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ESCUELA DE HISTORIA
ALUMNO:
FRANKLIN PAUCCAR PANIHUARA
JERSON SONCCO PUMACHAPI
EVER RONAL CCOTOHUANCA PUMA
EDWIN JUAN CONDORI POZO
AREQUIPA – PERÚ
2016
CONTEXTO GEOGRAFICO E HISTORICO
LA UBICACIÓN DE CARAL
La primigenia ciudad de caral se encuentra en la margen izquierda del rio supe, en la costa
norcentral del Perú, cerca del poblado actual de caral.
La ciudad se halla a unos 350 m. s. n. m., sobre una terraza aluvial, por encima del valle
que, en este sector medio, es estrecho, abrigado y de clima caluroso, muy favorable para la
vida humana.
La actual falta de agua en el rio supe durante la mayor parte del año y las escasas tierras de
cultivo sugieren interesantes preguntas sobre el sustento de los 17 grandes centros cívicos
ceremoniales, de temprana datación, identificados en el lugar.
el valle da vida a una densa vegetación natural, todavía persistente en algunos relictos, es
denominada” monte ribereño”, que constituye un verdadero bosque enmarañado de plantas
arbóreas y herbáceas, como huarango, pájaro bobo, caña brava, achiote, guayabo, pacay,
etc. Flora típicamente costeña, la cual albergaba a una variedad de aves, vizcachas y
venados, que cubría al valle en grandes extensiones hasta hace unos pocos años.
Por otro lado, los cerros de la cadena andina, que limitan ambas márgenes del valle, se
convierten en lomas durante la temporada de invierno y aun son aprovechadas por los
pobladores que incursionan en busca de venados y vizcachas. Es posible que en el pasado
cubriesen una mayor extensión y proporcionaran recursos vegetales y animales, al igual que
los extensos pantanos, aun vigentes.
Hacia el litoral, el mar de la costa central ha sido fuente inagotable de peces, algas y
moluscos, utilizados intensamente en la alimentación de la población y como bienes de
comercialización con los agricultores cercanos y distantes.
El rio mismo, en la época de verano, nutre a peces y crustáceos, que son consumidos por
los pobladores. Aparte de los recursos naturales propios, el sector medio del valle posee las
mejores rutas de comunicación con otros valles vecinos y alejados. Caral, en particular, se
conecta con el valle sureño de huaura, cuya población habría estado bajo el control
ideológico de los templos y el sacerdocio de esta ciudad. Otras vías lo vinculan a los valles
costeños de pativilca y fortaleza. Las rutas más distantes conectan al valle de supe con el
callejón de Huaylas, el callejón de conchucos y la cuenca del marañón.
La ciudad de la pirámides como también la han denominado algunos visitantes, por los 6
grandes volúmenes piramidales que se observan desde el fondo del valle, se encuentran
sobre una terraza aluvial, en un paisaje grisáceo y árido, rodeado por las vistosas cumbres
rocosas de las estribaciones costeñas de la cordillera de los andes. Es un medio desértico,
con dunas que contrastan con el colorido verdoso del valle, del cual se separa por una serie
de terrazas aluviales, formadas sucesivamente a través de tiempos geológicos.
El ambiente natural del área contribuyo a darle a caral el carácter sagrado que tuvo, así la
ciudad quedo aislado, elevada sobre el valle y alejada de la vida de este, en una planicie,
entre el cielo y los cerros.
La ciudad sagrada, que cubre un área aproximada de 50 ha, está conformada por más de 32
conjuntos arquitectónicos de diversa magnitud y función, de los cuales, hasta el presente, se
han podido identificar seis identificaciones piramidales y una serie de construcciones
medianas y pequeñas, entre templos, sectores residenciales, plazas públicas, anfiteatros,
almacenes, altares, calles, etc. La mayoría se halla todavía cubierta con los escombros de
las paredes, derribadas por el paso del tiempo, y los materiales del enterramiento ritual de
las edificaciones, que hacían periódicamente los habitantes de la ciudad de caral.
Con la introducción del algodón se optimizó la industria textil de los inicios de la civilización. La
incorporación de este producto agrícola añadió nuevas posibilidades y variantes al proceso del
tejido: con la docilidad del algodón y de el hilado se obtuvieron fibras más finas, y, al mismo
tiempo, de acuerdo al grado de torsión y retorsión, mayor resistencia.
Sin embargo, no se dejó de lado el uso de otras fibras vegetales (totora, junco, cabuya,
enredadera, corteza de madera, etc.) que antecedieron al uso de algodón en la producción textil.
Más bien, con la mezcla de los materiales se añadieron nuevas posibilidades al tejido, como en el
caso del quipu, recuperado en el Edificio Piramidal La Galería de la Ciudad Sagrada de Caral.
- Como marcador de status social, mediante elaboradas prendas y tocados con diseños
estructurales.
- Ritual, con objetos como los “ojos de dios” y telas para incinerar.
Taller textil
Elaboraron textiles de distintos colores naturales, con variadas técnicas (torzal, anillado, llano,
etc.) y diseños estructurales.
Cestería, fibras vegetales y shicras
La cestería fue una de las actividades artesanales de importancia en la sociedad Caral. Consistió en
la manufactura de cestas, sogas, esteras y, principalmente, bolsas o shicras con fibras vegetales
como totora (Schoenoplectus sp. y Typha sp.), junco (Cyperus laevigatus), caña brava (Gynerium
sagittatum), carricillo (Phragmites australis), cabuya (Furcraea sp.) y cortadera (Cortaderia sp.).
Este último material fue obtenido en las regiones altoandinas (2500-3000 m s. n. m.).
La élite se diferenció por los adornos personales (collares de cuentas de concha de moluscos) y los
bienes de prestigio (tejidos de algodón, utensilios, entre otros), de uso exclusivo
Talleres.
La materia prima utilizada para los adornos personales era traída de diferentes lugares: huesos de
animales marinos y conchas del litoral, piedras semipreciosas y otros minerales de la sierra,
caracoles y madera de la selva andina y mullu del Ecuador.
La Quincha de Caral
Los recintos de quincha de Caral se caracterizan por el uso de postes de huarango (15 a 30 cm de
diámetro) como soportes principales. En base a ellos se tejió un armazón al que se atravesaron, de
manera horizontal, cañas y carrizos en pares y en menor grado otros tallos menores.
Mecánica de fluídos
En la Ciudad Sagrada de Caral se han encontrado cinco altares con fogones, especialmente
diseñados. Todos presentan conductos de ventilación subterráneos, que tenían la función de
mantener el fuego encendido por un tiempo prolongado, mediante el aprovechamiento de la
fuerza de los vientos.
AGRICULTURA CARAL.
Con la civilización se formó un nuevo grupo social que tenía por objetivo mejorar las especies y el
rendimiento de los cultivos con fines alimentarios e industriales, como el algodón de varios
colores.
COMBUSTIBLE VEGETAL
En el asentamiento de Miraya se recuperó una bolsa de junco o shicra, que contenía cuatro
envoltorios tejidos de dimensiones menores y forma alargada. Cada uno de ellos tenía en su
interior un paquete de fibras de color pardo, que pertenecen a la cactácea
Espostoa melanostele. En Ancash, esta fibra es llamada “pumpush” o “puña” y en Huánuco la
denominan “cahuay”. Informantes de Conchucos la describen como una planta de puna, usada
para mantener encendido el fuego. Fue empleada por los pobladores de Supe y es testimonio del
intercambio interregional.
Hace 5000 años los habitantes del valle de Supe lograron un aprovechamiento intensivo de las
especies marinas (pescados y moluscos), mediante el desarrollo de una avanzada tecnología de
pesca con redes de algodón, cordeles, anzuelos y embarcaciones.
Esta innovación tecnológica fue posible debido a la alta productividad de los agricultores de
algodón del interior del valle. Asimismo, la capacidad económica de los pescadores, como los de
Áspero, contribuyó al sostenimiento de la población agricultora del valle.
La agricultura fue una innovación tecnológica que aprovechó el potencial combinado de la tierra,
el agua y el medio ambiente para producir vegetales que pueden almacenarse; proporciona
ventajas sobre la caza y recolecta de plantas nativas.
Su práctica intensiva, en el valle de Supe, benefició a los pobladores porque les permitió obtener
fibras de algodón en gran escala y otros productos en cantidades mayores a las necesidades de su
consumo, que fueron destinadas al comercio.
Las investigaciones arqueológicas en los asentamientos de la “zona capital” y Áspero indican que
los habitantes del litoral y del valle sostuvieron un intercambio permanente de productos.
Prueba este comercio local el consumo de ingentes cantidades de pescados y moluscos en los
asentamientos del valle como Caral, Chupacigarro, Miraya y Lurihuasi, así como el uso de algodón
y mates, además de zapallo, achira, mate, guayaba y pacae, entre otros, en el asentamiento del
litoral.
Con el algodón se hicieron cordeles, redes de pescar, ropa, y con los mates, flotadores. Estos
materiales mejoraron la tecnología pesquera y optimizaron su producción
El manejo transversal del territorio y sus recursos potenció la economía de los pobladores del valle
de Supe. Favorecidos por la ubicación central de la cuenca de Supe y su corta extensión entre el
litoral y el altiplano (espacio articulador), los pobladores se desplazaron hacia otras regiones y
valles del área.
El comercio local e interregional permitió el flujo de recursos agrícolas y marinos, así como el
intercambio de otros bienes, conocimientos y elementos culturales.
El cambio de anchovetas secas y moluscos (choros y machas) por algodón y otros productos
agrícolas, industriales o alimenticios (mate, algodón, frijol, achira, zapallo, camote, etc.), inició la
cadena del comercio, que se extendió a las otras regiones. Algunos productos fueron
intercambiados a grandes distancias, como el Spondylus de las playas del Ecuador.
A Caral llegaron lloque, cactus, perico cordillerano y cóndor de los andes, así como congompe,
achiote, tútumo y huarumo de la selva
Este sistema económico también se evidencia en el Áspero, donde se han recuperado numerosos
artículos elaborados con materiales exóticos, provenientes de la sierra (palos cavadores de lloque),
de la selva (congompe) y de la costa ecuatorial (cuentas de “mullu” o Spondylus).
Agricultura
Los hombres de Caral desarrollaron una agricultura intensiva en el valle de Supe. Emplearon
herramientas sencillas como palos y astas para cavar. Construyeron también canales de riego muy
simples que llevaban el agua del río hacia los campos de cultivo. Las plantas alimenticias que
cultivaron fueron: mate o calabaza, achira, pacae, pajuro, maní, ají, guayaba, lúcuma, papa, pallar,
camote, frijol, palta y maíz. Y de especial importancia fue el cultivo del algodón, cuya fibra
aprovecharon en gran escala.
-Agricultura: Producían semillas de algodón, frijoles, nueces, camote, zapallo, calabaza, papa,
maní, palta, ají, pacae, guayaba, maíz , etc.
Conclusiones
Las comunidades agrícolas y pesqueras en el territorio comprendido entre los valles del Santa y
Chancay, en el área norcentral, tuvieron un gobierno estatal formado por primera vez en los Andes
centrales.
La división del trabajo hizo posible el logro de significativos avances en el conocimiento científico,
tecnológico y artístico.
Veintiocho fechados radiocarbónicos han confirmado la antigüedad de Caral como la ciudad más
antigua de Perú y de América.
Ubicado en el extremo oriental de la mitad baja de la ciudad. Está conformado por tres
amplios recintos cuadrangulares. En los pisos se hallaron pequeñas oquedades selladas con
una capa de arcilla. Que contenían cuentas de crisocola, cuarzo lechoso, cristal de roca y
spondylus princeps. Junto a ellas se encontraron desechos de talla y herramientas de piedra
y hueso. Las evidencias arqueológicas indican que estos recintos eran usados como talleres
de producción artesanal para el suministro de artículos santuarios.