You are on page 1of 9

Cultura popular en Latinoamérica

Producción y Análisis musical I - III


Prof. Romé Santiago

Para analizar y reflexionar acerca de la música popular es indis-


pensable preguntarse por los alcances y definiciones respecto de la
categoría “popular” y de “cultura popular”. Si bien hay cierto grado
de acuerdo sobre trabajos teóricos, corrientes de pensamiento y auto-
res considerados clásicos1, no puede afirmarse que existan consensos
estructurales en torno a categorías teóricas desde donde abordarlo,
sobre todo desde una perspectiva latinoamericana, y teniendo en
cuenta que es una problemática en constante movimiento. A pesar de
esta diversidad de enfoques podemos afirmar, en términos generales,
que existe un aspecto en común que atraviesa gran parte dichos estu-
dios: la existencia, en el marco de una misma sociedad, de dos desa-
rrollos culturales distintos vinculados a la posición social que ocupan
los sectores que comparten y producen dicha cultura. Si resumimos
esta idea esquemáticamente existirían dos tipos culturales ubicados
en dos extremos de una escala jerárquica: uno, generalmente naturali-
zado como “alta cultura”, “cultura occidental”, “cultura dominante o
hegemónica”, o “cultura universal” que refiere al concepto de cultura
y, consecuentemente, las prácticas culturales que promueven los sec-
tores más poderosos. Las expresiones culturales que podrían carac-
terizarse como pertenecientes a este último grupo son aquellas que
poseen una gran sistematización, difusión, y legitimación en ámbitos
institucionales de distinto tipo (educativos, políticos, sociales, cultura-
1
Bajtin, Burke, Gramsci, Bo-
llème, Ginzburg, los estu-
les, etc.) y por lo tanto una gran visibilidad pública. En contraste con
dios culturales ingleses, la esto y en el otro extremo de la escala de valores simbólica, aparece
Escuela de Frankfort son al- lo que suele caracterizarse como cultura popular, cultura de las cla-
gunos autores y corrientes ses trabajadoras o subalternas, no oficial, etc. Este tipo de producción
considerados por gran par- cultural, asociada a los sectores sociales que no poseen espacios de
te de los nuevos abordajes
como clásicos respecto
poder y no participan en forma privilegiada en diversos ámbitos de
de esta temática. Es perti- toma de decisiones, posee cualidades opuestas al grupo anteriormen-
nente observar que todas te descripto: es asistemática, no suele tener espacios institucionales o
estas referencias pensaron formales de desarrollo, difusión, ni registro y por lo tanto no goza de
a la categoría “popular” legitimidad. Esta idea aparece recurrentemente en gran parte de los
fundamentalmente desde
Europa. Otros enfoques
trabajos referidos al tema con muy interesantes desarrollos y en algu-
importantes que sitúan el nos casos debatida o relativizada. Pero más allá de esta concepción
problema en el marco de presente en algunos textos considerados clásicos y en función de la
Latinoamérica y Argenti- naturaleza misma del objeto de estudio al que nos referimos resulta Página 1
na son los de Colombres, imprescindible contextualizar esta problemática en tiempo y lugar. La
García Canclini, Argume-
do, Martín-Barbero, entre
realidad cultural contemporánea desborda ampliamente estas cate-
otros) gorías de análisis tradicionales, y nos desafía a pensar lo popular como
Producción y Análisis musical I-III

un lugar de confluencia conflictiva de múltiples tradiciones y disputas, 2


Véase la “Introducción” de “Cul-
sin negar por supuesto, las relaciones de poder y la lucha de clases. tura popular y cultura de masas” A.
M. Zubieta comp., Paidós, Buenos
Si , haciendo un gran esfuerzo de síntesis, contextualizamos histó- Aires, 2000. En este caso la contex-
ricamente esta problemática en el marco de Latinoamérica, podemos tualización histórica es planteada
establecer tres grandes momentos2 : la etapa colonial3, la etapa de desde una perspectiva europeau
independencia y constitución de los estados nacionales latinoameri- occidental: la etapa precapitalista,
canos, y la etapa abierta a principios del S. XX de gran desarrollo de una segunda etapa de consolida-
ción del capitalismo y del proceso
la denominada “cultura de masas” e industria cultural. Si bien estos de unificación y consolidación de
cortes históricos contienen en su interior muy diversos y heterogé- los estados nacionales, y una tercer
neos procesos sociales, políticos y económicos no dejan de resultar etapa signada por el capitalismo
ordenadores a la hora de reflexionar acerca de la variabilidad histórica financiero, la cultura de masas y la
de la categoría “popular” y, a su vez, de pensar frecuentes usos con- industria cultural.
temporáneos del término.
3
Consideramos como primer eta-
pa al proceso comenzado con la
Cultura popular en la colonia invasión del Imperio Español no en
función de otorgarle un carácter
La primera etapa dentro de la cual contextualizamos esta proble- inaugural ni por menospreciar al in-
menso e importantísimo desarrollo
mática se desarrolla en el marco de la dominación colonial por parte
cultural preexistente, sino como un
de España –a su vez atravesada por el poder de la Iglesia Católica- de corte histórico general –en relación
todo el territorio Latinoamericano iniciada con la invasión del año al comienzo de la modernidad- y
1492. Esta etapa se extiende a lo largo de tres siglos y tiene distintos como un momento en que se pro-
procesos entre los cuales pueden destacarse dos grandes momentos ducen sincretismos y mestizajes
que dan lugar a nuevas configura-
que algunos historiadores denominan como la primera -S.XVI y XVII- y
ciones socioculturales.
la segunda –SXVIII- colonización4. La primera etapa de invasión y sa- 4
T. Halperín Donghi, Historia con-
queo dirigida por los Habsburgo estuvo orientada por la extracción temporánea de América Latina,
minera en base a ciertas estructuras precoloniales sobre las cuales Alianza Editorial, Bs. As., 1992.
montaron un sistema de esclavitud denominado “mita”5 que contri- 5
El término “mita” viene del que-
buyó notablemente al genocidio directo e indirecto de los pueblos chua “mitachanacuy”, y refería al
originarios a través del trabajo inhumano en las minas desde México modo en que los individuos retri-
al Alto Perú. En esta primera etapa el centro económico fue Potosí6 buían mediante su trabajo al sis-
tema impositivo del imperio Inca.
desplazándose, una vez exprimido de riquezas a mediados del S.XVIII, Los españoles toman este término
hacia Guanajuato y Zacatecas –México-. Signados por el fanatismo pero lo utilizan eufemísticamente
religioso y el apego al orden socioeconómico medieval, los Habsbur- para la explotación del aborigen. Si
go –que además gobernaban gran parte de Europa- saqueaban en bien la ley de entonces proclamaba
nombre de la corona española y de Dios aunque el destino último de igualdad de derechos entre el espa-
ñol y el aborigen, en la práctica el
las riquezas eran el conjunto de las potencias europeas quedándose aborigen era tratado como esclavo,
España con sólo una quinta parte del botín. Esta situación respondía obligándolo a tributar y a trabajar en
al hecho de que su estructura económica era improductiva, tenía one- las minas y socavones en terribles
rosos gastos destinados a las guerras religiosas y al mantenimiento condiciones que derivaban en pocos
de una nobleza parasitaria, y favorecía fundamentalmente a comer- años en la muerte y el desarraigo
forzoso de comunidades enteras.
ciantes flamencos y holandeses7. Lo extraído en menos de dos siglos
6
“Vena yugular del Virreinato,
fundamentalmente de Potosí equivalía a tres veces las reservas que
manantial de la plata de América,
poseía Europa. Recordemos que según cálculos aproximados la po- Potosí contaba con 120.000 habi-
Página 2 blación autóctona se redujo escandalosamente de 70 millones a 3 ½ tantes según el censo de 1573. …..
millones en los primeros 150 años de colonización, en un proceso de- la misma población que Londres y
nominado por algunos historiadores como “catástrofe demográfica”. más habitantes que Sevilla, Madrid,
Roma, o París. Hacia 1650, un nuevo
Las causas de este lento genocidio pueden encontrarse fundamental-
censo adjudicaba a Potosí 160.000

habitantes. Era una de las ciudades mente en la salvaje explotación de los aborígenes en las minas –como
más grandes y ricas del mundo...” sostiene el historiador Halperín Donghi “esa insaciable devoradora
E. Galeano, Las venas abiertas
de América Latina, Ed. Catálogos
de hombres que era la mina”8. Este proceso de dominación registró
S.R.L., Bs. As., 2000. diversos modos de resistencia y rebelión a largo de toda la historia
7
Los datos suministrados por E. colonial generalmente ignorados por el relato hegemónico, desde
Galeano ilustran claramente esta heroicas confrontaciones bélicas hasta suicidios masivos. En función
situación: “hacia fines del S.XVII de esta violenta estratificación social y política impuesta por los colo-
España sólo dominaba el 5% del nizadores que tenía al europeo en primer orden y a los aborígenes y
comercio con sus posesiones colo-
negros –la trata de esclavos negros comienza a mediados del S. XVIII-
niales…. pese al espejismo jurídico
del monopolio: cerca de una terce- en los últimos peldaños del escalafón social, la cultura que los diversos
ra parte del total estaba en manos sectores sociales producían y compartían se desarrollaba con relativa
de holandeses y flamencos….”. autonomía. La cultura europea y cristiana con la mayor legitimidad y
Además el autor destaca que Car- en consecuencia con los ámbitos de difusión, desarrollo y formación
los V asume el reino sin hablar una
institucionales; y la cultura de los pueblos originarios esclavizados, los
sola palabra en castellano y sólo
pasa 16 de los 40 años de su reina- negros traídos compulsivamente en el S. XVIII9, y el amplio abanico
do en territorio español. op. cit. de los criollos mestizos, permanentemente silenciada y/o reprimida.
8
T. Halperín Donghi, op. cit. Los ámbitos en donde se compartían, producían y circulaban las dis-
9
Recordemos que una de las prác- tintas expresiones culturales no se mezclaban, siendo tal vez la Iglesia
ticas esclavistas más frecuentes -con su violenta evangelización- el único ámbito de confluencia. A este
era la de mezclar los contingentes cuadro colonial de por sí complejo, dinámico y con millones de mati-
de esclavos negros procurando ces debemos agregarle el nivel de desarrollo y diversidad cultural pre-
juntar las más disímiles proceden-
hispánica. El modo en que se fue dando la conquista española posee
cias –África es mucho más hetero-
génea de lo que comúnmente se una historia previa habitualmente menospreciada o meticulosamente
sostiene- de modo tal de que les ignorada. La existencia en América de civilizaciones complejas con
resultara difícil rebelarse. Por este desarrollos tecnológicos y culturales de un gran nivel de sofisticación
motivo es posible pensar en una que en muchos casos sentaron las bases de importantísimos “descu-
incipiente cultura negra americana
brimientos” frecuentemente imputados sólo a la ciencia moderna10.
forjada por esta violenta amalgama
de distintas tradiciones de origen Como afirma el antropólogo Levi Straus, el colonizador construyó el
africano, en donde el rasgo común mito de que los pueblos que habitaban América antes de la llegada
más sobresaliente fuera su condi- de los europeos eran “civilizaciones estacionarias”, detenidas en una
ción social –la de ser esclavo- y no rústica supervivencia que, podemos agregar, los acercaba más a los
su color o tradición cultural previa.
animales y a la naturaleza que a los hombres. Esta idea -que aún sigue
10
El antropólogo C. Lèvi-Strauss
vigente en parte del imaginario colectivo- funcionó como argumento
sostiene al respecto: “Para apreciar
para justificar la explotación y el genocidio de los pueblos americanos
Cultura popular en Latinoamérica

esta obra inmensa basta medir la


contribución de América a las civili- por parte de la “incomparable civilización europea”. Aún los más lúci-
zaciones del Viejo Mundo. En primer dos y profundos filósofos europeos sostuvieron esta idea legitimando
lugar, la papa, el hule, el tabaco, y la todo tipo de aberraciones11.
coca, (fundamento de la anestesia
Si bien no han quedado muchos registros de la cultura popular de
moderna), que, a títulos sin duda
diversos, constituyen cuatro pilares este período podemos señalar dos rasgos sobresalientes: al anterior-
de la cultura occidental; el maíz y el mente mencionado, referido a cierta autonomía de la cultura popular
cacahuate que habrían de revolu- respecto de la cultura oficial y hegemónica en el marco de una socie-
cionar la economía africana antes dad violentamente estratificada, podemos agregar el hecho de que la
quizá de generalizarse en el régi-
cultura popular que comienza a amalgamarse en nuestro continente, Página 3
men alimentario de Europa; luego el
cacao, la vainilla, el tomate, la piña, en donde se mezclan tradiciones aborígenes con aquellas traídas por
el chile, varias especies de frijoles, rústicos marineros y contrabandistas europeos entre otros, no distin-
de algodones, y de cucurbitáceas. gue al arte como una actividad escindida del resto de la vida cotidia-
Por último, el cero, base de la arit- na. Por lo tanto, en la cultura popular latinoamericana el arte suele

Producción y Análisis musical I-III

estar asociado a alguna función o ritual sociocultural. Esta relación


puede darse de manera más directa –los telares del norte de nuestro
país poseen un refinado trabajo estético y al mismo tiempo cumplen
la función de abrigo-, o más indirecta –algunas expresiones artísticas
populares juegan un papel trascendente en diversos modos de cons-
trucción de identidad nacional, regional, generacional, religiosa, etc.-.
Y en la música popular latinoamericana, caracterizada por su comple-
jidad y diversidad rítmica, este vínculo puede observarse muy clara-
mente: la canción, como género de mayor desarrollo - implica una muy
particular relación con la palabra y todo lo que ello implica- en relación
con diversos rituales sociales y fundamentalmente con la danza.
La segunda etapa de colonización iniciada por las reformas bor-
bónicas del siglo XVIII, en gran medida inconclusas por las guerras de
independencia, estuvo caracterizada por el giro comercial hacia el At-
lántico y la promoción de nuevos puertos que comercializaran directa-
mente con la metrópoli -por eso se crea en 1776 el Virreinato del Río de mética moderna, e indirectamente
La Plata-. Esto sumado a una política de mayor presión impositiva por de las matemáticas modernas, era
parte de España y la extracción y comercialización de nuevas materias conocido y utilizado por los mayas
al menos medio milenio antes de su
primas -hasta ese entonces la inmensa mayoría de lo que se exportaba descubrimiento por los sabios hin-
eran minerales- sumaron nuevos conflictos sociales a los ya existen- dúes de quien Europa lo recibió por
tes desde el comienzo de la colonización -sobre todo entre criollos y mediación de los árabes. Por esta
españoles-. Por otro lado, las colonias americanas empezaron a ser razón tal vez, su calendario era en la
consideradas mercados de consumo para los productos manufactu- misma época, más exacto que el del
viejo mundo. ……Tenía que ver, en
rados en Europa, destruyendo algunas precarias industrias regionales todo caso, con las fórmulas más mo-
-la expulsión de los Jesuitas, que provocó un gran impacto político en dernas, y estaba adelantado varios
algunas regiones, está vinculada a estas cuestiones- siglos a los fenómenos europeos del
mismo tipo.” Antropología estructu-
La cultura popular en la construcción del Estado ral, Ed. Siglo Veitiuno, México, 2008.
11
El filósofo alemán E. Kant soste-
Esta segunda etapa abarca el proceso desarrollado entre nuestra nía hacia 1775 : “El pueblo de los
independencia en 1810-1816 y principios del S.XX. En este período en americanos no es susceptible de
que nuestro país se va configurando lenta y traumáticamente, la cul- ninguna forma de civilización. ……
tura popular empieza a dejar de ser aquella que era producida y com- incapaces de gobernarse, están
condenados a la extinción”. Un
partida exclusivamente por los sectores de la sociedad marginados de
poco después, su colega G.W.F.
los ámbitos de poder. Y a su vez, mediante la alfabetización, sectores Hegel sostenía: “Los aborígenes
cada vez más amplios de la sociedad empiezan a participar de tradi- americanos son una raza débil en
ciones culturales a las que antes no tenían acceso. Hasta esta etapa proceso de desaparición. Sus rudi-
la cultura popular era transmitida oralmente, y por lo tanto, iletrada; mentarias civilizaciones tenían que
desaparecer necesariamente a la
estaba circunscripta a determinada región de pertenencia; no poseía
llegada de la incomparable civiliza-
ámbitos institucionales de difusión ni medios para quedar registrada; ción europea. Y así como su cultura
era menospreciada o directamente ignorada por los sectores sociales era de calidad inferior, así quienes
dominantes. Pero en este proceso, y sobre todo en la etapa de conso- siguieron siendo salvajes lo fueron
lidación y unificación constitucional de nuestro Estado Nación hacia la en grado sumo: son las muestras
más acabadas de la falta de civili-
Página 4 segunda mitad del S.XIX, la cultura popular –preexistente y reinven-
zación.” Citados por A. Argumedo,
tada- comienza a participar en la construcción de la identidad cultural Los silencios y las voces en América
del país en formación. Este proceso, si bien es iniciado y conducido en Latina, Ediciones del Pensamiento
gran medida por las elites gobernantes, pone en marcha un movimien- Nacional, Bs. As. 2006.
to dialéctico entre los dos extremos de la escala social-“desde arriba
hacia abajo y desde abajo hacia arriba”- plagado de contradicciones y
disputas. Para los sectores dominantes, en consonancia con un pro-
ceso que se estaba dando también en Europa, empieza a ser conside-
rado con más atención aquello llamado “pueblo”: “Lo que es nuevo
….. es, en primer lugar, el énfasis puesto en el pueblo y, en segundo
lugar, su creencia en que las maneras, costumbres, prácticas, supers-
ticiones, baladas, proverbios, etc., formaban parte de un todo que, a
su vez, expresaba el espíritu de una determinada nación”12. Haciendo
una muy apretada síntesis podemos afirmar que este proceso que se
venía dando en los países centrales, en nuestro país se da en el marco
del triunfo de los unitarios sobre los federales dando lugar a lo que
los historiadores denominaron como “Estado oligárquico” - economía
agroexportadora dependiente de Inglaterra con una política de gran
concentración de la riqueza iniciada anteriormente por Rivadavia y
consolidada por Mitre, Sarmiento y Roca-. Para este proyecto de país13
era indispensable el control sobre los “gauchos” -trabajadores rurales
independientes- a quienes se los necesitaba de mano de obra de los
terratenientes y para engrosar las filas del Ejército que avanzaba so-
bre las tierras controladas hasta ese entonces por los aborígenes. Para
lograr este propósito se instrumentó una política de persecución a tra-
vés de distintas leyes y decretos entre los que se destaca la “papeleta
de conchabo”, que era un documento con el cual los trabajadores ru-
rales pobres -gauchos- debían demostrar que trabajaban en relación
de dependencia con algún “propietario”, y en caso contrario eran en-
viados al ejército para pelear contra los aborígenes en la frontera. Este
desprecio por parte de quienes gobernaron entre 1862 y 1916 hacia
los sectores más pobres -y su cultura- y hacia el interior del país -cuyos
representantes eran catalogados despectivamente como “caudillos”-
puede observarse en el famoso texto de Sarmiento “Facundo. Civiliza-
ción o barbarie” escrito en la década de 1840. El interior era considera-
do un “desierto” gobernado por la naturaleza y la “barbarie”.
P. Burke, La cultura popular en la
12

Europa moderna, Alianza Editorial,


En este contexto, una de las políticas más importantes llevadas
adelante por los sectores dirigentes tendiente a consolidar la unidad
Cultura popular en Latinoamérica

Madrid, 2005.
13
La consolidación del Estado oli- nacional fue la educación pública. A partir de ella amplios sectores
gárquico recién se produjo a par- sociales -incluidos los numerosos inmigrantes europeos- empeza-
tir de 1862 luego de la batalla de ron a alfabetizarse y, en términos generales, a sentirse convocados
Pavón y después de 50 años de -con mayor o menor grado de tolerancia- por “la patria” a través de
guerras civiles y disputas políticas
una institución que no fuera el ejército o por una actividad que no
dadas fundamentalmente entre
los Federales y los Unitarios. Es- fuera la lucha armada. A su vez, la escuela era el único ámbito que
tos últimos finalmente imponen inculcaba valores y tradiciones –incipientemente nacionales y euro-
este modelo designando a Mitre peas- que excedían e incluso se contraponían con las culturas regio-
como primer presidente de todo nales. Las consecuencias de la alfabetización masiva son múltiples:
el territorio nacional unificado Página 5
la cultura popular deja de ser exclusivamente de transmisión oral,
que en esa época no incluía a la
Patagonia, todavía en manos de en función del acceso a la lectura por parte de sectores que nunca
los pueblos originarios. antes habían podido hacerlo; y a su vez, algunos intelectuales de la
Producción y Análisis musical I-III

elite empiezan a escribir también pensando en seducir, persuadir, e


inclusive representar a un público lector cada vez más amplio. Este
proceso se da intermediado por la incipiente industria cultural: las
imprentas, las editoriales y los diarios. El ingreso masivo a la lectu-
ra se da fundamentalmente a través de la prensa escrita. Si bien la
incidencia de este tipo de lectura es fundamentalmente política, a
través de ella se introduce la novela de folletín que representa el pri-
mer gran éxito editorial. Obras como “Juan Moreira” de E. Gutierrez
–escrita en prosa- o “El gaucho Martín Fierro” de J. Hernández -es-
crita en verso- son las más vendidas y leídas de la época y a grandes
rasgos representan, en términos políticos, la antítesis del “Facundo.
Civilización o barbarie”. Si bien este estilo literario posee anteceden-
tes en otros poetas, escritores, y políticos como B. Hidalgo y H. As-
casubi entre los más famosos, en las mencionadas obras adquiere
una dimensión e influencia inéditas. En ellas los autores introducen
un estilo de escritura que incluye a la cultura oral -palabras escritas
según su pronunciación, como rosao en vez de rosado- y que tiene
como protagonistas a gauchos perseguidos que representan épica-
mente las denuncias, los anhelos, y las luchas que en mayor o menor
medida atravesaron a los sectores populares a lo largo del S.XIX. A
su vez se elaboraron versiones teatrales en buenos Aires y diversos
tipos de representaciones en circos ambulantes y cantinas. Este fe-
nómeno hasta 1880 es sistemáticamente ignorado por los sectores
más encumbrados y luego es directamente atacado. En el “Anuario
Bibliográfico” de 1880 puede leerse el siguiente comentario sobre
4 obras -Juan Moreira, El Jorobado, El tigre de Quequén, y Juan Cue-
llo- publicadas por E. Gutiérrez:: “No caben dos opiniones sobre estos
vulgares folletines: es la literatura más perniciosa y malsana publicada
en el país…”14.
Si bien este tipo de expresiones culturales no tuvo prácticamen-
te ningún impacto directo en los ámbitos de difusión y formación
oficiales e institucionales, y más allá de los ricos y extensos análisis
en torno de estos textos, lo que resulta evidente en esta etapa es
que la cultura popular empieza a estar atravesada por una trama
más compleja en la que se mezclan distintas tradiciones culturales 14
Respecto de este tema véase A.
-a veces contradictorias-, e intermediada por la incipiente industria Prieto, El discurso criollista en la for-
mación de la Argentina moderna, Si-
cultural. glo Veitiuno Editores, Bs. As., 2006.

La cultura de masas En el mundo ocurren cambios


15

trascendentes y estructurales que


A partir de principios del siglo XX y una vez que el proyecto de país se expresan en algunos episodios
de gran impacto político: la 1º gue-
sostenido por la élite desde 1862 empieza a ser socavado por sectores
rra mundial -1914-, la revolución
sociales -trabajadores y profesionales de clase media- históricamente mexicana -1910- y la revolución
Página 6 excluidos de los ámbitos de participación política, comienza a confi- rusa -1917- entre otros. A tal punto
gurarse un cambio cultural que va a profundizarse a lo largo de todo que algunos historiadores afirman
el siglo15. En 1916 se realiza la primera elección presidencial con sufra- que el siglo XX comienza con los
cambios ocurridos en la segunda
gio universal -masculino- secreto y obligatorio, permitiendo llegar a
década del mismo.
la presidencia a H. Yrigoyen en la elección más amplia y transparente
realizada hasta ese entonces. A partir de este momento queda for-
malmente inaugurada una nueva etapa en la que las grandes masas se
transforman en un actor político importante influyendo cada vez más
en el curso de la sociedad. Este proceso se expresa y consolida con la
irrupción del primer peronismo hacia 1945-1946 que sintetiza y repre-
senta a los sectores populares, resignificando y recuperando parte de
su experiencia histórica y dando cuenta de sus múltiples mestizajes.
La acelerada industrialización de nuestra economía y la consecuente
migración del campo a la ciudad de trabajadores rurales pobres atra-
viesan estructuralmente toda esta etapa. El arte y la cultura popular
participan activamente de este proceso convirtiéndose ambos en un
campo de disputa y confluencia de cada vez más diversas -y a veces
contradictorias- tradiciones. El estado, la industria cultural, los secto-
res dominantes, los partidos políticos, los sindicatos, la iglesia, entre
otros, participan activamente en esta amalgama cada vez más com-
pleja que llamamos cultura de masas. Y lo popular se funde definiti-
vamente en los nuevos ámbitos y circuitos por donde transcurre, se
desarrolla, y se comparte la cultura contemporánea. Aquel proceso
contradictorio y ambiguo iniciado por la literatura gauchesca en don-
de “lo popular” se reinventaba a sí mismo atravesado por el proceso
de construcción de la identidad nacional, intermediado por el estado
–la escuela- y la industria cultural, se generaliza y se potencia. Y recor-
demos que todo esto ocurre en el marco de una continua afluencia de
inmigración europea -desde fines del S.XIX hasta mediados del S.XX-
sumada a la migración del interior rural a las ciudades incipientemente
industriales. Aquellos rasgos que caracterizaban a la cultura popular
en etapas anteriores tales como la transmisión oral y directa –sin inter-
mediarios- de las tradiciones, la identidad regional autónoma, la esca-
sa o indirecta influencia de algunas tradiciones dominantes, el carác-
ter iletrado, no institucional y asistemático, dejan de existir “en estado
puro” o en el mejor de los casos se reducen a expresiones marginales
o minoritarias.
Al fenómeno de la prensa escrita y de la literatura popular –que
Cultura popular en Latinoamérica

caracterizaron a la segunda etapa- se sumarán primero la radio -popu-


larizada a partir de la década de 1920-, y después la televisión -1950-,
-tal vez hoy podríamos agregar Internet- como ámbitos privilegiados
de alcance masivo por donde circula, se produce y se legitima una par-
te importante de la nueva cultura popular. En simultáneo el estado si-
gue extendiendo su influencia y su participación en la cultura a través
de las instituciones públicas -educativas y culturales- que en general y
hasta muy entrado el siglo XX siguen teniendo un sesgo eurocéntrico
y positivista. En esta etapa, como afirma P. Burke, la cultura popular Página 7
cambia y pasa de ser hecha directamente por el pueblo, a ser una cul-
tura producida para el pueblo16. Esto no significa necesariamente que
16
En P. Burke, op.cit. los sectores populares dejan de participar activamente en su cultura,
Producción y Análisis musical I-III

sino que lo hacen de manera indirecta y con múltiples mediaciones


-fundamentalmente la industria cultural y las instituciones educativas,
políticas, religiosas, culturales, etc.-. Tampoco puede afirmarse que en
esta etapa la participación del pueblo en su cultura sea plenamente
democrática: las relaciones de poder existen y en función del contex-
to que uno analice pueden ser más o menos asimétricas. Tal vez, si se
me permite arriesgar una hipótesis, el grado de protagonismo popular
respecto de la producción cultural sea inversamente proporcional a la
concentración de los medios de comunicación y al perfil hegemónico
de los espacios institucionales de difusión y legitimación cultural -en
gran medida orientado hacia el modelo de las “bellas artes” europeas
y/o de las vanguardias provenientes de los países centrales-. Recorde-
mos que en nuestra Facultad la carrera de Música Popular recién pudo
ser abierta en el año 2008, con muchísima resistencia de agrupaciones
políticas y corrientes ideológicas antagónicas -conservadoras y “revo-
lucionarias”- pero firmemente unificadas en la oposición a la apertura
de la carrera.
Este debate respecto de la caracterización de la cultura de masas
frecuentemente da lugar a confusiones que trascienden las barreras
ideológicas. El intelectual italiano U. Eco realiza una lúcida descripción
de lo que para él es una problemática mal planteada: por un lado las
17
“Y no carece ciertamente de
posiciones “apocalípticas” que desde una crítica radical terminan ca-
motivos buscar en la base de todo
yendo en una posición aristocrática17, y por otro la valoración inocen- acto de intolerancia hacia la cultura
te sobre la industria cultural y la cultura de masas realizada por los de masas una raíz aristocrática, un
“integrados”, que niegan las relaciones de poder, los intereses y la desprecio que sólo aparentemen-
posición desde la que las distintas clases sociales participan en la cul- te se dirige a la cultura de masas,
pero que en realidad apunta a toda
tura18. El pensador italiano postula que en el marco de una situación
la masa. ….. : porque en el fondo
política en que las grandes masas juegan un papel importante, y de existe siempre la nostalgia por una
que la realidad social esté tan vinculada a los procesos industriales, época en que los valores culturales
es indefectible que la cultura esté atravesada e intermediada por los eran un privilegio de clase y no eran
mismos fenómenos: difusión y alcance masivo, y producción en serie, puestos a disposición de todos in-
discriminadamente.” U. Eco, Apo-
con todos los condicionamientos derivados de estas dos premisas. Así
calípticos e integrados, Fábula Tus-
como casi todas las cosas que nos rodean están procesadas industrial- quets Editores, Barcelona, 2008.
mente -la ropa que vestimos, los alimentos que consumimos, la casa 18
En contraste tenemos la reac-
en que vivimos, etc.-, resulta razonable que el resto de la cultura y el ción optimista del integrado. Dado
arte estén intermediados por el mismo proceso. En función de esto, la que la televisión, los periódicos, la
atención no debería estar sólo puesta en el modo o el medio en que radio, el cine….ponen hoy en día
la cultura se desarrolla y circula, sino en los intereses y valores que los bienes culturales a disposición
de todos…estamos viviendo una
orientan ó dirigen ese proceso. Por este motivo es que la cultura de época de ampliación del campo
masas ha sido desarrollada en el marco de procesos político-sociales cultural, en que se realiza a un ni-
de distinto tipo -capitalistas, comunistas, fascistas, teocráticos, regí- vel extenso la circulación de un
menes mixtos, etc.-. arte y una cultura popular….Que
Suponer que la industria cultural ejerce una dominación cuasi hip- esta cultura surja de lo bajo o sea
Página 8 confeccionada desde arriba para
nótica sobre el conjunto de los sectores populares a los que conduce consumidores indefensos, es un
de las narices sólo hacia productos culturales rentables y desprovistos problema que el integrado no se
de profundidad poética, es un atajo simplificador y soberbio. La rela- plantea.” En U. Eco, op. cit.
ción entre un producto cultural, el medio por el cual se difunde, y el su-
jeto social que lo recibe e interpreta difícilmente sea lineal y se dirija en
una sola dirección –“de arriba hacia abajo”-. Del mismo modo, pensar
que un trabajador humilde y el dueño de un diario o canal de televisión
poseen el mismo grado de participación cultural es un acto de ingenui-
dad plena. Las relaciones de poder imperantes en el contexto social
donde la cultura se desarrolla sin dudas tienen una gran influencia. En
este sentido, resulta interesante pensar, como nos sugiere Gramsci,
que los sectores de poder construyen y sostienen su hegemonía me-
diante complejos mecanismos de persuasión que procuran naturalizar
sus intereses como intereses del conjunto de la sociedad. Y la cultura
de masas es el ámbito en donde esa hegemonía es permanentemen-
te puesta en juego, reafirmada o resistida mediante mecanismos que
no suelen ser explícitos. Habitualmente, y en el marco del capitalismo
contemporáneo, los intereses dominantes suelen por todos los me-
dios invisibilizarse, intentando naturalizar su posición como neutra -es
frecuente escuchar eufemismos tales como “la gente dice…” ó “la
verdadera realidad…”-. O simplemente negando con indiferencia la
existencia de fenómenos culturales que escapen a su lógica e inclusive
promoviendo discursos y prácticas que en apariencia son contestata-
rios pero que generalmente se autodefinen como apolíticos –como si
esto fuera posible-, y suelen tener rasgos profundamente narcisistas.
Tal vez uno de los grandes desafíos para quienes participa-
mos en ámbitos vinculados al arte y la cultura sea promover y mul-
tiplicar expresiones populares cada vez más comprometidas con los
procesos colectivos -históricos y sociales- que las atraviesan y definen.

Cultura popular en Latinoamérica

Página 9

You might also like