You are on page 1of 154

El autor ofrece un análisis sistemático de los conceptos epistémicos fundamentales:

creencia~ certeza, saber, conocimiento. Establece sus relaciones, por una parte,
con las razones que justifican la verdad de nuestras creencias, por la otra, con
los motivos (deseos, quereres, intereses) que pueden distorsiQnarlas. ¿Cuándo
'
'

1
reer, sa er,
podemos afirmar que nuestros conocimientos están fundados era razones ..•

conocer

)
objetivas? ¿Cómo influyen en ellos nuestros deseos e intereses? Son algunas .
de las preguntas que se intenta responder. Villero no trata sólo del conocimiento •'
.
científico; distingue con precisión entre diferentes tipos de conocimiento que •

requieren procedimientos de justificación distintos. En todos los casos, creencias
y conocimientos se comprenden tal como operan en concreto, en hombres reales, Luis Villoro
determinados por motivos personales, condicionados por circunstancias sociales.
Así considerados, no son ajenos a la voluntad, ni pueden entenderse desligados
de la práctica. Por ello el libro desemboca en un estudio de las relaciones de
creencias y conocimientos con los preceptos que regulan la vida práctica en -'.~ :

sociedad. Las condiciones de racionalidad de las creencias aparecen entonces


como condiciones de realización de una vida racional y libre. ~ Of

Luis Villero ha sido, durante muchos años, profesor de filosofía en ia Universidad


Nacional Autónoma de México; actualmente enseña en la Universidad Autónoma • •
Metropoiitana y en El Colegio Nacional. Ha publicado varios libros y numerosos .
i

'
artículos de filosofía y de historia de las ideologías. Entre los primeros, podemos
destacar: Los grandes momentos del indigenismo en México, El proceso ideológico
de la revolución de Independencia, Páginas filosóficas, La idea y ei ente en la filosofía
de Descartes.

f'- - --
....' t •
\

.•.


1
.
'
'
'

¡

'1 t
\
\
1

ISBN 968-23- t 694 - 4 •


¡

1• ,;J
'

l1
1
siglo
veintiuno
editores
1 ., f
f.
..
' .
íNDICE ''*

..
247293
., ...
...
.1 'J ,.. • ... • f
' .
.,• •
'. '

" ~ l·.>r. -i~" ~~ > .• ' .' ,,,


"'i;1{ ~) ~.~ ~-f; .. \ \ ~S , \ \ ,• ~~~\ ,, • _. !\
..
- .
l.1 ~.•. ,,...; ·,.• t ... , .... •.; r·)
,¡... "·
-~
... t
·r· ••

siglo xxi editores, s.a. de c.v. o

..
......
• t ...~~' -~~--•
... "' • ;t
•• ,-...
a J
•'1:
ti.
• •
O
,. .... t.
'1'

CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MÉXICO, D.F.

s i ·g 1O· JxJx·¡l
.. . '- ~~ • \: - ) r ~ • ~ ; t• •t• S
editores, s.a. PRIÓWGO
.-.... .
~
.. .· . ·g.
TUCUMÁN 1621, 7° N, C1050AAG, BUENOS AIRES, ARGENTINf , ,
INTRODUCCION. DEL PROBLEMA Y DEL METODO 11
siglo xxi de españa editores, s.a. • •• •

MENÉNDEZ PIDAL 3 BIS , 28036, MADRID, ESPAÑA Dos preguntas sobre el conocimiento, 11; El análisis del Tee!'
tetes.. 14; Un enfoque alternati\'o: el Menón, 17;. · Problemas

P..
)·r--;
_ ... 4,,_.,
planteados, 19; Sobre el método, 20

. • •

/, . l : _): : " }. DOS CONCEPCION.ES DE CREENCIA > •


"\

~- '

.¡ Creencia como ocurrencia mental, 25; Dificultades de esa con-
\.. ,_ '• ···~t
t.

)
7"'- •

o
ccpt:ión, 27; Creencia como disposición, 31; · llos interpretaciones
o · · ·'

. de disposición, 35; Dificultades de la concepción disposicional


• •
i ••
de creencia, 40
••
• 1
1
1
1
!1 ---~~
1
1
2. CREENCIA Y ACTrrUD (
/ 43 '.., o

i
"-'~ "'' J
,.
~ ' Pr~mcra distinción entre creencia '1 actitud. 43; Creencia in-
distinguible de actitud, 45; Un nuevo intento de distinción,
48; Alcance de 1a distinción, 51; Necesidad de una nueva pre-
gunta, 54


3. DEFINICIÓN DE CREENCIA ! 58 :

'\.'
.. . ___ ... ,
.'
..,·

])os aspectos de la disposición , 5R; Representación . y creencia,


62: '"J)eterminación" de la cr<~cncia por el objeto, 65; l)istin-
ción entre creencia, actitud, intención, 67; Propuesta de defi-
nición, 71
edición al cuidado de eugenia huerta •

portada de maría Iuisa martínez passarge .


4. '. 74
}

RAZ(>NES PARA CREER


:..,,.. 1

primera edición, 1982 --~ . .. o

quinta edición corregida, 1989 ¿Por <tu<~ se cree?, 74; Razones. Justificación, 77; ¿Ha y creencias
decimoctava edición, 2008 sin razones?, 80; Razones impllcitas, 82; Razones básicas, 85; Jus-
© siglo xxi editores, s.a. de c.v. tificación: ¿conexión causal o lógica?, AS; La suficiencia de Jas
isbn 13: 978-968-23-1694-4 razor.t•s y la deliberación, 93; Justificación e in fcrencia, 96; Dos
posibles contraejemplos, 98
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico


e_ - ,LA ~) .:·.·y . , : 1 , ••. : '· )
[5] ••


7
6 1NDICE {N DICE
¡-" .•

(J02 . 11. CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER 250


5. MOTIVOS PARA CREER
' .•"' •
\

Motivos, 102; Motivos y razones, 105; La astucia de la voluntad Práctica, 250; La práctica, criterio de verdad, ~53; El conc~pto
y la suficiencia de las razones, 111; Los grados de ''asentimien- .. de "práctica. teórica", 257; Motivos por conocer, -259; Artstó•
teles y el saber por el saber, 262; Intereses particulares e interés
to., y la certeza, 115; Convicciones, 111: "Pensamiento por de- ,
~,. Ideologia, 120; Las tres formas de explicar una creencia, general, 264
128

/.:-..,.., 12. HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA


6. CREER Y SABER f 126 )
\ / Términos epi~témicos y términos evaluativos: _269; La pri~era
Distintos sentidos de "saber", 126; Creer y saoer en primera per- ...._..___,... ética de la creencia: Jobn Locke, 275; Condtctones de raaona-
sona, 129; Creer y · saber en segunda y tercera personas, 1!4; lidad y preceptos éticos, 279; La norma de justificación ra-
Vuelta a la primera persona, 1!9; ¿Un contraejemplo car- cional, 281; La norma de autonomía de la razón, 284; Las
tesiano?, 142 normas de veracidad y de confiabilidad, 286; Dogn•atismo y es·
cepticismo: dos formas de intolerancia, 291; Conocimiento y libe-
ración, 296
1
7. RAZONES PARA SABER

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
299
Comunidades epistémicas, 145; Objetividad, intersubjetividad y
consenso, 150; Razones incontrovertibles, 154; La paradoja de 1
la justificación objetiva, 158; Discriminar razones, 161; Usos de ÍNDICE DE NOMBRES Y CONCEPTOS
307

''saber" para fines prácticos, 166; Razones incontrovertibles en
la ciencia, 171; Análisis de saber, 174 .•i

8. SABER Y VERDAD 176


Verdad, oraciones y juicios, 176; Verdad y justificación objetiva,


178; .una def}nición inapli~able de "saber", 182; Los ejemplos
del t1po Gettter, 185: Soluctón de los ejemplos del tipo Gettier,
188; Falibilidad del saber, 192
.. .. ... 't

/ r~·-- ~ \

9. CONOCER Y SABER •
/ 197 ¡ 1
1
'\ 1
,.,_~
. ""\..
1 . . .. . . . . . . . . ~ ...

Dos conceptos epistémicos distintos, 197; Aprehensión inmediata, '


experiencia, ~o~ocimiento, 199; Capacidades adquiridas por co-
nocer, 203; Razones para conocer, 208; Saber que se conoce,
209; Saber testimonial, 212; Conocimiento en general, 217

.
10. TIPOS DE CONOCIMIENTO 222
Ciencia, 222; Sabiduría, 226; Dos ideales de conocÚniento, 228;
El proceso de justificación en distintos tipos de conocimiento
234; ~o?ocimiento personal con justificación objetiva, 2~6;
Conocimtento personal bajo condiciones subjetivas 241; , Co-
munidades sapienciales, 244 '

' .


INTRODUCCióN. DEL PROBLEMA Y DEL ~fÉTODO

.''
Dos preguntas sobre el conocimiento

Este libro trata de responder a la pregunta ¿qué es conoci-


miento? Pero esa pregunta püede tener sentidos diferentes y_ue
obligan a respuestas distintas. El conocimiento es un proceso
psíquico que acontece en la mente de un hombre; es también
un producto cc!ectivo, social, que comparten muchos individuos.
1 Puedo interrogar por las relaciones de ese proceso con otros
hechos psíquicos y sociales, por su inserción en determinadas
cadenas causales de acontecimientos que lo expliquen. A la pre-
gunta se respondería poniendo a la luz la génesis, el desarrollo
• y las consecuencias del conocimiento. Ésa es tarea de diferentes
i
.•
• ( 1
ciencias. A la fisiolc,gía y a la psicología correspondería deter-
minar los principios que explicaran ~1 conjunto de procesos cau-
sales que originan el conocimiento, desde la sensación a la
inferencia, así como su función en la estructura de la perso-
nalidad. A las ciencias sociales interesaría descubrir los condi-
cionamientos sociales de los conocimientos compartidos y ana-
• ·lizar las funciones que cumplen en el mantenimiento o trans-
formación de las estructuras sociales. En cualquier caso, las
ciencias intentarán responder fraguando teorías que den razón
de las causas, funciones, resultados de ciertos hechos. ¿Y qué
tiene que ·ver la filosofía con tausas y efectos de hee,hos? Ése
es asunto del conocimiento empírico y cuando la filosofía ha
intentado suplirlo sólo ha engendrado caricaturas de ciencia.
Pero~ la pregunta puede tener un segundo sentido. Puede
referirse ya no a la génesis, sino a la jt&stifica~ión y validez del
conocimiento, querer decir: ¿en qué condiciones algo puede
calificarse de conocimiento? Entonces intent~ré responder ana-
...
lizando las notas que pertniten distinguir el conocimiento de
las creencias que no lo son. Mi análisis me llevará a conceptos
correlacionados: creencia, justificación, verdad, entre otros. Ya
no me importará descubrir las causas y consecuencias del cono-
cimiento sino las condiciones en que un pretendido saber está
justificarlo o no, es verdadero o falso, corresponde o no a la

[11]
••

DEL PROBL~MA Y DEL MÉTODO
DEL PROBLEMA Y DEL METODO 13
12 ,

realidad. Para ello no tendré que observar ni medir relaciones investigaciones filosóficas importantes donde los dos planos se
ca usa les entre hechos reales, tendré que analizar conceptos. Y entremezclan y. confunden.1
ésa sí es tarea de la reflexión filosófica. Si la confu-s ión psicologista fue predominante en siglos pa-
Porque la filosofía no es una ciencia. La filosofía no descu- sados, la sociologista suele serlo en algunos autores contern po-
bre nuevos hechos ni propone leyes que expliquen su comporta- ráneos. El problema del condicionamiento social de las creen-
miento. La filosofía analiza, clarifica, sistematiza conceplos. Al cias no puede suplantar el de su justificación. Ambos !"es-
hacerlo, pone en cuestión las creencias recibidas, reordena nues- pondeo a preguntas distintas. El hecho de que un conocimiento
tro: .s~beres y puede reformar nuestros marcos conceptuales. El esté detettninado históricamente no pertnite concluir su false-
anahsts de los conceptos epistémicos es tarea de la filosofí?, dad, ni siquiera su carencia de objetividad; ni su verdad es
la explicación de los hechos de conocimiento, asunto de la cien- tampoco garant!a de que carezca de condicionamiento social.
cia; la pregunta por la verdad y justificación de nuestras creen- La reflexión filosófica Iiú puede remplazar los resultados de una
cias compete a la filosofía, la pregunta por su génesis y sociología del conocimiento de base empírica.2
resultados, a la ciencia. Todo esto no quiere decir que los planteamientos filosóficos
La teoría del conocimiento ha sufrido de la continua con- y científicos sobre el conocimiento no se requiera!'! mutuamente.
f~Jsión_ ent~,e arn~s géneros de preguntas. "Psicologismo", "so-
Pero sólo si no se confunden, si permanecen separados sus
, ctolo~tsn1o pod~1an llatnarse a los dos aspectos de esa confusión. preguntas y sus métodos, pueden ser de utilidad recíproca.
El prtmero ha stdu el más frecuente. A lo largo de la-· historia El anáiisis filosófico requiere conocer las interpretaciones
de la filosofía, las auténtiLas cu~"tiones filo,ófic~s se han mez- sobre el conocimiento a las que han llegado algunas ramas de
clado con explicaciones ingenuas acerca de la adquisición y la psicología y de la sociología. M ucl1os conceptos epistémicos
desarrollo de nuestros procesos de conocimiento. Muchas 'obras •
. tratados tradicionalmente por la filosofía forman parte de teo-

~e teoría d~l con,ocitnien to s:n una mezcla de análisis concep-
'
rías psicológicas destinadas a explicar . hechos observables. El
L.ual con ps1colog1a especulativa precientífica. F~a confusión fut! filósofo no puede realizar un análisis de esas nociones sin con-
res~~nsable del pla~te;1nliento tie muchos falsos problemas fi- trastarlo con las definiciones que proponen los psicólogos. Se
losohcos. E! tratarruent? de la percepción es un ejemplo. Des- trata de conceptos que tienen en la actualidad un estatus fron-
terizo. No llegan a ser aún conceptos científicos, porque forman
de la teorta de los ezdola de los antiguos griegos hasta el •
sensualismo de Condillac, pasando por las especies de los es- parte de teorías que no alcanzan una sistematización completa
cohisticos y las "ideas sensibles" de ios empiristas, los filósofos y no reciben en ellas una definición precisa. Las nociones de
s~, empeña ron. ~n of~ecer explicaciones del origen de la percep- "creencia", "conducta", "actitud", "intención", "razón", "mo-
ao~, _q_ue 1~ hstolog1a y la psicología experimental arrumbarían tivo", "conocimiento", "información", etc., suelt:n ser incorpo-
defu1~uv~mente. P~ro la confusión no se detiene en ese campo. radas a las teorías psicológicas con el significado vago que tie-
La ~e~1es1s de la_s Ide_as generales es otro tema que enfrentó a nen en el lenguaje ordinario. En este estadio, en que las teorías
e~p1r1~tas y :acJonaltstas, durante más de dos siglos, en polé- psicológicas están aún insuficientemente estructuradas, el aná-
ll1Icas Jnternlinables. El genuino problema filosófico sobre la lisis filosófi.t=o puede servir para alcanzar una precisión y siste-
Yal idez a p,-ioTi de ciertos conocimientos se confundió a tne- matizar.:ión de los conceptos epistémicos, que faciiite su incor-
nu~l~ con el ¡~roblen1a psicológico del origen, innato o ad- poración a una teoría científica. ¿Cómo determinar, por ejem-
quirido, de las Ideas. U na confusibn semejante revela, en fechas
n1ás recientes, el probletna "1e la "constitución,, de los objetos 1
Un ejemplo notable podría ser el tomo u de las Ideen. . . de Husserl
de conoci1niento. P~•:de entenderse en dos sentidos: ron1o pre- (1952), donde a menudo no aparece clara la frontera entre el análisis fe-
gunta por las cond1~1?nes de ]a objetividad y con1o indagación nomenológico y una descripción psicológica de procesos genéticos en los
que se va constituyendo el objeto de conocimiento.
de. los procesos geneucos que conducen a la forn1ación de un 2
Sirva de ejemplo la obra de Adam Scbaff (1974) donde el problema
9

objeto en la n1ente. La pri tnera es una cuestión clásica de la fi- de la objetividad del conocimiento no se distingue claramente del de su
lo~ofia, la segunda con1pete a una psicología genéticéL No faltan determinación histórica.

••

,
14 DEL PROBLEMA Y DEL METODO
DEL PROBLEMA Y DEL MÉTODO 15
plo, en una teoría psicológica, las ~~laci~nes entre c~eencias y •

ordinario podemos usar "creencia" en, por lo menos, dos senti-


actitudes afectivas, entre saber y accton, s1 no se precisan antes dos. En un primer sentido, "creer" es opuesto a "saber". Si digo
esos !:onceptos? El análisis filosófico puede a yu dar a lograr la "creo que hay otra vida" doy a entender que no lo sé. A la
precisión requerida. inversa, si sé algo, suelo a veces oponer mi saber a una simple
Otro concepto fronterizo suministra un ejemplo más de la creencia; este sentido tiene "creer" cuando afirmamos: "no
necesidad de relación entre el análisis filosófico y las inter- creo tal cosa, la sé" ("no creo que Pablo sea inocente, lo sé");
'.
pretaciones ci~ntíficas: el concepto de ideología. Si no se ha .
queremos decir q!le no tenemos una mera supos1c1on Insegura,
. . , .
llegado a una teoría sociológica precisa de la ideología es, en sino mucho más que eso. "Creer" tiene entonces un sentido
gran medida, por la. am~igüe?ad de es~ concepto. Con todo, su restringido: quiere decir tener algo por verdadero pero sin estar
utilización en estudios históricos y sociales ha resul.tado prove- seguro de ello, ni contar con pruebas suíicientes. Equivale a
chosa. El análisis de lo~ distintos .sentidos de "ideología", su ''suponer", "presumir", "conjeturar'', pero no a "estar cierto".
definición precisa y la determinación de sus relacione~ co~ l?s • En este sentido restringido puede hablarse de una creencia
conceptos epistémicos fundamentales es un paso prev~o, Indis- ..vacilante" o "insegura", adjetivos que no podrían aplicarse a
pensable, para la formulación de una teoría de la Ideología _,_~ un saber.
1

que pueda tener pretensiones de explic3.r los hechos. . _ . . · Hay otros usos, menos frecuentes, de "creencia" en que pa-
En todos esos casos, el análisis de los conceptos. . epistémicos 1... ,
rece tamuien que ,,saber ,, no Imp
. l.tea '' creer,, . .r..n
.,.., esos casos se
puede servir, a la vez, al mejor planteal!liento de. problem~s emplea "creer" en ·un sentido peculiar, distinto a su significado
filosóficos tradicionales y al adelanto en _la formulac1on de teo- común. Puedo exclamar, por ejemplo: ,.ya sé que mataron al
rías científicas sistemáticas. .. ~ Che pero todavía no puedo creerlo"; lo que quiero expresar es

que no puedo explicármelo, o que no puedo aún asimilar ese
hecho, por lo inesperado o contrario· a mis expectativas. "Creer"
El análisis del Teetetes no significa, en esa oración, "tener un hecho por existente" sino
algo como "aceptar un hecho sin conflicto". ,
Partamos pues de la situación actual en :1
anális~s del concept?
Pero en todos esos casos "creencia'' tiene -un sentido restrin-
de "conocimiento". Casi todos los estudios ana~Iz~n el conoci- gido o especial. Si tomamos "creer" en· su sentido más general
miento proposicional, es decir, el que. s~, re~i~re a un hecho o significa -simplemente "tener un enunciado por verdadero'' o
situación expresados por una proposicton. En castellano, esa
"tener un hecho por existente", · aceptar la verdad y realidad
forma de conocimiento se traduciría .por "saber".
de algo, sin dar a entender que mis pruebas sean o no sufi-
En pocos temas filosóficos podemos encontrar un consenso
cientes. En este sentido general, saber implica necesariamente
tan general como en la definición de '-'saber". La gran mayoría
creer, pues no se puede saber sin tener, al mismo tiempo, algo
de Jos autores contemporáneos que escriben sobre teoría del
por verdadero. Si alguien sabe que p (un hecho cualquiera
conocimiento, por diferentes que puedan ser sus enfoques y
expresado por una proposición) también cree que p. La prueb·a
posiciones teóricas, coinciden en el análisis de ese concepto,
es que afirmar que alguien sabe algo sin éreerlo sería contra-
con variantes, sin duda, en la manera de expresarse. 3 Ese aná-
dictorio. Decir que S (un sujeto cualquiera) sabe que la tierra
lisis puede acudir a una larga tradició~ que se remonta" has~~
es redonda, que 2 más 2 suman 4 o que los gatos son taimados,
el Teeteles de Platón. Podríamos designarlo como el anáil-
sis tradicional" de saber. Lo expondremos brevemente·. pero que no cree nada de eso, es contradictorio. Si sé algo no
l. Preguntemos primero: ¿saber implica creer? En el leng~aje puedo menos d~ creer en ello, en el sentido más general de
tenerlo por verdadero.
• Véase A. j. Ayer (1956), R. M. Chisholm (1957 y 1966),. J. Hintikka No es contradictorio, en cambio, decir que alguien cree que
(1962), A. C. Danto (1968), 1. Scheffler (1965) y, para una discusión ,re- p pero no sabe que p. Si bien nadie puede sabe_r sin creer en
dente, K. Lehrer (1974). :- -· · lo que sabe, todos creemos muchas cosas sin que podamos ase-

••
• DEL PROBLEMA Y DEL MÉTODO 17
16 DEL PROBLEMA Y DEL METODO

¿Podemos decir que los jueces sabían que el reo era inocente?
gurar q11e las sabemos. Todo saber implica creencia pero no
No, porque su acierto fue casual; en verdad no tenían razones
toda creencia implica saber.
suficientes para ju~tificar su fallo. Del adivino no diremos que
Por otra parte, no puedo distinguir, en mi saber que p,
sabe, aunque su vaticinio resulte cierto, porque puede haber
entre ~os comp~nentes: uno que fuera mi creencia que p y
acertado por azar. Quien apuesta a la ruleta porque cree que
otro m1 saber. s, sé que P~ no puedo separar de ese saber mi
saldrá un número y acierta, cree que p y "P" resulta verdadera,
creencia; saber qu~ p es creer que p de una manera especial,
pero no sabe que p. Con todo, si su acierto se repite por haber
es creer que p. . . y algo más, aún por determinar.
d_ado con un sistema que le perrnita, usando un cálculo espe-
Poden1os decir pues que una primera condición para que S
ctal, prever que la bola caerá en detetnainado número, entonces
sepa que p es que S crea que p.
sí podremos afirmar que sabía, porque entonces podrá aducir
2. ¿Qué es ese "algo más" que habría que añadir a una creen-
razones que justifiquen su acierto.
ci~ p~ra califica;la de "sabe~"? Puedo decir, por ejemplo: "los
, ~sí, las d~s. ;ondicicnes anteriores no bastan para saber; una
egtpctos no sabtan que la tterra era redonda, creían que era
ultima c~nd1cton falta: tener razones suficientes que justifiquen
un ~isco plano". Su_ creencia no era saber, porque en verdad
1~ creencia. En palabras de Platón (Teeieies~ 20lcd): "La creen-
la tierra no es un dtsco plano. l . o que le faltaba a su creencia
Cia verdadera por razones (tJE-rá AÓyou) es saber, la desprovista
1 para ser un saber es que correspondiera a la realidad. Sólo a
de r~zoncs (áAoyov) está fuera del saber."
creencias que consideramos verdaderas llamamos .,saberes". Se-
En resumen, S sabe que p supone tres condiciones:
ria cóntradictorio afirmar: "cualquier escoiapio sabe que el
a~a se compone de hidrógeno y oxígeno, aunque eso no sea
1] S cree que p,
c~erto" o "Aristarco sabía que el sol ocupaba el centro del

i
2] "p" es verdadera,
sistema; claro que se equivocó". Si se equivocó, no puedo sos-
••• 3] S tiene razones suficientes para creer que p.4
PodeiPos llamar "justificada" a una creencia basada en razo-
tener que sabía~ a lo más que creía saber. 'l,eetetes (200e) acier-
nes suficientes. Saber es, entonces, creencia verdadera y justifi-
ta cuando, a la pregunta de Sócrates sobre "qué es saber'', con-
cada.
testa: saber es UAT}{}ij ~ó;a, es decir, "creencia verdadera".
Una creencia. es verdadera sólo si la proposición en que se
expresa lo es. St, de acuerdo c.on las convenciones usuales, desig-
Un enfoque alternativo: el Menón
namos co~ja letra p al hecho o situación objetiva al que se re-
fiere un~' p~ogo'sici~n y con la mis~a _letra entre comillas ("P''),
El Teetetes trata el conocimiento como un acontecimiento pu-
a_ ~a p~bposicion m1sma, podemos decir que una segunda condi-
r~mente intelectual, desprendido de sus relaciones con la prác-
cton para .que S sepa que p es que "P" sea verdadera.
uc~ .. ~No ha~ o~ro aspecto, esencial al conocimiento, que el
3: ¿Basta con eso? Si creo en algo y esto es cierto ¿no puedo
anahs1s deber1a uestacar? Antes de cualquier saber que describa
dectr en todos los casos que sé? No en todos. Podría resultar
cómo es el mundo, ¿no nos interesa acaso un conocimiento que
que mi creencia fuera cierta por casualidad, porque acertara
oriente nues\ra acción en él? Qutremos conocer, ante todo, po!."
sin p:op~néttnelo siquiera o sin tener conciencia del porqué
motivos prácticos; nos interesa saber porque, de lo contrario,
de m1 ac1erto.. De una persona que crea en algo sin ningún
no podríamos actuar ni, por ende, vivir. Es éste segundo aspecto
fundamento, s1n razoiiés que justifiquen su creencia, o bien
el que aparece en el Menón.
q¡¡e crea por livianas o equivocadas razones, no diré que sepa,
Imaginemos dos hombres, liuo que conoce el camino a la
aunque resulte por aL"lr verdadero aquello en que cree. Platón
ciudad de Larisa y otro que, sin conocerlo, la encuentra por una
a~uce un ejemplo. Unos jueces se dejan conmover por la retó-
rica del defensor y absuelven al acusado, sin haber sopesado ' La manera de expresar esta última condición varía según los auto-
las pruebas ni haber escuchado a los testigos. Acontece que el res. Chisholm y Danto hablan de "tener razones adecuadas (adequate
a~u.sado era, de hecho, inocente. Se cumplen pues las dos <:on- evidence),, Ayer, de .. tener el derecho de estar seguro", Lehrer, 0~ "estar
completamente justificado,,.
dtaones anteriores: los jueces creen que p y "P'' es verdadera.

••
DEL PROBLEMA Y DEL MtTODO ,
18 DEL PROBLEMA Y DEL METODO 19

-""'n:etura acertada· ambos, el uno con su saber, el otro con su realidad. Es la intuición de que el saber implica una justificación
\..Vl J 1 • 1 d '
creencia cierta, serán buenos guías; ambos por Igu~ po ran suficiente. En el Menón, en cambio, Sócrates parte de la intui-
conducirnos a nuestra meta. "Desde el punto de vista de la ción de que el «;onocimiento responde a la necesidad de orien-
práctica (xpá~t~) correcta la creencia verdadera no es peor guía tar nuestra vida en el mundo -como e~ el camino de Larisa-
que el conocimiento" (Menón, 97b). ¿Qué añade, entonces, el de manera que esa orientación "encadene'' nuestra acción a la
conocimiento a la creencia verdadera? No el hecho de acer~ar realidad. Es la intuición de que el conocimiento implica una
·siempre en la práctica, porque puede darse el caso. de quten garantía de acierto en la acción. En ambos casos, el conocimien-
acierte siempre por fortuna, por tener una creencia 9-~e de to se ve como una forma en la que el sujeto puede anclarse
hecho sea correcta aunque carezca de base; de él no dtriamos en la realidad: las razones son los eslabones· con que la · in-
que conoce, sino sólo que sus conjeturas resul~an. acertadas. teligencia alcanza la verdad y la amarra que asegura el éxito
¿Cuál es pues la diferencia específica del conocrm~ento? Que de nuestra práctica. El análisis del conocimiento deberá hacer
en el caso del saber, a diferencia de la mera creencta, nuestras justicia a ambas intuiciones. :
creencias están firmemente "ligadas", "sujetas", de tal modo
• •
que no pueden escapársenos. "For eso el cono~tmten~o es '
' máS- va.lioso que la creencia correcta, porque a diferencia de Problemas planteados
ella, el conocimiento es una atadura (~E<Jl!Ó~)" .,(Menón, 98a).
Platón emplea el verbo ~Éw, que significa "ligar", "ata!", y el Tanto el análisis tradicional, basado en el Teetetes, como el
sustantivo ~EOJ.lÓ~, "encadenamiento", "atadura", para e~presar . enfoque alternativo del Menón, plantean complejos .problemas.
la propiedad que tiene el co?oci~ie~to de asegur~r C?n ftrtneza .-•. Podríamos resumirlos en tres renglones pr~ncipales.
el acierto de nuestras creenaas. SI bien 1a creencia cierta basta ' l. El saber se analiza como una especie del . género creencia.
para orientar nuestras acciones en ~1 mundo, sólo si tenemos_ ~na Pero ¿qué es creencia? Estamos ante · un· concepto vago e im-
garantía segura de que nuestra acción corresponde a la reali~ad, preciso. Por una parte, es menester distinguirlo de otros estados
podemos confiar que la creencia no fallará; sólo enton,ces te- internos del sujeto, como intenciones, actitudes, afectos. La
nemos conocimiento. La ''atadura", de que habla Platon, su- creencia forma parte de una personalidad; está enlazada con
jeta nuestras creencias a la realidad: es el razonamiento (AO: otros elementos psíquicos, como motivos, propósitos, razones.
y~al'Ó~) (98b). El conocimiento, a diferencia de la creencia, es Para tener un con~epto más claro de creencia, y por enrie de
una guia de la práctica, firmemente asegurada en razones. Co- saber, e3 indispensable . precisar las rela,ci_o nes entre esos con-
nocer es pues poder . orientar en forma acertada y segura la ceptos. . ._
a~ción. . . . Por otra parte, el Menón . tiene razón: cualquier .d efinición
El Menón no propone una definición de saber distinta a la de creencia debe dar cuenta de su propiedad de conducirnos
del T eetetes, sólo la considera desde otro aspecto. En efecto, por el camino de Larisa. ¿Cómo analizar tanto la creencia como
- en ambos análisis el saher es una forma de creencia verdadera el conocimiento, de modo que nos _e xpliquen su relación con
y justificada en razones, pero sólo en el Menón se presenta la práctica? Este problema supone otro inicial: si la creencia
como una guíi acertada para la práctica. La diferencia especí- es un estado interno del sujeto, ¿cómo podemos conocer la?
fica ei"ltre creencia cierta y saber son, en ambos diálogos, las ra- ¿No será menester comprenderla en relación t.on el comporta-
zones en que se funda la creencia, pero sólo en el Menón la miento observable del sujeto, con su acción?
justificación en razones se presenta como una "atadura'' de las Los capítulos 1 a 5 tratarán de resolver este género de di-
creencias que asegura su presa en la realidad. . . ., ficultades.
Cada uno de los diálogos trata de expresar una tntutcion 2. Las otras dos condiciones del análisis tradicional de saber
básica acerca del conocimiento. A instancias de Sócrates, Tee- plantean diferentes interrogantes. ¿Qué es "justificación,? ¿Cuán-
tetes intuye que el saber no es una creencia verdadera por for- do son las razones suficientes para saber? Sobre todo: ¿qué
tuna, sino que debe tener razones que le aseguren (} lcanzar la relación hay entre la segunda condición (verdad) y la tercera
.
••
• ,
DEL PROBLE'PviA Y DEL METODO DEL PROBLEMA Y DEL ~ETODO 21
20
(ju:;tificación)? El saber tiene que presentarnos una gar~ntía conocimiento como un análisis, clarificación y sistematización
segura de alcanzar la verdad. ¿Cómo llegar a la verdad SI no de los conceptos epistémicos.
es por esa garantía? Pero ento~c~s, ¿n~ b~s~a ~~n la tercera Desde siempre nos hemos referido con esos conceptos a múl·
condición? ¿Cómo debemos definir la JUSttflcacton para que tiples actividades: las formas de conocimiento son muchas. Sin
sea una garantía segura de "atarnos" a la realidad? . embargo, dos prejuicios, frecuentes en la actualidad, tienden
Estos temas han recibido en los últimos años una atenctóh a restringir considerablemente su uso. Al primero podríamos
particular de los filósofos. Muchos han puesto en duda que las llamarlo prejuicio "cientificista": consiste en la tendencia a res-
tres condiciones basten para definir el saber y han propuesto tringir la teoría del conocimiento al estudio de los conceptos
añadir condiciones suplementarias; pero el problema no ha científicos. El fabuloso desarrollo de la ciencia incita a ver la
recibido una solución definitiva. Como veremos, está ligado a como la for1na paradigmática de conocimiento, pauta y ncrma
la fa1ta de precisión en el concepto de "razones suficientes". en que medir cualquier otra. Así, el contenido de la "episte-
En los capítulos 4 a 8 se plantearán estas preguntas. Uno mología" se identifica, a menudo, con el de la filo:>ofia de la
de sus resultados será una revisión del análisis tradicional de_, ciencia. Reducir el conocimiento válido al saber científico ha
s~r. ·· sido un programa del positivismo. Pero la cienci?., con ser la
,
3. La definición tradicional se aplica a un tipo específico más segura de las fottnas de conocimiento, es sólo una de ellas.
de conocimiento: el que se expresa gramaticalmente con el ver- Por una parte, el discurso científico sup0ne un conocimiento
bo "saber" seguido de una oración en acusativo ("saber que ... · anterior a cualquier teoría sistemática: se levanta sobre la base
tal o cual cosa"). ~ero hay otras formas de conocimiento; por '
de un conocimiento natural, previo a la ciencia, compartido
ejemplo, las que pueden expresarse con otros usos de "saber'; ..
i por todos los hombres. La fror. . tera entre ese conocimiento y

("saber lo que hacen", "saber lo que . pasa"), o bien con el el saber ~ient!fico es, a menudo, art~ficial, porque !as opera-
verbo "conocer" seguido de un sustantivo ("conocer a un ami- ciones de conocimiento de uno y otro no son esencialmente
go", "conocer una ciudad"). ¿Son esas formas reducibles a la heterogéneas. La ciencia suele añadir precisi.ó n y control ra-
primera? Si no lo fueran, la definición tradicional de "saber", cionales a procedimientos cognoscitivos ya usados para resolver
basada en el Teetetes, sólo se aplicaría a un tipo de conoci- prob!emas de la vida práctica cotidiana. Por otra parte, no
miento. El enfoque del Menón~ en cambio, podría referirse sólo durante los milenios anteriores a la aparición. de la ciencia
también a las otras for1nas de conocimiento. Al hacer justicia moderna, sino aún hoy, los hombres han aplicado los términos
a su intuición básica, el Menón nos indicará el camino para epistémicos a muchas otras formas de actividad cognoscitiva.
llegar · a una definición más amplia, que pueda aplicarse. a Frente al saber científico, la mayoría orienta su vida por otras
varios tipos de conocimiento. Al hacerlo, trataremos tambtén formas de conocimiento. El sentido común, la moral, la reli-
de esclarecer la relación del conocimiento con los fines e in- gión también pretenden suministrar conocimientos. ¿Y no hay
tereses que nos mueven. acaso un conocimiento en el arte, en la literatura, en la poesía?
É:;te es el último problema de este trabajo. Lo examinaremos Para muchos no es la ciencia, sino alP"una forma de "sabiduría"
. cJ

en los cuatro capítulos finales. la manifestación suprema. del conocimiento. Sea el que fuere
el valor de esas pretensiones, lo cierto es que los conceotos
• ' • .J..

ep1stemtcos no se reducen al campo de la ciencia. La teoría


Sobre el método del conocimiento no puede limitarse a ella.- Los conceptos que
analice deberán ser aplicables. a distintos tipos de conocimiento.
Tales son nuestros problemas. Antes de empezar a examinar- El segundo prejuicio tiende a reducir el conocimiento a una
los, tenemos que aclarar algunas cuestiones de método. actividad te6rica,. desligada de la práctica. Desde los griegos, la
Podemos llamar "conceptos epistémicos'' a una familia de perfección del conocin1iento se pretendía lograr en una actitud
nociones que se refieren a las actividades de conocimiento contemplativa. Pero, como vere1nos, el interés que de hecho
y sirven para describirlas. Definiríamos entonces la teoría del lllotiva a conoLer es el asegurarnos éxito y dotar ele ser1tjdo ,l

• t

DEL PROBLEMA Y DEL METODO DEL PROBLEMA Y DEL MtrODO 23
22 •

·ó en el mundo Y ése es un interés práctico, como ficados y expresar conceptos epistémicos diferentes; sobre todo,
nuestra acc1 n · , d 1 en el lenguaje común no están sistematizados los concep~os, de
lo barruntó Platón en el Menón. Tema de .una teor1a . e
conocimiento son los conceptos epistémicos tal ~o~o se aphc~n modo que ,no se expresan sus relaciones lógicas. Al análisis fi-
en la vida diaria, referidos .a actividades. ~ognoso~tvas que esta? losófico le corresponde la clarificación, distinción y sistematiza-
en íntima ·relación con acciones propos1t1v~s; ~u]et~ de conoci- ción de esos tér1ninos, hasta ilegar a un sistema ordenado de
miento no es sólo el sujeto "puro" de la. otnoa, smo l~s ~om­ conceptos definidos con cierta precisión. Aunque parte de los
bres reales, concretos, miembros de comuntd~des de conoctmtento usos comunes del lenguaje, el análisis conceptual conduce así a
una reforma del lenguaje.
socialmente condicionadas. . . ,
¿Cómo lograr precisión y claridad en el anállSls de los ter- El análisis conceptual busca, ante todo, una clarificación de
minos epistémicos? Una vía prometedora pare~e ser la ~orma· los conceptos. Para ello tien:e que partir de los significados
lización de las relaciones que guarden e~tre st~ e,n .un stste~a usuales de los términos, examinar sus distintos usos en diferen-
lógico. A ello tienden los ensayos d<: l~g¡ca eptstemtca; el. mas tes situaciones, variarlas en ejemplificaciones sucesivas, hasta
logrado, sin duda, el de Jaakko Hmukka (1962).. El e_:~able: dar con un "núcleo" de significado que permanezca al través
cimiento de reglas lógicas que e~presen la~ relaoones entre de todas las variantes. Este núcleo puede expresarse en las con-
varios conceptos epistémicos permite de~ermt~arlos co_n mayor diciones necesarias y suficientes de aplicación del concepto. La
precisión. Con todo, la formalización tiene· ·que partrr de un clarificación del concepto es también . dE terminación de las
supuesto semántico: las definiciones de los c?ncepto~1 son pre- notas esenciales del objeto al que se refiere, esto es, de las no-
vias a la formalización y no pueden provemr d~ e••a. E~}a tas invariables al través de las variaciones, que debemos ad-
lógica epistémica de Hintikka se toman las n??ones de ,~a­ mitir en el objeto para pouer aplicarle ese término. Este pro-
ber'', · "creencia", "verdad", "existencia", ''posib1l1dad" y :tras, ceso no difiere sustancialmente del "método de las variaciones"

como conceptos previos a los que se les concede las relacwnes de la fenomenología. En efecto, se trata de tomar el significado
determinadas por el análisis tradicion~l. ~e "sab_er". Son esas como "hilo conductor", al través de las variaciones de los
relaciones, ya establecidas en aquel anallSls prev1o, las que se ejemplares que lo cumplen, hasta quedarnos con un "núcleo
formalizan. El análisis tradicional actúa pues como un supuesto invariable" que sólo desaparecería al desaparecer el significado
incuestionado de la lógica epistémica. El ex~men de e_sos . :u- (E. Husserl, 1939, p. 411). La clarificación conduce, a la vez,
puestos semánticos es así anterior a cualqm:r formahz~non. a una precisión del concepto y a una determinación de las notas
· y ese examen ya no puede acudir a un lenguaJe formal, smo_ al esenciales del objeto.
uso de los conceptos en el lenguaje ordinario. Esta observaoón En el caso de los conceptos epistémicos, que se refieren a
no elimina, por supuesto, la utilidad del enfoque form~l, _una estados internos del sujeto, nos encontrarnos con té11ninos pri-
han discutido y precisado sus supuestos semant1cos, mitivos que pueden aplicarse a datos mentales privados, de
vez qu e Se á ·· · · d · t
pero lo excluye de nuestro trabajo, el cual est dtngt o JU~ a- tal modo que su sentido sólo se da por ostensión de un acto
mente al examen de eso5 su puestos. . . meptal. En este caso, el significado permanece vago; además
Lo anterior no debe arredrarnos. La filosofí_a ha consts~td? no puede expresarse claramente en una descripción comuni-
siempre en un examen de lo~ co?ceptos " p~rur de sus mu~u­ cable a otros sujetos. 'De allí la necesidad de "traducirlo" a
ples usos en el lenguaje ordma:1.o. J?esde ~ Socrates hasta W~t~­ significados que se refieren a hechos observables para cual-
genstein el material de -la reflexw~ blosóh~a,_ d~nde puede_ m~­ quiera. Sólo al fijarnos en el significado que tienen esos tér-
ciar su búsqueda incesante de clartdad y dis_ttnc~ón, es el riqut- minos al ser aplicados a hechos observables y no a datos priva-
simo mundo del pensamiento humano ordtnarto: t~l. como se dos, podemos pasar de un significado vago a un concepto claro.
expresa en el lenguaje común. Sin embargo, los stgmhcados d.el Es lo que tendremos que hacer con conceptos claves como
lenguaje ordinario suelen ser oscuros y confusos. N! ~C~!JS ter- .. creencia" y "actitud".
minos son usados sin precisión, sus fronteras de apbca.aón. so? Pero el análisis no sólo exige claridad a los conceptos, tam-
~1 agas, a !Ilenudo una. misma pala.b ra puede tener vartos s1gnt - bién distinción. Por eJio entenden1os su delimitación respecto

••
,
DEL PROBLEMA Y DEL METODO
24
de otros conceptos. El uso de va~ios términos en el lenguaje l. DOS CONCEPCIONES DE CREENf:IA
ordinario respande a menudo a distinciones reales -a veces de
gran importancia teórica- en los objetos. Si tenemos dos tér- •
minos, que responden a sendos conceptos, y un~ de ellos bast~
para describir adecuadamente determinados hecnos, para preci-
sar la distinción entre ellos podemos preguntar en cada caso:
¿cuál es la situación exacta que obliga a utilizar los dos concep- Creencia como ocu1·rencia mental
tos en vez de -uno solo, porque uno solo no acierta a describirla?
El examen de las notas características de las situaciones en que Empecemos con la primera de nuestras · preguntas: ¿Qué es
se exige la introducción del st:gundo tértnino para poder des- creer? La respuesta podrá ar:l:lrarnos también lo que es saber,
cribirlas, nos da la distinción precisa. Para distinguir parejas pues si el saber es una especie de cretncia, las notas que descu-
de conceptos, tales come '' creenoa-act1tu
. . d", " certeza-sab er,,, " sa- bramos en ésta se le aplicarán también.
ber-cono~er", acudiremos a ese recurso. metódico. . . ., Parece que algo debe pasar en el interior de un sujeto cuan-
Claridad, distinción; todo ello en vistas a una szstemallzac!-on. do cree y, por ende, cuando sabe. La creencia sería el compo-
Es menester relacionar entre sí los distintos conceptos episté- nente "subjetivo" del saber. La mejor tnanera cl~ analizarla
micos de manera que constituyan un sistema 'COherente. El sis- no sería entonces examinar lo creído sino el acto de creer. Creer
tema debe tender a la sim_plicidad (el menor número de con:- sería realizar un acto mental de una cualidad peculiar.
ceptos básicos y el menor número de condiciones para .cad~ Ésta es la concepción más antigua y común sobre la creencia.
concepto) y la precisión (la mayor claridad en 1~s :elac1o~e·~ Los escritos de Descartes, Locke, Hume coinciden en este en-
lógicas entre todos los conceptos). No puede const1i.utr propia:- foque general, aunque varíen mucho al caracterizar el tipo de
mente una teoria; no ccmprende, en efecto, enunciados gene- acto mental de que se trate. Para Descartes la creencia es un
rales que sirvan para explicar los hechos de conocimiento. Pero acto de la voluntad, para I-Iume un sentimiento peculiar, para
sí puede ofrecer un modelo conceptu~l que permita una inte'r- Locke un acto de asentimiento. Ea tien1pos más cercanos, tanto
pretación más precisa del conocimiento. Y sólo sobre la base ht líne<J_ fef!omenológica Brentano-Husserl, como la e1T1pirista
de un model~ semejante puede elaborarse cualquier teoría. .'
James-Russelí vieron tambi'én la creencia· como una ocurrencia
Pero el objeto de nuestro estudio son los conceptos epistémi- mental. Para Husserl es la "cualidad" de un acto, llamada "posi-
cos tal como operan en hombres concretos, reales, detertni na dos ción'': para Russell, una "actitud proposicional" subjetiva.l
por motivos personales, condicionados por circunstancias so- La teoría de la creencia más elaborada e influyente fue la
ciales. Considerados en concreto, creencia y conocimiento no de Hume. Pensemos primero en la diferencia entre la represen-
son ajenos a la voluntad, ni al deseo; sólo pueden entenderse en taci<)n imaginaria de una escena, en cuya existencia no creemos,
sus relaciones con otros conceptos que atañen a la razón prác- y ]a percepci<'>n o el recuerdo, que se acon1pañan de la creencia
tica. La sistematización de los conceptos epistémicos no puede en !a realidad de lo percibido o recordado. ¿En qué consistiría
ser cerrada: nos remite a los fines y a los valores del individuo la diferencia? En que, en el segundo ca~o -contesta Hurne-,
y de la sociedad en que está in1nerso. Por ello nuestro análisi~ la escena se nos da con una especial "i!1tensidad" o "viveza",
de los conceptos epistémico::; terminará con un exatnen de los se nos impone "con fuerza", de tnodo que tenetnos un senti-
intereses que _motivan el conocimiento y las normas que pueclen miento de firmeza, de _realidad, el cual nos convence de la
regularlo. Porque la teoría -del conocimiento no se etnicnde sin
su relación con los fines del hombre en sociedad y, en último
1
Véase R. Desea rtcs (1957. 1va. "Afc<l.),
1" J• I..oc k·e ( 1o.,
oo4 , 11·¡). IV. caps.
15 y IG), D. 1-Iume (1949, lib. J, liJa. parte, par. 7-10). F. Hrentano ( 1944.
téttnino, sin una ética. El estudio desembocará, así, en el es- ua. parte, o p. lit), E. H usscrl ( J 92H, va. 1rn·.), \V. James ( J 945, ca p. xx 1),
bozo de una ética de las creencias. n. Russcll (1921, cap. XII). En 1-1. JI. Price (1969, Ja. parte, caps. o-~))
put.·dc. leer~ un excelente resumen y discusión de esta concepción de ]a
crc~nc•~ •

4 .
1
'
26 DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA 27

existencia de lo percibido o recordado. Husserl dirá más tarde nal (lo percibido, lo imag~inado, lo juzgado, etc.) y el acto
que el objeto de la percepción se nos da "de cuerpo presente".. mismo que se dirige a él (el percibir, imaginar, juzgar etc.)
"vivazmente" (leibhaftig); está ahí imponiéndose a nosotros, que tiene una~ cualidad propia. La creencia corresponde a la
no podemos menos que asentir. Hume ya había escrjto algo cualidad del acto, no a su contenido. En el percibir, por ejem-
semejante: la creencia que acompaña a la percepción o al re- plo, hay una cualidad espe•cífica que lo distingue del acto de
. . ., ,
1mag1nar: una aceptac1on e:spontanea, no expresa, de la reali-
cuerdo es un peculiar sentimiento (feeling) que, por ser prima- 1

rio y simple, no podemos definir, pero que cualquiera puede dad de lo percibido; es lo que llama Husserl la "posición de
reconocer en sí mismo; cabe indicarlo, con metáforas, como creencia'' o "posición dóxica". Los contenidos de lo percibido
una sensación de seguridad o firmeza. y de lo imaginado pueden ser exactamente los mismos; lo que
En otros casos, la creencia no v~rsa sobre algo presente en distingue percepción de imaginación es esa cualidad específica
la percepción o el recuerdo, sino sobre lo representado en el del acto correspondiente: la "posición'' (Setz.ung), llamada así
juicio. Si creemos en una idea del entendimiento tenemo:; tam- porque, de algún modo, ''pone" la realidad o irrealidad de su
bién, observa Hume, un sentimiento de viveza o firmeza de lo _,.... objeto. En el juicio podemos distinguir también varias posicio-
,
crc:ído, semejante al de la percepción. I-I u me lo explica por- nes dirigidas al mismo contenido judicativo: a la simple repre-
que "transferimos'' a la idea representada, la vivez~ y firmeza sentación de la proposición puede añadirse una posición de-
de la percepción, medi~nte asociaciones de ideas q~e remiten a terminada de creencia, duda, rechazo, etc. Ésta pertenece al
impresiones sensibles. Por hábito.. llegamos a acompañar las acto de juzgar, no a lo juzgado. ·
ideas representadas en que creemos, con la misma cualjdad que ' Por diferentes que sean esas doctrinas, al tratar de caracte-
tenían las que percibim.os. En todos los casos, la creencia es un ..
i

rizar la creencia, todas tienen algo en común: todas son "men-
sentimiento especial, indefinible, que nos permite distinguir talistas" e "idealistas" por cuanto determinan la creencia como
en nuestro interior lo que asentimos de lo que sólo imagina- una ocurrencia o un dato en la conciencia privada. Creer es un
mos, dudamos o negamos. "Una idea asentida se siente dife- sentimiento o un acto de una cualidad específica que ocurre en
rente que una idea ficticia'' (1949, p. 99). Lo que distingue a • la mente de un sujeto; por lo tanto, sólo es accesible a este
una idea creída no es pues nada que concierna a la idea rci~­ sujeto; sólo él podrá percatarse de tener esa ocurrencia, porque
ma, sino a nuestro modo de aprehenderla; es un dato de con- • •
sólo é! tiene acceso a los d·a tos de su propia conciencia. -Todas
ciencia.. una cualidad mental sui generis. esas concepciones tienen que acudir, para caracterizar la creen-
En la tradición empirista se conserva una noción semejan- cia, a conceptos que se refieren a cualidades subjetivas, priva-
te de creencia. Se trata de una ocurrencia mental, aunque no das por lo tanto. Y aquí es donde se enfrentan a dos dificultades.
quede claro si puede incluirse entre los sentimientos (por ejem- decisivas.
plo, estar convencido de una idea) o entre las voliciones (por
ejemplo, aseverar, aceptar una idea). Locke ·hablaba del ··asen-
timiento" a una percepción o a un juicio, que se nos pres~nta Dificu{tades de esa concepción ·
en una sensación subjetiva de conviccjón. Más tarde, Russell
dtstinguirá entre la proposición y varias "actitudes proposicio- La interpretación de la creencia como una ocurrencia en la con-
nales.,. La misma proposición puede ser representada, creída, ciencia no puede dar razón de un hecho que ya Platón había se-
dudad2, negada, etc.; es común a varios actos que versan sobre ñalado. En el Teetetes (197bc) Platón distingue entre "tener"
ella. La creencia es, pues, una cualidad mental que acompaña (EXEtv} y "poseer" (xÉx:rEo-3at) algo. Tengo aquello que, presente
a la pro~osición y se añade a la simple representación de -~sta. ahí, estoy usando de algún n1odo; poseo muchas cosas que no
L"l tests de Russell, pese a la ternlinología distinta, en este tengo ni empleo en este momtento, como un traje guardado en
punto n~ ?~fiere demasia~o de _la de Husserl. Husserl parte un ~rmario o una carta escondida en un cajón. De lo que poseo
de un anahs1s de los actos Intencionales de conciencia. En todos puedo echar mano en cualqui,er momento, está' a mi disposición~
ellos se pu~de di~tinguir entre el contenido del acto intencio- aunque no lo tenga actualmente. Pues bien, e! saber, dice Pla-

't
DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA
DOS CONC::::PClONlS DE CREENCIA 29

"tener". No es ejecutar un acto especial, sino poder ejecutar


tlm, \C parece m:is a ;ligo (1ue se pose~ que a algo .que se tiene.
mnchos actos en diferentes circunstancias. Por eso Gilbert Ryle
Esto es no '\icn1pre es una ocurrencia mental, s1no algo que
(1949, P.p· ~3_3-1$4) clasificó "creer" y "saber'' entre los capacity
puede 'no estar presente pero que est~ a mi disposición: de
ver~~- Significan tener la capacidad de hacer algo, no estar
rnodo que puedo acudir a él en cualqu1~r moment~. Lo mtsmo
hactendolo actualmente. Creer que el fuego tiene cierras pro-
podríamos decir, en general, de cualquier creencia.
Si toda creencia -y todo saber, por ende- fueran sólo datos piedades implica poder comportarse adecuadamente frente a
de la conciencia, durarían un tiempo preciso; serían fechables; una hoguera, poder distinguir una llama en una pintura, poder
podrían localizarse en la corriente del tiempo, ant:s _o después encender un cigarrillo, poder usar correctamente la palabra
de otros actos; serían ocurrencias, esto es, acontecimientos con "fuego" en distintos contextos, pero no ímplica tener presente
un init:io y un fin determinados. Ahora bien, es cierto que, en un dato mental detetminado.
algl!nos casos, ocurre que empezamos a creer o dejamos de Husserl aceptaba que la posición de creencia podía ser '"la-
creer. Podemos señalar el momento en que tenemos algunas tente" y no necesariamente expresa. La creencia en la reali-
creencias (''Cuando lo vi de lejos, creí que iba armado, luego_, dad del mundo, por ejemplo, o en la fit tneza del suelo, o en el
me di cuenta de que no") o el instante en que otras desapare- ·· revés de _las cosas ~compaña casi todos mis actos, sin que la
,
cen ("Dejé de creer que era · mi amigo, cuando supe lo que tenga casi nunca presente. Pero entonces esas creencias no son
había hecho"). Pero no s11cede lo mismo con la gran ~mayoría de a~t-~s, ni ocurrencia" en la co11ciencia, sino estado·.: de dispo-
las creencias. De muchas, somo3 incapaces de señalar sus ini- stcion que pueden o no ser conscientes. En suma, la concepción
cios o sus fines; de muy pocas podetn~s decir que esté~ actual- '
de la creencia como ocurrencia mental no puede aplicarse a
tnente sucedi~ndo en nuestra mente.
i
t?dos los casos de creencia, no a las creencias que se poseen
•••

Si todas las creencias fueran ocurrencias tendría sentido decir sin tenerlas en la conciencia.
cosas como éstas: "no recuerdo si cuando creía que la tierra . En segündo lugar, si la creencia fuera una cualidad especí-
era redonda estaba aún tomando el desayuno" o "a las 3.15 de fica, dada a la conciencia, sólo sería determinable para cada
la tarde estaba sabiendo que 2 más 2 son 4' .. No hay un mo- quien en su propio coleto. Para asegurar que creer corresponda
ntento o una situación en que "ocurran" la mayoría de nuestras a un acto o sentimiento, de tal o cual tipo, sólo puedo apelar
creencias y de nuestros saberes. ''¿Qu~ estás haciendo?" - "Estoy a la experiencia interna, y ésta es, por principio, directamente

creyendo en la teoría de la gravitaciónu; "No vayamos al cine, inaccesible a lo:; demás. Si alguna otra persona alegara que ella
tnejor pongán1onos a creer": estas frases no tienen sentido por- no percibe ningún sentimiento especial de "firmeza'' ni realiza
que creer y saber no son actividades que se ejecuten en un acto de "asentimiento'' o de "posición'·' alguno cuando cree, de-
lapso detern1inado, para luego desaparecer. Saber y creer son beré aceptar su palabra, carente como estoy de medios para
"potencias'' en el sentido aristotélico, que pueden o no actua- comprobarla. Y ese testimonio bastaría para ofrecer un ejem-
lizarse en la conciencia, en ciertos mon1entos. Para creer en algo plo en que no se cumpliría mi definición. Después de todo, a
no es preciso que algo esté pasando en la concien~ia. Mientras nadi_e le ,parecerí~ extravagante que una persona confesara no
escribo estas palabras creo 1nuchas cosas (<.tue mi sobrino. es sentir nada espeaal cuando deduce un teorema de ciertos axio-
corpulento, · que el fuego quen1a, que los hiksos invadieron mas, calcula la trayectoria de un proyectil o repasa una lección
Egipto) y ninguna de ellas acude a mi m en te. Creer esas y otras de historia, aunque esas acciones impliquen que cree en ciertas
cosas no quiere decir que algo n1e esté pasando n1ientras creo, proposiciones científicas. ¿Carece de algún sentido especial el
!)ino que, puesto ante deternlinadas circunstancias, reaccionaré matemático que admita no percibir ningún acto de asentimiento
de ciertas 1naneras. Así, si le compro una catnisa a tni sobrino ni sentir ninguna seguridad mientras hace sus cálculos?
pediré una talla grande, si 1ne acercan un cerillo a la nariz Sin duda podríamos recordar muchas circunstancias fan1ilia-
apartaré la cara y si leo una historia sobre los hiksos no n1e res en que la aseveración de una proposición no se acompaña
extrañar;\ que tnencione el Nilo. Pero nada (le eso estéÍ ocurrien- de un sentimiento de firmeza, de seguridad o de confianza.
do a hora en 1ni tu ente. Creer se parece tn~ís a ''poseer'' que a Sentimientos semejantes estarían más bi~ :! ligados a la ~mpo~~ -

4 .
DOS CONCEPCION~S DE CREENCIA DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA 31
30 •

tancia personal que le otorguemos a una creencia. Suelen ser sí mismo. Si bien podríamos darle un nombre, definirla sería
intensos en nuestras convicciones religiosas, políticas o morales, imposible. Y si el saber es una forma de creencia, tampoco po-
pero poco frecuentes en nuestras creencias científicas, aunque dríamos precisar en qué consiste.
pudiéramos considerar estas últimas más inmunes a I_a dud~. En conclusión. No negamos que existan actos mentales de
Es un hecho psicológico frecuente, por otra parte, la Inseguri- creencia, pero carecen de las características mínimas de objeti-
dad y vacilación que suelen acompañar a algunas de nuestras vidad _que nos ~ermitan llegar a una definición compartible.
creencias. El niño atemorizado que penosamente responde a Aun SI la creencia fuese la cualidad de un dato de conciencia,
un examen, con miedo de reprobarlo, cree, sin duda, en la sería una cualidad pec_ul!a.r, y privada, por e?de, indescriptible.
mayoría de sus respuestas, pero su creencia no se acompaña de Para lograr una deftntcton debemos cambiar de perspectiva:
ningún sentimiento de seguridad o de firmeza. Y no hace falta no buscar la creencia en el interior de la conciencia, sino en
ser un neurótico incurable para sentir cierta inseguridad de las relaciones del hombre concreto con su mundo en torno.
haber cerrado la puerta de la casa en la noche, aunque se crea
haberlo hecho. La ausencia de inseguridad, el sentimiento de
convicción o de firmeza no pueden definir la creencia. -'"p
Creencia como disposición
,.
Nadie negaría que es un dato psicológico frecuente que, en
.
casi todas las ne.rsonas, muchas de sus creencias ~· acampanan
- R (1967 , p • 30) f_ue e1 primero
R n,...,;,.1,,...,,; f-.o
--- - · ....., ......u."u. .....u'"'-
. en sostener una
J.
de sentimientos vagos de ..r/i·;2.~id;1d, firmeza e seguric:!rl~ per_o definición precisa de creencia en términos de disposición a ac-
esos sentimientos ¿son -v·ividos efectivamente como la creencta • tuar.2 La creencia proposicional tendría dos componentes. "Creo
misma o como emociones que la acompañan pero qúe pueden ..'i que p . .. significa la conjunción de dos proposiciones:
presentarse también en otras situaciones? De cualquier modo, 1] me represento (1 entertain) p. . . y .
no tenemos ninguna razón válida para excluir el caso en que 2] tengo una disposición a actuar coino si p fuera verdadera."
se dieran esos sentimientos sin la creencia, o la creencia, sin los La diferencia específica que distingue la simple comprensión
sentimientos. Luego, sentimentos y voliciones no son condiciones u representación de una proposición, de la creencia en ella, no
necesarias para la creencia. se coloca ya en una cualidad específica del acto de creer, sólo
No pode~os negar tampoco la existencia de ocurrencia~ m:n- cognoscible para el sujeto, sino en la disposición a tener ciertos
tales, ni de "cualidades" peculiares de los datos de conctencta: comportamientos comprobables por cualquiera.
la introspección da testimonio de ellas. Pero las ocurrencias Una disposición no es una ocurrencia. Las ocurrencias son di-
mentales sólo se muestran a un sujeto, son incomprobables por rectamente observables, aunque puedan ser privadas o públi-
otro cualquiera; las cualidades dadas sólo pueden ser designa- cas. Se expresan en enunciados que narran situaciones, datos
das por cada sujeto, en su interior. Si creer es sólo una cualidad o hechos, en oraciones que describen algo que acontece. Ocurre
dada a la conciencia, no p~ede ser objeto de una descripción que estoy sentado en mi sillón, que mi lámpara está preudida,
precisa. Si es un sentimiento de viveza y seguridad ¿cómo se que me pica la nariz y que me siento ligeramente triste: todos
distingue de otros, de una emoción de alegría, de un estado de esos son .·h echos observables y localiza bies en un 1ugar del es-
ánimo confiado, por ejemplo? Si es un "asentimiento", la "cua- pacio y en un momento del tiempo; unos son físicos, otros psí-
lidad" de un ~ cto ¿en qué consiste? Los mismos términos con quicos, pero todos me están presentes a la experiencia. Las
que intentara describirla podrían aplicarse a sentimientos dis- disposiciones, en cambio, no son propiedades observables de los
tintos. Términos como "estoy seguro", "confío en . .·.", "acep- objetos, sino características que tengo que atribuirles para ex-
to..., "me adhiero a ... ", "no puedo vacilar en ... '', etc., lo plicar ciertas ocurrencias. La solubilidad de la sal me explica
mismo podrían usarse para referirse a ese estado de asentimien- que le suceda desaparecer en el agua, la fragilidad del vidrio,
to, que a otros estados emotivos que no llamaríamos creencias.
En último tér1nino, la creencia sería una cualidad mental ine- 2
Una definición semejante había sido entrevista por Alexander Bain.
fable, indescriptible, que cada quien debería comprobar por R. Russell {1921) la presentó también, para re<..hazarb. de inmediatP.

4 .
-- DOS C.ONCEPCI ~NES DE C!tEENCIA DOS CONCEPCION ES DE CREENCIA 33
32
que se rompa por un golpe ligero, la ti~nidez de ~i amigo. me las tribus de esa región, etc. l\Iis operaciones de cálculo pueden
sirve para comprender su ~omportamiento retra1do y . stlen- explicarse porgue espero que si acepto ciertos axiomas y rP.glas
cioso. Ninguna de esas propiedades se puede observar directa- de inferencia, podré deducir ciertos teoremas. Y los hechos más
mente ni puede decirse que acontezca en un momento deter- diversos: que alguien emprenda un viaje al poniente buscando
tninado. I~a sal sigue siendo soluble aun cuando esté seca~ ~1 tierras que se suponen situadas al oriente, que acepte sin asom-
vidrio es frágil aunque nadie piense en golpearlo y _la timi- bro una foto tomada desde un satélite, que mencione los hom-
dez acotnpaña a nli an1igo cuando está dormtdo. Nadte p~e~e bres de las antípodas, forman un conjunto coherente de ac-
ver la fragilidad o la timidez como el color ámbar del vidrio cioaes, porque responden a la crtencia de que la tierra es re-
el J-ubor de uaas tnejillas. "Soluble", "frágil", "tímido" son donda. Esta creencia opera como una guía de mis posibles
0
<·onceptos disposicionales. . . . acciones que me pone en situación, me "dispone" a responder
I ..as disposiciones se expresan en una serte de enunctados hi- de determinadas maneras y no de otras, en las más diversas
circunstancias. Porque al cree~ en un hecho considero que ese
p otéticos. ''S tiene la disposición d" implica: "Si S está en _la
circunstancia c1 ) se comportara' como X1 " , "S"1 S esta' e~.1a cir- hecho forma parte del mundo real y, por lo tanto, me relaciono
cunstancia c2 , se con1portará como x 2 " y ... otro:; condicionales con el mundo contando con su existencia. Creer que p sería
se1nejantes. Esta serie de enunciados, en muchos casos, de~ estar en un estado tal que dispone a tener múltiples comporta-
,
quedar ahiert~~. pues es difícil a?otar todas la~ _circunsta~cias miento3 en relación con P~ según las distintas ocasiones que se
en que pueda encontrarse un obJeto_ y se ~antJ~este la dtspo- presenten.
sición. Pero no hay ningún hecho nt propiedad observable en , Se dirá que algunas creencias no pueden traducirse en com-
S aparie de las Lii·\.·l!nstancias Cv c2 , •.. en Y. d~ los comporta- . portamientos.3 Pero, en primer lugar, no decimos que una creen-
mien tos x 1 , xv ... xn- Observamos que el vtdrto, puesto ante i cia tenga necesaríameate que expresarse en acciones, sino sólo
determinadas cirt:unstancias de presión o de choque, se rompe: ;· que si se presentan determinadas cir~unstancias, la persona se
para explicarlo suponen1os en él un~ propied~d que llamamos comportará de un modo tal que supone la existencia de un es-
"fragilidad"; observamos con1portam1entos vartados de una. per- tado disposicional a actuar que llamamo~ "creencia"; pero si
sona en distintas circunstancias: se nos vuelven comprensibles de hecho no hay ocasión para actualizar esa disposición, de
al relacionarlos entre sí mediante una propiedad psicológica: ello no se sigue que deje de estar dispuesto a actuar en esa
la "timidez''. Pero ni la fragilidad ni la timidez forman parte forma. Creemos en muchas cosas aunque nunca hayamos tenido
de los comportamientos que observamos. oportunidad de mostrarlo con nuestro comportamiento, pero
En el lenguaje ordinario "creer que p" significa simplemente estaríamos dispuestos a hacerlo si la ocasión se presentara.
considerar que p es un hecho, contar co~ p en el mu~do. Por Por otra parte, los comportamientos en que se manifiesta11
lo tanto, creer algo implica tener una serte de expectativas que nuestras cr~encias pueden ser de lo más diverso. Por ejemplo,
regul:ln mis relaciones con el mundo en torno. Si creo que 1~ quien cree en una proposición ~atemática estaría dispuesto,
silla tiene un respaldo, espero que me sostenga al ~poya~ mt dado el caso, a inferir de ella otras proposiciones, a efectuar
espalda en él, que no toque el vacío al extender hacta atr,as ~a ciert0s cálculos, o simplemente a rt:sponder afirmativamente a
1nano, que habré de verlo si volteo la cabeza,. etc. Estare dts- la pregunta "¿crees que esa proposición es válida?" Porque la
puesto a ejecutar esa~ acciones y no ]as contrartas, porque creo respuesta verbal es también comportamiento. De toda creencia
que la silla tiene un respaldo; esa creencia expl~ca accio~es pode1nos decir, por lo n1enos, que estamos dispuestos a afir-
diversas que, sin ella, serían incoherentes. Cualqtuer creencia, marla si realmente creemos en ella y si la situación es tal que
aun la más abstracta, implica expectativas, fottnulables a modo no existen motivos que nos impulsen a callar.
de hipótesis, que regulan nuestras acciones ante el mundo. Creer, Supongamos que un sujeto tuviera una creencia que, por
por ejemplo, que un pueblo del Senegal tiene. por ~ótetn a~ 3
Objeción suscitada por Russell (1921) contra una teoría semejante.
leopardo, implica esperar encontrar ciertas prácticas :1tuales SI F. P. Ramsey le dio respuesta (1931), al igual que el propio Braithwaite,
lo visitamos, leer algo al respecto si consultamos un hbro sobre en el artículo citado.

••
DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA
35
principio no pudiera manifestarse nunca en ningún c?mporta- Y nos co~fe!'amos que creemos. La concepción disposicional de
miento, ~i siquiera verbal ¿Cómo ~a?r;íam~s que efectivamente la creencia ~o responde a la pregunta "¿cómo piensa S que es
tiene esa creencia? ¿Qué nos permitrria afirmarla?. Sólo el . t~s­ el mundo?" sino: "¿cómo es, de hecho, el mundo para s? ·; No
timonio del sujeto, pero éste es ya un compor.tamtento. ¿Dtrta- trata de. deducir las relaci~nes reales de S con el mundo por lo
mos que S mantiene "en su interi?r" esa. c~eenci~,, aunque nu~ca que S ptens~ o cree; a la 1.nversa, trata de determinar lo que S
la manifieste? ¿Pero en qué podria consistir ese tener en su In- cree a partir de sus relaciones reales con el mundo. En este
terior'' una creencia? Sólo en tener lo que se cree por realmen~e sentido, corresponde a la inversión del punto de vista "ideoló-
existente en el mundo. ¿Y podría alguien tener algo por exts- gi~o" prec~nizad_a por M~rx: ''No es la conciencia la que deter-
tente en el mundo y no estar dispuesto a comportarse, dado ei mina la VIda sino la vida la que determina la conciencia''
caso, como si existiese? . , (1962b, p. 27). Creer es una disposición que se manifiesta en
Una teoría es preferible a otra cuando explic~ m~~or numero nuestro estar por entere en el mundo y no cólo en nuestra
• •
de elementos del explicandum (el heúlto o sttuacton por ex- conaenc1a. ·
plicar), con tétaninos más precisos y de manera que ~o -~.ntre Podemos distinguir con facilidad entre creencias "reales",
en conflicto con otras teorías aceptadas. Frente a la In~erpre­ sean conscientes o no, estén o no expresadas verbahuente, )'
tación de la creencia como cualidad mental, ..~~ conr.epctón en creencias "profesadas", esto es, las que cada '1_111en se confiesa.~
• •
tér•ninos disposicionales presenta varias ventaJas.: . Esta distinción es indispeusable para explicar múltiples casos
1. Da razón del hecho de que no toda creencta. ~ea un acto, de autoengaño, tanto neurótico como ideológico. Es frecuente
una ocurrencia que sólo existe mientras se. m~~tftesta ,;n" u~ el caso, por ejemplo, de quien no se confiesa a sí mismo que
momento del dempo, sino que haya creencias latentes , po- cree en características rechazables de una person?. amada, cuan-
tenciales.., "inconscientes". . do todo su comportamiento lo d~Ínuestra: su creencia real di-
2. No precisa acudir a la introspecció_n pa~a determtnar las fiere de la que se confiesa creer. El estudio de las ideologías
creencias de u11a persona; éstas pueden Inducirse de _co~porta­ enseña distinciones semejantes. Todos conocemos personajes
mientos observables en el otro o en mí mismo: es objetivamen- que se declaran sinceramente progresistas o revolucionarios, cuan-
te comprobable. · do sus acciones reales demuestran posiciones contrarias; en este
3. N 0 tenemos que describirla con términ~s metafór~cos como caso la~ verda.deras creencias, que constituyen la ideología, son
"seguridad", ''viveza", etc.! podemos detetmt?arla .~edtan~e,una con trartas a las profesadas. La concepción de la creencia como
serie de enunciados condtctonales más prectsos. Creencia no mera cualidad mental no puede dar cuenta de esta diferencia.
se usa como un término descriptivo de algo dado, sino como Sin embargo, pese a sus ventajas, la concepción de la creencia
un término teórico, es decir, como un término que se ref~ere en tétminos disposicionales presenta también serias dificulta-
a un estado que debemos suponer en el sujeto para expltc.ar des. Empecemos a considerarlas.
ciertos hechos observables, pero que no es a su vez necesaria-
mente observable.
4. Da raL.ón de las creencias reales, ~o confesadas, del s~j,eto. Dos interpretaciones de disposición
Si la creencia fuera sólo una ocurrencia m en ~al, se red u etria a
aquello que el sujeto tiene, consciente y confesadamente, por Una disposición puede interpretarse de dos maneras diferen-
verdadero. Pero "los actos dicen más que las palabras". U na t:s: puede considerarse como la probabilidad de que, dados
nersona puede mostrar con su comportamiento que cree en ct.ertos_ ~stímulos, se den ciertos comportamientos, sin que la
~uchas cosas que no se confiesa a sí misma ni a los demá.s. dtsposictón tenga una existencia propia fuera de esa relación;
El análisis disposicional de la creencia ro~pe con la .ten~enc1a o bien puede verse como un estado interno del sujeto, que tiene
idealista a explicarlo todo por los contenidos .de conciencia del una existencia propia, aparte de los estímulos y las respuestas.
sujeto. Creemos en aquello que de hecho tenemos por rea! en
el mundo y actuamos en consecuencia, no en lo que der 1 mos · ._ :;obre esta distinción, véase H. H. Price (1969, PP· 256 SS •) •
4'
DOS CONCEPCIONES DE CREE~CIA 37
DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA
36 de creencias po3ibles que podremos inferir de ellos· eventual-
En la primera interpretación, la relación entre la disposición mente. podremos llegar a precisar con razonable e~actitud la
y el conjunto de enunciados condicionales se vería como una c~~eencia de que se trate. En el caso del jardinero de Macln tyre
relación lógica: la disposición quedaría definida por esos t.on- st observa~os que, además de fumigar las plantas, muestra otra~
diciunales. Los enunciados condicionales suministrarí~n un p~eocupaci~n:s por las ros_as, si lo vemos consultar alguna re-
análisis completo del concepto disposicional, de modo que vista especi_altzada en floricultura, si comprobamos que tiene
éste no sería más que una abreviación de aquéll03. La dispo- co:nportam1entos .d~ h~mbre racional y civilizado, entonces eli-
sición no se referiría, por lo tanto, a niPguna propiedad que minaremos las hipotests alternativas y concluiremos que cree
no fuera reducible lógicamente a las propiedades observables ~n la. bondad de l,a fum!gación de las rosas. De la congruencia
que figuran en los antecedentes y en los consecuentes de los tepettda de un numero determinado de comportamientos dife-
enunciados condicionales. Ésta sería la interpretación conductis- rente~ e_ n tre sí podem?s inferir que debe haber un estado en

ta estrtcta. ~1 S~Jetu, que la exphque. La aceptación rle la creenciu. en el
Si esta interpretación fuera cierta, la disposición sería cono- ~ardinero de la bon~ad de la fumigación es la explicación me-
cida por la simple de~cripción de antecedentes y consecuentes JOr de la congruencia de su comportamiento.
y por la frecuencia con que se dé 1a relación entre ellos. -~or ...A.ún así, la creencia no se agotará en ningún número especí-
, lo menos, se podría inferir con seguridad una creencia, a partir ft~o de comportamie~tos . SiPmpre podrá haber otros comporta-
de un número limitado y preciso de comoortaiJlientos, sin acu- mient~s que la confnmen o la falsifiquen. Por lo tanto una
creenc~a no pue~~ identificarse con un número definido de
• - L

dir a otros datos. Pero esto no es cierto Si sé que una person:.,


tiene determinada creencia, puedo inferir los comportamientos enu~c~ados _condicionales: la serie de condiciones en que se
que podrían manifestarla, pero la inversa no es exacta: de mi·, mantheste siempre q~eda:á. abierta. ¿Habría entonces que aban-
cvmportamiento reiterado no puedo inferir con seguridad la'· ~o..nar el concepto d1spo~I~Ional de . creencia? N 0 , porque nece-
creencia. Consideremos, como ejemplo, el jardinero de A. C. sttctnlos 1Jn concepto teortco que explique la regularidad de
~laclntyre (1962). Veo a un hombre fumigar con cuidado, to- muchas con~uct~s y ~a, consistencia entre muchos comportamien-
das las mañanas, las rosas de su jardín. ¿Puedo inferir que cree ~,os. e_~~ apariencia disi;,nbolos. Necesitamos el concepto de un
que ese tratamiento es bueno para las rosas? No; tal vez crea p~ttl on de conductas que permita comprenderlas como un
lo contrario y quiera destruir PI rosal porque así fastidia a su
7 todo coherente.
mujer o porque se despierta a menudo de un talante agresivo . ~o que sucede. es que la creencia, considerada como disposi-
contra el mundo. Se dirá entonces que podríamos inferir la CIOl~, no puede Int_erpretarse como la simple abreviación del
creencia a partir de esas acciones más la intención que tenga la conJtHlto de_ enun~1ados condicionales que implica. En térmi-
persona. Tampoco. Porque de que el hombre en cuestión fumi- nos conductistas: st el antecedente de los enunciados se refi ere
gue las rosas y quiera conservarlas en buen estado no se sigue a los es__tím~ulos Y el .co?~ecuente a las respuestas, la disposición
necesariamente que crea en las bondades de la fumigación; po- no es la simple con_exton entre estímulos y respuesta:;, puesto
dría tratarse de un individuo afecto a la magia, que creyera que pQ puede analizarse completamente en un número limi-
q_ue lo benéfico para las plantas no es la fumigación, sino el tado de eüun_ciados que describan la relación estímulo-respues-
r~to qu: él efectúa al hacer esos movimientos acompañados de ta.~ La creencia es. pues algo más que e:;o. Debemos concebirla
c1ertas Jaculatorias que va musitando. Así, una misma acción c~mo un estado znter~o del sujeto que, junto con otras pro-
puede ser maniíestación de varias creencias. Para saber cuál de pie,dades, pu~de explicar comportamientos diversos frente a
ellas manifiesta, tendríamos que conocer, además de !a acción, estunulos var1ados. La, creencfa determina una estructura ge-
la intención con que se realiza y otras creencias ligadas con :1~al de conducta,_ gma y onenta _las ~c.c iones. Puede compa-
ella. Luego, no hay un número especifico de comportamientos . s~,. en este sentido, con otras dtsposiCiones de tipo caracte-
que puedan definir exactamente una creencia. r~o]o~tco, como "orgullo,, "timidez", "agresividad". Ni ]a creen-
Sin embargo, cuanto mayor sea el número de acciones dife- cia nt el orgnllo pueden reducirse a los comportamientos a que
~ntes que consideremos en un sujeto, menor será el número

• t
38
DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA 39

dan lugar; pero ambas pueden _concebi~se como u~ "patrón'' mismas y, por lo tanto, no podría considerarse como su causa.
0 "regla" de conducta que permite comprender var1os compor-
Las observaciones de Ryle y de Peters son aplicables a esa in..
tamientos distintos que, sin él, serían incoherentes. Orgullo Y terpretación de la ~sposición, que es justamente la que hemos
creencia son estados internos del sujeto, que postulamos para rechazado. El estado de disposición no forma parte de las cir-
poder dar razón de un síndrome de compo.rt.ami~n.t~s. La ?'e~n­ cunstancias señaladas por el antecedente (la fragilidad no es
cia puede concebirse, pues, como una ~on~tc1ón 1n1ctal subjetiva parte del golpe, ni la timide~ de la presencia del maestro) pero
que, añadida a los estímulos correspondie.ntes y a. otras con- tampoco se reduce a las respuestas (la ruptura no es fragili-
diciones internas (intenciones, otras creencias), expl1ca un con- dad, ni la turbación es timidez). La disposición no es una
junto de comportamientos aparenteme~~e i~c~n~xos. Si ente~­ ocurrencia, como las respuestas, sino un estado permanente del
demos "causa" en el sentido de condición Inicial, la creencia cbjeto; las respuestas son actos o hechos que acontecen en un
se.ría una causa del comportamiento. momento determinado, el estado de disposición precede a las
Gilbert Ryle (1949, cap. IV) hubiera objetado la tesis de 9-ue respuestas y subsiste después de ellas. "Disposición" es un
la creencia sea una causa. Admitiría que la creencia, conside- término teórico que se refiere a una clase de estados no obser-
, rada como disposición, suministra una explicació~ p~r moti·uos, _,_. vables en que debe estar algo para que, dadas deteiminadas cir-
pero ésta sería -según él- diferente a una exphcac1~n ca~sal. cunstancias, se produzcan dete1minados comportamientos. Es
La cau·sa estaría meuciüuada t:ü el antecedente dP.l·~nunctado pues una condición inicial que, añadida a los hechos señalados
condicional que manifiesta la disposición; equivaldría al estímu- por el antecedente, explica el consecuente.
lo que provoca 1;::. acción; la disposición, en cambio, no ~parece , Mientras no poseamos la teoría adecuada, un estado dispo-
entre los estímulos, sería una simple conexión entre estímulo Y -~
•·'
sicional no puede describirse con precisión; por eso, sólo po · •
¡
acción. Un disposicional, en este sentido, no podría ser . causa; demos caracterizarlo mediante enunciados condicionales. En •

R yle prefiere llamarlo "motivo" .5 cambio, cuando tenemos la teoría adeéuada, podemos definir
Habría que admitir, sin duda, que las disposiciones no pue- el estado disposicional mediante su reducción a los términos de
den ser causas en el mismo sentido que las mencionadas en esa teoría; entonces podemos prescindir, para describirla, de los
los antecedentes de los enunciados condicionales implicados por enunciados condicionales. Mientras no se contaba con una teo-
ellas. E.s no1mal considerar como causa de la ruptura del vidrio, ría de la estructura molecular, la solubilidad de la sal sólo
no la fragilidad sino el golpe, y como causa de la turbaci~n del podía describirse como la propiedad de desaparecer a la vista
a!umno, no su timidez sino la presencia del maestro. Pero la si se mezclaba con un líquido, y la fragilidad del vidrio, como
fragilidad y la timidez son condiciones necesarias sin las cuales la propiedad de quebrarse si recibía un golpe. Ahora, en cam-
no se daría la ruptura del vidrio ni la turbación del alumno, bio, la solubilidad o la fragilidad pueden describirse en tér-
aunque se dieran las ut.ras condiciones. Las disposiciones deben minos de determinados estados de una estructura mo.lecular. La
considerarse pues como propiedades intrínsecas del objeto sin caracterización de un estado en términos de '·disposiciones'' es
las cuales no se daría el hecho al oue se refiere el consect!ente.
J.
pues un recurso que sólo utilizamos a falta de una teoría cien-
Los hechos señalados en el antecedente de los enunciados con- tífica adec~ada. Corrresponde al lenguaje ordinario y sólo puede
dicionales son condiciones necesarias pero no suficientes para ser usada provisionalmente= mientras carezcamos del aparato
dar lugar a los comportamientos consecuentes; luego, es preciso (Onceptual preciso para describir los estados en términos de
añadir otra condición inicial, expresada por el término dispo- relaciones o estructuras entre elementos físicos o psíquicos. Así,
sicional, que no pertenece a las circunstancias antecedentes, sino las disposiciones psíquicas, como timidez o creencia, podrían
que se refiere a un estado del objeto. eventualmente reducirse a relaciones deter1ninadas entre esta-
Si la disposición se redujera a la serie de enunciados condi- dos neuronales o a estructuras de ciertos componentes men-
cionales que implica, no sería distinguible de las respuestas tales, si tuviéramos una teoría neurofisiológica o una teoría
psicológica suficientemente avanzada para ello. Entonces ex-
l ' Yéa.;e también R. Peters (1950 'Y 1952). plicaríamos las propensiones a tener ciertas conductas, por esos '

••
-

DOS C01\CE?CIONES DE CRUNCI:\ DOS CO~CEPCIONES DE CREEr\CIA 41


40

estados o estructuras, y podríamos prescindir del término "dis- ciones afectivas o volitivas. A la inversa, la conducta de dos
posición". Pero mientras no lleguemos a teorías semejantes, te- personas puede ser la misma, en circunstancias semejantes, y
nemos que seguir utilizando provisionahnente ese término. La tener diferentes creencias; la igu~ldad de la reacción puede
concepción de la creencia Lomo disposición no implica, por lo explicarse enton'ces por la diferencia de intenciones.
tanto, el rechazo de la existencia de estructüras mentales del La relación de las creencias con otras disposiciones internas
sujeLo, como tampoco implica el rechazo de relaciones entre e~ complej_a. Ante este problema, H. H. Price (1969, p. 294) su-
estados neuronales a los que pudiera reducirse. Un análisis giere considerar a la creencia no sólo como disposición a com-
disposicional es neutral frente a la tesis mentalista o fisicalista. portarse de determinada manera sino también co1no disposición
Pero cualquiera de esas tesis sólo podría constituir un ad~lanto a tener determinados estados emotivos o volitivos. Sería, dice,
frente a la noción de disposición si justamente acertara a ela- una "disposición multiforme que se tnanfiesta o actu;1liza de
borar una teoría capaz de reducir la disposición a estructuras muy diversas maneras: no sólo en sus acciones e inacciones sino
' '
mentales, en un caso, o a estados neuronales, en el otro. también en estados emocionales como esperanza y temor; en
sentimientos de duda, sorpresa y confianza; y por fin, en sus
inferencias ... "
,
Dificultades de la concepción disposicional de creencia Pero la vía de Price no p:1rece la más adecuada. En primer
lugar la relación entre creencias y estados en1ocionales es de
La interpretacj6n de la creencia como estado disposicional se doble sentido. Si u.ieu J. as creencias pueden ~. i.Sci tar estados
enfrenta, sin embargo, a una dificultad fundamental. Si inter- en1otivos, ¿no predisponen éstos, a su vez, a la adopción de cier-
pretamos la disposición como un estado desconocido 'del sujeto, . -~ tas creencias? Definir la creencia incluyendo en el definiens
que es necesario suponer en él para que, dados ciertos antece- · otras variables intermedias, como emociones o voliciones, lle-
dentes, se den ciertas respuestas, esa definición valdría para varía a un círculo, pues éstas tan1bién podrían definirse en
cualquier comportamiento instintivo. Tendríamos que atribuir función de la creencia. Las disposiciones emotivas y volitivas
creencias a la abeja cuando construye sus celdas, al pez cuando pueden considerarse también como conceptos teóricos, que se
desova y al pájaro cuando emigra hacia el sur. Incluso ten- refieren a estados internos del sujeto, intermediarios entre los
dríamos que atribuir creencias a algunos vegetales (¿qué cree esthnulos y las :respuestas;. tienen pues el r.oismo papel expli-
, . catiYo que las creencias. No pueden utilizarse, por lo tanto, a
el heliotropo cuando vuelve su corola hacia el sol?). Si no!> re-
sistimos a ello es justamente porque tendemos a usar "creen- la Yez, como conceptos que se refieren a respuestas. El concepto
cia", en el lenguaje ordinario, para disposiciones adquiridas, de disposición se introdujo justamente para dar razón de com-
de un género diferente a las instintivas. Pero aun si res- portamientos observables; si los cor;.secuentes de los enunciados
tringimos la aplicación de "creencia" a especies animales capa- condicionales, en que se manifiesta la disposición, incluyeran
ces de aprendizaje, ¿cómo distinguirla con precisión de dis- también disposiciones no directamente observables (como las
posiciones caracteriológicas, como "orgullo", "servilismo", "agre- emoti\'as o volitivas), éstas perde1 ían su función explic::! ti va.
sividad';, o de motivaciones, como deseos e intenciones, que Esto no -+ impide que podamos adn1itir relaciones d e n1otivación
también orientan a un sujeto hacia deternlinados comporta- entre di:5tintas disposiciones, entre, digamos, emociones, inten-
mientos? También los rasgos caracLeriológicos, las emociones y ciones y creencias. Pero para determinarlas es n1enester antes
las intenciones pueden entenderse como estados disposicionales di stinguir entre esas disposiciones.
que implican un conjunto de enunciados condicionales. El esta- Si la creencia no p_uecle definirse por el conjunto de condi-
do del sujeto que media entre estímulo y respuesta no es sólo cionales que la expresan, si, por otra parte, debe clistino-uirse
de creencia sino también de intenciones y ernociones, y todas de otras disposiciones que pueden expresarse en los mismos
esas variables intervienen en la explicación de un mismo conl- condicionales, es n1enester introducir, para definirla, una nota
portamiento. Dos personas pueden tener la misma creencia y que no describa simplemente hechos observables, como estímu-
actuar de modo distinto porque intervienen otras clisposi- los y respuestas, y que constituya la diferencia ~specífi ca con las

'.
-
DOS CONCEPCIONES DE CREENCIA
42
otras disposiciones. La propia defin~ción. ~e Brai~~aite nos 2. CREENCIA Y ACTITUD
da una buena pista. Frente a otras dJspostciones ps1qutcas, sólo
la creencia es disposición a actuar como si u P" fuese verdadera.
La relación con la verdad de lo creído sería la diferencia es-
pecífica que andamos buscando. Creer que p se_ d~ferencia
de querer que p, o desear que p, o te?er un s~ntimtento fa-
vorable a p, en el aspecto en que el suJeto considera p: en la Primera distinción entre creencia y actitud
creencia lo considera bajo el aspecto de verdadero. Esa nota,
"como si IP' fuese verdadera", )'a no se refiere al comporta- El concepto de actitud ha desempeñado un papel central en la
miento del sujeto (el comportamiento del sujeto es u~ hecho, psicología social de las últimas décadas; sin su ayuda no hu-
no es verdadero ni falso), se refiere a la correspondencia de lo bieran podido desarrollarse varios campos de la invesLigación
creído con la realidad. Puesto que "'P' es verdadera" es igual empírica. Ese hecho basta para demostrar su operatividad cien-
a p, donde p ya no es el nombre de la proposición sino del tífica. Con todo, los psicólogos no han podido ponerse de
' hecho a que ésta se refiere, podríamos decir también: "S cree·~ acuerdo en su definición y el concepto, por no forrnar parte
que p si está dispuesto a comportarse com~ si p" .. .Éste _"como d~ una teoría elaborada sistemáticamente, adolece de vague-
si pu ya no se refiere al comportamiento s1no a la relac16n de dad e imprecisión. Como señalaba A. Strauss (1945), pese a
lo creído (p) con el mundo; ésta sería la nota específica de la que "el concepto de cictitud no es un concepto psicológico técni-

creencia. . '
co, sino un concepto del sentido común", resulta tan conve-
Pero esa diferencúi e~pecífica requiere precisión. ¿Cón1o in- i


niente para la investigación que, lejos de abandonarlo, hay que
terpretar ~~como si lp' fuese verdadera"? ¿"Como si ... " qui~re intt:ntar precisarlo, en espera de poderlo remplazar por términos
decir "tal como S lo considera"? En ese caso "S actúa como st p técnicos mejor definidos en una teoría de que aún carecemos.
fuese verdadera" sería equivalente a "S cree que p es verdadera El concepto se introdujo en psicología al presentarse el pro-
y actúa dirigido por su creencia"; incluiríamos el definiendum blema de tener que aceptar una "preparación" o ·'~isposición"
("creencia") en la definición. ¿Cómo interpretar "como si p fuese (readiness) a la acción, previa a ésta, que la anticipe y explique.
verdadera" de modo que no tengan1os que acudir de nuevo Thomas y Znaniacki (1918) lo definieron, por primera vez, como

a "creer que p es verdadera" para definirlo? un "estado mental del individuo dirigido hacia un valor". Se
En · suma, nuestro problema es distinguir la creencia como concibió como un procese en que el sujeto está dirigido hacia
disposición, de otras disposiciones, .sin t:ner . q_ue acudir de un objeto de relevancia social y que determina las respuestas
nuevo a la creencia como una cuahdad Indefinible. Debemos de ese sujeto; por ello consideraron el estudio de las actitudes
caracterizar, por lo tanto, la creencia dentro del conjunto de como el tema central de la psicología social. Se introdujo el
estados intermedios que explican los comportamientos de un término "actitud" porque se necesitaba un concepto para ex-
sujeto. Ese conjunto es estudiado en la psicología social contem- plicar la. acción social proyectiva, dirigida intencionalmente y
poránea bajo un rubro: "actitudes". Nuestro análisis nos lleva no instintiva. Esa a~ción se consideraba determinada por la
así a examinar ese concepto. relación del sujeto con un objeto socializable, de carácter va-
lioso. l.os autores podían distinguir así entr~ esas disposiciones
¡ a actuar y los instintos y disposiciones innatas. La actitud se
refería sólo a disposiciones adquiridas por individuos perte-
necientes a un medio social detettninado.
La actitud tendió a definirse en una primera etapa, en fun-
ción de la dirección favorable o desfavorable del individuo
hacia un objeto. Definicion~s influyentes fueron, por ejemplo,

[43]
••
..

44 CREE~CIA Y ACTITUD CRF.El':CIA Y ACTITUD 45-


..
la de Bogardus como "tendencia a actuar en favor o en contra en una }Jropiedad atribuida a los n1iembros de esa raza o una
· _l IO"lt'rirtls or against) de 11n factor circundante, que adquiere así actitud desfavorable l1acia ellos? A la inversa, la pregunta "¿es-
tui valor positivo o 11egativo", y la de Tl1urstone (1932) que taría dispuesto a compartir su casa con un negro?" ¿mide las
'
~.:..
definía actitud como "la carga de afecto en favor o en con.. intenciones del sujeto, o su creencia de que los negros ~on ·

tra de un objeto psicológico,.. La actitud se t·efería pues l1uéspedes molestos? La diferencia entre expresiones de creencia
primordialmente a una disposición afectiva y valorativa; no y de actitud es itnposible de trazar en mu.chos c~s~s.
incluía la creencia. En segundo lugar, "creencia" queda stn definir, fr~n.t~, a
Gorclon vV. Allport (1935, p. 810) suministrará una defini- "actitud". Si la creencia no queda incluida en la definicton
ción méís precisa que, aún l1oy, puede considerarse válida. El general de actitud adoptada por, ~llport, l1~bría gue car~;~e­
concepto de actitud sirve para explicar la consistencia entre rizarla mediante una nota especifica que dtferenciara la In-
muchos comportamientos distintos de un sujeto ante circunstatl- fluencia sobre la conducta'' que ejerce esa disposición, de la
cias cambiantes. Si existe un síndrome de respuestas consisten- que ejerce la actitud.
tes, ·referidas a un ol)jeto o situación, poden1os concluir la exis-
tencia de un estado previo en el sujeto, no observable directa-
n1ente, que da razón de .esa consistencia en las respuestas. ''U:.[Ia c,·eencia indistinguible de actitud
, , actitu(l -es un estado tnental o neuronal de disposición (reat.l-
iness), organizado mediante la experiencia, que ~jerce una in- Si la actitud es inferida de la consistencia de varias respues-
fluencia (lirectiva o dinámica sobre la t~espuesta del individuo tas de un sttjeto ante circunstancias distintas, tiene que incluir
a todo> los objetos o situaciones con los que está relacionado." .' toda disposición que dé razón de esa consistenc~a. No se ve
1\l ser la respuesta "dirigida", tiene una dirección favorable \ posible, por lo tanto, separar de ella las creencias. ~n~e e~a
o desfavorable hacia el objeto. Esta (lefinición permite dis- ;· tlificultad, la mayoría de los autores optaron por no disttngu~r
tinguir la actitud, de las disposiciones instin_tivas y de los rasgos esos dos conceptos. U nos identificaron el concepto de creencia
caracteriológicos, por una parte, puesto que se reduce a Jispo- con el de actitud, otros vieron en la creencia un componente
·siciones .a~lquiridas por la experiencia, y (~e los sentitnientos, por de la actitud.
la otra, puesto que presenta una di1·ección positiva o negativa M. Rokeacl1 (1968) optó por la primera vía. En contra ?el
frcilte al ol)jeto; podría aplicarse, en cambio, a las creencias. uso ordinario aceptó un significado tan amplio de "creencia,
~'"'anto valoraciones y afectos como intenciones y creencias que- que resultaba equivalente al de "actitu~": Toda ~'creencia',.
darían, en rigor·, incluidos en este concepto de actitud. . . tendría, en efecto, tres componentes: cognitivo, afecttvo-valora-
-.

Con todo, en un trabajo posterior (1954, pp. 27-28) Allport tivo y connativo. Podía entonces definir acti_tud como "una. or-
(listinguió de manera explícita entre creencia y actitud. Por ganización relativamente duradera de creenctas sobre un objet()
ejcn1plo, el enunciado "los negros son l1ediondos" expresa una 0 situación, que predispone a responder de alguna mane~a pre-
creencia, tnientras "no soporto a los negros" o "yo no viviría ferencial". La actitud sería pues un "síndrome de creencias" o,
junto a un negro" expresan actitudes. Nlientras la actitud se mejor, una simple ''organización de creencias en torno a un
refiere a la disposición favorable o adversa hacia un objeto foco", que explicaría justamente la consistencia de las conductas
o situación objetiva, la cree11cia se refiere a la verdad o fal- por su relación con ese foco. Pero entonces le estamos dando
sedad de las propiedades que le atribuyo. Pero ¿queda clara a "creencias" un sentido tan amplio como vago. · .
la diferencia? En primer lugar, como señala el propio Allport, Krech, Crutchfield y Ballachey (1962, p. 146), W. McGu1re
·creencias y actitudes van juntas: ''cua11do cncontratnos uno de (1968, p. 155) y otros muchos autores, ~n. ca~bio, aceptaron la
esos a3pectos, e11contramos también por lo general el otro". Por definición ya clásica de Allport pero disttng.u~eron tres compo-
ello las preguntas utilizadas en las encuestas de actitudes nli- nentes en la actitud: un componente cogn1t1vo (la creencia),
<len a la vez creencias y actitudes. Por e je1n plo, la respuesta uno afectivo-valorativo y un tercero connativo (intenciones,
a la pregunta "¿son hediondos los negros?" ¿expresa la creencia propósitos). Para Krech, Crutchfield y Ballachey la actitud es

••
• ...
46 CREENCIA Y ACTITUD CREENCIA Y ACTITUD 47

"un sistema permanente de tres componentes centrados sobre significación social, de otras que no la tengan, como no sea c~er..
un objeto singular: las creencias sobre el objeto (el componente ta utilidad práctica de la distinción para el psicólogo social.
cognitivo); el afecto· conectado con ~1 objeto · (el componente · · Además, no puede precisarse adecuadamente lo que sería una
afectivo); y la disposición a actuar -respecto del objeto (el respuesta "socialmente significativa" frente a otra que no lo -
componente de tendencia a la acción)". fuera. ¿Habría en verdad alguna respuesta humana que no
. ........
• ,¡- ...

.
•'\":
Un intento de lograr mayor precisión en la definición fue . tuviera significación social? El J?ropio. Doob ~1.947;, P·. 145)
reconoce que esa nota "debe deJa:s~ _sin espectftcar . S1 mo-
.'
'

el de L. w.II Doob (1947). Doob insistió en el papel teórico del .. .. . 1

concepto de actitud como variable intermedia entre estímulos dificamos en esos dos puntos la deftntctón propuesta por D~ob,
y respuestas, e intentó definirla como una respuesta implícita, obtenemos otra que no difiere sustancialment~ de~ .tratamte~­
productora de impulsos (drive-producing), '-fUe se considera so- to de Allport. La accitud sería un estado de disposiCIÓn adqut·
cialmente significativa en la sociedad del individuo. Esta defi .. rido, que impele a ciertos comportamientos ~"respuestas ma. .
nición establece, de l1echo, que desde el punto de vista psi.. nifiestas") cQnsistentes entre sí. Tampoco aqui puede est~b}e..
cológico, la actitud es una respuesta implícita con fuerza im- cerse una distinción entre los tres componentes de la actitud:
pulsora, que ocurre en el ·i ndividuo como reacción a patrones creencia, afecto e intención.
de estímulos y que afecta subsecuentes respuestas. Doob desa- = En la medida en que el concepto de actitud se intro~uce
rrolla pormenorizadamente cada uno de los puntos de su de- para dar razón de un conjunto de respuestas, no es postble
finición. La "respuesta implícita'' se define de -tal modo que distinguir en él la creencia de los otros co~ponentes.. En efecto,
queda restringida a respuestas no manifiestas, anticipatoria5 de _. los únicos elementos observables son las ctrcunstanctas que ac- •
los comportamientos, adquiridas · en un proceso de aprendizaje ~ túan como estímulos y las respuestas conductuales; en ellos no
o en un proceso de "generalización·discriminación", con lo que"·;: puede separarse la creencia de otros coml?onentes. Par~ hacer!o
se distingue la actitud de cualquier disposición no adquirida. tenemos que echar mano de otras nota_s, Internas .a! sujeto, dis-
' .
Por otra parte, · su carácter de "productora de impulsos'' se tintas a las que describen comportamientos mantftestos: notas
explica atribuyendo a las respuestas implícitas el sentido de como "componente cognitivo" y "componente afectivo" ~e la
estímulos que generan, a su vez, otras respuestas que pueden actitud. Pero éstas no son distinguibles en el comportamiento
ser manifiestas (comportamientos observables). mismo. Se refieren a estados internos, no observables. ¿Cómo
Notemos sólo dos puntos de esta definición, que tienen rela.. analizarlos entonces? En los autores citados no encontramos
ción con. nuestro tema. El término de ''respuesta implícita" co. . respuesta. .. .
rresponde a una teoría conductista particular. Se refiere a una Por otra parte, el método experiment~l uttltzado p~r l?s. psi-
respuesta mental no observable directamente, que antecedería •
cólogos sociales para determinar las actitudes de un tnd~~Iduo
a la respuesta explícita, conductual, y que la explica. Pero el 0 de un grupo, consiste fundamentalmente en el análtst~ de
término no parece el más apropiado, pues no describe el ca- un tipo de respuestas: las con~estaci?nes verbales de l?s sujetos
rácter, propio de la actitud, de no ser una ocurrencia, sino de a preguntas diseñadas por el Investigador. Los enunciados ver-
persistir, en forma "latente", aun cuando no exista ningun~ bales ("opiniones") son expresiones de la actitud,. ~o son la
respuesta conductual manifiesta. Como hace notar l. Chein actitucl misma. Forman parte de las respuestas mantftestas pro-
(1948) en su crítica al artículo de Doob, ''en cualquier uso ducidas por la actitud. Ésta se postula justamente para dar
ordinario de la palabra 'respuesta', una respuesta ocurre y pasa; razón de la consistencia de las respuestas. Por lo tanto, para
no persiste. Con otras palabras, si una actitud puede persistir, separar la creencia frente a otros componentes de la actitud,
no puede ser una respuesta''. Chein, acertadamente, vuelve al deberíamos poder distinguir claramente entre respuestas ver-
término de "disposición'', que no está comprometido con una bales que expresen creencias y otras que ,expresen af:cto_s
interpretación conductista. 0 intenciones. Para ello, las encuestas clebertan poder discri-
En segundo lugar, no parece haber ninguna razón psicológica minar las preguntas destinadas a medir creencias de las que
de peso para distinguir "respuestas implícitas" que tengan miden otros compol!entes. Ahora bien, en las escalas utilizadas

••


48 CREENCIA Y ACTITUD 49
CREENCIA Y ACTITUD

por lo . general, esta distinción no se realiza. En las encuestas nentes", Fisl1bein (1966, 1975) sostiene la conveniencia de vol-
que han tratado de medir ~ctitudes no se distingue expresa.. ver a una definición "unidimensional". Pone énfasis en la
n1ente entre pregu·n tas referidas a cr.eencias y otras referidas • :¡ •'
. utilidad de distinguir, para explicar el comportamiento, entre
solamente a. afectos, v~loraciones e intenciones, que no ex.. creencias, actitudes afectivo-valorativas. e intenciones. Dos su-
presen tambté~ necesariamente creencias.t La mayoría ele las , jetos pueden manifestar la misma actitud valorativa ante un
escalas de actitudes han pretendido medir fundamentalmente objeto y tener diferentes comportamientos, por no compartir
la evaluación positiva .o negativa hacia el objeto, pero para las mismas creencias sobre. ese objeto. A la inversa, dos personas
e.llo toman en cuenta respuestas verbales que expresan indis.. que comparten la misma creencia pueden diferir en su actitud
tintamente creen_cias, inten~iones y afectos. "Las operaciones afectiva y dar lugar, en consecuencia, a conductas diferentes.
con las qu\; se. miden. I~s act~tudes -hace notar Fishbein (1966, Fisl1bein propone volver a la definición de Thurstone que res-
p. 203)- arroJa~ cast Invariablemente un cociente único que tringía la actitud a su aspecto afectivo. "Actitud" se refiere a
no pued~ refl~}ar esos. tres componentes distintos (creencia, "una predisposición aprendida a responder a un objeto dado
afecto e mt~nCion) de nn~gún ~odo preciso. De hecho, quienes de una manera consistentemente favorable o desfavorable''
construyen escalas de actitudes rara vez sostienen que sus ins- (1 975, p. 6). En lo sucesivo, emplearemos "actitud, en este
trunlentos estén midiendo tres componentes; en vez de es"'O, ; .. sentido, restringido al componente afectivo-valorativo de una
suelen pretender que sus escalas indican las evaluaciones de la dispo1ición. Para separar los "aspectos afectivos'', que corres-
g~nte o el afecto hacia un objeto o concepto. Así~ aunque se ponderían a la actitud así entendida, de los ''aspectos cogniti-
dtg~ a m~nudo que las actitudes incluyen los tres componentes, vos" (creencias) y de los "aspectos connativos" (intenciones)
los Investigadores sólo s_uelen medir el 'componente afectivo' y :. Fishbein y Raven ensayaron la vía de una definición operacio-
I? trat~n como la esencia de la actitud." Ese componente afee- · ;: nal de creencias.
t1v~, stn ~mbar~o,. se infiere de respuestas que, ep . su mayoría, C. E. Osgood y otros (1957) diseñaron una escala para medir
son. tambtén opiniones, es decir, expresiones de creencias. Ex- la dimensión afectivo-evaluativa de la actitud (que corresponde
perimental~e?te resulta pues imposible la distinción, con las a la noción de "actitud'' adoptada por Thurstone y por Fish-

escalas tradicionales. De ahí el intento de Fishbein para re .. bein). Para ello se miden en una escala multigraduada las res-
formar este tipo de escalas. Merece que nos detengamos en él.

puestas de varios sujetos a parejas de adjetivos con connota-
ciones evaluativas, tales como "bueno-malo,, "limpio-sucio'', etc.
Osgood desarrolló una técnica, que él llamó "diferencial semán-
Un nuevo intento de distinción ~ tico'', para medir la respuesta afectiva de distintos sujetos a
esas palabras. Fishbein y Raven (1962) utilizaron una forma
En los estudios. r~cien~es sobre el concepto de actitud destaca modificada de esa técnica. Seleccionaron, por una. parte, una
~1 ensay~. de.. dis_tmg.~Ir con precisión entre los conceptos de serie de parejas de palabras que denotan grados de creencia en
creencta Y actitud , de 1\tfartin Fishbein y sus colaboradores. la existencia de un objeto (por ejemplo, "posible-imposible",
F.rente a las definiciones "multidimensionales" de actitud, es "verdadero-falso"); por la otra, parejas de palabras que deno-
decir, aquellas que no tratan por separado sus tres "compo- tan actitudes favorables o desfavorables ante un objeto (por
ejemplo, "benéfico-dañino", "bueno-malo"). Para determinar las
1 Véa~e D. T. Campbell (1963, p. 135): "En todas las escalas de actitu- parejas de adjetivos que se utilizarían en las encuestas como
des sociales qu~ he. exam~nado, con excepción de las escalas que miden
solame~te la dtstancta soctal, hay ítems que enuncian una predisposición
términos de "creencia" o términos de "actitud", se siguió el
generalizada a. ~esponder de cierta manera, como 'yo no patrocinaría un criterio de varios grupos de personas que actuaban como árbi-
~otel que admltte:a negr~s' e ítems que describen el punto de vista que se tros. Se tomó un objeto como ejemplo (se usó la "percepción
~lene s~bre el Obje~o soctal, como 'en el fondo, el negro y el blanco son extra-sensorial" o ESP) y se pidió a cuatro grupos que utilizaran
tguales · En ~ualqu1er caso, ítems del último tipo son los más numerosos
-todos los ttems que reproducen estereotipos populares son de esa·
las parejas de adjetivos para aplicarlos a ese objeto. Al primer
forma"• grupo se le instruyó para que aplicara los adjetivos al modo

''


50 CREENCIA Y ACTITUD CREENCIA Y ACTITUD 51

en que ellos pensaban que los aplicaría una persona que creyera trar experimentalment~ que las creencias y las actitudes pue-
en la existencia de la ESP y la valorara favorablemente; al se· . den diferir consideraqlemente según los objetos a que se re..
gundo grupo se le pidió que Jos aplicara como juzgaría alguien ~ .fieren, que pueden cambiar con . independencia la una de la
que no creyera en la existen·c ia de la EsP y tuviera una actitud . -- . otra, que es posible,en suma, manipu-l ar una y otra variable -.
favorable hacia ella; al tercero, como si tuvieran una creencia ~~.independientemente. Ahora bien, los enunciados de las encues-
positiva y una actitud negativa, y al cuarto, como si tuvieran ~· ~as, en que se utilizan palabras de creencia y palabras de ~cti·
una creencia negativa y una ~ctitud también negativa. T~nemos ~~,~~.,.~ud, 9eben verse. como indicadores de las correspondientes dis-
así cuatro grupos que otorgan máximo o mínimo valor a los ~·~;~rposiciones del sujeto para responder. ·Luego, si es posible una
mismos adjetivos, siguiendo criterios variables de creencia y .·· medición diferente de una y otra variable, podemos concluir
actitud, según _la tabla siguiente: ·que creenci~ y actitud son aspectos realmente distintos del su..
·. jeto y que debemos distinguirlos conceptualmente. La impor-
Grupo 1: creencia positiva-actitud positiva ,: t4ncia teórica de estos trabajos es considerable: por primera vez
Grupo 2: creencia negativa-e~:ctitud positiva .. se ·logra demostrar empíricamente la distinción entre creencia
Grupo 3: creencia positiva-actitud negativa - y actitud.
, Grupo 4: creencia negativa-actitud negativa

Se pueden obtener así parejas de adjetivos a les que todas . Alcance de la distinción
.~

las personas coinciden en conceder un detertninado valor como ,


expresión de creencia (positiva o negativa) y otras en que ~ c_on todo, debemos preguntarnos cuál es el alcance de la dis-
coinciden en conceder un valor como expresión de aétitud (po- ·.: tinción entre esos conceptos lograda por Fishbein. Habría pri·
sitiva o negativa); se descartan, en cambio, los pares de adjeti- · ~ero que señalar algunas de sus limitaciones.
vos en que, a juicio de los árbitros, no se puede distinguir . ·Se podría observar que la separación entre enunciados de
claramente entre creencia y actitud. Todos coinciden, por ejem- ·cr:e encia y enunciados de actitud está limitada a ciertas parejas
• plo, en que "posible-imposible", "verdadero-falso.., "existente- -de términos y que no puede hacerse con la misma claridad en
inexistente'' expresan creencias, y "benéfico-dañino", "limpio.. la_mayoría de los vocablos. Pero ésa no sería una objeción de
sucio", "sano-enfermo" expresan actitudes. p~so; basta con que la distinción pueda hacerse y medirse
Con e~e instrumental, pueden aplicarse ya las pruebas a en. algunos casos, para que estemos obligados a distinguir· entre
otros sujetos, utilizando escalas graduadas. A cada adjetivo se . l_fj~ dos conceptos.
le concede un valor determinado en una escala, como expresión · .J )e más peso parece observar que sí se plantea una dificul-
de creencia o de actitud, siguiendo el resultado obtenido en - tad para distinguir entre enunciados de creencia y de actitud,
la encuesta realizada con los cuatro grupos anteriores. Al pe- aun cuando se empleen parejas de adjetivos previamente dife-
dirse a distintos sujetos que apliquen los adjetivos a determi- re.n ciadas por los "árbitros··. El éxito de la prueba depende de
nados objetos, pueden medirse las variaciones en creencia y que los encuestados puedan considerar por separado enunciados
actitud respecto de esos objetos de acuerdo con los valores asig- de creencia y enunciados de actitud, sin que en los primeros
nados. Las encuestas pueden complicarse. Puede por ejemplo, pueda medirse la actitud y vicevelsa. Por ejemplo,. un enun-
pedirse que los encuestados evalúen su creencia y su actitud, ciado como "la ESP es imposible" debe tomarse como exclusi-
ya no respecto de un objeto, sino de la atribución de una vamente de creencia negativa, pero no de actitud, y "la ESP es
propiedad a un objeto, o de una situación compleja, etc.; se dañina", como un enunciado de actitud negativa, pero no de
puede también someter a los encuestados a nuevas informacio- creencia. De lo contrario no podrían medirse las dos variables
nes, para intentar cambiar su creencia sin cambiar su actitud con independencia una de la otra. Pero cabría observar varios
o viceversa, y medir las nuevas respuestas. puntos:
Los resultados obtenidos son prometedores. Se logra demos- Prin1ero. Parece que todo enunciado de actitud presupone

.
'


52 CREENCIA Y ACTITUD
CREENCIA Y ACTITUD 53
necesariamente una creencia. Decir "x es bueno o malo, enfermo • •
estados afectivo-evaluativos que suponen sus propias creencias.
o sano" presupone que "x" tiene referente, esto es, pre.supo~e Sin embargo, lo que interesa subrayar desde un punto de
"x existe" (aunque se le atribuya, por lo menos, ex13tenc1a vista teórico, es que no se llega a esta distinción mediante el ..
posible), el cual es un enunciado de ·creencia. Parece que. todo ·simple análisis de las respuestas de los sujetos encue~tados. f:n
"indicador'' de actitud también lo sería de una creencia: al efecto, la aplicación de las pruebas supone una selecc1ón prev1a
medir la actitud con ese indicador, también estaríamos. midien-
d,e palabras como índices de creencia y palabras como índ~c,es
dó la creencia. Mi afirmación de que "la ESP es dañina" no sólo
~'·~'t'ge actitud, por parte de los árbitros. Para ~fectuar .esa seleccton
~xpresa mi actitud desfavorable sino también mi creenci:t en :s·e utiliza, sin mencionarla, una comprensión prevta de uno y
ella. Fishbein, de l1ecl1o, entiende por "actitud" de una perso- otro término. Son los cuatro grupos de árbitros quienes clasi-
na hacia un objeto el producto de sus creencias sobre el objeto f1can los adjetivos conforme a la idea que ellos tienen de creen-
y de sus evaluaciones positivas o negativas (1966, p. 205; ~9?~, cia y de actitud. Una vez así clasificados, los adjetivos sirven
p. 29). El resultado de sus mediciones no. es, pues, la postbilt· ..-para medir las respuestas posteriores de los. encuestados. :ero
dad de determinar por separado las creencias y los estados afec- ¿cómo sabemos que esas respuestas son índices de creencia o
tivos, sino de distinguir, por un lado las creencias Y: por el índices de actitud? Por la clasificación que aceptamos en la
, otro, las creencias que se acompañan de una evaluación. a.{~c­ formulación de la prueba y que obtuvimos de los juicios de los
tiva; a este segundo tipo de disposiciones lo llamamos JUsta· cúatro grupos que primero elegimos. Al pedir a los grupos de
mente "actitud". La actitud se distingue de la creencia en que ·. átbitros que clasifiquen las parejas de adjetivos como de creen-
las mismas disposiciones a actuar están "sobredeterrninadas" po~. . ~:tia o de actitud, ya les sugerimos una definición -de esos con· •
una dirección afectiva hacia el objeto. · ;. ceptos que luego no variará en toda la encue~ta. ¿Cu~l es .esa
Segundo. Fishbein y Raven presuponen que se· ex~resa Z~;: .definición? Es una comprensión vaga y de senttdo comun. Ftsh·
ntisma actitud cuando ésta se acompaña de una creencia posi- bein y Raven (1962, pp. 35 y 42; 1975, p. 53) la exp~esan en
tiva y cuando se acompaña de una creencia negativa; só!o asf términos de la "dimensión de ·probabilidad" (creencia) y la
puede medirse una actitud con independencia .de creer o n~ "dimensión evaluativa" '(actitud) de un concepto. La defini-
en la existencia de su objeto. Pero podríamos preguntarnos st ción de ambos términos es previa al examen de las respuestas
• • • •
no cambia la actitud cuando pasamos de una creencia pos1t1v~ conductuales. No se deriva de su análisis. El propio Fishbein
a una negativa. Por ejemplo, en los grupos 2 y 4 del experi- (1966, p. 215) tiene que admitir que no se puede llegar a la_
mento de Fishbein y Raven se pide a lo3 árbitros que se asuman distinción entre ese tipo de variables mediante el simple examen
actitude~ de una persona que no creyera en la existencia de la del comportamiento. "Cuando la mayoría de los investigadores
ESP, y en los grupos 1 y 3 que se asuman actitudes de alguien
tle actitudes fracasan en encontrar una relación entre actitud
que efectivamente creyera en su .existenci~; ambas respuestas y, comportamiento, suelen sugerir que si tomáramos en c~enta
se to1nan como índices de las mzsmas actitudes. Pero ¿puede otra u otras variables, podríamos predecir el comportamiento.
considerarse la misma. actitud cuando se refiere a un objeto Esto es razonable si nuestro objetivo primario es predecir el
existente y a un objeto irreal o puramente posible? ¿Se expresa comportamiento -y creo que ~se es realmente nuestro objetivo
la misma actitud favorable cuando digo que la ESP., en la que primario- pero es desafortunado que dos de las variables que
creo, es "benéfica" y cuando afirmo que la ESP, cuya exi~ten­ se sugieren más comúnmente (esto es, creencia e intención) se
cia rechazo, "sería benéfica" si existiera? Siendo los obJetos alcanzan por una consideración de quien hace la predicción,
distinto3 en uno y otro caso, ¿se trata de la misma actitud? no por una consideración del comportamiento mismo." Lo cual
¿No varía ésta con la creencia? es tanto como admitir que la "definición operacional" de "creen-
Estas observaciones no disminuyen la importancia de los re- cia" y "actitud'' (e ''intención'' eventualmente) supone una
sultados obtenidos por Fishbein y Raven. Concluyen efectiva- distinción conceptual anterior que no proviene, a su vez, del
mente la necesidad de distinguir, en las disposiciones, entre examen de las respuestas conductuales. ¿De dónde proviene en-
creencias y actitudes, pero e3tas últimas deben entenderse como tonces? Sólo del uso común de los términos en el lenguaje

••


54 CREENCIA Y ACTITUD CREENCIA Y ACTITUD 55

ordinario. Los árbitros de los cuatro grupos pueden distinguir que podría dar lugar a otras conductas particulares consisten-
palabras de "creencia" de palabras de "actitud", porque tienen tes con ella. La función que tiene ese concepto explicativo se
una comprensión intuitiva del significado de esos términos; no ha interpretado de dos maneras. Según un enfoque conductista
aplican ninguna definición. más precisa. Fishbein da por vá .. · · ··~ estricto no podría definirse más que como un "síndrome de con- ·
lida una distinción del lenguaje ordinario, sin aclararla. ductas col1erentes". La actitud no designaría una propiedad
Nos ha detenido el intento de Fishbein por ser sintomático. del sujeto aparte de esas conductas; luego, sólo podría deter-
Sus experimentos ..ponen en claro un problema real: la imposi- minar una probabilidad de respuesta. Pero esta interpretación
bilidad de distinguir entre creencia y ~tras disposiciones a par- es insuficiente. La actitud no puede considerarse como una
tir del simple examen de la conducta. El método elaborado simple ab3tracción de muchas conductas. individuales. Si así fue-
permite, sin duda, l.ratar con independencia creencias y acti- ra sería un término puramente descriptivo que sólv nos se-
tudes, una vez definidos estos conceptos; demuestra así la con- ñalaría la probabilidad con que, de hecl1o, se da determinada
veniencia teórica de su distinción. Pero para elaborar su ins- respuesta ante un objeto; pero no explicaría el porqué de esa
trumental teórico requiere partir de una definición previa. La respuesta. 2 Vimos cómo una disposición no puede analizarse
caracterización del concepto de creencia no puede provenir del lógicamente en una serie limitada de enunciados condicionales
análisis de las respuestas conductuales. que describen estímulos y respuestas. Si la actitud se reduce a
......... ;

designar la conexión lógica entre antecedentes y consecuentes


de los enunciados condicionales que la expresan, no se refiere
Necesidad de una nueva pregunta a una condición independiente y pierde su carácter explicativo.
En efecto, un concepto explicativo no puede definirse por las
Recapitulemos. Hemos intentado caracterizar la creencia como.,: mismas propiedades que trata de explicar. De allí la necesi-
un estado de disposición a con1portarse de determinada tnanera ;: dad de interpretar la actitud como un estado intermedio entre
ante circunstancias distintas. Pero para precisar ese concepto estímulos y respuestas, interno al sujeto, que no puede redu-
es indispensable distinguirlo de otras disposiciones a conlpor- CU' SC a las conductas manifiestas. Pero entonces surge otra di-
tar~e. lJos estados disposicionalcs son variables intermedias en- ficultad: si nos atenemos sólo a los datos observables, no pode-
tre estítnulos' y respuestas, que se introducen para explicar el mos caracterizar ese estado, porque sólo observamos conductas;
comportatnicnto. Acuditnos entonces al concepto acuñado por sólo pue~le ser ttn "algo desconocido" (De Fleur y Westie, 1963)
la psicología social para designar una variable semejante: el (}Ue tencn1os que suponer en el sujeto para explicar la conducta.
de "actitud". El concepto clásico de "actitud" permitía distin- Por otra r>arte, nada en las respuestas observables que trata de
guir las disposiciones adquiridas (entre las que figuraría la explicar nos permite distinguir en ese estado interno, "com-
creencia) de otras no adquiridas (como los instintos), de las ponentes" separables. Su separación no puede provenir del
pulsiones, consideradas más l.>ien como estíntulos que causan exan1cn de las respuestas manifiestas. Un enfoque conductista
las disposiciones, y de los rasgos caracteriológicos, que carecen es inca})é~~ de suministrarnos un concepto definido de creencia.
de una dirección l1acia objetos determinados; pero no perrnitía I ~os e·.;tudios de F ishbein y de sus colaboradores ponen de
1

distinguir, en la actitud, entre creencia, afecto-evaluación e in- n1anifiesto la conveniencia teórica de reclucir el concepto de
tención. actitud a la dimensión afectiva y evaluativa de la disposición,
El concepto de actitud ctnnp!e una función explicativa de 2
Corno indican M. L. l)e ~Flcur y F. R. 'Vcstie (1963, pp. 22-23); en
la conducta. La respuesta particular de un sujeto ante un ob- esa interpretación, el concepto de actitud no puede ser explicativo, por-
jeto detern1inado queda explicada al subsutnirla en un tipo que "si se observa que un individuo rechaza con mayor o menor unifor-
general de disposición l1acia una clase de objetos. Por ejen1plo, midad un estimulo y tratamos de explicar este hecho, no es una respuesta
el insulto que una persona acaba de dirigir contra su vecino legítima decir sitnplcmente 'lo rechaza porque tiene una actitud negativa'.
Esto sería, por supuesto, enteramente tautológico. La uniformidad de su
negro se explica porque suponemos en ella una actitud ante comportamiento (esto es, su actitud o alta probabilidad de una respuesta
las razas de color, que precede a esa respuesta manifiesta y negativa) no puede usarse legítimamente para explicarse a sí misma",

••


56 CREENCIA Y ACTITUD CREF.:\CIA Y ACTITUD 57
y de distinguirlo del de creencia, pero nos muestran también obliga a hacer esa distinción de conceptos? ¿A qué pregunta
que esa distinción no puede provenir del examen de las con- responde la distinción? Con otras palabras: ¿Cuál es la situa-
ductas. ¿De dónde proviene entonces? ción en que es pertinente distinguir entre ''creencia" y otras
Los conceptos de creencia y de actitud se originan en el len- • disposiciones, porque para comprender.- esa situación no basta
guaje ordina~:io en su uso precientífico. Aunque recogidos por .u tilizar un concepto único que las englobe a todas? En térmi-
la psicología e . _incorporados a su vocabulario, no son reformu- nos más concretos: si observo el comportamiento de una persona
lados .en .el seno ·de. una
' .. .. teoría.
. La distinción entre. los tres com- ¡¡r;;,·'t~·:.;:/:<: qué me interesa conocer para qq.e .:. :Qle .. pr.~gtJJlte-: '~Si S actúa
· .

ponentes (cog~itivo, afectivo y connativo) de una disposición "'g··,.• ,."·'·~·"' 'sí es porque cree que p o porque tiene · una actitud· favorable
...r:;.,·..
':..ll
.

deriva de upa comprensión intuitiva de esos conceptos, . no de · ~'.11acia p"~ Si . puedo responder a ·esa pregunta daré con una
una teoría diseñada para explicar el comportamiento. En S1 t definición más precisa de "creencia" y C.e ·"actitud" ..
sentido ordinario, entendemos por ''creer", considerar un o.b- •

'
.
''

jeto o situación objetiva como existente, con mayor o menor •


•\

probabilidad, tenerlo por parte de la realidad, contar con él en • •


... \ ' -

.
nuestro mundo, entendiendo por "mundo" la totalidad de lo l •
.. \

'

, que existe. Afirmar ~~s cree que p" quiere decir algo así COl!lO ,
"S acepta, cuenta con que p forma parte del mundo" o "P
forma parte del mundo de S", de tal modo que S.no puede me-
nos de tomar en cuenta a p, en su relación con el mundo. "Creer . •
que · no p'' equivale . a tener el mundo por tal que no nos en-:
contremos en él con p. En cambio, por tener una "actitud"\ ..
. afectiva hacia un objeto entendemos algo distinto en el len- ;·
guaje ordinario: sentir atracción o aversión hacia él, agrado
o desagrado. Pero estos conceptos son demasiado vagos. ¿Cómo
precisarlos? ·- .
Términos como "actitud", "creencia", "intención" se refieren
a estados internos del sujeto. Mientras no contemos con una
teoría que pudiera tal vez reducirlos a estados físicos o neuro-
nales, no nos queda abierta más que una vía: intentar precisar
el significado de los términos a partir de su uso en el lenguaje
ordinario. En efecto, las distinciones de conceptos en el len-
guaje natural responden a menudo a problemas reales que,
una vez formulada una teoría, podrán tratarse con términos
mejor definidos. Podemos preguntarnos por el problema teó-
rico que está en el origen de la distinción de esos términos en ,

el lenguaje ordinario, e intentar precisarlos en función de ese


problema. Para ello deberíamos evitar definirlos por referencia
a cualidades privadas sólo discernibles por el propio sujeto.
Aunque esos términos se refieran a estados internos del sujeto,
sólo podrán adquirir una precisión si se definen por notas
que, en principio, sean expresables por términos compartibles
por cualquiera y no por datos inefables, sólo defin'ibles por
ostensión. Preguntamos: ¿Cuál es la necesidad cognoscitiva que

.
'


DEFINICIÓN DE CREENCIA 59
'
3. DEFINICióN DE CREENCIA ... medrosidad personal, porque quiere tal vez engañarnos o porque
. \ efectivamente puede haber al_lf un peligro? Contestar a esta
.J ' . pregu~ta es de vital importa.q~ja. ~~ólo .ella le~ permitirá dis-
. : •, . r .. . . ' . ... .
'
'
.. .· ...· , · , ·
• ....
-J
~ *
;:

J
\!(
.• ... tingu,i1: en el comportamientó .¡del gyía;..aquello :que sea-_capa:t ' ..
'·'·'·'~'"' ·. revelarles 1Jn .hech9}:j;d~J Lmq~po ~cQmun ~ ~o s~lp prop1o del
, t
. .
. ' <'
. ._. . .. ~ guía. Mientras . no se .~~agan , es~ .pregunta, no .necesitan -de va-
•. ' • 1 • .. "

• - . .
.
. ,
t:~P~ c<;>nc~pt~& di~tiin'to~ ... pa~ ·~~re(e:rir~~ ~a:· las ~ d_
isposicj9nes ~el
Dos aspectos de la disposición
. • •' ' . . ... ·.'·
1 ...


~ •
' ,. . jefe ante la ~ueva; ~· en_ . el ~9~~p.to .en .-;que se la . hacen, requie-
ren distinguir entre dQs aspectos en la -disposición del .o~ro: el
Los otros hombres no son sólo objetos del mun~do cuyos proce-
· que obedece a la capt~~ióp el~. un obje~o del mundo que .puede
sos tratainos de explicar, son también Iuerites de información.
Jl'«1~tf~. s.e r común a todos, .~ y ( el .que. se debe a ·estados personales del
Sus comportamientos pueden considerarse bajo dos enfoques:
otro, que nada pueden. decirles acerca del mundo objetivo.
como hechos que explicar o como mensajes que comprender.
Importa para su vida práctica saber si deben interpretar el com-
Considerar las conductas como fuentes de información respon-
. :. Bortamiento del guía. como .~etermin~do .p or un peligrQ posi-
de a un interés vital. Al igual que los otros animales, el hom-
.~: ·l>Ie -que a ellos pt:tede también amenazar- o como efecto de
bre requiere que su conducta sea exitosa~ es deci~, que _satis- '
quereres, temores o deseos. Si su interés fuera sólo expli~ar la
faga sus necesidades y cumpla sus propósitos. A dtferencta de
conducta del guía, esa distinción no sería indispensable; se
los otros animales, tal vez, necesita además comprender el sen-
• • yueive necesaria cuando toman la conducta ajena como fndice
tido de su vida y de su mundo para senttrse seguro y orientarse_. . que les informe acerca· del mundo; sólo entonces necesitan dis-
en él. El éxito de su acción y la comprensión del s~ntido sólo ..
tinguir, en la disposición a actuar del otro, lo que sólo a él
tienen una garantía: la adecuación de su práctica . al mundo ;:
·.corresponde, de lo .qu_e puede formar parte de un mundo co-
real, no al de sus fantasías e ilusiones personales, s1no al que
mún, lo .,subjetivo" de lo "objetivo".
comparte con todos los hombres. Éxito y sentido de la vida de..
El mismo comportamiento puede ser descrito fundamental-
penden de que nos dejemos guiar por lo que el mundo es
mente de dos maneras. Primero: como expresión de una acti-
realmente. Y esto podemos leerlo en la conducta ajena. Porque
tud afectiva o de una intención. Podemos verlo como la mani-
el hombre es un animal social en constante convivencia con los festación exterior del miedo y deseo ·de seguridad del guía;
demás, las acciones de los otros pueden revelarnos hechos y suponemos entonces que está_ determi~ado por una tendencia
objetos del mundo de los cuales no nos percatamos personal- afe~~iva que Jlena . u~a necesidad personal. O bien, podemos
mente y que requerimos tomar en cuenta para adecuar nuestra interpretarlo como realización d.e su intención de advertir -o
acción a la realidad. de engañar- a sus compañeros; lo suponemos entonces deter-
Una tribu observa el comportamiento del jefe que la guía. minado por un que.rer. En _ ambos casos, el comportamiento
Cada vez que pasa ante una caverna éste repite el ~ismo ~a­ puede ser descrito como manifestación externa de una dispo-
trón de conducta. La consistencia de su comportamiento dice sic'ión determinada por una pulsión (drive) subjetiva. Segundo:
algo acerca del jefe pero también acerca del mundo en, torno. como indicación de una creencia. Lo consideramos entonces de-
La lentitud de sus movimientos, la tensión de sus musculos, terminado por la representación que tiene el guía de algo que
sus n1iradas atentas indican a los demás el temor del guía; pero puede estar allí, en el mundo común a nosotros. En este cas~,
también pueden señalar la existencia, allí, de un . objeto ~:Ii­ los mismos comportamientos pueden ser descritos como mant-
groso. Sólo si la conducta del jefe puede dar esa tnformacton, . fest~ción externa de una disp~sición determin~da por una re-
los demás n1iembros de la tribu deberán prepararse a tener pr~sentación objetiva.
comportamientos defensivos semejantes, por~ue el peligro .pue- La creencia no se distingue de los "componentes" afectivo y
de estar también en el mu11do de ellos. Tácitamente los miem- connativo de la dispósición porque corresponda a un elemento
separable de ellos, sino porque puedo considerar la disposición ..
bros de la tribu se preguntan: ¿Se comporta así el jefe por

[58] 4 t


,
, DEFINICION DE CREENCIA 61
60 DEFJNICION DE CREENCIA
'
~~ inte~és qu~lleva a distinguir creencia, por una parte, y
a actuar determinada en formas distintas: en un caso por pul-
actitud e Intención, por la otra, es el interés en la existencia del
si?nes (deseos, quereres) internas al sujeto, en el otro por pro-
objeto; no es pues separable del interés en el conocimiento del
piedades del objeto. La misma disposi~ión a comportarse puede
m?ndo. Claro ~~stá que el mundo .que comuni(:a el comporta- _..
ser comprendida e11 función de la existencia de una u otra- de
miento del otro es el que existe en tanto aprehendido por él,
esas realidades; en el primer caso, de algo que sólo al sujeto
pero puede existi~ también en tanto aprehendido por cual-
puede acontecerle, en el segundo, de algo que también puede
quier sujeto. Me interesa conocerlo porque ese mundo del
ser nuestro objeto. Postulamos esas dos formas de determina-
?tro puede también ser un mundo "real", esto es, puede ser
ción de la disposición porque necesitamos saber lo qtie el com-
Idénttco al mundo objetivo de cualquier sujeto. En otras
portatniento del otro puede comunicarnos acerca de nuestro
palabras, me interesa conocerlo porque lo que tiene existencia
mundo. Para distinguir varios aspectos \:n la actitud del guía,
para el otro puede ser verdadero. Mientras la creencia sería la
los miembros de la tribu no tienen más datos observables que
disposición determinada por l1echos tal como son aprehendidos
sus acciones; pero necesitan suponer en el guía estados afecti·
por un sujeto, el conocimiento sería la disposición detertninada
vos, por una parte, y de creencia por la otra, en el momento
en que les interesa distinguir el aspecto de su comportamiento por hechos tal como son en realidad.
determinado por factores "internos", del que se debe a un {a{:- El concepto de creencia remite así al de saber y viceversa.
tor que podrían encontrar ellos también en su propio mundo. Ambos remiten, a su vez, a los conceptos de "mundo objetivo",
Les es indispensable hacer esa distinción, no tanto para com- "mundo real'', "mundo común a todo sujeto", ''verdad". "Creen-
prender al otro, sino para comprender el n1undo del otro ... cia", "saber'', "objeto", "realidad", "verdad": familia de con..
ese mundo que puede también ser el suyo. · ceptos ligados, que sólo pueden comprenderse en su relación
Mientra3 los afectos e intenciones del otro no pueden ser \ recíproca. Ninguno de ellos tiene que introducirse para res-
elementos de mis propias disposiciones, justamente por respon- · ponder al problema de la explicación del comportamiento; to-
~er a pulsi~nes subjetivas, las creencias sí pueden ser compar-
dos). para responder a la cuestión de la adecuación del compor-
t~clas por m1, .Pu~s~o que pueden obedecer a propiedades suscep-
. tamtento al mundo real. Si el interés psicológico consiste en
tibles, por principio, de presentarse en mi mundo. A esas pro- , e~plica~ y comprender la conducta de un sujeto por motiva..
piedades que las disposiciones del otro me comunican acerca c1one3 Internas, el concepto de creencia no responde a un inte-
de un mundo que puede ser común con el mío, las califico de rés psicológico; responde más bien a la necesidad de saber si
"obje_tiva~". "Objeto'' es lo que el otro ha aprel1endido y puedo
el objeto de la actitud forn1a parte o no del mundo real, esto
,,i~~~ es, a un interés epistémico. 1
tambtén a¡)rehender yo o cualquiera: "objeto" es lo que puede '
:.

ser común a cualquier sujeto. La disposición en cuanto deter- 1


Por ello resulta tan1bién relevante distinguir el concepto de creencia
minada por el objeto la llamamos "creencia". Por lo ta·nto, r del de aclitud, en aquellos campos de la psicología que requieren de
la creen~ia e~ el aspecto de la disposición que cualquiera puede ·, conceptos cpist(~micos previos, por ejemplo, en psicología de la educación,
compartir. SI S cree que pJ yo u otro sujeto cualquiera puede en psicología de la comunicación y en teoría de la información. \V. Me
también creer que p, porque p puede ser un hecho del mundo Guire (1968, p. 157), por ejemplo, admite la dificultad de distinguir entre
los tres "componentes,. de la "actitudtf e incluso pone en duda la necesi-
común a todos y no sólo a S. dad te~rica de esa distinción. "Nuestra sensación es que, dado el esta-
La creencia es la disposición de un sujeto considerada do, alejado de ser perfecto, de nuestros procedimientos de medición, los
en cuanto tie~e relación con la re~lidad tal como se le pre- tres componentes han detnostrado estar tan estrechamente correlacionados
senta a ese suJeto o, lo que es lo mismo, en cuanto tiene rela- que los teóricos que insisten en distinguirlos deberían cargar con el peso
ción con la verdad. En este sentido habría que entender la de probar que la distinción ya]c la pena." Pero el propio McGuire, en
el mismo trabajo, parece aceptar la distinción cuando requiere distinguir
frase de A. P. Griffiths ( 1967, p. 140): "creencia es lo apropia- entre cambi~s de actitudes producidos por "propaganda" o "persuasión•• y
do a la verdad". Toda creencia, en efecto, se lleva al cabo otros productdos por "educación" o "instrucción,: en los primeros desempeña
usub specie verz"J pues sólo creemos lo que consideramos ver- un papel predominante el contenido afectivo de la actitud y en los segun-
dadero. dos, las creencias (pp. 148-150).

.'


62 DEFINICIÓN DE CREENCIA DEFINICIÓN DE CREENCIA 63
Representación y creencia siciones a enfrentarme con los otros o conmigo mismo; y eso
-
sería justamente señal inequívoca ~e que creo en lo que na-
Cualquier definición de creencia debe _. poder distinguir entre rra. Si Shakespeare o Dostoievski han· cambiado la vida de
la simple representación de p y la -creencia en p. Podemos co~­ .. ~ .. más de .un lec~or:- no es por lo que-tienen de fantasía, sino po~ ·,.-.- .
prender el significado de una oración, -tenerlo en mente, sin . . lo que revelan ·de la vida humana; ·el cambio de vida supone
afirmarla ni negarla. · Los hechos .imaginarios que leemos en . creencia. ~ _Si ·. el~- relato del ~ testigo poco confiable provoca algún
i

una novela, los -rela.tQS de uil conocido· ·d e .credil)ilidad dudosa, 1


, ;, comportamiento .q ue /m~estra que \lo ·tonio ~n cuenta, esa se-
pueden tal vez conmovernos o. deleitarnos, ·peto su compren- . ~ ~·: ñal basta para afirmar que le concedo , alguna .- credibilidad, . por
sión no -implica creencia. Aparte de·· -i'a.': duda, ~ hay también el (escasa que fuera. -R epresentación es ~ aprel1ensión de un objeto
caso de la "suspensión <!~1 juicio", la ~'epojé', de estoicos y . ·sin considerar ninguna propensión a responder a él. ·La tfife-
fenomenólogos, en que ni aceptamos ni rechazamos una pro- rencia específica -que le añade· la creencia es justamente la dis-
posición. Frente a la percepción y al recuerdo, que se acom- . posición a comportarse, determinada por el objeto aprehen-
pañan de creencia, está la fantasía; frente al juicio, la simple ({ido. · ·
representación de una proposición: en uno y otro caso, el obje- La simple representación del objeto no es pues condición
. to o situación objetiva es aprehendido por el sujeto; ¿qué ~'.es suficiente pero sí condición necesaria de la creencia. Para
lo que constituye entonces la diferencia específica entre ellos? ~reer en algo es necesario que de algún .modo hayamos aprehen-
A esa diferencia se le 4an dado varios nombres: "posición'' dido el objeto o situación objetiva crefdos. La aprehensión ·
la llamó Husserl. ¿Qué podría ser esa posición? Sólo puede . .puede · ser un proceso de percepción, de imaginación o de me-
designar un "tener al objeto representado por existente en el · moria: en ese caso, el objeto se presentará. en imágenes per-
mundo''; a la representación (comprensión) de p, Ia · "posición"_\ ceptuales, fantaseadas o mnémicas; puede ser también la sim-
de creencia sólo añade un "tener 'fl por verdadera" ~ "aceptar ;· ple comprensión del significado de una oración: lo represen-
la existencia de p". Pero ese "tener por verdadera" no se pre- tado será el objeto proposicional. en cuanto comprendido. Por
senta como un dato peculiar separado del objeto proposicional otra parte, la aprel1ensión ·puede ser inmediata, en el simple
. .representado; sólo se manifiesta en el tener en cuenta a p en percatarse de algo dado, o mediata, resultado de un proceso en
mi mundo, atenerme a él, estar a la expectativa para encontrár- que referimos los datos a la unidad de un objeto, o de una
melo. Tener al objeto o situación objetiva por existentes quiere inferencia. En cualquier caso, no podemos creer en nada que
decir ju~tamente estar predispuesto a que mi relación con el n~ haya sido aprehendido en alguna forma y representado en r


f
mundo esté determinada por ese objeto o situación objetiva. la' _percepción, la memoria, la imaginación o el entendimiento.
Una situación fantaseada, una proposición comprendida pe· Si el objeto creído no hubiera sido aprehendido no sería
ro no aseverada, no suscita expectativas acerca de mi compor- justamente objeto de nadie, aunque existiera realmente; en
tamiento posible, porque no informa nada acerca de lo que ca~bio, puedo creer en objetos representados por la imagina-
pudiera encontrarme en el mundo real, no determina para ción o comprendidos por el entendimiento aunque no existan
nada mis propensiones a actuar en ningún sentido. Por el con- realmente (creo a menudo, por ejemplo, en hechos futuros y
trario, si una proposición influye de alguna manera, por pe.. también, por desgracia, en hechos falsos).
queña que sea, en mi disposición a actuar en ciertas circuns- Pero si es condición necesaria de la creencia que su objeto
tancias, quiere decir que la tengo al menos por posible, es haya sido aprehendido en algún momento por el sujeto, no es
decir que creo en ella. Un hecho imaginario que leo . en una condición que esté presente a la conciencia en el momen-
novela puede suscitar en mí sentimientos varios, pero no me to de creer. Ya dijimos que la creencia no es una ocurrencia
impele a reaccionar de alguna manera, porque no lo tengo fechable, sino un estado interno que puede subsistir aunque
por parte del mundo. . . a no ser que ese hecho narrado acierte no ·tenga ocasión de manifestarse exteriormente. Suena la cam-
a revelarme algo real sobre la vida humana, arroje una com- panilla; me levanto y camino apresurado a abrir la puerta. Mi
prensión nueva sobre ella; en ese caso sí orientará mis dispo.. comportamiento se explica en parte por la -audición del timbre, -

4 •


1

64 DEFINICION DE CREENCIA DEFINICIÓN DE CREENCIA 65


'

pero la explicación no es completa si no añadimos otra condi.. poco con el estímulo que provoca una respuesta concreta. El
ció11 inicial constituida por muchas creencia~: no me hubiera estímulo que suscita mi caminata es el sonido del timbre, no la
levantado si no creyera, por ej.emplo, que el suelo es _firme y firmeza del suelo ni ninguno de los otros obje~os . en que
,_..,- - . que. la tierra me sostiene. Sin emb4rgo, no tengo ,presepte ese creo'" -S i pregunto a alguien si: cree qU:e- ·:hl:lY- una pe~-soqa en-- la -
l1ecl1o mientras camino, mi disposición no implica _necesaria- puerta y me contesta que. s~, el estíJ;Ilulo- es. mi pregunta (o,
mente su representación actual, aunque suponga, desde luego, ~on mayor precisión, la comprensión que él tiene de. mi pregun-
que deba haber aprehendido ese hecho -la firmeza del suelo- ta), no la presencia de alguien en la puerta. . .. .
• • •
en exper1enc1as anteriores. Cierto que, -en el caso de la percepción, el objeto. de ,la, creen~
Ya l1icimos notar que puede haber creencias· inconscientes, cia puede darse al mismo tiempo que los , estímulos sensoriales
lo cual no ~frece dificultad si concebimos la creencia como y ser aprehendido al través de éstos. Pero aun en este caso el
un estado disposiciónal: aunque no tenga presente en la con- objeto creído n~ coincide con los estímulos. La prue~a es que
ciencia la firmeza del suelo, cuento con ella en mi manera de los enunciados empleados para descriJ?ir un objeto percibido
relacionarme prácticamente con el mundo. Pero mis creencias (y creído) no pueden analizarse en enunciados acerca de estí-
i11conscientes no podrían explicarse si no hubieran sido cau- mulos. El objeto creído que describo . como una mesa sólida,
sadas por una aprehensión de aquello- que creo, aunque pu~?a _rectangular, de color blanco y patas cilíndricas no puede re-
haberla olvidado. Mi creencia en la firmeza del suelo, en la . · · ·. ·· ducirse a la suma de los estímulos sensoriales, que provienen
existencia del mundo l1a~e dos semanas o en quJ!. mañana será ·. · ·. · de ese objeto, los cuales podría describir en términos d~ rayos
de día, suponen experiencias repetidas de las que infiero esos ~i!¡'-~§· .:· .·r· luminosos reflejados e impresiones táctiles. Por otra parte, en
hechos. Pensemos incluso en casos menos usuales. Un enfer1no' ·'la mayoría de los casos, el objeto creído no ha sido aprehendido
se aparta, con asco, de un vaso de agua límpida que se le ofrece;·; G.~"Sit~.:- .-· simultáneamente al estímulo que provoca una conducta; ni
su comportamiento muestra su creencia en la existencia de algo;· ?oC••. ...~,, siquiera necesita hacerse presente al sujeto cuando opera el
repugnante en el fondo del vaso. Aunque no perciba nada en c'<''-':0.:'0'·-' :_ es tím u 1o. .
el agua, ni tenga consciente la causa de su aversión, su creen- . ··•· '·> _--~- En suma, condición necesaria de la creencia en p es que
cia equivocada quedaría inexplicada si no trazáramos su origen ;!.".·'""' '·"''!·'"[·~·"'. ·f/ haya sido aprehendida en algun momento, pero no que p
en alguna aprehensión anterior (un recuerdo, una imagen in- ,_., . ._._. ~sté presente, ni que ocurra en el momento en que se mani-
ducida) que ]a percepción del vaso revive en él. ·fiesta la creencia.
Mencionatnos también qtte las creencias reales pueden no
coincidir con las ¡)rofesadas, esto es, con las que nos confesatnos
conscientemente a nosotros mismos. De la creencia profesada terminación" de la creencia por el objeto
es válida la reflexividad. Si profeso creer que p} creo que creo. . ..
que p. Pero la mistna relación no es válida para la creencia ·· ...·· ·Hemos dicho que la creencia se caracteriza por estar "de ter-
real. Si creo realmente que p_, de allí no se sigue que crea que . · . ',. '] pip.ada'' por su objeto. Acabamos de ver, sin embargo, que
creo que pJ porque puedo no estar consciente de mi creencia. Pue- ·-·-~l~ objeto no actúa como estímulo que dé lugar a la manifesta-
do creer, por ejemplo, que creo en la igualdad entre l1ombres y " ~ ción de la creencia, ni tampoco se presenta necesariamente
mujeres, y demostrar con mi conducta que, en realidad, los creo ~uando ésta se manifiesta. ¿Cómo "determina" entonces a la
.• ·>

desiguales. La creencia real no implica que ella misma sea creencia?


aprehendida por el sujeto, pero sí que éste l1aya tenido un Se ocurriría una primera respuesta: el objeto sería una con-
aprendizaje susceptible de causarla; implica, por lo tanto, que .' dición causal de la creencia. Tendríamos entonces una cadena
haya captado de algún modo (directamente o por inferencia) . :. causal de este tipo: objeto o situación creídos -disposición-
el objeto o situación objetiva creídos, aunque luego los haya resp.u esta. Pero para considerar algo como causa debemos po-
olvidado. derlo concebir separado de su efecto. Y no es el caso que po-
El objeto que determina la creencia Go debe confundirse tam .. damos considerar ·por separado el objeto de la- creencia -~ y· la . .
..._

4 1


,
66 DEFINICION DE CREENCIA DEFINICIÓN DE CREENCIA 67

creencia como pura disposición. En la disposición, suponemos tación es mucho más imprecisa, como en las reglas de urbani-
el objeto de la creencia como el elemento común a muchas ,, ~~-~d o en las que rigen una relación amistosa, cuya interpre-
respuestas concretas, gracias al cual éstas resultan consistentes. . {f~ción deja un amplio margen a la intuición, la sensibilidad
_..... _.
.
........... __ Lo único que tienen en común esas respuestas es justamente:que p~tsona-1 y la---educación; -por eso no ,.pueden formularse ~ can ..
.,... ...
.. ,_ - .

están suscitadas por la creencia en un ·o bjeto o situación obje- R~~ecisión. La delimitación ·~entre movimientos. "permitidos" y
tiva determinados; es pues ese objeto común el que nos permite ¡'excluidos" .es aún más imprecisa si. pasamos de· un comporta-
hablar de una creencia supuesta en muchas respuestas ·distin~as . . .. to regulado a uno simplemente· orientado. Pero toda guía
El objeto o situación objetiva creídos, separados de la creencia, ..,.,._"',.!.,.. · _. acción tiene un conteni4o que sirve -de criterio para determi-
serían el objeto o hecho puramente posibles. Pero un hecho ."',. .-. . ; entre las acciones posibles, cierto número de acciones ade-
posible es una relación en un mundo puramente rep;esentado. C\Iadas. Un plano, las indicacion~s de una guía, por vagas que
¿Cómo causaría una creencia? El objeto que determina la creen- . - ~-e-~~, orientan la marcha si señalan acciones conducentes y des-
cia puede, en efecto, no existir realmente, puesto que la creencia . c·~_rtan otras improcedentes para alcanzar una meta. Una guía
podrfa ser falsa. ¿Cómo un objeto no existente podría causar un ~: ~~ orientación restringe el abanico de posibilidades . de acción,
estado psíquico cualquiera? a~limitando cierto ámbito de movimientos frente a todos los

• Por otra parte, ¿qué sería una disposición sin el objeto creíd_p? posibles .
Separada del objeto, no podría determin_ar de ~ué man~ras . ,-',Toda disposición tiene un contenido que determina cuáles
tenderfa el sujeto a comportarse, pues es Justamente el obJeto _s9,~.. las acciones a que estoy propenso en el conjunto de accio-
creído el que determina esas maneras. El concepto de ?isposición: q€~· posibles. Si no estuviera así determinada, un estado disposi-
ha sido justamente postulado para dar razón de ctertas con-: c~onal sería un simple estar listo para cualquier acción posi-
ductas concretas consistentes entre si; es siempre propensión a ·~ ble; entonces sería inútil como concepto explicativo. El objeto
actuar de ciertas maneras y no de otras. Parece pues evidente ;· de la creencia puede verse como el contenido propio de un
que no puede concebirse la disposición separada de un objeto. ~~~ado disposicional que determina esa disposición, al orientar-
Luego, la determinación de la creencia por su objet~ no e~ una _la. ·_' hacia un número limitado, aunque impreciso, de acciones
relación causal, porque la una no puede conceb1rse sttl la a~ecuadas. "Determinar~' quiere decir aquí ''circunscribir", "de-

otra. limitar", "acotar" las respuestas posibles del sujeto. Si S cree


Debemos concebir, más bien, el objeto de la creencia como que p, está dispuesto a -realizar ciertas acciones y no otras.
el contenido de la disposición. La disposición opera como una ¿~uáles? Las señaladas justamente por p; p da su contenido sin-
orientación o una guía de la acción. Toda guía de acción tiene '·, ~ g!!lar a esa creencia concreta. El objeto de la creencia deter-
una función _semejante a la de una regla o conjunto ·d e reglas, mina en cada circunstancia particular, el ámbito de respuestas
aunque se exprese-en forma mucho menos precisa. Ahora bien, posibles. Así, creer que p no es tener un estado de disposición
toda regla tiene un "contenido., que permite separar ciertos y_- además un objeto de creencia. Creer que p es tener el estado
movimientos o acciones "permitidos" o "correctos'' de otros de disposición determinado por p.
"excluidos". Las reglas del ajedrez determinan los movimientos
de cada pieza y excluyen todos los demás. Por numerosas que
sean las jugadas que puedo hacer con el caballo, sólo podrán Distinción entre creencia, actitud, intención
contarse las que cumplan la regla correspondiente. El enuncia-
do de esa regla delimita los movimientos de la pieza, al deter- Se dirá que también los otros aspectos de la disposición están
minar en el universo de jugadas posibles, las permitidas. Por determinados por su objeto. El aspecto afectivo: siento una
eso sirve de pauta al movimiento del caballo. En las reglas de atracción por algo porque es hermoso, placentero, agradable; el
un juego los movimientos permitidos están determinados con ~s:pecto connati~o: pretendo realizar tal acción porque ésta es

precisión, la frontera entre las acciones que puedo esperar y uttl, provechosa. Pero en realidad no me atrae algo por ser her-
las excluidas está trazada con nitidez. En otros casos, la delimi- moso sino porque creo que es hermoso; ni nadie intenta una

4'


, DEFINICIÓN DE CREENCIA 69
68 DEFINICION DE CREENCIA

E_l a~álisis d~l asp~~to "connativo" de .una disposición es más


acción por ser útil sino porque así lo cree. Las propiedades o
compleJo. La 1ntenc1on &e puede_.. comprender d(;3 varias· mane-
relaciones del objeto determinan lo que creo y, sobre la· base
de la creencia, puede añadirse el impulso afectivo· o la intención ras, p~ro toda.s podda~ .redtlcirse ·a los dos aspectos anteriores:
~ .. _ .... -- connativa. Ambas- suponen · la creen~ia previa en el . objeto. Se .·. c~eeJ?.c~a y<C~:Ct.ttu_d.,, · S egun G.,.~.E. ·'-1\:nscoml;>e ; {1957_),.: lt.. -T uomela
· (J 977) y otr:<>&,, !'$ ~ in~ent~c'"·hacer- ~,~,-~.podría analiiarse ,· como -. ffS
replicará· que son ·propiedades del ·objeto las que determinan mi
actitud favorable o desfavorable hacia él. Sin duda, :pero se q uie~r f' -~ ;" S cr.e.e ·;<i u.e .si· .no éhace x: Do :se realizará y'~. La iq-
ten~Ion ser~a pues ~ ~l r~sulta.d_a de ., un querer .un .objeto o .acción
tr~ta de propiedades percibidas, recordadas ·o juzgadas como
· post bies, y cte. una. ,creencia. ·; ·. ·'-''-' - · · . ~. - .,. j·
existentes, esto es, creídas. . . · ·
¿Cómo diferenciar en las disposiciones ,· hacia uri objeto el .••.·. . ~n el <lDá~isis .~e: -D onald Dayi~soq . (1963), la intencióÍL po-
. ~r.Ia . caracterlzarse por dos notas-: .';'a] tener una .actitud· .favora-
aspecto •'afectivo" de su aspecto "coKnitivo'' o ·creencia? Po-
. ple (proatt~~"!'de) hacia acciones ·qe .<;:ierta esp~cie y b] cree~ .(o
demos describir la misma disposición de dos maneras: por una
· '. ~aber, per(:Ibir, percatarse, r~cord.at) .. que su acción·' es de esa
parte, en cuanto determinada por el objeto al que se refiere:
·. especie". El término "actituq .f avorable" es ~sado de un modo
es la creencia; por la otra, en cuanto determinada por un di-
··.. emasiado amplio ; comprende .tantQ pulsiones ("deseos, quere-
namismo específico "en favor" o "en contra" del objeto: es la
,, res") como . ~reencias . nor~ativas ("principios estéticos, prej,ui-
actitud. La actitud añade a la creencia una tendencia o pttlsión ,
..c1os económ.1cos, .convenciones ·: sociales, etc •. -. . en la medida
de atracción o repulsión hacia el objeto crefdo. ''Pulsión" es
, . ·': .q~te puéd~n se~ interpretados como actitudes de un agente
usado aquí como un término muy general que ~· cubriría toda
· . _ trigidas h~c~a. acc1on~s de. cierta especie"). Por ello parece más
clase de. deseos y quereres. Queda a la teoría psicológica esta:
.· .•. ~la~o el ~nal1sts de F1shbein _ (1975, p. 332) quien distingue en
blecer s1 los deseos pueden reducirse · a una pulsión ·básica ("1~­
. 1a tntenct~n, una actitud favorable hacia la realización de una
bido") y los quereres a expresiones conscientes qúe encubreq
~;,~f;'.·-acción por el suje_ t o y creencias normativas acerca de si debe
formas de deseo, como deseos -de autovaloración, . integridad~
·•••-·· no realiz~rla. ?.e cualquier m<?do, la intención pJ.Iede verse
retribución, reconocimiento, castigo~ etc. La explicación de las
·. _,c omo una dt~postcló~ que está en función de creencias y actitu-
pulsiones podría estar en la existencia de necesidades subje- ~"l/l#t:·· _es. U na actitud hacta una clase .. de objetos o situaciones puede
tivas (manifiestas en el hambre, sed, tensión sexual, necesidad
~~~[<¿~~-. ~xpresarse en muchas intenciones de realizar acciones particu-
de seguridad, etc.) que el objeto del afecto satisface. De cual-
}~res en relación con esos objetos o situaciones. Y cada ttna
quier modo, la forma en que se presente la pulsión en relación '.t;.R~'~'-r. ~de esas intenciones puede analizarse como una actitud fa vora-
con la correspondiente necesidad, "determina•• el aspecto afec-
tivo de la disposición, así como las propiedades aprehendidas
. q~e a la realización de la acción, añadida a ciertas creencias.
...;-
'V~·.-•·;·,

~;~ í, tanto ~a intención como la actitud suponen cteencias y es-


en el objeto "determinan" la creencia: acotando, delimitando las
respuestas dinámicas posibles ante · circunstancias cambiantes.
,. .~ . .,. . 4P de.termina?as ~or una p,ul~ión (a pe~i to, deseo, querer) hacia
o:..-d·~:"'' n Objeto o SituaciÓn. En ultimo .término, todas las disposicio-
Así, "S tiene una actitud afectiva favorable hacia p" implica
-es . a actuar estarían determinadas por uno de estos dos fac-
necesariamente "S cree que p" y up satisface una necesidad de
·• ·t ores, o por ambos: el objeto o situación objetiva aprel1endidos
S':· Según se vea la disposición como determinada por las pro-
piedades de la p representada, o por la pulsión satisfactora de ·:_,~erse, por lo. tanto, e~ dos sentidos: 1] como la atribución a un objeto
una necesidad, puede describirse como creencia en p o como ~ , de una propte~ad vahosa que se supone "objetiva"; en ese caso, son una
actitud hacia p.2 . · clase de ~reenctas; o 2] como el ,e~:-rncia~o de que ·el objeto se me presen-
. ta como . agradable o r~chazable , atractivo o repulsivo", etc.; este segundo
· caso equn·ale a enunctar la existencia de una tendencia afectiva en el
Fishbein considera la actitud como el producto de creencia · y evalua-
1
sujeto hacia el. obj~to (en favor o en contra). Como señala Fishbein (1975,
ción (1975, p. 29). Pero lqué podrfamos entender por "evaluación"? Enun-
ciados como -'s es generoso, amable, etc." expresan creencias, no evalua-
!
. P·. 1 n.) la sttuac1?n d.e. que algo sea bueno no puede distinguirse em-
• •
ptrJcam:nte de la. sttuactón de que ~n sujeto sienta algo como bueno. La
c1ones, st• se tnterpretan •
como la atribución de una propiedad a un ob- ev~luactón se re_fiere pues a una pulsión subjetiva hacia o contra el
jeto. En cambio, -•ser generoso es bueno, o agradable o deseable" sí ex· Objeto, que se anade a las creencias sobre él •
presan claramente evaluaciones. Los enunciados de valor podrlan enten-

'.


70 DEFINICIÓN DE CREENCIA DEFINICIÓN DE CREENCIA 71

(en el caso de la ·creencia) o una pulsión subjetiva añadida a semejante, el de la intención. El fin querido, en función del
ellos (en el caso de la actitud y de la intención). cual se realizan las acciones, es propio de cada sujeto. N a die
Notemo3 que la creencia está supuesta en cualquier disposi- _puede querer igual que quiere el otro, porque nadie tiene la
ción. Convendría recordar aquí una 'útil observación de Hus- . . ~~· misma relación con ~1os mismos fines. Los impulsos afectivos y ...

.' serl cuando distinguía (1928, va. lnv., cap. v) entre "actos ob- .Jas intenciones forman parte indisoluble de cada personalidad
'
jetivantes'', que incluían la percepción, la memoria y el juicio, · ·ndividual; para no hablar de otras disposiciones más generales,
y "actos no objetivantes",. como los afectos, deseos e intenciones. . <;:omo los rasgos de carácter. La creencia, en cambio, no es in-
Los primeros "objetivan", esto es, refieren a un objeto "pue~to" . . ."""'· .. ividual en el mismo sentido. Mientras la pulsión que deter-
ante el sujeto (aprehendido por él); los segundos, en cambio, ·.~ ina la actitud es distinta en cada sujeto, las creencias de
sólo añaden una cualidad nueva a los actos objetivantes, sobre muc:hos sujetos pueden estar determinadas por la misma propo-
su previa posición de objeto. En el acto complejo de referencia sición creída. En este sentido, podemos decir, con propiedad,
intencional al objeto interesa distinguir la cualidad del acto que muchos hombres tienen la misma creencia, o hablar de
como "posición" del objeto mismo (tal es la creencia), de las "creencias colectivas". Como toda creencia está determinada por
cualidades subjetivas que se añaden a esa posición previa. Hus- el objeto y éste puede ser común, toda creencia puede ser com-
'
serl emplea un lenguaje que corresponde a un enfoque dife- : partida. Sólo por eso la creencia del otro puede revelarnos una
rente del que aquí se adopta: trata de caracterizar la creencia .. parte de nuestro mundo.
mediante un análisis descriptivo de los datos de GOnciencia; por
ello, habla de "actos'' y "cualidades" de los actos, del objeto .
"puesto'' o "dado" al acto, etc. Pero esas son entidades pri-: de definición
vadas de cada sujeto, más susceptibles de ser nombradas que\
descritas. Con todo, la distinción merece recogerse para apli .. ;· Podemos resumir todo lo anterior en ciertas condiciones ne·
carla, ya no a cualidades interiormente percibidas, sino a dis- cesarias para toda creencia: .
posiciones del sujeto que pueden manifestarse exteriormente. S cree que p si y sólo si:
También una disposición puede considerarse reducida a su 1] S está en un estado adquirido x de disposición a respon-
simple estar determinada por el objeto, abstrayendo de ella der de determinada manera ante variadas circunstancias;
las otras determinaciones: tal sería la creencia. 2] p ha sido aprehendida por S;
Toqu~mos, por último, una nota que distingue la creencia · : . 3] p determina x.
de los otros aspectos. Dijimos que la creencia es la disposición ' .:·' .·, De donde podríamos proponer la siguiente definición de
en cuanto puede ser común a muchos sujetos, por e3tar deter- "creencia": un estado disposicional adquirido, que causa un
minada justamente por el objeto: es, podríamos decir, el "as- conjunto coherente de respuestas y que está determinado por
pecto objetivo" de la disposición. Los aspectos afectivo y con- un objeto o situación objetiva aprehendidos.
nativo, en cambio, no pueden ser comunes a todos los suje- La condición [1] incluye la creencia en el género de las dis-
tos de la misma manera, por e1tar determinados por factores posiciones individuales. No se concibe como una ocurrencia o
individuales (deseo, querer), en principio subjetivos. un dato mental, aunque no se niega que pueda haber ocurren-
Se dirá que si S desea que p, otros sujetos pueden también cias o datos mentales que acompañen a las creencias. "Creen-
compartir ese mismo deseo. Sin embargo, es obvio que lo úni- cia'' se toma como un término teórico que se refiere a un estado
co que puede ser común, al compartir un deseo, es p, el objeto interno de un sujeto. Ese estado es una condición inicial sin
o situación creídos; en cambio, los deseos de que p son diferen- la cual no se explicaría la consistencia en las respuestas del su-
tes en cada sujeto. Cada tendencia hacia el objeto, cada deseo jeto. Añadida a los estímulos y a otra3 condiciones iniciales
es singular e irrepetible, porque forma parte de una estructura (otras creencias y otras disposiciones) es causa del comporta-
psíquica individual. Lo único que puede tener en común un miento. En cuanto es concebido como un estado interno del
deseo con otro es el objeto. . . que determina la creencia. Caso sujeto, no puede describirse por el conjunto de estímulos y de

4 •


72 DEFINICIÓN DE CREENCIA DEFINICIÓN DE CREENCIA 73
respuestas; requiere de notas definitorias no incluidas en ese las propiedades o relaciones del objeto o situación objetiva",
conjunto. Esas notas aparecen en las condiciones siguientes. ~ con lo cual eliminamos los dos términos oscuros de la defini-
· En cuanto . adquirida, · la creencia se diferencia de disposi- .' :::. ción de Braithwaite.
'

ciones genéticas e instintivas; en cuarito dirigida a un objeto, '.. Notemos que .en la definición propuesta interviene la dis-
es distinta a los rasgos caracteriológicos. En la definición no es posición a actuar pero no la acción misma. Creer no implica
preciso enunciar este último punto, por quedar · incluido en las necesariamente actuar como se cree. El paso de la disposición
condiciones siguientes. · } · . · a la acción requiere de factores suplementarios: adopción de
.. · La condición [2] señala que el objeto. al que se dirige la creen- .: un fin (intención) y emociones. Por eso, sólo podría inferirse
cia debe haber· sido aprehendido en· algún momento por · la · ~~ cree~cia a partir de las acciones efectivas de un . sujeto, si
percepción, la TUemoria o el entendimiento, aunque no es ne- suponemos dos t;ondiciones: 1] que la disposición del sujeto
cesario que esté presente a la conciencia. Por otra parte, res- esté det~rminada por el objeto o situación objetiva; 2] que las
tringe p al objeto o situación objetiva aprehendidos, esto es, acciones del sujeto sean congruentes con su disposición. La
a los que tienen existencia para el sujeto y por ello pueden ~. primera condición elimina la determina_ <;ión a actuar por mo-
tener una existencia real para cualquier otro sujeto. ·. ti vos irracionales (pulsiotles), ·la segunda, la posibilidad de en-
'
La condición [3] enuncia la diferencia especifica de la creep- :
gaño. Son pues condiciones de racionalidad en las acciones. Sólo
cia con los otros aspectos de una disposición. "Determina" se bajo el supuesto de una perfecta racionalidad en las acciones
toma en el sentido indicado de "delimitar", "acotar" la manera del otro, podríamos inferir de ellas, con seguridad, sus creencias.
en que el sujeto está dispuesto a responder, mencionada en la · :- :,~. Por último, podemos adelantar cómo esta definición de creen-
condición [1]. Junto con la condición [1], la condición [3] ex- -' -cia puede afectar nuestro análisis del conocimiento. Si el saber
presa también la diferencia específica entre la creencia y la _\ es una especie de creencia, podrá verse como un estado dispo-
simple aprehensión o representación de un objeto. En la sim- ;· sicional adquirido que orienta la práctica del sujeto ante el
pie representación de p (en la fantasía o en la suspensión del mundo; sólo que, en el saber, e~ objeto o situación objetiva
juicio) p no determina ninguna disposición. aprehendidos, que determinan ese estado, l1an de acompañarse
La definición propuesta no elimina la dada por Braithwaite de la garantía de su existencia real. Así, el saber es una dis-
(1967); antes bien, la incluye e intenta precisarla. Recordemos posición a actuar que se orienta por la firme garantía de que
la definición de Braitl1waite: us cree que p" implica la con- las acciones del sujeto están determinadas por la realidad;
junción .d e dos proposiciones: 1] "S se representa p" y 2] "S implica, por lo tanto, la seguridad de que su práctica será acer-
tiene una disposición a actuar como si p fuera verdadera". La tada.
proposición [l] restringe la creencia a la "profesada". Pero cual- Queda una pregunta pendiente: ¿cómo explicar el paso de la
quier definición debe aplicarse también a las creencias "laten- simple representación de un objeto a la disposición a actuar,
,, . .
tes , no necesariamente conscientes, que no suponen tener pre- determinada por ese mismo objeto? En otras palabras: si la
sente p. La condición [1] de Braithwaite debe pues eliminarse; creencia es un estado que debo admitir para explicar las ac-
en su lugar, aparece la condición [2] de nuestra propuesta de . c.iones de un individuo en el mundo, ¿qué otras condiciones
definición, que no exige la representación actual del objeto debo admitir para explicar la existencia de ese estado en el
de la creencia. individuo? A esta pregunta intentarán responder los dos capí-
La proposición [2] de la definición de Braithwaite emplea el tulos siguientes.
término ambiguo "como si ... '', que podría interpretarse en el
sentido de apelar a una apreciación privada del sujeto, sólo
captable por éste como un dato de conciencia; por otra parte,
acude al término "verdadera" que debería, a su vez, ,definirse.
"Actuar como si p fuera verdadera" puede interpretarse, de
acuerdo con nuestra definición, como "actuar determinado por

••


..

·.. RAZONES PARA CREER 75


4. RAZONES PARA CREER ,· . inmortalidad del alma acalla una necesidad imperiosa de so-
:·_j¡,'Ji'x_i··¿;. · ·•b~evivencia. Platón no podía soportar la idea de la muerte del
to y su temperamento religioso lo inclinaba hacia· esa solu-
.K_.~....·-·-,..·ó n.. Tercero: podemos recordar ·s implemente los argume11toS- ·
-- Platón pone en boca de Sócrates en el Fedon, p~ra demos..
• t '
,,.-..:,~. ,..r la inmortalidad· del alma. La~ tres respuestas son perfec-
¿Por qué se cree? ~-....ente ·compatibles; ninguna excluye a la Qtra. La creencia

·, Platón obedecia a la .vez a -· ~ciertos afitecedentes históricos,
· A la pregunta ¿por qué S cree que p? podemos responder de motivos de su personalidad y a razones que la volvían ver-
tres maneras: .Primero: por los antecede.nJ~s- que colocaroc a S '-& ..... dera a sus ojos.
en situación de aprehender p. Contestamos ··refiriéndonos a la . Más aún, las tres formas de explicación deben conjugarse
g~rz._e~is de la creencia de S, al modo como S la ádquirió. Po- · .~ para que se dé la creencia. Toda creencia tiene necesariamente
drenlos mencionar entonces una serie de circunstancias, hechos ,...,.n'"' _.- ~-.~,~tecedentes biográficos, puesto que fue adquirida, motivos,

sociales, culturales, psicológicos, relativos a S. La respuesta re- · · · ·uesto que forma parte de una estructura psíquica y cumple
mite a 1111 pedazo de biografía y, al través de ella, a un fr-ag- , f~~~._,...,,-· ,.,·-~ a función en ella, y razones, puesto que consiste justamente
< mento de historia. ·. tener por existente el objeto de la creencia. Cualquier creen-
. Segundo: por los motivos que llevan a S a aceptar que p. __a puede ser explicada de esas tres maneras: .. ¿Por qué crees
. . ..., ·~· ~ ·.;: ~, Responde1nos explicando la función que tiene la· ace})tación. _.· _. q11e Cuauhtémoc sufrió tormento?" -"Porque lo aprendí en la
· \· .:.-. · · de esa creencia en la realización de los deseos, i"ntenciones y _,..,,~.,.~---•·,_escuela primaria"- "Porque todo el mundo lo cree y si yo
· necesidades de S. Si la primera respuesta describia él origen de.{ ~;.'-'t~,.¡~·j;"- Qo lo aceptara me tendrían por un ignorante, un necio o un
· la creencia, esta segunda se refiere a los supuestos y conse-· ¡ji'~ ".JC·'_~, 19co"- "Porque l1ay testimonios fel1acientes de la época que lo
..

cuencias psicológicos de la creencia; mencionará ·pues ciertos _··"·:-_~firman y no se ha encontrado ninguno que lo niegue . " Podría-
hechos acerca de la personalidad de S. La respuesta remite a la ,·--,~·.,)nos multiplicar los ejemplos.
psicología. · ···.··.:~_ Con todo, la relación entre los tres tipos de explicación no
Tercero: por las ·razones que tiene S para considerar que p · ~·es ,sencilla. Ha planteado incluso problemas filosóficos cuya
existe. Contestamos señalando la justificación que S da a sus ""'_'~':', _· discusión ha durado siglos. El principal problema lo suscita la
creencias. No mencionaremos entonces hechos de la biogra- ... rel~ción entre la explicación por motivos y la explicación por
fía o de la psicología de S, sino relaciones entre la creencia "'·~""'"-· ,i~;.t~ones. La primera, hace depender la creencia, de las in ten-
de S y otras creencias tt operaciones cognoscitivas. No nos re- .-.cfones y deseos del sujeto; la creencia parece pues asunto de la
feriremos a la génesis ni a las co-nsecuencias de la creencia, sino ~~--,"'-}¡'~;.;~~ .v_ o luntad. La segunda, en cambio, explica la creencia exclusi-
a ciertas operaciones que tiene que realizar S para tener a p por ·~~· : ' vámente por sus fundamentos racionales; la presenta como asun-
existente en el mundo y a ciertas características de up" (en las .;, ,: to 'd e la razón. Tocamos así un viejo dilema: ¿creer es asunto
que se incluyen su relación con otras proposiciones) por las ·- · _ ·ae la voluntad o del entendimiento?
que "P" resulta verdadera para S. La respuesta remite a la _P arece haber datos obvios en favor tanto de una como de
teoría del conocimiento. otra alternativa. "Me niego a creerlo", "Debes creer lo que dice",
¿Por qué creía Platón en la inmortalidad del alma? Puedo "Por más que insista, no tengo la intención de creerle", "Pre-
responder: Primero: la idea de un alma independiente del . _. - fier,o creerlo" son frases usuales, parecen indicar que estaría en
cuerpo era común en la clase alta de la Atenas culta del tiempo _ nuestro poder decidir o no creer: la creencia sería asunto de la
de Platón; Platón recibió fuertes influencias del pensamiento -voluntad. Sin embargo, todos admitiríamos que no podemos
órfico que sostenía esa tesis; por último, Platón escucl1ó la en- obligar a nadie a creer cuando no tiene razones para ello. Si
señanza de Sócrates al respecto. Segundo: la creen~ia en la ·creer es tener algo por verdadero, ¿cómo podríamos forzarnos a
[74]
••


/
76 RAZONES PARA CREER
RAZONES PARA CREER 77
creer si no tenemos razones que nos convenzan de su verdad? ..{·_<nales? En la vida política: ¿en qué medida las creencias co..
La creencia sería asunto del entendimiento. - ivas se fundan en razones o responden a intereses de grupos
En la Edad Media este . problema ocupó un lugar- central, .,_ clases sociales? Las relaciones · entre motivos y razones para
por su relevancia para dirimir las relaciop.es .e ntre la razón y la eer tocan uno· de los temas cruciales -de · nuestra épocat-· ¿po- 1l ~

: ..... ..
fe. Si sólo las razones determi_n aran nuestras cr.ee~c.jas, nunca '""'01~os lograr un .· conocimiento -b asado en razones objetivas u
seríamos libres- de creer de tal o cual manera_; :, nadie. s·ería res- tan siempre -nuestras más racionales creencias la·· voluntad,
ponsable de lo que cree. ·Pero la fe y el descreitpiento serían 1

··~-·deseo de los l1ombres? ··


'

actos libres, que dependen de algún modo de la voluntad. T~nto


en la tr_adición agustiniana como en la tomista creer es asunto '
~--
de ambas facultades: la razón y la voluntad~ 1 .. z.ones. justificación '

En nuestro siglo el problema sigue .-s iendo crucial en otros


campos. En la moral: ¿hasta qué -:_ punto las creencias que n el lenguaje ordinario utilizamos a menudo frases· como "dar
guían nuestras acciones responden a patrones :ra~ionales o se ,~,,<!~~_-'ll .... _n de algo", "exponer las razones en que me baso", cuando
doblegan, aun sin saberlo, a nuestros deseos y temores perso- ~"'ponemos las- justificaciones que tenem.os para considera; ~er­
1
.. ~

~-dera una creencia o, lo que es lo mtsmo, las caractertsticas


Para San Agustín la creencia es pensamie_n to acompafíado de asenti- íi~ atribuimos a un objeto creído para juzgarlo efectivamente
1

miento. La razón es condición previa de toda creencia; P~~ro hay razones


para que la razón ceda en sus creencias a la fe. El acto ·de fe implica
1"r' iv.istente. Decimos que "las razones de alguien no me parecen
despojarse del orgullo humano, elegir' por amo~ fines di~tintos a los de: '",."'fivincentes"r' cuando no acierta a justificar ante nosotros su
la vana razón personal. Supone pues un cambio en los motivos que nos~ n.rf.~Pncia; "aceptar algo sin razón'' es creer sin justificación; "te-
mueven a creer. Y ese cambio ilumina, segun San Agustín; a la razón; ·~ ~~~~~,ner razón", estar en lo cierto, esto·~e·s, estar'~~·justificado-- en su
porque la fL purifica de los obstáculos que it:npiden al entendimiento ver t
·"-'"'"'·ce ·. ére·e ncia. En algunos casos, "evideu"'ia" se usa en un sentido
con claridad. Si bien la razón precede a la fe en cuanto presenta a la
r!~1~í:li~Ciuivalente a "razón", en frases como "las evidencias·· usadas .por
voluntad justificaciones para creer, la fe es un acto libre que permite a su , .
vez que el pensamiento llegue a la verdad. De allí la famosa y repetida i. juez para condenarlo"; a veces, se usan otros term1nos como
tesis agustiniana: "No quieras tratar de comprender para creer; sino 3~i;J;:;\,~7l;nónimos de "razón", por ejemplo: "fundamento" o "prueba",
cree para comprender" (In ]oatl. Tract., 29, 6; cfr. Étienne Gilson, 1943, ·.. :- aplicados a juicios, aseveraciones, conclusiones.
pp. 32 ss.).
Para Santo Tomás de Aquino la creencia corresponde tanto a la volun-
·. . :~··Razón de la creencia de S en pes lo que hace para S que up,,
tad como . al entendimiento. El asentimiento y disentimiento a las proposi- ' """·., _,_ · verdadera, o -más o menos probable. Pero como "P', (esto
ciones que no sean necesarias atañe a la voluntad. Hay una moción de la la proposición) es verdadera si y sólo si p (esto es, el hecho
voluntad por el entendimiento al presentarle éste 1~ verdad, pero hay ",.,. ,.,.,.. ue se refiere) existe, razón de una creencia es lo que conecta
también una moción ._del entendimiento por la voluntad, _en cuanto ésta
lo mueve a realizar sus funciones. Por otra parte, la voluntad interviene
· . . · n S up,, con p existente, es decir, aquellas características
en la deliberación que precede a la formulación de cualquier juicio. De @1M~:;: _o 'relaciones de la proposición, por las que S considera que P no
alli que la creencia suponga también libre albedrlo (Summa Theologica, ·s'ó la 't iene existencia puramente creida, sino también existencia
1, uae, q. 17, art. l y 6; cfr. Étienne Gilson, 1948, pp. 332-355). <r~al. Razón es -como diría el Menón- lo que "amarra" la pro-
Al través de Francisco Suárez pasa a Descartes la doctrina de que
afirmación y negación no corresponden al entendimiento sino a la volun-
-_ :posición creída a la realidad.
tad. El entendimiento sólo concibe las ideas que la voluntad puede, en el ·.Asf, podemos ver la función de las razones bajo otro e~­
juicio, afirmar o negar. La creencia es asentimiento_ de la voluntad a las foque. Si la creencia dispone a un sujeto a actuar de determi-
ideas que el entendimiento le presenta. De allí que la creencia errónea nada manera ante el mundo, "razones" son las ligas que le ase-
sea imputable a la voluntad, no al entendimiento. La capacidad de errar
da testimonio, para Descartes, de la libertad del hombre. Si las creen-
. guran al sujeto que su acción está determinada por la realidad
cias fueran sólo asunto del entendimiento no podría explicarse el error; ·y, se orienta por ella; las "razones" le garantizan al sujeto el
por otra parte, nuestra voluntad no sería libre, pues estaría forzosamente · :·acierto de su acción en el mundo.
determinada por las ideas que el entendimiento le· presenta (Descartes, No habrá que confundir este uso de "razón" con otros, tam-
1957, Med. IV). ·bién comunes pero impertinentes para nuestro tema. En pri-

' .

78 RAZONES PARA CREER RAZONES PARA CREER 79

mer lugar "razón" se aplica también a la razón práctica. No demás o ante mí mismo, mostrando que se adecua a ciertos
se refiere entonces a creencias sino a acciones ("¿Por qué ra- criterios morales, que busca fines valiosos o que tiene conse-
zón hiciste esto?"; "No entiendo qué razón tuvo para matarlo"; cuencias buenas; justificar una acción es mostrar su valor moral.
=-. - ......
"'l,engo mis razones para- no saludarlo'!). Este uso comttn de N o usamos~ aquí justificación ·en este sentido; porque ·n o -la ..
i -

.. razón" ha pasado a la filosofía de la acción. La "razón'' de referimos a acciones sino a creencias. 2 De cualquier modo, los
,,.,..,......
una acción puede analizarse en dos elementos: un querer (el ""·-·<.•,... - (los sentidos de "justificación, no dejan de tener analogías. A

fin que nos proponemos con la acción, lo que queremos con ' menudo justificamos una acción aduciendo las razones prácticas
ella) y una creencia (la creencia de que la acción contribuye a · Wte condujeron a ell~, asf como justificamo~ una creencia indi-
lo que queremos). Es obvio que este sentido de "razón" es di- cando las razones teórtcas por las que la consideramos verdadera.
ferente al que ahora nos ocupa: se refiere a razones para ac- La justifi~ación de una acción establece la relación de esa ac-
tuar y nosotros sólo tratamos ahora de razones para creer. ción con un valor, la justificación de una creencia, la relación
En segundo lugar, "razón" suele emplearse como lo contrario de la creencia con la verdad.
de "sinrazón", y "racional" como lo opuesto a "irracional''. Sin El concepto de justificación remite al de razón y viceversa.
duda este sentido está relacionado con el que ahora usamos aquí Razón de la creencia de S en p es lo que hace que up'' sea ver-
'
pero no es equivalente. Las justificaciones que una persona : dadera (o probable) para S; justificación de la creencia de S
pue~~ aducir . de la verdad de sus creencias pueden no ser "ra- en p es la operación por la que S deriva su creencia en p de
cionales" en este sentido. La mayoría de nuest.ros contempo- -Qila tazón. Justificar una creencia es aceptar razones para ella,
r¿í.neos no consideran "racionales'' a la magia, la astrología o . -, á~optar, por ejemplo, otra creencia que hace verdadera la pri-
las profecías de un sabio iluminado, pero éstas pueden ser ra< mera. Lo cual equivale a decir: justificar la creencia en q es
zones aducidas por muchos para sustentar sus creencias. U na ·.{ encontrar otra creencia en p de la cual se siga la verdad de
creencia puede juzgarse como verdadera en base a argun1entos · 11
q". Con otras palabras: la creencia de S en p es, para S, razón
y explicaciones que presentan una forma lógica precisa, o bien que justifica su creencia en q, si ·S juzga que puede derivar la
en base a otras operaciones y procesos que no pueder1 expre- verdad -o probabilidad- de uq" de la verdad -o probabili-
• sarse en formas lógicas claras. Algunos pueden dar como ra- dad:- de "p".
zones que justifiquen sus creencias la intuición, la emoción es- La justificación no puede ser, a su vez, una creencia. La creen-
tética o religiosa, una experiencia personal profun<Ia, el con- cia es un estado disposicional; una vez adquirida, permanece
senso de. la multitud, la fe en una persona, o una simple co- en el sujeto, en forma consciente o latente. Justificar, en cam-
razonada. Y Pascal (1944, 277) estaba en lo cierto al decir que .hi'o, es ttna actividad, un proceso que acontece en un lapso de
"el corazón tiene sus razones que la razón no conoce". Al tiempo determinado. Justificar es realizar una operación men-
mencionar en estas páginas las razones en que alguien preten- tal ~ por la que inferimos una proposición de otra proposición
de justificar sus creencias, no prejuzgamos acerca de la validez o de la aprel1ensión directa de un estímulo y, al hacerlo, da-
objetiva de esas razones; no separamos aun las razones que una mos razón de una creencia. Supone pues una actividad reflexiva;
persona considera suficientes para creer, de las que serían sufi- no puede aplicarse a las creencias inconscientes del sujeto. De
cientes para cualquier sujeto pensante; éstos son problemas que hecho, de las creencias inconscientes no damos razones; basta
deberátl ocuparnos posteriormente. en cambio que se vuelvan reflexivas para que tengamos que
Entenderetnos por "razón'' todo aquello que justifica para encontrarles fundamento.
un sujeto la verdad o la probabilidad de su creencia, el fun-
damento en que basa una creencia, juzguémoslo "racional'' o
no, con criterios lógicos. El concepto de razón está pues ligado 2 Para evitar este equívoco, en vez de "justificar" hubiéramos podido
al de justificación. usar el verbo .,fundamentar'', y "fundamento" en vez de "razón". Justi-
ficar una creencia es, en efecto, tener fundamentos ·para considerarla ver-
"Justificar" se emplea a menudo en un sentido moral, refe- dadera. Pero preferimos no emplear esos términos por estar asociados a
rido a acciones. Justifico mi actitud o mi conducta ante los una teoría "fundamentista" del conocimiento.

••


80 RAZONES PARA CREER CREER 81
¿Hay creencias sin razones? 4,~"'&'-''·'""__·. a los niños pequeños. El comportamiento del gato demuestra
·y~- cree que hay un ratón en el agujero y es razonable pen-
J?e l1ecl1o tenemos muchas ,creencias sin razones que las just~- -. . que el bebé ~ree _que la sonaja suena al moverla. Tan~o el
f E··
\

h./,t.
"

'

- _1. ., ftquen. Alguno.s autores han_destacado cómo .aceptamos muchas


"i'l""~'". €0ffiO el niño -pequeño tienen una disposición ·adquirida -· ·
e· -
¡_
1~
creencias sin discusión, sin . preguntarnos siquiera por su justifi- ctuar de una manera determinada por un objeto o situa~ión 1

cación. William James (1945, p. 880) sostuvo la exi.s tencia de ~


~1an . apr~4endido , con anterioridad. Sus cr~encias pueden
.

<1(<1:'\'k

una credibilidad espontánea, dirigida a cualquier objeto pre 4


icarse po;r ciertos pr9cesos _causales. Causas d~ las cree·n cias_ lE
sente. "Cualquier objeto que no es contradicl1o es creído ipso lj
la _percepción, . J~ memoria y los_procesos complejos de : apr~n- . 1(
facto y puesto como ·una realidad absoluta.'' La creencia está ""'""'. .'· je, en los ·.q':Je se asocian ciertos sig~os pet:c~b~dQs _c on lá lL
causada, entonces, por el simple estímulo presente; no es me-
nester suponer un acto expreso de asentimiento. Hay creencias
-~-....o~encia o ausencia de objetos o . situacio.nes objetiv~s. ~ero r1 '

~-~J,.~"'""l gato y el niño pequeño tienen cau~as C:}e sus creencias~ se.:. u
que damos por supuestas sin mayor averigua~ión ("taked for _extravagante decir que talll:bién tienen razones; porque d
u"
granted"). 3 Si me levanto de mi silla y camino; mi paso seguro :ra ello tendríamos que admitir qu_e fu~ran capaces de refle- t; .~

revela mi creencia de que el suelo es firme y me sostendrá; esa nar sobre ellas. . l .i
• A-' • • • • ~J;;i;~~"i:'~"~
, creencia me aco1npana en m1 caminata, s1n que necesite razo .. situación es diferente en las creencias reflex~vas. Si supu- li
nes expresas para aceptarla. Por lo general, creemos espontá- .· . amos por un momento que el gato fuera capaz de reflexio- l'
neamente en todo lo que percibimos y en lo que recordamos '·l<i.h<lf'~"".i ,- __ sobre su creencia y preguntarse "¿por qué creo que hay un .j
!

con claridad, mientras no se suscite una situación excepciona~ .,


n en -el agujero?", entonces el gato tendría que darse ra- . ~~
que nos obligue a ponerlo en duda. Salvo los casos especiales . n_~s. Seguramente aduciría como razón de su creencia sus ' '~!1
1
c;;:o•:c<.·
~1
de los locos y los filósofos a nadie se le ocurre dar razones db - sas: el olor a ratón y su asociación permanente con la per- Jl
¡i
su creencia en lo que ve o en lo que toca. Hay pu~s creencias· C'-~'''"''··-pción de un ratón vivo. Para explicar que S crea que p es \1
¡
que de l1ccho aceptamos de manera espontánea, sin acompañar- -"""·'-.qliciente acudir a causas, para explicar que S crea que cree 7
;
las de razones que las justifiquen.
. . < : .•. ·. 'í}e p es menester mencionar razones. ¡
•..
Tampoco solemos dar razones de muchas creencias supues- · ..... ·.· .· "~Puedo mantener muchas creencias en las que nunca l1e re- ;•
tas por otras de las que sí damos razones. Cualquier creencia . (J.exionado, sin fundarlas en razones, pero en el momento en
~~f.o.'f~.~~ ·~· .... • , • • • i.
supone, en efecto, una constelación de otras creencias. Al creer ·. ~ - ponga en cuest1on cualquiera de ellas, tendré que JUStt- 1,

que Cu.auhtémoc padeció tormento, admito también que el !ñ~"""'; · ~ylas. Al caminar no doy razones de mi creencia en la fir-
pasado puede conocerse, que la tierra ha durado más de cua- .~~
t~:i\fií a del suelo, pero bastará que me detenga y pregunte ¿creo
'' J

tro siglos y muchas otras cosas más. Todas ellas las doy por ;1~~,~~~··~~'···r:.. _ente que el suelo me sostendrá?", para que tenga que en-
· supuestas, sin reflexionar, en la creencia en el tormento de .. ~ ....... .& trar una justificación a mi creencia o, de lo contrario, po- • !

••
'

Cuauhtémoc.4 la en duda. l\1i justificación podrá ser v.aga o incompleta


¿Quiere esto decir que puede haber creencias sin razones? e1~0, si no 1ne satisface, dejaré de caminar con firmeza.
Sí, por lo menos sin razones explícitas. Hemos definido creen- '" '~ - .-,· -.:~- S~ lo es pertinente preguntar por las razones que sustentan •

cia como un estado disposicional adquirido que se manifiesta ·'. tina creencia cuando sospechamos que esa creencia podría ser 1

-,- faÍ~a. Mientras no tengamos duda alguna sobre su verdad no se


•1

en acciones diversas y no coincide siempre con un estado re- 1

flexivo. Pero la justificación por razones es una operación · ·-=~.-presentará el caso de indagar por sus razones. La posibilidad
reflexiva; puede estar ausente, por lo tanto, de las creencias no , de que la creencia sea falsa consiste en la posibilidad de que el
reflexivas. " Ópjeto proposicional de esa creencia no corresponda a un obje~o
En este sentido es legítimo atribuir creencias a los animales _. tea.lmente existente. La sospecha de la falsedad de una cree11c1a
"' supone, por lo tanto, el reconocimiento de que el mundo creído

• H. H. Price (1934-1935), H. A. Prichard (1950). . ;y el mundo real no son necesariamente el mismo, que l1ace falta
' ''~as~ L. Witt~Pnstein (1969). .• · _- algo más que la mera creencia para saber si el hecho creído es

4•


82 RAZONES PARA CREER RAZONES PARA CREER 83
.
también el hecho realmente existente. Preguntar por las ra- zones expresas, son la percepción, el recuerdo y las asociaciones
zones es preguntar por ese "algo más" que justifica la corres- fl~- impresiones sensibles que causan nuestras :disposiciones. La
p<;>ndencia del objeto creído con el . objeto existente o, · mejor .a prehensión del objeto de Ja, creencia es razón, que · puede per-
dicho, que garantiza para el sujeto· la existencia real del objeto--.: 4'. lí . ,, . .
.......,.ecer tmp ctta. , para-. creer ~ en . ,. su-~·· extstenata.<~. . ; ·': ~-;, . ~ ,. 1 .
V • •

creído~ ~- , . ',;, ·~-


¡; • ' ~
;. . , ,·¡- 1 •' •>';,'..,;'! ,\
'· . • •. ,,'';', , ,, "'·H ·,,,, ·.
.é gundo. ·Razones implícitas:. pueden ¡ser:·.:\.también .·~ las que~
fo

· mos prese11tes cuando adquirimos una creencia~ y que nos


A'·""<»'

Creo que hay fuego en · el~~ bosque cercano·. ·Quiero decir que
·n o sólo ~e ·represento es·a proposición ' ·'~'hay·· fuego·· en ~el \. bos- ·-r.-U".~. . .·erón '- ad<?ptarla,· 'pero .. que hemos olvidado~ .iUna vez··. ad.quiri~~
que cercano", ~sinó que Ja· tengo por ·corresp:b riaiehte a ·u n h·e- ·una ··creencia por. ·habevla-<· encontrado justificada, ···ese ¡e stado
cbo del mundo real, de tal modo que estoy · dispúesto a ·· rela- · creencia puede permanecer, aunque se olvide el proceso de
cionarme con la realidad, · determinado · por ·é t Pero esa' ·corres- ~ tificación. · Por eso las razones·' ~ por las que se ·adoptó una
pondencia con el hecho real no ·m e está dada p~r ·Ja simple re- creencia y aún se conserva pueden sernos inconscientes. ¡Guán-
presentación de la proposición. Luego, tengo que admitir algo _{as creencias guían nuestra conducta, respecto de las ·cuales he-
más para creer en ella, por ejemplo: 1] percibo el fuego y creo mos olvidado las razones que nos· condujeron a ellas! Muchas,
que lo que percibo existe realmente; o 2] percibo· humo y creo ~on el resultado de la enseñanza ._ que la. sociedad nos dicta; las
,
que donde hay humo hay fuego; o 8] un vecino · me dijo -que ~F:_fiZOnes que hicieron que por primera vez las adoptáramos fue-
el bosque estaba en fuego y creo que dice verdad. Puedo infe- ·ron el testimonio de padres y maestros junto con nuestra con-
rir la existencia real del fuego de cualesquiera de esas per- ·~ianza en su veracidad. Ni siquiera nue3tros primeros conoci-
cepciones y éreen~ias: ellas son mis razones: suministran ·ga~ '~ientos científicos solemo~ adquirirlos por razones distintas a
rantía de la correspondencia del objeto de mi cre~ncia con e.~ las que nos llevaron a aceptar los dictados de la moral o de
hecl1o real y justifican la creencia. Sólo entonces puedo creef .. l.~ religión imperantes: lo dicen los adultos y los adultos saben.
reflexivamente que creo. · Bues bien, muchas veces conservamos las mismas creencias más
~~rde, sin volver a justificarlas. Hemos olvidado cuándo y cómo
las aprendimos, pero podemos, en ·cualquier momento, tratar de
Razones implícitas revivir los razonamientos que en un tiempo · fundaron nuestra
(reencia, l1acer de nuevo consciente el proceso de justificación
Al reflexionar sobre las creencias que mantenemos inconscien- que nos llevó a ella. Podemos entonces, en algunos casos, con-
temente · hacemos expresas razones en que se sustentan, que s~rvar la misma creencia por las mismas razones de antes. Seguir
antes no teníamos presentes. Podríamos hacer así una distin- adoptando,· por ejemplo, los principi~.s morales que nos ense-
ción entre razones explícitas y razoaes implícitas. Las primeras fiaron, porque ~eguimos prestando fe a la sociedad que nos los
son aquellas que acompañan a una creencia cuando se r_~J!~!!º­ i~nculcó; seguir creyendo que nuestro amigo es generoso, por
!la en el.l a· y que se expresan al justificarla; las razones im- recordar la experiencia que una vez tuvimos de su desprendi-
plícitas son aquellas que pueden darse en el momento en que miento. En otras ocasiones podemos no coincidir ya con las ra-
una creencia se vuelve reflexiva y que, por lo tanto, explican zones que nos sirvieron para ad9ptar una creencia. Entonces
la creencia, aunque no se hagan expresas mientras no reflexio- nos quedan dos opciones: poner en duda nuestra creencia o
namos en ella. La mayoría de las razones de nuestras creencias descubrir otras razones para justificarla; lo que no podemos
no se h'a cen presentes a la conciencia, pero pueden ser aducidas ltacer es quedarnos con la misma creencia una vez que hayamos
en el momento requerido. descubierto que ya no tenemos razones para ella.
Las razones implícitas de una creencia pueden ser de tres Tercero. Las razones implícitas pueden ser también ciertos
clases: principios generales, supuestos en todo nuestro sistema de creen-
Primero. Podemos aducir como razones implícitas de una cias, que aceptamos confusamente y que sólo tratamos de acla-
creencia espontánea los procesos causales que la originaron. Ra- rarno'5 cuando ponemos en duda esas creencias. Sólo entonces
zones implícitas de muchas creencias, de las que no damos ra- las razones implícitas podrán convertirse en expresas; pero esa

• t


84 RAZONES PARA -CREER RAZONES PARA CREER 85

conversión supone un proceso difícil de reflexión y de análi .. .Por último, l1ay que -hacer una distinción suplementaria. tLas
sis. Supongam9s que preguntamos: "ror qué crees. que · e\ -suelo ,,,,~~''./,,.'· razones ·que .aducimos ante los demás pueden no ser' las ·q!Je
perm~nece · firme?'', ,: ~~¿Por qué· acepta~ 1o que l percibes?'~,- .~·j'¿Qqé . fealmetité· · justifiquen ~- la ¡·creencia ante· nosotios~ 5 · Pu~do· creer,
- te hace pe~sar . que.:;la tierra . . ·ha . durado:··más ·de ·ct;tatto : siglos?!·~ ..,,,.._~ 'j)or ' eJe.inplo,~ fi],ue·i. ~eprobaré ~ti ~'exameil' \''porque · no· ~he i~€Stu- ...... _, '

Posiblemente nos : costará \ trab~jo ·dar , c.on la· respúesta .y~· t~n:ga­ . .•. diado ni ertteridido ;la,·- materia . y, - cofi·\::ta-1 de 1 :~ífo · confesar mi
mos que iniciar¡ ,un .proceso de : -r eflexión ·. para· .:descubrir:; .las · .· . incapacidad, alegar tomo justificacfón·:=que · ·. el_maestro' m_
f e tiene
-razones por las que , ,realmente ::·creemos. t -~Lo . ::~inás-. -~+probable. ·es . ·• _ojeriz'a. Puedo cre~r ': e·n - el a·d venimienlo 'f~turo:.r·qel i sócía:Iismo
i

que, ·a l principio,..·\ intentemos·,,rrespuestas !que·.:. no:·'f;describainr;;ade'! . lpor raz~nes moralés pero~~. en ,·un.a;)épóc·a~,~·de~t .prevención ' 3:nte ·, el
cuadamente nuestras,: verdaderas razones¡-riDirerrlos,~ (por ,: ejempld, . .·
omartticismo ·moralista~ . cuidarme de/ éÓnfe·s ar mí·. verdadera ra-
que creemos en la-·~ firmeza del .. suelo ~-~porqu:e ~ siempre,~·,no·s ha · ·. . .. · n y aducir otrás más concordes con ~el ·gu.sto científico · de 1a
sostenido", · o · que la . tierra exis't ió en el· pasado .. "porque ~ sería ••·.···.• ·• .poca, como tendencias '· histó:ricás, lucha-s ·ae clases. y· préfendi-
absurdo no creerlo", "porque lo hemos ·c reído siempre", etc. Esas ~~as leyes económicas. ·· · :·- : . ·~-, · · ·· · . ,·
respuestas expresan confusamente un principio de regularidad · .• ···: Razones de ' las creencias ·no son .· pues solament~ las ·que
de la experiencia y· un principio de coherencia de una creencia n conscientes en un momento .dado~ tampoco son forzosamente
, con otras. Pero esos· principios podemos. tardar :en descubrirl-es, = •·-.· · . S que reconocemos ante . lós demás, .s ón · las . que de hecho las
y expresarlos por lo ·pronto en forma confusil. ,.Interrogados, so'.. .,... ,.,,,••._v.-.·justifican ante nosotros ·!y · que debemo's· admitir para ma¡nte-
lemos considerar como razones suficientes ':para "'muchas creen~ erlas. '
·' ..
cias, el hábito de creer, el consenso general; ·:.s u ·coherencia·: cqn_. ..
otras creencias o, simplemente, la ausencia de:¡:razone~ en contra~~_
.- '
Pero, aunque no expresemos con precisión ·las :·Fazones que efec<:
tivamente justificarían con validez · nuestras ·creencias, no de-
jamos de pensar que sí tenemos razón para creer, pues si no la ecimos que de toda creencia podemos dar razones, ya sean
tuviéramos tampoco creyéramos. De toda creencia, interrogados, ·_.· ... plícitas o permanezcan implícitas mientras la creencia no se
poden1os encontrar razones implícitas. · ._ . nga en cuestión. Sin1 embargo, se podría argumentar: si las
Por otra· parte, a menudo no podemos expresar con precisión ·,.:~;¡,-;:,,~ nes de una creencia son otras creencias y éstas tienen razones
las razones en que se funda una creencia porque éstas son ue son creencias que ·tienen razones que son creencias. . . ¿No
complejas y suponen, a su vez, otras. Las justificaciones de una ;~~;~1~,.-;é_gará un momento en·' ·que tengamos que admitir creencias de
creencia pueden ser múltiples y de muy distinta índole; ·muchas, ... 'q ue ya no damos razones, o razones que ya no sean creencias?
se · justifican en una compleja red de razo·n ·es.· Pensemos, ·por ·. ·. i~ertamente. El. proceso de fundamentación se suspende siem-
ejemplo, en las justificaciones de la creencia.- ' en la validez- de ¡'N~ft'}L.,A')"t.e, de l1echo, en algún- lado. Se detiene· en creencias de las
la matemática, en la estructura racional de la naturaleza, · en la . •~--- · ~e ya no damos razones explícitas, o bien en razones que ya
existencia de Dios o en la necesidad de una sociedad más justa. ,
·. fundamos en otras. Llamemos a ambas ''razones básicas".
.

No es fácil poner siempre de manifiesto toda la red de razones .·. ·-~ ·. eden ser de dos clases: 1] creencias que pueden tener razones
en que se sustenta una creencia. • · ~_.plplícitas pero que, de hecho, no se ponen en cuestión; 2] ra-
En suma, para mantener una creencia podemos no tener .': iones que no son ya creencias. En el primer caso, detenemos
razones explícitas. Pero toda creencia tiene razones implícitas ~'-el proceso de justificación en una o varias creencias que acep-
que se aducen si se pone en cuestión. Éstas pueden ser las causas . ·_- tamos por "credibilidad espontánea". Aunque admitamos que,
que originaron la creencia, las razones que tuvimos para adop- . ·:~n principio, podríamos aún interrogar por las razones en que
tarla y que habían sido olvidadas, o bien razones que nos acla- ·_-,s,e,fundan, las damos por suficientes, porque no podemos prose-
ramos por primera vez al poner en cuestión la creencia. Pero guir nuestro cuestionamiento indefinidamente: en algún mo-
no l1ay creencia de la que no podamos dar razones, si se nos :~·


requiere. 15
Véase G. Harman (1973, pp. 26-28).

••


86 RAZONES PARA CREER RAZONES PARA CREER 87

mento tenemos que elegir detenerlo. ¿Podríamos hablar aqui de pero entonces el objeto de la creencia ya no es la existencia
una decisión voluntaria de creer sin razones? No, porque no se de un dato sensorial, sino la atribución de una propiedad
cree porque se decida algo. No es menester suponer ·un acto ("rojo") a un objeto ("eso"), y de -esa creencia sí podriamos dar
de asentimien.to ~ a una razón básica; · simplemente se suspende una razón: justarp.ente la prese~cia , del 4ato sensorial de rojo.
el cuestionamiento de las razones. Si hay. un a_cto. de voluntad, , : ;•.- ,. .~.to con la creencia. de q~~ el .d~to sensoria~ · corresponde a :t;Jn

éste no sería _u na decisión de ·.creer, sino de detener el proceso \l>:i,;:.~~-~JetQ. .. ;, ·. . . ; .., . . · . .. . . ~: , . .
de razonamiento. Sin embargo, ·$uponemos que. la creencia bá- or otra . parte, una . asevera~ió~.i c;omo ·"creo .-que. veo un
sica sí está fundada en razones implícitas·; de lo;· contrario, no .;"~:o:.q'' sólo tiene sentido ~i · pued~ ·- s~~ ~erd.adera.,o, f~lsa, . es decir.
la daríamos por verdadera; sólo que omitimos, de hecho, por m plica, por· ejemplo, ··"creo que eso .que,. veo -es: rojo. . . per.o
necesidades prácticas, indagarlas. . podría ser café o ID orado". Porque esa proposición puede ser
Hay otros casos en que la justificación se detiene, por topar falsa, puedo aducir una razón que la justifique: "compáralo con
con razones básicas de las que ya no podemos señalar otras ra- este muestrario de colores y te convencerás de que es rojo".
:.>.
zones. Un ejemplo de esta situación es el conocimiento sensible. Pero si no puedo aducir razones, quiere decir que mi asevera-
Supongamos que preguntamos: "¿por qué crees que existe este ción tampoco puede se~ verdadera ni falsa, que sólo indica un
árbol?.,, y contesto "porque está allí'', señalándolo, o "porqlie dato que constato de hecho y que, en el momento en que lo
lo veo"; podríamos seguir preguntando "¿por qué crees que el constato, no . puedo dejar de constatarlo. Entonces, no puedo
árbol está allí?" o "¿por qué crees que lo ves?". JEstas pregun- decir ''creo que veo un rojo", sino señalar el dato indicativa-
tas sólo tienen sentido si quieren decir: "¿por qué crees que . mente, acompañando mi acto, tal vez, de alguna exclamación .}'·' '
lt
eso que está allí, o eso que ves, es un árbol?" Entonces, puedo· · como "allí, presente, rojo", o algo por el estilo. 6 La captación
aducir nuevas razones: "porque veo colores, formas, etc., que\ de un dato no es una creencia, porque no es un estado interno
asocio habitualmente a un árbol". Si por "ver" no entiendo la ;· de disposición, sino la aprehensión de un estímulo. Las razones
sitnple presencia de un dato, sino un proceso físico y fisioló- €oinciden, en ese caso, con las causas que provocan la creencia.
gico, podemos seguir preguntando: "¿por qué crees ver colo- Puedo aceptar p sin razones cuando la razón para aceptar p
res ... ?", y contestar: "porque cuando veo están presentes datos sería justamente la presencia de p. ,1•

sensoriales y ahora me está presente un dato sensorial de co· Otro ejemplo de .. razones básicas", de las que ya no pode- ...;~
lor ... " Hasta aquí las preguntas. Ya no tendría ningún sen- mos · dar razón, lo encontramos en el conocimiento analítico.
tido pr<?seguir: "¿por qué crees que te está presente un dato Los axiomas y definiciones de un sistema formal funcionan como
.•,
sensorial?'' Lo único que podría hacer sería reiterar la respuesta razones de las que se deriva la validez de los otros enunciados
anterior: "creo que está presente. . . porque me está presente". del sistema. Pero se puede interpretar que esos axiomas y defi-
l)e algo que está presente ya no puedo dar razón, sólo puedo, niciones primitivos, en cuanto fungen como tales, no son ver- .,;J

sin1plen1ente, constatar su presencia. daderos ni falsos, sino resultado de una estipulación. En ese ··~

Parece pues que llegamos a creencias básicas de las que ya caso tampoco podrían ser objeto de una creencia, sino de actos .:¡
no podemos dar razón. Éstas serían razones "últimas" en las que establecer! condiciones para el uso de símbolos. ·~
1
que se basan ciertas creencia3 pero que no se fundan, a su En resutnen: no hay creencias de las que no podamos dar
vez, en otras razones. Pero justainente por ello carece de senti- razones. Estas razones pueden ser otras creencias, o razones úl- .,. ~

do llainarlas "creencias,. En la presencia de mis datos senso- timas por cuya razón carece de sentido preguntar. Las razones •

riales no creo, simplemente los constato, n1e percato de ellos, los últimas ya 110 son creencias; pueden ser la· recepción de un es-
padezco. No tiene sentido decir que creo en mis sensaciones. timulo (en el conocimiento empírico) o el establecimiento de
Nunca diríamos ucreo rojo" o "creo en un dolor", sino "veo condiciones para un lenguaje (en el conocimiento analítico).
rojo" o ''siento un dolor". Para interpretar una oración como 1 En rigor el dato sensorial es inefable, porque aun palabras como •'rojo",
"creo rojo" de modo que tuviera sentido, tendríamos· que en- .,presente", "allí", se refieren a relaciones objetivas que rebasan el dato
tenderla como si significara "creo que eso ·que veo es rojo"; •
masmo.

.
'


88 RAZONES PARA CREER · RAZO~ES PARA CREER 89

Sin embargo, en la mayoría de los casos el proceso de funda- Otro ejemplo. "¿Por qué crees que está Juan en casa?"
. ~ .·
mentación no llega a razones últimas. De hecho, tenemos que ··.t~ _· "¡Hombre! Acabo de verlo en la sala"- "Sí, Lueno; pero ¿por
suspenderlo en algún momento. A~eptamos, entonces, como :·u é crees ql;le está?" Si · replico con esta nueva pregunta, mi
...' '··:,. .
razones suficientes, por credibilidad -espontánea,-creencias sin ra.. -~~ I?rado interlottttor sólo podrá- pensar, o bien . que no lo "'
,.~. ·'·"'
~~~··
.:.~:~ ~·
zones explícitas. Simplemente detenemos el proceso de razona- ~~~.e,. - entendido, o que ·' en realidad pregunto ahora por la· razón
\ ...:
•"'
miento, aun cuando en cualquier momento podríamos pregun- ·. e ot,-a creencia distinta; · que quiero decir, por ejemplo: "¿Por
tar de nuevo por las razones implícitas de esas creencias. De ué crees que la persona que has visto ·es efectivamente Juan
hecho, nuestro proceso de justificación _se ejerce siempre de esa . o otra?'' o .,¿Por qué crees que t-odavía ·está Ju~n y no se ha
manera: tenemos que suspenderlo en razones básicas, que supo- ot ya?" ·De lo· . cual podría naturalmente, dar otras razones.
nemos sin razón o fundadas en razones implícitas. le parecería absurdo que, una vez dadas esas razones, aú~
iera preguntando: "¿Por qué crees?'' Si las razones de ·una
ncia son suficientes para aceptarla como verdadera, bastan
justificación: ¿conexión causal o lógica? ,....,_ a explicar su existencia; preguntar por otras condiciones apar·
de las razones, implica considerar que éstas no son suficien-
Acabamos de ver cómo, en muchos casos, las razones -implícitas y sugerir que puede haber algún motivo irracional suple·
de una creencia son sus causas. Debemos preguntarnos ahora por . . . .,., ,_tario que explique la existencia de la creencia. Luego, si
la relación general de las razones con las causas j· de las creen- eencia de S en p es razón necesaria y suficiente para que S
cias. ¿La explicación por razones es una explicación causal? , 'P<r~·l)¡ en q~ la creencia de S en p es una condición inicial suficiente
Si pregunto "¿por qué B?" y contesto "porque A", el "por~ .-.~ ·-explicar la existencia de S de una creencia en q; aunque pu·
que" puede entenderse por lo menos de dos maneras: 1] ·Como·.: n darse otras condiciones iniciales de esa creencia, sería su-
una conexión causal. La existencia de A es entonces una con-· uo mencionarlas en la explicación. Las condiciones ini-
dición inicial necesaria de la existencia de B; el hecho (ocu- ~.,-· .& es necesarias y suficientes para la existencia de un estado
rrencia o estado) B es producido por el hecho (ocurrencia o ~-fl:1l·~jtinto de ellas, son causas de ese estado; las razones bastan
estado) A, entre otros. La conexión tiene lugar entre l1echos. explicar la existencia de un estado de creencia; luego, son
2] Como una conexión lógica. La verdad de A es un antece- . causas.
dente lógico, entre otros, de la verdad de B. La conexión tiene or otro lado, si nuestro amigo matemático cree en su teo·
lugar eptre proposiciones. ¿A qué "porque" corresponde la ~~itt:~'~ , es porque ha demostrado que ese teorema se deduce ló-
explicación por razones? . · ente de ciertas premisas en las que también cree; y si
Por un lado, parece corresponder a una conexión causal. La '""~"'~-\;¡~.,.€$tro segundo interlocutor cree en la presencia de Juan en
prueba es que, en muchos casos, basta dar las razones de una :~asa, es porque la infiere de haberlo visto. En ambos casos,
creencia para ofrecer una explicación satisfactoria de la exis- ·• ;_.:razón de una creencia no la explicaría si no l1ubiera una
tencia de esa creencia, sin necesidad de acudir a otras condicio- ·"""'"'q,e xi6n lógica entre las proposiciones creídas. Para que la
nes. "Por qué aceptas q?'' pregunto a mi amigo ocupado en ~.,~7.~.:
.. . · · cia de S en p cause la creencia de S en q, es menester que
un cálculo formal. ''Mira: se deduce claramente de estas pre- · .: ~ ~infiera uq" de up". Dicho en otra forma: la creencia de S en
misas", y repite los pasos de la demostración. Supongamos que yo . •.', fJ .sólo es una razón suficiente para que S crea en q si S infiere
replicara: "Bueno, entiendo; tu demostración es correcta, pero "q" de up,,. Lo creído, en una creencia que funge como razón
¿por qué aceptas q?,.; seguramente mi amigo me miraría per- . ,de otra, puede ser pues antecedente lógico de lo creído en esa
plejo sin c<?mprender mi pregunta: "¿Cómo que por qué la . segunda creencia. Por lo tanto, que haya una conexión causal
acepto? ¿No te lo acabo de demostrar?" Dar las razones de una . -,e ntre creencias no impide que haya una conexión lógica entre
creencia, convincentes para cualquiera, es suficiente para ex- ., los ·objetos proposicionales de esas creencias. ¿No lo impide
plicar la existencia de esa creencia. No tiene sentido postular o ~ ló implica? La justificación ¿es una relación causal, o lógi-
otras condiciones iniciales. ca, o ambas?

4 t


90 RAZONES PARA CREER RAZONES PARA CREER 91
U na primera respuesta sería tratar de reducirla a una rela- El trabajo de Goldman muestra que las relaciones de las
ción causal. Alvin l. Goldman (1978a) y Marshall Swain (1972b) creencias con sus razones pueden interpretarse como relaciones
han intentado explicar el saber en base a una teoría causal y, causales; confirma así la idea de que una explicación por ra- 1
1
puesto que el , saber .seria -en· el análisis . tradicional de este ~t•: -- _ -_ nes - pu~de ser -completa, sin necesidad .de acudir a otras ca u- .. l
1

concepto- una especie de creencia, su teoría podría aplicarse i'


Pero no demuestra que la explicación por razones sea so-
a creencias. Goldman ( 1978a, p. 361) sostiene que "una con- mente causal. Tampoco demuestra que todo saber que p im..
dición necesaria de que S sepa que p es que su creencia en p ~~,.... -· ue una conexión causal entre . }a , creencia en.-~p y el hecho
esté conectada con p por una cadena causal". La conexión cau- · ··stente (p mismo). · . , , }' :' ·.··· · ·> ··t· ·. · · ~- · · · '
sal más simple es que la creencia en p esté causada. por el pro- Todos admitimos dos cosas: que puede haber saberes basa-
pio p, es decir por el l1ecl1o real al que se refiere la creencia. .. ·.dos en inferencias lógicas y que un saber válido puede refe- .¡:
Sería el caso de la percepción y del recuerdo. En una y en f
. 1<:rfirse a proposiciones universales. Para explicar estos casos Golq-
otro, la existencia real del hecho percibido o recordado es con- _· _m an tiene que reducir las relaciones lógicas a relaciones cau- 1

dición necesaria de la creencia en él. Esta creencia sería un sales, mediante un principio del que no parece dar justificación
.:r
·Í
saber, si se explica por haber sido causada, en último término, alguna: "Si x está relacionado lógicamente con y y si y es causa
por el hecho en cuestión. En el caso de la inferencia induct~~a : de z, entonces x es causa de z,. (p. 368). Así puede aceptar que
tenuríamos una situación semejante. Por ejemplo, si observo _ "hechos universales" puedan ser también causas de creencias.
restos de lava en un paraje, la percepción de la .Java me lleva "El hecho de que todos los hombres son mortales está lógica-
a concluir la erupción de un volcán. La erupción real del -mente relacionado con sus instancias: Juan es mortal, Jorge
volcán e:; el inicio de una cadena causal que termina en mi :· , - es mortal, óscar es mortal, etc. Ahora bien, supongamos que '
t

creencia. En efecto, la erupción causa la lava, ésta mi percepción, \ S percibe que Jorge, Juan, óscar, etc., son mortales (por , li

y mi percepción, junto con otras creencias (la creencia en la ;· verlos morir). Infiere de esos hechos que todos los hombres
ji

~~

relación causal lava-erupción), mi creencia en la erupción del son mortales, inferencia que asumo como válida. Puesto que ~·
volcán. En el caso del saber por testimonio tenemos una ca- cada uno de los hechos, Jorge es mortal, Juan es mortal,
dena causal setnejant~: p es percibido por una persona T y óscar es mortal, etc. es causa de que S crea ese hecho, cada
causa así en ella la creencia en p; la creencia de T en p causa uno es también causa de que S crea que .todos los hombres son
su aserción de ~~p"; ésta causa que S crea que T asevera "p"; mortales. Además, puesto que el hecho universal de que todos
la aseveración de "P" por T y la creencia de S en la veracidad los hombres son tnortales está relacionado lógicamente con cada
de T, cai.asan que S crea que T cree que p• y que p es un hecho. .uno de esos hechos particulares, ese hecho universal es causa de
l

En todos estos casos podemos trazar una cadena causal del la creencia de S en él" (p. 369, las cursivas son nuestras). En il
hecho percibido por 'F a la creencia de S en p. La cadena pue- este párrafo se pueden notar varias confusiones, que tal v~z nos. :¡
de, por supuesto, ser compleja y la creencia estar causada por den la pista de una solución mejor. Parece acertado dectr que ..••
•l
n1uchas otras creencias; pero si esa cadena incluye el objeto ,. ~. ,"'. -la creencia de S en las proposiciones particulares ("Jorge es
.,
1
1

o situación objetiva creídos con1o una de las causas -concluye mortal", "Juan es mortal", etc.) es causa de la creencia de S
•'
l
·'
Goldn1an- llabr{t saber, (le lo contrario tendren1os una creen.. •'
en la proposición general ("Todos los hombres son mortales");
cia justificada pero no podre1nos calificarla de saber. pero no tiene sentido sostener que las proposiciones particulares -•
Noten1os, por último, que el ancilisis de Goldman 110 requiere (no la creencia en ellas) sean causa de la creencia en la pro- '

que p sea una causa inn1ediata de la creencia, sino sólo que posición general. La proposición general es inferida, no ca.u~a­
exista una co11exiót1 causal entre p· y la creencia en p. Por ejetn- . da por las particulares. La relación lógica entre las propostclo-
plo, puedo saber que T irá n1añana a la ciudad, no porque ese nes no puede interpretarse como una relación causal entre pro-
hecl1o ca use directan1ente 1ni creencia (puesto que ese l1ecl1o posiciones y creencias; aunque pueda corresponderle una rela-
aún no existe), sino porque la intenció11 actual de T causa a la ción· causal entre las creencias en esas proposiciones.
vez su ida de n1añana a la ciudad y xni creencia en ello. Si bien es legítimo decir que la creencia en la proposición

4 •


'
92 RAZONES PARA CREER RAZONES PARA CREER 93

universal es causa de la creencia en las proposiciones particula- idéntica a sí misma, cualquier cosa sería causa sui .. Ahora bien,
res que inferimos de ella, esa proposición universal no puede la relación causal sólo tiene sentido entre hechos realmente
ser, ella misma, causa. ¿Cómo pod~ía un "l1ecl1o universal" distintos·. .
-si es _que existe tal cosa- formar parte .-de -u na cadena - causal?. . . · ~ .~ Llegamos....pues . a -las siguientes. conclusiones: ... ~ . . ~, . ~--- _... -~ · .
Con razón hace notar Gilbert Harman (1973, p. 127): Si S l. La explicación por razones suministra una explicación catJ-
concluye de que todas las esmeraldas sean verdes, que una sal suficient~ de la existencia de una creencia. La justificación
estneralda particular es verde, su razonamiento no tiene por puede interpretarse como una-·relación causal entre creencias.
causa esa proposición general. "Que todas las esmeraldas sean Las razones pueden~· ser causas de :; las creencias·... ··:
verdes ni causa ni está causado por la existencia de las esme- 2. Sin embargo, la conexión; entre proposiciones ·n o puede
raldas verdes particulares examinadas. Todas las esme~aldas
4
.· -• ser causal sino lógica. La justificación puede interpretarse como
son verdes' no causa, aunque sí explica lógicamente que 'esta una relación lógica entre los objetos proposicionales de las
esmeralda sea verde' ". Las relaciones lógicas no pueden con- . creencias. Las razones tienen como objeto antecedentes lógico:>
fundirse con relaciones causales. •. de los objetos proposicionales de las creencias que explican.
En suma, debemos distinguir la conexión de inferencia en- ,

1
tre proposiciones de la relación de causalidad entre l1echos.
La relación causal se establece entre ocurrencias o estados rea- -·· .[.Ja suficiencia de las razones y la deliberación
les; puede existir entre dos creencias, puesto que é¡tas son estados
de un sujeto, pero no entre dos proposiciones o entre una pro- . razones pueden _ser consideradas como causas en el sentido
posición y una creencia, porque las proposiciones no son ocu ..: · e condiciones iniciales que explican las creencias. Pero no
rrencias ni estados; entre ellas hay relaciones lógicas, no cau-=\ -~ualquier razón basta para dar origen a una .c reencia; en mu-
sales. A las relaciones lógicas entre proposiciones pueden co- ;· _,-·chos casos podemos considerar ciertas· razones sin que éstas
rresponder relaciones causales entre las creencias en esas pro- -. acaben de convencernos, entonces. no son suficientes . para ha-
posiciones, 1)ero no corresponden necesariamente relaciones cau- •. ·. :._~ernos adoptar una creencia. Debemos preguntar: ¿cuándo las
sales entre los hechos reales a que se refieren. Supongamos, en
.' . . .
~- tazones son suf1c1entes para creer?
efecto, que las relaciones de inferencia entre las proposiciones . ..,:·- .-., . : U na creencia puede tener grados, puede considerarse más o
se explicaran por relaciones de causalidad entre los hechos a -_,:: gtenos probable, puede variar desde una certeza, en que el su-
que esas. proposiciones se refieren. Sucederían entonces los ab- "'-""'"f- ·eto no admite la posibilidad de estar equivocado con las razo-
surdos siguientes: .,. ,. "''" ~s de que dispone en ese momento, hasta una simple presun-
l. Quedarían sin explicar las relaciones entre proposiciones ·ón, en que ·sólo acepta cierta posibilidad de que la cree11cia
universales y entre proposiciones negativas (no hay hechos uni- ea·, verdadera. Pero cualquiera que sea· el grado de creencia, - -·
versales ni hechos negativos a que se refieran esas proposiciones, '- U~la persona debe tener razones suficientes para pasar de la
o, si los hubiese, no podrían ser causas porque no serían ocu- ·. '-: simple representación de una proposición a la disposición real
rrencias individuales). iL ,-relacionarse con el mundo, determinada por ella. La sufi-
2. Cualquier l1echo tendría una relación causal con cualquier ciencia de las razones será adecuada al grado de creencia.
otro, puesto que toda proposición se sigue lógicamente de su ·. ·· Puesto que la justificación puede verse desde dos puntos de
conjunción con cualquiera otra proposición. Cualquier conjun- vista, como un proceso causal entre razones y creencias y como
to sería causa de sus elementos. una conexión lógica entre sus objetos proposicionales, la "sufi-
3. Habría que admitir una relación de causalidad entre he- -_eiencia'' de las razones puede entenderse en dos sentidos: como
chos indistinguibles en la realidad, puesto que puede haber una propiedad causal y como una propiedad lógica.
relaciones lógicas de inferencia entre dos proposiciones que se - . ,Que las razones de S sean suficientes para creer que p sig-
refieren a dos aspectos del mismo objeto no separables real- ~ nifica dos cosas: IJ que bastan para causar en S el estado inter-
·mente. Más aún, puesto que de cualquier cosa se sigue que ·es no de creencia -··erf~. p; aunque, nótese bien, pueden no bastar
4•


94 RAZONES PARA CREER RAZONES PARA CREER 95
para que S actúe efectivamente, pues para pasar de la disposi- En ocasiones la deliberación: ·que conduce a la .adopción de
ción a actuar determinado por p a una acción efectiva, son una creencia o a su rechazó pued.e ser complicada. Podemos
menester otras condiciop.es suplemen~arias; 2] que bastan ·para ~)"'"~·:¡(:·"considerar razones muy· . fuertes para creer y, sin embargo, no
. -. que S tenga ~a up" ·~ pot· verdadera o :(por.~ probab,e·}~ (~egún el · . · , doptat· una¡· creencia; porque ·aún no nos:vt.parecen ·'lo basta•n te ;r - • ~ • ·~.
grado de creencia), esto es, bastan para garantizarle ·a ··S la ver- claras y precisas, porque tenemos razones poderosas en contra
dad (o· probabilidad) de ''P'' .. Ahora bien, puesto ·que tener por o simplemente porque ~ entran en conflicto con ·. otras creencias
verdadera P'' ~· es · tener ·P ·por realmente existe-nte, .razones su-
11
· ·adopt'ad·as que.~ nos'· ·son ~ cafas, ·:-.-E~t~nces; . por ·. ~ás ~uertes que
1

ficientes para creer son las que suministran ~·ar·~S~·,,. una ¡garantía .v.s ean· esas :razones, pue'd en ;parallzar {. nuestro . jtiicio; dar· lugar a
1 1

(más o menos segura, de acuerdo con el grado·~ de creencia) de un estado de duda o a una deliberación prolongada, ante3 qué
que su estado de disposición a actuar está determinado ·por la . .
a t:tna creencia.
~

. - .· · ·· ·
realidad; la suficiencia de sus razones · le da a}. S la '~atadura" · · · ~ ; La deliberación que precede ,a la adopción.·· !le ·una creencia
de sus estados internos con la realidad, que requiere para poder puede ser así un proceso complejo. Nos volveremos a encontrar

actuar con acterto. con él en el .capítulo siguiente, porque es justamente en ese
En los casos de las creencias irreflexivas, que no se basan proceso donde intervienen los motivos para creer; entonces po-
en razones explícitas, las causas que nos llevan a creer -son , dremos examinar hasta qué punto la deliberación es asunto de
suficientes, de hecho, para adoptar esa disposición. Si, en un la voluntad. ·Mencionemos ahora los tres aspectos que puede
momento posterior, reflexionamos sobre esas ereencias, pode- cemprender:
mos aceptar ciertas causas (percepción, memoria, asociaciones Prinzero. La deliberación puede adu·c ir razones, tanto en fa-
regulares) como razones implfcitas que nos induc~an a cree~~ VQr como en contra de una creencia; poner. a prueba esas ra-
Razones implícitas de una creencia son entonces las causas d~ zones mediante su análisis, su critica, su comprobación, etc.;
una creencia irreflexiva que, al reflexionar sobre ella, s~ aducen sopesar así su valor probatorio a modo de llegar a conceder
como razones para creer. ·detertninada probabilidad a su · conclusión. Las razones son
Es obvio que, en los casos de creencias espontáneas basadas en suficientes para el sujeto cuando considera que de ellas puede
razones implícitas, no está presente proceso de deliberación al- inferir, con determinado grado de probabilidad, su creencia.
guno. Tampoco lo está en algunas creencias reflexivas. Es fre- Una primera condición de que sean suficientes para creer es
cuente que nue3tra determinación a actuar muestre que damos que el sujeto las considere concluyentes.
por suficiente una razón explicita, sin deliberación previa. "Dis- Segundo. La deliberación puede considerar las razones aduci-
culpe, ¿dónde está el cine Balmori?" pregunto a un transeúnte. das,· en relación con otras creencias previamente aceptadas por
-"A dos cuadras a la izquierda." Sin vacilar, me dirijo en el el sujeto. Muchas razones pueden ser recusadas, por ser incohe-
sentido indicado. Mi conducta orientada basta para mostrar rentes con creencias previas; .otras, en cambio, pueden encon-
que considero la información recibida razón suficiente para trar apoyo en ellas. Otra condición para que un sujeto consi-
creer. Pero supongamos que el tono socarrón de mi interrogado dere sus razones suficientes para creer es que sean coherentes
o su vacilación en responder me dan razones para dudar ("¿No con el resto de sus creencias conscientes.
querrá tomarme el pelo?", "¿Estará seguro?"). Las razones para Te'rcero. El sujeto puede decidir detener el proceso de ra-
aceptar una creencia (el testimonio del transeúnte) se contra.. zonamiento en un momento dado, considerando las razones de
ponen entonces con otras para dudar (su vacilación). La deli- que ya dispone, o bien resolver proseguirlo, indagando nuevas
,
beración tácita no conduce a una creencia firme sino a una razones y sometiendo a crítica las existentes. Para que las razo-
simple conjetura ("Veamos si lo que dijo es cierto"). Mientras, nes sean suficientes para creer, se requiere que el sujeto consi-
suspendo mi juicio. Sólo si compruebo la situación del cine, .d ere las que dispone, completas para inferir de ellas, con mayor
se rompe la deliberación y creo; porque sólo entonces tengo o menor probabilidad, su creencia.
razones suficientes para creer (mi comprobación en la prác- El término del proceso de deliberación puede ser el rechazo
tica). de las razones consideradas, la suspensión del juicio o, · por el

••


96 RAZONES PARA CREER
'llAZONES PARA CREER 97

contrario, la consideración de las razones como concluyentes, . ~ia en p) y una creencia (creencia en q) corresponde una rela-
coherentes y completas. Sólo en este último caso podemos decir .·--ción de inferencia entre sus objetos (proposiciones).
que u?a pers~na .t~ene razones suficit:ntes para creer y que su . _~ _. En suma, S justifica la creencia en q por la creencia en p,
-- cr~~nc1a está ~JUStificada para ella. Sól-o ento11ces podemos ad- :i;,i_.,....~,~~-.bien la creencia en p es razón sufJciente, para. S, de la creencia
llll tn.. que sus razones ·son ca usas de su ,creencia~ · · · in q, _si y sólo si: ··
La ~ufi~ienc~a de las ~azones para creer no puede medirse ~ 1] La creencia en p causa en S la creencia en q,
por criterios aJenos a quien cree, Es el . resultado de la delibe- -. • o 2] S infiere u q'' de u P". . . . '

ración personal de ese sujeto, en la que intervienen, como vere- .,. :Los conceptos de razón suficiente y de justificación. ~mpli­

1nos, sus propios .·m? ti vos. L~s r~zones suficientes para una

·c an ·e l de inferencia. Llamamos "justificación" a una. relación
1)ersona pueden ser JUzgad~:; Irracionales por otra o inválidas que ciertas creencias se explican por otras, que se conside-
.1
¡Jo: una tercera. ~o por ello dejan de justificar la creencia para n sus razones suficientes; pero a la relación lógica correspon-
:
quten cree. Explican pues plenamente su creencia. ,ente entre los objetos proposicionales de esas creencias, que •

da al darse la justificación, la llamamos "inferencia". No ...


Al hablar de que una persona ''juzga suficientes sus razones" 1

parecería que supusiéramos un acto de juicio sobre las razones ene sentido decir que el hecho q está "justificado" por el hecho
,
que se añadiría a ellas como conclusión de la deliberación. -E~ · , pero sí que la creencia que tiene S én q está justificada por

verdad, no tencn1os por qué multiplicar sin necesidad los entes creencia en p y que S infiere la proposición q" de .la pro-
11
1

-?e
JlSicol~gicos .. hecho no·> encontramos frente a:~ ·t] un proceso - osición up". De parecida manera, por ''razón" no entendemos
,. . ~. .·~ objetos proposicionales creídos sino las creencias o la apre-
1

de deltberac1on y 2~. t~na creencia (co1no estado de disposición) . .


Las razones son suficientes cuando se da de hecl1o . el paso de: --~hensión inmediata de los objetos. En efecto, si "p'' implica u q" j


'
[~] ~ _[2]. ~u e S ju1gue suficientes las razones p para creer q ~: · o · suelo llamar a "P'' "razón", sino "antecedente lógico" de •

'
stgn1f1ca Slmplemcnte que S pasa a creer q después ,de consi- S - ~ q"; pero sí suelo decir que la razón para creer que q es que 1

derar las razones p. Podría l1aber, sin duda, un acto de j uirio . ea que p. Sin embargo, como to.da creencia está determinada
!
específi co de S sobre sus propias razones, pero no necesi tantos · ~según vimos- por su objeto, a la relación entre estos objetos t

1
})Ostularlo. ¿Qué sería, en efecto, el acto de ''asentimiento" a "~fprresponde una relación de justificación entre las creencias
las razones, o de "aceptación" de una creencia, aparte de dis- _: mismas. A la conexión entre los objetos proposicionales que co-
poner~os a tener por existente en el mundo el objeto de la - ~:responde a la justificación entre las creencias la denominamos
creencta . y, P?r ende, a orientar por él nuestra acción? ./\ dop .. "inferencia,. 7
tar la creencia en p quiere decir detern1inar nuestra relación ,~? EJ: concepto de justificación permite deducir de la relación
con el mundo por p. Y decir que esa creencia est~i justificada de causalidad entre razones y creencias, los procesos de inferen-
es decir que hay razones suficientes que la explican. . ,.cia '.que de hecho realiza una persona, y viceversa.
Si, como resultado del proceso de deliberación, S considera
. la creencia en p razón suficiente para creer y pasa de hecho a '·

] ustificación e inferencia ·tener q por. existente en su mundo, entonces es obvio que S


considera válida la inferencia de "P'' a (( q". Sería contradictorio
Podemos volver ahora a la pregunta inicial: ¿la justificación , que una persona considerara ciertas razones suficientes para
es una conexión causal o lógica? Respondemos: parece ser am- creer y sostuviera que no hay una inferencia válida entre los
bas cosas; a la conexión causal entre razones y creencias corres- objetos proposicionales de esas creencias.
pondería una relación lógica entre los objetos proposicionales .
.· Nótese que tomamos este término en su sentido más general y lato: se
7
de esas creencias. Así, la justificación puede considerarse como refiere a cualquier proceso por el que un sujeto deriva, de hecho, la verdad
una relación entre creencias o entre proposiciones. Si la creen- de una proposición de la verdad de otra. Para poder definir lo que sea la
cia en p justifica para S la creencia en q, entonces, S infiere Justificación por razones, tenemos que hacer abstracción de si la inferencia
u q'' de ''P". A la relación de causalidad entre una razón (creen- que de hecho lleva al cabo una persona es válida lógicamente o no.

••


98 RAZONES PARA CREER . RAZONES PARA CREER 99
A la inversa, podemos decir que la razón (creencia de S en _, r~zón, la cual aduce para justificar la creencia que ya tenía,

p) causa la creencia de S en q porque S infiere 11q'' de up''. En puede verse como causa de esa creencia, cuando mucho comP .
efecto, basta que alguien crea en una proposición e infiera otra :!"!'-~ _
. • c onfirmación. · Pare<:e pues que las razones no causan .siempre

.,
~-
. '.. .

de ella, para que se vea forzado racionalmente . a aceptar esta creencia. · , .· , .·~ .·. . ,. . .. , . ·.- . - . . :~·' ). ~
'- '

segunda. U na persona puede tener varias creencias,. entre cuy,os o ternos, sin embar-go,(. que · el ejemplo n9 -permJte · conclu~r ..
~::: ,...
~ . objetos proposicionales podrfan estable~erse .relaciones de in· ... __e r- nilestro desmell)Óri~do . en cuestión no :tuviera razones-: q~e-
..
~· ; :
ferencia y, sin embargo, no tener esas creencias por razones su- saran ,_~su ·.;: creencia, ;sino que las razones aducidas· ahora no
ficientes, sólo porque él no se •p.e rcata de su conexión lógica; ~·-"'· ~!~)as , mismas que ;aqu~llas . .Las razon~s que .ca_u~aron su creen·
pero cuando llega a comprender esa conexión, .tien.e a éstas . por .- son Jas que lo llevaron a adoptar!~ . y que ahora,. olvidadas,
.·.:.• .. razones de sus creencias. - . ,. . . ~,...~¿a-necen implícitas. Las razones nueva~ -que ahora aduce (la
'
-,
- Asf, la explicación de la existencia de una creencia por sus . tura de la enciclopedia) no ·c ausan la c:r~encia anterior, pero
razones, puede seguir dos v.í as que parecen igualmente válidas. ··-~ causan que siga creyendo en .. ella y no Ja · ca.ncele; explican
Por un lado, la circunstancia de que alguien proceda a argu- :;:~'!:,-es la persistencia de la creen~ia a~ te un'l-- (luda . posible. En
mentar, ·demostrar, esto es, de_ que infiera "q" de ciertas pre- nos casos, pueden causa_r también Ul)-·. cam,bio en el grado
. misas, me explica que S tenga por justificada en razones sq,!i- . la creencia: pasar de una presunción a una _certeza; mjentras
cientes su creencia en q y, por lo tanto crea que q. Cualquier tes consideraba p posible, eahora, ante la. nueva confirmación,
. ..
otra explicación resultaría superflua. A la inversa_. ... si explico la considera cierta, o viceversa. . ··-. , , . -
existencia de la creencia de S en q -porque S considera la creen- -_•: Sjn embargo, en hechos ~emejantes al del :ejemplo, se ha cr~í­
cia en p razón suficiente, puedo concluir que S .c re·e válida la :. . o . ver un argumento contr~ la interpretación de las razones
inferencia de uq" a partir de I(P" En términos más• generales: _\ ~~':%i; Jno causas . . K. Lehrer (1974, p. 125) impugna esa interpre- .;; ~ ~ ~
: l! f41
si damos una explicación causal de las creencias por sus razo- ;• ción e inventa, para ello, un ingenioso caso. Imagine-mos un
: r •~
~ ..')
1

.:it
nes, tenemos que suponer un proceso de inferenc"ia y vice- _a do que por añadidura es gitano, inclinado a prestar eré- ¡ >) • ·

versa. . -_ ~-to a la lectura de las cartas. Nuestro aboga,do defiende a un


"-~-iente que, para un observador imparcial, parece culpable; el
~-'""_b.ogado comparte la misma opinión en base a las pruebas
Dos posibles contraejemplos · _,j stentes. Con todo, un buen día, leyendo las cartas "con con-
. -~ ~ción y pericia gitanas", éstas le dicen que su cliente es ino·
La interpretación de la justificación como un proceso causal · ·· · te. Él. -nos informa Lehrer- "nunca pone en duda las car-
tiene que enfrentarse con una dificultad. En muchos casos, p.o- . _· '. Reconsidera pues la evidencia existente,.. hasta descubrir
demos justificar por razones una creencia previamente existente. _=_."_'.-.-'. ·:: "línea de razonamiento, complicada pero válida, para llegar

Si la justificación es posterior a la creencia ¿cómo decir que la ·.. · . la conclusión de que su cliente es inocente. Sus nuevas prue-
causa? Tomemos un ejemplo de G. Harman (1973, pp. 115-116): ,·f~~s son concluyentes para justificar la inocencia del acusado.
una persona cree que el año del descubrimiento de América fue ·.Sfn .embargo, el propio abogado admite que su creencia en la
1492, pero ha olvidado las razones que lo llevaron a adoptar . , inocencia de su cliente no fue el resultado de esas nuevas razo-
.,

esa creencia. Puede haberlo leído en un texto de historia, pero :nes; lo que lo convenció fue su fe en las cartas. "Por lo tanto
no recuerda en cuál, o habérselo escuchado a un profesor en la rconcluye Lehrer- las razones que justifican completamente
escuela durante su infancia; no por haber olvidado sus razones su creencia no explican por qué cree como cree, su fe en las
deja de creerlo. Como nota bien Harman, hay que distinguir - ~C!rtas lo explica, y las razones de ningún modo sostienen, re- .!
1

entre las razones que llevan a adoptar una creencia y las razones .fu~rzan o explican, condicional o parcialmente, por qué cree
que aducimos para justificar una creencia previamente adopta. · cb~o cree. Puesto que su creencia se explica completamente por
da. Si la persona de nuestro ejemplo quiere justificar su creencia · su fe en las cartas, las razones.son irrelevantes para explicar por
acudirá posteriormente a una enciclopedia. Entonces, esta nueva qué cree como cree. Su creencia está· completamente justificada

''


100 RAZONES PARA CREER RAZONES PARA CREER 101

por las razones, sin embargo, su fe en las cartas es ,


irrelevante Si es de justificación para el abogado, ya existía desde antes
para la justificación de su creencia." ,/ -- (desde que leyó las cartas), si es para cualquier sujeto racional,
Lehrer concluye mucho más de lo que permite su ejemp!o. entonces sólo al saber incontrovertible podemos llamarlo ''jus-
Una vez má3 hay que distinguir entre las razones ·que explican tificado" y la definición de "saber" sería "creencia justificada",
una creencia cuando se adquiere y las que la justifican una lo cual no admitiría Lel1rer ni ningún partidario de la defini ..
vez adquirida. En el caso aducido, el abogado gitano sí tiene ción tradicional de saber. Así como el contexto de descubri-
tazones para creer en la inocencia del acusado: justamente la nliento de una verdad es distinto al contexto de demostración,
lectura de las cartas. Que ésta no sea una razón suficiente para así tan1bién el contexto de adopción de una creencia es dis-
Lehrer y otros muchos no viene al caso; lo que importa, para tinto al de su confirmación. A menudo, las razones para adop-
explicar la creencia del abogado, es que sí suministra ~na jus· tar una creencia pueden ser consideradas por una persona aún
tificación suficiente para éste; la prueba es que él "nunca pone insuficientes y dar lugar a una simple "presunción'', a una l

en duda las cartas". Lehrer interpreta la "fe en las cartas" como creencia débil e insegura; las nuevas razones que posteriormente . !
.
un motivo irracional, pero, para nuestro gitano, es una creen- la confirman pueden suministrar, en cambio, una justificación •

cia verdadera que, según él, suministra conocimiento; para él e~ suficiente. En todos los casos l1ay una deliberación que explica
, una razón de peso ... aunque no lo fuera para nosotros. Si sóJo la existencia de la creencia, aunque la que lleva a adoptarla :
aceptáramos como razones las razones indudables para cual- puede no ser la misma que lleve a confirmarla. :
'
quiera, ninguna creencia estaría justificada, sal.110 las que se _. . En resumen, la justificación puede ser causa de una creen-
expresaran en enunciados necesarios; tendríamos que llegar al . :. f~i~: cia en tres sentidos: 1] Si el proceso de justificación es anterior
.J
ab3urdo de que toda creencia, que no fuera un conocimiento· · \ o simultáneo a la adopción de la creencia, será causa de su r¡

necesario, carecería de razones. La creencia del abogado gitano\ " adopción. 2] Si el proceso de justificación es posterior a la adop-
se explica por su razón: la fe en las cartas. ·· ~-,,·~, ción de la creencia, podrá ser causa del mantenimiento de la ..

Las pruebas que luego encuentra para salvar a su cliente son ·· creencia y del rechazo de las dudas . posibles (confirmación de la
posteriores a su creencia y no la causan, pero tampoco parecen . creencia). O bien 3] podrá ser causa de otra creencia relativa al
"irrelevantes" para la explicación. Probablemente le sirven al : mismo hecho creído pero con un grado de probabilidad distin-
abogado para confirmar y asegurar la convicción que adquirió ~).: ;. ta (paso de una creencia débil a una más probable o cierta, o
al leer las cartas. Después de convencerse de la inocencia del · viceversa).
acusado . por su primera razón (la lectura de las cartas), no
hubiera buscado con tanto ahínco esas otras razones, si no ·••

viera en ellas pruebas más seguras, capaces de convencer al


jurado y, tal vez, de confirmar su propia convicción. La justi-
ficación posterior a la adopción de la creencia la confirma y,
tal vez, convierte una creencia probable para el abogado en una
certeza. Si sucede esto último, la creencia del abogado es cuali-
tativamente distinta antes y después de encontrar las pruebas;
éstas son causas del cambio.
Lehrer, siguiendo en esto a otros autores, hace un uso poco
consistente de ccjustificación". Al principio del ejemplo da por
justificada la culpabilidad del acusado; aquí se trata de una
justificación suficiente a juicio del abogado y de otros observa-
dores. Al final, en cambio, sólo considera "completamente jus-
tificada" la inocencia del acusado, por estar basada en razones
concluyentes para todos; aquí ¿de qué ''justificación" se trata?

4 '


MOTIVOS PARA CREER lOS
5. MOTIVOS PARA CREER En un sentido general, por "motivo" se entiende todo aque-
llo que mueve o induce a una persona a actuar de cierta manera
para lograr un fin. Preguntar por el motivo de una acción es
~guivalente a preguntar por el "para·:qtié" de la mi5ma... por lo -- t -- ... ---~-.

~que se busca con ella. La explicación por motivos se distingue


asf de la explicación por hábitos o rasgos de carácter, que no
Motivos .·~~pcluye relación con un fin. Pero ~~s hace x para lograr y" es redu- 1

. ciJ>Ie a ~~s quiere (o desea) y y cree que x conduce a y". Podemos


La mayoría de las acciones l1umanas están motivadas por fines. ·ptles .reducir los motivos a voliciones (quereres) y deseos.1
Puede tratarse de objetivos concretos que se logran como resul- · ~,¡_~·Los fines de nuestras acciones pueden ser elegidos conscien.
tado de ciertos actos concertados, como escribir una carta, po- temente, al grado de estar a veces subordinados unos a otros,

~er.la en. el correo, obtener una plaza, casarse, e~terarse del en programas voluntarios de ación; entonces solemos hablar de !
ultimo libro, apagar la sed. Entonces hablamos de "intencio- "volicione~,.,, "propósitos", "quereres". Pero pueden también im-
nes" y las consideramos como "razones prácticas" que explican ponérsenos. colársenos en nuestros propósitos conscientes, mo-
,
nuestras acciones. Las intenciones, según vimos, pueden an~ali­ viéndonos "a pesar nuestro'', echando a rodar nuestros progra-
zarse en función de "actitudes". Por una parte, una intención mas de vida. Deseos reprimidos, impulsos incontenibles se apo-
\'

supone la actitud favorable hacia una acción pol' ~realizar; tener ,((eran de nuestro obrar; la acción ya no es entonces proposi-
la intención de ir al cine, por ejemplo, implica una actitud· .tiva, sino resultado de una fuerza irracional que se nos impone; ·1

positiva hacia ese acto. Por otra parte, la actitud .favorable ¿.· empleamos para describirla términos como "deseos", "temores", .,•

desfavora~Ie hacia un objeto o situación puede . dar lugar a~



"pasiones", o el término más general de "pulsiones". En · la •
'
muchas intenciones de realizar acciones en relación con ese ob- explicación de una acción por motivos habrá que distinguir
jeto o situación; si tengo una actitud favorable hacia el cine, entre los propósitos confesados, que elegimos voluntariamente
me propondré a menudo gozar de ese espectáculo. Pero las Y' solemos llamar "razones prácticas", y los impulsos, a menudo 1'

actitudes están determinadas por pulsiones que mueven a la inconscientes, dirigidos a obtener un estado de satisfacción. La
1
o

obtención de estados satisfactorios; por consiguiente, motivos distinción que ~stableció Freud entre un sistema secundario '
1
de la acción no son sólo propósitos conscientes, sino también (ego) y un sistema primario (id) responde a la necesidad de
el impulso de satisfacer necesidades inmediatas o de obtener distinguir entre ambos tipos de quereres. Pero a ambos pode-
ciertos estados de bienestar o de ausencia de tensión. Estos es- mos llamarlos "motivos", con el objeto de disting~irlos de las ••
'

tados pueden conseguirse en la realización de acciones de dis- "tazones'' que nos ocuparon en el capítulo anterior. Los moti-
tinta índole y procurarse al través de propósitos diversos. La vos comprenderían tanto las "razones prdcticas'' conscientes que ,

explicación por razones prácticas es, pues, compatible con la pueden explicar una acción particular, como las motivaciones
aceptación de otras motivaciones. Decir que Pablo fue a la más generales y profundas que impelen a la obtención de esta-
reunión porque tenía la intención de encontrarse con Amalia dos satisfactorios. 2
no impide aseverar que lo hizo por satisfacer su deseo de ser 1
W. P. Alston ( 196'1). ·
amado; afirmar que Juan se propone concluir su trabajo para 2
Algunos autores, como R. Peters (1958), prefieren distinguir entre
entregarlo a tiempo no excluye que lo haga por aliviar su sen- razones prácticas y motivos. Reducen estos últimqs a los impulsos irra-
timiento de culpa. Los propósitos concretos de nuestras acciones cionales, a menudo ocultos, que una persona no elige sino padece; los
motivos le sobrevienen, le acontecen a alguien, las razones prácticas son
no excluyen otras motivaciones más generales que. por serlo, producto de su deliberación consciente. Si aceptamos esa distinción, la
consideramos más "profundas". Mientras las razones prácticas explicación de una acción por razones prácticas sería distinta a su ex·
explican una acción consciente concreta, la búsqueda de estados plicación por moti vos. Pero, aparte de que la distinción es discutible, no
satisfactorios generales puede explicar todo comportamiento. es indispensable para el problema que nos ocupa: determinar los motivos,
no de acciones, sino de creencias.
(102]
••


o
104 MOTIVOS PARA CREER MOTIVOS PARA CREER 105

¿Cómo puede un querer o un deseo explicar una acción? dicen sus superiores, por simple confianza en la autoridad, y
Desde Aristóteles se propone el siguiente esquema: no se atreve a poner en entredicho esa razón de su creencia.
'
Reró B, que no acepta ese tipo de razones, tratará de explicarse
Dadas: ·~ 1] la volición o deseo de y -que tiene S "' ;;
! · la creencia ·de A por u11 motivo psicológico: su inseguridad y ,e

.._ .,
.. ..., _¿ ._
...•: . .1
..¡..

y 2] la creencia de S de que x conduce a y (o de que . ·s~ necesidad de reconocimiento. Para que A admitiera ese mo-
x es del tipo y), tJ.;vo como causa· de su creencia, tendría que aceptar justamente
entonces: ·3] S tiende a hacer x. ' ~pe el argumento de autoridad que esgrime no es suficiente
i' 1
·rttzón para creer; mientras no lo l1aga, no podrá. descubrir sus :1
'

Si S hace efectivamente x o no, depende de la existencia en


'•
~'•"":'•~t1'•...;.;...
.
···o ti vos detrás de sus creencias. 1

él de otros deseos y quereres, o de otras tendencias, como há- ; Igual s~cede ·con las creencias colectivas. Mientras comparti- j

bitos y rasgos caracteriológicos, que pueden favorecer o entrar mos una mitología o un dogma porque nos adherimos a la pa- 1•

en conflicto con el primer deseo; depende también de la pre- labra revelada o al testimonio de los hombres encargados de •• 1 •
sencia o ausencia de factores externos (físicos o sociales) que transinitirla, resulta improcedente suponer motivos personales, l

puedan impedir la realización de la acción. tal vez inconscientes, que expliquen nuestra creencia. Sólo ante
, Pero ¿en qué sentido podemos decir que una creencia, ya no , la. duda puede surgir la sospecha de que la creencia esté moti-
una acción, está motivada por un querer o un deseo? va;~a por deseos o intereses. Es el antropólogo escéptico, no el
Partamos de una cuestión previa: ¿cuándo es pertinente pre- ~r. ~yente, quien puede descubrir motivos detrás de un mito; y ·
guntar por los motivos de una creencia? Sólo cuando las razones · -só.~o quien cree haber descubierto la "ilusión" religiosa puede
·.-
en que se justifica no nos parecen suficientes. Cuando no nos ~ inoagar los deseos inconscientes que la produjeron. Cuando '
.¡ .
'

convencen las razones aducidas por alguien, resulta ·normal la . ·.: las teorías filosóficas, los sistemas morales, las doctrinas políti-
pregunta ¿si su creencia no está suficientemente justificada, por · cas compat:tidas empiezan a ponerse en duda, surge la necesi- .
~

qué cree entonces? Sólo si las razones no bastan para explicar dad de teorías psicológicas o sociológicas que expliquen por J
la creencia, requerimos de otra explicación; entonces postula- q_ué fueron aceptadas. Mientras se creyó en la verdad del cris-
mos motivos para explicar una creencia que las razones no tianismo, no hubo necesidad de una sociología de la religión;


bastaron a explicar. Si alguien ofrece una justificación y sigo ni surgió una teoría de la ideología hasta .que l1ubo que explicar '1
f

preguntando: "pero ¿por qué crees?", ello indica que no consi- , la adhesión colectiva a doctrinas injustificadas.
dero vál~da su justificación y que supongo algún motivo oculto l \
.,..Los motivos deben ser post~ lados para explicar las creencias ''' .
debajo de sus razones; r~quiero de ese motivo para explicarme cuando las razones no bastan. Pero entonces ¿qué relación guar- 1'.
"
1

por qué da por válida una justificación que me parece insufi- dan con éstas? ,1

ciente. Puede tratarse de creencias respecto de las cuales el otro .. '


TI

tendría también razones para dudar ("¿Cómo sigues creyendo •1

11
•'
que Pedro es de fiar cuando tantas muestras te ha dado en Motivos y razones ;1
lj
'
.'
contrario?" -"Si te acaban de demostrar que no hay testimo-
nios fidedignos de que la Virgen se haya aparecido, ¿por qué La respuesta más sencilla sería: los motivos son causas direc-
sigues creyendo en ella?"). Tengo que suponer un motivo -el tas de ciertas creencias. Habría creencias causadas por razones
apego del otro a Pedro, su angustia ante la pérdida de la fe · y otras por motivos; en estas últimas el sujeto creería porque
religiosa- que explique por qué cree, cuando sus razones de- un motivo sustituiría a las razones o porque tomaría falsamente
ben parecerle a él mismo insuficientes. sus n1otivos por razones. Esta interpretación parece corresponder
La explicación por motivos sólo es pertinente para quien dude al sentido común. A menudo pensamos que una persona cree
de las razones de una creencia. U na persona A puede conside- tal o cual cosa, no por estar convencido de ella, .sino porque le
rar suficientes ciertas razones que para B no lo son. 'A puede interesa creerla, porque lo desea. "Crees eso porque te .convie-
ser, por ejemplo, un individuo que presta crédito a todo lo que ne", uNo puedo creer que no venga: lo deseo tanto'' son ex-

••

• • 1
106 MOTIVOS PARA CREER MOTIVOS PARA CREER 107

presiones comunes; "Soñaba el ciego que veía y eran las ganas caso de creencia prejuiciada. "Atravesando el parque, una tra-
que tenia" dice un refrán popular. Cuántas veces no pensamos bajadora social encontró un muchachito italiano que lloraba
también que sólo por insanos motivos. pueden sostenerse ciertas amargamente. Le preguntó qué le pasaba. ·.'Me pegó un chico
doctri11as; las descartamosfentonces · por~ obedecer a pasiones del ·. ;r.-.-,c¡..·n~;,. polaco' repetía varias vecés~el - niño. Interrogados; los testigos;· se
autor, no a razones. En esos casos, al ,dar una explicación por mostró que el ofensor no era polaco.~ De .- vuelta con su amiguito,

{'
.... motivos descartamos que haya razones. Si esa interpretación fuese .·Ja iirvestigadora le, dijo:- 'Quieres decir que te' pegó . un · chico
i

.
ndote ·y· malo~~ 'Pero él ~ no aceptó esa ·versión :·Y' stguió ·~ep1-.
' ' ' ''·"-'" .. l . ,.. ·' - , • •
~
·:
correcta, la ·explicación por motivos · y la explicación por razo- .·
nes serian excluyentes. Quien creyera por · motivos, no tendría -. endo· que~· lo babia go'lpeado·· un · chico · polaco~ rEsto ~ le ~ pareció
razones suficientes para creer y no cabría . _indagar por lo bien Pfan curioso' a ]a~ trabajadora social que- emprendió ciertas inves-
o mal fundadtJ de sus creencias; la creencia por motivos estaría, tigaciones sobre ·la familia del pequeño. · Enco~tró que vivía
por principio, injustificada. A la inversa, · quien creyera por en la misma casa con una familia polaca · y · que la madre ita-
razones tendría solo éstas por causas de su creencia y no ten- liana se peleaba de continuo con su vecina polaca y había
dría caso preguntar por sus motivos; una creencia justificada metido en las cabezas de sus hijos la idea de que polaco y malo
sería desinteresada. Pero esta interpretación no resiste al aná- eran términos· sinónimos." ¿Por qué cree el niño italianQ que
lisis. -,. . todos los polacos son malos? En realidad· tiene un motivo muy l.

Las creencias espontáneas, que no se acompañan de razones, fuerte: poner en duda lo que su mamá le dice le causaria una
podemos suponerlas causadas por estimulas y estados internos, gran angustia; lo sentiría agresivo contra ella y, a la vez, da-
pero no podemos distinguir en ellas los motivos de las razones, . , ñaría su necesidad de seguridad. Con ,· · tal de evitar ese daño, \

puesto que estas últimas sólo se hacen expresas en l~s creencias~ .


<

cree a pie juntillas lo que la madre le dice. Pero si le preguntá- •


reflexivas. Sólo en éstas se plantea, pues, el problema. ~ero en ~: ramos por qué cree, el niño no daría ese· motivo, sino una buena '
las creencias reflexivas no podemos sostener que los motivos sus- razón. Diría, por ejemplo: "Lo creo porque mi mamá lo dice
tituyan a las razones. En efecto, vimos que de toda creencia,~ y ella no miente." Si insistiéramos: ''Bueno, pero ¿tu mamá
al ser puesta en cuestión, podemos dar razones. Si ponemos no podría estar equivocada?", contestaría dando nuevas razones~
en duda las razones de alguien para creer y tratamos de hacerle tanto para nuestro consumo, como para us~ propio: ''No, mamá
ver que en realidad cree por motivos irracionales, siempre res .. sabe muchas cosas, es muy buena, me lo .ha demostrado en mu-
ponderá aduciendo más razones que funden su creencia. A la cllas ocasiones, . . . ¿cómo voy a dudar de ella?'' Ésas son razo-
pregunta "¿por qué crees?., siempre se contesta con razones, aun nes, a su juicio suficientes pa.r a creer, que le permiten ocultar
en los casos en que las moti·J:lciones le parezcan evidentes a ·lo·~ motivos que le causarían angustia. Sólo si llegara a plan-
quien pregunta. El paranoide qu~ cree en la continua agre~i­ tearse en serio por qué considera esa razón -la veracidad de
vidad de todos porque, en realidad, trata de ocultarse su propta su madre- como suficiente para ·creer, sólo entonces podría
agresividad, siempre podrá aducir nuevas muestras de la hosti- descubrir, en medio de su angustia, motivos para creer ... pero
lidad ajena que justifiquen su creencia; desarrollará incluso una en ese momento, empezaría a poner en: duda su creencia. Los
sensibilidad especial para captar en los demás leves gestos, motivos no pueden suplantar a sus razones, sin que cese la

actitudes, entonaciones agresivas que a otros pasarían inadver- creencia.
tidas. Pero ¿qué sucedería si llegara a pensar que no tiene ra- Veamos otro ejemplo. Con la intenci~n de impugnar la tesis
zones para creer en la agresividad de los demás? Entonces, pon- de que las razones puedan ser causas de las creencias, Keith
dría en duda su creencia y sólo así estaría en posibilidad de Lehrer (1974, pp. 123-125) aduce un caso imaginario, presenta-
descubrir el motivo personal e inconsciente que lo indujo a do primero por Gilbert Harman (1973, p. 32). Se trata de
ella; La creencia cesa en el momento en que cesa la posibilidad otro abogado, ya no gitano pero sí apasionado. Enamorado
de dar razones. de l_a acusada, por amor cree en su inocencia, aunque todas las
Examinemos algunos ejemplos. B. Lasker 3 narra el siguiente pruebas la señalen culpable; buscando salvarla, encuentra en-
. 8 Cit. por L. W. Doob (1947, p. 152). tonces razones concluyentes, que antes no había podido apreciar,

4 '


108 l\10TIVOS PARA CREER MOTIVOS PARA CREER 109

para probar su inocencia. Lehrer concluye que la creencia del terios válidos para aceptar una razón. La fe puede ser asunto
abogado enamorado no puede explicarse por razones, puesto que de la voluntad, pero no por carecer_de razones, .sino porque da
llegó a -· creer por amor: y las razones ~ólo justifican su cy~encia por válidas razones que los descreídos podrían rechazar. El ere·
"4. ~ ~ • -f~~·"{·'" con posterioridad. r. W,na.- vez más . l-a conclu-sión .es . excesiva-. DeJ, ;ii,itf:~.·ente . considera' que . la humildad, ·.la·~confiada . entrega, ·. el . amor: . 4

ejemplo se concluye, sin duda, , que las-·razones por _la:s .q ue ,el n ue acepta la · palabra divina lo ponen en situación· .de ver
abogado logra. la absolución de su cliente no son ~ las .que ex- • amente la ·verdad de la rev~Iación.fLa fe ~dice San Agus-
plican· la adop€ión ,deJa creencia p.o r.- el abogaQQ;,_!Tam.'Qi~Q. se .· tfn-·· gula, ilumina la razón, o sea, . permite darle-. un peso ade-
cóncluye que un motivo (el amor . del ·abogado} .entró en ; con- ciüadcr a las razones para cree~}¡ ' :el •'orgulldso"·, ~· el '.~ cóncupiscen-
flicto con la primera justificación, que- indicaba .la culpabili- ·;,¡-.<:¡-?·''" te", en cambio, no creen porque son "ciegos" ante esas razones.

da<! de la acusada, e impidió adoptar esa creencia. Conc!uye, N.o cabe pues preguntar "¿por qué crPes sin razón?", sino "¿por
en fin, que la creencia -d el abogado en la inocencia de su ama- ·.· ::9ué ·das por suficiente esa razón?~' · -,, ·, .·.
da estuvo influida por un motivo amoroso. Pero no concluye Aun lo que podría considerarse la .más extrema " manifesta- :
que esa cre~ncia no se basara en razones. Caben, en efecto, dos ción de irracionalismo, el ucredo quia absurdum'' atribuido a
interpretaciones alternativas: 1] El abogado no creía en la ino- jfertuliano, no puede interpretarse como si la-- creencia se ba-
. cencia de su cliente, antes de encontrar las pruebas, por más , -sara en la misma sinrazón. En -efecto, o bien se trata de una
que la quisiera. Entonces, no podemos decir que creyera sino frase retórica vacía de sentido, o bien quiere decir algo así
sólo que quería creer en la inocencia de su cliente. La creencia · · como: cccreo porque la sinrazón a los ojos del necio es razón a
es posterior y se explica por las razones que ·luego encuentra. . · · ld.s · ojos del creyente". Tertuliano tenía sus razones, aunque
'•e
2] El abogado sí creía en la inocencia de su cliente, antes de· sabía que éstas podrían parecerles absurdas a los filósofos que !.

encontrar las pruebas definitivas. Pero entonces no creía sim-\ combatía. La palabra de Dios se expresa en forma paradójica y
plemente porque la amaba sino porque su amor le _llevaba al ;· extraña, a modo de confundir el orgullo del filósofo, pero esa
convencimiento de que "una persona como ella" no podía haber palabra paradójica es, para Tertuliano, razón suficiente, aunque
cometido el crimen. La causa de creer no es su amor, sino las no lo sea para el filósofo. La fe no sustituye a toda razón.
cualidades que el amor le l1ace ver en la acusada . .La prueba es Pero sí tendría sentido preguntar "¿por qué es• razón sufi-
que el abogado nunca se diría a sí mismo .,es inocente porque .cien te para Tertuliano lo que -para los filósofos parece sinra-
la quiero"; esto no tendría sentido ni siquiera para el más zón?" Y al contestar esta pregunta si podriamos aducir motivos;
ferviente enamorado; dirí~ más bien: "es inocente porque la unos, confesados por el padre de Ia,(!glesia:. humildad, deseo de
conozco y sé que es incapaz de una acción semejante", O' bien: .salvación, amor a Jesucristo. (!Habría otros ocultos? ¿Miedo,
"es inocente, porque mientras haya un resquicio de duda una necesidad de seguridad, reconciliación simbólica con el padre?
persona tan amable merece ser creída", -etc. Su amor no causa ... Tal vez. De cualquier modo, esos motivos no sustituyen las
su creencia, le hace más sensible que otros para darles un peso . razones por las que cree Tertuliano, explican por qué cree
y aceptar como suficientes razones psicológicas o morales que f?or esas razones.
a otros no les parecerían tales. El ejemplo aducido muestra que Igual sucede con las creencias compartidas por los individuos
la existencia de motivos no elimina las razones como causas de que integran un grupo o clase social. Las ideologías son siste-
las creencia·s. mas colectivos de creencias que se mantienen porque sirven a
"Creo porque lo deseo" o "creo porque se me da la gana" ciertos intereses de grupo o de clase. Pero "interés" es un térmi-
son expresiones absurdas. Lo que "se me da la gana" no es po vago. Podemos intentar definirlo, con fGordon Allport (1935,
creer sino dar por suficientes las razones por las que creo, de p. ~08), como t~un tipo especial de actitudes duraderas que se
modo de poder aceptar .la creencia. Podemos incluso tomar por refieren regularmente a una clase de objetos más que a un ob-
razones válidas lo que a otros muchos parecería irracional. · En- jeto".JLos intereses de un grupo o de una clase serian pues
tonces elegimos creer, no porque decidamos lo que considera- actitudes permanentes favorables a todo objeto o situación ob-
mos como verdadero, sino porque decidimos acerca de los cri· jetiva que promueva la cohesión o el poder de ese grupo ·o clase .

••


110 MOTIVOS PARA CREER MOTIVOS PARA CREER 111

Puesto que toda actitud está determinada por una tendencia en mostrar los intereses concretos que encubren. Al mostrarlos,
subjetiva a satisfacer necesidades, los intereses pueden enten- se hace posible para el ideólogo comprender que la aceptación
derse también como quereres colectivos permanentes, que se de ciertas razones está condicionada ·- por su propia conveniencia;
manifiestan en distintos deseos particulares de realizar aquello ent0nces, .puede liberarse de su creencia. \ . .
que beneficia .al grupo; pertenecen pues a .los -motivos. Asf po- ~ rPero sólo quien·· no ·cpmparte la ideología pu~de · hacerse ·esta
demos reconocer los intereses particulares de un, ~grupo ~ .o de . pregunta: : ¿por. -~ q:ué · motivo considera eJ. .: ideólogo suficientes
una clase ,social en' las ·disposiciones .·que. Ítengan por . f~nción
le ' ' h
~-CJertas ·razones ~.y · rec aza .· dar -.· peso···a : otras ··(:()ntrarias? ..~ · , .·· 1 .
satisfacer las necesidades de defensa, cohesión.:.:=y ·~ domil,lio ·.del . . ...../Recapitulemos; · Si ·una .persona no e·n cbntrara razones que
grupo o clase. · . ·· . .,. · · . · -:~ . t ~·1 . · ~..... a,ducir para· ·SJl creencia, ·, si, ·a instancia . ajena, se percatara de
Pero los intereses no se confunden con la~ razones del ideó- <iue sólo mojivos perso11ales la inducen a creer, entonces pon-
logo. Interrogado, siempre podrá aducir razones de sus creen- dría en c~éstión su creencia. ·Si creo solamente porque lo de-
cias. Aceptará, tal vez, estar movido por ciertos intereses, pero seo o tengo interés en ello, me doy cuenta de que mi creen-
no admitirá que éstos originen sus creencias. La mayoría de las ciacia no está justificada. En un proceso semejante consiste
veces, podrá referirse a hechos ciertos; . es ·sólo su lectura e in- justamente la cura analítica de las creencias infundadas del neu-
terpretación la que resultará discutible, al .grado que la simple rótico y la desmistificación de los sistemas ideológicos. Luego,
discusión racional casi nunca podrá refutar una ideología. Quie- los motivos no pueden sustituir a las razones. Su influjo causal
nes, a lo largo de los siglos, han sostenido la inferioridad .de en la adopción de las creencias debe ser de otra fndole.
.
los indios, han podido aferrarse a ciertos hecl1os que sostienen_ . l . . ' . . . ' • >

su valoración: su atraso, su incapacidad para un trabajo disci• \ ~ \ t



l
' .

plinado, su debilidad, su falta de espíritu de empresa, etc. Lo~·~· La astucia de la -voluntad y la suficiencia de las razones
textos de misioneros y cronistas que, desde la Conquista, ha-;·
blan del carácter y hábitos de los indios están plagados de enu- A menudo nos ponemos a indagar las razones que pudieran
meraciones semejantes. Pero mientras que para el ideólogo esos justificar una creencia porque quisiéramos que algo fuese ver-
hechos son suficientes para concluir la inferioridad de un pue- dadero. Nuestro deseo pone en marcha el proceso de razona-
blo, para quien no comparte la misma ideología, requieren de miento. He proferido una opinión irreflexiva o infundada, me
una interpretación diferente que no conduce a igual conclusión: doy cuenta de la prevención con que es ·r ecibida y no quiero
se deber), por ejemplo, a la1 desintegración de su propia comuni- pasar por hombre frívolo o necio; en lugar de desdecirme, no
dad y a la situación de dominación· a. ·que han estado sorne· tard? en ponerme a encontrar argumentos que la justifiquen y
tidos. Contra el ideólogo se pueden aducir otros hechos: las .. me permitan creer de verdad en ella. O bien, pertenezco a un
virtudes y capacidades del indio; pero el ideólogo siempre .po- paFtido político que sostiene tesis programáticas cuyos fundamen-
drá dar.Ies un peso menor, a la luz de los anteriores. Porque, tos no acierto a ver claramente; por motivos partidarios necesito
en último término, sus razones se basan en un esquema concep- justificarlas. U na empeñosa investigación y cuidadosa recopila-
tual general, en un estilo de pensar, que permite interpretar los ción de argumentos petmitirá conferirles una sólida base racional
l1echos, darle más relevancia a ciertas razones frente a otras, privi- a las tesis que expresan los fines que mi partido persigue. En
legiar ciertos valores sobre otros. Y ese estilo de pensar es un ambos casos, porque deseo que la creencia en q esté justificada,
supuesto último que da fundamento a las razones del ideólogo. encuentro las premisas p de las que ·p ueda inferirse q. Mi de-
En suma, quien está preso en un estilo de pensar ideológi- seo explica por qué adopto las razones p como suficientes
co no tiene por qué aceptar que su creencia se deba a intereses para q.
particulares, porque él sólo ve razones. En realidad, si aceptara Es frecuente también el caso contrario. Siguiendo la fuerza
que su creencia es injustificada y sólo se sustenta en intereses, de un argumento, infiero q de las premisas p, pero la creencia
no podría menos que ponerla en duda. Por eso la crítica a la en q me provoca tal angustia que prefiero suspender el juicio
ideología no consiste en refutar las razones del ideólogo, sino antes que aceptarla. En este caso, mi deseo explica que no adop-

••


112 MOTIVOS PAR:\ CREER MOTIVOS PARA CREER 113
te la creencia en p como razón suficiente para creer en q. Pen- que llegaría sería a representar ante sí mismo que cree, a
semos en el chico italiano de Lasker. Supongamos que llegara "hacer como que cree". Para obligarse a creer tiene que con-
a inferir que su madre le miente; preferiría, tal vez, recusar las ..,~~C>~..,~- vencerse de que determinadas razones son suficientes para acep-
razones que lo llevaran a esa creencia, antes que. aceptarla. O tar U·n a creencia . Tiene entonces que hacer patente : al en ten- .
u $,_ ., .• 1>1 ....
·.
pensemos en tantos casos en que nos negamos a aceptar razones dimiento la validez de un proceso de inferencia. Los mo-
porque minan nuestra confianza en un ser querido o nuestra tivos no pueden forzarnos directamente a creer en lo que
fe en una doctrina que tenemos a pecho, "¡ lVle niego a creerlo!'', .· deseamos, pero la voluntad tiene su propia astucia, puede in-
"¡No puedo aceptarlo!" exclamamos. La angustia, la desespera- · m iscuirse en el proceso de deliberación y utilizar allí sus ar-
ción a que nos conduciría aceptar las razones que nos llevan gucjas con tal de llegar a las conclusiones que desea.
a renegar de una creencia, nos inducen a no dar.les reso, a La volu!'.tad puede interferir en la deliberación en tres for-
posponer nuestro juicio, a oponerles toda clase de _razones en ~'Zi~iF' mas distintas:
contra o aun a detener todo proceso de razonamiento. Una P1·imero. Puede aducir o recusar razones. Puede incitar ·el en-
persona, aunque tenga razones que fundamenten una creencia, tendimiento a buscar, escogitar, indagar: la invención de ar-
puede negarse a considerarlas suficientes para aceptarla, po_r- ·. gumentos, el descubrimiento de pruebas puede ser puesto en
. que el l1echo de que fuera verdadera le repugna, le angu~tia ·· ·, marcha por el deseo de que una creencia sea verdadera. A la
o simplemente choca con sus intereses y deseos profundos. . inversa, la crítica acerba, el aducir objeciones, buscar fallas,
A menudo el rechazo se debe a que no pode¡oos resistir la ~·. encontrar contraejemplos, recl1azar evidencias, pueden estar in-
incongruencia de una creencia con nuestro sistema global de . . .citados por la voluntad de que una creencia sea falsa.
creencias. Una amplia literatura psicológica ha presentado la- Segundo. La voluntad refiere también las razones a la tota-
llipótesis de que la adopción de creencias estaría clirigida por\ lidad de las creencias. Entonces, solemos dar "mayor peso" a
un principio de "consistencia cognitiva". Las teorías para ex- ;· las razones que se muestran coherentes con otras aceptadas de
plicarlo varían, pero tienen en común, en palabras de W. J. antemano. U na creencia puede parecernos bien fundada, ais-
McGuire ( 1966 p. 1), "la noción de que la persona tiende a lada de otras, pero dudosa vista a la luz de toda una concep-
comportarse de manera de minimizar la inconsisten~i~ inter~a ': ción del mu·ndo establecida. Por el contrario, si ciertas razones
entre sus relaciones interpersonales, entre sus cogntctones tn- . ~ · vienen a confirmar otras .creencias arraigadas, adquirirán mayor
trapersonales o entre sus creencia~, sent!mien_tos y acciot1es". Si ~ peso ante nuestros ojos. En realidad, la coherencia de las ra-
un individuo se enfrenta a una Inconsistencia entre sus creen- , zones con el sistema global de creencias les otorga un peso de-
cias, puede responder de muy distintas maneras. Una de ellas -~;:, .cisivo. Por eso es tan importante en la deliberación la ade-
• • • •
es no parar mientes en la Inconststencta, otra es JUStamente . cuación de todos sus pasos al esquema general de pensamiento,
desechar una de las creencias en conflicto, por justificada que . · a las creencias básicas globales -que constituyen una ideología. ~

estuviere. . Y esas creencias básicas no son ajenas a los intereses de la vo-
La tendencia a lograr una consistencia cognitiva podría ex- .-. luntad.
plicarse de varias formas. Según la conocida teoría ?e L. Fes~in­ Tercero. Influidos por nuestro querer, podemos también de-
ger ( 1957, p. 3), podría ser una manera de reduc1r la tenstón cidir acelerar, retardar o interrumpir el proceso de delibera-
provocada por un impulso básico, tan básico _como. pudiera se.r . ción. Podemos concluir apresuradamente, pasar por alto pasos
el hambre: la disonancia. "Puesto que la existencia de la di- intermedios, sin parar mientes en lagunas o fallas de la argu-
sonancia es psicológicamente inconfortable, motivará a la per- mentación, con tal de llegar cuanto antes a la conclusión que
sona a tratar de reducirla y lograr consonancia." La búsqueda nos interesa. ''Precipitación" llamaba Descartes a esta forma
de la consistencia entre las creencias figuraría entonces entre de error.
los motivos subjetivos para creer. Podemos también suprimir el proceso de razonamiento, evi-
Pero el deseo no puede imponerse directamente a las creen- tar formular nuevas preguntas, dar por justificada una creen-
cias. Nadie puede obligarse a creer por puro deseo. A lo más .- · cia con base en otras aceptadas de antemano, sin poner estas

4 '


114 MOTIVOS PARA CREER. "e.;' -· MOTIVOS PARA CREER 115

últimas en duda, reprimiendo cualquier impulso inquisitivo y ; :sobre la verdad de mi creencia. Los motivos no pueden con·
declarando. suficiente, · sin más, la justificación aducida. La ~~. ., _-,;:.~-,!:.,:· iderarse como causas directas de las creencias, explican. J~.s
detención del proceso de justificación: racional suele ser el re- ILA.'L..ias eón que la voluntad interviene en la justificación -:de ¡
.
curso.. más.· común .~·para _Jio cuestionar -.una _' creencia :que ~ inte-
·.~

t • ~ \ , r ·~·;·~ ~· :·...... :! _l......... . r
.·.. ~~--- •
•• \0 " •

·~· ~~ . ~J~/~ ~ .... •

resa conservar. ·L o contrarió de la . actividad critica es esta de· '


< '
. •
; . . ' . .. '• .
.. .... ..,
\ .
-
. . .
. ..

. . .. :
..
.· . .. . . . .
... '\
.,¡ .. ···\~·
. f,: i
\
...

.. •. . . . . .
tención en las razones · ya aceptádas. Correspondería a la "pre.. · • ... r
..
' ' t .•. .. \ . · ¡·~) : ... ·
...

vención" . de que habJaba ·D escartes que, junto con la "preci- ·qs gra d os d.e
11 • •
asenttmzento,. : y·- la cert_f;za ;·
,, .
· .. . .. . · · =: . .· . , '. ~

pitación'', constituyen los errores contra los que nos previene ·. ~ .. • • ,. • 1 • 1 ·- ~. .- 1 ~ • .. .. • .... • t' ...': .~! .. . . ·r· . = ... ·~ . \

el primer precepto del método.4 · · ,. """"'-'"'· · : .}a .deÚber~~ión 'ponderam~s las razo~es . en ~~~~~ .de mi~
Argucias- todas que emplea la voluntad para llevar la de- ro posición y de su contrari~, .a mod9 de ·ll.egar a considerar
liberación racional al fin deseado: considerar ciertas· razones r;.:&:'~~~d.\JLQ una más o menos prob(!J>le. Hay pues-. grados de. creencia,
como suficientes para justificar una creencia determinada. gún sean las razones ·en que se fu~den. lJ.pa creencia p~~d~
Podemos aplicar el esquema de explicación de una acción ariar desde la "certeza", en .la que no .ac:qptamos la..postbt-
por razones prácticas, a la explicación de .una creencia por sus . ,., _,_-.__,- _!~ad de equivocarnos con las razones de qu~.\ ~isponemos, hasta
motivos. Pero una creencia no es propiamente una acción sino , - .na ·s imple ''presunción'~ O . "conjet~ra", CO~patible con la acep-
f,,.,__,""·- · • • ón de la posibilidad de .su falsedad. ¿En qué consisten los
un . estado de disposición pertnanente que, para pasar a la
acción requiere de otras condiciones. Lo que los . ·motivos pue- ~·¡.¡,;.,dos de creencia? U na primera respuesta . seria: en dif~rencias
den explicar no es la creencia misma sino la deliberación que . ~:~~~~: -el grado de asentimiento a la proposición crefda. Es la res· .!
conduce a ella, porque el proceso de deliberación sí puede~ &"":>:;,,¿ _ __ _ esta de Locke, en el Ensayo: habría vari~s grados de asenti- ,1

considerarse como una serie de acciones que ocu·~ren en la._{ . .," ·, . _- ·mi.e nto a una misma proposición. Por "asentimiento" se en-
persona y cuyo resultado ·final es la consideración . de ciertas ,,...%!!/>".~ ende una cierta confianza , o seguridad en la creencia, que
razones como suficientes para creer. ,~. .~'" ., ~ · viene de la mayor o menor intensidad con que la aceptamos.
El esquema explicativo puede ser el siguiente: -:· Eodrfamos así, de algún modo, variar el asentimiento que
:::;}i;'f} , ."'
·- cediéramos a cada creencia.
1] S quiere (desea) que la creencia C esté justificada, -~·.:~'::.·: Sin embargo, ya vimos las dificultades de entender por "creen-
2] S cree que determinado proceso de deliberación D con- . ~ia" la cualidad de algo interiormente vivido, como un senti-
du~e ala justificación de e, <·~~iento de seguridad, de confianza o de adhesión personal, que
~] S procura que se dé D, ·~4diera acompañar a nuestras aseveraciones. Para ·distinguir
4] D conduce a una justificación de C suficiente para S, ·'•'-"""'""'
"clh\''.t"''·~D.<ntre "certeza" y simple "presunción" no me serviría el sen-
5] S cree C. ~·~"-'-··~&-_•. -- ..·- -~ iento de mayor o menor seguridad que acompañe a mis
,· '?. ~-;,- ~ . • •
--~,~reen·cias. Podrfa comprobar, en efecto, que mts más tnquebran-
Es obvio que lo que S desea no es propiamente creer en una ,.·~-~~.bJes certezas no siempre se acompañan de · algún sentimiento
proposición sino que esa proposición sea verdadera. Lo que ali- . -é~R.icífico. Dudo, por ejempl~, de que mi certeza en el teore-
via mi angustia ante la muerte no es el hecho de que crea en .· ~a ·de Pitágoras o en que 2 más 2 son 4 ·me suscite algún
la inmortalidad, sino mi seguridad de que esa creencia es ver- · sentimiento de seguridad. A la inversa, creencias a las que con·
dadera, lo cual implica aceptar que está suficientemente jus- : ·"cedo menor grado de certeza pueden estar imbuidas de sensa-
tificada. Eso es lo que quiero para aplacar la tensión insufrible: . ciones de firmeza y confianza al afirmarlas, por tratarse de
que alcance razones firmes que me den la seguridad que busco.
. a~untos que me importan vitalmente. Muchas verdades morales,
Lo que cumple mi deseo no es. pues, el hecho de que yo crea, _. políticas o religiosas están en este caso. Los sentimientos de
sino un proceso de deliberación tal que logra tranquilizarme
_firmeza y seguridad estarían en relación, más bien, con la
• ·R~ Deseartes (1956, na. parte). ·
-·_ ·importancia que tiene una creencia para una vida · personal~


116 MOTIVOS PARA CREER t.IOTIVOS PARA CREER 117
·.
con el papel que desempeña en la integración de la persona- más o menos una proposición. La "certeza" correspondería a la
lidad, y no con su certeza. . creencia en una proposición con máximo grado de probabili-
Por otra parte, trátese de un sentimiento de seguridad o dad, la "presunción'' a la creencia en una proposición con gra-
de un acto interior de decisión, sería ·muy difícil establecer gra- dos variables de probabilidad; pero en ambos casos; -si creén1os - ···--~

dos en semejantes estados internos, vagos como son e imprecisos, \{¡~pasamos de la simple representación de la proposición a la
a modo de poder señalar con claridad cuándo una creencia de- disposición a orientar por ella nuestra conducta.
jaría de ser simple presunción para convertirse en certeza. ¿En · , · En suma. Por "asentimientos" podríamos entender dos cosas
qué momento un sentimiento de confianza o un acto de adhe- distintas: 1] ciertos ·estados internos de firmeza, seguridad o
sión alcanzarían la intensidad requerida para pasar de la acep- . adhesión que acompañan la creencia; podrían ser más o menos
tación a la exclusión de la posibilidad de equivocarme? '!Jsar intensos, pero su intensidad no corre~ponde necesariamente a
los términos de creencia para describir estados de ánimo no la probabilidad de lo creído; se refieren a grados de "con-
sirve para distinguir, en mis creencias, entre aquellas compati- v.i cción" personal, no de "certeza"; 2] por "asentimiento" po-
bles con su posible falsedad (presunción) y aquellas incompa- demos entender simplemente el dar por suficientes para creer
tibles con ella (certeza). las razones consideradas, de modo de pasar de la representación
'
Tenemos que distinguir, por lo tanto, entre los grados de -,se- . de la proposición a la creencia en ella. "Asentimiento" es, en-
guridad o de adhesión que pueden acompañar a la creencia, tonces, otro nombre para "creencia". En cuanto tal, carece - de
por una parte, y los grados de probabilidad con <}\l'e se presenta, grados; los grados de creencia corresponden, en verdad, a la
por la otra. Para no confundirnos, podemos llamar "convic- . probabilidad de la proposición creída~
ción" a los primeros y "certeza'' a los segundos: en el concepto~_ La diferencia entre certeza y presunción atañe a la mayor
de "asentimiento" Locke confundió convicción con · certeza. . ·~.. o._ - menor fundamentación de la proposición creída. En la deli-
'
Mientras los grados de convicción dependen de la importan- beración no podemos menos de creer, por lo tanto, en la propo-
tancia personal que concedemos a una creencia, los grados de sición que se presenta con mayor probabilidad, esto es, en la que
certeza corresponden a la probabilidad de lo creído. Ésta es sé basa en razones más fuertes. 6 No está en nuestro poder tener
una propiedad de la proposición, no del sujeto. Señala que la más o menos certeza. Lo que está en nuestro poder es encon-
proposición creída se acompaña de una garantía mayor o me .. trar o rechazar razones, contraponer unas a otras, inferir de una
nor de verdad, de acuerdo con el valor de verdad de las razones proposición una probabilidad determinada,· detener o prose-
en que, ~ juicio del sujeto, se sustenta. Ésta es la doctrina que guir el proceso de razonamiento, dejar de preguntar por las
el cardenal Newman opuso a los "grados de asentimiento" de razones implícitas en que se basa una creencia.
Locke. En verdad, piensa Newman, no hay tales "grado>"; ante '

una proposición sólo cabe creerla o no creerla. Lo que puede


variar es la probabilidad de la proposición creída. ,.No hay Convicciones
variaciones .del asentimiento a una inferencia, sino asentimiento
a una variación de inferencias. Cuando asiento a algo dudoso H~y otra forma de intervención de los motivos en las creencias.
o probable, mi asentimiento en cuanto tal es tan completo Está en relación con el grado de con~icción con que las sus·
como si asintiera a una verdad; no hay un cierto grado de tentamos. Por lo general, usamos "convicción'' en un sentido
asentimiento. De parecida manera, puedo estar cierto de una que no corresponde al grado de probabilid~d de nuestras creen-
incertidumbre." Debemos concluir pues que "no hay término cias. Podemos estar plenamente convencidos de valores que
medio entre asentir y !lo asentir". 5 Sólo podemos creer o no admitimos discutibles y que, sin embargo, no cejamos en man-
creer una proposición más o menos probable, pero no creer tener con denuedo; pensemos en nuestras convicciones políti-
5
Cit. por H. H. Price (1969, pp. 137-138), donde se puede encontrar cas o religiosas más arraigadas. En cambio todos descubriríamos
una excele11te discusión de las posiciones de Locke y de Newman sobre
este punto. • Cfr. H. H. Price (1966, p. 106).

4 •


. .

118 MOTIVOS PARA CREER MOTIVOS PARA CREER 119

creencias científicas, sobre cuya verdad no nos cabe la menor cusiones. El grado en que "nos cueste'' admitir la falta de
duda, que no se acompañan de una especial ,fuerza de ·convi c.. .' justificación de una creencia· podría ser -la medida de la convic..
ción, porque no son capaces de mover nuestro ánimo. : · . . · ·;·c ión con que·la· sustentamos. :Pero "nos ·cuesta'' dejar tina creen-
La convicción estaría e11 relación con·:el papel que .desempe· .c.~-a porque su:.abandono -nos·· causaría· ~o; >pPrque iría rontra .
ña la creencia en nuestra vida, con la _función ·que tiene en· la .~ ~lgllna necesidad o deseo profundos. ·· ·..' ··: - · · · j.; ~
integración de nuestra personalidad. Estar convencidos plena.. ~ :Así la ·convicci~il depende :· más ·de la función, benéfica ·o l

mente ··de algo significa tener una seguridad · personal . ,en ello, ñina, que 'tiene pára ·nosotros ' la creencia, que de . la se~­
sustentarlo con fuerza, empeñar en ·ello '. nuestra palabra, · en ·~~;~~ · d rac,i onal ·que· la acdfupafia.- -~Haml~f · no actúa~ en·· el ·fondo~
ocasiones nuestra vida misma. ·La convicción se -acompaña de no estar convencic:o, y-no está convencido porque'-le resulta
una actitud afectiva favorable hacia el objeto de la creencia. in·s ufrible estarlo. · J
Mientras la verdad de muchas creencias puede "dejarnos fríos'', · "~La convicción corresponde· a las creencias que nos importan •
por ciertos que estemos de ellas, las que nos convencen honda- ~y:)t:almente, las · que satisfacen 11uestros 'fines y dan sentido a 1
1
1

mente encienden nuestra adhesión, nuestro entusiasmo, son ca- _nu.··e stra existencia, las que orientan acciones necesarias para la
paces de suscitar todo nuestro brío polémico. ¿Qué diremos en· _vioa, y no forzosamente a las más probables o -·probadas. Por ello
. tonces: que la convicción es la actitud afectiva que acompaña = e·s-. ,_ más fácil abandonar una creencia racionalmente fundada
·'

a la creencia, o que es una nota de la creencia misma? pero prescindible vitalmente, que otra dubitable e insegura en la
Hab!amos de la creencia corno de una disposición a actuar. cyaJ nos vaya la existencia. Conminado a retractarse de una
Pero el paso de la disposición a la acción no es automático. Po-. ~eroad científica, Galileo cede y se desdice. Tenía razón: el
demos tener muchos estados disposicionales "latentes" y nunc~ m~vimiento del planeta estaba plenamente demostrado y no
dar el paso a actuar. Dar un paso para actuar depende de hi_: valía una· vida. Ante el mismo tribunal, Giordano Bruno se
voluntad. No sólo Hamlet, muchos indecisos saben por expe-· ni~ga a desdecirse y muere en la hoguera por sostener sus creen-
riencia cuánto trecho separa creer en algo de actuar en conse- ci~s. También tenía razón: las verdades religiosas que Bruno
cuencia. Si creo, mi relación entera con el mundo está orien- s~~stenía no se basaban en razones demostrables, pero sin ellas
tada por aquello que creo, como estaba la vida de Hamlet por . su~- vida carecía de sentido. Hay verdades objetivas, basadas en
la sospecha del crimen cometido contra su padre. Pero la duda razones comprobables por cualquiera: no requieren del testi-
asalta, los deseos encontrados menguan el peso de las razones, monio personal; la convicción no suele acompañarlas. Hay ver-
se suscitan interrogantes, y la acción se paraliza, falta de la con- d~~.es existenciales que exigen el testimonio personal: son nues..
vicción necesaria. El convencido, en cambio, no necesita de ttd"s... convicciones básicas.
mucho para afirmar en todo momento su creencia, sostenerla,
~-. ..,.
~- .
~

. . . .
_:·Convicciones son las creencias que Integran nuestra persona-
actuar en consecuencia. Porque "toma a pecho'' sus creencias, lidad, cumplen nuestros deseos profundos, obedecen a un pro-
está presto a saltar en su defensa, a no dejar qtie alguien la yecto vital, satisfacen intereses permanentes, otorgan a la vida
impugne, a demostrar con hechos lo que cree. El fanático po- urt sentido. La convicción depende pues de los motivos, no
dría ser el ejemplo extremo del convencido. Señal de su con- ·de ·las razones de nuestras creencias. Por ello se acompaña siem-
vicción es, por una parte, la prontitud con que pone en acto pré· de emociones. Pero la convicción no es propiamente la emo-
su disposición a responder de tal o cual manera, determinado ción. Sería, más bien, una creencia tal que, por estar motivada
por el objeto de su creencia. La emoción que la acompaña, su por un deseo profundo, se caracteriza por: 1] la prontitud y
apego al objeto, la voluntad, intervienen para pasar de inme- ergía con que la disposición a actuar da lugar a la acción;
diato de la disposición latente a la respuesta. Por otra parte, , la decisión con que se sostiene el proceso de deliberación
señal de su convicción es también su entpeño en mantener la ue justifica la creencia. Si los grados de certeza dependen de
suficiencia de sus razones. El convencido no está in<;linado a grados de probabilidad de nuestras inferencias, los grados
ceder en lo bien fundado de sus pretensiones, no está dispuesto ..~ convicción corresponden a la fuerza mayor o menor de nues..
a ponerlas en duda, a aceptar objeciones o a transigir en dis- ,.._"" deseos.

••


120 MOTIVOS PARA CREER MOTIVOS PARA CREER 121

Empezamos preguntando si la creencia era asunto de la razón miten concluirlas. El deseo influiría así en la aceptación de las
o de la voluntad. Contestamos ahora: de ambos. La interven- razones que pueden fundar la conclu3ión querida. 7
ción de la voluntad no anula ni remplaza las razones. En este El "pensamiento por deseo" puede explicarse por la "teoría
sentido, no estamos en libertad. de creer lo que queramos. Como del equilibrio" (balance theory) de T. Heider (~946, 1958). Esa
indica H. H. Price (1966, p. 106): "si tenemos una mentalidad teoría establece una relación entre actitudes afectivas y creencias.
racional. . . no podemos evitar preferir la proposición que las Si alguien tiene una actitud positiva hacia una persona y hacia
razones favorecen, por más que deseáramos hacerlo". Pero la . un objeto o situación, tenderá a creer que la relación entre
voluntad interviene, por así decirlo, antes y después de la adop- ;·· esa persona y ese objeto es también positiva; en ~aso contrario
ción de una creencia. Antes: en la deliberación, donde la vo- se producirá un estado de desequilibrio insatisfactorio que in-
luntad puede usar de sus argucias para determinar la suficiencia tentará evitflr. Por ejemplo, si una persona simpatiza con el
de las razones para creer; después: en el paso de la disposición presidente de su país y, a la vez, con la abolición de~ servicio
a la acción misma, donde la voluntad acompañada de emoción, militar, tenderá a pensar que de algún modo el presidente es
puede decidir con cuánta convicción responde la vida a una contrario al servicio militar y tratará de explicar, por otras
creencia. En realidad, la voluntad no se ejerce sobre la misma r-azones, que no llegue a abolirlo. En términos generales se su-
creencia; nadie puede creer sblo voluntariamente. La volunt~d. pone que una persona tiene tendencia a razonar, de modo de ·''
se ejerce en la actividad de justificación que conduce a la otorgar atributos positivos a objetos queridos y atributos ne- •
creencia o en el comportatniento que la pone eq ~. obra. gativos a objetos no deseados. Nuestros quereres pueden así in-
·.fluir en los razonamientos en que basamos nuestras creencias. 1
Igual puede suceder con las creencias colectivas. Las ideolo- ''
11
Pensamiento por deseo''. 1deolog{a •
.. ~
gías no pueden entenderse sin comprender la relación entre mo-
•••
tivos y creencias.
Los motivos pueden ser una causa importante de error. La vo- La manera como el interés cole.ctivo distorsiona las creencias
luntad puede "manipular'' el proceso de razonamiento, negarse del grupo puede entenderse de varias formas. Una sería a par-
a poner en cuestión ciertas razones que ya considera suficientes, tir de la necesidad de evitar disonancia entre, por una parte,
detener el proceso de justificación, para evitar su crítica. Hay las creencias acerca de la ·práctica social y política del grupo ,'
1

4
motivos para la precipitación y para la prevención. y, por la otra~ las creencias acerca de lo que sería benéfico para
Tanto en el proceso de "racionalización'' estU:diado por Freud, la sociedad en su conjunto. Si la práctica social del grupo es de
como en: el ''pensamiento por deseo'' (wishfull thinking), al qominio sobre otros~ debemos aceptar creencias sobre la socie-
elegir ciertas razones cuya suficiencia no ponemos en cuestión, dad que sean consistentes con ese dominio. La teoría del equi-
justificamos una disposición a actuar que satisface nuestros de- librio de Heider podría explicarnos también ciertas formas de
seos. Un militar sádico puede racionalizar su conducta cantando ·razonamiento ideológico. Supongamos, por ejemplo, que te-
las virtudes de la disciplina; muchos nos negamos a ver indicios nemos una actitud negativa hacia Cuba (que forma parte de
de desamor en una persona cuyo amor necesitamos: en ambos una actitud general desfavorable hacia cualquier régimen socia-
casos, los deseos inducen a error, por atenerse a las razones lista) y una actitud favorable hacia la libertad individual; ten-
que convienen y no proseguir su crítica. La detención del pro- deremos entonces a aceptar todos los datos y argumentos que
ceso de justificación cumple una función: dar libre curso a den pie a sostener que ~n Cuba no hay libertad individual y a
disposiciones a la acción que cumplen deseos. rechazar cualquier evidencia en contrario, con tal de evitar un
En el campo experimental se han obtenido algunos resultados desequilibrio entre nuestros afectos y creencias.
interesantes que corroboran la influencia de los deseos en creen- Theodor Geiger (1953, p. 62) interpretó los enunciados
cias. William J. McGuire (1960) encontró una relación impor-
tante de probabilidad entre la admisión de ciertas proposicio- " Para una discusión del alcance de estos y otros experimentos seme-
nes deseables y la frecuencia de modos de inferencia que per- jantes, cfr. Fishbcin y Ajzen (1975, pp. 178-179 y 393).

''


1......
C)C)
MOTIVOS PARA CREER MOTIVOS PARA CREER 123

ideológicos como proposiciones que en realidad hablan de "la en el grupo ciertas necesidades sociales y da preferencia a cier-
relación vital de un participante con el objeto de una propo.. tos valores sobre otros. Así se conectan en la ideologia las tres
sici.9~~! ~~ (de su "actitud'', en nuestra_ terminología) pero que formas de explicación de las creencias que mencionamos al prin-
: .¡. ...-.,-· : -_· _.. • • • •
s·e:,:J?;r~~entan como· "proposiciones objetivas de un observador cipio --del capítulo. anterior. Los antecedente_s . .económic?s-- y so·
~V~~f;~~~· de un objeto"; en la ideología se confundirían asi las ciales pueden explicar las actitudes de un grupo, ~sta~ .1nfl~yen
··:·~~· ·:~~ ······::~ . . .
nl~~~·~actones (valoractones, afectos, Intereses) con característt-
. en el estilo de pensar y, al través de él, en las JUsttftcaciones
~cr~:-.~ ;(}Jljetivas. El ideólogo presentaría sus creencias como si res-
- ¡ >' • .,,
de las creencias.
·p·oJ)d'ieran a razones objetivas, cuando, en realidad, responden
-'a'~f.;·actitudes particulares. Pero esa operación no puede inter-
pretarse de un modo t;¡n simple como si las "relaciones subjeti.. L~s tres formas de explicar una creencia
vas'' con el objeto se hicieran pasar por características objetivas,
como piensa Geiger. En efecto, el ideólogo no puede dejar de Podemos ya resumir las relaciones entre las tres maneras de
distinguir entre creencias sobre sus ''relaciones vitales" con el explicar las creencias, que distinguimos en el capítulo anterior:
objeto, determinadas por motivos, y creencias sobre propiedades por razones, por motivos, por antecedentes.

del objeto mismo, basadas en razones. Lo que en realidad SU· Todo ltombre cree por razones. Cuando éstas son suficientes,
cede es que esos motivos lo conducen a preferir ciertas razones , bastan para explicar la creencia. Sólo quien las juzga insufi-
sobre otras. El interés particular mueve a razonar conforme a - cientes tie11e que acudir a otras causas para explicarla. Busca
un estilo de pensar básico, que guía la deliberación hacia la . ,., .,.". . · entonces descubrir sus motivos o sus antecedentes.
aceptacibn de ciertas razones, el rechazo de otras y la detención : Pero los motivos no eliminan las razones. Explican por qué
del proceso de justificación en el momento conve'niente; en .\ ···. ,. ·alguien da por suficientes ciertas razones sin ponerlas en cues-
esas razones se justifica entonces una disposición a actuar que · . _tión o, por lo contrario, prolonga su indagación sin aceptarlas
favorece aquel interés particular. · en definitiva. l ..a explicación de . una creencia por razones su ..
El ideólogo no aduce n1otivos sino razones para fundar sus pone pues una explicación de la aceptación o rechazo de las

proposiciones acerca de propiedades objetivas. De lo contrario razones por mottvos.
ninguna ideología podría cotlvencer. La ideología no es un Tanto razones como motivos pueden, a su vez, renlitir a la
• • • •
pensan11ento stn razones, ~1no un pensamiento con un razona- . investigaci<'>n de los hechos psicológicos y sociales (¡ue los ante-
miento djstorsionado por intereses particulares. El razonamiento ..:. ~·- ceden. Al estudiar el proceso ele aprendizaje de las creencias, po-
ideológico suele fijar el proceso de justificación en argumentos . demos aclarar ¡)or qué Uil sujeto aduce ciertas razones y 110
y razones que no pone en cuestión y que son susceptil>les de ser · ~>',·otras, se inclina por una forma de justificación frente a otras.
reiterados una y otra vez. La detención del proceso de razona- .· .~-'.:~ El anéílisis de una personalidad y de las circunstancias históri-
miento y anéílisis, su fijaci<'>n en I)atrones de pensanliento a . >, cas a las que responde, no puede decirnos nada acerca de la
cubierto de toda crítica dan lugar a n1enudo a estereotipos. El v~lidez de sus razones para creer, pero sí puede aclararnos por
pensan1ien to estcreoti pado es parte de la ideología. Ha sido es- ; qué cree por esas razones.
tudiado por psicólogos y sociólogos; cun1ple una función clara: . Si los a11tccedentes pueden dar razón de la existencia de las
perpetuar patrones de con1porta1niento que n1antienen integra- -~ -r~zones, tanto más pueden · darla de la existencia de tnotivos
da una forn1a de personalidad y sostienen la cohesi<'>n de un que, a su vez, intervienen en el razonaxniento. Si una teoría
grupo social. Los estereotipos en el razonarniento ofrecen la de la personalidad puede servir para aclararnos los deseos in-
mayor resistencia al can1bio social, al detener el proceso ue dividuales que influyen en la deliberación, una teoría de la
reflexión y crítica que, continuado, podría transformar las creen- id_e ología debe revelarnos los intereses de grupo responsables de
cias colectivas. la adopción de ciertos estilos generales de ,pensamiento que
Por otra parte, los intereses de grupo pueden explicarse, a condicionan la adopción de las creencias. En ambos casos, al
su vez, por la situación social y econó111ica que ocupa; ésta crea determinar los motivos ·que conducen a aceptar-como suficientes

.'


MOTIVOS PARA CREER 125
124 MOTIVOS PARA CREER

creencias y preguntar: si S cree que p ¿qué condiciones deberían


razones que no lo son, podemos liberarnos de una forma de
error. •
cumplir las razones en que justifica su creencia para que po-
·.·• ~

damos decir que S sabe y no sólo que cree saber? A esa pregunta
~· Rero las explicaciones por antecedentes y motivos y la ex-
intent~rán . ~ontestar los ,..dos capítulos sjgq.ientes.
,:, pl~~~ción.pót razones no· pueden excluirs~, porque ·responden a

dos· in~~r~se,s teóricos diferentes. Las primeras responden ~ al in-
té~·· eh~:·las ·· creencias como hechos psiquicos y sociales;· .- la ultima, ..
.. .• .

.·al ~!lter--~s pqr su verdad; las primeras preguntan · por lá función


\ ... ,. .l .. t
• 't ). ·, .. ' • • '
'
~;_.~ ' ' :r. ..;¡...,._ " •

u@: cü~plen las creencias en la vida individual o colectiva, . .


. .
. ~nq~perioientemente de que sean verdaderas o falsas; la última, ·. . .. ' · ~· ...... ~; .. -. _1' - i
'• ' • •
'
1 " .. ';
. \. ...

inquiere por la medida en que las creencias corresponden a la


reaJi~ad. Preguntar ''¿por qué crees?" puede obedecer a dos in- .' .
tenciones distintas: al interés en quien cree o al interés en lo ..
crel:ao; en el primer caso, buscamos explicar la existencia de la .... .
cre~~cit.t como un hecho: aducimos motivos y antecedentes; en t ••
,J,. · .., •

'el segundo, tratamos de juzgar la validez de la creencia: ' inda~


••
:

gamos sus razones.


Rodemos .dilucidar plenamente la existencia de ..una creencia '¡

y D'O contestar nada acerca de su verdad. Aun después de ,mos- . l:


traJi to~os los antecedentes y motivos que conducen a la adop- . •1

· ció"n dé una creencia, es pertinente preguntar: "Bueno, ¿pero ;:


es .~ierta o .no?'' Porque explicar la existencia de una creencia , ..

no :impide compartirla. Por eso ningún estudio psicológico de


un tautor ha logrado jamás mostrar la falsedad de su discurso.
La locura de Strindberg o la enfermedad de Nietzsche no bastan ' •

1

para negarles crédito a sus ideas; el descubrimientQ de los deseos '


que satisface el misticismo no es suficiente para rechazarlo. '

Po1r otra parte, la demostración del condicionamiento social t


de ,pna · creencia nada tiene que ver con negarle validez. Una 1

creencia puede estar determinada socialmente, servir intereses


p.am_ticulares y tener una justificación racional objetiva.
ila inversa, un conjunto de creencias puede estar completa-
m te justificado, tener todas las razones para considerarlo
·--ero y responder a antecedentes históricos y a motivos psi-
leos. Es el caso de la ciencia. Es el caso también de mu-
conocimientos racionales que responden a intereses par-
ares. Una persona puede creer, por ejemplo, en la abolición
clases, basada en sólidos razonamientos, y estar motivada
un interés personal, por pertenecer a una clase explotada.
ello, si queremos distinguir entre saber por una parte,
-~-as insuficientemente justificadas por la otra, no servirá
1"".-o determinar los antecedentes o motivos que conducen , '
.. • .. - ~ -
Deberemos dirigirnos a las razones que justifican las
.
'

1
CREER Y SABER
127
6. CREER Y SABER ver con la creencia. Si, como vimos, podemos considerar la
creencia como un estado de disposición determinado por un ob-
j~to aprehendido, e~ el ''saber hacer ... " no hay objeto aprehen-
dido que lo determtne, porque no · habla de objetos o situacio-
nes del mundo, sino de posibilidades de acción. Saber coser bo·
tones es poder hacer ciertos movimientos orientados a un fin,
Distintos sentidos de ~~saber'' saber arreglárselas es tener algunas habilidades para sortear
- dificultades.
En el lenguaje ordinario, "saber" puede usarse en varios senti- Sin duda, quien sabe realizar cierta actividad también tiene
dos. Jesús Mosterín (1978, p. 115) los analiza detenicamente y general?I~nte al~n saber propos!~ional acerca de ella, sabe que
muestra que pueden reducirse, en último término, a tres prin- esa a~t1v1dad t1e~e tales o cuales características. Quien sepa
cipales: "tener sabor", "saber · que~ .. " seguido de una oración, maneJar automóviles suele saber que no conviene frenar en el
y "saber ... '' seguido de un verbo en infinitivo. Podemos hacer cen~ro de una curva, que una carretera mojada puede hacer
a un lado el primero (''saber a pera", ua alcachofas", ''a ra- patinar. el coche y c~sas por el estilo; y sería difícil admitir que
. yos''), que se refiere a. una sensación gustativa y nada tiene que un perito en maneJar computadoras no supiera cuáles son las
ver con nuestro tema. "Saber" en este ·sentido es un simple características de los principales modelos. "Saber arreglárselas
homónimo de "saber" como término epistémico. N·os quedamos, , con x" puede implicar cierto "saber que x es tal o cual". Pero
pues, con los otros dos sentidos. _. la contraria es falsa; en muchos casos, "saber que x es tal o
Gilbert R yle ( 1946-1947, 1949, cap. 11) distinguió <;on agudeza... cuar' no implica "saber arreglárselas con x''. Puedo saber mu-
entre dos usos del verbo "saber": "Saber que ... " (knowing ;: chas cosas sobre el manejo de un automóvil y no saber manejar,
that) se emplea seguido de una oración que menciona un he- puedo saberlo todo sobre la natación y no saber nadar. Porque
cho: "Sé que la tierra está achatada", "sabemos que las pulgas si bien la pericia en la realización práctica de una actividad
son partenogénicas", "se sabe que los imperios son perecede.. da saberes sobre ella, estos saberes no implican la realización
ros". Se refiere pues a una proposición que puede ser verdadera de la actividad práctica. Por otra parte, un "saber hacer ... "
o falsa. Por ello se ha llamado a esta forma de saber, "proposi- puede ser una forma de comprobar un conocimiento, pero no se

cional". ''Saber cómo ... '' (knowing how), en cambio, se usa confunde con él. Si sé arreglármelas en las calles de Buenos
seguido ·de un verbo, generalmente en infinitivo, que menciona Aires, muestro que conozco esa ciudad, si sé resolver ecuaciones
una actividad. En castellano, convendría traducirlo mejor por compru~bo mi conocimiento del álgebra, pero ni andar en las
"saber hacer ... " algo: saber jugar a las cartas, decir chistes, calles n1 hacer operaciones son conocimientos. Dejemos pues
coser botones, saber extraer raíz cuadrada, subir escaleras, can- para más tarde las relaciones entre esa forma de actividad y el
tar, averiguar cosas, saber arreglármelas, saber tratar a los ni- conocimiento y detengámonos en el saber proposicional.
ños, son todas formas de ''saber hacer ... " No se refiere a una . Aun en el saber proposicional podemos distinguir varios sen-
proposición sino a una actividad compleja; ésta no puede ser tidos ~el~vantes para nuestro tema. El más importante para el
verdadera ni falsa, simplemente existe o no. Que "las pulgas conocimiento es el que corresponde a la definición tradicional
sean partenogénicas" puede ser falso, "manejar bicicleta" o "co- de "saber", que se remonta a Platón y que expusimos en la
ser botones" no es verdadero ni falso. "Saber hacer ... " no des- ".I?troducción'': saber es tener una creencia verdadera y jus-
cribe propiamente un conocimiento sino la cualidad de una tificada. Es el concepto epistémico aplicable a todo conocimiento
acción o de un conjunto coordinado de acciones. Menciona una justificado en razones, desde el saber del sentido común hasta
habilidad más o menos grande, que puede ir desde la simple el científico; es pues el que nos interesa destacar y el que tra-
tar~mos en este capítulo. Se usa en oraciones que pueden re-
posibilidad de ejecutar una acción hasta el logro de una des-
ferirse a toda clase de hechos o situaciones ·objetivas: fottnales
treza o pericia especiales. Esta forma de ''saber" no tiene que
f'sé que 2 es menor que 5"), empíricos ("sabía que allí andaba
[126]
.,


128 CREER Y SABER CREER Y SABER 129

el gato") o incluso prescriptivos ("él sabe bien que no debe sentido preguntar: "Pero tú no lo crees, ¿verdad?''; puedo haber
rascarse"). Saber es, en este sentido, una especie de creencia. recibido esa información y no creer en ella. Si puedo no creerla
Sin embargo, tenemos que menci~nar también otro sentido tampoco tengo ·por qué dar razones de ella. Al expresar que
....
del saber proposicional que, aunque pertinente para .el análi- r~~;j~;: "sé" algo, en este sentido, sólo me comprometo ·a . afirmar que . .
sis del conocimiento, no implica necesariamente. creencia. Usa· ·~'he aprehendido" algo, que "estoy ·al tanto". · ·
mos a veces "saber'' en el sentido vago de "estar · informado", "Saber", en este sentido de ·"aprehender" o "perca.tarse~', no
"tener noticia'', "haber3e enterado". ·Significa entonces simple.. ·~,es una especie de creencia··s·i no, más bien, una condición para
mente l1aber aprehendido un estado de cosas por diferen_tes me- _, creer. Vimos que ·creer · tenía entre sus condiciones haber apre-
dios, haber recibido una información ·. o habe~ captado una ''"'"·"~- hendido el objeto o situación ·objetiva creída (supra, cap. 3).
situación mediante la percepción o !:1 memoria. "¿Ya sabes -~~:. Para creer es ind~5pensable percatarse de lo que se cree, lo
lo que le pasó a Fulano?" preguntamos; queremos decir: "¿estás ·. ·cual puede, en . muchos casos, expresarse con este sentido de
al tanto?", ''¿tienes información?" O bien: ''no digas nada; ya "saber". Si creo que p, he tenido noticia o información de p.
sé todo lo que tenía que saber"; "l1azlo de manera que él no Pero la inversa no es cierta: si he tenido noticia de p, no se
lo sepa". En esas fra3es "saber'' significa simplemente "estar ·implica que crea que p. Para -evitar confusiones, llamaremos
, enterado". Su negación no implica, por lo tanto, "no creer". -
4
'aprehensión" al saber entendido como condició~ de la creen..
"No sabía que hubiera estado enfermo" no implica que no ere.. _ cia; volveremos sobre él en el capítulo 9. Reservaremos, en
yera en su enfermedad. "iSepan todos los presentes ... !'' pro· . ·. cambio, el término de "saber" para la creencia verdadera y
clama el heraldo, y no pretende que todos crean en ·su mensaje,. , ·, justificada. En este capítulo trataremos exclusivamente de este
sino só!o que se den por notificados. . :. concepto.
En otras ocasiones, "saber" tiene el sentido de "darse cuenta';.: '

o "prestar atención". Suele usarse para distinguir un acto cons..


ciente de otro irreflexivo. ''Perdónalos Señor porque no saben Creer y saber en primera persona·
lo que hacen"; "si supieras lo que estás diciendo, mejor te ca·
liarías". "Saber" implica, en estos casos, comprender el sentido Si saber es una especie de creencia, podemos preguntar: ¿cuál
de un hecho o de un acto, darse cuenta de sus implicaciones, es la diferencia específica entre saber y otras formas de creen·
percatarse de su importancia ("Tú no te metas, yo sé lo que cia? Para poder responder, la mejor estrategia es plantear otra
hago"), . pero no necesariamente dar razones que lo justifiquen. pregunta anterior. Si queremos comprender lo que caracteriza
Por último, en un sentido aún más débil, "saber'' puede sig- el saber frente a cualquier creencia, tenemos que precisar en.
nificar solamente ''captar'' algo de un modo vago, "tener la qué situación, en qué momento es necesario introducir ese con..
impresión". "Clavó en mí la mirada; entonces supe que siempre cepto para referirnos a algo para lo cual no basta con el con..
me había odiado", o "de algún modo sabía que, en la penum- cepto de "creer". Cabe, en efecto, preguntar: ¿es pertinente en
bra, unos ojos lo acecl1aban". todos los casos distinguir entre ucreer" y "saber"? Si no lo es
En todos estos usos de "saber" hay un núcleo común de senti- ¿cuándo resulta necesaria esa distinción? Con otras palabras:
do. "Saber" es equivalente a "percatarse", "darse cuenta,., "apre- ¿cuál es la situación que la distinción entre esos conceptos per-
hender" o "l1aber aprel1endido'' un objeto o situación objetiva. mite comprender?
Sería pues un concepto epistémico distinto al de "creencia ver- Partamos del uso de "creer'' y de "saber'' en primera persona.
dadera justificada". Equivaldría al being aware inglés. Variaría Supongamos una situación tal que no podamos referirnos a la
desde una aprehensión inmediata en la percepción, cotno en los creencia o al saber de otras personas o de mi propio pasado
últimos ejemplos, hasta la recepción de una información más o futuro. Supongamos que "creer" y "saber" sólo pueden con-
elaborada, como en los primeros. No implica necesariamente jugarse en la primera persona del presente de indicativo y que
creencia ni justificación . Si digo, por ejemplo: "Ayer supe carecen de significado en cualesquiera otras inflexiones del ver-
que Pablo no quería ser candidato (alguien me lo dijo)" tiene bo. Puedo entonces usar " treo' ~ para referirme a una inclina-
' .


1~0 CREER Y SABER
CREER Y SABER 131

ción o disposición que tenga actualmente. Si creo que p, con- toy seguro" o "estoy cierto". Hablemos entonces de creencia
sidero que "P', se refiere a algo del mundo y estoy dispuesto · ~n se~tido fuerte o de. cer~eza. En, cambio, en los casos en que
a comportartne, en cualquier ·circunstancia, tomando en cuenta ~.~::>;;:,., creo no sea contradictorio ·- con ' puedo ~hora estar equivoca-
·
• •
su existencia.

.·:do", "~reo" podrí~.remplazarse, sin .cambiar .su ~ignificado, por ....


Probablemente todos aceptarán que •'creo que p'~ excluye ·.·- -. ~xprestones como supongo", "presumo", "ptenso que ... '' -Ha-
aseverar que estoy actualmente equivocado acerca de p. Cual- ~ blemos en estos casos de creencia en sentido débil o de presttn-
quiera que sea mi · grado de . certeza . en algo, .si creo en ello , f.i ón. 1
estoy dispuesto a aseverar su verdad o su probabi·lidad, aunque ·-~'"-~.t.~-· • Aun restringiéndome a mis creencias actuales, resulta per-
pudiera no estar del todo seguro de ella. No puedo, por ende, nente -preguntarme de cuáles estoy cierto y cuáles, en cambio,
sin contradicción, afirmar al mismo tiempo su falsedad. Fra- s?lo_ supongo o presumo. ~Cómo procedería a hacer esta dis-
ses como "creo que allí está Juan pero estoy -equivocado'' o .,~-..."· tinctón? Para ello no requiero analizar mis sentimientos íntimos.
"creo que la tierra se mueve, lo cual es ·falso'' son absurdas, cual- · Me basta observar en qué ca_sos uso "creo que p'' de tal modo
quiera que sea el grado de mi certeza. "Creer" excluye aseverar . que sea contradictorio con "puedo ahora estar equivocado".
al mismo tiempo la falsedad de lo que se cree. ·: Entonces puedo preguntarme ¿por qué razones en unos casos
'
Con todo, en un sentido de "creo" no sería contradictorio ~de- ' acepto la posibilidad de estar equivocado y en -otros no? Me
cir "creo que allí está Juan pero puedo equivocarme''. Estar v~ré lleva~o así a examinar l~s razones en que. baso mis creen-
dispuesto a afirmar que p no excluye aceptar la~ posibilidad de cias. Podre, e_ncontrar algunas creencias de .las que no aduzca ra-
que p sea falso. Si~ embargo, en un segundo sentido de "creo'~· zones explicitas; otras, .cuyas razones no me convenzan plena-
sí resulta excluyente aceptar esa posibilidad. Pare~e al meno~ _ me~~e, es decir, basten para que crea algo pero no me parezcan
· extravagante decir "creo que si suelto esta piedra caerá, aunque;: suficientes para descartar que pueda equivocarme. Esas razones
puedo estar equivocado" o "creo que 3 es mayor que 2, pero _podré juzgarlas más o menos concluyentes y contraponerlas a
tal vez sea falso". Porque en estas frases estoy usando "creo" otras que pongan en duda mi creencia. De allí que mis creencias
en un sentido distinto que en la anterior. Al afirmar que la puedan tener muchos grados, pasar de una simple conjetura
piedra cae si la suelto (en la superficie de la tierra) o que 3 aventurada a una sólida certeza. Los gradps de la creencia no
es mayor que 2, no sólo expreso una disposición sino también corresponden a intensidades crecientes en los sentimientos de
un grado de certeza en la verdad de lo creído. Asumo que, en . - convic~i~n sino a grados en la probabilidad que atribuyo a la
el momento de afirmarlo, con las razones de que dispongo, no .: proposición creída. Éstos dependen, a su vez, de la probabili-
puedo estar equivocado, aunque no excluya necesariamente la , . d~~, con que puedo inferir la proposición, de sus razones. Pero
posibilidad de que en el futuro pudiere encontrarlo falso. Si digo ~i las creencias no son incompatibles con la posibilidad de
"estoy seguro de que la puerta está cerrada, acabo de compro- ~star ahora equivocado, ninguna de esas razones será suficiente
barlo", excluyo la posibilidad de estar ahora equivocado, aun- para excluir la posibilidad de negar mi creencia; estaré dis-
que no me parecería contradictorio, a lo más extraño, que puest? a admitir, entonces, que creo pero no estoy seguro. En
dentro de un momento alguien me mostrara que la puerta es- cambio, pensaré "estoy seguro'' o "estoy cierto de que p', cuan-
taba abierta. Si así sucediere, no negaría ese hecho, más bien do las razon:s de que dispongo bastan para concluir ·que p
trataría de explicar, por mi distracción o torpeza, mi equivo- y .para excluir al mismo tiempo la posibilidad de que no p.
cación pasada. Lo que es incompatible con este segundo sentido Dtré e?~onces que ~engo ~azones suficientes para aceptar una
de "creo" es estar equivocado al mismo tiempo que se cree, pero proposición y, al mtsmo tiempo, excluir actualmente la posibi·
no, poder mostrarse más tarde equivocado. 1
Cabe pues distinguir por lo menos entre dos sentidos de En la simbología formal de la lógica epistémica de Hintikka (1962)
esta diferencia podría expresarse así: ••A cree que p" en sentido fuerte:
"creo", según sea o no compatible con "puedo ahora estar equi .. ..Ba. · (p ~ ~ P,. ':;' f,f'. y .".A ·c~~e que p" ~n sentido débil: "B,. (p &
vocado". Si uso "creo" de modo que sea contradictorio con P. ~ p) , donde Ba stgntftca: A cree que', y ' P 4 " significa: "es posi-
1

"puedo ahora estar equivocado", ''creo" tiene el sentido de "es- ble, de acuerdo con lo que A sabe, que".

• ••


132 CREER Y SABER CREER Y SABER 133

lidad de su falsedad. En cambio, cuando creo en algo pero no actual, o bien si se refiere al juicio que otra persona puede
estoy cierto, mis razones son insuficientes para excluir la po- tener sobre mi creencia; entonces, "estoy seguro pero nq sé"
sibilidad de estar equivocado, aunq~e fueran suficientes para significaría "ahora estoy cierto pero tal vez más tarde me dé
conceder una determinada probabilidad-"a _up". Por .s.upuesto_que cuenta. de q-ue estaba equivocado"., o bien ••yo estoy -cierto aun-
"estar cierto" no excluye la posibilidad de que más adelante que tal vez otro encuentre que estoy equivocado". Pero, por lo
pudiere llegar a negar up"; no implica que mi· creencia sea pronto, sólo· considerarnos la situación en que "sé" no puede
incorregible, sino que la considero al abrigo de la duda en el usarse más que · en la primera persona del presente. de indi-
momento en que creo en ella, mientras admita como suficientes cativo.2 .
para ello las razones de que ahora dispongo. En ca~bio, cuan- Wittgenstein sólo podía tener en mente este sentido fuerte
do creo en ~lgo pero no estoy cierto, mis razones son insuficien- de "creo" al escribir: "Podemos desconfiar de nuestros propios
tes para excluir la posibilidad de estar equivocado, aunque sentimientos pero no de nuestras propias creencias. Si hubiera
sean suficientes para conceder una determinada probabilidad un verbo que significara 'creer falsamente' no tendría sentido
a up". ,en la primera persona del presente de indicativo" (1953, p.
En la primera persona del presente de indicativo, en referencia · 190). En efecto, no puedo estar cierto de algo y admitir al
a mis creencias actuales, es pertinente distinguir con sen~ido " ·• .mismo tiempo su falsedad. Justo por ello carece de función en
entre creencias en que tengo razones suficientes para excluir · · ·este caso distinguir entre "estoy seguro" y "sé". Al menos en
actualmente su falsedad y creencias que no se basan en razones > ~u uso descriptivo/1 referido a creencias actuales, "'sé" no añade

suficientes para ello, entre "estoy cierto'' y sólo "presumo,. o .· ninguna nota a "estoy cierto" o "estoy seguro''. Nótese que
"supongo... ¿Es igualmente pertinente distinguir en~re esas do~. · o decimo-, que, en este uso, "saber'' implique "estar ciertott o

clases de creencia y saber? · ;: !f.~~:':.,?. ·· ceversa, sino que no es pertinente distinguir entre ellos.
Si uso "creo'' en sentido fuerte) es contradictorio "creo que p .· En cambio, usado en el sentido débil de "presumo", ''creo que
y no sé si p". Es absurdo decir, por ejemplo, ''estoy seguro de y no sé si P'' no es contradictorio. Puedo decir comúnmente
que la tierra se mueve pero no sé si es así" o "estoy cierto de -~no sé si está cerrada la puerta, supongo (creo) que sí" o "yo
que el sillón de mi cuarto es rojo aunque no sé qué color tie- e'-?;o,.,'<-,_·· (pienso) que hay otra vida, en realidad no lo sé". Notemos
ne". En su sentido fuerte, ''creo" no puede distinguirse de ~~:,,,~< u e en estas expresiones "no sé" podría sus ti tu irse, sin alterar
"sé". Si digo "estoy seguro de que allí está Juan'', no tendría .· ._ sentido de la frase, por "no estoy ·seguro". Exactamente en la
sentido .preguntarme a mí mismo: "Bien, pero ¿sé realmente si
está allí?" Al decir que estoy actualmente seguro de algo asevero ':·. A. D. Woozley (1967) ha sostenido que decir usé que p aunque no
2

que lo sé. '"'""'·... toy seguro de ello" es "cpistemológicamcnte absurdo" pero no "lógica-
Por ello "estoy seguro de algo aunque tal vez no lo sepa" te contradictorio". Por desgracia no resulta clara esta distinción. Es
· cptioso: todos los ejemplos que da Woozley para mostrar que no hay con-
carece de significado, o bien sólo puede tener un sentido irónico . ~icción, usan "saber" y "estar seguro" en la tercera persona del sin-
o equívoco. Puede dar la impresión de no ser contradictorio .",·,=_ -, .lar. Escribe, por ejemplo: si el sujeto A no está seguro de algo, otro
si le concedemos una u otra ambigüedad de significado. Pri- \su.jeto B "puede hacer Jo que A ahora no puede, a saber, mostrar que A
mero: si "estoy seguro" se refiere, no a mi certeza, sino a un ·._sabe que p'' (p. 84). Pero entonces, Woozley debió concluir que no es
~orittadictorio ~~A sabe que p aunque no está seguro de que p" dicho por
sentimiento, a un estado de ánimo, y "sé'', en cambio, a mi B, . pero no a4sé que p aunque no estoy seguro de que p" dicho por A.
disposición a afirmar algo por razones suficientes; entonces, "esu <>Woozlcy obviamente no acierta a ver la distinción .entre el sentido de "sa-
toy seguro pero no sé" no es contradictorio porque equivale a . ber" en la primera y en la tercera personas.
3
''tengo un sentimiento de confianza, pero carezco de razones su. e - ... En un uso "rcalizativo" (perjormative), "sé'' podría distinguirse de
J'cstQy seguro" -como señaló Austin. No obstante, frente a la tesis de
ficientes" o bien a "tengo confianza, pero en realidad no estoy
Aus!in, otros autores han hecho notar que "sé" también tiene un uso des·
cierto". "Sé'' se emplea, en esa expresión, con el mism·o signi- . c_r!pt~~:o, al igual que ·•estoy seguro,. (cfr., por ejemplo, el artículo de J.
ficado de "estoy cierto". Segundo: si "sé" se refiere a un mo- · lJarnson, 1957). Es este uso dcscri ptivo -en el que resulta contradictorio
mento pasado o futuro de mi creencia y no a mi creencia · ~·estoy seguro pero no sé"- el t'anico que aquí nos ocupa.


\
) 134 CREER Y SABER CREER. Y SABER 1!5

J
1
1
misma forma en que no es contradictorio decir ,.creo (supongo) sé que p". Sin embargo, B puede percatarse de que no es
pero no estoy seguro", tampoco lo es decir "creo (supon- contradictorio decir 11A está cierto de que p pero en realidad
go) p·e ro : no sé" En· ambos casos· sign_ifico lo mismo: que -·e stoy. no lo sabe", aunque se trate de la misma p de que B está cierto
·dispuesto ,a :·d ar mi asentimiento aunq~e- careica ··.a.h ora-- -de · ra- y s;a be. Por-~·~jemplo, - .t_~ntg -A como·~11· están ~íse.guros de~ . .que A. .
zones suficientes para n_egar que pueda-· estar· equivocado.··}, ··:· ..... , reprobará · el. examen ~ que ..va;· a presentar;: Ji, --p orque, pese a
Respecto de mis creencias .- actuales :puedo distinguir entr~ ...,";::~'haber estudiado, tiene -tal desconfianza en . SÍ mismo que DO
..
r
...
'
'

. '•creer'~ ;.-· e~- sentido¡ .débil ·y : ·~'saber", ·· pprq~e, _ +~',s~~r"· no . tiene concibe que ·pueda tt~urifar;·~·B/' porque.' da la , tasualidad. de que
.. en este caso ·más significado que ..est~r' ·ciert,o't~~t: €9n otras _pa· él es· el profesor y ya ha decidido la calificación que habrá de
labras, en la primera ' persona .del presente ae:,:.¡Jidicativo sólo otorgarle. B puede decir que ·sólo él ·sabe" la nota que·: obtendrá
es pertinente la distinción entre .,creer" y ·~saber" si -"saber" A y que A,- pese a estar seguro l\e que reprobará, aún no lo
significa "estar cierto". Puedo calificar de "saben~'~ a las creencias . . . . . . . es así , " saber, . no pued e tener ·- el mismo sentido
sa b e. S1. esto
de que estoy seguro, sólo para distinguirlas de aquellás otras referido por' B o la "P,, afirmada por A. y a la np,, afirmada por
que juzgo pueden ser falsas; pero entonces "sé" no cumple otra él mismo. Referido por B a -su creencia en p significa lo mismo
función que indicar las creencias en que no admito ahora la · · ·gue "estoy cierto'' o "estoy seguro", referido por B a la creencia
' posibilidad de estar · equivocado. En suma, la duda sobre'.. la : de A ya no equivale a ~~.A está cierto", puesto que B puede decir
posibilidad de estar ahora equivocado me plantea la distinción, " que A está cierto pero que no sabe. En este momento se pre-
en el seno de mis creencias actuales, entre "creer" en sentido senta por primera vez la necesidad de admitir un sentido de ''sa-
débil y "creer" en sentido fuerte, pero -no se- -' p resenta aún el ber" ·diferente a "estar cierto~·. ¿Por qué? · · .
caso en que sea pertinente distinguir entre "creer" y "saber" el)_ Sin duda no porque B juzgue que 11P'' puede ser falsa, puesto
un sentido que no fuera reducible a esas dos for-mas de creenciaj. que él m~smo está seguro de su verdad; tampoco porque juz·
Es decir que, reducidos a la primera persona del presente de gue · que A no cree que p, puesto que está cierto de que A
indicativo, "saber" tiene el mismo significado que "estar cierto" está seguro de que p. Sólo tiene que distinguir la certeza de A
y puede aplicarse exactamente a las mismas creencias. No se de un "saber", porque A no puede tener las mismas razones
da ninguna situación en que sea preciso distipguir, entre las _que B juzga suficientes para afirmar que p, es decir, porque las
creencias, aquellas que ya no fueran certezas, sino "algo más" razones de A, a juicio de'·B, pueden ser insuficientes para afir-
que podríamos llamar "saber". Esta situación_ se presentará al ~ar up'' y excluir "no P'' (aunque P'' sea verdadera). B tiene
11

pasar del examen de mis creencias actuales al de las ajenas. necesidad de distinguir entre "estar cierto" y "saber" sólo si pue-
de j~zgar, a la ·vez, que A · está cierto y que A no tiene razones
suficientes para ello. Pero ~ como "A está cierto de que p', impli-
Creer y saber en segunda y tercera personas ca ~~A juzga sus razones suficientes para afirmar p y excluir
ahor_a la posibilidad de no p',, B sólo puede .distinguir entre
Pasemos pues a otra situación. Ya no examino mis creencias "estar cierto" y "saber'' si puede aseverar a la vez: a] "A/·
actuales sino las de otra persona, o las que yo mismo susten- juz~a sus razones suficientes para afirmar ~P' ,, y b] "Las r~
taba en alguna época pasada. Con mayor generalidad, suponga.. . zones de A no son suficientes para afirmar p'." Es decir, B sólo
1

mos un sujeto A, con determinadas creencias, y otro sujeto B · puede l1acer esa distinción si el juicio sobre el carácter sufi-
que examina y juzga las creencias de A. Para el caso da lo ( ciente de las razones de A, formulado por A, puede diferir del
mismo que A y B se refieran a personas diferentes o a dos mismo juicio formulado por B. ·
momentos de la misma persona. Esto se ve más claro si pasamos a un segundo caso: B no
Supongamos, en primer lugar, que tanto A como B están comparte con A la misma creencia en p. Supongamos que B
seguros de que p. Ambos están pues dispuestos a afirmar "P" cree poder demostrar que la certeza de A en p es equivocada.
y consideran tener razones suficientes para ello. Pata ambos Entonces, mientras A no distinguirá entre su ''estar cierto de
resultaría -contradictorio decir Hestoy cierto de que p pero no · que -p" y su "saber que p", para B será imprescindible distin- ..

' .

136 CREER Y SABER · . CREER Y SABER
. '
137

guir entre ambos conceptos referidos a A. ¿En qué consiste esta "> .P or ello, A no puede distinguir, .en sus creencias actu3;les; en,-.
distinción? . .· tre "estar cierto" · y ':saber". . .r . • " •... -,.~
..¡ ,,:··

..
. . . .. ' .


\..
1
.¡.....
• " 1
..
~ 6
r.·.!.· . . '
·: ~ - • •.
··.{. •• ,•' 1 ~· '.' w ••• • ~ ! .. ... • t._
.. ! ·,"' ..
f
.. ... .! • ~· .i .. -:.
· • •·• Intentemos .. yer·. esto: · m~jorr" .Si .A·· .e stá· c.ierto. de que rp; ·~'ÍP.zgª-: . ..
..
IJ. . .,~ara A: : "1~~.A ··.cree ·q ue ,.p): t"', ::,:~~~~::; ,,, .·~> ·~· .. ··~. · :.· .·,.
,,
JJe las .ra~ones ,en, qu_e: ·~e.:basa ·,.:son .suficientes pár_a · afir;mªr .'fr.',
'

-: ~.... ..
.
~

.....
.• • •.. 4 ~ • ¡. <: ~9] .A tiene~\·~~z.o~e&. p~ra~'~,~JirQ.t-~·r · ~:.p j,' y~:. nega_ ~;~~::~!. n temor .a . cqúivo,carse. -~ Pero B :·: no. comparte.r.l a imiswa cre~ncia .
'
t ¡ al~o-
.
;· .,·· .:::
··".
.. ' ,.,.,. é .A.._·'·P~ed.e entonces . pr~gu{lt(\r: . "¿Efectiva,m en.te;.:1tiene : A: ra ..\
,
.: .
l. .:
f . · ~,, u l
"'~~ .. es su tcienteSr,;- t'i O ~· -¿.. as raz.qnes ·. que·:·
A . f. .
·Juzga ;su tc~e~t.e~' o l
)
...
' .'
.
~ j,c.... ·-
.. .
-~
' ~ ~- ' • •


• l

• 1
.4 • •·
;
,
~
~ : ·: •
.:
...
...
·•
-'~ ~·. "
:-:. :: ••
,.·i ·"' .•

~ ... • ..
.¡.~-~- \
,.
~- ~ ~.-:. ~...
•' .:--·,
.-
¿. .· .·~~-..~~¡;·~..:·
··\·,*~ .\ ,·: ...
~".1- :J
. _.~
-~·.·
\ ..
.:X:.'
.":.:,'··• ."
.%,...
~
--¡i.,7.""· •.·;i.
~-··",Í·".t.: . ....

~·. ·. ·· .·
"::·t' "' .. .Jlb1e ~ t. · " t_e?".~ ·}¿Q· ..ue.
zva:m~.n ' q~tet:~:~.;pf.
. · egU:ntar
. .r. N
.. B~ . JJi.:1e Interesa
.
. ,>21 Para B.·: a] dt.l c.tee que ~.~p, ·~·.L ,·.. ~:( \~ ·:·¡¡, <f::{~-n.~~·s • . . ·. . . ·= ...:.
·:."- J 'A crea o : juzg~e,~. sus ,! .razQn·és -.suficientes,:-~ sino .. qu.e Jo sean
·. · ·bJ A juzga . tener raz9nes para afirmar. "P'' y .ne- d~ependientemente, de .lo q~ .A. ,juzgue. Pregunta si él .m ismo,
gar ahora "no p", despttés de examinarlas, también las encontraría suficientes
e] A juzga que esas raz.o.n es son suficientes, .,~,.,.. ,. • ra establecer la verdad de "P'' y negar al1ora la· posibilidad
d] . Esas razones no ·.s on suficientes. "no P''. Pero por ~~A tiene razones efectivamente suficientes"
. '
. . ~.,:·q· no puede ent~nder que él mismo las juzgue tales, porque
'
únicamente B .podrá decir que A. está cierto y n.o sabe. A . ..B , ""''·'*'- =e~".- ca de su propio juicio ca.b ría la misma pregunta: "Yo, al
ya no le basta . &impleme1}te decir u A cr~e estar cierto de que "~"~,,!<{ ... ~1 que A~ las juzgo también suficientes, pero ¿lo .son efecti-
p pero sólo supone que .p", porque este, segundo . .enunciado es -c-.--' - ente?" Al juzgarlas suficientes, B ·puede asegurar que las
falso, ya que A sí juzga sus razon_e~ · ~U.ficientes y, .por ende, no . nes de A son suficientes con independencia ,del juicio de A,
sólo supone (cree. en sentido débj~),. qqe p~ sino que está cie'rto· o no puede ... asegurar que lo sean con ind.e pendencia de su
(cree en sentido fuerte) de que p. B .necesit~ otro verbó que no se~\ ~·~~~·r.r.~'%'}~. pi o j ui<:io. Es pqsil>le, . en efecto, que hubiera ·un . su jeto C
''creer", para decir que las razones de A no son suficientes, aun- ;· ,. . , .".-.te tuviera razones suplemeQtarias, susceptil>les de revocar las
que él así lo crea. Resulta altora .imprescindible para B intro- ~.-·,. &_ ~ideradas por A y por. B. Por lo tanto, hasta aquí, B está
ducir la distinción entre "creencia'', en cualquiera de sus dos · ·. ·. :~o de que A sabe, pero no sal>e que A sabe. Para que B
sentidos, y "saber". "'?!o'-~ ·i . que A sabe, debe suponer .q ue sus . razone~) son suficientes
·Llamemos "juicio de primer orden" a un juicio que se re- ~~~ establecer la verdad de "P"~ .con independencia de su p~ro-
fiere a las razones para afirmar . ~~P''. En el esquema anterior, . juicio (de B), esto es, que no· habrá un sujeto .e: o D o .. .
los juic~os [lb] [le] y [2d] son de primer orden. Llamen1os .(o el mismo B en otro momento) para el que. no. resultaran
"juicio de segundo orden" a un juici~ sobre un juicio. de pri- ~''lé'Clr'.·. ·~~ _Xe~tes; tiene · que admitir, pQr lo tanto, que sus razqnes son
mer ord~n. En el esquema, los ju.cios ·[2b] y [2c] son .d e ese cien te:) para cualquier suj~tQ que las . considere. Que sean
lipo. La distinción entre "saber" y ."estar cierto'.' sólo es per.. C"·~.-~"_......_,~·.....livamente suficientes quiere de~ir que lo sean con indepen-
tinente c~ando pueden ser diferentes el valor de verdad de un e~lc. ia de cualquier juicio particular que de hecho se fortnule
juicio de primer orden y el valor de verdad del correspondiente :~~""'';. ,. . )>re ellas, quiere decir que tengan validez objetiva. "Razo-
juicio de segundo orden formulado sobre . el primero. E11 el h~s :objetivamente suficientes., son las que bastan pa_ra ga~an­
caso considerado; mientras el juicio de segundo o_rden "A juz- . t.i'zar ·la verdad de la creencia, con inde¡Jendencia del juicio
ga tener razones suficientes para afirmar 'P' y negar al1ora 'no de · quienes creen. Pero, como la creencia sólo es verdadera si
p' n es verdadero, el juicio de primer orden "las razones de A .e~iste realmente el objeto o situación objetiva creídos, "ra-
son suficientes" es falso. B expresa esta distinción afirmando zones objetivamente suficientes" son las que garantizan que la
que A está cierto pero no sabe. Para A, en ca1nbio, no existe ~reencia está ef~ctivamente determinada por la realidad y no
la posibilidad de que el valor de verdad de ambos juicios difiera. por motivos subjetivos de quie~es creen. Pero entonces, "ol>je..
El juicio de primer orden "tengo razones suficientes ... " y el li\;o•• es aquello cuya validez no de¡lende del pt~nto de vista
de segundo, "juzgo que tengo razones suficientes .. !', expre- articular de una o varias personas, sino que· es -v álido con in-
.sados por el mismo sujeto, tienen el mismo valor d e \'erdad . .... l.cp:e ndencia de este punto de _vista, para todo. sujeto de r azón

4 1


138 CREER Y SABER
CREER Y SABER 139
qlte lo considere. En efecto, un signo seguro de la objetividad a] A cree que p,

.
(le las razones es que no podamos concebir un sujeto dotado b] A tiene razones para creer que p y negar ahora la pos•-
de. razón, en condiciones de comprenderlas y juzgarlas, que, . . bilidad de no p,
al examinarlas, pudiera considerarlas insuficientes para creer. e] A juzga esas razones su.ficientes. •
, ,. . e-- . - •

Aunque alguien podr:fa negar esas razones ~or incapacid~~ o ' . ' .. . . '
falta de examen, cualquier sujeto ._ que estuviera en cond1ctón 2] "A sabe que P'' (aseverado por B) significa:
de juzgarlas, tuviera capacidad para ello y ·las examinara con- a] A cree que p; ·. · · ·· ·
venientemente, se vería obligado a aceptarlas.· · ~Kant (1923, B b] A tiene razbnes para creer que p, y negar ahora la
848) vio claramente esta relación entre objetividad y validez posibilidad de no p,
para todo sujeto: "Si [un j11icio] es válido para cualqu~era, e] Esas razones son objetivamente suficientes.
en cuanto sujeto provisto de razón, el fundamento del mtsmo •

es objetivamente suficiente.'' J~->


"Saber" frente a "creer'' (en cualquiera de sus dos sentidos)
J.."'rente a la pretensión de A de tener razones válidas a su ;quiere decir: .. creer algo· por razones objetivamente suficientes·'.
juicio, B pregunta si lo serían igualmente para cualquiera, '¡.; '

ante un examen racional, si tendrían "tal fuerza probatoria'' ,


<¡ue se le impondrían también a él o a cualquier otro sujeto la primera persona
que tuviera la capacidad de entenderlas y juzgarlas. Que una "'·
razón sea objetivamente suficiente implica que pueda ser so~ •~fu~a vez que consideramos el sentido que adquiere "saber" en
n1etida a prueba por cualquiera y resista, que no pueda ser re~ J~ segunda y tercera personas, ¿qué pasa con la primera? Volva-
vacada por los argumentos o contraejemplos que pudi:ren en~{ ínos a ella.
frentársele, en suma, que sea válida para cualquier sujeto do..: . ':~~ Es evidente que para juzgar de mis propias creencias pasadas
tado de razón, que tenga las condiciones necesarias para juzgar- puedo tomar la misma postura que tiene B para juzgar de las
las. Sé>lo al poner a prueba las razones de A, puede B afirmar ·. éreencias de otro sujeto A. Respecto de mis creencias pasadas
que son suficientes, no sólo a juicio de A, sino "objetiva~ente", puedo decir, sin contradicción: ..estaba seguro de algo pero
con independencia de su juicio; que aun si A no las. Juzgara · én realidad no lo sabia". Ahora me doy cuenta de que las
suficientes, lo serían. Porque B ha comprobado que dtchas ra- ~~~zones que juzgaba suficientes no lo eran en realidad, esto es,
zones resisten ante cualquier razón contraria, puede juzgar que, ~o resistían la comprobación. La misma pregunta que hago
de ser sometidas a examen, cualquiera tendría que aceptarlas. ·.J;especto de las creencias ajenas puedo hacerla respecto de las
Después de comprobar las razones de A, B pue?e decir ~in propias creencias pasadas. Y también respecto de ellas pued_o
redundancia que A - no sólo está cierto de que p stno también ~omprobar que efectivamente sabía lo que creía. Puedo decir
sabe que p. Puede hacerlo porque concibió ~a posibilidad d_e ··~·ahora estoy seguro de que efectivamente tenía razones sufi-
que las razones de A para afirmar que p pudteran no ser sufi- cientes para estar cierto,, porque he comprobado que esas ra-
cientes, aunque A las juzgara tales. La distinción entre "~aber'' zones valían con independencia del juicio que entonces tenía
y "estar cierto" sólo resulta pertinente cuando se puede JUzgar sobre ellas. Respecto de mi pasado también se da la situació?
sobre la insuficiencia de las razones para afirmar algo con inde- ~n que el juicio de segundo orden, "juzgaba tener razones sufi-
pendencia del juicio de quien las afirma en el momento de cientes", y el de primero, "tenía razones suficientes", pueden
a firmarlas. tener distinto valor de verdad. Sólo en relación con mis creen-
Entonces, ¿qué quiere decir "saber''? El siguiente esquema, cias actuales es contradictorio juzgar mis razones suficientes,
al resumir la diferencia entre (los juicios que puede formular con independencia de mi juicio formulado en el momento en
R, lo muestra: que las juzgo.
Pero si B afirma que A sabe que p, ¿no pbdría pensar tam-
J J "A está cierto de que p'' (aseverado por B) significa: bién: "se que A sabe que p,, o, ai menos, "sé que p,'? Podría •


.'


140 CREER Y SABER CREER Y SABER 141

pensarlo si en esos enunciados, usé" se toma con el significado pública de ellas, sin que se desvanezcan. Puedo .e n este caso
de "estoy cierto". En efecto, si A sabe que p, las razones de A - distinguir entre mi certeza y mi saber sólo porque pueclo ver
'
son objetivamente suficientes, pero de ello no se sigue que las mis razones como podría verlas otro. Mis razones -funcionan como
razones ele B para afirmar que A sabe, sean también objetiva- "credenciales" q11e pueden exigir la aquiescencia, ajena. - Ett po- -~ '·' ····-·
mente suficientes, sino sólo que B las juzga tales. Otra perso- cas palabras, en este caso uso "sé" con el mistno significado
na e o el propio B en otro momento podrían encontrarlas in- con que uso "él sabe" o "yo sabía". Me aplico a mí mistno
suficientes, aun cuando ellos también afirmaran, por otras ra- ·: actualmente el sentido que el verbo sólo adquiere al aplicarlo
zones, que A sabe qtte p. . '.ti>.. ~- a otros. Entonces juzgo mi propia creencia actual "desde fuera
Sirva de ilustración el siguiente caso: A afirma que (p) el "'-'':'!>e~
de ella", me "separo" de ella para ponerla a prueba. Sentimos
director está en su oficina, porque (q) lo ha visto. B afirma que se trata de un uso, por así decirlo, derivado e!~ "sé''. Si "sé"
que (r) A dice que p y con1prueba qtte la razón q aducida por ""~"""" ~\'.quiere decir algo distinto a t'estoy cierto" es en este uso de-
A es suficiet1te,. porque (s) A es persona l1abitualmente fide- rivado.
digna y ( t) tlll ujier asegura haber visto a A entrar en la ofi- Y aun en este uso subsiste la diferencia entre la primera y
cina (.lel director. B concluye que A sabe que p (el <lirector está . la tercera personas. ''Sé" implica, en cualquier caso, "estoy cier-
en su oficina). A sabe que p por la razón q (haber visto al -<li- , to", mientras que "sabe" no implica "está cierto", ni "yo sabía"
rector). Jl juzga que A sabe que p, por otras razones: por r (A implica "yo estaba cierto". En efecto si, frente a otra persona
lo dice), por s (A es digno de fe) y por t (el testimonio del que cuestiona mi creencia, digo .,mira, tú también ¡Juedes com-
ujier). Otro sujeto C podria poner en duda las razones r, s, t . ·probar mis razones, no sólo estoy seguro de que p, tatnbién
(le JJ y afirn1ar, por ende, que B no sabe que A sabe que p, ~ ' lo sé'', 4
lo sé" quiere decir justamente u tú (o cualquiera)
' • ••

aunque, por otra parte, el propio e podría tener otras razones.·.{ Ruede comprobar la suficiencia de mis razones", pero esto no
tncjores que le confirmaran que efectivame11te A sabe que p. · .· podría decirlo si yo mismo no estuviera seguro de esas razones.
C diría entonces que A sabe que p, pero que B, quien está cierto Si digo "sé que p", digo "mis razones son objetivamente sufi-
de ello, en realidad 110 sabe que A sabe. Luego, de "B está cierto cientes", pero como soy yo mismo, en el mismo momento, quien
(le que A sal)e que p" y "A sabe que p'' no se sigue "B sabe que formulo ese juicio, éste implica "juzgo que mis razones son
A sabe que p". Por las mismas razones, tampoco se sigue "B suficientes'~, es decir "estoy cierto de que p',. Si A podría, a jui-
sal>e que p", sino sólo "B está cierto de que p". En efecto, B cio de B, estar cierto aunque no supiera, B nunca puede decir
no afirn11t ((P'' por la razón q (porque él no l1a visto al direc- de sí mismo "sé aunque no estoy cierto''.
tor), sino })Or las razones r, s, t, y éstas pueden estar equivocadas, En· suma, ya podemos decir que para distinguir entre usaberH
aunque (( q" sea verdadera. y ,.estar cierto" es menester que usaber" pueda rebasar mi creen-
En sun1a, aunque B haya comprobado el saber de A, sólo cia actual. En sentido estricto sólo tienen un saber distinto de
puede decir "yo sé tan1bién lo que sabe A", si a "sé" le diera · su certeza los otros, o yo en mi pasado, pero no en mis creencias
el n1ismo senti<lo que a ''estoy cierto". Sólo otro sujeto, o el actuales. Que "saber" signifique algo más que "estar cierto'"
1nisn1o B en otro n1ot11ento, después de comprobar las razones
. . ' . . . .
supone una sttuacton comunttarta en que vartos sujetos, o yo
que B tenía antes para afir111ar que A sabe, podría decir que mismo en varios momentos, puedan comprobar lo mismo. En
B no sólo estaba seguro sino también sabía. la actualidad instantánea de mi conciencia propiamente nada
Existe un caso, sii1 embargo, en que sí puedo decir con sé, sólo tengo certezas. Para saber algo necesito salir de mí y
todo sentido "no sólo estoy cierto, sé''. Si alguien me espeta: compartir otro punto de vista. El saber requiere la comunidad
4
"":rú crees saber que p pero en realidad no lo sabestt, podría de un sujeto con otros.
replicarle: "~lira, aquí está la prueba de lo que afirmo: tú mis- La distinción entre ''creer" y "saber'' sólo es pertinente justo
nlo puedes con1probarlo; ya ves que sí lo sé." El signo de que cuando puedo distinguir entre los juicios d~ un sujeto acerca
~é es que n1is razones son con1probables por otro y r1o sólo de sus razones y la validez objetiva de esas razones. Por ello la
por tní, ele que puedo, por así decirlo, exhibirlas, dar cuenta - · distinción es imposible ~, en · p~imera persona del presente de

' 1


142 CREER Y SABER CREER Y SABER 143
'

indicativo, pues en ella no puedo "salir" -por así decirlo- de de algo, sino para el dios engañador en ese misl)lo momento
mis p~~pios estados mentales y referirme a un objeto con inde- . · ~quien vería falso lo que yo creo cierto- o para mí mismo en
.' pendencia de ellos. · ·Un momento posterior en que me convencerla de su existen-
-- • .J.
..~'eia engañadora. Sólo enton,ces podría juzgar -que la -certeza que
. .
·:t~tenía : en un · momento anterior no era, en realidad;· ·saber. Los
il!n
\ t:.•. ·•P....
contraejemplo cartesiano? - . dos juicios, el de primero y el de segundo orden, no son juzga-

~a.:'\~"''"'·,,... os por el mismo sujeto en el m-i smo momento. En el momento
X'-"{:.,t' •• ' 1 r < -
.... ~ · .:.¡·:-,·~( J\
'

·'¿No p~dríamos empero aducir un contraejeihp!o, de gran. pro- ~· que creo tener razones suficientes para afirmar algo, no
sapia filosófica por cierto, frente a las conclusiones anteriores? .' -puedo· afirmar que no lo sé, pues sería afirmare·que mis. ra-
H~y un caso famoso en que tal parece que el v~lor d~ .''~rdad •', zones no son efectivamente suficie:utes; sólo puedo sospechar
del juicio de primer orden Y. el. del corresp~ndiente JUICio de que podrían mostrarse insuficientes para otro sujeto o para
segundo orden sí podrían dtferzr en la przmera persona del · mí en otro momento. Para afirmar que estoy cierto pero
presente de indicativo. En una circunstancia especial podría ser que tal vez no sé, tengo ·q ue imaginar cómo juzgaría otro, el
falso el juicio de primer orden "tengo razones suficientes" y dios engañador por ejemplo, mi propia certeza. En realidad,
, verdadero el de segundo "juzgo qu·e ·tengo razones suficiente~s". , ..Descartes sólo puede formular esa pregunta porque le está dando
"Una vez en la vida al menos" habría de percatarme de que,
de algún modo, estoy cierto aunque podría no· saber. Es el
a "saber'' en la primera persona, un significado análogo al que
tjene en la segunda o tercera personas. Esta trasposición de
caso cartesiano. . ·- s·e ntido es patente en el párrafo citado de las Meditaciones, que
Después de rechazar todas las creencias de las que tengo ra~ empieza: •'Así como juzgo que algunas vece5 los demás yerran
L~ . . ~.:tra dudar, quedo aún cierto de una serie de verda?es qu<: · acerca de lo que creen saber ... '', así juzgo que yo podría tam-
me parecen "evidentes". Pues bien, ¿no podré estar equ1vocadd bién errar.
aun en esas certezas? "Así como juzgo que algunas veces los de- . Justamente que yo pueda errar, como los demás, es lo que
más yerran acerca de lo que creen saber perfectamente .~escribe _negará la posterior argumentación cartesiana. La duda desapa-
Descartes- ¿qué tal si me engaño cuantas veces adiciono 2 rece al percatarse de que, en la situación · solipsista a que está
y 3, o enumero los lados de un cuadrado, o hago cualquier reducido Descartes, en la que sólo es legítimo el uso de la
otra cosa que pudiéramos imaginar aun más fácil?,. ~1957, p. primera persona, sé todo aquello de que estoy perfectamente
21). Que tal vez seamos víctimas, sin saberlo, de u? d1os ~nga­ _cierto, todo aquello que creo saber. "Engáñeme quien pueda;
ñador, poderoso genio maligno que pone toda su Industria en 'nunca logrará que no sea mientras piense que soy algo ... " (p.
embaucarnos. Entonces, aun reducido a mis certezas momentá- 36). Referido a mi certeza actual ("mientras piense ... "), no
neas, cabría distinguir entre "estar cierto" y "saber". Es~oy puedo dejar de saber aquello que creo saber, aquello de que
cierto de que 2 más 3 son 5 porque -según Descartes- "percibo estoy cierto en el momento en que estoy cierto, porque sim-
con claridad y distinción" esa verdad. Juzgo, pues, tener razones plemente no puedo referirme a un saber distinto de mi certeza;
suficientes para afirmarla y excluir en ese momento su nega- porque, con otras palabras, en la situación del cogito cartesiano,
ción. Pero "¿son esas razones objetivamente suficientes?" pare- "sé'' tiene el mismo significado que "estoy cierto". En extrema
cería preguntar Descartes en el extremo de la duda. ¿Sería po- posición solipsista, no estoy en situación de dudar de aquello
sible que, aunque el juicio ••juzgo tener razones suficientes'~ sea de que estoy cierto: mi certeza es mi saber.
verdadero, el juicio "tengo razones suficientes" sea falso? S1 eso De allí también el llamado "círculo cartesiano" que ha su-
fuera posible, estaríamos frente a un caso único en que sería mido en perplejidad a los intérpretes. Parece, en efecto, que
posible distinguir en mis creencias actuales entre "estoy cierto'' Descartes hubiera cometido un círculo lógico. De la proposición
y ,.sé,. Con todo, no se da tal caso. . itcogito, sum'' infiere la existencia de Dios y sólo de la exis-
Porque ¿para quién sería falso el juicio "tengo razones _sufi- tencia de Dios infiere que efectivamente conozco. Pero no hay
cientes"? No para mí en -el momento en que afirtno estar . cterto tal círculo. En efecto, la existencia de Dios no garantiza mi


••


144 CREER Y SABER

certeza, ésa está dada en el cogito; lo que garantiza es que mi 7. RAZONES PARA SABER
certeza sea sabe1·, es decir, que mi certeza actual no pueda ser
puesta en duda por otro o por mí mismo posteriormente. En el '

.-~-: ·r,;\'M~- ~sistema de Descartes .es necesaria la- existencia , de Dios -·: :. j.usta- . !o."
.. ..··; _.
• ...
.. ¡ "'' ...
' ..
.... ,.·. '
. r·
.,
.mente para distinguir entre mis certezas y mis saberes. En efec- ••

to, el cogito, sunz está reducido a mi certeza actual; .para poder


alcanzar un saber olljetivo, que se distinga de mi certeza, ne- · omunid(ldes epistémicas
. •.

.cesito de ot1·o sujeto que garantice que .lo que yo juzgo al1ora
verdadero lo sea ol>jetivamente. Dios toma, en Descartes, el condiciones deben cumplir las razones de una ·creencia
papel de ese sujeto ajeno. Por eso, para que rr.i certeza sea efec- _'". . ra qtte ésta sea saber? f ..nte todo, · deben ser suficientes para
tivamente saber y no só!o creencia preciso de su existencia. Si · r en sentido _fuerte; como vimos (supra, cap. 4) las razones
no pudiera usar "saber" en segunda o tercera persona, nunca ben ser concluyentes, completas y · coherentes para quien las
estaría seguro de que una verdad rebasa mi momentánea stenta. Además, acabamos de ver, deben · ser suficientes para

creencia. ·r antizar la verdad de la creencia, con independencia del jui-
, Pero el término "razones objetivamente suficientes'' requiere : .· . o de quien las sustenta; y el criterio seguro de ello es que
·clarificaci<>n. Sólo si la logramos podremos entender qué es !i~·.t\·~_·~. :~n suficientes para cualquier sujeto que las considere. ¿Para
saber. Debemos preg·untar aún: ¿qué condicion'e's deben cum- ·· lquie,- sujeto posible? No; porque podríamos imaginar m u-
m'~; ..,' •
plir las razones aducidas en una creencia para que sean "obje~. as personas que no tengan acceso a esas razones o sean In·
tivamente suficientes"? ¿Cómo determinar que un~ razón sea.. ~.r.::·~··'-·a·' a ces de entenderlas. Partamos de · un ejemplo histórico: Ke-
suficiente con independencia del juicio de quien la sustenta?;: ·. er sabe que las órbitas de los planetas tienen forma de elipse,
En el siguiente capítulo intentaremos responder a estas pre- .,,""-A"~'. n el sol en uno de sus focos. Preguntamos: ¿para quiénes
guntas. ~~'~ · ben ser suficientes sus razones?· Las razones · en que se basa
~~~!~~~~ ,~~ · · de varias clases:
••

.· ·.. _-.· ·,t; ~P1·irne1·o: Comprenden juicios de observación, que expresan


· · tfmerosos datos, tal como fueron recopilados y ordenados por
· cho Brahe. Son datos públicos, accesibles a todos los que se
:.,i~:7~';·;.:,;~· uentren en condiciones de observar lo mismo que observó
un
,_·_ahe. De sujeto con anormalidades perceptuales no podría..
.,!!~~·~-~" · esperar que l1iciera propias las observaciones ajenas y

capaz· de confirmarlas. Tenemos que suponer, pues, con-
.. A.-Iones de normalidad en cualquiera que acepte esos datos
:.~{>nl.o suficientes para una creenci-a. Por otra parte, la posibi-
.·. ~JiU á el de acceder a ciertas observaciones depende de cierta tec"'
.~ pología disponible. Antes de la invención del telescopio, las
.. oJ?servaciones recabadas sobre los movimientos aparentes de los
.p.I:a netas no tenían la precisión de las que sirvieron de base a
· los ·: estudios de Kepler. ¿Podría el cúlll:ulo ~e datos que él
· _¡j}anejó haber sido convincente para un astrónomo de Stonel1enge
.~Q / -~e Chichén Itzá? Pue~e juzgar de las .razones de Kepler
. ~0.9o aquel que tenga acceso a los mismos datos que él de
. ·hecho manejó; pero también, ·el que considere otros datos . qu.e ' '


[145]
. '


148 RAZONES PARA SABER RAZONES PARA SABER 149

Todos somos sujetos epistémicos respecto de ciertas razones y, , nentes del saber; su meta es lograr que la mayoría de los hom-
por ende, respecto de ciertos saberes y no respecto . de otros. bre3 no quede excluida de las comunidades epistémicas de la
Por lo tanto todos formamos parte ~e determinadas comuni- ·~·"'-·.- sociedad a que pertenecen. Así, la educación es -el proceso para
<lades epistémicas. . ··~ . . · . ·~ , · · ,. _,_,..,. ~ _adecuar- las comunidades epis témicas a la -sociedad- real. El ideal:--:. . " ..•
·-·Preguntábamos: ¿Qué condiciones deben cumplir las razones , regulativo último de toda-educación sería convertir a todo hom-
que justifican una creencia para que.,. sean. objetivamente sufi- (t. ~~>re en miembro de una comunidad universal . a la ·que le fuera
ciente>? Podemos proponer una prim~ra ·· condición; la llama- · .· . ccesible· todo saber l1umano; en \ terminología:- · kantia'na: con:-
ríamos "condición ·d e intersubjetividad':-'·: ' "Una· raión , es obje- .·. " rtir a todo sujeto empírico ·en miembro de la in'tersubjetivi-
tivamente suficiente si es suficiente para -cualquier ·sujeto de la ' da<l trascendental de la ciencia. -·
comunida(l epistéiP-!ca pertinente, que la considere." Una justi- \) Pero l1emos de~inido "comunidad ~pistémica" y "sujeto epis-
ficación es "objetiva" cuando está basada en razones objetiva- . rémico" pertinentes por las razones qúe les son "accesibles".
mente suficientes. ~'"''·;·: ¿En qué sentido tenemos que entender este últim·o concepto?
Cada comunidad epistémica delimita, así, un conjunto de , ·~, La "accesibilidad'' de las razones no puede entenderse como una
razones acce1ib!es, de acuerdo con la información de que puede · posibilidad lógica, sino social e histórica. U~a comunidad epis~
. disponer, con su nivel de tecnología, con el desarrollo de --su - ~émica está determinada por un nivel de producción específico
saber previo y con el marco conceptual básico que supone. Para ~:Vd e su sociedad, que le permite el acceso a ciertos datos me-
juzgar la objetividad de una justificación aducida sólo son ..;~Jlíante ciertos medios técnicos, por una cantidad de información
pertinentes· los juicios de los miembros de esa comunidad epis~ _. ~<~'ªcumulada, por un conjunto de teorías e interpretaciones via-
témica, porque los- demás no están en condiciones.- adecuadas .. - _l>les, dado el desarrollo alcanzado por el conocimiento de la
para juzgarlos. A la inversa, todo sujeto epistémico lo es con ;: época, to~o ello dentro del supuesto de un marco conceptual
relación a un conjunto de razones accesibles y, por lo tanto, a ~omún. Las comunidades epistémicas están, pues, condicionadas,
un conjunto de creencias. Una persona puede ser sujeto epis- ... ·'~~nto en el espacio como en el tiempo. No existe una comuni-
témico pertinente con relación a ciertos saberes y creencias y .. :~(í'ad intersubjetiva "¡)ura", de entes racionales posibles; existen
no serlo con relación a otros. Así, todo individuo adulto en -intersubjetividades l1istóricamente condicionadas, pertinentes
uso de razón, con independencia de stt nivel educativo, es su- _para juzgar del saber de su época. Los astrónomos medievales
jeto epistémico pertinente en ciertos asuntos que competen 4 formaban parte de una comunidad pertinente para juzgar de
la tnoral. o a las relaciones sociales, pero sólo unos pocos son . ()3 movimientos aparentes de los planetas en la bóveda celeste,
sujetos pertinentes en lo que concierne a una ciencia particular. · ro no })ara decidir sobre la teoría de Kepler; los astrónomos
En el lenguaje coloquial solemos referirnos a asuntos que son '<lel siglo XVII, a su vez, pertenecían a una comunid-a d pertinen-
"de la competencia" de tales o cuales -personas, porque sólo ·:_t~ para juzgar de ese saber, pero no para decidir acerca (le la
ellas están en condiciones de juzgar de su verdad; el sentido verdad de la expansión del universo. En cualquiera de esas
común nos basta para persuadirnos de prescindir del incompe- ·· ~·pocas, ni siquiera todos los "hombres cultos., eran sujetos per-
tente si se trata de determinar la validez ohjetiva de determi- ,:-~tinentes })ara decidir de esas doctrinas, sino sólo aquellos que
nado saber. Ni el físico es sujeto epistémico pertinente para tenían el nivel de conocimientos astronómicos que l1abía al-
juzgar del arte del zapatero, ni éste para determinar la vali- canzado su sociedad.
dez de una teoría sobre el átomo, pero ambos lo son para de- . Todo lo anterior plantea un problema: . si la garantía de la
cidir de los mejores modos de convivir en sociedad. objetividad de las razones es que sean suficientes para cualquier
Todos estamos, pues, fuera de determinadas comunidades ~iembro de una comunidad epistémica, y ésta está constituida
epistémicas, en la medida en que no somos sujetos pertinentes por individuos históricos, ¿requerirá la objetividad estar garan.
para juzgar de las razones de un saber determinado, pero todos tiiada por el consenso efectivo de esos individuos? ¿Qué rela-
podemos acceder a ellas por la educación. El sentido de la edu· cic>n puede haber entre objetividad y consenso?
• •
cación es justamente convertir a los individuos en sujetos perti-

.
'


150 RAZONES PARA SABER · -:; .· RAZONES PARA SABER 151
~·· .
... .
.-
:

Objetividad, intersubjetividad y consenso ¡ •.


.\
. _ ·· lidad de los miembros reales de· u~a comunidad epistémica ·per-
,1
. ..::·
"'• ' . ¿ t
._•. ·. tinente. -.. Ruede haber verdades· válidas ..intersubjetivamente, :aun-
• . t \ 1 , • •
, ~ ~ ·. ...
\>f
"'
• "-·' lo •- &

'

.R.e~a·pjtulemos.> el . catnino . -r ecorrido: . .,, '•~. · -,;·¡;·.r~ .. ~·.{· .t .. ;··~_¡;··"-.-. ·· . . . u e -~:de.'.: hecho no:. se,· ha:ya '.7~anifestado -~~u ti\··· consenso ,~ sqbr~ :ella~ i'

. x. ,;¡á. U.~na ~ razón :. es~ objetivamente- su~i,ienteS··-pa_-ra ~-creer{ si·~· es ·;SU~--. -·~ •· ..• ·.· .·.. .;_ :_!·á-.teomun1.da d{: u Di-~.
j > Investiga
.. . /~J . dOF -·1.pue~e·,1 'h'.a"be'r~~d ess
. cub. . . ~~~Uil'~a;:-,
· terro . . ---:.--_< ~
...
·. 7

.ficien~~>·:;~esto fes, ·,. con~luyent~-,·? ·~ completa" A.~Y~ e.Q,herente) -conn.in~e- · \.t'evo ~ hecho que·.·ha·_:quedadcrignorado·iporqüé ·#o' há(sido~··. ~con-· .
~~·:
~··

·'
:·~-\
··-·~( '
~

·
. ·· · ·.,del ' ·· a
·.·o ·:.. de·· ~ qut·en"'
, e_·p,c~_a _ ¡:: JUl . li'la··;·
. ··:·_s
.....-u,,...s· tent·
. a. {.~-...:: -u·~<;-.
r.-,.;~ .. ·..·:·,.• :,, •• -~,,,,, ~¡, ·_,.·
eraa~: ·:·por.-· el::.resto~: '.de r,Ja :~·.dóm_dni.pad epistémicá;t~ -n o:·r hay~ con~
.,
'. "t
.,._;: . ·F~U d . . ., '·: --.:·,r·-'\"'
,, . =::..--:·x· ,.·; -t · , • , ....
}·:>
·.:
.:. · · 2] E.sa::. ;(~rélcte_r~-~-tic_a ~ .- p9dem<>.~ r~º~nQ~c~rlª:.::,\Si~Jla.?ú~razón -- ~es ~·:su~ no·.
. . u_ hSOor~-; .él,.' porque.·Hós ·;: sujetOS}~que·. ·:ip.o drfaii ~ .juzgar1o~·r ,·.~ lo
ficien.t e. ~·para.. cualquier ·, suj~to ···fpós:ible~~~eüla)--j.~f!mupidad(·. episté- . . ..,. . . · '·;~'considerado~ ~ ·aunque ·~ ló ·;~aceptarían si.·ilo itonsidéraranr·! ··; \: i ·
.. · . ~ÓD1 :todo~·- en ciertos casbs; ~ el;: cons'eiiso :· real"·pe· uri~~ comunidad
e~ ... ~ - ... ~- ;- . . :t_'f-~~--~-r .-~;:-j,_ -. ••·
mtca pert1nen te.
• •
. {'~S"' ~-ft.·~~ >(', 1: ~~ ;; --~-1":-\~:~·,. ~:~; ;,~.tst .-:;. ~-.;~r-(~ ·:•..;?. '\' · ~ .' ·, (
. '· . ··\.. , -• . . • . • -r . :, 1

.. 3] Las comunidades , epistémicas están._,. .socialmente · .condicio- ;¡;·oo,l""'- , ntífica puede cónstituiF· un "modelv'' ·de la, comunidad ·, epis-
·nadC~:s; las integran :sujetos históricos. Luego, ·la .. objetividad .p a- . ~ca cort~spondi'erite. E·s · Jó>que suele suceder en las situa~
rece requerir el consenso de todos los mie~bros .d e una comu- iones de "normalidad'' · científica; en el sentido que le da . Tho-
nidad existente. . ' ... ~~ · -. ~.,~. . . ., as S: · -Kul1n (1962)·. a ·esa palabra. Enlonces, ·una amplia; co-
. Estamos pues ante la siguiente situacjón:, la obje.tividad re- nidad de~ científicos coincide ,de hecho.·,en·.- la· aceptación ¡de
, mite a la .intersubjetividad y ésta al consenso. ¿Qué relación , · ·· número considerable-· de razones sobre las·· cuales se ·basa la
ha y entre esos conceptos? · · . :· ,· . ~ bjeti.vidad de ·c_iertos saberes. modo~ ellos ·basan sus juicios en
La intersubjetividad está constituida .·po~ _. la ..coiq.ciden~ia de ""~"'.:.-:,"<'-· a·c eptación común ·de ·un. ·conjunto de datos :· de·· observación,
todos los sujetos epistémjcos pQsib.les, , pertii:ten~~-& _p ara Juzgar ,.,.•,~. ,. · · icipán de un lenguaje~ común, concuerdan en · un conjunto
de la verdad de una creencia. Un · juicio es ., v.cí.lido. intersubjet~­ ._ ·. ':.· teó"rías, interpretaciones, pa-r adigmas explicativos, que . con~­
vamente si es válido para cualquier sujeto . posible ·de la .comti_+ ~~?~it~{~ uyen· un · cuerpo de saber: úniversalmente ·aceptado, todo ello
nidad epistémica pertinente. En este sentido, la intersubjetivida? r:tt:~~1 _ b re ·ciertos supuestos ontológit:os, que nadie se atrevería .a po..
es garantía de la verdad de un juicio, porque establece su vali- €r; en cuestión. Así la comunidad consensual · de los científicos
dez con independencia de quien lo sustenta; es pues criterio de "'''"··~--·,. :. ·.· en -esas situaciones, un ·ejemplar de la comunidad epistémica
objetividad. . . . . f~inente para juzgar de esos· saberes. El consenso de la comu-
Por consenso se entiende, en cambio, la coincidencia efectzva . ad científica nos permite presumir con legitimidad que las
de los juicios de un conjunto de personas que comparten una -~< ~zones que acepta serán válidas para cualquier sujeto de la
. .......

creencia, _sea ésta verdadera o falsa, esté o no. j ustific,a da objeti- . . . ~.'"". I_riunidad epistémica pertinente. De allí la enorme importan..
vamente. Puede abarcar individuos que no son _sujetos pertinen- ~~~"'t';-:;arr.f; ; _ del consenso general de. los científicos en relación con cual-
tes para juzgar de sus razones y, a la inversa, excluir · otros su- .... er pretendido saber. De ·allí· también la fácil · confusión del
jetos pertinentes posibles. Una comunidad puede, p.o r ejemplo, "'·'">."!,,·, · "Ílsenso real con un criterio de ·objetividad. Pero esta confusión
consentir en la verdad de la astrología y no const-i~uir una co· ·e's.:una ·falacia. Podríamos ·llamarla "falacia del consenso" .
. ~ ·~ ,.

tnunidad epistémica pertinente para juzgar lo bien. fundado de ;··:~:·Si en épocas de ''normalidad" científica el consenso de las
ella, porque ni todos los que la aceptan l1an examinado las ra- · ·-tt)munidades científicas se aproxima a la intersubjetividad, esa
zones en que se funda, ni todos los que tendrí~n acceso a esas _-'s~tuación se rompe al plantearse problemas que no puede re..
razones las considerarían suficientes. Intersubjetividad no coin- .~solver la ciencia "normal". Cuando aparecen nuevas razones
cide, pues, con consenso, ni las comunidades epistémicas perti- ·(sean nuevos datos de observación o nuevas interpretaciones o
nentes se identifica11 con comunidades consensuales. Por otra · --~_eorías) no incluidas dentro del saber científico universalmente
parte, que una creencia tenga validez intersubjetiva no quiere .,. ·"'-W>4ceptado, se manifiesta la divergencia entre consenso e inter-
decir que, de hecho~ la juzguen válida todos los miembros de la . ·suJ)jetividad, entre el conjunto de científicos y la comunidad
con1unidad epistémica pertinente, sino que si un suje_~o de esa etlistémica pertinente para juzgar de esas nuevas razones. El
cotnunidad la juzgar entonces será válida para él. La intersubje- : · iogreso del conocimiento no es posible si no se admite esa
tividad no coincide siquiera con el consenso efectivo de la tota-

••


152 RAZONES PARA SABER RAZONES PARA SABER 153

Puede darse incluso un caso extremo: en un momento puede epistémicos pertinentes para juzgarla. Esto puede suceder por
no .e xistir de hecho más que un sujeto epistémico pertinente . .·. dos .tipos de circunstancias: , ,,
para juzgar de ·la verdad de una determinada creencia. Es el · ~·:.. ·-1, 1] A menudo las razones no son accesibles a 11na comunidad
• caso de ~epler en el momento de descubrir el carácter elíptico , . . consensual por falta de ;igformación o . porque esa cotnunidad
de la órbtta de Marte y antes de comunicar su descubrimiento. ha prestado adhesión a . otras creencias alternativas, qtte le
En ese momento nadie dispone de -las razones de I<.eJJler. Si impiden comprenderlas claramente y ·examinarlas . con -deteni-
bien muchos tienen acceso -a las: obserNaciones~ recopiladas . por ~"··,~·" miento. M ucl1as innovaciones de la· ciencia . l1an tar(lado .en. lo-
Tycho Brahe, nadie ha examinado· aún;. los argumentos e hipó- .grar consenso· por esas c·ausas. ,, ·.~.·· ..... ,.. ··.··
·-e\ •

tesis explicat~vas que ha considerado Kepler. Él es el único que ·_ .. 2] Es más frecuente que las razones de una creencia verda-
las ha examinado. Sin embargo, tiene razón en. afirmar que dera no logren consenso por motivos, no por razones. Vimos
sabe que la órbita de Marte es elíptica, porque cualquiera que :~ cómo los motivos para creer son responsables de que el proceso
examinara sus razones, las comprendiera y aquilatara, cualquie- .i·- ~le justificación se detenga en determinado momento y no ponga
•'

ra que fuera capaz de recorrer sus razonamientos, tendría sus . · ..en cuestión sus supuestos, cómo inducen a rechazar las razones
razones por suficientes ..·. como de hecl1o sucederá años más · · que contradicen convicciones aceptadas y las alternativas teóri-
. tarde. En esos momentos Kepler se encuentra en el caso privi.. , ,cas que pudieran socavar creencias interesadas. Los motivos para
legiado, señalado en el capítulo anterior, de poder decir "sé'' · creer no sustituyen a las razones pero las seleccionan de acuerdo
en la primera persona, con el mismo sentido que tiene en la t ~-·~on su interés, impidiendo el acceso a nttevas razones que pon-
tercera. Supone que cualquier otro suj_eto epistémico pertinente -<:.·p rían en cuestión las creencias aceptadas. Así los intereses
posible. sería incapaz de encontrar otras alternativ~s explicat{·. . ~ particulares pueden motivar que ciertas razones no sean accesi-
vas meJores; de lo contrario, no alegaría saber. De l1echo se di~ bles a. ciertos sujetos o, si lo son, éstos no las consideren. Las
rige a ese sujeto epistémico posible al comunicar su l1allazgo~ ideologías son ltn obstáculo frecuente para que las nuevas ra-
"Mira -parece decir- no sólo estoy cierto de lo que digo, tam- . ··:"'~ones sean accesibles a todos los .sujetos y obtengan su consenso.
bién lo sé, porque tú puedes examinar mis razones y comprobar ·. La historia de la ciencia está llena de ejetnplos. Mucl1os fueron
que son verdaderas.'' Su juicio está sujeto a esa com¡)ro- incapaces (le "ver", en su momento, las innovaciones de Ga-
bación ajena. . lileo, de lVlarx o de Darwin porque sus supuestos ideológicos no
La comunidad epistémica pertinente no coincide, por lo tan- permitían que las nuevas razones les fueran accesibles.
to, con . el conjunto de personas que forman parte de una de.. , .~J Por su parte, el consenso real puede estar basado también
terminada comunidad científica. Una persona puede estar justi- -->~.en supuestos ideológicos. Puede haber una coincidencia amplia
ficada en afirmar que sabe aunque el consenso general lo ·' ·respecto a mucl1as creencias, no porque stts razones sean objeti-
niegue. Pero entonces tiene que demostrar que quienes lo nie- ~ .vas, sino porque satisfacen intereses particulares. 1\rlás aún, las
g~n no son. sujetos epistémicos pertinentes para juzgarla, o ideologías suelen tender a confundir objetividad con consenso
bten que, SI lo son, no han considerado sus razones. Si los ae un grupo y a rechazar por falsa cualquier idea que discre-
contemporáneos de Kepler tardan en prestar consenso a sus . . :pe de lo aceptado por ese grupo. En efecto, al pensamiento
razo.nes, Ke~ler puede mostrar que ellos no son sujetos epis- icleológico le importa mantener el consenso en la medida en
témicos pertinentes porque no han tenido acceso a los datos que éste es un factor indispensable de cohesión en el grupo.
recopilados por Brahe, o no han sido capaces de seguir los La falacia del consenso suele expresar ttn interés ideol!'lgico.
":uevos razonamientos o, por fin, son ciegos a ellos por mo- De allí que, en el progreso del saber, desempeñe un papel
tivos personales. En efecto, la falta de coincidencia entre el . ~an importante la crítica, expresa o implícita, de las ideolo-
conjunto de personas que, de hecl1o, juzgan una creencia, y la gías imperantes. Ésta puede descubrir las motivaciones que lle-
comunidad epistémica pertinente se explica porque las razones van . a establecer una discrepancia entre el c?nsenso real y la
en que se funda la creencia no son accesibles a muchas de las intersubjetividad y a revelar la astucia de una voluntad del)ajo
personas que las juzgan y, por lo tanto, ellas no son sujetos del consenso. La crítica de la ideología supone la desmistifi-

,,


154 RAZONES PARA SABER 155

cación -~del consenso como criterio de . objetividad.· Y no puede , Sie.m pre será sumamente · difícil saberlo.. Es -menester, por · lo
haber progreso en el saber sin esa labor critica •.· La crítica su• .,t anto, · encontrar un :_criterio ·. para determinar. si una razón es
pOJ.l~· ~ UD': .cambio : de actitud: ' el paso _ d e· ·la.,. ~Ctjtúd ·- que so¡p.ete ··· •. ~suficiente para,.u na :, comunidad· epistémica, -~·sin neresi-dad de .exa-
;_--.. la, ;r azón al .consenso del( gr~p:o, , •aLla _que. en:ft;enta-t la~ ,.razón~, ~~1 .. i.nax ~ ~l .. juici{> ,· de ~ \lQs "S'll;i¡~tos .epistémico,~.;.,;!._.~-o:ú¿.i·.:u:· ::,~ ,g!~}! >-, '. · ...... i .

c~nsenso. ·La ·primer~ _.. da, r l~g~r ·, a ~ 'Pll ;.: p~I.l~. a~i·ent~r f:.rei ter(ltivo .; Vimos;~"qu.e · tQpa~¡;(:omu~idad ep!stémic.a~I ~im.pli(!a ·1Un .-. ~9nJun.to
,
' de Jas creencias .aceptadas; la ·: seg.und(.l, Ja,_i.·l).it~;;peq.samiento . dis~
1
~·;!'lo4""f razones ,~dispollible_s~ ~-tSi .bi~n,,:f n~die ¡p~ede{ten·eti::J:acGesoda :lá
¡;:,~·~. ~,~lidad ·de -,la~ ,-sujet({Js .epist:ém:icos·; de ~una..co~qoi<J~.d,~.-sí ~;.puede­
\

ruptivo .. (rente a (: ellas. ·i Todo progresp ¡,~fflf!,9~lilllt~ . :.dél conoci-


1

m_iento e3 .efecto de un pensam~epto_~ ~ djs:~;gpll~p;~:. <..; ,.~---~ ~ .~t ~·:- .. .... · • ··:, ... . erlo ·a ·la _· tota,lidacl {~~d~·:> las. i(;razp~~s · -'vpertinen.l~~ ·par'f. \:·UD~
.
,,,,.., >Lo... eencla.
. · ... ' .... ..• '\.•-.:. \, .-; • . . . . ,_
... ... - •' ; ·. .~
·. ·':\ "=-.~ . . : t-\. ~,Jo; .C-.-~-·-.•,::-.•o ~
.¡i • ,. 'l -l
.. ... • -. "
, . . .. r .., . . . • '" -· ·.. t ·- ~-... l
·:~ ...
-·~ 1"
~ :.. + ~.i- ~.1
• 1
· -• ._., ' ( ·.f:••.· x_\:,:.~.~·~"-·'-;·'~-~ ~ r . -.~~,_:~~
r
~.
l i : .\
t ~. .
' ..-
1
t • .\t. ,, '
• •..."' ~
,:>." -~-· 'i"\
.• \ "· \'-,
0

<,;
..

..
•. . ,$··.·: \
'
.:.t. i ~
--t ••.•
.i'
~
':'t. ·~ .. \ .1- ~t • ... ~
' ~ t .. .. ~
) ; ~. 2
.. .. . \
... '1
~
• J ... ".t..
.. "\
<

'
J
1
. . ·. ' : . .. ' : Podemos , preguntar: ~i qn ,. sujeto está .c ierto¡ cíe que sabe,
Razones incontrovertibles . . .... ..
,~,. . . . ¿cuáles son las únicas situaciones en q:ue otro sujeto epistémico
· · :. podría no juzgar .suficientes -sqs razo~es? Sólo . dos:. 1] Po·~ría
Recordemos la primera condición que propusimos para que ·,.dejar de considerar algunas ·de las razones que- el ,pr1mer suJeto
una razón fuera suficiente: · "Una razón es -objetivamente sufi- · -~-~. aduce. · ·Un astrónomo , contemporán~.o de Kepler, por ejemplo.
, ciente. si es suficiente para cualquier sujeto de · la· -comunidad = .. -:~~podría · no aceptar su teoría porque, guiado por · prejuicios - e~
epistémica pertinente, que la considere." Pero· ~sa·- condición se Os~~-.·- su. contra, desdeñara o~uparse de . ella. En ese caso quedaría
.

enfrenta a una seria dificultad para poder · cumplirse: de hecho • ~uera de los sujetos pertinentes. considerados por . ~uestra defini-
en la mayoría de los casos es imposible sabe_r·;. ·quiénes son su . . .".,.,. ,""· · ción ... _Ésta : exige, en efe.c to, que, para saber,.-las razones deben
jetos cpistémicos pertinentes . y -.distinguir ., si -asentirían a, esas: ""'"'·O·.·<,·· r válídas para cualquier- sujeto ·. epistémico pertinent~ - q ue .las
razones. Bastaría que un suJeto posible de la comunidad episté-'_{ ~:-:":;:<,•- onsidere~ Podemos _pues prescindir de este . caso. 2] Otro sujeto
mica disintiera de ellas para que no pudiéramos considerar una · podría- .a ducir razo.nes que no hubiesen sido consideradas pqr
razón, objetivamente suficiente para creer.- ¿eómo cotnprobar · el pri_m er sujeto y que revocaran las que· él aduce o mostraran
que no l1aya tal sujeto discrepante? . ··~s-u insuficiencia para fundar la creencia. Estas ~uevas razones
Para saber si una razón cumple con la condición de "razón : podrán ser nuevos datos_ de ob:.;ervación, alternativas teóricas
objetivamente suficiente'' no podemos examinar la totalidad de . · ~ de interpretación y explicació~, u otras creencias aceptadas con
los juicios (le los sujetos epistémicos de una comunidad. Podría.. • ·las que las razones consideradas entraran en conflicto .. Ésta es
mos entonces debilitar la condición e inferir ·la- aceptación ·de . - la única situaci<'>n en que otro sujeto epistémico pertinente, que
las razones por una comunidad e_p istémica, .del hecho de que .:no deje de considerar :las razones aducid~s, podría recl1azarlas.
no exista 11ingún sujeto epistémico que; habiéndolas examina- ""·~:r~;y\;f.~i, por ejemplo, otro astrónotno propone· una teorfa explicativa
do, las juzgue insuficientes. En realidad así suele proceder· cual- · mejor que la de Kepler ,. o muestra que su l1ipótesis es incompa-
quier investigador: sus creencias no pueden ser consideradas \ tibie con otros saberes científicos aceptados, no podríamos sos-
estrictainente saberes 1niet1tras sean impugnadas por otro3 in- o tener que Kepler sabe, sino sólo que cree saber.
vestigadores con razones sólidas, pero en el momento en que ··:.- ··-Ambas situaciones incluyen el caso en que un suj-eto consi-
no l1ay ya quien las in1pugne, suelen darse por válidas. Po- . _. ·dere insuficientes las ra~ones de una creencia, por motivos. Pues
dríamos pues proponer la siguiente modificación a nuestra con- · _ ya- vimos que los motivos no actúan directamente sobre las
dición inicial: "Una razón es objetivamente suficiente para creer · ~ creencias sino al través de las razones; operan incitando a dejar
si es suficiente para un sujeto epistémico y no hay ningún otro . ·de considerar las razones del otro, negándose a comprenderlas o
sujeto epistémico pertinente que la juzgue insuficiente.'' bien aduciendo otras razones en contra. !\1ucllos científicos de
Esa modificación aminora pero no resuelve nuestra dificul- su época no· aceptaron las razones de Kepler, por prejuicios; esa
tad. La comprobación de que una razón cumpla con esa con- · postura los condujo o b~en a ignorar o a desfi,gur~r sus razones~
dición es aún en extremo difícil. ¿Cómo comprobar que "no o bien a oponerles otras razones en contra. La influencia de los
l1aya ningún otro sujeto que juzgue una razón insuficiente"? ,. ._ · motivos queda pues incluida en las ·dos situaciones a~nteriores~ ~ ;.:_.-. .. .


156 RAZONES PARA SABER RAZONES PARA SABER 157

En consecuencia, si un sujeto S tiene razones suficientes para finición tradicional de "saber" como "creencia verdadera y
creer, cualquier otro sujeto epistémico, que examine esas ra- justificada'', expuesta en la ''Introducción", no podía aplicarse
zones, sólo podrá recl1azarlas si pued~ aducir razones contrarias a ciertos caso.s en que, pese a <.larse esas tres condicione:;, no
-' . que las itnpugnen. En cambio, si ningún sujeto epistémico per- podíamos afirmar que se supiet:a. Una manera de resolver el --
tinente puede tener razones que revoquen las de S, éstas serán problema planteado por Gettier fue añadir una cuarta contli-
incontrovertibles y S no sólo podrá estar seguro de que cree ción a la definición de "saber". Ernest Sosa (1964) fue el
sino taml>ién de que sabe. Por lo tanto, para qtte S sepa que primero en incluir en la definición de "justificaciótl objetiva''
las razones de su creencia son objetivamente sttfic~entes, le la condición. (le que frente · a las razones que justifican una
bastaréÍ con1probar que sus razo11e3 son suficientes para él y, ¡m·,,.M.' creencia no l1ubiera otras razones contrarias, que el sujeto podía

ademéis, que no l1ay otras razones que pudieran controver- ra?onablemente l1aber esperado encontrar y que clesacred~taran
tirlas. la verdad de su creencia. K. Lehrer y D. T. Paxson Jr. (1969),
Llametnos "razones suplementarias" a las que podría aducir partiendo de una noción de "incontrovertibilidad" (undefe·asi-
cualquier sujeto epistémico pertinente (entre los que se cuenta, bility) de las razones planteada por R. 1\ti. Cl1ishol1n (1964),
por supuesto, el propio sujeto en otro motnento) en relación defendieron una definición de saber proposicional como "creen-
<:on las razones aducidas por otro (o por el mismo sujeto ---en = cia verdadera, justificada e incontrovertida (undefeated)"; esta
otro motnento). Con mayor precisión: dado un conjunto de ra- ·definición permitía responder a las objeciones de Gettier. La
zones 1 1 , en que se basa la creencia de S en p, ~t..azones suple-
4

noción de "incontrovertibilidad" aparecía así como una nue-


Inentarias son todas las razones accesibles a cualquier sujeto . va condición necesaria de saber, que se añadía a las tres tra-
que tiene acceso a r 1 y que no forman parte de r 1 . Podríamos~ dicionales. Sin embargo el intento de dar con una definición
decir que las razones que justifican p para S son objetivamente ·.{ precisa de ese concepto, que estuviera inmune a cualquier
suficientes si no son revocables por razones suplen1entarias. Así, · contraejemplo, se complicó de modo extraordinario. En una
Jlara conl¡)rol>ar si sus razones son objetivan1ente suficientes, S numerosa literatura filosófica, varios autores propusieron <.lefi-
ya no necesita examinar si hay otros sujetos epistémicos perti- niciones alternativas, a cual más complicadas, sin llegar a un
nentes que las itnpugnen, sino sólo si hay razones suplementarias consenso. 2 Tanto las definiciones propue:>tas en esta controver-
que pudieran revocarlas. Para que Kepler pueda saber que sia, como los contraeje1nplos destinados a refutarlas, han sido
sus razones so11 objetivan1ente suficientes le basta considerar prototipos de una mañera bizantina de hacer filosofía, que re-
detenidap1ente las razones supletnentarias que pudieran ocu- sulta inevitable cuando se pretende lograr una precisión cabal
rrirse y con1probar que éstas no las revocan. para conceptos que, como los epistémico:>, no pueden tener fron-
Jaakko Hintikka (1962, pp. 20-21) ya había señalado: "No teras perfectamente trazadas. No todos los conceptos requieren
estoy en posición de decir 'sé' al n1enos que 111Ís razones de la misma precisión; cuando ésta se convierte en requisito
(groun<ls) para decirlo sean tales que 111e den el derecho de universal, el resultado puede ser estéril. No entraremos nosotro:>
rechazar cualquier raz6n (evidence) o in fortnación posteriores." en los meandros de esa polémica barroca. Tomaremos de e!la
Si alguien dice ''sé que p" -continúa- "se con1promete a soste- su mejor frttto: el concepto de "incontrovertibilidad", como tne-
ner que aún per3istir'i en decir que sabe que p es verdadera -o dio de aclarar cuándo una justificación es objetiva.
al tnenos persistiré\ en decir que p es de hecho verdadera- aun Podemos adoptar la definición de 1\tfarshall Swain (1978, p.
si supiera tnás de lo que ahora sabe". 163), que se basa en otra definición previa de Rodericlr~ 1\J.
Con posterioridad, la condición de que las razones de una Cl1isholm: "Una justificación de p e1 incontrovertible == dr Hay
creencia no sean controvertibles por otras (unllefeasibility) fue un cuerpo de razones (evidences) r tal que 1· es verdadero y
j)resentada como una cuarta condición de saber, qtte tendría
que añadirse a las tres condiciones del análisis tradicional, con
2 Además de los artículos citados de E. Sosa y Lehrer y ·Paxson Jr., pue-
. den verse: M. Clark (1963), B. Skyrms (1967), E. S~sa (1969 y 1970), K.
el ol>jeto de resolver las objeciones planteadas por Edrnund Lehrer (1971), F. Dretske (~971), M. Swain (I972a, 1972b y 1974) y G.
Gettier ( 1963). En efecto, Gettier había 1nostrado que la <fe- liarman (1973).

••


158 RAZONES PARA SABER RAZONES PARA SABER 159

f'justifica p y esta justificación no puede ser revocada (overrid- maligno se empeña en engañarnos o que todos nuestros actos
den)." Una justificación es "revocada" =dt. "Hay un cuerpo
.~
· : tienen la irrealidad de una "maya" cósmica . .Por lo tanto, si
de razones r y un cuerpo de razones. ,, tal que: ~ 1] r es verda- ·:.'.~· interpretamos·,· la· condición . de que ·no ,haya razones ·suplemen-
dera y r justifica p, y 2] r' es verdadera y la · conjunción ·.·d~ . ~- ..ta-rias que rev.oquen una justificación, como ·una imposibilidad
r y r no' justifica p."\iDichó lo mismo con pocas pala_~as: una .;,; ;¡;>?~'"; lógica, el · requisito sería ·demasiado· fuerte, pues no habría sa-
justificación es incontrover.tible cuand9 no ··hay· ~razones suple~ ,.,.·"·"'· .:. ber · que·. lo cumpliera, salvo ~ el lógicamente necesario. ·. . .: · ·r:
me-n tarías que, añadidas··~a ella, ;puedan re-vocarla~. ; (
r • ' í o o.
1
•• : .· ·····I.~i·!¿Interpretaremos entonces la condición'r en · el ~ sentido de ·qu~
·Volvamos ahora a nuestro - problema,"i..:Diremos'·. que. una ~on­ el ·sujeto de la· creencia no·· tenga, de hechó, razones· que · ·revo-
ditión necesaria de que unt\conjunto,·de razones· sean···objetiva- quen su·. justifi€ación? Pero si la interpretación· anterior era
mente s:!ficientes y, por ende, justifiquen un saber, e~ que sea~ , demasiado fuerte, ésta resultaría demasiad(' débil. Sería, en efec-
~"incontrovertibles", o sea que no haya razones que puedan re- to, condición de la certeza de S pero no de su saber. Si S no
vocarla. Pero esta noción plantea dos problemas de fondo: 1] \,· tiene de hecho ~inguna razón que revoque su creencia, ello
¿Cómo entender que no haya razones que revoquen una justi- . . : q11iere decir simplemente que las razones de que dispone son
ficación? 2] ¿En qué sentido las razones suplementarias no . suficientes, a su juicio, para creer, pero no que son objetiva-
pueden revocar una justificación? ¿Se trata de una imposibili- = mente suficientes. Para asegurar que las razones de S sean efec-
dad lógica, física o l1istórica? Sólo si contestamos estas pregun- --tivamente incontrovertibles, debemos suponer que no haya otro
tas entenderemos lo que puede ser una justificación objetiva ~- sujeto epistémico pertinente (o el mismo sujeto en otro mo-
y, por lo tanto, lo que es saber. ..·.mento) que tuviera razones que las reyoquen. Para que S sepa
'

que p, es condición necesaria que ningún otro sujeto epistémico
•• : pertinente tenga acceso a razones que contravengan las razones
La paradoja de la justificación objetiva . de S y las revoquen, y .no sólo que S no tenga, de hecho, esas
· razones. .
Que no haya razones suplementarias que puedan revocar una · :_:~: Las razones susceptibles de revocar las creencias de S en p
justificación no debe entenderse en el sentido de una impo- no son pues las razones lógicamente posibles, ni tampoco las
sibilidad lógica. Sólo las proposiciones necesarias, por ser ver- razones que de hecho tenga S. ¿Cuáles son entonces? Las razo-
daderas para todo mundo posible, estarían a cubierto de cual- . nes a que puede acceder cualquier sujeto de la comunidad epis-
quier posibilidad lógica que las revocara; para cualquier pro- . t~mica pertinente y que no forman parte de las razones que de
posición contingente, en cambio, es lógicamente posible, por ·~~-qecho tiene S. A esas razones llamamos antes "razones suple-
<lefinición, encontrar un caso que la falsifique. 8 G. Harman _riientarias". Las razones que pueden revocar una creencia serían
(1973, pp. 123 y 218) está en lo justo al afirmar que "(casi) ilimitadas si tuviéramos que considerar todas las razones conce-
siempre será posible encontrar una proposición verdadera que bibles por cualquiera, pero nuestro concepto de ucomunidad
controvierta la justificación de S. Por lo tanto, S nunca (o casi epistémica'' permite limitarlas de modo que resulten disponi-
nunca) sabrá algo". Esto es válido para cualquier inferencia . J>:lés para un individuo concreto. Las razones suplementarias de
inductiva: "es muy probable que haya un número infinito una creencia, que debemos examinar, están históricamente de-
de maneras en que una particular inferencia pudiera ser socava- terminadas por las condiciones sociales que limitan a una co..
da por razones engañosas que no se poseen''. Ningún conoci- munidad epistémica: caudal de información asequible, nivel tec-
' miento está totalmente a cubierto de hipótesis generales que nológico, complejidad del saber heredado, marco conceptual
pudieran revocarlo. Los argumentos escépticos suministran ejem- t1ásico. Para cada creencia hay pues un número limitado de ra-
plos clásicos. Por fundada que esté una creencia, siempre podre- zones suplementarias posibles .que pueden revocarla. -
mos suponer que somos la ficción de otra mente, que algún dios ~ Pero aquí nos topamos con una antinomia. Por una parte,
la -justificación de S sólo será objetiva si ningún sujeto epis-
a M. Swain (1974, p. 164). témico pertinente tiene razones suplementarias que la revoquen;

••


~-;,. ~

100 RAZONES PARA SABER RAZOI':ES PARA SABER


161
por la otra, S sólo puede saber que no l1ay tales razones suple- '.

Discrin1inar Tazones
tnent~rias, por las razones que · él mismo posee. Luego, S sólo
}l~tede tener ttna justificación objetiv~ de su creencia a partir Saber itn1)Iica comparar las razones en favor o en contra de
~,.-· ' su',;.; propia justificación -subjetiva. Éste es el . problema que .., una . creencia y eliminar las alternativas pertinentes que pu-
~~~~~j~~ ~,~~-C·ilr,:"''l . t_g~,.Neri
Castañeda (1979) l1a llamado "paradoja de la jus- (lieran revocarla. Alvin Goldman (1978b, ·p. 121) ha señalado
ica~ión objetiva..subjetiva del saber". La única salida a . la este punto con gran claridad: "Se dice que una persona sabe
:?}~~~t~~*~Ñ· . tia~ra4oja consiste , e11 establecer un criterio claro para que una que p sólo cuando distingue o discrimina la verdá.d de p de
" . -~ ~ jbstificación subjetiva sea suficiente para in{eri1· la objetivi- alter11ativas pertinentes. U na átribución ·de saber le imputa
. '·.·~ ~~~, -cta<l de sus razon·es~· ".~-\sí, si un sujeto cualquiera \. sabe, debe a alguie11 la discrin1inación de cierto · estado de cosas frente
poder inferir, de las razones de que dispone lo siguiente: 1] No a alternativas })Osibles, aunaue no necesariamente frente a
hay sujeto epistén1ic.o pertinente posible que tenga razones que todas Ia1 alternativas lógicamente posibles." Goldman se en-
revoquen mi creencia (o: no hay razones suplementarias que frenta al problen1a de determinar cuáles son las alternativas
revoquen mi creencia), y 2] si un sujeto cualquiera tiene ra- ·que un sujeto debe considerar y descartar, para poder inferir
zones que revoquen tni creencia, no es un :>ujeto epistémico . que las razones co11 que cue11ta son incontrovertibles y, por

· pertinente. -'·~ , ende, que sabe. Un sujeto no puede considerar todas las a!-
_Gilbert Harn1a11 ( 1973, p. 151) ~eñaló una vía de solución , ternati~as lógicas que podrían enfrentarse a sus razones;
a la paradoja a! forn1ular el requisito de la Gbjetividad de éstas son ilimitadas; tampoco puede reducirse a la con-
la justificación como ttn requisito de inferencia: "Se puede . .5-i deración de las razones que de hecl1o, en ese momento,
inferir una consecuencia sólo si se infiere también que no l1ay · ~e le ocurran, pues podría dejar de lado otras pertinentes que
razones que no se posean, las cuales socaven (und.errnine) las '-_: revocaran su creencia. ¿Cuál es el criterio para establecer las
razones que se tienen.'' En sentido negativo: "Un buen cientí- · alterna~iYas. que debe considerar y descartar un sujeto para
fico 110 aceptar«í una conclusión al tnenos que tenga razones poder Inferir que sus razones s.o n objetivamente suficientes?
¡)ara }Jensar que no hay una razón aún no descubierta que Nuestro concepto de "razones suplementarias'' puede dar una
socavare su conclusió11.'' Como vimos, estas "razones no des- r~spuesta al problen1a planteado por Goldman.
cubiertas aún, sólo podrían entenderse en el sentido de "ra- ·_ N o poclet11os calificar de "saber'' ninguna creencia si no
zones suplen1entarias", tal como antes las definimos nosotros. t.~nen1os fu11damentos para rechazar las razones suplementa-
En efecto, la formulación de Harman resultaría trivial si la rias que })Odrían presentárseles u ocurrírseles a otros sujetos
frase "no hay ra~ones que no se ¡)oseen" se entendiera en · epistén~icos pertinentes posibles, entre los que se incluye el mis ..
el sentido de "no son disponibles para S las razones que 110 DJ.O sujeto del saber en otro momento. Al1ora bien, las razo-
posee''; sólo no es trivial si por ella se entiende "no son ll~s suplcn1entari~s a considerar, en cada caso, son sólo las
disponibles ¡Jara ningún sujeto epistémico pertinente las ¡-a- q~te sean accesibles a la cotnunidad epistémica pertinente; su
zones que S no posee". El principio de inferencia de Har- nun1ero está pues limitado por las condiciones l1istóricas de
tnan no es trivial si establece la posibilidad de concluir, esa con1unidad: información recabable de acuerdo con sus
a partir de las propias razones, la inexistencia en la cornuni- posibilidade3 técnicas, nivel ele conocitnientos anteriores, mar-
dad epistérnica pertinente de razones suplementarias que las co conceptual aceptado. Sólo porque el abanico de razones
revoquen. suple.n:entarias que considerar en cada saber está limitado por
Todo el problema de la objetividad de las razones descan- condiciones reales, puede ser manejado, de hecho, por una
sa, así, en la posibilida(l de que un sujeto sepa que sus razo- p~rsona concreta. Esto es válido tanto para el saber ordinario
nes son suficientes para inferirla. ¿Cómo es esto posible? ('01110 })ara el saber científico. En todos los casos se da ese
. proceso ele inferencia a la inexistencia de alternativas accesi·
l~les que pudiera1~ revocar tnis razones. Las alternativas perM
t1nentes }JOr considerar corresponden a los tres niveles de

4 •


162 RAZONES PARA SABER RAZONES PARA SABER 163
razones que deben poder compartir los sujetos epistémicos a las alternativas que son consideradas pertinentes. Esto per-
pertinentes, respecto de una creencia. mite que las razones examinadas para inferir la objetividad
No podemos tener seguridad en la veracidad de la percep- de una justificación sean reducidas y puedan, por ende, ser
ción, mientras no .la contrastemos cori otras percepciones posi- manejadas por una persona, sin necesidad- de poner.· ·e n-..cttes-
bles del mismo objeto, desde otras perspectivas espacio-tenlpo- tión, en cada razonamiento, la totalidad de los saberes anterio-
rales, ante nosotros mismos en . otros momentos, o ante otros res. Porque las razones asequibles son relativas a una comu-
observadores posibles. Cualquier saber basado en datos de ob- nidad histórica, es posible, de hecho, inferir su objetividad y,
servación requiere revisar los datos disponibles en la cotnu- en consecuencia, el saber.
nidad a que se pertenece. Ninguna creencia puetle aspirar a Pero ni siquiera es necesario que el científico revise todas
saber si no ha tomado en cuenta la información asequible en las razones asequ1hles a su comunidad. Basta, en realidad, con
ese momento, a modo de poder concluir qtte no es concebible que las que haya revisado sean las indispensables para descar-
que más tarde se descubran otros hechos que revoquen la in- tar con seguridad que puedan ocurrirse otras que las revoquen,
formación obtenida. Para ello no es menester, ni en el saber dados los conocimientos de que se disponen. Todo investiga·
cotidiano ni en el científico, tener acceso a todos los datos dor debe decidir, en un momento, que la información mane-
observados, sino sólo a un número limitado, suficiente para jada y los razonamiento3 teóricos discutidos, aunque no sean ...'
~

inferir que no podrán encontrarse otros que los contradig~n. exhaustivos, son suficientes para inferir la ausencia de razones
El testimonio de una }lersona fidedigna, corroborado por otras, SU}.>letnentarias que los contradigan.
me permite inferí~, para propósitos prácticos, que 110 habrá , Igual sucede con el conocimiento no científico. Más aún, )'
otros testimonios contrarios; la observación de una situación, : en este caso las alternativas por considerar suelen ser menos ".

repetida en distintas circunstancias, basta para concluir que.\ numerosas, por ser más escasas y simples también las razones
no habrá otra observación que la revoque. Así, los datos limi- ;• en que se funda nuestro saber. La información que ofrece un .., '

tados recabados por Brahe son suficientes para qtte Kepler diario prestigiado es razón bastante para Sa.ber, si su noticia 1
1
... ~.

concluya que ningún otro astrónomo hará otras observaciones es confirmada por algún otro 11oticiero. No necesitamos checar ~1
que los contradigan. todas las fuentes de información asequibles ni examinar las .• ..1 •
~

....
Tampoco podemos calificar una creencia de saber tnientras alternativas de explicación qtte · pudieran ocurrirse (errores de 1, .
•••

no tengamos razones para pensar que l1emos considerado y . ...



información, conjura de los editores del diario para engañar
rechazad<? las alternativas teóricas de interpretación y expli- a los lectores, sabotaje, etc.); porque la experiencia anterior
cación, asequibles para el saber de nuestra comunidad episté- nos garantiza que el testimonio de unos cuantos diarios es
mica. No sólo el científico, también el lego, debe considerar suficiente para inferir la aus·e ncia de razones que los contra..
los argumentos, críticas, puntos de vista interpretativos con- . · .· digan.. - .
trarios que de hecho se l1ayan presentado, antes de poder ase- Por último, las alternativas por considerar tienen un límite:
gurar que sus razones son objetivamente suficientes. Más aún, _:.,- el que establecen los supuestos conceptuales básicos de una
debe imaginar objeciones y contraejemplos, discurrir otras po- comunidad socialmente condicionada. No pueden tomarse en
sibilidades de explicación, poner a prueba sus razones frente a cuenta alternativas que alteren esos supuestos. Kepler no po-
razonamientos contrarios. Sólo si sus razones resisten, pueden -- día aceptar como hipótesis dignas de estudio que los planetas
ser declaradas objetivas. Una vez más, no es indispensable para .• trazaran sus órbitas por deliberación voluntaria o que las
ello revisar <le modo expreso todas las alternativas de t..azona- observaciones recabadas ayer no valieran mañana; tampoco
miento, interpretación y explicación posibles. En la práctica · nosotros, al percibir este 1\bro, manipularlo y comprobar su
científica normal, ningún investigador se detendrá a conside- persistencia ante cualquier) mirada, tenemos que tomar en
rar alternativas que contradigan teorías o supuestos anteriores . cuenta la posibilidad extravagante de que el libro y los otros
firmemente aceptados por la comunidad científica. El nivel fueran, en realidad, imágenes soñadas. Las alternativas que
del saber de un momento l1istórico marca un límite -efectivo debemos -examinar y rechazar para inferir -q·u·e - sabemos~ sólo


16·1 R:\ZO:'\F.S PAR:\ S:\HER RAZO:"f.S P :\ltA SABER 165

}Jueden incluir razones a(hnitidas dentro de un n1arco con- F'elipc). Pero es difícil ver cuál es el principio que da cuenta
ceptual, porque sólo ellas son razones accesibles a la conluni- de ese hecho. ¿Cómo ¡Juede un montón de cartas en la mesa
~

:1
dad . epistén1ica pertinente. Si para _saber algo requiriéran1os enfrente de Felipe socavar su saber, mientras el mistno montón , i
. con\tdera~, todas las alternativas posibles no habría saber algu- de cartas enfrente _de Pascual . no lo socava-11?'' Harn1an ~no ~ .f
no. I)or ello, la t'tnica opción frente al e)cepticisn1o es aceptar pue<.le salir de ~~ u perplejidad. 1
1
<J,Uc. Jas r~zo;1?s para saber sotl. relativas a tlna con1unidad epis- I .. a contestación podría ser: porque las cartas enfrente de .l

tcn1rca 1ustorrcarnente dctern11nada. O no hay saber o todo l 1elipe constituyen pruebas objetivas, que cualquiera podría
sahcr est«t condicionado sociahnente. La historicidad del saber cc))nprobar, de una posible estancia de su ren1itente en San '
'.
f
es la única alternativa V(tlida frente al csccpticisn1o. l 1rancisco: el sello de correos, su envío por avió11 lo atestiguan.
Hay otro litnitc a la consideración de alternati\'as, tanto de Las cart~s enfrente de }>ascua!, en su n1e~a de Italia, en catn-
'
t
. J
elatos obser\·a l>les con1o de explicaciones posil>les. Puesto que bio, sólo él las conoce, sólo él sabe que las ha escrito y, aun
]as razones suplen1entarias se definen con1o razones acrcsibles si otra persona las leyera, no serían testimonios públicos de
11
a cualquier sujeto cpistérnico pertinente, sólo pueden ser razo- la estancia de Pascua 1 en San Francisco; no son razones
ne; jJúblicas; quedan ex('Iuidos "datos" o "evidencias" de ca- 1 fJtíblicas, asequibles a Felipe ni a ningún otro n1iembro de su
, r~l<: ter incotnunirable, personal, privado. Sien1prc sería posi+)le : con1unidad cpistéJni<:a; no son alternativas, por ende, que
que ;tlguien adujese en contra de las razones que fundan un tenga que totnar en cuenta para saber.
~ aher, al~una inLuici<'>ll o revelación persona], .,por principio ~- El caso del asesinato político. Un dirigetlte po!ítico es
inasequib1c a los detn,is; L;unl>ién puede haber circun~tancias . asesinado. Sus partidarios quieren ocultarlo. En un progra-
en que una o varias personas Lengan acceso a datos qtte, de: Ina de tclevisi<)n difundido por toda la nación, anuncian que
hacer'e pt't bl icos, podrían revocar un saber. Peró sólo so11 ·~ el atentado contra el tlirigentc falló pero la bala tnató a uno
• ••
pertinentes para saber !os datos que }Hle<la considerar cual- · de ~us agentes, por e<¡uivocación. Pero antes de que se haga
J 1

quicr sujeto de Ia contun ida el epistétTl ica. N a die podría t otnar el anuncio, un h'íbil reportero, que supo del asesinato, había
en cuenta todos los datos privados que cada quien pudiera te- telefoneado el acontecin1iento a su peri(ldico. Juliana !ee la
noticia del a~esinato en el periódico: lo que cree es cierto y ..
t

ner; si tuviera <JHe hacerlo, no habría, una \'ez 1n;ís, sahcr


alguno, porque sicn1¡)re cabría intaginar la posibilidad de t icnc buenas razones para creerlo. Sin embargo, no poden1os
de(:ir que sepa. En efecto, todos han visto el programa de
-.
...

hecho; inrontunicablcs, ;tCcesib1cs s<'>lo a ciertos sujetos.


PodeJu.os ya responder al probleuta que le plantean a (;i)- tele\'isi<'Hl y, mientras no puedan discriminar cu,íl de las dos
bert Har1nan algunos de sus cjen1plos. Tornemos los dos n1~ís \'ersiones es la verdadera, ese J>rograma constituye una razón 1

claros para este objeto. suplcn1entaria que socava el saber de Juliana. Figurétnonos
l. El caso de las cartas falsas. Pascua 1 se ha ido a 1tal ia. ahora que, justo cuando los partidarios del dirigente asesinado
Su an1igo 1:elipe lo vio salir del acrOJJucrto hacia I~on1a; tie- cstétn a punto de hacer su anuncio, un saboteador corta los
ne 1:azones s<'>lidas llara creer que cstíÍ ahí. Pero Pa·:cual, por cables del. transtni ·~ or; el mensaje no pasa al aire y nadie se
tnotivo~ . pe•:sonales, quiere hacer creer a su é.unigo que est;'t entera de él. Juliana está entonces objetivamente justificada
en California. Le escribe cartas diciéndole que ha ido a pasar en creer en el asesinato del político, porque ya no hay una
el verano a San Francisco y pide a un conocido que se las razón ~uplementaria que revoque su saber. "En este caso -con-
en.víe a Felipe desde esa ciudad. Al recibir Felipe las cartas, cluye Harn1an- un cable cortado constituye la diferencia en-
1111entras no cotnprucbe su falsedad, ya no ¡)uede asegurar que tre u11a razón que socava el saber y un·a razón que no lo
sabe que Pascual está en Italia; las cartas enviadas desde San socaYa.'· ¿Por qué? A la pregunta de Harman podemos res ..
Francisco son razones suplementarias que podrían soca\'ar su ponder: porque en el primer caso la transmisión del programa
saber. Pero supongatnos ahora que Pascual can1bia de idea: por televisión es un dato público, que a cualquier miembro de
escribe la > cartas pero no las envía. ''Entonces -escribe Har- la con1unidad epistémica pertinente puede engañar; en el se-
nlan (1973, p. 145)- esas cartas ya no · socavan el saber (ele gundo caso, el anuncio no llega a l1acerse público, sólo unas

\

',

'

166 RAZONES PARA SABER
RAZONES PARA SABER 167
cuantas personas (sus autores) lo conocen y ellas sa~en que nos detengamos a examinar con cuidado cuáles serían razo-
es una mentira; se trata pues de un dato al que nad_te, salvo nes suplementarias de un saber y nos tengamos que contentar
ellos, puede tener acceso. Por lo ta~to; Juliana no ttene por . con las más obvias. Así, para usos prácticos, aplicamos "saber"
qué tomarlo en. cuenta para ~u saber. . Porque sólo so~ a~ter­ a ciertas creettcias que podríamos lla~ar "razonables", porque
nativas que podrían revocar nuestro s~ber, razones publ1cas, están basadas en -- razones sólidas que ··~bastan para darnos la
accesibles a cualquier sujeto epistémicp. "· per~inente. Nuest.ra
4
•.
J

.confianza de · que,~. de someterlas a examen .· mlnuctoso,. ·se~ con-


- ,. • ., •

defin_j,c ión de · "razones supleme~~arié\~:-~ . ~:- P.F:rml~~~ , así, solucto~. ,. . .,.".-· rmarían tomo . objetivamente suficientes. .·; - · .· · · ·' ' · . ::·' '· _ ,
nar lOs acertijos planteados por:•UarQtam:· ,·. :< •: ,: \ ~·:· , · · • ·.: · ~~~~~""~"''"' ·.Hay que distinguir, por lo tanto; . 'éntre~. 'las con'tliciones para
~~' Podemos proponer ya una segundá·.·;y - deftn~ttva condición
ue una: creencia sea saber y las reglas ·~ que permiten· aplicar
para que 11na razón sea "objetivamente suficiente"; la llamaría· ese término en distintas situaciones, aun cuando no se cumplan
mos "condición de irrevocabilidad": estrictamente aquellas condiciones. En la mayoría de las oca-

S tiene razones objetivamente suficientes para creer SI y siones, basta con tener la seguridad razonable de que nada nos
sólo si: ·permite suponer que hubiera razones ·s uplementarias que re-
1] Sus razones son suficientes (esto ·es, concluyentes, com- vocaran nuestra creencia, para que estemos justificados en
pletas y coherentes) para S; - . -..-~ . usar el término "saber" para esas creencias. En otras ocasiones,
y 2] S puede inferir que ningún sujeto de 1~ comunidad epis- en cambio, sí exigimos el examen lo más completo posible de
témica pertinente
. .
tiene razones suple~entarias • .que revoquen · las alternativas pertinentes, antes de aceptar que sabemos. ¿De
su creenc1a. -,

:qué depende entonces esa diferencia? · Del fin q~e, en cada


· caso, persigamos con nuestro saber. Son los mottvos, no las
. ~
. , . . razones, los que determinan el grado de justificación con que
Usos de "saber" para fznes practtcos •

nos contentamos para aseverar que sabemos.


Tratamos en el capítulo 5 de cómo la .v oluntad interviene
En cada caso, sólo contamos con un número limitado de ra-
en la deliberación. Es ella la que decide hasta dónde llegar en
zones para inferir, a partir de ellas, la inexi~tenc_ia de razones
el proceso de justificación de una creencia; es ella la que
suplementarias que ]as revo~aran. Saber ~o Implica tene~ que
acuerda detener el examen de las razones y procede a dar por
examinar todas las alternativas que pudieran contraventr las
válida una creencia. Esa decisión se mueve por deseos e in-
razones con que contamos, pero sí las necesarias para inferir
tereses. Pero si hay intereses en creer lo que deseamos, también
que no' hay otras. En sentido estricto sólo· hay saber si se
· lqs ·h·ay en creer lo verdadero. - . .
cumple e3a condición.
Ahora bien, esos intereses pueden manifestarse en dtsttntas ..
Sin embargo, de hecho, usamos la palabra "saber" con mu-
formas.- Podemos querer lograr éxito en una acción específica,
cha mayor laxitud. No dudamos en aplicarla a muchas situa-
vinculada con un fin concreto; entonces queremos saber, para
ciones en que concluimos la objetividad de nuestras razones,
a partir de datos escasos 'Y sin detenernos a considerar _las que nuestra práctica se adecue a la ~ealidad y n~s permita. al-
canzar ese fin particular. Tenemos tnterés también en orien-
alternativas pertinentes. De continuo ocurre eso en la v1da
tarnos en el mundo en forma permanente, en diversas circuns-
diaria. La percepción apresurada de mi entorno, las palabras
tancias, de manera de asegurar el cumplimiento de los fines
de un amigo, la lectura de un aviso las tomo como garantía
qtte nos propongamos con muchas accio~es distin~as. En to-
de objetividad, sin detenerme a comprobar su veracid~d ni
dos los casos el saber se encuentra subordinado a ftnes.
parar mientes en sus posibilidades de engaño., Nue~tras. rela-
' Ahora bien, el número de razones suplementarias que de-
ciones normales con el mundo y con los demas sertan Impo-
cidimos considerar varía según las circunstancias, porque
sibles si, para tener la seguridad de saber, tuviéramos que
depende de la seguridad que deseamos alcanzar en nuestra
ponderar en cada ocasión, las alternativas racionales \ posibles.
creencia, para obtener nuestros fines. En cada caso preten?e-
Las necesidades prácticas de nuestra vida requieren que no -. ' mos lograr el grado de justificación que nos baste para _gutar
.
,


168 RAZONES PARA SABER R:\ZO~ES P .\RA SABER IG~

nuestra acción en esa circunstancia. Para orientar 11uestra con- un ingenioso caso. ''Enrique maneja en el ca1npo co11 su hijo.
ducta en la vida cotidiana, no tenemos necesiuacl de conside· Para in~Lruir al niño, Enrique identifica objelos del paisaje
rar todas las razones suplementarias _pertinentes, 11os basta11 confortne van apareciendo; 'eso es una vaca', dice Enrique,
las más obvias. Si tuviera que comprobar la veracidad de mi 'eso es un tractor', 'eso es un silo', 'eso es un granero', etc.
percepción cada vez que observo algo, mi acción sería torpe e Enrique no tiene dudas sobre la identidad de esos objetos,
ineficaz; si en mis relaciones con los otros precisara poner a en particular no tiene dudas de que el objeto n1encionado en
prueba las credenciales con que se presentan, com¡)robar lo últitno lugar sea un granero. Cada uno de los objetos iden-
bien fundado de sus testitnonios o someter a escrutinio sus tificados tiene rasgos característicos de su tipo. l\I<ls aún, cada
acciones, la desconfianza universal volvería imposible la convi- objeto es perfectamente visible. Enrique tiene excelente vista
;:encia. El acierto de n1i acción en mi vida cotidia1~a exige y ticn1po suficiente para tnirarlo con cuidado, pues hay ¡)oco
pues que dé por ol>jctiva1nente suficientes, aunque en verdad tráfico que lo distraiga." Seguran1ente todos estaríatnos il_l-
no lo sean, las escasas y apre:. ;uradas razones en que se basan clinado-:> a decir que Enrique sabe que hay graneros en el carn-
las creencias que guían mi práctica. Entonces, no dudan1os en })0. Pero s11pongamos ahora que "sin que Enrique lo sepa, e1
calificar de "saberes" a las creencias r"azonables que bastan distrito cst'í lleno de in1itaciones de graneros hechos de cart<'>n.
. para lograr una acción exitosa en las circunstancias particula.,.. :
Esas in1itacionc~ se ven desde la carretera exactamente como
res ele la vida diaria. graneros, pero son fachadas sin muro~ traseros ni interiores,
La justificación exigida es, en can1bio, mayor .. "Si queren1o~ , que no pueden ser usadas como graneros. Están construidas con
asegurar una orientaci(>Jl acertada en nuestra acción en cir- habil ida el, de tnodo que los viajeros in,·ariablen1entc lo') con-
cunstancias variadas o situaciones duraderas. Entonc;::es rec¡ue- . funden con graneros. J)ada esta nueva infortnaci<Jn, tendería-
rimos exatninar mayor nt'tmero de alternativas. Si quiero tener ;: mos ahora a negar que Enrique sabe (¡ue hay graneros.
la seguridad de que mi autotnóvil funcionar{t en· n1i pr<'>xin1o En ;unbos casos la justificación de Enrique es la 111isn1a; pero
viaje, requiero someterlo a un examen cuidadoso; si deseo fir- en el segundo existen razones suplernentaria > que no ha <:on ..
mar un contrato, necesito poner a prueba los documentos que siderado y que socavan su creencia, por ello 110 podetnos de·
el otro presenta. Si el fin que pretendo alcanzar exige esta- cir <¡ue Enrique sepa. Pensetnos ahora en la situación en que
blecer una seguridad firnte para mi acción, sin que haya ten1or est<Íl)an1os, tanto Enrique como nosotros? antes de recibir nin-
• •
a equ1vocarn1e, requer1n1os agotar las razones alternativas per- guna infor1nación sobre la existencia de falso .~ graneros en la
tinentes: el detective que resuelve un crimen o el militar que con1ar(~L i\ún entonces existía la posibilidad de que el gra-
planea el esca1)e de una ciudad sitiada, precisan hacer un nero que n1irara Enrique fuera una imitación. ¿Debería En-
recuento casi exhaustivo (le las razones suplementarias que rique haber descartado esa alternativa antes de poder concluir
podrían revocar su creencia, antes de aceptar que saben. l..J n que sabía? La respuesta de Goldman sería: debería descartarla
requerimiento semejante se presenta si lo que nos interesa es só!o ~i esa alternativa fuera pertinente en las circunstancias
detectar una guía aplicable a todas las circunstancias, por particulare·> en que se encuentra. Si no hubiera habido nun-
cualquier sujeto; también entonces exigimos un cabal exan1en ca in1itaciones de ese tipo en esa región, o si sólo hubieran
de las razones pertinentes: es el caso, claro está, de la ciencia. existido en una ocasión en algún país lejano, nadie 1-equeriría
El número de razones que consideramos variará en cada caso, que Enrique considerara esa posibilidad antes de inferir que
de acuerdo con el interés en que nuestra acción esté nl<Ís o sabía. Sólo en el momento en que se introduce una informa-
menos firmemente "encadenada'' a la realidad. Entre las creen- ción sobre la existencia de imitaciones de graneros en la co-
cias razonables, que solemos llamar impropian1ente "saberes", marca, aparece una alternativa pertinente que Enrique debe
y el saber en sentido estricto caben muchos grados interme- considerar. Las circunstancias determinan en cada caso las al-
dios. ternativas pertinentes a considerar antes ele poder inferir que
Las observaciones anteriores permiten dar una respuesta al se sabe.
problema que plantea Alvin Goldtnan (1978b, p. 121) en Pero con esa respuesta corre1nos el riesgo de relativizar la

' .


170 RAZONES PARA SABER RAZONES PARA SABER 171

noción de saber. Supongamos que, en el ejemplo citado, los razones más completas para hacer la misma inferencia. La
graneros falsos se alternan con graneros reales, y que en una práctica determina el grado de justificación que . requerimos.
ocasión Enrique acierta con un gra~ero real, , al identificarlo.
1 • t~r····

~'

. . \. . .

... "'1."
> '
\
> •

.
\

¿Podemos afitmar que sabe que eso· es .un granero? Según el: ,.. ... ""'
·. 1.1
. • ~
- '·~ ;
..:y.
enfoque de Goldman dependería de las~~ circunstancias: ·si las' '"''"'· Razones incontrovertibles .en la ciencia . ;~;r~~ ·: ·,. :~ .. · · t •


imitaciones ;son·· frecuéntes en ]a región~;-~deberia~os ~juzgar que .~ i { ~~:,.
' ~
i'·{" .: 'ht~ f.: ~·\¡.¡t.'·~;
,.; ~'

~·.l tl·"f'L~~ ~.,
~ • t." t' i~. l ·~=~~\·1
.' "'~"··"' :· ..•";~~· ~~.~ ....· {~·-''-\
·. ·• .. .r .1 ~, !'."}'
\l
'¡"l:•f..¡i-· !...
'• . ~·\t•' ~.
~

: •
~ 4 .,
...
.,,

no sabe, aunque acierte, porque · -no ·r-~ ha.s.,:·~on~iderado ·.una ra- . · . La" propuest~ de de.finic,ióri (dec.~'saber'~·-fen~.':términos de· razone~
zón pertinente que pudiera re\'ocar , su;,~ctee,n9i~;t·~ en -.cambio, .si 0
incontrovertibles : podría,, eiífrentªrse a una>·--.objeció'ri pr9ceden-
·"' '"''·

las imitaciones·· son del todo desusadas, podríamos ,- afirmar que te de lá ·historia·· de lla ciencia. ··A par.tir. .,·de~\;la· ·c onocida obra de
sí sabe. Pero en ambas circunstancias Er:rique tiene la misma Thomas Kuhn sobre las revoluciones científicas (1962), algu-
justificación: su percepción de un granero a la distancia. ¿Có- nos filósofos de la ciencia: ·han creído :vislumbrar una crisis
mo sostener que la misma justificación es suficiente para saber de la doctrina tradicional, que consideraba a la ciencia como
en un caso y . no en el otro? un saber objetivo, fundado en razones demostradas. Para re-
Una respuesta más adecuada, creemos nosotros, sería: Enri- chazar una ·teoría no bastaría la presencia . de anomalías, de
' que no sabe en ninguna de las dos circunstancias, porque~...en : problemas no resueltos, esto es, de razones que parecen revo-
ninguna se ha cuidado de examinar las razones suplementa- carla. De l1echo, suele ocurrir lo contrario: Cuando un enun•
rias que seFían asequibles a otros sujetos episténritos pertinentes ciado de observación no es consistente con una teoría aceptacla,
o a él mismo en otra situación especial,· respecto a los graneros. los científicos, lejos de .abandonar sus \~ hipótesis, suelen ·acudir
Enrique no ha comprobado en ningtín · caso la ver~cidad de s\t. a dos clases de expedientes: ·1] ·Ponen en duda la observación
percepción. Cqn todo, Enrique puede aplicar el término "sa~ o experiencia que podría revocar la teoría. Después de todo,
ber" a su creencia razonable, porque basta para cumplir el ninguna experiencia es del todo concluyente; siempre es posi-
propósito concreto de instruir a su hijo. Si Enrique tuviera ble suponer errores de medición o de interpretación, omisio-
necesidad, en cambio, de una guía permanente para lograr nes en considerar todas las variables . pertinentes, fallas en los
acciones más complejas relativas a los graneros, si deseara, por instrumentos utilizados. Antes de rechazar una teoría, que
ejemplo, almacenar grano en ellos, comprar alguno, protegerse ha sido aceptada por buenas razones, será más prudente espe-
de la lluvia en su interior, no se contentaría con sólo haberlos rar la repetición de la experiencia que parece falsificarla, pro-
visto; entonces tendría que comprobar su primera percepción curar otras experiencias que la anulen, interpretarla en otra
con un examen más minucioso y-·llegaría a la conclusión de 'f orma. ~] Pu~den también alterar la teoría, a modo que no
que no sabía. Se daría cuenta, entonces, de que antes l1abía resulte Inconsistente con los enunciados de observación. Tra-
aplicado el término "saber" a una creencia que no estaba tará~ .entonces de co~servar el "núcleo" central de la teoría y
objetivamente justificada. modificar los enunciados que constituyen lo que Lakatos
La conclusión que podemos sacar del ejemplo no es que (1970) llama su "cinturón protector". Cualquier teoría puede
el término "saber'' tenga distinto3 sentidos según las circuns- salvarse mediante hipótesis adicionales, ajustes en la termino-
tancias, sino que solemos aplicarlo de manera impropia a logía o en los enunciados generales, o aun con el auxilio de
creencias razonables, cuando éstas cumplen nuestro fin de "estratagemas convencionales'' (Poincaré, Duhem), que den ra-
orientarnos en un comportamiento determinado. zón de las nuevas experiencias. En cualquier caso, los científi-
En cualesquiera circunsta11cias, los fines prácticos determi- cos pueden juzgar que la incompatibilidad entre teoría y enun-
nan si nos contentamos con creencias razonables o exigimos ciados de observación es sólo aparente y confiar en que con
saber para asegurar el éxito de nuestra acción. Sólo porque el tiempo se demuestre su compatibilidad. De hecho, no sue-
el conocimiento no es una operación desinteresada, puede ex- le rechazarse una teoría, aunque se presenten razones en con-
plicarse que en .unas circunstancias consideremos sólo unas tra, mientras no se cuente con otra teoría mejor, capaz de
pocas razones para inferir que sabemos y en otras exijamos explicarlas. La historia de la ciencia muestra· muchos ejemplos

••


172 RAZONES PARA SABER RAZONES PARA SABER 173

de esta "tenacidad" en la adl1esión a una teoría pese a las la experiencia en apariencia falsificadora? Sólo porque es pre-
razones aducidas en su contra. ciso n1antener la justificación obje~iva del saber científico, es
Pero de esa tenacidad no puede co_ncluirse que el científico decir, }Jorque se supone que la · ciencia dejaría de ser saber si
esté clispuesto a aceptar como saber una creenci~ basada en fuera -efectivatnente controvertida por razo11es supletnentarias. .. .
razones controvertibles. En· ·efecto'~ si \ma-ntiene ~~' la teoría es · po1~~. ·- Por otra · ; pí(rte,- .. ·cuando \-s:e ofte€e ,. otra: alternativa ·t eórica-· que
que tiene razones suficientes para .inferir que está objetiva- sí sea ·ca¡Jai · d·e explicar las razones aducidas en contra ··de la
nlente justificada.: resuelve los·· problemas , q·u e se plant~a:n en anterior, ésta·. se descarta, ¿por'·· qué? . Porque tenemos ·razones
su campo de aplicación, es capaz . de . predec~r ciertos ltecl1os, suficientes·. p·ara inferir que las razones suple~entarias que se
tiene contenido empírico: frente a las alternativas teóricas con- aducían contra la teoría anterior no socavan la nueva teoría.
sideradas resulta preferible, porque posee una C?tlgruencia y Tanto ~os esfuerzos en mostrar la compatibilidad de u11a tec - .
sim-p licidad mayores, explica las fallas de las otras teorías y ría con los enunciados de observación aducidos en su contra,
permite resolver problemas que las otras no resuelven. Sólo con1o !a aceptación de nuevas teorías con mayor poder expli-
después de considerar las otras alternativas disponibles, de to- cativo y contenido empírico, suponen la idea de que el saber
tnar en cuenta los hechos de observación a que tiene acceso l1a de rechazar las razones que ·¡o revoquen.
· y de poner a prueba sus l1ipótesis, ttn científico puede inf€-rir l Puede suceder, sin duda, que, durante n1ucl1o tien1po, no
que su teoría no es sólo una conjetura creíble, sino Utl saber. · ·se acierte a detnostrar la consistencia de la teoría con las ex-
Si confronta entonces enunciados de observaciófl·· que parecen . pericncias aducida~ en su contra, ni tampoco se disponga de
ser inconsistentes con esa teoría, tiene que considerarlos con1o . :· 'Una teoría sustitutiva. Si se la sigue sosteniendo entonces no es
auténticos prohlernas por resolver; pero es mucho mayor er sólo }JOr razones teóricas ( porque su justificación es suficiente
peso de las razones en que se basa su teoría qtte· el <le esos\ ·_ y no hay una alternativa mejor), sino por razones prácticas: no
enunciados que parecen controvertirla. Abandonar la troría· -, pouen1os queuarno3 en un "vacío" de creencias, mientras 110
en ese punto, sería aceptar una nueva creencia por razones . á parezca una alternativa mejor; Pero en esa situación se de-
insuficientes. Es~á justificado, pues, en suponer que la incon-
• • _.._!

. _nomina "sab~r", por necesidades· prácticas, lo que en realidad


sistencia es sólo aparente y que no se encuentra, en realidad, es una creencia razonable.
frente a razones suplementarias que revoquen la teoría. Ni ~~,·--- En sutna, el científico no puede menos de exatninar las al-
siquiera el más "tenaz" de los científicos decide mantener una
.~ern~tivas racionales que le sean asequibles, antes de concluir
teoría aunque haya razones que la revoquen; lo que decide es
,gue tiene razones objetivamente suficientes de sus teorías. Si
que las razones suplementarias aducidas no revocan, en reali- . ~· .
~ entre esas alter11ativas se encuentran enunciados tales que pa-
dad, la teoría. De lo contrario, tiene que admitir que su teo-
recetl ponerlas en cuestión, l1a de suponer que esos enunciados
ría es controvertible- y sólo conserva el valor de una creencia
provisional. En cambio, al mantener su teoría frente a razone3 ,p.o constitttyen razones que socaven su conocimiento o bien
en apariencia inconsistentes con ella, se cotnprotnete a demos- -aceptar que éste es sólo una creencia razonable, aún no plena-
trar que esas razones no la revocan. ~·mente confirmada. Pero lo que no puede es renunciar al ideal
Así, en el proceso de discusión y transformación de una teo- de consistencia racional y de incontrovertibilidacl de su justi·
ría se tnantiene el concepto de la ciencia como un conjunto ficación. Si surge tln problema que parezca ser inconsistente
<le creencias fundadas en razones incontrovertibles. De lo con- c::on sus hipótesis, tiene que llegar a demostrar su con1patibi-
trario no se explicaría por qué se empeña el científico en ha- lidad con ellas. Como indica Imre Lakatos (1970, p. 143):
cer compatible la teoría con las razones que se aducen en su "La consistencia -en un sentido fuerte del término- tiene que
contra. En efecto, en todo momento el científico piensa que seguir siendo ·un principio regulativo impo1·tante. . . y la jn-
hay que salvar la teoría frente a las anomalías, o bien que consistencia tiene que verse como problema._ La razón es sen-
l1ay que rectificar o reinterpretar la experiencia anómala. Pero cilla. Si la ciencia persigue la verdad tiene que perseguir la
~-por qué hay que salvar la teoría? ¿Por qué hay que conjurar consistencia; si renuncia a la consistencia, renuncia a la ver-

.'


' ' . 174 RAZONES PARA SABE~ RAZONES PARA SABER 175

dad." "Perseguir la verdad" implica, en este caso, tratar de S sabe que p si y sólo si:
: : dar a las creencias una justificación objetiva. 1] S cree que p
;::·::\:~:,;1::\~::~.··.·-· · Con todo, no podemos establecer u~a separación tajante en- y 2] S tiene razones objetivamente suficientes para creer
~
·.·¡··¡&·'*'"",..,..;'<,..
·/~!~f~~~~~> 0 Jre os conceptos
1 d '' . bl " " b " A
e creencia razona e ~ sa er ~ unq.u e-~ .. que p. . ·"' ~ = ... ~- .

;.,1.1t:~~~1:·~~~iNf~P<~damos enumerar las condiciones que debe cumplir una creen- . . La con<;Iición [1] la analizamos (capítulo 3) como: estado de
~)m~;~fí;~~/~i~~,ia . para constituir un saber, . no· .es .siempre· fácil , determinar si . · disposición para actuar, adquirido, determinado por el objeto
·7~:~~~~~/~i!~e cumplen esas condiciones _e n· un caso c~n.creto• ..El concepto ···o situación objetiva aprehendidos (p). La condi~ión [2] enun-
·,_f!.hA~~X{:~~~·~:~e saber guarda cierta imprecisión,,; porque ·:n o ·:·siempre puede
i . cia que las razones de S son suficientes, no sólo a juicio de
}~J~Sf::;\·.;V decidirse si las razones de una creencia, son ·; objetivamente sufi- .· •.• ) sino -objetivamep.te, para establecer la verdad de up'', luego,
. ·.. ·cien tes. Su imprecisión obedece a dos circunstancias: ·. -·son garantía para S de la existencia real de p. Al saber, el su-
1] En la definición de "razones suplementariasu interviene .·.··.· jeto tiene garantías de estar · determinado por la realidad y,
la noción de "comunidad epistémica pertinente" que, como vi- · . -por ende, se asegura de que su práctica. será acertada. Saber
mos, no puede siempre determinarse con precisión. · es guía seguro de la práctica. Las razones objetivamente sufi..
2] El número de alternativas que debemos considerar para · · ·cien tes "atan'' la acción a la realidad. ·
. inferir que no l1ay razones suplementarias contrarias no puede · . Recordemos ahora el análisis tradicional de saber, con que
tampoco determinarse con precisión en todos los casos. Debe empezamos este estudio. Rezaba así:
intervenir la voluntad para decidir en qué momento se consi- S sabe que p si y sólo si:
deran suficientes las alternativas consideradas, de acuerdo con 1] S cree que p,
el fin elegido. · 2] "P'' es verdadera
Así, el concepto de saber se presenta como un límite del de.\ y 3] S tiene razones suficientes para creer . que p.
creencia razonable, al cual tiende toda creencia sin _que poda- ;• Nuestro análisis difiere del tradicional en. do.s puntos:
mos e11 mucl1as ocasiones, señalar con seguridad si lo alcanza. 1] Elimina la mención expresa de la verdad de '~P'', en la
Hay pues muchos grados de creencias razonables según se apro- · .,~~gunda condición.
ximen a una justificación objetiva precisa. ¿Quiere esto decir •. -':·~- 2] Corrige la tercera _condición con el requisito de que las
que podríamos abandonar la distinción entre creencia razona- •· · -~·.:.r.~zones para creer sean objetivamente suficientes y no sólo su-
ble y saber? En modo alguno. En los extremos de ese continuo ...·Jicientes para quien cree. Podemos expresar lo mismo con el
podemos. distinguir, con la precisión requerida para nuestros uisito de que la justificación sea objetiva. La eliminación
fines, entre creencias razonables pero insuficientemente fun- la segunda condiciór.t sólo es posible por la cor~ección de
dadas, y otras que no son controvertibles. Sólo en la zona in- tercera .
termedia cabe la inseguridad; pero aun allí podemos, para . · · Esas modificaciones al análisis tradicional deben aún ju~tifi-
cualquier creencia, aumentar las exigencias de nuestra justifi- í:;.{;'"'$~;.· Será la tarea del próximo capítulo.
cación, sugerir nuevas alternativas que considerar en nuestro
razonamiento, para asegurarnos de que efectivamente sabe-
mos. Por otra parte, en todos los casos podemos tener el grado
de precisión que necesitamos para cumplir con el fin que nos
lleva a conocer: . contar con una orientación segura en nuestra
vida.

Análisis de saber

Como conclusión, podemos proponer el siguiente análisis de


saber:

't


SABER Y VERD:\0
177
8. Sl\BEI{ \' \'ERDAD
dad en relación con el conocimiento. Si bien en la definición
de . "Yerdad" podemos prescindir del sujeto, no podemos ex-
clturlo del concepto de "saber". El saber es un estado interno
de alguien. Si nos referimos a una verdad "sabida", el sujeto -
clebe a¡)arecer en los dos términos de la relación de verdad.
\le amos el prin1ero. · .
Verdad, oraciones y juicios ":'.'.es uria oración declarativa o clase . de oraciones (pro-
posicion)._ P~ro lo que convierte a un conjunto material de
A. ~~arski (J9t-J'!), en su co11cepto semántico de verdad, logró t1~azos o sonidos en oración declarativa de un lenguaje, no es
precisar la 11oción t~~adicional de verdad corno correspontl~11cia. 111nguna })ropiedad fís~ca de esos traLns o sonidos, sino el que
Una oración cualquiera es verdadera si y sólo si existe el l1echo sean usados para referirse a un l1echo y describirlo. Los trazos
al que se refiere o, en for111a 111ás breve: upn es verdadera si ? fonen1as que con1ponen la oración singular son sólo un con-
y sólo si jJ. Pero ¿qué es "p"? Para evitar cualquier cuestión JUnto de n1oléculas sujeto a leyes físicas; no se refieren a na-
IIICtafísica, 'l"arski la interpretó como una "oración (sentence) {~a, mientras ·no sean utilizados por alguien para ese propó-
declara ti va" perteneciente a un lenguaje específico ( 1914;·· p. : ~Ito. Por lo tanto, para poder aplicar a un conjunto determinado
'

53); "jJ'' es una entidad lingüística, coJ1siderada con indepen- de trazos físicos el _rredicado de verdaderos, es menester supo-
dencia de Lllalquier sujeto que la profiera. Cdii todo, es ob- . ner que ellos se ref1eren a un l1ecl1o existente; tenemos que su-
vio que al aplicar ja nocib11 de verdad a una oración sing~,.. poner, entonces, que alguien juzga con ellos ese hecl1o. Luego,
lar, poden1os aplicarla tan1bién a la clase de orac~ones con ~.1 })ara que llamemos verdadera a una oración concreta, debe..
n1istno sjgnificado que esa oración. Si "la nieve es blanca'' e$ n1os c011siderarla, no sólo como un conjunto de trazos en un
verdadera, tan1bién io es "la neige est blanche", "snow is 1.vltite'', ¡~a1)el o serie de fonemas proferidos en un orden, sino como
y cualesquiera otras oraciot1es co11 el mismo significauo, for- signos usados por un sujeto con·c reto para referirse a un he-
n1uladas en otro n1omcnto o lugar. Podemos entender, pues, ello y describirlo, como una oración aseverada. Podemos llamar
por ~~P" la proposici6n, si por "proposición" no entendetnos a la. or?ción aseverada "aseveración" o "juicio"; corresponde
ninguna entidad psicológica o n1etafísica, sino sólo la clase al termmo statement en lengua inglesa, mientras que la pa-
de oraciones con el n1istno significado que una oración dada. , labra sentencc~ puede traducirse, en castellano, por "oración"
¿Y qué se entiende por p? No puede ser el objeto de la o "enuncia~o". La aseveración es el resultado de algo que
creencia en cuanto creído }JC?r un sujeto, pues éste podría no ha~e un sujeto con una oración, al juzgar que existe o no
existir realtncntc, con lo que "jJ'' sería falsa; lo que hace ver- extste un hecho. En la aseveración o en el juicio no podemos
dadera a la proposición, sólo puede ser el l1echo real, tal con1o ptescindir de quien juzga. Como señaló J. L. Austin (1964, p.
existe con independencia de cualquier sujeto que lo crea. En 20), "una aseveración (statement) se hace y su hacerla es un
el concepto se1nántico de verdad, la verdad es una relación real a con tecitniento histórico, la locución por cierta persona que
entre dos términos: oraciones y hechos. En ella no aparecen habla o escribe de ciertas palabras (una oración) dirigida a
para nada los sujetos. La verdad de "P" no depende del tes- una audiencia con referencia a una situación histórica, a un
tinionio de nadie; i(P" podría ser verdadera aunque nadie lo acOiltecimiento o a lo que sea". Una oración está constituida
sepa, incluso aunque no exista 11ingún sujeto que la j u1gue. por ¡)alabras que pertenecen a una lengua determinada, es un
Corresponde a una noción de verdad que podrían1os llatnar arreglo de signos; una aseveración o un juicio es un uso que
"aiY5oluta", esto es, considerada como una relación di ~1dica alguien hace de esos signos para referirse a algo (para "alcan-
entre lenguaje y realidad, con independencia del conocitniento zar la realidad'', cotno decía el Wittgenstein del Tractatus).
La misn1a oración puede servir para expresar juicios diferer1tes
que algún sujeto tenga de ella.
(por ejemplo, "el actual presidente de 1\féxico es prudente",
La situación es distinta cuando tenemos que pensar la Yer- ·~
afirn1ada hoy o hace seis años); a la inversa, el mismo juicio
[I7G]
• ••


178 SABER Y VERDAD SABER Y VERDAD 179
puede expresarse con oraciones distintas: una vez con pala- zones para saber son justamente todo aquello que le permite
bras castellanas, otra, con palabras inglesas, por ejemplo. Para , a un sujeto basar su juicio en la realida.d , "alcanzarla'' con su
saber si una oración determinada ~s verdadera, es · menester ' juicio. Luego, ~ para que' ~ualq1:1iera sep~, . es menester que sus
conocer cuál es el juicio que con ella se hace. Asf, sólo si s~- .· ~ razones basten para garantizar~ · la existencia real. . ,<;{e p; . pero, -. ·
ponemos que· alguien asevera algo con una oración; podemos entonces, el juicio sobre · la :verdad de ~~p~, depende de esas
aplicar a esa oración el predicado de verdadera. Sólo sabemos razones.
' · . . -· ~ .
.. .. • \ • , c. .. • · · ·
que un hecho concreto p hace verdadera[ á.,.~ ~~P" si.:, . suponemos :. · Ten~II)os que, qistingpir ;~ntre la· d~fjnició.n de "verdad~' . y
que "p" está aseverando este hecho, . estQ es, · si ~por~ up, enten-
e· el enunciado; de.. las con~iciones , que ·per~iten que . un sujeto
demos el juicio de que p, no . la simple·. oración: cualquiera tenga una proposición por verdadera; hay que dis-
Pero para que se dé un juicio verdadero, es menester supo- tinguir entre verdad y cr!terio de verdad. X es criterio de la
ner el o los sujetos históricos a juicio de los cuales es verda- existencia de y cuando la presencia de x es señal decisiva de
dero. Si la existencia real de p es condición de la verdad del ~ la existencia de y, su ausencia señal decisiva de la inexistencia
juicio "p", la existencia de un sujeto para el que es verdad de y, y x es conocido e~ forma más inmediata y clara que y.
"p" es condición de la posibilidad del juicio verdadero up·''. Criterio de la verdad de up" debe ser una señal que garantice
· No afirmamos que -si up" es verdadera- el hecho p no ex-ista para un sujeto la existencia real de p· y que sea conocida de
con independencia de todo juicio, sino que no puede ser juz- . manera más inmediata que la misma p. Ahora bien, llamamos
gado, ni sabido, con independencia de todo juicio. Podemos, --"razones objetivamente suficientes" o "justificación objetiva''
sin duda, definir la verdad como una relación diádica, en la _:~:·.3.- lo que asegura, para cu~lquier sujeto, que el objeto de su
que hacemos abstracción de todo sujeto, pero ~o podemo$ . :. creencia no sólo tiene existencia para él, sino también tiene
aplicar esa definición a ninguna verdad sabida, manteniend~ existencia real, independiente de su propio juicio. Las razones
la misma abstracción. En el. momento en que alguien sabe que obJetivamente suficientes bastan, por lo tanto, para que un
up" es verdadera, juzga sobre la verdad de up", y la verdad ya SUJeto pueda aseverar que su creencia .es verdadera y que sabe;
no consiste sólo en la relación entre una oración y un hecho, s·o n, pues, criterio de verdad; fuera de ellas nadie tiene otro
sino entre una aseveración y su referencia. acceso a la verdad.
Para distinguir entre "creer" y "saber'' no interesa tanto que
en un caso se alcance la realidad y en el otro no. De hecho,
Verdad ·Y justificación objetiva . también con la mera creencia podemos alcanzar la realidad,
. -· t~mo el viajero del Menón llega a la ciudad de Larisa con su
" . . .
~reenc1a cierta. Lo que realn1ente importa es tener "amarrada''
.

Pasemos ahora a considerar el hecho que hace verdadera la


proposición, en la relación de conocimiento. Debe aceptarse la po:;ibilidad de acertar, no alcanzar la realidad por un acto
que, si ~~P" es verdadera, p existe con independencia de cual- irrepetible y azaroso, sino poder controlar nuestros aciertos;
quier sujeto. Pero lo que existe con independencia de cualquier en suma, lo que nos interesa, al saber, es poseer una garantía
sujeto no puede ser sabido con la misma independencia. No ·para acertar. Las razones objetivamente suficientes son un
es contradictorio que alguien conozca un hecho que existe criterio de verdad tal que garantizan que nuestras creencias
con independencia de su conocimiento, pero sí es contradicto- no fallarán la realidad.
rio que alguien conozca con independencia de su conocimiento J. L. Austin (1961, p. 67) sostuvo que hay un uso "realizati-
un hecho que existe. Luego, no puedo saber que algo es ver- vo" (perfo1·1native) de "sé", semejante al de "prometo"; al
dadero, con independencia de mis modos de aprehender la s~ber me porto garante de la verdad de lo que afirmo. "Cuan..
verdad. Si para saber que p se exigiera que el hecho p estu-
4
do digo yo sé', les doy a otros mi palabra: les doy mi autoridad
viera desligado de cualquier aprehensión de un sujeto, nadie para decir que 'S es p'." Sería, sin duda, un error reducir "sé"
podría saber, porque nadie podría poner en relación ese hecl1o a ese uso realizativo; también tiene un uso descriptivo, el cual
con el enunciado que asevera su existencia. Ahora bien, ra .. constituye el concepto epistémico que nos ha estado ocupando.

.'


181
180 SABER Y \'f.RD.\D

Pero la observación de Austin es perspicaz: señala un conlpo- · . tnos de algo más · tendríamos ttn acceso a la ·verdad aparte de las
nente esencial del saber: quien ·sabe· puede presentar ~rede~­ · razones objetivamente suficientes;· pero esto es ahsur~o,· porque
·. ·. · · • ''.razones ; objetiv\a mente,, ·suficientes'' entendemos JUStamente
cia!es següras·· ~' (las razones objetivám.ente t sttf~cíente~) ·( qu~ .,_ ~~~~1-
s·:> qu~ nos demUestran .~) Caiácter.:' ohj(:tivo . de Ime~tra creen~ia. .. -
ttfrizan'~ ·Ia::- verdad de. lo que a!irmá; ~~salie~ ~·es ·p.ode~}-=~ar'- -~-~1!~-~ltH~ .._·
de . · la ·' vetda(l.· :- 'Jiéctbr-N eri ,;.,· e ·asl-ªñeda·'tt .!.(1979; ':)tj; _t~ 131 ), ·:·ljút" 'S ll . l l..a~ jti'stific-aoiéfi.>~obje~_iva x ~up.one·~~la·,· noci<?n ·. de ·-; verdad · en ·d os
•·• emidos; ·En·: prifu(trcAugah,·Ja ndción. de ' ~·verdad" y ,s u ·c orre la:
parte, indica: corño criter~o ~~'. Sa~e~ i~~ ."·~~~o~f!!h!,~i-~~d:' .. (J'e.Z,i~bi~ ·. _··. ·va{de ~ ~~realidad'/·<·-son: necesarias; para~, cotn:p1"ende1" el ·coricepto-· de
lit~): ·:La
máx.ima> ~o~fiáb~I~?aa:~~~~::1~-~::sa~~-; ~~~u~:~e·:· ~u:'· las
creencias del que~ sabe : · (llamem?~-~~';'o'~ 1 nol razo~~~) ~~r~~.~~cet~ _ de
·• hjetiHdad'tr'' lJ:n:ú justif~·caci()n-·sólo: es\objetiva: si t:'en:hité:·a•cu~~"
Ulla Inanera: mity fu·erte '-la·:' verda'd:i~de' lo<tjüelélt cree'"Y sabe:'~';.'.'. . .·· .¡Ú-ier ·sttjeto· asev.etar~··que el o·b jeto. (le·:-str ote~nc1a tu~Iie ex·t stencia.
Las razones objetivamente sufi~ienles ·s on ga·rant.í a·de. 'la. Yerda(l ·•· . y le garantiza, ¡)or ende, la verdad · de lo que cree. N o - po~
j)ara el que sabe porque; con todas 'lasr razones· de qu~ dis¡Jó~e, ~(lemos l1ablar con sentido· de "razones", ,de "justificación" y, ¡)or
·· .· o tanto, de- "saber", sin suponer ·esas nociones.
puede inferir· que no hay ninguna ~ue co?tr~v:nga su _creencia.
· · · ..-~·Por otra parte,- las n.o ciones de "realidad" y de ~'verdad" son
Ni para él ni para ningún otro sujeto ep1sten1tco pertinente es
,.,.~··· ·., ...iíldispensables para explicar la objetivid~d ~e _la ~.ustifi~a~i~n. Se-
concebible la falsedad de lo que creen, dadas las razones de que
.ún vitnos, la objetividad supone 'la coulcidencia de · JUICios de
' disponen. En el caso de las proposiciones necesarias es t~ntbién '
na comunidad de sujetos epistémicos. En lo que respecta a los
inconcebible la falsedad de lo qüe creen, en base '~ cu~Iqu1er otra
•._ •.·.•· ·· uicios de hechos, la mejor explicación ele esa coincidencia es la
razón no acce·s ible a su comunidacl epistémica: .. Pero 110 e:i el
-~ ..,istencia real, independiente de los sujetos, de los l1echó~ juz-
tliisn1o caso en ·los enunciados empír'icos; respecto dé ellos ·_ rio ~e
· ·-- . . . dos. De lo contrario, la intersubjetividad sólo podría explicarse
excluye que pudiera concebirse la ~als~dad de:s~ c,: .eencia,_·d~d~_s
.. ·... ·. l_ó r extravagantes hipe> tesis. Podrían1os pensar, ¿por qué no? en
ot'ras razones no accesibles a la comuntclad ep1stetntca a que per-
.•. l~-Iguna divinidad que actuara en todo -sujeto l1aciéndole aparecer
tellecen. En ese caso, la justificación objetiva, aunque sea la· más
· · -~on1o real lo _que· sólo e3 efecto ,de su propia maya, o en una ~~ar-
fuerte garantía que podamos tener de las ·v erdades empíricas, no
·. · m o nía prestablecidá" entre las mentes, por .la que ' todos l~s
las i1nplican con necesidad, porque ·es relativa al número ~le ,r~zo­
.·.·.• ·juicios concordaran si11 darse cuenta. En el primer · caso, echarla-
nes accesibles a una co1nunidad epi3témica y éstas están ~ltstortca­
.· -~ ·os mano de una hipótesis arbitraria, del todo inco11sistente con
nlentc condicionadas. Nunca podemos tener una seguridacl ~bso­
luta de que no pudiera l1aber razones para ot,. a con1un1dacl
· l·. resto de nuestras creencias. Todas ellas tendrían que refor-
,_,.,.,._arse si admitiératnos ser en verdad juguetes de un dios ilusio-
episténtica, a las que no podemos tener a,c~eso, ~~e reYoc~r~~l
'"'_, _ sta. En la segunda hipótesis, sólo daríamos un nom~re a l~
nuestro actual saber acerca de hechos empiricos. S1 esa postl)Ili-
tersubjetividad epistémica, sin salir de nuestra perplejtclad, n1
dad no e:;tuviera abierta, todo saber sería infalible.
cifrecer explicación. La admisión de un mundo real,_común a todo
..\sí, la garantía de verdad, para los enunciados empíricos, es . :$-pjeto, base de la verificación de todo juicio empírico, es la úni-
re!ativa a un tiempo y a una sociedad l1istórica. Las razot~_es que . · · · · . explicación concluyente, completa y coherente co~ todos nues-
¡)ueden ser suficientes para una comunid~d epistémica C 1 en el
-tras conocimientos. La verdad, como correspondencia de nuestro>
tiempo t 1 pueden ser insuficientes en el tietnpo t 2 para otra co- · ,j'~ticios con esa realidad, resulta así l¡t Unica explicación racional
niunidad C 2 • Sólo los enunciados nece3arios esca1)aría11 a esta ... ·suficiente de la objetividad de nuestras razones.
relatividad puesto que, por defit1itión, serí~? Yerdad~ros ''para ·_· ·. ·-,.~ Esto quiere decir que sólo a partir de la justificación objetiva
todo mundo posible". Pero todo saber emp1r1co es falible. Cual-
·podemos juzgar acerca ~e la verda.d de ((p"· ~ no a 1~ i~versa: a
quier análisis de "saber" debe i~1cluir ~n criterio ~e ¡~rdad en un
partir de la verdad de ( P'' cteterm1nar el caracter ob~ettvo. de. la
sentido fuerte y, a la vez, deJar abierta la posibiiidacl ele ser
~ justificación. Para emplear una terminología escolá~t1ca: s1 b.1en
corregido. . . .,
El criteri<fde verdad permite atributr verdad ~ una. pro¡lOSIClOn,
..en el orden del ser, el concepto de verdad es anterior al de JUS-
tificación objetiva, porque sólo es objetiva la justificación si hay
puesto qué es una señal de la cual podemm t~fen~ la n~·d.ad.
verdad; en el orden del coH-o cer, el concepto de justificación · ob- ·
Para esa atribución no necesitamos de nada mas; SI necesitara-

.'

'


182 SABER Y VERDAD SABER Y VERDAD 183

jetiva es anterior al de verdad, porque ·sólo sabemos que algo es Pasemos a la segunda posibilidad. Si, en la definición en
verdadero si está objetivamente justificado. cuestión, no es S quien juzga " •p' es verdadera'~, ¿quién asevera la
Esta posición no conduce a idealismo alguno. Toda postura verdad de up"? ¿Cualquier otro sujeto pertinente que considere
idealista implica confundir la verdad ·con el criterio de verdad, 1
'p"? Entonces, el juicio u fr' es verdadera", está implicado~=: nece-
1

es decir, confundir las condiciones que garantizan la verdad de sariamente en ~~s tiene razones objetivamente suficientes para
un juicio para un sujeto, con las condiciones de verdad de ese creer que p". En efecto, las razones de S sólo pueden consi-
juicio. Pero una proposición sólo es verdadera cuando lo es derars·e "objetivamente suficientes" si son suficientes para
con independencia de cualquier juicio que se formule. Del hecho cualquier sujeto epistémico pertinente. Con· otras palabras, el
de que cualquier sujeto deba tener razones objetivamente sufi- enunciado "'P' es verdadera", incluido en la definición de "sa-
cientes para aseverar la verdad de una proposición, no se sigue ber", sólo tendría como función indicarnos que ~~s tiene razo-
que lo aseverado sólo tenga verdad en relación con ese sujeto; por nes suficientes para creer que p" no debe entenderse como
el contrario, puesto que las razones sólo son objetivamente sufi- "S juzga tener razones suficientes ... " sino como us tiene razo-
cientes cuando garantizan la verdad de la proposición con inde- nes objetivamente suficientes ... ", es decir, .,suficientes para
pendencia de todo juicio particular, se sigue que la verdad de esa cualquiera". Eso es lo que dice expresamente la segunda con-
1
proposición, independiente de todo juicio, es condición P~~ra . dición de nuestro análisis; por lo tanto, en él, la segunda con-
explicar que las razones sean objetivas. dición del análisis tradicional (" •p' es verdadera") sale so-
.. ~· brando.
Pero se dirá que esa condición no enuncia quién juzga ver-
Una definición inaplicable de usaber'' dadera uP"~ porque sólo establece que el hecho p, al que ~e

.. i
refiere la creencia de S, existe realmente con independencia
Podemos ya proceder a justificar nuestra reforma al análisis tra_;· de cualquier sujeto. Sólo así la segunda condición sería, en ~ea­
dicional de "saber". Que en el análisis de "S sabe que p" no debe lidad, independiente de la terc~ra. Pero entonces la oractón
incluirse expresamente "p es verdadera'' puede concluirse, cree- que expresa la verdad de ~~p,, no es aseverada. La segunda con-
mos, de tres argumentos. dición estal)lecería la verdad absoluta de up", como una rela-
Primer argurnento. En la definición tradicional de "saber", la ci<)n diádica entre una oración (o proposición) y un hecho. En-
segunda condición (" 'p' es verdadera") presenta ur1a forn1a dis- tonces deben1os suponer que no hay nadie que juzgue la ~x!s­
tinta a las

otras dos. Mientras éstas tnencionan el sujeto del saber, tencia de esa relación. En efecto, en el momento que adtnitJé-
la segunda no lo hace. La definición no es precisa n1ientras no ranlos que alguien la juzga, la juzgaría por sus razones, y es-
mencione quién juzga la verdad de up". ¿Debe entenderse que taríanlos en una de las dos posibilidades antes examinadas. In-
" 'P' es verdadera" es aseverada por S, o por cualquier sujeto terpretada la relación de verdad como verdad absoluta, inde-
posible? Veatnos la primera posibilidad. Si es S quien juzga la ¡)endicnte de las razones aducidas por un sujeto, no ¡)ued~
verdad de p", el enunciado " 'P' es verdadera", aseverado por S,
41
aplicarse a ningún juicio de un sujeto. Así, la segunda condt-
está implicado necesariatnente en "S juzga tener razones sufi- ci<)n se enunciaría de tal manera que, por principio, nadie
cientes para creer que p". En efecto, S sólo puede juzgar (( 'P' es puede aseverarla y, ¡)or consiguiente, narlie puede juzg~t~ que
verdadera" por las raz011es que él considera suficientes. Sería in- S sabe. En efecto, nunca se puede saber que una orac1on es
consistente que juzgara sus razo11es suficientes para establecer la verdadera y, por ende, que alguien sabe, más que por el crite-
verdad (le ''P'' y n1antuviera que "P" es falsa. Pero '~S juzga tener terio de verdad, esto es, por razones.
razones suficientes para creer que P'' es condiciÓ11 de ~~s estéi Por consiguiente, si la segunda condición es independiente
cierto de que p", no de ~~s sabe que p", puesto que otro sujeto de la tercera, no es aplicable a ninguna proposición ni a nin-
cualquiera puede juzgar sus razones insuficientes. Luego, si es gún sujeto; en catnl>io, si es aplicable, no es it1dependiente de
S quien asevera la verdad de ((p", en la segunda condición, ~P' H la justificaciór1, rnenciona<la en la tercera condición. El anét-
es verdadera", no es condición de u S sabe que p". .. lisis tradicional de "saber", al incluir la verdad absoluta de

''
'


184 S.\BER Y VERD.\0 SABER Y YERDAD 185

lo sabido, nos da una definición de ese concepto, que no es Si, con1o sostiene Harn1an, al saber no recl1azo de ante1nano
falsa sino inaplicable. Un concepto inaplicable carece de u ·~o;t las razones su p!ementarias que pudieran nl{ts tarde den1ostrar
es vacío. Debe preferirse otro análisis que enu11cie las cotldi- que n1i actual saber es falso, entonces, que ahora sepa implica
ciones de aplicación clel saber. En un· análisis de "saber'' a¡)li- e¡ u e tenga ahora razones objetivame11te suficientes para j uz-
cahle, la condición de verdad no debe ser aseverada con inde- gar u/J'' Yerdadera, pero no itnplica que up" sea verdadera con
pendencia de la de justificación. Al enunciar que S tiene razo- independencia de esas razones. Basta ento11ce3 nuestra segunda
nes objetivamente suficientes para creer que P~ afirman1os que condición. En cambio, si saber itn¡Jlica la verdad absoluta ele
podemos inferir de e·~as razones, con seguridad, que ap" es yer- lo sabido, en el caso de los saberes falibles nttnca estaría ju~­
dadera con independencia del juicio de S. Luego, en la defi- tificado en afirmar que alguien sabe, sino sólo que cree saber.
nición tradicional la condición [2] es superflua, si forn1ulan1os Si queren1os aplicar el cotlcepto de .,saber•t a saberes objeti-
la condición [3] con1o "tener razones objetivamente suficiell- vamente justificados pero falibles, no poclen1os incluir en él
,,
tes ... la Yerdad absoluta de lo sabido.
s(~gundo argu-rncnto. Si "'S sabe que P" incluye (( (jJ' es \"Cr-
dadcrau y "verdadera" se entiende en el sentido de la Ycrdatl
absoluta, entonces sólo sabríatnos las proposiciones infalibl~5· '
Los ejcnzplos del tifJo Getlicr
· En efecto, si S sabe que p y up" es verdadera en sentido ab-
soluto, cualquier raz<'>n que pudiera aducirse p.osteriorn1entc Ter e cr a rgunzenlo. I..a definición tradicional de "saber" es tan1-
en contra <le up" es falsa por principio y debe ser descartada 1)ién inadmisible por(¡ue no resiste a ciertos contraejen1plos y
por S. Luego, up'' es incólume a cualquier razó11 a la que at'ln .' cualq uicr de(inicit)n aceptable de "saber" debe poder dar cuetl-
no tenga acceso S. I . a 1nisn1a observación había hecho ya G . . \

ta de ellos.
I-Ia rnta n ( 197 3, p. 148), sigu icndo una sugerencia de S. I<.rip- ;• En un breve artí-culo publicado en 1963, f.tlmund Gettier
kc: "Si sé que h es verdadera, sé que cualquier razún (c-ui- presentó un par de ejemplos (Iue refutaba11 el análisis tradi-
dencr:) en contra de h es razón en contra de algo Yercladero, cional ele saber. En ambos se daba el caso ele una persona
sé pues que esa razón es engafiosa (1nisleading). Pero debo que ( tunplía con las tres condiciones seüaladas en dicho atl~t­
descartar razones que sé que son engafiosas. Así, una YCZ que lisis y, ~in en1bargo, no se podía sostener que supiera. Después
sé <¡uc h c ·i verdadera, estoy en posición de descartar cualquier de e ,e artículo, ejen1¡)los semejantes han pululado en la lite-
razc'nt futura que parezca contradecir h." Pero si esto es a~í, se
ratura filosófica, poniendo en crisis la definición tradicional.
restringir'ía el concepto de "saber'' ele n1odo inaceptable.
Llan1arcn1os a esos ejemplos "del tipo Gettier", en l1onor a
El concepto de "saber" tiene de l1ecl1o, tanto en el lenguaje •
su pr11ner exponente.
ordinario con1o en el científico, un significado mucl1o m{ts ~nn­
Pe~c a sus variantes, todo los ejetnplos del tipo Gettier tienen
p1io. I>ueclo saber algo sin tener que recl1azar de anten1ano
un estructura 16gica semejante. En todos ellos, un sujeto S
cualquier razón posterior en contra. Har1nan intenta superar
la paradoja en la siguiente fortna: "Ahora sé que cualquier cree en do ~.; proposiciones distintas:
razón que parezca indicar algo en contra de lo que sé es cn- 1J LJ na proposición "jJ''. upn está justificada para S pero es
gafíO')a. Esto no me justifica en descartar simplemente cualquier falsa .
razón supletncntaria, puesto que tener esa razón suplen1entaria 2] l Jna proposición uq". uQ'' se infiere de "P" y, por ello,
puede cambiar lo que sé'' y, al catnbiarlo, sabré e11tonces qu e está ta n1bién j ustificadá para S. Adetn~í s, u q" es ve1..dade1. a,
no era engañoso aceptarla. Segt'tn Hartnan, tener la nue,·a ra - pero no por las razones que justifican ((/J'' para S, sino por otras
zón puede hacer verdadero que ya 110 sepa lo que antes creía razones.
saber. Su observación es justa, pero entonces no puede seguir Podetno<; ase\·erar cntonce) las tres condiciones del análisis
'\dtniticndo la definición tradicional de "saber", porque no pue- tra(licional: (($ cree que q" _, u ( q' es verdadera"' y ''S tiene razo-
d0- seguir incluyendo en ella la verdad infalible ele lo sabido. nes <¡ue justifican q". Sin en1hargo, nadi e diría <¡ue S sabe qHe

• 1


186 SABER Y VERDAD SABER Y VERDAD 187
qJ porque S ignora las razones que hacen verdadera a (( q'' y da) en juicios de percepción. Roderick M. Chisl1olm (1966, p.
cree por razones falsas. 23n.) inventa uno sugerente: "Supongamos que 'veo una oveja
Veamos uno de los ejemplos del tipo Gettier doncle la es· en el campo' es una proposición falsa, ~p'_, que está justificada
tructura de que hablamos aparece clara. Se encuentra en el para S (S confunde un perro con una oveja.); entonces, 'l1ay
libro de Keitl1 Lehrer (1974, pp. 18-19). "Supongamos que un una oveja en el campo' (proposición 'q') también estará jus-
profesor se pregunta si un miembro de su clase posee un Fe- tificada para S. Supongamos además que de l1echo hay una
rrari y, además, tiene razones (evidences) sólidas de que un oveja en el campo, que S no ve. Es ob·v io que esta situación no
estudiante, un tal Sr. Nogot, posee un Ferrari. El Sr. Nogot justifica que digamos que S sabe que l1ay ·una oveja en el cam-
dice poseerlo, maneja uno, tiene papeles que certifican s11 po; no obstante satisface las condiciones de nuestra definición,
propiedad, etc. El profesor no tiene ninguna otra prueba de que puesto que S cree que q~ 'q' es verdadera y ~q, está justificada
alguna otra persona e11 su clase posea un Ferrari. De la premi- para S".
sa de que el Sr. Nogot posee un Ferrari, concluye que al me- 'T'enemos aquí una estructura del todo semejante a la del
nos una persona en su clase posee un Ferrari. Así, puede estar ejemplo anterior, aunque este caso verse sobre un conocimien-
tan cornpletan1ente justificado en creer esta conclusión como to perceptual:
, lo estaba en creer que el Sr. Nogot posee un Ferrari. Aho.r.a, :
1] La proposici<ln "p", "veo una oveja en el campo", es
in1aginen1os quet de l1echo, pese a las razones en contrario, el falsa pero está justificada para S.
Sr. Nogot no posee el Fcrrari. Se había propuesto engañar a 2] l.~a proposición uq"_, "hay una oveja en el campo", es
su profe:.;or y a sus atnigos para rnejorar su estatus social. Con . verdadera y est<i justificada para S. Sin embargo, su verdad se
todo, otro estudiante de la clase, un tal Sr. Havit, sí posee un· basa en razones distintas a las que tiene S; por eso no pode-
Ferrari, aunque el ¡)rofesor no tiene ninguna ptueba (evi-'-{ nlos decir que S sepa que q.
den ce) o sos}Jecha de ello. ~:n este caso, el profesor estar'i en lo ; Notemos que los ejctnplos citados refutan el análisis tradi-
cierto en su creencia (le que al tncHos una persona de su clase cional de "saber" porque, en éste, la condición [2], "~P' es ver-
posee un 14crrari, sólo que 110 es el Sr. Nogot, corno él cree, dadera", y la condición [3], up está justificada para S", son in-
sino el Sr. Havit. l·:n este caso, e! profesor tendría una creen- dependientes. En efecto, todos los ejemplos del tipo Gettier acl-
cia verdadera y co1npletatnentc justificada cuando cree que tniten dos posil)ilidades:
al tnenos una persona de su clase posee 1111 ·F errari, pero no
podría <Jecirse <JllC sabe que eso es verdadero, porque cst¡i en
11 l~a proposición supnestan1cnte sabida puede cuntplir con
la condición de verdad fJ01' 1·a.zoncs dz~stintas a las que la jus-
lo cierto debido a la l_)uena suerte 1n~ís (¡ue a una l>uena ju·)ti-
ficacic'>n.'' tifican para S, incluso por razones ignoradas por S. I .~a condi-
t\ OtClllOS: ci<'>n de verdad puede cstal)Ieccrse, po.r lo tanto, con indepen-
11 I .a proposiciún "//', .,el Sr. Nogot posee un J~"'errari", es dencia de la condici<'>n de jnsti ficacil)n.
falsa; pero, según l . chrer, est~i cotn p 1e ta 111 ente justificada"
H
2J L.a coudici6u de justificaci<'>n no iinplica la verdad de la
para S. proposición supucstatnente sabida. Se forn1ula en tértninos de
2] l..a proposicic'>u "q", "al 1nenos una persona de n1i clase estar "con1plctanlcnte justificada,, pero por ello se entiende
posee un Verrari'', es verdadera y está Hrontpletanlcnte justi(i- "justificada para S" y no ·'objctivanlcnte justificada" o "jus-
cada" para S, por<ruc se infiere de "jJ''_, la cual estéÍ "co1nplet.a- tificada para cual<¡uiera". J>or eso puede ser falsa para otro su-
n1entc justificada". Sin en1bargo no poden1os decir que S sepa jeto. I . u ego, la condición de j usti ficaci<)n puede establecerse
que q_, porque (lfj'' se funda en razones distintas a las <¡ue tiene con independencia de la de verdad.
,S': ~ e f.un(la en 1a proposicion
. .' '' -r '' , '' e 1 ,_
S r. H av 1. t. posee un l ..os cjcrnplos del tipo Gettier no podrían, en can1bio, re-
Ferrari", la cual es verdadera pero S lo ignora. futar un an;Uisis de "sa bcr'' que no adtnitiera esas dos posibi-
Siguiendo la línea de los ejen1plos que presentó Gettier, pue- lidades. No servirían de contraejemplos a una definición que
den ixnaginarse otros, incluso en el campo de creencias funda- entendiera por "cot11pletamente justificado" una justificació11

' .


188 S:\BER Y VERDAD 5:\BER \' \"ERD:\0
189
'J
tal que in1plicara la verdad de lo sabido. Vean1os esto con 1 da por los ix.n1ecas; los toltecas, in~asores posteri.o res, fuero~l
ciYil izados por aquel pueblo más an.ti~uo. Con todo, el arc¡ueo-
f
n1avor cuidado.
1

logo A se nieaa tercatnente a consHierar los nuevos descu-


'" b f
l)rinliento·>; recuerda antiguas reyertas que lo en rentaron a )
])
Solución de los ejemjJlos del tipo Gettie~r en la Escuela de Antropología y está convencido de <¡ue cua~­
quier cosa que B sostenga sobre los toltecas lo hace por fasti-
Para lidiar con los ejetnplos del tipo Gettier varios autores- diarlo. Su humor negro le itnpide siquiera considerar los ar-
coinciden en proponer ttna estrategia: añadir una cuarta con- gumentos que aduce "ese farsante de B". ¿Diríatnos ahora que
dici<'Hl a la definición de "saber". Leh1 er (1974, p. 21) afíadc
1

.t-l. sabe? No. En este momento nadie puede sostener, con ~egu­
la condición [1]: ''S est~t completamente justificado en creer ridad~ que la tc~is de A sea la verdadera, por ~ólidas que sean
<¡ue p) ele alguna manera que no dependa ele ninguna aseve- sus razones. Nadie puede saber, en efecto, quitn fundó Acan
raci<')n falsa:· E:;ta condici<)n puede for1nularse tan1bién en . ·\1 tepe ti n1ientras la hipótesis de B no sea puesta a prueba.
tértninos de "incóntrovertibilidad": as estft conlpletanlente jus- In1agit1en1os al1ora que año:; más tarde, muerto ~·a su tnae~­
tificado en creer (Jlle tJ., de alguna n1anera que no es contro- tro, un joven discípulo de AJ el estudiante CJ analiza con cut-
vertida (dcfcatcd) por ninguna ascveraci<Jn falsa." Esta prQ: dado todas las pruebas aducidas, pone de relieve un párrafo
· puesta da soluciún a los ejen1plos del tipo Gettier. En los <los de una crónica antigua que habla de los ixn1ecas e interpreta
citados, ya no podetnos afirtnar que S sabe que q pQrque "q" de- en forn1a concluyente los hallazgos ar(1ueológicos de B. En
pende, para su justificación, de una proposición ((jJ" (¡uc es falsa; su tesis de grado, C arroja luz definitiva sob-re el asunto. Efec-
o, en tértnínos de incontrovertibilidad: S no sabe que r¡ porque · tiYanlente ..~can Altepetl fue fundada j)Or los toltecas; B esta-
la propo<;ici<'nl fal~a "jJ" controvierte la justificación ·de S. -· ~ ba equivocado; los ixmecas existieron pero fueron traídos })ri-
Sin cn1bargo, al afíadir esta cuarta condicic>n ta1npoco se lo- ;· sioneros a la ciudad por los toltecas; con1o 1nuchos pueblos
gra una definici6n de "sal)er" Véílida para todos los casos. ltna- Yencidos, in\·entarorl un n1ito que les hiciera soportable su
gincnlos, en e[ecto, la situaci<Jn siguiente: durante n1ucho cautiverio: según sus relatos, apaiíados por s:ts sacerdotes, .e~los
tietnpo los arqueólogos estuvieron convencidos de que una habrían sido los dueños originarios de la c1udad; su falsifica-
ciudad antigua, llan1ada "Acan r\Itepctl", 1 fue fundada por ción de la historia estuvo tan bien fraguada que logró enga-
los toltecas. Hay sólidas razones para sostenerlo: un códice iiar, 1nurhos siglos mé\s tarcle, incluso a 1~ y a sus seguiclore~.
guardado en \liena registra la fundación de ]a ciudad, las es- El viejo A tenía razón después de todo. Pero ¿poden1os dectr
culturas v
1
ccr(unicas encontradas son ele la cultura tolteca \' 1 que sabía?
ningún otro hallazgo pertnite poner en duda esa creencia. El Lla1nen1os "P" a la proposición "los toltecas fundaron Acan
arque()logo A sostiene esa tesis, en 1111 erudito trabajo sohrc los .i\ltepetl". Respecto a la creencia de A en p ~e dan l,as cuatro
toltecas. N:•die p11cde pretender que su tesis no esté p1cna- condiciones de saber re<1ueridas por Lehrer: 1] A cre1a que p;
lnentc justificada: la fundación de la ciudad por los toltecas 2] HP'' es verdadera (segt'tn demostró, a la postre, C); 3] .A
se da entonces por 11na creencia correcta. Pero sucede que el estal)a justificado en creer que p (tan lo estaba que na<he~
arqueólogo B hace un descubrimiento inesperado. Excayando antes de los clcscuhrin1icntos (le B, ponía en duda su tes.is), Y
los cimientos ele un tctnplo, encuentra vestigio·.; de una ci\'ili- 4] la creencia de A no depende, para su justificación, de tlin-
zaci<'>n n1ás antigua, di [eren te a la tolteca: sus jeroglíficos no guna a ·~ e\'eración falsa, puesto que sus razones eran todas ver-
son n1uy claros, pero ll les da una interpretación sugerente: daderas (ni siquiera B llegó a ponerlas en duda) y la falsa
se Jlatnaban a sí tnistnos "ixn1ecas" y fueron los verdaderos l1ipótesis ele B 110 controvierte ( defeais) la creenci.a de A. Con
inventores de las artes que luego se atribuyeron para sí los tol- todo, A no sabía que pJ por(¡ue se 11egaba a exan11n~r las r~zo­
tecas. 11 lanza una hipótesis: la ciudad fue, en verdad, funda- nes suplementarias, aducidas por B contra . su tests y, ruten-
El COIH>cido llahuallista wliguel León-Portilla fue quien logró desci-
1 tras éstas no fueran refutadas, nadie podía inferir que ((1J" no
frar t:l non1hre dl' la ciudad. .-\. él debcn1os este dato. podía ser revocada.

• 1


190 SABER Y VERDAD SABER Y VERDAD 191

El ejemplo parece alambicado. Reproduce sin embargo una la verdacl de la proposición. Por eso, en los ejemplos del
situación que no es infrecuente en historia y aun en ciencias tipo Gettier pueden darse, por un lado, creencias "completa-
más seguras: la de una teoría sustent~da en sólidas razones y mente justificadas'' que son falsas y, por el otro, proposiciones
universaln1ente aceptada que, después de haber sido impug- verdaderas basadas en razones distintas a ,. las que las justifican
nada severamente, vuelve a reivindicarse. En una situación se- para el sujeto. El concepto de "justificación completa" se en-
mejante, mientras la tesis es impugnada con fuertes razones, tiende como justificación para el sujeto, aunque resulte in..
no puede sostenerse que sus partidarios sepan y, sin embargo, justificado para otro sujeto cualquiera; los conceptos de "ver-
se dan las cuatro condiciones pedidas por Lehrer. 2 dacl" y "falsedad" se entienden, en cambio, como propiedades
En nuestro ejemplo, podemos decir que e sabe que Acan de la proposición, independientes de todo juicio del sujeto.
Altepetl fue fundada po~ los toltecas pero que A no lo sabía. Esta dificultad no desaparece al añadir una cuarta con~ición
La diferencia no estriba en que la justificación de A dependa a la definición. .
de alguna razón falsa, sino en que era objetivamente insufi. Queda pues una segunda estrategia para resolver las dificul-
ciente por<1ue no incluía la consideración de las razones su· tades planteadas por los ejemplos del tipo Gettier. En lugar
pletnentarias aducidas por B. Las razones de C, en cambio, sí de con1plicar el análisis de "saber" añadiendo nuevas condi-
. son objetivamente suficientes, incluso para los antiguos par- ' ciones, simplificarlo, entendiendo la "justificación" de. manera
tidarios de la interpretación de B. Para que pudiéramos decir que no sea independiente de la condición de · verdad. Pero en-
que A sabía era menester que l1ubiera sostenido ll!la verdad de tonces, no puede entenderse como justificación sólo para el
up,, por las mismas razones que la garantizan después de la sujeto, sino como justificación para cualquiera. Llegarnos así
tesis de e y 110 por otras que resultaban insuficientes. a nuestro análisis de "saber". Con este análisis pueden solucio-
'
IJa falla que los ejemplos del tipo Gettier muestran en el .: narse los contraejemplos aducidos.
análisis tradicional de "saber", no consiste tanto en .la verdad · En todos los ejemplos del tipo Gettier, la creencia de S en
o falsedad de las proposiciones de que depende la justificación, q no puede considerarse "saber" ·porque no está justificada en
cuanto en que ésta se base en razones diferentes a aquellas razones objetivamente suficientes. Se infiere de otra proposi-
que garantizan la verdad de la creencia. Para que S sepa que ción ap,,, la cual se basa en razones insuficientes desde un pun-
p es tncnester que lo sepa por las razones que hacen ufl' ver- to de vista distinto al de S. En el ejemplo aducido por Lehrer
dadera y no por otras. y citado n1ás arriba es claro que el profesor en cuestión no sabe
'l.,odo el problema que plantean los ejemplos del tipo Get- la proposición "q" ("al menos una persona de mi clase po:;ee
tier surge de considerar la justificación con independencia de un F~rrari") porque las razones en que se basa (las pruebas
2
que tiene de que el Sr. Nogot posee un Ferrari) son objetiva-
Nuestro ejemplo tiene una estructura semejante al del "robo del mente insuficientes. En efecto, que en realidad el Sr. Nogot
libro .. , expuesto por el propio Lehrer y Paxson Jr. (1969), con una dife-
rencia esencial: en el ejemplo del robo del libro, las razones que po- no posee ese auto se le l1ubiera hecho patente al profesor con
drían revocar la creencia son falsas; por lo tanto se cumple el requisito sólo haberse informado con otras personas que lo conocían mejor
de que la justificación no sea controvertida por ninguna razón falsa; en y que tenían acceso a otras razones suplementarias que él no se
cambio, en el ejemplo de la fundación de Acan Altepetl, las razones de1 había detenido a considerar. Si el profesor l1ubiera puesto a
~trqueólogo B, que pueden controvertir la justificación de A, no son
todas falsas. prueba su creencia, interrogado a otras personas, analizado las
Para salvar el análisis de Lehrer frente a nuestro contraejemplo, po- pruebas que poseía, emprendido, en suma, una pequeña inves-
•lríamos sostener que A no sabía, porque su justificación no era "com- tigaci<ln sobre el caso, hubiera descubierto la insuficiencia de
pleta", al no haber examinado las razones aducidas por R. Pero entonces sus razones.
cc·nclrfamos que modificar la definición de "justificación completa" pro-
puc·sta por Lehrer, e incluir en ella. la condición de "irrevocabilidad'• d.e
En el segundo ejemplo, el aducido por Chisholm, el caso es
lu rrccncia por razones suplementarias; lo cual conduce a nuestra deft- aún más patente. El enunciado "veo una oyeja en el campo"
ulrlc\n de "justificación objetiva" y \'Uelve innecesaria la cuarta condi- 110 est~í objetivamente justificado y eso basta para que no po-
c lc\u propuesta por Lchrer. damos afirmar que S sabe. En efecto, para cualquier otro

4 '


¡
192 SABER Y VERDAD SABER Y VERDAD 193

sujeto e11 una posició11 de observació11 distinta, o para el Illis- ,_- ', paralela a esa recta? Ahora nosotros sabemos que ellos sólo
mo S desde una situación más cercana al objeto, la confusión · creían saberlo, porque ahora tenemos razones que nos mues-
entre Ull perro y una oveja l1uhiera .sido imposible. S no tiene .-.. tran que esas dos proposiciones no son verdaderas. Sin em-
el cuidado de considerar o_tros pu11tos de vista diferentes al bargo, peJe - ~ . ser falso lo qu~ creían, ellos, pe1:ra juzgar: que
su yo: que le, darían. razones su plen1en tarias (en este caso, per- ~·· sabía~, tenían la misma garantía que ahora tenemos nosotros
CC})Ctones 1nas confiables) las cuales bastarían ·para n1ostrarle juzgar que sabemos otras proposiciones de la cien_cia con-
la insuficiencia de sus razones actuales. Por eso, no porque temporánea, las cuales más tarde, a la luz de razones que ahora
sus· razones depe11dan de una proposición falsa, no sabe. · ··nos son inaccesibles, podrían mostrarse equivocadas. En efecto,
En todos esos ejetnplos, puede comprobarse que el sujeto en ambos casos, juzgar que se sabe sólo implica aseverar que.
n_o sabe p0rque sie1npre pueden aducirse razone3 suplententa- ·. · a partir de las razones disponibles, se puede inferir que no
rtas que n1ostrarían· que Ja justificación aceptada por el su- ·.. l1ay otras razones acce3ibles a nuestra comunidad epistémica,
jeto era objetivame11te insuficiente. Es lo que tratan1os de · · susceptibles de revocar nuestro saber, pero no implica que
resaltar con_ la fábula de la fundación de Acan Altepetl. No · ~- no pudiera haber otras razones, accesibles a otras comunidades
podemos af1rn1ar que el arqueólqgo A sepa, aunque · ninguna · ·.·.·.. epistémica3, capaces de revocarlo.
de sus razones sea falsa, porque no ha considerado las razones . Llamemo5 "P, a la proposición "la trayectoria de la luz es
suplen1entarias aducidas por B y por C. l\1ientras no lo haga, " , siempre rectilínea". Ahora bien, el juicio "Descartes sabe que
su justificación no es ohjetivan1ente suficiente. • ... ·. P'', aseverado por Mersenne en el siglo XVII es verdadero, aun-
..:· que up" pudiera ser falso. En efecto, Descartes y Mersenne per-
'
tenecían a una comunidad epistémica (llamémosla C 1) en la
Falibilidad del saber i
que nadie podía tener acceso a razones · suplementarias que re-
•·"
vocaran su creencia en up"; por lo tanto, ambos tenían razo-
Nuestro an,ilisis de saber ¡)ermite proponer una solucic)n a la nes objetivamente suficientes para descartar esa posibilidad;
p~radoja Harman-Kripk~. "S sabe que p", aseverado por un estal>an justificados en juzgar que sabían. Sin embargo, el
miembro de una comunidad e¡1istémica C 1, no es inconsistente juicio "Descartes no sabía que p (sólo creía saberlo)", aseve-
con us no sabe que p", aseverado por un 1niembro de otra · co- rado por un físico del siglo x.x también es verdadero. Ante las
munidad e1)istén1ica C,.,; es decir, el saber es falib!e~ Si S sabe razones .imprevisibles a que él tiene acceso, las de Descartes
-
que p, no ¡)uede ahora -con estas razones -juzgar que no p, se muestran insuficientes. En efecto, a los físicos actuales les
pero sí podría n1afíana -con otras razones- hacerlo. S sabe · s~n accesibles los mismos datos que consideró Descartes, com-
que P S())o in1¡llica que S tiene, en ese mon1ento, razones para . prenden las mismas alternativas teóricas y comparten los mis-
asevera_r su v~rd,ad: suficientes para cualquier su jeto de su ·-~ mos supuestos ontológicos básicos, pero también pertenecen a
comunl(lad epistemica, pero no implica que no pueda tener · · ·,..una comunidad más amplia, porque pueden aducir razones _
acceso, en otro mon1ento, a razones contrarias. Luego~ si en- · diferentes, a las que no pudieron tener acceso los miembros de
cuentra una razón que refutara "p", no debe descartarla: ello C1 • La aseveración, por un miembro de C2 , "Descartes sabía
indicaría que sus razones anteriores resultaban insuficientes . que p" sería falsa, porque le atribuiría a la creencia de Des-
a la luz de la nueva, y estaría por lo tanto, obligado a consi- cartes razones incontrovertibles, cuando que cualquier miem-
derarla. La historia del conochniento humano está llena de bro de C 2 puede disponer de razones adicionales que con..
estos casos. La corrección de un saber basado en nueYa'i razo- trovierten esa creencia. Por eso, "Descartes no sabía que P·'',
nes no implica nece3ariamente que no estuviéramos justifica- aseverado por un sujeto perteneciente a C2 no es inconsistente
dos en nuestro saber, antes de tenerlas. con "Descartes sabe que p", aseverado por un sujeto perte-
¿Sabían los físicos del siglo XVII que la luz tenía sien1pre una neciente a el.
trayectoria rectilínea? ¿Sabían los matemáticos antiguos que Lo anterior sólo es posible si el concepto de "saber" no

por un punto exterior a una recta sólo podía trazarse una incluye la verdad absoluta de lo sabido, con independencia de . .


194 SABER Y VERDAD Y VERDAD 195

las razones, sino sólo el requisito de que, de acuerdo con to- : · En la práctica, la posibilidad· de corregir nuestros saberes
das las razones disponibles en el momento.. de :aseverarlo, cual- _._.,·_"· ·"·'·'s·e reduce a lo3 casos en que,· sin llamado. a ·la irracionalidad, ¡
quiera · esté en situación de concluir _la · ,verdad de - lo sabido. -wo~-~ ulta concebible que ·en un tiempo futuro , pudieran aducirse
~~'itl.::·.:·~·; ·.. -~Los enunciados ·~·s . sabe que -P~' y .up es falso~~ son inconsistentes ~A-tos ~ o hipótesis- teóricas contrarios. ·a al: :..n o-= ' es el .caso · de -~ la
aseverados por la misma persona en .·el .mismo momento¡s· pero :......-yoría de los saberes que nos guían en la vida . diaria, ni •

(

no lo -son, afirmados por personas que· pertenecen a - diferen~ de muchos saberes técnico3 y cientfficos; sólo afecta a
·' tes comunidades epistémicas. ' ·u··. : ·. · · . · _:¡ ; ~ uellos que dependen de la admisión de ~eorías ·e mpíricas .
., .A unque est~ noción de "saber'' no corresponda . estrictamente ...,'--'mplejas, rectificables por principio (como el saber de Des- '
r
¡

~

a sti significado en ·el lenguaje ordinario, sí · hace justicia ·a la rtes, que· adujimos como ejemplo), o a los que descansan
· mayoría de sus usos. No precisamos estar seguros de la verdad ,. ,,,.,.,_. testimonios ajenos (como la~ verdades históricas).
infalible de lo que sabemos, para usar con propiedad "saber". > : Notemos por fin: aun para explicar la falibilidad del saber, ..•
p

Lo aplicamos correctamente a muchas creencias· que más tar- .·· s que admitir las nociones de realidad y de verdad 1

de resultarán falsas, con tal de estar seguros de tener una ~~:t;~T~· dependientes de los sujetos. Que las razone~ obj~t.ivamente
justificación objetiva para sostenerlas. Si ahora decimos que uficientes en un momento puedan mostrarse Insuficientes en •t
. sabemos algo porque comprobamos tener garantías objetivas ·"·""··:-.·--, sólo se explica si existe una verdad absoluta, indepen- '
í

para asegurarlo y, por alguna razón insospechada e imposible ·ente de dicl1as razones. En efecto, supone que siempre puede
de prever, descubrimos más tarde que estábamos· en el error •:·""""'~· . . . -ber otras razones a que el sujeto no tiene acceso; esto implica,
y que, en realidad, sólo crefamos saber, no diremos· que nos equi- : . · su vei, que siempre podrá haber una discrepancia entre el ;l'

vocamos al juzgar que sabíamos; antes bien, pensa~emos que, ~ . ·. .•·sa.b er de una comunidad epistémica y una realidad que •la

aunque antes estábamos justificados en afirmar que sabíamos, . ·.: .. ·.ebasa. La realidad que permite rectificar nuestras creencias
ahora ya no lo estamos. · · .,.. , pues, una condición de posibilidad de la falibilidad del
Por otra parte, en la gran mayoría de nuestros· saberes pode- ·. · ber.
mos tener la seguridad de que nunca serán corregidos. Esto es ''~-~-.-·,·:"._,.· La relativización de la noción de objetivi~ad a condiciones
válido de las verdades necesarias, pero también de muchas ·.•.. ·stóricas y sociales de una comunidad epistemica, no implic~
verdades empíricas, tanto de la vida cotidiana ·como del sa- · :--;;,x-,·.:. ~ -lativización de la verdad. La verdad absoluta es una condt-
ber cientifico. Si sé que ahora estoy aquí, si sabemos que la •- ción del consenso, por razones objetivas, de una comunidad,
-. tierra nos atrae, que el sol brilla, que los gatos ronronean y '"'·"'·'"·h.::-,~:· del tránsito de una comunidad epistémica a otra. Porque la
. · ~as plantas crecen, nadie pensará que haya la menor posibili- · ·stencia de una realidad independiente de los sujetos, a la
t . ' chtd real (aunqu.e sí lógica) de que más tarde se muestren i;{';;;;,¡.·r,_,,,,., ue puedan adecuarse sus juicios, es la única explicaci?n. ra-
. · _esos saberes equivocados. Aun en los conocimientos científicos """"'·-·,·, -~lónal, tanto .d e la coincidencia de las justificaciones obJetivas
· · -tep.emos que admitir un enorme cuerpo de ·saberes, estableci- . ·. a.e una pluralidad de sujetos, como del progreso del saber. La
.~- dós de una vez para siempre: que el sol es esférico, el metal se ::~·~erdad absoluta no es plenamente alcanzable por sujetos llistó-
dil~ta· al calentarse, el agua está compuesta de oxígeno e lli- ·: ricos; su acce'5o a ella siempre será parcial y estará limitado
drógepo, hay eritrocitos en la sangre, existió Felipe II y mil . - por condiciones fácticas. Sin embargo, la adecuación plena
y. un.~ verdades de ese tipo. Las razones en que se fundan · ~e nuestros juicios a la realidad es una idea regulativa de la
• • •
bastaq . para eliminar, de una vez por todas, cualquier razón . razón a la que se aproxtma progresivamente, ·en etapas sucest-
en contra; con todo, no eliminan la posibilidad lógica de que vas, el conocimiento de la especie.
esos .-' saberes fueran corregidos. Siempre acechan los argumen- : . La relativización de la noción de objetividad a condiciones
tos escépticos (tal vez estemos soñando o todo sea un cuento :históricas y sociales es, en cambio, la única alternativa real
. contado por un loco), pero carecemos de toda razón para con- , frente al escepticismo. En efecto, si para calificar a una creen-
siderar plausibles esas hipótesis. Tenemos la garantia de ver- ·_cia de ''saber" exigiéramos la verdad absoluta de lo sabido,
dad que necesitamos -para actuar y orientarnos en el mundo. . ~nunca ·podríamos afirmar qtte sabemos, sino sólo que creemos


196 SABER Y VERDAD

_· l~:- ,.· 9. CONOCER Y SABER


saber. Todos nuestro3 pretendidos conocimientos serían con-
juntos de creencias dubitables.. Por otra parte, si el concepto
. .
de "saber" no incluye un criterio preciso de verdad, no podría- . .-
:
. ~ . ~ ...
.. .,.
mos distinguir; . en· esas creencias, las que nos garantizan alean"" .. ~..,-

""'r;·-1 .. ,._..._.:;...... ' . -- )-

t •

zar la realidad. _,. .-, -~ ..


. ' .. .. .
. .
..
conceptos epistémiéos ·distintos .
. .-
\.

. ... ~
"
~
.. •
't

...
t.,

.. . '
.. •'
·'
. . ......
~ !o
,.
n castellano existe~ dos verbó·s que no' suelen ' usarse eón 'el
· -· smo significado: "conocer'' y "saber"; igual acontece en
otras muchas lenguas: "cognose~re', y SCire" en latín, "con-
11

''"''"'''':
i}¿_,., ,.,. ñ,aitre" y Savoir'' en francés, kennen"' y ttwissen'' en alemán.
11 11

•- Esta distinción semántica puede orientarnos para descubrir


. . otra de importancia ·epistemológica, que no se ha presentado
· ·a ún con claridad, debido tal vez a que los principales análisis
de los conceptos epistémicos han sido escritos en inglés, lengua
. en que esa distinción se ha perdido.l
~f1~;/~· Complemento directo de "conocer" es siempre un sustantivo,
.
·, ~-
.
• . h adjetivo sustantivado o un pro11ombre personal, de "saber"
..
.
~

uede ser una cláusula independiente- (en el •'saber que ... ") o
~""-, un verbo en infinitivo (e11 el "saber llac·e r ... "). Conocemos
__ : ·. objetos o a personas, sabemos que algunos objetos tienen cier-
-.~~: t~s propiedades, o bien sabenlos hacer operaciones, pero no
-•'··:· sabemos objetos ni sabemos personas. Conozco algo _o a alguien,
.·:·, sé algo acerca de algo o de alguien. "Conozco la carretera a
. >_~uaclalajara", pero "sé que la carretera a Guadalajara está en
'·~#tal estado" o "sé llegar a Guadalajara por carretera".
:·:-)c:'\f:;'>~;"'.·,,. Conocer un objeto implica saber algo acerca de él. Conocer
·:· · implica poder. predicar las notas F~ e, H, 1, ... , de x. _Pero
- _ ·Ja inversa 110 es válida: saber que x es F, G, H, 1 . . . no impli-
,_:~~a conocer x. Si alguien conoce a Juan puede afirmar que es
· , _irritable, lenguaraz, cejijunto y fanático del futbol, pero que
_<' s epa todo eso no es condición suficiente para afirrnar que lo
. ·-\ c~noce. Puedo sal>er tnuchas cosas sobre Río y si me pregun-
. tan: "Bueno, pero ¿tú lo conoces?", conf~sar sin inmutarme:
· /'No lo conozco, pero sé que es una ciudad extraordinaria."

En un artículo de 1970, que en gran medida se reproduce en este


1

· ~apítulo, presenté por primera vez la distinción entre estos dos términos.
Sin haber conocido mi trabajo, Jesús Mostcrín (1978, pp. 126-130) hizo
· :un análisis de esos conceptos que co·incidía con el mío: ejemplo claro de
, -que aun en filosofía puede haber confirmaciones intersubjetivas. -- •

[197]
4 1


. ' .' .
CONOCER Y SABER .. CONOCER Y SABER 199

x es pues algo más que poder predicar algo acerca referirme a algo de lo que no tengo experiencia directa, como
cuando digo "sólo lo conozco de oídas" o "por referencia", pero
a Río es haber estado en esa ciudad, conocer una es evidente que "conocer'' tiene aquí un sentido analógico, como
es haberla transitado, conocer a Juan es tener ttna . lo indica el uso del adverbio "sólo". En su sentido normal,. co---.,.. - ~; .
.......,.···.· personal con él. Para conocer algo es preciso tener 11ocer supone l1aber tenido algún contacto directo. Así, diríamos:
. . . _,.· · nido una experiencia personal y directa, haber estado "no lo conozco personalmente, sólo por referencia".
L-'"' · , estar "familiarizado" con ello. El u knowledge by Saber, en cambio, no implica tener una experiencia directa.
ance" de Russell es una condición necesaria de cono
4

No es de extrañar, por lo tanto, que pueda saber muchas co-


•.v.~,.,-~ saber. Conozco un objeto que he visto, manejado o sas de un objeto sin conocerlo, o que ignore mucho de algo que
k~:~.t9'·:~0.0· ijo, pero no conozco lo que no puedo contemplar o re- c~nozco. ("Alamán conoció a Hidalgo, pero nunca supe cuáles
.--4~ algún modo. Quien la l1aya visto por telescopio, co- eran sus pr9pósitos"; "Bustamante sabía los propósitos de Hi-
~- estrella Sirio, pero nadie conoce un electrón, la nariz dalgo, aunque nunca lo conoció.")
.... ·. patra o el centro de la tierra. La experiencia a que alude "conocer" puede ser de muchos
·'*·~"·•'• decir que conozco a alguien porque me lo l1ayan prc- grados. Puedo conocer más o menos una región, un libro o a
~ alguna vez, aunque casi nada sepa de él. Pero no po- una persona. En un sentido débil se refiere a un contacto su-
. · ~cir con propiedad que conozco a un personaje del pa- perficial; significa entonces algo asf como "encontrarse" ("En
aunque sepa mucl1o de su vida. Si alguna ·vez digo que Bttenos Aires conocí a muchos pintores"), o bien, a una expe-
•v.~,...· a Atila o a Heget doy a entender algo distinto que si riencia personal e intima (de una mujer virgen se dice que
,. ·. ~e conozco a un amigo. En realidad no quier~ decir que ~ _ "no ha conocido varón"). En un sentido más fuerte se refiere
~ ~. conozca a la persona de Hegel, sino su obra,. ni a Atila, - ·: a experiencias múltiples, variadas, profundas sobre un objeto
• .· íhio~ . su_vida tal como la expone algún libro, del cual ¡)uedo ·
·_ 'i
("Tít eres el único que me conoces", "Weingartner sí conocía a
' --.-,l-tle_t e_xperiencia directa. Beethoven,), o bien a una experiencia vivida, duradera e in-
. . ,. ~ambién puedo estar familiarizado con hechos espirituales. tensa ("Pocos conocen la felicidad'', "No ha conocido el dolor") .
:,.S~t)e decir que conozco la Divina comedia~ la geometría de E u- En todo caso, cabe calificar el conocimiento con adverbios que
, elides_: o la música de Beethoven, si en ellas puedo moverme lo cuantifiquen ("Lo conozco muy bien", "Conozco un poco
, t!QmQ en terreno explorado. Porque también puedo conocer ob- el Alto Ampurdán''). Porque conocer no consiste en un solo
J~totr · culturales. Entonces no entendemos esos objetos como acto, sino en mucl1as experiencias variadas, capaces de ser inte-
· '! 1f1J)p~~s conjuntos de oraciones o de sonidos, sino como unida-
gradas en una unidad; por ello el conocimiento puede ser más
.· . '. d,l>,estructuradas singulares que permanecen al través de sus o menos complejo, más o menos rico.
: -·¡Jr~iqntaciones parciales. La "experiencia . directa'' implicada en
.. : ~o,noi~er debe entenderse, por ende, en un sentido amplio que
, . _:"l~atr~Jue la aprehensión sin intermediarios de toda clase de ob- A p1·ehensión inmediata, experiencia, conocimiento
. Jet~s presentes, ·tanto ffsicos como psíquicos o culturales .
· .,: 14u experiencia a que se refiere ceconocer" puede también Bertrand Russell (1912, cap. v y 1918, cap. x) distinguió entre
ve~r•a•r sobre las propiedades de algo; entonces las sustantivi-
dos formas de conocimiento: "conocimiento por familiarización"
lllmos, considerándolas como un objeto nuevo. Así, "conozco
.o '
(by aquaintance) y "conocimiento por déscripción" (by des-
J1'1 debilidades de Pedro" o "las excelencias de la cocina nor- cription).2 Estamos familiarizados (acquainted) con todo aquello
nuanda", lo que no significa lo mismo que "sé cuáles son las de- que se nos presenta de modo inmediato: datos sensoriales, imáge-
llllldades de Pedro" y "sé que la cocina normanda es excelente'',
nes, recuerdos, mi propio yo tal vez, y también conceptos universa-
JlUe8· saber sobre un objeto no es garantía de que haya experi-
tnontado sus propiedades. 2 El antecedente directo de esta distinción se encuentra en William
.• · EK cierto que en ocasiones puedo usa.r también ccconocer" para · James (1945, p. 212):
..

''



200 CONOCER Y SABER Y SABER 201

les. "Familiarización" es el simple percatarse de algo presente. ;:.~,·>.%. , :," · · : experiencia. U na vez ordenada la experiencia por esas reglas
Corresponde, por ende, a uno de los sentidos que tiene el verbo - . . . -~ . . ,.les, el mantenimiento de la unidad .d e cada objeto re-
':"~'.•~•.¡:;.;;,.''··>~'saber", del que hablamos en el capítulo 6: "saber'' como "darse . ···· ·ere la posibilidad de aplicar a todas sus presentaciones pos-
enta" de algo, ~'.tomar noticia'', _'~estar enterado" . . El "conoci:- ,. ,__ores un esquema-· de la imaginación ·o un concepto ... Así,· la
· . ·miento por famili(l.rización" de Russell ·es la simple _aprehensión . · ~acl del esquema ,o del .concepto con -el que- nós referimos
'ú"'·.x· .inmediata de algo dado. Es p:ues una condición .d~_ c~nocer. Pero .. multiplicidad apreh~ndid-3. permite- conocer ·:en:' ella ·u-n
·· . . ·.· no toda aprehensión inmediata es conocimiento. No digo ~·co~oz­ .· eto. - Mientras la-aprel1ensión inmediata· ·capta ·d atos{'la·. ex~p-e­
!iK:i~;:::-¡: co el rojo de:.este_sillón", sino "v~o el rojo .... " Si .e xclamara "me ... . -cia versa sobre objetos y situaciones ·objetivas; -· incluye ,va~.ias
duele una muela'' y me preguntaran "¿cómo lo sabe~?", -
contesta~
'
oel~aciones .d e 'SÍ.n tesis ·de la multiplicidad -de lo dado en l.Ína:·
ría "¡porque lo sientol" y no "¡porque lo conozco!" El percatarse .......·dad. 3 .. ~
r

de algo no es necesariamente conocimiento. No tiene sentido ~~ii~~~-Conocer, dijimos, puede tener grados. Aunque en un sentido
decir que conozco un ruido, un sabor o un olor (salvo en el '""""bil, decimos a menudo que conocimos a alguien, por ha-
sentido de "reconocer'' del que luego hablaremos), sino _qu-e lo -LlO-lo encontrado casualmente, las más de las veces empleamos
oigo, lo gusto o lo ltuelo. La aprehensión inmediata puede ale- $<'f~~~nocer" en un sentido más . fuerte, -que implica tratar algo o
, garse, en cambio, como una razón en que se base un saber '
alguien en repetidas y variadas circunstancias. En este sentí-
("¿Cómo sabes que el sillón es rojo?" - "Porqu~ lo estoy vien- . · , conocer supone, además, que el objeto de referen_c ia perma-
do") o como un mo.d a de adquirir un conocimifnto ("¿Cómo .. · · a y se enriquezca en aprehensiones sucesivas de "lo mismo",
conociste a Juan?" - "Lo vi en casa de Pedro"). cuales pueden tener lugar en .d iferentes situaciones. Quien
El conocimiento se adquiere mediante aprehensiones inme- · ·.· noce algo ha tenido experiencias de ello de distintos modos,
diatas; para conocer algo o a alguien, de algún módo, hemos_\ L~~~~- ha captado en varios escorzos y matices, bajo diferentes pers-
de haberlo visto u oído o sentido. Pero no se reduce a ellas. No ;· ~~~}]LI~· tivas y,. eventualmente, en ocasione3 tlistintas. Co-n ocer x
se refiere, desde luego, a los datos sensoriales mismos, sino a iipone tener una serie de experiencias variadas sobre x y poder
objetos o a personas que pueden presentarse en mucl1as imá- · ·•.·~· .. acer, de algún modo, una serie de inferencias a partir de ellas,
genes perceptivas; y el conocimiento de objetos o personas re- .· .·• referidas a x. Quien diga que conoce a Pablo López debe estar
basa -como indica Russell- la "familiarización", porque im- ,~: .; ":•=-· ispuesto a admitir: 1] H ·a ber tenido de Pablo López ciertas
plica .' 'descripciones". Aun si usamos "conocer" en su sentido ¡-;,,ca. prehensiones inmediatas: haberlo visto en determinadas oca-

más déb.il, esto es, referido a un objeto o persona que sólo ·. ~iones, bajo diferentes perspectivas, haberlo oido, tal vez, o to-
, hemos encontrado una vez, conocer algo no equivale a tener ·.· ·.· •· · - o. 2] Haber referido esas presentaciones a la unidad de una
una serie de datos sensoriales o imaginativos, supone además · -· · ·. ·· na que obedece al nombre de "Pablo López". 3] Haberlo
integrarlos en la unidad .d e un objeto. Para aceptar que cono- .·.· . . ·'tratado", es decir, l1aher tenido cierta convivencia con él, a
cemos debemos rebasar la simple suma de aprel1ensiones in- · .·.· ·.· modo de llegar a inferir cómo se comporta, siente y piensa. En
mediatas: es menester referirlas a una x que se presenta en ··!!na nota que no se encuentra en "saber" y es, en cambio, carac-
todas ellas. Condición para conocer algo o a alguien es captar
el mismo objeto en diferentes escorzos y matices. Esto supone, 3 Los an¡ilisis de Edmund Husserl sobre la constitución del objeto de
. _ por lo menos, tres cosas: 1] la permanencia y continuidad, en experiencia son una descripción, en mi opinión aún insuperada, de este
. :_ : proceso; los párrafos anteriores los siguen ~e cerca (véase, sobre todo,
. · el espacio y el tiempo, al través de sus variadas presentaciones, · .- de Husserl: 1950, sección u., y 1952 sección 1, caps. 2 y · 3). Acerca del
-~el objeto uno; 2] cierta regularidad de las variaciones de sus ~. probletna del origen de las 1·eglas generales con que ordenamos nuestra
. __,-_- presentaciones, en relación con las variaciones del entorno; 3] -;-- experiencia, creo que tratar de elucidarlo no compete a la filosofía ~ino
. , , -· la . exis~encia del objeto en ·el mundo real, más allá de cada una -_':". a una ciencia empírica: la psicología genética. De hecho, las investtga-
_· •. cioncs de Jean Piaget vienen a confirmar muchos análisis de la fenomeno-
· ·.,_' __ · .·. de sus presentaciones. Todo ello implica que las aprehensiones
,. logía: y nos inclinarían a pensar que las reglas gen~ral~s que· permiten
· · · · . inmediatas de las cualidades dadas pueden ser sometidas a or- - conocer el objeto como una unidad permanente al través de sus varia-
.. denación y síntesis, mediante reglas generales aplicables a toda >-· cioncs, se adquieren en la primera etapa de la vida. ••

4 '

' .

202 CONOCER Y SABER CONOCER Y SABER
203

terística de "conocer", podría resumirse lo anterior: conocer es a diferencia de saber simplemente que x es tal o cual. De allí la
integrar en una unidad varias experiencias parciales de un ilusión filosófica, propiciada por esta diferencia semántica,
objeto. de que el conocimiento recae sobre alguna realidad oculta tras
Para poder hacer todo lo anterior, ·es preciso que se añadan las apariencias. Pero, en verdad, ''conocer" no se . usa, en el
a las presentaciones inmediatas ciertas creencias. Éstas son de lenguaje ordinario, para referirse a nada oculto s1no, por el
dos tipos: Primero: creencias básicas sobre lo que existe, que contrario, a algo de lo que tenemos experiencias múltiples, de
corresponden a las reglas que permiten ordenar la experiencia. tal modo que podamos inferir a partir de ellas varias de sus
Referir distintas presentaciones a la unidad Pablo López re- propiedades y relaciones. .
quiere creer que los objetos permanecen en el espacio y en el Las apariencias pueden ser irreales. Conocer algo, en cambio,
tiempo, que sus propiedades varían regularmente al variar el es captarlo tal como es realmente. Si tener exper~encia directa
entorno, que no se desvanecen al dejar de aprehenderlas, que de x es condición necesa~ia para conocerlo, también lo es que
existen efectivamente, etc. Segundo: creencias adquiridas en ex- x efectivamente exista, pues no puede haber experiencia de algo
• • • •
pertenc1as anteriores, acerca de la clase de objetos o situaciones inexistente. Quien afirma conocer, afirma la existencia real de
a que pertenece lo conocido. Para inferir cómo se comporta lo conocido. Frases como "Fray Servando conoció a Azaziel, aun-
, Pablo López preciso interpretar mis experiencias sobre él, a ~Ja que es bien sabido que ese diablo no e~iste" son obviame~te a!>-
luz de lo que sé acerca del comportamiento de los hombres, de surdas. Si alguien alega conocer un obJeto, demostrar su Inexis-
• • • • •
sus motivaciones, Intenciones, Intereses. Un cúmulo· de creencias tencia es refutación suficiente de su alegato. Si lo aprehendido
me permiten, en cada caso, formular l1ipótesis acerca de cómo . es figmento de la imaginación tl obra alucinatoria, no diríamos
habrá de comportarse Pablo López y confirmarlas en mi convi- · que se conoce. La víctima de del~r~um tremens. no "conoce:· las
vencia con él. Así, ciertas creencias generales estári supuestas \ alimañas que contempla, ni el viaJero del desierto, el oasts de
• • •
en mt conocimiento del objeto y éste, a su vez, permite inferir ·

su espejismo. Cierto que decimos a veces que alguien conoce los


otras creencias acerca de éL Conocer x incluye, en suma, apre- fantasmas de su casa, sus propias figuraciones o aun "mundos
hensiones inmediatas y creencias, referidas todas ellas al n1istno irreales" pero entonces, o bien querernos sugerir que atribui-
objeto. mos a esas entidades algún género de existencia, o bien emplea-
En su sentido fuerte, conocer realmente un objeto supone mos "conocer'' en un sentido derivado, equivalente a udarse ·
formarnos un "cuadro'' general acerca de cómo es el objeto y cuenta", "percatarse". .
no sólo ~e cómo aparece a la aprel1e113ión inmediata. Tal vez De parecida manera, si aplicamos ''conocer'' a la captaciÓn
uno de los orígenes de la diferencia entre "ser, y "aparecer", de los propios procesos mentales es porque tomamos éstos .co~o
propia de muchas filosofías, se encuentre en el.uso diferente del objetos, l1ecl1os o estados reales, que constituyen una experzencta
verbo ''conocer", por una parte, y de los verbos "ver", "oír", interna. Sólo de la experiencia hay conocimiento y ésta supone
"sentir", por la otra. Siento, veo, oigo, datos sensoriales, es de- la existencia real de lo conocido.
cir, modos como aparece un objeto; conozco, en can1bio, el Puede afirmarse pues que una condición necesaria -aunque
objeto como una unidad, el cual se comporta, reacciona y se no suficiente- de conocer x, es que x exista. Con todo, podemos
mue3tra en distintas facetas, tal como es en muchas presenta- considerar esta condición incluida analíticamente en ''tener ex-
ciones. Suele decirse, por ejemplo: "Ya sé que Pedro te parece periencia directa de x", si consideramos la existencia del objeto
hipócrita; pero puedo asegurarte que no lo es: yo lo conozco como condición necesaria de la experiencia.
bien", o ce si conocieras a los gatos, no te parecerían cariñosos".
Nótese que "conocer x" puede remplazarse, en frases semejan-
tes, sin alterar su sentido, por "~aber cómo es x''. "¿Por qué te Capacidades adquiridas po1· conocer
asombra que Pablo se haya mostrado agresivo? ¿Qué no lo co-
noces?" La última interrogación podría rezar igualtnente Si conocemos algo tenemos la capacidad de responder a ciertas.
". . . ¿Qué no sabes cómo es?" Conocer x es saber cón1o es x, preguntas acerca de lo conocido, si con.ocemos algo. sabem.os · .

' .


204 CONOCER Y SABER
20!).
CONOCER Y SABER

algo acerca de ello. Cuando nuestro conocimiento es circunstan- beres a modo de comprender lo central de su doctrina y captar
cial y l1ablamos de ~~conocer'' en su sentido más débil, sólo su articulación interna. "Saber una lección'' es distinto a "co-
podemos referirnos a aspectos superficiales y aun ocasionales del nocerla'!. Lo ·primero es poder repetirla o exponerla parte por
objeto. Pero en su sentido más rico~ "conocer" implica poder parte, lo segundo · eB .habe:l~ co~prendido en. su _estrttctura, ·Y- .
contes~ar múltiples y variadas ·cuestiones,. de la más diversa ín- poder, en conse~uencta, ·dtsttngutr en ella lo tmportan.te, P.ar~
dole, sobre el objeto. Piénsese· en oraciones /en que intervenga exponerla como un conjunto coherente.4 En su senttdo más
"conocer· a los animales", "conocer a Hegel ·.~ (la ·Jilosofía de He- fuerte, conocer bien a alguien es captar su ~ . ~!personalidad'~, po-
ger'), "conocer a París", "conocer a las mujeres''; · En esas fra- der ·integrar en tina unidad las experiencias que pueda tener
ses se supone que quien conoce puede ser una.' fuente de infor- de él. f'¿Por qué me juzgas así?·· ·¡Tú no me conoces!"). Cono-
mación variada sobre su campo de conocimiento, resolver pro- cer no es unz. suma de saberes sino una fuente de ellos. Conocer
blemas que le consulten al respecto, orientar a otros. Porque supone tener alguna "clave" para saber muchas cosas sobre algo,
conocer algo, en este sentido, no es sólo poder describir su as- tener un modo de relacionar cualquier saber de algo con los de-
pecto exterior, sino captar su "forma y manera", su "estilo'', el más. El saber es necesariamente parcial, el conocer aspira a
modo como sus partes están relacionadas en un todo; conocer captar una totalidad. · . . . "·
algo supone estar familiarizado con las variantes y matices que = Por eso ''conocer'' tiene tambtén, a menudo, el sentido de re·
presente, comprender sus aspectos menos obvios; poder desen.. conocer", sentido que nunca puede adquirir "saber". Mostran-
trañar sus complejidades. Quien conoce a Hegel· sabe relacio- do una figura en una fotogra f 1a,, pregunto: " ¿L o conoces?" , es
nar entre sí las partes de su doctrina, quien conoce a los perros. decir: ''¿Puedes integrar esta imagen en la experiencia más am-
sabe ele sus hábitos, sus capacidades e inclinaciones, quien co~ . plia que tienes de esa persona?'' "Después de dos meses de au-
noce una máquina podría desmontarla y reconstruirla, al me--.: sencia, su hijo no la conocía": su hijo no podía conectar la
nueva experiencia parcial de su madre con las adqu~~idas de .~na

nos in mente} quien conoce la cerámica china puede distinguir


sus variantes y estilos diversos, apreciar sus irregularidades, com- con anterioridad. Notemos que, en estas frases, conocer es
parar entre sí sus variados diseños, distinguir detalles que es- sustituible por "saber quién (qué) es .. . '' No saber. quién es una
capan al profano. Por ello el "conocedor'' es alguien de cuyo figura en una foto es ser incapaz de enlazar esa tmagen, en. la
juicio podemos fiarnos. "Conocer'' en su sentido más rico es unidad de una sola persona, con otras que se hayan tentde>
poder integrar en una unidad cualquier experiencia y cualquier anteriormente. "Conocer" o "saber lo que es" un rasgo o una
saber p~rcial de un objeto, por variados que éstos sean. imagen es comprenderlos, no como algo aislado, sino en una
Sigamos un ejemplo. El que sabe mucl1as cosas sobre los Evan- estructura de rasgos con los que forma una unidad.
gelios tiene con ellos una relación cognoscitiva diferente a quien A la pregunta "¿cómo conoces que es x?" o ,.¿cómo sabes lo
realmente los conozca. Aquél podrá citar frases del texto, dar que es?" -señala Austin (1961, p. 52)- puedo responder "por
noticias de sus autores y fecl1as de su composición, distinguir su comportamiento", ••por sus características", esto es, pu~do
tal vez las distintas variantes de los sinópticos. Quien los co- señalar una marca que en experiencias anteriores he vtsto
noce tal vez no pueda hacer nada de eso; puede, en cambio, siempre ligada a x, de tal mod~ que, al verla ahora, ~e basta
comprender su mensaje central, captar su espíritu, interpretar para ligarla de nuevo a esa untdad x y re~onocerlo. Nuestra
variadas cuestiones a su luz, sabe manejarlos, responder pre- pretensión al decir que conocemos (es dectr, que sabem?s lo
guntas acerca del alcance y aplicación de su doctrina. Que que es) es reconocer: y reconoc_er, al menos. en esta especie de
conocer los Evangelios no es saber muchas cosas acerca de ellos, casos, consiste en ver o en sentir, uno o vartos rasgos que esta-
sino poder distinguir lo esencial de su doctrina, el "núcleo'' mos seguros son similares a algo observado (y usualmente n?m-
del que puede desprenderse cualquier formulación parcial. "¿Co- brado) antes, en alguna ocasión anterior en nuestra experten-
noces a Hegel?" - "No. Sé algo de su filosofía, pero no puedo
' Nótese el sentido, en castellano, del reflexivo "saberse". .,Saberse una ·
decir que lo conozca." Es decir, he leído algunas obras de He- lección" es tenerla memorizada en todas sus partes, pero no forzosamente
gel o sobre S-us ideas, pero no puedo todavía integrar esos sa- - ••conocerla".

' 1


206 CONOCER Y SABER CONOCER Y SABER 207

cia.'' Notemos que, en este párrafo, no ., podemos traducir piera manejarlo: pod,ría tener un conocimiento detallado·. de su
~~kndwing', por "saber': sino por "conocer~· ... Al · enlazar .~ un· rasgo "'""·· disposición m~cá,nica: y ·su · forma de ma·n ejo, ser capaz de p~e­
_con 'otras experiencias de · un ·~: objeto:· y .''c omprend,er ~ que~, corres­ ·. >ve:f...:· sú~,. -füncionitmie!ltO? p·o der·:·determirtár{el~- ·origen ·de : sus -fallas
. .. .- ponde . a él,l ese· rasgo ;·-'se· , convi~rte.,~.en característica:. del objeto . . ·•. · ·t~~:éstár,.-, sili~. e~tiarg4~~ ~i~ha~~it:adó''· paraJmanejati1ff,t~l_ -~is~~;~~~p~f¡'. ---:.. ·.:...:.:..

-Y·'{-p:e rmite ·; así~ -distingu'irlo:>~de · los.r---objetos ~-e semeja:·ntes~- ··~N o}::conq.. . •}p'·>aae-ce.r ~ ~uri:·{ tt8fectot,\'ffsíco··~·ot simp"lemerite tp
. . • . ...
·~~-·"or .i(fi(jl~_ fi·aoe.: r>iféniab
' .''-~t ~ .,

cer. algo; ,-·e n cambio, :f·es- "nt:>' .saber \··q:.ué ~:~es'~¡ fiest>decir, :~~ ho~·~te(ier .· ocasiónt!:de:Jhprétiderlor;: 1SeríaiJsiri 'J dud~:~·cóniitbF\í)er\lofto;l:.in~8·q-
suficientes ·· experie-n tias·. anteriores "fta~t~rél, ·:pára ":·pdder · ehia~ar . ··gis~en te,~ ~qú~, un~·,. p~rsona· ·c~ridéietá.- {mucho:=c de;'perras·; tyl~~1si6.~~!~tn,-
·esa--" nueva· peroepcióír ·c on Yotras·'· del t mtsmó··:objéto·-:.y-~·,. distinguirlo. . · ·,·biltgp;'::tuviera\ tal·· mieda·· ante·~ell6s que no·.,\sup'iera-:. tratario·s.tf~ '
·Si ·"conocer" ·. se ·-distitígué de "saber~:~que·;~-·~! · !!~~\·t-ambjén es: di- ltn".> táso .frecuente i'·es·~~-:que quien'.~>tono·eee·el ~ sufrimientcfiho ~$e'p:~
verso de "saber hacer ... ~·. Entre "conocer~·-~- y ·~~saber hacer'( . hay1 ·. adaptarse .a .él.;· Con·o ter ·algo puedé·'::consistirr en ·ffiUGh·9~ casos,
sin embargo, ciertos puntos comunes.' Ambos se . refieren·· a: una .. ·· en·· ·dominar · teóricamente las· ,reglas y · pr~teptos conforme: ;a ; ~os
capacidad o habilidad especifica. Con tod~, las capacidades que -~- :, cuales se puede re·a tizar··. una operacioh~ ,- p'eto. n~ necesariam~nie
suponemos en quien conoce son de ·tipo intelectual, teórico o re- _·-· -· en ·s aber aplicarlos;:.,y¡..,Ryle (1949,: ·pp.· 28 ss.) es convincente- ~1
flexivo; "saber hacer.,, en cambio, puede referirse. a cualquier · señalar que un · cón·o chniento · intefectual ··de las :reglas '. no ::.·es
tipo de habilidades o capacidades, sean prácticas o teóricas;<re- ~ 'rtecesario ·antes de ·saber usarlas. En¡~·suma, ·~conocer ; "~' ·impliGa
flexivas o no. "Conocer x" supone: "saber responder a ·varias ~·saber~ responder intelectualriiente ·· ~nte ·;·.x~,', :y tener una · presút)-
preguntas sobre x", "saber describir x" ,- . "saber ~- relacionar. los · · · ción ·favorable, aunque no una · certeza, de·· "saber actuar sobre
distintos aspectos de x · en ·una unidad'!, ·etc., poder . dar, e~ · . x-'r~: "saber tratarlo ·adecua:·d amente". ·{··>1 : \·:,:>.: ·~. ·.: . ."': ·\·:,y·-··· :
suma, ciertas respuestas · intelectuales. :-a~ecuadas re~pecto : de ~... ,¡-_;. A ·- la: -inversa, · .u~áber ·,. hacer"· impli<.:a~ :siempre algún _., "conocer".

En muchos · casos en que empleamos ~'conocer'' en sentidq <;<,o_-,., ..•· • Puedo saber cocinar sin -saber recetas, pero .n o sin conocer los
l

fuerte, "conocer x" es también un antecedente favora~le {aun- ·.·, ingredientes culinarios; .puedo saber hacer chistes sin habet leido
que -no una condición necesaria) para "saber hacer algo con x", · .· tratados humoristicos, pero no · sin·:· cortocer · el humor. , Quien =

4Csaber manejarlo", "saber actuar con ,propiedad sobre él''. En ~:""~,.,.-~ ·. sªbe tocar la guitarra conoce mejor . su instrumento que un~ tra-
efecto, se supone que al conocer algo estamos familiarizados con .·. · 'tadista de música, y saber arreglárselas en la práctica requiere
su estilo de comportamiento o su modo de funcionar y~ tenemos, · · ·_ un . conocimiento de cierta · realidad. . , · ;
por ende, capacidad de actuar adecuadamente - ante él. Se . · · · •· · ... _ Concluyamos estas ·observaciones resumiendo un par ·de re-
súpone ·que quien conoce una máquina de sumar sabe manejar;- . ··. ·.:.,· sultados. Podemos tomar "conocimiento'' com'o un término para
la y seria difícil imaginar que quien · conoce a las , mujeres no ~~~·~-; ·d esignar cualquier forma de captar la existencia -Y. la verdad . de
4
supiera comportarse adecuadamente ante ellas. Conocer- algo ·,a.lgo.··En este sentido· tan general, ·habría varias ,formas. de 'co-
nos pone en mejor disposición para poder habérnosla con. ello, , ocimiento": "saber que ... ", "aprehensión inmed_iata";_;,_ f'cono- ..... - .

porque elimina· la sorpresa e implica una facilidad para prever cer" en sentido estricto ·(el estudiado en este capítulo). Cada una
su comportamiento, para otros inesperado ("Cuando lo conoz- '!'?_§~.~[.\.F· : de esas formas presenta condiciones diferen_ tes.
cas, . sabrás cómo tratarlo"). . ""'"·"· · .:. · ·, Para conocer (en sentido estricto) x son condiciones -nece-
~o obstante, de que S conozca x no puedo inferir que nece-
. ~

.. · sar1as:
.
;.

sariamente S sepa tratar a x o comportarse ante x, sino sólo 1] Tener o haber tenido experiencias directas de x (y, por
que hay una fuerte y legitima presunción de que estará capa- . ,_'";~ ·ende, que x exista).
citado para hacerlo. Esa presunción será más fuerte mientras . ;r~::. · · 2] Integrar en la unidad de un objeto x diferentes experien-
más intelectual y teórica ·sea la tarea que se supone debe rea- "-
- -cias ·de x.
-. '- ....

lizar. De quien conoce el ajedrez me asombraría mucho que, .·..' -~ · :3] Poder tener ciertas respuestas intelectuales · adecuadas fren-
. '

además de estar enterado de sus reglas y dominar las principa- "'; te a x.


les aperturas, no supiera jugar ese juego_ En cambio, no seria
- incomprensible que alguien conociera--t.in automóvil y no su- ~ · •

'

• t


208 CONOCER Y SABER CONOCER Y SABER 209

Razones para conocer primer caso la respuesta indica una prueba de mi saber, en el
segundo, una señal de mi conocer. "En términos generales -es-
Saber y conocer no se justifican de la. misma manera. El saber se . cribe Austin - -(1961, (p. 54)- casos en q1:1e puedo .'probar' son
..,~-..,~ just_ifica en razones objetivamente suficientes, el conocer, en ex- ~ casos en que· ·\!so _la fórmula l'porque'; casos en· que 'conozco
periencias directa3. Si entendemos "razones'' en. un sentido am- pero no puedo probar' son ·casps en que ~ nos. refugiamos en la
plio, como lo que l1ace que lo creído sea, a juicio de un sujeto, fórmula · 'por\~! ,Pues bien·, ;en términos ·~ igualmente ~ generales,
verdadero o más o menos probable, como lo· que asegura a al- en C(lSteJJano ~tenderíamos ·a -', USar ~~saber"~ pata los~ prí~eros~- CaSOS;
guien que su creencia está determinada· por la realidad, pode- y ·~~conocer" para los segundos. ·~ , · . >·. "' •• · .-t : .' .•~: · · ; B ~.: :.~-· t \ : . ·.~.-- ~
mos sostener que también el conocer tiene sus razones. Pero, a ·. Saber que p implica tener·:razones comprobables .p·o r cual-
diferencia del saber, las razones para conocer son individuales. quiera que tenga acceso a ellas y las examine; si alguien pre-
E'3ta diferencia aparece si nos fijamos en el distinto sentido gunta "¿cómo sabes?" debo · poder justificar mi saber ~ exhi-
de las preguntas "¿cómo sabes?" y "¿cómo conoces?" Ambas pre- biendo ante cualquiera pruebas comprobables. Conocer impli-
guntarían por la justificación de mi pretensión a saber o a ca tener razones personales; si alguien pregunta "¿cómo cono-
conocer. A la primera puedo, a menudo, contestar aludiendo al ces x?" puedo contestar remitiéndome a una experiencia reite-
modo como l1e llegado a adquirir un saber. "¿Cómo sabes -que = rada de un objeto, o bien señalando las causas de · mi: conocer:
para Hegel el ser es igual a la nada?"- "Porque lo estudié mu- los antecedentes que me llevaron a tener ciertas experiencias, las
chos años." Pero una respuesta más adecuada •sería: "Porque maneras en que pude percatarme de algo, mi convivencia repe-
lo dice en la Lógica.'' En efecto, respondemos con mayor pre-:- tida con el ·objeto conocido, pero no puedo : traer a colació~
cisión al sentido de la pregunta "¿cómo sabes?" si indicamo~ pruebas compartibles por el otro, que · le suministraran a él el
las pruebas objetivas en que se funda nuestro saber y no su~ . . .
ffilSffiO CODOClffilento. · ··
'


antecedentes. "¿Cómo sabes que el sillón es rojo?'' - ''Porque lo Pero si el conocer se justifica ·en experiencias individuales,
acabo de ver." "¿Cómo sabes que César era calvo?"- "Porque ¿debemos renunciar a su justificación objetiva? ¿Cómo justi-
lo dice Suetonio." "¿Cómo sabes que este teorema es válido?" - ficar ante los demás, que conocemos?
"Porque se deduce de nuestros axiomas." En cambio, la pregun-
ta misma "¿cómo conoces algo?" es poco usual; más bien pre- •

guntaríamos: "¿cómo conociste algo o a alguien?'', "¿cómo llegaste Saber que se conoce
a conocerlo?" Y sólo sería pertinente contestar señalando las vías,
los procedimientos por los que llegué a ese resultado, exl1ibiendo, Afirmar que una persona "conoce que conoce" no tien~ sentido,
no las pruebas de que conozco, sino la manera como llegué a pero sí lo tiene aseverar que .alguien "cree o sabe que conoce".
una posición que me permitió conocer. "¿Cómo conociste a En el lenguaje ordinario son frecuentes expresiones como las
Juan?"- "Fuimos compañeros de clase." "¿Cómo conoces tan bien siguientes: "Creía conocerlo, pero ahora me doy cuenta de que
los Evangelios?" - "Estudié en un seminario." Al dar esas res .. no lo conozco"; "Creo que conoce la India, no estoy seguro";
puestas indico los antecedentes que explican que tenga una "No sé si lo conoce." Pues bien, el conocer no se justifica en
experiencia determinada. Porque para conocer sólo puedo adu-
razones objetivas, pero sí, el saber que se conoce.
cir un tipo de razones: experiencias personales.
Conocer x, dijimos, puede dar lugar a varios saberes acerca
Austin distinguió entre dos maneras posibles de contestar
a la pregunta ''how do you know?" que, en castellano, tiene la de x. Si conozco a Pablo, puedo saber que Pablo es responsable;
ambigüedad de "¿cómo sabes?'' y "¿cómo conoces?" A esa pre- porque Herodoto lo c~noció, sabemos algo acerca del templo de
gunta puedo contestar: "porque ... '' s~guido de una cláusula, Babilonia. Pero para inferir un saber a partir de un conocer,
o "por ... " seguido de un sustantivo. Por ejemplo: "lo sé deben cumplirse ciertas condiciones. Podemos poner en duda
porque lo leí en un periódico" o "lo conozco por sus rasgos esa inferencia por dos tipos de razones: 1] Porque no acepte-
distintivos", "por su cabeza", "por su comportamiento". En el mos que S efectivamente conozca x; 2] porque no aceptemos

. '


210 CONOCER Y SABER CONOCER Y SABER
211

que su conocimiento sea suficiente para justificar un saber de un saber no difiere de su justificación ante el otro. Para
sobre x. transmitir un saber a otro sujeto basta con justificarlo ante él,
Veamos el primer punto. Observamos que nuestro conocer mostrándole las razones en que se basa. En efecto, si el sujeto
puede ser más o menos profundo, puede ser también ilusorio. A ex.l1ibe ante B razones objetivamente suficientes de su saber
A menudo creemos conocer algo o a alguien cuando, en rea- que p, B comprobará esas razones y sabrá, por lo tanto, igual-
lidad, no lo conocemos. ¿Cómo justificar que efectivamente co- mente que p. El saber es directamente transmisible porque se
nocemos? ¿Cuándo podemos afirmar que sabemos que alguien funda en razones compartibles por cualquiera. Por ello la rela-
cQnoce? Para justificar ante mí mismo que ,efectivamente conozco ción de saber es transitiva. Si A sabe que p y B sabe que A
5
algo debo, a menudo, contrastar una experiencia con otras, sabe que p, entonces B también sabe que p. •
ponerlas a prueba en diferente3 ocasiones, hasta ooder inferir En cambio justificar ante los demás nuestra creencia de que
con seguridad que no puede darse una experiencia suplenten- tenemos un conocimiento, no implica tr~nsmitir éste. Si alguien,
• •
taria que revocara mi conocimiento: sólo entonces estoy justifi- digamos A, trata de justificar ante otro, sea B, su conoctmtento
cado en aseverar que sé que conozco algo y no sólo que creo de x, B puede saber que A conoce x~ esto es, B puede tener
conocerlo. razones objetivamente suficientes para aseverar que A conoce x,
Pero ¿cómo justificar ante los demás mi conocer, cuando : pero no por ello comparte el conocimiento de A; B no conoce a
ellos no han tenido mis mismas experiencias? Lo que pode- su vez lo que A conoce. Para ello B debería colocarse en cir-
mos justificar ante otros, en rigor, es nuestra cFeencia o saber cunstancias semejantes a A y tener experiencias similares. El
de que conocemos. Si alguien pone en duda nuestra pretensión conocimiento, .a diferencia del saber, no es directamente trans-
de conocer x, podemos justificarla de varias maneras: 1] Indi- misible.
cando las circunstancias, ocasiones, procedimientos o maneras Cualquier saber es compartible; nadie, en cambio, pue?e
en que obtuvimos el conocimiento de x. 2] Respondiendo pre: conocer por otro, cada quien debe conocer por .cuenta prop1~.
guntas, resolviendo cuestiones sobre x, que suponen que lo co- El conocer es intransferible. Por ello la relactón de conoct-
nocemos, es decir, demostrando que sabemos que x tiene tales tniento no es transitiva. Si A conoce x y B sabe que A conoce x,
o cuales propiedades. 3] Mostrando un comportamiento ante x 110 se sigue que B también conozca x. Sólo hay una forma in-
que supone que lo conocemos, es decir probando que sabernos directa de transmitir el conocimiento: colocar al otro en una
hacer cosas con x. Para demostrar que conozco el ajedrez sólo situaci<'>n propicia para que él mismo lo adquiera. Conocer es
tengo tres caminos: indicar cuándo y cómo aprendí el juego, asunto estrictamente personal. Por ello los saberes pueden con-
describir una serie de datos sobre él o ponerme a jugarlo con signarse en discursos razonados y anónimos, el conocer requie-
pericia. En ninguno de estos casos, transmito mi experiencia re, en cambio, del testimonio de quien conoce.
directa de ese juego, sólo indico los antecedentes o consecueil- Por otra parte, conocer un objeto puede ser ~na razón s~­
cias de mi conocer, de los cuales se puede inferir que efecti- ficicnte para creer o para saber algo aceTca de el. U_n conoci-
vamente conozco. Antecedentes y consecuencias pueden fungir miento, propio o ajeno, puede justificar una creencta. Puedo
como razones en que se base la creencia o el saber que los creer, por ejemplo, en las virtudes de una persona, porque yo
demás tienen de mi conocimiento. N o funcionan con1o razones misn1o u otros la conozcan más o menos superficialmente. Pero
d~ que e~ otro conozca, sino de que crea o sepa que yo conozco. que S conozca x sólo podrá ser razón para un saber acerca de
St un sujeto B comprueba que A conoce el juego de ajedrez x, si se cumplen dos condiciones:
porque sabe jugarlo, no diremos que, por esa razón, B conoce Prin1e1·a: Si sabemos que S conoce x; esto es, si podemos
que A conoce el ajedrez, sino que B sabe que A conoce ese jue- dar razones suficientes para cualquier sujeto epistémico per-
go. Justificar un conocimiento ante los demás es, en verdad, tinente, de las cuales se infiera que efectivamente S conoce x.
justificar la creencia o el saber de un conocimiento.
Por ello, la relación entre justificación y transmisión es di- r;1-:u la lógica epistémica de Hintikka, puede demostrarse formalmente
ferente si se trata de un saber o de un conocer. La transmisión esta inferencia (1962, pp. 60-61 ). ; - ,

••


212 CONOCER Y SABER
CONOCER Y SABER 213
Si A dice que Pablo es responsable porque lo conoce, B sólo vamente. En primer lugar, debemos mostrar que A estuvo
podrá aceptar que A sabe que Pablo es responsable, si él mismo efectivamente en situación de conocer x. Lo cual puede com-
u otro sujeto cualquiera puede comp_ r obar que A efectivamen- probarse de distintas maneras: por testimonio de otras pers~
te conoce bien a Pablo, cosa que podrá hacer al cerciorarse nas, por examen de documentos relativos a .c4., que indican que · • ...-
d·e las ocasiones en que A pudo obtener - ese conocimiento o estuvo en presencia de x, o porque comprobamos que A cono·
de las muestras que dé de tenerlo. Si no puede comprobar el ció y y sólo pudo haberlo conocido si también conoció X. Po-
éonocimiento que A tiene de Pablo, B no podrá afirmar que A demos convencernos de que Herodoto conoció Babilonia por-
sabe, sino sólo que cree saber. que Sófocles lo mencione, porque su nombre esté inscrito en
Segunda: No basta que sepamos que alguien conoce un objeto una tableta arcaica o porque comprobemos la veracidad de la
pa~a aceptar que sabe todo lo que él cree saber sobre ese descripción que hace Herodoto del atuendo de los babilonios.
objeto. Porque el conocer se basa en experiencias personales En todos los casos, nuestro saber de que A conoce se basa en
que podrian mostrarle a un individuo propiedades incompro- otras creencias que deben justificarse con independencia del co-
bables por otros. El conocimiento personal de un individuo . nacimiento de A; es decir: para que B sepa que A conoce x,
puede ser fuente de descubrimiento de muchas verdades, pero no le basta el conocimiento que A tiene de x, sino requiere de
éstas sólo tendrán el rango de saberes si pueden justificarse ~en , otros conocimientos o saberes.
razones comprobables por cualquiera. Sé que Pablo es respon .. En segundo lugar, podemos justificar el conocimiento que A
sable no sólo si efectivamente lo conozco, sino también si mi tiene de x al mostrar que A sabe sobre x cosas que sólo pudo
conocimiento me permite señalar comportamientos de Pablo . ·· saber, de haberlo conocido. Creemos que Herodoto viajó a Ba-
comprobables intersubjetivamente, que justifiquen . mi aserto. ~._ bilonia porque sus descripciones detalladas ·de lugares y cos-
Así, ni las razones para saber que alguien conoce un objeto, ;: tumbres nos inducen a pensarlo, pero que éstas sean veraces sólo
ni las razones de los saberes· acerca de ese objeto, fundadas en podemos comprobarlo por razo~es distintas a su propio testi-
un conocer, pueden ser datos privados del cognoscente. Unas y •
monto.
otras tienen que ser razones públicas, comprobables en princi- Por último, podemos saber que A conoce X porque ooserva-
pio por cualquier sujeto pertinente. En ellas se funda el saber mos que sabe hacer cosas con x. Un mercenario ateniense pudo
testimonial. convencerse de que Herodoto conocía Babilonia, al verlo reco-
rrer sin perderse sus callejuelas tortuosas.
• Las razones anteriores podrían bastar para saber que el otro
Saber testimonial conoce, ¿bastarían también para aceptar su testimonio sobre x?
Aún no. Porque, aun conociendo x, A podría ten~r interés en
Hay saberes fundados en el conocimiento propio, los hay tam- aseverar sobre x cosas que no -son ciertas. Si sabemos que A
bién basados en un conocimiento ajeno. Me veo inclinado a conoce x y A asevera el enunciado "P" acerca .de x, no por ello
aceptar muchas verdades porque se derivan de la experiencia tenemos razones suficientes para saber que p)· antes tenemos que
de otros sujetos. La mayoría de nuestros saberes, en realidad, demostrar que A es testigo fidedigno. Lo cual podemos l1acer
no han tenido por base nuestra propia experiencia sino el tes- de muchas maneras. La crítica histórica las ha sistematizado
timonio de la ajena. Nos atenemos entonces a la veracidad y con cuidado. Algunos son criterios negativos: no hay razones
41
competencia del testigo"' del "conocedor", del "experto" o, para pensar que A tenga interés en mentir, nada lleva a atri-
simplemente, del hombre "experimentado". Para ello tenemos buirle una índole engañosa; otros son positivos: observaciones
que justificar en razones nuestra creencia en el conocimiento ajenas confirman su veracidad, su testimonio concuerda con
personal del otro; sólo así podemos saber que él conoce y, por otros, tiene reputación de hombre honesto, lo l1a demostrado
ende saber lo que él conoce. ¿Cómo comprobar que otra per- en otras ocasiones, etcétera.
sona, digamos A, efectivamente conoce x? Puede haber tres vías, Pero aun si tenemos razones suficientes para saber que A
que ya mencionamos y que pueden darse conjunta o alternati- · conoce x y que es fidedigno, no bastan para que sepamos cual-
••


214 CONOCER Y SABER
CONOCER Y SABER 215
quier proposición "P" acerca de x, formulada .por. A. En efecto, ción de decidir si podemos aceptarla, a riesgo de efectuar cam·
puesto que el conocer de A se funda en experiencias personales, bios en nue.stras creencias anteriores. ·
puede justificar certezas· de A ;¡.c~.rca ·:de ,x, p~ro sólo. s~rá fun- Resumamos~ . ·Muchos de nuestros saberes están'' basados ·en
damento de un saber; ~_¡. P'' es (:Oroprobable IntersubJetlvamen.. .... -: · · . .
11
w .......
nueStr-o· j>topi9':cOnoc.:eri ot-t~s;-· en -el :coriócitnientó ~iljeno;· ~ntt~~ · ···:... ·~... -..
te. Aun de buena fe, A . podría. ~ tomar\ por propiedades objetivas ,esto~- últimos ?figura el saber q~e se tefiere a ~bserv~ciones trans-
una simple aprehensión subjetiva, tal. .vez A:~ ilus~ri~, del objeto. .miti.d as por.~ J~s :7 9trQs: el saber ·~por. testim·o nio. ·El ·sabe~ _por=~ te~-
No, .es menester, por supue.sto,· que esa.s propiedades ~ sean efecti- timonio se·. oasa'~~ en~.~ unaf inferencia'. que· ·com'p rende/ entre~' sus
. .
vamente comprobadas por otros .suJetos, ·sino que ~ean, por prin-
- .
. premisas, saber que 'e l otro · conoce ... Podríamos resti~ir ·a sí sus
cipio, comprobables. Para ello, deben -ser públicas y no pri- pasos: · , . :·· . ~ · ,... . · · ., . .
vadas. Creemos las de:,í:ripciones que nos da Herodoto sobre .
~~
....
..
·
'
.• . ', . .
. '·
\

cultivos o ciudades porque cualquier otro viajero hubiera po- 1] A estuvo en situación de conocer x,
dido comprobarlas; somos suspicaces, en cambio, frente a las yJo: A sabe cosas sobre x, que suponen un · cono-
manifestaciones de sus impresiones sQbjetivas. Intentamos in- cimiento de x,
cluso poner a , prueba el testimonio de un relator con el de yfo: A sabe hacer cosas con x, .que suponen su co-
'
otros que hubieran observado lo mismo, antes que .aceptarlo ' nocimiento de x. ·
como fuente de saber. Para creer la palabra de un testtgo, basta Luego, 2] A conoce x,
que sepamos que conoce y que es fidedigno; par-a· saber lo que 3] A asevera uP'' acerca de x, -. .
asevera, es menester además que su juicio sea justificable por_. 4] A es persona fidedigna, ··
quienes estén en situación de comprobar su verdad. . .. 5] P" es comprobable por cualquier sujeto normal
11

Tampoco consideraríamos un testimonio como razón de un ;; y no es incompatible con saberes anteriores.


saber si es incompatible con los supuestos ontológicos que estár1 Luego, 6] P" está objetivamente justificada.
11

en la base de todos nuestros saberes, o con algunos· de los co· Luego, 7] B (o cualquier otro sujeto epistémico pertinen·
11ocimiento.3 que damos por bien fundados. Si esto sucede, antes te) sabe que p.
que aceptar el testimonio ajeno, por justificado que esté, I_o pon-
dremos en duda. Creemos a Herodoto cuando nos descrtbe las Notemos algunos puntos.
costumbres de los escitas, pero no cuando nos l1abla de ser- El conocer de A no se basa en razones objetivas, sino en las
pientes que vuelan. Como cualqu~er sa?~r, el saber testin1~nial ,propias experiencias, pero el saber de B de que A conoce, sí
estéi condicionado por las creeilCtas bas1cas de la comunidad · requiere razones objetivas: las enunciadas en [1]. B requiere
epistémica correspondiente y no puede, por ende, contradecir tatnbién dar razones suficientes para justificar su saber de lo
sus marcos conceptuales y sus saberes probados. Los testimonios que A atestigua: las enunciadas en [3], [4] y [5]. El conoci·
sobre apariciones de dioses o de vírgenes no son ac~ptados por n1iento ajeno es una razón necesaria del saber testimonial que
nosotros como válidos objetivamente, aunque pudteran serlo tiene B; pero no es una razón suficiente.
por otras comunidades histórica~ que admitan la posib~lid~d El saber se justifica en un conocer (propio o ajeno), pero
de observar, con naturalidad, entidades supramundanas. St exis- éste supone, a su vez, la validez objetiva de ciertas creencias.
te una inconsistencia entre el testimonio a jetio y los marcos El testirnonio de llcrodoto se funda en el conocimiento perso-
conceptuales y saberes cotnt'lntnente aceptados por la cotnuni- nal que él tiene de Babilonia, pero nuestra creencia en ese
dad epistén1ica pertinente, tenderemos a revisar las razones en cortocimiento remite a su vez, para su justificación, a saberes
que se funda nuestra creencia en el conocimiento ajeno o aque- que nosotros tenemos sobre IIerodoto, a saberes que el propio
llas que permiten inferir su veracidad, antes que poner en cues- ·Herodoto demuestra tener, a conocimientos nuestros acerca de
tion los saberes anteriores. Por otra parte, trataretno.3 de com- lo afirmado por él, o a otros testimonios varios. Saber algo sobre
probar p con independencia del testitnonio de A; sólo si lle- x se justifica en saber gue alguien conoce x} pero saber que
gáramos a justificarla en razones distintas, 11os veretnos en situa- alguien conoce x se ju3t{fica· en otros saberes distintos. B puede,
••


216 CONOCER Y SABER CONOCER Y SABER 217

por ejemplo, justificar la proposición [1] uA conoce ux" en [2] Conocimiento en general
"A asevera <p1 , p2, p3 , • • • Pn}" y [3] "{p 11 p2 , p3 , • • • Pnl".
Pero [2] y [3] no se justifican a su vez en el l1echo de que A Partimos del saber propo3icional. Pero hemos visto que el co-
conozca x; deben fundarse en otras razones. Una vez · justifica- -·. :. .,_~
.,...t noci~iento no puede reducirse a .é l. EL, conocimiento en gene- .
.$. .. -
4• ..

do "A co?oc~ .x" y "A es fidedigno", B puede dar por objeti- ral comprende varias formas; saber es sólo una de ellas. Sin
vamente JUStificadas otras aseveraciones "{q 1 , q2J qg, • • • qn }" embargo, por distintas que sean las formas de conocimiento que
acerca de. x, que el ~ismo B ya no tiene necesidad de compro- estudiamos, han mostrado relaciones estrechas que permiten e3-
bar con Independencia de la aseveración de A. Así, B puede perar la existencia de rasgos comunes. Tratemos de precisarlos.
sabe~ mucha~ c?sas acerca de x, sin tener que fundarlas en su ¿Hay propiedades comunes a cualquier forma de conocimiento?
propio c.vnocimtento. Ahora bien, los conJ·untos "{p1' p2' pg, •.. "Conocimiento" tiene, en el lenguaje ordinario, una ambi-
Pnl" y u<q1, q2, qa, ... qn}" pueden tener miembros en común: güedad: puede significar una actividad o un estado de un suj~­
una aseveración puede justificarse, a la vez, por el testimonio to. "Conocer", "saber", al igual que otros verbo3 como "perci-
de A y porque se funde en otras razones. Pero "{q 1 , q2 , q3 , ••• bir", ,..recordar", "demostrar" "inferir", pueden referirse a un
~,.}'' comprende muchos miembros que no están incluidos en proceso activo por el cual una persona llega a captar una rea-
<p1: P2: Ps, · · · Pn}''. Herodoto nos dijo algunas cosas soBre ' lidad. Pero también pueden desginar el resultado de esa acti-
Babtlonia que hemos podido comprobar por nosotros mismos o vidad: el estado del sujeto, que subsiste en él como una dis-
por el testimonio de otros autores; gracias a ellas "'podemos acep- posición, determinada por esa realidad. Podemos examinar,
tar muchas otras, basadas sólo en su testimonio. : pues, las distintas formas de conocimiento que l1emos estudiado,
Una inmensa parte de nuestros saberes está fundada en el·. - en función de esas dos acepciones del concepto.
conocimiento ajeno, no sólo acerca del pasado, también acer- :: Descartamos de inmediato el "saber hacer" (knowing how)
ca de lo que ahora acontece en el mundo. Nu-estro saber coti- como una forma de conocimiento. Su semejanza con los con-
d~ano se ~a c~nstruyendo al través del enlace de nuestras pro- ceptos epistémicos es, en efecto; puramente verbal. "Saber ha-
pias experiencias con el testimonio de las ajenas. El saber cien- cer'' no se refiere a alguna actividad por la que el sujeto al-
tífico de una comunidad, por su parte, se levanta sobre los cance la realidad y se determine por ella; designa, antes bien,
conocimientos compartidos y contrastados de muchos de sus un conjunto de habilidades para ejecutar ciertas acciones coor-
compon~ntes. Así, no sólo el saber, también el conocer supone dinadas; aunque éstas puedan ser señal que nos permita reco-
una actividad comunitaria. nocer conocimientos en una persona, ellas mismas no son co-
nocimiento .
. El ~onjunto de nuestros saberes no presenta una estructura
ptratntdal en cuya base se encontrara, cual fundamento incon- Quedan otras tres formas de conocimiento: aprehensión in-
movible, la aprehensión inmediata. En la base de nuestros mediata, saber y conocer en sentido estricto. Puesto que el
conocer, a diferencia del saber, es personal e intransferible, po-
sabe~es se encuentran, antes bien, tanto el conocer propio como
demos denominarlo también "conocimiento personal". 6
el. aJeno. Pero ambos suponen saberes previos, los cuales re-
miten, a su vez, a otros conocimientos. La imagen más adecua- 0
La utilización de este término requiere d~ una aclaración. Fue usado
da de nuestro conocimiento sería la de una compleja red, en la por Michael Polanyi (1962) para destacar los elementos subjetivos y de
que cada saber remite a conocimientos personales y a otros sa- .,participación personal" que intervienen en el conocimiento. Pero Po-
beres, y cada conocimiento personal a su vez, a otros saberes y lanyi le dio un sentido demasiado vago y general: calificó de upcrsonal"
a cualquier conocimiento q·uc suponga condiciones subjetivas tanto en
conocimiento:. Sería difícil, en todos los casos, seguir la urdim- el descubrimiento de nuevas verdades como en su co¡pprobaciÓn. En este
bre de relaciones que constituye la justificación completa de sentido, todo conocimiento sería .,personal". Incluso el saber objetivo de
cada saber, pero la red entera descansa, en último término, por ~a ciencia supone . ci~rtas condicion.es personales (normalidad, capacidad
Intelectual, aprendiZaJe, supuestos ontológicos) en cualquier sujeto epis-
unos cuantos puntos, en experiencias directas de varias per- témiéo pertinente. Pero entonces, "conocin1iento personal", en ese sentido
sonas. tan amplio, podría aplicarse a cualquier tipo de conocimiento y perde-

• 1


.
- -'
219
218 CONOCER Y· SABER '":f- CONOCER y SABER

Hetnos usado el término "aprel1ensión inmediata" para refe- ·<><5~·;;f...,,., De los análisis que hicimos pueden desprenderse, al ~enos~
rirnos al simple percatarse, al darse cuenta de algo. Puede ex- tes caracterí~tic~s comunes. No pretendemos . que constituyan
presarse por varios verbos (entre ellos,_como vimos,. por·.un . uso '""""'~-,. a dt!finición de conocimiento en - general, -sino sólo notas ese11-
·- de ~~aber") que .denoten la recepción,- la captación ~ sin . · inter-
4
. les por - la:s~ que p_
uede. ~~conocerse. ;:.-~<·:· !., ~:·.~ ; _. _· · · . ~:;··-='4·:~~~ - .. '

nlediarios · de algo presente. La .aprehensión inmediata ~ :no . de- · · era: Tanto -. el saber como .eL:<Zonocer .:son ·est~dos · .dlspo-
j

nota _u n estado permanente de un sujeto, sino la actividad·.1de· "''"·'"'·.6•o.n ales


adquiridos, deternúnados por ull .·Objeto o . situación
constatar ,un dat_o de sensación, de. memoria ,.,o de fantasía·. . Es ,..., .... jetiva aprehendida. Condición para. saber. ~s (')'ee: ·Y, 1~ c!een~
una manera por 'la que un sujeto llega ·a '-- adquirir -,.u n .conoci- fue -definida de -esa .suerte. Pero t_a1nb1en el -. conocttntent<)
miento. En este sentido, habría un paralelo entre ,la· apt;ehensión n~l tiene las características de -un estado disposicional. Cier-
inmediata y otras actividades por las que se llega a ~aber algo, que, en muchos casos, poc!emO!i. ~s~r "con_ocer" para re fe-
como la justificación o la inferencia. ¿No permiten tan1bién es- irnos a un acto concreto, con un tntcto prectso; en_tonc.e s e~-
tas ítltin1as aprehender un objeto o situación objetiva, aunque --~_,t~ndemo3 por "conocer" la actividad por la q1_ae se ex~eriment~
en forma mediata? Por otra parte, hemos analizado el saber · .· por primera vez, algo ("En la Guayana conoctó, ~or fm, ~~ mi-
como una especie de creencia, y el concepto de creencia inclu- seria"); 0 bien empleamos "con.ocer~' en el senttdo de reco-
, ye la aprehensión -mediata o inmediata- del objeto o situa- , ""'"'"· nocer" ("Al verlo, lo conocí de inmediato"). ~on todo, cuand~
ción objetiva creídos. La aprehensión inmediata es pues con- . usamos ''conocer" para referirnos a una propiedad de una pet-
uici<>n de muchos saberes. . . . ~ ~· _sona, designatnos una disposición .interna, que puede o no ma-
Las relaciones de este ·co11cepto con ·el . cotlocimiento ¡)erso- : nifestarse en actos, que puede incluso perm¡mecer latente. Al
nal son aün n1{ts estrecl1as. La aprel1ensión inmedi~ta· es una ~ _ - igual que "creer", •'conocer" se parece más a algo ~u~ se
condición necesaria -aunque no suficiente- de la experiencia. <: "posee", que a algo que se "tiene". Quien conoce u_na cmdad,
Es pues una actividad que }Jernlite adquirir un . conocimiento; .··· a una persona, no precisa tenerla en. mente de conttnuo, ~)asta
pero si por conocin1iento entendemos un estado de un sujeto, encontrarla de nuevo para tener hacia. ella un co~portamtento
no pocletnos llan1arla a ella 1nisn1a "conocimiento", con1o tam- - adecuado. Al igual que el que cree, quten conoce tiene lo cono-
poco llamaríamos "cotlocimiento" al proceso de justificación e:)<-""'"' • cido por parte del mundo y está dispuesto a comportar~e to-
4
<1ue conduce a un saber. 'Aprehensión'' designa una ocurrencia "'i.')~'lf' .<,!,- mando en cuenta su. existencia, aunque. a n1enudo deJe de
.

que permite a un sujeto adquirir la propiedad de conocer: el .·•· :- tenerla presente~ . . .


conocin1iento es el resultado de esa acción, 110 la acción n1isn1a. ·"'"-"-'' · Si tomarnos "creencia'' en el senttdo amplio en que la tle[I-
Por otra parte, la aprehensi<'>n intnediata 110 es condición sufi- . . nimos en el capítulo tercero, como "un estado disposicional ad-
ciente ¡)ara saber ni para conocer, pttes- Uilo y otro requieren, f3:''"'"'· · quirido, que causa un conju?to col1~rent~, de re~p~testas Y que

según vimos, condiciones adicionales. está determinado por un objeto o sttuacton ob]et1va aprehen-
Por lo tanto, si entendernos el tér1nino "conocitniento", en , tlidos'', el conocer cumple con esa definición. Sólo podríamo~
general, con1o una ¡Jropiedad interna de un sujeto, adquirida rechazar que fuera una forma de creencia si redujéramos ésta
n1ecliante distintas actividades, sólo quedarían dos fortuas fun- a la creencia proposicional, puesto <jUC no conocemos propo-
datnentales de conocin1iento": las que analizamos cotl los tér- siciones sino objetos. Pero ya vimos que taml)ién debemos cor~­
minos de usaber'' y "conocer" ¿Podrían1os encontrar en ellas siderar la existencia de creencias no proposicionales, irreflexi-
ciertas notas con1unes? vas, y aun inconscientes. .
ría todo interés teórico. Nosotros usarcn1os ese ténnino t~n un sentido ·I·anto el saber como ·el conocer pueden considerarse, por lo
m;.ís restringido y, por ende, lli(ÍS preciso. Lo aplicareruos solarncntc al tanto, como formas de creencia. A semejanza del saber y de
conocimiento que requiere, co1no una de sus condiciones, una aprchcn - ~- _. la creencia proposicional, el conocimiento persona~ su~~ne el
sióll · directa del objeto o situación objetiva por parte del individuo y que, - haber aprehendido en· algún momento el obJeto o s1tuac~on ob-
por lo tanto, sólo puede tener otro individuo si se coloca en la tnisma
situación que el primero. Es pues sinónitno de "conocer" en sentido
jetiva conocidos; a diferencia del saber y de la creenct~ pro-
• •
estricto y s<.~ contrapone a "saber objetivo" y a simple "creencia". posicional, exige que esa aprehensión sea personal y directa. ,-

. '


CONOCER Y SABER 221
220 CONOCER Y SABER
objetiva aprehendidos, que se acompaña de una garantía se-
En los tre3 casos, el objeto o situación objetiva aprehendidos gura de acierto. · -
determina el abanico de respuestas posibles del sujeto. Pero, de hecho,- ~ no hay "conocimiento en general''. Éste siem-
Segunda: En el capítulo tercero vimos cómo la distinción en- ~_,'1_;.,~~~- pre se presenta _e1_1 .dif~re~~~s ti.~os, se~n sea .la aprehensión del
tre los conceptos epistémicos y otros conceptos -disposicionales, ~- objeto .que lo. determ~na (mediata o m~ed1ata), y de acu~rdo
respondía al interés por ·orientar · nuestras · acciones de' iacuerdo · con la clase .de ~~antia que asegure su atadura a la realtdad
con. la realidad, a modo · de asegurar ·su ~ eficaciá. Pues · bie.n ; el (objetiva o person~l). \ ,. , :.- .-~
conocimiento, en cualquiera de sus foimas, satisface ·ese interés. ' .
Tanto al saber como al conocer, obteñemos la gárantía de ) • '¡ • \
. -.
'
1 ' • • ;. ~
-t . .
'" • .. .. 1 • l t..
!
~
~ i .. :
,. .. ....
' ... ~
' •• -··
t .: ~ f
• •
...

que nuestras disposiciones estarán determinadas por lo que· • •
¡ • •
realmente existe y no por lo que simp!emente creemos que existe. ' ' e .• ~ ..
La diferencia está en que el saber exige una garantía objetiva, -·• (
..' -..
válida para cualquiera, el conocer, en cambio, se acompaña de •
' \

una garantía personal. Pero tanto al saber como al conocer, ,.


estamos en condición de realizar, con nuestras acciones, nues- ..
••
• t

en
...

tros fines. Ambos son guías seguros . la práctica. Por eso·· el • • •


'
acierto reiterado en la práctica permite compro~ar que efec- \

tivamente se sabe o se conoce. flf •
• •
. :

Tercera: El acierto reit_e rado en la práctica no sería posible· •

si no contara el sujeto con algo que se lo asegurara. La dife\ ' .-


rencia entre la creencia y el conocimiento en general consiste;;
en que, en el segundo, el acierto no se da por accidente, no es
obra del azar o la suerte. Al saber tanto como al conocer, el su-
jeto tiene el acierto "amarrado", uencadenado" a su arbitrio: •

porque cuenta con una "herramienta", con una "clave" que le


permite alcanzar la realidad. En el saber, la clave es la justifi-
cación objetiva, en el conocer, la experiencia personal. La justi- '
. .
ficación . objetiva es criterio de verdad de lo sabido, la expe-
riencia, captación de la realidad de lo conocido. En uno y en
otro caso el instrumento para alcanzar la realidad debe ponerse
a prueba, de continuo, para asegurarnos de su poder. En el
saber, debernos comprobar nuestras razones con puntos de vis-
ta distintos y considerar alternativas posibles, antes de acep-
tarlas como fundamentos seguros; sólo cuando comprobamos
que resisten ante razones en contra, sabemos. En el conocer,
debemos confirmar una experiencia con experiencias sucesivas,
de modo que todas puedan integrarse en una unidad; sólo cuan-
do comprobamos que las experiencias concuerdan, conocemos.
En uno y ol:ro caso, las razones o las experiencias comprobadas
nos dan la garantía, objetiva o personal, para acertar con la
realidad.
En suma, el conocimiento en general es un estado- disposicio-
nal a actuar, adquirido, determinado por un objeto o situación
• 1


TIPOS DE CONOCIMIENTO 223
10. TIPOS DE CONOCIMIENTO . ·_ de observa-ción ·e xpresan saberes basados en razones compro ha-
~ . ' ..
-:~:l~le3 por ·cualquiera. ·La ciencia sólo recoge aquellos hecl1os, ·cap-
~---;;;·;~~':.'Jj. ~tados por un _conocimiento-personal, que sean accesibles a cual-
(
•• • ... 1 f
l. . '
.. ' ~·
'

•• ·.
~·:-ll-.&~t~quier sujeto -epistémico pertinente; expresables,··. por~ ·ende, en ~~- .
~';}g.._~u,... s3:ber · :objetivo~ ~:. En · realidad, ·el ~~nocimiento ___ personal del
. j'
-' ' • • • ' f
.& •

·- ..
r

( '. .. ..- . . . '


1

.J . .. . ' qientífico!·~sQlo~:jl)teresa . como ·:. forma l de. comproJ?ación de ·sabe-


• '

Ciencia "'"· 1) ',.' " •. ..~ ':;. ~ :..t


1
·.•' f • 1
1~' ,. ~ ~
'

!
~ ... " \ • . gctne:rale~:\} ,iQJ.pqvta.-- .;c9rilor, una·.. ·ra-zónr .en .¡ que. r~se ., jústificán
.
_· .·_·. enun<!iados '; teó~icos . a· descriptivos ·· s~bre. clases ' de ~ iObjetos.-' P.or
En el capítulo anterior vimos cómo todo conocimiento puede . ..."' eso, a la cien.c ia- no le interesa cualq~i_er t observ-ación, sino sólo
reducirse a dos formas: s:!ber y conocer. La garantía de acierto, _ aqt•ellas que están previamente determinadas por el marco con-
en el saber, es la justificación objetiva. La objetividad supone -ceptual que aplica el científico~ que re1ponden a preguntas plan-
el acuerdo posible de una comunidad epistémica; todo saber, .·--"·""-·:·,·.· ·tea das en ese. marco y pueden referirse a . teoría~ vigentes. Es
por ser objetivo, puede ser impersonal. La garantía de acierto, . .. -ese n1arco conceptual el que orienta -el conocimiento del obser. .
en el conocer, es la experiencia personal; ·y ésta es intransferi- · vador para que busqtte en el objeto -las caracte.rísticas que le
ble. La "atadura" del saber a la realidad es societaria, la~,-~del ~ · -. interesan y destaque en él ciertos rasgos con exclusión de otros.
conocer, individual. Cualquier conocimiento tiene algo de sa- ~--.#Cada quien conoce del objeto lo. que puede confirmar o invali-
ber comunitario y algo de conocimiento pers<1fial. Con todo, {w.,~"''··;;. . dar sa be.r es previos.t . . . ..
l1ay tipos diferentes de conocimiento, según predomine en ell~s · ·.,':_ •: En segundo. lugar, el cQnocimiento personal interviene tam-
una u otra forma de encadenamiento a la realidad. . PodríamQs . -
· bi~n en el descubrimiento de nuevos saberes científicos. La fa-
ordenarlos en relación con dos modelos ideales de conocimiento_ !

miliaridad· con los objetos de investigación, la experiencia rei-
la c~encia y la sabiduría. terada de un campo de la realidad permiten des~ubrir propie-
Tanto en la ciencia como en la sabiduría intervienen el saber .. dades y relaciones de los objetos que pasarían inadvertidas al
y el conocimiento personal, pero su relación es diferente. En la ~. ·profano. La -paciente observación, la manipulación cuidado3a,
primera predomina el saber, en la segunda, el conocer. el trato continuado con los objetos está en la base de muchos ·
La ciencia consiste en un conjunto de saberes compartibles <lescubrimientos empiri_cos. Hay conocedores de insectos, de <

por una comunidad epistémica determinada: teorías, enunciados ·. vetas geo_lógicas, de papiros antiguos, que pueden descubrir en
que las ponen en_relación con un dominio de objetos, enun- . ~ , una ojeada lo que tardaría meses en -encontrar alguien menos
ciados de observación comprobables intersubjetivamente; todo· ..' ex.peritnen~ado. u~mbién la familiaridad con instrumentos per-
ello constituye un cuerpo de proposiciones fundadas en razo- -mtte a m pitar considerablemente el ámbito de lo observado. Se
nes objetivamente suficientes. -requiere un ·trato prolongado con el microscopio o el aparato de
Es cierto que las ciencias empíricas también suponen un co- rayos x para captar en los objetos observados las característi-
,cas verdaderamente relevantes. En todos esos casos, conocer es
nocimiento personal. En primer lugar; los enunciados de ob- ~ ' .,
.' -una vta necesaria para alcanzar un saber, pero no forma parte
servación se verifican por una experiencia directa. Con todo,
· del cuerpo de la ciencia. El trato continuado del "conocedor"
no pueden considerarse como tales, enunciados que reseñen da-
con ~ u objeto le permite enunciar proposiciones que deberán
tos de percepción individual, incomprobables por otros sujetos,
ser justificadas objetivamente, para ser aceptadas como parte de
sino sólo enunciados de hechos observables por cualquier su- una ciencia. La ciencia no está constituida por los conocimientos
jeto epistémico pertinente. Si A asevera conocer x y enuncia, personales de los observadores sino por esos enunciados ge.ne-
sobre esa base, "P', acerca de x) "P" sólo podrá forrnar parte de rales, fundados en razones objetivas. La ciencia es un conjunto
una ciencia si cualquier sujeto, fundándose en razones objeti-
1
vamente suficientes, puede saber que A efectivamente conoce x. La filosofía contemporánea de la ciencia ha tratado este punto hasta
la saciedad. Puede consultarse con fruto, por ejemplo, la controversia
Así, al incorporarse en un discurso científico, los enunciados entre R. N. Hanson (1958) ·e l. Scheffler (1967).
[222]
4 •


224 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 225
de saberes compartibles por cualquiera. Su interés en el cono- deseo. Las creencias que nos permiten comprender cuáles son
cimiento personal se reduce a la comprobación y ejemplificación los fines más adecuados no pueden reducirse a un saber obje..
de esos saberes, por una parte, al des~ubrimiento de nuevos sa- tivo, válido para todos. La ciencia no establece fines particula-
beres, por la otra.-.
r - ... res; permite, en cambio, proveer los medios adecuados para ~
El conocer cobra mayor importancia cuanto más aplicada cualquier fin particular realizable. Hoy puede garantizar la
y menos teórica sea una ciencia. La ciencia teórica no contiene, eficaz destrucción de todo un pueblo o el dominio pacífico de
de l1ecl1o, una sola referencia a un hecho captado por experien- la energía cósmica; · mañana, el acceso a las estrellas, la muerte
cia. Las ramas de las ciencias aplicadas, destinadas a lograr un del ecosistema o el alcance de niveles superiores de bienestar
resultado práctico admiten, en cambio, descripciones variadas que para la especie; porque la ciencia asegura el éxito en la práctica
aluden a 11n conocimiento personal del experto en ese campo. para cualquier persona que la requiera, cua!~squiera que sean
El radiólogo, el agrónomo, el especialista en subsuelos, el criador sus fines particulares.
de peces, el grafólogo, el antropólogo rural a menudo requieren Así como los enunciados de la ciencia son válidos para cual-
más de los conocimientos consolidados por un trato personal, que quier sujeto que tenga acceso a sus razones, así cualquiera que
de su previo saber teórico. En sus aplicaciones, la ciencia puede tenga las condiciones racionales adecuadas puede conseguir-
colindar con ciertas formas de sabiduría práctica. --.. = la. Es cierto que para lograr descubrimientos innovadores
Porque la ciencia es un cuerpo de saberes, antes que un co- en ciencias se requieren a menudo cualidades extraordinarias
nocer, le importa la objetividad. Su propósito e~ ~estah!ecer ra- de sagacidad, imaginación y aun de sentido estético. Mucl1os
zones incontrovertibles. Su ideal es un conocimiento campar- : avances científicos son, primero, el producto de una intuición
tibie por la intersubjetividad racional más amplia .. La necesi- ~ _ singular o de una poderosa capacidad de imaginar situaciotles
<lad de objetividad la compromete a la crítica incesante de los ·;: que rompen los marcos convencionales. Pero esas intuiciones
motivos personales que distorsionan las razones y _pretenden no forman parte de un discurso científico, aceptado intersub-
pasar por válidos, fundamentos irracionales. Por ello la ciencia jetivamente, hasta que los enunciados que las expresan no se
es un instrumento universal. La objetividad de su justificación justifiquen en razones asequibles a cualquiera. Para aprender
le permite ser una garantía de verdad para cualquier sujeto y compartir un conjunto de conocimientos científicos no son
que tenga acceso a sus razones. El saber científico no sólo ase- indispensables esas capacidades extraordinarias. Se requiere, sin
gura el acierto en su acción a un individuo, sino a cualquier duda, tener una constitución normal y la capacidad intelectual
miembro de la especie. La ciencia "no hace acepción de perso- para comprender y examinar lo bien fundado de su justifica-
nas"; puede servir a todas, para cualesquiera fines que se pro- ción. Todo el que desee tener acceso a la ciencia precisa so-
pongan concordes con la realidad. Asegura el dominio de la meterse a una instrucción y a un entrenamiento adecuados,
especie sobre su entorno "para bien o para mal". para poder juzgar de la objetividad de las razones científicas.
La actividad científica obedece al interés general de asegu- Pero cualquier sujeto normal puede someterse a una discipli-
rar el acceso a la realidad a cualquier miembro de la especie; na semejante. Para adquirir una ciencia no se requiere de otro
responde, además, en cada caso concreto, a intereses particula- tipo de condiciones subjetivas, de carácter intuitivo, afectivo
res de individuos o grupos sociales. Pero esos fines interesados o volitivo. Justos o villanos, mezquinos o magnánimos, frfvolos
no pueden ser establecidos por la misma ciencia. Cuando mu- o sensatos, discretos o vulgares, todos pueden alcanzar el saber
cho, en algunos casos, una vez elegidos ciertos fines, podemos científico, con someterse a la enseñanza adecuada y tener la
buscar procedimientos científicos para encontrar los medios capacidad intelectual para aprender. Requieren sólo de una
más eficaces a su consecución. En esos casos la ciencia puede decisión: la consagración a la objetividad en la justificación
servir para e3tablecer fines intermedios que conduzcan al fin y la supresión de los motivos (deseos, quereres) personales que
último elegido. Pero no hay procedimiento científico que ase- impidan alcanzarla. Es esencial a la actividad científica un in-
gure la elección de ese fin último. La elección de fines no pue- terés: el interés general en establecer lo que sea objetivamente
de ser asunto de ciencia, es producto de la voluntad y del válido, esto es, lo que esté fu11dado para cualquier sujeto ra-

4 t


226 TIPOS DE CONOCil\IIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 227
cional, por encima de cualquier interés personal en establecer es confirmado por cada quien en su vida. Cada quien debe repe-
lo que sea conveniente para un individuo. Porque. la ciencia tir en su propia · experiencia la verdad que una vez formuló el
es, ante todo, un saber impersonal. . _ ··.e~ ,
. sabio. Si a · -la ciencia importa el conocimiento· personal sólo
. .. ... ··- " ~. . _como confirmación deun saber, a la sabidurfa importa el saber·
'
'
• .' (

-~ sólo como guí·a para ·un:. conocimie~to__ personal. .- . ·


Sabiduría .. ~· ;La sabiduría no se fija; ' _
c omo -; la ·c'iencia, ·en la existencia ·de
. '
.\•••...... . .
razones objetivamente suficientes .·. para una · ~creenciat. Quienes
' ~ r,/"'~- ~
.. ~ ~ ~

Un científico no es necesariamente un hombre sabio. Porque ·. · comparten ,·a-lguna 'forma · de sabiduría"":, s·o n conscientes de que
sabio no es el que aplica teorías, sino enseñanzas sacadas de no todo sujeto es susceptible de comprender · y ·compartir sus
experiencias vividas. No importa que sea incapa~ de formular verdades, porque éstas no ~e basan en razones accesibles a cual-
saberes generales sobre las cosas, con tal de que sepa sacar :· quiera, sino sólo a quien.es . pueden tener una experiencia de..
fruto, en cada caso, de su personal experiencia. La sabiduría ..., ,-,. . · terminada. Por ello la sabiduría no necesita aducir una justi-
descansa en muy pocos saberes compartibles por cualquiera, .. · ficación válida universalmente. Si el saber es, .por definición,
supone, en cambio, conocimientos directos, complejos y reite- · una creencia fundada en razones objetivamente suficientes, la
rados sobre las cosas. Al hombre sabio no lo han instruido =
sabiduría no consiste en saberes, sino en conocim~entos perso-
tratados científicos sino 1~ observación personal, el trato fre- ·. nales y en creencias más o menos razonables y fJndadas. La
cuente con otros hombres, el sufrimiento y la lutrha, el contacto '"',.~ · '" · sabiduría de un pueblo no se recoge en teorías científicas, for-
con la naturaleza, la vivencia intensa de la cultura~ ·Los resul- . ma parte de creencias compartidas sobre el mundo y la vida,
tados de la ciencia se transmiten mediante discurs~s, consign~~ que integran una cultura. Sin embargo, las verdades de sabi-
dos en tratados, artículos, manuales; las verdades de la sabidu;~ duría pueden abrazarse con una convicción intensa. Aunque
ría pueden comunicarse, aun sin palabras, mediante el ejemplo no se funden en razones universalmente compartidas, la expe-
de una vida. La sabiduría se atribuye con mayor facilidad a los ~.--. riencia personal que las sustentá basta para concederles una se-
hombres viejos, experimentados, o bien a los que l1an sobrevi- .·. guridad, a menudo más firme que cualquier justificación obje..
vido múltiples experiencias vitales y han sabido aprender de - tiva, sobre todo cuando se refieren a temas (le importancia vital
ellas; pensamos que es más sabio el que ha sufrido y vivido - para el l1ombre.
intensamente y ha podido guardar las enseñanzas de situacio- ·- No todos pueden acceder a la sabiduría; pocos tienen, en
nes variadas en las que ha participado. Sabio es Odiseo, viajero =:verdad, condiciones para compartirla. Entre la mucl1edumhre,
incansable, Arjuna, conocedor de la guerra y del sosiego, Job, <·Ia sal>iduría elige a los suyos; a diferencia de la ciencia, ella
dichoso y miserable; sabios son quienes l1an buscado la verdacl sí "hace acepción de personas". Se niega a lo3 espíritus vulga-
o la felicidad por sí mismos, al través de un largo camino per- res, superficiales, llama a los seres sensibles, discretos, pro-
sonal. Porque sabio no es el que sabe muchos principios gene- ·_ fundos. Se requieren condiciones subjetivas para compartir la
rales, ni el que puede explicarlo todo mediante teorías seguras, , sabiduría.
sino el que puede distinguir en cada circunstancia lo esencial Sl1akyamuni, el ''sabio de la tribu de los sl1akyas., conoció
detrás de las apariencias, el que puede integrar en una unidad ¡)rimero los deleites del poder y la riqueza, pero un día tuvo
concreta las manifestaciones aparentes de un objeto; sabio es experiencia directa del dolor y de la muerte. Cuenta la leyen-
también el que, en cada situación individual, puede distinguir da cómo fue conmovido por la contemplación de tres for1nas
mejor lo. verdaderamente importante, y para ello tiene ltna concretas del decaimiento: un hombre viejo, un enfern1o, un
mirada más sagaz que los otros. cadáver. Una pregunta lo atenaza: ¿Por qué el dolor, la mise-
Cierto que la sabiduría también se transmtie en saberes coro- ria, la muerte a que todo está sujeto? ¿Hay algo más absurdo y
partibles. Hay poemas, mitos, apólogos morales, discursos reli- v.a no <¡ue esta reiteración jncesante del sufrimiento? ¿Por qué
giosos que, de generación en generación, preservan la sabiduría esta rueda sin . fin de muertes y nacimientos? ¿Tiene algún sig-
de los antiguos. Pero esos saberes son vanos si su mensaje no nificado todo esto? Empieza ~ntonces su lento camino hacia la

4 '


228 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 229

s~biduría. No formula teorías; experimenta formas radicales de cl1o es poderlo sub3umir· en enunciados _generales que lo ex-
vida. Sólo después. de largos años de austeridad y meditación, pliquen. La ·sabiduría, en cambio, se interesa por lo singular y
después de llevar hasta el fin exp~riencias de vida distintas, concreto, en Jtoda su·· complejidad:. . Por ello intenta ericontrar
después de acumular · conocimientos vividos de la ~-naturaleza .y con~:'io.11es~. relac~ones . e.nt~~ los objetos . particulares.. hasta .:cap-
de lo3 l1ombres, ,alcan~a, bajo el sicomoro, su :vis~Qn - 'personal tar. ~ un todQ.~ igualmente . concreto. Su· IQ.Odo de pensar es~~ dis­
de 1~ verdad:. El sa_bio no· ha sido -instruido por escuelas, ni ha tinto~ al ·de Ja.:·\ tiencia-: ··::n (t 'busca· ~:.principios generales:.~-~ establece
seguido una :doctrina compartida; · La .ilqmin~ción no es for- . ne"os, analogías,-( procedé?·fpor . alusiones, sq.gerencias, atiende .. a
mulación de un~ teoría explicativa, sino· comprensión ,.del . ~iclo significados,J.:tasgos•,peeufiates; matices.;·, N·o~·- niita· ·. en. · lo' rsitigulá\r
e.terno . del sufr~miento. cósmico y de ]a vía que conduce ·a. la concreto una simple .:instancia· de~; lo de~crito~. ~por tln )··e~untiado
. . .
gen·eral, quiere éonservar en mente su riqueza y éncontrar ·su
~

liberación. Es Integración de toda:; las cosas en una unidad.


Ante los ojos del sabio nada se explica por razone3 objetivas, conexión con un todo de otros elementos, que le dé . sentido.
pero. todo adquiere un. sentido. Entonces puede empezar su La ciencia aspira a la claridad, la sabiduría, a la profundi-
.pré~I~a. ~n ella ~omunica lo que ha comprendido: no aduce dad. La claridad sólo· se logra por el ·análisis de las cuestiones
JUStificaciones válidas para cualquiera, muestra, señala . una vía complejas en ideas simples. Un lenguaje del todo claro ·sería
• (dharma) que cada quien debe recorrer por sí mismo para a€ce- = · aquel en que cada signo tuviera un significado único, defini-
der a su propio conocimiento. No pretende demostrar nada, . ble, con precisión y eq el que · todas las oraciones se formaran
porque las causas últimas de todo son inciertas;· sólo invita a conforme a reglas sintácticas igualmente - precisas. U na teoría
abrazar una forma de vida y a poner a prueba en ella la verdad trata de ser ·Jo ·m·ás clara posible; por .· eso su ideal es plasmarse
de. la doctrina. Porque nadie puede liberarse po~ otro, cada en un lenguaje matemático. La confusa riqueza de lo individual
quien debe atender a su propia salvación. La doctrina del sabid queda claramente explicada por los- enunciados teóricos - que
es un intermedio entre el conocimiento personal del maestro y puede interpretar. La ciencia abomina de la oscuridad y va-
el del d~scípulo. guedad conceptuales. "De lo q~e no se puede hablar con cla-
Igual sucede con cualquier forma de sabiduría desde la vi- ridad -piensa- más vale callarse." El ideal de la ciencia uni-
sión cósmica del Buda hasta el conocimiento s~ncillo de las versal sería derivar todo el saber de· una fórmula elemental,
cosas, fru~o de la experiencia cotidiana. En ningún caso la · vía compuesta de términos definidos con precisión.
de la sabiduría guarda semejanza con la de la ciencia. No adu- La sabiduría, por lo contrario, no desdeña la confusa variedad
c~ r~zon~s,. no formula teorías explicativas, narra una expe- de lo individual. No pretende analizarla en ideas claras y dis·
riencia vivida, transmite un trato directo con las cosas abre tintas; intenta, antes bien, desentrañar su ,.centro", su "núcleo",
los . ojos ajenos para que cada quien vea por sí misrr:o. La la "clave" que permita comprenderla; -quisiera apartar las notas
sabiduría es, antes que nada, un conocimiento personal. variables y transitorias de su objeto para captar · su unidad
permanente. Su lenguaje no puede pretender precisión. Con-
serva la oscuridad y la riqueza de una multiplicidad de signifi-
Dos ideales de conocimiento cados. A menudo, la oscuridad sólo encubre su ignorancia, pero
otras veces es producto de la visión de una complejidad que no
Ciencia y sabiduría corresponden a dos ideales distintos de acierta a analizarse. Por ello está a medio camino entre el len..
~onocimiento, q~e rara vez se realizan con pureza. Podríamos guaje plenamente significativo y el silencio; la sabiduría, como
Intentar caracterizarlos con dos notas, a sabiendas de que éstas el oráculo de Delfos, "no dice ni calla, sólo hace. señales". No
c?rresponden a modelos idealizados, que no se dan en la rea- l1abría nada más contrario a ella que pretender derivar todo
lidad. saber de una fórmula universaL La sabiduría procede por repe-
Primero: A la ciencia le importan los objetos singulares en ticiones verbales, metáforas, asedio3 lingüísticos, imágenes su-
cuan~o mtembros ~e una clase, susceptibles de ejemplificar cesivas. Porque las presentaciones del sentido "profundo'' del
relaciones entre conJuntos de objetos; para ella, conocer un he· ·· mundo y de la vida pueden ser infinitas. Ideal de la sabiduría

4 •


230 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO
231

no es la explicación por reducción a ideas simples, sino la com- captado por la totalidad de la per.so?a; por ello no puede ha-
prensión personal de la plenitud innombrable de cada cosa. cer abstracción de los motivos subJetivos del conocedor.
Por ello el sabio conoce siempre más cosas de,_ las que puede , La "profundidad'' -que pretende la sabiduría. puede .e?t~n­
de eir. . · : . · . · : .. . .., ..~ ·
, ..
, · . ... defse én ún'·,'s egundo senttdo¡ Fr~nte· a. · ~na · ~onduGta ..d·~~gtda
Pero cuanqo l1ablamos de . conocer algo ·. con '·'profundidad" por;fines 'inmediatos,. ef.ímer.os, sabto ·e,s quten ~~ue~ta a fm~s pe~:
ttsamos una metáfora. ¿Qué :entendemos por\ ella? En .u n pri- durables; · frente a obJettvos Irrelevantes Y.vanos; sabto es 9u1,e n ~11
mer ~ sentido,,_ la propiedad. a _se,.~ ~on~id>era. m~s ~--t~p~ofunda" que ,.,e_. .., ge lo ·signiflcatiyo,'I8, verdáderamen~e . i~potta,~t~: -~1 s~~~~ se gt_~fa

la propiedad .. b, si ambas són.4,. propiedades . inqJy.i duales de ,un .,,. ,. por Un COnctepto clchie: valor: Sa~td,urí~ -es ·~es?,~end•I?,•e.?to d~
objeto y a permite comprender b ·y no a lah inversa. Conocer valores aparentes, caOUCOS, . aoheSIÓD a valores-·. reales ·, Im~r-
con "profundidad'' sería capt~r una característica individual tantes. Algo asf queremos significar cuando .~pone!"os una !tda
del objeto, tal que, a partir de ella, podamos .~comprender sus "superficial'' -· y "frívola'' ·'a otra "profunda'~. ·~ablamos~. d~ n~­
demás características individuales. Decimos, ~r ejemplo, que turalezas profundas" para aludir a su ·capactdad de dtst1ngutr
alguien tiene un conocimiento "profundo" de una persona cuan- en la vida "lo que verdaderamente importa" . . _E sto no sólo en
do, lejos de juzgarla por los rasgos que presenta exteriormente, la vida individual, también · en el discur~o del mundo: m~s
conoce las características permanentes de su. personalidad .que , allá del ruido cotidiano, más allá del tráfago ·aparente, el sabto
permiten comprender sus actitudes, valoraciones, acciones más pregunta por el sentido · y el valor último .de las cosas; en el
diversas. Quien conoce "profundamente" una .. ~·institución es silencio, en la quietud de la naturaleza, 1n_tent~ escuchar la
capaz de ver detrás de sus crisis, sus transform:aciones, sus pro7 voz ·profunda ·de la creaciónl · ·. · '· :· · ·
blemas, las características perdurables a partir de las cuales Si la sabiduría trata de captar una realidad .-provista d~- v~lor,
comprende su peculiar modo de funcionar y desarrollarse. Sabio no puede prescindir del enfoque subjetivo. ~e~o hay dtstt~tos
no es quien sabe las causas generales que determinan el com: tipos de valores. Hay valores concretos, in~IVtduales .. Vahoso
portamiento de las personas o el funcionamiento de las insti- es, en este sentido, lo que cumple una necestdad o sattsface el
tuciones, sino el que reconoce en una persona o en una insti- cleseo de una persona; valor es el correlato en el objeto de ~na
tución concretas, al través de sus acciones manifiestas, los mó- actitud favorable hacia él. Es relativo, por lo tanto, a las actttu-
viles particulares, ocultos, que la animan. Con ·ellos logra en- des que asume ~ada sujeto. Existen formas de sabiduría d.iri-
contrar aquellos rasgos que prestan una unidad concreta a la gidas a la consecución de valores individuales: . ~~ persecución
diversidad de sus apariencias. En todos los casos, sabio es quien del placer de los sentidos, del amor, de la . f~lictd.ad personal
conoce 'las cosas en su singularidad irrepetib)e, percibe el mo· tienen sus formas de sabiduría. ¿No l1ay también, Incluso, una
mento adecuado, el matiz significativo, capta el detalle reve- sabiduría del mantenimiento del poder o del logro del éxito
lador, .}a variación importante. Un sabio labrador percibe los y la riquez~? Estas for~as de sabi:Ju~ía ni exdu~en ni entrañ~n -
momentos adecuados para cada siembra; al través de signos la consecución de la virtud. Meftstofeles no deJa de ser sab1o
imperceptibles, puede prever las características peculiares de por estar condenado. . .
cada cosecha. Sabio en el vivir es quien puede ejercer la pru- Otros valores son relativos a grupos sociales, a ocupaciones,
dencia en cada circunstancia cambiante, porque distingue los a clases, a etnias, a nacionalidades. A ellos correspond~n for·
rasgos característicos de cada una. Y esos rasgos singulares no mas de sabiduría que suelen transmitirse de generaciÓn en
suelen ser clasificables en conceptos generales. generación y que son portadoras de los valor~s del grupo. La
Segundo. A la ciencia le importa alcanzar la realidad tal ~abiduría del agricultor no puede ser la mtsma que la d~l
como existe para cualquier sujeto racional, con ind~pe11dencia 11errero, ni la del chamán puede coincidir con la del hombre CI-
de la impresión personal que tenga de ella; por ello'··debe ven~ vilizado. A cada forma de vida concierne un conjunto de valores;
cer la influencia de los motivos subjetivos en el conocitniento. cada una desarrolla su propia forma de sabiduría.
A la sabiduría, en cambio, le interesa el sentido de las cosas en Pero también hay formas de sabidu~ía más elevadas, que
su relación con el hombre; le importa el mundo tal cotno es intentan comprender el mundo en relación con los valores su-

4 •


232 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 233

premos, aquellos que pudieran dirigir la vida de cua!quier dos; sólo podemos fiarnos de conocimientos personales. Lo
hombre en cuanto miembro de la especie humana. Si las for· cual no quiere decir que la actividad científica no realice, ella
mas de · sabiduría que antes mencion~mos responden a fines e misma, altos valores: la entrega . a la verdad, la autenticidad,
inter~ses particulares, individuales o de grupo, esta última res- la liberación de la razón. ~ Pero el conocimiento de -esos valores
pondería a un fin general de la especie y de cualquier indivi- no es parte de la ciencia, sino ·justamente de la sabiduría. La
duo en ella. Sabiduría es, ~ en este sentido, conocimiento de decisión de consagrarse a la investigación ,de la verdad no tiene
aquello que tiene relación con los valores últimos, los que re- carácter científico, es producto de sabiduría. . .
dundan en el perfeccionamiento del hl)mbre. Los ideales . de Por eso, para la razón científica nada hay de "profundo",
"yida buena", de "plenitud", de "realización personal", de "sal- todo es claro y distinto. Porque al hacer abstracción de los
vación" corresponden a esos valores. Que el conocimiento del valores, tiene que prescindir también del claroscuro con que
sabio sea "profundo" y no superficial y vano, significa que tiñen la realidad las emociones y la voluntad humanas. No así
puede verlo todo en relación con lo único que verdaderamente la sabiduría: · ella no puede hacer de lado las emociones y
importa: la realización de los valores supremos. Sabio es el que quereres personales, acepta los objetos tal como se ofrecen a
distingue en cada ca~o los signos de la perfección. todas las dimensiones de la p_e rsonalidad. Para ella hay verda-

La relación con el valor es distinta en la ciencia. Es cier,to des de las cosas que deben captarse ''con toda la vida'' y no
que, en la práctica, la actividad científica supone la acepta- sólo con los sentidos y el entendimiento.
ción de ciertos valores: aparte de la adhesión a les que respon· La ciencia no puede remplazar a la sabiduría, ni ésta a.
den al interés general en alcanzar la realidad, puede tener , aquélla. Ambas son formas de conocimiento necesarias para
implícitas otras opciones valora ti vas, que respondan a intereses . la especie. Tenemos necesidad de un saber . objetivo que nos
particulares, sean individuales o sociales. Pero la justificación ·-~ permita alcanzar la realidad; sólo así podemos tener seguridad
objetiva sólo se logra si las opciones de valor no se entrometen · del acierto de nuestra práctica y de no ser víctimas de nuestra
en ella para desviarla. Los juicios de valor -y los intereses propia subjetividad. Para lograr ese objetivo, debemos pres-
particulares que los motivan- no deben distorsionar el pro- cindir del "influjo de nuestros deseos y quereres individuales en
ceso de razonamiento, si ha de alcanzarse un saber objetivo. la justificación de nuestras creencias~ ·Pero la subjetividad tiene
La actividad científica es, sin duda, compatible con el estable- un doble influjo en el conocimiento. Si bien es la principal
cimiento de fines para guiar la elección del objeto de investi- fuente de error, al detener y doblegar nuestro razonamiento,
gación Y. sus campos de aplicación, pero el proceso de justifica· también puede guiar al descubrimiento del sentido y-del valor.
ción de los enunciados científicos no debe ser determinado por De allí la necesidad de otra forma ·de conocimiento que la tome
la preferencia de fines y valores. Aunque sea difícil de lograr en cuenta. Para acceder al mundo en su dimensión valorativa,
en la realidad, el ideal de ciencia objetiva sería hacer abstrac- tenemos que sacrificar la seguridad que suministra la objeti- · -
ción de todo supuesto valorativo en la fundamentación de sus vi dad; pero sólo así podemos orientar la vida, en la práctica,
enunciados. Aun cuando, al tratar del mundo humano -en la por lo valioso. Ciencia y sabiduría son imprescindibles porque
historia y en las cie~cias sociales- el científico ha de referirse ambas cumplen una necesidad de la especie: orientar la vida
a valores, tiene que distinguir claramente entre sus supuestos de modo que nuestra acción sea acertada, por acorde con la
valorativos y los hechos que describe, sin confundir unos y otros; realidad, y tenga sentido, por valiosa.
de lo contrario, abandona el ideal de objetividad y se aproxima La ciencia no puede reemplazar a la sabiduría. En primer
a formas de creencias, en las cuales el conocimiento se pone lugar, la ciencia garantiza el acierto de nuestra acción, cual-
al servicio de intereses particulares: es el caso de las ideologías. quiera sea el fin que hayamos elegido, pero no puede indicarnos
Por otra parte, tampoco podemos dar un fundamento obje- cuál es el fin que cada quien deba elegir. La elección de
tivo a la elección de fines y valores; no hay una ciencia del los fines adecuados para la especie, al igual que la ~selección
valor. Para orientarnos en la preferibilidad de cierto's valores de Íos valores, depende de la sabiduría. En segundo lugar, la
frente a otros, no podemos recurrir a un saber válido para to- ciencia puede explicar la realidad para poder obrar sobre ella, • • •

4 •


234 TIPOS DE CONOCI~tlENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO
. 23!)

pero ninguna explicación puede revelarnos su sentido. · Aun manejar. Pero en mi viaje interviene también otra especie de
si lográramos dar una explicación cabal de todo el acontecer del con~cimiento. Conozco, por experiencia, dónde debo acelerar
universo, aun si determináramos tod_os los sucesos por . su obe- y dónde to_m ar con precaución una · curva; viajes anteriores me
diencia a leyes: generales exhaustivast ·aun entonces · ser1a; válido · . h_a n . enseñado las h,o ras _en que puedo cansarme, la -velo.c idad
preguntar: Pero ¿qué ·sentido tiene ese....universo? . Esa pregunta qu_e me permite gozar· mejor del paisaje; mi . trato pers,pnal con
scílo podría contestarla una comprensión del ,, ~Gdo cómo cada mi vehículo~ ·me di<:e , Io ~.que . puede rendir· .y :.iJo que ~ ~ebo exi-
cosa individual se integra en .-la plenitud. . ·del -~- tod.o; y . :~es~ •' com.., girle. Todo j ello ',. es :·'asunto .¡.- ~e. un ·:· COJ}~cimiento i p.e rsonal, in~
prensión no se deriva de las explicaciones ··científic:'as* es' la transferible; está referido a objetos y :· sitúaciones individuales~
meta de la sabiduría. ~· · ~ , ~ _. compete al ejercicio. de la prudencia,. en el que puede mani-
festarse cierto grado de sabiduría; no compete, desde luego, a
. . la .ciencia. · · ·- · · .. '·· .
El p1·oceso de justificación en distintos tipos de conocimiento Hay mucl1os tipos de conocimiento, diferentes a las ciencias
formales y naturales, donde resulta difícil separar esos dos
Ciencia y sabiduría son modelos idealizados que sólo se reali- aspectos del conocimiento. Podríamos intentar clasificarlos se-
• zan en la excelencia del conocimiento. La gran mayoría de'. los gún prive en ellos un saber objetivo o un conocer. En un ex-
conocimientos que utilizamos para orientar nuestra vida no al.. tremo, estarían diferentes formas de conocimiento técnico; su
ranzan esos ideales. Pocos de nuestros pretendidos saberes tie- ideal se acercaría m-á ) a la éiencia. En ~~ otro, el arte; la mo-
nen el rigor y la claridad de los enunciados científicos; e11 ver~ ral, la religión; su modelo estaría ·más cercano a la sabiduría.
dad, suelen ser creencias más o menos razonables, según s~ En el medio, disciplinas mixtas, en las que interviene por igual
basen en razones más o menos controvertibles. Por otra parte¡• un saber objetivo y un conocimiento personal: la historia, la
en raras ocasiones nuestros conocimientos personales alcanzan antropología social, el psicoanálisis.
la comprensión profunda de una auténtica sabiduría. Con todo, Para todos esos tipos de conocimiento se plantea el problema
cierto saber general y cierto conocimiento personal confluyen en <le la justificación de su pretensión de verdad. La ciencia está
cualquier conocimiento no científico, aun en los menos preten- plenamente justificada, puesto que descansa en razones obje-
siosos. Pensemos, por ejemplo, en la diaria labor del campe- tivamente suficientes; éstas· constituyen un criterio de verdad
sino. En su trabajo requiere de un saber objetivo: cuáles son seguro de sus aseveraciones. Cualquier otra creencia tendrá un
la·; mejores semillas, los ciclos de crecimiento de las plantas, grado de justificación menor, en la medida en que no alcance
sus enfermedades 1nás frecuentes. Todo· ello se expresa en un los requisitos de una justificación objetiva. Pero en · el conoci-
saber con1partido, fundado en razones objetivas, que puede for- Jniento personal la situación es distinta. Conocer en sentido
már parte de una ciencia aplicada. Pero también requiere escu- estricto puede ser, para el conocedor, razón suficiente para creer
char la voz de su personal experiencia: debe distinguir el •no- en una proposición que otros no · compartan. Así, un conoci-
mento exacto de sembrar y cosechar, prever las heladas y las miento directo puede ser fundamento de certezas y de fuertes
lluvias, ponderar la justa profundidad de los surcos; y eso convicciones personales. Puede no bastar para ello una expe-
110 se lee en reglas generales, es producto de una sabiduría riencia singular. Para tener la garantía de conocer algo de un
vital, nacida de un contacto personal, frecuente, con la tierra y objeto requerimos generalmente contrastar entre sí varias ex-
con el viento. Pero no sólo en la vida en contacto con la natu- periencias obtenidas en circunstancias distintas. Al comprobar,.
raleza, aun en los acto> más sencillos de una vida meca11izada rectificar, enmendar unas experiencias con otras, vamos cons-
subsisten los dos aspectos. 1\fanejo en carretera. No podría ha- truyendo un conocimiento del objeto, como unidad resultante
cerlo si no dispusiera de un saber compartido, de base objetiva: de la integración de esas experiencias. Una manera de justificar
hay que consultar mapas, comprender el lenguaje de las señales, nuestra pretensión de saber algo sobre un objeto es retnitirnos
e1tar al tanto del funcionan1iento del automóvil. Si no tuviera a experiencias sobre él, contrastadas y confirmadas. Un conoci-
ese saber objetivo n·o podría adecuar a la realidad mi acción ele miento personal, propio · o ajeno, puede alegarse como razóo ··,

••


236 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 237

que justifique un saber sobre él. Con todo, la experiencia per- cubiertas, son justificables ante cualquier sujeto ep~stémico per-
sonal, por sí sola, da lugar a certezas pero no a saberes) pues tinente, tenga o no las habilidades personal~s .requeridas para
todo saber tiene que fundarse en razones compartibles por cual- su descubrimiento. Si el contexto de descubrtmtento de muchas

qutera. ciencias incluye conocimientos personales, su contexto de jus-_·~.:. .
¿Quiere esto decir que esas certezas sean, por principio, in. tificación puede prescindir de ellos. Esto es claro en el campo
compartibles por otros sujetos? En modo alguno. Al comunicar teórico de la ciencia, donde el contacto del investigador con su
creencias basadas en experiencias personales puedo incitar al objeto tiene escasa importancia, aun en el contexto de descu-
otro a confirmarlas en su propia experiencia. El otro puede brimiento, pero también es válido en las disciplinas científicas
llegar así a certezas semejantes, basadas en su conocimiento aplicadas y en las técnicas, donde el conocimiento personal
rersonal. Los enunciados que com·unican un conocimiPnto ac- suele desempeñar un papel ireportante para el l"!allazgo de
túan entonces como intermediarios entre dos experiencias. Has- nuevas verdades. La mayoría de las innovaciones técnicas y de
ta aquí el conocimiento personal justifica creencias comparti- los descubrimientos en ciencias aplicadas son obra de "cono-
bles. Pero podemos preguntar: ¿Hasta qué punto puede ser cedores", de "expertos" en el campo; no podrían darse sin un
también fundamento de un saber? ¿Cómo podemos, por un lado, trato reiterado con el objeto de estudio, en distintas circuns-
saber que conocemos, y, por el otro, saber que los otros cone- tancias, que otorgue un conocimiento variado y profundo. An-
cen? Si la sabiduría se basa en un conocimiento personal, ¿hasta tes de estar en situación de descubrir rasgos o relaciones nuevas
qué punto puede fundarse en ella un saber objetivo? en los objetos, el investigador debe pasar por un aprendizaje
Para contestar a estas preguntas no podemos exantinar todos . práctico que lo haga sensible a las ~~stintas ca~acterísticas de la
los tipos de conocimiento que hemos mencionado. Ser~a un tema ~.­ realidad que estudia y le dé la pericia necesaria para captar en
tan vasto que hemos de aplazarlo. Sólo aludiremos a ciertos ;~ ella lo que al profano pasaría inadve~tido .. ·El paciente ~bser­
tipos de conocimiento que nos sirvan para plantear mejor el vador del comportamiento de una especie animal, el espel~ologo~
problema de la justificación del conocimiento personal. el técnico en radiografía, el levantador ~e mapa_s geográftcos,_ el
patólogo dedicado a la observación microscóRtca, han . tentdo
que dedicar mucho tiempo a agudizar sus sent~d?s, a. aftna: su
Conocimiento personal con justificación objetiva capacidad de discriminación, a ejercitarse en d~stingutr mat1c~s~
en reconocer rasgos relevantes, en interpretar stgnos en su obje-
En cualquier ciencia empírica el conocimiento personal es fuen- to, antes de poder juzgar con precisión lo que. obs~rva~. Sólo
te de muchos saberes. Michael Polanyi (1962) tuvo razón en des- entonces pueden apreciar adecuadamente una situación Inespe-
tacar cómo en la base de la ciencia está el dominio de un arte: rada, sólo entonces pueden descubrir . al?o nuevo. Deb~n acu-
la invesitgación científica es,- en efecto, antes que un saber, un dir, sin duda, a un cuerpo de saber objetivo, deben domtn~~ las
arte, esto es, un conjunto de operaciones concertadas, someti- teorías en boga sobre su campo de estudio, pueden uttltzar ~
das a reglas más o menos explícitas. Un arte supone el ejercicio incluso, manuales, instructivos metodológicos como guía de sus
de habilidades especiales y el contacto repetido con los obje- observaciones, pero todos esos saberes son incapace~ de suplir
.tos sobre los que se ejerce; implica, por lo tanto, un conoci- el contacto directo con el objeto. Sólo la expertencta repetida,
miento personal, que sólo pueden compartir quienes tienen las el ejercicio constante otorga el "olfato", la "sagacidad" que
mismas habilidades y una familiaridad semejante con sus ob- conducen a un juicio certero y a un· diagnóstico correcto. La
jetos. Pero Polanyi no tuvo razón en confundir ese arte con su ciencia requiere, en esos campos, de ciertas cu~lidades pers?na-
resultado: la ciencia misma, entendida como un conjunto sis- les, de destrezas especiales que rebasan la stmple capacidad
temático de proposiciones que comunican un saber compartible intelectual y que ·sólo se adquieren mediante un adiestramien-
intersubjetivamente. Un conocimiento personal profundo de to práctico. Conoce realmente de comportamiento animal, de
un campo objetivo puede ser requisito necesario para descubrir grutas o de tejidos orgánicos quien ha desarrollado esas cua-
-· nuevas verdades científicas, pero estas verdades, una vez des- lidades personales, no el que sabe mucha teoría sobre ellos. Y
.'


238 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 239

sólo el conocedor está en situación de encontrar nuevos saberes Nos atenernos entonces a la autoridad del "conocedor", del "téc-
que enriquezcan su ciencia. Lo mismo sucede con el conoci- nico", del ''experto". El saber por autoridad ocupa un lugar
m_iento técnico. Así como, en las ciencias aplicadas, sólo la expe- destacado en las disciplinas científicas aplicadas y en las técni-
rie·n cia prolongada puede hacer perceptible el rasgo, la sittJa.. ,._ cas, justamente porque ent ellas es más~ .importante }a. p~~ticipa- ;
<Jión, la regularidad -inadvertida hasta entonces- que conduce ción de los conocimientos personales. El saber por autoridad
'---·~ ·u n descubrimiento, sólo la familiaridad en la práctica con se funda en un proceso de justificación análogo al del saber
>J~.-~~~teriales e instrumentos puede llegar a sugerir una innovación testimonial. En éste, debemos fundar en razones objetivamente
'·:_~:f técnica. Así, en el contexto de descubrimiento de muchos sabe- suficientes nuestro saber de que el testigo conoce; sólo enton-
. '
res técnicos y científicos, debemos incluir conocimientos perso- ces podemos aceptar su testimonio y, por ende, justificar nues-
nales que tienen como condición capacidades subjetivas ad- tro saber de lo que c1 testigo conoce. En todo caso, las razones
.quiridas. objetivas para fundar nuestro saber del conocimiento ajeno
Pero el contexto de justificación de esos mismos saberes no deben tener una validez independiente del conocimiento per-
i11cluye ese supuesto. Aunque se precisen capacidades especiales sonal del otro, y poder ser comprobadas de manera intersul>je-
para alcanzar un nuevo saber técnico o científico, no se re- tiva. De parecida manera, en el saber por autoridad del)emos
. quieren para fundar su verdad. Una vez descubierta una ver- fundar en razones comprobal.lles por cualquiera el hecl1o de
dad, tanto en las ciencias aplicadas como en las técnicas, para que el otro sea efectivamente ttn conocedor, en cuyo juicio
formar parte de una disciplina científica, esa proposición debe podamos fiarnos. Igual que en el saber testimonial, estas t~azo­
justificarse en razones válidas para cualquier sujeto epistémico nes }Jueden ser de tres tipos: podetnos saber que el otro conoce
pertinente, tenga o no las capacidades y experiencia~ del cono- ~ _ x, por sus antecedentes (instrucción recibida acerca de x7 títulos
cedor o del experto. Por eso las razones objetivas en que se ~: obtenidos en instituciones confiables, etc.), por sus resultados
funda un nuevo saber pueden ser diferentes a las que llevan (saberes sobre x que demuestra tener, aciertos en la práctica) o
a su- descubrimiento: las primeras deben ser impersonales, com- por su saber hacer algo con x · (las destrezas que demuestra).
partiblcs por cualquiera, las segundas, pueden ser estrictatnente Nuestro saber de que el otro conoce x se justifica, así, en razones
personales. El radiólogo que acaba de diagnosticar la existen- objetiYamente suficientes, diferentes del conocimiento perso11al
cia de un proceso patológico, donde el ojo inexperto no per- que él tiene de x. Sólo entonces podemos dar por válido su
cibe nada, basa su descubrimiento en la agudeza de su per- juicio, derivado de su familiaridad personal con x; sólo en-
cepción, ·a dquirida en su experiencia personal, pero su diagnós- tonces podemos tener una razonable seguridad de saber lo que
tico no puede considerarse verdadero mientras no se funde en él conoce. Sin embargo, en ambos casos, tanto en el saber
razones a las que cualquiera pueda acceder: exploración qui- testimonial como en el saber por autoridad, los enunciados del
rúrgica, biopsia, sintomatología, etc. La innovación técnica que testigo o del experto, acerca de X 7 deben ser susceptibles de
propone un ingeniero, basado er1 la ponderación perspicaz del una comprobación objetiva, si han de considerarse parte de
resultado de múltiples ensayos anteriores, sólo resulta aceptable una ciencia; de lo contrario, sólo pueden fundar una creencia
si su 11tilización en ia práctica confirma, a los ojos de todos, razonable, pero no un saber.
su eficiencia. Ninguna observación o invento novedoso se da- El análisis anterior puede aplicarse también a alg~nos co-
ría por demostrado si la comunidad epistémica pertinente no nocinlientos científicos o técnicos, que consideramos emparen-
fuera capaz de confirmarlo. La comprobación intersubjetiva, tados con el arte. En esa situación estarían saberes diversos, des-
en la práctica o en la observación, guiada por la teoría, son de el conocimiento artesanal hasta la clínica médica, pasando
las razones más comunes para justificar un nuevo descubri- por ciertas formas de historiografía. En todos ellos nos encon-
miento, que requirió de complejas destrezas subjetivas. tramos con especies de conocimiento que requieren tanto de
Es cierto que, de l1ecl1o, una vez que hemos establecido la sabiduría como de ciencia. Al buen clínico no le basta atenerse
cotnpetencia de alguien en un campo determinado, solen1os a una ciencia aprendida; de parecida manera, el buen artesano
aceptar su juicio, sin exigirle -una cornprobación intersubjetiva. requiere de algo más que un manual de procedimientos téc-

• 1


240 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 241
nicos. En ambos casos se precisa de una sabiduría especial en que pueden dar lugar a ciencias. Por más personal que sea el
el trato con los objetos. El clínico sabe aplicar a cada caso conocimiento, puede ser el fundamento de saberes justificados
teorías, definiciones, enunciados generales de la fisiología y la intersubjetivamente. También en estos casos, si bien el contexto
patología, pero esos saberes no pueden suplir la comprensión ·de descuprimiento requier~ de ciertos conoc~mientos personales,
de cada situación individual. Es común el dicho de .que para t:":fí~.:· el contexto de justificación exige razones objetivas. No sucede
un buen clínico "no hay enfermedades, sino enfermos". En lo mismo con otros conocimientos personales.
efecto, el arte del diagnóstico acertado participa de la sabidu-
ría tanto .como de la ciencia; porque no se infiere simplemente •

de enunciados generales, requiere de la capacidad de discrimi- . Conocimiento personal bajo condiciones subjetivas
nar características complej~s propias de cada caso. Por e!lo
s~pone facultades .que rebasan el proceso racional de expli~a­ Pasemos al1ora al conocimiento de otro tipo de ·~conocedores''.
ción y argumentación; a esas facultades se suele aludir cuando ¿Cómo habrán de justificarse los juicios del experto en vinos
se habla de la "intuición", la "sagacidad'', la "prudencia de o del gastrónomo experimentado? Tenemos aquí una situación
juicio" del buen clínico. Otras disciplinas se asemejan en este · - en parte semejante a los casos anteriores. Los fallos del cata-
pu~to a la clínica. El detective, el historiador, el antropó!ogo dor de vinos se basan en un conocimiento adquirido en un
social también requieren de cierto "ojo clínico'' para dar con largo y paciente ejercicio, requieren también de ciertas capaci-
la respuesta precisa a los problemas que enfren'tán. Descubrir dades subjetivas que pueden desarrollarse con el uso; en este
el responsable de una acción, caracterizar lo peculiar de un . caso, suponen incluso virtudes físicas, como un paladar edu-
proceso social, de un rito o de una costumbre tiei)e parecido~. cado y un fino olfato. Igual que en los casos del clínico o el
con el diagnóstico: no se deriva directamente de conocimien• ·.: técnico, se necesita una familiaridad continuada con su ob-
tos generales, tiene que ver, en cambio, con la destreza en · jeto y una sensibilidad especial para juzgar de las cualidades
captar los rasgos particulares del objeto singular y sus relacio- de un buen vino.
nes con el todo concreto del que forma parte. Sin embargo, hay una gran diferencia entre este caso y los
En todos esos casos, la solución de un problema puede de- anteriores. En el caso de los juicios de gusto, el conoce.d or no
pender de la sabiduría personal del conocedor más que de su .,· puede pretender una justificación objetiva. No cualquiera puede
ciencia. A menudo el conocedor no puede ofrecer a los demás ;:. ·juzgar de la verdad que asevera un buen catador, como cual-
pruebas ·convincentes de su acierto; pero otras veces, una vez < quiera podría juzgar de la verdad del diagnóstico clínico. Sólo
que ofrece la solución, puede fundarla en razones válidas para son jueces pertinentes, en materia de gusto, los que tengan sen-
cualquiera. Sólo entonces alcanza un saber objetivo. El clínico sibilidad, educación y experiencias semejantes a las del mismo
experimentado llega a un resultado gracias a su intuición y su catador. En rigor, el buen catador sólo puede justificar lo acer-
prudencia, pero el diagnóstico sólo probará su carácter cientí-· tado de sus juicios ante sus iguales. Las razones en que se
fico si se comprueba en razones asequibles a cualquier médico: basa un juicio de gusto no pueden, por principio, ser suficien-
análisis clínicos, radiografías, exploración quirúrgica, compor- tes objetivamente} sino suficientes para quienes cumplen con
tamiento del paciente, etc. Una vez más las consecuencias en la ciertas condiciones subjetivas adicionales a las señaladas para el
práctica, comprobables intersubj~tivamente, suelen ser la piedra saber objetivo: los que comparten las mismas capacidades fí-
de toque definitiva en qué medir los aciertos del clínico. Por sicas, adquiridas mediante una experiencia directa. Estamos pues
su parte, la sabiduría personal del gran historiador, la que le ante conocimientos que, a diferencia de los anteriores, no pue-
permite comprender la clave de una sociedad o una época, sólo den dar lugar a saberes sino sólo a creencias compartidas.
podrá aspirar a un estatus científico, en la medida que sus ¿Compartidas por quiénes? Por quienes tengan un conocimiento
asertos puedan justificarse en documentos objetivos. Estamos, personal semejante. El catador de vinos puede apelar al . con-
pues, ante formas de conocimiento personal que conducen al senso de los buenos y refinados gustadores, el gastrónomo, al
establecimiento de saberes interpersonales, formas de sabiduría de los conocedores de la buena cocina, etc. Podríamos decir · -

4•


242 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 243
que sus juicios son válidos para una comunidad de uconoce- te un saber formal, impersonal, que expresa reglas generales, y
l
dores'·, vaga y difícil de determinar, constituida por todas las el segundo, en cambio, se basa en un conocimiento personal e
. personas que cumplieran con ciertos . requisitos personales mí- intransferible. En el arte, tanto en el contexto de descubrimien-
nimos. Sólo ellas serían competentes para juzgar de su objeto. _,,_ _ to como .en el de ju.stificació_n de los _juicios estéticos, se re-
Situación parecida, la del conocimiento estético. Considere- quieren cualidades subjetivas que no pueden estar incluidas
mos las creencias que se expresan en juicios del crítico o del en un saber previo.
espectador referidos al objeto artístico. Pueden ser juicios de Sin embargo, los juicios sobre la o~ra de arte pueden jus-
valor (juzgamos que una obra es ubella", "profunda", "frívola", tificarse. Sólo que su justificación rio remite a un saber objetivo
"expresiva", "acartonada", "elegante", "dura", etc.), o juicios sino a la experiencia individual. El crítico apela, para justificar
descriptivos ~l)bre características de la obra (estilo al que per· sus juicios, a la experiencia de cualquier espectador que posea
tenece, significado, mensaje que pretende expresar, influencias la sensibilidad y la educación artística adecuada. Cada quien
aparentes, etc.). Esas creencias se justifican en un conocimien- debe tener una experiencia personal de la obra de arte para
to personal e intransferible. Lo cual no quiere decir que no comprobar en ella el juicio ajeno. Nadie puede apreciar por
haya en arte saberes generales, compartibles por cualquiera. La otro una obra de arte ni el mundo que ella comunica. Frente
. arquitectura necesita de una técnica de la construcción, setue- a la justificación objetiva de la ciencia, los ju~cios estétjcos re·
jante a la que utiliza un ingeniero; el músico debe dominar la miten a una justificación personal, que tiene más que ver con
ciencia de la armonía; las artes plásticas pueden· sacar mucl1o la sabiduría.
provecho de los tratados de perspectiva o de las técnicas de com-. La diferencia entre el conocimiento p~rsonal y el saber ob-
posición y uso de materiales; aun el empleo de c~mputadora~ . jetivo no está, por lo tanto, en la falta de justificación de
parece prometer un tratamiento más riguroso de las estructu--·: las creencias basadas en aquél, sino en las condiciones subjeti-
ras formales; y, en la literatura, muchos abogan por el uso {le· vas requeridas para su justificación. Las creencias que consti-
métodos científicos en la crítica de las obras. En suma, no puede tuyell un saber objetivo deben .ser justificables para cualquier
dudarse de la posibilidad de ciertos saberes objetivos, incluso sujeto epistémico pertinente, las creencias artísticas deben serlo
de teorías científicas comprobables, acerca del arte. Pero la va- para cualquier sujeto que cumpla con ciertas condiciones per-
lidez de un juicio estético determinado no puede inferirse sonales adicionales. Las condiciones para establecer que una
sólo de esos saberes. La precisa aplicación de una técnica cons- persona sea sujeto pertinente de un juicio estético son mucl1o

tructiva. no es suficiente para engendrar un espacio bello, para 1nás an1plias que las que determinan que una persona sea sujeto
ello es menester la capacidad personal del artista en percillir pertinente de un saber. No basta con tener acceso a las mism~s
e imaginar las proporciones adecuadas de los distintos espacios, razones, compartir los mismos saberes previos y aceptar los mts- .
las relaciones entre vanos y masas tectónicas, la cualidad de las mos supuestos ontológicos. ¿Qué más hace falta? Por lo menos,
texturas, etc. Y nada de eso puede estar regulado por un saber cuatro condiciones; 1] Cualidades personales indefinibles con
previo. Una capacidad semejante se requiere del espectador: precisión, como "sensibilidad", "buen gusto'', "imaginación es-
para apreciar la belleza de las formas, en vano acudiría a ma- tética", "refinamiento". Por más tratados de arte que aprenda,
nuales; si tiene la sensibilidad requerida puede, en cambio, <¡uien carezca de la sensibilidad adecu¿:tda será incapaz _d~ _juz-
gozar de la armonía de la obra arquitectónica, aunque ignore gar Ja belleza de cualquier obra de arte. 2] Esa sensll)lltdad
todo de las técnicas de construcción y diseño. Igual sucede en puede ser educada. Se requiere entonces de experiencias an-
las otras artes. Toda la técnica del contrapunto es insuficiente teriores diversas, en las cuales se cree una cierta familiaridad
para justipreciar una partitura de Bach y la "ciencia" literaria con las obras de arte. 3] Tanto la sensibilidad como la educación
fracasa al intentar comunicar la emoción estética que despierta estéticas se encuentran condicionadas por un medio cultural
un poema de Neruda. La diferencia entre el seudoarte acadé- l1istóricamente determinado. Para juzgar adecuadamente de
mico, adocenado y mediocre, y el auténtico arte creador con- una obra de arte y entender su mensaje, es preciso comprender
siste justamente en que el primero pretende seguir puntualn1en- .una cultura. 4] Comprender una cult11r~ implica aceptar pre-

' .

244 TIPOS DE CONOCIMIENTO
TIPOS DE CONOCIMIENTO 245 •

supuestos más amplios que los compromisos ontológicos que tener una forma auténtica o inauténtica, según puedan aducir
delimitan una comunidad epistémica: implica compartir jui- o no ese fundamento. En las formas inauténticas de vida moral
cios previos de valor, aunque sea de modo implícito. Lo que o religiosa, el individuo renuncia a dar una justificación perso-
es bello o expresivo para una cultrira, pue.d e no serlo para nal a sus creencias; se atiene a lo que la sociedad le dicta; si-
otra. El consenso acerca de verdades estéticas supone, púes~ un gue, sin ponerlos en c~estión, los dictádos de. las autorid~des
último requisito: una actitud favorable a c~ertos valores. establecidas o de la tradición heredada, anónima y omnipre-
El conjunto de sujetos <:ompetentes p!lra juzgar .sobre arte sente. Lo que se ·dice, se acepta, ~ se estila, es lo debido. La su-
está, asi, limitado por múltiples condiciones . personales que misión a doctrinas y reglas societarias no se , justifica en ?na
no pueden determinarse con precisión. Sin embargo, un juicio experiencia propia, sino en el consenso del grupo. Los motivos
estético aspira al consenso de quienes cumplen con esas condi· interfieren entonces en el accesa al conocimiet:lto y mueven ~
ciones; todos ellos· forman lo que podríamos ll3.;mar una "co- aceptar el prejuicio: deseos de seguridad, de reconocimiento, de
munidad" de conocedores de arte que suele establecer juicios pertenencia al grupo obligan a la razón a detener el ·proceso
válidos, con cierta generalidad, dentro de una cultura deter- de crítica y de fundamentación de las creencias, aceptando como
minada. Pero siempre es discutible si una persona pertenece a última base la autoridad ajena. Así, morales y religiones esta-
esa "comunidad'', si, por lo tanto, es competente su juicio. ~,.Si blecidas pueden cumplir su función ideológica: ~~iterar las
los juicios de arte no pueden tener nunca el carácter de sabe- creencias colectivas que permiten mantener la cohestón de un
res objetivos no es porque carezcan de alcance -intersubjetiva, grupo social y legitimar un sistema de dominación.
sino porque es imposible establecer con precisión las condicio- : Pero las formas de vida morales y religiosas pueden tener
nes de su· intersubjetividad. . · también manifestaciones auténticas. Entonces el individuo in-
De allí el mayor peso de la autoridad personal enarte que ·.~ tenta fundar sus creencias en una experiencia vivida. Los dic-
en ciencia. Mientras en ciencia todo juicio de autoridad debe · tados morales o religiosos expresan entonces formas de vida 'Y
fundarse, en último término, en razones objetivas, en arte debe de conocimiento personales de los que el individuo puede dar
basarse en el conocimiento personal y éste no puede ser obje- •
testimonio. El hombre moral o religioso auténtico y libre, opone
tivo. En este caso importan más, para formar opinión, los fallos a las creencias reiteradas, impuestas por el grupo, su experien-
de una autoridad competente, capaz de presentar ''credencia- cia personal de vida. Sólo en ese caso pueden la moral y la
les'-. que la acrediten como conocedora. Dado que los juicios religión aspirar a una forma de conocimiento.
estéticos .no admiten comprobación por cualquiera, el dictamen Todo l1ombre es capaz de liberarse de las convenciones com-
del conocedor es aceptado de buen grado por los profanos. De partidas y de tener una experiencia propia de las for.mas de
allí también la importancia del crítico en el campo del arte. vida buena y feliz; todo hombre puede basar, en su propta.exp~­
La ciencia no ha menester de "crítica", en el sentido de valo- riencia, su conducta moral. Por supuesto que esa expertencta
ración, sino sólo en el sentido de discusión de sus fundamentos no podrá dar fundamento a preceptos generales ni a reglas de
racionales de juicio; en arte, en cambio, la valoración de los validez universal, pero sí puede expresarse en máximas de pr.u-
conocedores es indispensable para establecer preferencias y pa- dencia y recomendaciones de sabiduría. Éstas pueden sugertr,
rámetros de juicio que aspiren a validez intersubjetiva. orientar a los demás hacia una forma de vida y conducir así a
morales compartidas; pero cada quien tiene que descubrir la
vía de su propia realización, nadie puede hacerlo por otro.
Comunidades sapienciales Algunos hombres han accedido también a una experiencia
personal de lo Sagrado, tal como se manifiesta en todo lo que es
Toda moral, toda religión societaria puede considerarse como "otro": el amor universal, la armonía, la energía creadora, la
un conjunto de creencias y de formas de vida compartidas por muerte, la pureza ... De lo captado en esa experiencia no se pue-
una comunidad, que remiten, para su fundamentación, a un den aducir razones objetivas, sólo se puede dar testimonio. To-
conocimiento personal, propio o ajeno. Esas creencias pueden das las religiones están basadas en el testimonio de experiencias

••


246 TIPOS DE CONOCIM lENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO 247

personales. Testigo privilegiado es el que ha llegado a una fomento de hábitos de vida, de virtudes, de maneras de ver la
forma de sabiduría. Suele enseñarla, no fundado en razones ob- existencia, de actitudes, que permiten acrecentar las capaci-
jetivas, sino basado en su vida mis~a. Convence, no por la dades y dones personales. La persecución de una vida moral

'

fuerza lógica de . sus argum.e ntos, sino por el· ejemplo -de su auténtica supone un ·cambio -de actitud: 1~ liberación .de Ia.s
comp~ortamiento y el carisma que irradia de su personalidaQ. morales ideológicas y la adhesión · a ciertos valores, asumtdos lt-
La religión auténtica no impone dogmas, tr~nsmite la sabidu- bremente, que integran· la personalidad. La transmisión de esos
ría del maestro e invit.a a abraz~r li'Qremente . una forma de valores no puede, por - lo tanto, recurrir a ninguna fo~~a '~e
vida. Es el ''santo'', el "guru", el "profeta", quien tiene acceso imposición; sólo puede mostrar ejemplos de actos va~1oso~ -e
privilegiado a una experiencia moral o religiosa superior y, invitar a la libertad del otro para que perciba y comparta cier-
al encarnarla en su vida, puede transtnitirla a los demás, en tos valores en c!!cunstancias concretas. · También en las reli-
sus actitudes personales. Es el ''vidente", el "iluminado" quien, giones, frente al adoctrinamiento en los dogmas aceptados por
al cabo de un largo camino, ha llegado a una creencia, y co- autoridad o por temor, existen vías probadas para alcanzar un
munica, en palabras balbuceantes, un conocimiento vivido, en conocimiento personal: el desprendimiento de sf mismo, la
principio inefable. En su grado superior, estas características ascesis, el amor o la compasión universales, el erotismo, la
se juntan en el fundador de religiones. En él se unen el santo meditación, la contemplación son métodos de vida que se han
y el sabio. Su mensaje se basa en una experiencia directa de empleado para alcanzar ciertas experiencias inasequibles para
lo Sagrado. En las religiones basadas en una ~· "revelación", • •
qutenes no stguen ese camino. •

ésta no· hace más que expresar el conocimiento personal de los . Si bien .las comunidades de conocedores de arte son del todo
autores de las Escrituras. Los fieles de una religión o de una· •
laxas y de fronteras imprecisas, en estas formas de conocimiento

secta basan sus creencias en su confianza en el testigo privile-\ · .t que aspiran a la sabiduría, pueden darse comunidades. cerra.das,
giado y en el mensaje transmitido; pero deben tan1bién hacer· claramente delimitadas. Sectas, cofradías, escuelas filosóficas,
suya la experiencia del maestro, tratar de seguir su forma de logias, órdenes religiosas, iglesias pretenden compartir una sa-
vida, para acceder a un conocitniento semejante y confirtnar biduría común acerca de la "vida justa", la "salvación" o el
personahnente su doctrina. "conocitTtiento supremo''. Sólo pertenecen a esas comunidades
Las creencias morales y religiosas pretenden ser aceptables quienes comparten un núcleo común de creencias que todos
intersubjetivatnente, per-o de hecho se fundan en razo11es que ellos consideran justificadas. Esas creencias i~cluyen,. a. menud~,
sólo pueden ser suficientes para aquellos sujetos t}ue tengan algunos saberes susceptibles de comprobación objetiva, deri-
ciertas condiciones que les pern1itan acceder a una forn1a de vados de la ciencia de la época, pero su núcleo central es una
sal)iduría. Siguiendo la analogía con las "comunidades episté- doctrina que pretende expresar alguna fortna de sabiduría. f:s
nlicas'', podría1nos hablar de "comunidades sa¡)iencialcs"; éstas el caso, tanto de las escuelas filosófico-morales, desde los anti-
estarían constituidas por todos los sujelos que tengan acceso guos pitagóricos hasta la masonería, con1o de todas las. c~ngre­
al tipo de experiencias en que se funda una especie de sabidu- gaciones relig·iosas: cuando existe un cue~po de conocimientos
ría. Es claro que esas razones no son cotnpartil>les por cual- científicos, est~í. al servicio de valores superiores, que se expresan
quiera, sino sólo por aquellos que cumplan con ciertas con(li- en una doctrina moral, política, metafísica o religiosa. Esas c~­
ciones subjetivas cornuncs. Estas condiciones varían en cada nlunidades sapienciales cerradas tienden a csta?Iecer la~ condi-
con1unidad sapiencial; pero e11 todas se incluyen la adhesión ciones prácticas que favorezcan una forma de vtda, mediante la
a una forma de vida y una actitud valorativa cotnt'uL Sólo sumisión a ritos, reglas o ejercicios de meditación comunes ..En
esui en condiciones de juzgar de la verdad de una forn1a de último término, una aseveración moral o religiosa sólo es JUS-
sabiduría -n1oral o religiosa-- quien abrace una for1na de vida tificable para un conjunto de individuos que abracen una form~
y acepte un n1arco de valores. de vida, porque sólo ellos pueden tener acceso a un conoc1-
Por eso la educación para acceder a esa verdad, no puede n1iento personal semejante al que funda ese aserto. . .
consistir en la transtnisión de saberes cotnpartidos, sino en el En muchas comunidades sapienciales, de carácter reltgroso,

••


249
248 TIPOS DE CONOCIMIENTO TIPOS DE CONOCIMIENTO

suelen existir también círculos más estrechos cuyos miembros con independencia del sujeto de la .creencia, se supone, por lo
comparten un conocimiento reservado, distinto al del resto tanto, una posibilidad de comprobación intersubjetiva. Pero en
de los creyentes. Para que un creyente esté en situación de todos los casos también, la pertinencia de los sujetos tiene que
comprobar la verdad de las creencias · de esos círculos, requiere estar determinada por ciertas condiciones. Cuando esas condi-
de condiciones subjetivas suplementarias que le abran la . posi- ciones son mínimas, cuando se reducen al ejercicio normal de
bilidad de experiencias vitales más profundas. . Ciertas proposi- la razón, determinado sólo por un nivel de saber histórico, es-
ciones religiosas pretenden justificarse .en .la . experiencia vital tamos ante una comunidad epistémica, constituida, en su límite,
de cualquier· creyente, bajo el simple . requisito de la fe y la por la totalidad de los entes racionales posible~; -~ntonces te~e­
adhesión a los valores religiosos, otra:s, en cambio, requieren mos el derecho a asegurar que nuestro conoc1m1ento es obJe-
para su comprobación de una forma de vida más elevada y de tivo. En cambio, conforme las condiciones exigidas para poder
un don (''gracia") especial. La austeridad, la negación de sí comprobar la verdad de una creencia incluyen capacidades su~
JDismo para encontrarse a sí mismo, la práctica de la "cathar- jetivas, distintas a las racionales, actitudes, formas de vida, las
sis" 'f de distintas formas de meditación o de contemplación comunidades de sujetos pertinentes para juzgar de su verdad
son condiciones necesarias para alcanzar experiencias en que se se reducen· y no tenemos derecho a hablar de un saber objetivo
fundan algunas creencias místicas. E11 otras ocasiones, se piensa ni a exigir el consenso de los demás a nuestras creencias. La
que una gracia especial, el don otorgado por un rito sacramen- diferencia radical entre la objetividad del saber científico y .
tal, es requisito indispensable para lograr la comunicación de- el carácter exclusivo de distintas formas de conocimiento perso-
cisiva con lo otro. En cualquier caso, hay conocimientos cuya . nal no consiste en que el primero sea justi(icable y las segundas
verdad sólo podrían comprobar, por sí mismos, unos cuantos · no, tampoco en que sólo el primero pueda apelar a una inter-
elegidos. Así, al aumentar las condiciones personales requerí-.\ subjetividad para demostrar su fundamento; consiste más bien
das para fundar la verdad de una creencia basada en el co- · en que la intersubjetividad a que apela el primero está abierta,
nacimiento propio, disminuye la comunidad de personas sus- en principio, a cualquier ente racional, mientras que las comu-
ceptibles de comprobar esa verdad. En el límite, sólo quienes nidades a que remiten las segundas, están restringidas por con-
recorren la difícil senda de la negación total de sí mismos y diciones personales que sólo algunos pueden cumplir.
de la unión con el todo pueden pretender alcanzar la verdad
suprema. Unos cuantos llegan a la "iluminación'' final, al "sa-
tori", al . "éxtasis" en que se da el conocimiento directo de la
identidad del principio del yo y el principio de todo. El cono- -
cimiento místico está, así, al final de este proceso. Con él alcan-
zamos el extremo opuesto al conocimiento científico.
La ciencia supone el mínimo de condiciones personales para
comprobar una verdad y el máximo de amplitud de la comu-
nidad de sujetos pertinentes para juzgar de ella; por eso cons-
tituye un saber mínimamente personal y máximamente objetivo.
En el otro extremo, la contemplación mística supone el máxi-
mo de condiciones personales para comprobar su verdad y
:estringe al mínimo la comunidad de sujetos pertinentes para
Juzgar de ella; por ello constituye un conocimiento máxima-
mente personal y mínimamente objetivo. Entre uno y otro ex..
tremo se encuentran todos los tipos intermedios de conoci-
miento. En todos los casos, si se pretende que una creencia es
auténtico conocimiento, se acepta su posibilidad de justificación

' .


CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER 251
11. CONOCI~1IENTO Y PRACTICA. MOTIVOS intervenir la voluntad en el proceso de deliberación, para ade-
PARA CONOCER cuar las creencias a los deseos que la mueven; en el capítulo 7
observamos que los fines por los que se busca saber algo, de-
terminan el número de razones que damos por ~ suficientes, en
cada caso, para considerar que un saber está objetivamente
justificado; porque el razonamiento no está desligado de los
fines que nos proponemos al saber. En los capítulos 9 y 10
apareció la práctica en relación también con el conocimiento
personal: por una parte, conocer algo suele responder a menu-
En el curso Je este traba jo nos l1emos encontrado repetidas do a la solución de problemas de nuestra vida práctica, por el
veces con la relación entre los conceptos epistémicos y la préíc- otro, el manejo por alguien de un objeto en la práctica (el

ttca. "saber hacer" algo con él) es una forma de justificar nuestro
En el capítulo 3, la creencia quedó definida, frente a la ac- saber de que ese alguie11 conoce el objeto. En suma, la prác-
titud, como una disposición a actuar determinada por el objeto. tica se ha presentado como razón que funda nuestros saberes
· Así, desde el principio, los conceptos epistémicos quedaron -li- y como motivo que determina nuestros procesos de ju~tificación.
gados al comportamiento del individuo ante el mundo. lVIás Es hora ya de recoger esas ideas y retrazar con orden los distin-
adelante, al tratar de determinar las notas esenciaies del cono~ tos aspectos de la relación entre conocimiento y práctica.
cimiento ~11 general (capítulo 9), encontramos que un rasgo : Al1ora bien, ese tema l1a sido tratado de modo preferente en
de cua~qu1er forma de conocimiento es la disposición a actuar ... la filosofía marxista. En sus Tesis sobre Feuerbach, ~1arx rela-
determtnado J~Or la realidad .. E~ta concepción no es compatible · ;~ <:ionó estrechamente conocimiento y_~ práctica. Desde entonces
~on .un tratam1en_to del conoctn11ento como un proceso abstracto, 'muchos autores l1an visto en esta relación una tesis central del
desligado de la v1da humana; responde a su consideración con1o marxismo. Ha habido incluso . teóricos, con1o Gran1sci, para
una operació11 concreta, que se da en individuos reales, Jos quienes la n1ejor descripción de la filosofía marxista sería la
cuales rcspondeú a la necesidacl práctica de orientar sus acciones de "filosofía de la prax1:s". ¿Qué se entiende por praxis?
en el 111UIH.lo. Ante todo, advirtamos que po<lemo~ usar con el misn1o signi-
En distintos lugares nos encontrarnos cotl la pr<Íctica, tanlo ficado las I)alal>ras upráctica'' y ' 1 praxis,'. Si algunos autores pre-
en el proceso de adquisición del conocin1iento cotno en e J de fieren el vocablo griego es sólo por evitar las asociaciones bur-
su justificación. Cuando tratan1os del COilOCÍiniento personal, en danleute utilitarias que la palabra '~pr,íctica" puede tener en
~1 capítulo 9, la pr..tctica apareció en el proceso de constitución su uso ordinario, cuando l1ablan1os de una "tnentalidad pr{tc-
del objeto: la 111anipulación de las cosa~, el trato activo con tica", de un2. "profesión pr{tctica'' o de "lo pr<ictica" que re-
ella~ pern1ite, en n1uchos casos, conocer los mt'tlt.iplcs escorzos y sulta una acción frente a otras. En esos casos, "pr,í.ctico" sig-
tnattces en que se n1anifiesta el objeto uno. Pero no sc)lo en el nifica algo así cotno "ventajoso", uútil para nuestros propósitos.
conocer_, tatnbién en la adguisiciótl de lln sabl~1· interviene la individuales''. Pero si cuidamos de evitar ese equívoco, poclc-
n1os utilizar el lnisnlo término castellano y olvidarnos de su
práctica: en el capítulo lO h()blamos de un arte práctico, el
equivalente griego, con todo y su carga de inútil pedantería.
de la investigación, que precede a la obtención de saberes
genera 1es. _ .En primer lugar, "práctica'' no es toda actividad h un1ana~

sino la que estú dirigida por fines (por quercres) conscientes .
. En el })roceso de justificación nos encontramos con la prác-
Se refiere sólo a la actividad intencional y no a actos instinti-
tica en otro co11texto de problen1as. I.Jos fines queridos n1otivan vos o inconscientes. En scgu11do lugar, se aplica a las acciones
la })rosecución o detención del ¡)roceso de justificación y la objetivas, esto es, a las que se rr1an i fiestart en con1 portan1ientos
consideración acerca de la suficiencia de las razones que fltn- observables por cualquiera; no abarca, por lo tanto, los actos
dan una creencia. En el capítulo 5, exan1inamos cón1o l)uedc - tnentales, internos, ni los estados disi)Osicionales del sujeto. Estas.
[250]
• 1


'
,
252 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER
CONOCIMIENTO Y PRACTICA. MOTIVOS PARA CONOCER 253

dos notas podrían definir un concepto amplio de práctica, que estricto de práctica del más amplio, que no implica necesaria-
es ~~ q?e em_pleamos en este trabajo. Sería equivalente al de mente acción transformadora. En lo sucesivo, emplearemos
acc1on Intencional objetiva. _ "práctica" en este sentido amplio. El concepto de práctica se
Algunos autores entienden "práctica" también, en un senti- liga al de conocimiento, por lo menos en dos temas que ya
do ~ás estrecl1o, como una actividad transformadora de una nos han ocupado.
;realtdad, que parte de una materia prima y la transforma para En primer lugar, la práctica es una condición del conoci-
producir un objeto. A~olfo Sánchez Vázquez (1967, p. 14) }1 ace miento. El marxismo tuvo el acierto de romper en definitiva
notar qu~ e? este sentido correspondería mejor al concepto grie- con la interpretación del conocimiento como una operación
go, de poteszs. {n:otl)Ol~) que significa literalmente "producción". puramente contemplativa y desinteresada. Todo conocimien-
J'~~a, el trabaJo. sería ~na f~r.ma privilegiada de práctit:a. En to está, por lo contrario, dirigido por intereses y responde a
e.fecto, el trabaJo podr1a definirse como acción material produc- fines concretos. En segundo lugar, la práctica es un criterio de
ti~a que transforma tanto la realidad natural como al hombre verdad del conocimiento. En la .r ealización práctica de los fines
In:Is.~o. Las tres notas anteriores quedan incluidas en la defi- que movieron a conocer algo, se comprueba ese conocimiento.
ntcion que propone Sáncl1ez Vázquez (p. 171): "La praxis se Los análisis de los conceptos de ''creencia'', "saber" y "conocer",
· nos presenta como una actividad material transformadora -..y que l1emos hecho hasta ahora, nos permitirán, esperamos, exa-
adecuada a fines." tninar esos dos puntos bajo un nuevo aspecto. Preguntamos
A ~~nudo suele a?adirse una cuarta nota a esá definición: primero: ¿en qué medida la práctica permite reconocer la ver-
la a~cton, q~e s_c .cons1de~a no es la de una persona dirigida por _. dad de una creencia? ¿Es la práctica . señal de que se posee un
u_n 1nteres 1nd1 v1d u al, s1no condicio11ada por las relaciones so- .. . conocimiento?
c1ale_s Y que resp~nde a intereses igualmente sociales. En esto -;: J

~,e diferencia el co~cept,o })tagmatista de práctica del n1arxista. 1

La prácticá~ criterio de verdad .


. E? un caso. -~sc:ribe Sancl1ez Vázquez (p. 176)- es acción sub-
Jetiva, del Individuo, destinada a satisfacer sus intereses· en
el ~tro, acción .material, objetiva, transformadora, que resp~nde En su segunda Tesis sobre Feuerbach sostuvo Marx: "la cues-
a Intereses sociales." La misma idea se encuentra en la defi- tión de si corresponde al pensamiento l1umano una verdad
nición ?e "práctica" de ~dam Schaff (1964, p. 119): "activi- objetiva no es una cuestión de la teoría, sino una cuestión
<~ad soc.1~l d~~ hombre, h~st?r~camente condicionada, dirigida a jJráctica. En la praxis debe probar (beweisen) el hombre la
la n1odificac1on de la objetividad na tliral y social". verdad, es decir, la realidad y el poder, la terrenalidad de su
Es claro que tenemos aquí un concepto de práctica más es- pensamiento. La disputa acerca de la realidad o irrealidad del
trecho que el de ':a~tivid~d l1u_mana intencional y objetiva,, pensamiento -aislado de la práctica- es una cuestión pura-
porque no toda acttvtdad Intencional es transformadora de una mente escolástica'' (1962a, p. 5). La tesis no puede entenderse
realidad, a menos que entendiéramos la "transformación'' en un en el sentido de que una proposición sea verdadera porque sirva
sentido tan amplio que perdiera todo interés teórico. Podría- a la práctica, sino a la inversa: una práctica es acertada, exi-
roo~ sostener, sin duda, que toda práctica en sentido amplio es tosa, porque la creencia que la guía es verdadera. La práctica
~,octal. E~, e~ecto, una ~cción intencional no sería propiamente funge como señal de la verdad de la creencia.
hu~ana .s,I no supusiera un ámbito social, ni es concebible Tenemos que distinguir entre la definición de "verdad'' y el
u_na Inten~~~~ "humana'' .si ~~ está dirigida a objetos y situa- enunciado de las condiciones que permiten que un sujeto
ci.ones socializab:es .por pr1nctp1o. No podemos afirmar, en cam- cualquiera tenga una proposición por verdadera; hay que dis-
bio, que t?da practica social sea transformadora de una realidad. tinguir entre verdad y criterio de verdad. Las condiciones que
¿Qué reahdad "transforma" un viaje de recreo, la observación de podemos señalar para reconocer la existencia real del objeto
una gota ~e agu~ en el microscopio, un partido de futbol 0 una de nuestra creencia constituyen el criterio de verdad. La tesis
1
conversac1on amistosa? Debemos distinguir, p u es, es t e concepto de Marx debe entenderse en el sentido de que la práctica es.

4 •


,
254 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER COI':OCIMJENTO Y PRACTICA. MOTIVOS PARA CONOCER 255

una de esas condiciones; por lo tanto, permite reconocer ("pro.. en que el segundo se acompaña de una garantía segura de
bar") la verdad de las creencias ("pensamientos"); la práctica acertar. Esa garantía es la justificación objetiva, en el caso
es criterio de verdad.l del saber, la experiencia personal, en el conocer. Que la prác-
El análisis del concepto de creencia que propusimos en el tica sea criterio de verdad de una creencia no es condición su-
ca¡lítulo 3 permite comprender con claridad esa relación. Si la ficiente para que funja como señal de un conocitniento.
creencia es un estado adquirido de disposición a actuar de una No obstante, la práctica puede operar, en mucl1as ocasiones,
manera determinada por su objeto, el acierto en la acción como razón en que se justifica un saber. Un acierto singular
lleva a reconocer que el objeto que la determinaba era real, o, puede verificar una creencia previa del agente, esté o no jus-
lo que es lo mismo, que la creencia era verdadera. En la me- tificada, pero la comprobación de aciertos reiterados y cons-
dida en que el éxito de nuestra práctica 111uestra que estaba tantes puede ser una señal de un conocimiento) porque de ellos
guiada por la realidad, en esa medida podemos asegurar que poden1os inferir que el agente está en posesión de una garan-
nuestra disposición a actuar estaba determinada por un objeto tía firme que le permite alcanzar la realidad sien1pre que se lo
o un hecho real. Jlropone. Los aciertos repetidos, en acciones diferentes, que
Toda creencia supone -dijimos- expectativas sobre la rea- confirman predicciones hecl1as con base en una teoría científi-
lidad; éstas se plantean a modo de conjeturas o l1ipótesis que ca, constituyen una justificación suficiente de su verdad; los
la pr~ictica puede comprobar o recl1azar. Si creo que el suelo resultados satisfactorios, en aplicaciones variadas, ele un cálculo
es {irme, espero que me sostenga al caminar: mi Gaminata corro- técnico permiten inferir su justeza. Los viajes de naves espa-
})ora que tni creencia era cierta. Si creo en la acidez de una sus-. ciales a la luna y los planetas prestan una justificación objetiva
tancia, espero que el papel de tornasol cambie de color al in-: a nuestras ideas sobre el sistema solar; la resistencia de puentes
traducirlo en ella: su enrojecimiento demuestra que mi creen.~·.{ y b6vedas a presiones diversas dan fundantento suficiente al
cia era correcta. No hay diferencia entre ambos casos; tanto en· ce:í.lculo de estructuras empleado en su construcción. En atn-
la vida diaria como en el conocimiento científico, creer implica bos casos el acierto sistemíitico . en nuestras acciones, guiado
tener expectativas acerca del mundo y su cumplitniento tnues- por un n1arco teórico, es razón suficiente para saber.
tra la verdad de las creencias. •Por otra parte el acierto permanente en ciertas acciones es
Antes de las palabras, desde que el niño pequeño aprende tan1bién base suficiente para concluir que alguien tiene un co-
a asir los objetos, el uso de las cosas es la fuente más importante nocitniento personal de un objeto. Vintos cómo· el "saber hacer"
de corn1~rol>ación de sus creencias perccptuales. Igual que el gato es una de las pruebas que pueden aducirse de un conocimiento
comprueba la realidad del ratón que persigue, al darle un zarpazo, tanto propio como ajeno. Saber i1ablar con propiedad una
el niño adquiere la seguridad de la persistencia de su juguete, lengua es señal inequívoca de que se la conoce, saber tratar
al manipularlo mientras juega. Más tarde, el experimento con- a las fieras permite inferir que algún conocimiento se tiene
trolado y la técnica son formas tnás elaboradas de una práctica de ellas y nadie diría que no conoce de motores el mecánico que
semejante. Al realizar con éxito una acción prevista por nuestras sabe arreglarlos. Nuestro saber de que alguien conoce se funda
creencias, comprobamos, en uno y en otro caso, su verdad. con mucha frecuencia en la observación de su habilidad reitera-
Sin embargo, si bien un acierto en la práctica permite veri- da en la práctica; ésta nos permite inferir, en efecto, que tiene
ficar una creencia previa, no basta para reconocer que esa una garantía para alcanzar la realidad: su experiencia personal.
creencia es un conocimiento. El acierto podría deberse a casua- Aun en muchos casos en que ignoramos la forma con que una

lidad o, más aún, a un cálculo erróneo. Recordemos el Menón: persona capta la realidad, o somos incapaces de explicarla, la
tanto la creencia verdadera como el conocimie11to pueden dar práctica acertada puede ser señal de un conocimiento. De una
con el camino de Larisa. La diferencia entre uno y otro está persona que actúa siempre con justicia podemos aseverar que
tiene ttn conocimiento moral, aunque no sepamos exactamente
Véase Adolfo S¡\nchcz \'ázquez
1
(1967, pp. 129-130) y Adam Schaff -en qué consiste éste; quien acierte indefectiblemente en com-
{ 1964, pp. 116 ss.). prender las motivaciones de otra persona da muestras seguras

• 1

'J '


,
256 CONOCIMIENTO Y PRACTICA. MOTIVOS PARA CONOCER CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER 257
de conocerla, aun cuando él mismo fuera incapaz de explicar ción objetiva dirigida a fines" y no en el estrecho de "trans-
su conocimiento. "Al árbol se le conoce por sus frutos": esto formadora de la realidad".
es cierto para muchos conocimientos_ personales. Pensemos in- Segundo. La . práctica en sentido amplio es criterio de ver-
cluso en situaciones más insólitas:· un maestro de budismo Zen dad de una ~ creencia, pero no todo criterio de· verdad es prác~ : --··~­
asegura tener un conocimiento que le permite acertar siempre tica. La práctica reiterada puede ser también, en ocasiones,
en el tiro al arco; supongamos que, efectivamente, en cualquier razón suficiente para saber, pero no toda razón objetivamente
circunstancia, da en el blanco, ¿negaríamos que posee ese co.. suficiente es práctica. Hay otras clases de razones objetivamen-
nocimiento? Por incapaces que seamos de explicarlo, es claro te suficientes:
que su dominio magistral del tiro al arco nos obliga - a con.. 1] La simple observación reiterada de un hecho, confirma-
cederle la posesión de cierta sabiduría, que le garantiza al- ble por c-ualquier observador normal, puede verificar una creen-
canzar con su acción la realidad, aunque no nos fuerce a acep- cia y fungir como razón suficiente para aceptarla, aun cuando
tar la versión de ese conocimiento que da la doctrina budista. no esté cumpliendo ninguna intención. ¿Podríamos considerar
En todos los casos anteriores, la práctica no es sólo criterio de como una forma de práctica la simple observación de la suce-
verdad de una creencia sino también razón suficiente que la sión de las estaciones o de las fases de la luna? ¿Y no suminis-
justifica. -,_,. tran estas experiencias, razones para saber?
Sin embargo, l1ay que notar dos puntos importantes: 2] Razones objetivamente suficientes para establecer la ver-
Primero. Si es cierto que la práctica es criterio de verdad, dad de una proposición son también relaciones lógicas entre las
debemos entender ese término en su sentido amplio, como ac- _. proposiciones, las cuales no son reducibles a una práctica
ción objetiva e intencional, no en el sentido estrecho de acción~ objetiva.2 En el establecimiento de las verdades intervienen
transformadora de la realidad. Es cierto que muclias veces la ·.{ procesos de inferencia, los cuales no son "prácticos".
'
práctica que confirma una creencia puede consistir en la pro- 3] 1vlanera frecuente de garantizar la suficiencia de las razo-
ducción de un objeto. Es lo que señaló Engels (1962, p. 276): nes es su coherencia con otras cuya verdad es aceptada, formen
"Si podemos probar la justez~ de nuestra comprensión de un éstas un sistema -a modo de una teoría- o no.
proceso natural, produciéndolo nosotros mismos, generándolo \ En ninguno de estos tres casos es claro cómo podría la justi-
a partir de sus condiciones, más aún, haciéndolo servir a nues- ficación reducirse a una forma de práctica objetiva.
tros fines, hemos terminado con la inaprensible 'cosa en sí' de
Kant." Pero no en todos los casos en que la práctica actúa como
criterio de verdad, podemos señalar que produzca algo. Mi El concepto de ~~práctica teórica',
marcl1a firme sobre el suelo, el juego del niño, la observación
del papel de tornasol, son acciones intencionales que confirman Cabe, sin embargo, un intento de salvar la tesis de que la práctica
creencias previas, pero ninguna de ellas transforma la realidad. es el único criterio de verdad y reconocer, al mismo tiempo,
La práctica transformadora es una especie de prá·ctica, pero no formas teóricas de garantizar la verdad de una proposición.
toda práctica que compruebe nuestras creencias debe ser trans- Para ello tendríamos que incluir toda forma de justificación
formadora. El propio Sánchez Vázquez (1967, p. 129) afirma: objetiva en alguna especie de "práctica'' e inventar un concepto
"Si al actuar se logran los fines que se perseguían, ello signi- ad hoc~ que abarcara cualquier actividad de pensamiento en
fica que el conocimiento de que se partió para trazar esos el de "práctica". Es lo que hace Louis Althusser al acuñar el tér-
fines es verdadero"; y Adam Schaff (1964, p. 116): "Cuando mino de "práctica teórica".
nuestras previsiones se confirman en la praxis, ésta es la prueba Al lado de la práctica de transformación de la naturaleza
natural de la verdad de nuestros juicios y recíprocamente cuan- y de la práctica política, transformadora de la sociedad, exis-
do la praxis los desmiente, consideramos como demostrado el
:!Tanto Schaff (1964, p. 120) como Sánchez Vázquez- (1967, p. 195) ad·
error de los juicios relativos." En ambas citas la práctica que miten este punto, aunque ambos sostienen que la práctica es el criterio
confirma la verdad está tomada en el sentido amplio de "ac.. ~«supremo" o "en última instancia".

.
'


258 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER. 259

tirían la "práctica ideológica" y la "práctica teórica". Por actividad objetivamente observable e intencional. Pero enton-
"práctica" en general habría que entender -escribe Althusser ces tenemos que admitir también una tesis que muchos auto-
(1966, p. 167)- "todo proceso de trans_formación de una 1nateria res opuestos al concepto de "práctica teórica'' son renuentes a
prima determinada, . en un proc.fucto determinado, . transforma- . ~­ aceptar: que la ·práctica no es el- único criterio de .verdad.
ción efectuada por un trabajo humano determinado, utilizando
medios (de 'producción') determinados". La .,práctica teórica"
caería bajo esta definición general porque "trabaja sobre una Motivos para conocer
materia prima (representaciones, conceptos, hecl1os). . . y pro-
duce sus propios productos: conocimientos'' (p. 168). Pero el Dijimos en el capítulo 5: toda creencia es motivada. A su ex-
. ·,
··~· concepto de "prZ.!:tica teórica" es insostenible; el mismo Al- plicación por razones cabe añadir los motivos q~e inducen a
aceptar ciertas razones frente a otras, a olvidar o exi~ir funda:
>

thusser llegó a desdecirse de él (1974).


En primer lugar, no pasa de ser una vaga analogía, por la mentos, a proseguir o detener el proceso de raz~namtento. .As1
que se transfieren al proceso de conocimiento las características como hay motivos para creer debe haberlos también para cono-
de una producción material. Entender las "representaciones" y cer. Deseamos conocer para lograr los más distintos objetivos.
"conceptos" como materia dada y los "conocimientos" como En realidad, para cualquier fin que nos propongarrtos alcanzar,
objetos acabados, son sendas metáforas que no ayudan a com- tenemos necesidad de saber cuáles son los medios 1ue conduz-
prender, antes biei\ confunden. ¿Cómo concebir el saber -esta- can a él. No podemos proponernos una acción sin buscar, al
do disposicional de un sujeto- a modo de un objeto. snateriaL mismo tiempo ese conocimiento. Esto es válido para la, ~ás
producido? ¿Y cuál es la "materia prima'' a partir · - de la cua~ insignificante acción cotidiana tanto como para los proposttos
se "produce''? ¿Percepciones? ¿Razones? ¿Otras creencias? Pero·.: m{ts complejos. Quiero saber el camino al teléfono próximo para
nada de eso puede concebirse fácilmente como sustancias ma-· comunicarme con alguien, deseo conocer a una persona para
teriales susceptibles de ser "transformadas". El concepto de tral)ar amistad con ella, anhelo saber medicina para por fin
"práctica teórica" invita a concebir los conceptos y las creen- ganar dinero; pero también: quisiera conocer las propiedades
cias como casi-cosas metidas en la mente, provistas de realidad l de las partículas subatómicas para dominar la materia y la ener-
sustantiva ... justo la manera .d e concebirlas del "idealismo", tal gía, desentrañar las leyes de la genética para llegar a controlar
como Marx lo caracterizó en La ideología alemana. la vida, barruntar lo que sucede después de la muerte para
Por otra parte, ¿en qué sentido podríamos llamar "práctica'' normar mejor tni existencia. Según el tipo de objetivo que nos
a una actividad privada, inobservable por otros sujetos, que propongamos y la circunstancia concreta que exija ntiestro
sólo acontece en la mente de quien conoce? El concepto de conocimiento, requeriremos de un grado mayor o menor de
"práctica teórica" elimina la distinción entre práctica y teoría. razones para fundarlo. Para saber dónde está el te~éfono nos
Como hace notar Sánchez Vázquez (1978, pp. 62-63; véase tam.. llasta la indicacié>n de un desconocido, para descubrtr las leyes
bién 1967, pp. 166-167): según Althusser "podemos afirmar que de la genética no podemos pasarnos de múltiples obser~aciones
todo proceso de transformación es práctico, tanto si se trata de y de complejas cadenas de razonamientos, fundad?s ~~~ur~~a­
un proceso objetivo, material, como si se tratara de un proceso mente. l . a mayor o menor profundidad en nuestra JUStiftcacton
puramente interno, subjetivo o ideal". Pero entonces podríamos depen(le de los fines prácticos que, en cada caso, dirijan nuestro
incluir en él toda actividad mental, y hablar de "práctica oní- conocimiento. El saber de un mismo objeto estará más o me-
rica, alucinatoria, mística, etc. A fuerza de generalizarse -con- nos fundado según el propósito que nos haya llevado a conocer.
cluye- el concepto de práctica pierde su operatividad". En l{ecordemos el ejemplo de los graneros (capítulo 7). Vemos
efecto, si admitiéramos "prácticas teóricas'', la tesis de que la construcciones en el campo ¿son auténticos graneros? Las ra-
práctica sea criterio de verdad carecería de importancia: cual.. zones que necesitamos para contestar esta pregunta serán mayo-
quier ope.ración mental subjetiva podría ser criterio de verdad. res si buscamos guarecernos de la lluvia que si sólo nos inte-
Debemos, por lo tanto, reducir el concepto de práctica a la resan como elementos del paisaje, y tnayores aún si nos pro-

4 •


260 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER
CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER 261

ponemos comprarlos. Igual en el contexto del discurso: en nuestra práctica el que requiere de la verdad de nuestras

una conversación . inf?~mal solemos c~ntent~rnos ~~n apresura- creencias. · : '
' ' .

das razpnes para JUStificar una creen~ta, exigimos , mayores fun- Pero no·:_s ólo eso. La · pura existencia -de~ mundo y ·de ·nu·e stra
damentos en .. una conferencia de divulgación sob~~ - .el mismo presencia · en· té} " par~ce . ·absurda, ~< mientras no·' ·logremos 'COffi·
tema y, e~ una _discusión científica, estamos obligados a sorne· pre~derla . ·mediante u~a 3trama conteptuai ·· ~que ~,le dé sentido:
t~:la a la m~~ rigurosa crítica. Los propósitos de·-'}a comunica- Para vivjf.,.' pa:t:a encoqt~ar un aco~!iódo 'i ~-u.na ; orientación rde
cton ~eterm1nan, en este caso, el grado de .-···funda~entación nuestra ,-~ida,': en el rri:un~~ rtec~sitamos~·~d~scubrir .u~·- sentido qll;e
requerido por el discurso. · , .. · alivie nu-e~·tra : angustia ante' la pura/ :· ihexpliéadá'/ :·existehcia. Ea
Sin embargo, por distintos que sean· los fines qu~ ' nos pro- comprensióñ·i la interpretáéión· 'y la·. e'xpli.caci!lri ~;del murido sób
pong~~os al conocer, debe l1aber en todos ellos un interés que operaciones que responden a la necesidad de conjurar· el sin~
los dtsttnga de los motivos que nos inducen a contentarnos con sentido ~on que se presenta la desnuda existencia· de las cosas.
creencias injustificadas. Aunque los intereses que nos llevan a · Ambos~ intereses, int~rés en ~l éxito de nuestra práctica e
interés ·· en ~ el sentido, 'nos· motivari - ~ · procurar ·que nuestros
conocer, .sean de lo más variado, dehe - l1aber en todos una . ca-
deseos personales no distorsionen el proceso de conocimien~o.
ractertsttca general por la que sean intereses en conocer y no
sólo en creer algo. ¿C~ál es el interés específico que nos mueve Los intereses que motivan el saber ·pueden coexistir con otros
a conocer y a no satisfacerlos con presunciones ··o conjeturas? deseos personales. Una persona puede querer saber, para des·
Habl~mos (capítulo 5) de los motivos que distorsionan la deli- cubrir un sentido a cier~os procesos del murido· y, a la vez,
beración . y llevan .~ error. Pero si hay motivos par~ intervenir para obtener fama, reconocimi.e nto o dinero. ' Estos deseos per-
en provecho propio, en el proceso de razonamiento debe ha~ sonales serán compatibles ·con ··e l saber si no ·. i.n terfieren en ·el
berlos también para darle libre curso. Debe l1aber u'u' interés e~{ razonamiento como motivos que lo distorsionen.
encontrar razones objetivas, .en dar con argumentos válidos, en: La actividad cognoscitiva puede emprenderse con el fin de
rechazar razones insuficientes, en comprobar nuestros asertos, lograr ventajas personales .o de grupo, pero para asegurar e~e
e? .sopesar con imparc~al.i~ad su fuerza probatoria, en no pre- logro tiene que evitar que el interés particular . distorsione el
ctpt;ar~o.s e~ nuestros JUICios, en no detener, en fin, el proceso
razonamiento e impida alcanzar la ·realidad. El -conocimiento
de Justtftcactón y continuar sin cejar nuestro cuestionamiento. 110 requiere de la supresión de los fines interesados· que lo mo-

El impulso de la razón para proseguir el camino sin fin del tivan, sino sólo de su no interferencia en el proceso de justifi-
análisis .y de la indagación racionales ha de tener sus motivos. cación. Si la deliberación se deja forzar por ellos, caerá con
Si hay motivos para errar ·tiene que haberlos también para sa- facilidad en la precipitación por llegar cuanto antes, sin jus-
ber: Fre~te a los intereses particulares que pueden torcer la tificación suficiente, a las conclusiones deseadas; o sucumbirá
deliberación en favor del individuo ¿no habrá también un · a la prevención, dando por fundados prejuicios injustificados.
interés general en alcanzar la verdad? Tomemos un ejemplo. Fray Bernardino de Sahagún desea co-
Pero ¿qué querría decir "interés en la verdad"? No podría- nocer la cultura de los antiguos indios, con un propósito con-
mos entender por ell~ interés en la existencia de algo, sino creto: encontrar la m·e jor manera de enseñarles la Buena Nueva.
en q~e nuestras. creencias corr~spondan a la realidad. ¿Por qué Ese propósito sirve un interés particular de los colonizadores
tendr1amos. ese Interés? En prtmer lugar, porque sólo si nues- en la conversión de los indios. Pero ·para cumplir con su pro-
tras creencias corresponden a la realidad, nos orientan en el pósito, requiere que sus descripciones sean objetivas. Por ello,
mun~o de tal modo que nuestra acción es exitosa, esto es, nos gran parte de su obra está dedicada a hacer hablar a los pro-
~ios in.di~s, a t~atar de entenderlos, a revivir sus propios valores,
permiten a!canzar los fi~es que nos proponemos. Porque nues-
tras creencias. no son aJenas a la vida, sino que guían todas sin deJar que Interfiera, en la presentación de su cultura, la
nuestras relaciones con el mundo, es menester que estén ade- personal aversión del misionero hacia sus prácticas religiosas.
cuadas a la realidad y no di.st<?rsionadas por nuestros propios Sus juicios suministran un conocimiento seguro sobre la cultura
deseos. No es la contemplación del mundo sino el éxito en indígena, en la medida en que su justificación no es distorsio-

.'


262 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER · .CONOCIMIENTO y· PRÁCTICA. MOTIVOS PARA ·coNOCER 26S
. .. ' • ... ' • ; • • r •

na~a. por el fin personal del autor y, en esa medi~a, . gar~ntiza .·.•.·• "contemplativa·•• .literalmente: · la "dedicada a la teoda" •(3s·
el mejor logro .de es.e fin. El interés _particul~.r e~ . et;_. ~~P.9c­ ropr¡,;tx1}). :La fil6Soff~ b~sc.a. ~~ .. t~oría ;po,r '.e.l solo pla~er_.mte­
trin~,~~en.to · d_~l " j~~lio.;:. Pu.~~e cu~p~i~s~.: só!P .~i, ·~~~ -~ .i.P~~$"~ig~J~~pn léctual'· de peDSa.i;"'éste ·es e! ~~m~y~r. g~~e ·;<¡~~:.~u~de ~ogr~r.s~. ~ás .
~.~ .,_·~·~~,·.···¡· d. ·t ~··;.. -~·~·.$:Ja :· -cóntemp
s~~ · d:ej~ . .~gu~a.F-, pox:. . .el i:( ~P.·!~t;~~ -ge,~~;f:aJ,, ·t~~ -: Jt\.~:~~~~~~4~~f~~~q~·: q~~h~9. ...aun, e 1s rute en . _-·-·· . . . '. 'JaC1Óh
·r·
. .. .. ·Uel, ·... , .· , · ya
s aber ,,,,·-~ .
adq~Irtdp ,e,s
~~~ ~:~ :~ ~ ·· ~ 'f ,.. .•. .:. .. . . _

~H~~P9.' ~q ,q~ra p;lr!,~, :.~,~ - ~.!-J l.9~t'h.~··.S~~~-gp~·j·,q~ja~'}l~~¡. S¡\1~~·. \f.p~~~ ·. ~·';"''''·· · ~- ~ ···~1·~>(1' 1 -~!s:·~*i\?/-\>:\!~ . " ecución/~·:{117-7a ., \1~5?.20)'."·'-+Por ello; ·I;¡ . actt..
t ..
-superior ~ e su pros_ .... ·,~. :·..... , .-, .. ;:• d.',.' ,;,;·,}· .•,~-,. . . ,.~r.···tt· ·.:·,¡~·-:-..e:· )'~·=l. ~--;·.. 'l a
j~i~~?s ...pe~:so~al~~-_¡ t~IPp.~~<;~J\ t_·. ~t ·. t~~~i11\9PJR,~:;·~~~ ·. 1~-~·:·>·~l~~~~~Q~~~~{.J~ · ritemp· 1tti~a :·:·(''teóri~ea:~'.)·\{ti.a · a t1~Qe ·-~· que · :ver -· co~~-:·
.· ·.s· v1•.d. a'd co . . . . . , .. . . . . . . .. . ~-. ..•. •... ; ,
~~l~_gJ~P ~~~te~.é!.: ;co:Rf.;~ ~pa< J~~ . gr.~t,e~~~'l.;!~ªP~Jes~.-~·-~~~W9,;-r.h~~¡~Jl~-~a. .· ' "A'·[ · ·•. ~ ;~~ J~~-¡ ···,·: . Hfior,~·tiene\ ::hífig\\tr:~~iotro:~.J.:fin · fúera: · · ae i ·¡ si :~ mts~~
f.
pr CtlC~, rues . ' 1' . . .~ L · ..., ,..::,
. .. .. ~t ·"e •'' .•.,., . . h'·"·¡ ·····ca
~-l,.,..,. ,·,, ·~:f.'l ~:'¡_'' ~1.-:. ...

~~- · ~~(t~n~,~~· ~~J~~f~§_,_.:, l~:_jn~rpm~_si.ó.n</!i~l · iJ»Ar~.~;. ,p~~§pxi:~l~· ·~.(1/ el . • _·,_ :hil'i'it> k~20)~~\~Est·a;~1ae.·:~ra. o~idts~~I~/f. ~-. ~
~lQsbffa. >~ oc~.~ae~!a -.~· ~~an.
l . :\ ..,.·.;• .c.,~~¡ {ó . ' ~
~~ ·:~~~
u ' ,. ' . '.:.J •
. ~ú:- · · ' ... • • ·: 1 ,. s'·;, · ~;Sólo9;:eil~l(fl~~~enaiimtenro !·~mpez · a' ·. ponerse 'en uts·
' ••\ , \ ' .... - • • .• ' :-. ,. <.. ' ' r.- y > .. • b ) i

.P~?.c~~9 ~~ j\l~~~fj~~-~~Q~, .i_~piqe . etr- cQ~Q~i~j~Jl~P . ~y, .~~ 4a, rY.~~, ~-~ll- ·.· . ~'H
.· e os stg os. . ' 'i' ~- - ' ·,~.J.. '· • .,. r.: • •.. '1.
<. ' .••..•. ' ' ' < ·'·. t

t.o rprece el logro ~el · -f~n propu~sto~ . . . . .- ~ , ~ . ·. - ~ '¡ .·, • . _., • . • • •. .c\l'sión Ía· ·separacioil '.\taj~tite>' eliire:t~:.!~f .i~-~~~vi~ad.''t'·~e';'~l~a,,· y . a
.A~i, aunque los fin~s personales q~.e . per~igamos _cQ~ ,el ~·.(onP-:­ •. 'rae ti ca. : ' ·' ·. : .;.; .- . ' .. . . .. .;. :··· .. ,... ' ;" . . ...
. .. .
\~"
.
~ ~
. .
·~
. . . . ...... ' J.· ....:. ..:
~-'
·... . . . .~ . #· l. ~ '

>;
~ .

-- ' •
~
• ' .
~ • ••

• .' •
• ~

• •·•

• • '• ~
• .

:• • •

cimiento sean varia.d.os, el interés eri . al~anzar la realidad· .-:tal ~,~. ,·.,. g La concepd(')ri ÍltiSto~élka 'd~f ~~~~óéi~j~tlto' ex~r~~ .u,n: id~~~
como\ sea ·con i~qep.endeilcia de esos . filie~; es 'c omÓn, .·a tQdos .• . · de vida, peTo 90 respo';l~~ a 1~· re~~~~~1d;.,.pe_.hecho~ - ~~}~, ~c~tVl·
ellos, porque sólo asf. cpqdemos tener 1~ ~eguridad 4~ ' lograrlos. .· dác.l concreta ·del · conoc•mtento, es"_ ltp.p_~s~_Dle sep~ra~ .u~,a . ~.._c:t~tud
,
Sólo el interés por cons~guir eficacia para . nuestras : ~ociqne~,. y ..... .~.·- é'oiltemplatiVa ·de una .~Ctividad dh~i~ida:~~-' fi~es; pr~~tico~.' 1\un-
encontrar sentido:. a .. la; ~ida, pued~ ~xpJica.r el ,,co.nociJll.iei,lto. . :.qüe el ConOcimiehtO DOs proCure uilJ>lac~r smgular; es :dud~o
¿Qué otros intereses .pod.r ian . incitarnos .a .fund~r J)Uestr;;¡s creen.. .que busqueñi~s ése. pla~er por .sf ·. ~-~sm'? ;; ~· ·al•. me.nos•. qu~ . po:
cias. en razones obj~~iy~s, a rechazar .. il.~~jones· o , prej~i~ios .q ue · Oamos desligarlo de :otros deseos; ~n .~fe~to:. ste~pre ~~~. P~~n
nos satisfacen, ~ nQ co_n tentarnos col) ·argumentos ~uestion~b!es:· ·.· e·a mos 'la· ~éie'sidad ·de · ·conocer, ,para_· real~za~ · ~~n_es_ · co~c~etos,
y a proseguir ind~(i~~damente la. investigación· y la ·. Justifica-\ '"".,... 'ligados · a nUiStnis · ilece$i~ades ~it~.t.es~ y es~s fmes ·s:oll dt,stmtos
ción racionales? S.ó lo aquel interés ~-n la r_eali~ad y ten .el sen~ ;; r~r~~~:~_' ·. al conocer mismo. : Aun en las formas más alt~s de _en~r~ga ~1 .
tido, tendría la. fu~rza sufic;iente para ... co,ntrar_resta~ .la 1~p~yi­ ,~-,,. .,.~: ..conocimiento; en la ·ciencia· p'u ra - y ·en -· la · filosofía~ · :es :; ~tscutl-
dual tendencia a la "precipitación" y la ."prevención.., y para. ;, ble si pudiera a'islár~ un i~teré$. por· la d~ncia misma. 3;1en~ ·-~
buscar el saber, aun cuando pudiera ir .en contra de deseos 1-.:Cf•.t~_.~·*··' cualquier otró. Si bten el ctentff1co y el úlósofo puede~ onen
personales inmediatos. 1
.
. ·• • · .· .#lfSe por un iQ.terés que · rebase m.u,c~os de sus. parttcul.ares
. .' Ctleseos, es dudoso que pueda~ presc1ndtr de todo 1~terés _ aJeno
;~t~·~•~.•. . '·a ·la ciencia niisma. ¿Puede darse ~caso _u n. d~seo ~ de sab~r: des- .
Aristóteles y el saber por el saber__ . ' ' ' · ·• ·¡· · do de cualqUier Otro ·. interés · en · la reahzactó~ ~e ctertos
• •.. alores,' como el ' dominio de la naturaleza, la . obt~nctón_ de la
~

'

La concepción ~nterior .d ifiere .de 1~ id.~a . ~ntig~a _9el c~noci- · .·.·.• felicidad, el perfeccionamiento del hombre. el logro de la sal-
miento como una~ ac~ividad desinteresada, cuya más alta e~pre­ ~"'··P·'·.
•, ?
vac1on
sión es ajena a 'todo fin práctico. Aris~ót~~es
.
1~ expresó _cQn el .
~-¡"~~· • · Pero hay un argumento decisivo: si se buscara .el saber por
mayor vigor. La Metafísica empieza con estas palabras:- ~'To~os • :el simple placer de la. co.ntemplacióri. no habrí~ nmg~ma. razón
lqs hombres por naturaleza desean saber (El~Evat)" (980~). ~1 •. ·para preferir el conoCimiento v~rdadero _a la stmple ll~lSlón de
saber procura un placer especifico que buscamos por él mismo, ..~ ·· conocer. Un talante contemplatiVO goza Igual con ~as tmágen:s
al igual que -según Aristóteles- deseamos ver por el mero . ;' . ·. de la fantasía que con la representa~ión de la reahdad. El diS·
placer de la vista. La más alta de las ciencias es la que se ,: · frute de la pura teorfa podría ser Incluso mayor en la com-
persigue por sí misma, "por amor del propio saber", con inde- . · 1, prensión de estructuras senci~las. bellas pero falsas, que en
pendencia de cualquier resultado (982a, 15). .La filosofía es "la . ·. ~, · otras, verdaderas pero complejas y apstrusas. ¿P~r qu_é en ton-
más libre de las ciencias'' por ser desinteresada, pues "no la .. ·. ·Ces preferir las segundas? ¿Por qué anteponer~ .en ~eneral, el
buscamos por obtener ningún otro beneficio (982b, 24). En ·. , placer de la conteinplación de lo real a la vlSlón mtele~t?al
la Ética a Nicómaco sostiene que la actividad más alta es la ~ .. _ .de lo ficticio, si lo único deseado fuera el ~ goce de .una. vtstón -·- ,._~:-
.-

• 1


,
264 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER CONOCIMIENTO Y PRACTICA. MOTIVOS PARA CONOCER 265

intelect~al? Sólo las exigencias de la .a cción obligan a prefe 4


en la acción y dotarla de · sentido. Si su adquisición puede
rir .lo real a lo_ imaginario. Conocer la .realidad permite reali- servir a C\talquiera, con independencia de los fines particulares
zar otros f~nes, gozar de . la ~l~sió~,. no., Sólo al pla.n.t e.a rme obje~ que condujerQn a él, .es .de t interés para todo miembro .d e . la.

~ivos .distint~~- al goce ~nt~lectu~l~ se· plantea la ne'cesidad .. de e~ pec1e. _ ::. . .. >.. _. . , . \
- di~ting~Jir, entre las situacion~s -qu~ puedo . gozo~am~nt~ co~tem- En· efectÓ, .el int~rés en conocer la· realida9, para asegurar
plar, las verdaderas .de la~ ilusorias.
1 • .. ... • •
·~ : . . . . ..
~
.·. -éxito en .. l~ a(:_~ió~ y .des~_ubrir. el sentido del mu~do, . es común
.-;~Q~ ptra p~rt~.' ni la bítsq~ed~ qi el , l_~gro ~ 4e ·13: :verd_~d ~~n a1 todo ente pensante. · E~l:· <;9l.ltt.:apqsicióp. a l .los .- :intereses par~.
s.~etp.pre . .p.Iac~_nt~ros. A .·~~~~do · la ~ per~eg~ixp9s ~ontrariando ti~ulares, . indivi~uale~ , 9:~.Q~, g~upo, .,seríé:l, éste un·-;interés. general.
nues~ro g<;>ce, . aun . nuestra. feliF~dad . .Porque la. verdad puede Mientras aquéllos var~a~·-: :<l:e -~n ·~ il).dividuo·: o Uit grupo a otro
frustrar nuestro~ deseos más·. profundos; la cruda realidad, des- y entran en conflicto ~n-tre sí, el interés en la. realidad es
trozar nuestras fantasías. La aceptación de la realidad arri~sga exigido para _la superviv~néia de cualquier l1ombre. Mientras los
de.s bancar la trama de convi~ciones falsas que nos pr.otegen; el .. ;~~Ji;~ intereses particulares . buscan satisfacer necesidades que sólo afec-
enfrentamiento con ella puede arrojarnos en la angustia y en tan a un individuo o a ..un grupo, l1al)r{a un interés de la es-
la inseguridad. Poner al descubierto nuestra fragilid.a d y nuestra pecie, tnéis aún, de cualquier especie, que busca lo conveniente
ignorancia es la otra cara del encuentro con la verdad, y e.~e p~ra la especie. en cuanto tal, o sea, lo que requiere cualquier
rostro no deja de ser ingrato. La búsqueda de la verd_a d exige el individuo en cuanto miembro de esa _especie. Los intereses par-
valor de luchar contra . nuest!OS deseos personalesllf ~por distorsio- ticulares ptteqen cumplir una función en la supervivencia del
narla. La contemplación del saber logrado es, a menudo, .el individuo o del grupo frente a los demás individ!JoS o grupos,
paso final de un proceso de des~ncanto y d~sgarramiento i'n- :' el interés general es ill,dispensabl~ para la supervivencia (le la
teriores que sólo causan sufrimiento. Frente a Aristóteles, Freud \ especie misma. En la especie humana, el conocimiento cum:-.
tendría razón: aceptar la realidad implica aprender a renun- ;· pie tnuchas de las fun:cion~s adscritas en otras al instinto; pues
ciar a la satisfacción inmediata del principio del placer. ¿Por no podría subsistir si nu~stras . disposi.ciones a actuar no estu-
qué hacerlo entonces? Sólo cabe una respuesta: pese a todo, vieran orie~tadas por la realidad. Los interes~s y deseos particu-
sólo su adecuación a la realidad permite darle a nuestras vidas ( lares tienden una trampa al individuo: sacrifican el éxito real
una orientación y un sentido que no habrán de frustrarse a la <lel con1portamiento a la satisfacción inmediata del deseo. En
postre; sólo la verdad asegura el cumplimiento de nuestros ob- conceptos de Freud, mientras los intereses particulares obedecen
jetivos a largo plazo. El conocimiento obliga a rectificar nues- al principio del placer,· el interés general responde al principio
tros fines para aceptar los que sean realizabl~s; permite así que de la realidad. El conflicto entre el interés general y los inte-
nuestra vida s~ realice y que no sea vana la acción que trace- l·eses · ¡larticula~es se expresa en el choque entre el deseo de saber
mos en el mundo. y el de creer lo que deseamos.
El carácter desinteresado de la ciencia es pues un mito. Todo
. conocimiento obedece a un deseo. La concepción antigua de
Intereses particulares e interés general la ciencia como una actividad desinteresada, semejante en ello
a la actitud estética, y la idea positivista de la ciencia como
Cualquiera que sea el fin particular que nos lleve a conocer, al un ejercicio "neutro" frente a la postulación de fines y valo-
lograr un conocimiento garantizamos la verdad de nuestra creen- res difieren en muchos puntos; coinciden, en cambio, en ver el
cia y, por lo tanto, el C:tcierto de cualquier acción dirigida por conocimiento científico como una actividad desinteresada. Pero
ella, pretenda o no los mismos fines que nos llevaron a ese co- la ciencia, como todo conocimiento, responde a intereses con-
nocimiento. El conocimi~nto adquirido por lograr un propósito, cretos que varían en cada caso; además, por distintos que sean
sirve también a los fin~s de cualqui~r otra persona que lo posea. esos intereses particulares, responde a un interés general presen-
En ese sentido, todo · conocimiento satisface, además ael deseo te en todos ellos. Ese interés; no por ser general (en el senti-
particular que condujo. a .él, un interés común
~ -
en lograr acierto do de benéfico para la especie) deja de ser profundamente per-

4 •


266 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA ' CONOCER 267

sonal, ni de estar ligado a las necesidades de nuestra vida prác- tas' o no". Otros autores 3 han postulado un ·impulso espe-
tica. Es la urgencia ele vivir una vida realizada y con sentido cífic~ hacia una complejidad · crecieQte, que busca lo inestle-
la que 11os mueve a saber. Nuestra ~elación concreta y activa '"'"'"'·-· rado, lo novedoso. y se satisface en la -exploración, la búsqueda
con el mundo y no su visión contemplativa es la que nos·: exi- y~ el ~ juego~~ .Las actitudes de; curiosidad, invención. e indagación,
ge conocer. ··.'~~~stra necesidac~ de :realizar · nuestros ·fines y .. los des~os ~ d~~~jnnov.aciones ·que enriquezcan~ . .Ja ~ .v ida·. . responde-
valores, y ~- ~o~_ el ·desprendimient~ · de'·· ellos, ¡' es la(. que· no~'· imp'ul-· ·. rfan a un impulso semejante . .N uestro: .;afárl ·...por~& explot~ar· _, sitl ·
sa 'tanto ·a\ tá,·rci~"il;CÍá como . a :: la':'sabidtir.fa~ ·~~~. s·t-,·,-~·.r.• ~ ·: :·.:¡!·::~: ~· .. :~~ ...~:~ ... . ce~ar el un_iyerso~ por desentrañar .s~s -s~cretos, a costa attn de
) Las tres :,."fotfu~~ . ·ele~:·· ex ~lic~r : :üijt{'. é~~eiicia~-,~(pro~- \raz<>rlé's,'.-,~~pot ·. los mayores. esfuerzos, n'u estra · óbsesió~ por inventar objetos,
nlotivos, ·por antecedentes) ~·pueden c•\ap1icarse-' .t'a fubiélf al ¡ cono~ · artefacto_s, estructuras, nuestr~ ansiedad por descifrar enigmas·,
cin1iento. Asf como los motivos· ·para(· errar pueden explicarse resolver problemas, aclarar misterios, serian manifestaciones de
por un examen de la situación social, lo mismo sucedería con un impulso tendiente a acrecentar cada vez más el dominio de
los n1otivos para saber. No sólo es legítima una sociología del '
la realidad por nuestra especie.
error, tan1bién del conocimiento. Porque la ciencia y la sabi- Michael Polanyi (1962, pp. 96-100) describe una "pasión in-
duría están motivadas en deseos ligados- a la vida práctica, no telectual'', una "tensión" por ~onocer, que se encontraría prefi-
son fenón1enos al margen de los fines .-·s·o ciales que se· plantean gurada en las especies inferiores: "El origen de esta tensión in-
an1plias con1unidades ltumanas. El estüdio de los antecedentes telectual.;. debe residir en un principio activo. Proviene de
y de las funciones sociales del conocimiento puede . arrojar luz hecho de nuestro estado de sensibilidad y de ·alerta, tal como
en el conflicto qtte opone los intereses particulares~ ·de ·g rupo_. se manifiesta yá en los animales inferiores, en movitnientos
o de clase, al interés general en la supetvivenc~á· y ~n el~ . exploratorios e impulsos apetitivos, y en niyeles algo más avan-
perfeccionamiento~ de la especie. · · . . · · · · ~: zados en los poderes de la percepción. . . Éstos son los prototi-
La explicación de los motivos para conocer, por medio de pos primordiales de .demandas superiores, de orden intelectual,
categorías sociales, no elimina su comprensión por ,impulsos psi- que buscan satisfacción en la prosecución de un conocimiento
cológicos, pues conocemos impelidos por el deseo. Altora bien, articulado y lo acreditan por su propio asentimiento.'' Estas ideas
la mayoría de los psicólogos, de distintas corrientes, han con- ¡vendrían a dar cierta razón, después de todo, a Aristóteles. Ha-
cebido el deseo en un sentido "negativo", como tend~ncia a bría quizás un placer específico resultante de la satisfacción de
reducir el displace~, a eliminar el ~xceso de tensión ca:usado una pulsión activa por conocer; esa satisfacción sería una señal
psicológica del conocimiento. ¿No se anuncia acaso la solucié>n
JlOr los estímulos. Con todo, algttnQs aut.óres se han .visto ~n la
de un problema por la satisfacción que · nos produce esa solu-
necesidad de admitir una pulsión .,positiva", dirigida, ya no. a
ción? Sin embargo, el impulso por _con~cer, lejos de ser desin-
la simple eliminación de un estado de tensión, sino al logro
teresado y bastarse a si mismo, está guiado por un interés:
de un estado nuevo de mayor complejidad y perfección. Hace
aumentar nuestro control sobre el medio; tendría, así, una fun-
ya tiempo, en fortna especulativa, Bertrand Russell sostenía
ción biológica: la adaptación de la especie y su gradual per-
que los impulsos creativos, los que tienden a la realización de
feccionamiento. Habría un impulso activo por conocer porque
sí mismo y de los demás están conectados por "cierto principio
así se garantiza la realización de acciones de la especie, cada
de crecimiento, por ttna urgencia instintiva que los conduce
vez más eficaces, y el placer resultante de la satisfaccibr1 de
en cierta dirección, como los árboles en busca de la luz" (1916,
ese impulso no puede di.s tinguirse del placer por lograr 11n do·
p. 24). Pues bien, esa idea coincidiría con algunos plantea-
minio creciente del entorno.
ntientos en psicología.
La concepción del conocimiento como un proceso interesado~
Al lado del impulso por reducir la tensión causada por la
ligado a fines prácticos, motivado por deseos y condicionado
''disonancia'' entre las creencias, que explicaría la consistencia
cognitiva, podría encontrarse, según Festinger (1954, p. 118), 3
Citados por lJV. J. McGuire (1966, p. 37); cfr. ta1nbién R. Pctcrs.
"un itnpulso para determinar si nttestras opiniones son 'corree- (1958, pp. 132-134).

' ••


268 CONOCIMIENTO Y PRÁCTICA. MOTIVOS PARA CONOCER

por situaciones sociales, introduce la voluntad en él. . No es; 12. HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA
posible estudiar los conceptos epistémicos en concreto, sin re-
ferencia al obrar intencional de los l1ombres
. en sociedad. Des- •
..
en1bocan1os, así, al último· tema de este trabajo: la relación de • '

los conceptos epistémicos . con. el mundo . que ·regttla nuestras· 4


1



· " .. o . .'. . .- .
acciones intencionales, el mundo del deber ser; 1
••
' ..• • t ~ ... ..

.. r • 1

.. .. .. Términos epistémicos y términos ·evaluativos · .·\· ·

Hemos llegado a una concepción de la creencia y del co~<!~i­


miento como disposicion.es que cumplen una función en la prác-
.' tica, tanto individual como soc.ial. Por abstracción pueden sepa-
rarse de los fines elegidos, pero en concreto nuestras cree~cia~

• .
_,
::~:Ta~~~~~~~<:J-·~~~~~i~~~i:~~i·- ~ia?'a~Í~ñ~~[!~~ ~;s~
1
empeñan en la vida concreta creencias y conocimientos, , tendrá
que. encontrarse con una teoría de los preceptos que regttlan
nuestras acciones conforme a fines. De allí que la epistemolo. .
gía tenga una relación estrecha con la ética. Tratemos de pre-
cisarla. ,.
..
' i
' En el discurso ordinario, antes de cualquier análisis, so-
lemos _aplicar predicados de deber ser a términos epistémicos.
En primer lugar, parecería exis.tir un deber con respecto a la
verdad. ¿No habría una obligación de aceptar las creencias ver-
daderas, de rechazar las falsas y de no dar por segura una
opinión injustificada? Se supone que la verdad es un bien y,
• •
por lo tanto, debe seguirse. Ese deber no sería sólo individual,
podríamos generalizarlo. ¿Acaso no tendríamos la obligación
de procurar que todos accedieran a la verdad? Lo cual im-
plicaría el deber de compartir nuestros conocimientos y de
ayudar a los demás a alcanzarlos.
A este deber cabría añadir el de la tolerancia, esto es, el
de respetar las creencias ajenas aunque no las compartamos. Es-
tos dos deberes podrían entrat en aparente conflicto. La obliga-
ción de procurar para los demás el conocimiento podría indu-
cir a forzar al otro a que abandone el error en que se encuentra
y abrace nuestra verdad; podría chocar entonces con la obliga-
ción de respetar las creencias ajenas. A la inversa, la tolerancia
hacia las creencias de los demás podría inhibir nuestra obliga-
ción de educarlos en la verdad e impedir ayudarlos a superar
su ignorancia. E! deber de procurar la verdad para todos no
debería, sin embargo, eliminar el de tolerancia. Ambos deberes ·

[269] ••


270 HACIA UNA ÉTICA DE I.A CREENCIA HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 271

están }lresentes en toda situación de comunicación de creencias nal de "saber!', con un importante cambio: las co~diciones ne·
y conocin1ientos. La educaéión, el adoctrinamiento, los pro- cesarias y:suficientes para saber que .p serían: 1] la verdacl de _p;
cesos de aculturaci<)n de pueblo_s enteros~ plantean problemas 2] estar segu"r o de que p," y 3]· ·~tener derecho. a estar seguró_de
éticos en la transmisión de conocimientos. ·Las comunidades más que p"·. ¿Cuál~ es .la diferenciar...;....pregunta~ ~ entre q uietr~ cree con->
atrasadas .tet~drian 'el deber <:1~ ' ·ac;ceclet a ' co~'oc1inientos supe- verdad ,.~tuálnserá J· ~1 ··pró~jmo·~. ·número premiaflo ~én .Ja loterí-a .; r,
riores y, a la \rez, el dereclto a que s·e ;respeten sus personales quien 110 sabe?: La ' diferenci.~ t\}llO '·esttiba··· efi n inguná ' éaracterís~
1

tita' >de·, la; ·pérson·a,·,i~':'sus·- . ' protediniiéntos··t-.y-~ · s·u ·' esta9o <~ mer1tal,
1
ntodos de pensan1iento. •¿•fla~t~~~·' q;\1~, ·· P\JDtQ/!t~ndrja_mos d,er~cho
a presionar a los demás para que alcancen lo que nosotros con- c'i.Iartdo·i.,se ·.dice:t <fue·>·sabe ~-lo q.ue··::va:;'a ~,:~pasar; ·p ueden ser · e-xacta~
i
1

sideramos verdadero? Sólo en el marco de una . ética de las m'e nte ·,· los ;mismos 'que . cuándo' ·s'é . dice que sólo está tratando
creencias puede }llantearse ese problemd.. . .. , de adivinar. ' La d~ferencia es que decir que sabe es concederle
La relación entre creencias y deberes aparece también en el derech·o ·de estar seguro" (p. 33)~- La formulación de Ayer
otro contexto. Se acepta generalmente un deber de que nues- trata de dar cuenta de una intuición certera. Vin1os cómo el
tras acciones (incluyendo las verbales) sean congruentes Ct?D saber se acompaña de ·una garantía ·d e verdad; si sé, puedo
nuestras creencias: obligación de ser ver~ces y de evitar el mostrar ~'credenciales'' que acreditan mi saber; luego, tengo
engaño. En algunas n1orales s~ presenta, además, el deber~'... de cierto "derecho'' a sostener esa verdad. Ayer prese11ta ese dere·
creer, en principio, lo que el .o tro dice y, el corre~pondiente de- cho en lugar de la condición de justificación objetiva; pero, en
recho a s~r creído por él. Encontramos d~bere~ . . ~specí~ico~ de . realidad, :·es .·consecuencia de ella: ,sólo 'porq·u e tengo ' razones
ese género en sistetnas morales .tradicionale.s: deb€ríamos creer en objetivas·cpara· sostener que ·p, estoy en l'!ni derecho a sostenerla.
las enseñanzas de los padres, de los maestros; deberíamos prestar_. ~
El problema -sería en qué senti(lo debemos totnar ·el término
crédito a los atnigos cercanos, a los hombres de honor, a las "derecho". "¿Expresa un concepto ético? ¿Se refiere a un deber
personas que amamos; deslealtad sería no hacerlo. Deberíamos ser o es simplemente otra man_e rá de expresar que mi creencia
creer, sobre todo, en la palabra de quien no puede, por su está racionalmente justificada? , Parece más bien lo segundo.
n1isn1a naturaleza, engañarnos. En mucl1as religiones, la fe en En efecto, introducir un término ético en la definición misma
Dios y en la doctrina revelada es considerada el deber supremo, de "saber" ·-como pretende Ayer- se enfrenta a dos dificul-
y el <lescreído es visto como un ''necio", cuya dureza de corazón tades decisivas:
an1erita conclena. 1] Si el ¡·' derecho a estar seguro'' forma parte de la definició:n
'
La relación entre creencias y deberes . cobra u~a importancia '

de conocimiento, se descartan como analiticarnente imposibles


.

especial en : nuestros días, cuando la fuerza omnipresente de las casos en qu~ , se ~iera un derecho ·a. estar seguro sin saber y vi-
ideologías se introduce en nuestras mentes para manipular nues- ceversa. Sin embargo, esos casos son, por ló menos, concebibles
tras creencias e imponernos lo que ellas ¡)resentan como útil
sin contradicción; aunque fueran falsos. Pensemos, por ejemplo,
o verdadero. El (lerecho a la prosecución personal y libre de
en un creyente que juzgara "tener derecho a estar seguro de
la verdad, el rechazo a la imposición de creencias ajenas, los
algún dogma de su fe" (más aún, según su religión tenclría el
deberes corres¡)ondientes de justificación y comunicación racio-
nales de las creencias cobran, ahora, una nueva vigencia. Las deber de estar seguro de él), supongamos además que lo q1:1e
viejas virtudes de autonomía racional, de veracida(l y de tole- .. cree resultara verdadero; se daría entonces un caso en que se
rancia vuelve11 a requerirse con urgencia. cumplen las tres condiciones que señala .Ayer para el saber: el
Pero la relación entre conceptos epistémicos y conceptos éticos
·- sujeto cree en algo verdad~ro y tiene "el derecho a estar se-
es oscura. Varios autores la han abordado sin lograr esclarecer- guro"; por definición, tendríamos que .aceptar que el creyente
la. Una prim.e ra prop:uesta para aclararla sería buscar los con- sabe y no sólo que cree, lo cual nadie estaría dispuesto a admi-
ceptos éticos en el significado mismo de conceptos epistémicos. tir. R. Chisholm (1966, p. 12) ya había señalado este punto:
Dos variantes de este enfoque se encuentran en Ayer y en Chis- en el análisis de Ayer, bastaría convertir el asentimiento a una
ltolm. A. J. Ayer (1 956, pp. 31 ss.) sigue el análisis tradicio- opinión verdadera en un derecho o en un deber, para que esa
••


272 HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 273
opinión se convirtiera, por definición, en saber, aunque no En ningún sentido parece, pues, que ''estar seguro'' tuviera
estuviera suficientemente justificada; lo cual es absurdo. las condiciones que permitieran aplicarle predicados que sólo
2] Los términos éticos "deber", "derecho" sólo pueden apli- pueden atribuirse, con sentido, a accione~ voluntarias. No se
·-=· carse, con sentido, a acciones voluntarias. Sólo podemos obli. .. .~r, ..... / .descarta, en - ~ambio, que enos predicados-. ~.pudieran aplican~~ . a:~::
garnos a aquello que esté en nuestro poder ejecutar; sólo tiene los ~ctos en que · la ·voluntad tiene una relación cori el proce..
sentido hablar de "derecl1os,. respecto de acciones intencio- so de creer; La voluntad, dijimos, puede intervenir antes · ·a des-
nales. ¿Es "estar seguro" una acción semejante? En el capítulo ( pués de la adopción de ·una · creencia: antes, en el proceso de
5 dimos una respuesta negativa a esa pregunta. Si "estar se- deliberación y justificación que condu·ce a ella; después~· ·en la
guro'' se refiere a la certeza, depende con necesidad de la justi- ejecución de las acciones orientadas· por el!a. Por lo tanto, otrá
ficación que tengamos. Nuestra certeza es proporcional a la posib:lidad .d e aplicar términos evaluativos a las creencias ~e­
fuerza de las razon·es consideradas. Nadie puede obligarse a ría incluirlos en la definición ya no de "saber"', sino de "justi-
tener certeza sin razones o viceversa. Si "estar seguro" se refiere, ficación". Es lo que intentó Roderick Chisholm en su Perceiv-
en cambio, a un sentimiento, más o menos vago, de confianza ing (1957).
o seguridad interior, que puede acompañar a algunas creencias, Chisl1olm observó con .acierto que -muchos términos episté..

se suscitan otras dificultades. Prescindamos incluso de la ma- ; micos como "adecuado", "aceptable", "razonable", "probable",
yor de ellas: la ocurrencia de un sentimiento int~!ior no puede etc., son usados "al apreciar el valor epistémico o cognitivo de
ser condición para definir el conocimiento. Aun así, queda otro las proposiciones". Los enunciados acerca de ·conocimientos o
problema: al menos es discutible su carácter intencional y vo-:· de creencias no serían meramente descriptivos, también- expre-
luntario. ¿Está en nuestro poder suscitar o rechazar un senti-. _. saría_n una evaluación (appraisal) (p. 4). Estableció así una
tniento? ¿Podríamos hablar, por ejemplo, de nuestro "dere·~) analogía entre teoría del con·o cimientd y· ética: características
cho" a sentir tristeza o de nuestro "deber" de estar confiados? de ~nunciados éticos son aplicables también a enttnciados epis-
Tal ·parece que los sentimientos, en gran medida al n1enos, se témicos. "El razonamiento y el discurso epistémicos son muy se:.
nos imponen; son estados que nos sobrecogen; antes que pro- mejantes al ~azonamiento y discurso éticos" .(p. 100). Esta ana-
vocarlos, los padecemos. Si nuestra voluntad puede influir en logía empieza en la definición misma de los términos. ·
ellos no es decidiendo tenerlos, sino tomando medidas indirec- Todas las nociones epistémicas pueden definirse a partir de
tas para propiciarlos o atenuarlos. Si tal es el caso, podría qui- una oración que permanece indefinida, en la cual aparece un
zás l1abl'arse de un "derecho a tomar medidas para provocar un término evaluativo: uh es más digno de ser creído por S que
sentimiento de seguridad'', pero no de un derecho a tener i'' (donde h e i son dos proposiciones cualesquiera): Una de
ese sentimiento. También podría intervenir la voluntad al adop- las tres condiciones de saber que h, sería !'tener razones ade-
tar los comportamientos exteriores que corresponden a un sen- cuadas (adequate evidence) para h". Ahora bien, "razones
timiento, aunque no se lo tenga realmente. Entonces podría adecuadas (adequate evidence)'' puede definirse en función de
tal vez pensarse en un· "derecl1o a comportarnos como si estu- aquella pritnera oración indefinida. Así, us tiene razones ade-
viéramos seguros", pero no en un ''derecho a estar seguros". cuadas para h'' significa: "No sería razonable para S aceptar
Cuando, en el lenguaje ordinario, usamos en ocasiones ex- no h.'' "No sería razonable para S aceptar no h" significa, a su
presiones de deber referidas a sentimientos, solemos entender- vez: u h es más digno de ser creído por S (more worthy o¡ S's
las en uno u otro de esos dos sentidos. Por ejemplo, si en un belief) que no h" (pp. 4-5). Cl1isholm puede afirmar entonces
duelo recordamos la obligación de estar tristes o, en una si- que "si no es razonable para S aceptar h) S debe abstenerse de
tuación angustiosa, la de mantenernos confiados, en an1bos ca- aceptar o de creer h" (p. 13). Así, los términos de "justifica-
sos no pretendemos que se decida tener un sentimiento, sino ción'' o de "razones adecuadas" nos remiten, por definición) a
que se procure propiciarlos con otros actos que están en nuestro un térn1ino evaluativo ("digno de ser creído") que, a su vez,
poder, o bien que, con nuestros comportamientos externos, ex- · . . no puede ser definido por otros términos epistémicos. Pregun-
presemos ante los demás ese sentimiento. tar si una proposición está suficientemente justificada, sería ·-

••


274 HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 275
preguntar si esa proposición es "más digna de -ser -creída por S cometería el error de descartar la posibilidad de una evaluación
que su negación'' y, por ende, si .s debe creerla. Desde la defi- positiva de enunciados que no cuenten con una justificación
n~ción, de . ~~s .térm.no$, I.a teor~a d.el . conoci~~~~nt9.. puede ser adecuada~ -Pero es ·- perfectamente co~cebible que alguien con-
.
,~~. ~nt~rpreta d.a~;:.COJil~J _M,.a ''é . d· e. 1a .cr~enc1a
· ttCa:·-· . , ~~~r..~~~..... ~~-~ . :: · ~5~...:..-,.... e· d ...... ~ sidere ·. ·~dignas~ lde _¿ser ~ cre·~das"· .propo~itione$:.~'i~tacionales~··. o ~:¡~s.~--~ r>;¡..
·

• ~ ~, Ir ~

.. CQ.ishol~·t ~iene razón,: en. destaca.r-~ ~~ re&on~.nci~ ev.aluativa · ficientemente justificadas. ~-No ~es ·ésa la . postura · de~ ú·n Pas'eal,
de_~ igs co.~c~ptQs ep.i.stémicos~ -~ ~ip. ~ du~a, ., un~r · ~reen~ia.. ~.'razo- ·de ~ unL/Kierkegaard, .re~pecto · lie¡\la,é fe religiosa? El valor dé ··I~
bl ,, ,,. .f. d , ' á ¡·
na . ~':.'.';~.; . lus~~ ~e~ .~ ;-:, ·:·,nQs _, ·pa~~ce ·n;t s'\:dya .lQSfl'>:,. q~e ..~. Ptrªs que

·.fe,: o ..de. \una crt!ehcia tmQral; c.podr~a ínedi~se;·.·ípor ~ cai·a_ct)~rfsti~cas
c~r~~can· ·. de·.. esas carilcterfsticas. .r;rérmii\OS· cpmo ~~verdadero~·, diferehtes~·. a su ' justifica~ión::: ~ racional..> Por>-ló·· tanto~ -~~onclüyé
"basado en razones suficiente~", ~'adecuado", suscitan .e n noso- Firth..:;.. ~· no:· podenjos ~ sostener · que ,· Jos . térm'in<>s epistémicos {-se
i

tros una acti~ud favorable, mientras que la falsedad y el .error definan p·o r . términos evaluativos, sino sólo que, "en ciertos
despiertan nuestro rechazo. Pero el problema ..consiste en si esa contextos, 'pued!!n .ser 'usados · para hacer evaluaciones éticas y
resonancia valorativa obedece a que forme parte· del significado que, en esós ·contextos, implican enunciados éticos" (p. 499).
mismo de los términos epistémicos, esto es, si en su definición Tanto Ayer como Chisholm han percibido la existencia de una
se incluyen términos valorativos. Es lo que hace notar Rode- .relación entre enunciados· epist~micos y en:unciados eyaluativos,
' rick Firth (1959) en una critica a la "ética de la creencia!~. ·de , pero fallaron al concebirla-,·como una relación analítica, funda-
Chisholm, que nos parece definitiva. da en la definición .de los términos epistémicos. · ··
De acuerdo con Firth, habría conceptos ev:iluativos impli- · ·Si los enunciados normativos referidos a creencias_no pueden
cados. por concep~os descriptivos, sin que formen ·parte de la derivarse · del - significado de . los , ~érmirios epistémicos, cabe
definición de esos conceptos. .Por ejemplo, entre . "el filete ~~ intentar otro camino: ciertos enunciados ·normativos podrfan
suave" y "el filete es digno de comerse", o bien entre "Sócr~­ expresar condicione~ para que las creencias tuvieran un carác-
tes es osado" y "Sócrates es digno de admiración", ~ lláy una ter racional. En lugar de tratar de comprender nociones epis-
relación de "implicación causal'': la osadía de Sócrates es témicas a partir de términos· evaluativos, como ..digno de ser
causa) en ciertas circunstancias, de que sea digno de admiración, creído", podríamos cambiar de enfoque: comprender lo que
pero no puede definirse por esa evaluación positiva. Podríamos sea "4igno de ser creído'' a partir de otro concepto: el de "ra-
decir que el concepto descriptivo ("osado") implica, en algunos cionalidad". Y ésta es justamente la . perspectiva en que se sitúa
casos, el evaluativo ("digno de admiración"), pero no que éste el primer intento de establecer una ética de la creencia, el de
forme ·p arte de su significado.1 Si así fuera,. la relación entre John Locke.. Empecemos, pues, recordando el Ensayo sobre el
esos conceptos seria analítica y un enunciado como "aunque entendimiento humano. ~ . !

Sócrates sea osado no merece nuestra admiración", sería lógica-


mente contradictorio; lo cual es falso. En efecto, en ciertas cir-
cunstancias ese enunciado podrfa ser verdadero: cuando la osa- La primera ética de la creencia: ]ohn Locke
día implicara temeridad o denotara un carácter irreflexivo e
imprudente. De parecida manera, las razones (evidence) ade- En los capítulos 15, 16 y 19 del libro IV del Ensayo, aparece la
cuadas de una proposición pueden ser causa de que sea "digna base de lo que podría ser una ética de la creencia. Locke con-
de ser crefda", pero no se definen por ese término evaluativo. f cibe~ creencia como un a.cto mental de "asentimiento": "la
La prueba es que los enunciados "aunque no tenga razones ade- ~dmisión o recepción de una proposición como verdadera". El
cuadas para pJ p es digna de ser creída" o up está justificada ~sentimiento tiene grados, que varían desde una plena seguri-
para SJ pero no p es más digna de ser creída por él" pueden ad y confianza hasta la conjetura y la duda (1979, p. 655).
ser falsos, pero no son lógicamente contradictorios. Chisholm í A ora bien, si queremos que nuestras .creencias sean racionales,
(iebemos regirnos por un principio: dar a cada proposición un
1 Firth usa como ejemplo: .,Sócrates es valiente." Nosotros lo cambia-
mos, porque el significado de "valiente" si podría implicar una evalua-
. grado de asentimiento proporcionado a la probabilidad que le
ción positiva; "osado", en cambio,. no la implica necesariamente. !,~ otorgan las razones en que se funda., "La mente - escribe (1979,

••

••
.
276 HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 277
.
p. 656)- si quiere proceder raci~nalmen.te, debe examirJ,ar todos entre los grados de nuestra seguridad 1 ·los grados de nuestra
los fundamentos de probabilidad y ver cómo están más o me- justificación no se seguiría . que no .debiera . haberl~. Pe~o esta
nos en ft;l~Or o .en ~o~tra ~e cua~q~ie~ proppsición _.:prQb~ble,~.an­ tesis~ es·, discutibJe~ . Parece,· por ld';·co~trafi<?~; .benéfico ._para cual-
quier perso'I1a póner\:·mayor ~ empeño y )fi~~e~a ~n s~~tener aq~e- ~~~ ·
. •• . • - 1... -·· - .. • .., ~ • J... ~~·'h."\ . . .

te~ ~~e as,e ntir.~.o disentir de ella y, después de :~ un,\ balance ~ ade-
c~a~P.P d~ . la tq~ª~id~d, re~haz(!rl~ ~<~<?- .a~e.ptªrJ.a,··.ttéQn·~;.~un:;· ·as.e nti- llas '·C:reencías·· 'qile}¡JéÍ:1soif !he¿esarias; pat~ . ,la \ii~a, . aunque ~u ·
mie,_~to ._m á.s o~l~enQs . firme,.; proporciona~~~-(;l Ja::.pr~ponderancia ·de justificación seá: ''rliérloE · p'ijeS sU fafta: Ie·~-o~asioná:da' mi, daño
los,: · W.~yores f'\lndf.l,~entos de..... propab.i lipad ~~ haqja . JlnQ~~r.y .r~otto profundo. -,~a c~~viH~!óti' i]'~e, ~€~ID,}1~!!~'·:~: ~~p~~tr~s :·' ~Ieé~d~~. ~i-
!aqQ/ ' Locke.tJlO tdisc:ute cuát' sea la .base de y~lidez dei\ese .~-~~:de­ tales· es ulia defe~iisa, ·~a me:riudo ~ 'ihcoil'scie~t~, <le la: per~o~a con~
ber~;! . Lo .presenta_·~ ~jm ple.m ente como~-:.,,OI\dición.ú~~-~de,~,·, ¡_u n ., ·com- tra la·· desintegí~cióri· que·~puede~ 't~li~arle su pérdida·. '~¿Sería
portamiento "raci~nal". Si elegimos proceder racionalménte, razonable pedir que alguien se ~dhiriera a las verdades objeti-
entonces debemos segui~ dicho principio. · Su validez es pues vas más obvias, con la _misma fir~ez~ y p~sión que a las creencias
hipotética; depende del fin propuesto.. Pero proceder racional- valotativas que ~an sentido a su vida) ¿Es irracional la entrega
mente es también elegir alcanzar la verdad. ·Locke, en ·otro confia~a a una cr~encia, por ser va~i?sa. y , significativa para el
lugar, present~ el mismo principio condicionado al "amor a la l1ombre, y no por estar rigurosamente . fundada? ¿Merece acaso
verdad". Habría una "marca" de ese .amor, a saber: "no con- = la matemática una mayot confianz~' nuestra que la,s op,inio.n es
siderar ninguna proposición con una seguridad (assurance) ma- discutibles que integran nuestra vida y por las qtlé_podríamos,
yor de la que garanticen las pruebas en que se basa" (p. 697). tal vez, entregarla? L~cke confundió .d~s ~onceptos que nosotros
La doctrina de Locke parece de sa-n o · sentido común. En. distinguimos con cuidado: convicció~ y ·certeza. Los sentimien-
efecto, s61o por motivos irracionales dej~ríam.os de ~ceptar cada.. to~ de seguridad y 'conf~anza _ c orresponden a la prip:1era: de-
proposición con el valor de probabilidad que corresponda a la;: penden de su mayor o menor import~ncia para la vida del
fuerza de las razones en que · se basa. Sin embargo, Locke formu- hombre, no de su certeza. .
la su tesis e.n términos tales que resulta dudosa o, cuando Con todo, nuestro respeto · por · Locke podrá inducirnos a
menos, imprecisa. Supone dos cosas: que la creencia consiste en interpretarlo de modo más favorable. Aunque no hubiera em-
un acto mental de "asentimiento" y que ese acto tiene grados pleado los términos adecuados, l1abría que entender sus grados
de intensidad variable. Pero ¿qué entiende por "asentimiento"? de ·t ''l~entimiento" como grados de ce.r teza en relación ~on las
Se trata de un acto mental indefinible, que Locke concibe pr~posÍciones aseveradas. Por desgracia, esta interpretación no
como semejante a un sentimiento de firmeza o de adl1esión a se sostiene. La certeza no parece ser voluntaria y, por .ende, no
una proposición representada; emplea, en efecto, a menudo, estaría en nuestro poder .otorgarla o rehusarla. La certeza no
como sinónimos de "asentimiento", ''seguridad" (assurance) y ~ería más que la disposición determinada por la ~osición,
"confianza'' (confidence). Pero no es concebible que un sen- con el grado de probabilidad con que ésta se nos presenta. Pero
timiento semejante sea del todo voluntario, de modo que po-
los grados de probabilidad corresponden a la proposición, no
damos decidir el grado de intensidad que le otorguemos. ¿Po-
a la creencia; luego, no podemos menos de creer aquello que
dríamos variar a voluntad nuestros sentimientos de seguridad
se nos presenta como probable. El propio Locke (p. 718) ad-
o de confianza, dejar de sentirlos cuando queramos?
mite que, si tomamos "asentimiento" como la simple pondera-
Por otra parte, ya vimos (capítulo 5) que los sentimientos
de mayor o menor firmeza en nuestras creencias, de l1echo po- ción .d e la probabilidad de una proposición, no depende de
cas veces corresponden al grado de probabilidad de .las propo- nuestra voluntad. "Pienso que, en ese caso, la mayor proba-
siciones creídas. Parecen estar, más bien, en relación con la bilidad determinará el asentimiento: y un hombre no puede
importancia de la creencia para nuestra vida. Nuestras convic- evitar asentir o tener por verdadera una proposición si percibe
ciones más profundas no suelen ser las más racionales, sino las · que tiene la mayor probabilidad, ·igual que no puede evitar
que más a pecho tenemos. Se dirá que, aunque ·así fuera, de- saberla verdadera, si percibe la concordancia o discordancia en-
bería ser al contrario; del hecho de que no l1ubiera proporción- tre dos ideas cualesquiera.u Pero si el aséntimiento, en este sen-

••


278 HACIA ' UNA ÉTICA DE. .LA CJtEENCIA HACIA • UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 279

tido, no está en nuestro poder, no podemos tampo<;:o tener de- pueda a menudo . equivocarse, no puede poseer 'otra g~ia que la
b~res acerca d~ él. .. . . : ·_ . . ú: ....:?• : r'" ~. ~ , · . • razón ni someterse. ciegament~ a la· voluntad y a los dictados de
Adem~s, si el asentimien.t o se . e~ti~nde copt~ \~~H ~i~ple _. ~se.. otro!'.. (PP• ~.:659-660). '·Lo<!ke ·: ket·.percaló: ·d e: la n~_cesidad · de ~na
ve,~~ción ., ~4e una proposicióD:, ·\¿pope~<?s ... a~jydJc~tJ~ l:.~.~a~ps? norma cuyo , cum¡j~imiento .' gafan ti1ara ~ la corou~~c;ació~, · e~ · un~.
.~~:~e· f~~·'· just~~~nte-; u~q., d~· ·l.q,~i-;punto~ \d~ ~ d:!,fiep~~!t-f~·-.,~~pt,;r:~·· t
· , comu·nldaddrftciol;ía:I;~.t:entre· \bonibtes·~libres·i~\~\ ev1tara~. l.a suJeción·
Lotk~ · y ~ el caFdenal Newma9¡ <;.u ando as~ntiW9~· .~· . y1~.~ ·pto_b~- de u·iios hotííbres~-a-~atfos·, p·or~~ .Ja! imposiciónt~~utor.Jta~ia ,· de-· creen:.;'
l?iJiq~~ . ~;¡y~~.. o Jit.~nor :· . Ts9t~t~V.9 : ~ ewtp~P~·:'');.J)pe$~~o,. , ~~s.~n~.tir ...· cias.-~ Sigui~tld~..·su~ttéspftitU~· p~drfamo~~- aptóx~niatil~~ a :. una-.f~r.-.
oiieni~: ~~' .el ~i~mO; ).ls ~:lr1llfl'?íies · cO;~:re~j)~q~~~:, é'' )R~~.~iii4os· :·
l.

mulaciónJ :m ás·; -ptetisa·~de~-re·sa \fiormar ~'<Itie ~--·~sluviéra 1libré ~ ; fle~~ las~


de. probabtl~~ad·
.. . la prQpQSICl~!l aseverad~,:>-~~
de ~ . ~
·ª·.-.1'\~ a~e:v;er~-.
.. "
confu·s iones- impuestas :po~ 1Su;··~éoncep·ción -~de· la: tte~ncia._ · ~·~ r-~
.. . . ' ~. i ~l

ctón. En.. resum~n. si por "asentimientQ"


. ente~deptos ."cet;~~za~',
. . • . .. "' .. . • •
...
,. o# ..

·~
~
•.
'(

"'
•• • 1 ~
;
• • y 1 ,.
~
• , •••

.. ... ' ,.
. i..
..• • .. 1 ., ·" ... ~
~

sostener que .debe ser proporcional a la probab~l~dad de la


~ 1 • ••
• . y .• '. •
. . ~ • . •
' .
proposif;:ión sería un truismo, pues por "certeza'' ~ntendemos Condicion-es -de racionalidad y preceptos éticos ··. ~ ·
. . ..
,_
' .'
justamente el tener por más o menos verdadera una proposi- . . . . \'. .
.T '

ción, según la probabilidad con que se nos presenta. ;En ningún Los enunciados normativos sólo ·pueden versar ·sobre acciones
sentido de "asen,timiento" podría, pues, acep~arse ~ ~a. tesis -~le intencionales. De una ocurrencia involuntaria no tiene sentido
Locke, tal como él la formula. predicar que sea ·indebida, meritoria o ind~gna .. Por lo ta~to~
Sin embargo, no podemos ~11.enos de sospechar ,.,que Locke sólo en la medida en que nuestras creencias tengan rel~c~ón
descubrió algo · impqrtante. Si nue~tras _creenci~s ~<r fueran pro- con· ).nuestras ·intenciones · y·· quereres, podrán tener una dt~en­
porcionadas a su mayor o menor justificación, responderían a -' sión ética. ·La relación entre· términos éticos y términos episté-
motivos irracionales: es este punto el q~e trata ,~qe s·~~rayar Loe~.\ micos resúlta oscura si la creencia y el conocimiento se conciben
ke. Cualquier asentimiento que rebase la fuerza · de las razo- ;· como actividades contemplativas, desligadas de 1~ práctica. ~ólo
nes, escribe (p. 697) "se deberá a algún· otro afecto y no al al comprenderlas en su relaciqn con fines y motivadas por Inte-
amor a la verdad". Es lo que sucede con quien pretende que reses, tiene sentido preguntarnos si están sujetas a normas. .
se le reconozcan a sus opiniones una probabilidad que no está . Términos como "razonable", "justificado", "probable" deslg-

garantizada por sus razones. Sólo la pasión personal puede pre- nan propiedades que nos parecen preferibles a sus contrarias
sentar esa exigencia; al presentarla, nos dejamos guiar por mo- porque n~s permiten acercarnos al ~iil que nos p~oponemos al
tivos, nQ por razones. El incumplimiento de la norma de Locke conocer: captar la realida(l para orientar con acterto nuestras
es signo de irracionalidad. Pero algo aún p~or: al - atrilluir acciones. Lo justificado en ·razones nos parece "digno de ser
a nuestras creencias infundadas el carácter de conocimientos creído" porque nos permite .. 'realizar un propósito: det~rminar
ciertos, tratamos de imponer a los demás nuestr~s , opiniones por la realidad nuestras disposiciones. · Un esquizofrén~co qu~
como si fueran verdades objetivas, cuando que ellos sólo podrían no pretendiera ese fin, podría no cot1siderar preferible, n1
aceptarlas por un acto de "sumisión ciega". El incumplimiento "digna de ser creída, una proposición fundada, frente a o.t~a
(lel principio de Locke es tam_b ién marca de la intolerancia, injustificada. A quien sólo deseara gozar de la ~?ntemplac1o?
esa forma de dominio sobre los demás contra la que tan apasio- de posibilidades, sin preocuparse por su adecuacion a la reali-
nadamente luchó nuestro ecuánime filósofo. La norma que él dad, le podría resultar indiferente la justificación de las propo-
proponía trataba de expresar, 110 s6lo una condición del pensar siciones que examinare. rl~iene, en ca:nbi?'. se~tido pre?~ntar­
racional, sino también la garantía requerida "para mantener nos si hay algún deber de procurar JUStificaciones suf1c1entes
la paz. . . y la amistad, en la diversidad de opiniones, puesto para nuestras creencias, si nos proponemos "encadenarlas'' a
que no podemos esperar razonablemente que cada quien aban- • la realidad .
donara pronta y obsequiosamente su propia opinión y abra- Ahora bien, los obstáculos que se nos oponen para lograr
zara la nuestra con una resignación ciega a una autoridad, ese propósito son de diferente índole. Unos son exteriores a
lo cual no reconoce el entendimiento del hombre. Pues, aunque . nuestra voluntad: las limitaciones de la ·condición humana, el

. '


'

,
280 HACIA VNA ÉTICA DE LA CREENCIA IIACIA UNA ETICA DE· LA CREENCIA 281

peso de nuestra ignorancia, la torpeza de nuestra razón; otros, su cumplimiento l1aga posible una comunidad en el conoci-
en cambio, atañen a nuestra propia voluntad.- A lo largo de miento y asegure, así, la realizaciótl del interés general. Corres..
t~do este trab~jo se ha manifestado, ~en ·distintas formas, un po·n den, por lo tanto, -.a una: ética de dimensión social. Son
conflicto. .El conoc_i~iento no Setsha ·presentado como el resul- congruentes. ~ con~. la inte~pretaci9n del conocimiento com~ .una
tado de ~na ..elabQraci(>n -'sosegada; .sino comQ.'~:el . ·. producto. de .. ·. a~tiy;j.dad~ q.ue.iropl\~a tuna,. dim~nsión · comunitaria ~ y ;·que ·tien<.le. a -
una lucha. Para llegar a su fin¡ la razón debe :. descubrir y·. com- justi-ficarse intersulijetivamente,· pues-~ expresan condiciones par~­
batir la infl_uencia~·~. de los,- motivos perscLl.ales ,; ,que:..pr~tehden que ·_existan "comunidades epistémicas" o "sapienciales'\·.. a :· las
dobl~garla. Vimos _cómo ,deseos ,e int~reses--:~·pueden intervenir q.u~<~ debe : . ·,apel~n ·: una~~¿~ fundamentación--\:·ade-cuada .· del ·: concici-
' ' -. . .
en el proceso de deliberación para poner nuestras cre€ncias a • ,. • ... 1 •-

su servicio. El conocimiento sólo se alcanza, al vencer nuestra lVleta regulatiYa de la acción es la -realización de una· comuni-
propia inercia mental, nuestro miedo a la inseguridad, nuestro dad que se guíe por la razón, en la _adquisició11, justificación .y
afán de justificar, con nuestras creencias, nuestros deseos., El comunicación de -las creencias. Lograr ese fin está e11 el it1terés
''pensamiento por deseo,, las ideologías, son las formas más cla- de la conservación y perfeccionan1iento de· la especie l1umana.
ras del antagonismo que opone un querer irracional a la ten- Los preceptos de una ética de las creencias enunciarán, a la vez,
dencia a conocer. El conflicto se manifiesta como una luc_h a condiciones de ra.c ionalidad de nu-estras creencias y -normas
entre los intereses particulares y el interés general. Y esa lucha para la sttpervivencia y perfeccionamiento de la especie. Para
atañe a la voluntad. • ~- detern1inar las normas·_-más generales, deberen1os fijarnos, por
Podemos en tender por "racionalidad''_la tendencia a lograr . consiguiente, en .- las condiciones básicas que deben cun1plirse
razones suficientes y adecuadas para nuestras creencias, que· para que se dé una racionalidad en la justificación y transnli-
garanticen su verdad, y a procurar que nuestras acciones sean\ sión de las creencias.
congruentes con esas creencias. La racionalidad sería el medio ;· .. .

para que nuestras disposiciones a actuar alcancen efectivamen-


te la realidad. Y éste es un fin que responde, según vimos, al La norma de justificación racional
interés general de la especie.
Hasta ahora el juicio de "deber'' es sólo un juicio l1ipotético: La primera condición de racionalidad corresponde al principio
señala el medio que tenemos que emplear para lograr un fin de Locke; al igual que éste, no puede formularse como una
propuesto; "deber" no ~s pues un término ético, sino prag.. norma de Hcreer lo verdadero", o algo semejante. Esa formula-
mático. 'Sin embargo, ese juicio hipotétic9 puede dar lugar a ción carecería de sentido, porque no podemos estatuir por nor-
~n juicio categórico, bajo el s~puesto de que la realización del ma algo que no está en nuestro poder dejar de realizar. Si por
Interés general de la especie constituye una norma universal. Si "verdadero" entendemos "lo que un sujeto tiene por verdadero",
aceptamos el valor último de realizar el interés general de la entonces siempre creemos "lo verdadero", puesto que, por defi--
especie, entonces, el juicio de deber relativo a nuestras creen- nición, creer es tener algo por verdadero; si por "verdadero"
cias tiene un carácter categórico. Postulado de una ética es la entendemos lo .que corresponde a la realidad, con independencia
obligación de perseguir el interés general y subordinar a él los de nuestras creencias, entonces no podemos establecer la obliga-
intereses particulares que se le opongan. El interés general es, ción de creer en ello, porque no siempre está en nuestro poder
en efecto, el que atañe a todo hombre en cuanto tal y a la -·- lograrlo; sólo cuando tenemos una garantía suficiente de lo
comunidad más amplia de la especie humana. La adquisición verdadero podemos creer en ello, pero entonces creemos aun-
del conocimiento por cualquier individuo y por la comuni- que no queramos. Tampoco puede formularse esa norma como
dad, con el objeto de asegurar el acierto y el sentido en la la de conceder mayor probabilidad a las creencias mejor justi-
acción para todos, está en ese interés. De ese postulado ético se ficadas, pues ya vimos que no está en nuestro poder concederle
deriva, pues, la obligación de racionalidad en la comunidad. , . a una creencia una probabilidad distinta a aquella que deriva
Los preceptos de una ética de las creencias deben ser tales que de sus razones, tal como nosotros las comprendemos. Una vez

••


282 H.-\CIA UNA tTICA DE LA CREENCIA •
HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 283

presentes las razones, no podemos menos que asentir a las cerio, no , podría obrar con eficacia. Imaginemos también un
creencias que justifican. r·. ' e"''"' '"'"' pol~tic.o qu~, , con tal de justifica;r, ,~abalmente SU· ' apreciación de
Pero si no está en nuestro poder creer o dejar. de ,~. creer lo.· una situación conflictiva, aplazara tomar , medi<las, hasta re-
verdadero o lo _probable, -sf ·e stá en él dar a nuestras · creencias ~~~'. sultar-su., acción -ineficaz o ~npportuna. En· cambio~·:, el · pensamie·n -
una justificación más o menos racional; Trataremos,:·-pues, de .. to teór.~co\.~del>e l~ey~r ,:pasta su .. fin .el proc~so ,~,ge :Justificación y
formular una , norma de justifi€ación :racional en ~·;.los siguientes · d~ cr~~i~a, p~Fqu~·. nQ.-~ bM~~~. garanti.z~r. el aciert9 ~de ·· qn.~ prácti-
-. .
• .. ,··.. . , . . . .......
té rmlnos ca . ur,g~~~~e·:·:e inpteq~~~a~~ sjno.;. ~~ .d ex·RH.ªlquier Ja~ci.ón ·. qqe·. pueda ·
8 •• • \

·.'-~-.··,.·(·.··,,:
\ ..
l
~ •·<·

, ••
"1" ~... • • .. ,.., •
"""-,.""'-}'A.
,¡., l .. , •

"t· . .
' "
-~··-·····
,. r ·w • •• , '•~'"1·
.... t# ~. -·
1
• '
• t Jo
""' •
····"L
> ·'.,.
r•v~>•'-
, \ !T ·~ •
•. •.
..
,.
··-~
1 • •• ,•· • ,,
· ,¡.. ....
~ ,
·,,
~r···
~ '-
......Í
..

. · N o·r ma J, • . Todo . sujeto\ debe.~ procurar: para sus¡'~·c~eencias~. u·ná,._~ realizarse ·a largo plazo }y .·en· vari_a das circunstancias. Muchos _
justificación lo más racional posible, de acuerdo. con · la prát;. conflicto$:~ntre· las deci~i~nes :~ Qel -:· hom.bre.. de "ac~ión y las expec-
tica que esas creencias pretenden guiar y con el tipo de conoci- tativas· dél teórico pueden deberse a estas distintas perspectivas.
miento que se propone alcanzar. · t -. • En tod<>:s los casos, la necesidad de la práctica propuesta deter-
Una justificación es tanto más racional cuanto mayor es la mina el :. grado de racionalipad que e.s tamos obligados a aceptar
g~rantía que suministra para alcanzar .la realidad. Podemos para nue~tras creencias. En todos ellos del)emos buscar el m~­
procurar de varias maneras que la justificación de nuestras creen- ximo de racionalidad compatible con la práctica cuyo éxito
cias sea lo más racional posible. En primer lugar, muchas cre_~.n­ queremos asegurar, y rechazar. la influencia de los motivos que
cias las aceptamos sin razones explícitas. Condición de racio- se oponen a una justificación racional.
nalidad es comprobar si, puestas en cuestión, sqministran una ·La justificación debe ser adecuad~ también al tipo de conoci-
garantía de verdad, esto es, ·hacer reflexivas las razones implí- miento que se pretende,. porque . cad3: uno · tiene .. su peculiar
citas en que pueden fundarse. Toda cre.encia debe poder justi·~· garantía de verdad. No es · razo11able aceptar que un saber cien-
ficarse en razones. explícitas. ·~ tífico se base en conocimientos personales, pero tampoco exi-
En segundo lugar, la justificación debe corresponder a una ;· gir que el · conocimiento persortal tenga el mismo tipo de fun-
poncleraci<)n adecuada de las razones. Si bien no podemos dejar damentación que el saber ci~ntífico. La sabiduría, basada en
de creer lo que nos parece probable, sí podemos investigar, re- la integración de experiencias personales, no puede aducir ra-
cusar, contraponer razones ffi (ÍS o menos probables, de modo de zones compartibles por cualquiera, sin embargo, es indispensa-
llegar a justificar ciertas creencias. La norma de justificación ble para darle un sentido a la vida y or.ientarla en el mundo.
racional tiene una faceta n~gativa: deber de no detener el ra- Exigir de ella una justificación objetiva, al modo de ]a ciencia,
zonamie~to en razones insuficientes para justificar una propo- sólo tiene un resultado: la pérdida del sentido · de nuestra ac-
sición, pese a los motivos personales que nos induzcan a ha- ción. Pero la ciencia está en su . derecl1o de exigir razones sufi-
cerlo; y otra positiva: deber de ponderar todas las razones cientes para cualquiera, antes de aceptar en su discurso una ·
dis¡)onibles e11 la deliberacibn, y de prosegt•ir el razonamiento proposición, porque su fin es garantizar para todos el acceso·
hasta lograr una justificación suficiente. a una realidad objetiva. Tan poco razonable es el recl1azo, en
Pero la racionalidad que debetnos procurar ¡)ara nuestras noml>re del rigor científico, de toda creencia basada en una
creencias estét en relación con la pr~l.ctica. En el capítulo 7 indi- forma de sabiduría (moral, política, religiosa), con1o la intro-
canlos que el número de razones que del)emos considerar para misibn de las opiniones personales en las creencias científicas.
inferir de ellas la objetividad de nuestras creencias varía con J>orque a cada tipo de creencia corresponde su justificación
nuestros fines. La urgencia de realizar una acciótl puede obli- adecuada. Entre la adoración filistea de la ciencia como única
garnos a aceptar creencias que no est~ín cabaln1ente fundadas, verdad y el oscuro entusiasmo por el conocimiento subjetivo,.
porque su justificación plena requeriría aplazar la acción. Pcn- del>e encontrar su can1ino, en cada caso, la prudencia.
senlos en un médico que tiene que decidir con premura una El precepto de procurar para nuestras creencias una justifi-
intervención quirúrgica. Debe considerar las mejores razones caci~>n racional adecuada sólo es un juicio categórico sol)re el
disponibles para llegar a un diagnóstico acertado, pero no puede supuesto de cumplir con un interés general; por ello tiene una
es1)erar a contar con tnla justificación exl1austiva, pues, de l1a- dimensión comunitaria. No se refiere sólo a las creencias indi-

••


1

284 HACiA ÚNA ÉTICA DE · LA CREENCIA HACJA UNA , ETICA DE LA CREENCIA 285

viduales, sino á las · . compartidas por una comunidad y, en ·su la~ razones ajenas .sin antes examinarlas personalmente, a n1odo
límite, ·por la human'idad entera. Podemos pues ·:. univ·e rsálizar de poder j!]zgar ._ por ~ si:: mismo de - s~~:·, validez. ,. Gada quien debe
la·· ·N orma 1 ·en otra: . ·:. _,., ·. :. ·· · .¡ •: . -.>., , :. :. ~ ~ .tz: . ::, .q .. {:;=~· : ~.·.:.. ·>·1:-.. ·>·z , , acceder ·a ~ Ja -~ autonomía.· de . su,·'.,,propia.L-raz(in ~-.:y·. ~dejar · de guiarse
. No1·ma·_ l ·.•.: .Tod(y ;··s ujeto -debe pro'i:'ura:r ~>qile" ¡las~i--creené't(i~:;J(!,e· ' por ~ las C:re
'
· .e.n cias·,' ·q ue: le. rimp
..
i
• • ' _ ~. ·
( :- \.
on
· g· :

an";r,·
"' :1os·~·~.:
1
•~ ... ~ otros
• . ._ ~. ~ ·::~;' .;
•.. -· . !'', ...,·'<... . '· \ ·•
' .i\. .....
~~-· >::. ..• t, .. 4
r •
-

' ' _& L> 11::'
.
la cornu-nidad~ ;a ·que.··'.pette.nece · tengan·~;'uria ~-fjusti/tclz(ftofi~ ·~-¡().~-más ·. )\-~,-· .;AÍ,:.'igua.I~1qqe.\~~i!~lci~:':·nor:ma•san teriorl~~po.dém9.s ·univ.ers·a lizar··esta
,·acional · posible.}7de'>. a:cuerd(J {torf ·;za,., práotlcti?t~que r-esas" ·cr~~~'éiiiS . n~vín.a··.·}~~ .;Ot~.a~<~;U~{tie.xtpt:e$a~{a. :~u~:.> dímeqsión ceolectiva: .,, -~ ~ -~ ;~ ¡ ·•

P're~en~e.n ·:gu'iar :y·!· co·n ,~l ; ·t ip·o ··de .: conocimi~~i'O·~vlu~ · se· )prop~ne-. .~~¡ ,N_orma :r2:*'r 'floab ?S'I!deta·j ddb'e:r;~re;!P~tar~·q~ue:f.los; de.m~.s se ~ ~a·ten.:
• ·•
1

a lcan~a·r. ·. · :
•~ •
·. , ·· ~. ·, ·)·.<--"'-~'~:.: ~ ~ ;,~ ~ ~ <~ . .~~1• -~~~~ 1..c·t ~''-'".-¡~~ :·.:.,:· . .V'": . '";,,¿·lt,\,. · r,·~:~i .
- . •• . • - • - • • . • • ~ •

• ' 'T. : - ~ --'\. • • L.:..· . . . .. . . . .. . :gan~~· ·en ~-~ús. creenc.ias;~: a~~ s.us,:·.p'iopiastrazar;¡es.{,'fat-como \,:·se :; les \ pte--
La Norúza 1•· es ·1ar.: ·aiíipliación;\ ~l ~ anifiito~1soei~I> de¡~ J,{i·'Nórma · Sen tan .~ a-u nque,·e·'·l·~~no
t
.. ,
· . ··~>zas·'-.::·com~pa

· "'...-ta,.:i'·'ot~"'r"..l·
r ,,t, •
•... !;¿.
~:- ~.:·, ,t~<'~·, ..·~ ·,. ,..
'
..
1
,~ _,.,.~,~·
•/' .~ ~-",:¡u~ .....~... 4 ,(,.~
~
....... 1 •
·=.-~ ::·

{:.· •
.....
•• • • ' ~ •
... ,· ·

l. Señ~la el deber ·dé colaborar a que = í-a'~: comunidad· 'se·-' gll!e Deber de respetar las creencias. aje11as, ,deber de· no .jmponer
~n s~ts acciones por creencias justificadas ·y no -p~r ' i~pulsbs a .-los otros nuestras propias razones, '- debe·r~<_de consei1tir. . en, los
Irractonales. Cada quien cumple con · ese ·· deber af-· toinún'icar otros creencias que· no. compartimos, : deber;:.~\ en suma, de ,. tole-
a los den1ás sus conocimientos y hacerles ver · las ·razones ·en rancia.· ·L a tolerancia es .·la · forma,".comunitaria de -la autonomía
que se basan. de la ra,zón. -' . ' . . . . . . .. ·.
1 '' ·' \: . '::· ·'-; . :, .". '·.~ .. ·~ ·, · ·..
Correlativo a este deber ante los demás, l1abría un ·deiecb.o ' ·:. Habría un. derecl1o· correlativo .a .-.ase· deber-:· Todo .sujeto . tiene
a11te ellos: Todo sujeto tiene derecho a comunicar y .a q·u·e se · ·derecho a que ·los ;demás · respeten ·~ sus .ipr.apias creencias. :Es el
le comu.nzquen las razones en que se justifican Jlas creencias. rE de-r echo. a no aceptar ·" la .. impos~c~ónr ,deL:creencias ·· que ~- . no ·s.e
Este derecho fundamental · se puede especificar· en· los·· derecl1os, _: ·basen en las propi.as .razones; derecho;:··a~:::que-. Ja sociedad ~ ·consien-
de todo tnietnbro de una sociedad, a la ,. información, a la edu.. ~ ta la discrepancia -.de opiniones, derecho :a la libertad· de creen. .
·. ~ . ' ,. . ' . . ' J ' •.
~

cacióti y a la transmisión libres de sus conocimientÓs.


' ~r
e1a S. . . i - '·.
.~·
• -
. !'* '¡'i .. • .. .. ........ • • ,. -
~:
... .... ~ ... • .. • • "

En esta segunda ·norma se basa el deber de fundar el con.. · El' cumplimiento ·de las Normas ·-J•-- y 2~ y sus correspon-
senso en el conocimiento y no en la sujeción a tina autoridad. dientes derechos;· aseguran la -promoción y-· difusión del conoci..
El cumplimiento de la Norma 1• obliga a que todo consenso miento en la sociedad, guardando ·el respeto a las ·creencias de
colectivo tenga por base un saber compartible, justificado en cada quien; proscriben, en cambio, la imposición de creencias
razones objetivas, o ·un conocimiento personal basado en la libre mediante el poder. En la práctica, el cumplimiento de la Nor-
adhesión a valores comunes; excluye, en cambio, el· consenso . ma 2• puede entrar· en un ~·conflicto· . a·p arente con el de la
basado en motivos ·irracionales, como el temor, la fascinación o Norma 1•. En efecto, la norma de procurar que los demás
el ciego entusiasmo. · accedan· a · la · verdad, · pu·e~e interpretarse ,como obligación de
rechazar en los demás·-, las creencias erróneas e imp·onerles la·s
..
'
._..
que consideramos: verdaderas. El celo · por · civilizar grupos o
La noTrna de autonomía de la razón • pueblos atrasados ha . llevado a meri'udo a destruir las formas
culturales que integran y dan sentido a sus vidas. Los . pueblos
La Norma 1 no podría cumplirse sin otra implícita en ella. de América, en nombre primero de su propia -salvación, so
Poclemos formularla así: pretexto luego del progreso, fueron asf sojuzgados o aniquila..
Norma 2. Todo sujeto tiene el deber de atenerse) en sus dos. Otras veces es -la urgencia del educador político la que
cre~ncias~ a ~us propias razones) tal como a él se le presentan. induce a perseguir las creencias atrasadas que impiden el ac-
S1 todo sujeto debe procurar una justificación racional a sus ceso -de la comunidad a un nivel superior. También aquí, el
creencias, es claro que debe considerar y ponderar todas las celo por hacer prevalecer una verdad social ·impide la toleran-
razones a que tenga acceso y está obligado a darles el peso cia. En esos casos el conflicto de normas es sólo aparente. En
con que se presentan a su razón. Estas razones pueden diferir efecto, la Norma 2• no obliga a la aceptación pasiva de las
de las que otros -d isponen; pero ·cada quien no puede menos creencias ajenas consideradas erróneas, tampoco a su difusión
que atenerse a ellas. Lo cual implica que ·nadie de'be aceptar en -la sociedad; obliga solo a que todo proceso 'c de adoétrina- .

-.


286 HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 28'1
,

miento o de educación se realice por el convencimiento y no por una generalización como "todo sujeto debe procurar que la
imposición. I . a Norma 1• sólo entra en conflicto con la Nor- práctica de los miembros de la comunidad a que pertenece sea
ma 2• si la obligación de comunica~ el conocimiento se inter- cóngruente con sus creencias", pues no estaría en nuestro po-
preta como obligación de imponerlo. La a-p ariencia de conflicto . der cumplir con ella . En cambio, sí ~ es. posible otr~-. aplicación
de normas puede presentarse también en sentido contrario. Por de la Norma 3 a nuestra relación con las acciones ajenas. Se
amor a la tolerancia, puede dejarse en la ignorancia y el aban- formularía de la siguiente manera:
dono a grupos sociales o a pueblos marginados. Una vez más, Norma J•. To·do sujeto debe suponer, mientras no tenga ra-
el conflicto es sólo aparente; sólo existe si la obligación de zones suficientes para ponerlo en duda, que las acciones de los
tolerancia se in~erpreta como desinterés y omisión ante el error •
otros son congruentes con sus creencras.
y el atraso ajenos. A la Norma J• corrp..spondería el siguiente derecho: Todo
La unión de ambas normas, es decir, la obligación de trans- sujeto tiene el derecho a que los demás supongan, mientras
mitir el conocimiento sin violentar la libertad de creencia del no tengan razones suficientes para ponerlo en duda., qtte sus
otro, es un ideal ético de todos los procesos de educación y de acciones son congruentes con sus creencias.
aculturación racionales y, a la vez, libertarios. Establece el Se trata del deber y del derecho a confiar en los demás, a
deber de comunicar el conocimiento de tal modo que el otro no suponer, sin razones, incongruencia o engaño en su conducta.
pueda hacer suyas las razones en que se funda y, después de Por supuesto, ese deber y ese derecl1o no pueden entrar en con-
ponderarlas, aceptarlas como propias. CompartirOF ~el conocimien- tradicción con la Norma 1, a la que deben estar subordinados,
to adquirido, no por autoridad sino por la presentación de la~ la cual establece el deber de procurar u.n a justificación suficiente
razones en que se justifica, de tal modo que el otro, al cons~­ y adecuada a nuestras creencias. De allí que sólo pueda obser-
derarlas, pueda llegar por sí mismo a la verdad: · ideal de ~ varse, mientras no exista una justificación suficiente para la · . .
educación y de la transmisión de cultura, roto innumerables • •
creencta contrarta.
veces por los métodos de adoctrinamiento represivos, al servicio La norma de confiar en las creencias ajenas suele expresarse
de la dominación de unos hornbres por otros. en mucl1as ocasiones de la vida diaria. Admitimos que cual-
quiera tiene derecho a que se le crea mientras no se demuestre
que miente; nos sentimos obligados a creer en nuestros amigos
Las normas de veracidad y de confiabilidad y parientes cercanos, en el testimonio de personas solventes,. por
la consideración que les debemos; y todos defenderíamos con
Las dos primeras .normas regulan la intervención de la voluntad energía nuestro derecho a que no se niegue crédito a nuestras
en el proceso de justificación y comunicación de creencias, la afirmaciones, mientras no haya pruebas en contrario. Negar,
tercera se refiere a la relación entre la disposición a actuar (creen- sin fundamento, la confiabilidad rle una persona es considerado :
cia) y la acción efectiva. Podría formularse así: agresión injustificada. En efecto, sin esas obligaciones y dere-
Norma 3. Todo sujeto debe obrar de manera que su práctica chos no subsistiría el mínimo de confianza requerido para man-

sea congruente con sus creenczas. tener una comunidad racional entre los hombres.
Este deber se refiere a cualquier acción externa en que se Por otra parte, sólo podemos saber lo que el otro cree, a
111anifieste una creencia; entre ellas se cuentan las expresiones partir de sus comportamientos externos (entre los que se cuen-
verbales; es, a la vez, deber de congruencia de la conducta con tan sus expresiones verbales). Pero vimos (capítulo 3) que para
lo que se cree y de veracidad en la expresión. Es claro que poder inferir una creencia a partir de acciones observables,
esta norma expresa una de las condiciones que as.e guran que debemos suponer dos condiciones: 1] que la disposición del
nuestra práctica se adecue efectivamente a la realidad. sujeto esté determinada por el objeto o situación objetiva; 2]
Al igual que las normas anteriores, la norma de congruencia que las acciones del sujeto sean congruentes con su disposición.
y veracidad no sólo se refiere a las creencias propias sino tam- No podríamos usar "creencia" para referirnos a disposiciones
- bién a las ajenas. Si11 embargo, en este caso no tendría sentido - ·ajenas si 110 ~opusiéramos una tender1cia ger1eral a -que las ac- . .

••
..

288 HACIA ·tJNA ETiCA DE LA CREENCIA
HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 289

ciones fueran congruentes con las creencias y éstas con la verdad, de. juzgar libreiD:ente sus razones. La confiab!lidad en el otro
tal cotno a cada quien se le presenta. Sólo así- puede darse un está por eso sujeta a las Normas 1 y 1•: confiar que .el otro es
ámbito de comunicación racional y, :·p·o r · ~nde; de conocimiento congr\lente t;:Qn. sus q~encias no e:'i?te el deber de ~o acep~~rl~s
.
CoI ectlvo
• ' ·: .
• •
. . i. ......
.¡(• ' ' ..
~
1 ..

-.• ',, ·- ·. ::.,


1 . . . . . ¡;~..
~.r, ;,.·,
• ..
• ~·: . \ . ~
t
t

•.
'
-'1-':.:
.:_ - .':'.,"• ' .;·
• ·•.• i',. ,;_ ... _ ..
l ·J.¡.. ... ) ··: . . •
Ql~~n~.r~s , cai.~zc~p ~-de ~yfª~~~~s. suf~~·~n5es~ -.~n ·\·._::.. ' .. ~~- · - ·L···: ~·t~>..,;~ -';·.: . . - .. --

,\, · Daniel Dennett (1978, p. 18) ha seña~I~do dos condi~ioíies ¡)ara IQ.terp~etar la .~.~r.~a. _(le , J;:Qri{Jabthda~, ·· como , la :. o_:f>ltgac~ón .
la aplicación del concepto de creenci«:ti; ·que ~~r,respoírden~ con de. cr~ef.,_ }o . q~e , el .· l'~<itr.o cre_e se encuentra, en~ cam~t~;· en · la .
.. '· . ..
otras -palabras¡ a las tres normas qüe' :Iiert.Ios ~·mehcionad'C). ·-" Para
~ :-
l>as~ de tQda . pol~\iC'!-¿ impo.s itiya. ,de, a:e~n~ias: ·,i_Gualq~•.er,., e(lu~~­
que el concepto de ._:,creencia encuentre~ ·¡: apiíc~l'ción' . ..L:esc'iíbe..:.. cación .. a,p~oritat::i~{~~~; jus~ifi.(;a \_en~ la :p~l1gact~ón ; de (cr.ee~'·'~ iba,s.a~a
deben darse dos condiciones: 1] en general,. nbrmalme·nte;· con (n. la simple conf~an.za . en ·.IQ~ -'q ue· d•c~ · el ·r. ¡qaestrot:i.~ualquie~.=
mayor frecuencia, si x cree que P~ p es verdadera; 2] en general, imposición cultural acude . a~ · P:~e~eJtdido . deber · deJ~ q.ue· .los
normalmente; con mayor frecuencia, si -X asevera· PJ cree' que p do¡pinados crean lo q~e los dq~~nad<?t:~s ,sJicen, pQr, Qº'~~gación ••
(y por [1 ], p es verdadera). Si no se dieran esas condiciones, de obediencia y respeto. · ·· . : 1
/ ..f , • • • · • -. •

no tendríamos sistemas racionales de comunicación." Tene- La norma de confiabilidad-_ desemp.eña ~n papel muy Impor..
nlos que remplazar la condición [1] de Dennett por ~úuestras tante en el saber ·tes.timonial y en el ··~ab~r.. ~-·p<;;r aut~rjd.~d. U
, normas 1 y 2, por razones ya indicadas: no podemos estipular =
confiabilidad ·debe ,ser ·adecuada a la naturaleza del .asunto creí-
creer en la verdad, -s ino sólo justificar racionalmente nuestras do y al carácter del .testigo. Si las consecuencias d~ no creer al
creencias. Así modificadas, las condiciones de~ ~a. plicación, del otro fueran graves, la obligación de prest~r~e créd1to ~s ~ay.or.
concepto de creencia coinciden con · las ·condiciones de ·una t~~- Un juez está pbligado a darle crédito al Inc~lpado, mtentras •

cionalidad colectiva. . carezca de evidencias claras en su contra; sólo sobre pruebas


. .
contundentes tendríamos el derecho a dqdar de la pal~bra de
¿Cótno debe interpretarse la norma de confiabilidad? No e~
un deber de creer lo que el otro crea; pues creer es un acto quien defiende su hp~or con ella. En. cam.bio, la obligación de
i11voluntario, al que no podemos obligarnos. Tampoco es el confiar en el testimonio de u~ desconocido sobre ,1:1~ asunto .
deber de manipular nuestros razonamientos a modo de obligar- tri vial es prescindible.
nos a aceptar razones suficientes para creer lo que el ·otro Sobre todo, la norma de confiabilidad es relativa al carácter
cree, })Ues esto iría en contra de las Normas 1 y 1•. Nadie puede del testigo. Se acrecienta en . proporción al ~ valo~ moral y~ a 1~
obligar a otro a aceptar ciegamente lo que él cree: por lo competencia de juicio que le concedemos. Confiar en nu~~tros
contrario, tiene el deber de someter su ··creencia al exan1en ra- amigos, en los miembros de nuestro grupo, -prestar crédtto a
cional de otro. ¿Qué prescribe, entonces,· la No'rma 3*? Deriva nuestros colegas o d~rigentes en una empresa común, es muestra
de la 'A'orma 3, la cual establece el deber de congrüencia y de que les concedemos valor; está ~igad~, por ello, .a los de~
veracidad; prescribe, por lo tanto, que supongamos en el otro beres de solidaridad con los demás. DeJar. de confiar en su
esa congruencia y veracidad, aunque· no aceptemos lo que él palabra, seria muestra de repudio a s~s p.~rsonas, d~slealtad,
cree. La prescripción subsiste, aun cuando no podatnos creer cuando no traición. . La norma de conf1abtl1dad permite man-
lo que el otro cree. Para entender a una tribu primiti,·a, debe- tener los lazos de estimación reciproca que unen a un grupo.
mos suponer que los comportamientos y expresiones de sus La obligación aumenta con el va~or ~oral que concedemos al
miembros son congruentes con sus creencias, aunque seamos testigo o a la autoridad. El testimonio de .·un hombre recto
incapaces de aceptar lo bien fundado de ellas. Creer en la vera .. nos merece más confianza que el de un ruftán, la p~labra de
ciclad de un loco, de un niño o de un adversario no me obliga una autoridad racional, más respeto que la de un ttrano. La
a compartir sus ideas. La Nortna 3* prohibe, así, las actitudes obligación de credibilidad respecto del hombre sabio y I?ru-
que impiden la cotnprensión de los demás ·Y la con1unicación dente en asuntos de conocimiento personal, y respecto del cien..
con ellos. Su cumplimiento excluye el apresuramiento en juzgar tífico' o del técnico, en asuntos de su especialidad, es mayor,
al otro sin escucl1arlo, la desconfianza injustificada frente a él, porque debemos reconocerles solvencia en su camp~.
la falta de apertura a sus razones, pero no excluye nuestro deber De allí el problema qve esta norma suele susc1tar e~ las

' .

290 HACIA UNA tTICA DE LA CREENCIA HACIA ·uNA ÉTICA DE LA CREENCIA 291
religiones fundadas en un testimonio revelado. Dios es la ins- ~o se acepta el _postulado ético, las normas expre~an
4] Si
tancia de valor ~ moral y de competencia absolutos; luego, la condicione~ para .lograr uq. fin: ~1 - d~: 1~. J;a<;iol)alidad . ~e la~
obligación de creer en su -palabra-·d ebe· ser también absoluta ·y c.re~p.éias. Tenqrían en·tQnces· caráct~~ hipotético. ·: Su incl;l~pli­
prevelecer sobre cualquiera :otra. La ·mayoría de las- religiones miento deliberadQ ~ m<>$tr~í'l que·, .qui~n _ las~ jqf~~ng~ - ha, elegidp ~
que creén en¡ una · revelación . divina,·· presentan el ·deber de la
4

la. irr~cionalidad en sus :(:reen<;ias. ·,··.'i -:~·_i·:t r~(. · .·)~ ; ·-;; ..' ~:.
fe · en las palabras· de Dios ·como una o~lig~c~ón :suprema. N~
. . ~
.
í )· · 1•
\
• ,

• . ,
r "' ,. '

e••
• •
. ••
.•• • -.L·.'
\1 "
.f ' t • •' 1
:
• • ,• •
• ~·
' r• •
~
... •
r J
. ..
,1 •• 1 <t
....•.
.:

\· \ ' .'
\ • 1 l.
.~ .

~
.-
:· .' ~

podría est~r }- condicioiiada a ninguna .otra; ni ·siquiera a la ·d e


o

•. • 1 _. • • ••• • • ,r. , ,, . ~

en
justific~ción adecuada . razones ·propias.. ¿C~mo · -no :estar obli-
• .. ....

Dogma.tism_o. _y
'
¡, l

..
'
• .. • . .! .
'
' •

'

esc_epticis~o~:
.. ~.. •

• 1
. ,' ~
..
,, •

dos formas de intolerancia .


'• :.. ~ t ~ • : ~ • ~ t , •• •
..
. • ~ ••
·' • .
~ ~ •

:
• "' •

·~

gados a · creer,· ·por sobre todas ·Ias co·sas, -a· quien es. la fuente· ' . • ! ,. • • ! 11 ' ..
de toda verdad, de todo saber? ¿Qué otra creencia o razón po- Dogmatismo y escepticismo ~e - han presentado como escollos
dría oponérsele? La obligación de la fe no puede, a los ojos de la razón en su camino·.hacia el conocimiento; p~eden verse
del creyente, estar subordinada a ninguna otra fiorma, porque también como posturas, de sentido. contrario, que ,i mpiden la
Dios es el testigo absolutamente veraz. Pero, quieri esto sostenga observación de las normas éticas acerca _de la creencia. Podemos
suele pasar por alto que el deber -de la fe sólo obligaría a intentar imponer creencias ·insuficientemente fundadas como

quien previamente creyera que los testimonios que se copsi- si tuvieran una justificación adecuada: _es la actitud dogmática;
deran revelados son efectivamente expresión de 13!· palabra de podemos, por el contrario, rechazar creencias adecuadamente
Dios. Y esa creencia no se puede basar ya en la~- confiabilidad, justificadas, -por consjderarlas insuficientemente fund~das: es
requeriría ser -fundada en razones objetivas: · exigiría, por 1~ la actitud del escéptico. . ....:· I .~,. :: ~. · ~ . · >.
tanto, la aplicación de la N or!"a 1. La -falacia de la intoler~~­ Tenemos una fuerte tend~ncia a hacer pasar, por saberes nues-
cia religiosa consiste justamente en olvidar que la fe sólo oblig~­ tras opiniones inveteradas. El apresuramiento en el .juicio, las
a quien justifique en razo~es objetivamente suficientes el ca~ ideas establecidas se ponen a menudo -al servicio de nuestra
rácter divino · de la revelación. Pero esa justificación no puede arrogancia, para dar por verdades sabidas lo que sólo son opinio~
darse. La imposición de una fe religiosa no puede, por lo tanto, nes personales. La fuente más común de dogmatismo suele ser
aducir la norma de confiabilidad. La fe no puede obligar a na- la confusión de creencias b~sadas en · experiencias personales,
die, es asunto de una libre elección. con un saber objetivo. Se exige entonces asentimiento universal
Recapitulemos algunos puntos: a creencias q~e no están fundadas en razones · objetivamente
1] Las normas en que se expresa una ética de la creencia no suficientes. El fanático político o religioso está convencido de
se refieren a las creencias mismas, sino ·a los actos voluntarios que su creencia es objetiva y mere~e - adhesión, universal; si. al-
que intervienen en el proceso de llegar a creer o en el de expre- guien se niega a aceptarla, sólo puede .deberse a_su empecina-
sar lo que se cree. miento en alguna especie de maldad~. Lo que sólo podría pe·
2] La validez ética de las normas depende de la aceptación dirse de las verdades científicas, el dogmático lo exige de creen-
de un postulado: la prevalencia del interés general sobre los cias basadas en experiencias personales intransferibles. Cierto
intereses particulares que se le opongan. Las normas establecen que esas experiencias pueden dar lugar a un conocimiento per-
condiciones de que las creencias presten garantías para alcanzar sonal, incluso a menudo a formas de sabiduría; el error del
la realidad; lo cual está en el interés general. · dogmático no consiste en adherirse personalmente a esas formas
3] Podemos entender por racionalidad las características que de conocimiento, sino en pretender para elJas un valor objetivo
debe tener una creencia para llegar a ser conocimiento. Los y, por lo tanto, una aceptación general. Todas las formas de
grados de racionalidad de una creencia corresponderían a la intolerancia ~uponen esa confusión entre conocimientos o creen-
mayor o níenor medida en que esa creencia garantiza para un cias personales y saberes compartibles. En todos los casos se
sujeto alcanzar la realidad. En este sentido, las normas pueden trata de presentar una doctrina fundada en creencias contro-
interpretarse como reglas para lograr racionalidad en nuestras vertibles o, en el mejor de los casos, en alguna forma de sa-

. . . . creencias. biduría, como si tuviera el carácter de un saber justificado en

' .


292 HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 293

razones suficientes para cualquiera. El intolerante en materia lógico. Pero para comprender el dogmatismo es menester mos-
de religión presenta su propia fe como si tuviera que ser paten- trar el carácter interesado de tod·o ·conocimiento, aun del cien-
t~ pa_ r a cualqu~era~ pues la considera· obra ae Dios;· er'recl1azo tífico: ·Sólo podemos oponer · a la intolerancia ideológica el ca-
~ a· su· doctrina lo ·atribüye entonces a ce.g uera ·demoniaca,. ór-gUl!o -· · ~­ ~ _'[. rá~ter : UQ.iver~t!l _del ·saber objetivo~ , si·. de~tubrill)OS debajo -de _ ...

o bajas pasiones, sin ver los motivos , personales que cónduceln ella~ ló.s intereses· partículares que la ·~mueven y~ les· enfrentamos
a. su propia intol~rancia. Las· morales autoritarias present~n el : interés general.. ·en:· el ·. conocimientoi·· · ·q~· · .: ·:. 't.
•• -· ···· :·; •

sistemas de valores, relativos a cada sociedad, como si fueran El dogmatismo · tiene-~ .uri ~- contrario:·!,: él ·!~·esc'épticismo~: El pri-
~re~eptos universales_ incontrovertibles. ·En las ideologías polí~ m~to ~·acepta ~ razijnes '-irisuficien'tes . so' !''cap~';r:'ne 'inl:o-O:trover'tibles,
\

ttcas es aun más clara esta operación. Característica esencial del el segundo · rechaz·a ~;·üualesquiera raz:ones· que ·no· sean· incóntro..
pensamiento ideológico es justamente· presentar como un saber vertibles. El dogmático pretende hacer pasar por saber univer-
~niversal, fundado en razones objetivas, creencias que expresan sal sus opiniones personales, el escéptico rio deja pasar ninguna
Intereses de un grupo determinado. Las ideologías modernas opinión personal que no tenga ·el ·carácter· de saber 'Uiliversa!.
tratan de presentar como saber científico .lo que es, en· realidad, Si ·el primero peca por exceso, el segundo, por · defecto. Escépti..
un complejo de creencias históricas y sociales, basadas en ra- co no es quien se limita a poner en cues't ión las justlfitaciones

z_ones controvertibles, hipót~sis teóricas no del todo confirma- , insuficientes de las creencias y exige para: ellas una ju.stificación
das y algunas proposicio~es científicas. Al presentar ese com- adecuada, sino quien sólo admite como justificación deseable
plejo de creencias como una ciencia, adquiere ~· ¡a obligatorie- la que se base en ·razones incontrovertibles y descarta la legiti-
dad de un saber intersubjetiva; puede · entonces imponerse a midad de cualquier otra - creencia. ·-~una de sus formas, la más
todos los demás: cualquier negativa a aceptarlo poqrá atribuir&~ extrema, es la duda universal; otra, más razonable, el cientificis-
a la influencia de intereses particulares. Este disfraz de una mo. Podríamos entender por "cientificismo" una postura que
ideología bajo el ropaje de una ciencia aparece en muchas ideo- sólo concede validez· de conocimiento a la ·ciencia, en sus formas
logías contemporáneas. más rigurosas, y rechaza el valor y la necesidad, tanto de las opi-
La intolerancia cumple un papel social: imponer y sostener niones controvertibles como de un conocimiento personal. En
un sistema de dominación sobre las mentes. Al presentar como nombre de la ciencia se recusan, no sólo las creencias que carecen
saber objetivamente justificado opiniones controvertibles o, aun, de una justificación objetiva, sino cualquier forma de sabiduría. · .
formas de sabiduría personal, el dogmático puede exigir el de- Así como el dogmatismo subordina la auténtica ciencia a ·un
ber de sumisión a sus propias creencias. Característica de la conocimiento personal, esta forma de escepticismo destierra el
intolerancia es atribuir el rechazo de sus doctrinas a motivos conocimiento personal en nombre de la ciencia.
subjetivos y tildar de perversidad moral o política a la actitud Vimos que entre creencias justificadas y saber no puede esta-
críti~a ajena. Se cierra así un circulo: el ideólogo presenta, por blecerse una frontera precisa. El saber, por ~ estar fundado en
motivos personales, creencias controvertibles como si fueran cien- razones objetivamente suficientes, es el límite al que ·tiende
cia; de esta manera puede- atribuir el rechazo· de sus creencias toda creencia que pretenda justificación, pero puede l1aber mu-

a motivos personales del otro. .. , chos grados de fundamentación, según las justificaciones se acer-
Si la intolerancia es parte indispensable de un pensamiento quen más o ·menos a ese límite. El cientificismo alimenta el
de. dominio~ la actividad crítica es el primer paso de un pensa- prejuicio de considerar a la ciencia como una forma de cono-
miento de liberación. De allí la importancia libertaria de la ac- cimiento cualitativameote diferente a los otros saberes que
tividad científica y del análisis filosófico: establecer los límites rigen nuestra vida. Pero no hay tal: su diferencia está en el gra-
y fundamentos de un saber objetivo, frente a las creencias per- do de objetividad que logra en su justificación, pero no en
sonales, permite revelar la maniobra del pensamiento dogmá- que sea un saber por principio diferente a los saberes no cientí-
tico. La ciencia·· y la filosofía crítica han cumplido ese papel ficos. En el continuo de las creencias basadas en ralones más
desmistificador fren-te al fanatismo religioso y a la intolerancia o menos controvertibles, ¿dónde marcaríamos la frontera del
moral, y deberán seguir cumpliéndolo frente al dogmatismo ideo- saber objetivo? Si la distinción entre un saber objetivo y una ·. :~

• t


, ,
294 HACIA UNA ETICA DE LA CREENCIA
HACIA UNA ETICA DE LA CREENCIA 295

creencia fundada en razones controvertibles es segura en sus a detern1inado nivel de desarrollo técnico. El desprecio por las
extremos, se vuelve discutible en todos los casos intermedios. actitudes religiosas, por las morales particulares, por las ricas
Al establecer una demarcación estricta entre saber científico formas de sabiduría personal que ;no pretenden competir con
y creencias que no sop. del todo incontrovertibles, · corremos el l~ ,fie~Fia, es una· formil de intolerancia que, no por · ejercerse , -~ ~·
riesgo de rechazar la mayoría de. las creencias que necesitamos. en nombre del conocimiento objetivo,· deja de utilizarse como
Porque sin todo ese abanico de creencias que, sin ser injustifi- un arnta de violencia y de dominio. . La expansión colonial de
cadas, no podemos asegurar que sean incontrovertibles, 1~ vida Occidente ha sojuzgado pueblos enteros, destruyendo sus cul-
se~ía imposible. L~ mayoría de las creencias que nos pertniten turas, con la pretendida .justificación de introducirlos · a la
orientar nuestra v1da y lograr éxito en nuestras acciones, no ciencia y a la técnica modernas.
son científicas. Los conocimientos sobre la vida cotidi~na, sobre Por otra parte, el cientificismo contemporáneo, al olvidarse
las otras personas, sobre nuestra sociedad, no suelen fundarse de la dimensión personal del conocimiento, conduce a una
e11 teor~as comprobables por cualquiera, suelen ser creencias deshumanización del saber. Ya Husserl, en La crisis de la cien-
de cuya solidez no dudamos, pero que se basan en razones con- cia europea (1954), había señalado ese peligro. Si la ciencia
trovertibles o en conocimientos personales. De ellas depende prescinde de todo juicio de valor, si aleja de sí todo interés
nuestra supervivencia diaria. ~-.~ vital e histórico, si permanece inconsciente a las actitudes y fines
. Vimos ya c~mo. ~1 número de alternativas pertinentes a con- que le dieron origen, corre el riesgo de convertirse en un cono-
Siderar, ¡>ara JUStificar una creencia, es relativo a ~· la situación cimiento desligado del hombre concreto y de su vida moral.
concreta y al fin que, en cada caso, ha de cumplir la creencia. Pero la ciencia tiene un valor moral justamente porque responde
Si nos proponemos garantizar el acierto de nuestras acciones a intereses vitales de cualquier hombre y está al servicio de su~
en el plazo más largo y en las más variadas circunstancias , te- .'-..; fines.
nen1os que examinar todas las alternativas pertinentes, antes de · La ciencia misma no puede plantearse el conocimiento de
dar por suficiente la justificación, tal es el caso del conocimiento valores ni, la elección de fines. Ambos son asuntos de sabiduría.
científico. Pero no sería razonable exigir el mismo grado de Y la sabiduría no se funda en razones objetivas, es el fruto de un
fundamentación para las creencias que nos orientan en las conocimiento personal. La ciencia que rechaza toda sabiduría
decisiones apresuradas de nuestra vida práctica. Proseguir, en renuncia a contestar cualquier pregunta por el valor y por el
esos casos, una indagación científica para fundar o recusar la sentido. El cientificismo pretende reducir todo conocimiento a
creencia t.e ndría por resultado el fracaso de la acción propuesta. un saber objetivo, del que está . ausente cualquier postulación
El deber de dar. una justificación suficiente y adecuada a nues- de valores. Por una parte, sostiene que la ciencia debe estar
tras creencias entraría aquí en conflicto con el deber de reali- libre de toda valoración y de toda elección de fines, por la
zar otros actos . .Tan poco razonable sería pedir una fundatnen.. - otra, que cualquier adhesión a valores sólo puede tener una
tacibn exhaustiva para las creencias que rigen nuestra vida validez individual. Asi, el cientificismo invita a aceptar un
cotidiana, como dejar de l1acerlo para las verdades de la cien- saber carente de otro fin que el saber mismo; sin quererlo,
cia. Exigir una justificación rigurosa para las creencias de la reduce la búsqueda incesante del conocimiento a una pasión
vida práctica, tanto individual como social, sería pedantería; sin sentido.
no exigirla para las creencias científicas, diletantismo. El cientificismo puede tener un uso ideológico. Al recl1azar,
Convertir a la ciencia en el patrón con el cual medir cual- por dubitable, todo conocimiento de fines y valores, puede
quier otra forma de acceso a la realidad, lleva también a igno- llevar a ocultar la importancia de los intereses que están bajo
rar las _vías de comprensión personal del sentido del mundo y las creencias colectivas, incluyendo el mismo cientificismo. Éste
de la vida, que no pueden, por principio, reducirse a un saber puede ser utilizado también para desacreditar cualquier acción
objetivo. El cientificismo contemporáneo es l1ermano de la basada en creencias morales, políticas o religiosas, que supongan
actitud de desdeñosa arrogancia con que el "civilizado'' contem- una adhesión a valores. Ahora bien, las creencias que plantean
pla las creencias de los grupos l1~n1anos que no han accedido la necesidad de cambios· sociales son ·de ese tipo. Cualquier ac- - ·

4'


296 HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA HACIA UNA ÉTICA DE LA CREENCIA 297

titud disruptiva tiene una dimensión de pensamiento inadap- nos de esa sujeción. Pero esas reglas son, al mismo tiempo, con-
tado a la realidad y disconforme con ella. Cualquier programa diciones de un pensamiento racional.
de transformación social proyecta un orden humano que con- Así, al final convergen varios temas, se encuentran: la reali-
sidera más valioso. Frente a él la actitud cientificista sostiene zación del hombre por el conocimiento, su liberación, el acceso
la necesidad de prescindir de todo juicio de valor o de fines a una comunidad racional, las normas éticas para lograrla. La
en el conocimiento social, pues sólo así podría asegurarse un relación entre conceptos epistémicos y conceptos éticos se es-
saber objetivo. Pero entonces, su negativa a proponer valores tablece mediante dos nociones que les son comunes: racionali-
y fines, en nombre de la ciencia, puede enmascarar, bajo el dad y liberación. El conocimiento sólo se obtiene al cumplir
compromiso con la -objetividad, un compromiso con el orden con las condiciones de racionalidad; éstas implican la liberación
social vigente. No suele haber peor enemigo de la inadaptación de las formas dP dominio sobre las creencias que imponen . los
y rechazo del orden existente que el cientificismo; el "realismo" intereses particulares. La ética de las creencias, al elevar a
ante los hechos, la conformidad a ellos suele ser su lema. De normas de acción las condiciones de racionalidad, enuncia jus-
hecho, forma parte de las ideologías de las sociedades altamente tamente esos procedimientos de liberación. Permite, así, formu-
desarrolladas, destinadas a desacreditar el ''voluntarismo" y el lar un nuevo tema. Al análisis de los conceptos epistémicos de-
"utopismo" de los movimientos libertarios. El escepticis1no frep- bería suceder el de las formas concretas en que la persecución
te a toda posibilidad de innovación y de cambio profundos se del conocimiento ha contribuido a acercarnos a la realización
acomoda muy bien con el conformismo ante la situación exis- de una comunidad humana libre de sujeción. Queda planteada
tente y sus estructuras de dominación. No en balde los enfo- . una pregunta: ¿qué papel desempefia la razón en la lucha por
ques tecnocráticos y conservadores de la vida social suelen tra- · liberarnos de la dominación?
tar de engalanarse con una postura cientificista. .· ••~

Conocimiento y liberación

Llegamos al final de un camino. El conocimiento no es un fin


en sí mismo. Responde a la necesidad de hacer eficaz nuestra
acción en el mundo y darle un sentido. Su logro es una meta
regulativa en la realización y el perfeccionamiento de todo
hombre y de la especie. Para alcanzarlo tenemos que superar va-
rios impedimentos. El primero está inscrito en las li_mitaciones
de nuestra propia naturaleza. Pero hay otros obstáculos que im-
piden el conocimiento: nuestros propios deseos e intereses. La
mayoría no se generan en nuestra naturaleza, responden a si-
tuaciones históricas, son producto de relaciones sociales concre-
tas. El conocimiento es, en gran medida, el resultado de una
lucha contra los motivos que nos impiden alcanzar la realidad.
Esa lucha puede tomar la forma de un conflicto entre los in-
tereses particulares y el interés general, pues muchos intereses
particulares propician formas de irracionalidad e intolerancia.
Dogmatismo y escepticismo son las más importantes; ambas per-
miten sujetar las creencias colectivas a intereses de personas o
" ... _de grupos. La ética _de las creencias enuncia reglas para liberar-

••


.
'

..
'
' REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS •

•• ' • •
• t
.' )
•• •
. .
. . ).i~' . .
.·..
'
,. 1 1 ..• \
~
1 ~ \ ...
·~~ ot,i .:,...:····~;,;
T . .\ \ .
-. •.' 1..
f .. "'
'
•'
'
¡
1 { •
..
\ '
• .~ •. \: ..
, ,9 , . .~·•··.
\1' •• .
,,, ·.' • 1 • 1
.. "\
1
. ' • ! .


l

..
•• '
...
• l ....
:.-.'
, ,
'
'
.. •
\ ~
1
.
,.
l'(.. 4
? ' \ ...... -. \ . ~
. 1 •• l • •• ... ¡ \ .
.'
. .
. ..
.,,.-
1

• \•

1 • • \
1 _.,..........' 4,;,..•,
.r ...
¡ •
-
,
.. .~ •. • • . ,
.. . '. '
.>.
. ..
p o • " '

,
' \ ' • f .. • ·- 1' ' \
• ~
~

.. . \ ~ .. t ' • ).: tr~ ~


' . ••
• 1 ,• .
... t· '
1'
.. J • •
• e
,.,
o ¡
...
"" rr..• '
,)
..
• •
.. •
• 1
:
.(
•' ,. ' ~
....

~ ...~,t

~-~-
f\
"

~\. ""'
:"!
'

"~ .l. f' •
,
1
1
't. ' • \
:·•'

... \

J
1

...
~ '
• -i"'•
• r
)
"' , • •
• .. • - • 1 ·.,
' r
••
. ·'•l·.,.·l.~ !. ',';J~~·
--..,...,. .•.v,(,,. .-J. ..
'\ : ..
¡

··~'~"''~.
• t- •• "
~ ....... ~,.i.~l''·
.. •
"""'
;
,_c...cr'}; :t.·¡··(··'~:-\·
Jl ,
t ..
..
. \~~!·:~··(\,
• t
'l.~~h
¡;;...,, ~ :·· ·¡.,<,·
. ·• . -·""• •

. • ¡.,
'' ...~ ••
1

t:':' •
..
• • .. J .. "''
dl•""'"'"
' .. , •.
..... "
~····.

t

( . ·, ·.....u~,~-. í:,··:. t.
0
V ' t, / ~ ' ., ~ 11 • a 1 ~ l:t
,, t. • "
. ... ..·' ' ' ' . . .. • • • • ... ·,·f'~'.-t'. \. ~ '.::f'~ll' :-~:m ·t.'\1-'·~:. ,1. ,1:t•. ·.,:.~.·.·~:·'\iÚ;!\-::~'·\,\':'.J\:~!ft-:••!i:'1/\\:;n·~~ ~···\~-.··
'"'
o
1"
:-


...
...-~"'~~\1oo,,,
• ":'
,.

• • •
t "

1 •l
'
:__

~a
• ..
~\·,.
• ~ t
• • ,

• •
~...... ' • " t

,
\ • ".l

1
-1 .,.
' 't~'r=l• • '·'->'··· .. · . . 1:l't:
1 " ,. '\, \

i
0 •Y ~. •" _: ' "'
¡\.~
1 ,.. 1 "' •
. . ..-.\• ·.·.: i· ~··y!t;i:,.
,.,· ..J.·._.
,1 • ¡ w
•; '1\ • \· ~ "'·:¡ •
_
~
'

·~·
.... -·, .· · ..,·~ ,. '
.. .
\ t > ¡,,.,.
,l .. '\
;o~.,-~1-\lli. ...S

f ...
t" .. ~ ,.

... ( .\
...
.., •

''"'
,
• • ~ ·,.
..

-~ ~
.
~
. . . ., 1
.'"·r •.' .. ' \'t ' .. \ .. 4 1 . f • • [ ' .. 't • '..., "'t ":· . .•. ; • f ,.. . . J • ...

s~ !_¡iHfiUy~;; . '~Ji4ine~tr ~ l'(;;::;litJiQJ Y'~. ¡~~,~i~:f~';,,~f~~:t~W#'fl~:: é,J,~~~- ·


~
• • •· • ~ • • • 1• ~·#) t f"·' ) ..
-

..
• ,..
.;a • ' 1
•' ,¡ ""
i •
'· •·•
".i\ -. ~· tr. ~ -.
· ••• '-~., ~ .•1t"•.:."'
t ·"".~ •' 1•• t.~.
\ e ;
••
·~· . . . . . t.,, t. 'i. 1 \.'t #~ ·¡
•·' ... 1 ':.'
~' "'""',' !.-~-.. ¡"'~'4'._~-~~~-\ .. :' \"'.·l\\i'~·:"-·r-Y • ... ~·\ ,. . . .
' • • • ,... • • •" • • •
r ;·r:..\1..
r~ ~· 1 .:- · • t~ .. , r ... r. .. · r •• . · '•.
\., ..• •.¡'•1 \ .. .~ \.1: ,. ~ .... •' '• '" -· •.••

• ~ • .. ~·, • • ,.¡.' .. .. • .·.. t \ .. • ~~ .• t .~ ' . l· :~ ~- .. .f .,~ ~· . , .. . .


l
.~ ~- ~ ~·

~~4 'r~rJ.¡f:ff1f'.:~n , (Jl .fa~t~~I.IJ,~O,?;. f~..· atj.~fM~ .~TJJ(r~ , .pail~!~~~,• r::.,,~··: ~J-!:i)·/i :· \: , ~~- ~- .,
!·'• . •r ' 'l , . • , •,' • : , •- • .. f • • ¡, \ ) .. . '
a(·~' l ~ t ~~· \ ,,· ~.,~.% "'~ 6.~ )·~:~- i.;;.:ft'·,l,J (.. ., .,~ ,•
1 1 • · ,_• ' ' ... -,
·..• : , '\ L ''t lt;'_.:f•:\,)•.,.-\)'•¡•'• 1
.\z. .J·~., ....~~- · . . . . 41\
~ •''·'••¡'··l"fl \
~
¡'• ., • '\t .,

.... .
• , •·!.,JrJ .. • ·

.
\ •
' 1.
1 ~ \
l ' • •
.t • . ,'\.\
i•
.. . '... ...... •
, . "\ - • • •• 1.
,
J ..
!
t· ' ·.' ' \
• • )
.. .
. .. ' . " _:.,
. :.·
.. . •.
.·'·\
" tl'\l
.
..~ ' ,¡ .
.
..•

t
.!",'t'- \if·/"
,' :.. "
t·•·
:
. ,· .
·- .. • ..
.,..,.,1
l
.l . ' '
1 ·,
.... .
1
\. t'.'

'
..
'•
~·'
"'~
~.~
. ..
.!!..,.'

:-
t

.. _ •

.
~ f; ,srf"'•'

l. ,
,
~.. ~
. J
l.l
¡. ¡..

!S •
'k.,
- '.

r
&~,-\.,,.')
• ., .
)o,
..

..,
• ,
\•\

• ~
l'·~ll
,1:,
t. .;~· "·\.!"' '"
•. • :
''

.
'

. .. .. ' ...
-~IIport, Gordon W. (1935), · .,~f~~tudes·~, en C.: Mur~_~n (c~mp.), ~
{
"'
• • t , ..

. . •J ~ • l ....
• /land~C!O~ - ~of social psyclfo{9~~ . vol~ ~'- pp. r7~8·84,~, ,~ueva Yor~, ;
¡
1 • • • •'
' Russell' a~d Russell. . .. · ·. ~>- · ·r .,~ _-·~ ·:,,.: ~ , 1.. -. , ••

.. r .; , ; '¡ .. • ~ ' • 1
Allp<?rt, .~ot:dQn w. (195~)~: Th.e .r'ature ~~ prejud(ce, 'qaw-~ridge, M a~., ,
... ...,. . .. . \
Addiso:p-Wés1ey. (L!l . n'a!uf'aleza del prejuicio1 ll~~q~s Aires, EUDE-
BA, 1962.)_. ~.~ ._ . t ·~ · · ·
' . Alston, Wi~~iam P. (~~~7), ~'Motives and mo~ivatiQ.n.., en P. ~~-
. .. . ·.. ~l
• wa~ds· . (~~-~p.), T h~ ~~c~:~!P_P,edia of tr.f!~lo.sophy~~ 1~9,1,. :~~' ,f'Jqeva York,

~ . 1
- ~
'
M~cmdl~n. . . .. / ., . ·. ·, . ~ ;;. ?1 • •,, ~ , : ~
.1
• .. ) •t' .... •
' .•
•,
1 • \ •
''
1 ' ~
. '

Alt~~s~er, : ~?uis (1966),<"~~~r f\'larx, . ~arls, F. · ~aspero. ·-,(La rev~lu~


' ' 1
.
1 • . -'
• ción teó~(~a de Marx, México, Siglo XXI, 1967.) . t •

.
..
~

Althusser, Louis (1974), Éli!ments d'autocritique, Pa~fs, . HachetJe.. (El.e-
mentos de autocrítica, ~uep.os Aires, Ed. Diez, .J975.) ~
• \ :-.., • ' ' - ..?.. -~

Anscombe, .G , E. M. (19~7), In·tentJQn 1 .Oxford, B~ác!twell.


Aristóteles, .Metafísica (varias , ediciones). '.· , · ~. :>.··•. •
Aristóteles~ t _
tica a N icóm~co (varias ediciones). . ·· •

Austin, J. L. (1961), "Other minds", .en J!' O. Urmson y G. J. War-


nock (comps.), Philosophical papers, . Oxford, Clat:endon Press. .
Austin, J. L. (1964), "Truth", en G. Pit(~er (~omp.), Truth 1 , Engl~-
. woocJ, C!if~~'~. ~ueva, Jers~y. ?rent~~e~Ji~~l. ·. \-~~~ ~1 · .... ~ . · .... ¡

Ayer Alfred~ .-.1· (1956), ~J:t~ . pro~lein: of kn~wledge,,,; Mi~~lesex• . Pen-


guin Books·. (Et problema del conocimi·e nto, ~ueri9.s ·Aires, EUDE~A,
1968.) -'•. . .. 1 ,. • • '

Brait~waíte, ~· B. (1967), "The natute of believi.ng", : . ~n froce_edings


qf ~he A.ristptelian Spciety, 1932-1933,· nú~. 83, :PP· ~ 129-1~6. Reedita-
.do en A. P. Gr~ffiths (comp.) (1967). · . , .. • ~ ,¡, • •

Brentano, Franz (1944), Psychologie du point de vue emp1r1q·ue, Pa-


rís, A..u bier. (Psicologfa, Buenos Ai~es, .Ed . . Schapire, 1942.)
Campbell, bonald T. (1963), "Social attitudes and other acquired bel)a-
vioral . . pisposition~",
.•.
en .S. Koc\h (comp.); P.sychology: a .study·· of \

a science~ vol. 6, pp. 94-172_, ~u~va Xork, . Mac-Graw Hill. 1

Castañe<:}a, Héctor-Neri (1.9~9), ··~a te<;>ría de l~s preguntas, los po- .


·deres ~pi~t~q).i~os y la .~eoría . iQd~x~c~ -~el conocimiento,, en Diá-
noia, núm. 25, pp. 126-155, México, UNAM. . .
Isido~·.. (191~), "BehaviQI th_e~ry
Chein,. . . and the behavior o( _attitudes~ 1

[299]
' .
..

300 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS REE'ERENCIAS ntnLIOGRÁFICAS 301

sorne critica! comments", en Psychological Review, num. 55, pp. 1'75- and beh~vior'.', .e n S. Feldman (comp.), Cognitive consiste1!~y, _Nueva
188. ~. -Yo.rk, 1\c-ad~mjp ·Pr~~s,. ·.pp. 200 .. ~26•.~ .\ , ,. ~ · , ; .· . . · ,.~ ,. · -:, · · .~ ~
Chisholm, Roderick M. (1957), Perceiving: a philosophical study, Cor- Fishbein, Martin y Ajzen, Icek (1975), Belief:, attitude,, int~nt~on ,. cind
nell U niversity Press. ·~l:!.fth4vior, Rea,dipg,v~Mass.,. ~4~i,Qn~W~sl~y~~--~·-~~-~r~ }· · \ . ~ 1 ~)·., \ ~.~: -~,_:~~~~ ~ ·
Chisholm, Roderick M. (1964), "The ethics of requirement", en Amer· G~ig~J', . ;(l).eo.d~~~~,(:IR~3}~ { d~P.lP.gic#tf..nd.~~lWqhJJ(!~#fc, ~-N~MW.i~d7.»~rl~~~~, H ·.
ican Philosophical Quarterly, vol. 1, núm. 2, pp. 147.. 153. Luchtehand V~r.lag... (Ideología: y .ver(l,ad, ,_l;lu.en"9~'; Aites,J4~orr.9rtu, ' ~

~~~Sh?lm, R~~~ric~,.M·..,(1~v~)! .~heory_ of: knC?~le~g, f !,_ ~o~le~ood~ ~~ l if~~, ,~; J.~.2.) ~~·s~~;.eJ.,tt'btl~·~.N ...p:·,··.' 1-.h~ ':1l\t',~\~~~·r(~t\!l.:t\ J?.~{}\r~ · ~>ttH tn1~)..~;'1~. ~-.. ,~1 ~:}'l{t~.
Nueva Jerse'f, ·pJ-~ntic~ .H~ll.) · 1 : ·- '· ' ••. ~:' • ·~: .d·. • ' •·· · • • , n · ·. .' l ,...
'l
,Q~.tli~r, ~4Jll~_.d ,,~~~; ~''·<\\96~); ·.N.Js: dq~.tifi~fl- , ~li~f..it~~npw.J~~f,Jg~~:;\r.e,n ·~:4-;r~a­
" •l .:-'t_~ ~ ~ l ' ..... , ~·
• •\ ~'Ir; ~ ~ ~

Clark, Michael (1963), "Kilowledge . and . gróunds: a .commerit "on


_... ' ' ' ; -:. lo- ... 1 \. ,,.. • .. t:1',

lysis, voL 23, pp. 121-123. Reeditado en;_}Av.i·~~l! • C.~itf~tb~$ (<!~~p.)


• •• •

. Mr. Gettier's paper~', en Analysis, nú~. 24, pp. 44-48. Reeditado ·: (1967).l · .. {.;··}
. . . :~, ·. ·. : '\ -~; ~- ....... ·. ,. :;,:. · · r;·i\'<'. · .. ·: ,. .. ~ 1; , • • • .:

, en G. S. Pappas y· M. Swain (comps.) (1979). .: · · · Gilson Étienne (1943), lntroduction. a l~ét:,;de de Saint AJ,tgu~l.in,
Danto, Arthur C. (1968), Analytical philósophy of kn,owledge," Cam- . Pa~1s, J. Vrin; . ~ _r_-.~ 1
. ..,- • . .. _. • . • ~
bridge U niversity Press. . · Gils9n, tti~nne . (1948),.~. b .e thf?mism.~;,:f~~ris, ,fJ. Vrin~ , ~ · ,_., ~, ~ ,·:·:
Davidson, Donald (1968), "Action, reasons and causes", eri The jour- Goldman, Alvin l. (1978a), "A causal ~ ~eo~y:":.QJ knowle.dg~.., .~n The
nal of Philosophy, núm. 60, pp.· 685-700. Reeditado en A. R. White ]ournal of Philosophy;. vol. 64, nú~. 12, pp. 357-!7-2. Reepttado en
(comp.), The philosophy of action, Oxford University Press, 1008. -(Fi- , G. S. Pappas y _~{. Swain . (c<>mps~}..:h.(1 ,97~).. ~- ·~· ,¡,_ • . · ·. ¡ . : , . · .•

losofla de la acción, México, Fondo de Cultura Económica, l976.)' .Goldman~ Alvin l. (1978b), ':Discrimina.tion:\and perceptual knowl-
Dennett, Daniel (1978), Brainstorms, Montgomery, ~Vermont, Brad· edge", en The ]ournal ·of Bhiloso.phy.,~ núm.· 49, pp. 355~372. Reedi;
ford Books. . ·' · tado en G. S. . Ráppas f.~ M. ~wai~.:\?\(tQmps.) ·· (1979). ·: .,~ ,·:·~: ::· ., . : ~ · ·:
Descartes, René (1957), Discours de la · 11Jt'éthode, en Adam-Tannery Griffiths, A. :Phillips (~omp.) .~ (196'l): ~- Knowledg~ and bel~e.f, Oxf9rd
(comp~.), Oeuvres, vol. VI, Par1s, J. ~~in . . (Discurso · del método';; \University Press. · (Conocimien~o y . lJf'eencia, México, Eondo de-- Cul-
varias traducciones.) ·· .' · · ··;~ •
tu-r a Económl·ca 1974) ·
f , - · · · ·~ · ;,
• · .. .~\ · \. ,. · · · ·
~ ' -;..· ' o • \ ~ • ••• ~ • •

Descartes, René (1957), Meditationes de' Prima Philosophia, en Adam- Hanson, · Norwood R . .(1958), Pa_tterns of discovery, Cambri<lge Univer-
Tannery (comps.), Oeuvres, vol. VI_r. París, J. Vrin. (Meditaciones sity Press.
metafísicas, varias traducciones.) Harman, Gilbert . ·~1973), Thought, ·:Princeton University . Pr~ss . . ; ·
De Fleur, M. L. y Westie, F. R. (1968), ..Attitude as a scientific cóit- Harrison, Jonathan (1962), "Knowing and. pro~ising", en. Mind,· núm.
cept", en Social Forces, núm. 42, pp. 17-31. 71, pp. 443 ..457. • Reeditado en A.. P. Griffiths (comp.) (1967). ·.
Doob, Leonard W. (1947), "The behavior of attitudes", en Psychoio- Heider, F. (1946)', "Attitudes and cognitive organization'~ . lournal· of
gical Review, núm. 54, pp. 135-156. Psychology, núm. 21, pp. 107-112. ·~- .. · , · · ··
Dretske, Fred (1971), ..Conclusive reasons", en ·. Australian ]Qurnal Heider, F . . (1958), The ~sychology of¡_.;;interp~rsonal. relatiqns, Nueva
of Philosophy, nüm. 4_9, pp. 1-22. Reeditado en · G. S. .Pappa~ y M. York, . Wiley. . · s "~-. H<- .• - ·
1 · · .,.·:
\ ". :··, •

· Swain· (comps.) (1979). · Hintikka, Jaakko (1962), . Knowledge and . belief; Cornell IJniversity
Engels, Friedrich (1962), Ludwig Feuerbach und der Ausgang 'der . Press. · ·; . . · . . , .~· -~ · . · . · · \· .~. · : ·
klassischen deutschen Philosophie, en Marx-Engels Werke, vól. 21, Hume, David (1949), A · treatise on ·human nat~re, Londres, J. M.
Berlin, Dietz Verlag. (Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía Dent 8c Sons. ~Tratado de la naturale%4 humana, Buenos Aires, Lo·
clásica alemana, Buenos Aires, Cuadernos de Pasado y Presen.te, sada, 1923.) · . ,, ¡ : ,
Husserl, Edmund (1928), Logische Untersuchungen, 2a. .ed., aalle~
••
59, 1975.)
Festinger, L. (1957), A theory of cognitive dissonance, Stanford Uni· Max Niemeyer. (Investigaciones l6gicas, Madrid, Revista de Occi-
versi ty Press. dente, 1929.)
Firth, Roderick (1959), "Cbisbolm and the ethics of belief", en Philo- Husserl, Edmund (1939), Erfahrung und Urteil, Prag~, · Akademik Ver-
sophical Review, vol. 68, pp. 49~·506. lag.
Fishbein, Martin y Raven, Bertram H. (1962), ••The AB scales: an Husserl, Edmund (1950), Ideen einer reinen .Phiinomenologie und
%U
operational definition of belief and attitude", en Human Relations, phiinomenologischen Philosophie, t.- 1, Husserliana, vol. 111, La Haya,
. vol. 15, pp. 35-44. · M. Nijhof~. (Ideas relativas a .una feuomenología pura y una Jilos_ofia
Fishbein, Martin (1966), "Tite relationships between belief, attitude fenomenológica, México, Fondo de Cultura Económica, 1-949.)' y •

.
,


REFERENCIAS ·BIBLIOGRÁFICAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
.
Husserl, ·Edmund (1952), Ideen zu reinen Phiinomenologie ·und e~ner McGuire; William, J. (1966)~ ·" The current status of cognitive ~onsis­
phiinomenologischen Philosophie, t. 11, Husserliana; · vol. IV; La tency theories", en S. Feldinan ·(comp.),:·'Cognitive consistencyl ~ue·
. , H a·y.a., ' M. N l]
,·.. ..h.0 ff. ,.. ' ·\., .- .
ro.
a '•
. . .. . -. -·. ' ·.,:·...{..:.": t·¡,,
t
;t ' ,• ¡( .
~
\• · \ f ';'.
· , , . •• ' , , ~... • ~
~
·',.,..:('{.• '1, ' ( ' ·'

't·.t,.~-.~
·.! r • . • 1 \
d
~
...... • ,
'!: '··'~·vauYork-Londrel, Academic Press, ·pp.-l. 2-46~. ::i : · 1·~ · • .. • · . , -~~:: ·,

~usserl, :E~mund .· (1954), · D;, ,. Kriiii ' deT europaisch~n.\':·wiss~nsth'tlft·en­ .McGui~:e~ :_~lVilliam J. ·· (1,968). :~'Tite _ natute~ af~attiJJtdes ·anfl.·:~'t,itude .~-~-" .
~ ·j. una .: dte~:.-.· tttinszendentale.~.: Phlinome'nologie)··Hmserlian·a;esvi)i.. ' \.'I~~.·~. La ·~·. chcn1gé~'·i ~~if 6 "... _,Bih;dzeyt·j~· Er~~~ronson, t·(¿oD;tps~):i Y. T-h't ·:..ha~dbo~~ ·óf ·so-
.:
.1!:-f
i - .,M ·; N1]
Ha·yal.
,
~.
•• ho ff ,......
7
'i.
'

.~t"i,·'
~..
1 '
i • . .. .. . ,.. ,
,~ '
.. • ,\ •. .• .
j'

·,.,,•• ·o, "t·~~ -~
"'
. ··' '".
\~_~"-~··.¡-t.:.f r 'l.¡~~.ii-).;~¡~-t-.. .(·\l~-"·~. ·.·~
:'f· · · .·· · ·
• · · "' ··A-·'-· ···
· · · -
.,
,:
·.;

•. ( ,,.....
~

:~~(,i·J!_~f~·i.\'.;....:~~-i~ ~.
; ..
¡'·.~t~~;~:·y•)
r ·• ,·· ··· ···=- ·.

!;',·
--~-~·
·:.,)~~*~\,-t{:l··!.f ;:.&~\
·~ ···1.·"~
cial· :phychology~ ·.Readb1g.-'r¡,!Má551t :t:Addison~:W~sl~X~'~:i2a.·~,: ed_+~\·.voJ.~ .- ~1,
.Husserl, ~dmund . (1965)~ Philosophi~ als stren&e:, WisSenschaft~. .?ffattc-
• •• 1

\'-~::~p
l
\- ...~1

¡.
p
'- t:J~~~ 1:';;Ju--:J
• ··"'
t- ~··
Cil:. t.01~A {,~~-.~~~
~.
• ' \! ·
;;t:f\:.,
' ·, ...·r,
·

""
•1
,}·tr.t:1(_;:~
,.,. ·•
· ·

,....
.,, ·
J;.n,~.-~f\i""~.\
,·: ·'' ~ • "
'\
\'_':1•
.
:.:~·:-1".~-:tH·.:~·..
~ •
.

.
'ff1

.~ • ·· \.
~
! t · ~ -~ ~· ~-
-;-1·~:!.··~- ~--~

; •.
-~!·,·. '·
~
'•
~
.-~· ..: .
··
·
t
...
¿

1 '

<·.\.d~fort~ 1t V;'$.;~IQI~steima)i!··'~-~ (Lá !Jiliisofla ·:. tomo¡:~tci~ncil& ,~··~st1icfd~ :B'tle·nos Mosterbi, ·Jesús V(f978)'/:R:ácionali~t~d·~'1''~ciión1~_~um~ril.l, Madrid,· ~ian·
' ~-.~·-:ru•' •e·S ·E(l ·1 ·~1 N
i'
• '
.¡ _,

& '
\ -. ova
\. · ._. ·:.'··196'2) · ·.. -··. )!,\•'" ...:;·,~_. ..••.,!.:>~
lA
,
. ~ , . \
· •. \-;. ·~

\r' . ¡'::¡:.:.>;~
f
•i'\~··'!·•··:.!·1·•-""~··
¡'}r
·!
r•
· ,
·-: ....
·;o

.:--·;,.} --7\.,.--\\,='·'t
·,-.u..-,~"
• • l. .•
... }

·.r•'··
~"1.,•
• • ..-1.

.
~. .-

· ' ¡,.,t\;:·
\"'.
..

J •'('';·,\
•"¡\;•\,_,..
'·· • . . :

· " ·l ·,';':--"•'

za·"-· navena au...·.- .... .· ..


.:•;: .. ) •
u ··~ · ·~~t~;1. ·d -~'~ \.·-·'"':('~
• '

~ ~.·

·sh

\.t..
~
·.·~·.·· • . • ~.

~-!"'·\ ·~:·"}· ~-f~~).... l


,(,.
~lt't·•lt.c'.•_":,'¡': ...... ~c!.
... .-- ~
1
· / '•• :'ft.oJ
'·'·.~f'"'~'~'
. ·.'t.
• .::-.

.: '
-- --~~ '~
•r-;.......
·'
,..::·.~!J'(,~'\f"'.\.•\
,e• ."-.,·!'~ .. ......

;~·-:.~_-
~. .•
~
'(,.,
..
·,,4'
\1 \.-·.:
.....
• · ""~ ·:o-·. . . . . .
..
•·.

,.

James, William (1945), Principios de psicologfa, ·Buenos Aires,·; Ed. Osgood~ c. E., Suei, G. J. y Tannenb~u~~ p~-~. ~~ ·. (1957), The>me·asu-
Glemi ~ · · · ·; · · , · \ . · ·' :, . ·.. \ .. ... ·, . ¡,rement of mea:ning; ¡ U~ban·~/· Univ~mtr; __.of_n¡~¡~~is ·.·Ptess. · · · :; ·
Kant, In;¡.manuel (1925), Kritik · deT Teinen · J'ernunft~¡,·,:·~B•. ;Erdmann Pa ppas, c.··S. y Swain, M. (comps.) . ·{1979)~:- Ek,~4~s ~'! ,-:.knowledge ·a.n d
(comp.); Berlín &: ·Leipzig, W. ·de Grutyter Be Co: (Crítica· de la ·,a: . justlficatioñ, Ithaca-If.ondres,· €otn~l_l University· ~-P~ess.{:. ··
zón pura, varias traducciones.) . ·. '' •. ~.· '• . ' : .. '' Pascal, Blaise . (1944), Pens~es/ ·Montreal/ ~ ~~~~d~~·>~~ltions · Va~et~s.
Krech, ·D., Crutchfield, R. S. y ."Ballachey, E.·, [;, · ~1962), · Individual ·(Pe~samientos, varias trad~~ciones.) . ;i ·...: ·:·:<,. 1;~. _.'<:->~<· :· ·. . .·. .
in society, Nueva York;·_Mac-Graw~Hill. -.. - ··. ;~ ·.: · · . ~. ... Peters: : Richard (1950)~ ·..,,€au~e; . cure·,· a!id·.:·tJ!lo!ive", en .·M. M.acDó-
Kuhn, Thomás S. (1962); -~rrhe structure of scientific revolutions,-U ni~ , llald'
..
(comp~). Philosoph'j"an't l.t.inaljsu; :~ Oifórd{-~Blaclc:w:~Il~~ .
pp: ·__148-
versity ·of Chicago Press•. (La ' estructura · de ·. ·las f'eooluciones cie-ntí-
.-
'156. ~ . ~ . ' . ., ...
ficas,. México, Fondo de. Cultura rEconómic.a,., ,l97J':.) ·~ ~ · 1 ., .. Peten, Richard · (1952), ·.••Motives·· and · ¿a,ises·~¡ ·. ~n.; ·suplement. - o~ · the
Lakatos, I:inre (1970), -••Falsification and the-. methQdológy .of scie~_tj.fic. Proceedings of the A.ristoielian Society, ·vol. 26, pp. 139-1'62. : · ··' · ,
1 •
.

~ research programmes", en· J.. Lakat~s y A. · Musgrave . (comps.), Crit.;·i· Peters, ' Richard . (1958),· 'fhe ~ to~cept ' of , ~otiv~tlon; .Nueva ·York,
icism and the growth of knowledge, Cambridge University Press> ¡Routledge and Kegaii Paul. · ·
• ., 1 • ... ~ - l . -. ..

(El :criticismo y el desarrollo . del ·conocimiento; Madrid, Grijalbó, Plató~. Men6n (Men6n, varias traducciones) ..
1975.) .'
Platón, · Teetetes · (Teetetes, v·arias · traducciones)... ·
Lehrer, Keith' y· Paxson Jr., D. T. (1969), "Knowledge: :undefeated,
Pola.nyi, Michael (1962), Petsonal knowledge~ Uiliversity of Chicago
justified,. ·true belief'', The ]ournal of Philosophy, .- :núm. 66, pp.
225-237. Reeditado en G. S. Pappas y M. Swáin (comps.) (1979). Press. : . '
Pri.ce, H. H. (1984-1!}35), ''Some conside~tions about belief", . en·
Lehrer,· Keith · (1974), Knowledg~, ·Oxford,-· Clarendpn ·Press. ' . . 1
•.

Locke, john (1979), An essay concerning human .understandirJg; P. ·H. Proceedangs of the A.riSt'otelaan ~ot:iety, ·· vol. 85, pp. 229-252. Reedi-
Nidditch ·(éomp.), Oxford, · Claren.d on Press.',. (~n~4yo .;. sobre el .en- tado en A.. P. Griffith~ (~omp.) (1967). " .. .- . :. ·. , ·. ·
tendimiento humano, México, Fondo de Cultura EConómica, ,: 1956.) Price, · H~ H. '(1966), ·" Belief ~~a·: wl~l'~~ ~n .siu•rt Hamps~ire (co~p.),
Maclntyr~, A. C;.. (1962), "A ·mistake . about causa-l ity in so(:ial science", .. Philosophy of m(nd, ,,.·N)~ev~ ··vo~k~· H.a~p~r : ~~d . Rpw.
Price, H. H. (1969), Belaef~ - Nueva York, . J\Ile~ and Unwtn.
1 • ' • • ... ' '· .. • · -

en P. Laslett y W. G. Runciman (comps.), Philosophy, politics ·and


sociology, ·vol. 11, pp. 48-70,' Oxford, Blackwell. . : Prichard, H. A. (1~67),.· "Kn()wing and . belie:ving", en. A. P. Griffiths
'
Mannheim, ,. Karl (1941), Ideologfa y utopía, México; Fondo de Cul.. (comp.) (1967). { .
tura Económica. Ramsey, Frank P. (1931), "Truth and probability", en The foundations
Marx, Kar1 (1962a), Thesen über Feuerbach, en Marx-Engels lVerke, of mathematics, Londres, Routledge and Kegan Paul, pp. 156-198.
' .. t. 3, Berlín, Dietz Verlag. (Tesis sobre Feuerbach, varias traduc- Rokeach, Milton (1968), ..Attitudes", en D. L. ·Sills (comp.), Inter-
ciones.) natiof!al encyclopedia of the social sciences~ Londres, Macmillan. and
Marx, Karl y Engels, Friedrich (1962b), Die deutsche Ideologie, en the Free Press, pp. 446-457.
Marx-Engels Werke, t. 3, Berlin, Dietz Verlag. (La ideología ale- Russell, Bertrand (1912), The problems of philosophy, Oxford Uni-
mana, varias traducciones.) versity Press. (Los problemas de la filosofía, Barcelona, Labor.)
McGuire, William J. (1960), "Cognitive consistency and attitude Russell, Bertrand (1916), Principies of social reconstruction, Londres,
change", en ]ournal of Abnormal and Social Psychology,. núm. 60, .Allen and Unwin.
_,
' pp. 345-353. -... -· .,- ·• -· · ~ - · ~ ·· · ·· . .;. -· . - Russell, Bertrand (1918), ..Knov~ledge by acquaintance: and knowl-: _-;;... ·

. '


304 REFERENCIA~ . l\IBLIOGRÁFICAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 305

. edge ~y description", en Mysticism and logic, Londres, Allen and Thurstone, L. L. (1932), "The measurement of social attitudes", en
: . Unwin.-. (Misticismo.~ y lógica, Buenos. Aires, Paidós, .1951.) ~ ·: ]ournal of Abnormal and Social Psychology, núm. 26, pp. 249-
Russell,. Bertrand (192l), The. .analysis of . minll, Londres¡ Allen Jand 269.
. ',U nwtn.. .. ·:;. ~~ . .. .( ~ - . ~ ., r-J.~;r 1:Jo,<.:¡:.:~\ ~- ~:·1<' ,· .~·· -
.,jr {;'.
<

~ ~ f!· .• ,.,. !~ .t'J • 'fomás de Aquino, Sumf!}a Theologica. (Suma teológica:_. Madrid,
,;R.yle, Gilbe~t h(l94.fi-1~~·7),· 'tK._nQW,iJlg.-v.l.iPW~ ·an~·1.~po;W:iog: · tll;tt'' ,\··~n r\Rro ..
j
Biblioteca de Autores Cristianos, 1947-1956.)
~ ·. ceedings. of .JJ¡el·~ A-rü.·totelia~. _$ociety;· vol~-·! ~~- -~ ;~t 1 Y.4(¡')¡~y~·v-·. t.t··,.' :~·l..~.· Tuomela, Raimo (1977), Human action and its explanation, .Dortradlt-
Ryle, Gilbert (1949), 'fhe concept of mind, Londres,· l-Iq~phinspQt.~. ,(41 Boston, D. Reidel Pub. Co .
.;:.~--~onceptQ ~e . l.~< ~~~Jal,~· Buenos . Aires, ,·\ P,!~Jqó$,~,: J;967 .). :.~·r.:'~~ · '· n. t/-'"~;.,t~'··. Villoro, Luis (1969), . ·•ne·· Iá ·a1stinción ·entre ··e star cierto' y 'saber'",
Sánchez Vázquez, Adolfo (1967), Filosofía . de la p·ra~is,_;_, Méxlco., Gri- en Crítica, voL 111, núm. 9, pp. 33-58. · ·
... j albo. . .. '\ ' .. ¡: ~ e .. ~.
' .~ : ~.. J '.. -:.:: • ,. : • \ ' • !
Vi lloro, Luis, ( 1970), "Conocer y saber", en Crítica} vol. IV, núm. 1O,
Sánchez Vázquez, Adolfo . (1978), CienLia . y revoluc~ón (El marxismo pp. 75-9;. ' ( ·
de Althusser), .Ma<:Irid, Alianza. . .. : .. Wittgenstein, Ludwig (1953), Philosophische Untersuchungen, Oxford,

Schaff, Adam . (l~64), La teoría d~ la, verdad en el mate~iaUsmo y en Basil Blackwell. ,. •

el Wittgenstein, Ludwig (1961), Tractatus Logico-Philosophicus, Londres,


. idealismo. 1 Buenos Aires, Lautaro. . . ~ ~

Schaff, Adam (1974), Historia y verd~d~ México, Grijalbo. . .. _, . , Routledge and Kegan Paul. (Tractatus Logico-Philosophicus, Ma-
Sche~fler, . Israel (1965), . Conditions of . kna,wledgf!, 91enview,. Illinois, drid, Revista de Occidente, 1957 .)
·.. Scott, Foresm.~-~ and. Co. (Las. conf!ic.iones del conocimi~~nto, México, Wittgenstein, Ludwig (1969), U eber Gewissheit, Oxford, Basil Black-
UNAM, 1973.) , ~ .. >
we11. (Sobre la certidumb·re, Caracas, Venezuela, Tiempo Nuevo,
Scheffler, Israel . (1~67), Science and . subjetivit~, I~dianápolis, Bobbs-. 1972.)
Merrill. , ..... Woozley, A. D. (1967), "Knowing and not knowing", en A. P. Grif-
~inger, Jerome E . . (1966), "Motivation .for consi~tency,., en .~··\F~l~~ar~.\ fiths (comp.) (1967).
(comp.), Cognitive consistency, Nueva York, A~ademic . Pres~, pp. ;'
47-73. . .
Skyrrns, Bryan (1967), ''The . expli~atiop. ·of. 'X knows that p' '', e~
]ournal of Philosophy, vol. 64, num. 12, · pp. 373-389. . ·
Sosa, Ernest (1964), ''The· analysis of 'knowledge that p';'', en A.na-
lysis, vol. 25~ num. 1, pp. 1-8.
So~, Ernest (1969), "Propositional · .knowledge"~ en Philosophical
Studies, vol. 20, ·núm. 3, . pp. 33-43. , . .. ·
Sosa, . Ernest (1970), "Two conceptións' of knowledge':, en ]ournal of
Philosophy, vol. 67, núm. 3, pp. ·59-66. : · · . ·
Strauss, A. (1945), "The ~on·cept of attitude in sócial psychology", e~ -.
The ]ournal of ·Psychology}· nú.m > l9, pp. 329-~39. · '
Swain, ·Marshall (1972a), "An· alternative analysis of kn~owing"; en
Synthese, vol. 23, núm. 4, pp. 423-442. · ·
Swain, . Marshall (1972b), ..Knowledge; ·causality and justification'',
·en ]ournal of Philosophy, vol. 69, núm. 11, pp. 291-300. .
Swain, Marsha11 .(1978), "Epistemic defeasibility", en G. S. Pa ppas y
M .. Swain (comps.) (1979).
Tarski, Alfred (1944), "The semantic conception of truth", en Phi- 1
1 •
losophy and Phenomenological Research, vol. IV. Reeditado en
Feigl y Sellars (comps.), Readings in philosophical analys.is, Nueva
York, . Appleton Century Crafts, 1949, pp. 52-84.
Thomas, W. l. y Znaniacki, F. (1918), The Polish - peasant in Europe
- . y and A.merica} Boston, Badger. -.. .

••


lNDICE l>E NOl\lllRES Y CONCEP1"'0S

Acción intencional: 104, 251-252, Chisholm, Roderick: 17n, 157,


256 .187, 191, 270; 271, 273-275
Actitud: 4J-57J 68 (;iencia: 21, 151, 168, 171-174,
Agustin de Hipona: 76n, 109 222-226, 228-23~, 236, 265-266.
Ajzen, Icek: 121n 283 .
Allport, Gordon W.: 44-45, 47, - aplicada y técnica: 237-211
~09 - y filosofía: 11-14
Alston, William P.: 103n Cientificismo: 21, 293-296
.
~, Alternativas racionales: 161-166 Clark, 1\fichael: 157n
Althusser, Louis: 257-258 (;ogito: 142-144
Análisis conceptual: 20·24 Comunidades epistémicas: 115-
Anscombe, G. E. M.: 69 154
Aprehensión inmediata: 63-65, Comunidades sapienciales: 2·14-
' 83, 128-129, 198, 200, 216, 218 249
. ~
••• Aristóteles: 104, 262-264, 267 Condillac, f:Licnne: 12
Asentimient9: 25-26, 29, 96, 115- (~onfiabilidad: 286-290
117, 275-278 (~onocimiento: 217-221

Aseveración: véase 1uicio - estético: 242-244


Austin, 1. L.: 133n, 177, 179, - místico: 248
205, 208-209 - moral y religioso: 244-249
Autonomía de la razón: 284-286 - personal: 197-2-19
Ayer, Alfrcd J.: 17n, 270-271, - "por familiarización ": 198,
275. 199-200
- y práctica: véase Práctica
Bain, Alex a ndcr: 31 n, 42 Preguntas sobre el-: 11-12
Ballachey, E. L.: 45 Consenso: 150-154
Bogardus, E. S.: 41 Consistencia cognitiva: 112, 266
Brahe, 'rycho: 145-116, 152, 162 Convicciones: 116-120, 227, 276-
Braithwaitc, R. B.: 31, 72-73 277
Brcntano, Franz: 25 Credibilidad cspontéínea: 80, 85,
Bruno, Giordano: 119 106
Ruda, Shakyamuni: 227-22.8 Creencia: 58-7}
- con1o causa: 38
Campbell, Donald T.: 48n - como disposici<'>n: 31-42
Castañeda, Héctor-N eri: 160, 180 - como ocurrencia mental: 25-
Certeza: 15, 93, 115-117, 130-131, 31
142-144, 272, 277 - real y profesada: 35, 61, 72
Chein, Isidor: 46 - y actitud: véase Actitud

[307]
••


ÍNDICE J)F. NOMBRF.S Y CONCF.PTOS
•.
( .
;.

.. ' -
~
1

...
••

...,
., •
\

- testimonial: 212-216, 289 '"l'hurstone, L. L.: 44, 49


Sabiduría: 226-234~ 239-249, 283 Tolerancia: 269, 285-286, 291- 293
Sahagún, Bernardino de: 261-262 l .. om«ís de Aquino: 76n
Séínchez Vázqucz, Adolfo: 252, Transmisión del conocimiento:
254n, 256, 257n, 258 - 2 10-211, 236
Schaff, Adan1: l3n, 252, 254n, l""uomela, Raimo: 69

256, 257n
Schefflcr, Israel: 223n Veracidad: 286-287
Sk yrms, 1lrya n: 157 n Verdad: ()0, 176-196
Sociología del conocimiento: 266 (~ritcrio de-: 179-180, 253-257
Sociologisn1o: 13 l)cfinicilnl sem,ándca de:- 176-
Sócrates: 18, 19, 22, 75 177
Sosa, Erncst: 157
Strauss, A.: 43 \\'cstic, F. R.: 55
Swain, l\farshaJI: 90, 157, 158n \Vittgcnstein, l .. udwig: 22, SOn,
133, 177
,. I ·arski, Alfrcd: 176 \Vooslcy, A. D.: 133n
,. rcrtuliano: ) 09
'rhotnas, W. l.: '13 Znaniacki, I•.: 43

- ~.
' f

• ianpreso en isnpresora gráfica hen1ández


capuchinas níun . 378
col. evolución, cp. 57700
edo. de tnéxico
l
1
febrero de 2008

••

You might also like