumentado en un
50%: de casi la mitad al 77% del total. Para mayor información sobre este informe
véase Alissa J. Rubin. «Racial Divide Widens, Study Says», en Los Angeles Times,
1 de marzo de 1998.

211

EDWARD SOJA.indd 211 09/07/2013, 14:09


también que surgen de, y en buena medida son causadas por,
las condiciones urbanas contemporáneas y los procesos socia-
les y espaciales que producen dichas condiciones. Ésta no es
una distinción inocente, ya que implica la existencia de dos
enfoques muy diferentes de la teoría y el análisis urbano: uno,
que ve la ciudad como un telón de fondo neutral de procesos
y relaciones esencialmente sociales; otro, que contempla lo ur-
bano en si mismo, y sus especificidades y atributos sociales y
espaciales como una parte significativa de la explicación de los
fenómenos a estudiar. Este último será el enfoque que adopta-
remos aquí.4
Hay aún dos supuestos adicionales que guían el presente
análisis. El primero contempla la globalidad de las tensiones
urbanas contemporáneas y las condiciones que dan lugar a
ellas. En otras palabras, estas condiciones y tensiones específi-
camente urbanas no se limitan exclusivamente a las ciudades o
a lo que a menudo se define de modo restrictivo como escala
urbana o local. En la actualidad, quizá más que nunca, las ten-
siones urbanas resuenan a escala regional, nacional y global.
En este sentido, las tensiones urbanas son tensiones globales
y deben ser interpretadas como tales. Ello lleva directamente
al segundo supuesto, que las tensiones urbanas y sus causas
inmediatas son significativamente diferentes que hace treinta
años, lo cual significa que deben tratarse incluyendo las pro-
piedades distintivas de las condiciones urbanas contempo-
ráneas y la huella de los procesos de urbanización nuevos y
diferentes que han remodelado las ciudades y la vida urbana
durante las tres pasadas décadas. En este periodo, las ciudades
han cambiado de modo más dramático que en cualquier otro
periodo equivalente de los últimos doscientos años. Para en-

4. Para más detalles sobre esta distinción, véase Postmetropolis, op. cit., pp.
3-18.

212

EDWARD SOJA.indd 212 09/07/2013, 14:09


tender y tratar los muchos problemas que se derivan de esos
cambios, sin embargo, hay que revisar y evaluar críticamente
los enfoques tradicionales para el estudio de las ciudades y el
desarrollo de políticas de mejora urbana.
Reivindicarlo así no es ignorar el pasado. Que la pobreza
urbana es un problema significativo y políticamente explosi-
vo no es, desde luego, una idea nueva. Es una afirmación que
se podría haber realizado con referencia a muchas partes del
mundo en casi cualquier momento de los dos últimos siglos.
Lo que es nuevo y diferente, sin embargo, es que ahora el pro-
blema es de una magnitud que requiere una atención especial
y sus particularidades ya no pueden considerarse como meras
variaciones menores de tendencias largas y de continuidades
históricas. Reconocer que el cómo y el por qué de las causas
y de las expresiones actuales de la pobreza urbana ya no son
lo que eran hace treinta años empieza por reconocer la obvia
amplitud global del fenómeno urbano contemporáneo, y re-
quiere también poner en primer plano los cambios específicos
que se han producido en las ciudades desde las crisis urbanas
mundiales de los años 1960.
Como se ha dicho antes, algo parecido a una revolución
urbana ha tenido lugar en ciudades de todo el mundo ha-
bitado de modo que, en la actualidad, un número creciente
de las principales ciudades mundiales están experimentando
condiciones igualmente inestables de pobreza urbana y polari-
zación socioespacial. Visto de un modo algo diferente, lo que
esto sugiere es que nunca antes la condición urbana general
había sido tan similar en las principales área metropolitanas de
lo que tradicionalmente llamamos Primer, Segundo y Tercer
Mundo. Todos los procesos de cambio se desarrollan de modo
desigual geográficamente y existen diferencias significativas
entre culturas y continentes, pero las cualidades distintivas
de lo urbano como modo de vida son compartidas en todo el

213

EDWARD SOJA.indd 213 09/07/2013, 14:09


mundo hasta un punto que jamás antes se había alcanzado, al
menos desde los orígenes de la ciudad capitalista industrial.

El impacto urbano de la globalización


y de la reestructuración económica
Esta condición urbana crecientemente compartida es, en
gran medida, el resultado de dos fuerzas principales que han
remodelado radicalmente casi todos los aspectos de la vida
contemporánea en las últimas tres décadas. La más amplia-
mente estudiada y probablemente también la más a menudo
sobreenfatizada, es la globalización, o más específicamente
la globalización del capital, del trabajo y de la cultura. Los
impactos de la globalización, geográficamente desiguales, no
se limitan a lo que se denomina ciudades globales o ciudades
mundiales sino que han venido afectando, en grados diferentes,
virtualmente a todos los lugares del planeta. De hecho, puede
afirmarse que un componente integral, aunque relativamente
poco estudiado, de estos procesos de globalización ha sido la
misma difusión mundial del capitalismo industrial urbano.
Dicho de otro modo, todo el mundo está sufriendo en algún
grado, como nunca antes, el impacto de una determinada for-
ma de urbanización avanzada de base urbana que hasta ahora
había estado prácticamente limitada a los países y ciudades del
Primer Mundo.
No obstante, no hay duda de que los efectos de la glo-
balización están altamente concentrados y son más visibles
en las principales aglomeraciones urbanas del mundo. Esta
concentración de capital, trabajo y diversidad cultural globa-
lizados ha ido asociado a un cambio espectacular del tamaño
de las ciudades, algunas de las cuales han sobrepasado los 25
millones de habitantes, una cifra que treinta años atrás hubie-
ra sido inconcebible. También ha conducido a la formación

214

EDWARD SOJA.indd 214 09/07/2013, 14:09


de nuevas redes y jerarquías de regiones urbanas globales,
las cuales tienden cada vez más a interactuar transnacional-
mente, es decir, que interactúan económicamente entre ellas
tanto o más que con otras ciudades dentro de sus respectivos
estados-nación. Reflejo de esta nueva ola de urbanización, y
de los masivos flujos migratorios transnacionales que llevan
aparejados, es el extraordinario hecho de que en la próxima
década la mayoría de la población mundial, por primera vez
en su historia, vivirá en regiones metropolitanas de más de
un millón de habitantes. Ello contribuye a explicar por qué
la pobreza es cada vez más una cuestión urbana, y por tanto
menos rural de lo que acostumbraba a ser, a la vez que se vie-
ne a añadir a la idea de que las tensiones urbanas son ahora
también tensiones globales.
En estrecha relación con la globalización, y estimulada
igualmente por la revolución en las tecnologías de la infor-
mación y de las comunicaciones (TIC), se ha producido una
reestructuración económica urbana y regional pronunciada
y de origen aún más endógeno. Los últimos treinta años han
visto una transformación radical de la base económica de las
ciudades del Primer Mundo. Esta transformación ha sido des-
crita como el paso de un sistema de producción y consumo en
masa keynesiano y fordista, concentrado en grandes regiones
urbanas como el Ruhr, el Nordeste de Inglaterra y el cinturón
industrial norteamericano, a sistemas postfordistas de indus-
trialización flexible y con uso intensivo de información, aso-
ciados a la desintegración vertical del proceso de producción y
a la reaglomeración espacial de empresas en nuevos clusters o
distritos, muchos de los cuales no habían sido industriales con
anterioridad. En los países industriales avanzados esta «nueva
economía» aún en formación es el resultado de procesos com-
binados de desindustrialización, los cuales afectan básicamente
a las viejas economías urbanas y regionales fordistas y rein-

215

EDWARD SOJA.indd 215 09/07/2013, 14:09


dustrialización, sobre todo en las ciudades-región industriales
postfordistas.5
De modo significativo, las formas avanzadas de la nueva
economía han sido selectivamente globalizadoras, expandién-
dose por áreas que nunca antes habían conocido una indus-
trialización urbana avanzada. Los más sobresalientes de estos
«nuevos espacios industriales» son los NIC (acrónimo inglés
para «países de nueva industrialización»), un creciente número
de países recientemente industrializados que han borrado las
que una vez fueron claras barreras entre el Primer y el Tercer
Mundo. En una escala diferente encontramos zonas suburba-
nas industrializadas o «greenfields» como el Silicon Valley en
California y muchos de los parques tecnológicos de Europa y
Japón. Acentuando aún más esta convergencia urbano-indus-
trial, la Nueva Economía ha ido expandiendo sus efectos por el
antiguo Segundo Mundo en modos que tan sólo estamos empe-
zando a comprender. No cabe duda de que la división interna-
cional del trabajo, que durante tanto tiempo sostuvo la tradicio-
nal partición entre el Primer, el Segundo y el Tercer Mundo, no
ha desaparecido pero es que, además, también está claro que las
que una vez fueron fronteras bastante estables se han borrado
progresivamente y se han redefinido por los efectos combina-
dos de la globalización y la reestructuración económica.

Tensiones urbanas y transición postmetropolitana


Considérense los cambios urbanos internos generados por la
globalización y la reestructuración económica y examínese

5. Para una panorámica de la literatura sobre este proceso de reestructu-


ración industrial, véase el capítulo 6, «The Postfordist Industrial Metropolis:
Restructuring the Geopolitical Economy of Urbanism» en Postmetropolis, op. cit.,
pp. 156-188.

216

EDWARD SOJA.indd 216 09/07/2013, 14:09


cómo contribuyen a las crecientes tensiones urbanas asocia-
das con la pobreza y la desigualdad cada vez mayores. Como
muchos han observado, las ciudades y las realidades urbanas
han cambiado a un ritmo extraordinariamente rápido, dando
lugar a lo que para algunos es la transformación más notable
del capitalismo industrial desde su origen hace más de doscien-
tos años. Me referiré a esta reconfiguración de la metrópolis
moderna, lo que la ONU ha llamado una «revolución urbana»,
como transición postmetropolitana, e intentaré explicar por
qué y de qué modo las tensiones urbanas crecientes y la ex-
pansión políticamente volátil de la pobreza y la polarización
urbana parecen haberse producido dentro de esta reestructu-
ración social y espacial aún en proceso. Para ilustrar este punto
me basaré principalmente en la manera en que la transición
postmetropolitana se ha llevado a cabo en la región urbanizada
de Los Ángeles, teniendo en mente la «primavera violenta» de
1992.
Un factor clave asociado a las crecientes tensiones urbanas
en casi todas las principales regiones urbanas del mundo ha
sido la creciente heterogeneidad cultural de las poblaciones
urbanas, resultante sobre todo del aumento extraordinario
de las migraciones transnacionales, o de lo que algunos han
llamado la globalización del trabajo. La combinación de estas
fuerzas ha creado las ciudades más heterogéneas, en lo cultural
y en lo étnico, que jamás hayan existido. Para dar un ejemplo
extremo, las pequeñas ciudades vecinas de Carson y Gardena
en el condado de Los Ángeles han conseguido tener y mante-
ner durante los últimos treinta años la inaudita característica
distintiva de tener una población con un equilibrio casi per-
fecto entre los cuatro principales grupos etno-raciales: anglos
(blancos no hispánicos), latinos, afro-americanos y asiáticos-
isleños del Pacífico, cada uno con una gran diversidad interna.
Dentro de los clasificados como asiáticos-isleños del Pacífico,

217

EDWARD SOJA.indd 217 09/07/2013, 14:09


por ejemplo, hay una cifra considerable de japoneses, chinos,
coreanos, vietnamitas, tailandeses, hawaianos y samoanos. En
las escuelas, los parques infantiles, y los campos de deporte
se hablan docenas de idiomas diferentes, lo mismo que en la
cercana California State University en Dominguez Hills, re-
cientemente clasificada como el segundo campus con mayor
diversidad étnica de los Estados Unidos. Aunque las barreras
y las culturas distintivas de estos agrupamientos étnicos cierta-
mente no han desaparecido, hay un aumento apreciable de lo
que podría llamarse contactos interculturales e hibridaciones,
así como una creciente conciencia de la misma diversidad. La
reciente apertura del primer museo explícitamente llamado de
la Diversidad en Carson ilustra esta progresiva conciencia.
En el otro extremo de estas concentraciones de diversidad
encontramos la multiplicación de enclaves étnicos, donde do-
mina una sola comunidad.
En el conjunto de ciudades del sudoeste del condado de Los
Ángeles, la población residente ha pasado de ser anglo, en casi
un 80% en el momento de los disturbios en el barrio de Watts
en 1965, a latina en más del 90% en la actualidad. Del mismo
modo, comunidades como la de Watts y de gran parte del resto
de Los Ángeles sur-centro que un día fueron predominante-
mente afro-americanas hoy tienen una mayoría latina. Tanto la
concentración como la dispersión de diferentes grupos nacio-
nales y étnicos han hecho del Gran Los Ángeles la localización
de las mayores concentraciones demográficas de mexicanos,
salvadoreños, guatemaltecos, coreanos, vietnamitas, tailande-
ses, samoanos, armenios e iraníes después de las de sus propios
países. Debe observarse, sin embargo, que esta creciente hete-
rogeneidad cultural no se limita a las ciudades norteamericanas.
Muchas ciudades europeas están experimentando aumentos
similares, siendo Ámsterdam uno de los ejemplos más impre-
sionantes: recientemente se han realizado proyecciones según

218

EDWARD SOJA.indd 218 09/07/2013, 14:09


las cuales, si siguen las actuales tendencias, dentro de veinte años
la población será mayoritariamente musulmana.
Para muchos, esta heterogeneidad cultural es una fuente
de supervivencia así como de creatividad y movilidad social,
pero tiene también el efecto de multiplicar las posibilidades de
conflictos interculturales y de violencia. La presencia creciente
de poblaciones inmigrantes sobre todo de países pobres en la
vida urbana y en la actividad laboral hace aparecer, a menudo
de forma provocada, un antagonismo con los residentes autóc-
tonos que defienden su territorio económico y político en la
ciudad. Ello ha generado nuevas olas de racismo y xenofobia
contra los inmigrantes en muchas regiones urbanas, a menudo
asociadas a movimientos esencialistas dirigidos a expulsar los
inmigrantes recién llegados. Cuando el paisaje urbano se llena
de una densa multiplicidad de divisiones económicas y cultu-
rales, se convierte en el escenario no sólo de luchas por los
recursos locales sino de muchos de los conflictos y confronta-
ciones que surgen en la economía geopolítica global. Muchas
guerras regionales del mundo hoy pueden encontrarse también
en las calles de Los Ángeles, Nueva York, Londres y París. Los
viejos dualismos de raza y clase permanecen, pero ahora están
revestidos y atravesados por un conjunto de polarizaciones
mucho más complejo y abigarrado, dando lugar a un paisaje
urbano que ya no puede describirse como un simple mosaico
sino como una geografía fractal en constante cambio.6
La creciente heterogeneidad cultural, con su expresión po-
pular en el término de multiculturalismo, está generando una

6. Un ejemplo de este nuevo tipo de polarización es este paisaje urbano fractal


que hay entre los inmigrantes filipinos y camboyanos en Los Ángeles. Procedentes
de dos países que están uno frente a otro en el Mar de la China Meridional, los cam-
boyanos tienen la menor renta familiar media de todos los grupos de inmigrantes
de Los Ángeles, mientras que los filipinos están cerca del más alto. Para una mayor
discusión sobre la ciudad fractal, véase Postmetropolis, pp. 246-297.

219

EDWARD SOJA.indd 219 09/07/2013, 14:09


nueva forma de política urbana que gira entorno de las com-
plejas cuestiones de la diferencia cultural, la representación y
la identidad. Esta nueva «política cultural» incluye tanto el
resurgimiento de un enérgico tradicionalismo, cuyo objetivo
es preservar los viejos valores y prácticas culturales, así como
nuevas formas de hibridez cultural y formación de identida-
des transnacionales. Términos ampliamente aceptados como
latinos o asiáticos-isleños del Pacífico son en si mismos el
producto de una política cultural dirigida a lograr una mayor
representación y una identidad colectiva más poderosa. Las ra-
mas más progresistas de esta política de la diferencia también
están contribuyendo al reciente renacimiento del interés por
repensar el concepto de ciudadanía y por redefinir las nocio-
nes de democracia local.7 Es pronto aún para opinar sobre esta
política cultural porque, aunque sus posibilidades progresistas
sean claras, también lo es que su desarrollo ha entrado ya en
conflicto con estructuras de poder y de autoridad más antiguas
y más establecidas en la región urbanizada global, multiplican-
do aún más las fuentes de tensión urbana tanto dentro como
entre culturas urbanas diferentes.
La reestructuración industrial post-fordista ha tenido tam-
bién grandes efectos en el paisaje urbano, aumentando su po-
tencial para generar conflicto y confrontación. Ha llevado, por
ejemplo, a cambios radicales en la estructura, la composición
y la organización espacial de los mercados laborales urbanos,
contribuyendo a más fragmentación, desigualdad, competen-
cia y polarización. Si antes fue una pirámide con un sector
central bien nutrido, el modelo de distribución de ocupacio-
nes e ingresos en la mayoría de las regiones urbanas del Primer

7. Véase, por ejemplo, Engin F. Isin (ed.). Democracy, Citizenship, and the
Global City. Londres: Routledge, 2000.

220

EDWARD SOJA.indd 220 09/07/2013, 14:09


Mundo ha desarrollado una nueva forma, con un pequeño
abombamiento en la cima, reflejando el creciente número
de empleos de alta retribución en la Nueva Economía y una
enorme hinchazón en la base, rebosante de una población ma-
yormente inmigrante compuesta sobre todo de trabajadores
pobres. Lejos de estar desempleados, los trabajadores pobres
están pluriempleados sin poder acumular suficientes ingresos
para superar de modo significativo el umbral de la pobreza.
Estos grupos tienden a coincidir, no sin tensión, con la pobla-
ción de personas sin hogar que dependen de la asistencia social
y que sobreviven fuera del mercado de trabajo formal, y que
han sido descritas específicamente como los «realmente desfa-
vorecidos» o la «clase urbana pobre permanente» para usar los
términos procedentes del trabajo de William Julius Wilson.8
La pirámide del mercado de trabajo, antaño bien nutrida
en el centro, se ha contraído simultáneamente en dos direc-
ciones: un número creciente de antiguos trabajadores de clase
media ha traspasado el umbral de pobreza mientras que otros,
en mucho menor número, y más popularmente conocidos
con el término de «yuppies» (acrónimo inglés para «jóvenes
profesionales urbanos»), han ascendido a categorías de alta
cualificación. En Los Ángeles, Nueva York, Miami y muchas
otras grandes regiones urbanizadas globales de Norteamérica,
la mayoría de la población urbana está caracterizada por un
visible contraste entre trabajadores pobres (que algunos esti-
man que llega al 40% de la población en el condado de Los
Ángeles) y lo que algunos llaman la clase profesional-direc-
tiva-ejecutiva. Aunque recuerde a la dualidad urbana entre

8. William Julius Wilson. When Work Disappears: The World of the New
Urban Poor. Nueva York: Vintage, 1996; y William Julius Wilson. The Truly
Disadvantaged: The Inner City, the Underclass, and Public Policy. Chicago:
University of Chicago Press, 1987.

221

EDWARD SOJA.indd 221 09/07/2013, 14:09


burguesía y proletariado, esta división de clases es mucho más
compleja, borrosa en sus límites, con mayores solapamientos
y menos predecible en sus aspectos políticos.
Esta doble contracción de la clase media, que supone una
clara inversión de las tendencias económicas de posguerra en
la mayoría de países industriales avanzados, es una fuente de
enormes presiones para la mayoría de poblaciones urbanas
para mantener sus antiguos estilos de vida y los ingresos fa-
miliares. Ese centro marcadamente polarizado del mercado de
trabajo urbano está ahora siendo llenado con nichos étnicos
especializados, que se añaden a las pautas de fragmentación
y polarización, ya que algunos grupos consiguen un empuje
adicional en la movilidad social gracias a esa especialización
étnica mientras que otros son dejados con poco más que em-
pleos sin porvenir. Este modelo es más pronunciado en los
Estados Unidos, donde el estado de bienestar ha sido más
débil que en Europa y se ha debilitado aún más en los últimos
años. Sin embargo, en la mayoría de las áreas urbanas de los
países industriales avanzados se experimenta algún grado de
contracción de la clase media y la emergencia de una particular
división étnica del trabajo. Y en aquellas otras ciudades sin un
grueso significativo de clase media en sus mercados de trabajo,
los contrastes entre ricos y pobres se exacerban.
La creciente población inmigrada, junto con otras causas de
polarización del mercado de trabajo, ha provocado un mayor
aumento no sólo de hogares con pluriempleados sino también
del número de trabajadores a tiempo parcial. En los Estados
Unidos, en particular, ello se ha acompañado por un crecimien-
to extraordinario del número de mujeres y niños que han entra-
do en el mercado de trabajo al tiempo que se han reducido los
hogares de familias nucleares con un único ingreso. Todo ello
ha traído nuevos términos y expresiones a nuestro vocabulario
urbano, como los DINKS (acrónimo inglés para double-income,

222

EDWARD SOJA.indd 222 09/07/2013, 14:09


no kids households, o hogares con doble sueldo y sin niños), los
nuevos huérfanos (adolescentes y viejos abandonados por sus
familias) y la feminización de la pobreza. También ha conduci-
do, en algunas ciudades con un rápido crecimiento, a una vuelta
a la esclavitud o al menos a la servidumbre doméstica, con in-
migrantes traídos ilegalmente a la ciudad, cuyos pasaportes son
retenidos en manos de sus «propietarios», trabajando por pura
supervivencia en fábricas donde son explotados o como criados
en hogares acaudalados. La formación de la Nueva Economía o
capitalismo flexible se ha asociado con un creciente estrés psico-
lógico y con tensiones familiares en todos los niveles de renta,
porque los hogares tienen que luchar contra las persistentes
presiones hacia la movilidad descendente.
En la cumbre de esta escala reestratificada de ingresos ha
sucedido aún algo más que ha contribuido a empeorar los pro-
blemas urbanos, especialmente en los Estados Unidos. En la
actualidad, el 10% de la población más rica controla propor-
cionalmente más riqueza que en ninguna otra época desde la
Gran Depresión. Esta asombrosa concentración de riqueza y
poder, favorecida por las políticas federales y la codicia empre-
sarial, constituye un problema en si misma. Cuando se exami-
nan más de cerca los cambiantes estilos de vida de las elites, sin
embargo, el problema es aún más insidioso por sus efectos en
la vida económica y política de las ciudades. Una gran cantidad
de ricos abandonan sus responsabilidades cívicas para vivir en
comunidades privatizadas apartadas y fuertemente protegidas,
lo que Ewan Mackenzie llama gobiernos residenciales priva-
dos o privatopías.9 Buscando cómo y teniendo los medios para
escapar de las tensiones urbanas reales y/o imaginadas, estos

9. Evan Mackenzie. Privatopia: Homeowner Associations and the Rise of


Residential Private Government. New Haven: Yale University Press, 1994.

223

EDWARD SOJA.indd 223 09/07/2013, 14:09


ricos aislados contribuyen cada vez menos con su riqueza a la
solución de los problemas urbanos.
La «secesión de los ricos» y la multiplicación de comuni-
dades cerradas y defendidas con armas son sólo una pequeña
parte de un proceso mucho más amplio que afecta a la forma
de la metrópolis contemporánea. Dicho de un modo simple,
la postmetrópolis se caracteriza crecientemente, y casi pue-
de llegar a ser definida, por lo que puede describirse como
la urbanización de los suburbios, dado que nuevas ciudades
crecen vertiginosamente en las afueras de los centro urbanos
establecidos, en gran parte como consecuencia de la forma-
ción de nuevos yacimientos de empleo comercial e industrial
como Silicon Valley, el condado de Orange y otros complejos
de alta tecnología alrededor de Boston, Londres, París, Tokio
y São Paulo. Conocidos habitualmente como edge cities (o
ciudades en el margen urbano), outer cities (o ciudades exte-
riores) e incluso postsuburbia (o evolución de los suburbios de
clase media), este proceso de urbanización regional ha diluido
muchas de las fronteras convencionales de las metrópolis,
especialmente entre lo urbano y lo suburbano. Además, ha
generado otros efectos tanto dentro como fuera en los casos
más destacados de outer city.
Gran parte de la atención dedicada a los problemas que
se derivan de esta reestructuración de la forma urbana se ha
centrado en poblaciones pobres, sobre todo minorías e inmi-
grantes, que se concentran en barrios de la inner city (o ciudad
central) y están cada vez más lejos de los empleos mejor pa-
gados, progresivamente más concentrados en las outer cities.
Esta situación de pobreza urbana altamente concentrada ha
creado lo que algunos autores llaman un desajuste espacial:
una distorsión perversa en la distribución de los empleos,
las viviendas y el transporte público que está reforzada por
desigualdades similares en cualificación y educación así como

224

EDWARD SOJA.indd 224 09/07/2013, 14:09


por la reconocida recientemente como «fractura digital» en
relación al acceso a los recursos del ciberespacio. Este es otro
indicador de cómo los nuevos procesos de urbanización con-
tribuyen a magnificar las desigualdades económicas y sociales
y a intensificar las tensiones urbanas.
Menos estudiados son otros aspectos problemáticos deri-
vados de la reestructuración de la forma urbana y de lo que
puede llamarse la urbanización geográficamente desigual de
los suburbios. Para tomar un caso extremo, varias outer cities
que rodean Los Ángeles han crecido rápidamente como resul-
tado de enormes concentraciones de viviendas relativamente
baratas. Aunque los promotores prometieron crecientes
oportunidades de empleo local, siguiendo la tónica del éxito
alcanzado por las outer cities cercanas, la verdad es que los em-
pleos no llegaron nunca a materializarse forzando a muchos
trabajadores a tener que realizar trayectos de hasta dos horas
y media hasta sus viejos lugares de trabajo. Estas off-the-edge
cities (o ciudades más allá de los márgenes), como yo las llamo,
pese su brillante apariencia (post)suburbana, se encuentran
entre los lugares más estresantes social y psicológicamente de
la postmetrópolis, con tasas extremadamente altas de suicidio,
violencia de género, abusos infantiles, divorcio, delincuencia y
otras señales de disfunción familiar y comunitaria.
El efecto acumulado de estas múltiples fuentes de tensión
urbana ha sido la creación y difusión de lo que Mike Davis
llama urbanismo obsesionado por la seguridad, nacido y ali-
mentado por las especificidades espaciales de lo que él descri-
be también como ecología del miedo.10 Esta obsesión por la
seguridad víctima de la ansiedad se intensifica por la creciente

10. Mike Davis. City of Quartz: Excavating the Future in Los Angeles.
Londres: Verso, 1990. [trad. cast.: Ciudad de cuarzo. Arqueología del futuro en Los
Ángeles. Madrid: Ediciones Lengua de Trapo, 2003]

225

EDWARD SOJA.indd 225 09/07/2013, 14:09


visibilidad de los pobres, los recién llegados, los extranjeros,
los «otros», en un momento en que los modelos tradicionales
de segregación y contención urbana ya no funcionan con la
misma efectividad de antaño. En el paisaje urbano cada vez
más volátil y fractal, el miedo está en el aire. No sólo las
tensiones urbanas son más abundantes en todas partes de
la ciudad, sino que también provoca grandes cambios en el
entorno construido, desde detalles en el diseño de las calles y
de los edificios a grandes configuraciones de la forma urbana.
Las urbanizaciones y los centros comerciales se diseñan cada
vez más como fortalezas, y son vigilados visualmente y por
megafonía, con cámaras y altavoces situados en lugares estra-
tégicos. En casi todas las ciudades la extensión de espacio pú-
blico se contrae al tiempo que las olas de privatización des-
regulada penetran en la esfera pública con mayores esfuerzos
de control social. Esto último queda simbolizado del modo
más intrusivo por la cámara de vigilancia, hoy una parte más
del paisaje cotidiano de las calles, como los semáforos o los
parquímetros.
Aún cuando es Los Ángeles la que mejor puede personifi-
car la «ciudad carcelaria» con su urbanismo obsesionado por la
seguridad, en la mayoría de las regiones urbanizadas del mundo
suceden cosas similares. En Splintering Urbanism, Graham y
Marvin estudian las periferias en crecimiento explosivo de me-
gaciudades como Yakarta, Estambul, Manila y Johannesburgo,
donde proliferan complejos de Nuevas Ciudades proyectadas
para aislar a los ricos.11 Basándose en el trabajo de Teresa
Caldeira, también han examinado otra postmetrópolis repre-
sentativa, São Paulo, con sus «enclaves fortificados» igualmen-

11. Stephen Graham & Simon Marvin. Splintering Urbanism: Networked


Infrastructures, Technological Mobilities, and the Urban Condition. Londres:
Routledge, 2001.

226

EDWARD SOJA.indd 226 09/07/2013, 14:09


te aislados en sus, ahora múltiples, centros.12 Al igual que con
muchos otros aspectos de la transición postmetropolitana, el
origen de esta fortificación del paisaje urbano puede hallarse
en las fuerzas de la globalización y reestructuración económi-
ca y verse así como un factor que contribuye a las tensiones
crecientes que surgen del nuevo orden urbano.

¿Un nuevo período de crisis urbanas?


Como se ha dicho, el conjunto de problemas asociados con la
profundización de la pobreza y el gran número de tensiones
urbanas que genera no es en conjunto algo enteramente nuevo
aunque hay, sin embargo, suficientes diferencias en términos
cuantitativos y cualitativos que requieren nuevas formas de
comprensión, análisis y respuesta política. No quiero sugerir
que los enfoques tradicionales a estos problemas y los intentos
para resolverlos tengan que ser descartados, sino más bien que
deben reestructurarse de modo que estén más en sintonía con
los nuevos contextos urbanos que se han venido formando en
los últimos treinta años.
Dicho de modo simple, la pobreza urbana (y prácticamente
todo lo que esté asociado con ella) ya no es exactamente lo que
era, y esa diferencia es importante. Entender las crecientes ten-
siones urbanas tanto en sentido teórico como práctico necesita
una comprensión efectiva de los nuevos procesos de urbani-
zación generados por las complejas fuerzas asociados con la
globalización y la reestructuración económica. Esta compren-
sión es tanto más urgente pues hay signos de que, treinta años

12. Teresa Caldeira. «Fortified Enclaves: The New Urban Segregation», en


Public Culture, 8, 1996; pp. 303-328; y Teresa Caldeira. City of Walls: Crime,
Segregation, and Citizenship in São Paulo. Berkeley & Los Angeles: University of
California Press, 1999.

227

EDWARD SOJA.indd 227 09/07/2013, 14:09


después de una crisis generada por la reestructuración que ha
afectado todas las escalas de nuestra vida de la local a la global,
podemos haber entrado en un nuevo periodo de formación de
crisis generada por los procesos de reestructuración, por la
globalización, por la formación de la Nueva Economía y por
los cambios asociados con la transición postmetropolitana.
En buena medida, la violenta sublevación que tuvo lugar
en Los Ángeles en 1992 fue un claro presagio de este nuevo
tipo de crisis urbana. Que ello tuviera lugar en la región ur-
bana global de Los Ángeles no es sorprendente ya que es en
este espacio urbano donde la transición postmetropolitana
ha alcanzado una de sus formas más avanzadas y exageradas.
Aunque originadas directamente por los continuos problemas
de racismo y violencia policial, las «Revueltas por la Justicia»
de 1992 fueron también una protesta masiva contra los efectos
localizados de la globalización y la reestructuración económi-
ca, esto es, contra las crecientes disparidades en la riqueza, el
deterioro de la vivienda y los servicios públicos, las crecientes
tensiones interétnicas, la insensibilidad del gobierno local, los
desajustes espaciales, el aumento de privatopías a expensas del
espacio público, y otras tensiones e injusticias atribuibles al
nuevo orden urbano más que al viejo.
En otras palabras, mientras que los disturbios de Watts de
1965 y todo el malestar urbano de los años 1960 en el mundo
eran la extensión de problemas específicos de la metrópolis
moderna y el capitalismo nacional del que formaban parte,
las Revueltas por la Justicia de Los Ángeles así como muchos
otros sucesos urbanos explosivos desde la caída del muro de
Berlín en 1989 deben interpretarse de manera más apropiada
como crisis de la postmetrópolis (o urbanismo postmoderno)
y del reconfigurado capitalismo flexible y global que ha sido
el principal responsable de las transformaciones urbanas de los
últimos treinta años.

228

EDWARD SOJA.indd 228 09/07/2013, 14:09


En los once años que han pasado desde 1992, protestas me-
nos complejas y más focalizadas contra la globalización y sus
impactos negativos sobre el medio físico y la pobreza global se
han multiplicado en ciudades como Seattle, Génova y Praga.
Sin embargo, estas protestas están casi totalmente desconecta-
das de las condiciones urbanas específicas en las que tienen lu-
gar, al menos en comparación con lo sucedido en Los Ángeles.
Ello me lleva a sugerir, como conclusión, que los crecientes
movimientos contra los efectos negativos de la globalización
y el modelo específicamente neoliberal de la Nueva Economía
pueden reforzarse y extenderse si se vuelven más conscientes y
específicamente urbanos. Con ello quiero decir más conscien-
tes de los problemas de pobreza y de injusticia generados por
la transición postmetropolitana y más ampliamente espaciales
en términos de objetivos y estrategias. Este cambio en el alcan-
ce de la conceptualización de la globalización y de la reestruc-
turación económica ayuda a evitar la dicotomía simplista de
lo global y lo local, en la que la globalización es contemplada
como el enemigo único y absoluto, y lo local es romantizado
como un lugar de resistencia igualmente único y último. Las
ciudades y las regiones tienen que ser entendidas como luga-
res donde lo global y lo local van juntos de formas diferentes,
donde las luchas globales y las locales convergen en un esce-
nario político determinado. El principal objetivo aquí no es
simplemente impedir la globalización y el capitalismo flexible
sino encontrar maneras de que sus continuos impactos sociales
y espaciales sean más democráticos y justos. Para mostrar el
potencial progresista de estas estrategias urbanas y regionales,
vuelvo otra vez la mirada a Los Ángeles.
En los últimos años Los Ángeles se ha convertido en
uno de los principales centros de innovación del movimiento
sindical, especialmente en lo que se refiere a la formación de
nuevas alianzas dirigidas a conseguir una mayor justicia social

229

EDWARD SOJA.indd 229 09/07/2013, 14:09


y espacial para los trabajadores pobres inmigrantes. Liderado
en su mayor parte por las innovadoras asociaciones latinas,
organizaciones como el Service Employees International
Union (SEIU, Unión Internacional de Empleados de Servicios)
y el Hotel Employees and Restaurant Employees (HERE,
Empleados de Hoteles y Restaurantes) se han convertido en
puntos focales de trabajo pan-étnico y de coaliciones como
Los Angeles Alliance for a New Economy (LAANE, Alianza
de Los Ángeles por una Nueva Economía). Estas coaliciones
rompen las separaciones tradicionales de raza y clase y llegan
a combinar, en algunas ocasiones, grupos que en el pasado
raramente hubiesen colaborado juntos. Además, utilizan su
conocimiento de la geografía y la economía globalizada y rees-
tructurada de Los Ángeles para desarrollar nuevas estrategias
conscientemente espaciales para luchar por los derechos de
los inmigrantes, los trabajadores pobres, y otros grupos que
sufren de diversas maneras el nuevo orden urbano. Estas estra-
tegias jugaron un papel clave para que el movimiento regional
por el salario de subsistencia y las campañas relacionadas por
el «desarrollo con justicia» se situaran entre los más fuertes y
con mayor éxito del país.
Cada vez más, estas nuevas coaliciones tienen en cuenta
sus derechos tanto de residencia como de localización de los
recursos en la ciudad y la región urbana. Estos derechos inclu-
yen: el derecho a vivir en áreas no amenazadas por la proximi-
dad de concentraciones de residuos peligrosos y otros peligros
ambientales; el derecho a un salario digno y a los servicios
sanitarios necesarios; el derecho de los contribuyentes locales
a un acceso completo a los servicios públicos básicos como
hospitales, escuelas y el transporte público necesario; y los de-
rechos a participar y votar en las elecciones locales que afectan
directamente a las condiciones de vida y el bienestar familiar,
incluso para los que no son ciudadanos estadounidenses. En un

230

EDWARD SOJA.indd 230 09/07/2013, 14:09


reciente caso que una nueva organización llamada Bus Riders
Union (BRU, Sindicato de Pasajeros de Autobús) llevó a los
tribunales las luchas por la justicia espacial y lo que podría
llamarse democracia regional, lograron modificar los planes
de inversión y las prioridades de la Autoridad Metropolitana
del Transporte, pasando de un sistema de tren fijo que benefi-
ciaba fundamentalmente a los residentes blancos suburbanos
relativamente afluentes y no resolvía el problema de desajuste
espacial en la inner city, a un programa de varios miles de mi-
llones de dólares para mejorar los servicios de autobús, reducir
los viajes al trabajo y mejorar el acceso a los servicios públicos
básicos para los trabajadores pobres.13
Uno de los muchos logros de la BRU fue el de unir a la
noción legal de derechos civiles, un concepto de justicia ex-
plícitamente espacial y urbano, en el que la geografía de la
región urbana (en este caso la geografía de un plan de trans-
porte público) pasaba a ser reconocido como una fuente que
por si misma crea y mantiene la injusticia y la discriminación.
Hay continuos problemas para aplicar el acuerdo del tribu-
nal pero la construcción del sistema de metro se ha parado y
gran cantidad de fondos públicos han empezado a aplicarse
a políticas que benefician más a los pobres que a los ricos.
Como muestra del optimismo que esta victoria trajo, uno
de los líderes del BRU está escribiendo un libro con el título
provisional de Driving the Bus of History: The LA Bus Riders
Union Models as New Theory of Urban Insurgency in the Age
of Transnational Capitalism («Conduciendo el autobús de la
Historia: El Sindicato de Pasajeros de Autobús de Los Angeles
como nueva teoría de la insurgencia urbana en la época del ca-

13. Para profundizar en esos acontecimientos recientes en Los Ángeles, véase


Postmetropolis, pp. 407-415.

231

EDWARD SOJA.indd 231 09/07/2013, 14:09


pitalismo transnacional»). Este capítulo empezó con la afirma-
ción de que el levantamiento urbano de 1992 en Los Ángeles
era indicativo de las tendencias urbanas mundiales. Termina
con la esperanza de que algunos de los acontecimientos más
recientes que están teniendo lugar desde entonces tengan, de
modo similar, un alcance global.

Epílogo
Como este capítulo fue escrito antes de los acontecimientos del
11 de Septiembre de 2001, no he comentado directamente esos
hechos en relación con la discusión más amplia de las tensiones
urbanas y sus vínculos con la globalización, la reestructura-
ción económica y la transición postmetropolitana. Aunque
algunas de las conexiones son bastante obvias, hay otras que sí
me gustaría comentar brevemente en este necesario epílogo.
Al igual que los hechos de Los Ángeles de 1992, lo que
sucedió en Nueva York y en el Pentágono puede ser con-
templado como otro resultado de los problemas mundiales
y de las tensiones asociadas con los efectos negativos de la
globalización y el desarrollo desigual de la Nueva Economía,
especialmente en su forma neoliberal. Sin embargo, con la ex-
cepción del evidente simbolismo de los sitios escogidos para
el ataque y de la conversión de la ciudad de Nueva York (y su
alcalde) en iconos del patriotismo nacional, después de los he-
chos se ha concedido relativa poca atención a las condiciones
específicamente urbanas que pudieron haber contribuido a lo
que ocurrió; en concreto la creciente tensión relacionada con
el aumento de la pobreza y de la polarización en la ciudad de
Nueva York, en Washington DC, y en el país en su conjun-
to. Además, lo que ha sucedido desde el 11 de Septiembre ha
ido en contra de casi todas las formas de protesta progresista
contra las fuentes de esos problemas y tensiones urbanas. En

232

EDWARD SOJA.indd 232 09/07/2013, 14:09


lugar de la emergencia de una conciencia espacial de los efec-
tos desiguales de la globalización y de una intensificación de
la búsqueda de mayor justicia social y democracia regional,
parece que hay una expansión del urbanismo obsesionado
por la seguridad y una aterradora mentalidad fortificadora a
escala nacional, con la ciudad de Nueva York actuando como
símbolo urbano de un patriotismo reaccionario aparentemen-
te inclinado a hacer de todo el país una versión gigante de las
comunidades cerradas vigiladas con armas.
Bajo estos escudos de radicalización hay la emergencia
de un ataque concertado a los mayores logros de luchas ante-
riores, especialmente en relación a los derechos civiles y a las
libertades civiles, por utilizar dos conceptos que están intrín-
sicamente enraizados en las ciudades y en lo urbano. Más que
nunca hay una necesidad de recuperar esta comprensión espe-
cíficamente urbana de la democracia, la libertad y la justicia,
mayor como más se avanza en este periodo de crisis urbanas
generadas por la reestructuración. En este sentido, los sucesos
del 11 de Septiembre pueden verse en retrospectiva como la
manifestación más reciente y más brutal de lo que el informe
de la ONU predijo sobre el significado de los disturbios de
Los Ángeles de 1992, esto es, que «la pobreza urbana será el
problema más significativo y políticamente más explosivo del
próximo siglo.»

233

EDWARD SOJA.indd 233 09/07/2013, 14:09


EDWARD SOJA.indd 234 09/07/2013, 14:09
IV. TEXTO INÉDITO

MESOGEOGRAFÍAS: SOBRE LOS EFECTOS GENERATIVOS


DE LAS AGLOMERACIONES URBANAS*

Puntos de partida
Empezaré con algunas observaciones que si en su día resul-
taron enigmáticas hoy son sorprendentemente provocativas y
que realizaron dos de los más reconocidos analistas de lo ur-
bano: Henri Lefebvre y Jane Jacobs. Las densas ideas de estos
autores, que resumo en estas breves observaciones, fueron sus-
citadas de modo significativo por las turbulentas crisis urbanas
de los 60, cuando la mayor parte de la teoría urbana existente
se desmoronó en pedazos. Sin embargo, sus afirmaciones eran
tan radicales y tan poco convencionales que sus implicaciones
pasaron prácticamente inadvertidas durante al menos las dos
siguientes décadas. Sólo a mediados de los años 1990, con la
extraordinaria resurgencia y difusión del pensamiento espa-
cial en todas las ciencias sociales y las humanidades -un giro
espacial aún en expansión- empezó a comprenderse todo el
significado de sus afirmaciones sobre las poderosas fuerzas
que surgen de lo que podemos llamar en líneas generales cau-
salidad urbana.
La primera afirmación, de Jane Jacobs, proclama sin am-
bages que sin las ciudades todos seríamos más pobres. Este es

* Traducido de «Mesogeographies: on the generative effects of urban agglo-


merations», conferencia impartida en la TCP Annual Distinguished Lecture:
Territory, Culture and Politics Research Cluster, School of Geography, Politics and
Sociology, University of Newcastle upon Tyne, 23 de junio de 2005.

235

EDWARD SOJA.indd 235 09/07/2013, 14:09


el argumento central de un notable libro que ha desempeñado
un papel primordial en el desarrollo de la Nueva Geografía
Económica y el de su hermana, la Nueva Economía Geográfica,
hasta el punto de que el Premio Nobel Robert Lucas Jr. sugirió
recientemente que Jacobs merecería el Premio Nobel por su
hallazgo. En La economía de las ciudades, publicado en 1969,
Jacobs argumentó que las ciudades, aglomeraciones urbanas
densas y heterogéneas, generan de manera endógena (es decir,
a partir de sus propios recursos internos) una poderosa fuer-
za innovadora que propulsa el desarrollo de la sociedad, a lo
que añadía que esto era lo que las ciudades habían estado ha-
ciendo precisamente durante los últimos 12.000 años. Sin ese
efecto generativo de las ciudades, argumentaba Jacobs, todos
seríamos pobres en la actualidad, ya que la existencia humana
habría permanecido tal como era en un 99% de la humanidad:
pequeñas bandas de cazadores y recolectores semi-nómadas.
Esta es la cita completa, sacada de una entrevista con Jane
Jacobs en 1997 y titulada «Desafiando todavía el modo en el
que pensamos sobre las ciudades»:

Las ciudades son el origen del desarrollo económico, no


porque la gente sea más lista en las ciudades, sino por las
condiciones de densidad. Hay una concentración de nece-
sidad en las ciudades y una mayor incentivo para afrontar
los problemas de nuevos modos (es decir, para innovar).
Esta es la esencia del desarrollo económico. Sin ella, todos
seríamos pobres.

Henri Lefebvre desarrolló el argumento de otra manera,


afirmando que el desarrollo de la sociedad sólo es concebible
en la vida urbana, a través de la realización de la sociedad ur-
bana. Aquí también se sugiere, al modo de Jacobs, que el de-
sarrollo de la sociedad surge de (y no sólo en) aglomeraciones

236

EDWARD SOJA.indd 236 09/07/2013, 14:09


urbanas y que ello ha sido así desde el principio. En otras pala-
bras, todas las sociedades humanas que han existido, y que ha-
yan sido algo más que una simple banda de cazadores, han sido
inherentemente una sociedad urbana. Además, la especificidad
espacial de la ciudad, su geografía producida socialmente, es
enormemente importante. La causalidad urbana, de un modo
u otro, cuenta en todos los aspectos del desarrollo económico,
político o cultural.
¡Vaya una toma de conciencia radical para las ciencias
sociales, para la teoría social occidental y también para el mar-
xismo occidental! En cada uno de estos tres ámbitos, con muy
pocas excepciones, la causalidad específicamente urbana no
ha tenido ningún papel explicativo, habiendo sido desechada
incluso por la mayoría de geógrafos junto con el rechazo de
todas las formas de lo que era percibido como determinismo
ambiental extra-social. En contra de los principios imperantes
en el pensamiento social occidental, Jacobs y Lefebvre resalta-
ron con claridad las fuerzas económicas y sociales que surgen
de las ciudades y, en particular, de los espacios de la ciudad.
Esta fuerza inherentemente espacial, este estímulo de la aglo-
meración urbana, no era contemplado como extra-social,
externo a la vida social, sino como parte integral de la misma
sociedad (urbana).
Hasta hace poco, estos provocativos argumentos sobre las
fuerzas generadas por lo urbano que modelan el desarrollo
de la sociedad eran casi incomprensibles para la mayoría de
científicos sociales y espaciales, o eran simplemente desestima-
das como poco más que un delirante determinismo espacial.
Existía cierto reconocimiento de la importancia de la fricción
de la distancia y de los costes de transporte en su influencia
en las decisiones económicas, especialmente en relación a la
localización, pero había una escasa comprensión de los efectos
dinámicos y generativos que comportan las geografías urba-

237

EDWARD SOJA.indd 237 09/07/2013, 14:09


nas. En la actualidad, sin embargo, esta visión de la ciudad y de
la causalidad urbana se ha convertido en un trampolín para la
notable resurgencia del análisis urbano y regional en todas las
ciencias sociales y las humanidades.
A continuación pretendo extraer algunas observaciones
a propósito de esta reaserción de la causalidad espacial ur-
bana y sugerir que el análisis transdisciplinar que surge de
la aglomeración urbana, está generando un nuevo modo de
investigación geográfica, centrada en lo que podrían llamarse
mesogeografías. Con ello pretendo aludir a estudios específi-
camente geográficos que se sitúan en un terreno intermedio
y que «pretenden unir de maneras nuevas e innovadoras» lo
macro y lo micro, lo global y lo local, combinando las fuerzas
endógenas y las exógenas que dan forma a la vida social. Las
mesogeografías nos llevan más allá de la simple proclamación
de que «la geografía importa» o de las últimas tendencias
sobre el espacio y de la teoría espacial. Definen una perspec-
tiva que pone el poder causal y explicativo de la causalidad
espacial urbana en primer plano y no sólo como un útil aña-
dido al análisis y la interpretación más explícitamente social
e histórica.

1. Descubriendo el capital espacial


El primer argumento empieza un siglo atrás con el innovador
trabajo de Alfred Marshall sobre la aglomeración o las econo-
mías externas, que constituye aún hoy una de las fuentes de
ideas más ricas sobre la causalidad espacial urbana. Marshall,
que irónicamente, fue el blanco de los ataques de Walter Isard
sobre la desespacialización de la economía neoclásica, fue el
primero en definir y describir sistemáticamente las fuerzas
productivas que surgen de los contextos urbanos y cómo esas
fuerzas llevan a la concentración de actividades económicas en

238

EDWARD SOJA.indd 238 09/07/2013, 14:09


espacios urbanos o en distritos industriales. En esencia, él vio
las fuerzas de desarrollo que surgen de las ciudades de dos for-
mas relacionadas, que podrían ser descritas como localización
y economías o externalidades de la urbanización.
Las economías de la localización son más fáciles de enten-
der y de medir. Surgen fundamentalmente de la proximidad y
de las eficiencias en términos de tiempo, energía y costes que
van relacionadas por estar próximas en el espacio. La produc-
tividad económica está espoleada por esas eficiencias, especial-
mente en relación a los costes de todos los inputs del proceso
de producción, incluyendo el acceso a las fuentes de trabajo en
todos los niveles de cualificación, y la facilidad de mover todos
los outputs a los correspondientes mercados para el consumo.
Las economías de urbanización, para las que Marshall pudo
hacer poco más que asociarlas con la atmósfera local, son mu-
cho menos visibles y más difíciles de medir. Esta relativa difi-
cultad para analizarlas es una de las razones por las cuales las
economías de urbanización han sido ignoradas hasta hace bien
poco por la mayoría de los economistas. En la actualidad, sin
embargo, se han convertido en la principal fuente de algunas
de las visiones más enriquecedoras sobre la causalidad urbana
y la fuerza generativa de ciudades y regiones.
Las economías de urbanización, o lo que ahora se ha dado
en llamar externalidades de Jane Jacobs para conmemorar su
gran aportación de 1969, se originan en los impulsos hacia la
innovación y la creatividad que surgen de lo que Jacobs de-
nominó de modo general como las condiciones heterogéneas
de densidad y la consiguiente explosión de vida económica
urbana. No sólo hay eficiencias de coste hard generadas por
la aglomeración urbana, sino que hay efectos económicos
adicionales, descritos a menudo como soft, relacionados con
las condiciones urbanas y regionales concretas así como con
las formas institucionales y las prácticas políticas que apun-

239

EDWARD SOJA.indd 239 09/07/2013, 14:09


talan, estimulan y sustentan el cambio y el desarrollo de la
sociedad.
Como es conocido, esto ha abierto nuevas aproximaciones
relacionales y reflexivas en la teoría locacional, en la ciencia
regional y en la economía geográfica, poniendo en primer
plano conceptos como economías del conocimiento, acuer-
dos localizados, interdependencias fortuitas, concentraciones
industriales, sistemas de innovación regional, desterritoriali-
zación y reterritorialización, el papel de los activos específicos
de cada región, mundos regionales de producción, ciudades
creativas, el estímulo del contacto cara a cara, y otros términos
relacionados con el poder de desarrollo de la urbanización y la
aglomeración espacial.
Estos nuevos enfoques no son meras expansiones del pa-
pel del capital humano o social, como muchos han empezado
a definirlas. Son, de manera más importante, los precursores
para el desarrollo de una conceptualización completa y con
fuerza teórica de capital espacial. Este término aún no está
ampliamente reconocido ni usado, pero como contraparte
específicamente geográfica a capital social u otras formas de
capital, como medio de poner el capital en su lugar por decirlo
así, el capital espacial está a punto de convertirse en uno de los
conceptos económicos más importantes del siglo XXI.
Es necesario aquí poner un punto de prudencia y a la vez
lanzar un desafío. La conceptualización de capital espacial es
demasiado importante para dejarla sólo a los geógrafos econó-
micos y a los economistas geográficos, especialmente a aque-
llos que ponen el tratamiento econométrico y la abundancia de
datos empíricos por encima de la construcción teórica. El rigor
es bueno siempre que no se convierta en rigor mortis. Habida
cuenta de las raíces del capital espacial en los efectos de la
urbanización y en las especificidades espaciales, su conceptua-
lización necesita de las aportaciones de todos los pensadores

240

EDWARD SOJA.indd 240 09/07/2013, 14:09


espaciales, especialmente de aquellos que trabajan en el punto
de contacto entre la geografía, la sociología y la ciencia política
y exploran el nexo entre territorio, cultura y política. Con esta
idea en mente, sigo adelante.

2. De vuelta al principio
Contando con la ayuda de Jane Jacobs, los poderosos efec-
tos de la causalidad urbana y la acumulación concentrada de
capital social pueden trazarse en el pasado hasta unos 12.000
años en el Sudoeste asiático, cuando cazadores, recolectores y
los dedicados al comercio a larga distancia empezaron a esta-
blecerse de modo sustancial y permanente en asentamientos
urbanos. Con los asentamientos permanentes, merezcan o
no ser llamados ciudades, puede decirse que todo lo demás
vino por si solo, es decir, empezamos la prolongada geohis-
toria del desarrollo de la sociedad generado por lo urbano. Es
una geohistoria que acaba de empezar a escribirse, pero que
ha conducido ya a algunos descubrimientos asombrosos que
están forzando importantísimas revisiones en nuestra modo
tradicional de entender las relaciones entre la sociedad, la his-
toria y la geografía.
En los primeros 6.000 años de sociedad urbana, en diversas
áreas de todo el globo, la urbanización proporcionó importan-
tes eficiencias para el comercio y el intercambio. No fue la caza,
la recolección o el cultivo lo que hizo asentar a la gente, sino las
economías de localización de un denso asentamiento generado
por el intercambio de bienes y servicios. Por otra parte, además,
sólo ahora empezamos a aceptar que había más efectos diná-
micos de urbanización que desempañaron un papel clave en el
desarrollo de sociedades agrarias a gran escala, estimulando el
giro decisivo de la caza y la recolección al pastoreo y el cultivo
que ha sido descrito como Revolución Agrícola.

241

EDWARD SOJA.indd 241 09/07/2013, 14:09


Jane Jacobs empieza La economía de las ciudades con un
capítulo titulado «Primero las ciudades. Después el desarrollo
rural» en el que invierte completamente la ortodoxia prehis-
tórica, defendiendo que el excedente agrícola no fue necesario
para la creación de las ciudades sino que fueron las ciudades,
y los efectos generativos de la aglomeración urbana, las que
fueron necesarias para la producción de un excedente agríco-
la. No es necesario aceptar todas las especulaciones que Jane
Jacobs realizó sobre las ciudades neolíticas en su generación
de la revolución agrícola ni todas las otras innovaciones en
arte, metalurgia, tejido y religión para valorar la enorme im-
portancia de los efectos generativos de la aglomeración urbana
para fomentar el desarrollo de la sociedad en por lo menos tres
períodos revolucionarios.
En lo que podemos continuar llamando Revolución
Agrícola, la agricultura y la cría de animales se desarrollaron
como ocupaciones distintivamente urbanas, rodeadas por lo
que era entonces un concentrado urbano bastante amorfo del
tipo de los anillos de usos rurales de Von Thünen. La agri-
cultura y la urbanización se habrían desarrollado juntas y se
habrían extendido por todo el mundo. Un segundo periodo de
transformaciones radicales habría empezado hace alrededor de
7-8.000 años, cuando las ciudades crecieron de modo signifi-
cativo en tamaño, escala y posibilidades, sobre la base de una
pronunciada revolución política en buena medida generada
por lo urbano, asociada con la creación de las primera orga-
nizaciones políticas organizadas e institucionalizadas, esto es,
el estado generado por la ciudad o, más convencionalmente, la
ciudad-estado o polis.
En esta segunda revolución de base urbana, el espacio de la
ciudad cambió profundamente con el ascenso del poder social
jerárquico que se basaba en y emanaba de la ciudad-estado.
Estas nuevas geografías urbanas, con sus distintivas especifi-

242

EDWARD SOJA.indd 242 09/07/2013, 14:09


cidades espaciales, modelarían y serían modeladas simultánea-
mente por nuevos conjuntos de relaciones sociales ligadas a
la clase, la propiedad, el patriarcado, la realeza, el imperio, las
creencias religiosas colectivas, el desarrollo cultural, el comer-
cio en expansión, el lenguaje escrito, las burocracias de estado
y la agricultura irrigada a gran escala. No es sólo una cuestión
de etimología, las ciudades engendraron y definieron las civili-
zaciones, las sociedades civiles, la polis, las políticas, la policía
y la política.
Las ciudades-estado y los imperios de base urbana, con
sus redes comerciales estrechamente relacionadas, expandirían
el globo y se desarrollarían cultural y políticamente a lo largo
de un periodo de 6-7 milenios, al menos hasta la tercera gran
transformación, la Revolución Industrial de base urbana y
el ascenso del capitalismo industrial decididamente urbano.
Llevando rápidamente este último episodio hasta el presente,
la Ciudad Industrial Capitalista se desarrolló a través de una
serie de reestructuraciones en olas y conducidas por una serie
de crisis y fijaciones espaciales hasta llegar al momento presen-
te y su Nueva Economía del desarrollo informacional, global,
flexible pero aún inherentemente urbano-industrial.
Utilizo esta historia macro-geográfica para enfatizar la
longue durée de causalidad urbana y también para añadir otro
concepto al creciente vocabulario que describe los efectos
generativos de la aglomeración urbana. Lefebvre y muchos
otros han afirmado que la ciudad se inicia con un synoecismo,
un término que deriva del antiguo concepto griego de synoi-
kismós. La raíz de este término, que yo he traducido como
sinecismo, es oikós, la casa o el lugar de habitación, la misma
raíz que se encuentra en economía, ecología, ecumene, y ekis-
tics (el estudio de los asentamientos humanos). El synoikismós
o sinecismo puede definirse como el conjunto de condiciones
particulares de interdependencia, creatividad y eficiencia que

243

EDWARD SOJA.indd 243 09/07/2013, 14:09


derivan de habitar juntos en la misma casa o espacio. Ha sido
utilizado mayormente para referirse a los procesos aglomera-
tivos asociados con la formación de una ciudad-estado o polis,
una reunión si se quiere de asentamientos urbanos existentes
en una forma de gobierno urbano territorial mayor. Puede in-
cluso decirse, que el sinecismo es la dinámica urbana clave que
conecta el territorio, la cultura y la política.
Esta es realmente la manera en que Aristóteles teorizó el
synoikismós, un proceso social y espacial activo que implica
una alianza política y cultural alrededor de un centro urbano y
regional o metropolitano. El término synoecismo o sinecismo,
cuando se conoce, con frecuencia se utiliza para aludir a un
suceso único, pero es mejor verlo como un proceso continuo
aunque sea esporádico, que opera en todas las sociedades y varía
significativamente en el espacio y el tiempo, pero siempre enrai-
zado en la fuerza motriz de la aglomeración urbana. Ello refuer-
za la idea de que el desarrollo del estado, la cultura, la política, la
economía, la agricultura, la industria, el comercio, el gobierno,
la burocracia, la clase, el capital, el trabajo y prácticamente todo
lo que estudiamos, necesita verse como relacionado de algún
modo con los efectos generativos de la aglomeración urbana.
Debo recalcar una vez más que no estoy hablando de deter-
minismo urbano o espacial. Hay muchos factores que influyen
en todo a lo que me he referido. Pero creo sinceramente que
puede argumentarse que no hay otra fuerza explicativa o causal
más importante en la vida humana que la que hasta ahora ha sido
críticamente infraestudiada por todas las disciplinas incluyendo
la geografía, como la fuerza generativa de la aglomeración ur-
bana. Creo que llenar este enorme vacío será una preocupación
central de los estudiosos en el siglo XXI. Para desarrollar este ar-
gumento, a continuación me centro en otro momento en el que
la causalidad urbana fue explorada creativamente, para ser luego
olvidada en el subsiguiente trabajo empírico y teórico.

244

EDWARD SOJA.indd 244 09/07/2013, 14:09


3. Teorizando la polarización
En los años 1950 y principios de los 1960, en un momento en
el que la imaginación geográfica estaba virtualmente adorme-
cida y las ciencias sociales se habían despojado de cualquier
indicio de causalidad espacial, unas pocas voces se levantaron
para argumentar que las ciudades y las regiones eran fuerzas
activas en el desarrollo económico y social. Dos figuras clave
sobresalen como pensadores espaciales creativos: el histo-
riador económico francés François Perroux y el economista
del desarrollo y ganador del premio Nobel el sueco Gunnar
Myrdal. Perroux y Myrdal proporcionaron los esquemas
básicos de una teoría del desarrollo geográficamente desigual
que era también, por su propia naturaleza, una teorización de
cómo la aglomeración urbana (capital espacial, sinecismo) des-
empeña un poderoso papel dando forma a todos los aspectos
del desarrollo de la sociedad. La teoría se centra en los procesos
de polarización y puede resumirse en un conjunto de cuatro
principios o proposiciones básicas.
Primero: El desarrollo (o podría decirse todos los proce-
sos sociales) nunca tiene lugar uniformemente en el espacio;
el desarrollo siempre será geográficamente desigual en algún
grado.
Esto suena bastante obvio, pero la idea era entonces radi-
calmente nueva y polémica, cuando la teoría económica del
equilibrio general imaginaba las economías nacionales como si
existieran en la cabeza de un alfiler, en lo que Isard llamaría un
paraíso sin dimensiones espaciales.1 Lo que siguió fue incluso
más impactante.

1. Una idea similar fue recogida mucho antes por otro remarcable pensador
espacial. Decía Friedrich Engels en 1875 sobre el desarrollo geográficamente des-
igual: «Entre un país y otro, entre una provincia y otra e incluso entre una localidad
y otra siempre existirá una cierta desigualdad en las condiciones de vida, que será
posible reducir a un mínimo pero nunca suprimir completamente.»

245

EDWARD SOJA.indd 245 09/07/2013, 14:09


Segundo: El desarrollo desigual surge primordialmente
de la polarización, la concentración del desarrollo en polos de
crecimiento; los polos de crecimiento de Perroux.
Myrdal añadiría a esta polarización una poderosa persis-
tencia basada en la ventaja locacional inicial y en su noción de
causación acumulativa. Esto ayudó a mostrar que el desarrollo
geográficamente desigual se autoreforzaba obstinadamente y
que no podía ser reducido fácilmente.
Tercero: La polarización tiene dos tipos diferentes de efectos
espaciales, que Myrdal denominó de expansión y de regresión.
A estos efectos se les ha dado muchos nombres diferentes,
pero el punto clave es que la polarización ha tenido repercu-
siones tanto positivas como negativas en las áreas a las que ha
afectado, tanto en el interior como entre regiones urbanas.
Además, estos efectos regionales diferentes, en combinación
con la persistencia de la polarización, ha creado centros y pe-
riferias relativamente permanentes en muchas escalas geográ-
ficas, desde lo global a lo local.
Cuarto: Bajo condiciones normales, sin intervención, la re-
gresión supera la expansión, llevando a una creciente diferencia-
ción entre centros y periferias en lo que respecta al desarrollo.
Este era el principio que evidenció con mayor claridad la
necesidad de políticas públicas y de intervención estatal. Fue
también la base para la teoría de los polos de crecimiento y la
implementación de planes regionales de bienestar.2 Mientras

2. Estas tempranas ideas del polo de crecimiento han sido resucitadas y


enriquecidas por las teorizaciones recientes de las economías de aglomeración y
los nuevos enfoques relaciones del desarrollo regional. Los planes regionales de
bienestar y los de sistemas espaciales florecerían durante los años 1960 y 1970, para
luego entrar en decadencia con la reestructuración del estado de bienestar y el as-
censo de una forma neoliberal muy competitiva de planificación urbana y regional
de tipo empresarial, basada en la atracción de empleos, inversiones y turistas con
escasa atención a los temas de equidad. En la actualidad, hay algunos signos de
retorno del interés por la equidad así como por la eficiencia bajo la rúbrica de la
perspectiva del Nuevo Regionalismo.

246

EDWARD SOJA.indd 246 09/07/2013, 14:09


muchos economistas argumentaban que la «convergencia» era
el estado normal y que las desigualdades espaciales o regiona-
les se compensarían por si mismas con el tiempo, la emergente
teoría del desarrollo geográficamente desigual argumentaba
que el desequilibrio y la «divergencia» eran el resultado espe-
rable, especialmente en las primeras etapas de desarrollo.
En los escritos de Perroux y de Myrdal se hallaba el germen
de otra expansión de la teoría del desarrollo geográficamente
desigual, en relación con lo que se conoció como «subdesarro-
llo» y «teoría de la dependencia». Aquí, los efectos de expan-
sión y regresión devinieron metáforas de dos procesos de de-
sarrollo desiguales, estrechamente asociados con las relaciones
entre centro y periferia, o lo que Gunder Frank llamó «metró-
polis» y «satélite». Esta visión cuestionaba la misma idea de un
proceso de desarrollo general o único por el que pasan todas
las sociedades a diferentes ritmos pero hacia el mismo objetivo
final. Bajo el capitalismo había por lo menos dos formas: una
autónoma, expansiva (aunque sujeta a cambios cíclicos) y ten-
diente hacia la convergencia; la otra dependiente, activamente
subdesarrollista y tendiente a incrementar las desigualdades en
el desarrollo.3
En la actualidad la teoría del desarrollo, incluyendo aque-
lla practicada por la mayoría de nuevos geógrafos económicos
y economistas geográficos, presta poca atención a estas teorías
del desarrollo geográficamente desigual, excepto para ver al-
gunos de los efectos positivos de la polarización o de la aglo-
meración urbana sobre la productividad económica y el creci-

3. Una idea parecida a un nivel intra-urbano fue desarrollada de manera ex-


celente por David Harvey en los primeros capítulos de Social Justice and the City.
Allí explicaba cómo el funcionamiento normal de un sistema urbano centralizado
conduciría a la redistribución de la renta real de los ricos a los pobres, tanto social
como espacialmente. Más tarde desarrollaría otros argumentos sobre la dinámica
del espacio construido y la permanencia relativa de bolsas de pobreza y de superex-
plotación en el tejido urbano de la ciudad capitalista industrial.

247

EDWARD SOJA.indd 247 09/07/2013, 14:09


miento. Los efectos negativos son simplemente tratados como
deseconomías de la urbanización. Sin embargo, reconocer la
dinámica interrelacionada de polarización positiva y negativa
nunca ha sido más esencial que hoy, al cabo de treinta años
de una reestructuración económica que ha tenido el efecto
acumulativo de aumentar la polarización económica y social a
niveles sin precedentes en Europa y Norteamérica. De nuevo,
el reto es ir más allá de las rígidas exigencias de los economis-
tas dedicados a construir modelos para investigar las intersec-
ciones de territorio, cultura y política, así como (siguiendo a
Foucault) las de espacio, conocimiento y poder.

4. Aglomeraciones que empoderan


Mi propia investigación y trabajo sobre Los Ángeles se ha cen-
trado recientemente en otro aspecto de la causalidad urbana: la
generación de formas notablemente innovadoras de activismo
local en la que posiblemente sea la más grande y con mayor
diversidad cultural aglomeración de trabajadores inmigrantes
pobres del mundo. En los últimos treinta años, hasta cinco
millones de inmigrantes se han establecido en el área central
de Los Ángeles, transformando la que una vez fue la menos
densa de todas las ciudades estadounidenses en el área urbana
más densa desde los años 1990.
Ciertamente, esta aglomeración comporta efectos ne-
gativos. Las viviendas están completamente abarrotadas, el
número de personas sin techo es extraordinariamente eleva-
do, y probablemente casi un millón de personas vivan bajo
condiciones que no son mejores que las de un asentamiento
irregular del Tercer Mundo. En medio de la pobreza crecien-
te, sin embargo, ha habido efectos positivos significativos.
Conducidos por un creciente grupo de mujeres radicales de
color, Los Ángeles ha emergido como el foco más amplio e

248

EDWARD SOJA.indd 248 09/07/2013, 14:09


innovador del movimiento obrero de los Estados Unidos así
como un modelo para el empoderamiento de organizaciones
de base comunitaria y para el desarrollo de estrategias de base
espacial de un regionalismo de base comunitaria.
Casi todas las características propias de las dinámicas eco-
nomías de la urbanización que estudian los geógrafos econó-
micos pueden encontrarse en la movilización, en las tácticas, y
en los éxitos de las diversas coaliciones entre las esferas laboral
y comunitaria: el estímulo creativo de la densidad, la proximi-
dad, la diversidad, los contactos cara a cara, las repercusiones
de la difusión del conocimiento, los activos específicos de
cada región, el aprendizaje, la reflexividad. Tal y como sucede
con los efectos de la urbanización en general, aún tenemos un
conocimiento poco detallado de cómo funciona el proceso ge-
nerativo pero hay amplias evidencias de que algo significativo
ha estado removiendo la extraordinaria aglomeración de los
trabajadores pobres en Los Ángeles.
Un ejemplo destacado ha sido el movimiento Justice for
Janitors [Justicia para los empleados de la limpieza, JforJ en
inglés]. JforJ empezó en Los Ángeles, impulsó la mayor legis-
lación de salarios mínimos de Estados Unidos, se convirtió en
el objeto de una gran película del director Ken Loach, y ahora
se ha globalizado, dando lugar a movimientos similares de
justicia para los trabajadores en todo Estados Unidos, Canadá
y Europa. Con la organización de los asistentes sociales do-
mésticos, hace unos años Los Ángeles experimentó la mayor
expansión anual de sindicación de toda la historia de Estados
Unidos y recientemente se ha llegado al punto culminante con
coaliaciones innovadoras tales como Los Angeles Alliance for
a New Economy (LAANE) liderando la lucha, ahora ya globa-
lizada, contra Wal-Mart y sus destructivas prácticas laborales
y comerciales. Un desencadenante fundamental de esas mo-
vilizaciones espaciales fue lo que ahora se llama las Revueltas

249

EDWARD SOJA.indd 249 09/07/2013, 14:09


por la Justicia de 1992, uno de los primeros estallidos contra
las crecientes desigualdades que acarrean la globalización y la
Nueva Economía. Lo que ha sucedido desde entonces ha sido
el surgimiento de un nuevo tipo de movimiento social, que tie-
ne una creciente conciencia espacial y que estratégicamente se
dirige a conseguir una justicia específicamente espacial y una
mayor democracia regional. El más indcativo y significativo
ejemplo de estas luchas espaciales ha sido la Bus Riders Union
(BRU, Sindicato de Pasajeros de Autobús), una coalición cons-
truida específicamente sobre las necesidades de los trabajado-
res inmigrantes pobres «tráfico-dependientes», ocupados en
varios empleos a la vez y con una movilidad al lugar de trabajo
cada vez más compleja.
En 1996, la BRU ganó un juicio que obligaba a la
Autoridad Metropolitana de Transporte de Los Ángeles a
cambiar el destino de una inversión de miles de millones de
dólares prevista para el desarrollo de un sistema ferroviario
y destinarla a la mejora de la red de autobuses, que cubre las
necesidades de movilidad de los trabajadores inmigrantes de
manera más efectiva y flexible que cualquier red ferroviaria
fija. De manera significativa, el caso no sólo se basó en los
derechos civiles (el ferrocarril era discriminatorio desde un
punto de vista racial) sino también en que el tren era discrimi-
natorio espacial o geográficamente al favorecer a la población
suburbana blanca en detrimento de la enorme aglomeración
de la ciudad central.
La victoria de la BRU hizo reubicar miles de millones de
dólares desde un proyecto que, como de costumbre, bene-
ficiaba a los ricos más que a los pobres, a uno que beneficia
los pobres más que a los ricos. Habría mucho más que decir
a propósito de la BRU y otras innovadoras coaliciones entre la
esfera laboral y la comunitaria en Los Ángeles, pero el punto
importante aquí es que estos movimientos sociales y espaciales

250

EDWARD SOJA.indd 250 09/07/2013, 14:09


urbanos están surgiendo, no sólo pero sí de un modo signifi-
cativo, a partir del estímulo de la aglomeración urbana, y están
empezando a poner el giro espacial y la comprensión de la
causalidad urbana en lapráctica política.
Pensando sobre estos avances recientes, recuerdo otros
dos momentos históricos en que surgieron innovaciones simi-
lares a partir de aglomeraciones urbanas extraordinarias. Me
estoy refiriendo a Chicago y a la escuela de Ecología Urbana
de Chicago a finales del siglo XIX y principios del XX, y a
Manchester y a las observaciones de Friedrich Engels de hace
unos ciento cincuenta años. Hay diversas conexiones entre
estos tres casos. Cada una de estas ciudades tenía relativamen-
te pocos cargas históricas que complicaran los efectos de los
nuevos procesos de urbanización en sus paisajes. Esta facilidad
relativa de observación también ayudó a crear en cada caso
un cluster importante de intelectuales críticos que estudió los
efectos dinámicos del desarrollo urbano-industrial. Cada una
de ellas había también experimentado de modo extraordinario
densas aglomeraciones de trabajadores inmigrantes en sus nú-
cleos centrales así como tasas muy elevadas de industrializa-
ción y de crecimiento económico. Aún más importante, cada
una se convirtió en un centro innovador para el movimiento
obrero por encima de otras ciudades del momento. En cada
caso, puede decirse que los efectos de la aglomeración y la
causalidad espacial urbana figuraron de modo prominente en
el trabajo de los analistas urbanos locales.4

4. Las observaciones de Engels sobre Manchester prefiguraban los modelos de


zonas concéntricas y de los pasillos de tránsito de la Escuela de Chicago y, al tiem-
po que descartaba la posibilidad de resolver los problemas de vivienda y de pobreza
mediante la intervención planificada, reconocía el potencial de la conciencia obrera
militante en la enorme aglomeración proletaria del centro urbano, lo que más tarde
se convertiría en la fuente del movimiento obrero británico. La Escuela de Chicago
se centró en la causalidad urbana, estudiando cómo el comportamiento, la cultura y
las relaciones sociales estaban modeladas por las geografía-ecologías urbanas.

251

EDWARD SOJA.indd 251 09/07/2013, 14:09


Mesogeografías
Lo que relaciona todas estas discusiones sobre los efectos
generativos de la aglomeración urbana es una perspectiva am-
pliamente regional, que es particularmente sensible a las inte-
racciones entre las escalas geográficas y la noción fundamental
de que todos vivimos en una jerarquía multi-escalar de regio-
nes nodales que va del cuerpo al planeta, con muchos espacios
intermedios interactivos relevantes. Esta dinámica en la que se
entremezclan las escalas espaciales producidas socialmente y
las perspectivas del Nuevo Regionalismo es un punto focal en
el pensamiento mesogeográfico.
En este sentido, las mesogeografías navegan por el espacio
que media entre las oposiciones binarias y las dicotomías con-
vencionales, desde lo más filosófico (subjeto-objeto, agencia-
estructura, mental-material, real-imaginado), a los dualismos
dominante-subordinado de clase, raza, género y sexualidad
(capital-trabajo, capitalismo-socialismo, blanco-negro, hom-
bre-mujer, heterosexual-homosexual), y a los más expresi-
vamente espaciales, tales como centro-periferia, global-local,
macro-micro, dentro-fuera, endógeno-exógeno.
Navegar por el espacio intermedio requiere más que
una simple conexión o combinación de pares opuestos. Las
mesogeografías tienen como objetivo la hibridación creativa y
crítica, encontrando nuevas maneras de pensar y combinando
creativamente esas dicotomías para ir más allá de las fuerzas
opuestas. Esto se relaciona estrechamente con lo que describí
en Thirdspace (1996) como un «thirding-as-othering»* críti-
co, un traslado desde la rigidez y el cierre del uno u otro, a la
abertura y flexibilidad del ambos/y también. En Thirdspace,
amplié este enfoque con ejemplos de la literatura de los estu-

* N.T.: Literalmente «tercero-como-otro».

252

EDWARD SOJA.indd 252 09/07/2013, 14:09


dios críticos culturales, postcoloniales y feministas espaciales.
Refundiendo aquellos argumentos en torno de la noción de
mesogeografías, terminaré con algunos ejemplos ilustrativos
específicamente relacionados con el Nuevo Regionalismo y la
investigación contemporánea sobre los efectos positivos de las
aglomeraciones urbanas.
Aunque el término continúa sonando mal, puede ser útil
empezar con el concepto mesogeográfico de glocalización. La
glocalización y las formas de glocal o glocalizado funcionan
eficazmente para romper el dualismo a menudo excesivamente
rígido de lo global versus lo local, abriendo nuevas posibilida-
des para el análisis. Lo hace al identificar un proceso espacial
de conjunto y a la vez concreto que opera en todas las escalas
geográficas, de la corpórea a la planetaria, enfatizando la si-
multaneidad y la abertura más que la separación y el cierre
dicotómico. Como quiera que decidamos llamar a este pro-
ceso, nos ayuda a comprender mejor cómo el mundo entero,
desde el Amazonas a la Antártida pasando por el Norte de
Inglaterra, está localizado y urbanizado en modos distintiva-
mente diferentes, y a la vez nos permite comprender cómo lo
local y lo urbano, así como las regiones subnacionales o supra-
nacionales, están sustancialmente afectada por la globalización
del capital, del trabajo y de la cultura. Más que la vieja llamada
a «Piensa Globalmente – Actúa Localmente», el nuevo reto es
Piensa y Actúa Glocalmente.
A partir de este proceso amplio hay interconexiones es-
calares más específicas. De especial importancia para la meso-
geografía es la convergencia de escalas que ha tenido lugar
en los últimos treinta años entre los niveles de desarrollo y
gobierno urbano, metropolitano y regional. Lo que puede lla-
marse un proceso de urbanización regional ha estado remode-
lando la moderna metrópolis desde su dualismo monocéntrico
tradicional entre los estilos de vida urbano y suburbano a un

253

EDWARD SOJA.indd 253 09/07/2013, 14:09


sistema de aglomeración policéntrico y conectado que tal vez
sea caracterizado del mejor modo con el concepto híbrido de
ciudades-regiones o ciudades regionales.
El concepto de ciudades-regiones no es una mera extensión
de términos como ciudad mundial o ciudad global. Tampoco
es una forma nueva de región metropolitana. Es un término
distintivamente nuevo que surge de la expansión mundial de
la urbanización regional y de la creciente interacción entre las
escalas urbana, metropolitana y región subnacional. La mayor
parte de la población mundial en la actualidad no sólo vive en
ciudades de diferentes tamaños sino en una de las 400 mega-
ciudades-regiones de más de 1 millón de habitantes. En el delta
del río Pearl, cerca de Shanghai, y en el sur de Honshu, hay
ciudades-regiones de más de 50 millones de habitantes.
Es en este contexto de urbanización regional y de creci-
miento de las ciudades-regiones en el que podemos compren-
der la creciente fusión de las economías de urbanización y las
economías regionales, a menudo una fuente de confusión para
aquellos que ven lo urbano y lo regional como escales estric-
tamente separadas. En el Nuevo Regionalismo, las regiones
(especialmente las ciudades-regiones) son contempladas como
una fuerza motriz crecientemente importante de la economía
global, llevando con ellas el estímulo de (una red de) aglome-
ración urbana. Las ciudades y las regiones juntas tienen efectos
generativos, capacidad creativa, fuerza innovadora, quizá sea
de modo creciente así en la Nueva Economía globalizada,
flexible, densa en información. Se puede llegar a esa misma
conclusión, desde luego, a través de otros enfoques pero una
perspectiva mesogeográfica ofrece un conjunto más rico de
conexiones conceptuales y un método para abrir nuevas posi-
bilidades para la construcción de teorías, análisis empíricos y
práctica política que, de otro modo, quizá quedarían prisione-
ras de las tremendas barreras del pensamiento binario.

254

EDWARD SOJA.indd 254 09/07/2013, 14:09


Mi objetivo ha sido sugerir algunas nuevas maneras de
pensar y de investigar lo que para muchos pueden ser ideas
y argumentos ya familiares. Parafraseando de nuevo a Jane
Jacobs, lo que he dicho puede resumirse del mejor modo en
la necesidad de «poner la causalidad espacial en primer lugar»,
para empezar los proyectos de investigación y de enseñanza
con un intento serio de considerar cuánto de lo que intenta-
mos comprender o analizar empíricamente está afectado por
los efectos creativos y generativos de las ciudad y las regiones.
En muchos casos, los efectos serán insignificantes pero el es-
fuerzo en si, tal como les he intentado convencer, habrá valido
la pena y quizá haya sido sorprendentemente estimulante.

255

EDWARD SOJA.indd 255 09/07/2013, 14:09


EDWARD SOJA.indd 256 09/07/2013, 14:09
V. TRES APORTACIONES DE EDWARD W. SOJA A
LA GEOGRAFÍA Y A LA TEORÍA SOCIAL

Three sides of space and one of time


constitute the soup mix recipe of a continuum
L. Durrell: The Alexandria Quartet

El tres parece ser el número mágico de Edward Soja al decir


de D.B. Clarke en su reseña de Postmetropolis (Clarke, 2003).
Sin embargo, más que un número mágico, para Soja el tres es
casi un enfoque. Una manera de ver la vida que no huye de la
complejidad sino que rebusca lo esencial en lo banal, el centro
en los márgenes. Una manera de trascender dualismos y una
invitación para la creación de nuevos conceptos. Una sensi-
bilidad para querer ver lo invisible, para descubrir nuevos y
relevantes aspectos de una realidad socio-espacial que pide a
gritos ser explicada de alguna otra manera. Un dejar siempre la
puerta abierta para nuevas posibilidades de componer una teo-
ría que nos lleve algo más allá de lo que ya creemos saber. Un
laberinto conceptual y lingüístico para buscar nuevas formas
de hablar de lo que aún no tiene nombre.
Tres son también los libros principales que Soja ha publi-
cado en los últimos 20 años y que recogen los tres grandes
hilos conductores de su trabajo a lo largo del tiempo: la reaser-
ción del espacio en la teoría social reivindicada en Postmodern
Geographies, la teorización de una trialéctica espacial en
Thirdspace, y una nada contenida afirmación de la causalidad
espacial de los procesos de transformación social junto a una
elaborada visión crítica de los cambios urbanos y regionales
recientes en Postmetropolis.

257

EDWARD SOJA.indd 257 09/07/2013, 14:09


Y tres son también las aportaciones de Soja que se han que-
rido destacar aquí siguiendo el hilo de la incesante búsqueda
de nuevos enfoques y nuevas formas de expresión que mues-
tran sus tres libros. No es de extrañar que Soja haya sido con-
siderado «un mago de las palabras» (Bell & Muller, 2003) por
su sorprendente capacidad de inventar neologismos. Podría
parecer que tiene un extraño gusto por proponer términos in-
necesarios, por querer dejar su huella personal en cada afirma-
ción. Pero, en pura lógica, lo que Soja se propone a cada paso
necesita también de nuevas palabras para intentar al menos
sugerir significados nuevos. Porque para llegar un poco más
allá de lo ya manido, no hay otro remedio que exponerse casi
impúdicamente a la crítica y a correr ciertos riesgos. Riesgo a
ser criticado por transgredir los límites de lo admisible desde la
academia, a ser tachado de usar palabras altisonantes con apa-
rente poco contenido, a ser acusado de utilizar a conveniencia
las palabras de otros, a ser rechazado por parte de la propia
comunidad científica por su provocativa heterodoxia. La obra
de Soja ha sido tan halagada como ácidamente criticada y un
recorrido por su obra que no contemplara las reacciones que
ha levantado a lo largo del tiempo sería necesariamente incom-
pleto.
En capítulos anteriores se ha presentado una aproximación
a la obra de Soja en lo biográfico y lo personal y también di-
rectamente a través de sus propias palabras mediante una en-
trevista y la antología de textos traducidos que presentamos;
este capítulo, por su parte, es una propuesta para entender su
trabajo en el contexto académico-científico. Para ello, se han
utilizado aquí un buen número de reseñas de sus libros que
han aparecido en las revistas científicas en los últimos años.
Sólo en las revistas geográficas o de temática afín de mayor
difusión se pueden contar hasta una cincuentena de reseñas,
en su mayoría auténticos ensayos de teoría espacial por parte

258

EDWARD SOJA.indd 258 09/07/2013, 14:09


de teóricos sociales bien conocidos, a los que hay que añadir
las incontables referencias directas a su obra en multitud de
trabajos. Las lecturas de Soja por parte de estos diversos au-
tores transmiten reacciones de toda índole: admiración y re-
conocimiento hacia unos trabajos que son considerados como
fundamentales pero también dejan entrever perplejidad, des-
acuerdos e incluso abierta indignación. Los textos de Soja tal
vez sean desconcertantes, en ocasiones descompensados pero,
como casi todos sus críticos coinciden en señalar, son también
siempre arriesgados, apasionados y estimulantes.
Al hilo de los tres libros de Edward Soja, se traza a conti-
nuación una revisión crítica de sus mayores aportaciones y de
las controversias que han generado en la comunidad científica.

La reaserción del espacio en la teoría espacial

Es casi imposible explicarse la gran cantidad de reseñas críticas


y de aplausos entusiastas (o, por el contrario, de ataques viru-
lentos) que las obras de Soja han recibido sin pensar que nos
hallamos, antes que nada, ante un trabajo de un descomunal
impacto intelectual y académico. Postmodern Geographies sale
a la luz en 1989. Para una amplia mayoría, 1989 será siempre el
año de la caída del muro de Berlín. Para los geógrafos en parti-
cular, y para los científicos sociales en general, 1989 es además
un año particularmente fructífero, es el año de la publicación
de The Condition of Postmodernity de David Harvey, consi-
derado uno de los libros de mayor influencia en las ciencias
sociales del siglo XX. También es el año de la aparición de Maps
of Meaning de Peter Jackson que, aun cuando haya perdido en
la actualidad buena parte del brillo que tuvo en su día, marcó
un hito en el despegue de la nueva geografía cultural que tanta
impronta está dejando en la disciplina geográfica al poner en

259

EDWARD SOJA.indd 259 09/07/2013, 14:09


primer plano la variable cultural, y con ella, la voz de los sin-
voz.
A finales de la década de los 1980, la geografía humana
llevaba ya algunos años debatiendo cómo superar la distancia
entre el énfasis socio-económico (que emblematizaba la geo-
grafía radical) y el acento en lo personal e individual (tal como
hacía la llamada geografía humanística). Con diferentes térmi-
nos, todas las ciencias sociales estaban abocadas ya a debatir la
cuestión teórica de la tensión entre estructura y agencia, luego
expresada en la confrontación entre justicia y reconocimien-
to de la diferencia. A estos debates no resueltos, había que
agregar además la discusión sobre el cuestionamiento de los
cimientos y el papel de la ciencia moderna que habían abier-
to las proclamas postmodernas. El movimiento era, pues,
considerable. Que tanto Soja como Harvey incluyeran el
término «postmoderno» o «postmodernidad» en el título de
sus trabajos no deja de ser sintomático de que, por lo menos,
lo postmoderno era un tema que había logrado colarse en la
mesa de trabajo de los intelectuales. Pocos años antes habían
aparecido dos trabajos, cortos y de naturaleza prácticamente
contrapuesta, que tendrían una grandísima trascendencia.
En 1984, la traducción inglesa del librito de Jean-François
Lyotard La condición postmoderna (original francés de 1979)
y en 1985 el artículo de Frederic Jameson «Postmodernismo
o la lógica cultural del capitalismo avanzado», los cuales, aún
siendo tan diferentes entre sí, ponían en serios aprietos casi
todo lo que se daba por sentado como aceptable y como nor-
mal para acercarse a una realidad que de golpe parecía doble-
mente cambiante, y ante la cual la disciplina geográfica, para-
dójicamente, permanecía casi sin inmutarse. En ese contexto,
la reivindicación de lo espacial de Postmodern Geographies,
como una doble manera de desafiar algunas de las bases de
las ciencias sociales y de proponer nuevos acercamientos a las

260

EDWARD SOJA.indd 260 09/07/2013, 14:09


transformaciones urbanas y regionales, fue recibida como una
perdigonada que no dejó indiferente a nadie. Muchos mos-
traron su abierta admiración por la fuerza argumental, otros
se manifestaron más que desconcertados por la vehemencia
de las proposiciones y por lo que más de uno calificaría de
alambicada escritura.
Soja utiliza el término de postmoderno (convenientemente
pluralizado) para referirse no sólo a un momento de cambio
en el capitalismo sino también a la necesidad de contar con
una nueva manera de analizarlo o, cuanto menos, de recuperar
viejas fórmulas nunca suficientemente valoradas. Ahí es donde
Soja echa mano de nuevo de Henri Lefebvre. Lo había hecho
ya en «The socio-spatial dialectic» (que en su versión modifi-
cada para Postmodern Geographies hemos traducido en este
volumen) que apareció en 1980, un año después del artículo
que publicó con Costis Hadjimichalis.
De modo que si Lefebvre puede ser considerado en mu-
chos sentidos como un postmoderno avant la lettre, hay que
decir en honor a Soja que tuvo el mérito de leer a Lefebvre en
francés e introducirlo a una audiencia anglófona algunos años
antes de la traducción al inglés de La production de l’espace
en 1991 la cual marcaría un punto de inflexión definitivo en
la geografía humana anglosajona y por extensión, mal que
nos pese, a la geografía humana de todo el mundo. Para al-
gunos, ésta habría sido la máxima aportación de Postmodern
Geographies (Eflin, 1990) aún cuando la recuperación, la
interpretación e incluso el homenaje intelectual a Lefebvre
estaba aún por llegar y se produciría en su siguiente libro,
Thirdspace. Más que una mera introducción al pensamiento de
Lefebvre, el argumento principal de Postmodern Geographies
es, sin embargo, la reaserción de una perspectiva espacial críti-
ca en la teoría social contemporánea, y su objetivo explícito es
alentar a geógrafos y no geógrafos a pensar de otro modo, con

261

EDWARD SOJA.indd 261 09/07/2013, 14:09


elementos que si no eran nuevos del todo, sí aparecían con una
fuerza sin precedentes en aquel momento.
La propuesta de unas geografías postmodernas no sería
otra que la de corregir el desequilibrio que, durante más de un
siglo, había privilegiado el tiempo y la historia sobre el espacio
y la geografía. Soja indaga en los orígenes históricos de ese
sesgo. Hasta mediados del siglo XIX, lo histórico y lo espacial
habrían estado en equilibrio, pero la esperanza en el contenido
revolucionario del tiempo y la historia habrían silenciado el
espacio, tratado desde entonces, y con contadas excepciones,
como una categoría inerte, como un mero contenedor de
procesos históricos. Las claves para un cambio de perspectiva
se hallan, según Soja, fuera de la disciplina geográfica y sólo
las aportaciones de autores como Michel Foucault y Henri
Lefebvre habrían devuelto al espacio su capacidad explicativa.
Soja clama sin ambages por una deconstrucción del histori-
cismo dominante y por una destrucción de las barreras entre
historia, geografía y sociología proponiendo una «dialéctica
socio-espacial» capaz de hacer inseparables esas miradas. Y si
lo moderno se había manifestado como profundamente aespa-
cial, ahí estaba la clave para una nueva geografía, postmoderna,
que concediera al espacio todo su potencial explicativo, que
«desvelara lo que el espacio nos oculta» por utilizar la poética
frase de Berger que Soja cita al final de «La dialéctica socio-
espacial».
Esa defensa de la espacialidad como principio explicativo
para la teoría social iba destinada, sobre todo, a los propios
compañeros de viaje, a los geógrafos marxistas fuertemente
imbuidos de esa perspectiva excluyentemente histórica, para
tratar de convencerlos del poder de la causalidad espacial. De
hecho, una manera de ver su propuesta es entenderla como una
síntesis ecléctica, pero nada fácil en aquel momento, entre post-
modernismo y marxismo. En la segunda parte de Postmodern

262

EDWARD SOJA.indd 262 09/07/2013, 14:09


Geographies, Soja pasaba a lo empírico para trazar una geogra-
fía diferente de Los Ángeles sobre bases nuevas, buscando de
paso otras formas de escribir. El proceso de reestructuración
urbana y regional que se inicia a finales de la década de los años
1960 es descrito como un proceso simultáneo de intensifica-
ción y extensificación y Los Ángeles es presentado por Soja
como el epítome de la ciudad postmoderna.
La recepción de Postmodern Geographies fue, como ya
hemos señalado, bien dispar. Por una parte, fue celebrado
como «un libro que deberían leer todos los geógrafos» (Dear,
1990), como un «intento logrado de tejer una nueva teoría so-
cial crítica mediante la dialéctica socio-espacial» (Eflin, 1990),
como «el producto de un rara y generosa inteligencia crítica»
(Gregory, 1994), como «un texto fundacional del pensamiento
geográfico contemporáneo tan leído dentro como fuera de la
disciplina» y «sin el cual sería difícil imaginar la geografía hu-
mana actual» (Warf, 2006). Pero por otra parte no ha estado
exento de feroces críticas que muestran la atención con la que
esta obra no sólo fue recibida sino cuidadosamente leída. Se
señalan a continuación diversos aspectos que han dado lugar a
discusiones acres pero profundas para remarcar el enorme in-
terés de los temas levantados por Soja (y por sus críticos) para
hacer avanzar la teoría espacial.
En primer lugar, el intento de combinar en una nueva
propuesta el marxismo con el postmodernismo no parecería
del todo resuelta, especialmente porque el privilegio de lo eco-
nómico sobre las esferas política y sociocultural quedaría en
evidencia en múltiples ocasiones, concretamente en el intento
de aplicación empírica a Los Ángeles. Tal vez no en la teoría
pero sí en la práctica, Soja continuaría confiando, sobre todo,
en el papel determinante de las estructuras económicas y en
las herramientas clásicas del análisis marxista; la lectura de Los
Ángeles no dejaría de ser así más una lectura moderna de ese

263

EDWARD SOJA.indd 263 09/07/2013, 14:09


supuesto lugar postmoderno (Graham, 2006; Gregory, 1994).
Así, Soja es acusado de reduccionista económico, de ser más
marxista que postmoderno, de tener una crisis de identidad
entre los impulsos marxistas y los postmodernos, de ser poco
postmoderno y muy moderno… Soja, que tal vez no sea quien
mejor encaja las críticas, se muestra indignado por «la sugeren-
cia absurda de ser considerado un lobo moderno oculto bajo
un disfraz postmoderno» (Soja, 2006) cuando lo que estaba
intentando era, precisamente, trascender esa barrera, alimenta-
da a su parecer por intereses académicos y personales más que
por ningún otro motivo.
Una consecuencia de su digresión sobre la marginación
del espacio en la teoría social moderna es una definición de
postmodernismo en la que la importancia concedida al es-
pacio actúa como eje fundamental. Aun cuando es posible
argüir que la significación ontológica del espacio no es es-
pecífica del período reciente o sostener que no hay motivo
por el cual una nueva crisis del capitalismo tenga que llevar
automáticamente a que la teoría social experimente un cam-
bio al postmodernismo (Resch, 1992), la posición, tenazmen-
te sostenida por Soja, de la relevancia del espacio como un
trazo postmoderno, puede tener resultados inesperados. Así,
según el razonamiento de Soja, tanto Mandel como Harvey,
autores de indiscutible filiación marxista pero con obvia sen-
sibilidad espacial ¡deberían ser definidos como autores post-
modernos! (Massey, 1991). Pero hay que tener en cuenta, sin
embargo, que en la argumentación de Soja es relativamente
poco importante qué es cada cual ni quien dice qué. Todos
los argumentos y todas las voces son puestos al servicio de
una idea propia, algo que parece molestar particularmente a
sus detractores, pero que si es admitido abiertamente, y Soja
lo hace, debería considerarse tan legítimo como cualquier
otra estrategia argumental.

264

EDWARD SOJA.indd 264 09/07/2013, 14:09


La apuesta de Soja por una teoría crítica postmoderna es,
después de todo, tan innovadora como difícil. Como señala
Massey, el postmodernismo tiene el potencial de recoger la
pluralidad de voces y puntos de vista mientras que el mo-
dernismo apunta a la posibilidad de cambio y de progreso.
Lo que no habría cambiado y, constituye una de las críticas
más recurrentes y probablemente una de las más justificadas
a Postmodern Geographies, es el insuficiente tratamiento de
la diferencia que es, sin duda, uno de los pilares de todo en-
foque postmoderno. Las geógrafas feministas británicas fue-
ron aquí especialmente agresivas. Tanto Gillian Rose (1991)
como Doreen Massey (1991) eligieron las dos obras estrella
de 1989 (Soja con Postmodern Geographies y Harvey con The
Condition of Postmodernity) para evidenciar lo poco sensibles
que se muestran ambos autores ante los avances de la teoría
feminista. Dice Massey con ironía: «Si hay alguna cosa que
ciertamente haya demostrado su flexibilidad en una época que
a menudo se hace merecedora de ese calificativo, es el sexismo»
(Massey, 1991). Rose va más allá en su ataque y relaciona la
reivindicación del espacio como algo nuevo que sostiene Soja
con su olvido sistemático de las aportaciones de dos movi-
mientos sociales cruciales: los movimientos anti-coloniales y
los proyectos feministas (Rose, 1991). Para un autor que se
está comprometiendo en una aproximación postmoderna con
ambición de transformación social y de defensa de los sin-
voz ésta es una acusación extremadamente dura, y de la cual
no podrá defenderse adecuadamente hasta la publicación de
Thirdspace en 1996. En Postmodern Geographies, la ausencia
de la teoría feminista y de la diversidad étnica es una limita-
ción visible. Las relaciones de género y el racismo no aparecen
como ejes de poder; las únicas formas de dominación que son
consideradas son, en buena lógica marxista, las relaciones de
producción, y ninguna otra es tenida en cuenta. Para exaspera-

265

EDWARD SOJA.indd 265 09/07/2013, 14:09


ción de Massey, el patriarcado ni siquiera es mencionado. Lo
cual abre el interesante interrogante de si el reconocimiento de
la multiplicidad de relaciones sociales de poder requeriría una
mera revisión del proyecto o una trayectoria totalmente dife-
rente desde el principio (Graham, 2006). En Thirdspace Soja,
que es un autor de fuertes convicciones, sigue en sus trece,
profundizando en sus concepciones espaciales, aunque, esta
vez sí, el feminismo y el pensamiento postcolonial aparecen
ampliamente representados para complementar y reforzar su
argumentación.
Otra implicación definitoria del postmodernismo y que
Soja parece esquivar es el tratamiento del lenguaje. Los pro-
blemas de representación son precisamente uno de los grandes
temas levantados por el postmodernismo y seguramente el
mayor desafío en el plano ontológico al modernismo. Diversos
críticos hacen notar aquí la ausencia flagrante de Gunnar
Olsson, geógrafo especialmente preocupado y sensible al tema
(Dear, 1990; Gren, 1991). Hay que decir que Olsson es un au-
tor particularmente críptico, con un dominio inusual del idio-
ma (máxime cuando el inglés en el que habitualmente escribe
no es su lengua materna) y que ha dirigido una parte impor-
tante de su reflexión al análisis y a los experimentos lingüísti-
cos. Quizá a causa de su extrema complejidad, su obra ha sido
recibida a menudo entre la incomprensión y el escepticismo,
siendo las más de la veces directamente ignorada (Philo, 1984).
Soja no es ajeno del todo a esas preocupaciones pero no entra
en el tema, tal vez porque no se siente del todo cómodo en él
o porque tal vez le llevaría demasiado lejos y lo desviaría de su
punto central, solución que no satisface a sus detractores que
esperaban algo más en relación a ello: «¿Por qué Soja abre la
puerta del postmodernismo y luego hay tan poco que enseñar
en el interior? ¿Por qué anuncia la deconstrucción y luego no
hay Derrida por ninguna parte?» (Gren, 1991).

266

EDWARD SOJA.indd 266 09/07/2013, 14:09


Finalmente, muchas de las observaciones que Postmodern
Geographies recibió tienen que ver con la misma personalidad
de su autor: con su modo de escribir, con su posición como
científico y como académico, con su nivel de implicación po-
lítica. Son cuestiones que siempre son relevantes al abordar la
obra de cualquier autor, pero que en el caso de Edward Soja
nos parecen especialmente trascedentes.
Se dice de Soja que tiene la cualidad de hacerse extrema-
damente visible en su escritura, de aparecer de modo triunfal
como el depositario de las auténticas maneras de proceder, de
tener un punto de vista excluyentemente personal y, por tanto,
univocal («Soja’s I»1 en el ocurrente y un tanto malévolo juego
de palabras de Derek Gregory). De mayor calado es aun la
observación de que Soja aparezca siempre muy distanciado de
su objeto de estudio, adoptando una posición «en lo alto» o
«a mucha distancia» desde donde construye sus innovadoras
visiones geográficas. Ello está relacionado con otros dos nue-
vos objetos de controversia que serán retomados con mayor
fuerza si cabe en las críticas que recibirá Thirdspace: su forma
de escribir y su implicación política. Desde luego que en Soja
no hay una escritura académica al uso; la ironía, los juegos de
palabras, los guiños intelectuales, los neologismos, las cadenas
imposibles de frases subordinadas… todo está permitido para
buscar nuevas formas de escribir sobre la espacio y sobre la
ciudad. La pregunta que se formulan muchos es hasta qué
punto esa verbosidad es necesaria y, lo que es más importante,
si ésta no estará limitando el acceso a las ideas de un potencial
lector. Son dos cuestiones con más interés e implicaciones de
lo que puede parecer a primera vista. Por un lado, pudiera pa-
recer que se trata, en el fondo, de una cuestión de gustos que

1. Juego de palabras entre «I» y «eye».

267

EDWARD SOJA.indd 267 09/07/2013, 14:09


el paso del tiempo puede atemperar. Para Michael Dear, nada
condescendiente por otra parte en su crítica de Postmodern
Geographies, el capítulo sobre Los Ángeles vale por si solo
todo el libro «por su brillante (des)integración de la ciudad y
su región» añadiendo que su autor «inventa una nueva manera
de escribir sobre la ciudad» comparable a lo que representaron
en su momento clásicos como el Análisis locacional en geo-
grafía humana de Peter Haggett, o Urbanismo y desigualdad
social de David Harvey.
Otros autores muestran asimismo su complacencia por el
cuidado estilo literario de Soja pero todavía otros advierten
de los peligros de utilizar un lenguaje demasiado críptico,
pomposo y definitivamente poco accesible. Massey afirma con
rotundidad que este lenguaje guarda más relación con la auto-
presentación que con la comunicación y aún más grave puede
ser su comentario relacionado con la necesidad de ser cons-
ciente de para quien se escribe y de evitar ciertos modos de
«escritura anti-democrática». Si a ello se le suma la crítica antes
mencionada de hablar «desde arriba y desde la distancia», Soja
se hallaría en una complicada situación para continuar mante-
niendo su posición en un proyecto político emancipador y se
colocaría peligrosamente en la situación descrita por Bauman
según la cual para muchos intelectuales el concepto de post-
modernismo no es más que una respuesta a su propia insatis-
facción con su manera tradicional de producir conocimiento
(citado por Massey, 1991), y todo el debate teórico estará así
relacionado, no con ningún proyecto liberador a partir del
pleno reconocimiento de otros, sino con meras cuestiones de
poder y de influencia dentro de la academia. Es ciertamente
difícil resistir las presiones de las estructuras académicas si no
es separándose de facto de ellas pero, en el caso de Soja, si aten-
demos a que uno de sus objetivos principales y casi la razón
de ser de su trabajo es buscar formas nuevas y distintas para

268

EDWARD SOJA.indd 268 09/07/2013, 14:09


hacer y escribir una geografía capaz de responder a los retos
actuales, tal vez no sea del todo justo limitar su afán de expe-
rimentación a una simple voluntad de lucimiento. Después de
todo, y pese a la vehemencia con la que presenta sus ideas, la
suya no es, admitidamente, sino una propuesta entre infinitas
otras posibles.
Sea como fuere, el impacto, el «daño» en la vía tradicional
de abordar el estudio de la sociedad y del espacio, ya estaba
hecho y como señala el mismo Soja (2006), «de la turbulencia
de los años 1990 ha salido una geografía humana más crítica,
multifacética, inclusiva y ecléctica, que ha conducido a un ex-
traordinario giro espacial en todas las disciplinas». No todo el
mérito es de Soja, desde luego, pero Postmodern Geographies
y todas las reacciones que despertó, sin duda contribuyeron a
ello de un modo muy destacado.

La trialéctica de la espacialidad

«Mi objetivo en Thirdspace es fácil de establecer. Es el de


alentar a pensar de modo diferente sobre los significados y la
importancia del espacio y de otros conceptos relacionados que
componen y constituyen la espacialidad inherente de la vida
humana: lugar, localización, paisaje, medio ambiente, hogar,
ciudad, región, territorio y geografía». Soja no se aparta dema-
siado, pues, de lo que ya pretendía en Postmodern Geographies.
Eso, sí, con un paso al frente. Con aparente simplicidad inicial
sigue: «…no sugiero que descartéis vuestras viejas y familiares
maneras de pensar sobre el espacio y la espacialidad, sino más
bien que las cuestionéis en nuevos modos para abrir y expan-
dir el ámbito y la sensibilidad crítica de vuestras asentadas
imaginaciones geográficas o espaciales.» Todo en Thirdspace
es un reto a pensar más allá de las oposiciones binarias y a abrir

269

EDWARD SOJA.indd 269 09/07/2013, 14:09


la mente a nuevas maneras de aproximarse al espacio y a la es-
pacialidad. Y, como tal reto, exige un esfuerzo activo por parte
del lector. Thirdspace es un libro necesariamente difícil porque
no muestra del todo su significado hasta que el lector, si es que
así lo decide, asume sus propuestas.
Dado que consideramos que, en buena parte, Thirdspace es
una continuación de Postmodern Geographies que incorpora,
conscientemente o no, algunas de las mayores críticas recibi-
das, puede ser interesante ver cuáles de aquellas críticas han
sido afrontadas y en qué puntos, al contrario, no sólo no han
sido tomadas en consideración sino que Soja ha profundizado
aún más en la vía que las provocó.
Thirdspace tiene, repitiendo el esquema ya utilizado en
Postmodern Geographies dos partes claramente diferenciadas.
Una primera, teórica, en la que Soja reelabora los trabajos de
Lefebvre (del que pese a proporcionar una lectura personal
y, como tal, discutible no deja de ofrecer una introducción
inteligible de un autor muy dificil) en combinación con otros
teóricos sociales y prestando una atención especial al feminis-
mo contemporáneo y a los teóricos postcoloniales, persigue el
establecimiento de una «trialéctica de la espacialidad» como
marco teórico de análisis. La segunda, formulada como una
aplicación empírica de la primera, se centra en sendos análisis
de Los Ángeles y de Ámsterdam.
Como es habitual en Soja, incluso sus mayores críticos no
dejan de reconocer que se hallan ante un libro importante, esti-
mulante, innovador, provocador e inspirador por recoger sólo
unos pocos de los adjetivos que se la han dedicado. Ni siquiera
Andy Merrifield, que probablemente sea quien le ha brindado
palabras más duras en una crítica mordaz, innecesariamente
vejatoria y especialmente mal recibida por Soja, no puede de-
jar de afirmar: «Hay que reconocerlo, Soja puede inspirar, y
¿cuántos otros académicos pueden hacerlo en la actualidad?»

270

EDWARD SOJA.indd 270 09/07/2013, 14:09


(Merrifield, 1999). Pero todos los elogios recibidos no eximen
a Thirdspace de cosechar calificativos de signo bien contrario
(«confuso», «frustrante», «superficial»…) ni de ser el blanco
de críticas más elaboradas.
Soja reelabora la trialéctica del espacio de Henri Lefebvre
(espacio percibido, concebido y vivido) como Primer Espacio,
Segundo Espacio y Tercer Espacio. Esta última es la categoría
clave porque engloba las dos primeras y deviene algo diferente
y nuevo. Como se ha comentado, el valor añadido de la reela-
boración de Soja está en la incorporación de ideas procedentes
del feminismo y de la teoría postcolonial como las de Gillian
Rose, Gloria Anzaldúa, Gayatri Spivack, Edward Said o Homi
Bhabha por citar sólo unos pocos. En 1996 cuando Thirdspace
sale publicado, el terreno está ya preparado para reevaluaciones
críticas de la teoría social a lo que había contribuido grande-
mente la traducción al inglés de La production de l’espace de
Lefebvre en 1991 y que Soja había presagiado ya en 1989 en
Postmodern Geographies (Aitken, 1998). Tal vez un aspecto
crítico a considerar es si, con todo ello, Soja logra llevarnos más
allá de las fuentes en las que se basa (Crang, 1997). Un ejemplo
puede ser el uso del mismo concepto de «Thirdspace» o Tercer
Espacio. Robin Shields (1999) se muestra escéptico con el tér-
mino y aduce que tal vez los «espacios de representación» o
el «espacio vivido» de Lefebvre funcionan incluso mejor por-
que son menos estáticos y sugieren más la idea de un proceso
dinámico. El único motivo, y no es poco, que Soja tiene para
haber cambiado el término es para mostrar la necesidad de ex-
pandirlo y de incorporar conceptos de alteridad y diferencia
que tanto se le reclamaron en Postmodern Geographies. Y es
que, dice Soja, aunque sea una fuente inagotable de inspiración,
Lefebvre no es suficiente (Soja, 1999). Lo cual no quiere decir
que «Thirdspace» no continúe siendo un concepto confuso
para algunos, demasiado vago para otros en relación a otros ya

271

EDWARD SOJA.indd 271 09/07/2013, 14:09


en circulación como el «third space» de Homi Bhabha o «los
espacios en el margen» de bell hooks. Y es que no es un término
que pueda sacarse de su contexto; diríamos que sólo alcanza su
pleno sentido si es comprendido en ese marco teórico lefeb-
vriano visto a través de los lentes de Soja.
Pese al esfuerzo que ha realizado Soja desde Postmodern
Geographies, el tratamiento de la diferencia y de la teoría fe-
minista continua, no obstante, sin satisfacer del todos sus crí-
ticos. Seguramente el principal problema (un problema recu-
rrente por otro lado) es que Soja parece poco o nada interesado
en reflejar el estado y los avances realizados en esos campos
si no es en relación a su propia teoría. Shields, por ejemplo,
se muestra sorprendido de que Soja se haya convertido en
corifeo de autores tan diferentes como Jameson, bell hooks,
Olalquiaga, Bhabha, etc. que devienen así meros seguidores de
Lefebvre, y llama a combatir esa asimilación para «armonizar»
con Lefebvre en detrimento de las diferencias (Shields, 1999)
que podrían tal vez modificar (¿mejorar?) sustancialmente las
concepciones lefebvrianas (Price, 1999). No puede decirse, sin
embargo, que Soja simplemente haya incorporado esas voces
para cubrir el expediente (o para prevenir nuevas críticas a
este respecto) porque realmente aporta una revisión y una
reelaboración de todas ellas; lo que sucede es que «Soja parece
moldear todas estas voces para encajar en su conceptualización
unificada de Tercer Espacio» (Aitken, 1998) lo que, por otro
lado, es exactamente lo que el autor abiertamente se ha pro-
puesto desde el principio. Uno puede, desde luego, no estar de
acuerdo con Soja y afirmar que subestima una parte del trabajo
realizado por estos autores o que su lectura debería conceder
un papel más central a esas ideas (Chouinard, 1999) pero no
vemos nada especialmente reprochable (ni particularmente
diferente) en seleccionar determinados autores y determinadas
partes de sus obras para apoyar las ideas.

272

EDWARD SOJA.indd 272 09/07/2013, 14:09


Un aspecto más espinoso, y que ya había aparecido algo
más tímidamente a propósito de Postmodern Geographies, es
cómo asume el autor su propia posicionalidad ante las voces
diferentes y subalternas que cita y sobre las que se apoya. La
naturaleza situada del conocimiento es un tema que ocupa un
lugar privilegiado en las reflexiones actuales de gran parte de
los científicos sociales, en especial en lo que atañe a la mane-
ra en que, desde el discurso académico, se puede hablar de y
por los otros excluidos. Para Chouinard, Soja debería haber
profundizado más en su propia posicionalidad porque, si no,
la relevancia de esas voces cae ante la autoridad del académico
que los presenta (Chouinard, 1999). Para Price (1999), la cosa
es aún peor. Y es que las propias experiencias de Soja no serían
conmensurables con las de los subalternos que trata, y su trata-
miento de la marginalidad se convierte así, como si de un jue-
go más se tratara, en otra de sus excursiones (Price, 1999). La
crítica de Price no estaba formulada en términos que puedan
considerarse precisamente justos, de modo que la respuesta del
autor no se hizo esperar:

Los más silenciados deben poder hablar, ser escuchados y


debe aprenderse de ellos. Pero al mismo tiempo, tiene que
haber sitio para otras voces que tienen un compromiso
común en proyectos intelectuales y políticos tanto dentro
como fuera de la disciplina de la geografía (…) Escoger la
marginalidad no implica ignorar la marginalidad impuesta
que oprime a un vasto número de personas. Price cuestio-
na mi compromiso como hombre, blanco, geógrafo para
escoger los márgenes. No sólo creo que puedo hacerlo,
sino que invito a otros en posición similar a compartir el
proyecto de romper las barreras establecidas por guardia-
nes, políticamente bien intencionados, pero estrechos de
mente. (Soja, 1999)

273

EDWARD SOJA.indd 273 09/07/2013, 14:09


Y el siguiente paso es, claro está, ¿cómo a partir del pen-
samiento geográfico crítico se pasa a una acción política que
luche contra las injusticias que ese pensamiento revela? No
puede ponerse en duda que en Soja hay siempre una profunda
preocupación social pero es un tema que no abordará de un
modo directo y explícito hasta sus trabajos más recientes sobre
la justicia espacial.
La segunda parte de Thirdspace es un intento de aplicar a
Los Ángeles y a Ámsterdam las ideas expuestas en la primera
parte. Se trata de un ejercicio que intenta abarcar múltiples
aspectos de lo urbano en una nueva manera de enfocarlos y de
describirlos. Para algunos, «funciona bien ya que implica una
compleja sobreposición de lugares e historias y de estrategias y
representaciones de lugares reales o imaginados» (Pratt, 1998).
Son trabajos de gran originalidad que muchos de los críticos
aquí reseñados no dudan en recomendar como una lectura
obligatoria en clase de geografía urbana, precisamente como
ejemplo de nuevas manera de escribir. La combinación de un
enfoque macro con la microgeografía personal del autor pare-
ce funcionar, especialmente logrado en la aclamada pieza sobre
Ámsterdam, elevada ya a clásico de la geografía postmoderna,
en la que Soja traza su particular versión de la ciudad. Algunos
reclaman, sin embargo, un mayor engranaje entre lo macro
y lo micro, y se lamentan de que aquí Soja no haya logrado
trascender con mayor agilidad y eficacia la dualidad de escalas,
como si se hiciera necesario un «punto medio entre Lefebvre
y la calle» (del que tal vez el texto «Mesogeografías» sea una
muestra).
De nuevo, la escritura de Soja deja entrever la fuerte pre-
sencia del autor. «Soja está en todas partes», desde luego, pero
más que un logro o un defecto, creemos que debería ser con-
siderada simplemente como una característica del autor que,
irritante para algunos, es estimulante para otros porque añade

274

EDWARD SOJA.indd 274 09/07/2013, 14:09


una dosis considerable de implicación del autor y consigue
transmitir sus ideas con mayor eficacia.

La causalidad espacial

Podría decirse que Soja trabaja por acumulación. En


Postmetropolis, el tercero de su trilogía de Los Ángeles, reúne
los diferentes aspectos que han guiado su trayectoria intelec-
tual: Lefebvre, el postmodernismo, la naturaleza cambiante de
lo urbano (Johnston, 2001). El libro se divide en tres partes,
siguiendo la tríada espacial de Lefebvre, en los que incluye un
estudio crítico sobre las ciudades y las regiones, un análisis
creativo sobre la postmetrópolis de Los Ángeles, y un experi-
mento, una vez más, y con mayor longitud y amplitud, sobre
modos diferentes de escribir sobre la ciudad.
Como de costumbre, el libro de Soja ha sido recibido con
división de pareceres: estimulante, informativo, fascinante
pero también frustrante. Las apuestas del autor son siempre
a todo o nada y, en el camino, no tienen lugar muchos de los
autores, argumentos o recursos que al lector quizá le gustaría
encontrar. Postmetropolis, como el resto de trabajos de Soja,
debe leerse como el producto de la creativa imaginación in-
telectual de su autor; su aportación y su estímulo intelectual
son indiscutibles pero añadir más exigencias a ello conduce
ineludiblemente a la decepción. Las reflexiones espaciales de
Soja abren, sin duda, el apetito pero corren el riesgo de volver
insaciable a su lector.
En la primera parte, Soja remonta el estudio de la ciudad
a los últimos 11.000 años de historia humana, desarrollando
un concepto que le es especialmente útil para su visión espa-
cializada de la realidad: el «sinecismo» o estímulo creativo de
la aglomeración urbana, según el cual, además, las ciudades
crecen y se desarrollan como componentes de redes regionales

275

EDWARD SOJA.indd 275 09/07/2013, 14:09


más que como lugares individuales. Esta parte no convence a
todo el mundo y a algunos, incluso, les parece más bien pres-
cindible.
Interpretable como una crítica al clásico de Lewis Mumford
La ciudad en la historia (como señalan Bell & Muller (2003),
bien pudiera haber titulado su capítulo «La ciudad en la geo-
grafía»), lo más relevante es cómo Soja retoma el argumento de
Jane Jacobs en La economía de las ciudades sobre la preexis-
tencia de lo urbano a la agricultura para llevarlo a su terreno
que es el de la causalidad espacial. Es un argumento provoca-
tivo y que sirve primordialmente a esa función, no necesaria-
mente al contenido del resto del libro. Es comprensible que
alguno se pregunte por qué Soja gasta tanto tiempo y energía
en la revolución neolítica cuando la transición del feudalismo
al capitalismo es, sin duda, mucho más relevante para entender
la metrópolis moderna y también la postmetrópolis (Bell &
Muller, 2003). Pero, claro está, Soja necesita esa base histórica
para defender su concepto de sinecismo. Es algo sorprendente
la extensión de ese recorrido histórico, en el que Soja confiesa
haberse sentido mucho más atrapado de lo que tenía previsto
inicialmente, pero al final se muestra como una descripción
bastante lineal de la ciudad en la historia.
En la parte segunda, esboza seis discursos sobre la post-
metrópolis. Constituyen, con toda seguridad, la parte más
celebrada del libro, donde aparece el Soja más en estado
puro, con toda su capacidad inventiva ya que el autor pare-
ce pisar un terreno que conoce muy bien, donde los riesgos
están controlados de tan conocidos. Aquí explora, sintetiza,
distingue y hace comprensibles las diferentes aproximaciones
al fenómeno urbano contemporáneo. Es, al decir de su anti-
guo alumno Neil Brenner, un retorno al «Soja vintage», que
dedica toda su capacidad teórica y observacional, al análisis
urbano y regional, combinando múltiples metodologías para

276

EDWARD SOJA.indd 276 09/07/2013, 14:09


alcanzar un resultado que en elogiosas palabras de Brenner,
es «el enfoque más sintético y multidimensional a la geografía
del cambio urbano y regional desde los escritos urbanos de
Lefebvre de finales de los 60 y principios de los 70» (Brenner,
2001).
Finalmente, la tercera parte contiene arriesgados experi-
mentos con modos alternativos de escribir sobre la ciudad,
abriendo paso a una multiplicidad de voces e interpretaciones.
La propuesta es, sin duda alguna, muy audaz. Soja cede la pa-
labra a toda clase de voces que de un modo u otro estuvieron
implicadas o presentes durante los disturbios de Los Ángeles
de 1992 (el caso de Rodney King) para montar un colosal co-
llage con la intención de crear un discurso plurivocal de los
sucesos. Tampoco ahí alcanza unanimidad de opiniones, ni
siquiera de interpretaciones. Lo que para algunos se reduce a
una sucesión desligada de largas citas que el autor debería ela-
borar en lugar de dejarlo todo en manos del lector (Johnston,
2001), para otros no logra su objetivo de pluralidad vocal por-
que, después de todo, Soja siempre está ahí para decir de qué
se trata (Clarke, 2003). Concluye con las luchas más recientes
por la justicia espacial y la democracia regional en el área me-
tropolitana de Los Ángeles que serán objeto de sus ulteriores
trabajos.
También aquí, como ya es habitual, la escritura de Soja
no deja indiferente. Es un modo de escribir creativo, lleno de
metáforas y requiebros, pero que a alguno le resulta irritante
(Johnston, 2001). La palabra es la herramienta principal de
Soja, con la que se siente cómodo, con la que disfruta creando.
Algunos aprecian su «elegancia y exuberancia intelectual» pero,
para otros, siempre, resulta excesiva. De modo muy interesante,
sin embargo, algunos críticos han echado en falta más medios
para esa expresión que busca la simultaneidad y huye de la linea-
lidad. Ron Johnston realiza una observación clásica viniendo de

277

EDWARD SOJA.indd 277 09/07/2013, 14:09


un geógrafo: faltan más mapas para situar, ilustrar e imaginar los
lugares por los que Soja nos lleva. Pero Rob Atkinson (1998),
por su parte, va más allá y sugiere que el lenguaje escrito es tal
vez demasiado limitado para lo que Soja pretende evocar, lo
que tal vez lograría con mayor efectividad con nuevos medios
audiovisuales. De nuevo, la obra de Soja parece continuar sugi-
riendo un mundo entero de posibilidades por explorar.

Y ahora... buscando la justicia espacial

David Clarke finaliza la reseña sobre Postmetropolis, mencio-


nada al inicio de este capítulo, parafraseando a Zizek:

En una ocasión Slavoj Zizek apremió a los dialécticos a


aprender a contar hasta cuatro. Lo mismo puede decirse a
los que se autodefinen como trialécticos, y uno no puede
sino esperar con avidez la cuarta parte de la trilogía de
Soja. (Clarke, 2003)

Seeking Spatial Justice es el título del nuevo libro que


Soja ha escrito, añadiendo pues un cuarto libro a su trilogía
ya publicada. El mismo Soja admite con el orgullo de quien
se sabe fiel a sus ideas que todas sus obras tratan, de hecho,
sobre un único tema bajo una mirada diferente. No es casual
que hayamos empezado el capítulo con una cita del Cuarteto
de Alejandría, no tanto por la similitud literaria con la obra de
Durrell cuanto por su voluntad de ofrecer diversas miradas de
un mismo objeto (y tal vez por ello nos atreveríamos a propo-
ner que las obras de Soja ¿deberían ser acreedoras del título de
El Cuarteto de Los Ángeles?).
En algunas de sus obras ya era visible esa preocupación
por la justicia espacial (nótese el cambio transcendental de en-

278

EDWARD SOJA.indd 278 09/07/2013, 14:09


foque operado al sustituir el habitual «social» que acompaña a
justicia por «espacial»). Parece que ahora ha dedicado un volu-
men entero a esa cuestión en la que la aborda en multiplicidad
de contextos y escalas, siempre con el caso en mente de un
Los Ángeles que continúa siendo su fuente inagotable de ins-
piración para continuar defendiendo ese poderoso argumento
espacial para explicar las transformaciones sociales.
Siempre tuvimos la impresión que Soja no habría es-
crito Thirdspace tal como es sin las críticas recibidas por
Postmodern Geographies (algo que él mismo probablemente
no estaría dispuesto a admitir sin matices) pero también es-
tamos convencidos de que no habría escrito Postmetropolis
sin esa convicción profunda en sus ideas que le caracteriza.
El entusiasmo de Soja por su tema de estudio es ciertamente
contagioso (Brenner, 2001), algo que no puede separarse, sin
embargo, de esa misma omnipresencia del autor en sus escri-
tos que para muchos resulta molesta. Somos de la opinión de
que si la obra de Soja inspira es precisamente porque, guste
o no su manera de expresión, la percepción de su presencia
logra transmitir esa pasión espacial que en Soja es también
algo personal. En «Taking space personally», y para dejarlo
ya claro del todo, afirma: «Yo pongo el espacio en primer
lugar, antes de ver las cosas histórica o socialmente, o como
esencialmente políticas o económicas o culturales, o mode-
ladas por la clase, la raza, el género, la preferencia sexual; o
vistas a través del discurso, de la lingüística, del psicoanálisis,
el marxismo, el feminismo o cualquier otra perspectiva espe-
cializada. Intento ver el mundo a través de todas esas finas
lentes, pero el foco primordial es insistentemente espacial;
condicionado, motivado e inspirado por una perspectiva
espacial crítica» (Soja, 2008).

279

EDWARD SOJA.indd 279 09/07/2013, 14:09


Referencias bibliográficas
AITKEN, Stuart (1998). «Book Review: Thirdspace: Journeys to Los
Angeles and Other Real-and-Imagined Places. By Edward W.
Soja», Geographical Review, 88(1); pp. 148-151.
ATKINSON, Rob (1998). «Book Review: Thirdspace: Journeys to Los
Angeles and Other Real-and-Imagined Places,» Capital and
Class, 64; pp. 137-139.
BELL, Thomas L. & MULLER, Peter O. (2003), «A review of Soja’s
Postmetropolis: Critical Studies of Cities and Regions», Annals of
the Association of American Geographers, 93(1); pp. 248–250.
BRENNER, Neil (2001), «Postmetropolis: critical studies of cities and
regions», Tijdschrift voor Economische en Sociale Geographie,
92(3); pp. 386-388.
CHOUINARD, Vera (1999), «Book Review: Thirdspace: Journeys
to Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places», The
Canadian Geographer / Le géographe canadien, 43(2); pp. 209-
212.
CLARKE, David B. (2003), «Book review: Postmetropolis: critical stu-
dies of cities and regions», Area, 35(3); pp. 330-331.
CRANG, Mike (1997), «Book Review: Thirdspace: Journeys to Los
Angeles and Other Real-and-Imagined Places», Progress in
Human Geography, 21(3); pp. 454-455.
DEAR, Mike (1990), «Book Review: Postmodern Geographies: The
Reassertion of Space in Critical Social Theory», Annals of the
Association of American Geographers, 80(4); pp. 649-654.
EFLIN, James (1990), «Book Review: Postmodern Geographies: The
Reassertion of Space in Critical Social Theory», Geographical
Review, 80(4); pp. 448-450.
GRAHAM, Elspeth (2006), «Soja, E.W. 1989: Postmodern Geographies:
The Reassertion of Space in Critical Social Theory: Commentary 1»
[«Classics in Human Geography Revisited»], Progress in Human
Geography, 30(6); pp. 812-814.
GREGORY, Derek (1994). «Chinatown, Part Three? Unconvering
Postmodern Geographies», en Derek Gregory, Geographical
Imaginations. Oxford: Blackwell; pp. 257-313 [reproducido de

280

EDWARD SOJA.indd 280 09/07/2013, 14:09


Derek Gregory, «Chinatown, Part Three? Soja and the Missing
Spaces of Social Theory», Strategies: A Journal of Theory, Culture
and Politics, 3 (1990); pp. 40-104]
GREN, Martin (1991), «Book Review: Postmodern Geographies:
The Reassertion of Space in Critical Social Theory», Geografiska
Annaler, Series B, Human Geography, 73(2); pp. 145-148.
JOHNSTON, Ronald (2001), «Book Review: Postmetropolis: critical
studies of cities and regions», Progress in Human Geography,
25(4); pp. 684-686.
MASSEY, Doreen (1991), «Flexible sexism», Environment and
Planning D. Society and Space, 9(1); pp. 31-57.
MERRIFIELD, Andy (1999), «The extraordinary voyages of Ed Soja:
Inside the trialectics of spatiality», Annals of the Association of
American Geographers, 89(2); pp. 345-348.
PHILO, Chris (1984). «Reflections on Gunnar Olsson’s contribu-
tion to the discourse of contemporary human geography»,
Environment and Planning D. Society and Space, 2(2); pp. 217-
240.
PRATT, Geraldine (1998). «Book Review: Thirdspace: Journeys to
Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places», Economic
Geography, 74(2); pp. 192-194.
PRICE, Patricia (1999), «Longing for Less of the Same», Annals of the
Association of American Geographers, 89(2); pp. 342-344.
RESCH, Robert P. (1992), «Book Review: Postmodern Geographies:
The Reassertion of Space in Critical Social Theory», Theory and
Society, 21(1); pp. 145-154.
ROSE, Gillian (1991), «Book Review: E. Soja: Postmodern
Geographies: The Reassertion of Space in Critical Social Theory.
D. Harvey: The Condition of Postmodernity», Journal of
Historical Geography, 17(1); pp. 118-121.
SHIELDS, Rob (1999), «Harmony in Thirds: Chora for Lefebvre», Annals
of the Association of American Geographers, 89(2); pp. 340-342.
SOJA, Edward W. (1999), «Keeping Space Open» [respuesta al Book
Review Forum sobre Thirdspace], Annals of the Association of
American Geographers, 89(2); pp. 348-353.
— (2006), «Writing Geography Differently» [«Classics in Human

281

EDWARD SOJA.indd 281 09/07/2013, 14:09


Geography Revisited»], Progress in Human Geography, 30(6);
pp. 817-820.
— (2008). «Taking Space Personally» en Barney Warf & Santa Arias
(eds.). The Spatial Turn: Interdisciplinary Perspectives. Nueva
York & Londres: Routledge; pp. 11-35.
WARF, Barney (2006), «Soja, E.W. 1989: Postmodern Geographies:
The Reassertion of Space in Critical Social Theory: Commentary
2» [«Classics in Human Geography Revisited»], Progress in
Human Geography, 30(6); pp. 814-817.

282

EDWARD SOJA.indd 282 09/07/2013, 14:09


SELECCIÓN DE LA BIBLIOGRAFÍA
DE EDWARD W. SOJA*

SOJA, Edward W. (1968), The Geography of Modernization in Kenya.


A Spatial Analysis of Social, Economic, and Political Change.
Syracuse: Syracuse University Press. (Geographical Series, 2).
SOJA, Edward W. (1971), The Political Organization of Space.
Washington, D.C.: Association of American Geographers,
Commission on College Geography (Resource Paper, 8).
SOJA, Edward W. & HADJIMICHALIS, Costis (1979), «Between
Geographical Materialism and Spatial Fetishism: Some
Observations on the Development of Marxist Spatial Analysis»,
Antipode, 11(3); pp. 3-11.
SOJA, Edward W. (1980), «The Socio-Spatial Dialectic», Annals of
the Association of American Geographers, 70(2); pp. 207-225.
SOJA, Edward W.; MORALES, Rebecca & WOLFF, Goetz (1983),
«Urban Restructuring: An Analysis of Social and Spatial Change
in Los Angeles», Economic Geography, 59(2); pp. 195-230.
SOJA, Edward W. (1985), «Regions in Context: Spatiality, Periodicity,
and the Historical Geography of the Regional Question»,
Environment and Planning D: Society and Space, 3(2); pp. 175-
190.
SOJA, Edward W. (1985),. «The Spatiality of Social Life: Towards a
Transformative Retheorisation» en Derek Gregory & John Urry
(eds.). Social Relations and Spatial Structures. Nueva York: St.
Martin’s Press & Londres: Macmillan; pp. 90-127.

* Los autores han confeccionado una bibliografía completa de Edward W.


Soja que se puede consultar en el enlace de este libro en la página web de Icaria:
www.icariaeditorial.com.

283

EDWARD SOJA.indd 283 09/07/2013, 14:09


SOJA, Edward W. (1986), «Taking Los Angeles Apart: Some
Fragments of a Critical Human Geography», Environment and
Planning D: Society and Space, 4(3); pp. 255-272
SOJA, Edward W. (1987), «Economic Restructuring and the
Internationalization of Los Angeles Region» en Michael P.
Smith & Joe R. Feagin (eds.). The Capitalist City: Global
Restructuring and Community Politics. Oxford: Basil
Blackwell; pp. 178-198.
SOJA, Edward W. (1989), Postmodern Geographies. The Reassertion
of Space in Critical Social Theory. Londres: Verso.
SOJA, Edward W. (1989), «Modern Geography, Western Marxism,
and the Restructuring of Critical Social Theory» en Richard
Peet & Nigel Thrift (eds.). New Models in Geography: The
Political-Economy Perspective. vol. 2. Londres: Unwin Hyman;
pp. 318-347.
SOJA, Edward W. (1990), «Heterotopologies: A Remembrance of
Other Spaces in the Citadel-LA» Strategies: A Journal of Theory,
Culture and Politics, 3; pp. 6-39.
SOJA, Edward W. (1991), The Stimulus of a Little Confusion: A
Contemporary Comparison of Amsterdam and Los Angeles.
Ámsterdam: Centrum voor Grootstedelijk Onderzoek (Texts of
a Special Lecture); pp. 1-37.
SOJA, Edward W. (1992), «Inside Exopolis: Scenes from Orange
County» en Michael Sorkin (ed.) Variations on a Theme Park:
The New American City and the End of Public Space. Nueva
York: Hill and Wang-Noonday Press; pp. 94-122.
SOJA, Edward W. (1995), «Postmodern Urbanization: The Six
Restructurings of Los Angeles» en Sophie Watson & Kathy
Gibson (eds.). Postmodern Cities and Spaces. Oxford &
Cambridge: Blackwell; pp. 125-137.
SOJA, Edward W. (1996), Thirdspace. Journeys to Los Angeles and
Other Real-and-Imagined Places. Oxford: Blackwell.
SCOTT, Allen J. & SOJA, Edward W. (eds.). (1996), The City: Los
Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century.
Berkeley & Los Angeles: University of California Press.
SOJA, Edward W. (1999), «Thirdspace: Expanding the Scope of the

284

EDWARD SOJA.indd 284 09/07/2013, 14:09


Geographical Imagination» en Doreen Massey, John Allen &
Phil Sarre (eds.). Human Geography Today. Cambridge: Polity
Press; pp. 260-278.
SOJA, Edward W. (1999), «Lessons in Spatial Justice», hunch, 1
[Berlage Institute]; pp. 98-107.
SOJA, Edward W. (2000), Postmetropolis: Critical Studies of Cities
and Regions. Oxford: Blackwell.
SOJA, Edward W. (2003), «Writing the City Spatially», City, 7(3); pp.
269-280.
SOJA, Edward W. (2003), «Urban Tensions: Globalization, Economic
Restructuring, and the Postmetropolitan Transition» en Lourdes
Beneria & Savitri Bisnath (eds.). Global Tensions: Challenges and
Opportunities in the World Economy. Nueva York & Londres:
Routledge; pp. 275-290.
SOJA, Edward W. (2003), «Exopolis: The restructuring of Urban
Form» en Malcolm Miles, Tim Hall & Iain Borden (eds.). The
City Cultures Reader (2nd ed.). Londres: Routledge, 2003; pp,
453-460.
SOJA, Edward W. (2006-07), «Designing the Post Metropolis»,
Harvard Design Magazine, 25 (Fall 2006/Winter 2007); pp.
43-49.
SOJA, Edward W. (2007), «Postmetropolitan Psychasthenia: A
Spatioanalysis» en BAVO (eds.). Urban Politics Now: Re-
Imagining Democracy in the Neoliberal City. Rotterdam: NAi
Publishers; pp. 78-93.
SOJA, Edward W. (2008), «Taking Space Personally» en Barney
Warf & Santa Arias (eds.). The Spatial Turn: Interdisciplinary
Perspectives. Nueva York & Londres: Routledge; pp. 11-35.
SOJA, Edward W. (2009), «Resistance after the Spatial Turn» en:
Jonathan Pugh (ed.). What is Radical Politics Today? Basingstoke:
Palgrave Macmillan; pp. 69-74.
SOJA, Edward W. (2009), «The city and spatial justice», Justice
spatiale/Spatial Justice, 1; pp. 31-38 (http://jssj.org).
SOJA, Edward W. (2010), Seeking Spatial Justice. Minneapolis:
University of Minnesota Press.

285

EDWARD SOJA.indd 285 09/07/2013, 14:09


EDWARD SOJA.indd 286 09/07/2013, 14:09
EDWARD SOJA.indd 287 09/07/2013, 14:09
EDWARD SOJA.indd 288 09/07/2013, 14:09

You might also like